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EL ESCENARIO: PUNA Y CORDILLERA FRONTAL
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CAPITULO 1 LAS UNIDADES MORFOESTRUCTURALES, EL CLIMA, LA VEGETACION Y LAS POBLACIONES HUMANAS EN LA PUNA Y CORDILLERA FRONTAL Jorge Luis Cajal 1
Unidades morfoestructurales de la región En la región andina de Argentina se encuentran dos unidades morfoestructurales bien definidas geológicamente: la Puna y la Cordillera Frontal (Fig. 1). Según Bonaparte (1978) la Puna argentina representa el extremo sudoriental de la faja andina denominada altiplano, con alturas que superan los 3.000 msnm. La Puna está surcada por cadenas montañosas y volcanes que se elevan hasta más de 6.000 msnm, con cuencas endorreicas que han originado grandes lagunas como la de Pozuelos, en la Provincia de Jujuy y numerosos salares como las Salinas Grandes y Olaroz en la Provincia de Jujuy, de Arizaro, Pocitos y Antofalla en las Provincias de Salta y Catamarca.
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FUCEMA. Pringles 10 (1183) Buenos Aires, Argentina.
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Al oeste, la Puna argentina está separada de la chilena por las altas cumbres que definen el límite internacional con Chile, al este por la Cordillera Oriental y las Sierras Pampeanas, al norte se continúa con la Puna boliviana y al sur su límite varía según los autores. Para González Bonorino terminaría en las Sierras de Fiambalá, Catamarca (27° 15’ S); para Turner en el borde austral de la Cordillera de Buenaventura, Catamarca (26° 45’ S), mientras que para González y Aceñolaza llegaría hasta el noroeste de la Provincia de La Rioja (28° 30’ S) (Bonaparte, 1978). La Cordillera Frontal se encuentra al este de la Cordillera Principal, en forma de una franja de dirección norte-sur de unos 50-70 km de ancho, desde el límite sur de la Puna hasta el río Diamante (34° 40’ S) en el centro oeste de la Provincia de Mendoza. En su extremo norte la Cordillera Frontal y la Precordillera se confunden en una unidad morfoestructural, hacia el Sur adquieren su individualidad pero preservando diversos rasgos comunes en su constitución geológica. En la Provincia de San Juan se las nota claramente separadas. Desde Cacheuta en la Provincia de Mendoza (33° S) hacia el Sur falta la Precordillera, con lo cual la Cordillera Frontal se presenta como el cordón andino más oriental. Para una descripción detallada de la geomorfología y estratigrafía de ambas unidades ver Bonaparte (1978). Los cambios durante el Pleistoceno han llevado a postular como hipótesis que los ciclos interglaciales ocurridos dieron lugar al escenario típico para la especiación, tanto de la flora como de la fauna (Vuilleumier, 1971; Vuilleumier y Simberloff, 1980). Esto habría posibilitado el posterior contacto de las especies y el alto grado de simpatría que se observa en algunos taxones (ver Capítulos 6 y 15).
Clima El clima de la puna es seco y frío, con grandes contrastes de temperatura entre el día y la noche. Las precipitaciones invernales son en forma de nevada y granizada y las estivales son básicamente pluviales. Las precipitaciones pluviales disminuyen en general de Norte a Sur y de Este a Oeste (Cabrera, 1968) (Fig. 2). Según Frenguelli (1928), el examen climatológico de la Puna de Atacama lleva a suponer que los
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actuales salares han sido cuencas lacustres similares a las que todavía existen en la parte húmeda del Altiplano. Este autor alertaba sobre una progresiva desertización desde el sudoeste hacia el nordeste como consecuencia de una tendencia a menores precipitaciones pluviales. Igarzábal (1991) refiriéndose a la laguna de Pozuelos (Jujuy), señala que hasta la década de los años 50, la laguna registró ligeras expansiones que no se repitieron hasta el presente (1991), desde entonces ocurrieron diversas contracciones, con desecamientos parciales, o casi totales, que repercutieron en la flora y la fauna. El mismo autor señala similares características que acompañaron a la evolución de la laguna de Guayatayoc (50 km al sur de Pozuelos), a la que converge la más extensa red hidrográfica de la Puna, pero que en la actualidad está afectada por un avanzado proceso de desecamiento. En relación con las precipitaciones, Cabrera (1968) define tres zonas bien marcadas: la Puna húmeda, situada en la parte septentrional y oriental con abundantes ríos y lagunas (400 mm); la Puna seca, situada al sur y al oeste de la anterior, con ríos y lagunas pero también con salares (100-400 mm); y la Puna desértica o de Atacama situada en la parte occidental y austral, donde no hay ríos ni lagunas, solamente vegas y grandes salares (< 100 mm). En la Cordillera Frontal, las precipitaciones no tienen un comportamiento homogéneo, las mismas presentan dos regímenes: uno hacia el oeste donde se encuentran las grandes alturas de neta influencia pacífica, con precipitaciones invernales (abril-agosto, con máximas precipitaciones en mayo-junio del orden de 75 mm) en forma de nevada y granizada y sequía estival (precipitaciones inferiores a 10 mm/mes) debido al desplazamiento de la circulación general hacia el sur, que determina la prevalencia del cinturón tropical de alta presión con sequía en el oeste (alta cordillera) y otro en el este con precipitaciones (alturas más bajas) del orden de 10 a 25 mm/mes (noviembre-marzo). El total de precipitaciones es de 400-500 mm/año en el oeste y de 100-200 mm/año en el este. La presencia de cuerpos de agua permanente se debe a las precipitaciones invernales en la alta cordillera y a su posterior deshielo (Cajal et al., 1981). A diferencia de la Puna, las nevadas en la Cordillera Frontal son importantes con características excepcionales por su intensidad en determinados años. En la Puna, tomando los datos de la Cuenca de Pozuelos (Tecchi, 1992), la temperatura media anual en el fondo de la cuenca es de 9° C. En sitios a mayor altitud (> 4500 msnm), disminuye a registros entre 0° y 4° C. La amplitud térmica diaria, que es una de las principales características del clima, puede alcanzar los 30° C.
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En la Cordillera Frontal, la media anual oscila entre los 5° C en la parte baja del este y -5° C en los altos del oeste. El mes más frío es julio con medias inferiores a los -15° C al oeste y 0° C al este, mientras que el mes más cálido es enero, que presenta una media entre los 10° C y 15° C al este y 0° C al oeste. Los vientos en la Puna (tomando la información de la cuenca de Pozuelos), son secos fríos e intermitentes. Soplan principalmente a mediodía a una velocidad promedio de 20 a 30 km/h (Igarzábal, 1974). En la Cordillera Frontal, los vientos son muy fuertes, predominando los provenientes del noroeste. En las zonas de las altas cumbres dominan los vientos intensos de la atmósfera libre durante todo el año, pudiendo alcanzar los 200 km/h (Cajal et al., 1981). Otros vientos típicos de estos ambientes, que ocurren principalmente sobre territorio de San Juan, son las brisas de montaña y valle y el Zonda (Prohaska, 1962). Debe decirse que en toda esta amplia región comprendida por al Puna y Cordillera Frontal, las estaciones meteorológicas permanentes son escasas.
Vegetación Las comunidades vegetales de la Puna son bastantes homogéneas a lo largo de todo el territorio, manteniéndose en las partes más secas las mismas comunidades de las partes húmedas, aunque más empobrecidas (Cabrera, 1968). Fitogeográficamente la Puna alcanza los 33° S (Hunziker, 1952). Cabrera (1958, 1968) diferencia dos provincias fitogeográficas: la Puneña entre los 3.000 y 4.300 msnm y la Altoandina (> 4.300 msnm) (BOX 1). La provincia fitogeográfica puneña se caracteriza por la dominancia de los hemicriptófitos y la gran abundancia de los nanofanerófitos y terófitos. Las comunidades más importantes son las siguientes: 1.- Fabiana densa, Psila boliviensis y Adesmia horridiscula; 2.- Psila boliviensis; 3.- Parastrephia lepidophylla ; 4.- Festuca spp (en suelos húmedos y salobres); 5.Pennisetumm spp (en suelos arenosos y húmedos). Estas cinco comunidades principales comprenden una mezcla de arbustos y gramíneas incluyendo en algunos lugares los bosquecillos compuestos por el género Polylepis. Capítulo 1: Las unidades morfoestructurales
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BOX 1 El escenario se ubica en las siguientes provincias y distritos fitogeográficos de Cabrera (1976): Provincia Puneña Provincia Altoandina Distrito Altoandino Quechua (límite con Bolivia hasta San Juan). Se corresponde con las siguientes ecoregiones de Dinerstein et al. (1995): Pastizales montanos de los Andes centrales Puna de los Andes centrales (Central Andean Puna) Puna árida de los Andes centrales (Central Andean dry Puna) Evolutivamente la Puna y Cordillera Frontal están estrechamente relacionadas con la Patagonia, encontrándose géneros vegetales comunes (Adesmia, Chuquiraga, Fabiana, Lepidophyllum, Nardophyllum). También presentan conexiones con la región fitogeográfica del Monte. La región bajo estudio, correspondiente a la Puna y parte de la Cordillera Frontal, cubre aproximadamente una superficie de 152.000 km2, el 5 % del territorio nacional continental, abarcando parte de las provincias de Jujuy, Salta, Catamarca, La Rioja y San Juan.
La provincia Altoandina, presenta además de los hemicriptófitos dominantes, una gran abundancia de caméfitos y geófitos. Existen tres comunidades principales: 1.- Festuca y Poa, cojines de Azorella y Adesmia la presencia Deyeuxia; 2.- Stipa frígida, en zonas secas; 3.-Oxychloe y Carex, características de las vegas altoandinas Como ya se dijera, la provincia fitogeográfica puneña y la altoandina se prolongan más hacia el sur, llegando hasta el norte de la Provincia de Mendoza. Roig (1960) sugiere considerar como un distrito diferente la Capítulo 1: Las unidades morfoestructurales
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vegetación de tipo puneño que se encuentra en la Precordillera de San Juan y en el extremo norte de Mendoza (ver Cabrera, 1971; 1976). Hunziker (1952) define las siguientes comunidades para la cordillera de la Provincia de La Rioja: 1.- Ephedra breana, Junella seriphioides, Nardophyllum armatum y Lampaya schickendantzii; 2.- Ephedra multiflora; 3.- Ephedra breana. En esta región se nota la ausencia de varias dominantes de las comunidades más septentrionales y la presencia, como dominantes, de especies no muy abundantes en el norte. Entrando en territorio de San Juan, se repiten los elementos vegetales del Dominio Andino, presentándose también, el Dominio Chaqueño con su provincia fitogeográfica del Monte, aunque con escasa importancia areal. Esta ocupa una estrecha faja sobre el límite oriental, desde las cotas inferiores de la misma (> 2.000 hasta los 3.100 msnm), penetrando en las alturas mayores por las quebradas y los valles de ríos y arroyos. La fisonomía dominante en éstas áreas es la del matorral ralo, con un estrato herbáceo de muy baja densidad o inexistente. Los arbustos son por lo general bajos, de 0,60 a 1,50 m de altura. Las especies dominantes son nanofanerófitos resinosos, de hojas pequeñas, áfilos o parcialmente áfilos, principalmente Zigophyllaceas del género Larrea (L. nitida y L. divaricata), que le dan su nombre a la comunidad (jarillal). Otra especie de la misma familia, Bulnesia retama (retamo) componente de la comunidad típica (Hunziker, 1952) sólo llega hasta los 2.700 msnm, no encontrándose a mayores alturas. Esta comunidad no habita suelos con elevado tenor salino, siendo reemplazada allí por especies arbustivas tolerantes como Suaeda divaricata, Allenrolfea vaginata (jumes) y Atriplex lampa (zampa) (Hunziker, 1952). En las alturas superiores a los 2.900 msnm comienzan a aparecer, en transición, especies arbustivas de los pisos inferiores de la provincia puneña, como la solanacea Fabiana denudata (tola o pichanilla), la verbenácea Acantholipia riojana y la compuesta Artemisia mendozana (ajenjo). Esta transición correspondería a la denominada “estepa de arbustos bajos” de Morello (1958). A partir de los 3.200 msnm aproximadamente comienza a predominar la vegetación puneña. Las alturas máximas de esta provincia fitogeográfica corresponden a los 3.600 a 3.700 msnm. La comunidad clímax presenta una asociación en la que predominan los nanofanerófitos de 0,50 a1,50 m de altura, por lo general espinosos, con resinas, de hojas
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coriaceas, pilosas, pequeñas o reducidas a escamas. Las dominantes son solanaceas del género Lycium (L. chilensis principalmente), conocidas como pinchaguas, leguminosas como Adesmia (A. horrida, A. pinnifolia) conocidas como acerillos, compuestas como Senecio oreophyton (chachacoma), acompañadas en el estrato herbáceo por hemicriptófitas del género Stipa. En los llanos o altipampas, a los 3.200 msnm aproximadamente, aparece Fabiana denudata junto a Stipa spp, Adesmia horrida, Lycium spp y Mahiueniopsis glomerata (quisco). A mayores alturas, Stipa spp es dominante en las laderas, mientras que en los llanos además de Stipa spp se hallan Adesmia horrida, A. pinnifolia, Mahiueniopsis glomerata, Atriplex spp, Artemisia mendozana, Verbena spp, Senecio spp. En las vegas que aparecen en el fondo de los valles, en cauces de ríos y arroyos, o donde existen manantiales, domina la gramínea hemicriptófita Festuca scirpifolia y la juncácea geófita Juncus balticus. Son frecuentes además, las gramíneas Hordeum halophillum (hemicriptófito), Distichlis humilis (geófito) y Muhelembergia asperifolia (geófito). A partir de los 3.500 hasta los 3.700 msnm comienza la “estepa abierta xerófila de la provincia altoandina” (Hunziker, 1952), la que se extiende hasta el límite altitudinal de la vegetación (4.300-4.700 msnm). Dominan las gramíneas de 10 a 25 cm de altura, que forman matas globosas muy esparcidas, y las caméfitas pulvinadas o en placas. Los arbustos están frecuentemente orientados en el sentido de la pendiente y son muy abundantes las matas circulares o semicirculares originadas por procesos de criofluxión, por efectos de la nieve y acumulación de sedimentos (Ruíz Leal, 1959). Las gramíneas dominantes pertenecen al género Stipa (S. chrysophylla, S. frigida, S. speciosa). Son hemicriptófitos que dejan grandes espacios de suelo desnudo entre matas. Son también muy abundantes los caméfitos como la leguminosa Adesmia nanolignea y Calceolaria pinifolia. En las vegas, con las características descriptas para la provincia puneña, hay predominancia de juncáceas como Oxychloe spp.
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Características adaptativas de la vegetación Según Ruthsatz y Movia (1975), los factores ecológicos más activos en las estepas andinas son: la disponibilidad de agua, las heladas intensas y frecuentes y el pastoreo de herbívoros domésticos. La fenología o estructura externa de las plantas, muestra, en respuesta, las tendencias que resumimos a continuación:
1.
Formación de un sistema radical profundo
Esta adaptación está relacionada obviamente con la búsqueda de agua en capas profundas del suelo, y es según Ruthsatz y Movia (1975), un carácter constante en la mayoría de las especies leñosas y las gramíneas perennes del área noroeste de Jujuy. En La Rioja y San Juan es igualmente frecuente en los nanofanerófitos situados en la parte este de la región, con especies pertenecientes a la provincia fitogeográfica del Monte o de transición entre ésta y la Puna. Se trata, en muchos caos, de las xerófitas perennes no suculentas de Morello (1958), como por ejemplo Larrea divaricata. Esta característica no es privativa de estos tipos biológicos, sino que puede encontrarse en caméfitos como Adesmia nanolignea y suculentas como Mahiueniopsis glomerata.
2.
Almacenaje de agua en tejidos y órganos
Esta característica es común a todas las cactáceas e hierbas perennes existentes en la Puna de Jujuy, Salta y Catamarca. A este grupo pertenecen también todas las especies que tienen raíces reservantes, rizomas, tubérculos y bulbos. En San Juan y La Rioja, las cactáceas no representan una parte importante de la vegetación, a excepción del cactus Mahiueniopsis glomerata, muy abundante en algunos llanos. Esta cactácea posee una raíz que almacena bastante agua, además de lo que acumula parte aérea. Son por el contrario, abundantes las plantas que poseen bulbos, tubérculos y raíces o rizomas engrosados y cuya parte aérea muere anualmente.
3.
Reducción de la superficie foliar
Esta característica, que según Ruthsatz y Movia (1975) es válida para la mayoría de las especies leñosas del noroeste de Jujuy, es igualmente trasladable al área de San Juan. Es una adaptación frente a las condiciones
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de aridez y también a las bajas temperaturas. Las xerófitas xeromorfas de Morello (1958), con hojas permanentes, son típicas representantes de esta estrategia. Frecuentemente se agregan otras características, como gran cantidad de resinas, orientación para evitar la insolación directa, cutícula gruesa, entre otras. Esta estrategia llevada a su gran extremo, implica la transferencia de la función fotosintética de las hojas a los tallos y ramas. Como ejemplos pueden mencionarse, la micrófilas: Larrea divaricata, L. nítida, Lycium chilensis; las parcialmente áfilas: Bulnesia retama y las áfilas: Fabiana denudata y Ephedra breana. Esta situación también se presenta en la mayoría de los nanofanerófitos no áfilos. Como ejemplos se pueden mencionar a Lycium spp, las cuales, según su ubicación altitudinal, pierden su follaje con mayor o menor rapidez. Estas plantas son similares a las terófitas, en el sentido de que pasan el período crítico en estado de dormancia, pero difieren de éstas en que soportan más tejido en la época seca y que pueden responder con mayor celeridad al retorno de la época húmeda (Solbrig et al., 1977).
4.
Muerte de la parte aérea en la época seca o fría del año
Las hemicriptófitas y geófitas son abundantes dentro de la región puneña, la muerte de la parte aérea, aparece estar más ligada al frío que a la falta de agua. Entre estas especies se encuentran las plantas más consumidas durante el verano por parte de camélidos silvestres y ganado doméstico, como Sphaeralcea mendocina, Pachylaena atriplicifolia , Hoffmansegia spp, y los coirones Stipa frigida y S. speciosa, que son intermedias entre las anuales y los arbustos perennes deciduos.
5.
Muerte de la planta entera en la época seca o fría del año
Pasan las estaciones desfavorables bajo la forma de semillas, por lo que según Solbrig et al. (1977), tienen mayores probabilidades de supervivencia en área secas o con lluvias no predecibles, en relación a los bulbos o rizomas.
6.
Reducción de altura y aumento de la densidad del follaje
En la región puneña y altoandina (principalmente en ésta última), se encuentran gran cantidad de plantas en cojín, en placas y arbustos enanos. Esta estrategia obedecería por un lado, a la acción desecante de Capítulo 1: Las unidades morfoestructurales
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los vientos, y por otra, estaría ligado a la disminución de la temperatura con la altura. La mayor densidad del follaje, garantizaría la conservación de la humedad acumulada debajo. Los efectos de las fuertes heladas se compensaría por el calentamiento más rápido a nivel de la superficie del suelo (Ruthsatz y Movia, 1975).
Inventarios de vegetación El catálogo de la flora descripto por Cabrera (1958) para la región puneña y altoandina de las provincias de Jujuy, Salta y Catamarca, indica la presencia de 664 especies, de las cuales 650 son plantas vasculares (Tabla 1). La Provincia de San Juan cuenta con un exhaustivo inventario de su flora incluida el área correspondiente a la Cordillera Frontal (Kiesling, 1994). En el BOX 2 se indica los usos de los principales géneros de plantas.
Tabla 1 Distribución de las especies vegetales según las formas de vida de Raunkiaer para la Puna de la Provincia de Jujuy (Ruthzat y Movia, 1975). Altoandina
Puna
182
317
Microfanerófitas (%)
0
0,6
Nanofanerófitas (%)
5,5
16,1
Caméfitas (%)
11,5
8,2
Hemicriptófitas (%)
58,8
44,2
Geófitas (%)
25,8
9,6
Terófitas (%)
5,5
13
Suculentas (%)
0,5
6,3
0
1,2
100
100
Especies
Epífitas (%) Porcentaje (%)
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BOX 2 Usos históricos y presentes de especies vegetales silvestres y domésticas Hay detectadas más de 15 géneros de plantas empleadas con fines medicinales en la Puna argentina (Cabrera, 1958). Entre las principales se pueden mencionar las siguientes: Rica-rica ( Acantholippia ); Lampaya ( Lampaya ); Arca yuyo ( Chenopodium ); Airampu ( Opuntia ); Pingo pingo ( Ephedra ); Bailabuen (Haplopappus); Copa-copa (Artemisia); Chachacoma (Senecio); Poposa (Warneria). Especial atención merecen tres grupos vegetales, dos árboles: Queñoa (Polylepis) y Churqui (Prosopis ferox) y los arbustales de tola (Parastrephia, Fabiana), por el intenso uso al que han estado sujetas desde tiempos pretéritos hasta el presente. Rotondaro (1994) describe las siguientes especies vegetales que se utilizan para la construcción: troncos de Queñoa para dinteles, postes y vigas, arbustos leñosos para base de techos (Parastrephia, Baccharis, Fabiana), paja para adobe y techos (Stipa, Festuca). La madera de Queñoa se ha venido utilizando como combustible doméstico y como fuente de energía en minas y panaderías, también se la usa para varillas de cercos y para tallas. La tola, por su biomasa, constituye una fuente de combustible muy buscada localmente, Las cactáceas del género Trichocereus se utiliza como material de construcción (marcos, puertas, vigas) (Braun Wilke, 1991). La agricultura se encuentra restringida a pequeñas huertas cercanas a las viviendas. Se produce quinoa (Chenopodium quinoa); papa (Solanum indigenum); habas (Vicia faba), especie exótica de Eurasia; maíz (Zea mays); alfalfa (Medicago sativa), especie exótica utilizada como forraje (Cabrera, 1958; Ruthsatz y Movia, 1975.
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Las poblaciones humanas La densidad humana en las áreas rurales de la Puna y Cordillera Frontal no supera 1,7 habitante/km 2, encontrándose las mayores densidades en Jujuy (0,7 - 1,5 hab/km2), disminuyendo en Salta y Catamarca (0,1 hab/km2) para ser nula en La Rioja y San Juan En su mayor parte la población rural es de raíz indígena (Paz, 1991). Como ocurre en muchas áreas de Argentina, la tendencia de las poblaciones humanas es la de emigrar hacia los principales centros urbanos, lo cual lleva a mostrar una tendencia de crecimiento negativa. En la región andina, la migración es por busca de trabajo y/o estudio, representa una de las estrategias supervivencia para los habitantes rurales. La ruptura del esquema socio-económico tradicional y la destrucción de las economías regionales producen drenaje permanente de población tanto masculina como femenina. Contrariamente a lo que podría pensarse, las situaciones de extrema pobreza dificultan la migración o no la estimulan (Forni, 1990). La actividad económica sobresaliente de la población rural es la ganadería extensiva. La característica principal de la actividad ganadera es la estrategia de “hatos múltiples” criándose simultáneamente ovinos, camélidos, caprinos y en menor medida bovinos (de variedad “criolla”, completándose el cuadro con asnales (en muchos sitios existen poblaciones asilvestradas) (García Fernández y Tecchi, 1991). El principal componente de la ganadería es la de brindar fibra y alimento, y el mismo animal como objeto de intercambio. Prácticamente el ganado constituye el único bien económico no monetario, acumulable y que, por lo tanto, permite la capitalización del poblador rural (Forni, 1990). La situación actual del sector agrícola de la Puna argentina se la podría considerar como una economía en el límite de la subsistencia (BOX 3). La minería, limitada históricamente a ciertos centros dispersos, ha tenido un gran auge en los últimos años con el asentamiento de grandes empresas mineras multinacionales, en distintas localidades de la Puna y la Cordillera Frontal.
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BOX 3 Estructura social y productiva en comunidades pastoriles de la Puna de la Provincia de Catamarca. Localidades de La Lomita (Laguna Blanca) y El Peñón, 400 personas agrupadas en 65 unidades familiares (Forni, 1990). Ocupación del jefe de familia Criador - pastor Otros
92 % 8%
Causas predominantes de migración Trabajo Estudios Casamiento
67 % 24 % 9%
Ubicación de los corrales para el ganado doméstico Casa 32 % Casa-campo 24 % Campo 30 % Sin corrales 14 % Uso de corrales Sin corrales Cultivo Ganado Ganado-cultivo
14 % 25 % 26 % 35 %
Cultivos en huertas familiares No cultivan Cultivan
22 % 78 %
Importancia de diferentes cultivos Maíz Papas Habas Alfalfa Quinoa
16 % 25 % 27 % 28 % 4%
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Edad en que comenzó a trabajar el jefe de familia 6-9 años 24 % 10-14 años 48 % > 15 años 28 % Primera ocupación del jefe de familia Pastor-Criador Zafrero Peón Minero Hilador Telero Otros
41 % 13 % 7% 20 % 7% 5% 7%
Distribución porcentual de ganado doméstico Llamas 14 % Ovejas 52 % Cabras 27 % Asnales 5% Vacunos 1,5 % Mulas 0,5 %
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Fig. 1 - Distintas unidades morfoestructurales de la Cordillera de los Andes Fuente: Bonaparte (1978) Capítulo 1: Las unidades morfoestructurales
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Fig. 2 - Climatogramas correspondientes a tres localidades de la Puna argentina Fuente: Cabrera (1968) Capítulo 1: Las unidades morfoestructurales