ENSAYO OBJETIVOS: 1. Los inherentes a un buen escrito: Claridad, orden, sencillez, precisión, originalidad y eticidad

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ENSAYO I. Justificación El estudiante universitario comprometido con la calidad de sus aprendizajes, la reflexión crítica y permanente en función de la construcción de su pensamiento creativo y de su desarrollo intelectual, tiene necesidad de asumir estudios independientes, sistematizar saberes, exponer con propiedad sus ideas y ofrecer opiniones, críticas o consideraciones sobre cualquier «tema» y de manera original. Por ello necesita desarrollar su capacidad de concreción, de análisis, de argumentación e interpretación. Estas y otras habilidades cognitivas son fáciles de adquirir a partir del ejercicio constante de la lectura, la escritura, el pensar, el razonar y el escribir. Entre esos trabajos sobresalen el ensayo, el resumen, el análisis, la reseña y las monografías. En esta oportunidad se promueve y se orienta sobre la redacción de «ensayos» como un trabajo intelectual complejo y como una estrategia de aprendizaje superior que implica el desarrollo y aplicación de una serie de procesos cognitivos y de actitudes, tanto para ayudarles a ser escritores honestos y para evitarles desánimos, tensiones y confusiones innecesarias. Elaborar un ensayo es una experiencia de aprendizaje que puede ser abordada de diferentes maneras, por ello es pertinente las recomendaciones didácticas oportunas y específicas para darle seguridad y apoyo al estudiante, las cuales pueden ser ampliadas o transformadas a partir del desarrollo de sus competencias o de los cambios que se susciten en materia de presentación de trabajos.

OBJETIVOS: 1. Estimula el trabajo intelectual independiente y la libertad de opinión. 2. Propicia el desarrollo del pensamiento autónomo, crítico, reflexivo, divergente, convergente y creativo. 3. Promueve la construcción de conocimientos y el aprendizaje significativo en la medida que el escritor conecta y amplia los conocimientos. 4. Estimula la inteligencia emocional, por cuanto es una vía para la realización personal, aceptación de sí mismo, desarrollo de la autoestima y el autoconcepto. 5. Posibilita el desarrollo ético y estético del escritor, al reconocer los aportes de otros. 6. Ayuda a profundizar y organizar los conocimientos, pues escribir implica leer varias veces y aprender con significado. Para su elaboración Es imprescindible tener presente dos componentes: 1. Los inherentes a un buen escrito: Claridad, orden, sencillez, precisión, originalidad y eticidad. EFREN FLOREZ UdeC

2. Los formales y de estructura externa: Ortografía, sintaxis, aparato crítico y el formato de presentación.

Características del ensayo. Llevan el nombre de "ensayos" escritos relativos a muy diversos campos: historia, ciencia, filosofía, política, etc. )

B. DEFINICIÓN DE ENSAYO La más generalizada de ellas dice que "el ensayo es literatura de ideas". Esto significa que a la preocupación estética y la creación de recursos expresivos se suma un afán utilitario: el planteamiento y debate de temas de interés actual. El uso que Rodrigo Zeledón (1982) hace del género con el fin de "despertar interés en nuestras generaciones jóvenes por los atractivos problemas que nos depara el anchuroso campo de las ciencias biológicas" es una buena muestra de este rasgo. Otra de las definiciones es la atribuida a J. Ortega y Gasset: "El ensayo es la ciencia sin la prueba explícita". Con esto se subraya que no es un discurso irresponsable sino un texto que obvia el aparato teórico y la aridez de las fórmulas y cuadros con el fin de aumentar la lecturabilidad y la capacidad explicativa. José L. Vega Carballo (1979) señala sobre el esquema analítico de un de sus ensayo: "el que aquí se discute no puede, ni debe tomarse como final y exhaustivo, se trata, más bien de una aproximación basada en un examen global". La última definición por analizar es la que proporciona Alfonso Reyes: "el ensayo es la literatura en su función ancilar". La palabra "ancilla", es decir, esclava, sirve para expresar el papel subalterno que lo ornamental e imaginativo tiene para el género. Al respecto dice Gómez de Baquero (1917): "El ensayo está en la frontera de dos reinos: el de la didáctica y el de la poesía y hace excursiones del uno al otro".

C. COMPARACIÓN CON OTROS GÉNEROS En cuanto a la extensión o el tema, el ensayo puede parecerse a la monografía o artículo científico. No obstante, si se considera que este último es el informe del proceso integrar de una investigación científica, lo cual implica dar cuenta de teorías, procedimientos y fuentes de una manera prolija, puede notarse una gran diferencia. No obstante, los alcances de los procesos de investigación científica reportados en artículos pueden ser indagados, analizados, contrastados, profundizados, en ensayos. Los trabajos teóricos, metódicamente dirigidos, que se realizan en el área de la filosofía y la filología, tal vez por carecer de un aparato metodológico visible a simple vista (fórmulas, cuadros, gráficos) y no haberse estatuido una estructura lógica convencional como en las ciencias básicas (introducción, procedimientos, resultados, discusión), no suelen llamarse artículos científicos y se acostumbra denominarlos genéricamente "ensayos". En realidad se trata de un tipo de escritos al cual bien le cabe el nombre de "artículo de humanidades"

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Otro de los escritos muy cercano al ensayo es el artículo periodístico. L. Ferrero (1979) lo considera como una de sus variantes, aunque con la advertencia de que sus temas son con frecuencia pasajeros. En los diarios contemporáneos coexisten las materiales absolutamente intranscendentes y los verdaderos ensayos, es decir, piezas que sobrevivirán por su mensaje. Por ejemplo, la obra principal del costarricense Cristián Rodríguez ha sido rescatada de los periódicos e incluida en libro (1988). Asimismo, Tribuna Nacional (1993) recoge 25 años de excelentes ensayos breves publicados en la página 15 de La Nación (Costa Rica).

D. VENTAJAS DEL ENSAYO Uno de los rasgos del ensayo que ya se ha venido comentando es su agilidad. Esto quiere decir su sencillez productiva, su capacidad de comunicar en forma directa. Como no hay por que evidenciar el proceso de investigación seguido no es necesario subdividir detalladamente el escrito; en vista de que no se leen los ensayos para conocer datos sino implicaciones de estos, se ahorran las citas bibliográficas; por cuanto valen más las ideas que sus representaciones, no son necesarios las fórmulas, los cuadros y los gráficos. Claro, estas no son prohibiciones: la libertad del género permite incluirlas ocasionalmente. J. Figueres dice en la introducción de su libro de ensayos La pobreza de las naciones (1973): "Empleo a menudo cifras ilustrativas que no son indispensables ni exactas, solamente porque creo que facilitan el estudio, aunque varíen de país a país y de tiempo en tiempo". La brevedad puede declararse una virtud del ensayo. No obstante hay largos ensayos suficientemente virtuosos. La corta extensión permite publicarlos con mayor facilidad, obtener mayor número de lectores, producir un efecto más directo, escribirlos más rápidamente y con la adecuada oportunidad. Con respecto a este rasgo dice J.L. Gómez (1976): "Se intenta únicamente dar un corte, uno sólo, lo más profundo posible y absorber con intensidad la savia que nos proporcione". El intercambio, tanto entre ensayista y lector como entre ensayista y diferentes autores, es otro de los rasgos propios del género. El escritor se dirige a un público no especializado para quien interpreta un tema. Esto significa presentarle, lógicamente orquestadas por la suya, las opiniones de quienes se han ocupado del tema. Gómez (1976) expresa esto en las siguientes palabras: "el ensayista reacciona ante los valores actuales para insinuarnos una interpretación novedosa o proponernos una revaluación de las ya en boga, pero una vez abierta la brecha y tendido el puente del nuevo entendimiento, el ensayista, como creador al fin y al cabo, deja al especialista el establecer la legitimidad de lo propuesto, sin renunciar él mismo a continuarlo en otra ocasión". Un corolario de la función de intercambio que tiene el ensayo, es el carácter persuasivo. Así como la "ciencia pura" - expresada por medio de artículos científicos - reivindica su objetividad, su desinterés en convencer por otro procedimiento que no sean los hechos, el ensayo se usa para impulsar ciertas ideas para convencer de ciertas posiciones con respecto a los hechos. Para cumplir este carácter, en el ensayo se ordenarán los datos y los conceptos de manea que resulte evidente una tesis. José L. Vega (1979) se expresa así en su ensayo "Etapas y procesos de la evolución sociopolítica de Costa Rica": Surgen, pues, las siguientes preguntas: ¿Hasta cuándo aguardarán par tomar la iniciativa histórica en favor de su desarrollo todos los sectores que no se han visto beneficiados con los logros del modelo agrocomercial tradicional, ni tampoco ahora, con el nuevo esquema de la integración dependiente de tipo industrial – financiero – tecnológico?" Puede observarse en este texto la carga emotiva que hay, el uso de una pregunta retórica, la acumulación de información, etc., rasgos que inclinan a una particular posición.

E. LOS CONTENIDOS DEL ENSAYO

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Como se ha visto el ensayo trata de cualquier tema. La diferencia con respecto a la expresión científica convencional y con la literatura propiamente dicha es la particularidad de ese tratamiento. El primer rasgo que al respecto debe observarse es la función ideológica. Son múltiples las definiciones de ideología; en las ciencias sociales predomina una visión negativa de este rasgo: falsa conciencia, visión interesada, deformación, limitación. Un concepto de ideología que podría ser aceptado en forma general es el de concepción de la realidad desde una perspectiva particular. Si se considera que esta perspectiva es la del escritor, podría inferirse que no es la de la ciencia, la cual es una práctica que no tiene por qué coincidir con la de individuos en particular. Por ello es que se suele oponer ideología a ciencia. Efectivamente, el ensayo es ideológico en la medida que no se ciñe a la ciencia sino que busca transcenderla o antecederla. Por otra parte, la función ideológica se manifiesta en el texto como un afán que tiene el escritor de persuadir con respecto a su manera de ver las cosas. Uno de los más influyentes ensayos que se ha escrito dice en su página final: Los comunistas consideran indigno ocultar sus ideas y propósitos. Proclaman abiertamente que sus objetivos sólo pueden ser alcanzados derrocando por la violencia todo el orden social existente. Las clases dominantes pueden temblar ante una revolución comunista. Los proletarios no tienen nada que perder en ella más que sus cadenas. Tienen, en cambio, un mundo que ganar. Proletarios de todos los países uníos. (Marx y Engels s.f.) La ideología no consiste en las ideas específicas sino en los procedimientos mediante los cuales se analizan los hechos. Una categoría de análisis es un criterio que se aplicará para juzgar un fenómeno, por ejemplo, Manuel Picado en su estudio Literatura, ideología, crítica (1983) va descubriendo en los ensayos la crítica literaria relativa a novelas costarricenses una serie de criterios, no advertidos, mediante los que se juzgan las obras: algunos de ellos son: si el lenguaje usado en la obra es o no el usado en la realidad, si en la obra se refleja o no el autor, si la obra esta redactada o no con sencillez. La función ideológica es una condición presente en todas las formas de la literatura. En novelas como Los errores (J, Revueltas 1975), en cuentos como "El matadero" (E. Echeverría 1838) o en poemas como "El canto Nacional" (E. Cardenal 1970), es posible percibir la presencia de amplios textos en los que el autor intercala su visión de mundo. Se trata, en realidad, de ensayos insertados en obras de imaginación. Con mayor razón, el ensayo propiamente dicho es una manifestación ideológica. Con respecto a este fenómeno, lo que se propone no es suprimir en el ensayo la visión particular de los hechos sino, cuando menos, hacerla explícita y dejar entrever los fundamentos del análisis. Asociado a la función ideológica del ensayo, esto es a las categorías de análisis que lo sustentan, está el sistema de pensamiento, los procedimientos intelectuales con los que se discurre. El ensayista va planteando su posición con respecto al tema mediante una serie de proposiciones que llevan un orden. Uno de los órdenes es el inductivo, palabra que no se usa en el sentido estricto que tiene en filosofía. Se trata de que el ensayista vaya acumulando pruebas de lo que quiere evidenciar y, al final, enuncie la idea demostrada. Esta técnica puede observarse inclusive en un breve ejemplo: Mientras no haya agua suficiente en un pueblo, casi no se piensa en otra cosa. Cuando al fin se instala un medio de abastecimiento, ya no se piensa en el agua. La abundancia mata el deseo y hace nacer aspiraciones nuevas. (J. Figueres 1973) El otro orden básico es el deductivo, término que tampoco se usa tan específicamente como en filosofía, pero que sirve para denominar el razonamiento que va desde afirmaciones generales a

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afirmaciones particulares. En este caso, el ensayista plantea conceptos de aceptación más o menos generalizada y empieza a desprender de ellos implicaciones. Véase un ejemplo: En el hombre, pensó Metchnikoff, son los microbios los que más frecuentemente provocan la inflamación; es, pues, contra estos intrusos que debe dirigirse la lucha de las células móviles del mosedermo o sean los glóbulos blancos de la sangre; por su origen estas células deben gozar de la propiedad de digerir, deben por lo tanto, digerir los microbios y traer la solución. (Picado 1988). Los órdenes inductivo y deductivo no siempre se aprecian bien a nivel de párrafo, sino que se manifiestan con mayor claridad en segmentos mayores. Por otra parte, ambos pueden coexistir en el mismo trabajo. La posibilidad de ordenar inductiva o deductivamente el ensayo parte del análisis detallado del tema sobre el que se reflexiona ensayísticamente. R. Descartes (1983) en su famoso trabajo Reglas para la dirección de la mente propone la necesidad de dividir cada una de las dificultades que se examinen en tantas partes como se pueda y como sea necesario para mejor resolverlas. El producto de esa división constituye la lista de asuntos tratados en el ensayo; la escogencia del orden inductivo o deductivo da, por otra parte, la distribución de esos asuntos en el texto. A la rigurosidad que Descastes exige para el trabajo filosófico, se opone la liberalidad de Miguel de Montaigne, uno de los padres del género: "Elijo al zar el primer argumento. Todos para mí son igualmente buenos y nunca me propongo agotarlos, porque a ninguno contemplo por entero". (Gómez 1976). Un equilibrio entre la concepción cartesiana y la de Montaigne posiblemente sea lo que produce los mejores ensayos modernos.

F. PREPARACIÓN DE ENSAYOS Las siguientes son algunas recomendaciones, derivadas de la observación de la buena práctica, para la preparación de ensayos. No pueden dirigirse al escritor profesional, ni al experimentado investigador, quienes, por un lado pueden crear sus propias estrategias y, por otro, tienen necesidades muy particulares. Se dedican, pues. Al estudiante que debe preparar ensayos para efectos de evaluación, y tal vez, al que quiera explorar las posibilidades del género para comunicar de manera diferente sus contenidos. 1. Establecimiento de la intención En cualquier trabajo de redacción se parte de una clara determinación de su propósito. Este requisito permite saber si lo que se requiere es un ensayo u otro tipo de escrito; también ayuda a concretar el enfoque que debe darse, el nivel, los recursos por aplicar, etc. Es muy corriente que el escritor deslice en los primeros párrafos de su escrito la intención: Nos proponemos, en las páginas siguientes, describir a grandes rasgos la labor de los físicos que corresponde a la meditación pura del investigador (A. Einstein 1943) Las páginas que aparecen a continuación y que proponemos como una introducción a la pedagogía del oprimido son el resultado de nuestras observaciones en estos tres años de exilio. (P. Freire 197).

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Este libro trata del tema centras de nuestros tiempos: de la dominación y la liberación de los hombres y de los pueblos. Que es también el tema radical de la existencia humana, y por eso, una idea básica de a historia del hombre. (S. Salazar B. 1977) En los textos más breves, ensayos periodísticos o de carácter más literario, no es tan frecuente que la intención se haga explícita. No obstante es imprescindible que quien se dispone a preparar uno lo haga como primer paso. 2. Investigación bibliográfica Un segundo paso en el proceso de producción de un ensayo es investigar los contenidos que se desea desarrollar. La bibliografía es la base de esta labor. El objetivo es ampliar criterio, contrastar con posiciones ajenas, conocer los antecedentes de la discusión al respecto. No obstante, no se busca una fundamentación de los criterios; al respecto señala José Luis Gómez (1976): El verdadero ensayista, por ejemplo, sólo en ocasiones muy especiales hará uso de notas al pie de la página, y esto nos lleva al meollo de nuestro tema: las citas, numerosas en los ensayos, tienen valor por sí mismas en relación con lo que el ensayista nos está comunicando: importa destacar que alguien creó una idea, representada en la cita, pero el "quién" y el "dónde" carecen en realidad de valor. No son las citas importantes porque fulano o mengano las dijo, sino por su propia eficacia. Y el hecho de señalarlas como citas es sólo con el propósito de indicar que no son de propia cosecha, sino que forman parte del fondo cultural que se trata de revisar. Las ideas derivadas de la bibliografía pueden ser muy importantes pero es necesario que lo sean aún más las del propio ensayista. Por tanto, la revisión que se haga debe realizarse en función de un planteamiento base e ir incorporando, para ilustrar, contrastar o comparar, las ideas de otros autores. 3. Elaboración del diseño En literatura se denomina diseño a la disposición que el autor decide darle a la información del texto. Es realmente el producto de su creatividad. Diseño del ensayo podría ser, por ejemplo, la decisión de empezar por un planteamiento general para incluir, posteriormente, los argumentos; presentar detallados antecedentes y pasar luego a una rápida resolución: desarrollar, una por una las partes del planteamiento; etc. La forma en que el escritor disponga sus ideas en el texto puede ser muy personal. Por tal razón podría resultar innecesaria para muchas personas una sugerencia al respecto. No obstante, para efectos didácticos, es posible proponer una guía. Esta guía puede derivarse de la forma de organización del discurso clásico, manifestación por excelencia del afán persuasivo del lenguaje, así como del periodismo moderno, expresión por parte del sentido práctico contemporáneo. La siguiente es una estructura aplicable al ensayo. Motivación. Ningún discurso sería escuchado ni material escrito alguno leído, si su receptor no tuviera motivación. La oratoria clásica perpetuaba la necesidad de preparar el alma del auditorio y ganarse su benevolencia en una sección inicial que llevaba el nombre de exordio. El periodismo moderno propone hacer una entrada llamativa, que capte el interés. El ensayo puede aprovecharse de esos consejos. Véanse algunos ejemplos: La lluvia que refresca y humedece la tierra y el sol que la calienta y seca, contribuyen por igual al mantenimiento de la vida. Los grandes espíritus, ya sean optimistas o atormentados, por más que sean opuestos, forman un complejo cuyo conocimiento es tan útil al desarrollo intelectual de los que los suceden, como son útiles a la vida el agua y el son. (C. Picado T. "Pasteur y Metchnikoff").

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Un fantasma recorre Europa: el fantasma del comunismo. Todas las fuerzas de la vieja Europa se han unido en santa cruzada para acosar a ese fantasma: el papa y el zar, Metternich y Guizot, los radicales franceses y los polizontes alemanes. (Marx y Engels. "El manifiesto comunista") Me invitaron a la playa. Acepté con gusto. Había acabado el curso escolar cansado y sentía la necesidad de descanso. Para mi este consiste en hacer lo contrario que cuando "trabajo", compré veinte novelas policiacas y salí a la playa. (C. Láscaris. "Pesca con siesta") Con gran frecuencia, el papel de captar la atención del lector se realiza por medio de una cita textual. Esto es lo que se denomina un epígrafe, y se ubica, resaltado, en la parte superior del escrito, después del título. Proposición. En el discurso clásico esta es una breve mención de la tesis general que se pretende impulsar. Ese recurso suele presentarse en los primeros párrafos del ensayo. Los siguientes son algunos ejemplos: Pretendo mostrar cómo el desarrollo social y la conducta humana actual, no son logros del presente, sino que se apoyan en el conocimiento de los hechos pasados; y que el conocimiento es una progresión de ideas y acciones que se juntan y han sido transmitidos a través de las épocas. (J. Jaramillo. La aventura humana). Cabe advertir, por otra parte que el ensayo tiende a evidenciar el papel decisivo que, a la par de los factores de cambio endógenos, han jugado los exógenos como resultado de la rápida inserción del país en el mercado internacional, a partir de la década de 1840. (J.L. Vega. "Etapas y procesos de la evolución sociopolítica de Costa Rica") Así, pues, mi propósito no es enseñar aquí el método que cada cual debe seguir para conducir bien su corazón, sino solamente mostrar de qué manera he tratado yo de conducir el mío. (R. Descartes. El discurso del método) División. Un procedimiento que en el discurso y en el texto relativamente extenso ayuda mucho, es enumerar los asuntos que se tratarán. Considérense algunos ejemplos: Este ensayo comprende, primero, varios capítulos introductorios. Luego vienen tres grandes "cuestiones" relacionadas con la pobreza. Por su orden: La cuestión internacional, que señala el reparto indebido del Producto Mundial; la Cuestión Social, que se ocupa de la mala distribución del Producto Nacional; la Cuestión Económica, que indica errores y sugiere remedios, en los mecanismos de la producción contemporánea. Finalmente aparece una Conclusión, que pretende dar sentido al esfuerzo económico del hombre. (J, Figueres. La pobreza de las naciones) Trata de mis recuerdos de niñez: del paisaje, de cosas y gentes del antaño orotinense y de mi juventud en San José de Costa Rica. Presenta cierta intimidad, como toda remembranza. Hay en él la colaboración del tú; en otras palabras, de muchos otros. (L. Ferrero. Arbol de recuerdos). La división o mención de los puntos por tratar predispone a la comprensión y permite seguir el hilo expositivo. Desarrollo. Cada uno de los puntos propuestos para el ensayo se desarrollará en el orden que convenga. Por ejemplo, en el ensayo "La isla que somos" I. F. Azofeifa (1979) incluye tres grandes componentes: la geografía costarricense, el carácter nacional, el proceso histórico. Recapitulación. Debe disponerse un espacio para repasar los aspectos fundamentales del desarrollo del ensayo. Esto puede hacerse dentro de un apartado que se llame "conclusión" o no,

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pero debe estar al final del trabajo con el fin de atar los cabos sueltos. Véanse algunas recapitulaciones: Sean estas notas tan aburridas sólo para recordar que muy a nuestra manera, pero que siempre, tuvimos carnaval si carnaval es hacer loco para tranquilizar la carne, la diferencia con los europeos no está en la ausencia del antifaz. La verdadera diferencia es que ellos después de sus excesos "se borraban los pecados" pintarrajeándose en la frente una cruz con ceniza para, piadosos, comenzar la Semana Santa. (M.A: Jiménez 1979). En resumen: parece que pueden caer partículas en agujeros negros que luego se desvanezcan y desaparezcan de nuestra región del universo. Las partículas parten hacia pequeños universos que se separan del nuestro. Es posible que esos universos reintegren en algún otro punto. Quizá no sirvan gran cosa para los viajes espaciales, pero su presencia significa que seremos capaces de predecir menos de lo que esperábamos, incluso aunque encontráramos una teoría unificada completa (...) en los últimos años, varios investigadores han comenzado a estudiar los pequeños universos. No creo que nadie se haga rico patentándolos como un modo de viaje espacial, pero se han convertido en un campo muy interesante de investigación. (Stephen Hawking 1994) 4. Elaboración del esquema Una vez establecido el diseño, valga decir que la forma de organización general del ensayo, es conveniente preparar un esquema de redacción. Bajo cada uno de los grandes asuntos (motivación, proposición, división, desarrollo, recapitulación) pueden irse apuntando las ideas que allí se considerarán. De paso, cabe estudiar la posibilidad de introducir algún tipo de subdivisión del escrito mediante títulos. No obstante, en los textos relativamente breves no se suele incluir ningún tipo de separaciones. Dentro de cada apartado propuesto puede pensarse en algún tipo de ordenamiento de las ideas: presentarlas cronológicamente, en orden causa-efecto, de manera comparativa, etc. Estos criterios se tratan con mayor amplitud en la sección "Técnica textual del ensayo". El esquema es una herramienta imprescindible para la generación de un texto amplio. El tiempo invertido en su perfeccionamiento y desarrollo se va a recuperar con creces en el proceso de redacción. 5. Redacción Con base en el esquema preparado y todas las felices improvisaciones que surjan, se inicia la redacción. Lo normal es que se requieran varios borradores sucesivos. El resultado, de acuerdo con un generalizado precepto de redacción, puede guardarse algunos días entre una versión y otra. No es de extrañar que resulte necesario hacer grandes correcciones, modificaciones del orden, supresiones, ampliaciones, etc. Conviene aceptarlas con resignación y estar en capacidad de renunciar a amplios fragmentos otrora considerados perfectos, o tener que redactar nuevo material para ampliar un asunto. A continuación se tratan algunos recursos específicos de redacción.

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5.1. Ordenes de la información El orden es el criterio con que se clasifica la información en un texto. En los escritos de carácter práctico, los órdenes más corrientes en el ensayo son tres: cronológico, causa-efecto, comparativo. Se denomina orden cronológico al que permite distribuir la información según el criterio del tiempo. Esta forma de organizar la información domina la referencia de hechos históricos, los procesos de elaboración o transformación de productos, etc. Analícese un ejemplo: En un principio el hombre cosechaba sin sembrar. Se alimentaba de los frutos naturales del mar y de la tierra. No había nacido el derecho de propiedad. Solo existía el instinto de la cueva propia. /Cuando los productos gratuitos escasearon, el hombre trabajó. Sembró y cosechó para si mismo y para su familia. Nació la agricultura, Nació la propiedad./ Pronto el cazador tuvo más carne de la que podía comer, y el agricultor más legumbres de las que necesitaba. Vino el trueque. Vino la dependencia en otros./ Con el tiempo, el hombre primitivo se dedicó a producir más y más verduras, o más y más carne de caza. Cambiaba sus productos por granos de caco y con los granos compraba pieles finas, flechas y ornamentos almacenados por alguien que a su vez los obtenía de diversos productos. Se había establecido el comercio. (J. Figueres 1973) El orden cronológico se caracteriza por una serie de nexos que ayudan a reforzarlo: inicialmente, posteriormente, luego, finalmente, de inmediato, después, con posterioridad, con anterioridad, al principio, seguimiento, al final. Por otra parte, lleva el nombre de orden comparativo el procedimiento de relacionar la información según semejanzas y diferencias. Es una manifestación típica de todos los razonamientos de contraste. El siguiente es un ejemplo: Desconfiado y astuto como un montañés: cortés pero tímido; trabajador sin constancia, buscando el provecho fácil de su esfuerzo; campesino egoísta, pero bondadoso, cazurro siempre, vive aquí un pueblo que no ha sido ni miserable ni inmensamente rico; ni guerrero ni sumiso; ni servil, ni rebelde; independiente sin guerra de independencia; liberado del coloniaje español por virtud de un oficio llegado de Guatemala un día de octubre de 1821, en que se le hacía saber que desde el 15 de setiembre ... en suma, un pueblo sin sentido trágico de la existencia. Un pueblo sin héroes, y que si alcanza a tenerlos, los destruye o los olvida, que es otro modo de destruir. (I: F. Azofeifa 1979). El orden comparativo se refuerza en el texto por medio de enlaces como los siguientes: por otra parte, más bien, contrariamente, a diferencia de, no obstante, sin embargo, en contraposición, en cambio, etc. Por otra parte, se llama causa-efecto una manera de ordenar un texto en el que se mencionan las razones y las consecuencias de una situación. Véase un ejemplo: El hombre, en la actualidad, no está en ciento modo ya sometido a esta selección. Por ello, la selección natural no podrá impedir en el futuro la acumulación de trastornos hereditarios, pues el ser humano está interveniendo en este aspecto y dando supervivencia a seres que en otro tiempo no tendrían oportunidad de sobrevivir y reproducirse y que en términos genéticos se podrían considerar taras hereditarias. Esto podría significar para el ser humano que la herencia se fuera empeorando con los años, al no ser eliminados los seres con mutaciones negativas, ya que estas continuarán presentándose en nuestros elementos hereditarios y la recombinación de genes enfermos podría generar en un futuro lejano una civilización mucho menos sana. (J. Jaramillo 1992). El orden causa-efecto se evidencia, entre otros, por medio de los siguientes enlaces: por tanto, en consecuencia, debido a ello, por esto, como resultado de ello.

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El uso de enlaces en la redacción ayuda a ilustrar mejor las relaciones entre las ideas; no obstante, es necesario tratar con mesura este recurso para no recargar el texto. 5.2. Recursos retóricos La retórica es la técnica del bien decir, de dar al lenguaje eficacia para deleitar, persuadir o conmover. Se le asocia generalmente con la oratoria, por ser este arte pionero en la preocupación de utilizar todos los medios posibles para lograr su efecto persuasivo. El ensayo, por ser una forma de literatura en la que sobresale el afán de convencer, tiene a la retórica como uno de sus medios principales. Los recursos retóricos se clasifican dos grandes campos: Figuras de dicción y Figuras de significación Las figuras de dicción, por adornar el texto en su nivel fónico o sea su sonido, tienen papel fundamental en la poesía. En cambio, las figuras de significación, que son las que permiten resaltar una idea, aunque desempeñan importante papel en los otros géneros literarios, poseen participación especial en el ensayo. A continuación se tratan algunas de estas figuras que pueden aplicarse en el ensayo. Sentencia. Es la exposición breve y enérgica de una enseñanza profunda. Sin embargo, la producción y la guerra pueden ser fuentes de frustración. Hasta los más nobles corceles, espoleados en exceso, se desbocan y se desbandan, si no se aplica a tiempo el freno de otro de la cultura. (J. Figueres). Gradación. Se colocan las ideas en forma ascendente o descendente. Verbo, Logos, Palabra, diversas expresiones de un mismo y grandioso instrumento mediante el cual el hombre no solo se sitúa en el Mundo y el Universo, sino que se hace de ellos su hogar. (L. Zea) Paradoja. Reúne ideas al parecer contradictorias para poner más de relieve la profundidad del pensamiento. El buen sentido es la cosa mejor repartida del mundo, pues cada uno piensa estar tan bien provisto de él, que aun aquellos que son más difíciles de contentar en todo lo demás, no acostumbran a desear más del que tienen. (R. Descartes) Antítesis. Contrapone unos pensamientos a otros, unas palabras a otras para que resalte más la idea principal. De altar se ha de tomar la patria para ofrendarle nuestra vida, y no de pedestal para levantarnos sobre ella. (J. Martí) Interrogación. Expresa el efecto en forma de una pregunta cuya respuesta no se ignora. ¿Hasta cuándo respetarán esos sectores en Costa Rica el ordenamiento constitucional, sobre todo si continúan deteriorándose, más y más, velozmente, los índices del nivel de vida, se desata la inflación y siguen sin solución real los problemas del subdesarrollo? (J.L. Vega) Hipérbole. Exagera una verdad para inculcarla con más fuerza.

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Más que un poeta único. Ezra Pound parece un grupo de poetas de escuelas diferentes. (J. Coronel U) Prosopopeya. Da vida a los seres inanimados. Costa Rica está situada en una zona en que el Istmo centroamericano se adelgaza más y más descendiendo hacia la cintura del continente donde el Canal de Panamá muestra su herida abierta. (I. F. Azofeifa. En el ensayo las figuras retóricas deben usarse con mesura y plena justificación. Es necesario que estén al servicio de las ideas fundamentales que se quieren impulsar. 5.3. Estilo del ensayo El ensayo es un género moderno. Es por tanto un producto en el que se refleja el sentido práctico contemporáneo. En consecuencia, su lenguaje debe ser directo pero sin perder elegancia; su forma demanda sencillez aunque con cuidado de la rigurosidad; su contenido exige información precisa, pero rechaza el detallismo superficial. El ensayista dirá lo que tenga que decir y callará lo innecesario. Planeará meticulosamente su planteamiento y lo expresará en el mínimo de palabras posible. Le corresponderá garantizar su escrito contra la retórica innecesaria, la vaguedad, la repetición, la inconsistencia. Con ese fin debe planear ,. Investigar, ejecutar y revisar su producto.

1. Usualmente se entiende por ensayo un escrito relativamente corto (en comparación con un tratado o un estudio exhaustivo), que puede abarcar desde dos cuartillas hasta cuarenta o cincuenta (según la demanda, la prolijidad que se le quiera dar al asunto o lo que se establezca previamente). Es cierto, sin embargo, que algunos autores clásicos han dado a sus escritos, que son tratados completos y muy extensos, el nombre de ensayo. Por eso, aquí no se da una definición del ensayo, sino unas pautas convencionales, para nuestro uso. 2. Se centra generalmente en un único objeto de estudio: un problema, un área problemática, un autor, un concepto, un campo de conceptos, un proceso, un ámbito de procesos, etc. Con otras palabras, el ensayo guarda una unidad temática: no aborda en el mismo escrito temas ajenos unos de otros. 3. Acorde con lo anterior, también presenta una unidad argumentativa; es decir, el ensayo pretende ofrecer un conjunto de «pruebas» relevantes a favor de la tesis o posición que se pretende defender en él. Estrictamente, un argumento consiste en un conjunto de enunciados que dan apoyo (o fundamento o justificación) a otro enunciado, llamado conclusión, el cual expresa la tesis principal que se pretende defender en el ensayo. Muchas veces los enunciados que apoyan a la tesis principal necesitan (por su complejidad, importancia o carácter disputable) ser defendidos por otros enunciados, de modo que en el ensayo tiene que haber lugar para el argumento principal y para otros secundarios, que, en conjunto, contribuyen a que el argumento principal sea racionalmente persuasivo. En filosofía predominan los argumentos deductivos, pero no es infrecuente recurrir a argumentos 1 analógicos, inductivos y hasta deónticos. No obstante, para algunos subtemas al interior del ensayo se pueden emplear estructuras discursivas no argumentales, tales como definiciones, citas, preguntas, preguntas retóricas, etcétera.

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4. Ofrece una propuesta específica de tratamiento o comprensión del objeto de estudio, propuesta que el autor del ensayo (al que en adelante se llamará aquí “ensayista”) debe argumentar o justificar. 5. Su objetivo es, generalmente, conducir al lector hacia la reflexión de un asunto mediante su cuestionamiento, el aporte de datos o de argumentos que se abren a otras posibilidades de entender el asunto. 6. El ensayo expresa: a. Meditaciones propias del ensayista (en ilación congruente y apoyadas con argumentos consistentes) o b. resultados de una investigación no exhaustiva (investigación de campo, documental, histórica, etcétera) o c. inferencias de observaciones, de experiencias, de entrevistas o d. una combinación de dos o más de estos tipos. 7. El ensayo no es una carta ni selección de un diario personal, etcétera, sino un trabajo discursivo filosófico, por lo cual su lenguaje no es coloquial y sí, muchas veces, necesariamente “técnico” (en el sentido de que recurre a los términos empleados en un sentido particular por la tradición filosófica). Hoy en el ensayo filosófico predomina la expresión directa y llana, en primera persona, que presta especial atención al rigor argumentativo y a la exactitud en el manejo conceptual. Con todo, en la actualidad hay ensayistas de renombre que se toman ciertas libertades respecto del estilo de expresión. 12. Igualmente, en cada ocasión en que se cite a algún autor de manera literal, parafraseada o, simplemente, como referencia, se ha de indicar con toda precisión (incluida la página citada) lo que el ensayista refiere. Lo mismo vale si el ensayista pretende referirse a las tesis de alguna corriente o escuela de pensamiento. El propósito académico de éste y el anterior punto consiste en presentar textos rigurosos, que cuenten con respaldo documental, además de ofrecer apoyo a un posible lector interesado en seguir los pasos de nuestra investigación. 13. Se reconocen dos criterios para presentar citas literales. La diferencia de aplicación de ambos criterios reside en la extensión de los pasajes citados. El primer criterio señala que, si el texto citado no ocupa más de tres renglones de nuestro escrito, entonces se coloca entre comillas y a renglón seguido, escribiendo la llamada para la nota de referencia al cierre de las comillas, ejemplo: “Cuando una cita no supera las dos o tres líneas se puede insertar 2 dentro del párrafo entre comillas dobles”. En cambio, si el texto citado supera los tres renglones entonces se coloca en un párrafo aparte, a espacio sencillo (el resto del texto se escribe a doble espacio), con sangrías a derecha e izquierda (la primera es opcional y no siempre se hace) y, si es posible, empleando un tipo de letra más pequeño que en el resto del documento. En este caso se prescinde necesariamente del uso de las comillas. Ejemplo: Cuando, al contrario, la cita es más larga, es mejor ponerla a un espacio y con mayor margen (si la tesis está escrita a tres espacios, entonces la cita puede ir a dos espacios). En este caso no son necesarias las comillas, pues tiene que quedar claro que todos los fragmentos con mayor margen y a un espacio son citas, y hay que tener cuidado de no usar el mismo sistema para nuestras observaciones o disquisiciones 3 secundarias (que figurarán en nota).

Las llamadas fuera del texto (que indican la referencia) se escriben, generalmente, después del signo de puntuación o de las comillas, usando una tipografía más pequeña, por encima del renglón 2

Eco, Umberto, Cómo se hace una tesis. Técnicas y procedimientos de estudio, investigación y escritura. (Tr. L. Baranda y A. Clavería). Barcelona: ed. Gedisa, 1993. V. p. 193. 3

Ibidem.

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(a este tipo de letra se le conoce como “superíndice”), pero si no se cuenta con este recurso (muchas veces es el caso cuando se emplea máquina de escribir) es suficiente con hacer la llamada entre paréntesis, por ejemplo: (4). Es importante apuntar aquí otro criterio para hacer citas textuales. Muchas veces sólo interesa citar algunos enunciados de un texto que se encuentran en un párrafo muy extenso. En estos casos no se quiere citar el párrafo entero porque la mayor parte no es relevante para el argumento defendido. Por ello, y como una muestra de respeto a la palabra del autor citado, se suele recurrir al uso de puntos suspensivos colocados entre las líneas para indicar que se cita textualmente, pero que se han editado los pasajes, sacando de contexto las palabras que interesa consignar. Si se cortan enunciados completos entonces estos puntos suspensivos se colocan entre corchetes. En este caso es suficiente asentar tres puntos seguidos al principio o al final. Este criterio se aplica tanto en citas entre comillas como en citas en párrafo aparte. Las siguientes líneas hacen eco de la aplicación de este criterio: …hay que transcribir las palabras tal y como son… no se puede eliminar parte del texto sin señalarlo: esta señal de elipsis se efectúa mediante la inserción de tres puntos suspensivos que corresponden a la parte omitida. […] Incluso los subrayados que no son 4 del autor sino nuestros, tienen que ser señalados.

Se reserva otro uso para los corchetes. Muchas veces ayudan a ajustar con la redacción del ensayo un texto muy amplio o algunos enunciados que no guardan coordinación verbal o genérica con la redacción en la que se incluyen y a los que, por ello, es preciso “editar”. Los corchetes también se emplean para “tomar la palabra” dentro de una cita y apuntar algo en directa relación con las palabras citadas. Este uso de los corchetes permite contextualizar el texto citado en un sentido peculiar que interesa resaltar y, al mismo tiempo, mantener fidelidad al texto original. Nuevamente en palabras de Umberto Eco, con añadidos nuestros mostramos la aplicación de este criterio: [El criterio general para hacer una referencia es que ésta] tiene que ser exacta y puntual (no se cita a un autor sin decir qué libro y qué página) y verificable por todos. Entonces, ¿qué habrá que hacer si una información o un juicio importante provienen de 5 una comunicación personal, de una carta o de un manuscrito [o de internet]? […]

14. Es académica y técnicamente inadmisible un ensayo constituido predominante o exclusivamente por cadenas de citas literales (de autores o de documentos diversos). Cuando el trabajo versa sobre el pensamiento de un autor o la posición de una corriente o escuela de pensamiento, ha de recurrirse preferentemente al parafraseo (que no debe confundirse ni con el resumen ni con la síntesis), antes que a la cita literal. NOTA: si se falta a alguna de las indicaciones dadas en los números 11, 12, 13 y 14 anteriores puede ser razón suficiente para que se devuelva el trabajo al estudiante para su reelaboración o bien para que el ensayo merezca calificación reprobatoria. Es recomendable que en cada asignatura se aclare qué puntos serán evaluados en la presentación de los ensayos. 15. Todo ensayo debe escribirse a máquina o en procesador de palabras, en un formato cómodo para la lectura y para escribir observaciones del revisor o del lector. Por ello, conviene que los textos sean presentados bajo el formato de “cuartilla”, que consiste en emplear hojas tamaño carta (blancas y sin márgenes impresos), escritas a doble renglón (doble espacio) y con márgenes de 2,5 cm. 16. Las referencias ayudan, en general, a que un lector interesado en seguir la investigación del ensayista o en desarrollar una propia inspirada o bien en el trabajo que lee o bien en temas o en autores presentados en el ensayo, pueda consultar directamente las referencias consignadas. Al mismo tiempo, el cuerpo de citas de nuestro trabajo permite evaluar la calidad y profundidad de la investigación. Por supuesto, no tiene el mismo valor un trabajo de investigación basado en fuentes primarias que otro basado en secundarias o terciarias.

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Muchos lectores desean conocer de antemano qué tan lejos se ha llegado en el afán de contestar las preguntas que quitan el sueño al 4 5

Idem, p. 194. Idem, p. 195

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ensayista. Así, en aras de ayudar a un posible lector interesado en seguir las “pistas” de un ensayo, los elementos mínimos que deben estar presentes en las referencias son, en este orden: 1. Nombre del autor, 2. Título de la obra y 3. Datos de edición, que deben incluir nombre de la editorial (o nombre de la revista o periódico, si es el caso), lugar de edición 6 (imprescindible si se trata de un libro) y año de publicación. Estos elementos son los mínimos de cualquier referencia; sin embargo, los formatos completos para presentar estos elementos varían según los diferentes tipos de publicaciones. Nosotros proponemos aquí un formato que puede aplicarse a diversas publicaciones. Póngase especial atención al uso de comillas, de cursivas (que siempre puede reemplazarse por subrayado) y de paréntesis. En el ensayo estas referencias se presentarán en una lista ordenada alfabéticamente. i. Un libro: Eco, Umberto, Cómo se hace una tesis. Técnicas y procedimientos de estudio, investigación y escritura. (Tr. L. Baranda y A. Clavería). Barcelona: ed. Gedisa, 1993. (Colec. Libertad y cambio). Si el libro tiene más de un autor sólo el nombre del primer autor se escribe empezando por apellido: Duvignaud Jean, Françoise Duvignaud y Jean-Pierre Corbeau, El banco de los sueños. Ensayo antropológico del soñador contemporáneo. (Tr. J. Ferreiro Santana). México: FCE, 1981. Téngase en cuenta que señalamos el año de la edición (nunca de la reimpresión). Si tenemos entre manos una primera edición se omite este dato, no así en el caso de que sean segundas o posteriores ediciones. En estos casos se indica el año de la edición que consultamos, por ejemplo: Krauze de Kolteniuk, Rosa, Introducción a la investigación filosófica. México: UNAM, 1986. 2ª ed. Los nombres de editoriales muy conocidas se escriben abreviados, pero sin puntos. En nuestro medio esto aplica, por mencionar algunos casos, para UNAM (abreviatura, en este contexto, de “Edición de la Universidad Nacional Autónoma de México”), FCE (abreviatura de “Edición del Fondo de Cultura Económica”) o EUDEBA (abreviatura de “Edición de la Universidad de Buenos Aires”). ii. Una parte (capítulo) de un libro: Braithewaite, R. B., “La naturaleza del creer”, en A. Phillips Griffiths (ed.), Conocimiento y creencia. (Tr. Francisco Caracheo). México: FCE, 1974. iii. Un artículo de revista o periódico: Isla, Augusto, “La República feliz imaginada por Rousseau”, en Nuevo Milenio, 9 de octubre del 2000. O de una revista especializada en cierta área de la filosofía: West, Bruce J., “Chaos and Related Things: A Tutorial”, en The Journal of Mind and Behavior. Vol. 18 No. 2 Spring 1997 y Vol. 18 No. 3 Summer 1997. (Número especial: “Understanding Tomorrow’s Mind: Advances in Chaos Theory, Quantum Theory, and Consciousness in Psychology”). iv. Una página de internet: DesJardins, Marie, “How to Succeed in Graduate School”, http://www.erg.sri.com/people/marie/papers/advice-summary.html, 1994.

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6

Es un error común anotar el país de donde proviene la edición, sin embargo, este dato invariablemente debe designar a la ciudad donde se edita la obra citada.

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17. Existen dos formas generales de realizar la notación bibliográfica sobre el texto. Una, mencionada ya en esta guía, es de cuño netamente latino y es la empleada en la elaboración de este documento. Esta forma se apoya en un conjunto de abreviaturas y expresiones de origen latino que permiten, de un modo ágil, organizar las llamadas fuera del texto (a pie de página o al final del documento) y las referencias. Una referencia se escribe completa sólo la primera vez que se cita, después se utilizan las expresiones o abreviaturas mencionadas. Estas palabras y abreviaturas, como todas las palabras en un lenguaje distinto a aquel en el que se escribe, se 7 subrayan o escriben con cursivas. A continuación se presenta una tabla con este conjunto de abreviaturas y expresiones latinas, su significado y una breve guía de su uso (después de la tabla se presenta el otro sistema mencionado).

Expresión latina

Significado

Uso

Ibid.

Ibidem, ahí mismo.

Refiere al último texto citado y, en éste, al mismo pasaje o página citadas.

Idem

El mismo, lo mismo.

Cita lo mismo que en la referencia anterior, pero remite a otra página.

Et al.

Et alteri y et alii, y otros.

Se usa después del tercer autor citado de un libro escrito por muchos (más de tres) autores.

V. gr.

Verbi gratia, por ejemplo.

Abrevia “por ejemplo”.

Op. cit.

Opus citatum, obra citada.

Refiere una obra citada arriba de una referencia dada. Suele escribirse el apellido del autor y a continuación op. cit.

Cf. o cfr.

Véase, confróntese.

Remite a una ubicación precisa en un texto, usualmente precede a un número de página o al sistema canónico de citar a un autor específico (un pasaje de la Crítica de la razón pura, v. gr. suele citarse: cfr. A 381, que remite a una página de la primera edición alemana).

Supra

Arriba

Remite a una posición ubicada antes del punto donde se inserta esta expresión. Suele preceder al número de la página que refiera.

Infra

Abajo

Remite a una posición ubicada después del punto donde se inserta esta expresión. Suele preceder al número de la página que refiera.

Vid.

Vide, videtur, véase.

Remite a la página que citamos.

i.e.

Id est, esto es.

Indica que vamos a parafrasear algo o da pie a una cita textual.

Passim

En varios lugares, abundantemente.

Señala que lo que citamos se afirma en muchos lugares de un texto o de la obra de un autor. Su función es indicar un lugar común de un texto e indicar que es trivial ofrecer una referencia precisa.

Apud

En, en la obra de, basado en.

Indica que afirmamos algo siguiendo a alguien o que lo que citamos es, a su vez, una cita que está en… El contexto marca la aplicación correcta.

7

La aplicación de este criterio suele exceptuarse en la hemero-bibliografía, para que no se confundan los diferentes tipos de publicaciones.

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6 GUÍA TÉCNICA PARA ELABORAR UN ENSAYO Expresión latina Significado Uso Se emplea cuando una cita textual —que referimos fielmente y sin enmiendas— presenta un error de sintaxis o gramatical u ortográfico o, incluso, de información. Carlos Monsiváis hace de esta expresión un elemento cargado de ironía y sarcasmo en su columna semanal “Por mi madre bohemios”, publicada cada lunes en el periódico La Jornada.

Sic

Así, textualmente.

Ca.

Circa, alrededor de.

Señala fechas aproximadas.

Loc. Cit.

Locus citatum, lugar citado.

Indica un pasaje que ya se citó.

Item

Así, del mismo modo.

De obvia aplicación.

Es norma que a estas expresiones, incluso si son abreviaciones, las siga una coma. Por ejemplo: Eco, op. cit., v. p. 14. Que podría leerse como: “Obra citada de Umberto Eco, véase la página 14”. El otro sistema de notación bibliográfica, que cada día adquiere más institucionalidad, pues está recomendado por organizaciones editoriales de los Estados Unidos de América (y lo que proviene de aquel país tiene carta de dominancia cultural en las naciones satélites como la nuestra), consiste en poner a renglón seguido, pero entre paréntesis, el apellido del autor y después la página citada, tal como se ve al final de la siguiente cita en este párrafo: “…las citas son prácticamente de dos tipos: (a) se cita un texto que después se interpreta y (b) se cita un texto en apoyo de la interpretación personal” (Eco, p. 188). Donde lo que está entre paréntesis indica que se cita la página 188 de un texto de Umberto Eco. En caso de que se citen diferentes trabajos de un autor, entonces, en seguida del apellido, se escribe, además, el año de edición de la obra referida, con lo que se evita cualquier confusión al respecto. En este caso sería: (Eco 1993, p. 188). Algunos autores especialmente prolíficos suelen publicar varios trabajos en un año, por lo que en estos casos se diferencian sus obras agregando letras minúsculas, en orden alfabético, a los diferentes textos suyos que se citen. Por ejemplo, si se tienen entre manos dos libros de Monsiváis del año 1999, al primero citado se le puede asignar una «a» y al segundo una «b», de este modo: (Monsiváis 1999a, p. 164) y (Monsiváis 1999b, p. 78). Desde luego, en este sistema de citas es de todo punto imprescindible que al final del ensayo se anote el listado con las fichas bibliográficas completas, indicando claramente la asignación de letras que se ha adoptado. Esta segunda forma de hacer las referencias bibliográficas corresponde a una tradición académica y comercial sajona, mientras que la primera es de cuño netamente latino, como decíamos. ¡Usted elija cuál prefiere para su ensayo! 18. Vale la pena recordar, además, que todo ensayo es una acción comunicacional, de manera que conviene que esté escrito en un estilo correcto. En lo que atañe a la sintaxis es importante respetar las normas existentes sobre las características del sujeto y del predicado en el enunciado, así como atender a las normas sobre el uso de los signos de puntuación. También es recomendable emplear palabras inteligibles (no abusar del culteranismo ni de los términos técnicos) y recurrir al vocabulario que el tema exige para su precisión y comprensión. Sin duda, cuando se falta a las normas de la sintaxis y la ortografía el documento se presta a muchas confusiones durante la lectura. Desde luego, hay formas estéticas y diversos recursos retóricos, de las que el ensayista puede valerse, según su estilo personal y los efectos emocionales que pretenda causar en los lectores.

Con el material recopilado realiza los siguientes procesos a. Construye un esquema. Este proceso es esencial. Su propósito es ordenar con EFREN FLOREZ UdeC

coherencia todos los aspectos que vas a tratar en el ensayo. Es decir, es el esqueleto o arquitectura de tu trabajo que te permite darle secuencia y profundidad. Asúmelo como una «guía flexible», que puedes modificar o ampliar a medida que avanzas en la redacción. No lo debes incluir en el texto, pues su función es sólo orientadora y de apoyo para alcanzar fluidez, orden y coherencia En ese esquema puedes incluir como grandes ejes: Introducción, desarrollo, propuestas y cierre. b. Elabora citas textuales o parafraseadas por cuanto te servirán para explicar, ampliar, argumentar o refutar cualquier idea. Luego clasifícalas en grandes categorías para que puedas tener un «banco de datos» válido para comparar, analizar, ampliar o hasta para realizar estudios cronológicos. Para las citas textuales, selecciona conceptos, opiniones y datos sobre los sub-temas que te parezcan relevantes de varios autores, fíchalos siguiendo siempre las pautas acordes con el tipo de fuente. d. Resume, interpreta o analiza conceptos, opiniones o postulados para incluirlos dentro del ensayo, pero en forma parafraseada para demostrar tu comprensión de lo que dicen otros autores u otras teorías. e. Elabora tus propios conceptos, juicios y análisis sobre el tema o sub-temas. Implica tu crecimiento intelectual. f. Argumenta. Elabora varias argumentaciones sobre la hipótesis o tesis que presentas en tu ensayo, es decir por qué lo afirmas y cómo lo corroboras. Utiliza razonamientos convincentes y apóyate en testimonios, datos, citas, máximas o proverbios. A veces conviene ordenar esos argumentos con algún criterio, por ejemplo, históricos, políticos o legales. El estilo debe ser directo y claro. Recuerda que se escribe para hacerse entender y no para hacerse adivinar. Atiende la ortografía y la concordancia entre el sujeto y el verbo, entre el sujeto y el número, el uso adecuado de los signos de puntuación y evita términos repetidos. Esto último puedes evitarlo construyendo tu propia lista de sinónimos, pero corrobora que se refieran a lo mismo, pues a veces no corresponden. He aquí algunos ejemplos: • Profesor: docente, maestro, tutor medidor • La educación es un proceso: fenómeno, hecho, actividad, sistema, sector, etc. • Discurso pedagógico: argumento, explicación, tratado, modelo, postulado o paradigma. Cada párrafo estará formado por una o varias oraciones separadas con un punto y seguido, pero en conjunto expresan una sola información. Generalmente un párrafo contiene una idea principal apoyadas con otras secundarias y no deben resultar tan largos. En ellos puedes unir tus ideas con las de otros autores con creatividad y honestidad. Para demostrar el desarrollo de tu pensamiento profesional y la profundidad de tu ensayo utiliza los siguientes procesos cognitivos: construye definiciones conceptuales, descriptivas y esenciales o aristotélicas; refiere teorías o marcos conceptuales; anota causas y efectos; clasifica; compara; opina; reseña textos o revistas, periódicos; analiza, argumenta, ejemplifica, describe, sintetiza, etc.

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Conectores Utiliza adecuadamente los «conectores», por cuanto son frases que permiten unir párrafos, revelar secuencia, relacionar, ordenar o anunciar. Existen clasificaciones de conectores, entre ellas la citada por Álvarez, L. y Rosario Russotto. (1996). He aquí un conjunto de ellos que pueden ayudarte: Para agregar ideas: Además, asimismo, también, al mismo tiempo, en igual forma, con base en, luego, por una parte, es conveniente, (preciso, necesario, oportuno) etc. Para introducir ideas opuestas: Sin embargo, no obstante, de otro modo, en otro orden de ideas, en oposición, por lo contrario. Para introducir otro tema: Concerniente a, con referencia a, en cuanto a, en lo tocante, respecto a, acerca de, sobre, referente a. Para indicar relaciones de tiempo: Actualmente, posteriormente, en primer lugar, en la actualidad, en otra época, en este momento, por ahora, en tiempos pasados, en nuestros días, en esta época, en esta década, en los últimos decenios, a principios de milenio. Para explicar causas: Por esta razón, a fin de que, puesto que, ya que, por ello, por aquello, por esta situación, por este motivo, por este pretexto. Para advertir consecuencias: Por tanto, en consecuencia, en una y otra parte, en correspondencia, seguidamente, consecutivamente, por consiguiente, en tal sentido, como resultado, en efecto, en conclusión. Para establecer comparaciones: De igual manera, igualmente, de otra manera, equiparable a, de la misma forma, en las mismas circunstancias, en primer momento. Para expresar opiniones: En mi opinión, a mi manera de ver, considero, al respecto opino, declaro, afirmo, asevero. Para indicar el cierre: En conclusión, en síntesis, en último lugar, por último, finalmente, en fin, para concluir. Es importante que alcances la pulcritud en tu trabajo. Eso lo puedes lograr al evitar, entre otros: • El abuso de los «conectores». • El que galicado. • El abuso del gerundio. • Los barbarismos, anglicismos y galicismos. • Las redundancias. EFREN FLOREZ UdeC

• Frases hechas (Ej. Hoy por hoy. Mi aporte es un granito de arena. En el terreno de las hipótesis). • Las explicaciones innecesarias, por cuanto abultan el párrafo y dificultan captar la idea central. • Incoherencias. (Se refiere a contradicciones o incompatibilidades. Ej. Afirmar: La Pedagogía es una ciencia en construcción. y más tarde señalar: Ya todo se ha dicho en educación.) • Los calificativos. Ej. La educación es maravillosa. También es importante demostrar la honestidad en tu trabajo, esto implica darle créditos a los autores trabajados y admitir las limitaciones del enfoque. Después de haber terminado la primera redacción de tu ensayo: a) Realiza una lectura global con el fin de revisar los aspectos formales, coherencia y ubicación de las citas, además para corregir estilo y gramática. En esta etapa logras precisión en tus ideas, buscas sinónimos, eliminas frases o las amplías o depuras, entre ellos, de artículos y mayúsculas injustificadas. b) Permite que otra persona lo lea para corroborar si las ideas o juicios están claramente expresados. Esta evaluación externa permite oír sugerencias y discutir opiniones. c) Por último, recuerda que el tamaño del ensayo variará de acuerdo a las exigencias de tu profesor, del tema o de tus propias exigencias.

Presentación del Ensayo Este trabajo intelectual lo puedes transformar en un artículo de prensa, una ponencia o una conferencia, pero para su presentación formal a la cátedra, recomiendo: a) Utiliza papel carta. b) Cada página debe tener márgenes: de acuerdo a las normas ICONTEC c) En la presentación considera: portada, páginas numeradas en la parte superior derecha y bibliografía. (No lleva introducción, ni tabla de contenidos, cuando se trate de un trabajo corto) d) PORTADA: Consta de: • El membrete de la universidad (parte superior) • EL Título del Trabajo (centro de la hoja y con mayúscula), y debajo en letra menuda la expresión: Ensayo, así notificas el tipo de tu trabajo, por cuanto existen otras modalidades tales como informe, monografía, tesis, tesina. Referencias Esta sección es imprescindible en todo trabajo científico. Elaborarlas exige una serie de cuidados, por cuanto sus datos resultan útiles para otras investigaciones y revelan vigencia y procedencia. Las referencias o bibliografía abarcan libros, revistas, videos, tele-conferencias, periódicos, correo electrónico y demás materiales que te ofrecieron apoyo directo en la construcción EFREN FLOREZ UdeC

del ensayo, pero sólo se incluyen los materiales consultados, por cuanto reseñar un libro no tratado es contrario a la ética del escritor. Las organizaras en estricto orden alfabético y siguiendo las pautas del sistema funcional. Empieza con el apellido del autor e iniciales de sus nombres y el año de publicación, punto. Luego el nombre del texto en cursiva, seguidamente la ciudad, dos puntos y la editorial, todo esto en una línea continua. Ej. Santos G., M. A.(2000). La escuela que aprende. Madrid: Morata. Estas referencias se escriben con un sólo espacio y demandan puntos, comas, cursivas, paréntesis, Para incluir las referencias provenientes de fuentes electrónicas como libros, artículos, ponencias, leyes, proyectos. Sigue el patrón: autor, fecha, título en cursiva, luego entre corchetes [libro en línea] o [datos en líneas]. Disponible: incluye la dirección electrónica y el nombre del explorador y por último la fecha en que lo consultaste en la red entre corchetes. Ej. Pérez, D. y Guzmán, M. (1993). Enseñanza de las Ciencias y la Matemática. Tendencias e innovaciones. [Libro en Línea] Organización de Estados Iberoamericano para la Educación la Ciencia y la Cultura: Editorial Popular. Disponible: http.www.campus.oei. org/oeirvirt/ciencias/htm [consulta: 2001, noviembre 20] Consultado el 1 de marzo de 2003.

Tomado de

Informes Técnicos, Artículos Científicos, Ensayos Escuela de Ciencias del Lenguaje, ITCR. Fundación CIENTEC 2006

Facultad de Filosofía de la Universidad Autónoma de Querétaro

Universidad de Los Andes - Táchira

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