PENSANDO AL JOVEN CAMPESINO DEL NOROESTE DE SAN LUIS, EN EL CONTEXTO CAPITALISTA ACTUAL

1    PENSANDO AL JOVEN CAMPESINO DEL NOROESTE DE SAN LUIS, EN EL CONTEXTO CAPITALISTA ACTUAL Iacovino R. Araud S. La realidad del sector agrario en el

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1    PENSANDO AL JOVEN CAMPESINO DEL NOROESTE DE SAN LUIS, EN EL CONTEXTO CAPITALISTA ACTUAL Iacovino R. Araud S. La realidad del sector agrario en el contexto mundial y nacional La economía y la sociedad latinoamericanas, han sufrido profundos cambios a partir de la creciente integración de su agricultura en el régimen agroalimentario global y de las políticas de estado que van desde las reformas agrarias hasta la liberalización comercial (Kay, 2001; En Aurand, S., 2012:18). El avance del capitalismo y la economía de mercado se viene produciendo de manera sostenida desde su misma aparición. Si bien la mundialización no es nueva, este proceso se acelera hoy en día con características novedosas tales como intensificación de los flujos de capital, la circulación de ideas, de personas, de mercancías, produciéndose transformaciones económicas, técnicoproductivas, socio-laborales y políticas, que afectan la configuración de regiones y de mercados. Hay un reordenamiento de las relaciones productivas, comerciales, y cambios de las prácticas sociales (Bendini,M., 2006). Todas esas transformaciones que se observan en el modelo de acumulación mundial, afectan notoriamente y diferencialmente a las regiones agrarias mundiales, principalmente de los países subdesarrollados, generando un proceso desigual de reestructuración de territorios rurales y redefinición de actores sociales agrarios. En este sentido, Chonchol (1996) menciona que ese proceso es heterogéneo, es decir, afecta a ciertas regiones (aquellas que poseen las “condiciones o ventajas comparativas” que requiere la valorización del capital agrario), a determinados actores (medianos y grandes productores) y ciertas producciones (las más dinámicas en el mercado mundial). Al mismo tiempo se generan procesos diversos de inclusión subordinada y exclusión de los actores más vulnerables como pequeños productores familiares y trabajadores rurales. Como puntualiza G.Gordillo (1922:23) “La expansión creciente del capitalismo hacia casi prácticamente todos los rincones del planeta ha determinado que casi no existan sistemas económicos que no estén en relación con el mercado por la compraventa de productos o por la venta estacional de fuerza de trabajo” ( Hocsman; 2003) En el mismo sentido Sili plantea que el proceso de globalización ha impactado de manera notable en las áreas rurales, cambiando su forma de funcionamiento y, por ende, el modelo de organización territorial. Esto, en Argentina ha sido posible gracias a los complejos cambios económicos que el capitalismo global ha generado, especialmente a través de las políticas de ajuste estructural y a los efectos transformadores de las nuevas tecnologías de comunicaciones y transportes que han creado nuevas dinámicas territoriales debido a la fuerte movilidad de las personas, mercaderías, ideas y conocimientos, permitiendo a su vez la expansión de nuevas formas de funcionamiento de la economía, la sociedad y la cultura a escala global (Sili, M 2005). Las reformas implementadas durante la década de los 90, caracterizadas por la desregulación de los mercados, las privatizaciones y la inserción en los mercados mundiales, subordinó las políticas sectoriales a los equilibrios macroeconómicos, con lo cual fueron desapareciendo gran parte de los tradicionales instrumentos de política pública sectorial, como subsidios, tipos de cambio diferenciados, franquicias, poderes de compra de las empresas estatales, y fijaciones de precios a productos básicos (óp. cit 2005). En el sector agropecuario estas políticas se tradujeron principalmente en una mayor estabilidad de precios de los productos agropecuarios, altas tasas de interés, una creciente sobrevaluación de la moneda nacional con respecto al dólar y a la escasez de financiamiento. Estas medidas sumadas a un fuerte aumento en los costos fijos de las explotaciones agropecuarias obligó necesariamente a las empresas a aumentar las escalas productivas, mejorar los sistemas de gestión y modernizar los sistemas productivos de manera que las mismas puedan encontrar un nuevo punto de equilibrio y rentabilidad que les permitiera continuar sus actividades. Este fenómeno se amplifica teniendo en cuenta que el aumento de escala torna más eficaz la utilización de las nuevas maquinarias y tecnologías y la mano de obra especializada (Sili, 2005). Esta situación impactó en los productores ya que los más capitalizados lograron mayor rentabilidad en sus empresas y los pequeños y medianos

2    se vieron perjudicados, abandonando en algunos casos sus actividades y áreas rurales, migrando a las grandes ciudades en busca de nuevas oportunidades. Es decir, que los procesos tanto globales como a escala nacional que se dieron impactaron notablemente y de modo negativo en los sectores campesinos. Bernstein (1992ª:24, .En Cáceres, D., 1995) señala que el “trickle Down Effect” implica un “abordaje residual” a la problemática del desarrollo que explica la existencia de los países pobres como la consecuencia de haber sido “dejados afuera” del proceso de desarrollo. Tal visión parte del supuesto que el crecimiento económico, tarde o temprano eleva los ingresos de todo el mundo. (Cáceres, D, 1995) Fundamentada en esta concepción de desarrollo, se implementaron nuevas políticas en la década del ´60 en Latinoamérica, apoyadas principalmente por el gobierno de EE.UU y algunas organizaciones internacionales que compartían esta perspectiva y tenían similares orientaciones políticas. A la luz de la revolución cubana, era imperioso generar alternativas políticas a fin de evitar la expansión de un sistema que chocaba frontalmente con los intereses de EE.UU en la región. La “alianza para el progreso” y la “modernización de la agricultura” fueron las principales herramientas políticas implementadas a fin de descomprimir la efervescencia social de América Latina. (óp, cit, 1995) En sintonía con dicha concepción de desarrollo, se entendió a la modernización no solo como una propuesta de cambio tecnológico para la agricultura, sino también como la forma más adecuada para superar y remplazar “valores tradicionales” y patrones de “motivación hostil al cambio social y el crecimiento económico”. (Jary y Jary 1991:201., En Cáceres, D 1995). De acuerdo a Hadjor (1992: 201), la modernización implica un cambio hacia “los hábitos y costumbres de los tiempos presentes” y la adopción, por parte del tercer mundo, de las instituciones y valores de los países occidentales industrializados. Por lo tanto, ser “no moderno” significa ser “no occidental”. El concepto de modernización está impregnado por etnocentrismo, y sus defensores parten del presupuesto de que la ciencia y la tecnología occidentales son esencialmente “buenas”. (Riedjik, 1986:44., En Cáceres, S, 1995) Desde ésta lógica de pensamiento la explicación del atraso está directamente relacionada a la persistencia de valores y actitudes “tradicionales” no “evolucionado” a formas modernas. Uno de los defensores de la modernidad afirma que modernidad es en primer término un estado mental: expectativas de progreso, propensión al crecimiento, disposición a adaptarse al cambio (Lerner 1964; Hagen, 1979) va aún más lejos al afirmar que las sociedades tradicionales están asociadas con un nivel muy bajo de creatividad. Estas afirmaciones llevan a considerar al subdesarrollo como consecuencias de actitudes psicológicas de los campesinos: mientras una psique “moderna” es flexible, creativa y adaptable, una “tradicional” es rígida, poco flexible, y no creativa. Desde este marco conceptual, es la mente con “orientación tradicional” la que se convierte en el obstáculo para el cambio, y la psicología individual es el factor clave que determina el desarrollo. (Hadjor, 1992, .En Cáceres, 1995: 5). Es un tanto simplista y acotado este análisis planteado precedentemente, ya que estas cuestiones tienen que ver con aspectos estructurales, económicos y políticos vinculados con el desarrollo capitalista, donde los países ricos crecen a expensas de los países pobres. En tal sentido, (Hadjor, 1992., en Cáceres, 1995) expresa, la superioridad de los países industrializados reside en su poder económico y político y en consecuencia su acceso diferencial a los recursos materiales. Tal superioridad se basa en el control masivo de los medios de producción, el monopolio de los medios de comunicación, la supremacía en el campo militar, y la complicidad de las élites locales y clases dirigentes de los países subdesarrollados. En síntesis la teoría de la modernidad relaciona el estancamiento del tercer mundo con la falta de voluntad y creatividad de su propia gente, el problema del desarrollo es reducido así a un problema psicológico individual y el significado de ser “occidental” es equiparado con el de “moderno”. (Cáceres, 1995).

3    El desarrollo, luego de la segunda guerra mundial, aparece con un sentido cargado de esperanza para pensar el futuro de las sociedades del mundo, en particular de aquellas que, desde una concepción eurocéntrica, se encontraban en desventaja según diferentes indicadores económicos y sociales. El desarrollo era posible para los países subdesarrollados, también llamados en vías de desarrollo. Solo se necesitaba modernizarse, adoptar las pautas culturales del primer mundo y seguir los pasos y las condiciones que nos indicaba el comando a nivel mundial del capitalismo. A esta vertiente se la conoció como la “teoría de la Modernización”. (Manzanal, M et al,) Desde esta mirada, desarrollo era modernización entendida como adaptación a pautas y a lógicas de países desarrollados y basada en criterios económicos, fundamentalmente. Manzanal plantea que más allá de sus modalidades de divulgación, desarrollo implica “una estructura de poder y de dominación y que siempre viene asociada con el moderno estado-nación que ha resultado ser fundamental para el desarrollo de la sociedad capitalista en todas partes. En el orden capitalista hay una asociación crucial entre el estado- nación moderno y el desarrollo1. (Quijano, 2000:75., en Manzanal, M, 2010: 26) Al respecto la globalización constituye un verdadero ejemplo de cómo el estado nacional y/o los estados provinciales favorecen o impulsan las oportunidades de inversión del capital extranjero, bajo la consigna de que su interés de invertir en el país es la mejor oportunidad para el crecimiento nacional y consecuentemente, una real contribución para el desarrollo2. (Manzanal, M. 2010: 26). El cambio de la agricultura “tradicional” por la “moderna” implicaba tomar riesgos asociados con los mayores requerimientos de dinero en efectivo que demandaba la nueva tecnología, los productores mas ricos estaban en mejor posición para tomar ciertos riesgos que los mas pobres quienes debían endeudarse a fin de afrontar los costos en dinero que demandaba la nueva tecnología de la revolución verde (Harris 1988., En óp, cit). Esto hizo además que se agudizara el proceso de diferenciación campesina, ya que favoreció la reconversión de unos pocos campesinos “ricos” en pequeños productores capitalizados, mientras que la situación de la inmensa mayoría de campesinos “pobres” no mejoró substancialmente, e incluso en algunos casos empeoró (George 1976., en Cáceres 1995: 7). Si bien ha habido un incremento sostenido en la producción agropecuaria en las últimas décadas, éste se ha concentrado mayoritariamente en pocos actores, ocurriendo un gran deterioro del sector de pequeños productores que quedan afuera de los beneficios que acaparan las grandes empresas (Tapella y Rodríguez Bilella, 2008).

¿Campesino subsumido al capital? Comencemos por definir unidades domésticas campesinas3. Hocsman plantea 5 características principales del campesino:

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  Visiones críticas plantean la descolonización epistemológica como única forma de avanzar en el debate mundial sobre ésta cuestión. Desde allí elaboraron una interpretación asociada a la colonialidad del poder (concepto que tiene ligazones con el de dependencia estructural) aplicándola como elemento interpretativo central para el análisis de la sociedad latinoamericana, vinculándolo a la idea de raza, Quijano sostiene (2000: 82-83) la colonialidad del poder fue determinante en el proceso de eurocentramiento del poder capitalista mundial… se configuró un patrón de poder que podemos reconocer como capitalismo mundial, eurocéntrico y colonial/moderno…entre europeos o blancos y las demás razas dominadas o inferiores (Manzanal, 2010: 28)

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Cuando, en realidad, la globalización es una etapa en el proceso de acumulación capitalista. Es la penetración del capital internacional en los territorios nacionales buscando nuevas e incrementales oportunidades de acumulación con la colaboración del Estado. Colaboración que, por su parte, expresa fundamentalmente la debilidad de ese mismo Estado para tomar decisiones autónomas de los designios del gran capital. ( Manzanal, M, 2010)

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 Diversos autores ponen de manifiesto el equívoco de considerar a las unidades domésticas como entidades dominadas únicamente por la  homogeneidad  de  intereses  tendientes  a  la  reproducción  biológica  y  social  de  sus  miembros  (Jelin  1984).  Analizando  la  familia  como  categoría objetiva (estructura‐estructurante) y como categoría social subjetiva (estructura‐estructurada), Bourdieu (1994) reconoce en este 

4    •

El trabajo familiar se mantiene como componente decisivo en el proceso productivo.



Las unidades domésticas son al mismo tiempo unidades de producción y consumo



Poseen dificultades estructurales para la acumulación de capital



Los componentes importantes del ingreso total, deriva de la producción agropecuaria.



Cuentan con la posesión de los medios de producción y el control formal del proceso productivo (Hocsman, L, 2010: 16)

Chayanov en sus estudios ya reconocía que, cuando la familia campesina no obtiene un ingreso suficiente con la producción de su campo, se apresura a cubrir una deficiencia en los ingresos agrícolas mediante ingresos adicionales en actividades no agrícolas (Chayanov, 1974). Siguiendo con esta postura, Murmis (1991) comenta que si bien en la unidad campesina por excelencia lo fundamental es la combinación de tierra y trabajo familiar, hay una alta proporción de productores minifundistas que trabaja no solo en su predio, sino también fuera de éste, variando la relación entre trabajo predial / trabajo extrapredial, según las condiciones del medio local y del propio establecimiento. Por lo tanto, su persistencia está afectada por los avatares del mercado de trabajo, e incluso por su acceso a pensiones y otras ayudas familiares. (Aurand, S 2012). Luego de la lectura al respecto planteada fundamentalmente por Hocsman, se puede decir que el campesino de San Luis está bajo una subsunción indirecta al capital. Siguiendo a Hocsman, la historia ha mostrado que en el agro el capital puede establecer formas de dominación del trabajo que siendo similares a la propias de la subsunción directa, tienen una forma distinta de manifestarse, básicamente a través de mecanismos indirectos que respetan el carácter no capitalista del proceso laboral doméstico, esto son: la compra y venta de productos, la contratación de su fuerza de trabajo y el otorgamiento de crédito. (Hocsman, 2003) Es decir, el campesino sigue llevando a cabo prácticas como unidades domésticas pero a su vez vende su fuerza de trabajo de modo temporal. Otro elemento fundamental es que el campesino no persigue la acumulación de capital. Según José Graziano da Silva (1999), un factor limitante de modernización para el sector de pequeños productores, parece residir fundamentalmente en la incompatibilidad entre escala mínima de producción requerida para el nuevo padrón tecnológico y la insuficiencia de recursos productivos y financieros por parte del sector. Por otra parte, se observa también una falta de investigación y disponibilidad de tecnologías apropiadas para el sector campesino. Dentro de las medidas tendientes a mejorar las producciones campesinas, la adopción de tecnología adecuada aparece como una opción relevante. La incorporación de tecnología por parte de campesinos, tiene algunas particularidades respecto a la manera en que adoptan los medianos o grandes productores agropecuarios. Ahora bien, dentro del mismo sector campesino dicha adopción no es homogénea. Por lo tanto, a la hora de proponer la utilización de una tecnología o desarrollar una nueva, se deberían tener en cuenta las diferencias existentes al interior de este sector.

El joven campesino en el Noroeste de San Luis Dentro del sinnúmero de procesos que se pueden observar en este contexto de economía de mercado y modelo neoliberal, hay dos que se destacan, y que influyen fuertemente sobre el campesinado del Noroeste de la provincia de San Luis: la consolidación del modelo agro exportador, basado fundamentalmente en el monocultivo de soja, y las políticas estatales creadas a fin de reducir

                                                                                                                                                                                           doble mecanismo de fusión y fisión. Señala que si bien el trabajo (práctico y simbólico) de integración es indispensable para que  la familia  pueda  subsistir    y  afirmarse  como  “cuerpo”,  como  unidad  que,  para  reproducirse  debe  actuar  como  una  suerte  de  sujeto  colectivo,  la  familia  funciona  también  como  “campo”,  como  espacio  de  juego  ,  donde  existen  relaciones  de  fuerza  físicas,  económicas,  culturales  y  simbólicas y también luchas  por la conservación o transformación de esas relaciones de fuerza. (Silvetti, F;  Cáceres, D 1995:9) 

5    los niveles de pobreza resultantes del modelo aplicado. Los cambios en los sistemas de producción que han sido alentados por la globalización de la economía, colocan a la Argentina nuevamente como granero del mundo (dejando atrás el modelo de sustitución de importaciones). La expansión del cultivo de soja, consecuencia de los precios internacionales que favorecen tanto a éste como al resto de los granos argentinos, ha acelerado el corrimiento de la frontera agrícola con el consiguiente desplazamiento de la producción de ganado bovino. De este modo se ha desplazado a los productores más carenciados hacia zonas cada vez más marginales, las que muchas veces presentan severas limitaciones por degradación de los recursos naturales. Inclusive si aún no han sido desplazados, comienzan a tener problemas con sus tierras debido a que generalmente el régimen de tenencia es precario. El otro aspecto, tiene que ver con políticas paliativas de desocupación, que los estados provinciales y Nacional debieron implementar debido a los altos índices de desempleo (tanto urbano como rural) producto del neoliberalismo, como son los planes sociales. La provincia de San Luis viene ejecutando desde hace 8 años un plan social, con fuerte presencia en todo su territorio; la pertenencia a dicho plan ha pasado a ser una estrategia fundamental en la reproducción social de las familias campesinas. San Luis fue una provincia esencialmente rural hasta la década del ´60; a partir de ese momento se acelera el proceso de urbanización, concentrándosela población principalmente en la ciudad capital y en menor medida en la ciudad de Villa Mercedes (segundo centro urbano más importante de la Provincia). La población provincial se estima en 366.900 habitantes, con una densidad poblacional de 4,8 habitantes por Km2. La esperanza de vida es de 72,9 años y la tasa anual de crecimiento poblacional es del 2,8%. El porcentaje de personas con NBI (necesidades básicas insatisfechas) es del 15,6%. En cuanto a los indicadores educativos, la tasa de analfabetismo alcanza al 2,9 %, llegando a 11 el porcentaje de personas con nivel de educación terciario (INDEC, 2001) (Aurand, 2012). Actualmente, apenas el 19, 5 % de los habitantes de la Provincia reside en ámbitos rurales (Giulietti et al, 2003), aunque este valor es mayoral que registra el promedio nacional (10,7 %, según INDEC, 2001). En departamentos del norte provincial, como es el caso de Ayacucho, estos porcentajes vienen modificándose últimamente, ya que los habitantes rurales continúan emigrando hacia los pueblos. Dicha migración, se produce de manera más notoria en los jóvenes. Refiriéndose puntualmente a la zona de estudio, se puede relacionar directamente al noroeste provincial con el Departamento Ayacucho,se encuentra en el noroeste de la provincia de San Luis, y su superficie es de 9.681 Km2, lo que representa el 12,61 % de la superficie provincial. La población según el censo 2010 es de 18.900 habitantes (INDEC, 2010). Respecto al uso que se le da a la tierra, el 86,5 % de la superficie total del departamento de Ayacucho es monte natural, el 10 % son pasturas naturales, el 2,7 % tierras no utilizables, el 0,5 % son caminos, parques y zona residencial y solo el 0,3 % son tierras cultivadas (bajo riego). El sistema de producción preponderante es el ganadero (bovino) (Echeverría y Genovés, 2003), siendo pocos los establecimientos que realizan un sistema mixto, o puramente agrícola. El ganado caprino, es el más común entre los campesinos, cuyas majadas están compuestas por la llamada “cabra criolla sanluiseña”. Entre las tierras cultivadas (recordemos que son sólo el 0,3 % de la superficie del departamento), se puede hacer una diferenciación entre aquellas que se destinan al consumo en el establecimiento o que se venden en el mercado local, y aquellas que son comercializadas fuera del mercado local. Entre las primeras, se encuentran montes frutales (manzanos, perales, naranjos, limoneros, durazneros, higueras), huerta (papa, cebolla, tomate y plantas de hoja), cultivos anuales (maíz, sorgo, algo de trigo), forrajeras anuales (avena, centeno) y, en menor proporción, forrajeras perennes (alfalfa, melilotus). Los rendimientos de todas estas producciones están muy relacionados con la disponibilidad de agua para riego. Las producciones que trascienden el mercado local, y que en algunos casos ingresan en el circuito mundial, se concentran en el denominado corredor Quines – Candelaria. En general, se trata de cultivos bajo riego cuya fuente de aprovisionamiento de agua es el dique La Huertita (ubicado en el departamento San Martín). Son históricas las plantaciones de papa y melón, también plantaciones de álamos, rosas y alfalfa, y más recientemente se ha comenzado con el cultivo de algodón. Incluso se radicó en la zona una empresa de producción de arándanos, que tiene alrededor de 80 hectáreas

6    bajo cubierta. En los últimos años, algunas empresas han comenzado la utilización de sistemas de riego por pivote central (aspersión) que producen mayormente soja y maíz. Se calcula que en total, se riegan con agua subterránea, 8.900 hectáreas (AER Quines, 2007).

Como muestra de la composición etaria de la población rural, se puede ver el siguiente cuadro, realizado en el año 2006.

Cuadro 1: composición por edades de la población rural; departamento Ayacucho.

% 35,0 30,0 25,0 20,0 15,0 10,0 5,0 0,0 0-4

5-14

15-19

20-34

35-49

50-79

80 o +

edades

Fuente: elaboración propia en base a encuesta de Asociaciones (2006). En este gráfico, se advierte que más de la mitad de la población campesina es mayor de 35 años; inclusive el 35 % de la misma supera los 50 años. La juventud está cada vez menos ligada al trabajo en el campo, emigrando a los pueblos o a las ciudades, a veces en busca de proseguir sus estudios, otras en busca de mejoras laborales, o atraídos por un estilo de vida que estiman les será más satisfactorio que el vivido en el medio rural. Este dato concuerda con lo remarcado en el punto donde se analizaba el bajo índice de crecimiento poblacional en el departamento Ayacucho (10,9 % entre 1991 y 2001) que estaría mostrando un proceso de emigración de la población hacia otros lugares, tanto dentro de la Provincia como fuera de ésta. Mencionábamos anteriormente al Plan de Inclusión Social, como una herramienta utilizada por el gobierno provincial para atacar la desocupación. Debido a nuevos intereses del gobierno, desde hace más de cuatro años que el Plan no anota más interesados. Es por eso, que la herramienta de reproducción social más importante para el campesinado sanluiseño, dejó de serlo para los más jóvenes. Quizás por eso, si bien en un primer momento el plan ayudó a que no hubiera tanta migración, ahora estemos en presencia de una nueva etapa de este movimiento poblacional clásico para el interior argentino, la migración del campo a la ciudad. Ahora bien, esos jóvenes que persisten en el campo, día a día eligen quedarse y reproducir su existencia en el contexto rural. Probablemente en la realidad actual, cada vez más la pregunta de por qué los jóvenes migran, se deba cambiar por la pregunta de por qué los jóvenes deciden quedarse en el campo. Esta cuestión nos introduce a analizar cómo se desenvuelve el joven en la familia campesina.

7    Generalmente los jóvenes que decidieron quedarse en el campo, no han realizado estudios de nivel secundario. La totalidad ha comenzado sus estudios en la escuela primaria rural más cercana a su domicilio, aunque no todos han concluido sus estudios. Podría decirse que en un cincuenta por ciento han logrado terminar con el nivel inicial. Aquellos que optaron por seguir sus estudios en los pueblos, generalmente no regresan a su lugar de origen. Ya desde pequeños ayudan a las tareas rurales, sobre todo en la atención y cuidado de la majada de cabras. A medida que avanzan en edad, se comienzan a familiarizar con tareas de recolección de leña, alambrado y hacienda vacuna o yeguarizos. Según su propia percepción, actualmente la vida en el campo brinda mayores posibilidades de ingreso básicamente por dos cosas: el aumento en el precio del ganado vacuno, y las changas relacionadas con los desmontes. Aquellos relacionados con el ganado caprino, puntualizan en verano y vacaciones de invierno (sumados algunos fines de semana largo) como los mejores momentos para la venta de chivos a particulares. Es notorio como en algunas zonas, la figura del chivero4 antiguamente muy fuerte, va perdiendo relevancia debido a la notable diferencia de precio que se puede conseguir en la venta particular (fundamentalmente al turista o a la gente de los pueblos). Indagados acerca de las prácticas productivas que realizan en sus predios, los jóvenes admiten la manera tradicional de llevarlas a cabo. Siguen produciendo como históricamente lo hacía su familia, aunque se los nota más receptivos a nuevas tecnologías y con cierta predisposición a intentar pensar en mejoras novedosas para sus producciones. Aquellos que realizan changas fuera del predio, o en aquellos casos en que han estudiado en los pueblos y regresan al campo, dicha predisposición es mayor. Inclusive aquellos que no realizan determinadas innovaciones por distintas causas (tiempo, resistencia de los padres) admiten que podrían mejorar sus producciones. Como ingreso extra predial, se pueden contabilizar los desmontes, trabajos de alambrado, o con animales en campos vecinos. La llegada en los últimos 10 años de grandes empresas agropecuarias, no significó una importante fuente de trabajo para los jóvenes, son muy pocos los que lograron insertarse laboralmente en las mismas. Si bien el grupo familiar comparte ingresos y gastos, a medida que los jóvenes crecen, estos ingresos extraprediales son utilizados por ellos, para ahorrarlos o gastarlos independientemente. También para los jóvenes, se comienza a visualizar el peso de la Asignación Universal por Hijos (que vendría a reemplazar al Plan de Inclusión Social como ingreso de asistencia social) en los ingresos extraprediales. De todos modos, aún valiéndose de estas estrategias de pluriactividad, se le hace complicado al joven campesino armar su propio hogar al momento de formar pareja. Es por eso que generalmente la nueva pareja pasa a vivir en la casa del hijo varón. En ocasiones, dentro del mismo predio, se comienza la construcción de una nueva vivienda, para la conformación de la nueva familia, aunque se mantienen los lazos con la familia paterna. Metodología El presente trabajo, el cual se encuentra en etapa incipiente es de tipo cualitativo, en donde se pretende captar desde las percepciones de los jóvenes, tomando como rango etario de 15 a 29, la realidad del campesino en el contexto capitalista actual. Se propone realizar una investigación teórica-empírica, apelando a fuente de datos secundarios que contribuya a la contextualización de la temática a abordar, por un lado, y a datos empíricos de primera mano, por otro. Los instrumentos de recolección de datos utilizados fueron entrevistas y grupos focales de discusión.

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 El chivero, es un personaje de importancia dentro de la producción caprina. Es una especie de acopiador de cabritos, que por lo general se mueve en camioneta o en camiones chicos, todos éstos adaptados en su parte posterior para transportar dichos animales. Compra cierto número de cabritos, a un precio pautado por él mismo, que depende generalmente de la escasez o abundancia de oferta en la zona, y de la distancia del lugar a centros poblados o la accesibilidad hasta el corral; también en estas ocasiones, funciona como proveedor, intercambiando a veces chivos por mercadería. No son de la zona, por lo general proceden de la Provincia de Córdoba o de Mendoza.

8    Consideraciones Finales Es importante pensar en que la producción agroexportadora capitalista seguirá creciendo, pero que la misma no es inclusiva, y que se hace urgente una regulación del avance para que los campesinos no desaparezcan. Se hace necesario entonces, políticas precisas de apoyo a la pequeña producción. Es importante que se respete el modo de vida y producción campesina, que no se maneja con la misma lógica que la gran empresa. En el contexto mundial que se está viviendo, el joven campesino se encuentra en un proceso de resistencia ante el avance de un modelo de producción capitalista que no lo tiene en cuenta. Es así como se vale de distintas estrategias de reproducción social para persistir en el campo. De este modo, comparte el hogar con su familia paterna hasta conformar la propia, muchas veces teniendo que compartir el techo con la primera al no poder independizarse del todo por su situación económica. Es en esta porción de la población rural, donde el trabajo con innovaciones tecnológicas (tanto de herramientas como de procesos), se torna más viable y con mayores posibilidades de éxito, ya que los jóvenes demuestran mayor predisposición al cambio. Es fundamental estrategias focalizadas para el trabajo con jóvenes, que impidan la migración y que les permita seguir siendo campesinos. Hoy por hoy, se puede decir, que el campesino en general y el joven en particular se encuentra subsumido al capital en el contexto actual.

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10    PENSANDO AL JOVEN CAMPESINO DEL NOROESTE DE SAN LUIS, EN EL CONTEXTO CAPITALISTA ACTUAL AUTORES: Iacovino , R; Aurand , S. INTA San Luis DIRECCIÓN DE CORREO: [email protected] EJE TEMÁTICO: ESTRATEGIAS PARA EL TRABAJO EN EXTENSIÓN RURAL: trabajos con franjas etarias, étnicas, colectividades y poblaciones originarias específicas. CATEGORÍA: COMUNICACIÓN FORMA DE PRESENTACIÓN: Póster Resumen El presente trabajo apunta a pensar la realidad del campesinado de San Luis (particularmente el joven del noroeste de la provincia), en un contexto de modernización y desarrollo de la tecnología en general, en donde se hace necesario un fuerte apoyo a la tecnología apropiada para dicho sector. El mismo está estructurado de modo deductivo, es decir, se plantean primero cuestiones más estructurales y holísticas para luego ir desagregando conceptos vinculados, hasta llegar a situar el objeto de estudio teniendo en cuenta los enfoques al respecto, en el contexto capitalista actual. Dentro del sinnúmero de procesos que se pueden observar en este contexto de economía de mercado y modelo neoliberal, hay dos que se destacan, y que influyen fuertemente sobre el campesinado del Noroeste de la provincia de San Luis: la consolidación del modelo agro exportador, basado fundamentalmente en el monocultivo de soja, y las políticas estatales creadas a fin de reducir los niveles de pobreza resultantes del modelo aplicado. Los cambios en los sistemas de producción que han sido alentados por la globalización de la economía, colocan a la Argentina nuevamente como granero del mundo (dejando atrás el modelo de sustitución de importaciones). De este modo se ha desplazado a los productores más carenciados hacia zonas cada vez más marginales, las que muchas veces presentan severas limitaciones por degradación de los recursos naturales. Inclusive si aún no han sido desplazados, comienzan a tener problemas con sus tierras debido a que generalmente el régimen de tenencia es precario. (Aurand, S. 2012: 12-13) Se puede decir que el campesino de San Luis, siguiendo los conceptos de Hocsman, está bajo una subsunción indirecta al capital. El estudio es de corte cualitativo, apelando como instrumentos de recolección a entrevistas y grupos focales, para poder comprender las percepciones de los jóvenes sobre el contexto en el que viven. PALABRAS CLAVE Joven campesino- modernización-espacio tecnológico-subsunción-San Luis.

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