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EL LLAMADO AL MINISTERIO M.C. George Laguna Llama la atención que en varias oportunidades he escuchado decir, tanto a cristianos como a inconversos, “hoy cualquiera es pastor, cualquiera monta una iglesia”. Esas palabras hacen que me pregunte: ¿Será que hay una proliferación de personas que no son llamadas al ministerio y se autoproclaman pastores o apóstoles? ¿Quién los ordena al ministerio? ¿En qué momento hubo el llamado? ¿El llamado de Dios al ministerio fue confirmado por la iglesia de donde salieron? ¿Fueron confirmados por sus padres en la fe, por un presbiterio o salieron dividiendo una iglesia? ¿Hubo un tiempo y un proceso de capacitación para ejercer el ministerio? ¿La motivación es económica o de reconocimiento, antes que servir como obrero de la grey de Dios? El presente escrito es un análisis bíblico de llamado de Dios a ejercer el ministerio y las cualidades y condiciones que la Palabra de Dios señala para ejercer el ministerio.
EL MINISTERIO El concepto bíblico del ministerio es servicio prestado a Dios y a la gente. El ministerio tiene como meta la edificación de los creyentes con miras a la madurez corporativa en Cristo (Efesios 4:7-16). El concepto de ministerio se ve en la Escritura en el original griego diakoneo palabras ("servir") y douleuo ("servir como un esclavo") y sus nombres correspondientes. El hyperetes palabra griega que indica una voluntad de servicio que da a otro, por ejemplo, los funcionarios de la "palabra" (Lucas 1:2), de Cristo (Juan 18:36, Hechos 26:16;. Corintios 4:1), y de Pablo y Bernabé (Hechos 13:5). Ministerio significa "servicio", que es un ideal para todos los cristianos. La imagen de Cristo como siervo (Filipenses 2:5-7; Marcos 10:45) se extendió a los cristianos como iglesia en su conjunto.
Un ministro es “un siervo o esclavo” en este sentido un siervo y su Señor es Jesucristo. El término bíblico para siervo no debe ser entendido en sentido negativo como personas esclavizadas y manipuladas por sus amos, sino como un siervo que hace la voluntad de su Señor, quien lo compró y redimió a precio de su propia sangre y por amor a él. Mientras más dependemos del Señor más libres somos. Desde el origen de la Iglesia de Cristo, ciertos individuos han sido designados para desempeñar funciones espirituales dentro de la iglesia local. En esta categoría los ministerios de Apóstol, Profeta, Evangelista, Pastor y Maestro son dones dados por Dios para la edificación de la Iglesia. No hay jerarquía entre ellos, ninguno es mayor que otro, solo son funciones. Los diáconos tuvieron una función importante en la iglesia local. Eran hombres lamados por Dios, llenos del Espíritu Santo, con gracia y sabiduría de Dios que servían al resto de los creyentes y apoyaron la labor evangelizadora de los apóstoles de Cristo. Además de servir, cumplían labores de evangelistas (Felipe y Esteban) y tenían el don de la Palabra. “
Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a siete varones de buen testimonio,
llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes encarguemos de este trabajo. Y nosotros (los apóstoles de Cristo) persistiremos en la oración y en el ministerio de la palabra. Agradó la propuesta a toda la multitud; y eligieron a Esteban, varón lleno de fe y del Espíritu Santo, a Felipe, a Prócoro, a Nicanor, a Timón, a Parmenas, y a Nicolás prosélito de Antioquía; a los cuales presentaron ante los apóstoles, quienes, orando, les impusieron las manos.” Hechos 6: 3-6. Los llamados y ordenados con estos ministerios especiales, que suelen ser las ocupaciones de tiempo completo o parcial, ahora se llaman ministros. Incluso en su desarrollo temprano, la iglesia era una sociedad estructurada que consiste en el cuerpo de los fieles atendidos por un grupo de personas encargadas de determinadas funciones y responsabilidades.
CARACTERÍSTICAS DE LOS LLAMADOS POR DIOS AL MINISTERIO 1.
UN DESEO FIJO Y HONESTO POR LA OBRA. "Palabra fiel: si alguno anhela obispado, buena obra desea. " 1 Timoteo 3:1. Hace falta el deseo por la obra. Es cierto que fracasará si él no tiene un gran entusiasmo por la obra. Es muy necesario que a él le encante predicar, que le guste componer mensajes, y que el estudiar y escudriñar la Palabra de Dios le sea placentero. Además, hace falta que también esté plenamente convencido de que el bienestar eterno de los hombres depende de su relación para con Dios.
El debe tener un gran amor por Cristo y por la obra de Dios. Pablo dijo; "Pero de ninguna cosa hago caso, ni estimo preciosa mi vida para mí mismo, con tal que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios." Hechos 20:24.
2.
UN PASTOR O TODO MINISTRO DEBE CONOCER MUY BIEN LA DOCTRINA CRISTIANA. Él tiene que retener "la forma de las sanas palabras." 2 Timoteo 1:13 y hablar "lo que está de acuerdo con la sana doctrina." Tito 2:1. Todo aquel que no está firme en cuanto a la doctrina bíblica cristiana o que se inclina hacía a lo que es nuevo o distinto no tiene un lugar divino en el púlpito. El resultado de su obra casi siempre es destructivo para la verdad y para las personas bajo su liderazgo. LA DOCTRINA ES UNA SOLA Y ESTÁ REVELADA EN SU CORRECTO CONTEXTO EN LA BIBLIA.
Se requiere del llamado por Dios al ministerio un buen y sólido conocimiento de las Escrituras. Debe manifestar que es "aprobado como obrero que no tiene de que avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad." 2 Timoteo 2:15.
Teniendo en cuenta que la obra principal del ministro es la instrucción pública de la Palabra de Dios, él debe tener capacidad mental y conocimiento adecuado de los temas que ha de tocar. Él tiene que aclarar y proclamar la verdad espiritual en el púlpito igual que modelarla en su vida personal.
3.
UN PASTOR, EVANGELISTA O MINISTRO LLAMADO DIVINAMENTE DEBE SENTIR DE CONTINUO UN ANHELO Y OBLIGACIÓN DE PREDICAR EL EVANGELIO. Pablo dijo; "Porque, me es impuesta la necesidad, y ¡ay de mí si no anunciare el evangelio!" 1 Corintios 9:16. Puede ser que no siempre sentirá el mismo imperativo intensivo por la obra pero siempre debe sentirlo, cuanto más se acerca a Dios, tanto más va a sentir la aprobación e impulso de Dios. Por eso, para confirmar su misión en la vida, hace falta mucha oración y el testimonio del Espíritu de Dios de que estamos en su voluntad para ejercer el ministerio.
Hace falta también un sentimiento de debilidad, de indignidad y de que la realización tiene que depender de todo corazón en el poder de Dios. Pablo dijo; "Y Tal confianza tenemos mediante Cristo para con Dios; no que seamos competentes por nosotros mismo para pensar algo como de nosotros mismos, sino que nuestra competencia proviene de Dios, el cual asimismo nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto, no de la letra, sino del espíritu; porque la letra mata, mas el espíritu vivifica." 2 Corintios 3:4-6.
4.
EL PASTOR O MINISTRO LLAMADO AL MINISTERIO DEBE SER DE BUEN TESTIMONIO TANTO EN LA COMUNIDAD CRISTIANA COMO A LOS INCONVERSOS. Debe ser un ejemplo "en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza." 1 Timoteo 4:12. Debe ser un modelo y por eso debe exceder a los demás en su experiencia y vida espiritual. Un buen intelecto y facilidad en hablar no es suficiente. Hace falta también un espíritu devocional y una vida espiritual ejemplar.
5.
EL PASTOR O MINISTRO LLAMADO AL MINISTERIO DEBE TENER EL DON DE ENSEÑANZA. Las Escrituras nos encargan que tomemos lo que hemos recibido y encargarlo a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros. (2 Timoteo 2:2) Leemos también en 2 Timoteo 2:24-25 que el obrero debe ser "apto para enseñar, sufrido, que con mansedumbre corrija a los que se oponen." Gran habilidad y muchos estudios, en sí, no es todo lo suficiente. Hace falta también el don de enseñar.
6.
EL PASTOR O MINISTRO DEBE TENER UN BUEN TESTIMONIO. El siervo del Señor, debe serle fiel a Cristo por lo cual, será muy probable que sea perseguido. 1 Timoteo 3:7 dice; "Es necesario que tenga buen testimonio de los de afuera, para que no caiga en descrédito y en lazo del diablo." 2 Corintios 4:2 dice que el siervo del Señor debe recomendarse "a toda consciencia humana delante de Dios."
7.
EL PASTOR O MINISTRO DEBE TENER SABIDURÍA Y CONOCIMIENTO EN LIDERAZGO. Estas calidades son de suma importancia para el pastor. Tiene que saber organizar y animar a la gente en la iglesia para trabajar y usar a lo máximo sus dones. El éxito del pastor depende en gran parte en su habilidad para organizar y dirigir la obra de la iglesia. Por falta de esto, hombres con gran capacidad mental han fracasado en el ministerio.
8.
EL PASTOR O MINISTRO DEBE CONTAR CON LA CONFIRMACIÓN DE LA IGLESIA O PREBISTERIO QUE LO ENVÍA A EJERCER EL MINISTERIO. La aprobación de la iglesia debe estar basada sobre el hecho de que el pastor o ministro reúne los requisitos bíblicos antes mencionados. “Había entonces en la iglesia que estaba en Antioquía, profetas y maestros: Bernabé, Simón el que se llamaba Niger, Lucio de Cirene, Manaén el que se había criado junto con Herodes el tetrarca, y Saulo. Ministrando éstos al Señor, y ayunando, dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado. Entonces, habiendo ayunado y orado, les impusieron las manos y los despidieron.” Hechos 13:1-3.
Puede ser que el aspirante a pastor o ministro reúna los requisitos, en parte, con una promesa, si no es maduro. Si él es maduro, debe reunirlos en todo sentido. Esta certeza en la mente de los hermanos de la iglesia sirve para confirmar el hecho de que el aspirante a pastor o ministro no puede juzgarse a sí mismo en cuanto a su llamamiento. Él debe contar con la aprobación de la iglesia en la que ha servido y aceptar humildemente su juicio en cuanto al llamado al ministerio. SOLI DEO GLORIA.