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¿Estaba el Espíritu Santo dentro de los creyentes en el Antiguo Pacto?
¿ESTABA EL ESPÍRITU SANTO DENTRO DE LOS CREYENTES EN EL ANTIGUO PACTO? — James M. Hamilton Jr. — Traducido por: Saúl Sarabia L.
Introducción1 El Evangelio de Juan establece: "El que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el Reino de Dios" (Juan 3:5).2 Más adelante en Juan leemos que el Espíritu no será recibido hasta después de que Jesús sea glorificado (7:39). Si el Espíritu no es recibido hasta después de la cruz, ¿Podría Nicodemo haber experimentado el nuevo nacimiento de lo alto antes de la cruz? ¿El remanente del Antiguo Pacto experimentó el nuevo nacimiento por el Espíritu?3 ¿Los miembros individuales del remanente del Antiguo Pacto fueron habitados por el Espíritu? Este ensayo pretende dar una respuesta a estas preguntas. La primera tarea en el tratamiento de estos temas, será la de resumir la gama de posibles soluciones a este enigma. Una vez que el paisaje académico haya sido estudiado, ese paisaje será evaluado contra la evidencia. Colocar la evidencia bajo la lente de la Teología Bíblica implica preguntar primero si el Antiguo Testamento indica que sus fieles eran habitados o no. Un enfoque de toda la Biblia a la pregunta también exige que el Nuevo Testamento esté bajo el microscopio, así que colocaremos a Juan 7:39 en un portaobjetos y lo escudriñaremos para indicaciones de cómo el remanente del Antiguo Pacto pudo haber experimentado el Espíritu. Habiendo observado estos datos, lo que la regeneración y la morada significan en el Evangelio
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En este ensayo se resume el argumento de mi tesis, “He Is with You and He Will Be in You: The Spirit, the Believer, and the Glorification of Jesus” (Ph.D. diss., The Southern Baptist Theological Seminary, 2003). Versiones anteriores de este estudio han sido presentadas en el Briercrest Bible College and Seminary en Canadá el 1 de mayo de 2003, y en la reunión nacional de la Sociedad Teológica Evangélica en Atlanta el 21 de noviembre de 2003. Estoy muy agradecido por los comentarios útiles y por la interacción que he recibido en ambas ocasiones. 2
A menos que se indique lo contrario, los textos y fragmentos utilizados son tomados de la versión RVR 1960.
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¿Estaba el Espíritu Santo dentro de los creyentes en el Antiguo Pacto?
de Juan, está relacionado con la pregunta acerca de si el remanente fiel estuvo o no continua e individualmente habitado por el Espíritu Santo.
Respuestas previas a la pregunta. Al menos cinco posiciones han sido adoptadas sobre la cuestión de si los miembros individuales y ordinarios del remanente del Antiguo Pacto fueron o no habitados continuamente por el Espíritu. Algunos eruditos suponen que existe una sexta posición, pero hasta ahora no he encontrado una afirmación de esta sexta posición. Aquí voy a enumerar las cinco posiciones reales y una presunta, dando una breve descripción y una lista de los principales proponentes de cada una.4 Sobre la cuestión del papel del Espíritu en las vidas de los creyentes, algunos eruditos ven continuidad básica del Antiguo al Nuevo Pacto. Estos autores sostienen que el remanente del Antiguo Pacto era regenerado y habitado por el Espíritu. Los adherentes de esta posición incluyen a John Owen, BB Warfield, Sinclair Ferguson, Dan Fuller, y Leon Wood.5 Otro grupo de eruditos coincide en que los creyentes del Antiguo Pacto experimentaron tanto la regeneración como la morada, pero buscan incorporar textos como Juan 7:39 en su comprensión mediante el uso de un lenguaje que permite una mayor o intensificada experiencia del Espíritu bajo el Nuevo Pacto. No obstante, estos eruditos no ven ningún cambio fundamental en la forma en que los creyentes experimentan el Espíritu cuando el Nuevo Pacto es inaugurado. Intérpretes
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Para un estudio del remanente en el Antiguo Testamento, véase G. F. Hasel, The Remant (Berrien Springs, Mich.: Andrews University Press, 1972), 391. Hasel, sin embargo, no plantea la cuestión de si los miembros individuales del resto del Antiguo Pacto estaban habitados o no. 4
Para obtener documentación y más información sobre estas posiciones, véase James M. Hamilton Jr., “Old Covenant Believers and the Indwelling Spirit: A Survey of the Spectrum of Opinion,” TJ 24 (2003): 37–54. Reconozco que esta clasificación no es perfectamente simétrica, pero coincide con la forma de la discusión. El valor de la posición 5 ha sido cuestionado por un dispensacionalista sobre la base de que no hay ningún representante de esta posición, pero ya sea que los dispensacionalistas lo reconozcan o no, ellos a menudo asumen mantener la posición 5 (ver nota 9). El valor de la posición seis, de igual manera, ha sido puesto en duda, pero los comentaristas de Juan comúnmente pasan por alto la cuestión que este artículo aborda de que la posición 6 es prácticamente estándar entre los eruditos del Nuevo Testamento. Sigo convencido de que estas 6 posiciones representan con exactitud las formas en que los eruditos abordan el dilema. 5
John Owen, The Doctrine of the Saints Perseverance Explained and Confirmed [1654], vol. 11 of The Works of John Owen, ed. W. G. Gould (London: Johnstone & Hunter, 1850–53; reprint, Edinburgh: Banner of Truth Trust, 1965), 331; B. B. Warfield, “The Spirit of God in the Old Testament,” in Biblical Doctrines (New York: Oxford University Press, 1929; reprint, Edinburgh: Banner of Truth Trust, 1988), esp. 121–28; Sinclair Ferguson, The Holy Spirit (Downers Grove: InterVarsity, 1996), 68; Daniel P. Fuller, The Unity of the Bible (Grand Rapids: Zondervan, 1992), 229–30; Leon J. Wood, The Holy Spirit in the Old Testament (Grand Rapids: Zondervan, 1976), 70, 85–86.
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que pueden ser colocados aquí, incluyen a Agustín, Juan Calvino, George Ladd, Dan Block y Wayne Grudem.6 La tercera posición es el punto medio de los puntos de vista posibles. Estos eruditos indican que ven a los santos del Antiguo Testamento como regenerados por el Espíritu, pero no habitados por el Espíritu. Por las declaraciones en sus escritos, parece mejor colocar aquí a Millard Erickson, JI Packer, Willem A. VanGemeren, y Bruce Ware.7 La siguiente posición es para los que ven al remanente del Antiguo Pacto como operados, pero no habitados por el Espíritu. A diferencia de los de la categoría anterior, estos eruditos no usan la palabra regeneración en referencia a los fieles del Antiguo Pacto. Articuladores de esta posición incluyen a Martín Lutero, Lewis Sperry Chafer, Craig Blaising, DA Carson y Michael Green.8 En el extremo opuesto del espectro de los que afirman plena continuidad entre los ministerios del Espíritu del Antiguo y Nuevo Pacto, estarían aquellos que afirman que el Espíritu no tuvo nada que ver con la fidelidad del remanente del Antiguo Pacto. Los que argumentan que los santos del Antiguo Testamento fueron habitados, algunas veces suponen que esta es la única alternativa para su punto de vista, pero no he encontrado a nadie que tome esta posición.9 6
Agustín, Homilies on the Gospel of John [ca. 416], 74.2 (trans. J. Gibb and J. Innes, in Augustin, NPNF1), 7:334; John Calvin, Institutes of the Christian Religion, ed. John T. McNeill, trans. Ford Lewis Battles, Library of Christian Classics, vols. 20–21 (Philadelphia: Westminster, 1960), 429 [2.10.2], 458–59 [2.11.9]; G. E. Ladd, A Theology of the New Testament, rev. ed. (Grand Rapids: Eerdmans, 1993), 325–26; D. I. Block, The Book of Ezekiel, 2 vols., NICOT (Grand Rapids: Eerdmans, 1997, 1998), 2:360–61; Wayne Grudem, Systematic Theology (Grand Rapids: Zondervan, 1994), 637. 7
M. Erickson, Christian Theology, 2nd ed. (Grand Rapids: Baker, 1998), 992–95. J. I. Packer, Keep in Step with the Spirit (Grand Rapids: Revell, 1984), idem, “The Holy Spirit and His Work,” Crux 23.2 (1987): 2–17; W. A. VanGemeren, The Progress of Redemption (Grand Rapids: Baker, 1988), 81–82; B. A. Ware, “Rationale for the Distinctiveness of the New Covenant Work of the Holy Spirit,” Documento presentado en la reunión nacional de la ETS, en Noviembre de 1988. 8
Martín Lutero, Sermons on the Gospel of John, trans. M. H. Bertram, ed. J. Pelikan, vols. 22 and 23 of Luther’s Works (St. Louis: Concordia, 1957), 22:248, see also 22:249, 23:278; L. S. Chafer, Systematic Theology, 4 vols. [Grand Rapids: Kregel, 1993; originally published in 8 vols. by Dallas Seminary Press, 1947–48], 6:72–74, 123, 7:265; C. A. Blaising and D. L. Bock, Progressive Dispensationalism (Wheaton, IL: Bridgepoint, 1993), 156 (Blaising escribió esta sección, y Block me comunicó que se siente comodo con el término regeneración siendo aplicado a los santos del AT.); D. A. Carson, The Farewell Discourse (Grand Rapids: Baker, 1980), 46-47, idem, The Gospel according to John, PNTC (Grand Rapids: Eerdmans, 1991), 195, 329; M. Green, I Believe in the Holy Spirit (Grand Rapids: Eerdmans, 1975), 25–26. 9
"Hay dos puntos de vista tradicionales con respecto al ministerio de la morada del Espíritu Santo en la vida del creyente del AT… El primero es que los creyentes del Antiguo Testamento experimentaron el ministerio de la morada del Espíritu y el segundo es que no lo experimentaron ” (G. Fredricks, “Rethinking the Role of the Holy Spirit in the Lives of Old Testament Believers,” TJ [1988]: 81). Cp. También Grudem, Teología Sistemática, 637:
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Hay, sin embargo, un número de intérpretes que hacen hincapié en la nueva naturaleza del ministerio del Espíritu después del acontecimiento de Cristo, pero no ofrecen ninguna explicación de cómo los creyentes del Antiguo Pacto eran y permanecían fieles. Aquí encontramos prominentes dispensacionalistas como Charles Ryrie y John Walvoord.10 La mayoría de los eruditos que han escrito sobre el Espíritu desde la perspectiva de la teología del NT encajan aquí, al igual que varios autores que han escrito tanto comentarios sobre Juan como estudios específicos sobre el Espíritu en Juan -C. K. Barrett, Raymond Brown y Gary Burge-.11 Antes de continuar, debemos observar algunos puntos interesantes sobre estas posiciones. En primer lugar, existen dispensacionalistas en ambos lados de la cuestión. Leon Wood sostiene que los creyentes del Antiguo Pacto fueron habitados; Craig Blaising argumenta que no lo eran. También, hay personas que son soteriológicamente calvinistas que argumentan que los creyentes del Antiguo Pacto no eran habitados (Carson, Packer, Ware). Esto es notable porque los que argumentan que el remanente del Antiguo Pacto debe haber sido habitado, por lo general no están de acuerdo con el entendimiento arminiano de la gracia preveniente y ven a los pecadores como muertos e incapaces de responder. En su opinión, si los santos del Antiguo Testamento eran creyentes, deben haber sido habitados. Por último, la posición de que el Espíritu Santo no tuvo nada que ver con la fidelidad del remanente del Antiguo Pacto es, en el mejor de los casos, muy rara. Este punto es significante porque algunos eruditos suponen que este punto de vista se sostiene, y parece estar asociado con los dispensacionalistas.12 No he encontrado a nadie que afirme o defienda esa posición. Pasamos ahora al Antiguo Testamento, tratando de determinar si indica o no que sus fieles eran habitados.
"Debemos tener en cuenta que en ocasiones se dice que no hubo obra del Espíritu Santo dentro de las personas en el Antiguo Testamento" (cursivas suyas). 10
C. C. Ryrie, The Holy Spirit (Chicago: Moody, 1965), 41–42, 64–66; J. F. Walvoord, The Holy Spirit (Wheaton, IL: Van Kampen, 1954), 71–73. 11
C. K. Barrett, The Gospel according to John, 2nd ed. (Philadelphia: Westminster, 1978); idem, “The Holy Spirit in the Fourth Gospel,” JTS 1 (1950): 1–15; R. E. Brown, The Gospel according to John, 2 vols., AB (New York: Doubleday, 1966, 1970); idem, “The Paraclete in the Fourth Gospel,” NTS 13 (1967): 113–32; y G. M. Burge, John, NIVAC (Grand Rapids: Zondervan, 2000); idem, The Anointed Community (Grand Rapids: Eerdmans, 1987). 12
Ver D. I. Block, “The Prophet of the Spirit: The Use of RWH in the Book of Ezekiel,” JETS 32 (1989): 40 n. 38, en donde cita a John F. Walvoord.
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¿Morada en el Antiguo Testamento? Dios no habita en su pueblo en el Antiguo Testamento, pero habita entre ellos. Esta tesis está firmemente apoyada por el uso de ruach (espíritu) en el AT.13 Basándome en esta conclusión, en esta sección pretendo establecer tres cosas: primero, que el Antiguo Testamento describe a Dios habitando en lugares concretos (por ej. Betel, el Monte Sinaí, el tabernáculo, el templo de Jerusalén), segundo, que en el Antiguo Testamento la presencia del Espíritu sobre ciertas personas, marca a esa gente como extraordinaria, y tercero, que las promesas de un futuro derramamiento del Espíritu, indican que el remanente creyente no posee el Espíritu cuando se realizan las profecías.
La morada de Dios en el Antiguo Testamento El Antiguo Testamento no describe a Dios como morando en su pueblo elegido, pero sí lo describe morando con ellos, en medio de ellos.14 A lo largo del Antiguo Testamento, el Señor afirma a su pueblo: "Yo estaré (o, estoy/ he estado) contigo." Esta declaración se hace en relación tanto con los individuos prominentes15 como con la nación en su conjunto.16 No sólo Yahvé declara que él está con su pueblo, en muchos puntos la gente o expresa el deseo de esto, como en la declaración: "Que el Señor esté con vosotros", o hace una afirmación absoluta de que, "El Señor es contigo."17 En algunos relatos el narrador inserta en sus comentarios la afirmación de que Yahvé estaba con alguien.18 He encontrado unas 108 afirmaciones de esta naturaleza, salpicadas a través de toda la Tora (La Ley), el Neviim (Los Profetas) y el Ketuvim
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Para una clasificación semántica de los 389 usos de ruach en BHS, consulte el apéndice "The Semantic Range of RUACH ", en James M. Hamilton Jr., “God with Men in the Torah,” WTJ 65 (2003): 131–33. 14
Ver mi artículo, “God with Men in the Torah,” WTJ 65 (2003): 113–33; , y otro estudio que está en preparación, “God with Men in the Prophets and the Writings 15
Cp. Por ej., Gen 26:3, 24; 28:15; 31:3; 46:4; Ex 3:12; 4:12, 15; Jos 1:5; 3:7; Jue 6:16; 2 Sam 7:9; 1 Re 11:38; 1 Cr 17:8; Isa 41:10; 57:15; Jer 1:8, 19; 15:20 16
Ver Ex 33:15–16; 2 Sam 7:7; 1 Cr 17:6 (2 Sam 7:6–7 y 1 Cr 17:5–6 colocan la tiendade la morada de Dios en paralelo con su presencia con la Nación); Isa 43:2, 5; Jer 30:11; 42:11; 46:28; Ez 34:30; Hag 1:13; 2:4. 17
Ver. por ej., Gen 21:22; 26:28; 31:5; 35:3; 48:21; Ex 18:19; Num 14:9; 23:21; Deut 2:7; 20:1, 4; 31:6, 8; Jos 1:9, 17; 14:12; Jueces 6:12; Rut 2:4; 1 Sam 10:7; 16:18; 17:37; 20:13; 2 Sam 7:3; 14:17; 1 Re 1:37; 8:57–58; 1 Cr 17:2; 22:11, 16, 18; 28:20; 2 Cr 15:2, 9; 19:6, 11; 20:17; 32:7–8; (35:21); 36:23; Esdras 1:3; Job 29:5; Salm 14:5; 16:8; 23:4; 42:8; 46:7, 11; 73:23; 94:14; 108:11; 139:18; Isa 7:14; 8:8, 10; 45:14; Jer 20:11; Amos 5:14; Zac 8:23; 10:5. 18
Por ej. Gen 39:2, 3, 21, 23; Jos 6:27; Jue 1:19, 22; 2:18; 1 Sam 3:19; 18:12, 14, 28; 2 Sam 5:10; 2 Re 18:7; 1 Cr 9:20; 11:9; 2 Cr 1:1; 17:3.
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(Los Escritos).19 Una vez que el pueblo elegido se han convertido en una nación, después que el éxodo de Egipto ha tenido lugar, la presencia de Dios con la gente es reconocida en como él mora en el tabernáculo. Él ordena que el tabernáculo se construirá de modo que él pueda habitar en medio de ellos (Éxodo 25:8). Más adelante en la historia de Israel, el templo será construido, y textos posteriores del AT asumen que Yahvé se encuentra en el templo en Jerusalén. Esta realidad da a la religión de Israel una calidad localizada. De hecho, ellos deben adorar en Jerusalén, y sólo en Jerusalén (Dt. 12:5). Después de Salomón, los reyes de Israel son evaluados por la forma en que consideran al templo en Jerusalén.20 La declaración en 2 Reyes 16:18 que Acaz quitó la casa de Jehová, sirve para condenarlo. Por el contrario, la piedad de Josías se demuestra por su compromiso con el mantenimiento del templo (2 Reyes 22:3-6).21 Salomón era consciente de que Dios no era contenido por el templo (1 Reyes 8:27); no obstante, el espera plenamente que Yahvé esté presente en el templo (8:13). Además, espera que los justos oren hacia el templo porque es ahí donde Yahvé está (por ej. 8:44). Así pues, cuando Ezequías se halla en peligro, va al templo para presentar las amenazas del Rabsaces delante de Jehová (2 Reyes 19:14). Del mismo modo, es justo por parte de Daniel en el exilio, tener las ventanas abiertas en dirección a Jerusalén cuando este ora (Dan 6:10; Cp. 1 Re 8:48-49). Salomón incluso parece esperar que la presencia de Dios con el pueblo a medida que habita en el templo, tendrá un afecto santificador sobre Israel. Él ora en la dedicación del templo, "Esté con nosotros (immanu) Jehová nuestro Dios, como estuvo con nuestros padres, y no nos desampare ni nos deje. Incline nuestro corazón hacia él, para que andemos en todos sus caminos, y guardemos sus mandamientos y sus estatutos y sus decretos, los cuales mandó a nuestros padres." (1 Reyes 8:57-58).22 19
Para una discusión de éstas declaraciones directas "Yo estoy con vosotros", así como las muchas otras maneras en que la presencia de Dios con su pueblo es comunicada en el Antiguo Testamento, ver los dos estudios citados anteriormente en la nota 9, “God with Men in the Torah;” y “God with Men in the Prophets and the Writings.” 20
Cf. G. von Rad, , Old Testament Theology, 2 vols., OTL, trans. D. M. G. Stalker (Louisville: Westminster John Knox, 1962, 1965), 1:336:"La teología Deuteronomista de la historia…mide a los reyes de Israel y de Judá según si reconocían el Templo de Jerusalén como el lugar legítimo de adoración, o si sacrificaban en los "lugares altos". 21
W. Eichrodt escribe, "La lealtad al lugar santo era así equiparada con la lealtad a la expresión de la voluntad de Dios en la historia" (Theology of the Old Testament, 2 vols, trans. J. A. Baker, OTL [Philadelphia: Westminster, 1961, 1967], 1:107). 22
Leon Wood, sostiene erróneamente, "Pero en ningún lugar del Antiguo o del Nuevo Testamento se habla del Espíritu ministrando a los santos del Antiguo Testamento por el simple hecho de estar cerca de ellos, en lugar de dentro de ellos" (The Holy Spirit in the Old Testament [Grand Rapids: Zondervan, 1976], 86). Si Wood fuera a objetar que en 1 Reyes 8:57-58, Yahvé, y no el espíritu, está ministrando al pueblo por estar con ellos, Hag 2:5,
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El Antiguo Testamento no indica que Dios moraba en su pueblo por su Espíritu, pero sí indica que Dios permaneció con su pueblo al habitar en el templo. Así como Salomón oró para que Dios habitara con su presencia en el templo (1 Reyes 8:57-58), su morada en el templo parece inclinar los corazones del pueblo de Dios hacia él. Esto explica expresiones tales como: "Mejor es un día en tus atrios que mil fuera de ellos " (Sal 84:10).23 Del mismo modo, luchando con la aparente felicidad de los malvados, el salmista nota: "Cuando pensé para saber esto, Fue duro trabajo para mí, Hasta que entrando en el santuario de Dios, Comprendí el fin de ellos." (Sal 73:16-17). Una vez que el salmista entra en el templo, se da cuenta de la inminente destrucción de los enemigos de Yahvé ( 73:17-20), de lo inapropiada que es su envidia de los impíos (73:2122), y de la bendición de conocer a Dios y estar cerca de él ( 73:23-28). El punto de inflexión en el salmo es la entrada del salmista en el santuario (73:17).
Unciones Extraordinarias del Espíritu El Antiguo Testamento no da ninguna garantía explícita para la afirmación de que el remanente de creyentes que vivieron antes de la cruz fue habitado por el Espíritu Santo. 24 Cuando el Antiguo Testamento describe una experiencia individual del Espíritu, es precisamente la presencia del Espíritu lo que marca a esa persona como excepcional. En otras palabras, el Espíritu viene sobre ciertas personas en el Antiguo Testamento con el resultado de que esas personas son extraordinarias. El corolario para esto es que el Espíritu no viene en poder sobre los miembros ordinarios del remanente del Antiguo Pacto. El Espíritu viene principalmente sobre los profetas y líderes nacionales en el Antiguo Testamento. José es descrito como poseedor de un "espíritu divino", y esto explica su capacidad única de interpretar los sueños del Faraón (Gen 41:38). El artesano llamado para trabajar en el tabernáculo, Bezaleel, fue lleno del Espíritu de Dios (Éxodo 31:3; 35:31; Cp. también 28:3; 1 Reyes 7:14). También en este caso el patrón se mantiene: esta llenura única del Espíritu permite a Bezaleel hacer lo que nadie más en Israel puede. donde el profeta anima a la gente con la promesa de Jehová que "mi Espíritu estará en medio de vosotros" debería resolver el asunto. 23
El Salmo 84 está justamente obsesionado con el templo, llamándole precioso (84:1), anhelando, incluso desmayando por estar allí (84:2), bendiciendo a los que siempre están ahí (84:4). El punto, sin embargo, no es el edificio, sino el que habita en el edificio. Así, el templo es precioso porque es la morada de Yahvé (84:1), el salmista anhela los atrios de Jehová para poder cantar de alegría al Dios vivo (84:2), y los que habitan en el templo son bendecidos porque están constantemente cantando las alabanzas de Dios (84:4). Un día en sus atrios es mejor que mil fuera de ellos (84:10), porque sol y escudo es Jehová Dios y no quitará el bien de los que andan en integridad (84:11). La confianza del salmista está en Yahvé, no en el templo (84:11), pero como miembro del remanente del Antiguo Pacto, no obstante, él debe acceder a Yahvé a través del templo y su adoración. 24
Ver “The Semantic Range of RUACH” en Hamilton, “God with Men in the Torah,” 131–33, donde cada ocurrencia de ruach (espíritu) en el Antiguo Testamento es catalogada.
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Moisés es único como líder de Israel, y el Espíritu está sobre él (Núm. 11:17). Los setenta ancianos que son nombrados para ayudar a Moisés a conducir a Israel reciben el Espíritu, pero nuevamente, el Espíritu los distingue del resto del pueblo (Núm. 11:25-26). Cuando Moisés exclama su deseo de que Yahvé pusiera su Espíritu sobre toda la gente tal como lo ha hecho con los setenta (11:29), parece claro que el resto del pueblo no tiene el Espíritu. No necesitamos enumerar cada instancia de la venida del Espíritu en una persona en el Antiguo Testamento para establecer el punto de que en el Antiguo Testamento, los que tienen el Espíritu son distinguidos del resto de la nación por su posesión del Espíritu. Aquellos en quienes el Espíritu viene, sirven ya sea como líderes del pueblo o como profetas.25 No hay evidencia directa en el Antiguo Testamento, entonces, de que el remanente de creyentes en la nación de Israel era continua e individualmente habitado por el Espíritu. Leon Wood, quien sostiene que los creyentes del Antiguo Pacto fueron habitados, reconoce este punto. Él escribe: "Los dos capítulos anteriores han investigado todos los casos donde una o más personas del Antiguo Testamento, indican que ha experimentado el Espíritu ya sea en venir o en salir de ellas. La conclusión ha sido definitiva: cada caso se refería a un aspecto de empoderamiento para una tarea, sin instancias que parecieran implicar una renovación espiritual”26 Wilf Hildebrandt, autor de otro estudio del Espíritu en el AT, llega a una conclusión similar.27
El derramamiento escatológico del Espíritu Al igual que la exclamación de Moisés de su deseo de que el Señor pusiera su Espíritu sobre toda la gente asume que todas las personas no tenían el Espíritu (Núm. 11:29), así también las proclamaciones proféticas de un derramamiento escatológico del Espíritu Santo indican que las personas no tenían el Espíritu cuando la proclamación fue hecha. Este no es el lugar para una
25
Cp. Caleb (Num 14:24); Balam (Num 24:2); Josué (Num 27:18; Deut 34:9); Otoniel (Jue 3:10); Gedeón (Jue 6:34); Jefté (Jue 11:29); Sansón (Jue 13:25; 14:6, 19; 15:14); Saúl (1 Sam 10:6, 10; 11:6; 19:23); Los mensajeros de Saúl que profetizaron (1 Sam 19:20); David (1 Sam 16:13); Amasai (1 Chr 12:18); Azarías (2 Cr 15:1); Jahaziel (2 Cr 20:14); Zacarías (2 Cr 24:20); E l futuro Mesías (Isa 11:2; 42:1; 61:1); Isaías (Isa 59:21); Ezequiel (Ez 2:2; 3:24; 11:5); Daniel (Dan 4:8, 9, 18; 5:11, 14); Miqueas (Miq 3:8). 26 27
Wood, The Holy Spirit in the Old Testament, 64. W. Hildebrandt, An Old Testament Theology of the Spirit of God (Peabody, MA: Hendrickson, 1995), 61.
¿Estaba el Espíritu Santo dentro de los creyentes en el Antiguo Pacto?
examinación de los pasajes relevantes.28 Aquí basta con señalar que estas profecías apenas inspirararían esperanza si simplemente prometieron lo que ya se estaba experimentando. Estos pasajes no indican que el remanente del Antiguo Pacto fue habitado por el Espíritu, aunque ciertamente apuntan a un día en que el pueblo de Dios experimentará el Espíritu de una manera nueva. Leon Wood dice claramente que su opinión de que los creyentes del Antiguo Pacto fueron habitados, no se basa en la evidencia exegética sino que es una inferencia teológica. Él escribe: "Debido a que [Dios] guarda al santo del Nuevo Testamento por la morada... parece razonable creer que Él guardó al santo del Antiguo Testamento de la misma manera."29 La pregunta que se plantea, por supuesto, es si Juan 7:39 prohíbe esta inferencia o no.
El Espíritu no había sido dado todavía El texto de Juan 7:39 dice: " Pero El decía esto del Espíritu, que los que habían creído en El habían de recibir; porque el Espíritu no había sido dado todavía, pues Jesús aún no había sido glorificado." (Juan 7:39 NBLH). Para nuestros propósitos, la primera cosa a tener en cuenta es que este texto indica que los que han creído en Jesús están a punto de recibir el Espíritu. Puesto que Juan 1:12-13 indica que aquellos que creen en Jesús, han nacido de Dios, esto parece indicar que debemos distinguir entre el nuevo nacimiento por y la recepción del Espíritu. Los que han creído en Jesús están a punto de recibir el Espíritu, pero esto no tendrá lugar hasta después de que Jesús haya sido glorificado. El Evangelio de Juan habla de la recepción del Espíritu en otros dos lugares (donde el verbo lambanō, "recibir", es utilizado), 14:17 y 20:22. Juan 14:17 es instructivo para determinar qué se entiende por la declaración de que el Espíritu será recibido. En este pasaje, Jesús dice a sus discípulos: "Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros." (Juan 14:16-17).30
28
Los pasajes incluyen: Isaías 32:15; 44:3; Ezequiel 36:27; 37:14; 39:29; Joel 2:28-29 (véase también Jer 31:31-34, aunque el Espíritu no se menciona ahí). Para una discusion, véase el capítulo 2 de mi tesis, “He Is with You and He Will Be in You,” 51–66. 29 30
Wood, The Holy Spirit in the Old Testament, 70.
Para una discusión de los temas críticos de texto en Juan 14:17, véase el apéndice 2 de mi tesis, “He Is with You and He Will Be in You,” 213–220. Parece que la lectura "C" dada al tiempo futuro por el comité UBS resulta del respeto cauteloso por el Codex Vaticanus . La evidencia externa e interna para el futuro es de otra manera abrumadora.
¿Estaba el Espíritu Santo dentro de los creyentes en el Antiguo Pacto?
El Espíritu estará en los discípulos, mientras que el mundo no lo recibirá. Debido a que la morada de los discípulos es paralela aquí con la recepción del Espíritu, esto parecería indicar que la recepción del Espíritu referida en otros lugares en Juan describe el comienzo de la morada. Juan 7:39 no dice que el Espíritu aún no estaba activo en el mundo, ni tampoco dice que el Espíritu aún no estaba dando vida a la gente (cp. Juan 6:63, "El Espíritu es el que da vida"). Juan 7:39 dice que el Espíritu aún no se ha recibido, y en vista de Juan 14:17, esto parece significar que los creyentes aún no estaban habitados por el Espíritu Santo. Juan da varios indicios de que una vez que Jesús comenzó su ministerio, un cambio histórico-salvífico empezó a tener lugar. Por ejemplo, en dos ocasiones Juan registra que Jesús dijo: "La hora viene, y ahora es..." (Juan 4:23; 5:25). Estas declaraciones indican que durante el ministerio de Jesús, el escatón estaba amaneciendo. Si a medida que el escatón amanece, aquellos que han creído en el Mesías no han recibido el Espíritu morador, y si tienen que esperar hasta después de que Jesús sea glorificado en la cruz para recibir esto, ¿puede ser legítimamente mantenido que los que vivieron antes de la inauguración de la era escatológica, ya habían recibido la bendición escatológica del Espíritu morador?
Regeneración y Morada en Juan Hasta ahora he argumentado que no hay evidencia exegética en el Antiguo Testamento de que los creyentes del Antiguo Pacto eran habitados, y que Juan 7:39 presenta evidencia exegética firme del Nuevo Testamento que los creyentes del Antiguo Pacto no eran habitados. Si estoy en lo cierto en que los creyentes del Antiguo Pacto no eran habitados, es justo plantear la siguiente pregunta: ¿cómo entonces, el remanente del Antiguo Pacto era y permanecía fiel a Yahvé? En esta sección voy a argumentar que los creyentes del Antiguo Pacto experimentaron el nuevo nacimiento por el Espíritu, aunque no experimentaron la morada del Espíritu.31 Aquí vamos a considerar primero lo que la regeneración es en Juan, y luego nos ocuparemos de la cuestión de lo que la morada es en Juan.
Regeneración en Juan En esta discusión de la regeneración en Juan estamos principalmente interesados por lo que estos textos indican de lo que implica o no la regeneración. Aquí voy a tratar de mostrar que en Juan, la regeneración es la creación de una nueva capacidad de percibir, entender y creer. Por otro lado, estos textos no indican que la experiencia del nuevo nacimiento implica al Espíritu Santo ocupando residencia en los que son vivificados. En un lenguaje sencillo, estoy argumentando que
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Por lo tanto, en mi opinión, es un error equiparar la regeneración con la morada, así como Dan Fuller (entre otros) lo hace (The Unity of the Bible [Grand Rapids: Zondervan, 1992], 229–30).
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la regeneración no es equiparable con la morada. Ya hemos mencionado Juan 1:12-13. El versículo 13 habla de aquellos que han sido “nacidos de Dios”. Este concepto parece ser desarrollado en Juan 3:1-12, pero antes de mirar ese pasaje, debemos observar que no hay ninguna indicación en Juan 1:12- 13 que "nacer de Dios" es también ser habitado por el Espíritu. En la conversación entre Jesús y Nicodemo relatada en Juan 3:1-12, la capacidad es enfatizada. La palabra dunamai (puede/ capaz) se encuentra 5 veces en alguna forma en Juan 3:2-5, y aparece de nuevo en el 3:9. Jesús le dice a Nicodemo que el nuevo nacimiento de lo alto, resulta en la capacidad de ver y entrar en el Reino de Dios (3:3, 5). Cuando Nicodemo expresa asombro (3:9), Jesús responde con las palabras: "Si os he dicho cosas terrenales, y no creéis, ¿cómo creeréis si os dijere las celestiales?" (3:12). La implicación aquí en el versículo 12 es que Nicodemo no es capaz de creer. Esta nueva capacidad es proporcionada por el nuevo nacimiento de lo alto por el Espíritu (Juan 3:3, 5). En Juan 3:6 leemos: "Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es." Ser "nacido del Espíritu" (3:6) parece ser paralelo con ser “nacido de Dios” (1:13). No debemos tomar las palabras, "lo que es nacido del Espíritu, espíritu es." (3:6, énfasis añadido), para indicar que el que experimenta el segundo nacimiento es habitado por el Espíritu, sino más bien para indicar que el que es "nacido del Espíritu" es ahora capaz de operar en la esfera espiritual.32 Juan 6:63 también señala al ministerio regenerador del Espíritu. Ahí Juan registra a Jesús diciendo: "El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida." (Juan 6:63). Este texto indica que las palabras de Jesús pertenecen a la esfera espiritual, y que la carne no sirve de nada cuando se trata de interpretar y comprender tal mensaje. Para comprender las palabras de Jesús, las cuales pertenecen a la esfera espiritual y a la promesa de vida, uno debe ser vivificado por el Espíritu.33 Parece ser, entonces, que estos textos en Juan muestran que la regeneración ocurre cuando el Espíritu hace que una persona viva. Cuando una persona es vivificada por el Espíritu,
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Cp. J. H. Bernard, The Gospel according to St. John, 2 vols., ICC (Edinburgh: T & T Clark, 1928), 106: "La carne y el Espíritu son distintos y no deben confundirse…Estos representan los dos órdenes diferentes del ser, el inferior y el superior. . . La carne sólo puede engendrar carne, mientras que el espíritu sólo puede engendrar espíritu." Del mismo modo E. Schweizer, “pneuma” en TDNT, 6:438. Para una discusión de la "esfera del Espíritu" en Juan, ver mi tesis, “He Is with You and He Will Be in You,” 71–75. 33
Para una mayor discusión de Juan 6:63 en cómo se refiere a este punto, ver mi tesis, “He Is with You and He Will Be in You,” 178–81.
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es como si un segundo nacimiento ha tenido lugar, y el que ha experimentado este nuevo nacimiento por el Espíritu, tiene una nueva capacidad de entender y creer. Estos textos no indican que cuando esto sucede, el Espíritu viene a morar en los que están capacitados de este modo. De hecho, Juan 7:39 habla de aquellos que han creído, pero aún no han recibido el Espíritu. Nada en Juan o en el resto del Nuevo Testamento impide la conclusión de que el Espíritu también capacitó a la gente para entender y creer bajo el Antiguo Pacto. Por lo tanto, en mi opinión, la respuesta a la pregunta, "¿cómo es que el remanente del Antiguo Pacto llegó a ser fiel? " es "el Espíritu los regeneró, y por lo tanto los capacitó para creer."
Morada en Juan Si la morada no es equivalente a la regeneración en el Evangelio de Juan, ¿qué es? En esta sección voy a argumentar que la morada es la presencia pactal de Dios. Pablo es explícito en que la morada constituye a los creyentes como el templo de Dios: "¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?" (1 Cor. 3:16). Mientras que Juan no establece esta realidad tan explícitamente como Pablo, el Cuarto Evangelio sí indica que la morada del Espíritu capacita a los creyentes en Jesús para mediar bendiciones antes mediadas por el templo. Es algo común que Jesús reemplace el templo en Juan.34 Algo frecuente también, es la idea de que Juan indica que el Espíritu continuará el ministerio de Jesús, cuando Jesús se vaya.35 Esta es una buena base para comprender el ministerio del Espíritu en Juan, pero no llega a reconocer contornos significativos del ministerio del Espíritu. Lo que tengo en mente aquí son las indicaciones en Juan de que la sustitución del templo por Jesús los conlleva a convertirse en el nuevo lugar de la presencia de Dios y el lugar donde el pecado es tratado.36 Juan entonces muestra a Jesús enviando a sus discípulos así como él mismo fue enviado (20:21), diciéndoles que van a ser el lugar de la presencia de Dios cuando él parta (14:15-23), y otorgándoles autoridad sobre la retención y el perdón de los pecados (20:23). Estas consideraciones parecen apuntar hacia Juan presentando a los discípulos no sólo como la continuación del ministerio de
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Ver los comentarios sobre Juan 2:21 y a A. R. Kerr, The Temple of Jesus’ Body: The Temple Theme in the Gospel of John, JSNTSup 220 (New York: Sheffield, 2002); P. Hoskins, “Jesus as the Replacement of the Temple in the Gospel of John” (Ph.D. diss., Trinity Evangelical Divinity School, 2002); B. D. Johnson, “The Temple in the Gospel of John,” en Christ’s Victorious Church, ed. J. A. Weatherly (Eugene, OR: WIPF and Stock, 2001): 110–32. 35
La expresión clásica de esto se encuentra en R.E. Brown, “The Paraclete in the Fourth Gospel,” NTS 13 (1967): 113–32; idem, John, 1135–44. Sus seguidores son una legión. 36
Cp. Juan 1:14, 51; 2:13-21; 4:21-24; 10:30, 38; 19:30. Para una discusión de estos textos, ver mi tesis, “He Is with You and He Will Be in You,” 181–96.
¿Estaba el Espíritu Santo dentro de los creyentes en el Antiguo Pacto?
Jesús por el Espíritu, sino también como remplazando a Jesús como la sustitución del templo. De este modo, el Espíritu en los discípulos continúa el ministerio de Jesús como el reemplazo del templo. Anteriormente se señaló que bajo el Antiguo Pacto, Dios debía ser buscado y encontrado en el templo. El Evangelio de Juan muestra a Jesús declarando a la mujer samaritana que el tiempo para la adoración en determinados lugares ha llegado a su fin: "la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre" (Juan 4:21). La adoración en el lugar elegido por Dios, que fue ordenada por el Antiguo Testamento (Dt 12:5), es sustituida por la adoración "en espíritu y en verdad" (Juan 4:23). Esta nueva adoración no localizada, se llevará a cabo en la esfera de la realidad espiritual. En vez de habitar en un templo en particular, en una ciudad en particular, Jesús anuncia a sus discípulos que él y el Padre van a hacer su morada con los que guardan las palabras de Jesús (Juan 14:23). En Juan 14:15-23 Jesús afirma que el Padre, el Espíritu, y el Hijo morarán en los que creen y obedecen. Este pasaje, Juan 14:15-23, nos muestra claramente que la morada no debe equipararse con la regeneración. La regeneración resulta en una nueva capacidad de ver y creer. La Morada es la presencia del pacto de Dios. En Juan 14:15-16 leemos de Jesús diciendo: "Si me amáis, guardad mis mandamientos. Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre." Si es la morada del Espíritu la que faculta la obediencia y el amor a Jesús, ¿quién puede cumplir esta condición que Jesús pone? Pero si los que han creído han sido vivificados por el Espíritu y por lo tanto capacitados, la exigencia de que amen a Jesús y guarden sus palabras en Juan 14:15 está dentro de su alcance. En mi opinión, el Espíritu ya los ha regenerado y les ha dado la capacidad de obedecer. Ellos ahora son responsables de cumplir con las condiciones necesarias para que la morada de Dios sea santa. Esto corresponde a la demanda de Dios que Israel cumpla con ciertos requisitos para mantenerse santos de tal manera que él pudiera habitar en medio de ellos. Leemos en 1 Reyes 6:11-13, Y vino palabra de Jehová a Salomón, diciendo: Con relación a esta casa que tú edificas, si anduvieres en mis estatutos e hicieres mis decretos, y guardares todos mis mandamientos andando en ellos, yo cumpliré contigo mi palabra que hablé a David tu padre; y habitaré en ella en medio de los hijos de Israel, y no dejaré a mi pueblo Israel. Las palabras de Jesús en Juan 14:23, "El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él," evocan sorprendentemente a la palabra de Dios a Salomón con respecto a las condiciones necesarias bajo las cuales Dios iba a morar en el templo. Así como el pueblo de Israel tenía que obedecer la palabra de Dios para mantener santo el lugar de la morada de Dios, así también los discípulos deben amar a Jesús (Juan 14:15) y
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guardar su palabra (14:23) para mantener santo el lugar de la morada de Dios. Mientras que antes la presencia de Dios era mediada por el templo, en Juan 14:15-23 la mediación de la presencia de Dios es prometida a los creyentes. Otro indicio de lo que la vida en el Espíritu significa para los creyentes, es visto en Juan 20:22-23. Después de haber soplado sobre los discípulos y haberles mandado que recibieran el Espíritu (20:22),37 Jesús les dice: "A quienes perdonen los pecados, éstos les son perdonados; a quienes retengan los pecados, éstos les son retenidos." (20:23 NBLH). Bajo el Antiguo Pacto, las personas tenían que ir al templo para ofrecer el sacrificio por el pecado y recibir el perdón. Ahora que el sacrificio por el pecado ha sido completado por la muerte de Jesús en la cruz (cp. Jn 19:30), Dios puede establecer su residencia en un templo donde no se hacen sacrificios, pero donde el perdón puede ser encontrado. Esto puede arrojar luz sobre la afirmación de Jesús de que el Espíritu no puede ser dado a los discípulos hasta que Jesús vaya a la cruz (Juan 16:7) - los creyentes no pueden reemplazar el templo como el lugar de la morada de Dios hasta que Jesús ponga fin al sacrificio.La morada del Espíritu en el evangelio de Juan parece tener la capacidad de mediar bendiciones que anteriormente se encontraban en el templo. Habitada por el Espíritu Santo, así como por el Padre y por Jesús, la comunidad creyente es mediadora de la presencia de Dios y del perdón de los pecados, bendiciones anteriormente encontradas en el templo. Por lo tanto, parece plausible que lo que leemos en Juan referente a la vida en el Espíritu, sirve como la base histórica para la comprensión de la iglesia primitiva de sí misma como el templo de Dios.38
Conclusión: Él está con vosotros, y estará en vosotros ¿Los creyentes del Antiguo Pacto eran habitados por el Espíritu Santo? No. Ellos no necesitaban estarlo. Dios habitaba en el templo. Él estaba por lo tanto con ellos. ¿Cómo eran y permanecían fieles los creyentes del antiguo pacto? Ellos eran fieles por la obra regeneradora del Espíritu Santo, la cual se describe en el Antiguo Testamento más como una “circuncisión del corazón” (cp. Jer 9:25) que como un "nuevo nacimiento de lo alto" (cp. Jn 3:3). Permanecieron fieles no porque el Espíritu habitara en ellos, sino por el Espíritu habitando en el templo (Salm. 73:17), en donde ellos anhelaban estar (Salm. 116:18-19). Además, el Espíritu estaba activo por medio de los profetas de Israel (1 Pe 1:11). Mientras los profetas proclamaban la palabra de Dios, el Espíritu instruía y amonestaba al pueblo de Dios (Neh 9:20, 30). Bajo el antiguo pacto, el 37
Para una discusión de las opciones interpretativas, y para un argumento de que la glorificación de Jesús es la crucifixión, lo cual permite que el Espíritu sea dado antes de la ascensión, ver mi tesis, “He Is with You and He Will Be in You,” 111–19. 38
Para una discusión de la iglesia primitiva como el templo en el Nuevo Testamento, véase R. J. McKelvey, The New Temple: The Church in the New Testament, Oxford Theological Monographs (Oxford: Oxford University Press, 1969).
¿Estaba el Espíritu Santo dentro de los creyentes en el Antiguo Pacto?
Espíritu daba vida y estaba con el pueblo mientras Él habitaba en el templo. Bajo el nuevo pacto, el Espíritu da vida y habita en los creyentes; ellos son su templo.39
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Para estas realidades en el resto del Nuevo Testamento, ver McKelvey, The New Temple; and P. W. L. Walker, Jesus and the Holy City (Grand Rapids: Eerdmans, 1996).