Estimados lectores y colaboradores

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Estimados lectores y colaboradores

En nombre del Equipo de Redacción y en el mío propio, presentamos el número 16, correspondiente al otoño, de la revista Terral. El diseño de portada es de Enrique Bodero, a partir de la obra Manhattan by Zaafra, del pintor y artista plástico: David Zaafra. Son cuatro años sucesivos, y dieciséis ejemplares publicados de la revista cultural y artística TERRAL, los que hemos hecho llegar hasta vosotros. Muchos

colaboradores,

escritores,

artistas

plásticos,

pensadores, ilustradores, poetas… nos han hecho llegar sus obras desinteresadamente, con el fin de hacer posible esta publicación digital. Un trabajo y esfuerzo que valoramos mucho; gracias al cual nos es posible llegar a tantos lectores, a la vez que ayudamos a difundir sus obras. Nos es grato comunicaros que contamos con la colaboración de la Asociación ALAS, a través de su Presidenta Aurora Gámez Enríquez, que coordinará la sección de poesía, y a la que agradecemos su participación. Un saludo Lola Buendía López Directora de la Revista Terral - ISSN 2253-9018 www.revistaterral.com

Revista Terral Número 16 ©Todos los derechos reservados ISSN 2253-9018

Colaboradores en este número: Edición: Lola Buendía López – Enrique Bodero Moral Equipo de redacción: Enrique Bodero – Lola Buendía – Ramón Alcaraz Erena Burattini Obra de portada: “Manhattan by Zaafra” –Collage, Óleo- mixta- del artista plástico, David Zaafra. ( Reportaje en la Sección Arte) Diseño de portada: Enrique Bodero Editorial: Lola Buendía

Colaboradores Cine: Ramón Alcaraz: Cinexplicable Ángel Silvelo: El cónsul de Sodoma Opinión/ Reflexiones: Erena B. Burattini: Siglo a Siglo Pablo R. Guy: El erotismo Mar Solana: Carpe Diem…Tempus fugit Crítica literaria: Ricardo Guadalupe: “Última salida para Brooklyn” Ángel Silvelo: “Brooklyn Bridge: melodías sin ti” Poesía: Coordinación Poética: Aurora Gámez Enríquez (ALAS)

Anna Rossell Ibern Fuensanta Martín Quero Inmaculada García Haro Mercedes Ridocci Gustavo M. Galliano Relatos: Emy Luna: El cajón J. Manuel Sánchez: La esperanza en algo Microrrelatos Gustavo M. Galliano: El dialogador Mar Solana: No me das suficiente Ser escritora: Mar Solana Flamenco: Rafael Silva Martínez: Fronteras flamencas Nicolasa García Larios: Lo Ferro- Murcia (El cante de las minas) Arte: Reportaje de David Zaafra: Pintor, Grabador, Ilustrador… José Manuel Velasco: Arte para recomendar El viajero: Lola Buendía: El embrujo Andalusí Pepa Jiménez Calero: Los refugios de la Guerra Civil en Almería. La otra realidad: Mariano J. Vázquez Alonso: La magia Diseño digital y Maquetación: Lola Buendía Diseño web: Ana García ~ 644 26 28 80

CINEXPLICABLE (Ramón Alcaraz García. www.tallerliterario.net)

¿Sabías que el mcguffin es un elemento cinematográfico basado en algo que en realidad no existe? El llamado mcguffin es un elemento cinematográfico que en realidad es una abstracción, un recurso, pero que se convierte en fundamental para la tensión de una buena película. El término lo inventó el director Alfred Hitchcock, y es muy relevante en muchas de sus películas. El mcguffin es una excusa que permite avanzar la trama, pero también un elemento que genera una alta tensión en el espectador. Pondré un ejemplo sencillo. Si una película trata sobre terroristas, un primer plano sobre una maleta en un lugar concurrido va a generar una tremenda expectación sobre el espectador. Esa maleta sería un mcguffin, y probablemente será retirada sin problemas por su dueño y desaparecerá

en un momento dado sin que

volvamos a saber nada de ella ni sobre su contenido. También posiblemente esa atención generada sobre ese mcguffin (la maleta), haya permitido desviar la atención de los espectadores sobre algún elemento relevante de la trama, que permitirá sorprenderlos más adelante. Realmente el mcguffin es una ayuda, pero no interviene en la trama y carece de interés por sí mismo. Hay otro tipo de excusas argumentales en cine, y lo que caracteriza al mcguffin y lo diferencia del resto es que se puede cambiar por otros objetos o elementos en la misma historia sin que afecte a todo el resto. En una de las primeras películas de Hichtcock, 39 escalones, el mcguffin es la fórmula que memoriza el personaje, pero podría haber sido cualquier otra cosa. Igual que en muchas películas de delincuentes da igual si roban joyas, un banco o unos importantes documentos. Hitchcock habló sobre este término en el libro que escribió François Truffaut: El cine según Hitchcock. Así se lo explicó el director británico al francés:

Dos viajeros hablan en un tren. “¿Qué es ese paquete que hay en el maletero que tiene sobre su cabeza?”. El otro contesta: “Ah, eso es un McGuffin”. El primero insiste: “¿Qué es un McGuffin?”, y su compañero de viaje le responde “Un McGuffin es un aparato para cazar leones en Escocia”. “Pero si en los Escocia no hay leones”, le espeta el primer hombre. “Entonces eso de ahí no es un McGuffin”, le responde el otro.

La extraña explicación de don Alfred viene a decirnos que cualquier cosa puede ser un mcguffin, y que la podemos cambiar según las circunstancias y según nos interese. Otra frase del director lo definía de manera mucho más simple: «En historias de rufianes siempre es un collar y en historias de espías siempre son los documentos». En su película La muerte en los talones, el mcguffin es la idea en torno a secretos de estado, pero nada se sabe sobre esos secretos ni tienen más trascendencia, simplemente son la “excusa” argumental en torno a la cual se mueven los personajes. Por supuesto, Hichtcock no ha sido el único en utilizar este elemento, cuyo uso es más habitual de lo que pensamos. En la película El halcón maltés es muy significativo su uso, ya que todo gira en torno a ese objeto del título del que nada se sabe, y que podría haber sido cualquier otro. En Ciudadano Kane encontramos el que se considera mcguffin por excelencia del cine; toda la historia gira en torno a las palabras pronunciadas al inicio: Rosebud. Aunque al final se desvela lo que significaba esa palabra, realmente ese significado es irrelevante y solo ha servido para mantener la atención durante todo el largometraje (aunque la verdad es que rosebud guarda un secreto importante fuera de la película, del que en otro día hablaré). Y otra muestra más: en Pulp Fiction aparece un maletín del que nunca se conoce el contenido.

Y por último, un ejemplo muy reciente lo tenemos en el final de la serie “Breaking Bad” (y no voy a desvelar nada sobre el desenlace); los guionistas convierten en mcguffin unas simples llaves para elevar al máximo la tensión.

Cine Ángel Silvelo Gabriel

EL CÓNSUL DE SODOMA DE SIGFRID MONLEÓN: “EL SEMBLANTE DE LA DECADENCIA CONSCIENTE” Dejadme solo ante la vida y no esperéis que sacrifique mi alma delante de vuestras interrogantes miradas. Ya no salen lágrimas de mis ojos con las que bañar con desdén mi alma, porque el transcurrir de los días lo ha querido así. La vida es para vivirla intensamente, bien es cierto, aunque a mí se me olvidó vivirla sin lastres, despojándola de los temores que nos acechan cuando cae la noche. Noche perversa y malcriada que con nada se conforma y que todo lo quiere como una amante insaciable. ¿Dónde vivo cuando transito fuera de mí, sino en un afluente de la noche, en el que la pasión yace a la espera de que llegue su hora? Aquí quiero descansar para siempre, en los límites donde la poesía no necesita de más metáforas que la propia experiencia. Romántico a la fuerza, por más que mi figura sea una sombra que solo proyecta el semblante de la decadencia consciente. Para que quiero más, si solo la eterna juventud, acompañada del amor, y de las más bajas pasiones, han sido el anhelo de toda mi vida. La eternidad del instante en el que se dibuja la finitud de la felicidad que se marcha lejos, muy lejos, con cada una de nuestras pulsiones. Arriba o abajo, a derecha o a izquierda, solo somos el dibujo de la más triste de las nadas; nadas inconscientes que se disipan al amanecer para siempre. Quisiera vivir una vida apuñalada por los más intensos instantes, el resto nada importa, y menos cuando ya apenas nos queda tiempo, ni siquiera para recordar la belleza de las retiradas a casa bajo el rocío de la mañana. Vida inversa la de la pasión y el trabajo que, sin embargo, se tocan cada nuevo día. Allí donde acaba la nostalgia de los deseos comienza la realidad de las cargas y las obligaciones. ¿Cuándo terminaré por acostumbrarme a las lamentaciones de las pasiones?, quizá cuando sea capaz

de encontrar ese lugar del bosque donde solo se cobijan los cachorros de la noche. Este podría ser uno de los monólogos que, en la película, en forma de versos (los del propio Gil de Biedma), nos iluminan esa especie de oscuridad y tinieblas en las que se desarrolló la vida del poeta catalán con profundas raíces castellanas. Es en esa soledad de la noche, donde Jaime Gil de Biedma explora la vida, y donde también, es consciente que LA VIDA IBA EN SERIO, a pesar de que él nos diga que lo empezó a comprender tarde, demasiado tarde, cabría añadir, porque El cónsul de Sodoma es un biopic que, al tratar de ser ambicioso tanto el metraje (ciento veinte minutos) como en el alcance de la vida del poeta, peca en ocasiones de demasiado naif, sobre todo, en la parte final del film, donde parece que la proximidad a la época actual sea menos interesante o retratable por la cercanía de la vida de los personajes y los acontecimientos. Aunque por encima de ese matiz, hay que resaltar la valentía de Monleón a la hora de retratar esa doble vida del poeta impregnada de luces y sombras, aciertos y contradicciones, a los que añade esos tics, altamente recomendables, de sus poemas que, como transiciones de ánimo y de vida, son memorables, y donde quizá una vez vistos los documentales sobre Gil de Biedma y habiendo escuchado su potente voz, se nos haga un tanto extraño oír la voz más suave de Jordi Mollá que, sin embargo, a medida que avanza la película, eso sí, se apodera del personaje ya sin fisuras, y no nos podemos imaginar a otro Gil de Biedma que no sea él, con esa mirada de ojos azules perdida en el infinito de la nada, a lo que sin duda ayuda la banda sonora y el acierto en la elección de los diálogos y los retazos de la vida del poeta que, en la mayoría de las ocasiones, están muy bien traídos, a pesar de su sutilidad, pues aquellos que conozcan un poco los acontecimientos biográficos de Jaime, sabrán apreciar e interpretar la importancia de esas elecciones. Jaime Gil de Biedma, como él mismo dijo, quizá fue el último de los románticos, pues desde siempre afrontó su vida con el riesgo de aquel que es prisionero de las más grandes de las temeridades, esa que busca a cada instante apoderarse de la esencia de la vida, como si cada minuto de la misma fuese el último de su existencia, sin importarle lo que le deparase el nuevo día. En esa temeridad consciente fue donde se sumergió para vivir el amor, entender y componer la poesía, y en definitiva, su vida.

Opinión Erena B. Burattini

Siglo a siglo Sorprenden los cambios que se producen con cada nuevo siglo en Occidente. Pareciera que cada siglo fuese una serie que cuenta el devenir histórico en capítulos muy diferenciados. Es cierto que los cambios no se producen de la noche a la mañana, se van gestando de forma velada hasta que de pronto la vida diaria se pone del revés. Por una curiosidad mía que quiero compartir, expongo a continuación una visión somera de algunos siglos, en un intento por desvelar lo que nos deparará el siglo actual. Comienzo con el siglo XV que va dejando atrás la época medieval. El mundo comienza a expandirse con el descubrimiento de las Américas, que no solo será relevante para España. Gutenberg inventa la imprenta. Es el siglo llamado de las innovaciones. El camino está preparado para entrar en una nueva etapa, el siglo XVI, la época Moderna en Occidente. Siglo XVI: La visión del mundo se amplía y la nueva cultura humanista, antropocéntrica queda reflejada en la arquitectura renacentista que se inicia el siglo anterior en Italia. La invención de la imprenta ayuda a difundirla por toda

Europa. El mundo conocido hasta ahora sigue ampliando sus fronteras de manos de los valientes navegantes, expandiendo el comercio. De los señores feudales con sus ciervos y vasallos se pasa en lo político a las monarquías autoritarias y el pueblo queda dividido en tres estamentos: clero, nobleza y estado llano. Es un cambio sustancial, y el futuro parece más prometedor Siglo XVII, llamado la Era de la Razón; es el siglo de Descartes con su famoso pensamiento “pienso, luego existo”. Se intentó establecer una filosofía basada en el axioma y el absolutismo como bases para el conocimiento y la estabilidad, en contra de las nociones de fe y misticismo. Merece recordarse que a mediados de este siglo se firma al fin la paz de Westfalia (lucha entre católicos y protestantes). La obra Ética de Spinoza sirvió de base para la Ilustración que en ciertos países de Europa se inicia en este siglo. El siglo XVIII, llamado de la Ilustración, está marcado por la influencia de los conocidos pensadores franceses, por la Revolución Industrial y la Revolución Francesa. Esta última desemboca por el abuso excesivo, los privilegios de la monarquía, y alentada por los pensadores

liberales (D’Alembert, Diderot, Voltaire, etc.) que querían erradicar la ignorancia educando a la sociedad para que no siguiera siendo dominada. Por medio de la razón se podía establecer un sistema autoritario ético. Esta revolución marca un antes y un después, dando inicio a la Época Contemporánea. En cuanto a la Revolución Industrial que se inicia a fines de este siglo en Inglaterra traerá fuertes cambios estructurales en el siguiente. Otro punto de inflexión fue la independencia de los Estados Unidos de América. Se crea un estado federal basado en los principios de igualdad y libertad de los liberales franceses. Es la primera carta magna que recoge los principios del liberalismo político. El siglo XIX recoge los frutos de la revolución industrial iniciada en el siglo anterior; se suceden dos más en éste. A pesar de toda la problemática de este siglo (guerras que marcan nuevas fronteras y poderes, independencia de los países latinoamericanos siguiendo el éxito de U.S.A.), estas revoluciones traen consigo el cambio más importante desde el neolítico. De una sociedad preferentemente rural se pasa a una economía urbana, industrial y mecanizada. La burguesía se fortalece dando lugar a la revolución burguesa con sus sistema industrial e imperialista. Se inicia el sufragio universal. El aumento de la actividad industrial trae consigo el hacinamiento de trabajadores en las ciudades, y con ello enfermedades contagiosas. Se implanta la salud pública. También en este siglo, se da comienzo a la colonización de África, y la mayor parte del continente africano pasó a incorporarse al flujo de la historia

global en sólo tres generaciones. La ocupación europea fue extraordinariamente rápida. Muchos avances tecnológicos y la rotura de los cánones establecidos se ven también reflejados en el arte: impresionismo, etc. Siglo XX – Siglo que se inicia con guerras de poder para irse decantando en una sociedad de bienestar en las últimas décadas. Es la época del despuntar de la cibernética y al mismo tiempo se van creando fortunas inconmensurables que cambian el rumbo, una vez más.. Reyes y gobernantes dejan de tener la palabra, son las finanzas las que comienzan a fijar las reglas del juego. Se impone la globalización. Estos factores, en el siglo siguiente, harán irreconocible la vida como se concebía hasta entonces. Siglo XXI – Con lo anteriormente expuesto no queda más que preguntarse ¿adónde nos llevará esta carrera? Está visto que los grandes avances, que significan cambios estructurales, traen consigo descompensaciones. ¿Seremos capaces de poner orden en este desenfreno? ¿Cómo nos catalogarán los del siglo XXII? He aquí las cuestiones.

Reflexiones Mar Solana

Ilustración: Estefanía López

Carpe Diem… Tempus Fugit: Reflexiones sobre el tiempo «El tiempo es la hoguera en la que ardemos». Esta frase tan contundente constituye el hilo conductor de una de mis películas preferidas de ciencia ficción: «StarTrek: Generations».En realidad, esa expresión tan rotunda se la ensarta el doctor Soran(Malcolm McDowell) a mi héroe de ficción favorito, mi admirado capitán Jean-LucPicard (Patrick Stewart), haciendo blanco perfecto en sus recién vulnerados sentimientos por la pérdida de un joven sobrino. La Enterprise D, nave estelar de Picard, rescata al obsesionado doctor TolianSoran de un ataque extraterrestre de los klingon. El científico lleva años obsesionado con el Nexus, una distorsión gravimétrica o cinturón de energíaque si te alcanza, te traslada a un lugaren donde puedes vivir ad eternum dentro de la realidad de tus sueños (deseos) o de aquello que hayas dejado sin concluir en tu vida; el tiempo allí no es un mezquino espadachín de crueles manecillas rebanadoras de minutos. Sin embargo, existe una curiosa peculiaridad:el Nexus debe tocarte o inundarte con su energía, porque si uno intenta llegar hasta él, lo destruirá de forma inexorable. Por eso, el taimado doctor Soran contempla entre sus planes la destrucción de una estrellapara jugar con las fuerzas cósmicas y atraer de nuevoal codiciado Nexus: su objetivo es reencontrase con su familia, muerta en otro ataque extraterrestre. Como podréis imaginar, tras algunos peligrosos forcejeos, mi intrépido capitán Picard, con la ayuda de otro héroe trekkie del pasado, que por error de cálculo también vivía su sueño en el Nexus, el capitán James T. Kirk, logra parar los destructivos planes del maquiavélico y egocéntrico doctor Soran. La peli termina con una jugosa conversación entre Picard y su primer oficial, el comandante William T. Riker. Picard le dice a Riker que ya no siente el tiempo como un depredador acechante que siempre nos recuerda la garra de la Parca.

Después de todo lo vivido, de presenciar la muerte del glorioso capitán Kirk para abortar los siniestros planes de un ególatra científico, Picard habla ahora del tiempo como de un compañero sabio en nuestros caminos, alguien que viaja a tu lado para recordarte que vivas cada instante conel brío de un niño, pues cada uno constituye un momento únicoque jamás se repetirá: «más importante que el pasado es cómo hayas vivido tu vida…», le dice Picard a su primer oficial. Acude ahora a mis recuerdos otra estupenda peli que también tiene como protagonistala muerte y la obsesión humana con el paso del tiempo: El bosque mágico de Tuck o El manantial de la eterna juventud: «¿te imaginas poder vivir eternamente?, ¿te imaginas poder hacer todo lo que siempre soñaste?» Es curioso, pero la protagonista también expresa algo muy parecido a lo que dice el capitán Picard: «No temas a la muerte, sino a la vida no vivida… no tienes que vivir eternamente, solo vivir…» Existen otra metáforas que representan el fin de una época y el principio de otra; y que describen tal momento como un lapso en el que la ilusión por el futuro se convierte en la frustración o el naufragio del pasado después de haber sido efímero presente. Y si uno reflexiona y medita sobre tales alegorías, podrá percatarse de que este pensamiento es más que un tropo:en realidad, es la vida misma cuando vivimos bajo la ilusión de unos acontecimientos y una rutina continuos y recurrentes. Ya nos advirtió John Lennon que «La vida es aquello que nos sucede mientras nos empeñamos en hacer otros planes». Si os detenéis a pensarlo, siempre estamos con aquello de «voy a hacer esto y lo de más allá… tengo planeado… estoy con uno de mis proyectos… las próximas vacaciones… ». Y mientras nos llenamos la boca con este hipotético futuro que, algunas veces, aterriza en el presente según lo previsto, la vida pasa a nuestro lado, de puntillas, pero somos incapaces de desplegar la suficiente sensibilidad para valorar las caricias de esas sutilezas «no planificadas», esas que no necesitan la escalerilla del avión para pisar tierra. Nos concentramos en ese viaje que tenemos por delante, en esa cita que nos deparará algún beneficio profesional, en lo que vamos a comer mañana; sin embargo, no prestamos la suficiente

atención a esa cazuela que ya está en marcha para la comida y con la que podríamos disfrutar de lo lindo, ya que albergamos un montón de planes que continúan

orbitando

sobre

nuestro

ánimo

como

nubosidad

variable.

Permanecemos proyectados, casi todo el tiempo, en lo siguiente que queremos o debemos hacer. Muchas personas ya han tenido la oportunidad de comprobar que laenfermedad tiene un lado positivo de aprendizaje. Por ejemplo, un profundo estado depresivo, a pesar de la fuerte adicción que provoca con el pasado, nos mostrará los beneficios de «aparcarnos» en el presente, en el ahora. Nos enseñará que es más saludable apreciar el poder que se oculta detrás de los pequeños detalles que seguir corriendo hacia «no se sabe dónde», sin valorar lo que siempre viaja al lado de uno. Lo cierto es que todos conocemos esa sensación que a veces, si lo pensamos con sosiego, nos embarga cuando sentimos que los días se han transformado en un tren de alta velocidad; el paisaje de nuestra vida se sucede como un borrónque va difuminándose delante de nuestras narices sin que podamos advertir los contornos que nos rodean. Otros perciben el tiempo igual que si intentaran llenar de agua un cesto de mimbre o retener un millar de granos de arena entre los dedos… «Preparadme la paleta, los colores, mis herramientas queridas de trabajo… Sed diligentes que el tiempo es mensajero de terribles urgencias». Este es el imperativo que sustenta la escultura que rinde homenaje a Enrique Gran, extraordinario pintor cántabro, y que logró ponerme la carne de gallina cuando lo leí por primera vez, en la emblemática Avenida Reina Victoria de Santander. No sé si fue la cercanía del mar o la sensibilidad de aquellos momentos, pero no he podido olvidar esa sensación que me inundó al percibir la vida como un inmenso regalo, un viaje de ida con un minutero que en lugar de angustiarnos, como dijo el capitán Picard, debería recordarnos que cada instante que logramos sentirúnico e irrepetible es una verdadera bendición. Y quizás sea la mejor forma de valorar nuestro presente como se merece, sin enredarnos en quimeras imposibles, planes no realizados o fruslerías materialistas.

«Aprovecha el día… el tiempo se escapa de forma irreparable.»

REFLEXIONES EN ZAPATILLAS DE ESTAR POR CASA Reflexiones, políticamente incorrectas, sobre la vida, el arte, la política, la sociedad, etc. etc.

EL EROTISMO Pablo Rodríguez Guy El erotismo es el sol de la mañana, que despierta todas las partes de nuestro cuerpo y hace que sientas ese cálido y estimulante vibrar en cada centímetro de tu piel y del interior de tu cuerpo. El erotismo es la emoción de los sentidos que te invade y celebra la vida que hay en ti. El erotismo, la sensualidad, el sexo, el amor, son la guinda del pastel de la vida. El sexo y el erotismo son como ese solecito en una recacha en las tardes de otoño e invierno, o como un manantial de agua fresca, con sus helechos y su musgo, en el verano. Es vida. Es la más perfecta práctica de la divinidad. Es un chapuzón directo a las entrañas de nuestro ser más íntimo. El entregarte, el fundirte en ese magma indefinible y sublime. Me cuesta pensar que haya personas que no entiendan esto, y me da pena que no sean capaces de sentirlo, incluso sin la práctica sexual, solo con la sensualidad que nos permite todo nuestro cuerpo, el único templo sagrado que realmente existe. Además la palabra sexo proviene de sex, osea seis. Seis es la suma de tres más tres. Tres planos de cada persona: plano físico, plano emocional y plano espiritual. La unión de los dos grupos de tres planos, produce la más grande explosión de felicidad sagrada, en el sagrado templo que es el cuerpo humano.

Dice así este poema de un monje tibetano del siglo XV. El sexo de una mujer

Trad. por Aurelio Asiain.

Es la primera boca, y no dice palabra. La rodea un espléndido montículo de pelo. Allí puede perderse cualquier hombre sensible. Es la cuna de todos los Budas de mil mundos. IKKYU SOJUN 1394-1481.

O este otro traducido del catalán, de mi amigo Joan Vilalta: “El sexo es un caminito para pasearse descalzo”.

Crítica literaria Ricardo Guadalupe Última salida para Brooklyn, de Hubert Selby Jr. Me imagino que conoceréis la sensación de contemplar los estantes rebosantes de una biblioteca o librería y saber que ni en una vida entera daría tiempo a leer todos esos libros. A uno le viene la preocupación de no elegir bien, de dejar escapar alguno que pudiera ser importante, de los que provocan reacciones del tipo: ¡cómo pude vivir sin conocerlo! En fin, el caso es que escondido entre los estantes estaba para mí el libro de Hubert Selby Jr., uno entre tantos, pero lo elegí, quizás dando de lado otros igualmente interesantes y que nunca volverán a estar al alcance de mi mano, y sin embargo me alegro de la elección,

aunque

alegría

no

sea

precisamente

la

impresión que me ha causado, se trata de un libro peligroso, abrir sus páginas es verle las fauces, andar con cuidado para no convertirte en su presa.

Su campo de batalla es el Brooklyn de los años 50. Su principal personaje: la brutalidad pura y dura, representada por seres –cuesta darles el calificativo de personas– que no saben lo que es la piedad, seguramente porque nadie se lo ha enseñado. Cuando te quieres dar cuenta estás inmerso en un agujero de maldad, aparentemente natural, incluso inocente, de lo básica y salvaje que es. En esa jungla el coqueteo con la muerte es continuo. La gente está condenada a malvivir o a vivir poco. Los sueños se han apagado y hace frío. Atrás quedaron los sentimientos, si alguna vez los hubo, encallecidos por la necesidad y la barbarie. El sexo se practica de manera convulsiva. No existe salvación para ellos, ni otra realidad más amable, a no ser engañándose a sí mismos. La espiral de degeneración y deshumanización no tiene fin. Tampoco el sin vivir de la mala vida. Y ahí estás tú, osado lector, permitiendo que el autor te muestre la oscuridad, no desde

fuera, sino poniéndote en el lugar de la bestia. Si acaso, hay una fuerza opuesta que también es protagonista, justamente por su completa ausencia, por defecto: el amor. Quítale el amor a la vida y obtendrás como resultado las páginas de este libro, es decir, la muerte.

A decir verdad mi elección no fue del todo al azar. A Hubert Selby Jr. se le ha llegado a denominar el “Céline americano”, y a su libro “un Viaje al fin de la noche americana”. Además de ser comparado con El almuerzo desnudo de Burroughs. Pero ni para bien (Céline) ni para mal (Burroughs) opino que deba ser comparado con ellos ni con nadie. Hubert Selby Jr. maneja un estilo lo suficientemente personal. En cuanto a sus influencias, se encuentra Jean Genet, a quien cita en el libro, así como Edgar Allan Poe, de quien transcribe varias estrofas de su poema El cuervo, en uno de los grandes momentos de Última salida para Brooklyn. “Y mi alma de esa sombra que yace en el suelo no se levantará… ¡Nunca más!”, dicen los últimos versos del poema, que parecen estar hablando de los desalmados que pululan en la novela.

Y lo llamo novela a pesar de estar compuesto por diferentes relatos. La razón es que este libro es la prueba de que una novela puede contarse a través de múltiples historias. Es una novela coral con escenarios comunes y personajes que van y vienen. Difíciles de olvidar serán, por ejemplo, El Griego, “un miserable restaurante abierto toda la noche cerca del cuartel de Brooklyn”, o Georgette, “una loca muy moderna”.

La consecuencia inmediata de esta forma de narrar es que las voces y los cambios de puntos de vista son innumerables. Pero sin detenerse a juzgar a nadie. El estilo que imprime Hubert Selby Jr. es de un ritmo frenético, pleno de acción. Tanto es así que no se para a escribir guiones de diálogo o molestos puntos y aparte. El lenguaje es directo, sin apenas adornos. El humor rápido, de la calle. Domina la jerga coloquial. Con conversaciones repletas de anécdotas, dobles sentidos con intención y descripciones con las que fija la psicología de los personajes. Y al mismo tiempo logra trenzar un texto rico en matices, para exprimir el jugo de la noche. El premio no es otro que una escritura de brutal intensidad, donde las palabras bullen dentro de sus páginas.

Un estilo muy complicado de emular, de esos que cuando el lector es además aficionado a la escritura originan la tradicional reflexión dramática “¡nunca en mi vida seré capaz de escribir así!”.

No es de extrañar por tanto que al propio autor le cueste mantenerlo. A partir del relato Huelga, el más flojo, el ritmo decae. Una pena, porque aunque dicho relato aparezca en la quinta parte de la novela, es el que ocupa de largo el mayor número de páginas, prácticamente cien. Por cierto, en Huelga, Hubert Selby Jr. deja claro que los sindicatos no son santo de su devoción.

Última salida para Brooklyn se cierra con una traca final de relatos entrecruzados sobre la sórdida intimidad del vecindario: broncas conyugales, violencia, falta de higiene y educación, maltrato a los hijos, soledad, ociosidad, alcoholismo, desidia, promiscuidad, infidelidad, ignorancia, machismo…, aparte de dramas familiares a causa de la guerra. Y fuera en la calle la cosa no mejora: delincuencia, inseguridad, peleas, expectación morbosa, malas lenguas, envidias, acoso sexual, prostitución, bandas callejeras, conflicto racial, exclusión social, abandono infantil, irresponsabilidad, vandalismo…

Se advierte una denuncia latente de Hubert Selby Jr. contra esos comportamientos, diríase que contra esos barrios deprimidos y hasta contra las políticas sociales que los atienden.

Pensároslo dos veces antes de tomar la última salida para Brooklyn, puede que luego no encontréis el camino de vuelta a casa.

Crítica literaria Ángel Silvelo Gabriel.

“BROOKLYN BRIDGE: MELODÍAS SIN TI” NOEMÍ TRUJILLO

El viento que mece nuestros sueños nos acompaña en ese camino que separa soledad y luz, y lo hace como un puente plagado de cables que funcionan a modo de uniones sueltas e inconexas que no transmiten nada. El viaje y los puentes son solo dos de las metáforas más concluyentes del poemario Brooklyn Bridge, donde al principio, las heridas vienen provocadas por esa necesidad de pasar directamente la cuchilla de una forma transversal por nuestras venas, para de esa forma, hacer un corte tan imposible como infinito. La lucha interior del yo poético de Noemí Trujillo avanza sin descanso por las entrañas de ese yo que se resiste a ser poético o creador: “hacerle el boca a boca a las fantasías/ ahogadas en mi tintero”, en una especie de viaje donde las melodías son melodías sin ti, porque al conjunto del destierro le falta el otro yo, que no es sino la sombra de uno mismo que se proyecta por delante de nuestros sueños para recordarnos lo que hicimos y lo que todavía nos queda por hacer. Esa duda existencial es, sin embargo, la que nos hace avanzar a lo largo del puente y del viento que poco a poco nos abandona, pues en nuestra soledad, necesitamos gritar: “Me asesinó el cielo, la lluvia, las ninfas”. En esta especie de suicidio terrenal y literario nada nos ampara, pues nadie nos puede ayudar más que uno mismo. Los poemas de Brooklyn Bridge son una especie de expiación y exploración del yo más escondido, ese monstruo de las profundidades del lago que, cuando sale al exterior, acaba con todo, hasta con la estima de uno mismo, obligándonos a huir de tan inhóspito lugar: “este país me viaja por dentro,/ agita las flechas de mis amapolas”. Pero aun así, heridos por la zozobra de la vida, necesitamos seguir viviendo y agitar las ramas que nos posibiliten despojarnos de los

miedos que nos persiguen una y otra vez: “Aquella muchacha que fui/ ya enterró/ a todos sus muertos”, en una secuencia más propia del oeste americano que de ese cosmopolita Nueva York que, a medida que avanza el poemario, se va colando en ellos. Las referencias a la ciudad forman parte de esas melodías donde se declaman las voces de ese yo que, poco a poco, se proyecta sobre los demás, ya sean estos parques o edificios, plazas o cafés, en una sucesión de pequeños reflejos de vida. Una nueva vida que la poeta reclama con perseverancia en forma de un hijo que no llega, convirtiendo a ese ser humano en una nueva metáfora, la de la posibilidad de purificar el alma y el cuerpo, además de la de poder empezar todo de nuevo. Aunque ella también nos recuerda, que una vida también se diluye con cada menstruación, y aquí la sangre no es muerte, sino pérdida de un deseo en el que plasmar una nueva melodía que, esta vez ya sería la definitiva, una nueva melodía sin ti, pues esa sangre representa el nuevo yo de la poeta: “vieja y lorquiana, /soy azul./ Es el momento de las luciérnagas/ y las hojas secas”.

Hasta que, en este viaje interior, la soledad se convierte en luz y deseo. Deseo de ser, deseo de sentir, deseo de amar y deseo de disfrutar. Las pasiones se abren todas juntas, como las flores en primavera lo hacen cada mañana: “Me digo a mí misma:/ vive o muere,/ no te quejes./ Aunque te hayas degollado mil veces./ No te quejes”. Magnífico punto de partida del nuevo yo que saldrá de esa agonía que por fin tiene un final. En esas estaciones de paso que nos llevan a la felicidad, Noemí Trujillo aun nos recuerda: “Soy poeta/ no soy un ángel./ Esa es mi voluntad,/ no soy un ángel”, unos versos que son el eco perfecto de esa transformación donde los deseos, ahora sí, cuelgan del otro lado del corazón, en un lugar donde vemos mucho más próximo el otro lado del puente, y donde el viento es más cálido, pues procede directamente del este, donde las notas del jazz y del swing lo convierten en más benévolo y cercano, por mucho que Leonard Cohen se haga dueño de alguno de sus versos. Estas cacofonías, deliberadamente melancólicas, nos atrapan de nuevo la esperanza, como esa luz que nadie más que nosotros podemos ver y descifrar, pero que esta vez, es un mensaje que se deposita en el aire con el solo propósito que nuestros pulmones se purifiquen con él. Ese nuevo espacio de vida es el que nos invita a un nuevo viaje, y a travesar, por fin, el puente sin miedo que, ahora

sí, vemos que está sustentado por las conexiones de unos cables gruesos y poderosos que le mantienen firme ante el paso de los días; unos días teñidos de luces y sombras, de sol y lluvia, de veranos e inviernos, que solo serán meros testigos de su infinita presencia, del mismo modo que los poemas de Noemí Trujillo permanecerán ahí a lo largo del tiempo, en una secuencia, también infinita, en la que las melodías, a buen seguro, no siempre serán melodías sin ti.

"BROOKLYN BRIDGE A veces quiero vivir aquí, cerca del puente. Tomar café turco y bagels a orillas del río East y leer el periódico en un banco de Brooklyn Heights Promenade. A veces quiero vivir lejos de todo, lo más lejos posible. Tener un calendario distinto, salir de noche a cazar los días, dejar el dolor fuera de casa. Vivir, escribir y respirar Brooklyn. Dejar el pasado atrás, retrocediendo. A veces quiero vivir aquí, dentro y fuera del ruido de Manhattan. A veces busco una isla donde quedarme". (Noemí Trujillo)

SELECCIÓN POÉTICA a cargo de Aurora Gámez

María Aurora Gámez Enríquez, es la Presidenta y Fundadora de “ALAS”, ejerce su cargo desde el año 1999, ella mujer y poeta,

entregada en las letras va mezclando

versos que cuentan con medida el rigor literario de la palabra, en su extremo delicado se recrea admirablemente dentro del propósito premeditado de una justicia lejana a sus manos. Son sus obras publicadas las que hacen sus sueños realidad, es el caso de su “Antología”, publicada en 2009, en ella Aurora reclama y plasma muy serenamente la equivalencia de todos los continentes y el modo de unirlo a través de su poesía singular, se advierte su entrega a la libertad más pura, dejando el ánimo alegre y feliz de la gran niña que lleva dentro. Ligada y comprometida contra toda injusticia acometida al género femenino, Aurora bucea de por vida en turbulencias para defender la igualdad plena de las mujeres más desvalidas de nuestra sociedad actual. Luchadora impecable, inquieta y trémula es compañera a la vez que ayudadora de promulgar y empoderar la cultura de todas las socias. En su libro de ensayo “Praxis feminista” da testigo de su lucha por la igualdad en Málaga y Provincia durante los años 1990-2011. A partir de su último libro “Haikus a tres vocesThreevoices haikus” se colegia en ACE-Andalucía (Asociación Colegial de Escritores) y firma el Manifiesto de Humanismo Solidario. Es presidenta fundadora de ALAS. En “ALAS” edita todas las obras que se publican desde 1999, siendo maestra exacta de revisar al detalle toda obra que merece la atención más encarecida y minuciosa. A partir del número 16 la revista Terral tiene a bien contar con ella para la selección de los textos poéticos de la misma.

Selección Poética ANNA ROSSELL IBERN

(A Cristina, a Eloy) Un día cualquiera -ibas de compraste ha venido a cortejar la Segadora, los hombres de las batas te han dicho que ella te esperaba sonriente delante de tu reja, has vuelto lentamente la mirada y la has visto apoyada en el repecho al fondo del pasillo.

Ninguna luna la acompaña.

Luna, luna, tu caballo galopa desbocado sin jinete, cabalga en la negrura, cabalga a su destino, el estrépito surca el aire al vértigo de su paso, cabalga decidido.

Y tú no le acompañas.

El grito te desgarra el pecho, retumba en el cerebro el espanto del abismo de lo ignoto, la garganta insondable de la nada, descenderás la sima, te engullirá un frío vientre sin luz, sin umbral.

galopa con el jinete, cabalga por la noche hacia el Ninguna luna te acompaña.

horizonte, cabalga con la manada, las bridas

Luna, luna, tu caballo

.

galopa desbocado, lleva un jinete, cabalga por lo oscuro, cabalga a su destino,

Un diaqualsevol

el estrépito surca el aire al

-anaves a comprar-

vértigo

t’havingut a festejar

de su paso, cabalga decidido.

la Dalladora, elshomes de les bates t’handit que

Y tú no le acompañas.

t’esperavadavant de la finestraamb un somrís,

Una voz tibia te dice al oído

hasgirat a poc a poc

el nombre, te acaricia la luz

l’esguard i l’hasvist

que todavía tienes,

recolzada a l’ampit

te ofrece un balcón –hay

alfons del passadís.

tantas voces abajo-, te susurra versos de cuna. El balcón tiene un umbral. Luna, luna tu caballo

Capllunal’acompanya.

FUENSANTA MARTÍN QUERO

ERAN LOS DÍAS LEVES

(A Juan Manuel)

Eran los días leves del otoño cuando las tardes forjaban su presencia entre el olor a humo de tabaco y un sinfín de sueños expectantes empujados entre libros silenciosos.

Tu mirada se encontraba con la mía como besos medio ocultos desnudándose en el iris por segundos, y la voz de las palabras aún no dichas irrumpía, sin remedio, como irrumpe en la noche la mañana deseada.

Las paredes recordaron los encuentros en rincones confortables de los patios. En las aulas se quedaron atrapadas nuestras sombras para siempre y las cartas donde el labio se hizo letra.

Aún te siento en las noches, tras tu cuerpo, como aquella adolescente soñadora, y, aunque el aire del tiempo nos empuje y nos tiemblen las manos como niños si el espejo insidioso nos delata, algo nuestro fundido permanece indeleble en los días que se fueron,

y presiento -distinta tu mirada, tus palabras y tus gestosen tus manos y en tu boca, en tu olor y en tu silencio, algo intacto que perdura en tu presencia donde siempre que busco yo te encuentro.

HORIZONTE MARINO

A lo lejos no pueden descubrirte los ojos, contorno misterioso que la verdad ocultas, tan bello inalcanzable -por eso mismo bellorecibes los anhelos que el corazón indulta.

Sujetando del beso marino su secreto, el impulso lascivo que la caricia busca en la armoniosa tierra, como una boca inmensa, donde el amor en olas se levanta y derrumba.

Es tu perenne imagen el hábitat perdido de guerras y naufragios borrados por la lluvia donde la historia engulle: victorias y derrotas que en tu memoria encierras como afanosa tumba.

En ti culmina el beso, la cópula celeste uniendo agua y aire; y es plena tu hermosura, lugar que nunca existes y eterno permaneces, cuando derramas luces vertidas por la luna.

Allá por tus confines se pierden los deseos y hay pájaros que vuelan donde el silencio escucha. La infranqueable calma que en tu regazo habita, intemporal y libre, en soledad perdura.

Poesía INMACULADA GARCÍA HARO

EL HADA A Alice Wagner

En su torre vigía Alice se contiene en su amoroso trío junto a papá y Danilo.

Hogar cosmopolita de dulces ambrosías, rincones bizantinos y mágicos construidos con el fluido azul que destila su varita.

Gruta oferente de versos, palabras y alimento abierta al mar y a todo peregrino que busque su refugio.

Generosa dama Protagonista de domésticos conflictos. Valquiria furtiva escapada de un cuento disfrazada de ama cotidiana.

EL HILO DE ARIADNA

“Toma este ovillo de hilo y cuando entres en el laberinto ata el extremo del hilo a la entrada y ve deshaciendo el ovillo poco apoco. Así tendrás una guía que te permitirá encontrar la salida”.

A Aurora Gámez Enríquez

Fuiste tú la salida iluminada de lo oscuro, la desembocadura de nuestros laberintos. Teseo y Ariadna encarnados vencimos minotauros y volamos recomponiendo alas rotas.

MERCEDES RIDOCCI

ARROBOS DE AIRE

Envuelta en arrobos de aire, con avíos de distancia, cincelé tu nombre en mi cuerpo.

Brotó la sangre en mi piel, el aullido, de mi entraña.

Raudo el eco atravesó el espacio, inexorable tembló, en los suburbios donde escondes el sentido de mi nombre.

TENTACIÓN

Emerges de la oscuridad con el rostro ancestral del fuego, en la llanura blanca de tu cuerpo las sombras dibujan cópulas secretas.

Arrodillado ante ti sobre un campo de serpientes, en mis párpados trabados por el ojo de Dios exuda el jugo de la manzana prohibida, en mis manos atadas por la soga del Padre tiembla la tentación del infierno, la oración que sale de mi boca sangra en mi espalda.

GUSTAVO M. GALLIANO

EL CREYENTE

Cuando niño creí que los niños mayores jugaban con las respuestas de las preguntas todas, y pedí, rogué, supliqué, en vano, pues ellos fingían los saberes. Cuando joven creí que los jóvenes mayores despreciaban las respuestas a las preguntas todas, y escuché, repetí, recité, memoricé, en vano, ellos no eran más que viles mercaderes. Cuando adulto creí que los adultos mayores fabricaban las respuestas a las preguntas todas, y dudé, examiné, confronté, discrepé, en vano, ellos manipulaban, abusadores de dialéctica. Cuando anciano creí que los ancianos mayores ocultaban las respuestas a las preguntastodas, y presentí, comprendí, accedí, no en vano… la avidez de respuestas, no necesita preguntas.

Cuento (2º premio del certamen Amantes, de Lechago - 2014) Emy Luna El cajón “No puedo soportarlo más. Son tantos años… No es cuestión de cansancio, no. Tampoco es que sufra de un malestar físico insoportable, tampoco es eso. Es simplemente cuestión de aburrimiento. Lo que antes movía mi espíritu a la distracción, hoy lo deja impertérrito y sedado. Lo que antes me hacía reír, ahora ni me inmuta. No hay nada nuevo para mí. Sólo me quedan los libros, porque ni las más crueles noticias de la televisión, logran sacarme de la sensación de sordidez que me provoca la repetición del día a día de la vida. Miro a Alberto de reojo y pienso en lo bien que envejece. Parece no sufrir el paso del tiempo. Su cabello, aunque blanco, conserva el aspecto saludable de la juventud. Y su rostro, adornado con un delicado entramado de arrugas, disimula su edad. Cuando hablamos del tema, él me desgrana una teoría propia, amasada durante toda su vida y que quizás a él le sirva de consuelo, pero lo que es a mí… “Mercedes, el miedo a envejecer surge en el ser humano cuando éste camina por la parte más cuadriculada o superficial de su yo. Cuando recorre el enrejado de calles que atraviesan su yo más social, más lleno de prejuicios. Es entonces cuando envejecer se convierte en nosotros en algo temido y odiado en lugar de considerarlo como el proceso natural que es en realidad. En cambio, el paso de los años en nuestro yo más íntimo, más trascendente, pasa a ser algo cálido, consubstancial con nosotros mismos. Despojado de todo asomo de la tragedia que algunos adjetivos se empeñan en concederle.” Me pone nerviosa escucharle. ¿Es posible que esa decrepitud, esa agonía de las formas de mi cuerpo, pueda considerarse tranquilamente como un proceso natural? ¿No es acaso una tragedia? Me enerva verlo desde el balcón paseando, con su porte elegante de siempre, camino del quiosco de prensa. Levantando incluso alguna que otra mirada de admiración entre las señoras. Si a mi estado de ánimo se le suma el que mis hijos llevan años independizados y sin necesitarme, el resultado es desolador. El teléfono suena. Como la chica de la limpieza, jovencísima por supuesto, debe pensar que aparte de mayores somos sordos, ha subido el volumen del aparato al máximo y el ruido taladra mis oídos. Es mi hija Regla. Se llama así porque de recién

casados veraneábamos en Chipiona. Dice que necesita hablar conmigo urgentemente. Una carcajada explota en mis labios. No me lo creo. “¿Qué? Repite hija mía.” “¡Que sí, mamá! No empieces con el soniquete de siempre de que no te llamamos. Como ves, necesito hablar contigo y cuanto antes mejor”. Quedamos para merendar juntas en la cafetería de la Plaza y me dirijo al armario para decidir con qué falda o qué blusa estoy menos fea. Desde que dimití de aquellas partidas de cartas en casa de mi cuñada Blanca, el tema de la ropa dejó de constituir un objetivo importante para mí. Después de aquello, y para llenar el hueco que la desaparición del Ramy había dejado en mi horario, me matriculé en un curso de fotografía que me hacía sentir un poco más moderna e intelectual. Hasta que surgió entre los asistentes la irrefrenable necesidad de ir al campo a hacer prácticas, y mis modelitos y mis huesos denunciaron la imposibilidad de tanto agacharse y retorcerse entre el patrimonio natural de la zona. En vista del infortunio, opté por algo más pacífico y me apunté a clase de dibujo. Estuve más de tres meses para aprender la teoría del color, de los primarios y sus complementarios. Al cabo de ese tiempo, las revolucionarias ideas de Newton se disolvían entre cucharadas de harina, claras de huevos y vasos de aceite. Decepcionada de tanto intento formativo frustrado, me zambullí de lleno en la soledad de mi cuarto de estar, con mis libros y mis visillos de plumeti. Si lo que había hecho hasta ahora era lo que se consideraba una adaptación a los nuevos tiempos, un vivir en comunidad mi obligada madurez, prefería quedarme como estaba. Hace meses que no salgo de casa para nada especial. Me centro en la cita con mi hija y observo con agrado frente al espejo que, después de todo, la camisa de rayas rosa y blanca, tipo Oxford, no me queda mal. Incluso me atrevo con el vaquero de Armani de hace tantos años. Recuerdo a mi cuñada cuando, ante mi cara aterrada al ver el precio de la prenda en el probador, me aseguraba que nunca pasaría de moda. Hago un esfuerzo sobrehumano para remeter esa parte de mí que me indigna, y que me recuerda mi pasión por los frutos secos, bajo una cremallera inmisericorde y quejica. A punto de morir por asfixia logro recomponer el semblante con algo de maquillaje que a fuerza de no usarlo esta reseco. Me coloco una chaqueta de espiguillas y cojo el bolso. Alberto está entrando en estos momentos con el periódico en la mano y me mira incrédulo ¡Que bonita estás! Ven. Acércate al balcón que te vea a la luz. “Alberto, por Dios. A la luz no que es peor”. Se me ha hecho tarde. No quiero ni pensar en la cara desencajada de Regla cuando me vea llegar. Entro a saco en la cafetería y veo que está sentada con una

amiga. Respiro relajada. “Estaba haciendo tiempo mientras llegabas, mamá” Su voz indica un pequeño reproche. Su amiga se levanta y se despiden con un beso. “Siéntate mamá. ¿Qué quieres tomar? Nada, hija, ahora mismo nada. ¿Te pasa algo mamá? Estas colorada. Distinta. No hija, no me pasa nada. Anda guapa, cuéntame lo que te ocurre que me tienes intranquila.” Regla empieza a contarme que Ernesto, su marido, quiere comprar un apartamento en la playa y que ella no sabe si quitarle las ganas. “Con los tiempos que corren y los rumores de que la crisis aún no ha tocado fondo, mamá… No se qué hacer. ¿Qué harías tú? ¡Mamá! No me estás escuchando. Después te quejas de que no te consulte mis cosas.” ¡Perdona hija mía!

Me disculpo entre sonrisas y

recuerdos recientes. Intento prestar atención a mi hija pero mi mente vuela hacia mi casa. A mi cuarto de estar. Hace sólo una hora. Siento el brillo de la mirada de Alberto sobre mí. Sus manos acariciándome y sus labios susurrándome un te quiero tras de otro. Sus brazos cogiéndome en peso y sentándome en el sofá. Un abrazo tras otro… Una palabra cariñosa tras otra…Siempre has sido mi cajón, Mercedes, ¿recuerdas? Mi cajón… Muy a mi pesar me incorporo a la realidad y atiendo las exigencias de mi hija. Le presto cuántos consejos acepta y nos despedimos una hora después, ella tranquilizada, y yo deseando llegar a casa. Tengo foie en el frigorífico. Y compota de manzana. Y tostaditas. Hace semanas que la botella de Rioja que me regaló Blanca espera a que alguien la abra. No veo el momento de llegar. Cuando lo hago, me voy directamente a la cocina y preparo emocionada el aperitivo. Alberto esta adormilado en el sillón de cuero con el periódico desbaratado sobre sus piernas. Coloco la bandeja sobre la mesa y me siento en la mecedora que heredé de mi madre, frente a él. Recuerdo aquella conversación que tuvimos una vez y que entonces no logré entender, pero que guardé con cuidado en mi memoria esperando el día en que la entendiese. Y, observando a Alberto, creo que ese día es hoy. “La persona que sabe envejecer, es como el envase, el cajón donde va acumulando todo lo que ha ido aprendiendo a lo largo de su vida. Con el paso del tiempo, la madera de este cajón, si se cuida y se preserva del contacto con la humedad, adquirirá solera, prestigio; disfrutará del barniz de goma laca que hacen brillar los muebles más antiguos. Y cuando levante su tapa, descubrirá el tesoro que, amorosamente, ha ido acumulando a través de los años: su experiencia. Y lo mejor de todo, es que el contenido de ese cajón se ha ido filtrando por los poros con vida de la madera, llegando a todo aquél que es sensible al influjo ajeno.” Pero esto sólo lo pueden entender algunos privilegiados – pensó María llena de orgullo, mirando de reojo a Alberto y llenando de vino rojo las copas que estrenaron el primer día de casados.

Relato J. Manuel Sánchez La esperanza en algo Guido era un antiguo ferroviario, un tipo prudente que no creía en supersticiones, y una de sus aficiones era desmontar los mitos de la gente. Fue él quien acabó con la tradición de no comer gallo, pues convenció a todo el mundo de que con o sin el animal, el sol saldría a la hora prevista. También se le atribuyó el logro de no sacar santos a la calle para invocar la lluvia. Guido decía que las tallas policromadas de hacía tres siglos estaban mejor en la iglesia que a pleno sol, sobre todo porque con santo o sin él, el cielo no estaba de llover. Efectivamente, Guido era un tipo prudente. Una vida de viajes, siempre sobre raíles, hoy aquí y mañana allá, lo convirtieron en un espíritu libre, de modo que su vida se llenó de aventuras y anécdotas que compartía con todo aquel que quisiera escucharlas, que era casi todo el mundo. Cuando se jubiló, al principio se aficionó a pasar buena parte del día en la taberna, un lugar de cita ineludible en el barrio, pero pronto vio que aquello no le serviría para colmar un vacío mucho mayor. En efecto, su vida viajera le privó de un hogar, y a sus años echó de menos por primera vez tener familia. Sus aventuras amorosas no fueron más que lances carnales, pero Guido ya no pensaba en eso, ahora soñaba con tener una pareja con quien pasar una velada íntima a diario. Él mismo tardó en reconocerse, pero hubo de aceptar su necesidad y no dudó en probar métodos sensatos. No le fue fácil pasar por las pruebas de la conquista a su edad, pero no le temblaron las piernas cuando tuvo que adentrarse en reuniones de otoñales solteros. Finalmente, tras estrepitosos fracasos y sonados abandonos, Guido recurrió a lo que jamás creyó que pudiera servirle. Renunciando a todos los principios en los que había creído antes, rellenó un recipiente con licores y esencias, añadió todo tipo de ingredientes, alumbró una vela y se puso a esperar hasta que su altar a una venus incógnita obrara el milagro del amor. Lo más sorprendente es que, a los pocos días y ante el pasmo de Guido, recibió el aviso de que alguien, una mujer de mediana edad, había preguntado por él en la taberna. Esa coincidencia hizo que creyera más y más en su

método, de modo que fue añadiendo todo tipo de fetiches, como bobinas de hilo, porque creía que ella le cosería los botones, plumas de aves, porque pensaba que con ella viviría entre cojines y almohadas. A las dos semanas, tras varios mensajes cruzados, Guido se encontró por primera vez con la misteriosa mujer, y le pareció fabulosa. De hecho ambos se gustaron al instante, quién sabe si por haber degustado ese instante previamente o porque ambos se sentían definitivamente solos. Sea como fuere, tras los primeros pasos de tacto y suavidad, Guido y aquella mujer se sentían con fuerzas para asumir el proyecto de convertirse en una pareja tal y como ambos habían pactado. La primera vez que Guido la invitó a su casa todo parecía funcionar con esa naturalidad que tienen las parejas de cierta edad, así que no hubo sobresaltos ni desacuerdos con la música, no hubo tropiezos ni discrepancias con el tipo de vino. No faltaba más que un rayo de luna llena sobre el balcón, pero eso fue imposible, hasta ahí no funciona la voluntad. Las horas pasaban en una dulce atmósfera de seducción. Ella se sirvió una última copa antes de pasar al asedio final, pero de pronto, apoyando la botella sobre una repisa, descubrió algo que la intrigó. —¿Qué es esto tan raro? —¡Ah, eso! Te vas a reír, es un altar que he ido componiendo, y me ha ayudado a conquistarte. —A conquistarme te habías ayudado tú solito, no necesitabas todo este tinglado pueril. Escucha, Guido, te resultará extraño, pero no puedo estar con alguien que recurre a cosas así, simplemente me da miedo. Adiós. Y se fue, así, sin más palabra, sin más excusa. Guido se quedó embobado, mirando de reojo a ese talismán que le arrebató todo lo que antes le había proporcionado. Nunca más volvió a renunciar a sus principios, siempre fue fiel a sus convicciones a partir de entonces, pero ya todo eso le parecía una determinación tardía, vana. La pérdida de aquella mujer lo convirtió en un individuo huidizo, poco sociable, huraño, pese a que en él residían los mejores dones de las personas, la confianza en sí mismo y la honestidad. Finalmente fue víctima de aquello contra lo que tanto luchó. Nadie sabe ya si sigue poniendo velas en altares eróticos, lo que sí se sabe es que nadie ha preguntado por él en la taberna.

Microrrelato Mar Solana No me das suficiente

Lo veía pasar todas las mañanas. Fresco, como la esperanza de una promesa por cumplir; con ese aroma a premura que lo hacía aún más deseable. Cuanto más ligero y evanescente, más lo amaba. Un inquilino molesto y ruidoso, que poblaba su mente a todas horas y se enmarañaba en su imaginación igual quela hiedra salvaje… Jamás se saciaba de él.

Las tardes, salvo aquellos breves lapsos en los que era consciente de su compañía, parecían vaporosas ensoñaciones que aumentaban su avidez al estilo del tempo de una melodía: adagios y clímax. Y las noches…lo peor del día; apenas podía rozarlo, susurrarle que ansiaba más, que no la abandonara. Pero sus cariciasse escapaban con la rapidez de un relámpago, como el ímprobo intento de llenar de agua un cesto de mimbre o retener un puñado de arena entre sus dedos…

Se había convertido en una verdadera obsesión: el tiempo, su amante más codiciado, era una hoguera en la que se quemaba, despacio y sin vuelta atrás.

Relato Gustavo Marcelo Galliano (Rosario – Santa Fe – Argentina)

EL DIALOGADOR ®

- “Y concluyendo pues entonces, éste ha sido el relato de mi vida, la historia vívida que me ha tocado en suerte. Habrá podido comprobar que ha sido, quizás, excesivamente fuerte, eróticamente violenta… no sé su sana opinión…demasiada tragedia… escasa dicha… pero si de algo he de jactarme es que si bien Dios me lo diagramó complicado, supe salir adelante, pues a cambio del sufrimiento padecido me ha dotado de ciclópea tozudez y lacerante perseverancia… ¡Claro que sí!... pero… ¡Oye… tú… eh… despierta mujer!... que te has babeado hasta el vestido, y de mi saco la manga. Anda que estás a punto de desmoronarte… vamos que pido otro trago. ¡Que sea doble para los dos, buen hombre! Pues y aquí vamos entonces, y atiende ya que es la tercera vez que la repito, y no soy de aquellos que gozan del divulgarlo… préstame atención en ésta… Que siendo yo muy pequeño, me destacaba del resto, y era a la vez muy elogiado, por ser un orador tan locuaz y rutilante…”.-

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Ser escritora Por Mar Solana

Tiempos de cambio para «Mamá Literatura»: la sobreabundancia de pantallas y el crecimiento imparable de teclados activos

Phillip Roth, escritor norteamericano galardonado hace dos años con el «Príncipe de Asturias» de las Letras, expresó en su discurso un pensamiento que me pareció muy lúcido y consistente:

«Los lectores van a desaparecer. Seguramente, habrá novelistas... pero serán leídos por menos y menos gente. Será así, por la sobreabundancia de pantallas».

De un tiempo a esta parte, han proliferado multitud de «escritores» (o personas que escriben) igual que las setas después de una llovizna otoñal. Un buen puñado de «trufas» en este bosque de palitos, puntos y redondeces que crece como un tejido infectado, con muy poco esfuerzo y sin que caiga una sola gota. La situación empeora cuando uno se percata de que ya no quedan personas pacientes que las recojan, cocinen y degusten como es debido. Imposible, una trufa necesita unos buenos «truferos» que la olisqueen, ¡no puede recogerse ella sola!

No hace falta que nos adentremos en los caminos, delante de nosotros, a cada paso, se despliega esa enorme hilera que nos tunda con aquello de: «a mí, por favor, cómeme, ¡ñam!». Un nutrido ramillete que progresa muy rápido, invadiendo hasta el rincón más inesperado, con el peligro añadido de fagocitarse a sí mismo en cualquier momento. Además, apenas existen almas benévolas que las recolecten con verdadero criterio y nos rescaten de una funesta intoxicación, de perecer envenenados sin posibilidad de un buen antídoto que nos salve el pellejo literario.

Interminables filas de «personas que escriben» en un mundo donde el buen lector, solo eso, buen lector, ya es una rara avis por la sobreabundancia de teclados activos. En una época literaria del «todo vale» y de excesiva transigencia con el «iniciado». Ya no me sorprende comprobar como las personas que antes dedicaban un tiempo a la lectura de toda índole, ahora lo aprovechan para escribir como si les fuera la vida en ello. Algunos poetas cambian los versos por el género thriller y los prosistas intentan publicar poemarios new age ¡Si hasta mi panadera ha cambiado la masa madre por los pinitos alfabéticos!

Desde luego, para una escritora novel resulta ímproba la tarea de perseverar en el intento, de abrirse una pequeña veta entre esta interminable ristra de amanitas para que no la subsuman en la retahíla invasora. A algunas no les ha resultado nada fácil asomar su cacumen en tierra de hongos. Muchas horas de taller, barro y buril para ofrecer un jarroncillo medianamente aceptable en el mercado de las Letras.

Existen verdaderos noveles en este ya infestado mundillo que llevan años para publicar su primera novela; quizás porque han escogido el camino convencional al estilo «Karate Kid» de «lava-encera-lava-encera... Daniel san». Y de repente, uno que apenas ha escrito cuatro garabatos o que desconoce lo que es un buen libro de cabecera, empaqueta sus profusas faltas de ortografía junto con una gramática que daña hasta el entendimiento más sencillo y planta su níscalo en el indulgente escaparate virtual. Exhibicionismo puro y duro que debemos aguantar a palo seco, sin un buen trago que nos anestesie la sesera.

Por ende, este es uno de los aspectos más turbios de la red de redes y de sus ciber-vericuetos. El lado positivo, pese a todo, lo encontramos en algunas personas que tienen mucho talento y que, por determinadas circunstancias y si no fuera por internet, nunca las hubiéramos conocido. Verdaderos noveles de torno, arcilla, bruñidor y perseverancia, que a diario se dejan las pestañas en su pequeño y modesto taller de Letras.

Parafraseando la voz de melocotón de Sole, la cantante de «Presuntos Implicados»:

«¡Ay, como hemos cambiado, que lejos ha quedado aquella…!»

FLAMENCO

Rafael Silva Martínez FRONTERAS FLAMENCAS Bien, llegado este momento, cuando ya hemos cubierto algunos puntos de vista iniciales sobre nuestro Arte Flamenco, a estas alturas, creo que cabría preguntarse, como reflexión interesante, cuáles son los límites o fronteras del Flamenco...¿Cómo? Es normal que muchos de vosotros, queridos lectores, os hayáis extrañado al leer esa cuestión, o simplemente, no la hayáis entendido...es normal, para ser sincero, no la entiendo ni yo mismo, que soy quien la formula, así que el tema es un poquito raro, debiéramos al menos aclarar a qué nos referimos... (Oleo de D. Zaafra)

Vamos a ver, ¿acaso nos planteamos dónde están los límites de tal o cual Arte? ¿nos planteamos cuáles son las fronteras de la Pintura, de la Escultura...? Si encuadramos el Flamenco dentro de las expresiones musicales, podemos concluir que siempre el Flamenco será música, pero... ¿toda música es flamenca? Evidentemente, no, pero reformulemos de otro modo la pregunta: “¿Toda música que dice ser flamenca, lo es?”...¿lo flamenco va referido a una zona, a unos/as cantaores/as, a un tipo especial de música? Seguro que ya habremos planteado dudas a nuestros lectores, y sin pretender estar en posesión de la verdad, intentaremos poner un poco de orden en este caos. ¿Qué o quién lleva el distintivo de lo flamenco? ¿Son flamencos ciertos cantes por sí mismos, o son flamencos quienes los interpretan? ¿Toda interpretación de bulerías, por poner un ejemplo, es flamenco? ¿O bien son flamencos los cantaores o cantes de Huelva, más que los de Jaén o los de Cádiz? ¿Verdad que son muchas preguntas? Bueno, pienso que todas las posibles respuestas

a estas preguntas son “Sí”, o “No”, o más bien “depende”, porque todas pueden tener una parte de verdad, y otra parte de falsedad.

Con respecto a los cantes, podemos decir que una rumba puede ser flamenca o no serla, pero incluso que una soleá puede ser flamenca, o no serla...¿? Con respecto a los intérpretes, podemos decir que un mismo intérprete es más flamenco unas veces que otras, depende de lo que cante y de cómo lo cante...¿estamos aclarando algo? Podemos decir que parece que no directamente, pero creo que, indirectamente, sí que estamos a las puertas de poder sacar nuestras conclusiones: el distintivo o marca de aquello que es Flamenco no depende tanto de factores externos (quién canta, qué es lo que canta, etc.), como de factores internos (cómo lo canta), es decir, lo Flamenco es un modo interpretativo particular, es una experiencia vivencial, es un arte desnudo, desgarrado, íntimo, normalmente fatalista (aunque se trate de cantes festeros), con una carga emotiva fundamental, con una dimensión humana profunda, con una manifestación importante de la interioridad del intérprete...¿vemos ahora mejor la frontera de lo flamenco?

En realidad, si todas estas características concurren, si se dan en una interpretación estas circunstancias, podremos decir que estamos ante una actuación flamenca; y si no se dan, podremos concluir que la interpretación no es flamenca, es decir, estaremos ante una interpretación parecida a lo flamenco, con un sabor parecido, una música parecida, un “aflamencamiento” en los modos plástico, visual y sonoro, pero no podremos estar hablando sobre Flamenco. Y esto es lo que típicamente lleva ocurriendo desde los orígenes de nuestro Arte, por tanto, no es un movimiento nuevo. Las nuevas corrientes, las fusiones, la experimentación con otras músicas de otras partes del mundo, incluso las aportaciones de estilos, instrumentos y modos interpretativos de nuevo cuño, intentan refrescar nuestro flamenco, actualizarlo, ponerlo al día, pero si esto se convierte en una obsesión cargada de tintes económicos o comerciales, en vez de aportar y hacer evolucionar nuestro flamenco, en vez

de engrandecerlo y universalizarlo, lo que estamos haciendo es dar gato por liebre. En efecto, y al igual que en muchas otras facetas de la cultura humana, a veces intentan vendernos algo, algún producto, encasillado o encuadrado en tal corriente, cuando realmente se trata de una burda manipulación, un engaño comercial, un fraude cultural. Y bajo la bandera de lo flamenco, se llevan intentando difundir un montón de experiencias, de artistas, de trabajos, que simplemente no lo son. Esto sólo contribuye a crear una imagen equivocada, sesgada e interesada de esta manifestación cultural típicamente andaluza, que sólo puede provocar confusión en la audiencia, en los aficionados y en los interesados en general en el Arte Flamenco. Seamos siempre críticos con las experiencias musicales tildadas o encuadradas en el género flamenco, simplemente para no confundirnos, para no adulterar un género cuyos orígenes y señas de identidad están muy claras, pero donde algunos

intereses

comerciales

intentan

a

veces

confundirnos. (Grabado de D. Zaafra)

Claro, no hemos agotado las soluciones, ni hemos creado

una

“receta

mágica”

que

nos

lleve

inconfundiblemente a distinguir lo flamenco de lo que no lo es, más bien hemos establecido una orientación, creo que la mejor orientación posible, para reconocer las manifestaciones flamencas de aquéllas que no lo son, aunque su estructura o sabor musical se les parezcan…muy complicado. Espero no haber sentado más dudas de las que inicialmente se tuvieran, no haberos cansado con reflexiones que no os interesaran, o lo peor de todo: espero no encontrarme con mucha gente que sea capaz de tirar por tierra mis argumentos, por la sencilla razón de que creo profundamente en ellos…pero por supuesto, estoy abierto a cuantas aportaciones queráis hacerme, a cuantos debates podamos tener sobre este tema y sobre cualquier otro relacionado con nuestro Arte, y por supuesto, nos vemos en el siguiente número, para seguir aportando exposiciones y puntos de vista sobre nuestro Arte Flamenco. Hasta entonces.

Flamenco Nico García Larios LO FERRO. Murcia “El hermanico pequeño del cante de las minas de la Unión”

En un paisaje desértico, casi hostil, se oyen los acordes de una minera. Entre plantaciones de melones, se alza la capillita del flamenco, lo sagrado de una taberna con solera, y el mito en un patio encalado con aroma a mineras, tarantos, alegrías, soleás y bulerías y otros palos o ramas del árbol del flamenco. Frente al bar se forman corrillos de curiosos. Son emigrantes norteafricanos, enfundados en sus chilabas, y algunos hombres negros con sus zapatillas de colores estridentes que, acabadas las tareas del campo, se preguntan de nosotros: “¿Qué hace aquí el viajero?“. Y sobre todo: “¿Qué espera encontrar aquí la televisión noruega?” El hermanico pequeño del cante de las minas de la Unión se erige sobre una aldea de apenas trescientos habitantes. Allí donde, hace años, Sebastián Escudero “el Miedoso” se envalentonaba junto a sus amigos, y después de un par de vinos le pegaba a los fandangos, y luego se arrancaban por lo que hiciera falta. Ellos han sabido crear en lo Ferro un ambiente y un sentimiento de amor al flamenco,

único, verdadero, fuera de los circuitos oficiales y del turismo convencional. La poesía nace allí cada noche, en medio de la nada, al ritmo de cantes, de voces quebradas y manos extendidas en un largo lamento y del sentimiento de los ojos que saben contemplar y sentir. Todos los que estamos en aquel patio sentimos lo mismo al escuchar flamenco, y sabemos que sentimos igual y nos reconocemos humanos. Queda contestada la pregunta: Todos estamos en el mismo patio.

Ay que todos los mineros Bajaron a la mina, ay Y mi hermanico no bajó Y los mineros bajaron a la mina Y vino el derrumbamiento que se encomienda a la pastora divina, Ay mi hermano, mi hermanico fue el que tuvo más talento.

El viajero

Pepa Jiménez Calero Los refugios en Almería de la Guerra Civil

Hoy he visitado un tiempo atrás, un tiempo que no debió suceder. Otoño de 1936. La guerra y la sinrazón se extendían por toda España y aquí, en Almería, gentes de toda clase y condición ayudaban a construir los refugios que los protegerían de las cientos de bombas que arrasaron la ciudad.

Antes de entrar, un pequeño documental con testimonios de los supervivientes pone voz rasgada a unas fotografías en blanco y negro de aquel entonces. El comienzo es sobrecogedor.

Paso por aquí con frecuencia y apenas me había detenido a contemplar ese escapulario de formas dibujadas, planos de los refugios, en las cristaleras de entrada al mismo. La curiosidad por aquel tiempo, que solo conocía por películas o novelas, me llevo un día a visitarlos. No podía imaginarme la emoción que iba a experimentar

allí dentro caminando sobre ese asfalto

subterráneo que acogió miles de almas. Mirando las galerías y las pequeñas salas o diminutas cuevas, pensaba en los latidos comprimidos, callados junto a esos muros de hormigón de 60 cm, un bunker empedrado que por suerte hizo funciones de útero protector. 67 bocas de acceso como brazos abiertos para acoger oraciones de piedad.

Considerados como los refugios mejor conservados de Europa, estos se hallan abiertos al público desde el año 2006, que se descubrieron de forma accidental al realizar unas excavaciones. Arquitectónicamente es una obra impecable.

Camino por el tramo principal, unos 2 kilómetros de túnel que recorre el Paseo, o la arteria, de esta ciudad. Una ciudad tranquila, sorprendida y lastimada, que como la misma Celia Viñas relataba: “Almería es una de estas

ciudades donde no pasa nada y donde, bajo la paz de su vivir rebrama una potencia sorprendente”.

Una luz amarillenta cae sobre mí, soy uno de los 15 visitantes que pueden entrar cada hora para recorrerlo. Allí sentada, escuchando historias, pienso en la luz de antaño, bombillas alimentadas con hilos de cobre que iluminaban la esperanza, el llanto y las temblorosas manos de los niños. Unos niños que imagino abrazados, desconsolados a sus madres o cualquier adulto que hubiera allí. Niños que dejaron sus angelicales dibujos en la pared, inocentes garabatos de aviones, barcos y bombas cayendo desde el cielo.

Y es que desde el mar y el aire cayeron cientos de bombas sin compasión para castigar a una ciudad que permanecía fiel al gobierno oficial, como una novia fuerte y humilde resistiendo el acoso de un señorito. Una agitación contenida me recorría conforme contaban historias, relataban vivencias oídas o cuando pensaba en las vidas de aquellas gentes plegadas al amparo de esos bancos grises de piedra. Palabras como dolor, esperanza, fe, tristeza, ilusión ascendían por mi cabeza a lo largo de los 4,5 km de pasadizos a 9 metros bajo tierra. Había entradas desde las iglesias, casas particulares y las de la población general. Cuentan que durante los ataques algunas buenas y pudientes almas dejaban las puertas de sus casas abiertas con una bandera negra y carteles con la palabra “Refugio” para que las gentes pudieran entrar.

Era la hora del ángelus cuando miré el reloj, impresionada y destemplada sin dejar de escuchar a la guía. Sentada junto a un adolescente rubio en sus dobles bancos corridos, miraba los ramales ciegos para camillas y enfermos, las bocas de salida e incluso un quirófano que seguro debió salvar muchas vidas aquí abajo. Cuenta la guía que, una mañana de verano, una mujer mayor de pelo blanco lloró desconsoladamente ante el quirófano. Con sumo cuidado se acercó a las camas de cemento pegadas a la pared y comenzó a mirar de

arriba abajo la diminuta habitación sin cesar de llorar, tocando con delicadeza las paredes cubiertas de losas dañadas de mármol de Macael como si fueran sagradas. Acababa de llegar, tras 3 horas de viaje, solo para ver los refugios recién abiertos al público. Su madre fue una superviviente de la masacre de la carretera Málaga-Almería y ella nació allí, en esa sala de paredes heridas, rotas, desconchadas con balas de oxígeno, vitrinas oxidadas, estufa de esterilización y una mesa de quirófano convertida en mesa de partos. Terminó la estúpida guerra y los pasillos quedaron sellados. El silencio los habitó hasta que hace unos años decidieron recuperarlos. Y es que como decía José Saramago: “Hay que recuperar, mantener y transmitir la memoria histórica porque de lo contrario se empieza por el olvido y se termina en la indiferencia”. Salí de los refugios en la plaza Pablo Cazard nº1, frente a la escuela de Artes y Oficios y su claustro neogótico remanso de paz. La paz que me costó alcanzar de vuelta a casa pensando en aquellas personas, en aquellas almas que habitaron los refugios de la guerra. Cae la noche. El corazón desciende infinitos peldaños, enormes galerías, hasta encontrar la pena. Allí descansa, yace, allí, vencido, yace su propio ser. El hombre puede cargarlo a sus espaldas para ascender de nuevo hacia la luz penosamente: puede caminar para siempre, caminar... ¡Tú que puedes, danos nuestra resurrección de cada día! J. ÁNGEL VALENTE

El viajero Lola Buendía

Encuentro con El Embrujo Andalusí

Mi viaje de final del verano me ha retrotraído al pasado, sólo en la forma, que no al espíritu del Medievo. He visitado el municipio de Carratraca, fronterizo con la Serranía de Ronda y la comarca

de

Antequera

–considerado

la

puerta del valle del Guadalhorce. El pueblo se adentra en la antigüedad del Neolítico, y ya los romanos dieron noticia de la existencia de aguas sulfurosas y sus propiedades curativas. Avanzando en el tiempo, hubo asentamientos árabes, pero creció sobre todo en el siglo XIX.

A ello

contribuyó la construcción de un precioso balneario, de estilo neoclásico, frecuentado por muchas personas para el tratamiento de diversas dolencias. Cada año se viene celebrando un festival que comenzó llamándose La Luna Mora hace más de una década. Bajo la luz de miles de velas que iluminaron las tres noches del pueblo, multitud de gentes venidas de muchos lugares se pasearon por la larga calle donde se ubicaban la mayoría de los puestos, enjaimados con gusto medieval. Poco negocio para la mayoría, que apenas cubrieron gastos –eran su queja-: “La gente gasta hasta un tope de diez euros, pero no escatiman en comer y beber”.

Estos festivales, que proliferan por toda Málaga, tienen como objetivo “dar a conocer el legado cultural Andalusí, (según palabras del pregonero, que hacía doblete este verano), y que por ser de todos sabido, no se iba a demorar en explicaciones… y sí trasladar al visitante las excelencias del pueblo…” El zoco, vida económico-cultural de la época, pretende recrear un mercado medieval, donde el visitante puede disfrutar de variedad de espectáculos, pasacalles, talleres, bailarinas de danza del vientre, exhibiciones de cetrería, música andalusí... Eché en falta algunos artesanos de los de antes. Proliferaba mucha bisutería y ropa de la que podemos encontrar en cualquier mercadillo durante todo el año. Buen negocio para otra cultura, la china, que hace su agosto en los polígonos, vendiendo los abalorios que conforman las pulseras, collares y demás piezas, que allí se exponían. La organización de estos eventos suele estar en manos de los Ayuntamientos, aunque muchas de las actuaciones se transfieren a empresas

privadas,

que

son

las

responsables, con mayor o menor fortuna, de que la feria, y sobre todo el zoco, sean el reflejo de la calidad de lo allí expuesto, de la ambientación, y de las actividades paralelas. No basta con la teatralidad del contexto: velas que iluminan los escenarios naturales, con los que ya cuenta el pueblo, vestuario, maquillaje, y un pregón almibarado y repetitivo de palabras huecas de alabanza y excelencias al lugar de turno. Demasiadas ferias recorren Andalucía. Añoro una sola Feria. Una feria que se centre en la cultura actual, que apoye a los artesanos, que cada vez son menos, a los músicos actuales – hay grandes valores en los conservatorios- a los creativos en todas las artes, a la ciencia, a los inventores…Y dejemos que el nombre de Andalucía no se enmascare con la pobre luz de las antorchas.

Arte

“El Arte de Zaafra es un nuevo palo del flamenco” (Luis Rosales)

David González López “ZAAFRA”, pintor, artista plástico e ilustrador profesional, desde hace mas de 35 años, ha realizado centenares de exposiciones por todo el mundo (individuales y colectivas), Europa, Asia, África, y América. Ha vivido y trabajado como artista en diferentes países: Francia, Alemania, Holanda, Bélgica, y Suiza. Actualmente reside y trabaja en HuetorVega (Granada). Entre las exposiciones individuales más importantes caben destacar las del Centro Cultural de Madrid, Casa Elizalde de Barcelona, Centro Cultural Manuel de Falla de Granada. Centro Cultural Gran Capitán de Granada. Exposiciones Itinerantes por España (patrocinadas por Seguros Pelayo), XIX y XXVI Congresos Internacionales de Arte Flamenco. XVII Festival Internacional de Jazz de Granada. Entre los varios miles de retratos realizados por Zaafra están los de S.M. Rey Juan Carlos 1 de España, Severo Ochoa, Luis Rosales, Emilio Romero, Montserrat Caballe, Manuel de Falla, F. García Lorca, Camarón, Paco de Lucía, Félix Grande, Oscar Arias, etc…

En su actividad como diseñador en cartelería, tiene un bagaje que supera con creces, el centenar de carteles, de muy diversas temáticas, pudiendo destacar los carteles de las Fiestas del 2 de Mayo en Madrid, (años 1991 y 1992), Cartel del día de Andalucía (1993). Cartel Fiestas del Corpus, Granada (1996), y el Cartel del 75 Aniversario del Primer Concurso de Cante Jondo de 1922 en la Alhambra de Granada, organizado por Manuel de Falla.

Como ilustrador, ha realizado ilustraciones para medio centenar de ediciones en muy diversos formatos. En el campo de la bibliofilia y el coleccionismo, destacan las dos ediciones litográficas sobre “Don Quijote” (Editorial Blázquez), así como la edición litográfica de los “Cuentos de la Alhambra” con el mismo editor. Otras ediciones artísticas para bibliofilia son:”Eros en el baile flamenco”, “Manolete in memoriam”, “Sonetos de Quevedo”, “Rincones de Granada”, “Codex Calixtinus” y ”Paco de Lucia y Camarón de la Isla” con textos de Félix Grande (Editorial Lunwerg.

“Vida y Arte de Carmen Amaya”, “Eros en el baile flamenco”, “Visiones de Camarón”, “Mariquilla Arte y Pasión Flamenca”, “Legends of the Alhambra”, “El Café de la Loba”, ”Antiguo capitán de vino”, etc.

En Septiembre de 2011, tercer viaje a Costa Rica donde realiza el gran mural de 44 metros cuadrados titulado: “El Flamenco Patrimonio Oral de la Humanidad” en el hall de la Universidad Técnica Nacional de Costa Rica. Donación de la Fundación Zaafra en Costa Rica.

Arte JOSE MANUEL VELASCO

ARTE PARA RECOMENDAR SEPTIEMBRE 2014

Cada vez llevo peor el maltrato animal y con la celebración de fiestas, cómo el toro de la Vega y algunas parecidas,” tan chuscas”, que podemos ver a menudo en televisión, que se celebran en algunos pueblos de España, me indigno aún mas. No acabo de comprender como el hacer sufrir de esa forma tan cruel y cobarde a un animal tan noble, pueda ser un motivo de fiesta y divertimento. El maltrato, en todas sus vertientes, es algo que me llena de indignación y rabia y como artista comprometido con la realidad que le ha tocado vivir, a veces tengo la intención de abordar el tema en mi trabajo para hacer reflexionar al espectador de alguna manera y hacerle ver lo evidente. “Una que una imagen vale mas que mil palabras” y estamos en la época de la imagen, y por tanto , debemos de despertar las conciencias de la gente con los medios que tengamos a nuestro alcance, en mi caso a través de la pintura , con series de trabajos sobre el Cambio Climático, la Emigración o África , por poner algún ejemplo. La mente de un creador siempre es compleja, se nos pasan mil cosas por la cabeza todos los días y , para los artistas plásticos, la única manera que tenemos de trasmitir es trabajar con la imagen, que es un idioma universal, y usado por todos los creadores como Picasso, que todavía nos conmueve con el Guernica y nos hace ver el horror de la guerra o Goya con sus desastres...Desde aquí animo a todos a que aporten su pequeño grano de arena para terminar de una vez con cualquier tipo de maltrato.

El verano se acabó y con él el tiempo de vacaciones, relax...y volvemos a la rutina de la vida diaria: trabajo, colegio, etc. así que para romper esa rutina aquí van mis recomendaciones. Empezaré con una buena noticia como es el gesto tan extraordinario del deposito de gran parte de la colección privada de la ex-galerista Soledad Lorenzo al Museo Reina Sofía. Depósito, que tendrá una duración de 5 años, prorrogables,y que se realiza con promesa de legado por parte de la galerista. La nómina de autores corresponde a diferentes generaciones, desde Pablo

Palazuelo, Antoni Tàpies, Juan Uslé, Barceló o Broto entre otros. En la actualidad no existe en España precedente alguno de un depósito con promesa de legado con estas características, tanto en lo que se refiere al número de obras, como por la calidad de las mismas y la importancia de los autores. Esta es la cara de una noticia que tiene su cruz y es que museos como el Reina Sofía, la Fundación Thyssen-Bornemisza o el Museo del Prado parece que este año han tenido descenso de publico y consecuentemente debido a estos las cuentas han sido negativas por lo que ya están estudiando medidas para atraer en esta nueva temporada a mas publico, con lo que esta donación, según mi punto de vista, podría formar parte de estas medidas de estímulo para aumentar las visitas.

Y tras la visita de rigor a los museos de Madrid, podemos visitar la Galería Helga de Alvear

donde Jorge Galindo presenta, en su primera individual , una nueva serie de cuadros bajo el titulo “ Money Painting”. Son obras de gran formato en las que el lienzo se llena de virutas de billetes de Euros, que absorben grandes manchas de pintura y activan el material de desecho que las sustenta -el dinero-.Resulta inevitable su vinculación con la abstracción matérica. Jorge Galindo es un artista que utiliza materiales cotidianos como base de sus obras para potenciar sus cualidades y darles un nuevo sentido, lenguaje y significado. Jorge Galindo, (1965, Madrid) vive y trabaja en Londres. Se puede ver hasta el 1 de noviembre de 2014. También, en la Galería Heinrich Ehrhardt de Madrid expone Secundino Hernández (Madrid, 1975) , que regresa a Madrid con su exposición “Mi primera corrida”.La muestra está dedicada por completo a obra sobre papel. Artista residente en Berlín desde hace cinco años, ha conseguido hacerse un importante hueco en el panorama artístico internacional. Sus numerosas exposiciones en Alemania, Austria, Bélgica o España han sido seguidas con expectación por críticos y comisarios de todo el mundo. Se podrá ver hasta el 18 de octubre.

Y si tenemos la oportunidad de viajar a Canarias no podemos perdernos “Memorias de contrabando”, una muestra que recomiendo y que se podrá visitar en el Centro de Arte La Recova de la capital tinerfeña. Es un ambicioso proyecto que se presenta en en el Centro de Arte La Recova de Santa Cruz de Tenerife y sirve como presentación de unas jornadas sobre Memoria Histórica en Canarias, tras cumplirse 75 años del fin de la Guerra Civil española y que incluye, además de una exposición de la obra de más de setenta artistas de artistas canarios, proyecciones, encuentros y debates sobre la Memoria Histórica en Canarias y la publicación en 2015 de un libro-catálogo que será el compendio del trabajo de investigación realizado para llevar a cabo este proyecto.

Este proyecto se adentra en la Memoria Histórica para estudiarla y sentirla desde la sensibilidad artística. Nace con la idea de ser un espacio para la reflexión, un lugar desde el que poder reescribir la historia de estos últimos 75 años. Con autores de la talla de Òscar Domínguez, Manolo Millares, Luis Alberto Hernández, Lola Massieu, Martín y Sicilia, María Belén Morales, Martín Chirino, Fernando Álamo, Adrián Alemán, Juan Carlos Batista, Francisco Bonnín, Gonzalo González, Tony Gallardo o Pedro García Cabrera, entre otros autores de distintas generaciones, que arrancan con el movimiento surrealista y que se extienden hasta nuestros días, se han aproximado al horror de la guerra, la represión y el exilio independientemente del lenguaje del contexto histórico vivido por cada

generación. La exposición incluye desde pinturas, hasta fotografías pasando por vídeos y esculturas. Se podrá ver hasta el 2 de Noviembre.

Nos volvemos a la península y más concretamente a Zaragoza para recomendar en la Sala de Exposiciones Asociación de vecinos Lauza Casco Viejo, la exposición “CONTRASTE, LUZ Y COLOR”, de Paco López Francés y de Nacho Gili. Comisariada por el crítico Manuel Medrano y según sus propias palabras:“Estamos ante dos autores abstractos con tendencia a la abstracción figurativa, aunque ésta casi ha desaparecido en sus últimas líneas de trabajo, en ambos casos...Tanto Nacho como Paco poseen un extenso curriculum expositivo y, ahora mismo, participan con sus obras en una muestra en la galería de arte Eka & Moor Art Gallery de Madrid. Sus conceptos artísticos, estilos, técnicas y resultados son muy diferentes, y ambos han evolucionado sin renunciar a sus planteamientos anteriores. En esta muestra podemos contemplar sus más recientes realizaciones,y tener la oportunidad de disfrutar y valorar el avance creativo que han experimentado recientemente. Se podrá ver hasta el 18 de octubre de 2014

Y nos vamos al sur, en el Centro de Arte Contemporáneo de Málaga que presenta la primera gran exposición individual en un museo español, es la del artista Marc Quinn, cuyo título es “Violence and Serenity”, es una exposición comisariada por el gran crítico Fernando Francés en la que se podrán ver 48 obras nuevas y recientes, algunas de ellos concebidas expresamente para la exposición en el CAC Málaga.

El artista se dio a conocer como uno de los componentes de los Young British Artists (YBA’s) y es uno de los artistas más importantes de su generación. Sus esculturas, tapices, instalaciones y pinturas reflejan términos antagónicos y exploran la relación del arte y ciencia, el cuerpo humano y la percepción de belleza, la muerte y el origen de la vida. Su trabajo se caracteriza por emplear una gran variedad de materiales y técnicas. Marc Quinn nació en Londres en 1964. Estudió Historia del Arte en el Robinson College en Cambrigde. En 1991 Marc Quinn saltó a la fama con su escultura Self (1991) realizada a partir de un molde de su cabeza hecho con su propia sangre congelada.

Esta exposición gira en torno a un nuevo conjunto de obras titulado The Toxic Sublime: son paisajes distorsionados que desdibujan los límites entre la pintura y la escultura. Quinn añade a su composición elementos del mundo urbano «real», como cadenas o tapas de alcantarilla, que coloca bajo la obra durante el lijado para que sus contornos sobresalgan en la imagen. Además, amplifica los agujeros, las líneas y las estrías de la superficie de la obra mediante un proceso de curvado y plegado del aluminio. Como resultado, las pinturas mantienen los elementos de un paisaje terrestre o marítimo, y, sin embargo, poseen la presencia física de la escultura. De alguna manera, las obras reflexionan sobre la naturaleza invasora e indiscreta de los medios, pero siguen siendo, no obstante, retratos íntimos de personas que se encuentran activamente atrapadas en la historia. Se podrá ver hasta el 30 de noviembre de 2014.

Continuando en Málaga se puede ver durante todo este mes en el Ateneo de Málaga la exposición DIVERGENCIAS, de Lope Martínez Alario, uno de los grandes artistas plásticos malagueños, premiado y reconocido en el ámbito nacional e internacional . Lope nos

muestra una obra que continua muy en su línea donde encontramos una signografía muy particular que constituye parte fundamental de su lenguaje pictórico, de gran originalidad y resolución plástica, que aparenta un mundo caótico, pero que al contemplarlo detenidamente nos refleja aspectos insólitos de una realidad traducida del propio universo íntimo del pintor, en la que todos los detalles tienen su propio significado sugerido, como podemos comprobar, incluso, en los títulos de las obras así como en las formas de los soportes. No se la pierdan.

También, y para terminar, en la galería Isabel Hurley de Málaga se expone la obra de José Medina Galeote. Bajo el título “Guernica-Alexanderplatz” . Comisariada por el prestigioso crítico de arte D. Juan Francisco Rueda. Muy buena exposición y según las propias palabras del comisario: “La pintura de José Medina Galeote ha sido un ámbito en el que se incluyen, muchas veces camufladas, vivencias y reflexiones ante las cuales el espectador puede sentir que son auto-referenciales, por tanto autobiográficas, o que suponen un cuestionamiento de la misma práctica pictórica...En Guernica-Alexanderplatz se pueden deslizar, desde escenarios y episodios históricos como el proyecto de la ciudad de Germania de Albert Speer o el bunker hitleriano, interpretaciones acerca de la propia práctica artística: la utopía, el fracaso, el delirio, la ruina, etc...Se podrá ver hasta el 8 de Noviembre.

La otra realidad Mariano J. Vázquez

¿QUÉ SABEMOS DE LA MAGIA? Digamos para empezar que magia es un término que procede del antiguo persa, "maga", don, y del griego "mageia". Podemos decir que se trata de una doctrina ancestral basada en el convencimiento de que las leyes y fuerzas secretas de la Naturaleza pueden ser no sólo conocidas, sino también dominadas por el hombre. En este sentido sería muy aplicable la definición de magia como "la apropiación por el hombre, mediante ciertos ritos, de un poder o energía misteriosa a fin de ponerla a sus servicio, o en contra de los demás". Ocultistas como Dion Fortune la definieron como "el arte de producir modificaciones de la conciencia, de acuerdo con la voluntad", definición un tanto ambigua que, sin embargo, ha sido bien aceptada por los modernos ocultistas.

Según Piobb, el mago es simplemente un investigador que trata de hacer penetrar lo sobrenatural en el terreno de lo natural; y la magia no sería mas que la ciencia natural desconocida. Según él, la magia se divide en baja y alta magia. La primera estaría más vinculada al charlatanismo y a la superstición; por tanto, este tipo de magia no sería mas que "una mera caricatura de la ciencia suprema de los magos; una mera impostura que sólo merece el desprecio que los siglos le han testimoniado, considerándola en su conjunto como simple brujería, goecia o magia negra". Por el contrario, la alta magia, según el mismo autor, tiene derecho a llamar el interés de las personas más serias. Es cierto que aparece como una ciencia bastante incompleta, porque sus secretos han estado velados por el misterio de

los símbolos, y no resulta fácil comprender sus leyes. Sin embargo, como dice Max Muller:"... Todo encantamiento mágico, por absurdo que pueda parecernos hoy día, ha debido tener primitivamente su razón de ser; y su descubrimiento es el punto culminante de nuestras investigaciones".

La alta magia se basa en el principio de que en la Naturaleza existen fuerzas ocultas a las que se denomina "fluidos". Estos fluidos pueden ser de tres tipos: magnéticos (puramente terrestres), vitales (básicamente humanos) y, por último, esenciales o cósmicos. Los llamados fluidos magnéticos son los más conocidos, y forman parte de nuestra tecnología más sencilla, caso de la electricidad, etc. Los fluidos vitales son los responsables de los fenómenos del psiquismo, es decir, "las manifestaciones misteriosas e hiperfísicas del ser". Por lo que respecta a los fluidos esenciales pertenecen a un orden más elevado y cooperan en la ordenación y dirección del universo. Sólo la magia se ha atrevido a ocuparse de ellos.

En un próximo artículo hablaremos de la Magia personal y de la Magia Ceremonial.

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