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R e c o p i l a c i ó n de los f o l l e t o s ' t i t i ñ a d o s :

-)

PARALELOS ENTRE

1 1

Ê Â Î Ô L Ï O

SECTAS PROTESTANTES POR

D. Joaquin Rubio

y

Ore.

PUBLICADOS EN BARCELONA.

ALCOY:

1871.

Imprenta de José Marti Casanova c. Mereu'lij, í i l .

ADVERTENCIA. Se suplica à los directores de periódicos y de obras de propaganda católica que se sirvan, ó t reimprimir estos Paralelos, ó dar publicidad à losíj datos mas importantes que en ellos se publiquen.

PARALEL

BÍÍTRB EL CA^Iî Y lAS SECTAS PROTHJ^TBSÏ

A l ver insultada nuestra Religion por los e x pendedores de biblias y obritas protestantes, sia otro objeto que el de atraerse compradores sorprendiendo à los incautos é ignorantes, creemos prestar un servicio proporcionando la presente recopilación de los folletos indicados.

PRIMER PARALELO. PARTE

PRIMERA.

R e n t a · del clero aoglíoaao ea Inglaterra é Irlanda.

«Uno de los pretextos con quo pretendieron l e gitimar su rebelión contra la Iglesia los mal llamados reformadores, fué que el clero católico, así secular como regular, separándose de la po-

—4— breza evangélica, de que tantos y tan sublimes ejemplos les hablan dado Jesucristo y los Apósteles, nadaba en riquezas, existiendo iglesias catedrales y monasterios que podían competir, en el número de sus tierras y propiedades y en el valor de sus rentas, con los mas opulentos y p o derosos señores. Mas al ponderar las riquezas del clero se olvidaban de añadir que sus posesores, prelados, cabildos ó monjes, considerándose, cual realmente lo eran, como meros depositarios ó administradores de aquellas riquezas, destinaban la mayor parte, á veces la casi totalidad de sus rentas, á dar esplendor al culto; á dotar las catedrales ó las iglesias de los monasterios y conventos de obras artísticas, muchísimas de ellas de mérito tan sobresaliente, de tan subido valor estético, que los edificios sagrados pudieron ser, con justicia, considerados como verdaderos museos del arte cristiano; à fundar y dotar universidades, colegios, hospitales, etc.; á construir caminos, puentes y albergues para los viajeros en épocas en que el Estado no atendia, ó atendia muy poco á satisfacer las necesidades de sus pueblos; al alivio de los pobres y á los varios y útilísimos objetos á que dichas riquezas habian sido por sue donadores destinadas.» El autor promete ocuparse algún dia de lo que las artes, los pueblos y los pobres deben en nues-

—δ— tro pais al clero; pero oportuiio será presentemos un resúmeu de lo que hallamos en un folleto titulado: « E l Buen padre ó la política cristiana» Si con el autor de este folleto recorremos todas las provincias de España, encontrarémos en todas ellas monumentos debidos á ese clero tan injustamente perseguido. Principiemos por Bargos y fijaos en ese hospital para los hijos del pueblo, que fundó con sus bienes patrimoniales el canóuigo Barrantes Aldana y enriquecieron despues un Abad de San Quirce y el arzobispo Navarrete. Allí vereis también el colegio de San Nicolás y el seminario donde se educan y hacen buenos los hijos de los pobres, cuyos establecimientos se deben al cardenal L o pez de Mendoza y al arzobispo Vela y Manrique. Valladolid, ¿no poseía el colegio mayor de Santa Cruz, con el hospital de espósitos, dotados m a g níficamente por el gran cardenal Pedro Gonzalez de Mendoza? ¿No fundó su seminario el obispo D. Bartolomé Plaza, y su colegio de los Niños del Amor de Dios, el buen religioso Francisco Perez de Nájera? En Logroño, ¿no hay una casa de espósitos debida al dean de Ronda D. Manuel Palacios? Santander ¿no tiene su hospital de San Rafael debido al obispo Mendez de Luarca? "Soria puede decir mucho del caritativo prelado D. Pedro A l varez Acosta, y de sus magníficos establecimientos

-6— de instrucción y beneficencia. Avila tiene un colegio de San Millan, precioso legado de sus obispos Fernandez de Temiño y Fray Julian de Gascueña. Si pasamos á la capital del principado de Asturias veremos su universidad literaria y el colegio de San Gregorio y el de Santa Catalina para doncellas pobres, fundados por el arzobispo de Sevilla D. Fernando de Valdés y Salas. También los dos colegios de San José y San Pedro se deben al arcediano de Villaviciosa Diaz Oseja y al canónigo D. Pedro Suarez, y los fundadores de los hospitales de los Remedios y Santiago fueron D. Iñigo de la Rua, Abad de Taberga, y el ilustrísimo señor obispo D. Gerónimo de Velasco. Leon tiene uno de los mejores hospicios de la Península debido al bendecido nombre del obispo Cuadrillero, y recuerda con gusto á su cabildo catedral, el que ya en el siglo X I X habia dotado espléndidamente su casa de niños espósitos. H a blen las demás ciudades y revélennos otros nombres también benditos como los de un arcediano de la Tabla, un arzobispo Castro, un cardenal Mello, un obispo Rodriguez de Fonseca etc. Salamanca que tiene su escuela, rival de las de Paris, Oxford y Bolonia y cuenta un gran número de colegios, ¿á quién debe los tres mayores de Sau Bartolomé, el Arzobispo y los Verdes, sino h los prelados, de imperecedera memoria, D. Diego

Auaya y Maldonado, D. Alfonso de Fonseca y D. Fernando de A'aldés y Salas? Madrid tiene el hospicio, ó casa de socorro, fundado por el cardenal D. Gaspar de Molina; el hospital del Campo del Rey, por D. García Alvarez de Toledo^ obispo de Astorga; y el de San Juan de Dios, por el venerable Anton Martin; y el de la Buena-Dicha, por el abad de San Martin, Fr. Sebastian de V i lloslada; y el de San Luis de los Franceses, por el capellan real D. Enrique Saiiren. Seríamos largos si continuásemos enumerando todas las principales ciudades de España donde prueba el autor que la mayor parte de nuestros hospitales, casas de maternidad y de huérfanos, hospicios, seminarios, colegios de todas clases, alguna universidad, y varias bibliotecas, son'debidos à los ministros de la Iglesia, à los A r z o bispos y á los Obispos, á cabildos catedrales, á canónigos, á dignidades, á párrocos y á simples sacerdotes. Basta han contribuido para la construcción de algunas obras públicas. (*) Hé aquí cómo empleaba el clero sus bienes: en asilos de caridad para los hijos del pueblo; para amparar á la vejez desvslida, hija del pueblo; para recoger á criaturas abandonadas en su cuna, hijas del pueblo; para socorrer y asistir hasta la iiltima (*j

Léase el folleto citado si se .desean mas dato?.

—8— liora de la vida ά desgraciados enfermos, indivíduos del pueblo; para enseñar oficios y dar diferentes carreras literarias á jóvenes pobres, hijos del pueblo. ¡Y ese mismo pueblo, ó parte de ese pueblo, sin saber lo que se dice, porque le enseñan el error, acusa al clero de egoismo! ¡Cuándo comprenderás ¡oh pueblo! la hipocresía de esos hombres que citándote ejemplos de indignos sacerdotes hacen regia de la escepcion para presentarte doce judas en vez de doce apóstoles! Mas, volvamos al folleto de los paralelos. « E n los paises en que logró establecerse el protestantismo, lo primero que hicieron los nobles ó los reyes fué apoderarse, ó según se dice ahora, incautarse de los bienes y objetos de las iglesias que se habia logrado salvar de la rapacidad y del vandalismo de las hordas lanzadas al degüello de los sacerdotes y al saqueo de los monumentos sagrados por los fanatizados discípulos' de Lutero, Calvino y Zuinglio. ¿En provecho de quien? Únicamente en provecho de los reales y aristocráticos despojadores. Porque si bien en I n g l a terra como en Alemania, en Holanda como en los paises del Norte, se prometió por los mal llamados apóstoles de la reforma destinar los bienes confiscados á la iglesia á objetos piadosos ó de pública utilidad, en ninguna parte se realizaron sus hipócritas promesas, redundando la

—9— revolucion religiosa en provecho de sus pocos y poderosos fautores, y en grave perjuicio de los pobres, á quienes se llegó en Inglaterra hasta à prohibir, so pena de marca infamante, y de esclavitud y de horca à los reincidentes, mendigar su mas necesario sustento para ellos y para sus hijos ('). Seria acaso para que con sus lamentos no interrumpieran en sus placeres á los que, para satisfacerlos, derrochaban los tesoros arrebatados á sus antiguos y desinteresados bienhechores.»' «Mas en cambio el nuevo clero protestante, el clero del fUfo Evangelio (como ellos dicen), que vino à reemplazar al católico, ¿habrá vivido y (·) Puede afirmarse, y nos seria fácil probarlo con autoridades de escritores ing-leses protestantes, que el pauperismo nació en Ing-laterra del hecho, injusto en. sí y escandaloso por la manera como se llevó á caho, de la incautación por el Gobierno de los bienes de la Iglesia. En la época del mayor florecimiento de ésta no habla pobres, porque ella les tendia su mano bienhechora.. No negaremos que esto pudo dar lugar á abusos, pero ¿qué eran estos comparados con los que trae consigo la beneficencia oficial? Prescindiendo del carácter socialista que por necesidad defee tener esta, es sabido que ahora y siempre, al paso que fué, 'es y será en todos tiempos ineficaz para aliviar todos los males que trae consigo la miseria, ha aumentado el número de los pobres, habiendo habido ocasion—en el año 1696—en que sobre una poblacion de cinco mi-

-10— c o n t i n u a r á v i v i e n d o e n la p o b r e z a él, n o supo este «Hé

á que, s e g ú n

acomodarse?»

a q u í las dotaciones d e l alto· c l e r o de

g l a t e r r a , p a í s d o n d e m a s se ha d e c l a m a d o y tinúa declamándose

contra el Papado y el clero

católico, q u e es de d o n d e

p r i n c i p a l m e n t e salen e l

d i n e r o y los a g e n t e s e n c a r g a d o s de á los p u e b l o s , y

Incon-

proèestantùar

p o r c o n s i g u i e n t e de d o n d e

b e r í a n v e n i r los e j e m p l o s de a b n e g a c i ó n

y

depo-

breza evangélicas:

llones quinientas mil almas se contaban, según King. Devenent, Macaulay, etc., un millón trescientos treinta mil de aquellos. Ahora bien, ¿quieren saber nuestros lectores'á qué medios acudieron los reyes y los parlamentos ingleses para remediar este mal. social, que liabian ellos causado con despojar de sus bienes á la Iglesia? Haciendo perecer Enrique v n i , — q u e había destruido ciento diez hospitales y suprimido seiscientos cuarenta y cinco monasterios,~á setenta mil i n felices por reincidencia en el ci'imen de mendicidad y vagancia, palabras que eran entonces sinónimas: dictando medidas rigurosísimas contra los pobres, cual pudiera hacerse contra los mayores criminales, y por fln obligando hasta con severas penas á atendei' á su socorrro á los que ningún beneflcio habían reportado de la secularización de los bienes eclesiásticos. Véase entre otros escritores á Du-Bois, Histoire du droit criminel des peuples modernes, t. III, pég. 637 -y siguientes.

— Π Reales v e l l ó n .

ΕΙ arzobispo de Cantorbery, primado 1.425,000 de Inglaterra. 950,000 El obispo de Lóndres 950,000 EI arzobispo de Torek 760,000 El obispo de Durham 665,000 El de Winchester . 522,500» El de Ely. . . . Continúa el autor indicando las dotaciones de los demás obispos fin vas sumas silben á 13.708,500 « L o s deanes de los Cabildos reciben por lo común 95,000 reales, escepto los de Durham, San Pablo, Westminster y Manchester, que perciben 285,000 reales el primero, y 190,000 los demás. Los canónigOs de estas cuatro iglesias cobran 95,000 reales y los otros 47,500. Los menos favorecidos son los deanes de Saint-David y de Llandaff, c:_iya pension es de 66,500 reales, y sus canónigos que solo tienen 33,250. Además de esto, entre los obispos y cabildos disponen de 2,280 beneficios, con los cuales pueden favorecer ó á individuos de su propia familia ó á sus amigos y servidores.» « N i está menos generosamente dotado el clero parroquial. Asi se dice que el vicario de Camberwell, parroquia vecina de Lóndres, porcibia 215,000 reales y hacia celebrar el servicio (nombre que dan

—12— los ingleses á las escasas prácticas de su culto) por dos ministros, à los cuales daba 19,000 reales. Verdad es, dice Franqueville, que acabó por huir, dejando 2.850,000 reales de deuda, que pagarán sus parroquianos. ¿Fyn qué gastaría esta cantidad el pobre vicario protestante?» « Y ¿qué estraño que de tan enormes rentas goce el clero anglicano, cuando, según dice el conde de Montalembert en un reciente trabajo acerca la cuestión religiosa de Irlanda (1), se calcula en 80.000,000 de libras esterlinas, ó sean 7,600,000,000 de reales el valor total de la propiedad eclesiástica de Inglaterra? En cuanto al alto clero protestante de Irlanda, donde el niimero de anglicanos, respecto del de católicos, era en 1861 de 678,661 de los primeros, y 4.490,583 de los últimos (2), disfruta, aun despues de la reducción hecha en virtud de la ley de 1833 (3), la asignación de (1) L^Irlmde et l'Autriche: CORRESPONDANT del 25 de m a j o de 1868, p. 381. (2) El autor se ocupa eu una larg-a nota de los estrag-os que en ciertos años produjo el hambre por la carestía, mientras las naves de la Gran Bretaña l l e vaban á los ricos propietarios ingleses de aquel suelo con tantas lágrimas regado, los frutos de la cosecha' de cereales. (3) Á consecuencia de esta ley, el número de obispados quedó reducido, suprimiéndose además muchos beneflcios. Jías esta reforma en nada mejoró la situa-

—13— 6.076,200 (lì entre el arzobispo de Armagli y demás obispos, cuya cantidad unida á la de las asignaciones de los demás dignatafios eclesiásticos, arroja un total de 31.040,262 reales vellón.» «Esto en cuanto al alto clero, y sin contar lo que percibe por razón del diezmo, causa de tantos y tan sangrientos conflictos en Irlanda desde 1760 hasta nuestros dias (2).» «¿A. cuánto, pues, ascenderá el total de lo que percibe el clero anglicano de Irlanda? Beaumont (3) dice'que, según el cálculo mas moderado, á la vez que mas auténtico, se elevan sus rentas anuales á mas de 22.000,000 de francos, ó sean 83.600,000 reales.» « A los cuales hay que añadir lo que cobra por

cion del pueblo católico irlandés, ya que las propiedades pertenecientes á las sillas y beneficios suprimidos fueron puestas en manos de una Comision eclesiástica, que las vende, y forma un fondo cuyo interés se emplea en la reparación de las iglesias y en la erección de nuevos templos protestantes. Asi, pues, por esta reforma es menor en Irlanda el número de flig-natarios y de ministros, pero la Iglesia anglicana no e s menos rica y su culto está mejor dotado. (BEAUMONT, L'Irlande2>olít¿quc, t. I, p. 382 y 383;. il) BEAUMONT, op. cit. t. I, p. 383, notas. (2) BEAUMONT, op. cit. t. î. p. 139 ν siguientes. {3: Op. cit. 1.1. pag. 309.

—14— razón del diezmo (1), que asciende á 10.225,000 francos, ó sean 38.855,000 reales, que forman juntos con aquellos un total de 122.455,000 reales.» « Y como el clero de Irlanda antes de verificarse la reducción del año 1833 se componía de 2,431 individuos—en el dia pasan aun de 2,000,—resulta que corresponden á cada uno de ellos por término medio 61,000 reales, ó sea mas de la m i tad de lo que percibe en España un arzobispo.» « Y como el número de anglicanos era en el año 1861, seg-un dejamos apuntado, de 678,661 (2), sigúese que para atender á las necesidades espirituales de cada uno de sus adeptos (3),—y los que conocen el protestantismo saben ya que este no tiene casi culto público,—gasta la Irlanda 180 rea(1) Tal como se satisface en la actualidad el diezmo, esto es, por los dueños de las tierras y no por los colonos, tiene menos de injusto y de irritante para los propietarios irlandeses que para los ingleses, ya que aquellos, dueños de casi siete octavas partes de las tierras, pon en su inmensa mayoría anglicanos, al paso que los propietarios de Inglaterra, pertenecientes á todas las sectas, tienen que contribuir con el lithe rent charge al sostenimiento de una Iglesia que es la de una tercera parte apenas d e l a población. (2) Según Franqueville era en 1863 de 691.872. (3) Hay obispos y ministros anglicanos que residen en diócesis pobladas exclusivamente de católicos, y que por consiguiente no tienen en quien ejercer su ministerio, por cuyo motivo encuentran mas cómodo

-15— . les vellón, ó sea, de veinte á veinte y una veces mas de lo que cuesta en España, según el presupuesto de este año, atender á las muchísimas necesidades espirituales y morales de cada uno de sus habitantes católicos, aun reduciéndolos á la cifra de 15.000,000.» «Mas si tan considerable aparece la desproporción entre el clero anglicano de Irlanda y sus i n mensas riquezas y la poblacion no católica de esta nación, sube esta de punto y llega á los l í mites de la escandaloso cuando, descendiendo à detalles, se ve por las mas recientes estadísticas que /le dos mil cuatrocientas parroquias se cuentan ciento noventa y nueve en que no hay ni un solo anglicano, y quinientas setenta y seis en que no pasan estos de veinte, « d e suerte, dice P . de Bernhardt en un artículo publicado en la Revista de Bruselas (1), que en una tercera parte de las parroquias de Irlanda, el sistema ^ÂÎTÔ/^ÎW«? es uu verdadero engaño:» y particularizando mas los hechos se leen ejemplos, como los citados por Mr. Gladstone, el mas autorizado, y en union con · ir á disfrutai· de sus rentas ea otra parte. Calculábase en 1830 que de 1350 ministros posesores de beneficios que había, T i l no residían en el lug-ar donde su deber ! les llamaba. (1) L'Eglise ^Irlande et les débats du Parlement mglais: oct. de 1868, p. 411.

-16— Mr. Lowe, el mas elocuente adversario de la continuación de la Iglesia oficial en Irlanda (1), y que creemos conveniente dar à conocer á nuestros lectores: Parroquias.

De De De De De De

ïullagh", Killmickad^ Shandrurn, DerriMac Cross, Kilkenny, Orradowen,

Alighe.

Rentaenfr^. (loi m i n i s t r o anglic.

3 7 2 3

4 4

1 3 , 5 0 0

4 8 8 4

3 4

1 8 , 7 5 0

2 9 7 3

2 3

2 5 , 5 0 0

1 9 9 3

1 4

1 4 , 0 0 0

9 3 9 0

3 6

1 3 , 0 0 0

5 7 4 5

4 6

1 2 , 0 0 0 ,

Cûlôlic.

e t c .

( 2 ) . »

«¿Y qué dirían nuestros mal llamados hombres· de Estado y los enemig-os sistemáticos de la I g l e sia católica, si supiecen que el Parlamento i n g-lés destinó desde el año 1800 al 1833, 782,061 libras esterlinas, ó sean 75.'782,46.9 reales, única (1) Pocos de nuestros lectores dfej-aráu de tener noticia, siquiera sea de una manera vag-Sj'de que el Parlamento ing-lés, se Iialla vivamente preocupado desde el año 1868 poríla necesidad de una reforma relig-ioska y social, que la justicia y la opinion pública reclaman, en favor de los católicos y de los colonos irlandeses, victimas, hace mas de tres siglos, de sus dominadores los protestantes ingleses. Omitimos la continuación de esta nota, aunque no deja de presentar a l g a n interés. (2) Corres2}ondimt, 25 de mayo de 18G8. p. ?7·7, nota.

—17y

e s c l u s i v a m e n t e á la c o n s t r u c c i ó n

religiosos

en

Irlanda

de

edificios

(1)?»

« ¿ Y q u é los q u e tanto d e c l a m a n contra e l d e r e cho, b a j o todos aspectos i n n e g a b l e

que tiene el

clero católico á p o s e e r (2), c o m o todas las clases d e l E s t a d o , y de

los b e n e f i c i o s

c o m o el

individuo

de l a p r o p i e d a d ,

demás

á gozar

siempre

los m a s justos títulos a d q u i r i d a , s i e m p r e en vor

de los

pobres

administrada,

con fa-

si s u p i e s e n las

(1) BEAUMONT, t. I, pág. 310. y pág. 381, nota 1. (2] Las leyes de los Estados-Unidos, cuyas libertades tanto encomian, pero tan mal imitan nuestros pseudoJiberales, conceden al clero, como á todas las asociaciones, el dereclio de poseer, si bien en la mayor paite de los Estados se ha adoptado el principio de la limitación fija. Así, por ejemplo, despues de las leyes de 1858 y 1863, en el de Nueva-Yorck toda ig-lesia tiene derecho á una renta de 6,000 dollars (30,000 francos) en las g-randes ciudades, y de 3,000 dollars en las poblaciones pequeñas; advirtiendo que para el cómputo de esta renta no se cuentan para nada el edificio destinado al culto y el terreno en quo está edificado, la casa del párroco, la escuela, el alquiler de los bancos, etc. Calcúlase en 5(f.000,000 de dollars 11,000.000,000 de reales vellón} el valor de los bienes raices de la diócesis católica de Nueva-Yorck, que tiene noventa parroquias. ¡Qué lástima para el triunfo de la libertad que no estén al alcance de nuestros m i nistros de Hacienda! Aféase en el Correspondant de 1868, t. L X X V I , pág·, 28Ö, un artículo sobre las lej'es relig-iosas de los Estados-Unidos de Mr. G. de Chabrol. 2

-18— ÏDinensas riquezas que en bienes raices posee el anglicano, y que el de Irlanda, por ejemplo, es dueño de 670,000 acres (1) de tierra (2), ó sea muy poco menos de un acre por cada habitante perteneciente al culto oficial, ó como la llaman los ingleses, á la Iglesia establecida?» «Mas si causa sorpresa, ver al clero anglicano, casi sin ejercer cargo ninguno, disfrutando de tan ricas prebendas, produce escándalo ver la facilidad que tienen los miembros del alto clero, de enriquecer á sus hijos y favoritos, concediéndoles pingües beneficios (3).» Como ejemplo léase lo que indica el autor respecto á la manera como el obispo de Durham supo colocar y enriquecer á sus hijos. «Despues de esto ya no debe causar estrañeza que, al presentarse hace pocos años à la Cámara de los Comunes una nota oficial de las riquezas legadas en sus testamentos por varios prelados anglicanos, se leyeran en él cantidades como las (1)

El aci-e eqiHvnIe ú poco menos de cuarenta área?

y media. (2) Vlrlande

, . sociale, etc., t. I, pág. 309 de la séptima

edición. , , (3) Además de sus rciitas puede cada prelado di&poner, como dejamos indicado mas arriba, de ua m i merò considerable de estos. Así, por ejemplo, el de Cantorbery dispone de 277, el de Londres de 102, el de Yorck de 'S, el de Ely de 83, etc.

— loque aparecen en el siguiente estado (').» ' Presenta el autor el estado que sube á208.875 000 reales vn. · ' «Mas, ¡oh contraste odioso y que subleva la conciencia de toda persona honrada á quien loshumos del error no perturban la mente! Al lado de estos nabas de la Iglesia ang-licana, de esos lores eclesiásticos, el bajo clero, mezquinamente dotado vive en una profunda miseria, y tiene que a c r dir á implorar la caridad pública para no perecer de hambre. Y este nuevo aspecto del pauperismo, mancha que afea la orgullosa frente de la rica Albion, son sus mismos periódicos los qu^ 110« le revelan; sus periódicos, que vienen llenos de relaciones increíbles acerca de-la pobreza y desesperada situación de muchos infelices individuos del clero inferior.» «Tan solo referiremos un caso entre los m u chos que relatan los periódicos para que se forme una idea aproximaba de la miseria eii que viven «El cura de'^% decía un periódico protestante hace poco tiempo, se encuentra en un estado tal de miseria, que se halla reducido á la desesperación Solicita con instancia la benevolencia del público.» «¡Un padre,, y un padre ministro de una religion, que amenaza al público con la prostitución de "(•J FLEURY, Histoire

d'Angleterre,

t. Π, p. 698.

—20— sus hijas si no recibe de este la limosna que le pide' «¿Es por ventura mas rico? pudiéramos exclamar aquí con Mr. Franqueville, aplicando à nuestro clero lo que del de Francia dice despues de trasladar aquellos anuncios; ¿están acaso mas treiierosamente recompensados nuestros virtuosos Qacerdotes'^ No, ciertamente; pero al menos saben ¡obrellevar con dignidad una pobreza que es su mayor titulo de gloria; y léjos de publicarla la ocultan por el contrario à los ojos de todos. Tan solo consagran su existencia à su única esposa la Iglesia y à los pobres, que son sus únicos hiios· y si alguna vez, haciéndoles traición sus labios, dejan llegar hasta Dios una palabra de dolor resignado, es pára quejarse de no poder compartir con los necesitados mas tesoro que su miseria Π · » . , , , , Hé aquí lo que va de clero á clero, del sacerdote de una religion divina al ministro de una creencia humana. Para que se glorien en su fé los verdaderos católicos, y se llenen de confusion, si es que sean capaces de este sentimiento, los que motejan con el nombre de religion dßl dinero k la que tenemos la o-loria de profesar, daremos fin á esta parte ocupándonos del escandaloso tráfico que se hace O

FRANQUEVILT.E, op^ cit-

p.

181 y

182.

-21— de los beneficios y de ias cosas eclesiásticas.^ P u blícase en lug-laterra un periódico titulado Mair's monthly Register and ecclesiastic, etc., del cual decia el Times (1) que podria llamarse Circular del comercio de la Iglesia^ y «por el que se "viene en conocimiento, son palabras del citado periódico, de la gran multitud de negocios que se hacen con motivo de la cura de almas.» En el número del Mair's monthly Register á que se refiere el articulista del Times, anunciábanse para permutarse cerca de ciento veinte beneficios, como unos sesenta para su venta, un número casi igual de v i cariatos vacantes, y de curatos que necesitaban un regente, etc. Hé aquí una muestra de esta clase de anuncios, sacados de otro periódico, la Ecclesiastical Gazette, que lee la mayor parte del clero anglicano, y que en un solo número contenia veinte y dos de venta de otros tantos beneficios. ¡Tan frecuentes son los casos de simonía y tan poco escrúpulo se tiene en publicarlos (2)! «Cesión de ím rico Veneficio.—Χ}Ώ. fértil terreno de grande estension en una situación bellísima, que depende (1) EQ .un artículo publicado en febrero do 18Õ7 con el título de SpiHtml trci/ßc, cita,do por MARGOTTI, p. 9δ. (2) BI Times dice mas que nosotros. «Parece, escribe, ilue á nadie asusta el temor de la sin3onia.» The fear of simony does not appear to be before the eyes of anybody. (MARGOTTI, ibid.)

del beneficio. El diezmo se percibe en dinero, y la renta total, -comprendido el pié del altar y las tierras adyacentes, se i)uede calcular en 1,200 libras esterlinas (114,000 reales). La poblacion es muy numerosa, y el actual beneficiado tiene setenta y cinco años. El vendedor no tendría i n conveniente en establecer un vitalicio sobre el valor del beneficio hasta la muerte del actual posesor... El precio que se pide es muy moderado, etc.» Acaso entre los operarios de la viña del Padre de.famiii-as se encuentre alguno que haya comprado con dinero el derecho de trabajar en él, no en bien de Aquel y de sus hijos, sino en provecho propio: pero en este caso el infeliz que en tal pecado ha incurrido, léjos de hacer alarde de ello ó de publicarlo á son de trompeta, se averg-üenza de sí propio, y acaba por expiar su yerro con el remordimiento y las penitencias canónicas que le impone la Iglesia, q-ue condena la simonía y , anatematiza ari que incurre en ella.

—23—

P A R T E SEGUNDA. D o t a c i o n e s del

clero

católico.

Tenemos una idea aproximada de las crecidísimas riquezas de que g-oza el clero anglicano, pues no hemos hecho mención de otros varios emohimentos de que disfruta, y que son otros tantos manantiales por los cuales corre en abundancia el dinero inglés á formar ese lago de oro en medio del cual se levanta altiva pero débil, brillante pero sin prestigio, aparentemente llena de vida pero eii realidad herida de muerte la Iglesia constituida de Irlanda y de Inglaterra. «Cuando por vez primera leíamos en la HistoHa nnivevsal de C. Cantu (1), que se calculaba en 1831 que el clero anglicano percibía 236.439,125 francos de renta, mientras que todo el cristiano no cobraba mas que unos 224.375,000 francos, sin embargo que mas adelante veíamos confirmado en parte este dato en la obra ya citada de Marg-otti (2), sospechábamos pudiese haber exag'eracion en íl) (2)

Tomo X I X , pag·. 13o, nota ele la edic. de Paris. (1819;. En el resúmen de un Cuadro comparativo del

-24— aquel cálculo. Mas h o y e n la e x a c t i t u d ' d e l

noa

inclmamos à

dato r e l a t i v o al clero

creer angli-

c a n o q u e a c a b a m o s d e i n d i c a r , si b i e n a t r i b u y e n do

no à este solo, sino á la I g l e s i a a n g l i c a n a

en

g e n e r a l , l o s 236.000,000 y p i c o d e f r a n c o s q u e s u pone

Cantú ser la renta que a q u e l percibe-

otros términos,

nos

exorbitante suma

inclinamos

á creer

O en

que

tan

d e b e s e r e l r e s u l t a d o de l o q u e

percibe la Iglesia

establecida

de

Inglaterra,

ya

para el personal, y a para el material del culto, y n o t a n solo p o r l o q u e l e p r o d u c e n

sus

inmensas

propiedades,-cuya

fija

May

renta

limpia

en

3.490,497 l i b r a s e s t e r l i n a s ( 1 ) , — y e l d i e z m o , q u e número deßeles y de las rentas de U Iglesia de Inglaterra;, V de las de otras Iglesias cristianas, que publico en s u o b i a de Roma y Londres, p. 3Õ9, dice que mieutras que el clero de todas las naciones administra 203.728,000 fieles, y cobra 218.725,000 francos, el de Inglaterra administra 6 500,000 anglicanos, y percibe 233.489,126 francos. Del estado publicado por Margotti resulta una diferencia en mas de 12.000,000 en f a v o r del elevo catolico, mientras Que aquella diferencia es en menos según Cantu. I g noramos de dónde tomaron sus datos uno y otro e s critor y por consiguiente no nos decidimos en íavor de niníTuno de ellos. Pero como de entrambos resulta una cuasi igualdad entre lo que tiene el clero anglicano y lo que perciben los cleros de todas las demás'naciones j u n t a s , nos atenemos á este dato, que es el que hace á nuestro propósito. (1) TOMÁS ERSKINE MAY, Histoire constitutionelle de L A n g l e t e r r e , e n francés por CORNELIS DE W I T T . t. 2, p. 512.

-25exceda acaso de esta cantidad, si que también por lo que cobra por las llamadas tasas de la Iglesia (chwrch rates), objeto de frecuentes y vivísimas reclamaciones por parte de los disidentes (1)^ contribución local pagacla por las parroquias y que se elevaba, según Franqueville (2), en 1862, á 232,302 libras esterlinas (22.126,165 reales); por las cantidades que de vez en cuando vota el P a r lamento con una generosidad, que por desgracia e&tán muy distantes de imitar los Gobiernos de los Estados católicos, á fin de atender á la reparación de los templos y construcción de otros nuevos (3); por lo que se recoge del llamado fondo (le la reina Ana (4); y por último, de lo que recibe, que no es poco, de la munificencia privada (δ).» (1) Véase la misma obra, t. II, p. 498 y sig·. (2) Les Institutions politiqnes, etc., p. Gly. (3) En 1813 votó 1.000,000 de libras esterlinas para ayadar á la construcción, y á la dotaeion de ig-lesias suplementarias, y medio millón en 1821. (4) Los administradores del/o«ífo de la reina distribuyeron desde 1809 á 1820 entre los individuos pobres del clero cerca de 1.000,000 de libras esterlinas, 087,342 desde el 5 de abril de 1831 al 31 de diciembre de 1833; y 2.502,747 deáde 1850 á 1860. i H d . (3) En el espacio de veinte y cinco años la Cliurc.li, Pastoral Aid Society recog-ió y gastó 715,042 libras esterlinas, y distribuyó socorros á 1,015 parroquias. Otra sociedad, la llamada Additional Ciirates Society, recaudó y gastó en veinte y cuati'oaños 331,160 libras esterlinas; y por fln la Gkwch Building Society distribuyo 680,233 libras esterlinas en treinta y tres años, etc. IMd. p. 514, nota 1.

«Si pues la Igiesia anglicana es tan rica cuando menos como las demás Ig-leísias católica y disidentes juntas; si su temporales igual, sino superior, al de las Iglesias de todas las demás naciones^europeas católicas y cristianas, ¿en qué proporcion estarán las dotaciones del clero de los demás pueblos, y las asignaciones señaladas para su Culto, con las rentas de que-goza el anglicano, y lo que para su culto oficial gasta la Inglaterra? ÍNO entra en nuestro plan examinar uno por uno los presupuestos eclesiásticos de todos los pueblos católicos y compararlos con el de la Iglesia anglicana. Con oponer á las riquezas de esta la de algunas naciones cuyos habitantes sean en su inmensa mayoría católicos, tales como Francia, Bélgica y España; con fijarnos despues en algunos detalles, creemos cumplir el ñn de este primer paralelo, que no es otro que saber: cuál de las religiones, católica ó disidentes, es la mas pobre.» Manifiesta al autor no poder indicar las escasísimas asignaciones que de la caridad de los fieles debe percibir el clero católico tanto en Irlanda como en Inglaterra, y por eso no empieza por la Gran Bretaña misma este primer paralelo. Se lamenta también de las profanaciones de los templos católicos y sigue diciendo; «Entre las naciones donde mas puras se han conservado las creencias católicas, á pesar de los es-

-27— fizei'zos del protestantismo, primero, de los del ateismo en estos últimos años, ocupa un lugar privilegiado la Bélgica. Sobre una poblacion de 4.731,957 almas, cuéntanse, según los últimos censos, de 8 á 10,000 protestantes y unos 2,000 israelitas (1). Compóneso el clero belga de 1 cardenal arzobispo, el de Malinas, 5 obispos, 3 vicarios g e nerales del arzobispado-y 10 de los obispados, 52 canónigos, de los cuales 12 lo son de la metrópoli y 40 de las diócesis, y de 4,899 sacerdotes.» «Como en casi todos los ρ ais es católicos de Europa, las dotaciones que percibe el clero belga son uuacompeusacion asaz escasa,de los bienes de que fue desposeído por el Estado. Pues, bien, lié aquí lo que perciben de esie los ministros del culto, según el grado que ocupan en la jerarquía eclesiástica. El cardenal arzobispo 24,000 francos; Oada (1; Tales son al menos U s cifras que admiten los redactores del Dictioiimire de laiiolitiqnc, que se publicaba en 1333, en el articulo i?^/^/^·—Según la estadística de ISlGla poblacion do Bèlg-ica era de 4.337,196 habitantes. De estos. 4.32*5,873 eran católicos, y 10,323 no católicos, ή saber: 6,578 protestantes, 790 anglicanos, 1,336 israelitas, y los demás ó pertenecientes á otros cultos ó que no profesan ninguna creencia. La estadística oficial de 185(5 añadía que nada indicaba que hubiese habido alteración sensible en las proporciones arriba dichas. La del 1806 no nos es todavía conocida. Révne 'gmérale de B'rv.xelles.

—28— obispo 14,700; los vicarios generales del-arzobispado 3,600 cada uno; 3,200 los de los obispados; los canónigos metropolitanos 2,400: los diocesanos 2,000; 2,047 los párrocos de primera clase; 1,365 los de segunda; los ecónomos 787 y medio, y 500 los demás capellanes, vicarios y coadjutores; ascendiendo el total del presupuesto del clero á 3.663,624 francos, 50 céntimos. Eu cuanto á los demás cultos, su sostenimiento cuesta al Estado: Franoos.

i

El protestante El anglicano El israelita

46,434 13·,200 ^'350

ó sea

68,984

I

I ¡ ·; i f \ \ i

cantidad al parecer muy exigua, pero que relativamente al nùmero de individuos de que se componen cada una de las iglesias y la sinagoga subvencionadas, es siete ú ocho veces mayor que lo que percibe el clero nacional; ya que bajo el punto de vista de las necesidades religiosas cada súbdito católico cuesta al Estado menos de 1 franco, mientrasjque pasa de 6 francos lo que bajo el mismo respecto paga este por cada individuo no perteneciente á nuestro culto.» «Además de lo que satisface el Estado al clero católico por sus asignaciones y por pensiones á v a -

—29— rios de

sus i n d i v i d u o s , — e n

1862

pag-ó por

este

c o n c e p t o 149,249 f r a n c o s , — l a s f á b r i c a s de las i g l e sias y los c o m u n e s p u e d e n o t o r g a r y p l e m e n t o s á dichas a s i g n a c i o n e s , calcula

otorgan su-

cuyo

valor

à p o c o m a s de 500,000 (1) f r a n c o s

se

cada

año ( 2 ) . » «¿Está p o r v e n t u r a m a s g e n e r o s a m e n t e d o t a d o e l clero en F r a n c i a ? C o n un p r e s u p u e s t o de m a s 2,000.0íjf),000 de f r a n c o s , y con r e c u r s o s sísimos, la F r a n c i a ,

de

numero-

c u y o s h a b i t a n t e s son e n

su

(1) MR. MALOÜ en UII reciente trabajo sobre los Sienes de imnos muertas en Bélgica, publicado en la Rème de Bruxelles en ag-osto de 1866, fija esta cantidad en 750,000 francos. Esta cifra es oftcial. (2} Para los que creen que las comunidades relig-iosas son incompatibles con la libertad, y mas todavía con la democracia, les diremos, prescindiendo por abora de lo que sucede en otras naciones, que en Bélgica se contaban en 1856 hasta 146 comunidades de hombres y 848 de mugeres, con un personal de 2,383 de los primeros, y 12,247 de las segundas, y que en lo que va de aquella fecha al 1866 habia aumentado aquel en 332 religiosos y 2,330 religiosas. Todos estos datos están sacados de la obra antes citada: Dictionnaire de la politique, artículo £dgiqxf.e. Todas estas comunidades, reconocidas por el Estado y consideradas por lo tanto como personas legales, tienen, como tales, derecho de adquirir, en virtud del cual poseen propiedades y rentas, que crecen de año en año.

- s o inmensa mayoria católicos, y cuyo clero es de los mas ilustrados, activos y celosos, está muy distante, siquiera en la parte en que se lialla representada por su Go"bierno, de mostrarte tan g-enerosa con la Religion á que tantas glorias debe, á que debe, tantos y tan extraordinarios ingenios como en todas épocas le han dado alto y justo renombre, cual otros pueblos que no se hallan en tan privilegiadas condiciones; infinitamente menos que con su iglesia oficial lo son sus vecinos y rivales en intereses y cu creencias, los ingleses.» « L a poblacion deFranciaeraenl866de38,067,094 habitantes, de ios cuales, según los cálculos mas aproximados, unos 35.700,000 profesan la%'eligion católica, ó sea la delEstado, 1.500,000 la calvinista y la luterana, y unos 80,000 son israelitas (1). Su clero se compone de 17 arzobispos, 70 obispos, incluso el de Argelia, 193 vicarios generales, 717 canónigos, y 43,765 entre párrocos, ecónomos, capellanes, etc.» «Sus dotaciones son: la de Francos.

Los cardenales Los arzobispos Los obispos

· . . . . .

30,000 20,000 13,000

U) véase la Geografia de Dussieux, publicada en 1866, y el Annuaire d'econoriiie politique et de statistique de 1869.

—31— Francos.

Los canónigos y los arciprestes.

.

.

y la del clero parroquial, según su) diferente categoria

j

1,500 1,100 ^'^¡^JJ i/UU

En el presupuesto ordinario de 1869 se consignaron para el personal del culto católico 43.383,295 Para material y trabajos^lel mismo. . 3.134,000 Para el personal y material de los cultos no católicos 2.016,831 y en el de gastos extraordinarios, para material y trabajos del culto católico., 5.300,000 de suerte que el Estado satisface para las necesidades del culto y mantenimiento de sus ministros (1)». . . 51.717,295 «Creemos escusado advertir que lo que satisface el Estado á la Iglesia y clero católicos, lo hace también á título de indemnización por los bienes eclesiásticos de que se apoderó el Gobierno r e volucionario, y en virtud del artículo 14 del famoso Concordato celebrado entre el cónsul Bonaparte y Pio V I L » (1) Estos datos están sacados, parte de un individuo del clero francés que tuvo á "bien proporcionárnoslo, parte del citado .^ímjmrí de 18(?9, y parte del Diet, dela •politiqxte, articulo Frunce^

—32— .«Sill embargo, no 63 tan solo el Estado el que contribuye al sostenimiento del culto católico. La mayor parte de los departamentos, han incluido entre los llamados gastos facultativos una subvención à los cultos. También los Comunes han querido tomar á su cargO parte de esos gastos, y hasta les obliga á ello la ley en el caso de ser i n suficientes las rentas de las fábricas. «Ignórase, añade el mismo autor, 1Ä suma actual de las subvenciones comunales, mas sábese que se elevó en 1846 á 5.885,000 francos.» « E n Francia, como en todas las naciones donde no se mide el mayor ó menor entusiasmo que se cree abrigar en favor de la libertad por el mayor ó menor grado de aversion al clero, tiene este el derecho de poseer. Aplazamos para mas adelante aducir algunos datos sobre este derecho, que servirán para hacer resaltar mas la situación precaria y por demás humillante en que han colocado la revolución politica y los hombres de la llamada escuela liberal á nuestro clero, el mas favorecido, cuando se j u z g a tan solo por las apariencias, y del cual pasamos ya á ocuparnos.>i «Sobre un territorio de 464,086 kilómetros cuadrados, no contando el de las islas Baleares y las Canarias, ó sea 58,823 menos que la Francia, y para una poblacion de mas de 16.000,000 de almas, —según el censo de 1860 era en Diciembre de

aquel año de 15.673,356,—en alg-uiiañ provincias fraccionada y dispersa en multitud de aldeas y pueblecillos de escasísimo vecindario, habia eu España en la fecha citada 42,765 eclesiásticos, con mas 1,689 religiosos y 18,817 monjas, cuyo-sostenimiento costaba al Estado 125.892,165 reales (1).» No habiéndose dado todavía á luz el último censo, no nos ha sido posible fijar con exactitud el número de eclesiásticos que cuenta en la actualidad la Iglesiaespañola.Maspor las cantidades consignadas para el personal del clero para el corriente ejercicio de 1870 á 1871, y que ascienden á 125.617,943 reales, ó'sean 274,222 reales menos que el del año antes citado—sin embargo de que aparecen mas de 5.000,000 de aumento (2) en la partida referente (1) Es la cantidad resultante de la suma de las partidas ' tonsig-nadas con destino al Clero catedral y colegial al parroquial y beneßcial y á las :Rcligiosas en clausura 'en el presupuesto eclesiástico de 1861, y cuyo total era çîe 179.893,099. (2) Teng-o á la -vista un estado de los presupuestos eclesiásticos desde 1850 hasta el presente año, redactado en vista de «los documentos oficiales, por una persona muy versarla en la ciencia de la Hacienda, y por él se ve que la cantidad destinada á esta clase de oblig-aciones ha sido, por término medio, de unos ciento setenta y pico de millones, habíend-o ascendido el año que mas, que fué el 1851, á 189.508,733,-bien que hay motivos para creer que tan extraordinario aumento pudo ser ocasionado por la necesidad de pag-ar atrasos y débitos de presupuestos anteriores,—y bajado el año que menos, que es el actual, á 16ö.44ß,996.

3

—34— al clero parroquial y b e n e f i c i a l — p u e d e deducirse que no ha de ser mucha ia diferencia que exista, cuando se dé á luz, entre el censo eclesiástico último y el del 1860.» «Permítasenos advertir de paso que comparado io que percibe el clero francés del Estado, tomando por base el presupuesto de 1869, que consig-na para el personal la citada cantidad de 43.383,295 francos (154.806,521 reales), y el último nuestro, resulta una diferencia en mas en favor de aquel de 29.000,000 y pico de reales.» «Mas la Francia, se dirá, es mucho mas rica que nosotros, y su presupuesto general es cási tres veces mayor que el nuestro. Pero tengase también en cuenta que en Francia, como en España, lo que el Estado da al clero es una indemnización, que dista acaso mucho de ser proporcionada, de los bienes de que despojó este á la Iglesia: y que mientras que en el vecino imperio los Gobiernos que vinieron en pos de la Revolución heredaban de esta bienes harto mermados por sus escesos, los de España que comenzaron y han continuado la desamortización de esta clase de bienes, encontraron cási intacto el rico patrimonio de la Ig-lesia, y por consiguiente debieron consentir en que fuese la indemnización mas crecida (*).» (*} No nos ha sido posible averiguar á cuanto ascieiiûe el valor de los bienes del clero vendidos hasta la leciia.

-35— «Con este antecedente, tomando en cuenta que los bienes cedidos al Estado por el Concordato de marzo de 1851 hubieran podido venderse á mucho mas precio del que en realidad se sacó de ellos,— fincas hubo que se enajenaron por lo que daban de renta al año;—¿qué extraño es que el Gobierno español en union con la Santa Sede, aun aceptando las escepciones que á la desamortización eclesiástica se hicieron por ambas partes contratantes,—y que nuestros actuales g-obernantes n^ han respetado,— se conviniesen en señalar al clero, asi catedral como parroquial, asig-naciones mas crecidas que las que fig-uran para ambos cleros en los presupuestos de otras naciones católicas, con las cuales celebró también Roma concordatos? ¿qué extraño que,-privada la Ig-lesia en España del derecho de adquirir, lo que el clero de las demás naciones puede disfrutar, se le señalase una cantidad que sirviese como de compensación?» Léanse en el folleto los datos curiosos sobre lo que de algunos años á esta parte han adquirido los mas creemos que debe esceder en mucho de cinco mil millones de reales, J-a que en el año 1857, seg-un UE estado publicado por D. Luis MARÍA PASTOR en su Historia de la deudapubhcaes2)añola, ascendia el producto de los bienes hasta entonces enajenados à 4,Ò-13;357,992; y á 4,650.991,146, scguu LESAGE, Dictionnaire de îapoUtiqiœ, artículo'^.yjxiffüe, á últimos de 1858.

—36— establecimientos religiosos en Bélgica y Francia, y se tendrá una idea exacta de que no hay ningún esceso en las cantidades consignadas en el Goncordato que se celebró en España el año 1851. Son muchos los que ignoran las asignaciones de nue disfruta en virtud del citado Concordato nuestro^clero. De ahí el que suponiéndolas mas crecidas de lo que son en realidad se oiga declamar á m a chas personas contra los crecidos sueldos de que goza sobre todo lo que han dado en llamar la aristocracia de la Iglesia, no obstante dü que sus individuos son en casi su totalidad hijos del pueblo, ó de ia clase media. Por lo mismo es conveniente consignar aquí lo que, según sus diferentes ca- . tegorías, perciben del Estado los individuos de . nuestro clero. Re„ies, El arzobispo de Toledo Los de Sevilla y Valencia, 150,000 cada uno

160,000 300,000

Los de Granada y Santiago, 140,000 cada uno . " Los de Burgos, Tarragona, Valladolid y Zaragoza, 130,000 cada uno. . . Los obispos de Barcelona y Madrid, 110,000 cada uno Los de Cádiz, Cartagena, Córdoba y Màlaga, 100,000 cada uno. . . .

520,000 • 220,000 400,000

—37— Reaies.

Los de Alméria, Ávila, Badajoz, Canarias, Cuenca, Gerona, Huesca, Jaén, Leon, Lérida, Lugo, Mallorca, Orense, Oviedo, Falencia, Pamplona, Salamanca, Santander, Segovia, Teruel y Zamora, 90,000 cada uno. . . . Los 19 restantes, 80,000 cada uno. . Total para 55 prelados.';)

.

.

1.890,000 1.520,000 5.290,000

« L a dotacion de las primeras sillas es de 24,000 reales la de Toledo, 20,000 las de las demás i g l e sias metropolitanas, 18,000 las de las sufragáneas y 15,000 las de las colegiatas.» « L o s canónigos, según son ó no de oficio y de iglesias metropolitanas ó sufragáneas, cobran desde 16,000 à 12,000 reales; y los de las colegiatas desde 8,000 á 6,000.» «Los curas de las parroquias urbanas perciben, según la importancia de las mismas, desde 3,000 á 10,000 reales. Los de las rurales no pueden percibir menos de 2,200 reales.» «Las asignaciones de los coadjutores y ecónomos varian desde 2,000 á 4,000 reales.» Téngase presente, que al clero parroquial se le ha venido pagando siempre aun despues de la r e volución dô Setiembre, el mínimum de su asignación. De modo que un coadjutor no cobra mas que

—38— 2,200 reales al año, ó sea 6 reales diarios: rebájese ahora el diez por ciento que se retiene el Estado y le resultan 5 reales y 30 cénts. diarios. Esto en el supuesto de que hubiese jurado la Constitución atea que nos rig-e. Cosa que han hecho muy pocos. ¿Dónde están, pues, esas pingües asignaciones tan cacareadas por los revolucionarios? Demostrando está el clero español de que posee viva la fé de J. C. según la paciencia y resignación con que sufre el hambre; mientras sus enemigos en vez de compadecerle aun le insultan todos los días en sus escritos inmundos que no respiran mas que veneno contra la clase mas respetable de la sociedad. « T a l es la situación, en cuanto á los haberes que de sus respectivos Estados perciben, en que se encuentra el clero en Bélgica, Francia y España.» Aunque nada digamos del curioso resumen de datos que presenta el autor, bastará nos fijemos en el siguiente: «Para una poblacion de unos 36.000,000 de católicos tiene la Francia un presupuesto de gastos, así para acudir al sostenimiento del clero como á las necesidades del culto, de unos 50.000,000 de francos (unos ΙΘΟ.ΟΟΟ',ΟΟΟ de reales). Para atender á las necesidades religiosas de unos 16.000,000 de habitantes gasta la España, reunidas todas las obligaciones eclesiásticas, unos 166.500,000 reales, mientras que en Inglaterra, sin contar lo que per-

—39— cibe por el diezmo,—que Erskine H a y en su obra ya citada señala como la principal renta de que disfruta la Iglesia anglicana,—y por otros conceptos, cobra el clero, para administrar á 4.000,000 escasos de fieles f ) , únicamente por las rentas de sus propiedades, según el mismo publicista (página 512), 3.490,497 libras (331.597,215 reales), ò sea cerca de un tercio mas de lo que para el culto y clero se consigna en el presupuesto francés; el doble de lo que por estos y otros conceptos figura en el nuestro.» « y si á cada individuo del clero de Irlanda le corresponden por término medio unos 61,000 reales, según decíamos en la primera parte, ó sea cerca de la mitad de lo que percibe el arzobispo de Tar*· (*) Según Franqueville por los años de 1863 la población anglicana de Inglaterra era de 3.773,474. Ni parecerá exasperada en menos esta cifra cuando se sepa, que elevándose en 1851, según el censo de aquel año, la población de Inglaterra y del pais de Gales á 17.926,609 almas, y ú 34,467 los lugares destinados al culto, tan solo 14,077 de estos pertenecían á la Iglesia establecida; que en 30 de marzo de 4.4'^,338 personas que asistieroi; al culto de la mañana, únicamente 3.371,738 eran anglicanos, etc. Véase ERSKINE MAY op. cif. p. S19. Y nótese que según el mismo autor, que es anglicano, se nota un aumento progresivo de disidentes, y sobre todo, podría añadir, de cfitólicos, seguii demostraremos en otro Paralelo, por el número de lugares de culto que registran las estadísticas de cada diez años.

—40 — ragona ó de Β urgOs; siendo el número de ministros de la Iglesia anglicana en Inglaterra en 1859, según el citado Erskine M a y , con referencia á Hume (1), de 17;320—desde aquella fecha es mas que probable que haya disminuido,—les corresponden, tomando únicamente en cuenta como lo estamos haciendo siempre, no mas que el valor de sus rentas, 19,130 reales,—mas del doble ó acaso del triple, si hiciéramos entrar en el cálculo lo que por otros conceptos percibe,—mientras que á los sacerdote? católicos de Bélgica, Francia y España les corresponde por término medio, por lo que cobran del Estado, que en España se puede decir respecto de los no beneficiados que es casi lo único, —tan insignificante es lo que por razón del llamado de aliar cobran (2),—2,869 reales vellón al ti) Br. Euine's JSvid. before Lords' Com. on Church Rates, 1859, citado por May, p. 520. (2) Quisiéramos fijar la atüncion'de nuestros economistas y acallar cie una las declamaciones tan infundadas como repetidas sobre los emolumentos que· percibe el simple sacerdote por razón de su ministerio. Sépase de una vez y para siempre que un beneficiado lo mas que reúne mensualmente es la cantidad de 14 ó lo escudos por todo cuanto ejerce en la casa de Dios; y que el eclesiástico no beneficiado, g-racias que pueda celebrar cada (lia una misa de limosna de á 6 reales; y ese hombre que ha debido de pasar sus doce años de estudios con privaciones inmensamente mayores que las de los que se lian dedicado á medicina y abogacía, el máximum que

—41— belga, 3,046 al francés y 3,370 al &spaíiol (1).»·· «Por último, y ateniéndonos á lo que corresponde k cada súbdito católico satisfacer al Estado para el personal de eu clero, resulta que cada belga contribuye por menos de 4 reales cada año; por menos de 5 el francés, y por 7 escasos el español. ¿A cuánto ascenderla lo que tendría que satisfacer cada anglicano de Irlanda y de Inglaterra si fuesen ellos solos los quo tuviesen que sostener su clero.? « A los que motejan al Catolicismo llamándole la religion del -dinero que recojan estos datos y repasen los que en este ^vimev paralelo dejamos apuntados; y si su error no cede à la evidencia de los números, en este caso ya no queda mas que hacer sino rogar al Señor que, apiadándose de ellos, percibe para asistir á un funeral es de 1 á 8 reales, y téngase en cuenta quo dista muchísimo de ser esta la oeupacion de cada dia. Estamos eu la seguridad de responder de la exactitud de los números que acabamos de apuntar. (1) Hé aquí los comprobantes de-este último cálculo: Presupuesto eclesiástico de Bélgica: 3.663,624 francos (13.921,225 reales); clero catedral y parroquial, 4,970 individuos; corresponden á cada uno 2,869 reales vellón. Presupuesto eclesiásticode Francia (personal);43.833,295 francos (164.856,521 reales); clero catedral y parroquial, Μ,δΤΟ individuos; corresponden á cada uno 3,046 reales. Presupuesto de España (personal): 114.715,670 reales; clero-catedral y parroquial, 42,765 individuos: corresponden á cada uno 3,370 reales.

-42— infunda su' gracia à su corazon, y derrame un poco de luz en su intelig-encia. ¡Plegue á su divina bondad hacerlo para mayor gloria suya y bien de las pobres almas que andan perdidas por los oscuros caminos del error, por los áridos desiertos de la herejía!»

SEGUNDO PARALELO.

.

« N o venimos aquí, y sentimos no poder hacerlo, á trazar un cuadro de las misiones católicas. La lectura de algunas páginas del baron de H e n rion (·) ó de los Anales de la Propagación de la Fé dará, ai que quiera conocerlas, una idea de lo que son y de los inmensos bienes que en todos sentidos producen. Venimos únicamente á demostrar, por medio de un paralelo, la vergonzosa esterilidad de las misiones protestantes, á pesar de sus poderosísimos medios de acción y de las circunstancias favorables en medio de las cuales obran, y la fecundidad asombrosa de las católicas. Venimos à probar con datos auténticos y con. citas de autores hostiles á nuestra Iglesia, que mientras las misiones católicas evangelizan realmente á

(*) Historio, general de las misiones, edición de Barcolona de 1863.

—44— los pueblos salvajes é idólatras, y los preparan por consiguiente para recibir las semillas de la verdadera civilización, las protestantes, por lo general, no logran mas que borrar hasta las nociones de la religion natural en sus neófitos, y bacen antipática, y acaso odiosa, la civilización europea á los pueblos que suponen catequizar. Venimos por fin á hacer ver que mientras que los misioneros católicos marchan á sus destinos con la esperanza y no pocas veces con el deseo del martirio, los de las sectas disidentes, generosamente subvencionados, van á sus misiones con la certeza de realizar un buen negocio, cuando no una gran fortuna. « A s í pues, y tomando en cuenta que, mas que el .oficio de historiador, teníamos que hacer el de relator que da en extracto à los que han de fallar el litigio las piezas del proceso, despues de muchas vacilaciones nos hemos limitado á reseñar ligerísimamente y tan solo por lo que á nuestro objeto convenia, la historia de las misiones de la India, de la China, y de la Australia y Nueva-Zelandia, comarcas donde los triunfos del Catolicismo, si es que llegaba á alcanzarlos,—pronto veremos cuán brillantes han sido,—debían ser tanto mas gloriosos en cuanto peleaba dentro del campamento mismo de sus contrarios, y sin ninguno de los r e cursos poderosísimos de que estos disponían.»

—45— «Hace pocos años se publicó eu iuglés una obra con el título de Las misiones cristianas, que fué luego vertida al francés y dada á la estampa en 1865 eu París por Mr. de Waziérs. Su autor T . W. M. Marshall es otro de los hombres eminentes que, como Newman, Manning·, Wilberforcey otros no menos famosos, han venido del campo del protestantismo á poner su talento y su pluma al servicio de la Iglesia católica. De esta obra, á la cual no duda su traductor francés en poner al lado de la Historia de las variaciones de Bossuet, por las conquistas que està llamada á realizar entre los protestantes,—y que de buena gana verteríamos al castellano si no estuviésemos p e r suadidos de que va perdiéndose en nuestro país la afición á leer libros voluminosos y sérios,—es de dotide hemos extractado lo que forma la materia de este paralelo.

—46—

LAS MISIONES DE LA INDIA.

§ IMisione·

católicas.

Se ocupa el autor, de los prodig-ios obrados pollos Jesuítas en la India y en la China, y fundándose en la intolerancia y envidias mercantiles, como dice un escritor protestante, que sin dichos obstáculos «los misioneros católicos hubieran l o grado probablemente convertir la China y la India.» Hace el merecido elogio de los resultados que en sus misiones de la India obtuvo san Francisco Javier, el cual le escribía à san Ig-uacio: «Es tanta la multitud que viene á mí, para reQibir el Bautismo, que muchas veces no puedo, de puro fatigado, levantar el brazo para hacer la señal de la cruz al administrar este Sacramento.» «Cuando penetró en el reino de Travancore, dice

-47— uno de sus biógrafos (1), lo encontró enteramente pagano; despues de algunos meses de residencia lo dejaba ganado todo â la f é . » En la isla de Moro convirtió la ciudad entera de Tolo, que contenia veinte y cinco mil almas. Seriamos demasiado largos si nos ocupásemos de este Aposto! á quien tanto debe el catolicismo. Los sucesores de san Francisco, en su mayor parte jesuitas, no se mostraron menos celosos en proseguir la obra por él iniciada; y el P. Roberto Nobili, digno sucesor de san Francisco y que vistió la liumilde sotana de jesuíta, supo combatir los malos efectos que la sed de riquezas introdujo en la India. Este hombre singular trabajó con tanto fruto en la conversion do los indios al catolicismo, que se hace subir á mas de cien mil el número de idólatras por él y sus colegas bautizados; de suerte que la misión de Madtífé l'ué una de las mas célebres de la cristiandad, y que pudo decirse del virtuoso Padre que acababa de inaugurarla, que habia llevado à cabo una de las obras apostólicas mas admirables de los tiempos modernos (2). (I; Vida de san Francisco Javier, por BARFOLI y MAFFEI. p. 73. {2) No ignoramos que la conducta del P. Nobili en la ludia, lo mismo que la del P. Ricci y de otros jesuitas on îa China, lian sido objeto de graves acusaciones de parte

-48— Otro ilustre campeón fué el venerable Juan de Brito. Hijo del virey del Brasil y amigo íntimo de Juan IV, rey de Portugal, renunció también á las grandezas humanas para someterse á la regla de san Ignacio. Supo sufrir los azotes, las cade-nas, los calabozos, el liambre y la sed; anduvo errante por los bosques, y bien que de constitución débil, sobrevivió à pruebas á que sucumbieron muclios de sus hermanos. El catequista Mariadaghen, su compañero, declara bajo juramento que en la llanura de Valetirel bautizó en un dia tres mil indios. Otro testigo afirma que en diez dias, con pocos auxiliares, habia conferido el mismo sacramento á doce mil catecíiraenos, hasta el punto de haber sido preciso, de algunos escritores protestantes y de los enemigos de la Compañía de Jesús. No nos detenemos ni á consignarlas ni á desvanecerlas, porque no venimos en estos Paralelos á sostener polémicas. Si alguno, sin embargo, nos provocase á discutir los hechos que en ellos afirmamos, nos hallará dispuestos á ello siempre que se valga de armas de buena ley·,—únicas que bien ó mal sabemos manejar.—y que se presente con la visera levantada, ya que sin ella hemos bajado á la arena nosotros. Si, lo que no creemos, hubiese quien nos hiciera objeto de ataques satíricos, le suplicamos, á fin de que no pierda en ello el tiempo, que se tome la molestia de leer el primer discurso'di menos de los que publicamos con el título de Ainintes para wia historia de la sátira, etc. donde verá lo que acerca de esta opinamos.

—49— al igual de lo que con san Francisco Javier se habia hecho, sostener sus brazos fatigados. Sufrió el martirio en 1694. Los que habiendo siquiera hojeado cualquiera historia de las misiones, saben cuán gloriosas para el Catolicismo fueron las de las Indias, adivinarán cuán contrariados debemos sentirnos por no poder dedicar á ellas mas que estas breves páginas. Mas ya que no podemos hablar ni aun de los mas famosos, permítasenos que siquiera de entre estos mencionemos al P. Francisco Lainez, al P. Martin, Uamado el mártir de la caridad, que hablaba casi todos los dialectos de Oriente: al Padre Bouchet, al P. La Fontaine, al P. Mello, á los PP. Carvalho,· y Saa, y Belmonte, y Acunha, y Mezquita, mártires todos, este último de los calvinistas holandeses (1): al P. Beschi, en fin, prodigio de erudición, del cual escribió en 1854 un misio(1) Pudiéramos citar muchísimos nombres de misioneros, asi de la India, de la China y del Japon, como del Brasil y de otros puntos de América ν de la Oceania, oue íueron victimas de la intolerancia relig-iosa de estos sectarios. Los que gusten verificar por sí mismos la exactltucl de este hecho pueden ver entre otras obras la mstona de las misiones, de HENBION. la de la ComvaMa de Jesus, de CRETINRAU-JOI.Y, y las Misiones cristianas, de MARSHALL. Southey, historiador del Brasil, protestante iiasta el fanatismo, dice hablando de los holandeses· «Esos hombres han sido siempre crueles... No hay nación nme-una que tenga en su historia páginas tan v e r g o n zosas para la naturaleza humana como las de los anales de sus colonias.»-(Jit. por MARSHALL, t. II, p. m . 4

- s o nerò protestante, que era el hombre de su tiempo mas versado en la lengua tansula, y que su nombre era respetado hasta entre los hindos mas sábios (1). Ante los santos esfuerzos de estos y otros cien y cien misioneros que imponían à los brahmanes con su profundo saber, con el ejemplo de sus virtudes á los ignorantes, á todos con su valor en medio de los tormentos que «sufrían, dice un escritor protestante; Tomás Macintosh, con una constancia heróica (2), ¿qué estraño que se contaran las conversiones por centenares de millares; » que los resultados de sus trabajos, según declaración de otro protestante, el historiador Ranke, escediesen á lo que podia esperarse de ellos; que este mismo historiador se viese obligado á confesar «que el Catolicismo era eminentemente á propósito para vencer un mundo como aquel, el Oriente (3);» que tuviese que reconocer otro «que los Jesuítas fueron los mejores misioneros del mundo (4);» y que convenir muchos de ellos que á no haberlos arrojado por fuerza de aquel teatro de sus triunfos, hubieran sin duda convertido toda la India (5)? (1) TJieLand of the Veda, por el R e v . Peter PERCIVAL, capítulo V I , p. 118-120. (2) Revieì:v of the Causes of the Revolution, t. I I , p. 2oi. (3) History of the Popes, l i b . Y I I , t. I I , p. 97 y 92. li) Travels and Adventures of Dr. Wolff, cap. V I I , p. (5) ' India as it may le, por G. CAMBEU., esq. c a p . M H , V. 397.

—51— Permítasenos que formulemos aqui una pregunta que, por decirlo así brota naturalmente de nuestra pluma y que se habrá ocurrido à la mayor parte de nuestros lectores: ¿Qué seria hoy del Asia, de Europa y de las dos Américas; qué de la ^ civilización, de la humanidad en fin, si las Indias, si la China, si el Japon profesasen la doctrina de Jesucristo? Prosig-amos. Hallábase adelantada la obra de la conversion de la India hasta el punto de hacer concebir la esperanza de verla toda católica, cuando en 1755 llegaron las órdenes de Pombal para que fuesen espulsados de aquellas regiones los Jesuítas. Ciento veinte y siete fueron presos y hacinados en el buque que debía llevarles á Lisboa. El autor se ocupa de la inhumanidad y barbarie con que fueron tratados estos. varones apostólicos y despues prosigue diciendo: Preparados como estaban hasta para el martirio, .los cristianos de la India supieron, en su inmensa mayoría, permanecer fieles á la fé, á pesar de, la orfandad en que les dejaban los decretos de unos gObiernos que, dándose á sí mismos el nombre de católicos, obraban inspirados por las ideas de los .mas encarnizados enemigos de la Iglesia.

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