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INSTITUTO SUPERIOR DE FORMACIÓN DOCENTE Y TÉCNICA No 53
TECNICATURA EN TRABAJO SOCIAL
FORMACIÓN PROFESIONAL CUADERNILLO DE TRABAJO CURSO INICIAL CICLO LECTIVO 2012
La intención de presentar el material del cuadernillo Formación Profesional para Trabajo Social es poder analizar y reflexionar colectivamente algunos de los sentidos de la profesión en el contexto actual. ¿Que es el Trabajo Social? ¿Qué significa ser Trabajador/a Social hoy? ¿Cuál es el sentido de la profesión que elegiste? ¿Cuántas formas de ser Trabajador Social puede haber? ¿Cual es la relación entre el Trabajo Social y los distintos contextos históricos (dicho de otra forma: lo que pasa, pasó y pasará en la sociedad) ? ¿De que forma contribuye el Trabajo Social a construir una sociedad justa, donde tod@s tengan garantizados todos los derechos? El desafío que te proponemos en estos encuentros es empezar a pensar estas preguntas, que te van a acompañar durante toda la carrera. Creemos que el trabajo social es una profesión que requiere de un posicionamiento ético y político. ¿Qué es y qué quiere decir esto? Lo vamos a ir pensando y reflexionando desde el primer día del ingreso. Este módulo de Formación Profesional Específica tiene una duración de seis encuentros de dos horas reloj cada uno. El primero es para empezar a conocernos y ver que conocimientos traemos y que pensamos sobre la carrera. Los cuatro siguientes estarán destinados a desarrollar el contenido y el sexto, a realizar una auto evaluación con el propósito de diagnosticar tu situación de partida. Te recomendamos que leas el cuadernillo completo antes del inicio del curso y que concurras a los encuentros con materiales para escribir y re-escribir. Bienvenido a la Trabajo Social!
ENCUENTRO No 1 La idea es partir de las motivaciones y conocimientos que trae cada un@, y construir una primera definición de Trabajo Social, que será provisoria, a modo de primer borrador, para trabajar a partir de ella en los siguientes encuentros. 1. En ronda, cada un@ se presenta y comparte estas dos preguntas: • ¿Por qué elegí estudiar trabajo social? • ¿Qué es el trabajo social para mi? 2. Luego, en forma individual, escribe en una hoja aparte una definición de Trabajo Social 3. En grupos de 5, comparte esas definiciones y luego construyan una definición de Trabajo social teniendo en cuenta lo aportado por cada uno. 4. En plenario, compartan todas las definiciones. 5. Especificar puntos de acuerdo y de desacuerdo encuentran en las definiciones compartidas. Escribirlo en dos columnas en el pizarrón (o afiche) 6. Construir una definición de Trabajo Social entre todos
ENCUENTRO No 2 1. Realiza una lectura individual del texto con definiciones de Trabajo Social. 2. Identifica en cada una las ideas principales y los conceptos claves desarrollados por cada autor. 3. En grupos de 5 compartan con cuales de las definiciones se identifican mas y con cuales menos. 4. Retomando las definiciones del 1er encuentro, identifiquen similitudes, coincidencias y diferencias. Traten de pensar los porqués de esas diferencias. 5. Participen en el plenario presentando su reflexión, sus conclusiones y sus dudas.
DEFINICIONES DE TRABAJO SOCIAL 1. Profesión que orienta su intervención a la atención de necesidades (materiales y no materiales) de personas, familias, grupos y poblaciones que tienen dificultades para la reproducción de su existencia, promoviendo su vinculación con instituciones públicas y privadas que disponen o pueden crear satisfactores. (Nora Aquín) 2. Quehacer profesional que, estudiando las situaciones problemas, traduce las necesidades en acciones concretas. (Natalio Kisnerman) 3. Profesión de fundamentación científica que tiende a la superación de las causas – efectos de las situaciones sociales límite y a la búsqueda conjunta de la progresiva transformación de la realidad. (Sela Sierra) 4. Tecnología social, porque aplica los conocimientos de las Ciencias Sociales a la realidad con el fin de transformarla, y al enfocar científicamente los problemas prácticos, va haciendo surgir nuevos conocimientos, que a su vez son un aporte a las Ciencias Sociales. (Nidia Aylwin) 5. Profesión centrada en la práctica social crítica realizada desde la perspectiva de los sectores populares, que utiliza los aportes de la Ciencias Sociales y a la vez produce determinadas teorías, métodos, técnicas e instrumentos. (Mercedes Gagneten)
ENCUENTRO No 3 1. Lee el texto de Susana Cazzaniga en forma individual, marcando las frases y palabras que: a- mas te llamen la atención, b- las que no entiendas y c- las que no estas de acuerdo. 2. Compartir en forma grupal, tratando de entender entre todos lo que no se entendió antes, y compartiendo y reflexionando sobre lo que les llamo la atención y lo que no acuerdan. 3. Reflexionen en grupos, para luego compartir en plenario, ◦ ¿cuáles son las tensiones (o nudos conflictivos) de la profesión? ◦ ¿cuáles son los mandatos sociales hacia el trabajo social? ◦ ¿que piensa la autora de esos puntos, y que piensan ustedes al respecto?
Sobre perfil e intervención profesional, a propósito del día del Trabajador Social Susana Cazzaniga, “Hilos y nudos” Editorial espacio (2007), pags. 85-94 1.- “2 de julio”, Día del Trabajador Social El 2 de julio se recuerda el día del trabajador social, una fecha sobre la que pesan ciertas significaciones que producen operaciones simbólicas, las que inevitablemente asignan sentido a la profesión; significaciones éstas que de algún modo participan de la construcción de los perfiles profesionales. La conmemoración de una data puede ser entendida como ritual que expresa la necesidad de reconocimientos e identificaciones internas, tanto como la institución pública de una entidad. Evoca, a la vez, el mito por los orígenes, la tentación de sus ocultamientos y negaciones, y la actualización del debate acerca de la "paternidad de la criatura". Todo proceso de construcción disciplinar se configura como campo de luchas por los sentidos, y a decir de Benjamin, “la historia es objeto de una construcción cuyo lugar no es el tiempo homogéneo y vacío, sino el tiempo ́ actual ,́ que es lleno”1. Con otras palabras, el pasado se presentifica, a veces con diferentes ropajes compadeciendo a favor o en contra, en los debates del hoy. La institución del 2 de julio como día del Asistente Social se realiza en 1961 durante las Segundas Jornadas Nacionales de Asistencia Social (Mendoza) eligiéndose esa fecha por la conmemoración que la liturgia católica realizaba en honor a la Visitación de la Virgen María. Es muy probable que como dicen Alberto Dieguez y Amelia Dell`Anno se trate de la hegemonía de la tradición católica en la formación profesional en esa época la que inviste tal celebración. En la década de 1970, a la luz del Movimiento de Reconceptualización se promueve el cambio de fechas, momento en que algunos sectores proponen el 4 de mayo, como el día del Trabajador Social latinoamericano —recordando la creación de la Escuela Alejandro del Río en Chile—, y otros, el 10 de diciembre por el día Universal de los Derechos Humanos, sin que de hecho estas propuestas prosperaran colectivamente. No obstante estos movimientos, en 1979 se ratifica al 2 de julio en el III Encuentro Nacional de Asociaciones de Asistentes Sociales, a pesar de una modificación del calendario litúrgico del día de la Visitación de la Virgen que pasa a ser celebrado al 31 de mayo, hecho que según palabras de Emilio Ortiz generó disparidad de criterios sobre la fecha de la conmemoración, manteniéndose finalmente el día designado en el año 61 con el fin de lograr la ansiada unidad del cuerpo profesional. 2 Resumiendo: campo de luchas por la instalación de significados, connotaciones diferenciadas, búsqueda de
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BENJAMIN, Walter “Tesis de filosofía de la historia” en BENJAMIN, W. Ensayos escogidos. Ediciones Coyoacán. México, 1999 (pág. 49) 2
DIEGUEZ Y OTROS Identidad profesional y Trabajo Social. Creencias y rituales en ciencias. Espacio editorial. Bs. As, 1997.
un signo que defina unidad, o en todo caso que sostenga la ilusión de completud. Estas breves referencias a la fecha del día del trabajador social, me introducen al tema “perfil profesional”, ya que desde mi perspectiva el mismo reproduce este entramado de pujas simbólicas. 2.- Perfilando perfiles Abordar un tema tan amplio como el de "perfil profesional" supone identificar algunas grillas de análisis, a fin de marcar cierto territorio de comprensión sobre el que sea posible hablar en forma productiva. En esa línea tomaré la noción de perfil respecto del mandato social de origen, por una parte, y en relación con la cuestión ética, por otro. Dicho de otra manera, me propongo tratar este tema desde un anclaje que lo corporice como problematización y nos aleje —en la medida de lo posible— de las tradiciones de la queja tan instalada en nuestro colectivo profesional. i.- Perfil profesional y mandatos sociales: La intervención de Trabajo Social se entrelaza al mecanismo más abarcativo que la sociedad define en cada época para dar respuesta a las manifestaciones de la cuestión social, y lo hace como especialista de lo social asistencial. Se trata de una práctica profesional específica —no la única— sostenida por un conjunto de saberes fundados y argumentados teóricamente que le permite comprender/decir/hacer, desplegando su intervención en los espacios público estatales y público societales, lugares éstos que se estructuran como aspectos de la institucionalidad social de cada momento histórico. Esta relación es ineludible para poder situar a Trabajo Social en lo que se refiere a límites y posibilidades de la configuración de su campo disciplinar y perfil profesional, y embarcada en aportar a las argumentaciones, apelo a la historia, recurso que nos permite reconocer algunas claves de interpretación al respecto. Según Robert Castel3 lo social asistencial emerge en las sociedades occidentales como intervención, esto es como prácticas específicas y especializadas de función restauradora de las fisuras sociales tendientes a la integración, cuando las redes de sociabilidad primaria se resquebrajan o la sociedad se vuelve más compleja. La reconstrucción histórica de estas prácticas da cuenta de un proceso conflictivo, atravesado por representaciones sociales, teorías y concepciones que dan cuerpo a las mismas en tanto explicaciones y acciones, y que estructuran hegemonías según las épocas. De este modo se pueden señalar diferencias sustantivas entre las acciones desplegadas por la beneficencia pública como deber moral de tutela y los dispositivos de protección estatal basados en los derechos sociales, aunque ambos intentan dar respuesta al "exceso" que no incorpora el orden social dominante, cuestión que intentan resolver mediante mecanismos de inspección, clasificación y control. Un exceso que se expresa en los bordes mismos de lo instituido bajo los rótulos de pobreza, problemas sociales o cuestión social, pero que señalan a la manera de una marca el conflicto social, poniendo en jaque permanente ese mismo orden. Es justamente en este plexo que nuestra profesión surge, como otras tantas, para responder como “especialistas” privilegiados para diagnosticar esos problemas, y definir alternativas de superación. El mandato social de origen está signado por el disciplinamiento, una alternativa particular que en el marco de la intervención social trata de superar la "buena voluntad" exigiendo a esta práctica un sustrato racional y científico que no descarta la abnegación sino que la incorpora. Dice Foucault al respecto tomando a la filantropía, "... ciertas personas vienen a inmiscuirse en la vida de los otros, de su salud, de la alimentación, de la vivienda... Tras esta función confusa surgieron personajes, instituciones, saberes... una higiene pública, inspectores, asistentes sociales, psicólogos" 4. El espacio de la vida cotidiana y más precisamente las condiciones de vida de determinados sectores sociales pasan a ser las variables centrales del registro e inspección, un control que va resignificándose en sus objetivos de acuerdo a las configuraciones que asume lo social, por una parte y a los posicionamientos teóricos y éticos que como tendencia se van dando al
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CASTEL, Robert La metamorfosis de la cuestión social. Una crónica del salariado. Paidós. Bs. As, 1997. 4
FOUCAULT, Michel Microfísica del poder. Ediciones La Piqueta. Madrid, 1979 (pag. 109)
interior de la disciplina, por otro. Con estas observaciones quiero destacar uno de los nudos conflictivos y de permanente tensión que ha sabido desencadenar fuertes debates en el colectivo profesional —traducidos en momentos al plano de lo que se da en llamar "perfil"— y que coloco como los aspectos heterónomos y autónomos de la disciplina. Desde mi punto de vista y de acuerdo a los argumentos desarrollados en los párrafos precedentes existe en Trabajo Social un componente estructural de dependencia a los dispositivos hegemónicos de la intervención social, condición que según el tratamiento teórico al que lo sometamos, nos ofrecerá la posibilidad de comprender los grados de autonomía — siempre relativa— que sí puede desplegar la intervención profesional. Sostengo que dos grandes matrices —sin desconocer sus diferentes variantes—, operaron significativamente en la construcción disciplinar, configurando formas opuestas de presentar a la profesión, incidiendo fundamentalmente en el aspecto que intento desarrollar. En principio, el positivismo trazó una fuerte impronta en la disciplina, logrando estructurar una profesión que, sustentada fundamentalmente en lo axiológico (valores tales como solidaridad, respeto, igualdad, vocación de servicio, abnegación), sea capaz de ejecutar el control social a favor de la reproducción del orden establecido. La fórmula por excelencia queda expresada en: "valores humanitarios, abstracción de las situaciones que aborda de la trama de significación histórica de la que emerge, procedimientos estandarizados para la solución del problema (métodos)". Este encuadre trae como consecuencias la dependencia absoluta de la intervención profesional a la intervención social y la incapacidad de la disciplina de reconocer los aspectos más atinentes para balizar, con cierto discernimiento crítico, un campo de acción particular. La presentación del profesional como técnico lo ubica entonces en un lugar neutral despojándolo como expresa Alvarez Uria "... (de) las claves últimas de su intervención"5. La mirada disciplinar que se despliega desde el marxismo se ubica en las antípodas de la posición anterior, recuperando el análisis histórico de las transformaciones sociales y, situando los problemas sociales en ese contexto, devuelve a la profesión la capacidad crítica. No obstante ello la pretensión de cientificidad que se esgrime desde esta postura junto a una incorporación mecanicista de las categorías marxianas — particularmente en Latinoamérica desde mediados del 60 y en los años 70— recoloca el acento en la cuestión metodológica produciendo una operación de reducción positivista; además, un sesgo sobreideologizado impregna las interpretaciones pregonando la autonomía de la profesión en términos de desvinculación total de la intervención social dominante. Desde aquí se señala sin vacilaciones el lugar del control social asignado a la profesión contestándose al mismo con la propuesta de la concientización; esto es, la misión que esclarezca y remueva la alienación a la que se encontrarían asujetados algunos sectores de la clase trabajadora. Esta posición establece la emancipación absoluta de Trabajo Social con respecto de los dispositivos de la intervención social, cuestión que termina acorralando la intervención profesional en el dilema "trabajar para el sistema - trabajar contra el sistema", problema que se resuelve poniendo el énfasis en la práctica política militante. En síntesis, esta matriz otorga a la profesión "las claves últimas de la intervención" pero, desde mi perspectiva, esas mismas claves últimas se colocan en la omnipotencia de pensar la intervención profesional como transformación estructural, desdibujando una vez más la particularidad de su campo. Como señalé en párrafos anteriores, si bien entre estas dos perspectivas se fueron dando variantes, y bien vale señalar que las mismas se encuentran muy connotadas por la época, pareciera que a pesar de los tránsitos teóricos que en los últimos años hemos realizado, sigue sobrevolando sin saldarse la antinomia heteronomía – autonomía, esa especie de "cuello de botella" que, en las nuevas configuraciones de lo social, adquiere un carácter casi dramático para muchos de nosotros. Como salida teórica podemos valernos del enfoque crítico que permite iluminar la dialéctica constitutiva, esto es, comprender que participamos de los dispositivos de la intervención social construidos en el escenario capitalista, y por lo tanto la impronta del control social es inherente a esos mismos dispositivos como forma de sostener el orden, lo que no debería significar mimetización profesional a los mismos. En todo caso, aquí entra en juego el concepto de límite tal como lo considera Eduardo Grüner "... (una noción que expresa)... la principio indecidible— de simultaneidad —en lo que articula y separa..."6 , y la capacidad para construir categorías desde las cuales sea
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VARELA / ALVAREZ URIA Genealogía y sociología. El cielo por asalto ediciones. Bs.As, 1997 (pag. 170-171) 6 JAMESON / ŽIŽEK Estudios culturales. Reflexiones sobre el multiculturalismo. Introducción de
posible interpretar en forma adecuada esa zona gris e "indecidible" que enunciamos como a priori, y que nos permita reconocer las líneas de fuga para la construcción de una autonomía relativa. Para problematizar estas consideraciones propongo retomar las condiciones que posibilitaron la institucionalización de la profesión, ahora vistas desde lo que la singulariza. Es posible identificar nuestro desempeño profesional como mediación entre exclusión - inclusión en relación con las expresiones de lo que se ha dado en llamar la cuestión social, que no es otra cosa que los obstáculos tanto materiales como simbólicos para la producción y reproducción social de la población que no logra integrar el propio sistema, imposibilidad que se encuentra en las condiciones mismas del capitalismo. Esto significa que en forma independiente a la intención disciplinadora de los dispositivos existe una vinculación profesional ineludible con los sujetos excluidos del orden material y/o simbólico y las condiciones de vida de los mismos. Este "asujetamiento" de la profesión no puede ser entendido entonces como una opción ideológica e individual, sino como una continuidad histórica que va constituyendo el campo problemático de intervención y que va resignificando su contenido tanto como los "nombres y apellidos" de acuerdo a la forma en que se dirime el conflicto social. En estos términos podríamos trazar como línea histórica de continuidad la intervención de los trabajadores sociales en las condiciones de vida de los sujetos, condiciones —valga la reiteración— no sólo materiales sino también simbólicas. Aún más, toda configuración material va a tener su expresión simbólica, lo que traducido a las condiciones de vida nos pone frente a los múltiples modos en que los sujetos habitamos el mundo. Una simple mirada a nuestro ritual de intervención nos permite recuperar este aspecto como constante, en tanto —de una manera u otra, en forma más codificada o embozada y resignificado según la problemática que se aborda— en cada entrevista, y desde siempre, hemos relevado y consecuentemente volcado en los informes correspondientes ciertos aspectos que dan cuenta de “lo familiar”, “lo habitacional”, “la cuestión del trabajo”, “lo atinente a salud y educación”, entre otros. Aspectos que sin lugar a duda nos hablan de las condiciones de vida de los sujetos que expresan en sus condensaciones singulares la historia de una sociedad: injusticias, opciones, aceptaciones o impugnaciones. Esto nos permite decir que las condiciones de vida de los sujetos excluidos de los polos desde donde se redistribuye el poder, el saber y la riqueza, han sido siempre el foco de atención de la profesión. La cuestión, en todo caso, radica en los modos en que hemos comprendido y problematizado a las mismas en relación con ese orden social que las configura, o dicho de con mayor precisión, de las matrices teórico ideológicas que han visibilizado la construcción de la intervención profesional. Recuperar críticamente esta dimensión significa, a mi juicio, poder desplegar la intervención profesional en por lo menos dos frentes que estimo participan activamente — y por lógica en forma articulada— en su configuración propiamente dicha, espacios en los que aparece, como "espada de Damocles", el control social: por una parte el que proviene de los sectores que viven directamente la vulnerabilidad de sus condiciones de vida, y por otro, el institucional/social. Con esto intento decir que la intervención profesional no debe ser vista sólo en relación con los "problemas particulares" a los que intenta dar respuesta, sino que la profesión interviene en el campo de los discursos institucionales y sociales acerca de las manifestaciones de la cuestión social. Dicho de otra manera, la intervención es "algo más" que el trabajo teórico metodológico específico que se pone en acto frente a las situaciones que se le plantean a los profesionales; los saberes disciplinares participan en el campo simbólico dirimiendo (o consolidando, depende de su posicionamiento ético y político) las construcciones discursivas y las representaciones sociales acerca de las condiciones de vida de los sujetos, las múltiples determinaciones que le dan origen y las consecuencias que pueden aparecer si no se les da respuesta, entre otras cosas. Un párrafo especial merece el "frente" que identifico en lo concerniente a los sectores directamente involucrados en la intervención profesional. Hice mención a que de acuerdo al modo en que las condiciones de vida sean comprendidas, problematizadas — en realidad, a la construcción teórica que realicemos sobre las mismas— se estructurará la intencionalidad de esa intervención profesional (como tecnología de control, para utilizar un término de Foucault, o como práctica de reconocimientos de derechos). Así, interpretar las condiciones de existencia como particularidad que "hace ser" sin determinar, que limita y a la vez posibilita, que adquiere significaciones según trayectorias de vida individuales y sociales, que expresa derechos vulnerados tanto como derechos a una forma de vida diferente, recoloca la cuestión del límite como el hilo
Eduardo Grüner. Paidos. Bs.As, 1998. (pag. 32)
delgado que separa y articula el control social del aporte a las autonomías y responsabilidades, dos perfiles diferenciados pero de permanente presencia en la profesión. ii.- ¿Perfil o perfiles? El tratamiento singular o plural de este término, a ojos vista, no está puesto como problema gramatical. Estoy haciendo referencia, en primer lugar, a un asunto filosófico y ético, que adquiere relevancia en estos tiempos en lo que se ha dado en llamar el debate "modernidad/posmodernidad", "multiculturalismo", "era posmetafísica", entre otras cosas. Heredero de las tradiciones de época, Trabajo Social abrevó en los meta - relatos y en su interior también se dieron las luchas por la expulsión de las diferencias. Retraducido en su ejercicio profesional esgrimió la homogeneización y, en no pocos casos, una actitud etnocéntrica. Si bien como argumenté en el apartado anterior podemos constatar por lo menos dos formas de presentación de la profesión, también podemos decir que la lucha en el campo se ha dado por la definición de "un perfil". Una construcción de este "perfil" que ha estado guiada por las certezas centradas en un plano ideológico más que de rigurosidad teórica, en pos de una identidad monolítica. En los últimos años los derrumbes de los sostenes sociales materiales y simbólicos han hecho estallar no sólo los dispositivos construidos de intervención profesional, también dieron lugar a múltiples búsquedas, tanto teóricas, metodológicas como de espacios de inserción laboral. Pareciera que es la hora de la diferencia, de la heterogeneidad, de la tolerancia, en todo caso, el momento de "los perfiles". Me gustaría en este aspecto expresar alguna consideración, por las implicancias que puede adquirir un tratamiento "liviano" del tema. Así como una posición completamente homogénea y por lo tanto dogmática se vuelve totalitaria, operando por exclusión, la pura diferencia que acepta el reconocimiento de múltiples perfiles fundamentado en la tolerancia, presenta desde mi perspectiva, tantos riesgos como la otra. En efecto, las prácticas de reconocimiento y de tolerancia bien pueden convocar a la ética “indolora” 7 que puede terminar avalando situaciones de injusticia y desigualdad, en una desresponsabilización ahora justificada en la "libertad de elección" del otro. Esto vale tanto para nuestro propio ejercicio profesional y las consideraciones hacia los "otros" que demandan la intervención, como al interior del colectivo profesional. Esta nueva antinomia merece un tratamiento que supere el recurso tantas veces utilizado de la acusación sobreideologizada, que encubre la argumentación y el análisis complejo que exige este momento histórico. Me atrevo a proponer otro tránsito, apelando a una expresión habermasiana, o sea intentar la unidad de la razón en el seno de la pluralidad de las voces, en este caso una razón ampliada, superadora de la perspectiva iluminista, una razón que incluye y que posibilita el camino por los bordes, que incorpora la multiplicidad, que dialoga con las diferencias, pero que a la vez permite identificar los rasgos de unidad y denuncie la complicidad con la injusticia de la "era del vacío". Este camino nos pone en el desafío de interpelarnos desde la ética, en una línea de intersección de convicciones y de responsabilidad. Las convicciones están puestas aquí como principios y horizonte, como una fuente a la que se invoca para la reflexión permanente, ejercicio éste que neutraliza los posibles desplazamientos a posiciones dogmáticas, pero que indudablemente sólo se hace posible desde aquellos soportes. Por ello es que la noción de responsabilidad viene a solidarizarse con las convicciones, en tanto ponga el clivaje en la reflexión ética. En efecto, responsabilidad se asocia a la idea de responder, esto es, siguiendo a Mario Heler 8, dar cuenta de nuestros actos, mostrando las razones que llevan a elegirlos, lo que implica hacerse cargo de las consecuencias de nuestras decisiones, incluyendo la capacidad de revisar las mismas para aprender de nuestros errores, y en todo caso, revisar para modificar.
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LIPOVETSKY, Giles El crepúsculo del deber. La ética indolora de los nuevos tiempos democráticos. Anagrama. Barcelona, 1996. 8
HELER, Mario “La dimensión ética” en Mario Heler (compilador) Filosofía Social & Trabajo Social. Elucidación de un campo profesional. Editorial Biblos. Buenos Aires, 2002. (pág. 120)
Pero también otros saberes nos aportan consideraciones interesantes en torno al tema de la responsabilidad. El psicoanálisis, por ejemplo, considera al sujeto de la enunciación como aquél capaz de juzgar él mismo lo hecho y lo dicho (es el sujeto ético), un sujeto capaz de responder. Jaques - Alain Miller plantea en "Patología de la ética"9 que "... la experiencia crucial para el concepto de salud mental es la decisión sobre la responsabilidad del individuo: si el individuo puede ser castigado o es irresponsable". De esta manera, sigue diciendo el autor, irresponsabilidad "no es sino la condición por la cual los demás deciden en su lugar, es decir, que uno no es ya sujeto de derecho, no es ya un sujeto ético - jurídico". De esta manera la responsabilidad condensa la acción de responder en forma argumentada, tanto como la condición de posibilidad de constitución de un sujeto ético – jurídico, jugándose en esta noción no sólo una cuestión que podríamos dar en llamar de "buena praxis" y de relación con la acción hacia los otros, sino que también opera hacia adentro, hacia nuestra propia configuración como sujetos de derechos y de discursos; hacia nosotros, sujetos capaces desde las convicciones y las responsabilidades de construir un campo disciplinar y una profesión que desde la pluralidad de inserciones laborales, de perspectivas de abordaje, de caja de herramientas conceptuales, no abandone el ideario de derechos que existe detrás de cada necesidad y de las propias condiciones de vida. Las nuevas configuraciones de lo social revisitan las estrategias filantrópicas decimonónicas que ponen bajo tutela a esa "minoridad del borde", manteniendo, para los que se rebelan la represión más directa. La exigencia del control social se expresa con total magnitud y los “piquetes” demandan un lugar de inclusión; ante esto, la tentación de la consigna "trabajar para el sistema o contra el sistema" se agita como fantasma. Considero pertinente recuperar los tránsitos teóricos y de las prácticas profesionales sin perder de vista la voluntad de obrar, aportando a la visibilidad de lo que está pasando desde la construcción de autonomías, tanto de la autonomía relativa del campo profesional como de las autonomías de los sujetos para ejercer sus propios derechos.
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MILLER, Jaques Alain “Patología de la ética” s/d (mimeo)
ENCUENTRO No 4 1. Lee el siguiente texto de Carballeda y la noticia que esta a continuación 2. Buscá coincidencias o diferencias en los planteos y relaciona los dos textos. 3. En forma grupal, compartan y reflexionen sobre los aportes de cada uno, sintetizando en una reflexión grupal, para luego compartir en plenario.
La Intervención del Trabajo Social en la denominada "NUEVA CUESTION SOCIAL" * Alfredo Juan Manuel Carballeda 1- El escenario actual de la Intervención La Intervenciones del Trabajo Social se da en escenarios singulares, caracterizados por la fragmentación social, y la irrupción de las nuevas formas de la exclusión , circunstancias que implican una serie de cuestiones que hacen necesaria una mirada profunda hacia las nuevas formas de la singularidad. Es decir , se necesita un conocimiento detallado de los escenarios ,y de las características de los diversos actores sociales que circulan en ellos, en tanto como comprenden , construyen y explican el mundo en que viven. De esta manera , el Trabajo Social busca y necesita de una modalidad de conocimiento mucho más integrada y completa de la realidad, en tanto su expresión en lo micro social como así también un conocimiento profundo en lo macro social. A su vez desde las Ciencias Sociales se comienza a dejar de lado uno de los ideales del siglo XIX, relacionado con la creación de leyes universales, al estilo de las ciencias naturales. Por ejemplo: hoy no es posible afirmar que las características de los problemas sociales sean universales, si sería posible ubicar ciertas cuestiones vinculadas con la causalidad de éstos( mala distribución de la riqueza, desigualdades sociales, etc.), pero la expresión de éstos no es de tipo "universal", de allí la dificultad de elaborar leyes universales acerca de cómo impacta el padecimiento de cada sujeto, grupo , etc, en tanto la expresión de la denominada "nueva cuestión social". Lo mismo ocurre con diferentes categorías de análisis, por ejemplo: la estructura de la familia no es universal, se encuentra atravesada por una serie de cuestiones que le conferirán singularidad como, aspectos históricos, sociales, culturales, etc. De ahí que cambian de dirección las orientaciones de la Intervención en Lo Social. Como resultado de esta serie de cuestiones , en los 90, las ciencias sociales, comienzan a construir una fuerte mirada a la singularidad. Esto obviamente no es solamente producto de las producciones de investigación del Trabajo Social y otros campos de saber, sino también del simple contraste con la realidad en términos de las posibilidades reales de la Intervención. Las demandas hacia el sector salud , etc. van a interpelar al Trabajo Social desde la singularidad, como las nuevas formas de pobreza, o del padecimiento en tanto los significativos cambios que se fueron dando en circunstancias diferentes.
En síntesis la Cuestión Social, es fuertemente heterogénea con diferentes singularidades. Desde la década del 80, la primera característica que sobresale en tanto interrogante para la Intervención del Trabajo Social es que deja una sociedad fuertemente fragmentada, así la heterogeneidad hace que los problemas sociales sean comprendidos desde distintos lugares. La accesibilidad a los derechos históricos de los ciudadanos queda atada fuertemente al mercado. Así entre otras cosas se promueve el individualismo. Estas circunstancias atraviesan las diferentes formas de intervención en términos de espacios . En síntesis, las problemáticas sociales se relacionan nuevamente con la problemática de la Integración. Así como, las ciencias sociales surgen en el siglo XIX para resolver la problemática de la integración, algunos autores denominan a ese período como " la búsqueda del lazo social perdido". Nuevamente resurge la Intervención en la necesidad de amalgamar lo que la crisis fragmentó. Tal vez ahora desde una perspectiva mas relacionada con lo cultural, en tanto que el lazo social se construye a partir de relaciones sociales que a su vez implican intercambios y reciprocidades con una carga material y simbólica. El Trabajo Social históricamente intervino sobre las relaciones sociales, pero desde diferentes esquemas conceptuales. Estos temas también se ligan a la cuestión de la construcción de los problemas sociales como tales. Lo que hoy es posible visualizar como "problema social", no es lo mismo que hace 20 año o 30 años. A su vez las modalidades de intervención hasta la década de los 70 el Trabajo Social trabajaba con poblaciones homogéneamente constituidas. El viejo informe social, que hoy continúa, acompañado cada vez mas por variantes socio históricas, implicaba una dirección a la Intervención en Lo Social hacia la construcción de poblaciones homogéneas. El contexto de los actual tan relacionado con la fragmentación, en diferentes escenarios sociales, implica que las poblaciones muestran como característica fundamental la heterogeneidad. Por ejemplo en la Teoría Social de Talcott Parsons se hablaba de rol, en los 80 se empieza a hablar de papel. ¿Por qué la diferencia?. El rol es universal, y el papel es singular. Así hubo un giro en el registro del Trabajo Social que se vincula con su Intervención, que implica dos cuestiones , por un lado la necesidad de un conocimiento profundo de la situación de quienes se interviene y por otro el acceso a nuevas formas instrumentales de la misma o mas la re significación de los instrumentos que la profesión manejaba. Dos libros, que aparecieron a mediados de los noventa; "La Nueva cuestión social" de Pierre Rosanvallon y "La nueva era de las desigualdades" de Fitoussi y Rosanvallon., vinculados a estos procesos en Francia implicaron en el campo del Trabajo Social una serie de debates que aún continúan, pero, sirvieron de alguna forma para poner en escena las cuestiones que se venían observando desde hacía tiempo.
¿Cómo surgiría esa "nueva cuestión social"? A partir de la crisis de la modernidad, y especialmente en función de una sociedad "opaca" y confusa, donde sobresale la fractura social, con un importante derrumbe de certezas, en la aparición de nuevas formas del malestar de fin de siglo y especialmente el surgimiento de nuevas formas de la exclusión social y una marcada desigualdad, como nunca antes vista por lo menos en la historia del siglo XIX y siglo XX. Si comparamos la diferencia entre el fin del siglo XIX y el fin del siglo XX, la misma es que en el siglo XIX había, de alguna manera una perspectiva a partir de la denominada resolución Estado Céntrica. De allí que se construyen el Estado de Bienestar y el Estado Social . Volviendo a la actualidad en las instituciones, hay nuevos interrogantes: las adicciones, el SIDA, la violencia familiar, las enfermedades prevenibles, las enfermedades producidas por el déficit alimentario y las dificultades de accesibilidad al Sistema de Salud. Todo esto en la perspectiva de interpelaciones nuevas, en instituciones alicaídas (desbordadas por la demanda), así, la crisis hizo que el agravamiento de la situación social haya hecho que las instituciones estén desbordadas. [Pregunta: una alumna cuenta una situación, hospital de niños, emergencia, tiene que esperar (a raíz de lo desbordado de las instituciones) y sólo se le resuelve el problema porque tenía un conocido.] Otra parte de la crisis tiene que ver con la crisis de legitimidad, también son menos legítimas las instituciones, los que trabajan ahí. Crisis de legitimidad que va desde el Estado Nación, hasta las instituciones y sus prácticas. Hay una crisis que se expresa en la vida cotidiana., atravesada por la incertidumbre, la cultura de la sobrevivencia, etc. que impacta en las modalidades organizativas. Así, los recursos típicos que eran un insumo básico de la Intervención se presentan como azarosos, atravesados también por la incertidumbre. 2- El Modelo de la Intervención en la Nueva Cuestión Social Concepción de Sujeto: Es visto desde su propia perspectiva, se trata de recuperar su palabra, su visión de los problemas sociales. En definitiva, este modelo implica una mirada a la subjetividad, en la perspectiva que se intenta comprender socialmente el "sentido de la acción". Marco Conceptual: Está relacionado con la concepción de sujeto . Es decir propone una mirada profunda hacia la subjetividad, en la perspectiva de conocer el "Sentido de la Acción", acceder a los marcos comprensivo explicativos y e especial marca una perspectiva Interpretativista en las Ciencias Sociales. La Intervención: El lugar de la Intervención en Lo Social se relaciona con la vida cotidiana, pero en definitiva el mismo se vincula con los espacios microsociales, en términos de representación pero especialmente
en tanto constructores de sentido. Esta cuestión implica una mirada a lo macro social desde allí y especialmente desde la palabra de ese otro que se convierte en el centro de la acción. No de manera individual. En otras palabras , esta visión del otro implica reconocerlo como sujeto histórico social. De ahí que la Intervención del Trabajo Social se direccione a un conocimiento mas profundo orientado a disminuir , atenuar el padecimiento de quien consulta, pero especialmente en función de la recuperación de sus lazos sociales, en definitiva, de su vinculación histórico social con los otros.
3- Trabajo Social Hoy Desde esta perspectiva el Trabajo Social se construye como una disciplina caracterizada por su Intervención en Lo Social y en segundo lugar en relación a la construcción de conocimiento a través de la Investigación. El Trabajo Social recibe aportes del propio campo y las Ciencias Sociales. A su vez esta disciplina elabora en forma dinámica sus propios instrumentos de intervención , singularizados por las características típicas de la profesión es decir la Cuestión Social. En definitiva, lo que el Trabajo Social ha desarrollado con gran profundidad en los últimos años se ubica en tres esferas; la palabra, la mirada y la escucha, de ahí se construye una nueva forma de intervención relacionada con la nueva cuestión social.
Pagina/12 Jueves, 5 de noviembre de 2009 Sobre las personas en situación de calle
“Perdóneme, me voy con ella” El caso de Lucho, el hombre en situación de calle que se negó a recibir ayuda del Estado, suscitó preguntas como las que se plantean en esta nota: “¿Tiene o tendrá el Estado un proyecto mejor para Lucho que su estadía en un parador nocturno?”; “¿Para qué y para quién trabajan los profesionales de la salud en el área social?”. Por Patricia Malanca * –Perdóneme, me voy con ella– Lucho, ruborizándose, se levantó del asiento del móvil que estaba por llevarlo a un hogar para gente en situación de calle y volvió con ella, con la mujer que, unos momentos antes, desde abajo del auto, lo había llamado traidor, le había dicho que se bajara, traidor, hijo de puta, le había dicho la mujer mientras hacía temblar a puñetazos los vidrios de la combi. Recuerdo con alguna melancolía esta escena que viví en uno de mis primeros años de trabajo con la gente que duerme en la calle, en la vereda del Mercado del Plata, frente al Obelisco. También recuerdo una sensación de frustración. Yo había logrado convencer a Lucho de subirse al móvil. Después de meses de ir a visitarlo casi lo había logrado. Lo tenía sentado a mi lado, en la combi. Casi, y se me escapó de las manos. Muchas veces evoqué esa escena como si hubiera en ella algo perdido, que no había encontrado cauce al pensamiento, a lo que allí se jugaba. Insistía en retornar el significante “traidor”,
vociferado por la mujer de Lucho. Evidentemente, ella expresaba en ese grito su sentimiento de que él traicionaba lo único que les quedaba, esa pequeña organización de masas que como pareja formaban ante las inclemencias de la vida. En esa escena de calle, yo estaba encarnando al Estado. Creo que, para los que trabajamos en este tipo de problemáticas, nos es necesario interpelarnos, cada vez, a qué proyecto de Estado está uno cediéndole el cuerpo y haciendo encarnadura. ¿Tiene, tenía o tendrá el Estado al que representamos un proyecto mejor para Lucho que su estadía en un parador nocturno? Me pregunté a menudo si, como profesional de la salud desempeñándome en un área social que trabajaba en las calles, estaba convencida de lo que hacía. Me pregunté qué me convocaba allí y para quién estaba haciendo lo que hacía. Lucho, a lo largo de los años, me enseñó que con su negativa, al bajarse del móvil social, fue mucho más valiente que si hubiera cedido al canto de sirenas que mis argumentos oficiales podían enunciar. Según un censo oficial, desde 2001 a la fecha, la Villa 31 ha duplicado su población. Lo mismo se desprende de los censos de personas que duermen en la calle. El doble de personas desde 2001 en las villas, el doble durmiendo en las calles en los últimos años. La calle y el espacio público continúan mostrando la fisonomía o la radiografía del síntoma de las instituciones y de la rotura de pactos en el entramado de la red social y, como contrapartida, el sinnúmero de organismos oficiales que se tejen y destejen para intentar contener el desborde que parece no acallarse nunca desde los márgenes, como los gritos de la mujer de Lucho. Se crean estructuras y superestructuras en oficinas gubernamentales, pero, por las dimensiones de los agujeros que se intenta cubrir, nunca se alcanza la cantidad de personal que se requiere para trabajar con la gente que duerme en las calles. Si se observa el espacio público, parece un furioso campo de batalla entre la máquina y el hombre. Las calles han sido ganadas por maquinarias, que dejan peinada la vereda de la esquina. Las cintas de peligro, el recambio constante de pavimento, los fratachos aumentan, como si el solo efecto de la máquina pudiera generar la supresión de los homeless que, una vez retirados los fratachos, dormirán sobre prolijas aceras peinadas. Escuché hace poco a una persona de la calle que le decía a otra en una ranchada: “¡Correte que te van a pavimentar!”. La maquinaria del Estado local funciona dedicando sus esfuerzos al “vecino”, ese interlocutor edulcorado en nombre de quien se realiza la mostración del bien público. Para convertir personas en vecinos, primero hay que reintegrarlas al vecindario. Para ello, debería haber vecindario, y para que haya vecindario, antes que nada, tiene que haber viviendas y trabajo. Parece un razonamiento muy lineal, pero no por eso menos cierto. El reciente documental Parador Retiro, dirigido por Jorge Colás, observa la realidad cotidiana de la vida en una institución para hombres de la calle: ahonda, sin tomar partido, en el conflicto institucional. Valga la correlación de proximidades y cercanías para mencionar que, geográficamente, el Parador Retiro con sus 150 moradores masculinos diarios se ubica a la salida y en los márgenes de la Villa 31 del barrio de Retiro. Vecinas al Parador, habitan ocho mil familias en un gran vecindario, cuyos hogares están referenciados en la madre que ejerce el lugar de jefa de familia. Podría decirse que, en sus márgenes, la villa es acosada por la impotencia del deseo de 150 hombres desangelados, no acoplados a hogares ni a mujeres ni a niños ni a familias. Es curioso que en la villa se imponga el matriarcado, a veces degradado a fratría, mientras en las periferias hay un 80 por ciento de hombres adultos, solos, acechantes, viviendo en una numerosa y agresiva comunidad, excluidos de esos hogares, y del sistema. Instituciones como el parador pueden funcionar como canales aliviadores, simbólicos e imaginarios, anudando a ese real que acecha que es el vivir en la calle, pero también pueden coagular la realidad, suspendiéndola en un infinito “mientras tanto”. Si los paradores no existieran, no habría otro lugar que la calle donde parar, donde detenerse y resignificar los efectos sobre las subjetividades de la caída de los márgenes. El problema institucional estalla cuando no hay palabra que mediatice ese habitar un parador y, fundamentalmente, cuando no hay un propósito general que enlace, engarce y contenga el acontecer diario de esa institución en un proyecto de integración social. Es en ese caso, la institución misma se constituye en un resto. Hace doce años, cuando empezamos a trabajar en la temática de la gente sin hogar y recién se inauguraban las primeras instituciones como propuesta de refugio, la antinomia del Estado, en el
enunciado de su propuesta parecía ser: o la inserción al sistema o las instituciones. En la actualidad, en la propuesta social subyace una amenaza velada, que rebaja la oferta institucional: o el parador nocturno o la calle. A mediados de los ’90 encontrábamos a las personas en la vía pública como restos del sistema del que habían sido excluidas. Actualmente, los que, a lo largo de estos años, hicieron por lo menos un pasaje por el sistema de hogares y paradores sociales y vislumbraron un laberinto institucional sin salida, retornaron a la calle sin remedio, como restos de un resto. En la pobreza, lo único que produce valor es el cuerpo. En el caso de la gente que duerme en la calle, no sólo ese cuerpo, al no producir, escapa al discurso de la producción capitalista, sino que escapa también al discurso del subsistema social de la indigencia. Es residuo de un residuo. En el caso del indigente, a diferencia del cartonero, ya ni siquiera hay identidad con la basura. La basura está por sobre ellos, la basura ha cobrado un valor de mercado que ellos mismos no pueden ofrecer. Al final me pregunto quién está en los márgenes de quién, y cómo tramitan estos pases y pasajes aquellas personas que, como en mi quehacer con Lucho, continúan sucediéndose en el trabajo artesanal del día a día, ese traer y llevar gentes con grados de vulnerabilidad social extrema, desde y hacia los márgenes de la ciudad. ¿A quién se trae, a quién se lleva, qué se tracciona y a qué se traiciona? El filósofo francés Jacques Derrida, en la última entrevista que concedió en su vida, dijo: “Por fiel que uno quiera ser, nunca deja de traicionar la singularidad del otro a quien se dirige”. Mientras tanto, el aumento del padecimiento mental de los que son sin techo se expone a los gritos y atraviesa los vidrios, no ya de micros u ómnibus sociales, sino de las ventanas que decoran las paredes de aquellos vecinos poco edulcorados que azarosamente somos con techo, y de aquellos que, impávidos, nos quedamos sentados en ese móvil social del que Lucho, por lo menos, se bajó. * Psicóloga. Link a la nota: http://www.pagina12.com.ar/imprimir/diario/psicologia/9-134690-2009-11-09.html
ENCUENTRO No 5 1. Lean en forma grupal el siguiente texto, surgido de una experiencia concreta, y analícen cual piensan ustedes que seria el aporte del Trabajo Social a una experiencia así. 2. Luego compartan en plenario.
ATENCION PRIMARIA DE LA SALUD
Una herramienta para la intervención comunitaria Verónica Guntin INTRODUCCION En el presente trabajo se intentará analizar una de las formas de intervención del trabajo social, relacionada con la comunidad. Para ello se utilizarán como referencia las prácticas realizadas durante 1998 en la Salita Sargento Cabral de Munro, en la que nos insertamos como pasantes de Nivel II de la Carrera de Trabajo Social. Estas experiencia intentara ser relacionada con algunos conceptos vistos a lo largo de la cursada de esta materia. ¿Porqué elegí las prácticas de nivel II? Por un lado, por que refieren a la intervención comunitaria, por otro por que fueron unas practicas muy ricas en lo que refiere a la relación del profesional con distintos estratos de la sociedad, ya que en este barrio podíamos encontrarnos tanto con pequeños barrios humildes, como con zonas de clase media. Esta diversidad enriqueció la experiencia. La Salita Sargento Cabral es una de las salitas que tiene la comunidad de Vicente López. Es un Centro de Atención Primaria de la Salud, que depende de la Dirección de atención Primaria, Secretaria de Salud de la Municipalidad de Vicente López. Estaba a cargo, hasta ese momento, de la Dr. Silvia Vommaro, medica clínica, también contaba con servicio de ginecología, pediatría, psicología y enfermería. La institución no contaba con un profesional de trabajo social exclusivamente par ella sino que lo compartía con el resto de las Salitas. Como pasantes universitarias nos insertamos en la institución con el fin de realizar un diagnostico general de la población, que abarcaba e área programática correspondiente a la salita. En basa a lo analizado en este diagnostico y a lo observado durante las prácticas es que se intentara relacionar el trabajo de la salita con algunas concepciones teóricas y con la profesión del trabajador social.
OBJETIVOS Indagar las características principales de la Atención Primaria de Salud Identificar los principales rasgos de la intervención comunitaria. Establecer una relación entre la Atención Primaria y la intervención comunitaria y situar el rol del trabajador social es ella. PRIMERA PARTE:
Atención Primaria de la Salud. Para poder lograr los objetivos de este trabajo es indispensable definir algunos conceptos básicos que en él se incluyen. El termino mas relevante es el de Atención Primaria de Salud (APS), pero antes de definirlo seria apropiado saber que se entiende por salud. Salud es el continuo accionar de la sociedad y sus componentes para modificar y transformar, aquello que deba ser cambiado, y que permita crear las condiciones donde a su vez se cree el ámbito preciso para el óptimo vital de esa sociedad. Es decir que la salud es un proceso de carácter histórico y social determinado por el modo de producción de la sociedad. Relacionado a esta concepción de salud es que podemos definir a la Atención Primaria, tomando como referencia la declaración de Alma Ata, como "la asistencia sanitaria esencial, basada en métodos y tecnología práctica, científicamente fundada y socialmente aceptada, puestas al alcance de todos los individuos y familias de la comunidad, mediante su plena participación, y a un costo que la comunidad y el país puedan soportar durante cada una de las etapas de su desarrollo". Las estrategias de Atención Primaria de Salud comprende los siguientes programas:
•Programas dirigidos a poblaciones especiales: madres, niños, trabajadores, edad avanzada, incapacitados. •Programas para la salud en general: alimentación, nutrición, salud bucal, salud mental prevención de accidentes, etc. •Programas para prevención, protección y control de enfermedades. Las acciones para alcanzar las metas de dichos programas apuntan fundamentalmente a lo preventivo, a la promoción y protección de la salud. La Atención Primaria establece el contacto con las personas y las familias a través de Salitas ubicadas en las distintas comunidades. Estas salitas son el primer contacto del individuo, la familia y la comunidad con el sistema de salud nacional. Además son parte tanto de este sistema de salud nacional como del desarrollo social y económico de la comunidad. La Atención Primaria se relaciona básicamente con dos conceptos: Prevención Primaria: acción de promoción y protección específicamente de la salud. Nivel Primario de Atención: organización de los recursos (humanos, físicos y financieros) en servicios básicos para la atención primaria que parte de la comunidad misma y son apoyadas por otros niveles de mayor complejidad. Los programas, como estrategia de la atención primaria, tienen como características garantizar el acceso de toda la población a los servicios de salud; deben acentuarse las actitudes de promoción y prevención combinadas en forma adecuada con las de tratamiento y rehabilitación; deben tener como característica principal la universalidad, la equidad y la continuidad; y deben apuntar a la satisfacción de necesidades primarias. La Atención Primaria de Salud no puede ser vista exclusivamente como el desarrollo de servicios básicos de salud, sino como la movilización de los recursos disponibles para responder a las necesidades de toda la población, apuntando siempre a la equidad. Para esto es necesario la apertura de la institución hacia nuevas formas de relacionarse con la comunidad que permita el reconocimiento de sus potencialidades al proceso de desarrollo, con el fin de controlar los factores de índole general que afectan a la salud y el bienestar. Con la concepción de Atención Primaria se esta planteando tanto una nueva forma de organización de recursos existentes o en formación, como toda una nueva filosofía de la intervención comunitaria. SEGUNDA PARTE:
Intervención Comunitaria Antes de desarrollar el tema específicamente realizare una breve reseña de los inicios de la intervención social con el fin de dar un marco de referencias a la Intervención comunitaria. En la Argentina las primeras formas de intervención social se pueden visualizar con el surgimiento de las Hermanas de la Santísima Caridad, que es sus inicios se dedicaron a dar sepultura a los cuerpos de los pobladores de Buenos Aires, que nadie reconocía. Lentamente esta intervención se desplazó hacia los vivos y se buscaba ordenar la cotidianidad de las personas, vigilar sus salud, detectar anormalidades, etc. Este tipo de intervención social relacionada con los otros, pero ahora vivos, con el ordenamiento de los cuerpos, pasa a manos de la medicina. De esta manera y a partir de la creación de los hospitales, surgen las primeras instituciones que intervienen en los social. En estos primeros hospitales se da una forma de intervención moderna ya que no se buscaba generar cuidados y dar albergue, sino que se apuntaba a un aprendizaje del orden y la disciplina. Con el tiempo las prácticas de la intervención social se relacionaron con lo jurídico. A partir de allí la intervención fue entendida como un instrumento de transformación para el otro, así se conformaron nuevas instituciones como escuelas, asilos, casas de recogimiento, etc. "La intervención aparece, acerca de estas ideas como método para que los que quedaron atrás aprendan la modernidad". Después de haber enmarcado brevemente la intervención social en nuestro país, nos centraremos en la intervención comunitaria en si. La intervención comunitaria es una de las formas de intervención del trabajo social, donde se tiene como eje principal trabajar con grupos ya determinados, que se conformaron por diversas razones. Este tipo de intervención surge a partir de los movimientos de educación popular nacidos en América Latina en la década del 50. Esta experiencias influyeron en las practicas institucionales a través de la apertura a la comunidad y reconociendo a esta como un actor importante de la intervención. La educación popular tenia y tiene como objetivo principal la democratización y la generalización de la educación para todos. La participación comunitaria se da en los cuestionamientos, la comprensión, y las soluciones de los problemas. De esta manera y vinculando los problemas de salud con las cuestiones sociales surge una nueva forma de intervención que es la comunitaria. Como plantea Cavalcanti, la intervención comunitaria se diseña como búsqueda del derecho a la diferencia,
excluyendo la sanción del juicio moral para llegar a ser una búsqueda de la igualdad de los derechos. "El postulado de la base de esta intervención es, la ciudadanía de los "actores sociales" investidos a partir del reconocimiento de sus diferentes campos de experiencia: bien sea la de los profesionales, la de los habitantes, o la de los usuarios". A partir de esta cita podemos deducir que la intervención comunitaria debe tener en cuenta por un lado el proceso local en el cual esta interviniendo, no debe ser jerárquica sino que debe tener en cuenta la participación y la opinión de todos las actores, y debe ser innovadora. La idea de aunar todos los distintos tipo de conocimiento tiene el fin de construir un proceso de saber colectivo, que es dinámico y que integra los diversos papeles de los actores con el fin común de realizar una tarea. La intervención comunitaria requiere de dos elementos: por un lado la dimensión participativa, ya que de esta manera la intervención adquiere otra naturaleza, otra legitimidad, pero fundamentalmente otra eficacia y otros resultados; por otro lado, la inserción en el contexto, sobre los que se compromete la acción, requiere de un trabajo solidario, teniendo como objetivo la puesta en marcha de los agentes de prevención. El que la intervención comunitaria tenga en cuenta todos los actores sociales inclusive al usuario, no significa que no aplique técnicas, por el contrario este tipo de intervención requiere de profesionalismo, técnicas puestas en marcha, conocimientos, y del saber tanto de los profesionales como de la población. Además implica la apertura de los profesionales a espacios no institucionales, de esta manera diferentes conocimientos de origen diverso están enfrentados y puestos en común. La gestión comunitaria se vuelve transversal y no jerárquica. La intervención comunitaria intenta tejer lazos sociales, permitir a otros vivir de otro forma. Para terminar con este punto de análisis algunas requisitos básicos de la intervención comunitaria: •Negociación previa con el tejido social y asociativo en el cual se inscribe el proyecto de intervención.
•Un cambio de actitud en el papel de los profesionales •El desplazamiento del centro de gravedad de la intervención a la comunidad y no al interventor. •La creación de redes institucionales. •Ayuda mutua entre los distintos actores del terreno. •La organización de instancias colectivas y regulares de participación y de tomo de decisión . •La promoción de las formación y de la evaluación como elemento constitutivo de la acción
En la actualidad la intervención comunitaria esta siendo analizada desde otra perspectiva que tiene como base todo lo planteado anteriormente e intentan ampliar esta perspectiva En primer lugar es denominada como intervención en espacios micro sociales, debido a la gran fragmentación que se esta dando en la sociedad. Esta nueva forma de ver la intervención comunitaria tiene tres ejes fundamentales el primero esta basado en lo estratégico conformado por la solidaridad, la historia y lo lúdico -expresivo. El segundo por lo instrumental. Y el tercero por la identidad y la integración. Podemos pensar a la solidaridad como una forma de relación, y se tomo como la base de para la estrategia de construcción de redes. Las redes se asocian con la dinámica cultural de cada lugar, esta dinámica esta regida por códigos de valores. La red es una construcción permanente que se da a través de las relaciones de parentesco, amistad, vecindad. En estas redes se establecen lazos y relaciones sociales, estas relaciones se caracterizan por ser informales e integradoras, además son organizadoras de la cotidianidad y tienen una fuerte carga de contenido simbólico. Las redes pueden ser predecibles, permiten organizar los recursos de sus integrantes, y actúan como fuentes de información, que en la actualidad esta circulación de la información esta ampliamente relacionada con la sobrevivencia. Además estas redes actúan como espacios de contención y de socialización. Otro componente de este primer eje es lo lúdico -expresivo. La idea es que a través del juego se establece un nuevo orden que puede modificar la estructura de la comunidad con la que se esta trabajando, sobre todo cuando en este grupo existe un orden muy fuete ya determinado. Un juego permite cambiar o restablecer las reglas. En cuanto a lo expresivo se intenta buscar nuevas herramientas con las que cuentan las personas, que sirvan para la intervención. Tratar de interpretar las expresiones para conocer la comunidad con la que esta trabajando. El otro eje que mencionamos fue el instrumental, con esto hacemos referencia a las herramientas o instrumentos que se utilizan para llevar a delante la intervención. Entre ellos encontramos las entrevistas, las historias de vida, los juegos, etc. El ultimo eje, el de la integración y la identidad, esta íntegramente relacionado con los dos anteriores. Las características de las redes conllevan a la cuestión de la integración. La circulación de los elementos simbólicos permiten una permanente construcción de la identidad. La intervención en los espacios micro sociales siempre debe apuntar a la integración y a la construcción de la identidad. TERCERA PARTE:
Atención primaria e intervención comunitaria Después de haber conformado el marcos teóricos nos centraremos en analizar sin la intervención
comunitario o en espacios micro sociales y la Atención Primaria de Salud se pueden plantear en una comunidad en forma conjunta. Desde la intervención comunitaria se plantea una definición de salud con la que podemos comenzar a relacionar estos dos factores antes mencionados. Según Manciaux se pueda hablar de "salud comunitaria cuando los miembros de una colectividad, geográfica o social, concientes de su pertenencia a un mismo grupo, reflexionan en común sobre los problemas de salud, expresan sus necesidades prioritarias y participan activamente de la situación del desarrollo y de las actividades mas idóneas para hacerle frente a estas prioridades". Este concepto está estrechamente ligado a la salud pública, y se refiere a las necesidades de salud general de una población definida en función de un medio dado y en función de las respuestas aportadas a sus necesidades. Las salitas de Atención Primaria tiene, o deberías tener una concepción de salud muy parecida a esta donde la salud corresponde a un proceso histórico y tiene incidencias sociales, por lo tanto esto es lo primero que debería aunar al servicio de salud con este tipo de intervención. Además es muy común, por lo observado durante las prácticas, que las salitas de Atención Primaria convoquen a personas que tienen características similares, además permiten un acercamiento a la comunidad, son un punto de encuentro y de referencia y de esta manera se conformarían los grupos que permitirían comenzar a trabajar en forma comunitaria. El tener un espacio común, como seria el de la salita, permite que se conformen mas rápidamente las redes sociales y que además se amplíen ya que dejarían de ser familiares para conformarse entre vecinos. Como decíamos antes la conformación de las redes es uno de los puntos fundamentales de la intervención en espacios micro sociales. Considero que la intervención comunitaria es una herramienta básica de la Atención primaria, sobre todo si hablamos de salud comunitaria. Otro de los puntos en que coinciden la concepción de Intervención comunitaria y la de Atención Primaria es que ambas apuntan a que la comunidad y los individuos dejen de ser objetos de atención y se conviertan es actores que conocen, participan y toman decisiones sobre su propia salud y asumen responsabilidades especificas ante ella. Además este tipo de intervención permite cumplir con los objetivos de prevención y control de las enfermedades que se propone la atención primaria, que en general, como pudimos ver en la Salita Sargento Cabral, no se cumplen tanto por falta de tiempo como de profesionales que tengan este criterio de intervención y que se dedique exclusivamente a esto. El trabajar en conjunto con la comunidad aceptando y escuchando las propuestas que los vecinos nos traen los permite planificar estrategias de prevención que quizás estando alejados del barrio nunca se nos hubiese ocurrido. Además de planificar estrategias, teniendo en cuenta lo que plantea la intervención es espacios micro sociales con respecto a lo lúdico, podríamos establecer nuevas reglas y nuevas concepciones con respecto a las enfermedades. En conclusión estas dos formas de trabajo tienen en común la idea de mejorar la salud de la comunidad y de prevenir otros problemas sociales. Anteriormente decíamos que la intervención comunitaria, y la idea de salud comunitaria requieren la apertura de los profesionales a un lugar menos institucionalizado. Aquí a mi criterio es donde entra en juego la intervención del trabajador social, desde dos posturas diferentes. Una como coordinador de todos los diversos profesionales que trabajen en Atención Primaria para facilitar el trabajo comunitario; y otra como una de las herramienta de acercamiento a la comunidad. Con respecto a esta ultima dimensión considero que el trabajador social es el profesional que esta mas capacitado y acostumbrado a salir de la institución a trabajar con la comunidad, a buscar los problemas que afectan a la sociedad en conjunto para de esta manera y en forma conjunta con los vecino plantear las estrategias para abordar y solucionar los problemas. Por otro lado el trabajador social esta capacitado para realizar trabajo interdisciplinario, ya que las problemáticas que atiende en general son multicausales y por lo tanto necesitan de la intervención de otros profesionales. Es como dice Álvarez Uría un jefe de proyecto, alguien que debe ser capaz de movilizar competencias muy diversas y poseer capacidades de negociar para aglutinar a los distintos interlocutores, profesionales, no profesionales, administrativos, políticos, etc. Por eso creo qua como trabajadores sociales no solo tenemos la formación necesaria para coordinar un proyecto en el que participen distintos actores, sino que desde la concepción de la salud como una proceso histórico y social y teniendo en cuenta que le atención primaria apunta básicamente mas que a la curación y rehabilitación del enfermos a la prevención y la promoción de la salud, creo que somos la profesión mas adecuada para llevar adelante la dirección de estas salitas.
CONCLUSION Para concluir me gustaría centrarme específicamente en al Salita de Atención Primaria Sargento Cabral para poder reflejar la realidad de parte del sistema de salud de nuestra país. Esta institución, como ya dijimos, contaba con una sola trabajadora social, la cual tenia a cargo el área social de todas las salitas de Vicente López. Su actividad distaba mucho de lo que realimente podría hacer
en dichas instituciones. Su intervención era exclusivamente de tipo asistencialita, actuaba frente a las demandas y repartía de la mejor forma posible los recursos con los que contaba. Como podemos observar muchas veces los conocimientos están, al igual que las herramientas y que la predispocióno de los vecinos pero no contamos con los profesionales adecuados, o con la cantidad de profesionales adecuados para intervenir de esta manera. Creo que como profesionales del trabajo social tenemos que hacer todo lo posible (y lo imposible también) para convocar a la gente y para capacitar a los profesionales de la salud en este tipo de trabajo, ya que a mi entender es la mejor forma de trabajar con una comunidad. No solo nos permite abordar la problemática directa de la salud -enfermedad, sino todos los aspectos sociales que con ella se relaciona.
BIBLIOGRAFÍA •Alvarez Uría. Genealogía y sociología. Ed. El cielo por asalto. •Carballeda, Alfredo. Del desorden de los cuerpos al orden de la sociedad. •Carballeda, Alfredo. Lo social de la intervención. Art. Revista Escenarios Nº 2. 1997 •Carballeda, Alfredo. Nuevas formas de la pobreza: Crisis y administración de recursos. (Boletín informativo) •Cavalcanti, Lía. Intervención comunitaria en los campos de las toxicomanías. Mimeo. 1997
•Kroeger, Axel - Luna, Ronaldo. Atención Primaria de Salud. Ed. Pax México. 1992
ENCUENTRO No 6 - Autoevaluación 1. Retoma la definición de Trabajo Social que trabajaste en el primer encuentro. Releela y analiza si seguis estando 100% de acuerdo o le agregarias/sacarías algo. Hacelo en forma escrita 2. ¿Qué pensás que te aportó cada uno de los textos trabajados a la idea que traías sobre el Trabajo Social? 3. ¿Qué dificultades te presentaron los textos? Enumerá por lo menos tres dificultades. 4. ¿Qué dificultades en cuanto al proceso de enseñanza y aprendizaje, pensás que se te podrían presentar en la carrera?