Introducción. en su profundidad... Se puede decir que el Rosario es, en cierto modo, un co-

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Índice > Introducción > La Madre Genoveva y el Rosario > Rezo del Santo Rosario

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Misterios gozosos

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Misterios luminosos

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Misterios dolorosos

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Misterios gloriosos > Letanías > Rezad el Rosario con Santa Genoveva Autor Mariano Mainar Elpuente Vicepostulador de la Causa de Canonización Edita Casa Generalicia Religiosas Angélicas Plaza del Pilar, 22 - 50003 Zaragoza Colabora

Especialistas en trabajos para Congregaciones Religiosas y Santuarios E-mail: [email protected] Imprime Cometa, S.A. Ctra. Castellón, Km. 3,400 - 50013 Zaragoza Depósito Legal Z. 1047-03 Impreso en España

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Introducción El 16 de octubre de 2002, Juan Pablo II celebraba el 24º aniversario de su elección como sucesor de Pedro con una Carta Apostólica que sorprendió a toda la Iglesia: la titulada «Rosarium Virginis Mariae». En ella declaraba el «Año del Rosario» —de octubre de 2002 a octubre de 2003—, y añadía una nueva serie de Misterios a las tres series o partes tradicionales: los Misterios luminosos. El anciano Pontífice, al principio de su carta, abre el corazón con estas confidencias personales: «Yo mismo no he dejado pasar ocasión de exhortar a rezar con frecuencia el rosario. Esta oración ha tenido un puesto muy importante en mi vida espiritual desde mis años jóvenes. El rosario me ha acompañado en los momentos de alegría y los de tribulación. A él he confiado tantas preocupaciones y en él siempre he encontrado consuelo. Hace 24 años, el 29 de octubre de 1978, dos semanas después de la elección a la Sede de Pedro, como abriendo mi alma, me expresé así: “el Rosario es mi oración predilecta. ¡Plegaria maravillosa! Maravillosa es en su sencillez y en su profundidad... Se puede decir que el Rosario es, en cierto modo, un co-

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Introducción

mentario-oración sobre el capítulo final de la Constitución “Lumen Gentium” del Vaticano II, capítulo que trata de la presencia admirable de la Madre de Dios en el misterio de Cristo y de la Iglesia. En efecto, en el trasfondo de las Avemarías pasan ante los ojos del alma los episodios principales de la vida de Jesucristo.»

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Toda la Carta Apostólica rebosa amor a la práctica del Rosario. Juan Pablo II, que ha distribuido cientos de miles de rosarios en todas sus audiencias, que lo rezó de rodillas en la plaza del Pilar en su primer viaje apostólico a Zaragoza, que no cesa de exhortar una y otra vez al rezo del mismo para obtener la paz, ha querido elevar a los altares a Madre Genoveva Torres Morales dentro del «Año del Rosario». Cuando él venga a Madrid, la tarde anterior a la Canonización de los cinco nuevos Santos españoles, rezará el Rosario con miles de chicos y chicas jóvenes en el aeropuerto de Cuatro Vientos. Mientras tanto, los peregrinos de las Angélicas, en el Cerro de los Ángeles, tendremos nuestra Vigilia de Oración recitando el Rosario. Parece, pues, oportuno que, una vez canonizada Madre Genoveva haga su “primera visita de cortesía” a la Virgen en su Basílica del Pilar. Allí será llevada en apoteosis de triunfo y devoción popular. Y ¿cómo será nuestra Vigilia de Oración en la primera Basílica mariana? No cabe duda, será con el rezo del Rosario. El mismo que tantas veces, apoyada en sus muletas o conducida en carrito de ruedas, la Santa rezó con devoción ante la Virgen del Pilar. La

El Rosario con Juan Pablo II y Santa Genoveva

que inculcó como devoción predilecta a sus Hijas, las Angélicas, y a sus señoras en cualquiera de las Residencias donde viven bajo su Carisma fundacional. Por eso, en este sencillo folleto, hemos querido unir el recuerdo del Papa rosariero con el de la Madre Genoveva, también rosariera. Quedará como un recuerdo para todos los que nos acompañen en las jornadas inolvidables que se avecinan. Hemos elegido, para antes de cada Misterio, un breve pensamiento de algunos textos entresacados a la vez de los documentos del Papa y de los escritos de la nueva Santa. El Rosario no sólo ha de ser oración vocal, sino oración mental, oración del corazón, oración contemplativa. Pablo VI subrayó en su Exhortación Apostólica «Marialis cultus» (2 febrero 1974) que «sin contemplación, el Rosario es un cuerpo sin alma y su rezo corre el peligro de convertirse en mecánica repetición de fórmulas». Ojalá recemos el Rosario como lo hacía Santa Genoveva Torres Morales. Ojalá tengamos tal aprecio a esta devoción como ella lo tuvo e inculcó a sus Religiosas Angélicas. Para conocer este estilo de oración, queremos reproducir aquí un artículo que apareció en el Boletín informativo del Proceso de Canonización en sus mismos principios (nº 10, octubre 1978). Se debe al Padre Narciso García Garcés, insigne aragonés, ejemplar claretiano, presidente entonces de la Sociedad Mariológica Española.

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Introducción

Dada su categoría teológica en el campo de la Mariología, le rogamos entonces que enriqueciera nuestra humilde Hoja Informativa con el estudio de «la Madre Genoveva y el Rosario». Así lo hizo y se lo agradecimos cordialmente. Hoy, después de veinticinco años, es un testimonio actualísimo de este «Ángel de la Soledad» que pasó por el mundo sembrando consuelos, rompiendo soledades. No sé por qué me viene al pensamiento que Genoveva desde el cielo de su definitiva glorificación, quiere imitar a la humilde Teresa de Lisieux derramando sobre este mundo pétalos fragantes de rosas, las rosas del Santo Rosario. 6

Zaragoza, 25 de marzo de 2003 50º aniversario de la Aprobación Pontificia de las Angélicas Mariano Mainar Elpuente Vicepostulador

Rosario de la Madre Genoveva.

La Madre Genoveva y el Rosario De la vida y escritos de la Madre Genoveva puede sacarse material para un volumen sobre la vida mariana de la Sierva de Dios o, con frase más sencilla y menos acabada, sobre su devoción y sus devociones a la Virgen. Hoy nos fijamos únicamente en una de sus devociones favoritas: el Santo Rosario. En sus grandes y continuos padecimientos, para la Madre el Rosario era fuente de consuelo y energía. Y es que la Madre Genoveva captaba y vivía el alma de la devoción del Rosario, que son los misterios de Cristo; por la eficacia santificadora que contienen, quería que se meditasen también al rezar el Oficio Parvo de la Virgen: «En Horas, los gozosos; en Vísperas, los dolorosos; en Maitines, los gloriosos.» (Escritos personales, pág. 85).

Entendía, pues, el Rosario y lo vivía como devoción plenamente cristológica, como recordará Pablo VI, cuarenta años después, en la Marialis Cultus (nº 25).

La Madre Genoveva y el Rosario

Esa devoción descuella desde el principio mismo del Instituto. El 11 de abril de 1911, escribía en carta a su Director: «A las señoras, después del Rosario, les hago unos puntitos de meditación.» (Escritos personales, pág. 281).

¡Quién pudiera tener aquellas charlitas, sencillas sin duda, pero fervorosas y eminentemente prácticas! De cómo rezaba el Rosario la Madre dan fe las que con ella convivieron. Una Hermana escribe: «Infundía devoción el verla y oírla rezar el Rosario. Lo mismo cuando rezaba las otras dos partes con la Hermana Rosas. Parecía que las avemarías le salían del alma con fervor y energía.» 8

(Informes 7°, pág. 3).

Y otra recuerda: «El Rosario lo rezó siempre con mucho fervor, pronunciando bien las palabras y con voz potente.» (Informes 11°, pág. 3).

Y una tercera: «El Rosario lo rezaba siempre con mucha devoción y, a veces, se la veía con los brazos en cruz.» (Informes 12°, pág. 1).

Aunque ya se haya insinuado, conviene recalcar que, cada día, rezaba el Rosario entero: «La parte que tocaba el día señalado, lo hacía en la capilla, con el fin de que asistieran las señoras residentes; y los otros misterios los rezaba en particular.» (Informes 8°, pág. 3).

El Rosario con Juan Pablo II y Santa Genoveva

¡Y cómo rezaba aquellos Rosarios!: «Cuando la Madre rezaba, en su aspecto, se reflejaba lo que su corazón sentía. Bastaba mirarla para sentir fervor y recogimiento.» (Informes 4°, pág. 2).

De su afecto a la reina de las devociones marianas era testimonio elocuente el que llevase al cuello un gran Rosario de quince misterios, con el cual fue sepultada. Por cierto que, al reconocer los restos mortales de la Sierva de Dios, pudo comprobarse, no sin admiración, que a los veintidós años y en el féretro, permaneciese intacta la blancura del Rosario. Pero hay algo más importante. La devoción que la Madre sentía por el Rosario quiso comunicarla a sus hijas y, en el «Manual de oraciones» que publicó en 1945, quiso que a la fórmula con que debía rezarse, precedieran unas solidísimas reflexiones sobre sus excelencias. Son unos parrafitos que equivalen a un verdadero resumen de mariología. Asimismo, en el formulario completo que dispuso Madre Genoveva para que las Angélicas rezasen el Rosario, descubrimos tres rasgos que merecen la atención:

> Al fin de cada Misterio, se ponen de relieve las singularísimas relaciones de María con la Santísima Trinidad. La riqueza inmensa de esas relaciones la han señalado, más tarde, Pío XII, el Concilio Vaticano II y Pablo VI.

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La Madre Genoveva y el Rosario

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> Antes de las Letanías, hacía una acabada profesión de fe de la perpetua y perfectísima Virginidad de María, “antes del parto, en el parto y después del parto”: purísima, castísima, inmaculada. Vivir el espíritu de la Madre Genoveva sería método eficaz para que, en estos tiempos de confusión, piensen todos y hablen de Nuestra Señora de conformidad con el sentir de la Iglesia. > Muy tempranamente introdujo, en las Letanías Lauretanas, la invocación “Reina de la Sociedad Angélica del Sagrado Corazón de Jesús, rogad por nosotros». Todo se explica; del año 1920 al 1940 fue el apogeo de la devoción monfortiana, y la Madre vivía en plenitud la consagración a Jesús por María. Aún faltaban años hasta 1954, cuando Pío XII proclamaría la Realeza de María; la Madre Genoveva, mucho antes, ya la había declarado Reina y Madre de la Congregación Angélica. Padre Narciso García Garcés, cmf.

Rezo del Santo Rosario

«El consuelo que siento al rezar el Santo Rosario me hace olvidar lo que Dios tenga dispuesto que haya de sufrir. ¡Señor, mándame lo que quieras! Siento nuevos bríos al terminar de rezar esta plegaria, la preferida por nuestra Madre del cielo». Madre Genoveva Torres

Se comienza implorando el auxilio del Cielo como en el Oficio Divino: V/ Señor, ábreme los labios R/ Y mi boca proclamará tu alabanza V/ Dios mío, ven en mi auxilio R/ Señor, date prisa en socorrerme

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Misterios gozosos

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Niño Jesús al que profesaba singular devoción la nueva Santa.



Amemos mucho al Niño Dios. Estudiemos en Él sus virtudes, para poder cimentar el edificio de nuestra vida espiritual y ponerlo muy alto” Madre Genoveva



Misterios gozosos (Lunes y sábados)

> 1.er Misterio gozoso

La Encarnación del Hijo de Dios > Escribe el Papa: «Los misterios gozosos se caracterizan por la alegría que produce el acontecimiento de la Encarnación. Esto es evidente desde la Anunciación, cuando el saludo de Gabriel a la Virgen de Nazaret se une a la invitación a la alegría mesiánica. A este anuncio apunta toda la historia de la salvación, es más, en cierto modo, la historia misma del mundo. A su vez toda la humanidad está como implicada en el “hágase” con el que Ella responde prontamente a la voluntad de Dios.»

> Escribe Madre Genoveva: «¿Quién no practicará la vida cristiana, contemplando cómo la segunda persona de la Santísima Trinidad deja el cielo para hacerse hombre por nuestro amor?» (Después del Padrenuestro, diez Avemarías y gloria)

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Misterios gozosos

> 2.º Misterio gozoso

La visita de María a Isabel > Escribe el Papa:

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«María, movida por la caridad, se dirige a la casa de su pariente. Cuando entra, Isabel, al responder a su saludo y sintiendo saltar de gozo al niño en su seno, “llena de Espíritu Santo”, saluda a María en alta voz “bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre”. En el saludo de Isabel cada palabra está llena de sentido y, sin embargo, parece ser de importancia fundamental lo que dice al final: “dichosa tú que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá”. La plenitud de gracia anunciada por el Ángel significa el don de Dios mismo; la fe de María, indica cómo la Virgen ha respondido a este don.»

> Escribe Madre Genoveva: «Admiremos la humildad de María. Fue a cuidar a su prima, haciendo todo lo posible por mostrarse mujer sencilla y pobre; su Hijo iba a ser conocido tan sólo como el “hijo del carpintero”.»

El Rosario con Juan Pablo II y Santa Genoveva

> 3.er Misterio gozoso

El nacimiento de Jesús en Belén > Escribe el Papa: «La natividad del Señor llena nuestros corazones de alegría porque Dios, naciendo como hombre, ha acogido al hombre de manera particular. El nacimiento del Señor es la acogida del hombre en toda su verdad, en toda su gran dignidad de imagen y semejanza divina, y también en su herencia de pecado: este es el significado de la noche de Belén.» 15

> Escribe Madre Genoveva: «La santidad tiene por base la humildad, que es el fundamento de todas las virtudes. Visitando el Portal de Belén callan nuestras pasiones, que tienen por fundamento el orgullo.»

Misterios gozosos

> 4.º Misterio gozoso

La presentación de Jesús en el templo > Escribe el Papa:

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«Las palabras de Simeón dan nueva luz al anuncio que María ha oído del Ángel: Jesús es el Salvador, es “luz para iluminar” a los hombres. Al mismo tiempo, el Hijo de María y con él su Madre experimentarán en sí mismos la verdad de las restantes palabras de Simeón: “señal de contradicción”. El anuncio de Simeón parece como un segundo anuncio a María. Le revela que deberá vivir en el sufrimiento su obediencia de fe al lado del Salvador que sufre, y que su maternidad será oscura y dolorosa.»

> Escribe Madre Genoveva: «Entremos en el templo, donde Dios está y nos espera, con la misma reverencia y fervor con que María lo hizo al presentar a su Hijo. Entremos, sobre todo cuando nos aflige el dolor.»

El Rosario con Juan Pablo II y Santa Genoveva

> 5.º Misterio gozoso

El Niño perdido y hallado en el templo > Escribe el Papa: «A lo largo de la vida oculta de Jesús en la casa de Nazaret, también la vida de María está oculta con Cristo en Dios por medio de la fe. María, durante muchos años, permaneció en intimidad con el misterio de su Hijo y avanzaba en su itinerario de fe. Se manifestaba cada vez más ante los ojos de los hombres la predilección que Dios sentía por Él. La primera entre las criaturas humanas admitidas al descubrimiento de Cristo era María, que con José vivía en la casa de Nazaret.»

> Escribe Madre Genoveva: «En todas partes puedo encontrar a Jesús, porque en todas partes está. Pero, si lo pierdo por mi causa, ¿dónde lo encontraré mejor que en el templo por la confesión, la Eucaristía, la oración?»

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Misterios luminosos

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Humilde Sagrario de la primera Casa de las Angélicas fundada por la Santa.



El Sagrario es la fuente de paz, de amor y confianza, de felicidad” Madre Genoveva



Misterios luminosos (Jueves)

> 1.er Misterio luminoso

El Bautismo de Jesús en el Jordán > Escribe el Papa: «Misterio de luz es el Bautismo de Jesús en el Jordán. En él, mientras Cristo, como inocente que se hace pecado por nosotros, entra en el agua del río, el cielo se abre y la voz del Padre lo proclama Hijo predilecto, y el Espíritu Santo desciende sobre Él para investirlo de la misión que le espera. Hace falta revestirse de Cristo. En el recorrido espiritual del Rosario, basado en la contemplación incesante del rostro de Cristo —en compañía de María— este exigente ideal de configuración con Él se consigue a través de una asiduidad que pudiéramos decir amistosa. Nos introduce de modo natural en la vida de Cristo y nos hace respirar sus sentimientos.»

> Escribe Madre Genoveva: «En mi Bautismo fui unida a Cristo como el sarmiento a la vid. He de tener los sentimientos de Jesús como señal de vivir con Él.»

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Misterios luminosos

> 2.º Misterio luminoso

La revelación de Jesús en las Bodas de Caná > Escribe el Papa:

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«La revelación, que en el Bautismo en el Jordán proviene directamente del Padre y ha resonado en el Bautista, aparece también en labios de María en Caná y se convierte en su gran invitación materna dirigida a la Iglesia de todos los tiempos: “Haced lo que Él os diga”. Es una exhortación que introduce muy bien las palabras y signos de Jesús durante su vida pública, siendo como telón de fondo mariano de todos los misterios de luz. Su mediación tiene carácter de intercesión: María intercede por los hombres... “Haced lo que Él os diga” presenta a la Madre de Cristo como portavoz de la voluntad del Hijo ante los hombres.»

> Escribe Madre Genoveva: «María intercede por nosotros: “Haced lo que Él os diga”. Atendiendo a las palabras de la Virgen Santísima, leeré el Evangelio de Jesús para ponerlo en práctica.»

El Rosario con Juan Pablo II y Santa Genoveva

> 3.er Misterio luminoso

El anuncio del Reino de Dios invitando a la conversión > Escribe el Papa: «Misterio de luz es la predicación con la cual Jesús anuncia la llegada del Reino de Dios e invita a la conversión: Se ha cumplido el plazo, está cerca el Reino de Dios: convertíos y creed en la Buena Noticia. Jesús perdona los pecados de quien se acerca a Él con humilde fe, iniciando así el ministerio de misericordia que Él continuará ejerciendo hasta el fin del mundo, especialmente a través del Sacramento de la Reconciliación confiado a la Iglesia. Convertirse quiere decir creer en el Evangelio, familiarizarse con las enseñanzas del Salvador y hacer de ellas la norma de nuestra vida diaria.»

> Escribe Madre Genoveva: «Siento que Jesús no habló sólo para los que entonces le escuchaban, sino que hablaba conmigo y para mí. Habla, Señor, que tu siervo escucha.»

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Misterios luminosos

> 4.º Misterio luminoso

La Transfiguración del Señor > Escribe el Papa:

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«La gloria de la Divinidad resplandece en el rostro de Cristo, mientras el Padre lo acredita ante los apóstoles extasiados para que lo escuchen y se dispongan a vivir con Él el momento doloroso de la Pasión, a fin de llegar con Él a la alegría de la Resurrección y a una vida transfigurada por el Espíritu Santo. Fijar los ojos en el rostro de Cristo, descubrir su misterio en el camino ordinario y doloroso de su humanidad, hasta percibir su fulgor divino manifestado definitivamente en el Resucitado glorificado a la derecha del Padre, es la tarea de todos los discípulos de Cristo; por tanto, es también la nuestra.»

> Escribe Madre Genoveva: «Fijando los ojos en el rostro de Jesús, descubriré siempre el premio de su amor: el Cielo que me espera.»

El Rosario con Juan Pablo II y Santa Genoveva

> 5.º Misterio luminoso

La Institución de la Eucaristía > Escribe el Papa: «Misterio de luz es la Institución de la Eucaristía, en la cual Cristo se hace alimento con su Cuerpo y su Sangre bajo las especies del pan y del vino, dando testimonio de su amor por la humanidad “hasta el extremo”, y por cuya salvación se ofrecerá en sacrificio. Existe un vínculo estrechísimo entre la Eucaristía y la Virgen María, que la piedad medieval acuñó con la expresión “la carne de Cristo en la Eucaristía es, sacramentalmente, la carne asumida de la Virgen María” (caro Christi, caro Mariae).»

> Escribe Madre Genoveva: «¡Oh Pastor divino, que diste la vida por tus ovejas! Quiero alimentarme con tu Purísimo Cuerpo y tu Sangre Preciosa. Sólo resta que me lleves sobre tus hombros, hasta que me conduzcas a la Pascua Eterna.»

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Misterios dolorosos

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Estampa con la firma autógrafa de Santa Genoveva.



Vayamos al pie de la cruz. Si tenemos valor para ello, quejémonos” Madre Genoveva



Misterios dolorosos (Martes y viernes)

> 1.er Misterio doloroso

La oración de Jesús en el Huerto de Getsemani > Escribe el Papa: «Cristo vive un momento particularmente angustioso frente a la voluntad del Padre, contra la cual la debilidad de la carne se sentirá inclinada a rebelarse. Allí, Cristo se pone en lugar de todas las tentaciones de la humanidad y frente a todos los pecados de los hombres, para decirle al Padre: “No se haga mi voluntad, sino la tuya”. Este “sí” de Cristo cambia el “no” de los primeros padres en el Edén. Y cuánto le costaría esta adhesión a la voluntad del Padre se muestra en los misterios siguientes, en los que se ve sumido en la mayor ignominia.»

> Escribe Madre Genoveva: «Cuando contemplo a Jesús en la oración del Huerto de los Olivos, sudando sangre todo su cuerpo, pienso de qué puedo yo quejarme. Señor: hiere y corta, pero no me falte tu gracia.»

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> 2.º Misterio doloroso

La flagelación del Señor > Escribe el Papa:

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«Jesucristo vino a compartir nuestra condición humana con su sufrimiento. Antes de transformar la existencia cotidiana, Él supo hablar al corazón de los pobres, liberarlos del pecado, abrir sus ojos a un horizonte de luz. Tiene el calor y el sabor de la amistad que nos ofrece Aquel que sufrió más que nosotros. El mismo Cristo continúa su pasión en el hombre que sufre. El amor da sentido y hace aceptable el sufrimiento. Puede haber amor sin sufrimiento. Pero el sufrimiento sin el amor no tiene sentido. Con el amor, aceptado como lo aceptó Cristo, el sufrimiento adquiere un valor inestimable.»

> Escribe Madre Genoveva: «Considero mis dolores físicos como parte de aquellos azotes. Vivir sin sufrir es no conocer al Amor; amar sin sufrir no lo entiendo.»

El Rosario con Juan Pablo II y Santa Genoveva

> 3.er Misterio doloroso

Cristo coronado de espinas > Escribe el Papa: «En la escuela del Verbo encarnado comprendemos que es sabiduría divina aceptar con amor la cruz de la humildad de la razón ante el misterio; la cruz de la voluntad en el cumplimiento fiel de toda la ley moral; la cruz del propio deber, a veces arduo y poco gratificante; la cruz de la paciencia en la enfermedad y en las dificultades de todos los días; la cruz del empeño infatigable para responder a la propia vocación; y la cruz de la lucha contra las pasiones y las asechanzas del mal.»

> Escribe Madre Genoveva: «El amor sin sufrimientos es sospechoso. Vivir sin sufrir es vivir sin amar. Vivir sin amar es morir.»

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> 4.º Misterio doloroso

Cristo con la cruz a cuestas > Escribe el Papa:

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«Siguiendo los pasos de Cristo hacia el Calvario, comprende el hombre el sentido del dolor salvador. ¿Cómo contemplar a Cristo cargado con la cruz, sin sentir la necesidad de hacerse sus cirineos en cada hermano aquejado por el dolor u oprimido por la desesperación? La cruz es el camino, es el sendero de la vida de cada día. Es, en cierta manera, la compañera de nuestra vida. ¡De cuántas maneras se nos presenta a cada uno de nosotros la experiencia de tomar la cruz de cada día! Se le puede llamar de varios modos. Y, sin embargo, este nombre está lleno de contenido y de sentido. Cruz es una palabra salvadora, con la que el Hijo de Dios desvela a cada uno de nosotros la verdad total sobre sí mismo y sobre su propia vocación.»

> Escribe Madre Genoveva: «La cruz puede ser mi enfermedad, mi invalidez a través de toda mi vida. Si perdura, mejor. Es preciso el amor sufrido para probar a Jesús mi seguimiento detrás de sus huellas.»

El Rosario con Juan Pablo II y Santa Genoveva

> 5.º Misterio doloroso

La muerte de Cristo en la Cruz > Escribe el Papa: «Se despojó de su rango... haciéndose obediente hasta la muerte y muerte de cruz... Al pie de la Cruz María participa por medio de la fe en el desconcertante misterio de este despojamiento... participa en la muerte del Hijo, en su muerte redentora. Pero a diferencia de la fe de los discípulos que huían, era una fe mucho más iluminada... Jesús dice a su Madre: “Mujer, aquí tienes a tu hijo”. Puede decirse que, si la maternidad de María respecto de los hombres, ya había sido delineada anteriormente, ahora es precisada y establecida claramente... Esta nueva maternidad de María, engendrada por la fe, es fruto del nuevo amor que maduró en Ella definitivamente junto a la cruz, por medio de su participación en el amor redentor del Hijo.»

> Escribe Madre Genoveva: «Encuentro a la Virgen al pie de la Cruz. Si estoy con María, hasta la muerte tendré fortaleza. Concédeme, Jesús, el regalo que tu Padre te dió: contigo la Virgen hasta el final, siempre.»

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Misterios gloriosos

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En sus viajes, la Santa llevaba en su regazo esta humilde caja de cartón, con un ventanito para contemplar el rostro de María sin llamar la atención de los compañeros de viaje.



No me apartaré de María, mi Madre, procurando amarla en todo instante” Madre Genoveva



Misterios gloriosos (Miércoles y domingos)

> 1.er Misterio glorioso:

La Resurrección de Jesucristo > Escribe el Papa: «La contemplación del rostro de Cristo no puede reducirse a su imagen de crucificado. ¡Él es el Resucitado! El Rosario ha expresado siempre esta convicción de fe, invitando al creyente a superar la oscuridad de la Pasión para fijarse en la gloria de Cristo en su Resurrección... Contemplando al Resucitado, el cristiano descubre de nuevo las razones de su propia fe, y revive la alegría no solamente de aquellos a los que Cristo se manifestó —los Apóstoles, la Magdalena, los discípulos de Emaús—, sino también el gozo de María, que experimentó de modo intenso la nueva vida del Hijo glorificado.»

> Escribe Madre Genoveva: «Que Jesús resucite en nuestras almas; que veamos el camino que Él anduvo de penalidades y sufrimientos. No pensaba en él, sino en nosotros. Lo mismo con su gozo: resucita para ser nuestro consuelo y paz.»

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> 2.º Misterio glorioso

La Ascensión del Señor a los cielos > Escribe el Papa:

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«Porque somos el Cuerpo de Cristo, tenemos parte en la vida celestial de nuestra Cabeza. La Ascensión de Jesús es el triunfo de la humanidad, porque la humanidad está unida a Dios para siempre, y glorificada para siempre en la persona del Hijo de Dios. Cristo glorioso jamás permitirá ser separado de su cuerpo... No sólo tomamos parte nosotros, la Iglesia, en la vida de la cabeza glorificada, sino que Cristo Cabeza comparte plenamente la vida peregrinante de su cuerpo y le dirige y canaliza hacia su recto fin en la gloria celestial.»

> Escribe Madre Genoveva: «Que la Virgen nos enseñe a mirar al cielo como los Apóstoles, sobre todo en las cosas arduas de la vida, despegándonos de lo terreno y poniendo el corazón sólo en Dios, que es lo único que debe llenarnos.»

El Rosario con Juan Pablo II y Santa Genoveva

> 3.er Misterio glorioso

La Venida del Espíritu Santo > Escribe el Papa: «Pentecostés muestra el rostro de la Iglesia como una familia reunida con María, avivada por la efusión impetuosa del Espíritu y dispuesta para la misión evangelizadora. La contemplación de éste como de los otros Misterios gloriosos, ha de llevar a los creyentes a tomar conciencia cada vez más viva de su nueva vida en Cristo, en el seno de la Iglesia; una vida cuya gran imagen es la escena de Pentecostés.»

> Escribe Madre Genoveva: «Espíritu Divino: confirma en la fe y en el amor mi pobre corazón. Quiero ser fuerte. No lo conseguiré sin tu fortaleza interior.»

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Misterios gloriosos

> 4.º Misterio glorioso

La Asunción de María en cuerpo y alma a los cielos > Escribe el Papa:

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«Con el Misterio de la Asunción a los cielos, se han realizado definitivamente en María todos los efectos de la única mediación de Cristo Redentor del mundo y Señor Resucitado... En el Misterio de la Asunción se expresa la fe de la Iglesia, según la cual María está íntimamente unida a Cristo: como madre-virgen estaba singularmente unida a Él en su primera venida; por su cooperación constante con Él lo estará también a la espera de la segunda venida. Redimida de modo eminente, en previsión de los méritos de su Hijo, María tiene también aquella función propia de la Madre, de mediadora de clemencia en la venida definitiva, cuando todos los de Cristo resucitarán.»

> Escribe Madre Genoveva: «Es la entrada de mi Madre en el cielo. ¡Qué dicha! Antes era su martirio; ahora es su triunfo. Por la cruz, con María. Iré con María a la luz.»

El Rosario con Juan Pablo II y Santa Genoveva

> 5.º Misterio glorioso

La Coronación de María Reina de cielos y tierra > Escribe el Papa: «Coronada de gloria, María resplandece como Reina de los Ángeles y de los Santos, anticipación y culmen de la condición escatológica de la Iglesia. No cabe pensar aquí en la tierra en morada permanente, y hemos de aspirar a la futura. A ello invita la actitud ejemplar de la Señora, que es Madre y, por lo mismo, Maestra. Sentada en su trono de gloria, cual corresponde a la Reina de cielos y tierra, la Virgen desvela ante nuestros ojos la visión exacta del último misterio glorioso del Santo Rosario. No hay que olvidar nunca la meta definitiva del último misterio de gloria.»

> Escribe Madre Genoveva: «La meta de Nuestra Señora es el cielo. Mi camino con Ella, acompañado por Ella, me lleva a triunfar con Ella. Su Asunción me inunda de esperanza.»

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Letanías Señor, ten piedad, Cristo, ten piedad, Señor, ten piedad, Santa María, ruega por nosotros

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Santa Madre de Dios, Santa Virgen de las vírgenes, Hija predilecta del Padre, Madre de Cristo Rey, Gloria del Espíritu Santo, Virgen Hija de Sión, Virgen pobre y humilde, Virgen sencilla y obediente, Esclava del Señor, Madre del Señor, Colaboradora del Redentor, Llena de gracia, Fuente de hermosura, Conjunto de todas las virtudes, Fruto escogido de la redención, Discípula perfecta de Cristo, Imagen purísima de la Iglesia, Mujer nueva, Mujer vestida de sol, Mujer coronada de estrellas, Señora llena de benignidad, Señora llena de clemencia, Señora nuestra, Alegría de Israel, Esplendor de la Iglesia,

El Rosario con Juan Pablo II y Santa Genoveva

Honor del género humano, Abogada de la gracia, Dispensadora de la piedad, Auxiliadora del Pueblo de Dios, Reina de la caridad, Reina de la misericordia, Reina de la paz, Reina de los Ángeles, Reina de los patriarcas, Reina de los profetas, Reina de los apóstoles, Reina de los mártires, Reina de los confesores, Reina de las vírgenes, Reina de todos los santos, Reina concebida sin pecado original, Reina asunta a los cielos, Reina del mundo, Reina del cielo, Reina del universo, Reina de la Sociedad Angélica, Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, perdónanos, Señor.

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, escúchanos, Señor.

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros.

OREMOS: Señor y Dios nuestro, concédenos gozar de constante salud de alma y cuerpo y por los ruegos de la Virgen María, líbranos de las penas de esta vida y haz que alcancemos la alegría sin fin. Por Cristo, nuestro Señor. Amén.

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Rezad el Rosario con Santa Genoveva

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La canonización de Genoveva Torres Morales coincide gozosamente con el «Año del Rosario», una de sus devociones predilectas, como ha podido verse a través de este humilde folleto. Estamos en el año 2003 y, aunque a algunos les pueda parecer extraño, hay mucha gente —también en España— que es analfabeta en lo religioso. Cada día crece la ignorancia de las cosas de Dios. Y de ahí a la indiferencia sólo hay un paso. ¿Cómo será posible evangelizar al pueblo y ponerle en contacto con las verdades contenidas en el Evangelio? Eso se preguntaron los apóstoles de aquellos años de hierro y fuego de la época más oscura de la Edad Media. La Iglesia inventó para solucionar ese problema dos grandes medios de evangelización. Uno fue el arte sacro: la escultura, la pintura, la propia arquitectura, también la música. Eso constituyó la «Biblia de los pobres». El otro invento fue el Rosario. Una oración maravillosa, portadora de paz y esperanza. No sólo pone en comunicación a quien lo reza con la Madre del cielo, sino que lleva consigo las enseñanzas esenciales del Evangelio: nacimiento, vida, muerte y resurrección del Señor. ¿Qué habría sido la formación del pueblo de Dios sin el Rosario o sin el arte religioso? Ahora, tantos siglos después, la Iglesia demuestra que está viva y que tiene sus raíces hundidas en su historia y en su pasado. Ante la avalancha de incultura religiosa, toma en sus manos el Rosario y lo presenta de nuevo, mejorado con los «misterios luminosos», para que sus hijos lo sigamos rezando.

El Rosario con Juan Pablo II y Santa Genoveva ¿Quién recomendó a Santa Bernardita el Rosario, sino la Madre de la Iglesia, aparecida en la gruta de Lourdes? ¿Cómo se definió a sí misma la Virgen María en Fátima sino como «la Señora del Rosario»? El Rosario sigue siendo una de las prácticas más recomendadas por los Papas. Pío XII lo llamó «el compendio de todo el Evangelio». El beato Juan XXIII lo consideró como «un modo excelentísimo de oración». Pablo VI lo definió como «orientación netamente cristológica, que lleva las almas a Cristo por medio de María». Con el Rosario en sus manos los Santos contemplaron la belleza del rostro de Jesús y experimentaron la profundidad de su amor. Es difícil, prácticamente imposible, traer aquí el testimonio de los Santos. Mejor sería decir: díganme ustedes qué Santo no llevó el Rosario en sus manos, su cadencia en los labios y su fuego en el corazón... Por eso el Rosario se confirma con Juan Pablo II como la oración de todas las horas y de todas las épocas de la vida. El Rosario, rezado en comunidad o individualmente, constituye la respiración de la oración personal tanto para el anciano como para el joven, tanto para los padres como para los hijos. Con el Rosario rezado diariamente, la contemplación de Jesús sembrará a manos llenas por todo el mundo semillas de esperanza y de paz en el corazón de los hombres. Acércate ante el sepulcro de Santa Genoveva. Pídele que te ayude a rezar el Rosario. Y ella, ya lo verás, encenderá en tu alma el mismo fuego de devoción que cuando lo rezaba ante la Virgen del Buen Suceso, en Almenara; o de la Misericordia, en el Asilo de Valencia; o del Pilar, en su Basílica zaragozana. En sus viajes y en su silla de inválida, hasta en el lecho de su muerte, las cuentas del Rosario, como dicen las coplas antiguas, fueron escaleras para subir al cielo «la cojita alegre» Fundadora de las Angélicas.

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Rosario que acompañó a la Madre Genoveva en el sepulcro hasta su exhumación.



María es mi Madre. Debemos acudir a Ella en nuestras necesidades; pues todo lo puede; es Madre de todos” Madre Genoveva

■ Religiosas Angélicas - Plaza del Pilar, 22 - 50003 Zaragoza (España) www.angelicas.org

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