Isabel María Prieto Pastor. Tesis de Doctorado. Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales

Universidad de Valladolid Una valorización de la gestión del conocimiento para el desarrollo de la capacidad de aprendizaje en las organizaciones: pr
Author:  Elena Silva Rico

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Informe de Prácticas – Curso 05/06 Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales ÍNDICE Introducción ............................................

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Universidad de Valladolid

Una valorización de la gestión del conocimiento para el desarrollo de la capacidad de aprendizaje en las organizaciones: propuesta de un modelo integrador Isabel María Prieto Pastor

Tesis de Doctorado Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales Directores: Dra. Dª. Elena Revilla Gutiérrez Dr. D. Juan Hernangómez Barahona

2003

UNIVERSIDAD DE VALLADOLID FACULTAD DE C IENCIAS ECONÓMICAS Y EMPRES ARIALES DEPARTAMENTO DE ECO NO MÍA Y ADMINISTRACIÓ N DE EMPRESAS

UNA VALORACIÓN DE LA GESTIÓN DEL CONOCIMIENTO PARA EL DESARROLLO DE LA CAPACIDAD DE APRENDIZAJE EN LAS ORGANIZACIONES PROPUESTA DE UN MODELO INTEGRADOR

TESIS DIRI GIDA POR LA DOCT ORA Dª ELENA REVILLA GUT IÉRREZ, PROFESORA T IT ULAR DE ORGANIZACIÓN DE EMPRESAS Y POR EL DOCT OR D. JUAN HERNANGÓMEZ BARAHONA, CAT EDRÁTICO DE ORGANIZACIÓN DE EMPRESAS

IS ABEL Mª PRIETO PAS TOR 2003

A mi abuelo Felipe, por lo que hizo de mí....

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AGRADECIMIENTO La presente investigación carecería de valor si, a lo largo de su realización, yo misma no hubiera sido capaz de aprender y mejorar en mi condición de investigadora novel y, primordialmente, de ser humano. Son muchas las personas que lo han hecho y que lo hacen posible, y es por ello por lo que quiero, de forma expresa, manifestarles mi agradecimiento: En primer lugar, y de forma sincera, profunda y afectuosa, a la Dra. Dª Elena Revilla Gutiérrez por haber puesto en mi camino un tema de investigación tan complejo como apasionante, por haber dirigido con paciencia mis vacilantes pasos y por su incondicional entrega a mi aprendizaje, profesional y personal. Igualmente, al Dr. D. Juan Hernangómez Barahona, también director e impulsor de esta tesis, por su calidad de mentor, sus buenos consejos y su absoluta fe en mi trabajo. Espero que ambos me disculpen por cuantos errores haya cometido en el desarrollo de mi labor y deseo que su colaboración, su apoyo y su amistad se mantengan, e incluso crezcan en el futuro, alimentado un intercambio de experiencias y conocimientos tan fructífero como gratificante. A mis compañeros en el área de Organización de Empresas, por la forma en que han avivado mis energías con sus palabras de aliento y con el interés transmitido hacia mi trabajo en todo momento, les quiero manifestar mi más sincera gratitud. Al resto de compañeros del Departamento de Economía y Administración de Empresas y, especialmente, a mis compañeros del área de Comercialización e Investigación de Mercados, cuyos consejos en el orden metodológico han sido una ayuda inestimable para llevar a buen puerto mi trabajo. A título personal, deseo recordar a la Dra. Dª Carmen Camarero Izquierdo, cuyo trabajo ha sido para mí una auténtica brújula para recorrer mi camino. Finalmente, no puedo acabar sin recordar a todas aquellas personas de mi entorno más cercano, familiares o amigos, que me han dado todo su apoyo, su aliento, su paciencia y su cariño. Especiales gracias a aquellas personas que ocupan el lugar de honor en mi corazón, mi marido, mis padres y, por supuesto, mi hermano Juan, por quererme y comprenderme como soy y transmitirme su incondicional confianza durante la realización de este trabajo.... y siempre.

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ÍNDICES

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A. ÍNDICE GENERAL Página ÍNDICES.................................................................................................................3 A. Índice general..........................................................................................4 B. Índice de figuras, tablas y gráficos.............................................................7 INT RODUCCIÓN ...................................................................................................11

PARTE I. MARCO CO NCEPTUAL ......................................................................18 CAPÍT ULO 1. LA CAPACIDAD DE APRENDIZAJE EN LA ORGANIZACIÓN......19 1.1.Introducción .........................................................................................20 1.2.La organiz ación como un sistema de aprendizaje .................................21 1.2.1. El concepto de conocimiento....................................................21 1.2.2. El concepto de aprendizaje.......................................................24 1.2.3. Dimensiones estática y dinámica del sistema de aprendizaje: stocks y flujos.......................................................................26 1.3.La organiz ación como un sistema de aprendizaje abie rto .....................28 1.4.La organiz ación como un sistema de aprendizaje dinámico..................34 1.4.1. La dinámica del conocimiento..................................................34 1.4.2. Los niveles de aprendizaje .......................................................37 1.4.2.1. El aprendizaje individual...........................................39 1.4.2.2. El aprendizaje de grupo.............................................43 1.4.2.3. El aprendizaje organizativo........................................45 1.4.2.4. La interacción entre los distintos niveles de aprendizaje ...............................................................49 1.4.3. La exploración y la explotación del conocimiento...................53 1.4.3.1. La tensión entre la exploración y la explotación del conocimiento............................................................53 1.4.3.2. La reconciliación entre la exploración y la explotación del conocimiento.......................................................57 CAPÍT ULO 2. LA GEST IÓN DEL CONOCIMIENTO EN LA ORGANIZACIÓN .....62 2.1. Introducción.........................................................................................63 2.2. La capacidad de aprendizaje como un elemento de gestión ..................64 2.2.1. El alcance de la gestión del conocimiento .................................65 2.2.2. La diversidad de orientaciones de la gestión del conocimiento....68 2.2.3. Naturaleza dual de la gestión del conocimiento en el sistema de aprendizaje...........................................................................73 2.3. Principale s planteamientos en el estudio de la gestión del conocimiento......................................................................................78 2.3.1. Los planteamientos técnico-estructurales ..................................81 2.3.1.1. Fundamentos teóricos................................................81 2.3.1.2. Aportaciones esenciales.............................................83 2.3.2. Los planteamientos del comportamiento ...................................86 2.3.2.1. Fundamentos teóricos................................................86 2.3.2.2. Aportaciones esenciales.............................................88 2.3.3. Planteamientos integradores: una perspectiva estratégica de la gestión del conocimiento.......................................................92

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2.3.3.1. Fundamentos teóricos: una aproximación estratégica a la gestión del conocimiento........................................92 2.3.3.2. Aportaciones esenciales.............................................95 CAPÍT ULO 3. MODELO PROPUEST O DE GEST IÓN DE CONOCIMIENTO EN LA ORGANIZACIÓN.............................................................................................106 3.1. Introducción.........................................................................................107 3.2. Presentación de l modelo propuesto.......................................................108 3.3. Aportacione s del modelo.......................................................................113 3.4. Valoración de la capacidad de aprendizaje de la organiz ación .............115 3.4.1. Los stocks de conocimiento .....................................................116 3.4.2. Los flujos de conocimiento ......................................................117 3.5. Elementos de gestión del conocimiento...............................................119 3.5.1. Elementos de gestión técnico-estructurales................................119 3.5.1.1. La vigilancia del entorno ...........................................120 3.5.1.2. Los sistemas y tecnologías de información..................125 3.5.1.3. Los procesos de planificación estratégica....................129 3.5.1.4. Los sistemas de seguimiento y evaluación ..................132 3.5.2. Elementos de gestión del comportamiento.................................136 3.5.2.1. La confianza.............................................................138 3.5.2.2. La creatividad...........................................................143 3.5.2.3. La innovación...........................................................148 3.5.3. La interacción entre los elementos de gestión técnico-estructurales y los elementos de gestión del comportamiento.......................152 3.5.4. Diferentes modalidades de gestión del conocimiento .................157 3.6. Impactos organizativos de la capacidad de aprendizaje.......................161 3.6.1. El impacto de la capacidad de aprendizaje sobre los resultados financieros...........................................................................167 3.6.2. Alcance no financiero del impacto de la capacidad de aprendizaje...........................................................................168 3.7. Resumen de las hipótesis de trabajo ....................................................171

PARTE II. ES TUDIO EMPÍRICO DEL MO DELO PRO PUESTO .......................174 CAPÍT ULO 4. METODOLOGÍA DE INVEST IGACIÓN ..........................................175 4.1. Introducción........................................................................................176 4.2. Plan de trabajo....................................................................................176 4.3. Análisis de una muestra ......................................................................177 4.3.1. Diseño y descripción del cuestionario.......................................178 4.3.2. El universo de población y la selección de la muestra................182 4.3.3. Proceso de recogida de datos....................................................185 4.3.4. Metodología de análisis ...........................................................186 CAPÍT ULO 5. RESULT ADOS.................................................................................198 5.1. Introducción........................................................................................199 5.2. Análisis preliminar..............................................................................199 5.3. Análisis de la estructura y fiabilidad de las escalas de me dición...........200 5.3.1. Análisis factorial exploratorio ..................................................200 5.3.2. Análisis de medición confirmatorio ..........................................204 5.3.3. Análisis de la fiabilidad de los factores obtenidos......................219 5.4. Estimación del modelo..........................................................................220 5.4.1. Contraste de la hipótesis 1........................................................220 5.4.2. Contraste de la hipótesis 2........................................................224

5

5.4.3. Contraste de la hipótesis 3........................................................227 5.4.4. Análisis de la matriz de modalidades de gestión del conocimiento...........................................................................237 5.4.5. Contraste de la hipótesis 4........................................................242 CAPÍT ULO 6. RESUMEN Y CONCLUSIONES.......................................................248 6.1. Resumen...............................................................................................249 6.2. Implicaciones para la dire cción ............................................................260 6.3. Contribuciones y limitacione s...............................................................268 6.4. Futuras líneas de inve stigación.............................................................271 APÉNDICES...........................................................................................................274 Apéndice I. Cuestionario...............................................................................275 Apéndice II: Estimación de efectos no lineales en variables latentes.................278 REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS .......................................................................283

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B. ÍNDICE DE FIGURAS, TABLAS Y GRÁFICOS

ÍNDICE DE FIGURAS Figura 1.1. El sistema de aprendizaje organizativo......................................................27 Figura 1.2. Construcción de la realidad implicada en el aprendizaje en la organización .30 Figura 1.3. Construcción de un significado común de la realidad en el sistema de aprendizaje...................................................................................................31 Figura 1.4. Ciclo de evolución dinámica del conocimiento en la organización ..............35 Figura 1.5. Los diferentes niveles de aprendizaje........................................................38 Figura 1.6. Puente de conversión entre el aprendizaje individual y el aprendizaje colectivo ......................................................................................................44 Figura 1.7. Los niveles de aprendizaje organizativo y la evolución dinámica del conocimiento................................................................................................50 Figura 1.8. Un modelo dinámico de aprendizaje .........................................................52 Figura 1.9. La disensión exploración-explotación .......................................................56 Figura 1.10. Los flujos de exploración - explotación y el dinamismo del conocimiento .59 Figura 1.11. La capacidad de aprendizaje de la organización .......................................61 Figura 2.1. El espacio tridimensional de los sistemas de aprendizaje............................69 Figura 2.2. Estilos de gestión de los sistemas de aprendizaje organizativo según Shrivastava (1983)........................................................................................71 Figura 2.3. Estilos de gestión de los sistemas de aprendizaje organizativo según Blacker (1995)..............................................................................................72 Figura 2.4. Elementos del sistema de trabajo y del sistema de aprendizaje....................74 Figura 2.5. Evolución de las perspectivas sobre la gestión del conocimiento en el sistema de aprendizaje de la organización.......................................................80 Figura 2.6. Instrumentos asociados al aprendizaje en la organización...........................84 Figura 2.7. Alineación entre la estrategia y el conocimiento en a organización..............94 Figura 2.8. Modelo de Marquardt y Reynolds (1994)..................................................96 Figura 2.9. Modelo de Slater y Narver (1995).............................................................97 Figura 2.10. Modelo integral de Nevis, DiBella y Gould (1995) ..................................98 Figura 2.11. Modelo de Nonaka y Takeuchi (1995) ....................................................100 Figura 2.12. Modelo de Gold, Malhotra y Segars (2001).............................................103 Figura 3.1. Un enfoque ajustado de la gestión del conocimiento ..................................108 Figura 3.2. Modelo propuesto de gestión del conocimiento en la organización..............109 Figura 3.3. Tipos de organizaciones según su sistema de vigilancia del entorno............123 Figura 3.4. Relación entre el aprendizaje y la formulación estratégica..........................130 Figura 3.5: Ciclo PDCA (Plan-Do-Check-Act)...........................................................134 Figura 3.6. Relación entre la innovación, el aprendizaje y las competencias organizativas................................................................................................149 Figura 3.7. Matriz de interacción entre los elementos de gestión técnico-estructurales/ elementos de gestión del comportamiento.......................................................158 Figura 3.8. La creación de valor por medio del conocimiento ......................................164 Figura 3.9. La cadena de valor del aprendizaje y el conocimiento ................................164 Figura 3.10. Resultados asociados a la excelencia organizativa....................................165

ÍNDICE DE TABLAS T abla 2.1. Los dos enfoques sobre el aprendizaje en la organización............................78 T abla 2.2. Características del modelo de Denton (1998)..............................................103 T abla 3.1: Interrelación entre los elementos de gestión técnico-estructurales y la capacidad de aprendizaje ...........................................................................171 T abla 3.2: Interrelación entre los elementos de gestión del comportamiento y la

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capacidad de aprendizaje...............................................................................172 T abla 3.3. Interrelación entre las variables de interacción de la gestión del conocimiento y la capacidad de aprendizaje....................................................172 T abla 3.4. Interrelación entre la capacidad de aprendizaje y los resultados de la organización.................................................................................................173 T abla 4.1. Variables medidas en el cuestionario postal................................................180 T abla 4.2. Empresas seleccionadas para la muestra general y que responden al cuestionario por sectores de actividad ............................................................184 T abla 4.3. Ficha técnica de la investigación................................................................186 T abla 4.4. T ipología de variables moderadoras...........................................................194 T abla 4.5. Modalidades de análisis de la varianza.......................................................195 T abla 5.1. Resultados del análisis factorial exploratorio para los stocks de conocimiento................................................................................................201 T abla 5.2. Resultados del análisis factorial exploratorio para los flujos de conocimiento................................................................................................201 T abla 5.3. Resultados del análisis factorial exploratorio para los elementos de gestión técnico-estructurales..........................................................................202 T abla 5.4. Resultados del análisis factorial exploratorio para los elementos de gestión del comportamiento...........................................................................203 T abla 5.5. Resultados del análisis factorial exploratorio para las variables de impacto...204 T abla 5.6. Resultados del análisis de medición confirmatorio para el factor conocimientos individuales ...........................................................................205 T abla 5.7. Resultados del análisis de medición confirmatorio para el factor conocimientos de grupo ................................................................................205 T abla 5.8. Resultados del análisis de medición confirmatorio para el factor conocimientos organizativos..........................................................................206 T abla 5.9. Resultados del análisis de medición confirmatorio para los stocks de conocimiento................................................................................................206 T abla 5.10. Resultados del análisis de medición confirmatorio ajustado para los stocks de conocimiento .................................................................................207 T abla 5.11. Matriz de correlaciones entre las variables de stocks de conocimiento........207 T abla 5.12. Resultados del análisis de medición confirmatorio para el factor flujos de exploración..............................................................................................208 T abla 5.13. Resultados del análisis de medición confirmatorio para el factor flujos de explotación ..............................................................................................208 T abla 5.14. Resultados del análisis de medición confirmatorio para los flujos de conocimiento................................................................................................208 T abla 5.15. Resultados del análisis de medición confirmatorio ajustado para los flujos de conocimiento..................................................................................209 T abla 5.16. Matriz de correlaciones entre las variables de flujos de conocimiento.........209 T abla 5.17. Factores extraídos para los stocks y flujos de conocimiento .......................210 T abla 5.18. Resultados del análisis de medición confirmatorio para el factor procesos de planificación estratégica..............................................................212 T abla 5.19. Resultados del análisis de medición confirmatorio para el factor vigilancia del entorno....................................................................................212 T abla 5.20. Resultados del análisis de medición confirmatorio para los factores sistemas de información y sistemas de evaluación...........................................212 T abla 5.21. Resultados del análisis de medición confirmatorio para los elementos de gestión técnico-estructurales .....................................................................213 T abla 5.22. Resultados del análisis de medición confirmatorio ajustado para los elementos de gestión técnico-estructurales......................................................213 T abla 5.23. Matriz de correlaciones entre los elementos de gestión técnico-estructurales ....................................................................................214 T abla 5.24. Resultados del análisis de medición confirmatorio para el factor confianza .....................................................................................................215

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T abla 5.25. Resultados del análisis de medición confirmatorio para el factor creatividad ...................................................................................................215 T abla 5.26. Resultados del análisis de medición confirmatorio para el factor innovación ...................................................................................................215 T abla 5.27. Resultados del análisis de medición confirmatorio para los elementos de gestión del comportamiento ......................................................................216 T abla 5.28. Resultados del análisis de medición confirmatorio ajustado para los elementos de gestión del comportamiento.......................................................216 T abla 5.29. Matriz de correlaciones entre los elementos de gestión del comportamiento............................................................................................217 T abla 5.30. Resultados del análisis de medición confirmatorio para el factor resultados no económicos..............................................................................217 T abla 5.31. Resultados del análisis de medición confirmatorio para el factor resultados económicos..................................................................................217 T abla 5.32. Resultados del análisis de medición confirmatorio las variables de impacto ...................................................................................................218 T abla 5.33. Resultados del análisis de medición confirmatorio ajustado las variables de impacto ...................................................................................................218 T abla 5.34. Matriz de correlaciones entre las variables de impacto...............................218 T abla 5.35. Estimación de la fiabilidad de los factores obtenidos. ................................219 T abla 5.36. Estimación del modelo estructural I .........................................................221 T abla 5.37. Estimación del modelo estructural II ........................................................225 T abla 5.38. Factor extraído para los elementos de gestión del comportamiento.............229 T abla 5.39. Restricciones del modelo estructural no lineal...........................................231 T abla 5.40. Modelos estructurales con y sin interacción ..............................................232 T abla 5.41. Estimación de los modelos de interacción VIGENT -COMP.......................233 T abla 5.42. Estimación de los modelos de interacción SISINF-COMP .........................234 T abla 5.43. Estimación de los modelos de interacción PPEST -COMP..........................235 T abla 5.44. Estimación de los modelos de interacción SISE V-COMP ..........................236 T abla 5.45. Factor extraído para los elementos de gestión técnico-estructurales............237 T abla 5.46. Modalidades de gestión del conocimiento.................................................238 T abla 5.47. Valor de la gestión del conocimiento........................................................239 T abla 5.48. Factores extraídos para las variables de la capacidad de aprendizaje...........243 T abla 5.49. Contextos organizativos de la capacidad de aprendizaje.............................243 T abla 5.50. Factores extraídos para las variables de resultados.....................................245 T abla 5.51. Valor del impacto de la capacidad de aprendizaje......................................245

ÍNDICE DE GRÁFICO S Gráfico 4.1. Modelo factorial de dos niveles...............................................................191 Gráfico 5.1. Modelo confirmatorio de las dimensiones de la capacidad de aprendizaje...................................................................................................211 Gráfico 5.2. Modelo estructural para los elementos de gestión técnico-estructurales (I).................................................................................221 Gráfico 5.3. Modelo estructural para los elementos de gestión del comportamiento humano (II)..................................................................................................225 Gráfico 5.4. Modelo factorial de segundo orden para los elementos de gestión del comportamiento............................................................................................228 Gráfico 5.5. Modelo de medida para interacción.........................................................230 Gráfico 5.6. Representación lineal del valor medio de los stocks de conocimiento en las distintas situaciones de gestión del conocimiento...........................................240 Gráfico 5.7. Representación lineal del valor medio de los flujos de conocimiento en las distintas situaciones de gestión del conocimiento............................................241

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Gráfico 5.8. Representación lineal del valor medio del tamaño organizativo en las distintas situaciones de gestión del conocimiento............................................242 Gráfico 5.9. Representación lineal del valor medio de los resultados en las distintas situaciones organizativas de la capacidad de aprendizaje ................................247 Gráfico 5.9. Representación lineal del valor medio del tamaño organizativo en las distintas situaciones organizativas de la capacidad de aprendizaje ...................247 Gráfico A.................................................................................................................279

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INTRODUCCIÓN

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INTRO DUCCIÓ N: RECO NOCIMIENTO DE LA CUESTIÓ N Y OBJETIVO S DE LA INVESTIGACIÓN En la era actual, y dentro de un contexto económico y empresarial, que se caracteriza por fenómenos como la globalización, los crecientes grados de competitividad, la evolución de las nuevas tecnologías, el e-business y la naturaleza dinámica de los nuevos mercados, no parece existir ninguna duda acerca de que el conocimiento representa uno de los valores más críticos para lograr el éxito sostenible en cualquier organización (Argyris y Schön, 1978; Nonaka, 1991; Kogut y Zander, 1992; Grant, 1996a; Spender, 1996; Davenport y Prusak, 1998; Bontis, 1999a,1999b; entre otros). En verdad, vivimos en una “ economía del conocimiento” en la que éste se compone del conjunto de información, inteligencia y experiencia práctica que, transformado en capacidad para la acción, constituye la base de las cualidades que atesoran las organizaciones. Así pues, la habilidad para adquirir información, transformarla en conocimiento, incorporarlo como aprendizaje, compartirlo rápidamente y ponerlo en práctica dónde, cómo y cuando sea necesario, constituye la capacidad organizativa más importante para enfrentarse a las turbulencias del entorno (Dogson, 1993; Nonaka, 1994; Nonaka y T akeuchi, 1995; Bierley y Chakrabarty, 1996; Grant, 1996, 1997; entre otros).

Hoy por hoy, existe un consenso generalizado acerca de que el conocimiento no es sino el resultado de un proceso iterativo: el aprendizaje (Argyris y Schön, 1978; Duncan y Weiss, 1979; Kogut y Zander, 1992; Miller, 1996; Alle, 1997; Vera y Crossan, 2000). Y el papel que el conocimiento y el aprendizaje desempeñan en el éxito de la organización se ha convertido en un área esencial de investigación, tanto en el campo académico como en el de la práctica empresarial. Ahora bien, aunque se ha reiterado insistentemente la existencia de un claro vínculo entre el conocimiento y el éxito de la organización, todavía está sin determinar cómo tiene lugar la consecución y consolidación de una capacidad de aprendizaje suficiente para lograr esa correspondencia. La respuesta a esta cuestión no es única ni simple y, aunque no faltan aportaciones –fundamentalmente teóricas- al respecto, frecuentemente, ofrecen un punto de vista fragmentado o limitado, tanto del conocimiento y de los procesos de aprendizaje en la organización como de las condiciones que determinan su idoneidad.

En realidad, no es posible hablar con solidez del conocimiento y de la capacidad de aprendizaje en las organizaciones mientras el discurso teórico únicamente se aferre a la presencia o ausencia del conocimiento y de los procesos de aprendizaje que lo hacen posible. Lo que resulta indispensable es buscar un vínculo entre el conocimiento y la realidad de las organizaciones (Spender, 1996), y analizar el alcance del impacto del conocimiento sobre la

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efectividad y la eficiencia organizativas. A este respecto, escasean los razonamientos convenientemente contrastados e incluso existen puntos de vista divergentes (Vera y Crossan, 2000), todo lo cual, no hace sino incrementar la dificultad asociada a la elucidación de estas cuestiones y prolongar la necesidad de investigación en este área. En especial, para que este campo de estudio avance, es necesaria la incorporación de un sólido trabajo empírico, aspecto que, aún hoy, todavía está en fase de incipiente desarrollo.

Ahora bien, la obtención regular de unos resultados superiores a partir del conocimiento no es algo que ocurra automáticamente, sino que exige la instauración de unas condiciones de ge stión adecuadas que estén orientadas tanto la reunión de conocimientos efectivos como a su movilización activa. Precisamente, el verdadero valor del conocimiento reside en su integración con las actuaciones y prácticas cotidianas de la organización, pero de tal forma que ésta sea capaz de prestar atención, más o menos consciente, al conjunto de factores, instrumentos o precondiciones que facilitan la generación, absorción, difusión y utilización del conocimiento en esa actividad cotidiana. Nos estamos refiriendo a los mecanismos que la organización debe contemplar a fin de asegurar la alineación óptima del conocimiento y de los procesos de aprendizaje y, de este modo, fortalecer la posición en el mercado de la organización, fundamentalmente basada en un flujo constante de productos y servicios renovados o mejorados. La literatura se ha referido a estos esfuerzos organizados como “ gestión del conocimiento”, concepto por el que se reconoce la importancia de gestionar los procesos y actividades asociados con el conocimiento. La gestión del conocimiento incorpora las actuaciones orientadas a identificar y procurar los criterios e instrumentos necesarios para aquellos empleados y profesionales de las organizaciones que se enfrentan a la difícil tarea de optimizar el control y gestión de su factor de producción más relevante.

A pesar de que la gestión del conocimiento se ha convertido en una de las principales cuestiones para los actuales directivos, es un concepto que se ha definido de formas múltiples, frecuentemente parciales o limitadas. Incluso se manejan diferentes significados y denominaciones para referirse a ello. Así por ejemplo, junto a la expresión gestión del conocimiento también se utilizan las denominaciones “ gestión de competencias”, “ gestión del capital intelectual” o “ gestión de activos intelectuales”, con las que frecuentemente se confunde, a pesar de que se trata de nociones diferentes. Con independencia de cómo lo queramos llamar, la gestión del conocimiento es un fenómeno que existe, hoy y siempre, y que consideramos trascendental para el reconocimiento y facilitación sistemáticos de las condiciones necesarias para la generación, acumulación y desarrollo del conocimiento como fuente de valor para la organización. Y es que, si bien todas las organizaciones aprenden

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(mejor o peor, formal o espontáneamente) para sobrevivir en el mercado, la probabilidad de que el aprendizaje tenga éxito será mayor si la organización consigue racionalizar su operativización, es decir, si consigue gestionar el conocimiento y los procesos de aprendizaje que lo hacen posible.

La atención suscitada por la gestión de conocimiento ha generado una constelación de descripciones y enfoques de análisis, pero tampoco existe conformidad en cuanto a su alcance y contenido, llegando incluso a producirse, en cierto modo, contradicciones. Algunos autores representan la gestión del conocimiento como el conjunto de procesos y prácticas sistematizados y estructurados que permiten adquirir, organizar y comunicar la información y el conocimiento a los empleados de una organización, de tal forma que éstos puedan utilizarlo haciendo más efectivo y más productivo su trabajo. Otros autores, reconocen que la gestión del conocimiento está relacionada con los facilitadores de índole cultural, interpersonal o experimental, que estimulan el desarrollo del conocimiento y su impacto en el rendimiento. En cualquier caso, el aspecto central de la gestión del conocimiento es el de encontrar las mejores formas de cultivar, nutrir y aplicar el conocimiento en los diferentes niveles en los que está presente dentro de la organización, bien sea en el individuo, en los grupos o en la propia organización. En otras palabras, la gestión del conocimiento debe asegurar la disponibilidad del conocimiento necesario para las personas correctas, en el momento oportuno y en el lugar adecuado, ayudando a los miembros de la organización a compartir y poner en acción el conocimiento en formas que conduzcan a mejorar el rendimiento organizativo. Por tanto, si bien el conocimiento por si mismo no necesariamente conduce a mejores resultados, la gestión del conocimiento modera y facilita esta asociación entre el conocimiento y los resultados, transformando el conocimiento en una fuente efectiva de ventajas y de logros sostenibles (Vera y Crossan, 2000).

Sobre la base de las ideas presentadas, el objeto de este estudio es intentar mejorar la comprensión de la importancia que tienen el conocimiento y la capacidad de aprendizaje de cualquier organización para preservar su posición de mercado y alcanzar un estado de mejora continuado. A este respecto, en esta tesis desarrollamos un marco de aprendizaje en la organización y lo relacionamos con el conjunto de los elementos de gestión, tanto técnicos y estructurales como aquellos vinculados al comportamiento humano, que son necesarios para buscar regularidades, y cuyo gobierno facilita el que el conocimiento y sus procesos relacionados se conviertan en una fuente de éxito para la organización. Por tanto, esta tesis establece y valida un conjunto de relaciones que, amparadas en la ordenación del sistema de aprendizaje organizativo que se propone, determinan tanto el papel catalizador de los

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condicionantes de la capacidad de aprendizaje del sistema como su impacto sobre los resultados de la organización.

Con este objetivo, estructuraremos esta tesis en dos partes diferenciadas. La primera parte la dedicaremos a construir el marco conceptual que nos permita desarrollar una mayor comprensión del concepto de conocimiento y del funcionamiento de los sistemas de aprendizaje organizativos, discerniendo cómo el aprendizaje ocurre en los niveles individual, grupal y organizativo, así como cuales son las dimensiones del conocimiento que los configuran. Asimismo, nos detendremos en la gestión del conocimiento, y trataremos de determinar cuáles son los facilitadores fundamentales de la capacidad de aprendizaje en la organización, incidiendo en la necesidad de diferenciar cuales de esos factores están relacionados con los procesos de trabajo y aspectos técnicos de la organización, y cuáles están vinculados con el potencial personal o social de los miembros del sistema. Se trata, pues, de determinar qué factores pueden ser gestionados por las organizaciones a fin de facilitar el que los activos de conocimiento y sus procesos relacionados se traduzcan en el logro efectivo de los objetivos de la misma (un impacto positivo sobre los resultados de la organización). La segunda parte, la dedicaremos a exponer la metodología de análisis y los resultados obtenidos de la contrastación empírica de las relaciones propuestas. A modo de cierre, ofreceremos las conclusiones fundamentales extraídas de nuestro trabajo, así como sus limitaciones esenciales y las futuras líneas de investigación asociadas a la nuestra.

A un mayor nivel de detalle, nuestra forma de proceder es la siguiente: En el capítulo 1 se estudia a las organizaciones como sistemas de aprendizaje dotados de unos conocimientos esenciales para el establecimiento de ventajas competitivas permanentes. Dichos conocimientos pueden ser contemplados como un stock de expectativas o disposiciones para actuar de formas concretas, condicionadas por las percepciones que se reciben del exterior. Desde esta postura, toda organización es un sistema de aprendizaje abierto en el que las percepciones del entorno son el principal desencadenante de los procesos de aprendizaje por los que se producen cambios en los stocks de conocimiento, con objeto de refinarlos y adaptarlos a las necesidades de la organización. En este sentido, es imprescindible reconocer la naturaleza multinivel de dicho sistema dado que, si bien las organizaciones aprenden por medio de sus individuos, el conocimiento también existe en niveles colectivos como los grupos y la propia organización. Así, en la medida en que el entorno evoluciona, debe producirse una evolución paralela de los conocimientos por medio del aprendizaje individual, de grupo u organizativo, esto es, por medio de la interacción dinámica entre los stocks de cocimientos existentes en los distintos niveles y los flujos de conocimiento que hacen posible su exploración y su explotación. En conformidad con estas

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apreciaciones, la capacidad de aprendizaje de una organización estará determinada por el potencial utilizar su estructura de conocimiento y para mantenerla en un estado de continua evolución por medio de la renovación de esos conocimientos.

En el capítulo 2 nos detendremos en el estudio concreto de la gestión del conocimiento, entendida como la forma en la que se ge stionan los stocks y los flujos de conocimiento inmersos en el sistema, de manera que constituyan una fuente de valor. La gestión del conocimiento requiere un esfuerzo materializado en la introducción de criterios para decidir cuál es el conocimiento relevante para la organización y en la gestión de aquellos factores que faciliten los procesos de aprendizaje para la exploración y la explotación del conocimiento. La elucidación de esos factores no es fácil, máxime si consideramos la pluralidad imperante en las investigaciones realizadas al respecto y la frecuencia con que la cuestión ha sido tratada de forma confusa o simplificada. Pese a todo, y a nuestro juicio, las mejores señales podemos obtenerlas del debate abierto entre quienes consideran que la capacidad de aprendizaje está supeditada a la presencia de un conjunto de factores de naturaleza técnica y estructural, los que sostienen que está condicionada por factores de comportamiento personales y sociales, o los que defienden la necesaria agregación de ambos tipos de factores. Con el propósito de entender este desconcierto, profundizaremos en el significado de la gestión del conocimiento y distinguiremos los aspectos asociados a cada uno de los enfoques desde los que ha sido ilustrada, abogando por su conciliación con objeto de lograr un modelo integral de gestión del conocimiento para la organización.

Así, el fin del capítulo 3 es el de construir y proponer un modelo de gestión del conocimiento que, desde una perspectiva integradora de gestión, analice los factores que influyen en la idoneidad de la interacción dinámica entre los conocimientos y los procesos de aprendizaje –stocks y flujos de conocimiento- y que determinan los resultados alcanzados por la organización. Tras presentar un esquema general del modelo planteado, nos detendremos en la descripción de cada uno de sus componentes: los facilitadores esenciales de la capacidad de aprendizaje de la organización, la valoración de los componentes de dicha capacidad y la valoración del impacto obtenido sobre los resultados de la organización. T erminaremos este capítulo relacionando todos estos elementos y formulando las hipótesis que presiden los procesos de contrastación representado por el trabajo empírico desarrollado.

La segunda parte, la dedicamos a la exposición de los resultados del trabajo de campo, que iniciaremos en el capítulo 4 presentado los datos técnicos de la investigación –procesos de selección de muestras y descripción de cuestionarios elaborados para la obtención de

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información- así como la metodología que se ha aplicado en el tratamiento y el análisis empírico de la información obtenida. Concretamente, plantearemos un modelo de ecuaciones estructurales que nos permita explicar las relaciones de dependencia que son el núcleo de nuestra investigación.

Tras presentar el programa de trabajo, en el capítulo 5 procederemos a exponer los resultados obtenidos a partir de los datos conseguidos de la encuesta postal realizada sobre una población de empresas seleccionadas en el ámbito nacional. Su interés es doble. Además de permitirnos la contrastación general de las hipótesis formuladas y la comprobación de las recomendaciones tradicionalmente establecidas por la literatura, sirven de base para la obtención de guías de actuación que ayuden a la dirección a desarrollar la gestión del conocimiento de su organización.

Finalmente, señalaremos las conclusiones más importantes de cada una de las partes del trabajo realizado, poniendo un especial énfasis en el papel que desempeña la gestión del conocimiento en el desarrollo de la capacidad de aprendizaje de una organización y en la consecución de unos resultados, tanto económicos como de otra índole. A modo de discusión, también recogeremos las implicaciones que para la dirección de la organización se deducen del estudio y, para terminar, presentaremos las limitaciones del estudio y las futuras líneas de investigación.

En este punto, sólo nos queda iniciar el camino propuesto, conscientes de sus dificultades aunque, al mismo tiempo, sabiendo que vale la pena aportar algo de luz al conocimiento de fenómenos de la organización que aún están por descubrir. Indudablemente, nuestro estudio reunirá un contenido explicativo al que indudablemente subyace todavía un buen número de cuestiones de investigación. No obstante, el contraste de hipótesis permitirá la extracción de ciertas conclusiones que, en último término, pueden formularse como inferencias del comportamiento de las unidades objeto de estudio.

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PARTE I MARCO CONCEPTUAL

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CAPÍTULO 1 LA CAPACIDAD DE APRENDIZAJE EN LA ORGANI ZACIÓN

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1.1. INTRO DUCCIÓ N La proliferación de entornos frecuentemente complejos e impredecibles, sometidos a un estado de cambio permanente, acelerado e interdependiente, requiere que las organizaciones, como si de organismos vivos se tratasen, se adapten para sobrevivir. Éstas deben ser ágiles, capaces de cuestionar su pasado y de hacer las cosas de forma diferenciada y, para ello, el conocimiento es la clave para mantener la actitud abierta hacia el cambio y hacia una mejora constante. T al y como afirma Nonaka (1991): “En una economía donde lo único cierto es la inestabilidad, el conocimiento es una fuente segura de ventaja competitiva sostenible. Cuando los mercados cambian, las tecnologías proliferan, los competidores se multiplican y los productos pronto quedan obsoletos, las compañías con éxito son aquéllas que crean nuevos conocimientos, los difunden rápidamente por toda la organización, y los aplican a nuevas tecnologías y productos”. Evidentemente pues, las organizaciones no pueden confiar exclusivamente en el mantenimiento de sus conocimientos y habilidades actuales, sino que deben ser capaces de desarrollar y aplicar nuevos conocimientos, completando y conservando la capacidad de ajuste de sus características internas –productos, servicios, procesos productivos- a las transformaciones del entorno. Todo ello es el fundamento para la obtención de unos resultados superiores (Leonard-Barton, 1995).

Verdaderamente, resulta interesante observar que, en los últimos tiempos, se está generando una dinámica orientada a fomentar la capacidad de aprendizaje en la organización como uno de los elementos críticos para mantener a la organización en un estado de desarrollo y evolución permanentes. De hecho, la experiencia muestra claramente cómo aquellas organizaciones que no han desarrollado una capacidad de aprendizaje han visto reducida su capacidad competitiva. Incluso se ha reconocido que el aprendizaje es un comportamiento inherente a toda organización, destinado a mejorar su capacidad de adaptación y anticipación a las exigencias del entorno (Duncan y Weiss, 1979; Nevis, DiBella y Gould, 1995), así como a dotarla de una idiosincrasia propia y difícil de imitar fuera de su contexto.

En conformidad, emprenderemos la comprobación de que toda organización actúa como un sistema de aprendizaje en contacto permanente con el entorno y examinaremos cómo se motiva el desarrollo de la capacidad de aprendizaje de la organización. Asimismo, distinguiremos cada una de las dimensiones del conocimiento que configuran dicho sistema, gracias a las cuales tienen lugar la convivencia del conocimiento y el aprendizaje. Se guidamente, apreciaremos el dinamismo que caracteriza al sistema, y que es propiciado por la evolución continua que experimentan los conocimientos en y entre los distintos

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niveles de aprendizaje reconocidos en ese sistema. T odo ello nos dará una visión suficientemente completa del funcionamiento de la organización como sistema de aprendizaje, constituyendo una base que nos permite explicar el modelo de gestión de conocimiento en la organización que es propuesto en esta tesis.

1.2. LA O RGANIZACIÓ N CO MO UN SISTEMA DE APRENDIZAJ E Toda organización puede ser considerada como un sistema de acciones deliberadas, comprometido con un proceso de transformación y dirigido a la producción de determinados resultados en su entorno de actividad. Desde una perspectiva de la organización como sistema, su efectividad estará condicionada a la idoneidad de sus elecciones estratégicas a largo plazo, a la elección de sus procesos de transformación y a la adecuada coordinación de los mismos (Duncan y Weiss, 1979; Shrivastava, 1983). Estas decisiones adoptadas en la organización están fundamentadas en el conocimiento previo de la relación entre las acciones de la organización y sus resultados, así como en el de las condiciones bajo las que tiene lugar esa relación, de manera que la efectividad de la organización está determinada por la calidad y singularidad de esos conocimientos. De acuerdo con ello, el conjunto de saberes y conocimientos que se desarrollan en la organización son un elemento crítico para el despliegue coordinado de sus otros activos y capacidades (Cuervo, 1999b), de tal forma que, globalmente, ayuden a la consecución de los objetivos y metas competitivas de la organización. Esencialmente, el conocimiento constituye la principal fuerza de progreso de una organización y el condicionante fundamental de su trayectoria evolutiva (Kogut y Zander, 1992; Nonaka, 1994; Leonard Barton, 1995; Grant, 1996a; Spender, 1996; Davenport y Prusak, 1998; Teece, 1998; Montes Peón, Pérez López y Vázquez Ordás, 2002; entre otros). Nos encontramos, por tanto, ante un activo esencial que es inherente al éxito de la organización, por lo que el punto de mira a la hora de explicar las diferencias de rendimiento entre organizaciones debe dirigirse hacia el conocimiento.

1.2.1. El conce pto de conocimiento Ahora bien, ¿qué podemos entender por conocimiento?. Obtener una respuesta absoluta y universal para esta pregunta no es sencillo, si tenemos en cuenta que el conocimiento, en el contexto organizativo, ha sido definido y analizado en incontables ocasiones. El conocimiento podría ser descrito, simplemente, como aquello que los individuos o la organización necesitan para operar de forma eficiente y efectiva. No obstante,

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esta descripción es notablemente limitada si tenemos en cuenta la riqueza del conocimiento y las muchas formas en que puede ser utilizado. De forma más puntual, el conocimiento es aceptadamente conceptuado como un conjunto de creencias externamente justificadas, basadas en modelos formales, generales y establecidos acerca de las relaciones causales entre fenómenos y de las condiciones que afectan a esas relaciones (Nonaka, 1994). Equilibrando esta posición, el conocimiento puede ser contemplado como un acto de creación o construcción creativo, no universal y dependiente de la percepción humana de la realidad (Von Krogh, 1998). El conocimiento también ha sido definido como la capacidad para resolver un determinado conjunto de problemas con una efectividad determinada (Muñoz Seca y Riverola, 1997). Dicha capacidad se fundamenta en una combinación de significados, valores, datos, informaciones1 o experiencias enmarcadas en un contexto, y por los que se configura un marco para evaluar los problemas, identificar múltiples soluciones, elegir la mejor opción e incorporar nuevas experiencias como resultado del proceso de resolución (Lyles y Schwenk, 1992; Davenport y Prusak, 1998). Además, para entender lo que significa el conocimiento, no podemos dejar de mencionar la proposición de Polanyi (1962), según la cual "es posible saber mucho más de lo que se pue de expresar". Con esta afirmación, el autor introduce un aspecto fundamental del conocimiento, que es la distinción entre los conocimientos tácitos y explícitos. Esta distinción hace referencia al grado de articulación del conocimiento, si bien ambos tipos de conocimiento son imprescindibles y mutuamente complementarios. El conocimiento tácito – también denominado implícito- es todo aquel que no puede ser articulado de una forma completa y significativa. Dentro de este tipo de conocimiento se han llegado incluso a distinguir dos modalidades (Quinn, Anderson y Finkelstein, 1995; Alavi y Leidner, 2001): una primera modalidad técnica, relativa a las habilidades y destrezas individuales y colectivas, aplicables en contextos específicos y difíciles de comunicar, y en segundo lugar, una modalidad cognitiva, consistente en creencias, ideales, valores y, en definitiva, relativa a las actitudes personales. Por su parte, el conocimiento explícito es un conocimiento consciente, que puede ser expresado o comunicado con precisión por medio del lenguaje u otros símbolos, por lo que se trata de un conocimiento mucho más impersonal, formalizado o sistematizado y que, en consecuencia, es mucho más fácil de transmitir y de almacenar en

1

A menudo, el conocimiento es definido en términos de su relación con los datos y la información. Y si bien los

conceptos de datos, información y conocimientos son diferentes, las singularidades de cada uno de ellos no siempre han sido respetadas por la literatura, que frecuentemente los confunde o los utiliza intercambiablemente. P ara entender con claridad la diferencia entre estos conceptos, véanse las consideraciones de autores como Davenport y P rusak (1998), Brooking (1999), Blumentritt y Johnston (1999) , Bhatt (2001) o Boisot (2002).

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libros, documentos, bases de datos, etc. (Hedlund, 1994; Nonaka, 1994; Spender, 1996; T eece, 1998). T anto si el conocimiento es tácito, como si es explícito, su valor será mayor si va acompañado de la experiencia. De hecho, la experiencia es una parte del conocimiento.

Pues bien, realizando una síntesis de todas estas interpretaciones, inferimos una definición propia, conforme a la cual el conocimiento "es el conjunto de imágenes, creencias, significados o experiencias que mejoran la capacidad de entendimiento2 y que determinan la habilidad para la ejecución de tareas, la resolución de problemas y la adopción de decisiones". De esta definición se deduce que la noción de conocimiento es enormemente amplia y compleja. Dicha noción abarca todos aquellos aspectos del conocimiento – reflexiones, comportamientos, experiencias, proposiciones y creencias, etc.-, tácitos y explícitos, que están disponibles para los individuos y para las organizaciones de las que forman parte, y que son relevantes para alcanzar el entendimiento de su entorno de decisión, a elegir e implantar las alternativas de acción más adecuadas en ese entorno y a asimilar los resultados que provocan tales acciones.

Ahora bien, aun siendo indudable que toda organización necesita poseer o contener un conjunto determinado de conocimientos que la distinga de sus competidores (Cuervo, 1993, 1999b; Muñoz Seca y Riverola, 1997), en realidad, saber supone ser capaz de tomar parte en los procesos que hacen del conocimiento algo significativo. Y en un entorno caracterizado por su dinamismo y su complejidad, la relevancia del conocimiento no reside únicamente en su posesión, sino que las habilida des para desarrollarlo, transformarlo y utilizarlo con objeto de alcanzar un estado de ajuste ininterrumpido con ese entorno también resultan esenciales (Grant, 1996a, 1997). Estas habilidades no son sino el resultado del aprendizaje que se desarrolla en el seno de la organización y, por ello, el aprendizaje puede y debe ser considerado como una capacidad organizativa crítica para sostener, de forma permanente, la consistencia entre las exigencias del entorno y los activos de conocimiento. Así, el desarrollo del aprendizaje en el sistema organizativo es un requisito para la aceptación e institucionalización del cambio y, consecuentemente, para la idoneidad de las decisiones y las elecciones que se adoptan en la organización con el fin de posicionarse en el mercado.

2

Al hablar de capacidad de entendimiento, nos estamos refiriendo a la capacidad para elaborar unas pautas de

comprensión o construcción de imágenes mentales sobre como funciona el mundo. El individuo mira el mundo a través de las pautas que él crea y trata de hacerlas coherentes con las realidades de que se compone dicho mundo.

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1.2.2. El conce pto de aprendiz aje Como ya ocurriera con el concepto de conocimiento, no existe una única explicación ni de lo que es el aprendizaje ni de cómo se desarrolla dentro de la organización (Fiol y Lyles, 1985; Huber, 1991; Weick, 1991; DiBella y Nevis, 1998; Vera y Crossan, 2000). La mayor parte de los estudios e investigaciones enfocados hacia esta cuestión definen el aprendizaje por sus efectos, reconociendo que "es una condición para el cambio sostenido en el estado del conocimiento de un individuo o de una organización", cambio que se refiere tanto a las cualida des del conocimiento que se posee, como al grado de maestría con el que se sabe y se puede actuar sobre lo que sabe. Se trata, ciertamente, de una concepción que engloba los componentes cognitivos y de comportamiento vinculados al conocimiento (Argyris y Schön, 1978; Duncan y Weiss, 1979; Fiol y Lyles, 1985; Garvin, 1993; Senge, 1990; Walsh y Ungson, 1991; Crossan, Lane y White, 1999; Rant, 2001; entre otros), según la cual el aprendizaje en la organización representa la transformación tanto del modo de pensar las cosas -aspectos cognitivos del conocimiento-, como del modo de hacer las cosas aspectos relacionados con el comportamiento-. Consecuentemente, el resultado inmediato debe ser un conocimiento nuevo o mejorado, siendo el punto central del aprendizaje establecer una experimentación reactiva basada en la prueba y el error y, al mismo tiempo, hacer posible una resolución de problemas con carácter anticipativo3 .

En efecto, por medio del aprendizaje la organización alcanza un estado de ajuste con las condiciones del entorno, bien sea como resultado de los procesos de feedback o evaluación de la información sobre los errores pasados de la organización, o bien gracias a la respuesta aportada a las acciones e iniciativas de la organización (Argyris y Schön, 1978; Duncan y Weiss, 1979; Fiol y Lyles, 1985; Levitt y March, 1988; Senge, 1990). Consiguientemente, el aprendizaje puede ser concebido como un proceso iterativo, tanto de adaptación como de manipulación de las demandas de un entorno creciente en actividad y variedad (Hedberg, 1981), en el que el conocimiento es el resultado de ese aprendizaje (Kogut y Zander, 1992; Miller, 1996; Alle, 1997; Vera y Crossan, 2000), de tal forma que el saber hacer de una organización en el mercado emana de su capacidad para el aprendizaje4 .

3

Ciertamente, las organizaciones deben tener el potencial suficiente para aprender y adaptar su conocimiento a

los cambios del entorno. P ero al mismo tiempo, un aspecto clave del aprendizaje es el de hacer posible la anticipación al cambio, pudiendo incluso llegar a intervenir activamente en el entorno con objeto de hacer del cambio algo tan favorable a la organización como sea posible (Denton, 1998). 4

No obstante, no debemos olvidar que existen limitaciones que pueden hacer del aprendizaje algo negativo, que

constituya un obstáculo para la renovación o la mejora del conocimiento. Tal es el caso del “ aprendizaje miope”

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De todo ello inmediatamente se deduce que todas las organizaciones deben comprometer una parte de sus recursos en el aprendizaje como parte de su desarrollo (Nevis et al., 1995). Aquellas organizaciones incapaces de hacer del aprendizaje una cualidad esencial, sencillamente, tienden a desaparecer. De este modo, lo lógico es considerar que el aprendizaje en la organización constituye un comportamiento sistemático (Duncan y Weiss, 1979) e inmanente a la misma. No es una elección, sino algo que forma parte de la definición de las organizaciones como sistemas vivos (Nicolini y Meznar, 1995; Alle, 1997). Así lo han reconocido numerosos autores (Levitt y March, 1988; Leonard Barton, 1993, 1995; Mezias y Glynn, 1993; Nevis et al., 1995; DiBella, Nevis y Gould, 1996a; T soukas, 1996; Appelbaum y Reichart, 1997; Beveridge et al., 1997; Schwandt, 1997; DiBella y Nevis, 1998; Klimecki y Lassleben, 1998; Van der Krogt, 1998; entre otros), para quienes las organizaciones se comportan como sistemas de aprendizaje desarrollados espontáneamente en un determinado contexto. A decir verdad, el aprendizaje puede ser contemplado como una cualidad intrínseca de cualquier sistema organizativo, así como el principal conductor de otras capacidades que igualmente condicionan la efectividad organizativa. Cuanto mayor sea la capacidad de aprendizaje del sistema, mayor será la probabilidad de alcanzar y mantener la competitividad y el éxito en un entorno cambiante.

Recogiendo las argumentaciones previas, es posible contemplar a la organización como un sistema de aprendizaje dotado de una cartera o estructura de conocimientos que evoluciona

constantemente

por

medio

del aprendizaje,

como

respuesta

a

las

transformaciones del entorno que se producen en cada situación concreta. Así pues, es perfectamente posible atribuir al conocimiento las propiedades de un objeto estático que se puede almacenar, manipular, organizar, recuperar e incluso, medir en cierto grado (Alle, 1997; Zack, 1999b) y, al mismo tiempo, el conocimiento es un concepto dinámico que debe ser preferentemente descrito como "el proceso de conocer" (Polyani, 1962) y, por ende, de actuar dentro de la organización (Nonaka, 1999). Concretamente, el conocimiento es el objeto inicial y resultante de los procesos de aprendizaje, por lo que el vínculo existente entre el conocimiento y la acción es posible gracias al aprendizaje5 (Bontis, 1999a).

(Levinthal y March, 1993), o de aquellas formas de aprendizaje fácilmente destructibles (March y Olsen, 1988), que evolucionan en forma de trampas de competencia (Levitt y March, 1988) o que pueden llevar por el camino de la superstición (Lave y March, 1975). 5

No obstante, como sabemos, los cambios en el conocimiento no necesariamente conducen a cambios en la

acción.

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En conformidad, para describir el funcionamiento de los sistemas de aprendizaje es conveniente considerar la diferenciación explícita de los aspectos estáticos y dinámicos que subyacen al sistema. Para representar de forma simbólica esta disociación entre las características estáticas y dinámicas del conocimiento y del aprendizaje ha sido frecuente la utilización de dos conceptos fundamentales (Vera y Crossan, 2000): los stocks y los flujos de conocimiento.

1.2.3. Dimensiones estática y dinámica del sistema de aprendizaje: stocks y flujos No son pocos los autores (Hedlund y Nonaka, 1993; Appleyard, 1996; Decarolis y Deeds, 1999; Sánchez y Heene, 1997; Stewart, 1997; Nieto Antolín, 2001; entre otros) que han advertido que los sistemas de aprendizaje inmersos en la organización son el resultado de la interacción dinámica entre dos dimensiones fundamentales: los stocks y los flujos de conocimiento, proponiendo que el conocimiento evoluciona por medio de la interacción compleja de numerosos flujos de conocimiento, los cuales elaboran, sostienen o contradicen los actuales stocks de conocimiento que forman parte de la organización.

La existencia de un stock de conocimientos se refiere a la presencia de una estructura de conocimientos (Lyles y Schwenk, 1992; Walsh, 1995) pertenecientes a la organización y a sus agentes de conocimiento particulares. Incluye, por tanto, la cartera de conocimientos que forman parte tanto de depósitos humanos como no humanos dentro de la organización6 . Sin embargo, como bien señalan Dierickx y Cool (1989), para optimizar los activos de conocimiento de forma efectiva, no basta con reconocer el valor potencial de los stocks de conocimiento presentes en la organización, sino también los procesos por los que el conocimiento fluye dentro y fuera de los límites de la organización. Así pues, los stocks de conocimiento constituyen la materia prima del sistema de aprendizaje cuando éste activa los flujos de conocimiento generadores, productivos o expansivos y que, en sincronización conjunta, hacen posible los procesos de transmisión y transformación por los que se desarrollan los activos de conocimiento7 (Wikström y Normann, 1994). Estos flujos de 6

En este sentido, Sanchez y Heene (1997) reconocen que toda organización es un sistema en el que el

conocimiento, propiamente dicho, está representado tanto por el stock de creencias y experiencias almacenadas en la mente de los miembros de la organización, como por el stock de conocimiento institucionalizado en los productos, sistemas y estructuras organizativos. 7

La transmisión y la transformación del conocimiento son conceptos referidos a la forma en que el conocimiento

fluye y evoluciona dentro del sistema de aprendizaje, haciendo posible su adecuación a los requerimientos actuales o potenciales del entorno.

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conocimiento son representativos del aprendizaje y, por lo tanto, incorporan cambios tanto cognitivos como de comportamiento y proporcionan el medio para entender cómo el stock de conocimientos del sistema evoluciona a lo largo del tiempo, aumentando su variedad o su adaptabilidad (Von Krog y Vicari, 1993).

Cohen y Levinthal (1990) sugieren que los stocks y los flujos de conocimiento están interrelacionados debido a que las organizaciones que tienen una mayor capacidad para captar conocimiento también tendrán una mayor propensión a utilizarlo y a permitir que circule. La figura 1.1 proporciona una descripción gráfica de cómo la capacidad de aprendizaje en el sistema se basa en la existencia de un ciclo continuo en el que los stocks y los flujos de conocimiento se refuerzan mutuamente, de tal forma que, para crear una cartera de stocks de conocimiento potente y que trabaje para la organización, es necesario perfeccionar los procesos por los que el conocimiento fluye y controlar su reproducción por cualquier compañía competidora (Sanchez y Heene, 1997).

Figura 1.1: El sistema de aprendizaje organizativo Stock α

Flujo αβ

Stock β

Objeto de Conocimiento

Proceso de Aprendizaje

Objeto de Conocimiento

Cartera de conocimiento 1

Evolución

Cartera de conocimiento 2

Capacidad de aprendizaje organizativa Fuente: Adaptado de Bontis (1999a)

Parece, pues, que podemos considerar que todo sistema de aprendizaje organizativo abarca necesariamente estos dos componentes o dimensiones del conocimiento que, siendo distintas, están relacionadas de tal forma que el sistema toma al conocimiento (en sentido amplio) como input y genera nuevo conocimiento, haciendo posible la adaptación, la ampliación y la profundización en el mismo8 (Van der Speck y Spijkervert, 1997; Holthouse, 8

Una limitación de la metáfora stocks-flujos de conocimiento surge de la utilización de la analogía con los

sistemas de producción. El conocimiento en el sistema de aprendizaje no es exactamente lo mismo que las materias primas en un proceso de producción, puesto que si bien cabe esperar que casi todos las materias primas

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1998; Cuervo, 1999a; Bhatt, 2001). En otras palabras, el desarrollo del conocimiento y, por ende, de la capacidad de aprendizaje de la organización depende de la base de conocimientos y de la intensidad del aprendizaje en la organización.

Ahora bien, una vez que conocemos los pilares básicos que afianzan la capacidad de aprendizaje de la organización, resulta fundamental adentrarse en un análisis más profundo de los aspectos que configuran su desarrollo. Visto que en toda organización la capacidad de aprendizaje no es sino una exigencia para adaptarse o anticiparse a las transformaciones del entorno, desde nuestro punto de vista, para profundizar en la comprensión de su desarrollo, un paso ineludible es el de entender el alcance de la dependencia entre el sistema de aprendizaje y el entorno, y el de profundizar en la dinámica interna de su funcionamiento que, en función de esa dependencia, configura el desarrollo de la capacidad de aprendizaje. Esta observación nos conduce a plantear, a continuación, la relación que existe entre el entorno, los stocks de conocimiento contenidos en el interior del sistema y los flujos de aprendizaje que hacen posible su evolución constante.

1.3. LA O RGANIZACIÓ N CO MO UN SISTEMA DE APRENDIZAJ E ABIERTO Sa bido es que la organización es un sistema de aprendizaje que debe desarrollar su actividad en continua interacción con el entorno con el propósito de interpretarlo y de adecuarse a sus condiciones. La cuestión que esto suscita para comprender el funcionamiento de todo sistema de aprendizaje es la de considerar esta confrontación entre la organización y el entorno, y analizar su trascendencia en la dinámica de desarrollo de la capacidad de aprendizaje.

El proceso de adaptación entre la organización y el entorno comienza con la percepción e interpretación de los acontecimientos de dicho entorno por los miembros de la organización, y continúa con el desarrollo de unos stocks o estructuras de conocimientos por la que se confiera a la organización un entendimiento o significado común de esa realidad. Estos stocks de conocimiento incorporan las representaciones e imágenes mentales de la

adquiridas atraviesen el sistema de producción, no todo el conocimiento que se reúne en la organización trascenderá en el sistema de aprendizaje organizativo. En este sentido, la calidad y eficacia que se considere que puedan tener los conocimientos de los individuos son determinantes sobre su trascendencia o no hacia todo el sistema organizativo (Bontis, 1999a).

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realidad presentes en la organización9 , esto es, las pautas de comprensión que confieren una “visión del mundo” o capacidad de entendimiento, que es la base sobre la que se generan las diferentes alternativas de acción en la organización y sobre la que se seleccionan aquellas respuestas que se consideran más adecuadas a las condiciones del entorno.

Inherente a este planteamiento subyace la idea de que la capacidad de la organización para entender e interpretar la realidad no es absoluta, sino limitada (Daft y Lengel, 1986). Ciertamente, los actuales stocks de conocimiento influyen en la percepción y comprensión de la realidad, pero cuando las condiciones del entorno o de la propia organización cambian, frecuentemente resultan confusas o incomprensibles, lo que obedece a que esos stocks de conocimientos existentes son inadecuados. Es entonces cuando los stocks de conocimiento deberán ser transformados y desarrollados por medio de flujos de conocimiento, esto es, por medio del aprendizaje (Lyles y Schwenk, 1992; Gnyawali, 1997), lo que dará lugar al ajuste entre la organización y el entorno y, por lo tanto, a la permanencia en el mercado de la organización.

Este razonamiento es elucidado por Klimecki y Lassleben (1998), quienes consideran que, para alcanzar el ajuste organización-entorno por medio del aprendizaje, los stocks de conocimiento relevantes son aquellos que se refieren a las condiciones de la organización, a las de su entorno de actividad y a la correspondencia que existe entre las dos. Y considerando que la transformación del conocimiento es un proceso que consume tiempo, para observar y analizar el aprendizaje en el sistema sería necesario comparar el estado del conocimiento organizativo en al menos dos momentos de tiempo, presente (t0 ) y futuro (t 1), de manera que la diferencia en el estado del conocimiento entre uno y otro momento puede ser considerada como el resultado del aprendizaje en la organización en el periodo considerado (t0 - t 1 ). T al y como hemos dicho, en este proceso son determinantes las condiciones del entorno, las características internas de la organización y las interacciones entre unas y otras (Figura 1.2).

9

De hecho, algunos autores (Kim, 1993; Revilla, 1996) se han referido a ellas con la designación "modelos

mentales".

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Figura 1.2: Construcción de la re alidad implicada en el aprendizaje en la organización Organización t0

Entorno t0 Interacciones t0

Organización t1

Entorno ti Interacciones t1

Fuente: Klimecki y Lassleben (1998)

Al mismo tiempo, en el desarrollo de este proceso también son fundamentales las interacciones y relaciones de comunicación que mantienen entre sí los miembros de la organización en el sistema de aprendizaje. Concretamente, las comunicaciones relevantes serán precisamente aquellas referidas a las desviaciones que existen entre los requerimientos del futuro y el estado actual del negocio organizativo, esto es, entre la situación actual de los stocks de conocimientos y los stocks de conocimientos necesarios para competir en el futuro10 . Así pues, a menos que se produzca la percepción de esa falta de ajuste, por medio de la observación y de la comunicación de los "errores" (Argyris y Schön, 1978; Duncan y Weiss, 1979), “ desajustes” (Senge, 1990) o "brechas de conocimiento" (Zack, 1999a) existentes en cualquier punto del sistema, no habrá lugar para el aprendizaje dentro de la organización. La figura 1.3 constituye una representación de estos aspectos del funcionamiento del sistema de aprendizaje de la organización. En ella se reflejan tanto las percepciones y construcciones de la realidad por los miembros del sistema como las relaciones de intercambio que se producen entre ellos. La interacción con el entorno es necesaria para evitar la falta de información relevante y necesaria para percibir y comprender sus condiciones y reacciones ante la acción de la organización. Pero también es necesaria la agregación de las percepciones individuales, para lo cual debe contemplarse la interacción interna entre los distintos miembros del sistema, que permitirá alcanzar una interpretación común de las condiciones del entorno y, a partir de ello, plantear aquellas acciones que se consideren más oportunas11 .

10

Asumiendo que las comunicaciones pueden referirse tanto a los actuales como a los futuros desajustes entre el

entorno y la organización. 11

A partir de esa interpretación común, es posible abstraer las relaciones causa-efecto asociadas con

acontecimientos específicos, proporcionando un lenguaje común que hace factible el que las experiencias y discernimientos sean compartidos por los miembros de la organización.

30

A la luz de estos razonamientos y, a modo de síntesis, podemos inferir que las percepciones del entorno son el fundamento crítico de la necesidad del aprendizaje en la organización, y que la inadecuación de los conocimientos constituye la razón que induce el funcionamiento en el sistema de aprendizaje. El alcance de dicho funcionamiento del sistema y, por ende, la capacidad de aprendizaje de la organización, dependerá de su habilida d para crear, renovar o fortalecer la cartera interna de stocks de conocimientos por medio de flujos de información y conocimientos –internos o externos, tácitos o explícitos- desarrollados conforme a las exigencias del entorno. De acuerdo con ello, se nos revela como ineludible la contemplación y armonización de los dos dominios esenciales para el correcto funcionamiento del sistema de aprendizaje en la organización (Levitt y March, 1988; Garvin, 1993; Hedlund, 1994; Bierley y Hämäläinen, 1995; Leonard-Barton, 1995; Nevis et al., 1995; Nonaka y T akeuchi, 1995; Jordan y Jones, 1997; Liebowitz y Beckman, 1998; entre otros): el dominio externo del conocimiento y el dominio interno del conocimiento. Figura 1.3: Construcción de un significado común de la realidad en el sistema de aprendiz aje O t0

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Línea de información Comunicación desajustes actuales Comunicación desajustes anticipados

Fuente: Klimecki y Lassleben (1998)

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E= Entorno O= Organización I= Interacción

Efectivamente, el desarrollo interno de los conocimientos implica, inseparablemente, la conjunción de la información y los conocimientos existentes en estos dos ámbitos del conocimiento, interno y externo a la organización (Duncan y Weiss, 1979), siendo ambos interdependientes, mutuamente complementarios y necesariamente considerados de forma integrada para comprender la capacidad de aprendizaje de la organización12 . En este sentido, Cohen y Levinthal (1990) señalan que toda organización debe perfeccionar su cartera interna de stocks de conocimientos con objeto de desarrollar una “capacidad de absorción” que le permita valorar, integrar y adecuar el significado del conocimiento a sus necesidades de funcionamiento. El desarrollo de esta habilidad implica el perfeccionamiento y enriquecimiento del conocimiento interno por medio de los flujos de transmisión de conocimiento entre las distintas unidades que pertenecen a la organización. T odo ello condiciona la capacidad de la organización para asimilar y aplicar los conocimientos externos, determinando la efectividad de las interacciones con el dominio exterior. Pero al mismo tiempo, la cartera interna de stocks de conocimiento -y por ende la capacidad de absorción- puede ser notablemente mejorada por medio de la eficacia del aprendizaje del dominio externo13 , gracias a los conocimientos procedentes de los clientes, proveedores, competidores, publicaciones, instituciones y otras organizaciones pertenecientes a otros sectores de actividad (Bierley y Hämäläinen, 1995). Ello obedece a que estas fuentes de conocimiento representan diferentes marcos de referencia, y pueden enriquecer los puntos de vista y los conocimientos internos de la organización.

Por lo tanto, para aprender hay que mirar tanto dentro como fuera de la organización. Es más, la necesidad de complementar ambas fuentes de conocimiento es indiscutible para mantener la capacidad de aprendizaje, y si bien la importancia relativa de cada uno de los dos dominios puede ser diferente en cada organización (Bolton, 1993; Nevis et al. 1995; Bierley y Chakrabarty, 1996; DiBella et al. 1996a; Zack, 1999a), dependiendo de cuáles sean

12

Una situación intermedia a esta conjunción tiene lugar cuando el aprendizaje se produce por medio de algún

tipo de alianza estratégica o acuerdos de cooperación, en los que los participantes en el acuerdo, tanto internos como externos a la organización, colaboran activamente en los procesos de captación y transmisión de conocimiento. 13

El aprendizaje del dominio externo tiene lugar cuando la información y el conocimiento son obtenidos más

allá de los límites de la organización, por medio de la adquisición o la imitación, y después es difundido dentro de la organización, por lo que el aprendizaje externo implica la creación de una extensa red de relaciones, tanto internas como externas (Cohen y Levinthal, 1990).

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sus circunstancias internas y las de su entorno de actividad14 (Bierley y Hämäläinen, 1995; Ribbens, 1997; Gnyawali y Stewart, 1999), también es cierto que la superioridad de alguno de uno de ellos puede ser fuente tanto de ventajas como de inconvenientes15 . Estas consideraciones resultan reveladoras en cuanto a que ponen de manifiesto que no existe una forma óptima de ordenar los procesos de aprendizaje en la organización y que, si bien todas las organizaciones aprenden, tanto en el dominio interno como externo, no todas necesitan hacerlo de la misma manera. Consecuentemente, una de las tareas más relevantes de cualquier organización es la de conformar sus procesos de aprendizaje identificando y asignando sus recursos hacia aquellos dominios de conocimiento que son los más idóneos para mejorar sus resultados en su contexto de actividad.

Una vez comprobado que los stocks de conocimiento existentes en la organización se fundamentan en la percepción de las señales del entorno, en su interpretación por los integrantes del sistema y en su integración, transformación y utilización mediante el desarrollo de numerosos flujos de conocimiento, procedemos a analizar con más detalle cual es la dinámica interna del conocimiento en el sistema. Así pues, y siguiendo con nuestro análisis del sistema de aprendizaje de la organización, en el siguiente apartado nos detendremos en la compleja dinámica de su funcionamiento interno.

14

Así por ejemplo, en las organizaciones innovadoras que operan en entornos inestables, la dependencia del

dominio externo tenderá a ser superior que en aquellas organizaciones que operan en entornos caracterizados por la madurez de su mercado. 15

Cuando el desarrollo de competencias está fundamentado en el desarrollo del conocimiento en el dominio

interno, mayor será la dificultad de imitación por los competidores (P rahalad y Hamel, 1990; Zack, 1999a), mayor será el control de la organización sobre el desarrollo de sus actividades y mejor será el entendimiento de sus conocimientos esenciales (Chesboruogh y Teece, 1996). Como contrapartida, este tipo de aprendizaje lleva implícito un elevado nivel de riesgo al implicar un elevado compromiso de recursos. P or otra parte, una mayor confianza en la adquisición de conocimientos externos conduce a una aceleración de los procesos de aprendizaje e incrementa la flexibilidad de la organización, todo lo cual resulta crítico en un contexto competitivo dinámico (Grant, 1996a; Teece, Pisano y Shuen, 1997). P ero la excesiva confianza en el aprendizaje del dominio externo puede destruir sus beneficios potenciales si consideramos, en primer lugar, que las barreras de aceptación de una nueva idea van a ser mucho mayores cuando esta idea proceda del exterior que cuando ha sido desarrollada internamente y, en segundo lugar, que la adecuada comprensión e interpretación de las ideas desarrolladas externamente generalmente exige más tiempo y esfuerzo, sobre todo en el caso de que los conocimientos externos deban ser combinados, por medio de patrones complejos, con los conocimientos internos existentes en la organización.

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1.4. LA O RGANIZACIÓ N CO MO UN SISTEMA DE APRENDIZAJ E DINÁMICO Se gún lo dicho, la dinámica que mantiene la organización con un entorno cambiante produce una corriente de flujos de conocimiento que deben desencadenar las transformaciones necesarias en los stocks de conocimiento presentes en la organización. El desarrollo de esa corriente de flujos de conocimiento sugiere que los sistemas de aprendizaje deben ser contemplados desde el punto de vista de su naturaleza dinámica, dilucidando cómo tiene lugar la secuencia de flujos que hacen posible la dinámica del conocimiento y que determina la evolución de los stocks.

1.4.1. La dinámica del conocimiento No son pocos los trabajos que contemplan aquellos procesos mediante los que el conocimiento fluye dentro de la organización, generándose nuevos stocks de conocimiento como resultado de los mismos (Hedlund y Nonaka, 1993; Hedlund, 1994; Davenport, Jarvepaa y Brees, 1997; Demarest, 1997; Liebowitz y Wilcox, 1997; Van der Speck y Spijkervert, 1997; Wiig, 1997c; Bueno Campos, 1998; Liebowitz y Beckman, 1998; Van Heijst, Van der Spek y Kruizingia, 1998; Bhatt, 2001; González Álvarez, Nieto Antolín y Muñoz Doyague, 2001; Grover y Davenport, 2001; entre otros). Realmente, existen numerosos dilemas nacidos de la necesidad de diferenciar los diferentes flujos que hacen posible la evolución dinámica del conocimiento, así como de la necesidad de dar forma y contenido a cada una de ellos. La identificación de un ciclo de evolución dinámica del conocimiento en la organización ofrece un punto de vista simplificado de la forma en que el conocimiento fluye dentro del sistema, pero nos permite descubrir cuáles son las principales modalidades de flujos de cambio asociados a los stocks de conocimiento dentro del sistema de aprendizaje que constituye toda la organización (Figura 1.4). El examen básico de estas modalidades nos conduce a reconocer, en primer lugar, a la generación de conocimiento como paso ineludible. Este nuevo conocimiento surge a partir de una combinación de estímulos internos o externos (González Álvarez et al., 2001), y podrá ser integrado, relacionado y organizado con los stocks de conocimiento existentes, esto es, deberá ser absorbido en el interior del sistema para hacer mayor su eficiencia16 . Así, este conocimiento estará disponible para su difusión y reproducción allá donde sea necesario, a fin de que tenga lugar su utilización, mediante su combinación y aplicación en la mejora de los procesos, 16

La integración y organización del conocimiento conduce a la eliminación de redundancias, a perfeccionar la

consistencia de las representaciones de la realidad, a sustituir el conocimiento que ha quedado obsoleto y es eliminado, etc..

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productos o servicios de la organización, y obtener así un valor que afiance su posición de mercado. En tanto, algún nuevo estímulo desencadenará la generación del conocimiento, con lo que el ciclo se repetiría. En definitiva, estamos insistiendo en que los stocks de conocimiento no son más que el producto del conjunto de flujos de conocimiento que provocan el aprendizaje dentro del sistema y cuyo desarrollo, por tanto, es necesario para establecer una estructura de conocimientos y para hacer de ella el soporte del éxito de la organización.

Figura 1.4: Ciclo de e volución dinámica del conocimiento en la organización

Generar conocimiento

Absorber conocimiento: • Integrar • Organizar

Difundir el conocimiento

Utilizar el conocimiento: • Combinar • Aplicar

Fuente: Adaptado de Wiig (1997c)

No obstante, el hecho de hablar del ciclo de evolución dinámica del conocimiento plantea una disyuntiva compleja, en tanto que el conocimiento puede adoptar múltiples trayectorias desde su fuente hasta su utilización, dependiendo de la naturaleza de esos conocimientos y de su valor para la organización. Por lo tanto, si bien el ciclo de evolución se describe como una secuencia de flujos particulares por los que el conocimiento circula de modo continuo, no podemos considerarlo como un proceso lineal, sino interactivo y recurrente. Idealmente, el inicio del ciclo comienza con la generación de conocimiento y, necesariamente, termina con su utilización efectiva. Pero para que esto tenga lugar, puede o no ser necesaria su previa absorción y su difusión dentro del sistema17 , ya que ni siquiera eso garantiza que el conocimiento sea utilizado en las actividades diarias de la organización18 . Eso sí, el éxito de la adaptación global del sistema organizativo exige que, en todo momento, esos y otros conocimientos de nueva creación sean factiblemente compartidos con los demás

17

Sirva como ejemplo el que el mismo individuo que genera un nuevo conocimiento lo aplique por sí mismo a su

objeto de trabajo. 18

La utilización del conocimiento resulta compleja–sobre todo en el caso de los conocimientos tácitos-, lo que

obedece a que, en ausencia de un conflicto de objetivos, la coordinación de esos conocimientos con las actividades organizativas no es algo que resulte trivial. Grant (1996a) puntualiza que los cuatro mecanismos principales para la utilización del conocimiento residen en las reglas y directivas de la organización, la secuenciación, las rutinas y la toma de decisiones y resolución de problemas en equipo.

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miembros del sistema, propiciando así su absorción y su difusión como etapas previas a su aplicación por agentes diferentes a quienes lo han generado. De hecho, y como tendremos ocasión de comprobar, una característica del conocimiento es que su valor aumenta cuando es compartido y asimilado en el interior del sistema, si bien, para que esto ocurra, lo lógico es que exista una razón para hacerlo.

Existen otros modelos teóricos que han emergido para delinear cual es el ciclo de vida del conocimiento en las organizaciones. Por ejemplo, Wikström y Norman (1994) proponen la existencia de procesos generativos (generación de conocimiento), procesos productivos (aplicación del conocimiento) y procesos representativos (difusión del conocimiento). Especialmente relevante es la propuesta de Nonaka y T akeuchi (1995), quienes ofrecen un modelo de creación del conocimiento en la organización, según el cual, el conocimiento fluye y evoluciona en un proceso de conversión dinámico de combinación entre el conocimiento tácito y el conocimiento explícito que está inmerso en el sistema. Esta conversión del conocimiento tiene lugar por medio de cuatro procesos que interactúan entre sí en una “ espiral” de conocimientos: la socialización, la exteriorización, la combinación y la interiorización. Concretamente, la socialización tiene su origen en el conocimiento tácito individual de los miembros de la organización, que trasciende a los demás por medio de la experiencia y de la interacción dinámica en el trabajo, y que posteriormente es hecho explícito y exteriorizado hasta ser parte integral de los grupos que componen los individuos. La combinación de estos conocimientos explícitos de grupo hacia formas más complejas o más dilatadas de conocimiento permite alcanzar un conocimiento tácito organizativo, que trasciende nuevamente hacia el individuo por medio de la interiorización, para así reproducirse nuevamente la espiral de conocimiento.

Indudablemente, existen similitudes entre esta teoría de Nonaka y T akeuchi (1995) y el ciclo de evolución dinámica del conocimiento adaptado de Wiig (1997c), pues ambos caracterizan la dinámica continua de generación, asimilación y utilización de conocimiento. De hecho, es evidente que una organización no puede generar conocimiento por sí misma, ya que la generación de conocimiento es posible gracias a los individuos y, en cierto grado, a los grupos de la organización. La absorción y difusión del conocimiento implican su trascendencia entre los distintos individuos y grupos hasta formar parte de la organización. Lógicamente, no es necesario que todo el mundo lo conozca todo, pero éstos son los flujos que hacen posible la extensión del conocimiento presente dentro de la organización. Por su parte, la utilización del conocimiento conlleva su combinación y puesta en práctica en la realización de tareas, procesos de decisión, resolución de problemas, etc., bien sea por un individuo, en el contexto de un grupo o en las actividades de la organización. En el

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desarrollo de este proceso, el conocimiento es interiorizado por los individuos que lo necesitan aunque, de un modo más indirecto, el conocimiento puede ser aplicado para su interiorización por los individuos, por medio de la formación y el entrenamiento para el trabajo.

En definitiva, la dinámica del conocimiento es el resultado de un proceso de intercambio entre los estímulos del entorno, los conocimientos que existen en el sistema y las acciones de sus integrantes, donde esos conocimientos y acciones son input y output de numerosos flujos de conversión y cambio en los conocimientos. La reflexión en torno a estas cuestiones nos permite desarrollar nuestra definición de la capacidad de aprendizaje de la organización y a entenderla como el potencial dinámico de creación, asimilación, difusión y utilización del conocimiento por medio de numerosos flujos de conocimiento que hacen posible la formación y evolución de los stocks de conocimiento que capacitan a las organizaciones y a sus agentes de conocimiento para actuar intencionadamente en entornos cambiantes. Ahora bien, después de considerar la dinámica del conocimiento en el sistema de aprendizaje, surge una cuestión fundamental en torno a los niveles en los que residen los conocimientos –stocks- y entre los que se producen los flujos de conversión y evolución de dichos stocks dentro de la organización. Esta cuestión nos lleva a detenernos, seguidamente, en los distintos niveles de aprendizaje reconocibles en la organización.

1.4.2. Los niveles de aprendiz aje Precisamente, uno de los aspectos en torno a los que existe un razonable grado de consenso dentro de la teoría del aprendizaje es que el aprendizaje en la organización es un proceso multinivel (Fiol y Lyles, 1985; Hedlund, 1994; Hedlund y Nonaka, 1993; Miner y Mezias, 1996; Marquardt, 1999; entre otros), de tal forma que, dentro del sistema, es posible distinguir diferentes portadores de stocks de conocimiento o agentes de conocimiento, organizados en tres niveles esenciales de aprendizaje19 : el individuo, el grupo y la 19

A pesar de que es frecuente en las investigaciones incluir entre los niveles de aprendizaje un cuarto nivel: el

interorganizativo (Kogut y Zander, 1992; Hedlund y Nonaka, 1993; Nonaka y Takeuchi, 1995; Miner y Mezias, 1996; Cuervo, 1999a), fundamentalmente centrado en el papel del aprendizaje en las alianzas, grupos estratégicos, joint ventures y relaciones entre organizaciones en general, nosotros no lo consideramos en nuestras explicaciones, dado que nuestra investigación se centra principalmente en el estudio la capacidad de aprendizaje de la organización individualmente considerada. Es decir, nuestra unidad de análisis se circunscribe al sistema de aprendizaje interno de la organización en su relación con el entorno, sin pretender abarcar las relaciones interorganizativas.

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organización (Argyris y Schön, 1978; Nonaka, 1994; Van Heijst et al., 1998; Ahmed, Lohn y Zairi, 1999; Moreno Luzón et al., 2000; Moreno-Luzón, Oltra, Balabastre y Vivas, 2001; entre otros). Esta declaración resulta consistente con la definición de organizaciones como "un acuerdo complejo entre individuos por medio del cual tiene lugar el aprendizaje" (Nevis et al., 1995).

Realmente, el planteamiento multinivel del aprendizaje en la organización proporciona el puente para entender la integración entre los stocks y la dinámica de los flujos de conocimiento partiendo de que, dentro del sistema de aprendizaje, es necesario apreciar tanto la existencia y correlación de aquellos stocks de conocimiento que residen en los individuos, como de aquellos que no dependen de ningún individuo en particular y que residen en los grupos o en la propia organización. Así pues, la cuestión que ahora se nos plantea es la de describir más detalladamente cada uno de estos niveles de aprendizaje, para posteriormente describir la forma en que se vinculan e interaccionan entre ellos (Figura 1.5). Figura 1.5: Los dife rentes nivele s de aprendizaje Interacción

INDIVIDUO

GRUPO

ORGANIZACIÓN

Interacción

A pesar de la reiterada y reconocida declaración de que el aprendizaje es, fundamentalmente, una facultad que ocurre dentro de la mente humana (Simon, 1991), y de que el individuo es prácticamente la única entidad con capacidad para crear conocimiento a partir de sus percepciones de la realidad (Hedlund y Nonaka, 1993; Kim, 1993; Hedlund, 1994; Revilla, 1996; entre otros), su condición de miembro de una organización motiva que no deba ser contemplado aisladamente, sino como elemento integrante de un sistema de aprendizaje mayor, en el que se generan diferentes relaciones más o menos estructuradas, y en el que los conocimientos, convertidos de tácitos a explícitos y viceversa, son compartidos mediante la interacción entre los distintos miembros del sistema hasta llegar a trascender a la propia organización (Nonaka y T akeuchi, 1995; Moreno Luzón et al., 2001). Como ya sabemos, en colectividad, la interpretación conjunta de las percepciones -stocks de conocimiento- individuales produce un enriquecimiento del que surge una imagen compartida de la realidad en la que se constituyen los stocks de conocimiento de los grupos, y de la construcción e interacción entre las múltiples perspectivas de los individuos y los

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grupos, tiene lugar la derivación de los stocks de conocimiento organizativos20 . De igual forma, el stock de conocimientos de cada individuo, en el contexto organizativo, estará influido por el de los demás miembros o por la propia organización. Los individuos no pueden ser eficientes hasta haber sido "adoctrinados" en la organización, esto es, hasta haber adquirido parte del conocimiento colectivo que subyace bajo "la forma en que son hechas las cosas en la organización" (March, 1991; Spender, 1996).

Conforme a estos razonamientos, procedemos a continuación a detenernos en el estudio de cada uno de los tres niveles de aprendizaje: el individuo, el grupo y la organización, con el propósito de esclarecer la importancia de cada uno de ellos en el desarrollo del conocimiento y, por ende, su trascendencia sobre la capacidad de aprendizaje de la organización.

1.4.2.1. El aprendizaje individual

Como hemos señalado, existe un elevado acuerdo en reconocer que las organizaciones no sólo disfrutan del conocimiento de sus individuos, sino que aprenden por medio de ellos (Argyris y Schön, 1978; Duncan y Weiss, 1979; Hedberg, 1981; Fiol y Lyles, 1985; Senge, 1990; Kim, 1993; Dogson, 1993; Nonaka, 1994; Revilla, 1996; Muñoz Seca y Riverola, 1997; Marquardt, 1999; entre otros). La creación de conocimientos es, en realidad, un mecanismo individualizado que depende de la capacidad de cada persona y de sus experiencias de aprendizaje pasadas. Por ello, las teorías de aprendizaje individual, explicativas del origen del conocimiento, son esenciales para la comprensión de cómo aprenden las organizaciones21 .

Los stocks de conocimiento individuales se componen de las perspectivas o imágenes mentales de cada persona sobre cómo funciona el mundo. Los individuos limitan sus formas de pensar y de actuar a esas imágenes, puesto que actúan como filtros a la hora de absorber nuevas experiencias, que son asimiladas y transformadas conforme a las experiencias pasadas (Senge, 1990). De acuerdo con ello, las percepciones actuales determinan el desarrollo de las nuevas percepciones del mundo, llegando a limitar la 20

El aprendizaje colectivo ocurre cuando os cambios en el stock de conocimientos de uno o varios agentes de la

organización desencadenan cambios coordinados en el stock de conocimientos que es sostenido por otros agentes o por la propia organización. Los cambios, por supuesto, no necesariamente se producen en la misma dirección. 21

P ara una revisión pormenorizada de los procesos de aprendizaje individual, véase Revilla (1996).

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comprensión de la realidad que circunda al individuo y, en definitiva, a condicionar su actuación. Más aún, se pueden diferenciar dos aspectos en los conocimientos que integran estos stocks o percepciones mentales: una parte implicada en el aprendizaje operativo o know-how (saber cómo se hacen las cosas), que se refiere al conocimiento de los procedimientos operativos que conforman la realización de una determinada tarea y recogen, en forma de rutinas, reglas o secuencias el modo de proceder hasta completarla. Y, por otra parte, el aprendizaje conceptual o know-why (saber por qué funciona), que representa el conocimiento de los principios que hacen que determinados procedimientos funcionen, y que permite una comprensión racional de dicho funcionamiento y de las relaciones e interacciones subyacentes al mismo. En realidad, ambos aspectos no son más que las modalidades técnica y cognitiva diferenciadas en los conocimientos tácitos, y a los que se incorporan los conocimientos explícitos.

Es algo aceptado que el aprendizaje individual se produce por medio de los procesos de generación y resolución de problemas (Jaikumar y Bohn, 1986; Hayes, Wheelwright y Clark, 1988; Nonaka, 1990; Pérez López, 1991; Muñoz Seca y Riverola, 1997; MorenoLuzón et al., 2001). Un problema puede definirse como una situación contingente en la que se percibe una diferencia entre lo que es y lo que debería ser (Revilla, 1996). Para aprender, el individuo debe reconocer esa situación contingente y estar determinado a superar las dificultades que implica. Así pues, la generación de un problema se produce con la intuición de una falta de adaptación entre la acción del individuo y la respuesta que recibe del entorno en el que actúa. Esta situación obedece a la falta de constatación en la realidad de las expectativas que se ha creado el individuo, lo que provoca el cuestionamiento de las formas tradicionales de actuar, e induce al planteamiento de nuevas actuaciones que originan los problemas como consecuencia de su implantación. La resolución del problema es el proceso encargado de utilizar el stock de conocimientos del individuo con el fin de eliminar esa situación percibida como desagradable, con lo cual, se produce un cambio en esos conocimientos y se genera aprendizaje, esto es, una modificación de la percepción de la realidad de la persona. Pero además hay que tener en cuenta que las ideas de mejora dependen directamente del volumen de stocks de conocimientos del individuo y que é ste se refuerza por medio de un mecanismo de realimentación del proceso de aprendizaje. Conforme a ello, la resolución de problemas propicia la aparición de nuevos conocimientos que, al pasar a engrosar la estructura de stocks inicial, modifican las reglas de decisión de los individuos22 . Por tanto, el resultado del aprendizaje es doble, de tal forma que, por un lado, 22

Tanto la generación como la resolución de problemas implican la aplicación del stock o estructura de

conocimientos del individuo y, como resultado, se produce un enriquecimiento –transformación- de dicha estructura.

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se aumenta la capacidad de aprendizaje del individuo al modificar su stock de conocimientos y, por otro, se ofrece una solución al problema. Dado que el entorno está en continuo cambio, los individuos deben adaptar constantemente sus conocimientos y aplicar sus competencias a la resolución de problemas.

Verdaderamente, todo individuo debe ser consciente de los aspectos críticos de su trabajo, desarrollando continuamente un sentido del cumplimiento y de la responsabilidad que le permita el desarrollo eficaz y la motivación en la realización de sus cometidos. Y, aunque la racionalidad limitada impide serlo en una disciplina completa o en una amplia categoría de problemas, el individuo puede desarrollar un elevado grado de destreza en un buen número de experiencias organizativas que lo capacitan con respecto a tareas intelectuales específicas. Según Huber (1991), entre estas tareas puede figurar las siguientes: i) el diagnóstico cualitativo de problemas o problemas de equipamiento; ii) el conocimiento de la identidad de expertos externos a la organización, proveedores de recursos y otros participantes externos que puedan ser útiles a la organización; iii) y la localización de información u otros recursos no localizables utilizando las fuentes oficiales o estándar.

Por lo tanto, y en definitiva, al hablar de conocimientos individuales nos estamos refiriendo a las capacidades y motivaciones individuales que son necesarias para hacer el trabajo (Bontis, 1999a; Cross y Baird, 2000; Vera y Crossan, 2000). Muy a menudo, se trata de conocimientos tácitos no transferibles, o en forma de las habilidades necesarias para un contexto profesional concreto, de manera que las personas no son conscientes del conocimiento que están aplicando. Es decir, los individuos únicamente son conscientes de sus conocimientos explícitos, pero no necesariamente de sus conocimientos tácitos, lo que dificulta su revelación a los demás niveles. Aún así, los individuos son el mejor medio para adquirir, almacenar y transformar de forma efectiva el conocimiento tácito, puesto que pueden aplicar esos conocimientos tácitos a un nuevo contexto o a una nueva tarea, sin necesidad de convertirlos en conocimientos explícitos.

De igual modo, no todos los conocimientos almacenados por un individuo son relevantes para la organización23 . Únicamente los son aquellos que le proporcionan segurida d y energía en el trabajo, así como la capacidad para "crecer" por medio de ese 23

Buena parte del conocimiento individual puede no tener consecuencias para la organización o, incluso, ser

pernicioso para ella. Al objeto de garantizar que el aprendizaje suponga una repercusión positiva en la organización o en sus grupos de trabajo, las personas deben estar capacitadas para discernir la relevancia de su conocimiento con respecto a la estrategia de la organización (Muñoz Seca y Riverola, 1997).

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trabajo o, incluso, para romper con los puntos de vista tradicionales de la organización. El trabajo rutinario, carente de habilidades, aún cuando es realizado manualmente, no genera ni constituye un conocimiento trascendental para la organización (Stewart, 1997). Esto no quiere decir que haya trabajadores que carezcan de talento, sino que el aspecto crítico y fundamental del conocimiento individual, tácito o explícito, es su aplicación a los procesos de generación y resolución de problemas en el seno de la organización. Concretamente, dentro del sistema de aprendizaje organizativo, el stock de conocimientos desarrollado será tanto mayor cuanto mayor sea el número de individuos que poseen el talento y experiencias que son útiles para la organización y, sobre todo, cuando las organizaciones utilicen más y mejor esos talentos y habilidades de sus trabajadores (Stewart, 1997). Así pues, el aprendizaje individual constituye una fuente potencial insustituible de experimentación y renovación para la organización, que afectará a los conocimientos colectivos que se a gregan al trabajo individual por medio de la interacción con los demás (Cross y Baird, 2000). Esta realidad convierte a los individuos en el activo más importante de cualquier organización. Sus habilidades, ideas y motivaciones se convierten en un recurso con posibilidades infinitas cuyo valor es difícilmente reemplazable. No obstante, si bien el conocimiento individual es una parte primordial del conocimiento en el sistema organizativo, constituye un conocimiento sobre el que siempre existe el riesgo de pérdida, pues su disfrute y rendimiento está supeditada a la presencia de esos individuos en la organización, de tal forma que el abandono de la misma por cualquiera de ellos supondría la perdida de sus conocimientos (Argote, 1999). En ese caso, las consecuencias para la organización serán más negativas cuanto mayor sea la especialización o el grado de competitividad de los individuos que la abandonan. Igualmente, confiar en los individuos como depositarios del conocimiento puede ser un inconveniente si no están motivados para compartir sus conocimientos o para renovarlos24 . Y aún así, es perfectamente posible que el conocimiento se deteriore durante el proceso de comunicación personal de forma que, especialmente aquellas organizaciones en las que la fiabilidad y exactitud de los conocimientos sean importantes, no deben confiar únicamente en sus individuos como principales agentes del conocimiento.

24

Existe una gran diferencia entre lo que los individuos pueden hacer (capacidad), lo que quieren hacer

(motivación) y lo que necesitan hacer (objetivo), y la relación entre todo ello es lo que acrecienta el aprendizaje individual (Watkins y Marsick, 1993).

42

1.4.2.2. El aprendizaje de grupo

Stewart (1997) considera que la relación entre el aprendizaje y el conocimiento humano de la organización compromete a los grupos organizativos en un grado mucho mayor de lo que compromete a los individuos. De hecho, algunos teóricos defienden que el conocimiento existe en el nivel de grupo y con carácter colectivo como una alternativa a las limitaciones del conocimiento en el nivel individual (Hedlund, 1994; Walsh, 1995; Anand, Manz y Glick, 1998; Bontis, 1999a; Bechtold, 2000), ya que existen problemas que requieren una resolución en grupo, es decir, que necesitan la integración de conocimientos individuales.

Los grupos organizativos generalmente están integrados por un conjunto de profesionales expuestos a una clase común de problemas, a la persecución de unas soluciones concomitantes y que, en consecuencia, acumulan por sí mismos unos conocimientos propios, asociados a su contexto dentro de la organización. Frecuentemente, los trabajadores pertenecen a más de un grupo de trabajo, cada uno de los cuáles puede poseer diferentes conocimientos que, a menudo, se superponen. Anand et al. (1998) desarrollan un modelo de conocimientos de grupo, segregando los stocks de conocimiento sostenidos por el grupo en dos elementos: 1) los directorios de conocimiento sostenidos por los miembros del grupo y que les permiten identificar, localizar y recuperar la información sostenida por otros individuos externos al grupo; 2) la información y conocimientos sostenidos por los miembros del grupo en su memoria individual que, con un mayor o menor grado de dependencia entre sí, es lo que verdaderamente constituye la memoria interna stock de conocimientos- del grupo.

Pero en realidad, la existencia de un stock de conocimientos en un grupo no implica una mera aglomeración de dispositivos de acceso al conocimiento o de conocimientos individuales, sino que exige algo más que la recolección de experiencias de los individuos. Como sabemos, el conocimiento individual necesita ser revelado, compartido y legitimizado hasta llegar a formar parte del conocimiento de grupo mediante su absorción y asimilación por los integrantes del mismo. La efectividad con que tiene lugar este proceso, sin distorsión de los conocimientos, depende de si los miembros del grupo se desenvuelven en el medio apropiado para obtener esos conocimientos y de si cuentan con instrumentos de apoyo. A este respecto, Probst y Büchel (1997), citando a Klimecki, Probst y Eberl (1994), sostienen que la acumulación de un stock de conocimientos por los individuos, los grupos o la organización requiere la confluencia de al menos tres condiciones (Figura 1.6): 1) La comunicación, necesaria para alcanzar una percepción común de la realidad y de las acciones

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que la realidad sugiere.; 2) La transparencia, puesto que los procesos y resultados de la comunicación deben resultar accesibles y claros para todos los miembros de la organización; y 3) La integración de los conocimientos en el sistema social, de tal forma que todos los conocimientos sean accesibles a todos los niveles del sistema organizativo.

Figura 1.6: Puente de conve rsión entre el aprendizaje individual y el aprendiz aje cole ctivo AP RENDIZAJE COLECTIVO

AP RENDIZAJE INDIVIDUAL

PUENTE

Individuos Cambio en las estructuras cognitivas

Comunicación

Cambio en los comportamientos por medio de la prueba y el error

Transparenci a Integración

Reflexión individual

Grupos o sistemas organizativos Cambio en la base de valores y conocimientos colectivos Cambio en los modelos normativos y de comportamiento Reflexión colectiva

Fuente: Probst y Büchel (1997)

Senge (1990) considera que para que tenga lugar el aprendizaje en el nivel de grupo es necesaria una alineación de los distintos procesos de aprendizaje individuales con objeto de evitar desperdicios de energía. Los miembros del gr upo deben establecer unas relaciones por medio del lenguaje y el pensamiento a fin de coordinar sus procesos de aprendizaje y, de hecho, el diálogo25 (Isaacs, 1993) ha sido identificado como un aspecto clave de este proceso integrador (Watkins y Marsick, 1993). Es más, cuando el aprendizaje tiene lugar en un contexto social o de grupo, la propia dinámica del grupo y las experiencias compartidas originan unos conocimientos, muchas veces de carácter tácito, que son compartidos colectivamente y que se encuentra integrados en sus relaciones sociales. Se genera así una “memoria de grupo” (Weick y Roberts, 1993), "esquemas de decisión sociales" (Argote, 1999) o stocks de conocimiento colectivos, que están inmersos en un modelo de cuidadas interrelaciones entre los integrantes y las acciones de un sistema social de individuos, y que reflejan su habilidad para colaborar de forma efectiva. Estos stocks colectivos representan las reglas y procedimientos que convierten las preferencias individuales en un fruto del grupo, y su aceptación o validación es facilitada por la relación de interconexión entre los miembros del mismo. Pueden ser explícitos o implícitos, y se convierten en los mecanismos de coordinación y esquemas de decisión que caracterizan las actuaciones y los procesos de decisión que los grupos utilizan (Walsh, 1995; Thomas, Gioia y Ketchen, 1997), de tal forma que el abandono del grupo por uno de sus integrantes no deteriora el conocimiento colectivo. 25

El diálogo ha sido llamado "el lenguaje del aprendizaje" (Nonaka y Takeuchi, 1995; Bechtold, 2000).

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Algunos fundamentos teóricos, e incluso empíricos, a estos razonamientos podemos encontrarlos en los trabajos de Casey (1997), Walsh (1995), Spender (1996) o Boisot (2002), entre otros, quienes se suman al reconocimiento de la existencia de conocimientos en el nivel de gr upo, después de comprobar su frecuente consideración en la literatura sobre la cognición organizativa. Concretamente, Spender (1996) puntualiza que el aprendizaje por los miembros del grupo es una manifestación de la realidad social de los individuos, afirmando que "los individuos no pueden ser diligentes hasta que son socializados dentro de la organización, y hasta que adquieren gran parte del conocimiento colectivo que fundamenta la forma en que se realizan las cosas a su alrededor". En aquellas organizaciones en las que parte del trabajo es realizado en equipo26 , o la formación de grupos es una práctica habitual, el conocimiento de grupo, en mayor o menor proporción, es una realidad. Es más, constituye un claro reflejo del aprendizaje en el seno de la organización y una parte integral del mismo. En suma, la cantidad y la profundidad de los conocimientos y, por ende, el aprendizaje en este nivel, están determinadas por el grado y la forma en que los miembros se transmiten sus conocimientos individuales y por el grado en que las fuentes de conocimiento externas son empleadas por el grupo. Desde este punto de vista y, de acuerdo con algunos de las proposiciones de Bontis (1999a) y Bontis et al. (2002), aspectos como la incorporación al grupo de las personas adecuadas para la ejecución del trabajo, el entendimiento común de los aspectos de su departamento o sección, la capacidad para resolver conflictos o para tomar decisiones que afecten a su trabajo, son algunos de los factores determinantes de la cantidad y la calidad del stock de conocimientos existente en el grupo. En cualquier caso, los grupos constituyen el vínculo de unión entre el stock de conocimientos de los individuos y el de la organización, y son un elemento fundamental en la inmensa mayoría de las organizaciones.

1.4.2.3. El aprendizaje organizativo

Abundan, asimismo, los autores que defienden la existencia de un stock de conocimientos en el nivel organizativo (Duncan y Weiss, 1979; Hedberg, 1981; Shrivastava, 26

De hecho, es frecuente que el aprendizaje en el nivel de grupo dentro del sistema de aprendizaje de una

organización sea calificado como aprendizaje en equipo (Senge, 1990; Watkins y Marsick, 1993). No obstante, no deben identificarse ambos conceptos porque, a nuestro juicio, mientras que el concepto de equipo alude a un conjunto de individuos organizado para una actividad o servicio determinado, el concepto de grupo es más amplio, y se refiere a un conjunto de personas que, dentro de una unidad superior –la organización en este casose caracteriza por ciertos objetivos y valores comunes, y por un cierto grado de interacción entre sus miembros.

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1983; Fiol y Lyles, 1985; Levitt y March, 1988; Stata, 1989; Huber, 1991; Crossan et al., 1999) pues aunque, al igual que los grupos, las organizaciones no tienen cerebro, sí poseen sistemas cognitivos y memorias que mantienen ciertos conocimientos (Moreno-Luzón et al., 2001). A pesar de la diversidad de puntos de vista sobre lo que es o lo que no es conocimiento organizativo, éste representa la traslación de los stocks de conocimiento individuales o de gr upo, hasta ser absorbidos e institucionalizados en la organización por medio de mecanismos y elementos de distinta naturaleza (Daft y Weick, 1984; Fiol y Lyles, 1985; Walsh y Ungson, 1991; Bontis et al., 2002). En este caso, el stock de conocimientos organizativos es lo que Huber (1991) denomina "memoria organizativa". Al margen de denominaciones, se reconoce que también las organizaciones tienen capacidad para poseer un stock sistematizado de conocimientos y para movilizarlo hacia los otros niveles (Hedberg, 1981; Crossan et al., 1999), preservando estos comportamientos al margen de los cambios de liderazgo o de personal de la organización (Leavy, 1998). Como acabamos de decir, cuando los stocks de conocimiento atesorados por los individuos o los gr upos trascienden al ámbito organizativo, de forma que la organización preserva esos conocimientos, incluso cuando los individuos la abandonan o los grupos de trabajo se deshacen, se produce el aprendizaje en el nivel organizativo. Esto supone que si las organizaciones pueden aprender, entonces pueden existir con independencia de los individuos que forman parte de ellas (Walsh y Ungson, 1991), atesorando un conocimiento que pertenece a la organización como un todo y que, al margen de esos individuos o de los grupos, constituyen un activo específico que es acumula do a lo largo del tiempo y que no es fácilmente imitable o negociable (Dierickx y Cool, 1989; Decarolis y Deeds, 1999). A menudo, se trata de conocimientos orales, automáticos, que no necesitan apenas tiempo o pensamiento y que, frecuentemente, son difíciles de modificar. T ales conocimientos, no se encuentran localizados en ningún emplazamiento concreto de la organización, sino que están establecidos en diferentes partes de la misma. Concretamente, Walsh y Ungson (1991) describen cómo el conocimiento organizativo puede existir: i) en forma de rutinas, secuencias o procedimientos operativos estandarizados; ii) en las estructuras de relaciones y los espacios físicos que constituyen el lugar de trabajo; iii) en términos de comportamientos, suposiciones, creencias y valores; y iv) plasmado en forma de decisiones, mapas u orientaciones estratégicas. En cualquier caso, para que el conocimiento organizativo sea una verdadera fuente de valor, debe ser captado y absorbido por los sistemas organizativos (Levitt y March, 1988; March, 1991; Grant, 1996a, 2002; Cross y Baird, 2000) para, de este modo, ser posteriormente recuperado y aplicado, en cualquier momento de tiempo y en un contexto estratégico cualquiera (Bontis el al., 2002).

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A decir verdad, gran parte de este conocimiento organizativo depende de su historia y se refiere al desarrollo de señales y asociaciones entre las acciones del pasado, la efectividad de esas acciones y las acciones del futuro (Fiol y Lyles, 1985). Este conocimiento acerca de las relaciones acción-resultado es almacenado en forma de rutinas organizativas27 , embebido en la memoria organizativa y utilizado para el cambio de comportamiento colectivo. Con frecuencia, se trata de normas, pautas de acción, tareas estandarizadas, patrones de coordinación, historias del pasado y otros elementos tácitos que son habitualmente mantenidos gracias a los procesos de adoctrinamiento y adiestramiento. Estos elementos citados son recuperados en los procesos de transformación que se llevan a cabo en un momento presente, facilitando nuevamente la retención de esos conocimientos en cualquier punto de la organización (Walsh y Ungson, 1991; Schulz, 2001). El conocimiento así acumulado es el más resistente al tiempo, al abandono de los individuos o la disolución de los grupos de la organización (Argote, 1999). Sin embargo, en ningún momento se debe olvidar que, si bien la memoria organizativa debe estar encaminada a obtener un beneficio de la sabiduría del pasado, también hay que advertir el peligro de que el stock de conocimientos aprendidos se conviertan en un obstáculo para configurar el futuro (Levitt y March, 1988; Leonard Barton, 1992; McGuill y Slocum, 1993). De hecho, la capacidad para olvidar lo aprendido es absolutamente necesaria en una sociedad cambiante, de tal forma que los conocimientos anticuados u obsoletos no lleguen a suponer una lacra para los nuevos. Este desaprendizaje frecuentemente se enfrenta a barreras físicas, emocionales y psicológicas, especialmente en las organizaciones con un pasado de éxito, pero constituye una actividad fundamental para evitar una “ ceguera colectiva” que impida detectar las nuevas oportunidades.

Los conocimientos organizativos también existen gracias al papel práctico que desempeña el desarrollo de instrumentos y dispositivos físicos que hacen posible la captación de los conocimientos explícitos, como es el caso de los conocimientos capturados por las bases de datos, archivos externos y bibliotecas de la organización. En este sentido, los sistemas de información se convierten en el instrumento que permite la transformación de los datos en información, ayudando a los directivos a transformar la información en conocimiento y el conocimiento en acción (Stata, 1989). La codificación del conocimiento en bases de datos, así como en documentos, libros o manuales es una función importante en 27

De acuerdo con la Teoría de Recursos y Capacidades, las capacidades de una organización son sustentadas por

rutinas organizativas, que constituyen formas de conocimiento, más o menos complejas, que posee la organización (Fernández y Suárez, 1996). Así, toda organización posee un conjunto de rutinas conducente a la integración y movilización de recursos y que, en sintonía con unas estructuras de relaciones y unos valores culturales, tiene como resultado un aprendizaje en el nivel organizativo.

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cualquier organización que desee desarrollar un conocimiento organizado (Davenport y Prusak, 1998; O´Dell y Grayson, 1998; Bontis, Dragonetti, Jacobsen y Roos, 1999), pues confieren al conocimiento una vocación de semipermanencia que, a su vez, es una herramienta para incrementar y mantener una cartera de conocimientos (Stewart, 1997). No obstante, no se debe olvidar que el conocimiento tácito es difícil de codificar, por lo que el conocimiento organizativo siempre se extiende mucho más allá del que es acumulado en estas herramientas de información y demás dispositivos perceptibles. Asimismo, tampoco podemos olvidar que estos dispositivos son tan sólo el soporte de retención del conocimiento organizativo, y que lo verdaderamente relevante en el desarrollo del aprendizaje es la calidad y profundidad de esos conocimientos o de la información que contienen. Por lo tanto, como veremos, su presencia facilita, aunque no garantiza la mejora en la capacidad de aprendizaje de la organización28 (McDermott, 1999).

T ambién es imprescindible citar como núcleo de retención del conocimiento organizativo el conjunto de valores y creencias, símbolos, expectativas o sensaciones emanadas de situaciones y acontecimientos pretéritos, pero considerados justificados y valiosos para enfrentarse al futuro. Se trata de elementos culturales, frecuentemente utilizados como punto de referencia, que tienen implicaciones importantes sobre el tipo de actuaciones que se desarrollan en la organización y que, por lo general, están fuertemente arraigados, por lo que su modificación es, la mayor parte de las veces, considerablemente compleja.

Por último, no podemos dejar de citar como base de los conocimientos organizativos el conjunto de decisiones, patrones estratégicos, procesos de comportamiento y estructuras de relaciones instaurados por la organización (Bontis, 1999a). Estos aspectos constituyen el “ esqueleto” imprescindible de la organización que, si bien cobra vida gracias a los individuos, es un soporte elemental para su conducta. Es más, en este sentido es necesario mencionar la observación que hacen otros autores, como Cross y Baird (2000), quienes también consideran que la oferta de productos y servicios con éxito de una organización constituye una forma poderosa de conocimientos organizativos que, implícitamente, puede llegar a establecer qué capacidades y habilidades de la organización son desarrollados con el 28

Además, es necesario destacar que el papel de las personas sobre los sistemas de información y las tecnologías

del conocimiento es integral para obtener resultados provechosos, ya sea por el número de personas implicadas como por los conocimientos necesarios para su manejo. El talento y los sistemas de información deben combinarse y tomar parte en los conocimientos de la organización pues, tal y como señala Stewart (1997), no es suficiente invertir en sistemas organizativos e individuos independientemente, sino que es igualmente importante considerar el valor de la forma en que tiene lugar la interacción entre unos y otros elementos de la organización.

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objetivo de alcanzar la competitividad. En cualquier caso, el conocimiento organizativo es todo aquel que, estando disponible dentro del sistema de aprendizaje, no está ubicado en la mente humana, sino que está disponible en aquellos almacenes delimitados por sus métodos, sus ordenaciones, sus prácticas, sus procedimientos, o en una conciencia global adecuada al entorno.

1.4.2.4. La interacción entre los distintos niveles de aprendizaje

Una vez que hemos ilustrado la idiosincrasia fundamental de cada uno de los niveles de aprendizaje, es preciso considerar, de forma puntual, cómo se relacionan, a fin de que cada uno de ellos sea un soporte para los demás. Precisamente, reincidimos en que lo que permite a la organización mantener el refuerzo y apalancamiento continuo de estos stocks de conocimiento, es su movimiento continuo entre los tres niveles mediante una compleja red de flujos de conocimiento que, por medio de la interacción, configura el nexo de unión entre dichos niveles. Es más, la falta de alineación entre los stocks de conocimiento existentes en los distintos niveles con unos flujos de conocimiento apropiados para su circulación a otros niveles es un síntoma de insuficiencia en el sistema de aprendizaje de la organización. De hecho, esta falta de alineación puede conducir a la aparición de puntos negros en distintas partes de la organización y a la generación de barreras al aprendizaje. En efecto, la existencia de un elevado volumen de stocks podría bloquear el fluir del conocimiento o el incesante fluir del conocimiento podría impedir la asimilación y subsistencia de stocks que son convenientes para el sistema. Por lo tanto, el volumen de flujos de conocimiento debe ser suficiente con relación al volumen de stocks de conocimiento, a fin de lograr un impacto positivo sobre los resultados de la organización (Bontis, 1999a).

Aproximando lo que, desde nuestra particular visión, constituye una acercamiento de las relaciones entre los diferentes flujos de conocimiento presentes en su ciclo de evolución dinámico y los distintos niveles del sistema de aprendizaje (Figura 1.7), volvemos a considerar que la generación del conocimiento tiene lugar cuando un individuo aprende de las señales del entorno, bien sea en solitario y en su lugar de trabajo, o bien, en el contexto de un grupo de trabajo. Básicamente, la generación de conocimiento implica descubrir e interpretar algún acontecimiento nuevo sobre el que no existían explicaciones previas y del que sea factible obtener nuevas posibilidades. Asimismo, sabemos que esos nuevos conocimientos pueden ser integrados y absorbidos progresivamente -con la intermediación de los grupos, si es preciso- por la propia organización. Este conocimiento absorbido debe ser accesible, con objeto de posibilitar su difusión y adopción por todos los individuos y/o

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grupos del sistema que lo necesiten. Consiguientemente, podemos considerar que la absorción y la difusión son etapas típicamente sociales, orientadas a la obtención de una coherencia en la actuación colectiva que promueva la combinación y la aplicación eficiente del conocimiento a los propósitos de mejora en las diversas actuaciones de la organización. Esta utilización del conocimiento generalmente es desarrollada por los individuos en su puesto de trabajo –ya sea en el contexto de un grupo o no-. No obstante, no hay que olvidar que el objetivo último de una organización no es el de maximizar la generación, la absorción, la difusión o la utilización del conocimiento, sin más, sino mejorar la capacidad de adaptación a las exigencias del entorno por medio del aprendizaje. De esta forma, en la medida en que el entorno cambia y, sobre la base de un interés común, el conocimiento que contiene el sistema debe ser aprovechado y/o renovado en el transcurso de su evolución dinámica, generándose como resultado un nuevo conocimiento.

Figura 1.7: Los niveles de aprendizaje organizativo y la e volución dinámica del conocimiento Generación del conocimiento

INDIVIDUO

Interacción

Absorción del conocimiento

GRUPO

Utilización del conocimiento

Interacción ORGANIZACIÓN

Difusión del conocimiento

De una forma similar, Crossan et al. (1999) ofrecen un marco de análisis del aprendizaje que proporciona una perspectiva integradora de la literatura sobre el aprendizaje en los niveles individual, de grupo y organizativo. Estos autores sostienen que la interacción entre estos tres niveles esenciales de aprendizaje en la organización tiene lugar gracias a la unión que procuran cuatro procesos básicos, denominados intuición, interpretación, integración e institucionalización. La intuición es un proceso subconsciente y personal que determina el inicio del aprendizaje individual. La interpretación se enfoca sobre los aspectos conscientes de este aprendizaje individual y los comparte en el ámbito de grupo. La integración persigue ajustar un entendimiento colectivo dentro del grupo y establece un puente hacia el nivel organizativo. Finalmente, la institucionalización incorpora el conocimiento a las estructuras, prácticas, rutinas y sistemas de la organización. Estos cuatro

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procesos fluyen de forma continua e interactiva entre los distintos niveles29 , e incorporan los cambios cognitivos y de comportamiento asociados al aprendizaje, pero de tal forma que el conocimiento que existe en cada uno de esos niveles interviene e influye en ese aprendizaje. Esta relación entre el conocimiento y el aprendizaje revela la necesidad de buscar un equilibrio entre la creación y asimilación de nuevos conocimientos, encaminados a desarrollar la variedad de los conocimientos, y la difusión y utilización de los conocimientos del pasado a través de los distintos ámbitos de la organización, lo que permite la profundización en los conocimientos actuales30 .

Bontis (1999a) y Bontis et al. (2002) hacen operativo el marco de aprendizaje de Crossan et al. (1999) que acabamos de señalar. Estos autores diferencian claramente los stocks de conocimiento estático -tácito o explícito- que residen en los individuos, los grupos y la propia organización, de los flujos de conocimiento dinámicos que existen entre los diferentes niveles (Figura 1.8). En este planteamiento, la distinción stocks-flujos de conocimiento está basada en la consideración del conocimiento como input y output del aprendizaje pero, de tal forma, que si el input y el output de conocimiento se obtienen en un mismo nivel, es preciso hablar de stocks, y si el input y el output de conocimiento se obtienen en diferentes niveles es preciso hablar de flujos. Ahora bien, insistimos en que es igualmente posible el poder hablar de sub-flujos de conocimiento dentro de cada nivel. Además, este planteamiento les permite distinguir los flujos feed forward o de exploración, por los que tiene lugar la revelación y asimilación del nuevo conocimiento desde el individuo a los grupos, y desde estos niveles, hacia su institucionalización en la organización, y los flujos feed back o de explotación, mediante los que se transmiten, para su uso, los conocimientos disponibles del pasado desde la organización al grupo y, desde ellos, hacia el individuo 31 . Estos conocimientos del pasado, institucionalizados en forma de rutinas,

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No obstante, y si bien es difícil precisar dónde comienza y finaliza cada uno, no todos los subprocesos ocurren

en todos los niveles. La intuición y la interpretación ocurren en el nivel individual, la interpretación y la integración ocurren en el grupo, y la integración y la institucionalización ocurren en el nivel organizativo. 30

En términos de la teoría de información, podríamos hablar de diversidad frente a redundancia del conocimiento

(Von Krog y Vicari, 1993). 31

Los flujos de exploración hacen referencia a la transición que se produce desde el conocimiento individual

hasta el conocimiento de grupo -representativos de los procesos de socialización entre trabajadores-, y desde estos niveles hasta la organización – de forma que el conocimiento de los grupos y los individuos es institucionalizado en la organización. Los flujos de explotación abarcan la transmisión de los conocimientos embebidos en la organización hacia los miembros de la misma, permitiendo el rendimiento de los beneficios potenciales de los conocimientos y experiencias acumulados del pasado. P or tanto abarcan la secuencia de

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procesos, estrategias o estructuras, guían a los grupos y los individuos en el descubrimiento de las nuevas intuiciones y experiencias de las que emerge el nuevo aprendizaje. Al mismo tiempo, la organización progresa y se renueva por medio de la exploración de conceptos novedosos, que serán posteriormente asimilados impidiendo el estancamiento de la estructura o cartera de stocks de conocimientos compartidos por la organización32 . Figura 1.8: Un modelo dinámico de aprendizaje OUTPUT DE CONOCIMIENTO

Individuo Grupo Organización

INPUT DE CONOCIMIENTO

Individuo

Grupo

Organización

FF IG

FF IO

Stocks de conocimiento individual (SI)

Stocks de conocimiento FB GI

de grupo (SG)

FF GO

Stocks de conocimiento FB OI

FB OG

organizativos (SO)

Stocks de conocimiento = Σ (SI + SG + SO) Flujos feed forward o exploradores = Σ (FF IG + FF GO + FF IO ) Flujos feed back o explotadores = Σ (FB GI + FBOI + FB OG ) Fuente: Adaptado de Bontis (1999a) y Bontis et al. (2002)

Conjuntamente, y como ya sugería el modelo de Crossan et al. (1999), la doble orientación de los flujos de conocimiento no es sino una representación de esa necesidad de equilibrar la tensión que existe entre la continuidad y el cambio, de forma que la evolución de la ba se de conocimientos de la organización puede producirse de dos formas posibles: aumentando su profundidad (adaptabilidad) y aumentando su amplitud (variedad). Es decir,

conocimientos desde la organización al grupo, y desde estos niveles hasta el conocimiento individual -de forma que el conocimiento organizativo sea absorbido o asimilado por sus individuos y sus grupos-. 32

Tal y como ya sabemos, mientras que existe una realidad externa que es independiente de los conocimientos o

suposiciones acerca de ella, los individuos, los grupos y las organizaciones de las que forman parte modifican sus propios modelos mentales acerca de la realidad que los rodea.

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el flujo de conocimiento entre los distintos niveles del sistema de aprendizaje genera una tensión entre los procesos de exploración del conocimiento y los procesos de explotación del conocimiento (March, 1991). Podemos considerar, por tanto, que la conformación de los sistemas de aprendizaje organizativos, en sus distintos niveles de análisis, tiene una doble finalidad: (1) propiciar la variación del conocimiento en el seno de la organización y (2) producir conocimiento sobre el conocimiento que existe en la organización. En consecuencia, los flujos exploradores y explotadores son el motor esencial de la evolución dinámica del conocimiento entre los distintos niveles –individuo, grupo y organización- del sistema de aprendizaje, por lo que tal y como Crossan et al. (1999; p. 522) establecen: "Reconocer y mantener la tensión entre la exploración y la explotación es uno de los retos críticos de la renovación y por tanto un requerimiento central de las teorías sobre el aprendizaje en la organización".

1.4.3. La explotación y la e xploración del conocimiento La diferencia entre la exploración y la explotación del conocimiento siempre ha constituido un tema de interés que ha sido analizado desde distintos puntos de vista y, muchas veces, más allá del campo de estudio del aprendizaje en la organización -teorías de aprendizaje-, por lo cual, la terminología utilizada para abordar la cuestión varía ampliamente a lo largo de la literatura, dependiendo de la naturaleza de la investigación. Pero a pesar del interés suscitado por la tensión entre la exploración y la exploración, y sus conceptos relacionados, los investigadores, con frecuencia, se han centrado únicamente en uno de los flancos de esta tensión o, incluso, se han visto inmersos en un debate que, antes de unificar, ha tendido a polarizar en posturas separadas la controversia (Crossan y Hurst, 2000). Como resultado, se ha avanzado poco en el camino de la investigación que clarifica la naturaleza de esta tensión y cómo debe ser reconciliada. Pese a todo, y a continuación, emprendemos el empeño sin pretensiones de intentar aclarar brevemente en qué consiste la relación que, oscilando entre la oposición y la conciliación, existe entre la exploración y la explotación del conocimiento.

1.4.3.1. La tensión entre la exploración y la explotación del conocimiento

El aspecto central que subyace a la distinción entre los procesos de exploración y explotación radica en revelar si es mejor para la organización adoptar una orientación que le

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permita utilizar sus conocimientos en la búsque da de mejoras dentro de un marco establecido o si, por el contrario, es preferible perseguir una orientación renovadora de los conocimientos. Como sabemos, en el primer caso, se considera que los conocimientos fluyen desde la organización, repercutiendo en los grupos y, directamente o a través de estos últimos, en el conocimiento individual y, en el segundo caso, el conocimiento fluye del individuo al grupo hasta trascender a la organización. Los sistemas de aprendizaje organizativos deben perfeccionar estos flujos en orden a maximizar los resultados de la organización (James, Brockbank y Ulrich, 2001).

Tradicionalmente, tanto la teoría del aprendizaje como las teorías relacionadas con el cambio y la renovación se han referido a la explotación como a un proceso de convergencia que incluye aspectos como la búsqueda de la eficiencia, la estabilidad, la refinación, la reelección, la producción, la selección, la implantación o la ejecución, y, además, proporciona una información de retorno clara, temprana y más cercana que la exploración. Por lo general, este proceso es el resultado de procesos conservadores y mecánicos, ciertos y conocidos, que sirven para refinar las actuales relaciones y sostener las reglas existentes, y refleja la habilidad de la organización para permanecer estable en un contexto cambiante. Las organizaciones suscritas de forma predominante a este modelo de comportamiento, a medida que el entorno se hace más competitivo, realizan únicamente cambios incrementales o de escasa diversidad destinados a mejorar la estrategia elegida, manteniendo la consistencia del sistema organizativo.

Por su parte, la orientación exploradora de los flujos de conocimiento implica un comportamiento dirigido hacia la flexibilidad, la búsque da, el cambio, la variación, el riesgo, la experimentación, el juego, el descubrimiento o la innovación. La exploración se caracteriza por la reorientación (Lant y Mezias, 1992) de las rutinas y procesos de la organización, así como por la búsqueda de nuevas reglas, tecnologías, objetivos y propósitos, en vez de meramente aprender a desarrollar las rutinas existentes más eficientemente. Es el resultado de la realización de ciertas experiencias que no pueden ser interpretadas dentro del actual sistema de creencias o principios organizativos. Este proceso de experimentación puede encaminar al reconocimiento de nuevos objetivos o de medios para alcanzar los objetivos, a nuevas formas de dar respuesta a los cambios del entorno, a nuevos modelos de relación estímulo-respuesta y a la integración de nuevos principios dentro de las e structuras cognoscitivas existentes (March, 1991). Y al mismo tiempo que se produce la regeneración del conocimiento, la exploración incluye el abandono de los conocimientos obsoletos o

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inútiles, esto es, el "desaprendizaje"33 (Hedberg, 1981; Alle, 1997). Normalmente, las organizaciones exploradoras son aquellas que se resisten a adoptar orientaciones familiares o basadas en experiencias anteriores (Huber, 1991).

T al y como apuntan Mezias y Glynn (1993), es necesario reconocer que la descripción de la exploración y la explotación del conocimiento puede no ser tan clara como se desprende de estas definiciones. No obstante, dado que la distinción de la exploración y la explotación del conocimiento es un tema central del aprendizaje organizativo, y de acuerdo con los propósitos de esta investigación, hemos considerado necesario realizar una definición axiomática de cada una de estas orientaciones.

Con todo, la explotación y la exploración son procesos organizativos divergentes (Figura 1.9), pero necesarios para la consecución de capacidades dinámicas (Benner y T ushman, 1999). Como ya hemos indicado, no se trata de orientaciones sustitutivas, sino complementarias

(Knott, 2002) y, de hecho, la supervivencia y el bienestar de la

organización exigen la conjunción de ambas. Si las organizaciones, como sistemas de adaptación, se comprometen únicamente con la exploración, excluyendo la explotación de sus procesos de aprendizaje, no llegarán nunca a disfrutar de las ventajas de sus nuevos conocimientos, debido a que en comparación con las ganancias de la explotación, los rendimientos de la exploración son menos ciertos, más remotos en el tiempo y con efectos mucho más difusos que los que proporciona el desarrollo de las capacidades ya existentes. Esta circunstancia se agrava si tenemos en cuenta que, por lo general, la exploración implicará mayores costes que la explotación. Igualmente, las organizaciones que favorecen la explotación excluyendo la exploración, probablemente se encontrarán atrapadas en la estabilidad de un equilibrio subóptimo y sometidas al grave peligro de sufrir la obsolescencia de sus conocimientos.

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Si bien el grado de depreciación del conocimiento es variable, en función de las características del contexto,

resulta innegable la capacidad para olvidar o desechar los conocimientos depreciados es importante para las organizaciones. En consecuencia, la capacidad de adaptación de una organización depende de su potencial para aprender nuevas alternativas, para reutilizar el aprendizaje del pasado y para desaprender los conocimientos obsoletos que carecen de relevancia estratégica.

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Figura 1.9: La disensión e xploración - explotación EXPLO RACIÓ N

EXPLO TACIÓ N

Divergencia

Convergenci a

Flexibilidad

Efi cienci a

Cambio

Estabilidad

Renovación

Refinamiento

Experimentación

Producción

Creación

Implantación

Variación

Rutina

Originalidad

Conformidad

Mejoras radicales

Mejoras increment ales

Por otra parte, algunas prácticas asociadas a la exploración o a la explotación del conocimiento pueden resultar contradictorias entre sí. Para estas áreas de conflicto se requerirá encontrar una solución de compromiso o incorporar una combinación entre ellas, pudiendo incluso a ser aplicadas simultáneamente en distintas partes de la organización. Sin perjuicio de ello, la coexistencia de la exploración y la explotación es difícil de precisar y más aún de mantener, puesto que ambas orientaciones compiten por unos recursos escasos y los compromisos de la organización que promueven la explotación del conocimiento pueden ser inconsistentes con los compromisos que exige la exploración dinámica, y viceversa. En cualquier caso, no faltan argumentos que defienden la atracción mutua entre la exploración y la explotación (Crossan y Hurst, 2000), así como la necesidad de que toda organización gestione de forma activa la tensión entre las dos, pues como bien describen Levinthal y March (1993): "Una organización que se compromete exclusivamente con la exploración generalmente sufrirá incapacidad para beneficiarse del rendimiento de sus conocimientos. Una organización que se compromete exclusivamente con la explotación generalmente sufrirá su obsolescencia. El problema básico de la organización es confrontar la explotación suficiente para garantizar su viabilidad actual y, al mismo tiempo, dedicar energías a la exploración que asegure su f utura viabilidad. La supervivencia requiere el balance, y la mezcla óptima y precisa entre la exploración y la explotación es difícil de especificar."

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1.4.3.2. La reconciliación entre la exploración y la explotación del conocimiento

Determinantes en el análisis de la necesaria reconciliación de la tensión implícita en los procesos de exploración y explotación del conocimiento han sido los trabajos de March (1991) y Levinthal y March (1993), quienes defienden la búsqueda del equilibrio en el balance entre la explotación de las prácticas y conocimientos acumulados del pasado y la exploración de nuevas alternativas. En la misma línea, Lant y Mezias (1992) proponen que, en toda organización, es preciso equilibrar los procesos alternativos de estabilidad y cambio, modelos que en este caso denominan de convergencia y de reorientación. Y, más recientemente, autores como Bierley y Chakrabarty (1996), Zack (1999a), Crossan y Hurst (2000), Grant (2002) o Ichijo (2002) han secundado estas propuestas reconociendo que la explotación y la exploración -convergencia y reorientación- se atraen y que, para evitar quedar encerrado en una espiral disfuncional, las organizaciones necesitan practicar activamente ambas pautas de conducta. Por otro lado, más allá de las teorías del aprendizaje también se apunta la necesidad de reconciliación entre la doble orientación de los flujos de conocimiento. Buena parte de la investigación sobre la gestión del cambio organizativo y de la innovación ha convertido en un tema central de estudio el análisis de la diferente radicalidad de los procesos de cambio e innovación (T ushman y Anderson, 1986; Anderson y T ushman, 1990; Brown y Eisenhardt, 1997), intentando resolver la cuestión de cómo las organizaciones pueden innovar más eficientemente (Mezias y Glynn, 1993). En el campo de la gestión tecnológica y de operaciones, Abernathy (1978) observó que la capacidad de una organización para competir está fundamentada en su habilidad para ser, al mismo tiempo, eficiente e innovadora. Posteriormente, la relación entre la eficiencia y la flexibilidad se ha convertido en uno de los temas centrales de la teoría de la organización (Adler, Goldofas y Levine, 1999). Tampoco faltan aportaciones de la literatura sobre la dirección estratégica, en la que existen argumentos acerca de la dificultad de conciliar la exploración y la explotación en la orientación estratégica de la organización. Así, por ejemplo, Ghemawat y Costa (1993) analizan la tensión entre la eficiencia estática y la eficiencia dinámica, encontrando una tendencia hacia los extremos. Miller y Friesen (1980, 1982) encuentran la misma polarización, describiéndola en términos de momentos conservadores o emprendedores. Por su parte, Huff, Huff y T homas (1992) caracterizan la renovación estratégica como un proceso continuo, cuyo principal motor puede ser resumido en términos de la interacción entre las fuerzas de estrés y las f uerzas de inercia a las que se encuentra sometida la organización.

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Así pues, corroboramos que no es aceptable plantear ninguna dicotomía, sino la necesidad de hacer de la exploración y la explotación dos orientaciones que pueden y de ben ocurrir a un tiempo en diferentes partes de la organización, aunque frecuentemente se presentan separadas temporal o culturalmente (Crossan y Hurst, 2000). En la práctica, la cuestión principal se ciñe a la forma en que las organizaciones reconcilian ambas orientaciones y a la distinta proporción en que lo hacen en función de sus recursos (Weick, 1998). Así lo reconocen Adler et al. (1999), quienes, en conclusión a los diversos debates teóricos y resultados estadísticos, aceptan la necesidad de combinar y complementar las orientaciones exploradora y explotadora de los flujos de conocimiento, pero además incluyen la apreciación de que, en cualquier momento de tiempo, algunas organizaciones están por debajo y otras están por encima del margen que determina el equilibrio entre las dos orientaciones. Estos desequilibrios dinámicos entre la exploración y la explotación no serán perjudiciales siempre que sean el fruto de las percepciones que desencadenan los procesos de adaptación, y que conducen al ajuste efectivo entre el comportamiento de la organización y las condiciones de su entorno de aprendizaje, tanto interno como externo (Levinthal y March, 1993). Es decir, los desequilibrios no serán desventajosos mientras sean coyunturales.

Realmente, habría que considerar que la tensión implícita en los procesos de aprendizaje sigue una senda de carácter evolutivo a lo largo del tiempo, que se encuentra influenciada por aspectos como las condiciones del entorno y de la propia organización –tipo de actividad organizativa, el tamaño organizativo, los procedimientos de búsqueda o el rendimiento organizativo, satisfactorio o no, etc.- (Lant y Mezias, 1992). Incluso la flexibilidad tecnológica capacita a las organizaciones para oscilar de manera transitoria hacia alguno de los dos extremos de tal forma que, en la era de la hipercompetitividad, las organizaciones competitivas están obligadas alcanzar un equilibrio puntual que les permita combinar ambas orientaciones simultáneamente (Ghemawat y Costa, 1993; Volverda, 1996; Organization Science, 1996).

Desde nuestro punto de vista, la adecuada combinación entre la exploración y la explotación del conocimiento sumerge a las organizaciones en un proceso de intercambio continuo con el que se armoniza la continuidad y el cambio (Brown y Eisenhardt, 1997; Crossan et al., 1999; Bontis et al., 2002), desarrollado como respuesta a las percepciones del entorno, y que se produce gracias a la evolución dinámica del conocimiento dentro del sistema. En otras palabras, reconocemos que la exploración y la explotación representan los estados necesarios para provocar el desarrollo del ciclo de evolución dinámica del

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conocimiento (Figura 1.10) y, en definitiva, para secundar la adaptabilidad de la organización.

Figura 1.10: Los flujos de exploración - explotación y el dinamismo del conocimiento Generación

Absorción

Difusión

Utilización

EXPLORACIÓN EXPLOTACIÓN

La exploración se inicia gracias a la generación de nuevos conocimientos por los individuos que pertenecen al sistema, mediante muy diferentes procesos, como el trabajo de investigación, la producción e implantación de nuevas ideas o formas de actuar, etc. (Wiig, 1997a). El objetivo de todo ello no es sino la generación de problemas cuya resolución, como ya sabemos, sea fuente de nuevos conocimientos. La exploración continua con la revelación y transmisión de este nuevo conocimiento hasta ser asimilado por los otros individuos e instituido por la propia organización. Eso sí, no podemos olvidar tampoco que este es un proceso basado en la combinación de elementos de conocimiento previos, por medio de complejos procesos de razonamiento (inducción, deducción, abducción). Por su parte, la explotación debe lograr una mejor difusión y utilización de los conocimientos actuales. Como bien sabemos, el conocimiento debe ser distribuido a todos aquellos que lo necesitan o que pueden hacer un uso positivo de él, bien se trate de individuos o de grupos de la organización, por lo que la accesibilidad del conocimiento y la velocidad con que se difunde son aspectos clave para muchas organizaciones. La difusión del conocimiento es considerablemente compleja34 y, por ello, la explotación del conocimiento también implica la construcción de múltiples relaciones, que incluso se solapan entre sí, a veces de forma confusa. Definitivamente, la utilización del conocimiento hará posible la aplicación del conocimiento a problemas particulares, con el objeto de obtener un resultado: hacer trabajar al conocimiento en la creación de valor (Demarest, 1997). T ambién se trata de un proceso

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Determinante de esta complejidad es el grado en el que el conocimiento a difundir es independiente o es una

parte integrante de un todo interrelacionado (Hansen, 1999). En general, el conocimiento codificado e independiente no tiene porque ofrecer problemas en su propagación. P ero cuando el conocimiento es no codificado -tácito- y dependiente, los contactos directos que intensifiquen la relación de comunicación entre la fuente y el receptor son importantes, pues probablemente será necesario más de un contacto hasta lograr la completa asimilación del conocimiento (Davenport y P rusak, 1998; Nonaka, 1994).

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difícil, tanto en su análisis como en su práctica (Menon y Varadarajan, 1992), si bien es claro que el conocimiento es utilizado cuando constituye una guía para el comportamiento y los procesos de decisión, y ya sea aplicado en el reconocimiento de un problema o en los diferentes estadios de su proceso de resolución.

En cualquier caso, es preciso tener en cuenta que la obtención de valor del conocimiento puede derivar tanto de la aplicación del mismo en la explotación de las capacidades existentes, como de su empleo como base en el desarrollo de nuevos conocimientos para el futuro, esto es, como base a la exploración (Van Heijst et al., 1998). Cuando estas actividades ocurren simultáneamente, se refuerzan mutuamente y sirven para refinar el stock de conocimiento y adaptarlo a las necesidades cambiantes de cualquier organización. ♦♦♦♦ A modo de cierre, resumimos este capítulo señalando que toda organización es un sistema que aprende en la medida en que percibe las transformaciones del entorno –actuales o potenciales- y reduce la inadecuación que pueda originarse en sus conocimientos. La capacidad de aprendizaje de la organización depende de los stocks de conocimiento existentes y de la forma en que estos stocks evolucionan por medio de una compleja dinámica de flujos de conocimiento que hacen posible su generación, su absorción, su difusión y su utilización. Estos stocks y flujos de conocimiento deben relacionarse y reforzarse mutuamente en un ciclo continuo que ocurre a través de los tres niveles de aprendizaje reconocibles en una organización: el individuo, el grupo y la organización. El vínculo existente entre los tres niveles configura la forma en que los conocimientos fluyen en, pero sobre todo entre todos ellos, haciendo posible tanto la exploración del conocimiento –por los que, desde los individuos, se obtienen nuevos conocimientos que son posteriormente absorbidos por los diferentes niveles del sistema-, como la explotación del conocimiento –que hace posible la difusión y utilización de los conocimientos del pasado para la creación de valor-. La fuerte interrelación que existe entre los tres niveles de conocimiento y los flujos de exploración y explotación (figura 1.11) requiere una correcta alineación de los mismos, pues los fallos en la ejecución de esta “ dinámica de aprendizaje” se traducen en pérdidas de la capacidad para mantener una continua y rápida adaptación entre la organización, su estructura de conocimientos y su estructura de actividades.

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Figura 1.11: La capacidad de aprendizaje de la organización

EXPLORACIÓN

INDIVIDUO

GRUPO

ORGANIZACIÓN

EXPLOTACIÓN

Por consiguiente, el verdadero reto planteado en la organización para perfeccionar su capacidad de aprendizaje es el de dirigir los esfuerzos hacia el desarrollo de estos flujos y hacia su alineación con los stocks de conocimiento sostenidos por los individuos, los grupos y por la propia organización, con el propósito de sostenerlos, aprovecharlos y regenerarlos mejor y más rápido que sus competidores. No se trata tanto de maximizar el aprendizaje como de aclarar qué áreas de conocimiento necesitan ser cultivadas y de buscar la integración efectiva de los diferentes stocks de conocimiento. Sólo así se sostiene la idoneidad del conocimiento en la organización y, en definitiva, la competencia para realizar acciones más efectivas que la conduzcan a la mejora continua en su contexto de actividad.

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CAPÍTULO 2 LA GESTIÓN DEL CONOCIMI ENTO EN LA ORGANI ZACIÓN

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2.1. INTRO DUCCIÓ N Como acabamos de comprobar en el capítulo anterior, todas las organizaciones son sistemas de aprendizaje en los que la necesidad de conocimiento responde al doble requisito de impulsar la capacidad de a daptación con el entorno y de mejorar la eficiencia en tiempos de cambio. A fin de que tenga lugar este ajuste entre la organización y su entorno, por medio del aprendizaje, es indispensable tanto la construcción de una realidad por los miembros de la organización, como las relaciones de intercambio que se producen entre ellos. Para lograrlo, el funcionamiento del sistema de aprendizaje de una organización implica la ordenación de una red activa de relaciones externas y una red activa de relaciones internas, de tal manera que los flujos de conocimiento resultantes impulsen la interacción continua entre los conocimientos tácitos y explícitos existentes en la organización, estableciendo y manteniendo unos stocks de conocimiento en los distintos niveles de aprendizaje de la organización (Bontis, 1999a). Así pues, el desarrollo de este sistema organizativo de evolución dinámica está basado en la interacción entre los stocks de conocimiento individual, de grupo y organizativos por medio de los flujos de conocimiento que sostienen la tensión que existe entre la exploración y la explotación del conocimiento.

Llegados a este punto, nos adentramos en lo que constituye el aspecto principal de esta tesis, y que es el análisis de los antecedentes o factores condicionantes que determinan el adecuado funcionamiento de los sistemas de aprendizaje, esto es, que intervienen en la formación y evolución de los stocks y flujos de conocimiento y, por ende, en su repercusión en los resultados de la organización. La ordenación y gobierno de estos factores facilitadores permite a las organizaciones identificar y ajustar los conocimientos necesarios para alcanzar sus aspiraciones principales y es lo que se conoce como "gestión del conocimiento". Gestionar el conocimiento significa reconocer y gobernar todas aquellas actividades y elementos de apoyo que resultan esenciales para poder atribuir a la organización y a sus integrantes la capacidad de aprender y que, al actuar como facilitadores, afectan al funcionamiento eficiente de los sistemas de aprendizaje y, por ende, al valor de la organización en el mercado. Por tanto, constituye una herramienta fundamental con la que cuentan los directivos de las organizaciones para ordenar racionalmente los sistemas de aprendizaje y para tratar de conseguir el éxito de la organización sobre la base de su conocimiento y de los procesos relacionados con él.

Sin ninguna duda, las iniciativas de gestión del conocimiento se han convertido en uno de los nuevos paradigmas de gestión y en un tópico de investigación esencial, especialmente en la emergente economía del conocimiento. Así, en este capítulo

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comenzaremos reconociendo la trascendencia y necesidad de la gestión del conocimiento, que emerge como herramienta y responsabilidad fundamental en el management del sigo XXI. Seguidamente, distinguiremos la doble faceta, tangible e intangible, estructural y humana, en que se debe concretar dicha gestión con la pretensión de consolidar el sistema de aprendizaje. Cada una de estas facetas aparece fragmentada en los diferentes desarrollos ofrecidos por la literatura del aprendizaje en la organización, entre los que frecuentemente se plantea el debate acerca de si el aprendizaje debe ser estudiado como un proceso de naturaleza técnica y estructural, o si, por el contrario, obedece a un proceso social, cultural y eminentemente humano en el que los a gentes de conocimiento son los protagonistas. Desde nuestro punto de vista, el estudio de estas investigaciones nos permitirá establecer los factores, condiciones o elementos de apoyo que conforman la gestión del conocimiento, tanto en su vertiente técnica y estructural como en la social y humana. Es más, su análisis nos permitirá mostrar las tendencias de investigación más actuales, por las que se plantea le necesidad de integrar una y otra faceta, con el fin de potenciar la eficacia de cada una de ellas y hacer de la ge stión del conocimiento un instrumento afín a la estrategia competitiva. Finalmente, sugeriremos una serie de conclusiones y críticas a los distintos enfoques de cara al planteamiento de un modelo explicativo original de la gestión del conocimiento en la organización.

2.2. LA CAPACIDAD DE APRENDIZAJ E CO MO UN ELEMENTO DE G ESTIÓ N A pesar de que la variedad y la complejidad del conocimiento y de sus procesos asociados convierten en imposible la probabilidad de establecer a priori una formulación de los aspectos determinantes de la idoneidad de los efectos y consecuencias del aprendizaje, no se debe dejar de tener presente que la eficiencia o ineficiencia con la que una organización aprende no es el fruto de la casualidad. Verdaderamente, los sistemas de aprendizaje no se desarrollan espontáneamente o en el vacío. Emergen en un contexto determinado o inmersos en la historia de la organización, y su impacto estará adecuado a la situación y condiciones en las que se produce, así como a la forma en que estas condiciones se relacionan entre sí. Es decir, existe un marco establecido, intencionadamente o no, en el que surgen los sistemas de aprendizaje y que condiciona el alcance de su funcionamiento.

Por otra parte, es indudable que la importancia del conocimiento y del aprendizaje para la continuidad de c ualquier organización incita a pensar que la conformación y orientación del conocimiento y de los procesos relacionados con él es algo que debe estar bien organizado. De acuerdo con ello, la adecuada ordenación de los sistemas de aprendizaje

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y su alineación con los objetivos de la organización requiere un esfuerzo materializado en la introducción de criterios para decidir cuál es el conocimiento relevante que la organización debe perseguir, para identificar el que no está disponible en la organización y hacer lo necesario por incorporarlo, y para saber aprovechar el que ya está disponible utilizándolo allí donde sea requerido. El propósito de ese esfuerzo es la creación de un marco organizativo idóneo para el desarrollo de la capacidad de aprendizaje, e implica la gestión de los factores, elementos o condiciones que facilitan la actualización permanente de los stocks de conocimiento por medio de su renovación, acumulación y utilización, esto es, promoviendo la fluidez del conocimiento dentro de la organización. Profundizaremos en estos aspectos en los apartados subsiguientes, procurando detallar con ello la trascendencia, la complejidad y la naturaleza de la gestión del conocimiento en la organización.

2.2.1. El alcance de la gestión del conocimiento Como acabamos de decir, resulta preciso conocer cuáles son los factores, los mecanismos y/o el contexto que hacen posible que los estímulos del entorno den lugar a la aparición de determinados stocks y flujos de conocimiento por los que se conforma el funcionamiento dinámico del sistema de aprendizaje en la organización y que estén integrados con los objetivos de la misma (Van der Spek y Spijkervet, 1997; Rant, 2001). Estos aspectos representan una materia de las actividades de gestión y, concretamente, constituyen lo que se ha da do en llamar la "gestión del conocimiento", que está centrada en la coordinación de los factores que deben ser cultivados con el fin de mejorar los resultados de la organización por medio del perfeccionamiento de su capacidad de aprendizaje (Davenport, De Long y Beers, 1998; DiBella y Nevis, 1998).

La gestión del conocimiento ha sido definida como la forma en que las organizaciones construyen, comunican y organizan el conocimiento en torno a sus actividades y dentro de sus culturas, y desarrollan la eficiencia organizativa mejorando la utilización de las habilidades de sus empleados (Pan y Scarbrough, 1999). Representa la “herramienta” de una organización para mantener o mejorar el rendimiento organizativo sobre la base de la ge stión de sus stocks y flujos de conocimiento, actuales y potenciales, esto es, para orientar y organizar eficientemente el sistema de aprendizaje de la organización. De acuerdo con esto, cubre todas aquellas actividades de coordinación que, más o menos conscientemente, aseguran un gobierno óptimo de los factores que afectan al buen funcionamiento de los sistemas de aprendizaje, y que facilitan que las demandas y

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condiciones percibidas del entorno den lugar a la racionalidad de la capacidad de aprendizaje.

Gestionar el conocimiento equivale a intervenir sobre los conocimientos y experiencias de aprendizaje inmersos en el sistema de aprendizaje, moderando la relación entre éstos y el rendimiento, e incrementando la probabilidad de que esos conocimientos y sus procesos relacionados conduzcan a la obtención de resultados superiores (Vera y Crossan, 2000; Handzic, 2001). Constituye un requisito para la creación de valor por medio de los activos de conocimiento de una organización y favorece su generación, conservación, distribución y utilización en la práctica integral diaria de la organización, de tal forma que ésta actúe tan inteligentemente como sea posible para asegurar su viabilidad y su éxito global (Smith y Saint-Onge, 1996; Wiig, 1997c; Liebowitz y Beckman, 1998; Saint-Onge, 1998; Liebowitz, 1999; Bueno Campos, 2000). Por lo tanto, la gestión del conocimiento está muy vinculada al aprendizaje en las organizaciones35 e insistimos en afirmar que, a partir de las percepciones del entorno organizativo, una gestión del conocimiento apropiada constituye una condición para explicar la aparición y funcionamiento idóneo de los sistemas de aprendizaje (Van der Spek y Spijkervet, 1997; Moreno Luzón et al., 2001).

Ahora bien, aún cuando no parece que exista ninguna duda sobre la necesidad de gestionar el conocimiento en la organización, si resulta preciso señalar que la complejidad y singularidade s asociadas al funcionamiento de los sistemas de aprendizaje (Shrivastava, 1983), inmediatamente plantean el problema de considerar hasta qué punto se puede ser exhaustivo o exacto en la identificación de estos factores de gestión y sus áreas de actuación. No pocas veces la literatura sobre el aprendizaje en la organización (Senge, 1990; Pedler, Burgoyne y Boydell, 1991; McGuill, Slocum y Lei, 1992; Garvin, 1993; entre otros) ha centrado sus esfuerzos en el desarrollo de un modelo singular y normativo que permita dilucidar la forma diseñar una organización que aprende, buscando la habilidad para desarrollar un aprendizaje continuo36 . Y lo que es más, todavía se están dando los primeros 35

Vera y Crossan (2000) sostienen que el campo de investigación del aprendizaje en la organización proporciona

un medio para esclarecer los complejos cambios cognitivos y de comportamiento implícitos en la transformación del conocimiento. La gestión del conocimiento, por su parte, es un campo que proporciona una explicación de los aspectos que favorecen la acumulación del conocimiento y sus procesos relacionados, para lo cual incluye un componente estratégico que permite alinear el conocimiento con la estrategia de la organización, y un componente táctico de implantación de los componentes necesarios para organizar los procesos del conocimiento. La gestión del conocimiento, por tanto, conduce y favorece el aprendizaje, pero no explica cómo ocurre. 36

Los distintos estudios persiguen la identificación y evaluación de las herramientas que pueden ayudar a

fundamentar la capacidad de aprendizaje dentro de la organización, esto es, la identificación de un modelo de

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pasos hacia la contrastación empírica de estas apreciaciones y su integración en una teoría de la organización basada en el conocimiento37 (Castaneda, 2000). No obstante, como ya hemos vislumbrado en el capítulo anterior, los sistemas de aprendizaje no se desarrollan ni se organizan de una única forma y algunos autores (Nevis et al., 1995; Dibella et al., 1996a; Gnyawalli y Stewart, 1999; entre otros) consideran más lógico suponer que la forma en que las organizaciones construyen, desarrollan y organizan su sistema de aprendizaje, a fin de garantizar su funcionamiento eficiente, no responde a un modelo normalizado único, sino que existen variaciones de estilo, a veces dentro del propio sistema, basadas en diferentes aspectos del conocimiento y del aprendizaje que los agentes del conocimiento pueden no ver. Podría ser más conveniente hablar de la existencia de diferentes composiciones u opciones de lo que debe ser la conformación y gestión de los sistemas de aprendizaje, en vez de hablar de modelos prescriptivos para el desarrollo de los mismos (Nevis et al., 1995).

Por todo ello, el análisis y apreciación de estos factores que actúan como catalizadores o facilitadores del desarrollo del potencial de aprendizaje resulta extremadamente complejo, supuesto que dichos factores deberían ser analizados con relación a cada una de esas versiones particulares para organizar el aprendizaje. Pese a todo, a continuación comprobaremos de forma concisa dónde o en qué residen las posibilidades de conformación y desarrollo de los sistemas de aprendizaje organizativos identificadas por la literatura, considerando las dimensiones sobre las que, con carácter general, se define la variedad y la complejidad de esos sistemas. Conforme a ello, efectuaremos una revisión de los principales trabajos que han analizado la diversidad y complejidad que caracterizan a la gestión del conocimiento en dichos sistemas de aprendizaje. Las conclusiones extraídas nos darán pie a establecer dónde se sitúan los catalizadores básicos del aprendizaje en la organización. A partir de ellos, intentaremos esclarecer cuáles son esos factores que, con

gestión del conocimiento absoluto. Estos modelos normativos presuponen que hay algún fallo en las organizaciones que las incapacita para alcanzar un "estado ideal" que les permita superar la totalidad de sus dificultades de aprendizaje. 37

Castaneda (2000) lleva a cabo una investigación enfocada sobre la transmisión de conocimiento y,

concretamente, sobre la investigación empírica realizada en este campo entre los años 1995 y 2000. Sus valoraciones ponen de manifiesto la existencia de distintos factores que facilitan o impiden la transmisión de conocimientos dentro de la organización, que clasifica en cuatro grandes categorías: cognitivos, sociales, físicos y organizativos. No obstante, es evidente que se trata de una corriente de investigación incipiente, que todavía carece de resultados acumulativos, debido a la variedad de antecedentes de investigación -incluyendo las raíces más tópicas del aprendizaje en la organización- y a la novedad de la visión de la organización basada en el conocimiento.

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carácter general, estimulan la capacidad de la organización para hacer de su conocimiento una fuente de creación valor o, dicho de otro modo, una fuente de competitividad.

2.2.2. La dive rsidad de orientaciones de la gestión del conocimiento Como bien señala Shrivastava (1983), la gestión de los procesos de acumulación, transmisión y transformación del conocimiento dentro de los sistemas de aprendizaje de las organizaciones exige la consideración de una gran variedad de esquemas, circunstancias y antecedentes formales, informales e históricos. Esta complejidad o multiplicidad de factores provoca el que los sistemas de aprendizaje puedan variar ampliamente en su grado de sistematización, formalización, sofisticación, así como en su importancia sobre los procesos de decisión de la organización. Además, es perfectamente posible que se produzcan cambios a lo largo del tiempo (Van der Krogt, 1998). De este modo, en algunos sistemas de aprendizaje, la gestión del conocimiento está inmersa en sistemas formalizados de gestión y administración de información, mientras que en otros, dicha gestión constituye una forma no sistemática e informal de enfocar los problemas de la organización y de compartirlos con los demás miembros. Por otra parte, los sistemas de aprendizaje en la organización a menudo se encuentran sumergidos en las prácticas de la misma, de tal forma que sus participantes no tienen conocimiento de esos sistemas y de la forma en la que se gestionan, por la sencilla razón de que pueden no haber sido nunca verbalizados o formalizados. De hecho, la gestión del conocimiento no es una actividad nueva sino que, de alguna manera, ha existido siempre en las organizaciones.

Un punto de partida elemental para avanzar en el análisis de la gestión del conocimiento es el de intentar identificar cuáles son los condicionantes latentes del posicionamiento que adoptan las organizaciones para establecer la gestión del conocimiento, siempre en conformidad con las características de su entorno y las peculiaridades de la propia organización. Es decir, es preciso localizar las dimensiones de la organización cuya consideración implica la gestión del conocimiento y sobre las que, de alguna manera, ésta se configura. En este sentido, podemos encontrar en la literatura diversas proposiciones a la hora de establecer y comparar los diferentes marcos de desarrollo de la capacidad de aprendizaje o, dicho de otro modo, para valorar las diferentes orientaciones de la gestión del conocimiento y las condiciones que lo determinan.

Precisamente, Van der Krogt (1998) considera que los sistemas de aprendizaje pueden funcionar con mayor o menor espontaneidad, en función del grado de libertad

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proporcionado a sus agentes de aprendizaje -individuos, grupos y organización para nosotros- a la hora de conducir su aprendizaje, movilizar y coordinar sus actuaciones dentro del sistema. Ese grado de libertad es establecido a lo largo de tres dimensiones que, conjuntamente, definen un espacio tridimensional, y que son explicativas de la activación y variación de los sistemas de aprendizaje. Estas tres dimensiones son las siguientes: el grado de ajuste horizontal-orgánico; el grado de ajuste vertical-mecánico; y el grado de ajuste externo-innovador (Figura 2.1). La dimensión vertical es fortalecida por las políticas de planificación, por el diseño de los programas de aprendizaje y por la supervisión de sus resultados. La dimensión horizontal se fortalece con el desarrollo de una dirección más orgánica, de forma que los individuos operen menos separadamente, a favor del desarrollo de colectivos que desarrollen e implementen los programas de aprendizaje. El desarrollo a lo largo de la dimensión externa es el resultado del fortalecimiento de contactos con el entorno externo. Conforme a ello, ese autor sostiene que el funcionamiento del sistema de aprendizaje de una organización es el resultado de una composición de posiciones a lo largo de cada una de estas tres dimensiones vertical, horizontal y externa. Este posicionamiento estará condicionado por la gestión del conocimiento aplicada para alimentar el funcionamiento del sistema y es un exponente de la capacidad de aprendizaje adquirida por el sistema. Asimismo, los cambios en la gestión del sistema de aprendizaje podrían ser analizados en función de los cambios de posición en cada una de las dimensiones. Figura 2.1: El espacio tridimensional de los sistemas de aprendizaje Sistema de Aprendizaje Vertical

Sistema de aprendizaje de ajuste limitado

Sistema de Aprendizaje Horizontal

Sistema de Aprendizaje Externo Fuente: Van der Krogt (1998)

Con anterioridad, Shrivastava (1983) había utilizado una matriz bidimensional para desarrollar una tipología de hasta seis variantes de las iniciativas de gestión del conocimiento en el sistema de aprendizaje de una organización (Figura 2.2). Para su obtención, por un

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lado se distingue la dimensión individual versus colectiva de los sistemas de aprendizaje, considerando un rango por el que se

refleja la mayor o menor dependencia que las

organizaciones pueden tener con respecto a cada uno de los niveles de aprendizaje38 . Por otro lado, también se considera una dimensión referente al mayor o menor grado de sistematización y planificación de los procesos que incitan al aprendizaje. Las organizaciones pueden variar en esta dimensión según desarrollen sus procesos de aprendizaje como resultado de normas socio-culturales, prácticas históricas o tradiciones de gestión, o por el contrario, como resultado de sistemas diseñados y delimitados para cubrir las necesidades de información y de aprendizaje especificadas por los responsables de dirección. En el primer caso, no existirá un esfuerzo consciente por diseñar medios formales que influyan sobre los procesos de aprendizaje y que condicionen la evolución de los mismos, mientras que en el segundo, los sistemas de aprendizaje están conducidos por la determinación analítica de la información requerida, así como por el desarrollo de los sistemas adaptados para satisfacer las necesidades de formalización. Puede observarse que cada una de estas dimensiones es correspondiente, respectivamente, con las dimensiones horizontal y vertical planteadas por el espacio tridimensional de Van der Krogt (1998), en tanto que se alude a los aspectos vinculados al componente humano y social de un sistema de aprendizaje y los aspectos sistemáticos o estructurados habituales dentro del mismo. Asimismo, es preciso señalar que cada una de las variantes de gestión identificadas constituye un tipo ideal que pocas veces o nunca se produce en estado puro y absoluto.

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En ocasiones, el sistema de aprendizaje organizativo es dependiente de la presencia de determinados

individuos, que actúan como agentes del conocimiento en la organización, y desempeñan un papel crítico o relevante en el desarrollo e institucionalización de los procesos de aprendizaje. En la medida en que los procesos de transmisión y materialización del conocimiento hacia la organización son desarrollados, disminuirá la dependencia para con los agentes individuales, puesto que la cartera de conocimientos de la organización ya no tiene como principal soporte a los individuos, sino a las diferentes políticas, estructuras o sistemas de la organización.

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Figura 2.2: Estilos de gestión de los sistemas de aprendizaje organizativos se gún Shrivastava (1983) Orientación al individuo Evolución Dimensión planificativaevolutiva Formalización

Dimensión individuo-organización Institución de un solo hombre

Sistemas de aprendizaje participativos

Orientación a la organización

Sistemas de aprendizaje mitológicos

Cultura de búsqueda de información

Sistemas de gestión formal

Sistemas de aprendizaje burocráticos

Fuente: Shrivastava (1983)

En esta línea de razonamientos, también es interesante la postura de Blacker (1995), quien distingue cuatro grandes formas de ordenación y gestión del conocimiento39 en los sistemas de aprendizaje en las organizaciones (Figura 2.3) considerando, en primer lugar, si sus procesos de aprendizaje se centran en la resolución de problemas de carácter estructurado y reiterativo frente a la concentración sobre problemas no estructurados o inéditos. En segundo lugar, atiende a si la base de conocimientos de la organización tiene como principal soporte a determinados individuos altamente cualificados o si, por el contrario, la capacidad de aprendizaje de la organización obedece principalmente al esfuerzo colectivo. Las flechas que aparecen en la figura, reflejan la tendencia favorable hacia los conocimientos intelectuales, culturales y codificados40 .

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Este autor identifica hasta cinco imágenes distintas del conocimiento acumulado en la organización (stocks): 1)

el conocimiento mental o intelectual (embrained), el conocimiento adherido (embodied), el conocimiento cultural (encultured), el conocimiento sumergido (embedded) y el conocimiento codificado (encoded). Existe una estrecha relación entre todos ellos, por lo que es un error suponer que estos tipos de conocimiento pueden ser concebidos como formas separadas unas de otras o que esta clasificación de los conocimientos sea absoluta. P ara mayor detalle, véase Blacker (1995). 40

P or lo que se refiere a los conocimientos codificados, el desarrollo de los medios tecnológicos hace posible que

influya sobre la naturaleza y significado de todos los demás conocimientos, incluidos los conocimientos mentales y culturales.

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Figura 2.3: Estilos de gestión de los sistemas de aprendizaje según Blacke r (1995) Organizaciones basadas en la rutina Énfasis en el conocimiento sumergido en las tecnologías, reglas y procedimientos. IMP ORTANCIA Intensivas en trabajo, tecnología y capital, con DE LA COLECTIVIDAD fuerte división jerárquica del trabajo y control. Escasas habilidades. Importancia de competencias organizativas y estrategias corporativas. Desarrollo de sistemas de trabajo informatizado.

Organizaciones dependientes de expertos Énfasis en competencias adheridas a los miembros clave de la organización.

IMPORT ANC IA DE INDIVIDUOS CLAVE

El rendimiento de los especialistas expertos es crucial. El estatus y el reconocimiento proceden del prestigio profesional. Fuerte énfasis sobre la formación y las cualificaciones. Desarrollo de competencias individuales y desplazamiento informático de la acción. ENFOQUE SOBRE P ROBLEMAS ESTRUCTURADOS

Organizaciones basadas en la comunicación Énfasis en el conocimiento cultural y el entendimiento colectivo. La comunicación y la colaboración son procesos clave. Empowerment por medio de la integración. La experiencia es dominante. Importancia de la creación de conocimiento, el diálogo y la interpretación. Desarrollo de sistemas de trabajo cooperativo informatizado.

Organizaciones dependientes de analistas-simbólicos Énfasis en el conocimiento y habilidades mentales de los miembros clave. Resolución de problemas emprendedora. El estatus y el reconocimiento proceden de la creatividad. La manipulación simbólica es una habilidad clave. Desarrollo de analistas simbólicos, apoyo a la información y diseño de sistemas expertos. ENFOQUE SOBRE P ROBLEMAS NO ESTRUCTURADOS

Fuente: Adaptado de Blacker (1995)

En este caso, volvemos a encontrar en cada una de las dimensiones la reiteración de los aspectos más o menos mecánicos o estructurados y de los aspectos más orgánicos vinculados al componente humano en los sistemas de aprendizaje. No obstante, también se trata de una clasificación en la que se contempla que el funcionamiento de los sistemas de aprendizaje está supeditado a una gestión adecuada a las características de la organización y a la naturaleza del conocimiento que retiene, al margen de sus preferencias estratégicas. Ahora bien, este autor reconoce que, al ser el conocimiento un elemento activo de naturaleza cambiante y, por tanto, en constante evolución, al hablar de la gestión del conocimiento en los sistemas de aprendizaje, la atención debe dirigirse tanto a la naturaleza del conocimiento que demanda la organización como hacia las prácticas, transformaciones y procedimientos adoptados en el sistema y por los que sus miembros hacen posible esa evolución del conocimiento.

De igual forma, habría que tener en cuenta la taxonomía alternativa que ofrecen otros autores, como por ejemplo Miller (1996), Ribbens (1997) o Pitt y Clarke (1999), al clasificar a las organizaciones por medio de las diferentes orientaciones de sus modelos de gestión de los procesos de aprendizaje y del conocimiento. En esencia, y con independencia del grado

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de exactitud de estas categorizaciones, si estamos contemplando a las organizaciones como sistemas abiertos y complejos, que se relacionan con entornos diversos y diferenciados, es indefectible que la forma en que cada sistema se adapta a su entorno, en concordancia con sus peculiaridade s internas, provocará la aparición de muy diversas formas de pensamiento y acción, y distintas actitudes a la hora de tomar decisiones y de resolver problemas.

De todas estas consideraciones, se desprende que cada sistema de aprendizaje es único y que es prácticamente imposible encontrar dos organizaciones que gestionen el conocimiento de la misma manera, dada la pluralidad de posibilidades asociadas a las condiciones percibidas del entorno y, en consecuencia, a sus necesidades de aprendizaje. La gestión del conocimiento es, por tanto, un fenómeno altamente complejo que necesita de diferentes facetas para poder ser entendido y explicado. Con todo, y a la luz de las valoraciones previas, seguidamente nos adentramos en la delicada labor de determinar cuáles son estas facetas desde las que es preciso contemplar la gestión del conocimiento y de sus procesos asociados.

2.2.3. Naturaleza dual de la gestión del conocimiento en el sistema de aprendizaje La observación de las dimensiones sobre las que se establecen los diversos modelos o variantes de gestión del conocimiento pueden ser un punto de referencia para identificar cual es la naturaleza principal de los factores y elementos que facilitan la organización y optimización del funcionamiento del sistema de aprendizaje. Es más, inherente en cada uno de los planteamientos de clasificación precedentes reside la idea de que la gestión del conocimiento implica considerar tanto las posibilidades del componente humano inmerso en los sistemas de aprendizaje, como las necesidades de planificación, sistematización o estructuración de los procesos organizativos de trabajo.

Van der Krogt (1998) recoge este punto de vista al contemplar que la organización de todo sistema de aprendizaje inmerso en la organización entraña un cierto grado de conformación técnica y estructurada

de los procesos de trabajo y un cierto grado de

valoración del elemento humano en el contexto organizativo41 . Ello obedece a que toda organización es concebida como un conjunto de agentes que, con su actuación, hacen 41

Si bien es cierto que las organizaciones deben satisfacer una serie de requerimientos funcionales y técnicos con

objeto de alcanzar la satisfacción de sus objetivos y la adaptación al entorno, también lo es que los miembros de la organización, con sus diferentes intereses y puntos de vista, ocupan un papel determinante dentro del sistema.

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emerger una red organizada de relaciones con la que se implican, de tal forma que componen progresivamente unos procedimientos y unas estructuras predeterminadas de acción, que toman forma hasta llegar, a su vez, a influir e incluso a determinar el comportamiento individual y social de los participantes en la organización (Figura 2.4). En palabras de este autor: “ conjuntamente, los agentes conforman los procesos organizativos y, por extensión, las estructuras de la organización, pero éstas a su vez determinan las acciones de los agentes dentro de los procesos”42 . Así pues, el sistema de aprendizaje de la organización se encuentra entretejido con su sistema de trabajo y, por ende, con los agentes integrados en él, por lo que, por un lado, es el resultado de coordinar las políticas y procedimientos técnicos del trabajo de la organización pero, por otro, también habría que preguntarse en qué grado y condiciones es posible que los individuos implicados influyan substancialmente en la progresión de esos sistemas.

Figura 2.4: Elementos del sistema de trabajo y del sistema de aprendizaje Procesos de trabajo: • Desarrollo de políticas de trabajo • Programación del trabajo • Ejecución del trabajo SISTEMA DE TRABAJO

AGENTES Agentes del trabajo

Agentes de aprendizaje

Estructuras de trabajo: • Contenido del trabajo • Relaciones de trabajo • Clima de trabajo

Procesos de aprendizaje: • Desarrollo de políticas de aprendizaje • Programación • Cualificaciones y aprendi zaje SISTEMA DE APRENDIZAJE Estructuras de aprendizaj e: • Contenido de la estructura • Estructura organi zativa • Clima de aprendizaje

Fuente: Van der Krogt (1998)

Otros autores como Jones y Hendry (1994), Richardson (1995) o Handzic (2001) también subrayan la importancia de reconocer inmersos en los sistemas de aprendizaje tanto los aspectos técnicos o mecánicos de la actividad organizativa ("hard learning"), como los aspectos relacionados con el desarrollo de los individuos y de las relaciones sociales ("soft learning"), y defienden la compatibilidad entre unos y otros aspectos como clave para satisfacer los requerimientos del mercado. De igual forma, Popper y Lipshitz (1998, 2000a, 2000b) advierten que los factores condicionantes que facilitan el aprendizaje en la organización están integrados tanto por los acuerdos y procedimientos estructurados institucionalizados en la organización y localizados "fuera del entendimiento humano" 42

Las estructuras de trabajo son el resultado de las acciones de los individuos, pero a su vez, las estructuras

ejercen influencia sobre esas acciones.

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(faceta "hardware), como por aquellos mecanismos de aprendizaje que son establecidos o fomentados social y culturalmente, con la intención de facilitar el aprendizaje de sus miembros individuales o de diseminar lo que éstos han aprendido por toda la organización (faceta "software"). Brown y Eisenhardt (1997) reconocen que el equilibrio entre la estabilidad y el cambio43 se consigue por medio de una combinación suficiente entre la definición formal de prioridades y contenidos, y la definición de unas redes de interacción extensivas, caracterizadas por la libertad y la improvisación, de tal forma que las organizaciones se conviertan en "semiestructuras" en las que se equilibran el orden y el desorden. Por último, Choi y Lee (2001) defienden la necesidad de integrar tanto una orientación sistémica y formalizada de la gestión del conocimiento como una orientación hacia los individuos y sus procesos de interacción.

En definitiva, nos encontramos con que el correcto funcionamiento de los sistemas de aprendizaje y, en consecuencia, la gestión del conocimiento, requiere la alineación de dos facetas esenciales: una faceta "tangible", estructural, integrada por los mecanismos y contenidos técnico-estructurados o factores mecanizados orientados al desarrollo de los procesos de trabajo vinculados al aprendizaje; y una faceta "intangible" o socio-cultural, integrada por aspectos del comportamiento de los individuos como la intuición, la espontaneidad, el pensamiento positivo y aquellos valores o creencias asociados al desarrollo humano, que pueden ser compartidos por los miembros de la organización, favoreciendo el que los aspectos mecánicos produzcan un aprendizaje eficiente (por ejemplo, nuevas intuiciones o comportamientos) y no meros rituales de aprendizaje. Básicamente, se trata de encontrar el equilibrio entre la concesión a sus agentes de un espacio adecuado para el desarrollo de su potencial y sus capacidades, y la implantación de guías o procedimientos para el ejercicio óptimo de su trabajo44 (Van der Krogt, 1998). La compatibilidad entre las 43

Como bien sabemos, las condiciones que facilitan la interacción dinámica entre los stocks y flujos de

conocimiento deben organizar el balance entre la estabilidad y el cambio, esto es, entre la explotación y la exploración (Graham y Pizzo, 1996; Nonaka y Takeuchi, 1995). 44

Esto quiere decir que los sistemas de aprendizaje organizativos mostrarán, por un lado, correspondencia con los

sistemas de organización formal del trabajo, mientras que por otro lado, reflejarán los puntos de vista de sus agentes de aprendizaje. Van der Krogt (1998) considera que la clave para mantener esta tensión se encuentra en la participación. Los integrantes de la organización deben ser impulsados a participar –en concordancia con sus competencias y capacidades- tanto en los procesos de aprendizaje, como en los procesos de trabajo, dado que esta participación, de un lado, facilita el que los agentes de aprendizaje desarrollen sus competencias y capacidades en coherencia con las necesidades de la organización y, por otro lado, capacita a estos agentes para ejercer influencia sobre las estructuras y procesos de trabajo y aprendizaje de la organización, hasta el punto de que esos sistemas sean más coherentes con sus propios puntos de vista y sus capacidades. Cada sistema de aprendizaje debe ser contemplado como una constelación específica de oportunidades para la participación.

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dos facetas es la clave para satisfacer las necesidades de los clientes y fortalecer la posición competitiva de la organización y, por ello, la creación de mecanismos de aprendizaje efectivos conlleva una mediación que puede y debe estar referida tanto a una como a la otra.

Precisamente, y a pesar de que el crecimiento experimentado por la literatura sobre el aprendizaje45 no ha permitido obtener explicaciones uniformes o unánimes al respecto (Miner y Mezias, 1996), de entre la diversidad de disciplinas desde la s que se ha enfocado el estudio del aprendizaje y la gestión del conocimiento46 , es posible destacar dos posturas diferenciadas entre aquellos trabajos que enfatizan en el aprendizaje y su gestión como un proceso técnico y objetivo, y los que, por el contrario, establecen que se trata de un proceso relativo al comportamiento social y humano, en el que los agentes individuales son los protagonistas (Easterby-Smith, Snell y Gherardi, 1998; Easterby-Smith y Araujo, 1999). Concretamente, en los trabajos de Daft y Huber (1987), Edmonson y Moingeon (1996), Mirvis (1996), Garavan (1997) o Gnyawalli y Stewart (1999) se contempla el debate abierto en la literatura sobre la gestión del conocimiento y del aprendizaje entre dos grandes perspectivas o corrientes teóricas (T abla 2.1) ,que son: i) Una perspectiva estructuralista47 , según la cual el aprendizaje es posible cuando las organizaciones desarrollan los requisitos formales necesarios para obtener y analizar información relevante de sus entornos interno y externo e introducirla en sus procesos de decisión, coordinación y control. ii) Una perspectiva comportamentalista48 , centrada en los requisitos necesarios para generar un entendimiento compartido acerca del entorno y, según la cual, el aprendizaje solo es

45

Crossan y Guatto (1996) demuestran el gran número de publicaciones académicas que comenzaron a editarse

durante la década de los años ochenta y que se incrementaron notablemente a lo largo de los noventa, hasta el punto de que sólo el número de trabajos divulgados durante 1993, supera a los editados durante la década precedente. 46

En su trabajo, Easterby-Smith (1997) reconoce hasta seis “ disciplinas” diferentes dentro de la literatura sobre el

aprendizaje y la gestión del conocimiento en la organización, cada una de las cuales con su particular rango de contribuciones y problemas. 47

48

Denominada informacional por algunos autores (Gnyawalli, 1997; Gnyawalli y Stewart, 1999).

Mientras que la para la primera de estas perspectivas existe un cierto grado de acuerdo en cuanto a su

denominación, la segunda perspectiva ha sido designada mediante de múltiples expresiones, tales como perspectiva interpretativa (Daft y Huber, 1987), perspectiva interaccionista (Gnyawalli y Stewart, 1999) o perspectiva de la construcción social (Edmonson y Moingeon, 1996; Easterby-Smith y Araujo, 1999), entre otras. Igualmente, la definición de su contenido resulta menos precisa.

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posible cuando los miembros del sistema interpretan adecuadamente la información por medio de su conducta, la interacción o la reflexión sobre la experiencia. Tabla 2.1: Las dos pe rspe ctivas sobre el aprendizaje en la organización PERSPECTIVA ESTRUCTURALISTA

PERSPECTIVA COMPORTAMENTALISTA

La organización es un sistema para la transmisión de la información

La organización es un sistema que da significado a la información

Relevancia de la cantidad, frecuencia, dirección y características físicas de los mensajes

Relevancia del propósito, significado de los símbolos e interpretación por los participantes

El entorno es objetivable y puede ser aprendido mediante de la acumulación de datos.

El entorno es aprendido mediante la obtención de una definición compartida y de la experimentación

Las organizaciones aprenden por medio de la adquisición de información; el análisis racional y los nuevos comportamientos están, por tanto, dirigidos por la alta dirección.

Las organizaciones aprenden por medio del diálogo y la interpretación compartida de los acontecimientos, las suposiciones cambiantes y la prueba y error

El entendimiento conduce a la acción

La acción conduce al entendimiento

Fuente: Adaptado de Daft y Huber (1987)

Como podemos observar, cada una de las dimensiones esenciales de la gestión del conocimiento, la estructural o “tangible” y la humana o “ intangible”, ha sido el argumento principal de estas dos perspectivas esenciales. Ciertamente, la intención del primero de esos puntos de vista es superar la ignorancia desarrollando los procesos y estructuras que, al margen de los individuos, actúen como sistemas de coordinación y control. El segundo enfoque realiza un mayor énfasis en las formas de hacer frente a lo desconocido actuando sobre los miembros de la organización con el propósito expreso de modificar y alinear sus cogniciones y comportamientos (Richardson, 1995; Elkjaer, 1999). La principal consecuencia es que cada perspectiva puede conducir a la administración de mecanismos de intervención o facilitadores del aprendizaje distintos y particulares, relacionados con la faceta técnico-estructural o relacionados con la faceta social y humana, en cada caso. Así pues, una gestión del conocimiento centrada en el procesamiento de información es un punto de vista que puede ser alimentado con unas técnicas de investigación adecuadas, los mecanismos asociados a las funciones operativas, así como con los sistemas de información, organización y control del trabajo. Alternativamente, una gestión del conocimiento enfocada sobre el comportamiento y desarrollo humano conduce hacia la consideración de motivaciones ocultas, intuiciones y emociones, por lo que el aprendizaje en la organización se encontrará favorecido por aspectos menos racionales del comportamiento, que residen sobre los sentimientos o las sensaciones y sobre la habilidad del individuo para aprender de sus experiencias y de las de los demás en su lugar de trabajo (Easterby-Smith et al. 1998).

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Con y por todo ello, aún cuando la diferencia entre las perspectivas de estudio puede ser condenada como fuente de confusiones49 , parece más provechoso pensar en positivo y aceptar, conforme a las referencias previas, que las diferentes aportaciones y puntos de vista pueden ser complementarios en vez de discrepantes. Y es que, a medida que el conocimiento se convierte en el aspecto central de la competitividad organizativa, resulta ineludible la aceptación de la integración entre ambas versiones, puesto que la gestión del conocimiento debe ser contemplada como un instrumento de alineación de los comportamientos de los miembros de la organización y los procesos de la misma como un todo.

Pues bien, una vez reconocida la naturaleza dual de la gestión del aprendizaje o el conocimiento y las dos perspectivas de análisis en las que se ha concretado, es momento de empezar a preguntarse cuáles son los elementos, tangibles e intangibles, de la gestión del conocimiento que, en cualquier organización, actúan como catalizadores de la capacidad para hacer del conocimiento una fuente de valor. Veamos, a continuación, los diferentes planteamientos que ha suscitado esta cuestión.

2.3. PRINCIPALES PLANTEAMIENTO S EN EL ES TUDIO DE LA GESTIÓ N DEL CONOCIMIENTO Tras haber constatado la existencia de diferentes tratamientos de la cuestión, y advertir que su reconciliación y concierto es adecuado para alcanzar una mejor comprensión del fenómeno aprendizaje, consideramos que la familiarización con cada uno de ellos puede significar la obtención de un mayor repertorio de posibilidades para la gestión del conocimiento y un mejor entendimiento de las carencias de cada perspectiva. Es conveniente, entonces, hacer una revisión de aquellos trabajos que, directa o indirectamente, han penetrado en los fundamentos de la gestión de la formación, conservación y desarrollo del conocimiento en la organización desde cada uno de los puntos de vista. Con este fin,

49

Como bien señalan Popper y Lipshitz (1998) o Easterby-Smith et al. (1998), esta bifurcación que existe entre

las discusiones en torno al aprendizaje en la organización crea confusiones conceptuales y léxicas, porque las dos comunidades parten de suposiciones diferentes (sobre la fiabilidad y la necesidad del aprendizaje en la organización), se centran en diferentes aspectos de investigación (descripción del aprendizaje en la organización frente a prescripciones sobre su desarrollo) y giran alrededor de conceptos diferentes, aunque relacionados (aprendizaje organizativo frente a organización que aprende). De hecho, algunas discusiones al respecto todavía permanecen sin resolver y se encuentran saturadas de una terminología casi mística, llena de tópicos y difícil de interpretar (Garvin, 1993).

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reconocemos la existencia de tres grupos de investigaciones o planteamientos de acuerdo con la perspectiva en la que se fundamentan. Estas tres categorías son las siguientes: 1- Planteamientos técnico-estructurales. Bajo esta denominación englobamos aquellos trabajos que plantean la gestión del conocimiento desde un punto de vista basado en el procesamiento de información y el desarrollo de procesos de análisis, coordinación y control. Estos modelos son afines con la epistemología positivista o cognitivista del conocimiento, y de ellos se desprende que la gestión del conocimiento debe estar basada en medios estructurales y tecnológicos como prioridad esencial. 2- Planteamientos de comportamiento. En esta sección repasamos aquellas aportaciones que analizan el aprendizaje y la gestión del conocimiento desde una perspectiva de alcance humano y social, reconociendo la importancia de las interpretaciones individuales y los modelos mentales de referencia y, en consecuencia, del desarrollo humano. Estos modelos son más cercanos a la epistemología construccionista del conocimiento y, en este caso, las diferentes aportaciones conceden prioridad a factores de gestión del conocimiento vinculados a la cultura, el clima organizativo o incluso el liderazgo. 3- Planteamientos de integración o eclécticos. Por último, en esta sección reuniremos aquellos trabajos que recurren a una perspectiva estratégica, integradora de las anteriores, para proponer modelos de aprendizaje y de gestión del conocimiento que reúnen los aspectos técnicos y estructurales junto con los aspectos humanos, más intuitivos y sociales. Se trata de aportaciones más actuales por las que la gestión del conocimiento constituye una práctica, más o menos consciente, por la que cada organización se adapta a las exigencias particulares de su entorno, y mediante la que se define la alineación entre los stocks y flujos de conocimiento en concordancia con los requerimientos intelectuales de la estrategia competitiva (Zack, 1999a).

En consonancia con estas especificaciones, en la figura 2.5 se ofrece una representación esquemática de las distintas perspectivas y enfoques considerados para la gestión del conocimiento en el sistema de aprendizaje, así como la evolución que han experimentado, y los nuevos planteamientos que han aparecido como fruto de su integración.

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Figura 2.5: Evolución de las pe rspe ctivas sobre la gestión del conocimiento en el sistema de aprendizaje de la organiz ación PERSPECTIVA POSITIVISTA DEL CONOCIMIENTO

PERSPECTIVA CONSTRUCCIONISTA DEL CONOCIMIENTO

PERSPECTIVA ESTRATÉGICA

PLANTEAMIENTOS TÉCNICOESTRUCTURALES

PLANTEAMIENTOS DE COMPORTAMIENTO

NUEVOS PLANTEAMIENTOS INTEGRADORES

En dicho gráfico, se refleja la visión técnica y estructural del aprendizaje, con origen en una concepción positivista o cognitivista del conocimiento, junto a la perspectiva del comportamiento humano, desarrollada a partir de la epistemología construccionista del conocimiento. Por otra parte, y siguiendo la estela de la dirección estratégica, cada vez son más los trabajos que plantean los modelos de aprendizaje a partir de la integración de ambas aportaciones, pues la gestión del conocimiento es lo suficientemente compleja como para necesitar la concurrencia de diferentes perspectivas.

A continuación, pasamos a caracterizar los tres grupos de modelos, describiendo con más detalle las aportaciones y limitaciones de cada uno de los enfoques. No obstante, conviene precisar que no pretendemos ser exhaustivos en nuestro recorrido por la literatura, sino simplemente efectuar una breve revisión de la misma, al objeto de identificar cuáles han sido los principales avances en el discernimiento del perfeccionamiento de la capacidad de aprendizaje de la organización. Por ello, para cada grupo de trabajos, identificamos y describimos aquellos que han sido seleccionados por servirnos de referencia y punto de partida a la hora de realizar nuestro propio planteamiento.

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2.3.1. Los planteamientos té cnico-estructurales Bajo este epígrafe consideramos aquellos trabajos que, en su esencia, entienden la gestión del conocimiento en la organización como un proceso fundamentado en aspectos técnicos, mecánicos o de naturaleza estructurada, que responde a la necesidad de procesar – producir y reproducir-, analizar y dar respuesta a la información, interna y externa a la organización.

2.3.1.1. Fundamentos teóricos

En general, se trata de aportaciones que, en consonancia con la epistemología cognitivista o positivista del conocimiento (Simon, 1982; Anderson, 1993), desarrollan modelos lógico-formales en los que los sistemas de aprendizaje actúan como máquinas necesarias para el procesamiento de información y el razonamiento lógico. El conocimiento es considerado algo objetivo, estático, universal y representativo de una realidad externa dada, que consiste en un conjunto de objetos o acontecimientos, de tal forma que la tarea clave de cualquier sistema de aprendizaje es representar o moderar esa realidad tan exactamente como sea posible. Así, aprender significa desarrollar representaciones cada vez más completas y correspondientes con esa realidad externa por medio de la lógica y la deducción (Stankeviciute, 2001).

Conforme a ello, las organizaciones admiten que la información y los conocimientos objetivos existen, y que pueden ser a dquiridos y distribuidos racionalmente entre los miembros o unidades pertenecientes a la organización. A partir de esta información, los individuos estarán en condiciones de crear representaciones, más o menos aproximadas, del mundo exterior circundante y de actuar en consonancia con esas representaciones. Este planteamiento obedece a la reflexión de que, cuando las organizaciones adquieren, procesan y analizan información oportuna, relevante y exacta, estarán más capacitadas para conocer la relación entre las acciones de la organización y sus resultados en el entorno (Daft y Lengel, 1986; Daft y Huber, 1987) y, por lo tanto, más capacitadas para aprender. De acuerdo con ello, el principio general subyacente en estos modelos es que, para mejorar el potencial de aprendizaje del sistema, la información necesita fluir en la organización sin ningún tipo de obstáculo.

Se gún Daft y Huber (1987) la información es adquirida y distribuida por las organizaciones por varias razones: es un arma en el debate organizativo; es una fuente de

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poder; sirve como justificación para determinadas decisiones; es un símbolo de adherencia a las normas; y, finalmente, contribuye al aprendizaje dentro de la organización. La información puede ser cuantitativa o cualitativa, pero generalmente es explícita conocimientos explícitos-, de dominio público (Easterby-Smith, 1997; Easterby-Smith y Araujo, 1999) y puede ser obtenida y conducida por medio de canales establecidos dentro de la organización hasta llegar a su destino (McDonald, 1995). Estos cauces y sistemas establecidos alimentan la racionalidad del proceso informativo y ayudan a determinar qué información fluirá y a lo largo de qué canales de comunicación. No obstante, esta situación está lejos de ser fácil, si consideramos la existencia de diferencias jerárquicas y de conflictos políticos dentro de la organización50 , de acuerdo con lo cual, el carácter formal del procesamiento de información en la organización viene dado por la necesidad de diseñar sistemas de reconocimiento por los que se facilite, en vez de limitar, la transparencia y la comunicación y, con ellas, el aprendizaje dentro del sistema. Asimismo, en la teoría de March y Simon (1958), el conductor de la actividad organizativa es una brecha de rendimiento entre los resultados actuales y los esperados que estimula la búsqueda de nueva información para poder interpretar esa brecha y proponer acciones correctoras. Por tanto, la detección y corrección de los errores de rendimiento del pasado y, al mismo tiempo, la anticipación de las necesidades del futuro, son un requisito necesario tanto para la continuidad de los objetivos actuales como para llevar a cabo una posible modificación de los mismos. De hecho, la modificación de los objetivos es un punto de partida para el desaprendizaje (Hedberg, 1981). En general, para una organización es más difícil descartar la información y los conocimientos que adquirirlos51 , pues los individuos y las organizaciones tienen tendencia a mantener información hasta mucho después de haber explotado su utilidad, y las rutinas para enfrentarse al entorno están históricamente sumergidas en los sistemas, estructuras y sistemas de valores de la organización. No obstante, cuando se enfrenta con un entorno rápidamente cambiante, la habilidad para desaprender de la organización puede ser crucial para su supervivencia.

50

P ara Huber (1991), los problemas y conflictos políticos dentro de la organización causan problemas de

aprendizaje, ya que conducen a la supresión o a la distorsión de la información. 51

La información externa no siempre se armoniza adecuadamente con la información que ya existe dentro de la

empresa, como consecuencia del síndrome de "no inventado aquí", representativo de la resistencia de las organizaciones a considerar el desarrollo de descubrimientos ajenos. En este caso, la reverencia de la organización hacia sus stocks de conocimiento no permite concesión alguna a la información externa (McDonald, 1995).

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Parece, pues, innegable que el gobierno de la información es indispensable para el aprendizaje en el sistema, y así lo han defendido numerosos estudios de manera tangible. De todos modos, aunque la mayoría de los modelos que nosotros agrupamos bajo esta escuela de pensamiento ya han sido calificados dentro de ella por otros investigadores, no podemos dejar de señalar que siempre existirán algunas posiciones contradictorias o divergentes con respecto a la calificación de alguno de los trabajos considerados. En verdad, la relevancia de las estructuras y procesos de información organizativos sobre la capacidad de aprendizaje de la organización ha sido reconocida en numerosas aportaciones de la literatura (Duncan y Weiss, 1979; Fiol y Lyles, 1985; Lyles y Schwenk, 1992; Adler y Cole, 1993), como es el caso de las realizadas desde el paradigma funcional del análisis organizativo y otras relacionadas con las teorías de administración y gestión de las organizaciones. Fiol y Lyles (1985) consideran que "las estructuras organizativa favorecen tanto la innovación como el conocimiento" y es un factor básico que "afecta a la probabilidad de que tenga lugar el aprendizaje". El aprendizaje estará más estimulado por el exceso que por el defecto de información, por lo que los directivos generalmente se inclinarán a adquirir y procesar esa información -que será aplicable en diferentes contextos con mayores o menores modificaciones- con el fin de justificar sus decisiones (McDonald, 1995). Así pues, siendo la información esencial para llevar a cabo las tareas internas, para coordinar las distintas actividades y para conocer las señales del entorno, los directivos interesados en ayudar a sus organizaciones dedicarán su atención la dotación de mecanismos estructurales específicos que facilitan la información en cantidad y calidad.

2.3.1.2.Aportaciones esenciales

En el objetivo de establecer un modelo de diseño organizativo que proporcione a las organizaciones los mecanismos necesarios para satisfacer sus requerimientos de información, una referencia interesante, de entre las pioneras, es el trabajo propuesto por Daft y Lengel (1986). Estos autores defienden que toda organización debe satisfacer unas necesidades de información acerca de la tecnología, el entorno o las relaciones interdepartamentales, y que tanto sus características estructurales como sus sistemas internos son determinantes de la suficiencia y riqueza de la información que es capaz de procesar.

Alternativamente, Huber (1991), establece que: "una organización aprende si, por medio del procesamiento de información, es capaz de modificar el rango de sus comportamientos potenciales...... si alguna de sus unida des a dquiere un conocimiento que reconoce como potencialmente beneficioso para la organización". Este autor realiza un

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interesante trabajo de descripción, síntesis y evaluación de la literatura previa relacionada con los procesos de adquisición, distribución e interpretación de información y de su acumulación en la memoria organizativa, denunciando cómo los mayores desacuerdos parecen deberse al diferente énfasis realizado sobre cada uno de estos procesos relacionados con el aprendizaje, así como sobre los distintos subprocesos y factores que los hacen posible (figura 2.6). Tales factores, condicionantes de la capacidad de aprendizaje, son explicados en términos de escaneo del entorno y búsque da enfocada, control del rendimiento, riqueza de medios, etc.. Junto a ellos, se incorpora tímidamente algunos aspectos menos mecanizables, como es el caso del aprendizaje no intencionado y de la experimentación continua que, en gran medida, son el fruto del azar o de la improvisación.

No obstante, de esta labor de síntesis se desprende que son determinados procedimientos operativos estructurados, los métodos formales de comunicación y coordinación, y el entendimiento común de las tareas y el trabajo lo que produce verdaderos efectos sobre el aprendizaje en la organización (Nicolini y Meznar, 1995). Conforme a ello, se ignoran los factores vinculados a la creación del conocimiento y a los aspectos tácitos del mismo, centrándose principalmente en la articulación, distribución e interpretación de los conocimientos explícitos. De igual forma, no ofrece explicación alguna sobre la relación que existe entre los distintos procesos de la información, y no ofrece ningún tipo de prescripción pragmática con relación a la gestión del conocimiento en las organizaciones.

Figura 2.6: Instrumentos asociados al aprendizaje en la organización Aprendizaje congénito 1. Adquisición de información

Experiencia directa Aprender de otras organizaciones Inserción estratégica Búsqueda

Experimentos organizativos Autoevaluación Experimentación continua Aprendizaje no intencionado Apr. basado curvas experiencia Escaneo Búsqueda enfocada Control del rendimiento

2. Distribución de información Creación y adaptación de mapas cognoscitivos 3. Interpretación de información

Riqueza de medios Sobrecargas de información Desaprendizaj e Almacenamiento y recuperación de información

4. Memoria organizativa Memoria basada en sistemas informáticos Fuente: Adaptado de Huber (1991)

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Unos años después, Garvin (1993) discute los atributos esenciales para el aprendizaje en las organizaciones y considera que se concretan en torno a cinco actividades fundamentales: i) la resolución sistemática de problemas52 ; ii) la experimentación como mecanismo de búsque da sistemática de nuevos conocimientos; iii) el aprendizaje de la propia experiencia y de la historia pasada de la organización -aprender de los éxitos y los fracasos por medio de la evaluación-; iv) el aprendizaje de las experiencias de otras organizaciones; y v) la transmisión rápida y eficiente de información a través de toda la organización. Estas actividades bien conducen a pensar que la mente humana es como una máquina de lógica y deducción, diseñada como vehículo para la obtención sistemática de información acerca del mundo externo, para su análisis y estructuración en formatos fácilmente comunicables, y para su utilización como criterio de decisión de las acciones futuras. Posteriormente, será necesario obtener información adicional que verifique –o no- que las consecuencias de esas acciones se encuentran dentro de unos rangos aceptables. Desde este punto de vista, el fin último que persigue la obtención, procesamiento y aplicación de la información, no es otro que el de enriquecer el conocimiento para hacer de él el mejor medio satisfacer las ofertas y compromisos asumidos con los clientes (creación de valor). Conforme a ello, se analiza la importancia que tienen los cauces que facilitan y estructuran este proceso, como es el caso de la vigilancia del entorno (Daft y Weick, 1984; Weick, 1995; Choo, 1998), los procesos de decisión estratégicos (Beveridge et al., 1997; Ribbens, 1997; Brews y Hunt, 1999), los sistemas de evaluación y seguimiento (Lant y Montgomery, 1987; Levitt y March, 1988; Adler y Cole, 1993; Kloot, 1997; Uusikylä y Virtanen, 2000) y otros sistemas de control y medición (Adler y Cole, 1993; Glazer, 1998; Greve, 1998). T ampoco podemos olvidarnos de la influencia que tienen las nuevas tecnologías de la información (Huber, 1990; Boland, T ensaki y Teéni, 1994; Ruggles, 1998; Blumentritt y Johston, 1999; Zack, 1999b; Massey y Montoya-Weiss, 2000), que son una ayuda para transformar la información en conocimiento, y el conocimiento en acción. E igualmente, conceptos como aprender de la experiencia de otras organizaciones (Huber, 1991, Garvin, 1993), aprender por medio de la imitación (Levitt y March, 1988), el aprendizaje congénito o el aprendizaje por medio de la búsqueda activa y percepción de las acciones de los competidores (Garvin, 1993) resultan afines con las dilucidaciones realizadas. 52

En esencia, la resolución sistemática de problemas, alude a un tipo de problemas resolubles mediante un

procedimiento de solución o secuencia de operaciones preexistente que se considera una "solución agradable". Se puede ignorar el procedimiento, pero una vez conocido se es capaz de resolver el problema sistemáticamente (Muñoz Seca y Riverola, 1997).

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De acuerdo con ello, y con carácter general, la principal aportación dentro de este planteamiento ha sido la de constatar la forma en que las organizaciones adquieren, analizan y utilizan la información para mejorar su imagen de la realidad e identificar nuevos problemas y oportunidades (Daft y Huber, 1987). La información es un input de los problemas de decisión y de coordinación, si bien es asumido que la s unidades organizativas conocen como utilizar eficientemente esta información. La adquisición y utilización oportuna de información relevante y exacta, por medio de la aplicación y gestión de dispositivos, operaciones y sistemas estructurados, permitirá llevar a cabo los procesos de decisión, y mejorar la coordinación y el control de las distintas unidades de la organización. Ahora bien, esta perspectiva sólo es posible cuando las organizaciones hayan alcanzado un discernimiento claro sobre cual es la información que debe ser obtenida y distribuida, lo que implica la existencia de una imagen metal común que confiera un significado a esa información. Evidentemente, el inconveniente de este planteamiento es el enfoque excesivamente mecánico, lógico y racional de la gestión del sistema de aprendizaje, sin apenas destacar los aspectos humanos y sociales, más intuitivos o afectivos y menos racionales, que son determinantes de la creación de esa imagen mental compartida obtenida de la interacción y que, al hacer posible la transmisión de los conocimientos tácitos, también intervienen en la consolidación de las estructuras y procesos de aprendizaje en la organización, así como en sus consecuencias. De hecho, las condiciones estructurales pueden causar un comportamiento de aprendizaje conservador que limita sus posibilidades.

2.3.2. Los planteamientos de comportamiento En esta perspectiva de análisis, se reúnen aquellos trabajos que enfatizan en la vertiente social de la gestión del conocimiento en la organización, destacando la trascendencia que tienen las interpretaciones alternativas y actuaciones de los miembros de la organización, en respuesta a la necesidad de crear y comunicar significados que sirvan como base para las acciones del futuro.

2.3.2.1. Fundamentos teóricos

Desde esta perspectiva, más próxima al denominado construccionismo social (Berger y Luckmann, 1966; T soukas, 1996), el conocimiento habitualmente reside en la mente humana, y está muy ligado a los sentidos y experiencias previas, por lo que cada individuo puede construir “ su mundo” de una forma exclusiva. Dixon (1994) describe cómo

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los individuos son capaces de generar sus “ construcciones de la realidad” –estructuras de conocimiento- en su contexto de trabajo, y cómo pueden modificar estas construcciones a la luz de la experiencia y de las características de ese contexto. Por tanto, esta segunda perspectiva sobre la gestión del sistema de aprendizaje organizativo contrasta con la estructural en que, para esta última, el conocimiento es una realidad abstracta y objetiva preexistente, representativa de la realidad y que se puede lle gar a aprender por medios lógicos y racionales, frecuentemente prescritos, mientras que para la primera, el conocimiento es profundamente subjetivo, dinámico, específico de un contexto y embebido en la acción y la experiencia, por lo que el aprendizaje no es siempre algo controlado, intencionado o cierto. Desde este punto de vista, las organizaciones son algo más que entidades orientadas al procesamiento de grandes cantidades de información y dirigidas a reproducir una imagen aproximada de una realidad dada. Para la perspectiva del comportamiento, la organización está dotada de unos agentes con potencial para interpretar la realidad sobre la base de las experiencias e interacciones que se mantienen con el entorno. Un aspecto central de estas teorías es el de examinar la forma en que los individuos toman conciencia de sus experiencias en el trabajo, reflexionan sobre ellas y desarrollan su potencial y sus capacidades (Mirvis, 1996; Easterby-Smith y Araujo, 1999). Los datos y la información no significan nada si no son correctamente interiorizados e interpretados por los miembros de la organización, de tal forma que se produzca el desarrollo del entendimiento humano en el contexto organizativo. Así, junto a los conocimientos explícitos aparecen de forma más perceptible los aspectos tácitos del conocimiento, que también son asimilados por medio de situaciones que implican el aprendizaje a través de la experiencia directa (Levitt y March, 1988), del emprendimiento de acciones creativas o de prueba y error53 (Van de Ven y Polley, 1992), de la improvisación (Crossan y Hurst, 2000) y del trabajo en colectividad (de Leo, 1994; Brown y Duguid, 1991, 1998). Con relación a este último punto, es indudable que el trabajo es frecuentemente realizado en cooperación con otros individuos, por lo que el aprendizaje emerge de la interacción social entre individuos e implica el desarrollo de procesos compartidos de interpretación de la información (Daft y Huber, 1987). Es decir, gran parte del conocimiento es, como ya sabemos, un producto colectivo, fruto de las experiencias que se producen en colaboración (Easterby-Smith, 1997) y con posibilidades sinergéticas (Brown y Duguid, 1998). 53

Nos estamos refiriendo al aprendizaje que se produce por medio de la resolución de problemas para los que no

es posible definir a priori qué es lo que constituye una solución satisfactoria, sino que requieren respuestas creativas, hechas a medida y acerca de las cuales, muchas veces, existe un gran desconocimiento de sus resultados. Este aprendizaje requiere una involucración personal y activa del individuo con el problema a resolver (Muñoz Seca y Riverola, 1997).

87

Esta idea de la construcción social del conocimiento y su vinculación al comportamiento es afín con algunas aportaciones que proceden de la psicología y del desarrollo organizativo, y ha sido directamente relacionada con el contexto cultural de la organización. No son pocos los autores (Argyris, 1993; Hedlund y Nonaka, 1993; Schein, 1993b, 1996; Nevis et al., 1995; Bontis, 1999b; entre otros) que han señalado que el aprendizaje en la organización está vinculado con los valores, creencias y expectativas que proporcionan las pautas de comportamiento en la organización, lo cual es lógico si consideramos que estos aspectos culturales, generalmente, son el fruto del aprendizaje. Se gún De Long (1997) y De Long y Fahey (2000), estos valores, creencias, normas sociales permiten: i) configurar las apreciaciones acerca de cuáles son los conocimientos relevantes; ii) actuar como mediadores de la relación entre los niveles individuales y colectivos del conocimiento; iii) definir el contexto para la interacción que determina el valor que las organizaciones obtienen del conocimiento; y iv) conformar la reacción de la organización hacia los nuevos conocimientos, conformando los procesos mediante los cuáles son capturados, legitimados y distribuidos por la organización.

Es manifiesto que las formas de comportamiento de los individuos en su lugar de trabajo obedecen a valores, prácticas y modelos de conducta que son progresivamente asimilados, que son recuperados en cualquier momento de tiempo y que se refuerzan entre sí. Estos modelos culturales, difícilmente visibles e implícitamente compartidos, actúan en el subyacente de los individuos y determinan la forma en que perciben, reflexionan y reaccionan ante sus diversos entornos de actuación (Schein, 1996). Y si el aprendizaje en la organización es el resultado de las experiencias personales y los procesos de interacción entre individuos, entonces debería ser comprendido con relación a ese contexto cultural y social en el que estas experiencias e interacciones tienen lugar54 .

2.3.2.2.Aportaciones esenciales

De acuerdo con las consideraciones previas, desde este planteamiento se considera necesario el establecimiento de un marco de intervención en el ámbito organizativo, por el que se creen las condiciones psicológicas y los comportamientos necesarios para fortalecer 54

En este sentido, autores como Hedlund y Nonaka (1993) y Hedlund (1994) han contrastado los diferentes

modelos de aprendizaje entre las organizaciones japonesas y occidentales con objeto de relacionarlos con las diferentes características organizativas asociadas a las dos culturas.

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los objetivos de la gestión del conocimiento. O lo que es lo mismo, la gestión del conocimiento indefectiblemente debe contemplar algún elemento de apoyo hacia el componente social y personal, dado que es posible la creación de un contexto en el que las personas puedan comprometerse apasionadamente y contribuir con su potencial al desarrollo del aprendizaje y la asimilación del conocimiento (Wikström y Norman, 1994; Crossan y Hurst, 2000).

Numerosos autores consideran que la eficiencia del sistema de aprendizaje en la organización es contingente con un contexto que promueve la confianza, el compromiso, la creatividad y la innovación (Argyris y Schön, 1978; McGill et al., 1992; Page y Dale, 1997; Popper y Lipshitz, 1998, 2000a, 2000b). Resulta, por tanto, primordial disponer de un clima organizativo abierto a la producción y aplicación de las nuevas ideas, a la iniciativa, la colaboración, y al establecimiento de relaciones de calidad que promuevan el que los individuos compartan su información más allá de lo que permiten los cauces formales. Concretamente, Brown y Duguid (1991) enfatizan en las prácticas de aprendizaje informal, en oposición a lo formalizado, refiriéndose a ello con las denominaciones respectivas de prácticas de trabajo "no canónicas" y "canónicas", y sugieren que los procesos de formación y de socialización probablemente serán inefectivos si se basan en la rutina formal, en vez de en experiencias más informales, contingentes e improvisadas. Por su parte, Nonaka (1994) propone que el compromiso hacia el aprendizaje debe nacer primeramente de los individuos -y grupos- de la organización, para lo cual deben: i) concretar una intención o consciencia del mundo que les permita juzgar el valor de la información y conocimientos percibidos o creados; ii) disponer de autonomía, como fuente de creatividad y libertad para la generación y absorción de conocimientos; iii) y fluctuar de forma continua con el entorno que les rodea a fin de desarrollar nuevas interpretaciones de la realidad.

Estos mismos autores consideran que la extensión del conocimiento individual hacia el resto de niveles de la organización es potenciado en las "comunidades de interacción" o "comunidades de práctica", establecidas como reunión de individuos que, en un clima de confianza, comparten unos valores, unas creencias, un lenguaje y una forma de hacer las cosas de tal forma que el conocimiento es integrado en las acciones, relaciones sociales y experiencias de estas comunidades. Las comunidades de práctica crean un entorno poderoso para el aprendizaje y el desarrollo de los nuevos conocimientos –especialmente en los niveles individual y de grupo-, dado que crean el espacio adecuado para ampliar la “ reproducción” de nuevas ideas y perspectivas. A su vez, las relaciones entre distintas comunidades de la organización permiten superar las limitaciones del conocimiento dentro de cada comunidad y crear sinergias en el ámbito organizativo. Por consiguiente, estas

89

comunidades representan un aspecto fundamental de los procesos de socialización y son un elemento fundamental que activa los procesos de creación y transmisión de los conocimientos en la organización55 . Y aquellas organizaciones que contienen comunidades, y no únicamente grupos más o menos formales, estarán favoreciendo la creación y retención de un conocimiento colectivo dependiente de la aceptación social y de la participación.

En esta esfera, la existencia de la confianza mutua es una base insustituible para desencadenar la creación de unas perspectivas comunes que sean compartidas por los miembros de la organización y que forman parte de sus conocimientos tácitos (Kim y Mauborgne, 1997; Coopey, 1995; Bontis, 1999b). La confianza es un elemento de coordinación indispensable en los procesos de colaboración y, a pesar de que su importancia siempre ha sido evidente, su valoración como un tópico de consideración académica es relativamente reciente. Cuando en las comunidades de individuos reina la confianza, las tareas serán delegadas sin escepticismo, los procesos de control serán moderados y casuales, y los individuos sienten que pueden comunicar sus perspectivas o intuiciones a través de la cooperación y el diálogo56 . De este modo, el problema de la comunicación entre los miembros de la organización puede ser solucionado por medio del diálogo 57 entre colaboradores, puesto que no solamente mejora los flujos de conocimiento y la autoconsciencia, sino que además fortalece la confianza y la franqueza entre los miembros de la organización (Senge, 1990; Isaacs, 1993; Schein, 1993a, 1993b). Al mismo tiempo, la confianza proporciona un sentimiento de seguridad por el que los individuos son más proclives a buscar nuevos caminos para hacer las cosas, a asumir riesgos, a tener iniciativa, etc..

Todas estas ideas sugieren que uno de los principales retos para los directivos de una organización que aprende es el relacionado con una nueva forma de liderazgo organizativo, caracterizado por el apoyo a la generación de nuevas posibilidades y alternativas de acción creativas dentro de la organización (Nonaka y Konno, 1998). El éxito de los conocimientos y 55

En el seno de la comunidad se produce una situación de "abrasión creativa" (Leonard y Sensiper, 1998;

Leonard y Swaps, 1999) que, como veremos, fuerza a cada co munidad a ir más allá de sus límites y sus criterios, a replantear sus modelos mentales y a generar, gracias a ello, nuevos conocimientos. 56

La metáfora y la analogía, que habilitan a los miembros del equipo para comunicar sus propios modelos

mentales y revelar los conocimientos tácitos que, de otro modo, son difíciles de comunicar, son a menudo utilizadas por medio del diálogo. 57

El diálogo, en la forma de comunicación cara a cara entre individuos, es un proceso de construcción de

conceptos por medio de la cooperación con los demás (Nonaka, 1994).

90

de sus procesos de desarrollo depende de la presencia de un líder que entienda la necesidad real de aprendizaje y que pueda proporcionar un contexto abierto al emprendimiento, al pensamiento positivo, a la asunción de riesgos, a la cooperación, a la aplicación de soluciones rápidas o novedosas y, en definitiva, en el que el conocimiento pueda emerger libremente. Así, la promoción de un contexto organizativo abierto al aprendizaje precisa el surgimiento de un líder que tenga unas perspectivas amplias, que confíe en los miembros de la organización y lo transmita, que desarrolle normas y valores de comportamiento de apoyo y que posea capacidad de adaptación a las presiones competitivas cambiantes (Starkey, 1996; Senge, 1996; Crossan y Hulland, 2000; Popper y Lipshitz, 2000b; Vera, 2000).

En suma, esta perspectiva sostiene que la voluntad para la experimentación, la interacción y la proliferación de interpretaciones múltiples entre los miembros del sistema son una condición para dar un significado común a la información y el conocimiento, dado que facilitan el descubrimiento, el cuestionamiento y la integración de las perspectivas individuales en un entendimiento común. Esta condición permite reconducir las interpretaciones equívocas y reducir la existencia de puntos de vista conflictivos acerca de la realidad, conforme a lo cual, la consideración de los mecanismos que lo hacen posible es un punto ineludible de la gestión del conocimiento. En este sentido, la promoción de la confianza, el compromiso, la improvisación, la creatividad o la innovación son aspectos esenciales para lograr que el sistema de aprendizaje funcione, y que todo ello se refleje en que el conocimiento permite actuar de una manera efectiva, bien sea individual o colectivamente.

Ahora bien, no podemos dejar de advertir que, a pesar de sus aportaciones, un punto débil de estos planteamientos es que, a diferencia de los modelos estructurales, prestan poca atención a la pluralidad de intereses de los individuos y a las diferencias de poder dentro de la organización. ¿Quién determina la dirección del aprendizaje en la organización?. Si se adopta una solución jerárquica, únicamente importa que los individuos más poderosos aprendan correctamente. Si se adopta la solución de la descentralización, entonces aumentará el problema de la inestabilidad y de la actividad política (Easterby-Smith, 1997). No existe una resolución determinante, ante lo cual Nonaka (1988, 1994, 1999) defiende que los directivos medios deben ejercer un papel de enlace entre los niveles estratégico y operativo de la organización.

En cualquier caso, si bien el enfoque estructural y el enfoque del comportamiento constituyen aspectos diferenciados, ambos establecen formas legítimas y no excluyentes para comprender los procesos de gestión que favorecen la capacidad de aprendizaje en la

91

organización, de tal forma que sus respectivas carencias pueden verse mitigadas si se complementan mutuamente. Así pues, para entender completamente la forma en que se desarrolla y se gestiona el conocimiento en la organización, debe contemplarse a la organización como una estructura capaz de procesar información y conocimiento y, al mismo tiempo, como un sistema social de individuos con diferentes ideas, aptitudes y comportamientos. En el siguiente epígrafe propondremos aquellos modelos que, teniendo en cuenta estas consideraciones, proponen un punto de vista integrador.

2.3.3. Planteamientos integradores: una pe rspe ctiva estratégica de la gestión del conocimiento T anto la perspectiva estructural como la del comportamiento representan caras de una misma moneda para la gestión competente del conocimiento, pues las organizaciones frecuentemente experimentan simultáneamente la necesidad tanto de adquirir y absorber información valiosa, como de comprender y utilizar esa información en la creación, refinamiento o validación de las estructuras de conocimiento. Por lo tanto, se revela indiscutible reconocer la naturaleza complementaria e interdependiente de los dos marcos de gestión del conocimiento en la organización58 (Jones y Hendry, 1994; Harvey y Denton, 1999; Popper y Lipshitz, 2000b; Bhatt, 2001), capacitándola para el cambio y la transformación al mismo tiempo que se crea una visión del estado ideal al que se debe alcanzar por medio de la estrategia.

2.3.3.1. Fundamentos teóricos: una aproximación estratégica a la gestión del conocimiento

La integración de los dos enfoques es un aspecto fundamental que hace de la gestión del conocimiento una herramienta estratégica adaptada a las características del entorno específico de cada organización (Stankeviciute, 2001). T al y como sostienen Nicolini y Meznar (1995), los postulados de cada una de las perspectivas anteriores pueden ser más o menos relevantes en diferentes situaciones de la organización, por lo que ambos son

58

Los procedimientos estructurales y técnicos aumentan la eficiencia de la gente y promueven la circulación de la

información dentro de la organización, mientras que las personas y sistemas sociales mejoran la flexibilidad por medio de la creación de múltiples puntos de vista de la información.

92

imprescindibles a fin de alcanzar un mayor entendimiento del fenómeno del aprendizaje59 . Y es que las condiciones del entorno y las posibilidades estratégicas son percibidas y comprendidas gracias a la ayuda que proporcionan tanto uno como otro aspecto de la gestión del conocimiento (Gnyawali y Stewart, 1999).

Desde este punto de vista, la literatura relacionada se ha enfocado sobre la competitividad de la organización, de tal forma que el aprendizaje y los conocimientos son juzgados en función de su valor estratégico, esto es, en función de si proporcionan o no a la compañía alguna ventaja sostenible frente a los demás competidores. T al y como señalan Hamel y Prahalad (1993) "no es suficiente con llegar a ser una organización que aprende; una organización debe ser capaz de aprender más eficientemente que sus competidores". Cualquier organización debe saber valorar la relevancia estratégica de sus activos de conocimiento y ser capaz de establecer aquella estrategia que, en su entorno de actividad, le conduzca a la formación de la base de conocimientos más idónea para la consecución de ventajas competitivas sostenibles (Duncan y Weiss, 1979).

La necesidad de relacionar el aprendizaje en la organización con su estrategia ha estado reconocida durante años por la literatura (Fiol y Lyles, 1985; Dogson, 1993; Ribbens, 1997; Leavy, 1998; Zack, 1999a). Gestionar la relación entre los activos y procesos del conocimiento de una organización y sus elecciones estratégicas es uno de los retos más serios a los que debe enfrentarse la dirección. De hecho, es bien sabido que las decisiones estratégicas son un tipo de decisión que implica un alto grado de compromiso de recursos organizativos con la finalidad de alcanzar los objetivos organizativos (Shrivastava y Grant, 1985). Así, la estrategia de la organización representa el esfuerzo por anular la brecha estratégica existente entre lo que la organización debe hacer para mejorar su posición competitiva y lo que actualmente está haciendo para competir. Esta brecha estratégica implica, al mismo tiempo, la existencia de una brecha de conocimiento potencial, siempre

59

Estos autores consideran que, al menos en una dimensión, ambas perspectivas no son tan diferentes: están

basadas sobre una noción similar de conocimiento organizativo y procesos cognitivos. Tal noción interpreta el aprendizaje en la organización como una forma de adquisición de conocimiento abstracto o como un proceso de abstracción del conocimiento. En otras palabras, el proceso de abstracción es una condición necesaria para el aprendizaje y, como bien señala Weick (1991), estos es un aspecto presente en las dos perspectivas discutidas anteriormente. Por tanto, a pesar de los esfuerzos por distinguir ambas orientaciones, las dos son semejantes en la medida en que ambas reconocen que el aprendizaje es un proceso continuo, cuyo resultado es la formación y transformación continua de los conocimientos acumulados por la organización.

93

que exista una diferencia entre los conocimientos necesarios para implantar la estrategia y los que realmente posee la organización60 (Figura 2.7).

Por consiguiente, para dar al aprendizaje en la organización un objetivo estratégico, las iniciativas de aprendizaje deben estar dirigidas a cerrar esta carencia estratégica de conocimientos. De esta forma, el éxito de la organización queda condicionado a su talento para alinear su estrategia competitiva con su cartera de conocimientos y para desarrollar el conocimiento necesario para implantar esa estrategia deseada (Zack, 1999a). El vínculo existente entre los conocimientos de la organización y su estrategia competitiva queda reflejado en su "estrategia de conocimiento" (Bierley y Chakrabarty, 1996; Zack, 1999a; Bierley y Daley, 2002) o "estrategia de aprendizaje" (Bierley y Hämäläinen, 1995; Leavy, 1998), que conduce a comprender qué conocimiento es estratégico y porqué, y que condiciona la "estrategia de gestión del conocimiento" (Bierley y Chakrabarty, 1996; Hansen, Nohria y T ierney, 1999) o, lo que es lo mismo, su conducta de gestión del conocimiento, que ya hemos mencionado.

Figura 2.7: Alineación entre la estrategia y el conocimiento en la organiz ación Lo que la organización debe saber

Lo que la organización debe hacer

B recha de conocimiento

B recha estratégica Lo que la organización sabe

Lo que la organización hace

Fuente: Zack (1999a)

Así pues, para cualquier organización, el conocimiento es la ba se de su competitividad, y la gestión de los stocks y los flujos de conocimiento constituye un elemento moderador de ese vínculo entre el conocimiento y la posición competitiva de la organización. Admitido que los conocimientos evolucionan y se transforman en un proceso de interacción dinámico entre los niveles individual, grupal y organizacional, resultará 60

Realmente, la cartera de conocimientos de la organización es el fundamento de los procesos de decisión

estratégicos, pues es fuente tanto de oportunidades como limitaciones a la hora de seleccionar las posiciones estratégicas viables para el futuro. Igualmente, la estrategia proporciona los parámetros que delimitan dónde, cómo y cuando debe ocurrir el aprendizaje en la organización en el futuro. P or tanto, la relación entre la estrategia y el aprendizaje en la organización es bidireccional o recíproca.

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trascendental la puesta en marcha de todas aquellas prácticas o herramientas de ge stión que guíen a la organización en la identificación de los conocimientos requeridos para la ejecución de su proyecto estratégico y que actúen como elementos de apoyo para la consecución de los mismos. Por ello, todas las organizaciones necesitan combinar y alinear los medios técnicos y estructurales con los aspectos más relacionales, intuitivos o sociales como fuentes potenciales de valor, y a fin de favorecer su capacidad de aprendizaje.

2.3.3.2. Aportaciones esenciales

Los trabajos que agrupamos bajo este epígrafe contemplan como facilitadores de la capacidad de aprendizaje de las organizaciones a las herramientas relacionadas tanto con la dimensión técnico-estructural como con la dimensión del comportamiento humano. Este planteamiento integrador ya es reconocido por Wikström y Norman (1994), para quienes la gestión del conocimiento está supeditada a la estructura organizativa y la definición de la estrategia –escasa burocratización y definición de metas y líneas de actuación-, al clima organizativo y la cultura –aspectos como la creatividad, la flexibilidad, la confianza, la autonomía y estimulo en el trabajo-, al estilo de liderazgo y a las políticas de personal.

Entre los primeros trabajos que ofrecen una visión integral de la gestión del conocimiento, sirva citar el modelo propuesto por Marquardt y Reynolds (1994), cuya pretensión es la de integrar de un total de 19 elementos relevantes para las organizaciones que aprenden, que se reparten en tres niveles esféricos representativos de la complejidad que rodea al aprendizaje (Figura 2.8). Entre estos elementos se pueden discernir elementos de gestión técnico-estructurales, como las tecnologías de la información, los procesos de planificación de la estrategia para la creación de una visión o la vigilancia del entorno. T ambién se distinguen elementos más cercanos al comportamiento humano, como los relativos a la creación de una atmósfera de confianza, el trabajo en equipo o el empowerment, entre otros. Dicho modelo es objeto de un análisis exploratorio efectuado sobre 16 empresas mundiales61 consideradas por su acreditada capacidad de aprendizaje.

61

Las empresas incluidas en el análisis son Analog Devices, ABB, Automind, Carteair International, Carvajal,

Cornng, GE, Honda, Medtronc, Motorola, PPG, Royal Bank of Canada, Samsung, Singapore Airlines, Tatung y Xerox.

95

Figura 2.8: Modelo de Marquardt y Reynolds (1994) Diversidad de la fuerza de trabajo Equipos y redes Visión de trabajo Atmósfera de confianza

Liderazgo

Planificación de la estrategia

Aculturi zación Estructuras apropiadas

Aprendizaje indiv idua l Aprendizaje de grupo

Calidad Tecnologías de Creación y aprendizaje transferencia de conocimiento

Cultura corporativa de aprendizaje

Fronteras

Empowe rm Vigilancia del entorno

Globalización

Lenguaje

Fuente: Adaptado de Marquardt y Reynolds (1994)

Otro de los trabajos teóricos que incorporan la integración de las dimensiones de la gestión del conocimiento se debe a Slater y Narver (1995), quienes construyen un modelo de aprendizaje (Figura 2.9) basado en la superioridad competitiva del conocimiento, por el que la organización proporcionará un valor superior a sus clientes y mejorará sus beneficios cuando el contexto cultural y el contexto estructural –denominado clima por estos autoresde la organización permitan la adopción de comportamientos que conduzcan a mejoras en la efectividad y la eficiencia62 . El contexto cultural de la organización proporciona las normas y creencias de comportamiento en la organización y que, en una organización capaz de aprender, debe componerse necesariamente de elementos como la actitud innovadora y la orientación al mercado63 . El contexto estructural describe la forma en que la organización hace operativa su cultura, esto es, las estructuras y procesos sistematizados que permiten alcanzar los comportamientos deseados, para lo cual son fundamentales un liderazgo facilitador, una estructura abierta y orgánica y una planificación descentralizadora. 62

Según estos autores, para maximizar el potencial de aprendizaje de la organización no basta con que la

dirección entienda cómo estructurar la organización para que pueda comprometerse eficientemente con actividades de procesamiento de información, sino que también es necesario entender el tipo de contexto organizativo -clima- que fomentará el deseo de utilización de esa estructura. 63

Cultura orientada a la creación de valor para los consumidores y que proporciona normas de comportamiento

para compartir la información del mercado que es relevante para el desarrollo organizativo.

96

Consideran importante que el contexto estructural y el cultural sean complementarios y se refuercen mutuamente, dado que es difícil desarrollar y sostener los comportamientos apropiados si no existen los valores que los sustentan. De la misma forma, estos valores son difíciles de sostener si se carece de los incentivos y de los ejemplos adecuados para ello.

Figura 2.9: Modelo de Slate r y Narve r (1995) Resultados

CULTURA Innovación Orientación al mercado

Satisfacción de clientes

Crecimiento de ventas

Éxito nuevos productos

Beneficios

Aprendizaje CONTEXTO ESTRUCTURAL Liderazgo facilitador Estructura orgánica P lanificación descentralizada

Entorno retador Fuente: Adaptado de Slater y Narver (1995)

T ambién con carácter integrador, en los trabajos de Nevis et al., (1995), DiBella et al., (1996a, 1996b) y sobre todo DiBella y Nevis (1998) se esboza un marco conceptual enfocado hacia el análisis de la capacidad de aprendizaje de cualquier sistema organizativo, y hacia cómo fortalecer las estructuras y procesos de aprendizaje con objeto de obtener ventajas competitivas sostenibles. El propósito de estos trabajos es reconocer la importancia de que cada organización identifiquen su potencial de aprendizaje (fortalezas y debilida des), a fin de definir unas pautas de gestión del conocimiento coherentes con la estrategia de la organización. Construido sobre el modelo de aprendizaje de Huber (1991), proponen un modelo (Figura 2.10) integrado por tres procesos de naturaleza cíclica -la creación y adquisición de conocimiento, la difusión de conocimiento y la utilización de conocimiento-, en el que la gestión del conocimiento en la organización puede ser descrita en función de siete diferentes orientaciones de aprendizaje (O) y perfeccionada con la presencia de hasta diez factores facilitadores (F). Las orientaciones de aprendizaje no son sino una representación descriptiva de las diferentes formas en que puede tener lugar el aprendizaje en la organización (configuración de los stocks y flujos de conocimiento), y que éstas eligen, consciente o inconscientemente, en función de lo que e s necesario aprender. Los factores facilitadores, por su parte, constituyen un elemento normativo cuya presencia en la organización incrementa las oportunidades que existen para el aprendizaje y, conjuntamente,

97

determinan el potencial para el aprendizaje de la organización. Es decir, representan las iniciativas de gestión del conocimiento en el sistema de aprendizaje e incluyen variables de naturaleza estructural, como la vigilancia del entorno, la medición e identificación de brechas de rendimiento o la variedad operativa, y variables dirigidas a intervenir en el comportamiento de los individuos, como la educación continua, el apoyo a la experimentación o la creación de un clima de confianza.

Figura 2.10: Modelo inte gral de Ne vis, DiBella y Gould (1995) ADQUIRIR Vigilancia del entorno (F) Brechas de rendimiento (F) Medición (F) Curiosidad organizativa (F) Fuente de conocimiento interna/externa(O) Enfoque en contenido/proceso (O)

Liderazgo implicado (F) Perspectiva sistémica (F) Nivel de aprendizaje: individuo/grupo (O) Variedad operativa (F) Múltiples defensores (F) Alcance de aprendizaje: incremental/radical (O) Enfoque sobre la cadena de valor: diseño/distribución (O)

Clima de confianza (F) Educación continua (F) Reservas de conocimiento: personales/públicas (O) Modo de diseminación: formal/informal (O)

DIFUNDIR

UTILIZAR

Fuente: DiBella y Nevis (1998)

Este modelo es contrastado mediante el estudio de diferentes unidades organizativas, pertenecientes a grandes empresas de distintos sectores de actividad64 , y orientado a identificar los cambios organizativos que tuvieran lugar como resultado del aprendizaje. Los resultados del análisis corroboran la validez de las orientaciones de aprendizaje, si bien puede ser necesario considerar otras formas u orientaciones de aprendizaje en función de las 64

Departamento de producción de Electricidad de Francia (EDF), departamento de ingeniería de Fiat Auto, dos

grupos de planificación estratégica en Motorola y dos grupos funcionales en la Mutual Investment Corporation. La recogida de datos tuvo lugar, principalmente, por medio de la observación, de las entrevistas en profundidad y de la revisión de algunos documentos internos.

98

características del entorno o del sector de actividad. Asimismo, se verifica que las condiciones facilitadoras constituyen un incentivo para el aprendizaje en adecuada combinación con las diferentes orientaciones de aprendizaje.

De obligatoria mención es el modelo propuesto por Nonaka y T akeuchi (1995), quienes desarrollan un modelo dinámico de gestión del conocimiento en la organización65 , que debe ser organizado en cinco fases (figura 2.11): i) extensión (compartir) del conocimiento tácito; ii) creación de conceptos; iii) justificación de la calidad de los conceptos; iv) construcción de un arquetipo (cristalización); y v) conocimiento en niveles cruzados (expansión del conocimiento dentro y fuera de la organización). Las cinco fases se reproducen en un proceso circular que no finaliza nunca y puede verse facilitado por la presencia de cinco condiciones organizativas que agilizan un contexto organizativo idóneo para las actividades de los individuos, de los grupos y, por extensión, de toda la organización. Concretamente, identifican la autonomía, la redundancia y el caos creativo (en fluctuación con el entorno) como principales conductores informales del cambio, y la intención (visión), la variedad y la accesibilidad de la información como elementos formales –más estructurados- reductores de la inestabilidad e instigadores de la coherencia.

Adicionalmente, las condiciones de confianza y de estima proporcionan la seguridad necesaria para alentar la experimentación libre y la selección de diferentes alternativas por los miembros de la organización (Nonaka, Reinmoeller y Senoo, 1998; Von Kroght, 1998). Estas condiciones facilitadoras son equilibradas por un liderazgo capaz de armonizar los procesos de conversión del conocimiento y fomentar el dinamismo por medio de dichas condiciones. Del mismo modo, las tecnologías de la información son un requisito previo que favorece los procesos de conversión y la capitalización sobre el mercado del conocimiento (Nonaka et al., 1998). El modelo es contrastado gracias a su implantación en la empresa japonesa Matsushita Electric Industrial Co., Ltd., confirmándose tanto la viabilidad de la espiral de conversión del conocimiento66 , como la asociación positiva de las cinco condiciones facilitadoras a las cinco fases de creación del conocimiento.

65

La espiral de conocimiento en cuatro etapas - socialización, exteriorización, combinación e interiorización -,

que ya ha sido citada en nuestra investigación. 66

Especialmente a la hora de demostrar cómo se moviliza el conocimiento tácito de la organización con el fin de

alcanzar innovaciones creativas.

99

Figura 2.11: Modelo de Nonaka y Takeuchi (1995)

Condiciones facilitadoras Intención Autonomía Fluctuación/Caos creativo Redunda ncia Variedad

Conocimiento tácito en la organización Socialización Compartir conocimiento tácito

Exteriorización Creación de conceptos

Conocimiento explícito en la organización Combinación

Justificación de conceptos

Construcción de arquetipos

Conocimiento en niveles cruzados

Interiorización

Mercado Fuente: Nonaka y Takeuchi (1995)

Conviene matizar que las aportaciones de Nonaka y T akeuchi se ocupan de la gestión de innovaciones67 , considerándolo un proceso cíclico e iterativo por el que las organizaciones crean problemas, los definen y desarrollan nuevos conocimientos para su resolución (Blacker, 1995; Muñoz Seca y Riverola, 1997). De este modo, es la continua creación y desarrollo del conocimiento lo que constituye la principal fuente de competitividad en la sociedad del conocimiento. Pero, a pesar de estar bien fundamentados en la filosofía, y de representar una fuerte contribución para la teoría del conocimiento de la organización y su gestión, los trabajos de Nonaka y sus colaboradores presentan limitaciones en algunos aspectos: en primer lugar, resulta harto complicado hacer operativos los argumentos teóricos ofrecidos por estos trabajos, lo que obstaculiza la aplicación práctica de la gestión del conocimiento; en segundo lugar, el impacto de las tecnologías para la gestión del conocimiento es prácticamente ignorado (Muzumdar, 1997); finalmente, presentan el inconveniente de estar enfocadas hacia el sistema empresarial japonés, aunque en cualquier caso, son susceptibles de aplicación al sistema occidental. En cualquier caso, estos autores han desarrollado en los años sucesivos sus planteamientos publicando otros trabajos (Nonaka y Konno, 1998 ; Nonaka et al., 1998; Nonaka, T oyama y Nagata, 2000) que han superado

67

Esta perspectiva se completa con otras aportaciones relevantes, como son los trabajos de Senge (1990), Brown

y Duguid (1991), Isaacs (1993), Shein (1993b), Hedlund (1994) o los ya citados trabajos de Leonard-Barton (1993, 1995), entre otros.

100

algunas de estas limitaciones, y que han dado lugar a una de la s líneas de investigación más importantes y sólidas que existen.

T ambién Denton (1998) recopila los factores fundamentales de un sistema de aprendizaje, y bosqueja el comportamiento "ideal" que caracteriza a dicho sistema y que lo conduce a mejorar la efectividad organizativa. Dichos factores, que se detallan en la tabla 2.2, están referidos tanto a las dimensiones estratégica y estructural de la gestión del conocimiento, como a la dimensión cultural vinculada al comportamiento. Así, entre los primeros es posible citar la creación de estructura flexible, la formulación de la visión, la vigilancia del entorno externo, etc.. Más vinculados al comportamiento están la gestión de un clima de confianza y una atmósfera de apoyo, el trabajo en equipo, la instigación de una estrategia de innovación y aprendizaje, etc.. Todos estos elementos se encuentran interrelacionados entre sí, conformando un modelo de gestión aspiracional que los directivos pueden utilizar como guía para implantar las condiciones ideales para el aprendizaje. Esta propuesta es contrastada mediante el análisis particular y comparativo de cinco casos de empresas68 , comprobándose la existencia de marcadas diferencias de comportamiento. No obstante, si bien las compañías con mejores rendimientos son las más avanzadas en la introducción de los factores considerados, que se resumen en la instauración de una estrategia para el aprendizaje, una estructura de trabajo flexible y una cultura que promueva la confianza. En cualquier caso, llegan a la conclusión de que no resulta suficiente potenciar tan sólo una o dos de las nueve características propuestas, y que sólo las organizaciones capaces de desarrollar la mayoría o todas ellas pueden ser contempladas como verdaderas “organizaciones que aprenden”. Asimismo, sostienen la significación y práctica de las distintas características es diferente en cada compañía, y que el énfasis realizado sobre cada una de ellas es función tanto de su entorno como de su estructura, su historia y, por supuesto, sus estrategias.

68

3M (Minessota Mining and Manufacturing Company), CCSB (Coca-Cola Schweppes Beverages Limited),

Mayflower Corporation, Morgan Crucible Company y Siebe.

101

Tabla 2.2: Caracte rísticas del mode lo de Denton (1998) CARACTERÍSTICA

DESCRIPCIÓN

APORTACIÓN

Estrategia para el aprendizaje y la innovación

Aprendizaje e innovación como parte consciente y deliberada de la estrategia

El aprendizaje y la innovación se convierten en un hábito que ocurre cada día

Estructura flexible

Existencia de una estructura simple y dinámica que facilite el aprendizaje

Se reducen la burocraci a y las descripciones de trabajo restrictivas Se fomenta la cooperación interfuncional

Clima de confianza (libre de culpas)

El aprendizaje es valorado y fom entado, y existe un entorno libre de culpas

El aprendizaje llega a ser automático y natural

Visión

Existe una visión de futuro que es clara y compartida

Se establece un objetivo global que guía a todos los individuos en al misma dirección

Consciencia del entorno externo

Utilización de la técnica de escenarios, Mejora el entendimiento del entorno, lo el benchmarking y otras técnicas que permite anticipar el cambio y relacionadas de vigilancia del entorno preparar la respuesta

Crear y compartir el Crear conocimiento es un aspecto conocimiento central del trabajo y los individuos pueden fácilmente aprender y utilizar el conocimiento de otras partes de la organización

Se fomenta la experimentación

La creación de conocimiento renueva los productos y procesos La transmisión permite que las buenas ideas sean ampliamente diseminadas

Gestión de la calidad

La organización se centra en la gestión Reduce los errores, pérdidas de tiempo, de la calidad total y apuesta por la mejora la reputación organi zativa e mejora continua incrementa las ventas

Atmósfera de apoyo

La excel encia en los resultados requiere individuos felices, con sentido de autonomía y empowerment

El compromiso es una calle de doble dirección y los trabajadores son tratados y tratan con respeto

Trabajo en equipo

Pequeños grupos de individuos trabajan juntos. Networks efectivos que operan fuera de la organización

Aspecto clave para combinar el conocimiento y para estimular la creación de conocimiento entre los miembros del grupo

Fuente: Adaptado de Denton (1998)

Asimismo, el trabajo de Gold, Malhotra y Segars (2001) ofrece un modelo de gestión del conocimiento integrador de una triple infraestructura tecnológica, estructural y cultural determinante de los procesos de adquisición, conversión, aplicación y protección del conocimiento (figura 2.12). Finalmente, es preciso citar la posición de Pan y Scarbrough (1999), Mayo y Lank (2000), Grover y Davenport (2001), Handzic (2001), Gieskes (2002) o Goh y Ryan (2002), para quienes un modelo completo de organización capaz de aprender reúne un conjunto de áreas de acción claves como componentes prácticos de la gestión del aprendizaje. Estas áreas de acción incluyen, entre otras, las políticas y estrategias de la organización, las tecnologías de la información o las políticas de recompensa -que

102

incorporan el planteamiento técnico- estructural de la gestión-, y aspectos como el liderazgo, la experimentación y los procesos de dirección de personal -más cercanos al planteamiento del comportamiento-. Estos elementos actúan como catalizadores del conocimiento que se unen para generar un aprendizaje personal, colectivo y organizativo que dé lugar a la creación de valor por medio de la satisfacción de las demandas de los consumidores y de la mejora de la posición competitiva en el mercado.

Figura 2.12: Modelo de Gold, Malhotra y Segars (2001) Tecnología

Estructura

Capacidad de la infraestructura de gestión del conocimiento

Cultura

Efectividad organizativa Adquisición

Conversión

Aplicación

Capacidad de los procesos de gestión del conocimiento

Protección Fuente: Gold, Malhotra y Segars (2001)

En definitiva, todos estos ejemplos ofrecen una panorámica suficiente para comprobar la presencia tanto de la faceta técnico-estructural como la del comportamiento, y la forma en que ambas representan una realidad del sistema organizativo, por lo que en vez de actuar como una fuente de divergencia o conflicto, deben complementarse y reforzarse mutuamente (Harvey y Denton, 1999). Así pues, la gestión del conocimiento debe referirse a un cambio o adaptación tanto en los procedimientos empresariales que hacen posible el procesamiento de información, como en las actitudes y valores corporativos. Esta interacción entre las tecnologías, los sistemas, las personas y las relaciones sociales se configura conforme a un modelo único en cada organización, difícilmente imitable por las demás (Bhatt, 2001). Por tanto, si bien no existe "una forma" en la que se organice un sistema de aprendizaje, la calidad y la eficiencia de su actividad es una función de los procedimientos

103

estructurales y tecnologías para el procesamiento de información en interacción con su contexto social y cultural.

No obstante, no podemos olvidar que el campo de estudio de la gestión del conocimiento se encuentra en continua evolución y es difícil que alguno de los planteamientos o modelos propuestos en la literatura sea capaz de contener todas las ideas o desarrollos propuestos, especialmente los más novedosos. Por otra parte, algunos de los trabajos citados son estudios cualitativos, centrado en el análisis de un reducido número de compañías, circunstancia que reduce sus posibilida des de generalización.

T ambién es preciso hacer notar que, si bien los estudios precedentes se detienen en la identificación de los determinantes de la capacidad de aprendizaje en la organización, declarando la idoneidad de la gestión del conocimiento para transformar dicha capacidad en fuente de rendimientos, no podemos encontrar en ellos un esfuerzo satisfactorio por analizar la influencia que, tanto el aprendizaje como el conocimiento, ejercen sobre los resultados de la organización. De hecho, un reto fundamental para la investigación es el de encontrar formas de valoración del impacto del aprendizaje y de la gestión del conocimiento porque, si bien existen algunos intentos por llevarlo a cabo69 , en su mayoría no vinculan el aprendizaje y el conocimiento a medidas globales del rendimiento organizativo (Castaneda, 2000). Este será un punto a tener en cuenta en nuestra propia investigación. ♦♦♦♦ Así pues, a modo de cierre podemos reconocer que la necesidad de gestionar el aprendizaje y los conocimientos en la organización es una cuestión sobradamente reconocida y aceptada, si bien no es fácil establecer la forma en que dicha gestión debe ser llevada a cabo para estimular la creación de valor por medio del conocimiento. A diferencia de lo que la literatura frecuentemente refleja, la gestión del conocimiento no debe considerarse una panacea para transformar a las organizaciones y garantizar el éxito de su capacidad de aprendizaje. Hay que ser prudente al considerar lo que la gestión del conocimiento puede o no alcanzar en cada organización, por lo que el equilibrio debe imponerse a la hora de presentar las distintas concepciones que, de la misma, se nos ofrecen en la literatura. No obstante, hemos comprobado la necesidad de comprender cuáles son los factores técnico69

Algunos estudios han evaluado el éxito de los procesos de aprendizaje utilizando variables dependientes como,

por ejemplo, el tiempo invertido en el desarrollo de productos (Hansen, 1999), el exceso de costes asumido como consecuencia de las pérdidas de tiempo o la aparición de proyectos inesperados (Hoopes y Postrel, 1999) o el promedio alcanzado por el rendimiento económico en un segmento de mercado (James et al., 2001).

104

estructurales y de comportamiento que facilitan el que tanto los stocks como los flujos de conocimiento constituyan una fuente de rendimientos. En conformidad, y sentadas estas bases, estamos en condiciones de iniciar nuestra propia investigación sobre la gestión del conocimiento. Para ello, proponemos un modelo que será objeto de desarrollo y de contrastación empírica en los capítulos sucesivos.

105

CAPÍTULO 3 MODELO PROPUESTO DE GESTIÓN DE CONOCIMI ENTO EN LA ORGANI ZACIÓN

106

3.1. INTRO DUCCIÓ N En el capítulo 1, hemos observado que las percepciones del entorno, cada vez más turbulento, determinan la necesidad del aprendizaje en la organización, desencadenando el funcionamiento dinámico de un sistema de aprendizaje en el que se desarrollan, conforman y transforman las estructuras de conocimiento esenciales para alcanzar el ajuste entre la organización y el entorno. En el capítulo 2, hemos considerado a la gestión del conocimiento como una herramienta fundamental que tiene por objeto garantizar la idoneidad del funcionamiento del sistema de aprendizaje y que se materializa en unos mecanismos facilitadores, tanto de índole estructural como vinculados al comportamiento, conformados para amortiguar el alcance del dinamismo y las complejidades asociados al entorno. Conocidas estas cuestiones, habría que preguntarse cuál es la forma de operar de estos facilitadores y cuáles son realmente las consecuencias que el conocimiento existente y el aprendizaje tienen sobre los resultados de la organización. Estas cuestiones frecuentemente constituyen un tema controvertido sobre el que se denuncia la diversidad de opiniones o incluso la existencia de posturas contradictorias (Vera y Crossan, 2000). Probablemente, a pesar de todo, lo más justo sea decir que en la mayoría de los casos se ha defendido la existencia del impacto positivo que el conocimiento y el aprendizaje, debidamente gestionados, pueden ejercer sobre la efectividad y la productividad de cualquier organización70 .

Estas consideraciones nos conducen a averiguar en qué medida es posible perfilar un modelo de gestión del conocimiento característico que, desde un enfoque estratégico, especifique cómo influyen e interactúan una serie de mecanismos facilitadores sobre la capacidad de aprendizaje de un sistema organizativo, y las repercusiones que esto tiene sobre la competitividad de dicho sistema. Con este propósito, proponemos que la gestión del conocimiento habrá de materializarse en aquellos elementos facilitadores que permitan que las percepciones del entorno den lugar a la aparición y el funcionamiento óptimo de los sistemas de aprendizaje y que, por ende, intervienen positivamente en la capacidad de aprendizaje. T odo ello ha de redundar en un impacto sobre los resultados de la organización. La figura 3.1 recoge de forma sencilla estas ideas. En ella, el entorno se refiere a las condiciones internas y externas que afectan a la situación de la organización, y determinan las percepciones de dinamismo y complejidad que preludian al aprendizaje. De acuerdo con 70

P ara hacer esta afirmación, podemos basarnos en argumentos de la perspectiva basada en los recursos (Barney,

1991) o en los argumentos de quienes sostienen que tan sólo el aprendizaje confiere la capacidad de adaptación y de anticipación a las condiciones del entorno haciendo del conocimiento una fuente de valor (Senge, 1990; P opper y Lipshitz, 2000a, 2000b).

107

ello, podemos argumentar que: i) La gestión del conocimiento, organizada a partir de las percepciones del entorno, influye positivamente en la capacidad de aprendizaje de la organización; ii) todo ello produce un impacto positivo sobre los resultados de la organización; y iii) resulta presumible que exista un efecto retroactivo de ese impacto sobre la gestión del conocimiento y la capacidad de aprendizaje.

Estas afirmaciones representan el pilar sobre el que construimos nuestro modelo de gestión del conocimiento en la organización. Así pues, y al objeto de profundizar en las cuestiones planteadas, procederemos ofreciendo, en primer lugar, una presentación general de nuestro modelo de estudio y sus aportaciones. Seguidamente, ofrecemos una detallada argumentación de las bases teóricas utilizadas para desarrollar el modelo propuesto y definimos de forma individualizada cada una de las variables que lo componen.

Figura 3.1: Un enfoque ajustado de la gestión del conocimiento

GESTIÓN DEL CONOCIMIENTO

CAPACIDAD DE APRENDIZAJE

RESULTADOS

ENTORNO

3.2. PRESENTACIÓ N DEL MO DELO PROPUESTO T al y como hemos comentado, el modelo de gestión del conocimiento que presentamos a continuación nace con la intención de explicar y de integrar cuáles son los factores o elementos de apoyo que facilitan los procesos de interacción de la organización con el entorno y la interacción entre los distintos niveles de la organización, de forma que tenga lugar la conformación eficiente de las relaciones dinámicas entre los stocks y flujos de conocimiento relevantes para la organización. En tales circunstancias, es razonable inferir que se produzca un impacto favorable sobre los resultados de la organización, cuyo estudio también nos incumbe. Por consiguiente, el modelo reúne no sólo los factores que favorecen la existencia y transformación de conocimientos relevantes en la organización, sino también su contribución al sostenimiento y mejora de la capacidad de aprendizaje en el tiempo, para lo cual, su efectividad y eficiencia será medida en función de su efecto sobre los resultados.

108

De hecho, proponemos que la capacidad de aprendizaje se refuerza a medida que los resultados de ese impacto se hacen notorios.

En su estructura básica hemos diferenciado tres partes interrelacionadas que componen el modelo (Figura 3.2):

Figura 3.2: Un modelo de gestión del conocimiento en el sistema de aprendiz aje de la organización

ELEMENTOS DE G ESTIÓN TÉCNICO-ESTRUCTURALES VIGILANCIA DEL ENTORNO

SISTEMAS DE INFORMACIÓN

P ROCESOS DE P LANIFICACIÓN ESTRATÉGICA

SISTEMAS DE SEGUIMIENTO Y EVALUACIÓN

CAPACIDAD DE APRENDIZAJE DEL SI STEMA ORGANIZATIVO

SISTEMAS DE INFORMACIÓN P ROCESOS P LANIFICACIÓN ESTRATÉCICA SISTEMAS DE SEGUIMIENTO Y EVALUACIÓN

CONFIANZA CREATIVIDAD INNOVACIÓN

VIGILANCIA ENTORNO

No financieros

Flujos de exploración

Conocimiento individual

Conocimiento de grupo

Conocimiento organizativo

Financieros

Flujos de explotación

CONFIANZA

CREATIVIDAD

INNOVACIÓN

ELEMENTOS DE G ESTIÓN DEL COMPORTAMIENTO

A. La capacidad de aprendizaje de la organiz ación En primer lugar, consideramos la descripción de lo que pretendemos que sea la principal variable dependiente del modelo: la capacidad de aprendizaje de la organización. Como bien sabemos, esta capacidad permite la adaptación entre ésta y el entorno, por medio de la interacción entre ambos, así como por medio de los procesos de comunicación e intercambio de información y conocimiento entre los distintos niveles de la organización. Cada interacción es una transacción en la que es creado o transformado el conocimiento, y la

109

RESULTADOS

idoneidad con la que tienen lugar estas interacciones necesariamente debe traducirse en determinadas consecuencias sobre los resultados de la organización, como seguidamente razonaremos.

Pues bien, como ya señalamos en el capítulo 1, para poder definir y valorar la capacidad de aprendizaje del sistema organizativo, entendemos que el paso preliminar y obligado es partir de la disociación del conocimiento en sus dos componentes, los stocks y los flujos de conocimiento de la organización, representativos, respectivamente, de los aspectos estáticos y dinámicos de los sistemas de aprendizaje. Concretamente, la conformación del sistema de aprendizaje de una organización hace posible la generación, asimilación, combinación y aplicación del conocimiento, y ordena la forma en que todo ello se produce con objeto de satisfacer los requerimientos intelectuales de esa organización. Todo ello incorpora la consecución de una capacidad de aprendizaje que determine la alineación entre los stocks de conocimiento existentes en la organización, y la forma en que esos conocimientos fluyen y evolucionan en adecuación a las exigencias del entorno y a la estrategia organizativa. Por consiguiente, las dos dimensiones del conocimiento -estático y dinámico-, convenientemente armonizadas, constituyen una representación del potencial de aprendizaje superior a la que se obtendría de cualquiera de ellas por separado (Dragonetti y Roos, 1998), por lo que únicamente considerando ambas componentes podremos describir, de forma completa, la complejidad del aprendizaje en la organización.

B. Elementos de gestión del conocimiento Los elementos de gestión del conocimiento es la siguiente parte que se considera en nuestro modelo. Esta constituida por los antecedentes o elementos condicionantes que, conforme a las percepciones del entorno, fundamentan la gestión del conocimiento, activando la capacidad de aprendizaje en el sistema organización. La presencia de estos elementos incrementa la probabilidad de aprendizaje en el sistema (DiBella y Nevis, 1998), favoreciendo el potencial de aprendizaje de la organización; y si bien esa presencia no garantiza el que tenga lugar un aprendizaje óptimo, su ausencia deteriora seriamente la capacidad de la organización para adaptarse eficientemente a su entorno o para comprometerse en un proceso continuo de aprendizaje. Consiguientemente, proporcionan las condiciones necesarias para que el conocimiento concurra y evolucione dentro de la organización.

110

En el capítulo anterior, hemos hecho referencia a la necesidad de considerar la gestión del conocimiento y hemos identificado la naturaleza dual de sus elementos de apoyo, según la cual, se encuentran adheridos tanto a los procedimientos o sistemas técnicoestructurales adoptados por la organización, como a las condiciones que son desarrolladas desde el comportamiento, individual o social, con objeto de alentar el aprendizaje por los miembros de la organización y de compartir internamente lo que éstos han aprendido (Jones y Hendry, 1994; Popper y Lipshitz, 1998). De acuerdo con ello, en el modelo que aquí presentamos, nos basamos en esta dualidad y adoptamos un planteamiento integrador para identificar los elementos que componen las iniciativas de gestión del conocimiento y que actúan como elementos facilitadores en la consolidación del aprendizaje en la organización.

Las relaciones de causalidad que contempla nuestro modelo se agrupan en los tres bloques que se indican a continuación: Primeramente, comprobamos que, no pocas veces, se ha establecido que los procesos de aprendizaje de una organización están adheridos a sus capacidades, sistemas de trabajo o procedimientos técnicos y estructurales para adquirir, acumular y procesar información, de origen interno o externo. Por ello, dentro de esta corriente especialmente racional, los elementos de apoyo deben estar relacionados con la gestión eficiente de la información a través de los límites internos y externos de la organización, facilitando su obtención y su procesamiento dentro del sistema. Concretamente, entre los elementos de gestión técnicoestructurales se consideran la vigilancia del entorno, el potencial de la organización para medir las consecuencias de sus acciones (seguimiento y evaluación), la necesidad de proyectar una visión compartida de futuro en la estrategia de la organización y la disponibilidad de elementos tecnológicos y sistemas suficientes para manejar la información y el conocimiento.

En segundo lugar, sabemos que el aprendizaje es algo que emerge de un determinado comportamiento que, a su vez, está influenciado por las prácticas, normas, valores y, en definitiva, por el contexto socio-cultural que preside las acciones y los procesos de interpretación compartidos dirigidos a entender las señales del entorno. Por ello, también se requiere la presencia y dirección de otros elementos de gestión que influyan favorablemente en el desarrollo y mantenimiento de estos requisitos. Aspectos como la confianza, la innovación o la creatividad en el trabajo son, en la mayoría de los casos, condiciones esenciales sin las cuales es difícil el aprendizaje, por lo que su gestión es un aspecto fructuoso en cualquier organización.

111

Además, junto a estos efectos directos, consideramos la existencia de un efecto de correspondencia y consolidación entre los aspectos estructurales y de comportamiento, del trabajo formal y del ser humano, en cada caso, de tal modo que la interacción entre los dos tipos de elementos de gestión refuerza la adquisición, combinación y desarrollo del conocimiento dentro de la organización. Para ello, nos basamos en el número creciente de estudios que está empezando a proporcionar argumentos poderosos sobre una visión más holística, y que reconocen la interacción entre los aspectos técnico-estructurales y los aspectos del comportamiento, considerando que la compatibilidad y complementariedad entre ambos subsistemas es la clave para mejorar la capacidad de aprendizaje y, por ende, para satisfacer las necesidades de los consumidores y para reforzar la posición competitiva de la organización (Pan y Scarbrough, 1999).

C. Impacto organizativo de la capacidad de aprendizaje Ahora bien, una vez determinado el efecto de los elementos de gestión en la capacidad de aprendizaje, es preciso comprobar cuáles son sus consecuencias efectivas sobre la competitividad de la organización. De este modo, aunque de forma indirecta, relacionamos la gestión del conocimiento en la organización con su competitividad. Es decir, consideramos que la capacidad de aprendizaje no es un fin en sí mismo, sino una situación intermedia aplicada a ejercer un impacto sobre la competitividad. En conformidad, y para cerrar el modelo, planteamos un último eslabón enfocado sobre el análisis de la relación causal que liga la capacidad de aprendizaje, comprendida en los stocks y flujos de conocimiento, con el impacto obtenido sobre los resultados de la organización.

Existe una cierta controversia en torno a cual es la relación que se establece entre el aprendizaje, el conocimiento y los resultados de la organización. Si bien algunos autores se muestran reticentes a reconocer las cualidades positivas de esta relación, o simplemente adoptan una posición neutral (Argyris y Schön, 1978; Levitt y March, 1988; Huber, 1991; Leonard, 1992), otros investigadores (Fiol y Lyles, 1985; Senge, 1990; Stewart, 1997; Calantone, Cavusgil y Zhao, 2002) reconocen abiertamente la existencia de una relación positiva entre estos elementos. Asimismo, no faltan argumentos que sostienen que el aprendizaje y los conocimientos son, por lo general, precedentes decisivos de mejores resultados siempre y cuando la gestión del conocimiento actúe como moderadora y se tenga en perspectiva la estrategia competitiva de la organización71 (Vera y Crossan, 2000; James et

71

Como ya se ha elucidado en el capítulo anterior, cualquier iniciativa de gestión del conocimiento comienza

mediante la definición de una estrategia de aprendizaje, fundamentada en la estrategia de la organización, y que gobierne la capitalización del conocimiento.

112

al., 2001; Gray, 2001). En nuestro caso, en lugar de proponer hipótesis exploratorias, hemos preferido seguir las posiciones más optimistas que anticipan una relación positiva entre el desarrollo de los stocks y de los flujos de conocimiento, y el rendimiento alcanzado por el sistema de aprendizaje. En otras palabras, inferimos que el desarrollo de la capacidad de aprendizaje, propiciado por la mediación de la gestión del conocimiento, esencialmente se traduce en un impacto positivo sobre los resultados de la organización. Dicho impacto será valorado tanto en términos financieros como no financieros.

A modo de síntesis, los razonamientos previos aparecen integrados en un modelo teórico de gestión del conocimiento, que es representado en la figura 3.2, y que propone tanto el efecto directo como el efecto de interacción coadyuvante de los elementos de naturaleza técnico-estructural y de los elementos relativos al comportamiento sobre los stocks y flujos de conocimiento, así como el impacto de los mismos sobre los resultados. El modelo, representativo del objetivo general de nuestra investigación, nos conduce a plantear la siguiente tesis general:

La capacidad de aprendizaje de una organiz ación, caracte rizada por la alineación dinámica entre los stocks y flujos de conocimiento, e je rce un impacto positivo sobre la competitividad (actuación) de la organiz ación, tanto en té rminos financie ros como en té rminos no financie ros. Es más, la conformación de los stocks y flujos de conocimiento que dete rminan e se impacto e stará favorecido por la instauración y gobie rno de factores condicionantes tanto de naturaleza té cnica y estructural, como vinculados con el comportamiento y por la inte racción entre ambos. Las hipótesis en que se de sglosa esta tesis general serán presentadas en conformidad con la estructura establecida para el desarrollo del capítulo: efecto directo de los elementos de gestión estructurales y del comportamiento, respectivamente, sobre la capacidad de aprendizaje en la organización, efecto de la interacción de ambos tipos de elementos, y efecto de la capacidad de aprendizaje sobre los resultados.

3.3. APORTACIO NES DEL MO DELO Nuestro modelo es planteado con la aspiración de elucidar las condiciones y las consecuencias en las que se sustenta la capacidad de aprendizaje eficiente en el ámbito organizativo, para lo cual consideramos tanto el papel mediador de la gestión del

113

conocimiento como la comprobación de sus posibles rendimientos72 . Su principal objetivo es el de seguir avanzando en la complicada tarea de investigar el papel del aprendizaje y de los conocimientos en la organización, englobando en un único modelo algunas de las aportaciones teóricas realizadas al respecto, y siendo conscientes en todo momento de la diversidad de las mismas y de la imposibilidad de abarcar todas y cada una de las propuestas más interesantes.

Como hemos dicho, los fundamentos teóricos del modelo pretenden integrar tanto el enfoque técnico-estructural como el del comportamiento, con relación a la capacidad de aprendizaje en el sistema organizativo, aunando ambas aportaciones y adoptando un punto de vista estratégico que permita explicar la gestión del activo estratégico por excelencia en la organización: el conocimiento. Aunque este argumento no es en absoluto novedoso, también es cierto que no todos los estudios que hemos revisado en el capítulo anterior comparten este punto de vista y atienden, exclusiva o predominantemente, a uno de los dos enfoques. Nuestro modelo bien podría ser encuadrado dentro de la corriente que promueve la perspectiva estratégica y, en particular, en lo que hemos denominado modelos integradores. Y siendo perfectamente conscientes de que es un propósito harto ambicioso, no pretendemos sino analizar la relevancia conjunta de los dos aspectos relevantes en la conformación y adaptación de cualquier sistema de aprendizaje: el desarrollo del potencial humano y el desarrollo de los sistemas y estructuras para el trabajo en la organización (Van der Krogt, 1998). El objetivo, por tanto, es reflejar un sistema de aprendizaje en el que la gestión del conocimiento reconcilia tanto los aspectos organizados del trabajo como los del comportamiento, social e individual, de los miembros de la organización.

Otra aportación, en este sentido, es la consideración de un efecto de interacción entre los procedimientos y sistemas técnicos y estructurales y las cualidades del comportamiento de los agentes de la organización. El objetivo es estudiar la naturaleza complementaria, y en ningún caso discordante, de una y otra faceta de la gestión del conocimiento.

Asimismo, en nuestro modelo ofrecemos una valoración de la capacidad de aprendizaje de una organización, para lo cual contemplamos los aspectos estáticos y dinámicos del conocimiento en el sistema de aprendizaje, esto es, tanto los conocimientos existentes como la forma en que circulan entre los diferentes niveles del sistema de aprendizaje. Y en cuanto a la valoración del impacto de la capacidad de aprendizaje, hemos

72

Se trata de diferenciar claramente las dos dimensiones del sistema de aprendizaje de aquellas otras variables

que constituyen los antecedentes y consecuencias del mismo.

114

incorporado en nuestro modelo dos criterios de medición, financieros y no financieros, con objeto de evaluar la forma en que los aspectos estructural y de comportamiento de la gestión del conocimiento repercuten en el principal objetivo del aprendizaje: la reducción de la brecha entre las capacidades organizativas y las demandas del mercado, con objeto de satisfacer sus principales requerimientos, proporcionar soluciones a los clientes y consumidores, y que todo ello se traduzca en un capital financiero para la organización. Es decir, el desarrollo de la capacidad para crear valor para el mercado y para sus consumidores debe reflejarse tanto en términos de satisfacción como de beneficios.

Por último, y desde el punto de vista empírico, nuestro modelo representa un esfuerzo por superar una de las grandes insuficiencias de la literatura sobre el aprendizaje en la organización, a pesar del interés que este tema ha suscitado en los últimos años: la debilidad y escasez de la evidencia empírica, muchas veces meramente anecdótica o con unas características metodológicas limitadas73 (Fiol y Lyles, 1985; Miner y Mezias, 1996; Easterby-Smith, M. y Araujo, 1999; Castaneda, 2000; Goh y Ryan, 2002). Varios autores (Nonaka, 1991; Bonora y Revang, 1993; Bohn, 1994; Hedlund, 1994; Nonaka y T akeuchi, 1995; Slater y Narver, 1995; Sinkula, Baker y Noordewier, 1997; Harvey y Denton, 1999; entre otros) han señalado la necesidad de una investigación más profunda y específica en este sentido, así como la necesidad de mejorar su alcance y contenido práctico. Así pues, este estudio, no pretende sino ser una modesta respuesta a la necesidad de una investigación empírica más profunda y más específica en este sentido, amén de que tenga una mayor utilidad desde un punto de vista práctico.

3.4.

VALORACIÓ N

DE LA

CAPACIDAD

DE APRENDIZAJE DE

LA

O RGANIZACIÓ N A lo largo de nuestra investigación hemos examinado la necesidad de diferenciar los stocks de conocimiento existentes- o aspectos estáticos del conocimiento en el sistema de aprendizaje- de la manera en que esos conocimientos fluyen -aspectos dinámicos del conocimiento en el sistema de aprendizaje-. Ambos aspectos del conocimiento están relacionados y se refuerzan mutuamente, capacitando al sistema para generar, sostener y generalizar conocimientos con impacto, dado que parece lógico suponer que cuanto mayor sea la capacidad del sistema para absorber conocimiento, mayor será su propensión para 73

P or ejemplo, estudios en los que el investigador es un participante activo en el proceso investigado, por razones

prácticas estarán limitados al análisis de un número reducido de casos, en cuyo caso, la generalidad de las conclusiones resultará dudosa.

115

hacerlo circular y al contrario (Cohen y Levinthal, 1990). Entonces, para poder evaluar la capacidad de aprendizaje del sistema organizativo, consideramos relevante singularizar estos dos componentes fundamentales: los stocks de conocimiento y los flujos del conocimiento.

3.4.1. Los stocks de conocimiento Con respecto al primero de estos aspectos, volvemos a recordar que la existencia de stocks de conocimientos alude a la formación de una cartera o estructura de conocimientos (Lyles y Schwenk, 1992; Walsh, 1995), tácitos o explícitos, que pertenecen a la organización y a sus agentes de conocimiento particulares y que consideramos desarrollada en distintos niveles (Anand et al., 1998). Esta estructura simboliza las creencias, experiencias, suposiciones, esquemas o rutinas, individuales o colectivos, sobre los que tiene lugar la interpretación del entorno y la resolución de problemas por los agentes de conocimiento de la organización (Lyles y Schwenk, 1992; Walsh, 1995).

Realmente, si bien la investigación sobre el aprendizaje en la organización y las estructuras de conocimiento se ha incrementado en los últimos años (Miner y Mezias, 1996), todavía es escasa la evidencia empírica interesada en la investigación sobre dónde reside el conocimiento en la organización74 . Pese a todo, los investigadores parecen estar de acuerdo en aceptar que los conocimientos existen tanto en depósitos humanos -individuales o colectivos- como no humanos75 . Así pues, tomando como fundamento las propuestas de Anand et al. (1998), Crossan et al. (1999) y, sobre todo, de Bontis (1999a) y Bontis et al. (2002), caracterizaremos la estructura de conocimiento de los sistemas de aprendizaje organizativos como un fenómeno multinivel, representativo de los stocks de conocimientos que son contenidos en la organización. Conforme a ello, tomaremos como base la diferenciación de cada uno de los tres niveles de aprendizaje de la organización, y nos detendremos en la medición de los siguientes tipos de stocks de conocimiento:

74

La investigación en este campo ha debatido durante mucho tiempo acerca de si los individuos pueden o no ser

contemplados como depositarios del conocimiento organizativo. En este sentido, véanse los trabajos de Levitt y March (1988) , Walsh y Ungson (1991), Starbuck (1992) o Argote (1999). 75

Esta determinación resulta innegable si consideramos la doble naturaleza, tácita y explícita, de los

conocimientos y las cualidades eminentemente personales que reúnen los conocimientos tácitos, tanto en sus elementos técnicos como cognitivos (Nonaka, 1994). Y si los individuos y los grupos son portadores activos de conocimiento, entonces son determinantes críticos de su impacto en los resultados de la organización (Nonaka, 1994; Nonaka y Takeuchi, 1995; Grant, 1996a, 1996b).

116

1. Conocimientos individuales. El conocimiento que es adquirido por medio del aprendizaje en el nivel individual es considerado un stock. Estos stocks de conocimiento individuales forman parte del capital humano de la organización y simbolizan el conjunto de mapas cognitivos y competencias individuales que, por ser específicas de un determinado contexto, no son transferibles a otro contexto. Se trata, de esta manera, de competencias genéricas relevantes para el aprendizaje individual (Bontis et al., 2002). 2. Conocimientos de grupo. No pocos autores sostienen la importancia de que cada miembro de la organización integre su aprendizaje con el de sus colaboradores (Daft y Weick, 1984; Stewart, 1997). Como extensión, entre estos teóricos hay quienes apoyan la existencia de un stock de conocimientos en el nivel de grupo, como una alternativa para superar las limitaciones de los stocks de conocimiento individual. En muchos casos no hay un equipo formal, sino sencillamente un grupo de individuos que desarrolla un entendimiento común. 3. Conocimientos organizativos. El aprendizaje en el nivel organizativo alumbra la importancia del conocimiento que reside más allá del elemento humano de la organización. Por lo tanto, este nivel significa una escala mayor que el entendimiento compartido, representando la traslación de este entendimiento a los sistemas, estructuras, procedimientos, rutinas y experiencias desarrollados por la organización (Fiol y Lyles, 1985; Walsh y Ungson, 1991).

Dimensiones de los stocks de conocimiento CONOCIMIENTOS INDIVIDUALES

STOCKS DE CONOCIMIENTO

CONOCIMIENTOS DE GRUPO

CONOCIMIENTOS ORGANIZATIVOS

3.4.2. Los flujos de conocimiento En segundo lugar, la valoración de la capacidad de aprendizaje también exige considerar los flujos de conocimiento inmersos en el sistema, esto es, el movimiento de los conocimientos dentro del sistema, de forma que se produzca la evolución, transformación y desarrollo de los mismos (Wikström y Normann, 1994; Dragonetti y Roos, 1998). Los stocks

117

de conocimiento existentes en los distintos niveles constituyen la materia prima del sistema de aprendizaje cuando éste activa los flujos de conocimiento que, en sincronización conjunta, elaboran, sustentan o contradicen los activos (stocks) de conocimiento existentes (Wikström y Normann, 1994). Por tanto, los flujos de conocimiento se refieren a las corrientes de intercambio de conocimiento que configuran el nexo entre los distintos niveles de la organización, de manera que el conocimiento pueda ser asimilado o almacenado en forma de stock, y haciendo difícil el poder precisar dónde finaliza uno y dónde comienza otro. T al y como ya informaran Dierickx y Cool (1989), los conocimientos sólo pueden ser acumulados y renovados a lo largo del tiempo por medio de la elección de los flujos adecuados a en cada intervalo.

Por tanto, y a fin de incorporar la dimensión de los flujos de conocimiento a nuestro modelo, de nuevo nos remitimos a Crossan et al. (1999), e igualmente Bontis et al. (2002) y a la doble orientación de los flujos de conocimiento que plantean en su modelo de aprendizaje76 . Nosotros consideramos que la capacidad de aprendizaje está supeditada a la presencia en el sistema de esta doble orientación que distingue entre la exploración y la explotación del conocimiento (March, 1991; Bontis, 1999a; Crossan et al., 1999) y nos detendremos en la valoración de uno y otro tipo de flujo: 1. Los flujos de exploración. Representan los flujos que permiten el desarrollo y la asimilación de nuevos conocimientos en la organización, modificando las creencias y comportamientos del pasado inmersos en el sistema. Están, por tanto, orientados a la renovación, la creación, la variación y el cambio. 2. Los flujos de explotación. Son los flujos por los que se difunden, combinan y utilizan aquellos conocimientos que ya forman parte de las estructuras de conocimiento a través de los diferentes niveles de la organización. Enfatizan en la convergencia, la retrospección, la institucionalización y la estabilidad.

Orientaciones de los flujos de conocimiento

EXPLORADORES

FLUJOS DE CONOCIMIENTO EXPLOTADORES

76

Aquellos flujos que parte del conocimiento individual, producen el conocimiento de grupo y cristalizan en el

conocimiento organizativo, y aquellos flujos por los que los conocimientos organizativos trascienden a los individuos y/o a los grupos de la organización.

118

En resumen, nuestra valoración de la capacidad de aprendizaje del sistema organizativo está basada en una doble dimensión: la dimensión estática, representada por los stocks de conocimiento existentes en los distintos niveles, y la dimensión dinámica, representada por medio de los flujos de conocimiento, exploradores y explotadores.

Propue sta de componentes de valoración de la capacidad de aprendizaje STOCKS

FLUJOS



Conocimientos individuales



Exploración del conocimiento



Conocimientos de grupo



Explotación del conocimiento



Conocimientos organizativos

3.5. ELEMENTO S DE GESTIÓ N DEL CO NOCIMIENTO 3.5.1. Elementos de ge stión té cnico-estructurales Desde nuestro punto de vista, entre los elementos que es preciso contemplar como variables fundamentales de la gestión del conocimiento se encuentran aquellos instrumentos y procedimientos sistematizados, estructurados o formalizados que están orientados al desarrollo de los procesos de trabajo, y al procesamiento y administración eficiente de la información dentro de la organización.

La información es un recurso necesario para que la organización aprenda sobre su entorno interno y externo. Si bien parte de la literatura ha examinado el procesamiento de la información desde una perspectiva "micro" en la que el individuo es la unidad de análisis, a los efectos de nuestra investigación, la literatura relevante es la que se ha interesado en el reconocimiento del entorno para la gestión organizativa (Hambrick, 1982) considerando a la organización como la unidad de análisis (Daft y Huber, 1987). Desde esta perspectiva, para proponer los elementos o propiedades estructurales condicionantes, consideraremos aquellas prácticas o instrumentos "tangibles" desarrollados por la organización y que, sin estar localizados en la mente humana (Popper y Lipshitz, 1998), permiten a la organización adquirir y procesar racionalmente grandes cantidades de información con objeto de percibir las señales de su entorno, interno y externo, y de actuar consecuentemente; nos encontramos, en consecuencia, ante elementos diferenciados del componente humano de la organización y

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que se mantienen con independencia de los individuos que forman parte de ella77 , aunque su propósito es hacer que esos individuos desarrollen mejor su trabajo y que se comprometan en la identificación de desviaciones, errores, oportunidades o competencias. Considerando, por tanto, que los sistemas de aprendizaje necesitan de un cierto grado de sistematización, mediante la introducción de fundamentos técnicos y estructurados, planteamos la siguiente hipótesis general al respecto:

HIPÓ TESIS 1: Los elementos técnico-estructurales, que se asocian a la ne cesidad de obtene r y procesar información y conocimientos rele vantes, influyen de forma positiva en la capacidad de aprendizaje de la organiz ación. Concretamente, en

nuestro modelo proponemos cuatro elementos de gestión

fundamentales que facilitan la interacción dinámica entre los stocks y los flujos de conocimiento: la vigilancia del entorno, la disponibilidad de sistemas y tecnologías de la información, los procesos de planificación estratégica y los sistemas de seguimiento y evaluación. A continuación, procederemos a definir cada uno de estos elementos, así como a revisar la literatura que les concierne, a fin de bosquejar las relaciones causales que proponemos y plantear las hipótesis que aspiramos a contrastar.

ELEMENTOS DE GESTIÓN TÉCNICO-ESTRUCTURALES VIGILANCIA DEL ENTORNO

SISTEMAS Y TECNOLOGÍAS DE INFORMACIÓN

PROCESOS DE PLANIFICACIÓN ESTRATÉGICA

SISTEMAS DE SEGUIMIENTO Y EVALUACIÓN

3.5.1.1. LA VIGILANCIA DEL ENT ORNO Se entiende por vigilancia del entorno el esfuerzo continuado por examinar y diagnosticar el entorno organizativo mediante la adquisición y el análisis de información, de origen interno y externo, previa asimilación y aceptación de la necesidad de vigilancia. Normalmente, vigilar el entorno es desarrollar una especie de radar para observar el mundo sistemáticamente y obtener las señales de las tendencias y sucesos que ocurren en el entorno organizativo. Para ello, este elemento de apoyo implica la búsque da, captación e

77

La información es considerada como un bien tangible que se transmite en forma de mensajes. Esta información

puede ser adquirida y procesada por medio de individuos, si bien es utilizada por la organización o por sus distintas unidades en orden a tomar decisiones o controlar y coordinar las unidades de la organización.

120

incorporación de información útil, con el propósito de tomar sentido y reconocer cuáles son esos acontecimientos, relaciones y situaciones del ámbito de actuación de la organización que son relevantes desde un punto de vista estratégico, y cuyo discernimiento puede ayudar a la dirección en la tarea de definir los futuros cursos de acción (Hambrick, 1982; Boyd y Fulk, 1996; Thomas et al., 1997; Denton, 1998). En esencia, esta vigilancia está dirigida a desarrollar en la organización la habilidad para entender las fuerzas de cambio del entorno y para adaptarse a él mejor y más rápidamente que las demás. Y lo que es más, está dirigida a tener capacidad de anticipar los acontecimientos previsibles en el futuro (Hambrick, 1982; Daft y Weick, 1984; Leonard y Sensiper, 1998; Marquardt y Reynolds, 1994).

Ya desde la literatura tradicional sobre la dirección estratégica se contemplan la observación y el diagnóstico del entorno como antecedentes necesarios para poder proveerse de una inteligencia externa y para poder posicionarse estratégicamente resolviendo, al menos parcialmente, la incertidumbre y la ambigüeda d circundantes. En un entorno organizativo como

el actual,

frecuentemente

caracterizado

por

su falta

de

estabilidad y,

consecuentemente, por ser una fuente de desorientación, es especialmente importante que toda compañía que desee preservar su competitividad en el mercado esté preparada para afrontar cualquier posible contingencia que la pueda afectar. De acuerdo con ello, la actitud de las organizaciones hacia su entorno no puede ser pasiva sino que, por el contrario, deben ser capaces de detectar cualquier señal de cambio (Huber, 1991) para identificar las oportunidades y amenazas que conlleva y, de este modo, poder interpretar las necesidades de transformación más urgentes por su posible efecto en la competitividad de la organización (Duncan y Weiss, 1979). Así, si ese cambio tiene lugar, la organización estará en condiciones de confrontar el nuevo entorno, o lo que es más, podrá intentar intervenir en el cambio de forma que, en la medida de lo posible, éste le sea favorable (Von Krogh y Vicari, 1993).

Esta es la principal razón por la que vigilancia del entorno juega un papel relevante sobre la capacidad de aprendizaje de la organización. En verdad, se trata de un elemento que actúa como desencadenante de los procesos de aprendizaje, lo cual es lógico si consideramos que esa atención prestada al entorno permitirá dar con núcleos de información y conocimiento significativos, que la organización transformará en acciones, y que, posteriormente, incorporará a sus stocks de conocimiento, a cualquier nivel, en la medida en que los considera provechosos. Mediante la observación, la vigilancia del entorno posibilita que la organización entienda el comportamiento del entorno ante diferentes fenómenos, y desencadene todo un proceso de creatividad para adaptarse o anticiparse a él. Esta necesidad de adaptación –o anticipación- genera unos problemas que, a su vez, provocan los flujos de

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aprendizaje que son necesarios para resolverlos y para lograr el ajuste de los stocks de conocimiento con las condiciones circundantes. De hecho, si el entorno se percibe como estable, lo más probable es que se produzca un reforzamiento de los stocks de conocimiento disponibles, mientras que si el entorno se percibe dinámico, la obsolescencia de los stocks es más rápida y habrá una mayor necesidad de aprendizaje. Así pues, para ser dueñas de su futuro, las organizaciones necesitan recoger información del entorno, en cantidad y calidad riqueza y relevancia-, así como discernir el alcance de esa información relevante78 .

No podemos dejar de advertir que, si bien todas las organizaciones vigilan su entorno, la urgencia o intensidad con la que lo hacen puede ser diferente en cada caso. La vigilancia del entorno puede ser intensiva y continuada, aunque también puede consistir en un examen rutinario, o puede implicar la adopción intermitente de un estado de alerta para obtener información no ordinaria, pero relevante, etc.. De hecho, a menos que no haya dudas sobre la importancia de los acontecimientos del entorno para el futuro de la organización, el interés por analizarlos puede ser muy pequeño. En este sentido, Daft y Weick (1984) proponen una taxonomía de hasta cuatro diferentes tipos de organizaciones (Figura 3.3), según cuáles sean las hipótesis de comprensibilidad que tengan de su entorno (eje vertical) y cuál sea la actitud de seguimiento que mantienen para ampliar su conocimiento del mismo (eje horizontal). Idealmente, las organizaciones que quieren permanecer en continuo estado de aprendizaje y mejora, deben moverse lejos de situaciones caracterizadas por una visión indirecta del entorno (celda 1) y acercarse hacia aquellas que sostienen un mayor nivel de reconocimiento del mismo. Y aunque las organizaciones situadas en las celdas 2 y 3 -visión condicionada y descubrimiento- logran resultados aceptables, ninguna instiga tanto el aprendizaje y el progreso como las situadas en la celda 4 –investigadoras-. En general, y conforme a este marco, la vigilancia del entorno es contemplada como un auténtico ciclo de búsque da y procesamiento de información adoptado en conformidad con las contingencias del entorno y de la propia organización.

78

A decir verdad, los responsables de los procesos de decisión de una organización frecuentemente tienen más

información de la que son capaces de manejar, dado que su tiempo y sus capacidades son limitados. Por ello,

122

Figura 3.3: Tipos de organizaciones se gún su sistema de vigilancia del entorno Ambigüas

HIPÓTESIS SOBRE EL ENTORNO

No Ambigüas

Celda 1

Celda 4

VISIÓN INDIRECTA

INVESTIGACIÓN

Interpretación restringida

Experimentación,

Datos informales y no rutinarios

coacción, simulación de entornos

P resentimiento, rumor, suerte y oportunidad

Saber aprender

Celda 2

Celda 3

VISIÓN CONDICIONADA

DESCUBRIMIENTO

Interpretación

dentro

de

tradicionales.

P revisión.

los

prueba,

inducción,

límites Búsqueda formal

Identificación Cuestionarios, estudios, recogida activa de

pasiva. Datos rutinarios y formales

datos. Identificación activa

Pasiva

Activa ACTITUD DE LA EMPRESA

Fuente: Adaptado de Daft y Weick (1984)

Resulta, pues, evidente que la vigilancia del entorno es un elemento de gestión, y así es como va a ser utilizada en esta tesis. En conjunto, la vigilancia del entorno es un proceso de índole compleja, dado que el entorno es enormemente amplio y heterogéneo, las organizaciones tienen recursos variables y limitados y, además, los responsables de los procesos de decisión carecen de una racionalidad absoluta a la hora de comprender todas las modificaciones que se presentan. Habría que tener en cuenta aspectos como el tamaño, la disponibilidad de recursos, la experiencia pasada o la disponibilidad de canales de acción y comunicación como condicionantes de la organización a la hora de establecer su “ contacto” con el entorno. Además, para cualquier organización, vigilar adecuadamente el entorno puede implicar el seguimiento y análisis de información concreta de su entorno de actividad especifico, de su entorno industrial –las organizaciones que son competidores actuales o potenciales-, e incluso acerca de su macroentorno –contexto social, tecnológico, económico, político, legal, etc.-.

El principio que subyace a estos aspectos es la necesidad de multiplicar el rango de canales a lo largo de los que la información o los conocimientos puedan ser identificados y adquiridos, pues la vigilancia del entorno se completa con diferentes mecanismos, formas y fuentes de contacto que no constituyen un fin en sí mismo, pero que deben convertirse en una pieza señalada en el modo de vida del sistema organizativo (Daft y Weick, 1984; Daft y Lengel, 1986; Daft, Sormunen y Parks, 1988; May, Stewart y Sweo, 2000). En este sentido, resulta esencial que sean selectivos a la hora de reconocer las informaciones específicas que emplearán para interpretar las cuestiones estratégicas (Daft, Sormunen y P arks, 1988; Thomas et al., 1997).

123

son muchas las organizaciones que se han esforzado en fomentar su orientación al mercado, así como el establecimiento de mecanismos que a seguren, a todos los niveles de la organización, el contacto entre su personal y los clientes79 , los proveedores, los competidores, centros de investigación y universidades o cualquier otra fuente de información externa, de entre las que también ocupa un lugar importante el ámbito institucional de la organización (Quinn, 1985; Bierley y Hämäläinen, 1995) e incluso el acceso a publicaciones o a la literatura especializada. Valgan como ejemplo de esos mecanismos la adopción de prácticas o medidas entre las que figuran el benchmarking, las investigaciones de mercado, la adopción de equipos multifuncionales para acercarse al cliente, la elaboración de pronósticos, el análisis SWOT80 , la construcción de escenarios de futuro81 , etc., y que son tan variadas como sean sus necesidades, sus posibilida des o ambas. Todo este tipo de comportamientos puede ser utilizado como indicador de la actitud de las organizaciones para comprender el entorno, valorándose la intensidad con la que se a doptan (Miller y Friesen, 1982; Barringer y Bluedorn, 1999), la frecuencia o incluso el tiempo invertido en el análisis (Hambrick, 1982; Boyd y Fulk, 1996).

En definitiva, el mensaje es claro: toda organización tiene que ser capaz de entender que forma un todo con su entorno, y que, por lo tanto, debe examinar continuamente la cadena de valor que genera con objeto de comprobar qué información y conocimientos resultan cruciales (Fahey, King y Narayanan, 1981; Stewart, 1997), y así poder elegir sus objetivos y formas de acción en ese entorno, e incluso intervenir activamente en él (Denton, 1998). Por ello, la vigilancia del entorno constituye un instrumento insustituible para evitar que la ignorancia acerca de ese entorno pueda bloquear el funcionamiento del sistema de aprendizaje de la organización. La idea que preside este razonamiento es que el aprendizaje, en cualquier nivel, no puede ocurrir sin ser provocado por la percepción del entorno (Huber, 1991; Schwandt, 1997; DiBella y Nevis, 1998). Por lo tanto, se trata de una “toma de sentido” fundamental a la hora de intervenir en la adaptación y el progreso de los stocks de

79

Como bien señala Kanter (1989), gran número de mejoras efectivas encontraron su punto de partida en la

consciencia activa de los cambios en las necesidades de los consumidores y, algunas veces, en demandas o soluciones aportadas directamente por ellos. 80

Siglas en inglés del análisis de puntos fuertes y débiles, oportunidades y amenazas (strengths, weaknesses,

opportunities, threats). 81

La construcción de escenarios permite a la organización componer representaciones sobre sus realidades

futuras más probables. Como bien señalan Grant y Gnyawali (1996), Fulmer, Gibbs y Keys, (1998) o Redding y Catalanello (1994), la utilización de esta técnica implica deducir diferentes alternativas de futuro, obtenidas a partir de datos e información abundantes y de la colaboración de numerosos participantes.

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conocimiento y de activar los flujos necesarios para su evolución por medio de la exploración y la explotación. Así pues, proponemos que:

HIPÓTESIS 1A: La vigilancia del entorno condiciona de forma positiva la capacidad de aprendizaje de la organización, influyendo tanto en la existencia de stocks de conocimiento como en su evolución por medio de flujos de conocimiento.

3.5.1.2. LOS SI ST EMAS Y TECNOLOGÍAS DE INFORMACIÓN

Cada vez son más los autores que consideran que el desarrollo de la capacidad de aprendizaje en la organización está supeditado a la disponibilidad de una infraestructura de sistemas y/o tecnologías de la información dentro de ella. Esencialmente, los sistemas y tecnologías de información son importantes porque proporcionan canales múltiples, permanentes y muy veloces para conectar la organización con su entorno externo o para conectar entre sí a las distintas unidades de la organización (Daft y Huber, 1987). Estos sistemas de información pueden ser establecidos en solitario o en red, y son factibles de utilización por un individuo, por un grupo o por toda la organización.

Las tecnologías o sistemas al servicio de la información y del conocimiento son considerablemente variados. A veces, incluso resulta complejo precisar qué se puede considerar o no como tecnología para la gestión del conocimiento, dado que existen instrumentos al servicio de la información que, aunque pudiera no parecerlo, es posible aplicar a la gestión del conocimiento (Davenport y Prusak, 1998). De hecho, y ante la diversidad de dispositivos tecnológicos existentes, no son pocas las organizaciones que han optado por diseñar una estrategia de gestión del conocimiento centrada en la utilización intensiva de tecnologías de información (Hansen et al., 1999; Sarvary, 1999). No obstante, con frecuencia surge la voz de alarma de que las tecnologías de la información no son la panacea y que, no siendo el único determinante del aprendizaje en la organización, toda infraestructura tecnológica debe ser siempre combinada, en mayor o menor medida, con una gestión adecuada de los recursos humanos, con una cultura organizativa efectiva y con un liderazgo responsable que proporcione a la compañía la dirección y el estímulo necesarios para su competitividad (McDermott, 1999; Cross y Baird, 2000; entre otros). La mejor forma de aceptar esta afirmación es describiendo los sistemas de información como una condición necesaria, pero no suficiente, para el éxito de la gestión del conocimiento en cualquier organización, ya que representa un medio a través del que el conocimiento puede viajar, se puede descubrir, se puede analizar y se puede almacenar dentro de la misma.

125

En efecto, los sistemas y tecnologías de la información incorporan un conjunto de herramientas sin precedente que facilitan el desarrollo de la capacidad de aprendizaje al permitir la retención, transformación y combinación de datos, información y conocimientos, de manera que puedan ser convertidos en nuevos conocimientos, ser accesibles y ser transmitidos al resto de la organización (Daft y Huber, 1987; Andreu y Ciborra, 1996; Harvey, Palmer y Speier, 1998; Revilla, 1998; O´Dell y Grayson, 1998; Ruggles, 1997, 1998; Nonaka et al., 1998; Zack, 1999b; Massey y Montoya-Weiss, 2000; Scott, 2000; Gieskes, 2002). De un modo más concreto, podemos distinguir entre las funciones que hacen de la infraestructura de tecnologías de la información un elemento crítico para el aprendizaje aspectos como los siguientes: i) apoyar la capacidad de creación de conocimiento, por medio de la experimentación con nuevos recursos –especialmente recursos de información-, el braimstorming electrónico o usando sistemas de inteligencia artificial, entre otros sistemas; ii) codificar y organizar los stocks de conocimiento, de modo que sea sencillo identificar los atributos que lo hacen relevante a una situación dada y pode disponer de ellos si así se requiere; iii) distribuir el conocimiento, a fin de garantizar un rápido acceso al mismo y de facilitar el desarrollo de los flujos que hacen posible su exploración y su explotación; iv) permitir los análisis, las interconexiones y las interacciones necesarios para su utilización y su desarrollo -explotación y exploración-, favoreciendo la reflexión, la experimentación o la formación de los individuos (e-learning); o v) compartir las prácticas de trabajo y estimular los flujos de comunicación dentro de y entre los grupos, facilitando la localización de expertos, y maximizando la probabilidad de que cada individuo detecte la información y los conocimientos que necesita.

Conforme a ello, si las organizaciones se enfrentan a la necesidad creciente de adquirir, reconocer y diseminar la información como fuente de conocimientos y para estimular el aprendizaje, la dirección de la organización necesita crear y gestionar una infraestructura tecnológica suficiente que fomente, apoye y haga posible que todo ello tenga lugar (Alter, 1992; Gaimon, 1997; Harvey et al., 1998; Scott, 2000; Gieskes, 2002). Dicha infraestructura, no sólo debe estar disponible para todos los niveles de la organización, sino que además debe contener sistemas que, en adecuación con el contexto, sean fácilmente utilizables y hagan del conocimiento algo exacto, comprensible y accesible. Frecuentemente, la creación y gestión de una infraestructura de sistemas y tecnologías de la información requiere la combinación y coordinación de herramientas heterogéneas, a veces muy complejas. En este sentido, Dewan y Kraemer (2000) proporcionan una clasificación de los elementos más frecuentemente contemplados entre el capital de tecnologías de información de una organización: i) el hardware informático, ya sean ordenadores personales, estaciones

126

de trabajo, hosts, servidores, mecanismos de almacenamiento, impresoras y otros mecanismos periféricos; ii) comunicadores de datos, como por ejemplo procesadores y controladores

de

comunicaciones,

terminales

de

servidores,

puentes,

módems,

concentradores y otros equipamientos; iii) el software, esto es, paquetes de software, sistemas de software y aplicaciones de herramientas de utilidad y aplicación de soluciones; y finalmente iv) los servicios, ya sean de consulta, de instalación, servicios operativos, de formación o servicios de apoyo la inversión. La disponibilidad o no de estos dispositivos tecnológicos constituye un buen indicador de la existencia de una infraestructura tecnológica adecuada, por lo que su consideración nos será de gran ayuda a la hora de valorar adecuadamente el nivel de utilización de este elemento de gestión.

Con el mismo fin, los sistemas tecnológicos de información al servicio del conocimiento también pueden ser valorados en función de su naturaleza convergente o divergente. Las tecnologías convergentes persiguen compendiar los conocimientos con objeto de aumentar su disponibilidad al mayor número de gente posible. Se trata de sistemas basados en la síntesis y condensación de la información y el conocimiento, que son funciones que pueden ser estimuladas con determinadas herramientas especializadas capaces de reunir, asociar y recombinar en formas únicas las ideas provenientes de muy diversas fuentes de conocimiento. Entre estas herramientas convergentes, se incluyen las bases de conocimiento, que contienen stocks de conocimientos explícitos relevantes, generalmente en forma de anécdotas, experiencias, datos técnicos, comentarios, así como otros sistemas de gestión documental o de proyectos, que pueden ser una ayuda muy poderosa si se combinan debidamente con sistemas expertos u otros sistemas de apoyo a la decisión. No obstante, estas herramientas tienen el coste de que deben ser permanentemente actualizadas con objeto de que los conocimientos que contienen gocen de continua actualidad, calidad, exactitud y relevancia. T ambién los mapas e inventarios de conocimiento, o los diccionarios organizativos son diseñados con objeto de ayudar a los individuos a identificar dónde encontrar los conocimientos que necesitan, facilitando la explotación de estos conocimientos por medio de su ordenación. En conclusión, todas estas tecnologías convergentes constituyen una ayuda adecua da tanto para el aprendizaje individual como para el aprendizaje colectivo, ya sea grupal u organizativo, facilitando la efectividad de los stocks de conocimientos, especialmente explícitos, en todos esos niveles.

Por su parte, las tecnologías divergentes tienen por objeto compartir los conocimientos más específicos, contextuales y menos estructurados, para lo cual se basan en el análisis y asimilación de los mismos. Se trata de sistemas más relacionados con la transmisión de la información y el conocimiento de una forma específica, para lo cual se

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necesitan sistemas que permiten reducir o eliminar las barreras temporales, espaciales y sociales que dificultan su propagación. En este sentido, existen herramientas que permiten el diálogo continuo entre individuos, como es el caso de las intranets o del denominado Groupware (Lotus Notes es la representación más conocida), aquellas que hacen posible la comunicación asincrónica (por ejemplo, con el correo electrónico) y la celebración de videoconferencias, meetings electrónicos, forums de discusión, etc.. Es decir, estos sistemas permiten a las personas comunicarse en un espacio virtual, y conducir conversaciones a través del tiempo y la distancia mediante la construcción del contexto que permite sustituir la comunicación personal, y que, aunque no consiga igualar en riqueza a ésta última, es necesario para fomentar las interacciones y, por ende, los flujos de conocimiento. Además, este tipo de sistemas también permite la localización y asimilación de stocks de conocimientos mediante la elaboración de documentos compartidos o incluso la coordinación de actividades desde localizaciones remotas. La aparición de Internet y de las tecnologías relacionadas también constituyen una fuente relevante para captar y adquirir conocimiento, proporcionando buscadores que hacen posible el acceso a conocimientos o ideas relevantes. Otro ejemplo interesante de este tipo de tecnologías es el denominado sistema Grapevine (Davenport y Prusak, 1998), que es capaz de buscar a través de bases de conocimiento externas utilizando todo un mapa de términos y relaciones del conocimiento de una organización. Y existen, igualmente, aplicaciones de software capaces de activar la creatividad por medio de la utilización de métodos basados en simulaciones, ejercicios aleatorios o instrumentos de punto-contrapunto82 (Ruggles, 1997). Por lo tanto, nuevamente nos encontramos ante unas herramientas que constituyen un apoyo capital para la propagación de flujos de conocimiento, tanto de exploración como de explotación, facilitando la adopción y adaptación de los stocks de conocimiento entre los individuos, los grupos y la organización, por medio del aprendizaje.

En resumen, resulta obvio que la disponibilidad de una adecuada infraestructura de sistemas tecnológicos de información juega un papel inigualable en el desarrollo del potencial de aprendizaje de la organización. Y, aunque no son la única solución al respecto, su aplicación goza de ventajas ampliamente reconocidas, dado que actúan como potenciadores de la asociación entre los stocks y los flujos de conocimiento, constituyendo una auténtica tubería para el desarrollo de los flujos de exploración y de explotación del conocimiento necesarios para formar, organizar y combinar los stocks de conocimiento. Asimismo, se concentran en la sistematización de la evolución del conocimiento 82

Tal es el caso de IdeaFisher, que trabaja por medio de una lista asociativa de palabras y frases que permite

vincular contenidos dispares para generar nuevas ideas, o de IdeaGenerator y MindLink, que activan los límites de la creatividad instigando a sus usuarios a romper con sus esquemas mentales (Ruggles, 1997).

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provocando, además, la reflexión y la acción, y es por ello por lo que deberán ser establecidos en adecuación con el contexto e implantados como parte de un esfuerzo global por desarrollar la capacidad de aprendizaje de la organización. Así, a modo de conclusión de las ideas expuestas, se puede anticipar una relación positiva entre este elemento de gestión y la capacidad de aprendizaje. En conformidad, proponemos la siguiente hipótesis:

HIPÓTESIS 1B: La disponibilidad de sistemas y tecnologías de información condiciona de forma positiva la capacidad de aprendizaje de la organización, influyendo tanto en la existencia de stocks de conocimiento como en su evolución por medio de flujos de conocimiento.

3.5.1.3. LOS PROCESOS DE PLANIFICACIÓN EST RATÉGICA Los procesos de planificación estratégica están dirigidos a definir lo que una organización aspira a hacer en el futuro, en concordancia con sus características y las características de su entorno (Nonaka, 1994; Schäffer y Willauer, 2002). Se trata de un elemento de gestión esencial para abordar decisiones comprometidas, gestionar e implantar esas decisiones respondiendo a las preguntas ¿qué queremos crear? y ¿cómo alcanzar lo que queremos y sobre qué valores?. Por una parte, se trata de establecer la intención de desarrollo de las organizaciones, esto es, su estrategia (Nonaka, 1994). Por otra parte, se trata de conectar esa intención con la acción por medio de la creación de un vínculo fuerte y sostenido entre una estrategia y la forma de hacer el trabajo -dado que tan importante como la estrategia en sí es implantarla y gestionarla de forma eficaz-.

Evidentemente, las organizaciones tienen unos recursos limitados, por lo que no pueden plantearse hacer de todo. Así, y de entre todas las oportunidades que ofrezca el entorno, deben seleccionar aquellas líneas de acción que sean consideradas más acertadas para mantener y mejorar la competitividad organizativa. Generalmente, este tipo de decisiones comportará un alto grado de compromiso, más o menos irrevocable, de recursos organizativos (Shrivastava y Grant, 1985). De entre todos esos recursos, y como ya sabemos, el conocimiento juega un papel esencial, dado que las elecciones estratégicas de una organización se encuentran fundamentadas en el stock de conocimiento disponible. Efectivamente, las decisiones estratégicas, como cualquier decisión, utilizan el conocimiento como input en la generación de distintas alternativas de acción, la evaluación de las implicaciones de las diferentes alternativas y la emergencia de actuaciones concretas para la organización (Beveridge et al., 1997). Pero al mismo tiempo, mediante los procesos de

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planificación estratégica se generan unos parámetros para el aprendizaje, pues conducen a identificar cuáles son los conocimientos necesarios para la ejecución de la estrategia pretendida y que, puestos en comparación con los conocimientos disponibles, revelan las brechas de conocimiento estratégicamente relevante de la organización (Ribbens, 1997). De este modo, se discernirá la forma de establecer los flujos de conocimiento necesarios para cubrir esa carencia en los stocks, que serán adaptados en conformidad con los requisitos estratégicos. Este razonamiento, reflejado gráficamente en la figura 3.4, nos permite reconocer en los procesos de planificación estratégica un condicionante elemental de la capacidad de aprendizaje, que delimita dónde, cómo y cuándo ocurre ese aprendizaje y, en definitiva, proporciona un sentido de dirección al mismo.

Figura 3.4: Relación entre el aprendizaje y la formulación e straté gica

Flujos de conocimiento

P rocesamiento por medio del aprendizaje

Generación

Define el futuro

Stock de conocimientos Utilizar como

P arámetros del aprendizaje organizativo

Define los

Base para la formulación estratégica

Fuente: Adaptado de Ribbens (1997)

Abundan los autores (De Geus, 1988; Lei, Slocum y Pitts, 1999; Schäffer y Willauer, 2002; Zack, 1999a, 2002) que sostienen este punto de vista, afirmando que las decisiones estratégicas ocupan un lugar esencial en el sistema de aprendizaje de una organización. Un punto importante a este respecto es que las decisiones estratégicas, como cualquier otra decisión, implican poner en acción un importante conjunto de información y conocimientos, que procederán de distintas funciones organizativas y, consecuentemente, también de diferentes individuos o grupos de individuos. Podríamos decir que, mediante los procesos de planificación estratégica, es posible fomentar la avenencia de los modelos mentales de individuos que difieren en sus intereses, estableciendo relaciones, por medio del lenguaje o del pensamiento, que permitan coordinar sus procesos de aprendizaje, entre sí y con los proyectos de la organización. Y todo ello, con la suficiente flexibilidad como para soportar las variaciones organizativas. En otras palabras, uno de los aspectos fundamentales de los procesos de planificación estratégica con relación al aprendizaje es su naturaleza interactiva, puesto que

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están orientados a concebir y adoptar una visión compartida, por la que los miembros de la organización alcancen una percepción común de lo que quieren conseguir y de la forma en que pueden lograrlo83 (Senge, 1990; McGuill et al., 1992; Watkins y Marsick, 1993; Redding y Catalanello, 1994; Davenport, 1996; Denton, 1998; Brews y Hunt, 1999). No se trata de buscar el detalle, sino de alcanzar un sentido general de propósito y dirección que suscite el compromiso - no el acatamiento- de los miembros de la organización y que, por lo tanto, actúe como una fuente de alineamiento de esfuerzos, modifique la relación de la gente con la compañía y sea un combustible para el cambio84 (Hart, 1992; Redding y Catalanello, 1994; Gieskes, 2002; Paiva, Revilla, Roth y Fensterseifer, 2002). Este tipo de procesos de decisión, normalmente requerirá la definición de unas prioridades estratégicas –o misión general de propósito-, así como el desarrollo de procesos de reflexión y comunicación dirigidos a concretar esas prioridades en unos objetivos y a diseñar las líneas de acción que son necesarias para su consecución (Brews y Hunt, 1999). Una derivación apreciable es que los procesos de planificación estratégica concretan la cartera de innovaciones de la organización, esto es, la combinación de innovaciones que afrontará la organización en el futuro. Con ello, también se está definiendo o delimitando el tipo de problemas que van a afrontarse, tanto en su intensidad como en su variedad. En consecuencia, y en función del tipo de disrupción que representen esos problemas, los efectos sobre la capacidad de aprendizaje serán distintos, todo ello sin olvidar que un mismo problema puede ser muy complejo en algunas organizaciones y poco complejo en otras. Por ello, los procesos de planificación estratégica deben ser activamente adaptados a la organización en la que se produzcan.

Pues bien, en cualquier organización, los argumentos precedentes deben ser situados en un marco de gestión adecuado, lo cual es lógico si consideramos que las características de la planificación estratégica difieren entre organizaciones, y que se impondrán limitaciones procedentes del pasado, de los medios utilizados y de los recursos implicados, especialmente, del stock de conocimientos disponible. Hart (1992) advierte que, con frecuencia, la actitud de la organización respecto a sus procesos de planificación estratégica ha suscitado tres cuestiones: la primera de ellas se refiere al grado de exhaustividad de los 83

Como bien señala Senge (1990), una visión compartida no es una idea, sino una fuerza inspirada por una idea

lo suficientemente robusta como para ser respaldada por toda la organización, conectando a la gente y sus aspiraciones. 84

La identificación de un sentido general de propósito o visión compartida constituye un intento tanto de

fundamentar el status quo como de perfeccionarlo.

131

mismos, restringido por la racionalidad limitada de los agentes implicados. Esto conduce a la segunda c uestión, enfocada sobre el grado de articulación precisa de la intención estratégica y sobre las formas de motivación del compromiso de los miembros de la organización. En tercer lugar, los problemas de implantación sugieren que el grado y el tipo de participación de los miembros de la organización en el proceso de planificación es un aspecto trascendental. Así, los procesos de planificación varían de unas organizaciones a otras, de manera que pueden ser más o menos explícitos, más o menos formalizados, más o menos participativos, más o menos consensuados, más o menos prolongados, et.. sin que exista una forma perfecta de ejecutar dichos procesos. No obstante, es posible racionalizar estos procesos de tal forma que se reduzcan sus inconvenientes (costes, tiempo que implican, etc.) y se fomenten todas sus cualidades. Ello sin olvidar que, en la mayoría de organizaciones, más importante que el origen de la visión es el hecho de que llegue a ser compartida (Senge, 1990). Los procesos de planificación estratégica son, por tanto, un instrumento esencial para decidir el rumbo del aprendizaje –qué hay que aprender-, mediante la revelación de un propósito "digno de compromiso" (Senge, 1990) y la alineación de los parámetros necesarios para definir conceptos, establecer conexiones, compartir significados y, en definitiva, coordinar una coherencia estratégica desde la que empujar colectivamente (Daft y Weick, 1984; Fiol y Lyles, 1985). Así pues, parece evidente que la planificación estratégica es un elemento crítico en la gestión del conocimiento y, por ende, en el desarrollo de cualquier sistema de aprendizaje, puesto que este tipo de procesos brinda concentración y energías para identificar los stocks de conocimiento ajustados a los requerimientos estratégicos y para desplegar los flujos de aprendizaje necesarios para desarrollar esos stocks. En conformidad, y para concluir, enunciamos estos razonamientos con el planteamiento de la siguiente hipótesis:

HIPÓTESIS 1C: Los procesos de planificación estratégica condicionan de forma positiva la capacidad de aprendizaje de la organización, influyendo tanto en la existencia de stocks de conocimiento como en su evolución por medio de flujos de conocimiento.

3.5.1.4. LOS SI ST EMAS DE SEGUIMIENT O Y EVALUACIÓN

Con este elemento nos estamos refiriendo a la forma en que las organizaciones valoran, de manera formal, la exactitud con la que han alcanzado sus propios objetivos, la efectividad de sus acciones sobre servicio y el valor competitivo que todo ello aporta,

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estimulando los procesos de retroactividad para mejorar su comportamiento y, consecuentemente, sus resultados. De acuerdo con ello, dentro de este factor contemplamos los sistemas y mecanismos de reconocimiento que aparecen vinculados al reconocimiento de cómo funcionan los distintos departamentos o funciones de la organización y a la comprobación de los niveles de rendimiento obtenidos, todo ello sin olvidar que dichos sistemas deben estar establecidos en coherencia con las características de la actividad o finalidad con que se les va a utilizar, y relacionados con el contexto en el que se aplican.

Por lo general, los sistemas de evaluación asisten a los directivos en la realización de las funciones de seguimiento, medición y control de la forma en que se utilizan los recursos bajo su responsabilidad, incluyendo el desempeño de los empleados. Estos sistemas permiten comprobar si los comportamientos o los resultados reales se ajustan a los comportamientos y resultados esperados de tal forma que, cuando existan discrepancias entre las expectativas y la realidad, se generará una brecha que provocará la búsque da de soluciones correctoras o de cursos de acción alternativos (Duncan y Weiss, 1979; Lant y Mezias, 1990; Greve, 1998). Puesto que esa brecha es, en realidad, una consecuencia de las brechas de conocimiento, esta búsque da de soluciones estimulará tanto la consecución de un stock de conocimiento idóneo, como los flujos de explotación y exploración necesarios para su aplicación y desarrollo posterior. De igual forma, cuando la realidad se corresponda con los niveles de aspiración, se producirá una oportunidad para identificar aquellas prácticas, habilidades o experiencias que deban ser retenidas como stocks de conocimiento por medio del aprendizaje (Cyert y March, 1963; Levitt y March, 1988). Así pues, los sistemas de evaluación y seguimiento conducen a identificar tanto los éxitos como los fracasos cometidos en el proceso de alineación con el entorno. Y si las ventajas de esos éxitos o la corrección de los errores tienen como resultado cambios fundamentales, entonces se habrá producido aprendizaje.

En conformidad, y a pesar de que el papel de los sistemas de evaluación y seguimiento en el aprendizaje de la organización se ha debatido mucho, podemos considerar que proporcionan una base para favorecer la retención y explotación de aquellos conocimientos que conducen al logro del ajuste con el entorno o para promover la exploración de nuevos conocimientos mediante la identificación de nuevos problemas, esto es, mediante la creación de nuevas imágenes de la organización y de la forma en que se relaciona con su entorno. Lejos de ser únicamente una forma de control, el objetivo de este seguimiento no es otro que el de valuar, contextualmente y de forma integrada, aquello que se aprende y cómo se aprende, con la intención, no de buscar valoraciones parciales, sino de buscar una valoración global que haga posible el desarrollo continuado de la capacidad de aprendizaje. Este razonamiento aparece ilustrado de forma bastante gráfica en el ciclo para la

133

valoración y el cambio propuesto por Deming (1982) (Figura 3.5): Planear-HacerComprobar-Ajustar (Plan-Do-Check-Act), cuya implantación –o la implantación de variaciones sobre él- permite a la organización comprender sus experiencias de aprendizaje, sumergiéndola en un ciclo continuo de retroalimentación que permite identificar y cambiar cualquier aspecto que necesite algún tipo de mejora.

Figura 3.5: Ciclo PDCA (Plan-Do-Che ck-Act)

Ajustar

Comprobar

Planear

Hacer

Fuente: Deming (1982)

En opinión de Kloot85 (1997), los sistemas de seguimiento, evaluación o control deben ser diseñados y gestionados como parte de cualquier sistema de aprendizaje adaptativo (Adler y Cole, 1993; DiBella y Nevis, 1998; Uusikylä y Virtanen, 2000). Y entre otros autores que han identificado los sistemas de seguimiento y evaluación como una iniciativa de gestión que hace continua la mejora en la capacidad de aprendizaje, también se podría citar a Atkinson (1998), Revilla (1998), Huber (1991), Seibert (1999), Azofra, Prieto y Santidrián (2001) o Gieskes (2002). Todos ellos, están de acuerdo en que un modo de mejorar formalmente la capacidad de aprendizaje en la organización es con la observancia de los procesos de evaluación retroactiva (feedback) de las relaciones causa-efecto entre las acciones organizativas y sus resultados. Se impone, por tanto, la gestión de un sistema de valoración que, no solamente constituya un elemento de comprobación, sino que alimente y asegure el que el aprendizaje que se desarrolla en las organizaciones sea cada vez más rápido y más eficaz.

85

Kloot ilustra la relación entre los sistemas de control y el aprendizaje en la organización por medio del estudio

en profundidad de dos casos en organizaciones que, encaminadas al ajuste a los cambios de un entorno común, obtienen diferentes niveles de aprendizaje como consecuencia de las diferentes características de sus sistemas de análisis y evaluación.

134

Esta evidencia, nos lleva a preguntarnos cómo actúan las organizaciones para valerse de sus sistemas de evaluación y seguimiento. O´Dell y Grayson (1998) consideran que existen dos tipos de medición que se prestan a potenciar la capacidad de aprendizaje: una medición del rendimiento que, interna y externamente enfocada, permita identificar las oportunidades de aprendizaje; y una medición del impacto que las iniciativas de aprendizaje y las mejores prácticas tienen por sí mismas86 . Con relación a la primera, valgan como ejemplo los sistemas de información contable, los sistemas de evaluación del desempeño, los parámetros de evaluación de la calidad o la aplicación de criterios para evaluar la satisfacción de los clientes. Con relación a la última, el propósito es que los sistemas de medición incorporen una infraestructura que permita valorar los contenidos del conocimiento y la capacidad de la organización para emprender desarrollos vinculados a la competitividad a largo plazo. Esta habilidad ha alcanzado una importancia creciente, y es lo que se conoce como “medición del capital intelectual” (Edvinsson, 1997; Stewart, 1997; Wiig, 1997b; Bueno Campos, 1998; Dragonetti y Roos, 1998; Bontis, 1999b; entre otros). Esta medición constituye una herramienta de representación de los activos intangibles, cuya publicación ayuda a apreciar el valor de los conocimientos y su contribución a los procesos de decisión o al rendimiento organizativo, mostrando su idoneidad para el desarrollo de algunas de las circunstancias que configuran el futuro de la compañía. Consecuentemente, esta voluntad de medición está fuertemente relacionada con la estrategia general y con la estrategia de gestión del conocimiento de la organización87 .

En este sentido, Kaplan y Norton (1992,1993, 1996) plantean que el funcionamiento eficiente de un sistema de aprendizaje requiere un marco de planificación por el que se establezca y se comunique la estrategia de la organización, pero que, además, permita comprobar a los distintos participantes cómo sus actividades contribuyen a la realización de la estrategia. Precisamente, los sistemas de medición, especialmente los referentes a los activos intangibles, incorporan una remisión a la visión compartida en la organización, dado que su utilización puede ayudar a trasladar conceptos frecuentemente complejos y nebulosos a un lenguaje más “ comprensible” y que promueve el consenso. Proporcionan, por lo tanto, un modelo holístico por el que se vincula el esfuerzo individual y el logro de los objetivos organizativos. Pero a pesar de que existen muchos estudios recientes sobre la forma en que las organizaciones revelan información sobre sus recursos intangibles, es difícil dibujar 86

En particular, esta iniciativa es estimulada por el deseo de explicar las diferencias percibidas entre el valor

contable y el valor de mercado de la organización. 87

Por lo general, estos esfuerzos de medición parten de la consideración de que para convertir al conocimiento en

un factor de gestión debe ser posible medirlo de alguna manera (Johansson, Eklöv, Holmgren y Martesson, 1998).

135

alguna conclusión específica por la que se valore qué grado de información es desvelado (Fahey y Prusak, 1998). En general, los indicadores desarrollados hasta el momento son únicamente intentos aproximados que, frecuentemente, no proporcionan un juicio claro al respecto, lo que obedece a la existencia de gran variedad de modelos de medición, diferentes en su terminología y en sus niveles de agregación (Vera y Crossan, 2000), así como a la multiplicidad de los intereses de los participantes en la organización que se deben tener en cuenta. Mas aún, los estudiosos del tema no muestran acuerdo sobre la presencia o no de conocimiento tácito y explícito entre los recursos intangibles. En consecuencia, existe una diversidad de pareceres en cuanto a qué indicadores o medidas deben ser consideradas. En cualquier caso, tales indicadores deben estar lo suficientemente diversificados como para reflejar todas las disparidades que es preciso tener en cuenta (Johansson et al., 1998).

En definitiva, y conforme a las consideraciones previas, parece lógico esperar que las organizaciones cuenten con diferentes sistemas de evaluación y seguimiento continuo que, estando convenientemente integrados y en relación con el contexto, influyan favorablemente en la realimentación dinámica de la estrategia y en la capacidad de aprendizaje, no sólo reconociendo los aciertos y los desaciertos, sino garantizando la continuidad de los procesos de mejora de la organización, construidos sobre la base de los factores de éxito de la misma. Concretamente, hemos visto que la los sistemas de evaluación y seguimiento aseguran la debida utilización de los recursos disponibles y el logro de los objetivos previstos, facilitando y validando el progreso de los flujos de exploración y explotación del conocimiento, confirmando la validez de los stocks de conocimiento disponibles, e identificando y asimilando en esos stocks los conocimientos relevantes para enfocar los esfuerzos futuros. Así pues:

HIPÓTESIS 1D: Los sistemas de seguimiento y evaluación condicionan de forma positiva la capacidad de aprendizaje de la organización, influyendo tanto en la existencia de stocks de conocimiento como en su evolución por medio de flujos de conocimiento.

3.5.2. Elementos de ge stión del comportamiento Más allá de los procedimientos técnicos y estructurales, la valoración del potencial de aprendizaje de cualquier organización también implica considerar aquellos aspectos más subjetivos, individuales o sociales, interesándose por las motivaciones, interpretaciones e intuiciones asociadas al comportamiento y al contexto social del individuo. Desde este punto de vista, toma protagonismo la concepción construccionista del conocimiento, así como los

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sistemas sociales y orgánicos vinculados al comportamiento en el sistema y que, dada la necesidad de armonizar las diversas perspectivas o representaciones de la realidad de los miembros de la organización, afectan al aprendizaje (Easterby-Smith, 1997).

Como ya hemos señalado, y en comparación con la perspectiva previa, el argumento de estas teorías es que el aprendizaje está condicionado a la forma en que los individuos se relacionan con su trabajo y con los demás miembros de la organización, con independencia de cuáles sean los sistemas utilizados para el procesamiento de la información. En extremo, estas teorías asumen que las decisiones en la organización no se basan en el análisis y procesamiento de la información, sino que se centran en los procesos de interpretación y el emprendimiento de acciones por los miembros de la organización. Todo ello, requiere el desarrollo de un contexto de trabajo idóneo, que frecuentemente surge en colectividad, y en el que los individuos aprenden a confrontar, cuestionar y replantear los marcos de referencia que ellos mismos han impuesto sobre la realidad. Tal y como señalan Coopey (1995), De Long (1997) o De Long y Fahey (2000), en todas las organizaciones existen normas, prácticas y valores que son fundamentales para comprender porque se favorecen ciertas formas de conocimiento en cada situación, dado que gobiernan las percepciones de los individuos y los procesos de interacción social y, por tanto, determinan la forma y calidad de las relaciones verticales y horizontales y las pautas de comportamiento que afectan al aprendizaje y al conocimiento.88 En consecuencia, son esos principios, valores y pautas los que determinan el contexto de decisión de las organizaciones y, por ende, los procesos de interpretación y las acciones que facilitan el desarrollo del aprendizaje. Por ello, los elementos de apoyo e intervención vinculados a la gestión del conocimiento deben estar relacionados con estos aspectos menos sistemáticos que conducen los comportamientos.

Ciertamente, si el aprendizaje en la organización está relacionado con el desarrollo del potencial humano en el contexto de la organización, podemos sintetizar esta argumentación sosteniendo que la adecuación de las condiciones individuales, el ambiente de trabajo y el contexto social en el que se reproduce ese potencial son aspectos determinantes de los comportamientos individuales y sociales relacionados con la capacidad de aprendizaje. En concreto, proponemos que es posible la gestión de determinadas condiciones subjetivas que determinan el desarrollo de iniciativas personales y

88

En este sentido, es importante que, si dentro de una organización conviven diferentes subculturas, éstas no se

encuentren en estado de conflicto pues, de ser así, conducirían a la aplicación de distintos criterios de valoración del conocimiento y de los procesos de aprendizaje. En este caso, estas subculturas deberán ser identificadas y convenientemente concordadas.

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comportamientos detallados con los que se promueva una mejora de las capacidades y, consecuentemente, del potencial de aprendizaje. Bien es cierto que la mejora de las actitudes o capacidades individuales es e strictamente personal y que, desde la organización, es difícil alterar la forma en que cada individuo responde para mejorar esas capacidades personales. Sin embargo, cualquier organización puede promover acciones o valores orientados a modificar el entorno de los individuos, con el propósito de estimular conductas y habilidades localizados en el entendimiento humano. Por consiguiente, si bien los elementos incluidos en este apartado deberían reflejar comportamientos o sentimientos que nacen en el ámbito individual, entendemos que en caso de trascender al contexto profesional y social pueden afectar de forma sustancial a la capacidad de aprendizaje del sistema organizativo, por lo que su ge stión es necesaria para que los individuos que forman parte de la organización desarrollen esos sentimientos y comportamientos. Así pues, y tomando como base los razonamientos anteriores, planteamos la siguiente hipótesis:

HIPÓ TESIS 2: Los elementos del comportamiento, que se asocian a la ne cesidad de inte rpretar y dar significado a la información y los conocimientos rele vantes, influyen de forma positiva en la capacidad de aprendizaje de la organización. En nuestro caso específico, consideramos que el potencial de aprendizaje es fortalecido por tres elementos de gestión esenciales: la confianza, la creatividad y la innovación.

ELEMENTOS DE GESTIÓN DEL COMPORTAMIENTO

CONFIANZA

CREATIVIDAD

INNOVACIÓN

3.5.2.1. LA CONFIANZA

La confianza, variable de importancia reconocida por los investigadores del aprendizaje, es un atributo del contexto organizativo que induce a sus miembros a creer o a tener fe en las acciones y compromisos de los demás (Goshal y Bartlett, 1994). Frecuentemente, es considerada como una dimensión irreemplazable para establecer los procesos de interacción, de comunicación y de acción que implica el desarrollo de la capacidad de aprendizaje (Mayer, Davis y Shoorman, 1995; Nevis et al., 1995; Nahapiet y Goshal, 1998; Scott, 2000) puesto que, cuando las personas sienten que pueden confiar en

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los demás y, al mismo tiempo, son dignos de confianza, se acrecientan en ellas las bases de su autoestima y un sentimiento de seguridad que, consecuentemente, incrementa también su predisposición a implicarse en el intercambio de conocimiento y en las relaciones de cooperación. La confianza percibida del contexto por los miembros de una organización genera, además, un sentido de pertenencia a la organización -o a una comunidad-, lo cual es algo que los individuos necesitan a fin de comprometerse en algo más que su autocomplacencia (Handy, 1995). De la misma forma, constituye un mecanismo que incita a los directivos a tener fe en sus trabajadores y a éstos a trabajar juntos de forma más efectiva.

Un punto previo elemental es aclarar lo que es y lo que no es la confianza, pues algunos términos son frecuentemente utilizados como sinónimos, oscureciendo la verdadera naturaleza de la misma. T al es el caso de la cooperación, la seguridad y la previsibilidad89 (Mayer et al., 1995). La confianza es una característica humana moralmente deseable, que puede y debe afluir en comunidad, y que constituye una forma de excelencia de los individuos que también induce a la comunidad a mejorar. Barney y Hansen (1994) definen la confianza como "la convicción mutua de que ninguna parte en un intercambio explotará las vulnerabilidades de la otra parte". En otras palabras, la confianza es la voluntad de una parte a ser vulnerable a las acciones de otra parte, voluntad que surge de la convicción en aspectos como los siguientes (Mayer et al., 1995; Nahapiet y Goshal, 1998; Davis, Schoorman, Mayer y Hoon T an, 2000): 1) creer en la benevolencia y en la buena intención de la otra parte; 2) creer en sus competencias y habilidades; 3) creer en su integridad; y 4) creer en la honradez y cordialidad percibidas. Por su parte, Wicks, Berman y Jones (1999) definen la confianza como la expectativa de un comportamiento éticamente justificable -esto es, de acciones o decisiones moralmente correctas conforme a unos principios éticos-, de una parte sobre otra, en un esfuerzo conjunto o en un intercambio económico. Por tanto, al hablar de confianza nos referios a la probabilidad subjetiva con que las personas valoran a otras personas o grupos de personas, frecuentemente con relación a sus conocimientos, y a cómo éstos conducen a la realización de una acción o unas acciones que les afectan.

89

Si bien la confianza puede conducir a comportamientos cooperativos, no es una condición necesaria para que

dichos comportamientos tengan lugar. Igualmente, la cooperación entre individuos frecuentemente es origen de sentimientos de confianza, pero no siempre. También la relación entre la seguridad y la confianza es frecuentemente confusa, si bien la confianza se diferencia de la seguridad en que implica un compromiso previo con una persona, que se prefiere a otras alternativas, ante la posibilidad de desacuerdo con ellas. Finalmente, tanto la previsibilidad como la confianza representan mecanismos de reducción de imprecisiones, pero igualarlos equivaldría a considerar que un individuo que puede ignorar las necesidades de los demás y actuar en su propio interés es digno de confianza, dado que su comportamiento es previsible.

139

Numerosos autores (Duncan y Weiss, 1979; Von Krogh, 1998; Nonaka, 1994; Coopey, 1995; Nonaka et al., 1998; Schäffer y Willauer, 2002; entre otros) han señalado que la confianza es una condición esencial para que fructifique la capacidad de aprendizaje en la organización. Para Nevis et al. (1995), la confianza constituye una sensación relacionada con la libertad de los individuos para expresar sus ideas e intercambiarlas dentro del grado de desacuerdo y de debate que es legítimo, pues, como hemos dicho, provoca un sentimiento de segurida d que anima a los individuos a cuestionar lo establecido. En este sentido, facilita el que la información y el conocimiento sean compartidos de manera efectiva, anima a la discusión y el diálogo sobre sus implicaciones técnicas, organizativas o políticas, y estimula la combinación de conocimientos o competencias dentro de la organización. La confianza es, además, un mecanismo de coordinación que proporciona coherencia, actuando como principio de alineación de la experiencia personal, y adecuando la transformación de los stocks de conocimiento en flujos de interpretaciones colectivas que hacen posible la reunión y validación de esos stocks. Del mismo modo, la confianza es necesaria para que los errores sean compartidos y no escondidos (Nevis et al., 1995), evitando que la evolución de los flujos de conocimiento y las posibilidades de aprendizaje en la organización se vean afectadas por el extendido hábito de los individuos de encubrir o disimular sus errores con la intención de evitar las penalizaciones y castigos90 (Argyris, 1985, 1990, 1993, 1994).

Ahora bien, es evidente que el efecto de la confianza sobre la capacidad de aprendizaje no existirá si no es un sentimiento correspondido y generalizado. Es decir, al hablar de confianza, nos estamos refiriendo a la confianza mutua en las relaciones entre personas, fundamentada en la voluntad de confiar más que en el carácter más o menos confiado de los individuos91 . Por ello, es necesario conseguir que el sentimiento sea solidario y compartido por los miembros de la organización o de los grupos de trabajo, como fruto de la agregación de las confianzas de cada una de las partes. Wicks et al. (1999) incluso consideran que se puede alcanzar un estado de "confianza óptima”92 , por el que los agentes implicados adquieren un compromiso estable y continuo con la confianza, basado en la 90

Este es un comportamiento frecuente en aquellos directivos que actúan bajo la ansiedad de tener que conseguir

respuestas satisfactorias a las demandas de los stakeholders en el corto plazo. 91

La confianza es una variable continua, pero dinámica (Wicks et al., 1999) y multidimensional (Nahapiet y

Goshal, 1998), de tal forma que es posible confiar y desconfiar de distintas personas al mismo tiempo, existiendo un amplio espectro de confianza, que puede variar enormemente, tanto en el seno de las relaciones, como a lo largo del tiempo. 92

La confianza óptima es un estado en el que no se confía ni por exceso ni por defecto, y por el que se crean y

mantienen relaciones económicas que se consideran equilibrados, pero sesgadas por la voluntad de confiar.

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capacidad de compartir, no sin olvidar valorar en quién confiar, y en qué grado y medida hacerlo. Esta disposición es conseguida gracias a una pluralidad de condiciones, como la propensión a confiar de los agentes, las características de los individuos, la existencia de normas o reglas sociales que valoran la confianza y otros rasgos relevantes del orden social de la organización.

Ciertamente, la confianza es un producto sumergido, y aunque los requisitos esenciales para confiar residen en parte en las características individuales, existen otros factores igualmente importantes que influyen favorablemente en la existencia de confianza y que se pueden gestionar. En esta línea, McAllister (1995) sostiene que la confianza interpersonal estará favorecida por la competitividad o la responsabilidad percibidas en el individuo pero que, al mismo tiempo, la confianza está relacionada con la frecuencia de las relaciones con los demás, con la afabilidad de los individuos o con el grado de similitud cultural percibido entre ellos. Por su parte, Goshal y Bartlett (1994, 1997) identifican diferentes factores que condicionan el desarrollo de contextos de confianza mutua dentro de la organización: 1. La transparencia en los procesos organizativos, encargada de transmitir a los trabajadores la sensación de que pueden y deben implicarse en la organización. Aspectos como la franqueza, la honradez y la rectitud personal generan el “ espíritu de compañerismo”, por lo que son vitales para conseguir la implicación de los individuos en cuestiones fundamentales. 2. El nivel de conformidad e igualdad percibidos, de tal forma que los procesos y decisiones sean reconocidos como inherentemente complacientes. En un contexto en el que, frente a la integridad y la ecuanimidad, la deslealtad y el oportunismo son aspectos comunes, la decisión de confiar se deteriorará, a pesar de que la honestidad de un individuo particular pueda no cambiar (Wicks et al., 1999). 3. La existencia de un conjunto de valores compartidos y aceptados dentro de la organización, que conduzcan a la obtención de una identidad colectiva y de un sentido de

solidaridad que facilitan la confianza y el afán por compartir y que,

consecuentemente, facilitan los flujos de conocimiento vitales para el aprendizaje en la organización. 4. El incremento en los niveles de competencia personal, en todos los ámbitos de la organización, en tanto que una organización capaz de asegurar la disponibilidad de expertos en tantos dominios como sea necesario para la consecución del éxito, es una organización capaz de crear confianza, pues es más fácil construir la cooperación y la confianza entre personas que conocen los aspectos tecnológicos del negocio.

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En definitiva, la confianza es algo que también depende de cómo sea la relación entre las personas, de éstas con la organización y del medio institucional en el que tales relaciones tienen lugar. Y la aprensión, motivación y perfeccionamiento en las organizaciones de este conjunto de factores, tendrá como resultado un entorno de autoreforzamiento que asegura la alineación y la coordinación de esfuerzos y, al mismo tiempo, refuerza el “ sentido de disentimiento” preciso, sin necesidad de destruir la confianza (Goshal y Bartlett, 1997). Por ello, sólo las organizaciones capaces de gestionar la confianza, haciendo de ella un atributo de su contexto, despertarán la voluntad de colaboración e iniciativa de los individuos, que actuarán siempre en coherencia con sus objetivos y atribuciones, y en coherencia con los de la organización (Zahra et al., 1999). En este sentido, es induda ble que el papel del directivo debe cambiar, para dejar de ser la persona con las respuestas adecuadas y convertirse en la persona con las preguntas adecuadas (Barlett y Goshal, 1997; Spitzer y Evans, 1997; Davis et al., 2000), haciendo llegar a sus colaboradores que confía en su competencia y en su valía profesional, y que se preocupa por entender sus problemas y necesidades de desarrollo en beneficio de la competitividad de la organización (Senge, 1996; Starkey, 1996; Nonaka y Konno, 1998; Nonaka et al., 1998). Todo ello, sin olvidar adoptar un estilo de dirección con el que promueva conductas activas de ayuda y de colaboración, con el que se fomenten el sentido de la equidad y por el que prevalecezca la objetividad en todas las resoluciones. En otras palabras, el papel de un directivo debe ser el de actuar como gestor de la confianza, y predicar con el ejemplo, pues la confianza genera confianza y, además, alienta la cooperación. De esta forma, confianza y cooperación coexistirán en una relación simbiótica, en la que se regeneran mutuamente y que, a lo largo del tiempo, puede conducir al desarrollo de pautas generalizadas de comportamiento que incrementen, todavía más, la voluntad de participar en los procesos de intercambio de conocimiento (Nahapiet y Goshal, 1998), es decir, en los procesos de aprendizaje.

Así pues, para concluir este apartado podemos subrayar que la colaboración en organizaciones complejas presupone confiar. Por ello, el desarrollo de la capacidad de aprendizaje en la organización estará favorecido por la consolidación de un clima basado en la confianza (Goshal y Bartlett, 1994, 1997; DiBella et al., 1996b, 1998; Handy, 1995; Kim y Mauborgne, 1997; Cross y Baird, 2000) en el que proliferen conductas de compromiso con el conocimiento y con los procesos de intercambio que su desarrollo implica. Concretamente, la gestión de la confianza implica transmitir a los individuos la sensación de que sus propios intereses importan, y que son compatibles con los intereses de los demás y de la propia organización. Es decir, gestionar la confianza representa un esfuerzo por incitar la segurida d de los individuos, la libertad para expresar las ideas, la cooperación mutua entre

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compañeros, el compromiso con los conocimientos propios y ajenos, la conservación de esos conocimientos y un largo etcétera que actúa como precondición crítica para coordinar la existencia de un stock de conocimiento compartido con la continuidad de los flujos necesarios para su exploración y explotación. En definitiva:

HIPÓTESIS 2A:La confianza condiciona de forma positiva la capacidad de aprendizaje de la organización, influyendo tanto en la existencia de stocks de conocimiento como en su evolución por medio de flujos de conocimiento.

3.5.2.2. LA CREAT IVIDAD

La creatividad organizativa implica la producción o concepción de ideas y pensamientos nuevos y originales, potencialmente útiles y relevantes en cualquier dominio o actividad, por aquellos individuos que trabajan juntos en un sistema social complejo (Amabile, 1996; Amabile, Conti, Coon, Lazenby y Herron, 1996; Woodman, Sawyer y Griffin, 1993; Shalley, Gilson y Blum, 2000). Efectivamente, cualquier proceso creativo persigue la obtención de ideas inéditas, diferentes o una recomposición de ideas ya conocidas para descubrir nuevas posibilidades (Cummings y Oldham, 1997; Revilla, 1998). Y si el comportamiento creativo tiene lugar en un contexto organizativo, entonces podemos hablar de creatividad organizativa.

La creatividad es una consecuencia de la necesidad de adaptar las acciones al entorno, desencadenada por los procesos de observación y comprensión de dicho entorno, y por la necesidad de proponer alternativas o ideas para adecuarse a sus condiciones cambiantes. En concordancia, la creatividad es una condición necesaria -aunque no suficiente- para la activación de innovaciones93 (Kanter, 1989; Amabile, 1997), puesto que innovar supone implantar ideas desconocidas con anterioridad. Dicha implantación dará lugar a la aparición de problemas, cuya resolución constituye el principal mecanismo de aprendizaje, por razón de la generación de conocimiento y de la activación de su ciclo de evolución dinámica (Amabile, 1996; Amabile et al, 1996; Muñoz Seca y Riverola, 1997).

93

Reconocemos la distinción entre la creatividad organizativa y la innovación. La creatividad se refiere a la

producción de ideas nuevas y originales, potencialmente relevantes para la organización, mientras que la innovación se refiere a la implantación exitosa de esas ideas creativas por de la organización (Amabile et al., 1996; Oldham y Cummings, 1996), y es un concepto asociado a la experimentación y al emprendimiento organizativo, aspectos que estudiaremos a continuación.

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Así, a mayor número de ideas creativas generadas, mayor será el número de opciones disponibles para su implantación a la hora de innovar, mayores serán las posibilidade s de aprendizaje y mayor será la flexibilidad de la organización en su preocupación por responder a las demandas u oportunidades externas. Es decir, la creatividad es una habilidad del pensamiento directamente relacionada con la capacidad de aprendizaje, en tanto que provoca el desarrollo de flujos de exploración del conocimiento, a partir de la explotación de los que ya se poseen, e induce su almacenamiento en forma de stocks por medio del aprendizaje. Conforme a ello, a fin de incrementar el potencial de aprendizaje de la organización, los directivos deben procurarse trabajadores creativos y originar un contexto de trabajo que refuerce la capacidad de aplicar la creatividad a los problemas y situaciones relevantes de la organización (McGuill et al., 1992; Woodman et al., 1993; Gundry, Kickul y Prather, 1994; Oldham y Cummings, 1996; Cummings y Oldham, 1997; Eskildsen, Dahlgaard y Norgaard, 1999). Indudablemente, la creatividad es una cualidad personal que no se puede gestionar directamente. Sin embargo, si bien es cierto que los resultados creativos de una organización dependen tanto de la creatividad de los individuos como de los colectivos organizativos (Woodman et al., 1993), también son determinantes las influencias contextuales. En esta línea de razonamientos, Gundry et al. (1994) defienden que la creatividad en el contexto organizativo es función de la combinación de diferentes componentes o categorías de la misma: •

Las cualidades personales, esto es, los rasgos específicos que predisponen a que una persona sea considerada “ creativa”, como es el caso de la intuición, la inteligencia, la originalidad o la espontaneidad, entre otros. T ambién son determinantes de la capacidad creativa de un individuo las vivencias pasadas, los estilos cognitivos, las motivaciones personales, y la base de conocimientos previa94 (Woodman et al., 1993).



Las técnicas conceptuales, o grado en el que se recurre al aprendizaje del pasado para analizar los presupuestos y elaborar nuevos paradigmas. La creatividad será mayor en la medida en que la resolución de problemas esté basada en la utilización de formas de pensar poco convencionales, y en la visualización de modelos de pensamientos que luego son modificados.



Los procesos y condiciones de la organización, necesarios para que la interacción entre el individuo con su trabajo y con el contexto organizativo tenga como resultado la creatividad. Características de los grupos como la cohesión, el tamaño o la diversidad,

94

Cuanto mayor sea el stock de conocimientos de un individuo, mayor será también su potencial creativo (Muñoz

Seca y Riverola, 1997).

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entre otras, y características organizativas como la cultura, los recursos, la estrategia, la estructura o las recompensas, pueden ser determinantes de los comportamientos creativos (Woodman et al., 1993).

Realmente, los aspectos que pueden ser vinculados con los comportamientos creativos de los individuos, de los grupos y, por extensión, de organizaciones son muy numerosos. Este complejo mosaico de características, integrado esencialmente por las influencias del contexto situacional y las formas de trabajo de la organización, genera una situación o contexto creativo, dentro del que se activan los comportamientos creativos (Amabile et al., 1996; Woodman et al, 1993; Oldham y Cummings, 1996; Shalley et al., 2000). Y aceptado que el nivel y la frecuencia de los procesos creativos de la organización están compuestos tanto de comportamientos como de situaciones creativas, es posible intervenir con el propósito de crear las condiciones necesarias para estimular la creatividad. Es decir, todos aquellos aspectos e influjos del contexto organizativo que pueden tener un efecto positivo -o negativo- sobre la capacidad de aplicar la creatividad a los problemas y situaciones de la organización constituyen un elemento digno de gestión. Así, gestionar la creatividad implica construir ese contexto creativo en el que las pautas de comportamiento, el clima o las características del trabajo estimulan, pero no obstaculizan, la creatividad de los individuos y/o los colectivos de trabajo y, en consecuencia, de la organización (Nonaka, 1994). En este sentido, también se estará activando el aprendizaje en cada uno de los diferentes niveles y, por lo tanto, la capacidad de aprendizaje mediante el desarrollo de stocks y flujos de conocimiento, en y entre los individuos, los grupos y la organización.

Amabile et al. (1996) señalan que, a pesar de la abundancia de trabajos enfocados sobre el estudio de los fundamentos del contexto creativo, y de que no existe consenso para valorar adecuadamente sus determinantes, los factores tradicionalmente propuestos se refieren a las motivaciones organizativas de la creatividad, a la disponibilidad de recursos y a las prácticas de la dirección y supervisión. Entre estos factores se incluyen las influencias del entorno de trabajo de cada individuo, las influencias de su grupo de trabajo concreto o los aspectos asociados a toda la organización, si bien es lógico esperar que sean los primeros los que producen mayor efecto en la creatividad, en tanto que constituyen una motivación intrínseca para los individuos en el ejercicio de su actividad (Amabile, 1996; Shalley et al., 2000). De hecho, los motivadores intrínsecos, frecuentemente psicológicos y capaces de despertar la imaginación, el interés o la satisfacción del individuo, son los mecanismos

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activadores del comportamiento creativo más frecuentemente considerados en la literatura95 . Concretamente, entre los activadores intrínsecos de la creatividad en el entorno de trabajo de cada individuo podemos citar los siguientes: •

El estímulo organizativo de la creatividad, esto es, el apoyo desde la organización a la generación de ideas en el trabajo, el impulso de la iniciativa individual, el reconocimiento de la creatividad, la aceptación del riesgo96 , el desarrollo de las carreras profesionales de los trabajadores, la posibilidad de participación, etc. son aspectos importantes para incrementar la probabilidad de generación de ideas creativas que potencien el aprendizaje.



El estilo de supervisión, de tal forma que los supervisores especifiquen con claridad los objetivos a conseguir por sus subordinados, faciliten la comunicación abierta y la interacción con cada uno de ellos, aclaren sus interrogantes, no restrinjan estrechamente sus comportamientos, etc.. En tales casos, es lógico esperar que se incrementen los logros creativos de esos individuos (Oldham y Cummings, 1996; Shalley et al., 2000) y, en consecuencia, su capacidad de aprendizaje.



La disponibilidad de recursos, entre los que se incluyen aspectos como la asignación de tiempo suficiente para el desarrollo del trabajo, la disponibilidad de fondos financieros o elementos materiales, la formación, etc., cuya ausencia puede deteriorar la creatividad de los individuos, aumentando su preocupación por la búsqueda de recursos adicionales, pero no por el correcto desarrollo de sus tareas. Igualmente, al margen de las limitaciones obvias que la falta de recursos puede jugar sobre el comportamiento, la percepción de una buena disponibilidad de recursos pueden tener un efecto positivo sobre las estimaciones de los individuos acerca del valor intrínseco de los trabajos o proyectos que tienen que realizar, redundando en beneficio del nivel de creatividad conseguido (Cohen y Levinthal, 1990; Kanter, 1989).



El nivel de reto en el trabajo, esto es, la asignación del trabajo – ya se trate de tareas desconocidas o de las asociadas a un puesto- buscando el ajuste entre la experiencia y habilidades de los individuos y los requisitos del puesto. La complejidad del trabajo puede ser una fuente de motivación que estimule, no sólo la eficacia en la resolución de sus tareas, sino también la creatividad (Oldham y Cummings, 1996; Cummings y

95

La creatividad puede ser potenciada mediante motivaciones extrínsecas de información o de reconocimiento

funcional y deteriorada por motivaciones extrínsecas de supervisión. No obstante, las motivaciones extrínsecas funcionan como potenciadores de la creatividad únicamente si los niveles iniciales de motivación intrínseca son altos (Amabile, 1996). 96

Hacer algo creativo implica romper con lo tradicional, y el reemplazo de ideas aceptadas por otras

desconocidas siempre implica algo de riesgo (Leonard y Swaps, 1999).

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Oldham, 1997; Nemeth, 1997; Amabile, 1997, 1998; Ulrich, 1998; Shalley et al., 2000). Por ello, los responsables de la asignación del trabajo deben establecer adecuadamente la asignación de los retos profesionales de los individuos, modificando la naturaleza de las tareas asignadas en función de la evolución de sus habilidades (Kanter, 1989; Andriopoulus, 2001), y procurando que el nivel de reto en ningún momento genere sentimientos de confusión o frustración, pues esto sería contraproducente (Muñoz Seca y Riverola, 1997). Es el ajuste óptimo entre las capacidades de un individuo y el reto que implica su trabajo el que conducirá a los mayores niveles en su potencial de aprendizaje. •

El grado de libertad y autonomía en el ejercicio del trabajo, que concede a los individuos un sentido de propiedad y control sobre su propio trabajo, así como la posibilidad de aplicar su propia iniciativa y de elegir la forma de ejecutar las tareas que les son encomendadas (Gundry et al., 1994; Amabile 1998; Nonaka y T akeuchi, 1995; Nonaka et al., 1998; Shalley et al, 2000; Andriopoulus, 2001).



El apoyo del trabajo en equipo, especialmente en aquellos caracterizados por su diversidad. Diferentes autores (Kanter, 1989; Woodman et al., 1993; Kogut y Zander, 1996; Leonard y Strauss, 1997; Leonard y Swaps, 1999; entre otros) sostienen que, en el proceso creativo, es necesaria la interacción entre individuos heterogéneos, con diferentes funciones, experiencias, educación y modelos de comportamiento, que es lo que se conoce como “ grupos de diversidad f uncional cruzada”, de tal forma que sus ideas se combinen de manera creativa. Aunque la complejidad aumenta, también aumentan las fuentes de información y los puntos de vista desde los que se examina cada problema, lo que provoca una cacofonía de perspectivas o conflicto intelectual que es conocido como abrasión creativa (Leonard y Sensiper, 1998). Este caos creativo incrementa la tensión y concentra la atención de los miembros de la organización sobre la explicación y resolución de esa situación de crisis (Nonaka y T akeuchi, 1995), suscitando un desafío por buscar soluciones que están más allá de las que parecen obvias, y provocando, con todo ello, el aprendizaje.

Bajo estas premisas, la conclusión que debemos extraer es que, siendo la creatividad un reto mental a la inercia, inspiracional y contagioso, debe ser estimulada no sólo incorporando a la organización individuos creativos, sino también prestando atención a la obtención de un contexto creativo en el ámbito de trabajo de los miembros de la organización, en los proyectos y retos a los que hacen frente, o en los recursos utilizados para respaldarlos en sus tareas. Realmente, la gestión de la creatividad está relacionada con la promoción de actitudes que faciliten la conexión y reordenación mental de los conocimientos pretéritos, que son explotados para generar nuevas ideas y explorar las

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siguientes generaciones de conocimientos, de tal forma que resulten provechosos para la organización. En otras palabras, la creatividad estimula la respuesta positiva a los retos y oportunidades estimulando los flujos del conocimiento necesarios, y obteniendo como efecto el desarrollo en los stocks de conocimiento de los individuos, de los grupos o de la organización. Por ello, proponemos la siguiente hipótesis:

HIPÓTESIS 2B:La creatividad condiciona de forma positiva la capacidad de aprendizaje de la organización, influyendo tanto en la existencia de stocks de conocimiento como en su evolución por medio de flujos de conocimiento.

3.5.2.3. LA INNOVACIÓN

Si la creatividad es la producción de ideas nuevas en cualquier dominio de la actividad humana, la innovación supone poner en práctica esas nuevas ideas, activando con ello la resolución de problemas (Amabile, 1996). Así, implantar una innovación significa asegurarse de que ideas tangibles, datos de mercado o incluso tecnologías se transforman en un nuevo producto, servicio o proceso. Dicha implantación agrupa un conjunto de decisiones que se combinan para transformar conceptos en realidades. En otras palabras, la innovación es un proceso vinculado a la introducción de cambios en las organizaciones y, como tal, es un proceso vinculado al aprendizaje y al conocimiento (Muñoz Seca y Riverola, 1997).

Efectivamente, la innovación - como fruto de la implantación de las ideas creativases el origen principal de los problemas, que necesitan ser resueltos a través de un proceso de resolución de problemas. Como ya sabemos, la resolución de problemas implica recuperar los conocimientos disponibles para la generación de alternativas de solución, observar la bondad de la resolución alcanzada por cada una de ellas y seleccionar aquella que mejores resultados ofrece, para su posterior implantación en la estructura de operaciones de la organización. A partir de todo ello, se obtendrán nuevos conocimientos que son asimilados por medio del aprendizaje, conforme a lo cual, cuanto mayor sea la predisposición a innovar -esto es, la aspiración de integrar las nuevas ideas de manera coherente, generando innovaciones-, mayor será el potencial de aprendizaje de una organización (Nevis et al., 1995). Organizativamente, esta cualidad requiere la presencia de unas convicciones y valores emprendedores97 , que se faciliten las comunicaciones o que se permita el desarrollo de 97

A pesar de utilizar el término "emprendimiento", cuya idea central para algunos investigadores es una nueva

entrada, esto es, la entrada en mercados nuevos o afianzados con productos novedosos o no (Lumpkin y Dess, 1996; Slater y Narver, 1995), nosotros planteamos un punto de vista más amplio, de acuerdo con el cual, una

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interfaces entre las distintas áreas de la organización, todo lo cual proporciona un contexto en el que el aprendizaje tendrá más probabilidad de ocurrir (Hamel y Prahalad, 1991; Quinn, 1985; Slater y Narver, 1995; Goshal y Bartlett, 1997) aumentando la velocidad con la que la organización es capaz de adaptarse a los cambios del entorno (Drucker, 1985; Lant y Mezias, 1990). En definitiva, la predisposición a innovar está relacionada con una cultura que promueve el aprendizaje (Hurley y Hult, 1998).

En consecuencia, la gestión de innovaciones es una variable activa que la organización debe manejar para generar aprendizaje dentro del sistema. Gestionar innovaciones equivale a gestionar un potencial de cambio inductor del desarrollo de una capacidad de aprendizaje que, no obstante, dependerá de la importancia del aprendizaje que los cambios correspondientes implican. En este sentido, es importante tener presente que la organización no emprenda cualquier tipo de innovación, sino aquella que conduzca a la resolución de problemas relevantes para su capacidad de aprendizaje y, por ende, para su competitividad. Bajo esta premisa, Zahra, Nielsen y Bogner (1999) no dudan en afirmar que las organizaciones emprenden diferentes iniciativas innovadoras, formales o no, pero muestran que, en función de su mayor o menor radicalidad, sus consecuencias sobre la capacidad de aprendizaje y, por ende, sobre la competitividad, pueden ser diferentes. Esto es reflejado de manera sencilla en la figura 3.6, en la que tanto el riesgo asumido en cada caso como el estímulo sobre el potencial de aprendizaje difieren considerablemente entre las distintas celdas. No obstante, en cualquier caso, ese el riesgo y el estímulo son el resultado de iniciativas de innovación efectivas que pueden enriquecer los conocimientos organizativos y potenciar el aprendizaje. Es más, los distintos efectos del aprendizaje considerados frecuentemente ocurren al mismo tiempo y se refuerzan mutuamente.

Figura 3.6: Relación entre la innovación, el aprendizaje y las compe tencias organizativas Efectos de la innovación sobre la capacidad de aprendizaje Competencias de la organización Incremental Radical Existentes Celda 1 Celda 3 Extensión Cambio radical Sostener ventajas Salto competitivo Celda 2 Celda 4 Emergentes Desarrollo regular Emprendimiento Construir fundamentos Cambio innovador Fuente: Adaptado de Zahra et al. (1999)

cultura emprendedora se refiere a una parte de la cultura de la organización que precede a la implantación de nuevas ideas productos y procesos, esto es, a la innovación (Hurley y Hult, 1998).

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La celda 1 representa una innovación que pretende mejorar la eficiencia operativa de la organización y su capacitación para mantener su competitividad con sus actuales actividades y mercados. Se trata de una extensión de las competencias organizativas que, principalmente basadas en el stock de conocimiento disponible, están dirigidas a mantener un alto nivel de rentabilidad con el que poder sostener las inversiones o innovaciones del futuro. Una situación equivalente es recogida en la celda 2, en la que se producen mejoras progresivas que pueden conducir a la organización de una posición no diferenciada a la obtención de ventajas competitivas basadas en el perfeccionamiento progresivo de sus stocks de conocimiento y capacidades distintivas. Estas mejoras progresivas gravitan sobre la explotación de esos conocimientos disponibles, y constituyen el fundamento preliminar sobre el que desarrollar regularmente ventajas competitivas futuras, pero cuyas cualidades son difícilmente apreciables en el corto plazo. La celda 3 representa un aprendizaje más intenso, fruto de innovaciones más radicales que, a menudo, implican una ruptura de los esquemas previos para competir de la organización, en vez de una extensión de esos marcos de referencia. Esta situación significa un cambio más radical en su actual trayectoria competitiva o mayores avances en la misma, lo que a su vez implicará una modificación en los stocks de conocimientos que residen en la organización por medio del desarrollo de flujos dirigidos a explorar cómo las competencias emergentes pueden llevar a alcanzar la competitividad sostenible a largo plazo (Nonaka, 1994). Finalmente, la celda 4 representa el mayor -y menos frecuente- salto en las competencias organizativas. En esta situación, una organización obtiene rápidamente una ventaja en el mercado por medio del desarrollo de una innovación sobresaliente en un área en la que anteriormente no existen competencias. Constituye un verdadero emprendimiento por parte de la organización, si bien no significa que la organización no tuviera un stock de conocimiento previo en esa área, por lo que suscita tanto la exploración como la explotación del conocimiento. Como es lógico, generalmente existe una relación entre el stock de conocimientos originado y el pretérito, pero se ha producido un mayor salto de aprendizaje con apertura hacia nuevos mercados.

Anteriormente, Lant y Mezias (1990) ya habían comprobado la posibilidad de combinar diferentes estrategias de innovación y de arbitrar actuaciones emprendedoras diversas a fin de buscar posibles alternativas de futuro, entender la relación entre las características organizativas y sus resultados, e identificar la viabilidad del cambio organizativo. Por su parte, Muñoz Seca y Riverola (1997) han planteado diferentes formas de abordar innovaciones, basándose en la variedad e intensidad de los problemas que generan. Lógicamente, estas diferencias a la hora de innovar se mantienen en su gestión y, en consecuencia, en

los efectos sobre la capacidad de aprendizaje. En la práctica, es la

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estrategia organizativa la que debe dar un sentido de dirección a las innovaciones y establecer sus formas de gestión. Así, y en función de estas implicaciones estratégicas, es perfectamente posible adecuar las condiciones, el contexto o los recursos que hagan más eficiente –y más rápida- la producción de innovaciones, facilitando la generación y resolución de los problemas que implican, fomentando la implicación personal y enfocando esa resolución hacia la competitividad organizativa. Y es que, teniendo en cuenta que la resolución de problemas está condicionada a la libertad de quienes la realizan -esto es, de las personas-, ésta sólo se produce cuando se está motivado para ello. Así pues, cualquier organización que desee mejorar su capacidad de aprendizaje necesita adoptar un clima de trabajo en el que exista un compromiso hacia la experimentación y la investigación (Covin y Miles, 1999; LeonardBarton, 1993, 1995; Lei, Hitt y Bettis, 1996; Lumpkin y Dess, 1996; DiBella y Nevis, 1998), o lo que e s más, procurar que buena parte de sus trabajadores piensen y actúen como niños que jue gan, sienten curiosidad y aprenden mientras producen y distribuyen bienes y servicios (DiBella y Nevis, 1998). En palabras de Leonard Barton (1993,1995), la organización debe comportarse como un verdadero laboratorio de aprendizaje.

Este punto de vista está, en cierto modo, relacionado con la existencia de un clima de confianza en el que los individuos puedan experimentar sin temor a ser penalizados por sus errores, por lo que la predisposición a innovar también se caracteriza por la tolerancia hacia los fallos, la proactividad, la apertura al cambio o la agresividad competitiva (Naman y Slevin, 1993; Lumpkin y Dess, 1996; Barringer y Bluedorn, 1999), que son actitudes que, en esencia, caracterizan la posición de los directivos. Incluso es razonable que los comportamientos innovadores estén estimulados por la disponibilidad de los recursos adecuados y suficientes, o por la existencia de recompensas a la innovación (Scott y Bruce, 1994).

Indudablemente, el papel de la dirección vuelve a jugar un papel fundamental, por el que no deben limitarse a señalar el contexto de una organización, sino que deben conformarlo (Hurley y Hult, 1998). Y es que, junto a su capacidad para planificar, organizar y controlar las operaciones estables, considerando siempre las disponibilidades de recursos y las necesidades de sus trabajadores, los directivos también deben ser capaces de entender la necesidad real de innovación, iniciando, estimulando e integrando los procesos de cambio (Wikström y Normann, 1994) y de renovación organizativa (Ulrich. Jick y Von Glinow, 1993; Hurst, Rush y White, 1996). En un clima organizativo que favorece la innovación, el directivo debe ser el primer innovador, pero también debe alentar a los demás enviándoles

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mensajes acerca de lo que es relevante aprender, sugiriendo nuevas formas de hacer las cosas y nuevos contextos en que aplicarlas, y evitando la proliferación de comportamientos defensivos. No se trata de imponer, sino de convencer y de conseguir desde el convencimiento de los integrantes de la organización que se produzcan los procesos de innovación precisos, a todos los niveles, para activar la evolución dinámica de los conocimientos y para que los cambios se acaben interiorizando efectivamente.

En todas las explicaciones previas subyace la idea de que, cuando la organización promueve la existencia de un clima de emprendimiento, en el que la innovación es el núcleo motor para reconocer y aprovechar nuevas oportunidades, provocará una mayor capacidad para aprender por medio de la creación y utilización de los conocimientos necesarios para desarrollar nuevas competencias o desdoblar las existentes (Hamel y Prahalad, 1993). Concretamente, cuanto mayor sea la vocación innovadora, mayor será también la composición de procesos de generación y resolución de problemas, y mayor será el stock de conocimientos existente como consecuencia de esos procesos. Al mismo tiempo, se potencian las oportunidades para reconfigurar esos conocimientos existentes en nuevas combinaciones. Y todo ello, no es sino una consecuencia de la intensificación de los flujos de explotación y, sobre todo, de exploración del conocimiento. Por ello, proponemos que:

HIPÓTESIS 2C: La innovación condiciona de forma positiva la capacidad de aprendizaje de la organización, influyendo tanto en la existencia de stocks de conocimiento como en su evolución por medio de flujos de conocimiento.

3.5.3. La inte racción entre los elementos de gestión té cnico-estructurales y los elementos de gestión del comportamiento En el modelo planteado proponemos la existencia de un efecto de interacción entre los elementos de gestión técnico-estructurales y los del comportamiento sobre la capacidad de aprendizaje en la organización, esto es, sobre la existencia de stocks y el desarrollo de flujos de conocimiento. Con esto queremos decir que el efecto de los elementos de naturaleza estructural sobre el potencial de aprendizaje se ve complementado por la presencia de factores estimulantes del comportamiento en el contexto social o de trabajo, que actúan como coadyuvantes. Es importante reconocer que el conocimiento en la organización es el producto de la interdependencia y de las sinergias que se generan entre los distintos elementos condicionantes descritos (Jones y Hendry, 1994; Slater y Narver, 1995; Sinkula et al., 1997; Popper y Lipshitz, 2000a, 2000b). Cada uno de ellos, por separado, es un

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ingrediente necesario para favorecer el aprendizaje y la reunión de conocimientos pero, aisladamente, la contribución de cualquiera de estas condiciones será mucho menor, por lo que el reto para los directivos es reunir todas estas piezas juntas con carácter cohesivo. Son ya numerosos los autores (Jones y Hendry, 1994; Slater y Narver, 1995; Brown y Eisenhardt, 1997; Sinkula et al., 1997; Denton, 1998; Popper y Lipshitz, 1998, 2000a; Pan y Scarbrough, 1999; Gieskes, 2000; entre otros) que defienden que la concurrencia entre la gestión del subsistema tecnológico y estructural y del subsistema de comportamientos sociohumano es un aspecto esencial en el desarrollo y fortalecimiento de la capacidad de aprendizaje de cualquier organización. Ciertamente, a estas alturas de la investigación, es algo claro que, cuando el dinamismo y la complejidad percibidos del entorno son elevados como consecuencia de cambios fundamentales, las organizaciones necesitan adquirir y distribuir información y conocimientos, e interpretarlos y combinarlos con sus actuales conocimientos con objeto de valorar la naturaleza y afrontar los efectos posibles de esos cambios. Para crear y aprovechar el conocimiento en estas circunstancias, los miembros de la organización deben compartir e integrar sus múltiples perspectivas e iniciativas relativas a los acontecimientos del entorno mediante procesos interactivos, así como fomentar la captación y procesamiento de información mediante los mecanismos establecidos al efecto. Pues bien, esto sólo es posible en organizaciones capaces de crear un soporte estructural y técnico integrado, que sea significativo para el personal, y que se vea acompañado por sus emociones, actitudes, comunicaciones y demás factores del aprendizaje, como son el desarrollo de un lenguaje común, las relaciones con los demás, la intuición, la creatividad, la experimentación o la innovación, proporcionando un marco para un mayor crecimiento de las capacidades tanto individuales como organizativas. Estas consideraciones nos conducen a plantear la tercera hipótesis de nuestro modelo que, en términos generales, formulamos de la siguiente manera:

HIPÓ TESIS 3: La inte racción de los elementos té cnico-estructurales, que se asocian a la ne cesidad de obtene r y procesar la información y conocimientos rele vantes, con los elementos del comportamiento, que se asocian a la nece sidad de inte rpretar y dar significado a dicha información y conocimientos, influye de forma positiva en la capacidad de aprendizaje de la organiz ación. A continuación, detallamos esta relación para cada elemento. Ya hemos establecido que la vigilancia del entorno es absolutamente necesaria para observar y diagnosticar, e incluso anticipar los cambios y acontecimientos del entorno que son relevantes para la organización. Si además existe en la organización un clima de confianza, un contexto que

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estimula la creatividad y la capacidad de innovación necesaria para estimular la experimentación y el descubrimiento, se originan unos sentimientos de seguridad, apertura e iniciativa que refuerzan la actitud activa de búsque da y reconocimiento del entorno necesaria para desarrollar y mantener los conocimientos relevantes. Por el contrario, es lógico pensar que la falta de confianza, intuición e iniciativa harán de la vigilancia del entorno una actividad rutinaria que no beneficia a la capacidad de aprendizaje. Así lo señalan Nevis et al. (1995) y Dibella y Nevis (1998), quienes junto a la necesidad de vigilar el entorno, sostienen que la confianza, la experimentación y la curiosidad organizativas son, entre otras, condiciones relevantes para que exista un verdadero potencial de aprendizaje en la organización. También Nonaka y T akeuchi (1995) sostienen que, con objeto de promover la espiral de conocimientos de la organización, es necesario tanto el que la organización mantenga una actitud abierta hacia las señales del entorno como la generación de un “caos creativo” en el seno de la organización. Y es que, en la medida en que la organización percibe las fluctuaciones del entorno, se genera una situación que se caracteriza por la ruptura de las percepciones individuales, desencadenando una oportunidad para reconsiderar sus estructuras de conocimiento o actitudes básicas hacia el entorno –esto es, sus stocks de conocimiento-. Esta situación debe provocar un sentido de crisis o desconcierto que, estimulado por los procesos creativos dentro de la organización, desencadene la interacción dinámica entre los stocks de conocimiento, los flujos explotadores y, obviamente, los flujos exploradores. No obstante, para que este “ caos” sea verdaderamente creativo es necesario el compromiso personal de los miembros de la organización, así como que disfruten de su capacidad para reflexionar sobre sus acciones, convirtiéndose en investigadores capaces de afrontar las dificultades y oportunidades de su contexto habitual de trabajo. Con objeto de poner en relación esta interacción con la capacidad de aprendizaje de la organización –en términos de stocks y flujos de conocimiento- proponemos que:

HIPÓTESIS 3A: La interacción de la vigilancia del entorno con la confianza, la creatividad y la innovación refuerza su efecto positivo sobre la capacidad de aprendizaje de la organización, influyendo tanto en la existencia de stocks de conocimiento como en su evolución por medio de flujos de conocimiento.

De igual forma, al considerar el apoyo de los sistemas y tecnologías de la información al aprendizaje en la organización, es necesario apreciar el papel de la comunidad y del contexto cultural reinante junto con la faceta "hardware" de las tecnologías de la información (Harvey et al., 1998; Cross y Baird, 2000; Massey y Montoya-Weiss, 2000). Al

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día de hoy, las tecnologías de la información, más o menos complejas, están al alcance de prácticamente cualquier organización, por lo que no es sólo su disponibilidad, sino quién o cómo se utilizan, lo que produce su idoneidad para el desarrollo y la acumulación del conocimiento. Y es que la naturaleza dinámica e iterativa del conocimiento evidencia que los sistemas de información tecnológicos interaccionan recursivamente con las pautas de comportamiento vigentes en el contexto social del que forman parte. Es decir, el alcance de esos sistemas está supeditado a la actitud y pautas de acción de los individuos que hacen uso de ellos. Realmente, los sistemas de información deben complementarse porque existen muchos conocimientos tácitos que requieren de procedimientos o factores relacionados con la cultura y con los comportamientos, factores que son, en definitiva, los principales conductores de los primeros. De acuerdo con ello, las organizaciones necesitan desarrollar un contexto social y de comportamiento en el trabajo en el que sus miembros estén dispuestos a experimentar con nuevos conceptos -innovar-, compartir la información confiar- y estimular la generación de nuevas ideas -crear- (Argyris, 1994), y en el que los sistemas de información proporcionen el "medio" necesario para facilitar la conversión e interacción entre los conocimientos tácitos y explícitos, con sus elementos técnicos y cognitivos (Nonaka y T akeuchi, 1995, Nonaka et al., 1998).

Por tanto, es presumible que la relación positiva entre los sistemas de información y el potencial de aprendizaje sea reforzada cuando la utilización de esos sistemas esté asociada con actividades o actuaciones enriquecidas por un contexto abierto e innovador, en el que los individuos estén dispuestos a descubrir nuevas ideas y a compartir esas ideas con los demás. De hecho, los sistemas de información están evolucionando para convertirse en tecnologías para las relaciones, proporcionando la posibilidad de comunicación instantánea, facilitando los flujos de interacción necesarios para la exploración y la explotación, y procurando un medio para recoger stocks de conocimientos, ideas y experiencias, pero de tal forma que puedan provocar una cascada de reacciones en lugares inesperados. Obviamente, semejante posición de los sistemas de información facilita la formación y desarrollo de nuevos conceptos por medio de la exteriorización, la combinación y la interiorización del conocimiento (Nonaka y T akeuchi, 1995). Así pues, esto nos conduce a plantear que:

HIPÓTESIS 3B: La interacción de los sistemas y tecnologías de información con la confianza, la creatividad y la innovación refuerza su efecto positivo sobre la capacidad de aprendizaje de la organización, influyendo tanto en la existencia de stocks de conocimiento como en su evolución por medio de flujos de conocimiento.

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El efecto positivo de la interacción con la confianza, la creatividad y la innovación también se puede trasladar a los procesos de planificación estratégica, mediante los que sabemos se fundamenta una visión compartida en el seno de la organización. En efecto, los sentimientos de confianza, la creatividad y la predisposición a innovar unidos a los procesos de planificación estratégica resultan un incentivo añadido a la capacidad de aprendizaje (Marquardt y Reynolds, 1994; Nonaka, 1994; Nonaka y Takeuchi, 1995; Schäffer y Willauer, 2002). Se trata de condiciones del comportamiento que, admitido que los procesos de planificación estratégica son considerados una forma de pensamiento prospectivo que anticipa las acciones del futuro, dotan a dichos procesos de la apertura de miras y la flexibilidad necesarias, favorecen la comunicación abierta, mitigan el conformismo, fomentan el compromiso de la gente amortiguando la resistencia al cambio, permiten reforzar la habilidad para regenerar la visión, etc.. De esta forma, y como parte de la visión, la organización será capaz de captar las ideas, iniciativas y energías de sus integrantes, e implicar la responsabilidad y la participación de todos ellos, siendo comprensible que todo ello redunde en un influjo positivo sobre el desarrollo y alineación de los stocks y flujos de conocimiento. Formulando estas consideraciones en forma de hipótesis podemos expresar que:

HIPÓTESIS 3C: La interacción de los

procesos de planificación estratégica con la

confianza, la creatividad y la innovación refuerza su efecto positivo sobre la capacidad de aprendizaje de la organización, influyendo tanto en la existencia de stocks de conocimiento como en su evolución por medio de flujos de conocimiento.

Asimismo, y si bien la organización es vulnerable a la utilización de medidas para la evaluación del rendimiento, la interpretación y respuesta a tales estimaciones no será la misma en un contexto en que existe confianza, creatividad y voluntad innovadora que en un contexto caracterizado por su inercia (Greve, 1998). Es decir, en presencia de estos aspectos, los sistemas de evaluación y seguimiento serán diseñados de forma que mitiguen la interpretación complaciente de los resultados, desencadenando respuestas más activas y estimulantes para el progreso y el aprendizaje. El aprendizaje es más fácil cuando los individuos no contribuyen a la pasividad de las organizaciones, de tal forma que no exista ambigüeda d o limitación sobre las oportunidades y capacidad de adaptación de la organización. Así lo señalan autores como Kloot (1997), y de nuevo Nevis et al. (1995) y DiBella y Nevis (1998), para quienes los sistemas de evaluación, diseñados en un contexto de curiosidad, creatividad y experimentación, enriquecen las posibilidades de obtención de imágenes nuevas o incluso pretéritas de la organización y de la forma en que se relaciona

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con su entorno, dado que facilitan la interpretación de los flujos de información que, como consecuencia de las presiones de dicho entorno, son necesarios para el cambio organizativo. Por tanto, la evaluación y seguimiento del progreso, dentro de un marco integrado, implica la combinación de elementos formales de reconocimiento con la vocación activa de los miembros de la organización para valorar y mejorar las competencias organizativas actuales y potenciales, situación que favorecerá la reunión y producción de stocks y de flujos de conocimiento sustentadores de la capacidad de aprendizaje de la organización. Expresando estas reflexiones en forma de hipótesis, consideramos que:

HIPÓTESIS 3D: La interacción de los sistemas de seguimiento y evaluación con la confianza, la creatividad y la innovación refuerza su efecto positivo sobre la capacidad de aprendizaje de la organización, influyendo tanto en la existencia de stocks de conocimiento como en su evolución por medio de flujos de conocimiento.

INTERACCIÓN ELEMENTOS ESTRUCTURALES-DE COMPORTAMIENTO VIGILANCIA DEL ENTORNO

SISTEMAS Y TECNOLOGÍAS DE INFORMACIÓN

CONFIANZA CREATIVIDAD

P ROCESOS DE P LANIFICACIÓN ESTRATÉGICA

INNOVACIÓN

SISTEMAS DE SEGUIMIENTO Y EVALUACIÓN

3.5.4. Dife rentes modalidades de gestión del conocimiento El análisis de la interacción entre los elementos de gestión técnico-estructurales y los elementos de gestión del comportamiento nos permite presumir que la realización de un énfasis diferente en la gestión de cada uno de los dos tipos de elementos, conduzca a la obtención de diferentes modalidades o estilos en la gestión del conocimiento. En la línea sugerida por Daft y Huber (1987), Gnyawalli y Stewart (1999) o Choi y Lee (2002), para descubrir cuáles son estas diferentes modalidades, basta con definir una dimensión relativa a la gestión de factores técnicos y estructurales, que nos permita valorar el uso que las organizaciones hacen de este tipo de elementos, y una segunda dimensión relativa a los factores del comportamiento, con la que poder apreciar la importancia que se concede a la gestión de los mismos. Del cruce de ambas dimensiones (Figura 3.7), obtendremos una matriz en la que se reflejan hasta cuatro modalidades extremas de gestión del conocimiento,

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en función de la atención concedida en las organizaciones a cada uno de los dos tipos de elementos. Como es lógico, la capacidad de aprendizaje desarrollada por cada una de las modalidades será diferente. Es decir, cada cuadrante, representa un estado de las características de gestión del conocimiento que definen un determinado estilo para obtener un potencial de aprendizaje específico, comprensiblemente adecuado a las particularidades de la organización y de su entorno. Figura 3.7: Matriz de inte racción entre los elementos de gestión té cnicoestructurales/elementos de gestión del comportamiento ORIENTACIÓN AL COMPORTAMIENTO

Baja

Alta

Baja Situación 1 Gestión pasiva ORIENTACIÓN TÉCNICOESTRUCTURAL

Situación 3 Gestión técnicoestructurada

Situación 2 Gestión orientada al comportami ento Situación 4 Gestión activa

Alta

En la situación 1, caracterizada por la baja gestión de ambos tipos de elementos, podríamos decir que se encuentran aquellas organizaciones que demuestran poco interés por la gestión de sus conocimientos, y que adoptan una actitud pasiva al respecto. Los procesos de planificación estratégica, los sistemas y tecnologías de la información, los comportamientos de los individuos, etc. serán los necesarios para la actividad organizativa, pero no son empleados a efectos de gestionar el conocimiento. Ante ello, es lógico suponer que se trate de una situación suficiente en organizaciones que operan en entornos estables, que ya poseen algún tipo de ventaja competitiva establecida, y cuya capacidad de aprendizaje es limitada y únicamente conducente a la validación y restauración de sus actuales estructuras de conocimiento. Es decir, las organizaciones en esta situación se centran en mantener su actual stock de conocimiento para satisfacer a sus clientes actuales y, no pocas veces, son organizaciones con una fuerte historia aferrada a la tradición y la constancia. Eso sí, un incremento en la inestabilidad del entorno tornaría en deficiente su capacidad de aprendizaje, que resultaría insuficiente para enfrentarse a situaciones desconocidas y para asegurar la obtención de un conocimiento con el que las f uturas actividades puedan realizarse de forma rápida y poco costosa.

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Una segunda posibilidad ocurre cuando nos situamos en la celda 2, situación que se caracteriza por la acentuada gestión de los elementos del comportamiento, donde las personas son el punto fuerte para potenciar la capacidad de aprendizaje de la organización. Es decir, estaríamos ante organizaciones que operan en entornos complejos y cambiantes, difíciles de predecir y de entender, y en las que el conocimiento está muy vinculado a las personas que lo desarrollan, y a la forma en que es compartido y reinterpretado por medio de contactos principalmente personales. Generalmente se trata de organizaciones no excesivamente grandes, en las que los aspectos técnico-estructurales únicamente son necesarios para orientar y ayudar a las personas a potenciar y renovar sus conocimientos en beneficio de la organización, pero lo que verdaderamente se pretende es fomentar el desarrollo de iniciativas, contactos personales y del compromiso con la experimentación para llegar a comprender un entorno que plantea situaciones desconocidas y que exigen frecuentes cambios en la forma de hacer las cosas, en los productos o servicios o incluso en los propósitos de la organización. Así pues, la comunicación personal, la confianza y la innovación son consideradas aspectos críticos del éxito, por lo que se intensifica el desarrollo de redes personales, de la colaboración, del emprendimiento, etc..

Comparativamente, en la situación 3 se realiza un mayor énfasis en la gestión de los elementos técnico-estructurales. Cabría situar en este cuadrante a aquellas organizaciones que operan en entornos inciertos, pero previsibles y que, en consecuencia, practican una gestión del conocimiento que, sobre la base de la instrumentación de un conjunto de dispositivos técnico-estructurales, está fundamentalmente centrada en el procesamiento de grandes cantidades de información y conocimiento, así como en su almacenamiento en depósitos accesibles o reconocibles. De este modo, la organización estará capacitada para responder a los problemas que el entorno le plantea –problemas para los que, con frecuencia, ya existe una resolución previa- y para planear los futuros cursos de acción. En estas organizaciones, predeciblemente grandes, las personas son entrenadas y recompensadas para que realicen su trabajo en avenencia con esos dispositivos técnico-estructurales, pero se considera que sus actuales perspectivas o imágenes mentales acerca de la realidad son apropiadas para guiar los procesos de adquisición, distribución y utilización de la información.

Por último, el cuarto caso, caracterizado por una gestión del conocimiento que se vuelca tanto en los elementos técnico-estructurales como del comportamiento, representa, a nuestro juicio, el modelo idóneo y más eficaz para desarrollar la capacidad de aprendizaje en la organización, especialmente en entornos caracterizados por su dinamismo y su complejidad. Las organizaciones que se sitúen en esta posición cuentan, idealmente, con un

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marco de aprendizaje en el que se despliega el efecto positivo derivado de todo el conjunto de elementos de gestión considerados y en el que, además, se produce un efecto que podríamos considerar coadyuvante derivado de la interacción de los elementos técnicoestructurales con los elementos del comportamiento. Podríamos decir que se trata de organizaciones activas, en las que se combina el esfuerzo de adquirir y procesar información de forma rápida y efectiva, con el de compartir e integrar las diferentes percepciones de los individuos a fin de concebir proyectos para el aprovechamiento de las nuevas oportunidades que brinde el entorno. Son organizaciones creativas y pragmáticas, abiertas al riesgo pero sin desatender sus seguridades.

Idealmente, las organizaciones que quieran permanecer en un estado continuo de aprendizaje y de mejora, deben moverse lejos de situaciones caracterizadas por la pasividad en la gestión del conocimiento y acercarse hacia aquellas situaciones que cobijan mayores inquietudes al respecto, esto es, hacia el tipo de organizaciones que instigan la gestión tanto de los elementos técnico-estructurales como de los elementos del comportamiento, para beneficiarse de su interacción. Y aunque la s modalidade s de ge stión representadas en los casos 2 y 3 logran un potencial de aprendizaje aceptable, que puede ser adecuado a la naturaleza y objetivos de las organizaciones que los adopten, no dejan de ser estilos sesgados, por lo que ninguno anima tanto la capacidad de aprendizaje como el estilo de gestión del conocimiento activa pintado en el caso 4. No obstante, y como ya hemos dicho, las variaciones en la intensidad de la gestión de ambos tipos de elementos se mantienen en la práctica empresarial. E incluso es posible que una misma organización ocupe diferentes posiciones en la matriz a lo largo de su trayectoria evolutiva o que diferentes estilos ocurran simultáneamente, en diferentes zonas de una misma organización. De hecho, las diferentes posiciones serán elegidas en función de las circunstancias a las que se enfrenten la organización o sus diferentes partes, hasta el punto de que, para ser efectiva, toda organización necesita conocer el repertorio completo de situaciones. Como prueba de ello, valga el hecho de que la plena efectividad de determinadas medidas de carácter técnico y estructural puede estar condicionada a la existencia de una determinada predisposición en el comportamiento de los miembros de la organización. Efectivamente, y teniendo en cuenta el efecto coadyuvante que los elementos asociados al comportamiento ejercen sobre los elementos técnico-estructurales, no sería descabellado presuponer la existencia de un cierto orden secuencial, según el cual, aquellas organizaciones que deseen moverse en situaciones cercanas a la recogida en el caso 4 deberían plantear una estrategia de gestión del conocimiento por la que, primeramente, enfaticen en la gestión de los elementos del comportamiento para, seguidamente, desarrollar en profundidad la gestión

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de los aspectos técnico-estructurales. El camino para alcanzar esta convergencia puede ser lento y difícil, dado que las circunstancias de las organizaciones son cambiantes y que, de todas las modalidades de ge stión planteadas, la gestión del conocimiento activa es, sin duda, la más compleja y la más comprometida.

En cualquier caso, sólo las organizaciones capaces de gestionar su conocimiento incidiendo tanto en los aspectos técnico-estructurales, como en aquellos vinculados al comportamiento, estarán en disposición de modificar el énfasis realizado en cada uno de esos aspectos en función de cuáles sean sus requerimientos estratégicos y los de su entrono, desarrollando con ello una verdadera capacidad de aprendizaje. En otras palabras, es posible que el estilo de gestión de conocimiento ideal sea aquel que reúne a los elementos técnicoestructurales y a los elementos de comportamiento en un estado de equilibrio con las condiciones organizativas, internas o externas.

3.6. IMPACTO S O RGANIZATIVO S DE LA CAPACIDAD DE APRENDIZAJE Una vez valorada la capacidad de aprendizaje de la organización y sus elementos de gestión nos interesa profundizar en las consecuencias o efectos que provoca sobre la actuación organizativa. Si los stocks y los flujos de conocimiento son adecuados, cabe esperar que se consiga un impacto positivo sobre los resultados de la organización y, lógicamente, sobre su competitividad (Cangelosi y Dill, 1965; Senge, 1990; Nahapiet y Ghoshal, 1998; Fernández Sánchez, Montes Peón y Vázquez Ordás, 1998).

En el inicio de esta tesis, hemos hecho constar cómo, en la sociedad de la información y del conocimiento, la base para el crecimiento organizativo ha evolucionado hasta hacer del conocimiento el factor organizativo indiscutible para armonizar la flexibilidad y la estabilidad y, en consecuencia, para obtener una productividad y perfeccionamiento superiores, capaces de satisfacer las necesidades de su clientela y repercutir favorablemente desde el punto de vista financiero (Stata, 1989; Cohen y Levinthal, 1990; Kogut y Zander, 1992; Spender, 1996; Grant, 1996a; T eece et al., 1997). No obstante, a pesar de que la literatura especializada ha reconocido una y otra vez la importancia del conocimiento y de su correcta gestión para el éxito competitivo, en realidad, se ha prestado poca atención al estudio de la repercusión

que los conocimientos y los procesos de

aprendizaje, en y entre los distintos niveles, tienen sobre los resultados de la organización. Las conclusiones obtenidas al respecto son, en general, poco satisfactorias y, como sabemos, incluso contradictorias entre sí. Consiguientemente, aún persiste la necesidad de dar una

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respuesta explícita a cuestiones tan relevantes como ¿están el conocimiento y el aprendizaje en la organización asociados con un rendimiento superior?; ¿en qué condiciones es más factible que así sea?; ¿conduce la gestión del conocimiento a la obtención de beneficios u otros resultados que refuerzan las posiciones de competitividad sostenible?. En otras palabras, el estudio del impacto y de las consecuencias del potencial de aprendizaje sobre los resultados de la organización es uno de los que reúnen mayores posibilidades para realizar contribuciones positivas a este campo de investigación.

Bien es cierto que valorar el impacto que provoca la capacidad de aprendizaje no es una tarea sencilla. Pero a pesar de esta dificultad, y dada la limitada evidencia empírica que profundiza en la capacidad de aprendizaje en la organización, la verificación de la relación entre éste y la creación de valor constituye todo un estimulante. De acuerdo con ello, el propósito de esta tesis responde tanto a la identificación de los elementos de apoyo que determinan positivamente la formación y desarrollo eficiente del conocimiento como al deseo de examinar las implicaciones que esto tiene sobre la dinámica de los resultados organizativos y, por ende, de la competitividad empresarial.

Resulta innegable que la medición de las consecuencias de la capacidad de aprendizaje, principalmente en términos de resultados, siempre es imprecisa. El rendimiento organizativo es un concepto multidimensional (Dess y Robinson, 1984), no siempre adecuadamente desarrollado y probablemente más complejo en términos de su descripción que en términos de medidas agregadas o ratios financieros. Conforme a ello, no existe una medida única o superior que describa de manera puntual el impacto y efectividad de los procesos de aprendizaje, esto es, de la interacción entre los stocks y los flujos de conocimiento, sobre los resultados. Es perfectamente posible obtener un cuadro del rendimiento económico o financiero, pero estos indicadores nada aclaran, por ejemplo, de la idoneidad de los procesos de aprendizaje o de sus repercusiones sobre la satisfacción de las necesidades de los clientes, o incluso de los empleados de la organización (Bontis et al., 2002). Estos defectos, no hacen sino poner de manifiesto que el aprendizaje y los conocimientos no sólo tienen consecuencias de naturaleza económica y que, por tanto, su impacto puede y debe ser valorado tanto en términos financieros como no financieros.

Verdaderamente, existe una única dirección para aumentar el rendimiento económico de una organización, y es por medio de la satisfacción de las demandas del mercado, esto es, por medio del sostenimiento y la mejora de las relaciones con los clientes. La base para crear y desarrollar estas relaciones con los clientes reside en la idoneidad de los stocks de conocimiento presentes en el sistema de aprendizaje de la organización y de los flujos de

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conocimiento dinámicos que los fundamentan, los renuevan o los desechan. Y si dichas relaciones prosperan, es sólo una cuestión de tiempo el que tengan un impacto positivo sobre el rendimiento económico o financiero de la organización (Figura 3.8).

Figura 3.8: La creación de valor por me dio del conocimiento

STOCKS CONOCIMIENTO

RELACIONES CON CLIENTES

FLUJOS CONOCIMIENTO

RESULTADOS FINANCIEROS

Es decir, es el aprendizaje en y entre los niveles individual, de grupo y organizativo el que permite el desarrollo de un “ aprendizaje de clientes” (Saint-Onge, 2002), que no es sino la conformación, individual o colectiva, de las percepciones de los clientes acerca del valor proporcionado por los productos o servicios de la organización. El aprendizaje de clientes será tanto mayor en la medida en que la organización sepa poner sus conocimientos a disposición de sus clientes, satisfaciendo sus necesidades presentes y futuras, fortaleciendo la relación establecida y mejorando, con ello, el valor económico-financiero que se produce para la organización (Figura 3.9).

Figura 3.9: La cadena de valor del aprendiz aje y el conocimiento

Aprendizaje de Clientes

Resultados Financieros

Aprendizaje Organizativo

Relación con Clientes

Aprendizaje en Grupo

Flujos de conocimiento Stocks de conocimiento

Aprendizaje Individual

Fuente: Adaptado de Saint-Onge (2002)

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Así pues, la evolución del conocimiento sirve como base para la aceleración del aprendizaje, de tal forma que el conocimiento se moviliza y se hace extensivo a los clientes, habiéndose constatado que la satisfacción del cliente perfecciona sus relaciones con la organización, tanto en durabilidad como en rentabilidad (Slater y Narver, 1995; Vera y Crossan, 2000). Asimismo, parte de estos resultados se hacen ostensibles y revierten en la producción y diseminación del conocimiento (Knight, 1999), con lo que el proceso se realimenta y se refuerzan el sostenimiento y la mejora de la capacidad de aprendizaje.

Conforme a estos planteamientos, resulta razonable hablar de la naturaleza económico-financiera y no económico-financiera del impacto que provoca la capacidad de aprendizaje. Además, esta doble naturaleza ha sido previamente propuesta por diferentes autores. Así por ejemplo, Zahra et al. (1999) indican que la creación e integración del conocimiento en la organización busca una capacidad para construir o revisar las competencias de la organización, lo que tendrá un impacto positivo tanto en términos financieros como no financieros. Por su parte, Goh y Ryan (2002) atribuyen dos consecuencias a la capacidad de aprendizaje: un resultado económico –medido por medio de la rentabilidad económica y la rentabilidad financiera- y un resultado no económico – valorado por medio de la satisfacción en el trabajo.

T ambién reconocemos este punto de vista reflejado en los incontables esfuerzos realizados por desarrollar un modelo de medición del capital intelectual de la organización (Stewart, 1997; Bueno Campos, 1998; Bueno Campos, Rodríguez Jericó y Salmador Sánchez, 1999; Martin, 2000; Carlucci, Schiuma y Albino, 2002). Como ya hemos hecho saber, estos modelos están relacionados con la valoración de los activos intangibles, si bien todavía existe controversia sobre lo que es o no es el capital intelectual y sobre los niveles de agregación utilizados para identificar sus componentes98 . Se trata, por tanto, de un campo todavía imperfecto y frecuentemente estático (Vera y Crossan, 2000). Sin embargo, si que ha incorporado en sus disc usiones la valoración del rendimiento, argumentando que el capital intelectual es la materia prima sobre la que se cimienta la excelencia de las organizaciones. Más aún, algunos modelos, como por ejemplo el Skandia´s Navigator (Drake, 1997; Edvinsson, 1997), el famoso Balanced Business Scorecard (Kaplan y Norton, 1992, 1993, 1996) o el Modelo Intelect (Bueno Campos et al., 1999) tratan de reflejar la necesidad de 98

Frecuentemente, y en el nivel interno, se distingue entre capital humano –relativo a los conocimientos y

habilidades de los miembros de la organización- y capital estructurado –relativo a los procesos, sistemas y rutinas que forman parte de la organización (Dragonetti y Roos, 1998). En el ámbito externo, se define el capital relacional, en consideración al conocimiento embebido en las relaciones establecidas con el exterior, especialmente con los clientes (Saint-Onge, 1996; Stewart, 1997; Sveiby, 1997; Bontis et al., 1999; entre otros).

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equilibrar la perspectiva financiera tradicional con la consideración de otros conductores no financieros a la hora de evaluar el rendimiento que se produce como consecuencia de la capacidad de aprendizaje. Además, no sólo tienen en cuenta los resultados del pasado, sino que incorporan una valoración de aquellos aspectos que vinculan el rendimiento del pasado con las posibilidades del futuro.

En este sentido, es especialmente relevante lo que estos modelos denominan capital relacional o externo -relativo a los clientes, proveedores, etc.-, considerado un componente externo del capital intelectual, y que tiene una de sus principales manifestaciones en el valor de las relaciones con los clientes, por lo que se puede considerar que está originado por la capacidad de los activos del conocimiento internos de la organización para propiciar el entendimiento y la satisfacción de las necesidades actuales y potenciales de esos clientes (Saint-Onge, 1998). A su vez, ese valor relacional y, por ende, los activos de conocimiento internos, constituyen el fundamento del rendimiento financiero de la organización. Este razonamiento no es nuevo, sino que viene a secundar nuestra posición con respecto al doble impacto de la capacidad de aprendizaje sobre la organización.

Incluso en el área de la gestión de la calidad total se contempla la distinta índole del impacto de la competitividad organizativa. Sirva de ejemplo el modelo de excelencia promovido por la European Foundation for Quality Management (EFQM), que es una herramienta práctica de autovaloración de la excelencia organizativa, dirigido a integrar la calidad total en la gestión empresarial. Este modelo refleja que la excelencia de la organización es dependiente del equilibrio y la satisfacción de las necesidades de sus participantes más relevantes -fundamentalmente los clientes, proveedores, empleados, la sociedad en general y todos aquellos con intereses financieros en la organización-, y que éste es el único medio para la obtención sostenida de mejores resultados económico-financieros (Figura 3.10). De igual forma, reconoce la existencia de un efecto retroactivo (feedback) del impacto del aprendizaje sobre los aspectos que lo hicieron posible (EFQM, 2001).

Figura 3.10: Resultados asociados a la e xcelencia organiz ativa SATISFACCIÓN DEL PERSONAL SATISFACCIÓN DE CLIENTES IMPACTO SOCIAL RESULTADOS

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RESULTADOS ECONÓMICOS

Bajo todas estas premisas, encontramos conveniente introducir en nuestro modelo la doble dimensión –económico-financiera y no económico-financiera- en la valoración del impacto obtenido de la capacidad de aprendizaje. Y habiendo optado por seguir la línea que anticipa que la capacidad de aprendizaje de una organización –establecida en conformidad con las características del entorno- conduce a la obtención mejores resultados, proponemos la contrastación de la cuarta y última hipótesis de nuestro modelo, que planteamos de la siguiente manera:

HIPÓ TESIS 4: La capacidad de aprendizaje de la organiz ación e je rce un impacto positivo sobre los resultados de la misma, tanto en té rminos e conómicofinancie ros como no e conómico-financie ros. Al mismo tiempo, habría que tener en cuenta que este impacto no es únicamente una consecuencia de la capacidad de aprendizaje, sino que supone un estimulante del potencial de aprendizaje del futuro (Dragonetti y Roos, 1998). Es decir, las dos dimensiones del impacto constituyen un punto de apoyo para el sostenimiento de la capacidad de aprendizaje así como para su fortalecimiento en periodos sucesivos. Este efecto retroactivo es lo que se conoce como aprender a gestionar el conocimiento, y su objeto es utilizar como material de reflexión experiencias caracterizadas tanto de éxito como de fallo, asimilar estas reflexiones y experimentar el deseo de gestionar el conocimiento cada vez más eficientemente.

Este razonamiento nos induce a considerar la relación bidireccional (biunívoca) que existe entre la capacidad de aprendizaje -stocks y flujos- y los efectos obtenidos. En otras palabras, una buena gestión del conocimiento en la organización puede mejorar la capacidad de aprendizaje y, con ella, los resultados que la organización obtiene en el ejercicio de su actividad aunque, a la vez, unos buenos resultados también pueden favorecer la capacidad de aprendizaje del futuro. No obstante, tenemos que reconocer nuestra imposibilidad para contrastar, en el presente estudio –de corte transversal-, los efectos del impacto en los resultados sobre la capacidad de aprendizaje futura, teniéndonos que conformar con valorar en un solo sentido la relación.

A continuación, examinaremos con más detalle el vínculo de la capacidad de aprendizaje con cada una de las dimensiones de impacto.

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3.6.1. El impacto de la capacidad de aprendiz aje sobre los resultados financie ros Como hemos dicho, el vínculo entre la capacidad de aprendizaje y los resultados económicos ha sido señalado en numerosas ocasiones, argumentándose que las diferencias de rendimiento entre organizaciones no son sino una consecuencia de las diferencias en sus stocks y flujos de conocimiento (Decarolis y Deeds, 1999). Ahora bien, es enormemente difícil valorar en qué medida el rendimiento económico-financiero alcanzado por una organización es una consecuencia directa de su capacidad de aprendizaje. Esta es una razón determinante de las escasa tentativas que existen por analizar este vínculo empíricamente y de que no se hayan alcanzado conclusiones definitivas (Goh y Ryan, 2002). Así pues, resulta preciso decidir qué medidas de resultados financieros pueden ser más adecuadas para valorar el impacto económico que provoca la capacidad de aprendizaje.

Con carácter general, se admiten dos criterios: los contables –o criterios internos a la organización (beneficios, ventas, producción, rentabilidad...)- y los de mercado –o criterios externos a la organización (valor de una empresa en el mercado)-, o un criterio mixto que combine los dos anteriores. Si revisamos algunas aplicaciones que nos permitan obtener una medida objetiva de los resultados financieros, encontramos trabajos, como los de Bierley y Chakrabarty (1996), Goh y Ryan, (2002), James et al. (2001) o Calantone et al. (2002), que utilizan la rentabilidad -económica o financiera- como medida de los resultados asociados al aprendizaje. Vekstein (1998) contrasta un modelo de aprendizaje colectivo, en el que se revela la existencia de regularidades positivas en la dinámica del rendimiento de la empresa medido en este caso con el volumen de producción99 - como consecuencia de aquellos cambios que se producen en las formas de combinación y desarrollo de los conocimientos reunidos en la organización con objeto de alcanzar un ajuste entre las experiencias de aprendizaje individuales y las experiencias de aprendizaje colectivas. Por su parte, Venkatraman y Ramanujam, (1987) o Decarolis y Deeds (1999) contrastan la relación positiva entre los stocks y flujos de conocimiento y el rendimiento de la organización, medido a lo largo del tiempo por medio de su valor de mercado (oferta pública inicial o IPO). Y junto a estos ratios contables, otros indicadores económicos de los resultados organizativos son las medidas de crecimiento, como el crecimiento de ventas o el crecimiento del beneficio (Johansson et al., 1998).

99

Vekstein considera como medida del rendimiento el volumen de producción final dado que, en el sector

automovilístico, otras medidas financieras más tradicionales, como el rendimiento económico o financiero, no siempre resultan accesibles y, además, porque estas medidas pueden presentar importantes variantes en sus procedimientos de cálculo entre las distintas regiones y sobre el largo plazo.

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No obstante, tal y como Davis et al. (2000) hacen notar, no hay unos indicadores mejores que otros, sino que lo verdaderamente importante es que las medidas utilizadas se avengan a los factores relevantes para la viabilidad a corto y a largo plazo de cada organización. Esta perspectiva implica que no existen indicadores del rendimiento financiero que sean universales sino que, en cada caso, lo ideal es aplicar aquella medida del rendimiento que mejor se adapte a la organización en cuestión y a su contexto de actividad. Por otra parte, es aconsejable emplear indicadores múltiples del rendimiento con objeto de no limitar las posibles derivaciones. En nuestras circunstancias, estimamos conveniente optar por medidas del rendimiento financiero que sean fácilmente entendibles por los directivos y demás integrantes de una organización, como es el caso de la rentabilidad, el crecimiento de las ventas, el crecimiento del beneficio, los costes de producción o la productividad en el trabajo.

Así pues, y una vez tanteadas las posibles medidas del rendimiento financiero, no podemos concluir este apartado sin declarar, en forma de hipótesis, el vínculo positivo que anticipamos existe entre la capacidad de aprendizaje –stocks y flujos- y los resultados en el orden económico-financiero. Y si bien somos conscientes de que no existen conclusiones definitivas a este respecto, proponemos que:

HIPÓTESIS 4A: La capacidad de aprendizaje de la organización ejerce un impacto positivo sobre los resultados económico-financieros de la misma.

3.6.2. Alcance no financie ro del impacto de la capacidad de aprendizaje La valoración del impacto del aprendizaje únicamente en términos económicofinancieros, podría ser apropiada en entornos caracterizados por la estabilidad, pero resulta insuficiente en entornos más turbulentos, en los que hace es necesario evaluar algo más que los resultados a posteriori. Ello obedece a que el aprendizaje tiene efectos que no se reflejan directamente en términos económicos sin que, por ello, dejen de ser un aspecto clave para la competitividad de la organización puesto que, como hemos visto, son un antecedente de los logros económicos. Por ello, en este epígrafe incidimos nuevamente en que, aunque la creación de valor constituye la razón de ser de los sistemas de aprendizaje, medir esta magnitud únicamente con indicadores de carácter económico o financiero no resulta en modo alguno terminante, por lo que es preciso complementar esa información con otros indicadores que se refieran a los logros no estrictamente económico-financieros.

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T al y como señala Hall (1992), es posible identificar hasta cuatro categorías distintas en las que clasificar las fuentes de valor atribuibles a los activos de conocimiento de la organización: diferencias de capacidad funcionales, diferencias culturales, diferencias de posición y diferencias reguladoras. Los dos primeros tipos, son capacidades basadas en competencias tales como la publicidad o la calidad, mientras que los dos últimos están relacionados con activos que posee la organización, tales como los nombres de marca o la localización física. Asimismo, el modelo de aprendizaje elaborado por KPMG Peat Marwick (T ejedor y Aguirre, 1998) reconoce junto a los factores que condicionan el aprendizaje en la organización las consecuencias que produce el aprendizaje o que debería producir, y que son las siguientes: •

La posibilidad de evolucionar permanentemente. Se trata de dar a la organización la flexibilidad suficiente como para regenerarse permanentemente, de adelantarse e incluso contribuir a la creación de nuevos entornos. Esta flexibilidad se manifiesta en que las personas están satisfechas y aceptan el cambio de manera natural.



Una mejora en la calidad de sus resultados. Aprender conduce a emprender actuaciones mejores para conseguir los fines de la organización, por lo que el aprendizaje necesariamente implica el que la organización sea más competente en la satisfacción de todos los agentes que se relacionan con ella (clientes, accionistas, empleados, entorno).



La construcción del entorno. La práctica del aprendizaje en la organización hace a la organización más consciente de su integración en sistemas más amplios y produce una implicación mayor con el entorno y su desarrollo.



El desarrollo de las personas que participan en el futuro de la organización, pues al estar inmersos en un proceso de aprendizaje permanente mejoran su preparación, su relación con el trabajo, etc.

En efecto, la presencia y desarrollo del conocimiento en los distintos niveles de la organización conduce a la creación de un capital más provechoso, por medio de la producción y distribución de productos y servicios con alto valor para los consumidores y para los trabajadores de la organización (Slater y Narver, 1995; Knight, 1999; Johansson et al., 1998; Goh y Ryan, 2002). Por tanto, para medir los resultados o los “ efectos” no meramente económicos derivados de perfeccionar el potencial de aprendizaje, y por los que se demuestra si la organización es o no es capaz de utilizar las oportunidades ofrecidas por la gestión y desarrollo de sus conocimientos, habría que referirse a medidas o indicadores relacionados, por ejemplo, con la satisfacción de los clientes100 , con la satisfacción de los 100

Así por ejemplo, en su investigación acerca de la importancia de indicadores de rendimiento no financieros,

Stivers et al. (1998) aprecian que son los factores relativos al servicio al cliente los percibidos como medidas más

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recursos humanos de la organización o con la eficiencia de los procesos organizativos, valorada en términos de calidad, tasa de error, tiempo de espera o reputación de la compañía (Johansson et al., 1998; Bontis 1999; Bontis et al. , 2002; Choi y Lee, 2002).

Existen, por supuesto otros modelos y medidas no financieras del rendimiento propuestas por la literatura. Generalmente se trata de una mezcla de indicadores relativos tanto a los resultados como a los conductores del rendimiento. Desde nuestro punto de vista, la valoración de los efectos no financieros del aprendizaje consiste en evaluar si los conocimientos de la organización constituyen una verdadera fuente para la creación de un valor que pueda redundar en rendimientos económicos superiores, y si existe una conexión entre el aprendizaje y el éxito futuro de la organización. Así pues, consideramos que los resultados no financieros derivados de aprovechar el potencial de aprendizaje deben vincular las acciones de la organización con las reacciones y valoraciones que de ellas hacen las personas ajenas a la dirección (clientes y empleados, fundamentalmente) respecto de los esfuerzos realizados por dicha dirección (T he Danish Trade and Industry Development Council, 1997).

Como ya hemos afirmado, y tomando como base los argumentos y ejemplos previos, finalizamos este epígrafe anticipando la relación positiva entre la capacidad de aprendizaje de la organización y el componente no económico-financiero de los resultados de la organización. Es decir, el adecuado desarrollo de unos stocks y unos flujos de conocimiento, debidamente alineados, puede mejorar los resultados que la organización obtiene para sus clientes y, a la vez, la satisfacción de los empleados o la calidad de los productos y servicios, entre otros logros. Por ello, formulamos la siguiente hipótesis:

HIPÓTESIS 4B: La capacidad de aprendizaje de la organización ejerce un impacto positivo sobre otros indicadores de valor no económico-financieros de la misma.

No obstante, y en última instancia, es preciso incidir nuevamente que medir el impacto de la capacidad de aprendizaje, en términos económico-financieros o no, está lejos de ser fácil. Por ello, es acertado que sean las organizaciones las que, subjetivamente, otorguen valor a los posibles efectos de su capacidad de aprendizaje y que, ante la imposibilidad de reconocerlos de forma exacta, se utilicen escalas subjetivas de valoración de los resultados, que se considera están significativamente correlacionadas con las medidas objetivas

importantes, incluyendo aspectos como la satisfacción de clientes, el servicio al cliente, o la calidad de los productos, servicios y procesos.

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correspondientes (Bontis et al., 2002). Siguiendo esta pauta, la valoración de los resultados del aprendizaje será realizada a partir de una escala de evaluación con componentes subjetivos, en la que la organización indique el grado en que considera que su potencial de aprendizaje se traduce en logros tanto económico-financieros como de otra índole.

3.7. RESUMEN DE LAS HIPÓ TESIS DE TRABAJO Las hipótesis y subhipótesis propuestas las agrupamos en cuatro bloques fundamentales del modelo de gestión de conocimiento: interrelaciones con elementos de gestión técnico-estructurales, interrelaciones con elementos de gestión del comportamiento, interrelaciones con variables de interacción e interrelaciones con variables de resultados. Éstas se constituyen como los objetivos concretos de la posterior contrastación empírica. La tabla 3.1 resume las hipótesis y subhipótesis relativas a la primera relación fundamental del modelo, esto es, al efecto individual que los elementos de carácter técnico y estructural ejercen sobre la existencia de stocks de conocimiento y su desarrollo por medio de su flujo continuo. Tabla 3.1: Inte rrelación entre los elementos té cnico-e structurale s de la gestión del conocimiento y la capacidad de aprendiz aje HIPÓTESIS 1: Los elementos técnico-estructurales, que se asocian a la necesidad de obtener y procesar información y conocimientos relevantes, influyen de forma positiva en la capacidad de aprendizaje de la organización. HIPÓTESIS 1A: La vigilancia del entorno condiciona de forma positiva la capacidad de aprendizaje de la organización, influyendo tanto en la existencia de stocks de conocimiento como en su evolución por medio de flujos de conocimiento.. HIPÓTESIS 1B: La disponibilidad de sistemas y tecnologías de información condi ciona de forma positiva la capacidad de apr endizaje de la organización, influyendo tanto en la existencia de stocks de conocimiento como en su evolución por medio de flujos de conocimiento. HIPÓTESIS 1C: Los procesos de planificación estratégica condicionan de forma positiva la capacidad de aprendizaje de la organización, influyendo tanto en la existencia de stocks de conocimiento como en su evolución por medio de flujos de conocimiento. HIPÓTESIS 1D: Los sistemas de seguimiento y evaluación del r endimiento condi cionan de forma positiva la capacidad de apr endizaje de la organización, influyendo tanto en la existencia de stocks de conocimiento como en su evolución por medio de flujos de conocimiento.

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La tabla 3.2 sirve para recopilar las hipótesis relativas a la segunda relación fundamental que sustenta el modelo, esto es, al efecto directo de los elementos de gestión del comportamiento sobre la capacidad de aprendizaje. Tabla 3.2: Inte rrelación entre los elementos del comportamiento de la gestión del conocimiento y la capacidad de aprendiz aje HIPÓTESIS 2: Los elementos del comportamiento, que se asocian a la necesidad de interpretar y dar significado a la información y los conocimientos relevantes, influyen de forma positiva en la capacidad de aprendizaje de la organización. HIPÓTESIS 2A:La confianza condiciona de forma positiva la capacidad de aprendizaje de la organización, influyendo tanto en la existencia de stocks de conocimiento como en su evolución por medio de flujos de conocimiento. HIPÓTESIS 2B:La creatividad condiciona de forma positiva la capacidad de aprendizaje de la organización, influyendo tanto en la existencia de stocks de conocimiento como en su evolución por medio de flujos de conocimiento. HIPÓTESIS 2C: La innovación condiciona de forma positiva la capacidad de aprendizaje de la organización, influyendo tanto en la existencia de stocks de conocimiento como en su evolución por medio de flujos de conocimiento.

Para presentar la tercera relación del modelo -efecto de la interacción entre los elementos estructurales y los elementos del comportamiento sobre la capacidad de aprendizaje de la organización- se proponen las hipótesis recogidas en la tabla 3.3. Tabla 3.3: Inte rrelación entre la inte racción de los elementos de ge stión del conocimiento y la capacidad de aprendiz aje HIPÓTESIS 3: La interacción de los elementos técnico-estructurales, que se asocian a la necesidad de obtener y procesar la información y conocimi entos relevantes, con los el ementos del comportami ento, que se asocian a la necesidad de interpretar y dar significado a dicha información y conocimientos, influye de forma positiva en la capacidad de aprendizaje de la organización. HIPÓTESIS 3A: La interacción dela vigilancia del entorno con la confianza, la creatividad y la innovación refuerza su ef ecto positivo sobre la capacidad de aprendizaje de la organización, influyendo tanto en la existencia de stocks de conocimiento como en su evolución por medio de flujos de conocimiento. HIPÓTESIS 3B: La interacción de los sistemas y tecnologías de información con la confianza, la creatividad y la innovación refuerza su efecto positivo sobre la capacidad de aprendizaje de la organización, influyendo tanto en la existencia de stocks de conocimiento como en su evolución por medio de flujos de conocimiento.. HIPÓTESIS 3C: La interacción de los procesos de planificación estratégica con la confianza, la

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creatividad y la innovación refuerza su efecto positivo sobre la capacidad de aprendizaje de la organización, influyendo tanto en la existencia de stocks de conocimi ento como en su evolución por medio de flujos de conocimiento. HIPÓTESIS 3D: La interacción de los sistemas de s eguimiento y evaluación con la confianza, la creatividad y la innovación refuerza su efecto positivo sobre la capacidad de aprendizaje de la organización, influyendo tanto en la existencia de stocks de conocimiento como en su evolución por medio de flujos de conocimiento.

Por último, la tabla 3.4 recopila las hipótesis relativas a la cuarta relación, esto es, a valorar el impacto de la capacidad de aprendizaje sobre la actividad organizativa. Tabla 3.4: Inte rrelación entre la capacidad de aprendiz aje y los resultados de la organización HIPÓTESIS 4: La capacidad de aprendizaje de la organización ejerce un impacto positivo sobre los resultados de la misma, tanto en términos económico-financieros como no económico-financieros. Hipótesis 4A: La capacidad de aprendizaje de la organización ej erce un impacto positivo sobre los resultados económico-financieros de la misma. Hipótesis 4B: La capacidad de aprendizaje de la organización ejerce un impacto positivo sobre otros indicadores de valor no económico-financieros de la misma.

173

PARTE II ESTUDIO EMPÍRICO DEL MODELO PROPUESTO

174

CAPÍTULO 4 METODOLOGÍA DE INVESTIGACIÓN

175

4.1. INTRO DUCCIÓ N Los capítulos precedentes han permitido crear el marco conceptual de la tesis y proponer un modelo de gestión del conocimiento en la organización. Este modelo nos indica la necesidad de profundizar en el análisis de los factores que facilitan el desarrollo de la capacidad de aprendizaje existente en una organización, así como en sus consecuencias. Por ello, en este capítulo, nuestro propósito es establecer el trabajo empírico de la investigación, cuyo objetivo concreto es la contrastación de las diversas hipótesis y subhipótesis que emanan del modelo propuesto en las páginas anteriores.

Con el fin de llevar a cabo un desarrollo riguroso y sistemático de la investigación es necesario su adecuado diseño, de tal forma que se determinen las etapas del trabajo y la metodología de investigación que se utilizarán para llevar a cabo la contrastación empírica del modelo. Así pues, y a continuación, procedemos a explicar de qué manera se ha llevado a cabo este proceso de investigación empírica, distinguiendo cada una de las etapas que componen nuestro análisis, y detallando la forma en que tiene lugar la recogida de la información y el proceso de selección de la población que componen las empresas que son objeto de estudio. Por último, definimos brevemente las diversas fases y procedimientos estadísticos necesarios para llevar a cabo el análisis empírico de la información.

4.2. PLAN DE TRABAJO El análisis empírico de la investigación es realizado a partir de la selección y análisis de una muestra de empresas españolas, para lo cual, los datos son recogidos por medio de la realización de una encuesta postal, llevada a cabo a través del envío de un cuestionario a toda una población de empresas seleccionada de entre distintos sectores de actividad. El objetivo de este análisis es el de comprobar la validez global y la generabilidad del modelo y de las hipótesis que proceden del mismo, haciendo de la organización nuestra unidad de análisis fundamental. Para ello, hemos desarrollado nuestro trabajo en diferentes etapas.

Primeramente, hemos recurrido a un análisis multivariante –concretamente, un análisis factorial de ejes principales- que nos permita reducir la masa inicial de información, cuya extensión podría dificultar su posterior manejo estadístico. Con este análisis, realizamos una primera exploración del conjunto de factores representativos de los distintos bloques de variables del modelo: variables relativas a la capacidad de aprendizaje, variables relativas a

176

los elementos de gestión técnico-estructurales, variables relativas a los elementos de gestión del comportamiento y variables de resultados.

En segundo lugar, y como núcleo fundamental de este análisis empírico, hemos aplicado un análisis de ecuaciones lineales estructurales dirigido a comprobar la veracidad de las relaciones propuestas en la hipótesis 1, hipótesis 2 e hipótesis 3. En términos generales, los modelos de ecuaciones estructurales se ocupan de especificar las variables más importantes de una teoría como constructos latentes y de representar las hipótesis entre dichas variables en una red de trayectorias causales o funcionales. Este análisis de ecuaciones lineales estructurales se nos antoja un método válido para trabajar con variables no observables directamente, como la mayoría de nuestro modelo, y una herramienta estadística adecuada para comprobar las hipótesis asociadas a las distintas partes del modelo.

En tercer lugar, y con objeto de ampliar el análisis realizado anteriormente, hemos llevado a cabo una partición de la muestra en función de la alta o baja presencia en las organizaciones del conjunto de elementos de gestión técnico-estructurales y del comportamiento. Seguidamente, hemos realizado un análisis univariante con objeto de evaluar la capacidad de aprendizaje media en las diferentes situaciones de gestión del conocimiento creadas y, de este modo, ratificar una vez más el cumplimiento de las relaciones propuestas en las hipótesis 1, 2 y 3. Este análisis se completa con la aplicación de un análisis de la varianza (test ANOVA) que nos proporcione una valoración de la significación de las diferencias que existen en los distintos tipos de stocks y flujos de conocimiento entre las diferentes situaciones o modalidades de gestión del conocimiento.

El análisis empírico de esta tesis se completa, finalmente, con la contrastación de la última parte del modelo y, con ello, la relación que se plantea en la hipótesis 4. Para ello, volvemos a realizar una partición de la muestra, esta vez en función de los niveles de stocks y flujos de conocimientos presentes en las organizaciones y repetimos tanto el análisis univariante como el test ANOVA. Con esta tarea estadística estaremos en condiciones de contrastar el impacto de la capacidad de aprendizaje sobre el rendimiento de la organización.

4.3. ANÁLISIS DE UNA MUES TRA En el presente epígrafe explicaremos la forma en que se lleva a cabo el trabajo basado en el estudio de los datos recogidos a través de una encuesta postal, realizada sobre una muestra de empresas, para lo cual presentaremos el diseño y descripción del cuestionario

177

utilizado en dicha encuesta postal, el proceso de selección del universo de población y de la muestra y, por último, detallaremos las fases y procedimientos utilizados como metodología de análisis.

4.3.1. Diseño y de scripción del cuestionario T al y como acabamos de manifestar, la recogida de información en esta primera parte de la investigación es realizada a través de una encuesta postal, para lo cual, se proporciona a las empresas que componen el universo de población un cuestionario, cuya redacción está basada principalmente en la revisión bibliográfica. Concretamente, para la elaboración de las preguntas se revisaron los ítems y medidas empleados en la literatura especializada, y principalmente los trabajos que analizan el tipo de variables pertenecientes a nuestro modelo, algunos de los cuále s ya han sido comentados en los capítulos precedentes: Bontis (1999a), Bontis et al. (2002), Goshal y Barlett (1994, 1997), Scott y Bruce (1994) y Gnyawalli (1997), entre otros muchos. La reiteración en el uso de algunos ítems para la medición de ciertas variables nos garantiza su validez; por ello, cuando es posible, se utilizan indicadores ya contrastados. Ahora bien, dada la escasa literatura empírica encontrada, también hemos utilizado algunos ítems de elaboración propia.

Como intento de corroboración del conjunto final de ítems obtenido y atendiendo a la habitual recomendación (Grande y Abascal, 1994; Kinnear y T aylor, 1995), se efectúa un proceso de prueba del cuestionario mediante la realización de un pretest que permita detectar y subsanar posibles errores, ambigüedades y deficiencias en el mismo. Este pretest se lleva a cabo mediante la celebración de encuentros personales con tres expertos académicos y con directivos de cuatro empresas101 , con sede en Madrid, de tal forma que cada uno de ellos pudiera responder al cuestionario señalando los posibles inconvenientes y defectos encontrados en el mismo. El contacto con las empresas se consiguió a través de diversas gestiones telefónicas y por e-mail en las que se hacía una breve presentación tanto personal como del trabajo, presentación que se prometía más detallada cuando tuviese lugar el encuentro directo. Dada la complejidad de los conceptos empleados en el análisis, este trabajo de campo, llevado a cabo entre Mayo y Junio de 2001, nos permitió garantizar la

101

El nombre de las empresas no se ofrece por expreso deseo de los entrevistados.

178

comprensión de las diferentes cuestiones y completar el diseño de los c uestionarios a fin de continuar la investigación102 . Así, los cuestionarios quedaron listos para el envío.

El cuestionario postal definitivo se reproduce en el apéndice I y su estructura refleja la del modelo objeto de contrastación. Consta, en efecto, de un total de 14 preguntas, agrupadas en tres secciones y que están dirigidas a recoger toda la información relativa a los distintos grupos de variables que aparecen en el modelo. No obstante, inicialmente se reúnen los datos generales relacionados con la organización: nombre de la empresa, actividad principal, tamaño –en función del número de empleados fijos y eventuales- y antigüedad de la empresa. El objetivo de este apartado es el de poder contar con unas variables de identificación y control. La codificación de las variables y su descripción aparecen en la tabla 4.1, en la que se reflejan tanto los datos generales de la organización (ítems V1 a V5) como la descripción de las diferentes secciones señaladas. Una vez hecha esta puntualización y definidos los rasgos generales de la organización, pasamos a describir, a continuación, cada una de las tres secciones fundamentales del cuestionario, aludiendo a la codificación de variables que ha sido utilizada.

La sección I (Comportamiento interno de la organización) se dedica a recabar información sobre las dos dimensiones utilizadas para evaluar la capacidad de aprendizaje de la organización y consta de dos preguntas. Así, en primer lugar (P.1) se valoran los stocks de conocimiento, para lo cual se plantean hasta quince ítems que, agrupados de cinco en cinco, se refieren a cada uno de los tres niveles de aprendizaje en la organización, esto es, a los conocimientos individuales (V6- V10), los conocimientos de los grupos (V11-V15) y los conocimientos organizativos (V16-V20). Igualmente, y dentro de la segunda pregunta (P.2), se plantean diez ítems: cinco ítems para medir los flujos de exploración (V21-V25) y otros cinco ítems para medir los flujos de explotación (V26-V30) del conocimiento.

En la sección II (Características de la organización) se reúnen las variables representativas de los elementos de gestión del conocimiento, en su doble naturaleza técnicoestructural y relativa al comportamiento. Esta sección se inicia con la medición de la vigilancia del entorno en la organización, para lo cual se formulan, agrupados en tres preguntas (P.3, P.4 y P.5), diferentes ítems (V31-V37) con objeto de medir las distintas posibilidades de vigilancia del entorno que pueden utilizar las organizaciones. De forma similar, se valoran, a continuación, los sistemas y tecnologías de la información, para lo cual 102

No podemos olvidar que la obtención de información por medio de un contacto personal supone un

enriquecimiento de nuestros conocimientos sobre el estado de la cuestión, pues permiten intercambiar opiniones con personas de experiencia, directamente conectadas con la realidad empresarial.

179

también se utilizan tres preguntas (P.6, P.7 y P.8). En la primera se plantean un conjunto de ítems seleccionados que recogen las principales herramientas asociadas a esta variable, y con las dos posteriores trata de evaluarse la importancia global que tienen para la empresa dichos sistemas y tecnologías (V38-V44). La pregunta siguiente (P.9) está conformada por seis ítems (V45-V50) referidos a los procesos de planificación estratégica en la organización y, a continuación, se plantean las preguntas (P.10, P.11 y P.12) relativas a los sistemas de seguimiento y evaluación existentes en la organización (V51-V57). La sección II termina con una pregunta (P.13), integrada por quince ítems, agrupados en tres grupos de cinco y que se refieren a la confianza (V58-V62), a la creatividad (V63-V67) y a la innovación (V68V72). El procedimiento de creación de una escala de ítems sobre un tema o variable –de tal forma que se recogen distintos aspectos que no tienen porque estar correlacionados- permite reflejar diferentes posibilidades de ge stión, en ningún caso absolutas, de la variable que se pretende medir en cada caso. Somos conscientes de que podrían proponerse un mayor número de ítems, pero consideramos que ello conduciría a un excesivo alargamiento del cuestionario, lo que iría en detrimento de la tasa de respuesta obtenida.

Por último, en la sección III (Valoración global de la organización) se introducen las variables de resultados (P.14): resultados no económicos (V73-V77) y resultados económicos (V78-V82).

Tabla 4.1. Variables me didas en el cuestionario postal Sección

Variable

DATOS GENERALES

Pregunta Item V1 V2 V3 V4 V5

Descripción Nombre de la empresa Actividad principal del negocio Nº de empleados fijos Nº de empleados eventuales Año inicio actividad

CAPACIDAD DE APRENDIZAJE DE LA ORGANIZACIÓN (C t i t i t ) Flujos Stocks

CAPACIDAD DE APRENDIZAJE DE LA ORGANIZACIÓN Conocimientos individuales

Conocimientos de grupo

Conocimientos de la organización Influencia de individuos/ grupos sobre organización

P 1.1 P 1.2 P 1.3 P 1.4 P 1.5 P 1.6 P 1.7 P 1.8 P 1.9 P 1.10 P 1.11 P 1.12 P 1.13 P 1.14 P 1.15 P 2.1 P 2.2 P 2.3 P 2.4 P 2.5

V6 V7 V8 V9 V10 V11 V12 V13 V14 V15 V16 V17 V18 V19 V20 V21 V22 V23 V24 V25

Cualificación y conocimientos de los empleados Competencia de empleados en realización de tareas Reconocimiento por empleados de aspectos relevantes del trabajo Seguridad de empleados en sus capacidades para el trabajo Sentido del rigor y responsabilidad de empleados en el trabajo Desarrollo en grupos de conocimientos comunes sobre su trabajo Capacidad de grupos para tomar decisiones sobre su trabajo Capacidad de grupos para resolver eficazmente conflictos Adecuada ordenación y coordinación del trabajo en grupo Logros y fracasos son compartidos dentro de los grupos Disposición de estrategias de posicionamiento futuro Disposición de estructuras organizativas eficientes Disposición de modelos de negocio y de gestión adecuados Disposición de fuentes documentales comunes y actualizadas Existencia de una cultura organizativa definida En los grupos se comparten los conocimientos individuales En los grupos se aportan las opiniones e impresiones individuales P articipación de empleados en decisiones organizativas Aplicación de soluciones y recomendaciones de los empleados Avance hacia delante y búsqueda de la mejora de la organización

180

Influencia organización sobre individuos/ grupos

P 2.6 P 2.7 P 2.8

V26 V27 V28

P 2.9 P 2.10

V29 V30

Orientación del trabajo mediante prácticas y procedimientos Utilización de la formación y/o instrucción para el trabajo Utilización de adiestramiento interdisciplinario, rotación de puestos, asignaciones especiales, etc. Condicionamiento de las decisiones de grupo a sus integrantes Influencia en futuro de experiencias/aplicaciones pasadas

ELEMENTOS DE GESTIÓN TÉCNICO-ESTRUCTURALES

ELEMENTOS DE GESTIÓN DEL CONOCIMIENTO DE LA ORGANIZACIÓN (Características)

Vigilancia del entorno

Sistemas y tecnologías de información

P rocesos de planificación estratégicos

Sistemas de medición y evaluación

P3 P 4.1 P 4.2 P 4.3 P 4.4

V31 V32 V33 V34 V35

P 4.5 P5

V36 V37

P 6.1 P 6.2

V38 V39

P 6.3

V40

P 6.4 P 6.5

V41 V42

P7 P8 P 9.1 P 9.2

V43 V44 V45 V46

P 9.3 P 9.4 P 9.5

V47 V48 V49

P 9.6 P 10

V50 V51

P 11.1

V52

P 11.2

V53

P 11.3

V54

P 11.4

V55

P 11.5

V56

P 12

V57

Interés de organización por búsqueda de información del entorno Importancia para organización del seguimiento de competidores Importancia para organización de recoger información de clientes Importancia de la elaboración de posibles escenarios de futuro Importancia para organización de contactos con instituciones externas y/o fuentes especializadas Importancia para organización del contacto con proveedores Disponibilidad en la organización de personas, equipos o servicios especializados en vigilancia del entorno Importancia para organización de tecnologías intranet Importancia para organización de otras tecnologías de colaboración Importancia para organización de herramientas tecnológicas de gestión Importancia para organización de sistemas de gestión documental Importancia para organización de herramientas tecnológicas de búsqueda Grado de informatización de puestos de trabajo de organización Importancia de inversión en tecnologías de información Definición en la organización de una misión compartida Desarrollo de procesos regulares de reflexión estratégica para definición de objetivos organizativos P romoción en la organización de la coherencia estratégica Comunicación de objetivos y planes a empleados de organización P romoción en la organización de compromiso de empleados con aspectos estratégicos P ercepción global de la organización como un todo congruente Interés de organización en utilización de indicadores de gestión para la medición y seguimiento de resultados Importancia para organización de sistemas de información contable y control presupuestario Importancia para organización de sistemas de evaluación del desempeño Importancia para organización de parámetros técnicos y evaluación de calidad Importancia para organización de medición satisfacción de clientes Importancia para organización de medición de aspectos no estrictamente financieros de resultados Frecuencia de utilización de sistemas de evaluación y seguimiento en organización

ELEMENTOS DE GESTIÓN DEL COMPORTAMIENTO

Confianza

Creatividad

P 13.1

V58

P 13.2

V59

P 13.3

V60

P 13.4

V61

P 13.5 P 13.6 P 13.7 P 13.8

V62 V63 V64 V65

P 13.9 P 13.10

V66 V67

P romoción en organización de un clima de apertura y consideración P romoción en organización de conductas activas de ayuda y colaboración entre empleados Integridad, equidad y sentido de justicia son valores perceptibles en organización Transmisión a empleados del deseo de favorecer su desarrollo y bienestar profesional y humano Confianza de la dirección en el buen hacer de los empleados Valor y fomento en organización de las nuevas ideas en el trabajo Autonomía de empleados en la realización de su trabajo P osibilidad de resolver problemas cotidianos por caminos diferentes Disponibilidad para empleados de recursos para el trabajo P romoción de la creación de equipos plurales

181

VALORACIÓN GLOBAL DE LA ORGANIZACIÓN

Innovación

P 13.11 P 13.12 P 13.13 P 13.14 P 13.15

V68 V69 V70 V71 V72

Compromiso organizativo con la innovación Apertura de dirección a proyectos e iniciativas arriesgados Tolerancia hacia los fallos en la organización Apertura y proactividad ante el cambio en organización Disponibilidad en organización de recursos e inversiones suficientes para innovación

IMPACTO DE LA CAPACIDAD DE APRENDIZAJE Resultados no económicos

Resultados económicos

P 14.1 P 14.2 P 14.3 P 14.4 P 14.5 P 14.6 P 14.7 P 14.8 P 14.9 P 14.10

V73 V74 V75 V76 V77 V78 V79 V80 V81 V82

Satisfacción de clientes Incremento de clientes Satisfacción de empleados Nivel de calidad de productos y servicios Reputación de la organización Rentabilidad Crecimiento cifra de negocios Crecimiento del beneficio P roductividad del trabajo Mejora en costes de producción

Aunque podríamos haber incrementado el número de cuestiones, pensamos que con un número más elevado de preguntas se corría el riesgo de ver mermado el número de respuestas efectivas. Además, con objeto de conseguir un elevado índice de respuestas nos hemos preocupado de lograr un cuidadoso diseño del cuestionario para el que son determinantes aspectos tales como la presentación, simplicidad y, especialmente, la brevedad. Por ello, pusimos todo el empeño hasta conseguir dimensionarlo en un A-3. Incluso se ofreció como incentivo a las empresas que colaborasen un resumen de los resultados de la presente investigación.

Para la medida de las variables en términos cuantitativos se recurre principalmente a escalas Likert de cinco posiciones. Este tipo de escalas es generalmente utilizado como escalas de intervalos, de lo que deriva el tratamiento de los datos como si fueran cuantitativos, todo lo cual redunda en la posibilidad de utilizar procedimientos estadísticos que favorecen la precisión de los resultados (Grande y Abascal, 1994; Camarero, 1997). Por otra parte, en los trabajos consultados se aprecia una cierta coincidencia en cuanto a la utilización de este tipo de escala y en lo referente al número de puntos, categorías o intervalos de la misma.

4.3.2. El unive rso de población y la sele cción de la muestra El universo de población elegido, a partir de la base de datos Duns & Bradstreet (Duns 50.000 Principales Empresas Españolas 2000) ha sido de 1.064 empresas españolas.

182

Para seleccionar esta población de empresas donde estudiar el contenido y efectos de la gestión del conocimiento hemos seguido dos criterios de selección. El primero se basa en los sectores de actividad de las empresas. Ante la diversidad de sectores existentes en nuestro país se nos hace necesario elegir aquellos en los que la mayor parte de empresas fueran intensivas en la utilización del conocimiento como principio de su actividad, pero introduciendo la suficiente variedad como para no limitar excesivamente el alcance del análisis. Así pues, elegimos una población de empresas que, perteneciendo tanto a sectores de actividad industrial como de servicios, fueran lo suficientemente convergentes respecto a la importancia del conocimiento como para posibilitar el contraste del mismo modelo planteado103 . No obstante, es destacable la mayor presencia en la población de empresas perteneciente al sector servicios, lo cual es lógico si tenemos en cuenta que se trata de un tipo de actividades en las que, por sus características específicas104 , el protagonismo del conocimiento tiene un peso particularmente elevado. El segundo criterio hace referencia al tamaño de la organización, puesto que partimos de la base de que, a medida que a umenta ese tamaño, es más probable que también aumente la complejidad omnipresente en la gestión del conocimiento. Dado que nuestra unidad de análisis es la organización, globalmente considerada, el sentido común nos indujo a considerar que se hacía muy difícil que aquellas organizaciones que superaran un determinado tamaño, o sus directivos, pudieran proporcionar información precisa sobre sus conductas de gestión del conocimiento en la totalidad del sistema. Por ello, basándonos en el criterio del número de empleados, nos centramos en el estudio de aquellas organizaciones que tienen entre 50 y 2500 empleados asumiendo el riesgo de limitar la generabilidad de la investigación en favor de la mayor homogeneidad posible en la muestra de organizaciones objeto de estudio.

103

Hemos incluido en nuestra población objeto de estudio aquellos sectores de actividad que demostraron una

mayor implicación en estudios previos realizados en España sobre la Gestión del Conocimiento, como es el caso de los sectores de Fabricación, Entidades Financieras y Servicios (KP MG, 2000; Andreu Bench y Solé P arellada, 2001). 104

Según los expertos, los servicios están pasando a convertirse en un pilar de la economía europea (un 70% de la

actividad en 1999). Antiguamente, los empleos en el sector servicios eran considerados puestos de trabajo poco cualificados y mal remunerados, pero en la actualidad esto ha cambiado, ya que se exigen cualificaciones que se basan en el conocimiento continuo, lo que supone en muchos casos una equivalencia superior a la que se exige en la industria de la transformación. Las empresas de servicios empresariales representan en muchos aspectos el modelo de empresa propia de la Nueva Economía: empresas que comercian en gran medida con productos "basados en los conocimientos".

183

Acotado, por tanto, el campo de trabajo por el sector de actividad y por el tamaño de la empresa, procedimos operativamente con la base de datos anteriormente citada. La T abla 4.2 resume esta muestra de empresas seleccionadas por sectores de actividad y, a modo de anticipación del epígrafe siguiente, dedicado a la recogida de datos, también muestra las empresas que respondieron al cuestionario por sectores de actividad, permitiéndonos señalar como sectores de mayor respuesta el de servicios varios y, en menos medida, el de servicios financieros. Por el contrario, la respuesta de las empresas que pertenecen al sector industrial ha sido más escasa y representa únicamente el 16,96% del total. Estos resultados, no son sino un síntoma que confirma la mayor predisposición de las empresas de servicios para buscar en el conocimiento su mayor fuente de valor. Tabla 4.2. Empresas sele ccionadas para la muestra gene ral y que responden al cuestionario por sectores de actividad SECTORES DE ACTIVIDAD (SIC)105

Nº TOTAL ESTABLEC.

% RESPECTO TOTAL

Nº ESTABLEC. RESPONDEN CUESTIONAR

. FABRICANTES:

% RESPUESTA RESPECTO TOTAL ENVIADO A CADA SECTOR

% RESPUESTAS RECIBIDAS RESPECTO AL TOTAL OBTENIDO

165

15,50%

15

9,09%

13,39%

MINERIA

49

4,20%

4

8,16%

3,57%

TOTAL ACTIVID AD INDUSTRIAL

214

20,11%

19

8,88%

16,96%

TRANSPORTES, COMUNICACIONES Y SERVICIOS PÚBLICOS

198

18,60%

6

3,03%

5,35%

SERVICIOS VARIOS

354

33,27%

59

16,66%

52,67%

FINANZAS, SEGUROS Y BIENES RAICES

298

28,00%

28

9,39%

25%

850

79,88%

93

10,94%

83,03%

1064

100%

112

10,52%

100%

- Productos químicos - Petróleo y derivados

- Bancos - Cajas de Ahorro - Financieras - Agencias seguros, seguros y reaseguros - Sociedades de cartera TOTAL ACTIVIDAD SERVICIOS

TOTAL

105

La base de datos Duns & Bradstreet utiliza un conocido sistema de nomenclatura económica homologado

internacionalmente: SIC (Estándar Industrial Clasification). Los códigos SIC permiten identificar y clasificar todo tipo de actividades económicas en función de las peculiaridades de la estructura de la economía de cada país y, en nuestro caso, de la economía española.

184

4.3.3. Proce so de recogida de datos Una vez cribado el cuestionario por medio del ya citado pretest, configurado el cuestionario definitivo y seleccionado el universo de población de empresas, se procedió, ya en octubre de 2001, al lanzamiento postal de 1064 cuestionarios, uno por cada empresa perteneciente al universo de estudio 106 . Así, se obtuvo una respuesta espontánea de 75 cuestionarios, después de lo cual, y transcurrido un tiempo que estimamos prudencial, se procedió a contactar por teléfono o mediante el envío de una carta recordatorio con cerca de 300 de las empresas que aún no habían contestado, para recordar el propósito de nuestro trabajo y solicitar una vez más su colaboración. Incluso, en algunos casos, se envió de nuevo el cuestionario (vía postal o vía fax). Una vez transcurridos 30 días se volvió a contactar por teléfono con algunas de las empresas que se seguían resistiendo a la contestación del cuestionario, para recordarles que lo remitieran lo antes posible. Tras ello, el número total de respuestas recibidas fue de 112, si bien un cuestionario tuvo que ser eliminado en el proceso posterior de depuración de datos por ofrecer una información decididamente incompleta para el análisis.

Los datos técnicos más significativos de este trabajo de campo aparecen recogida en la tabla 4.3. El porcentaje de respuestas obtenidas, calculado sobre el total de enviadas, ha sido de 10,52 [(112/1064)*100]. Si bien en el deseo inicial de toda investigación está el logro de una máxima tasa de respuesta, y un 10,52% no es en sí una tasa máxima, estimamos que se trata de una cifra aceptable si tenemos en cuenta la complejidad y novedad del tema que es objeto de estudio. En otro orden de cosas, y por lo que a cuantificación de los errores se refiere, simplemente señalar que el error muestral absoluto, con un grado de confianza del 95% (K = 1,96) es de 8,76 %.

Así, una vez recopilada la información, y antes de comenzar su procesamiento, nos ocupamos de la actividad de edición y tabulación de los datos, para lo cual se utilizó tanto el programa Microsoft Excel como el paquete estadístico SPSS/PC en su versión 10.0.

106

Los cuestionarios han sido dirigidos tanto a la figura del Director General, como a la del Director de Recursos

Humanos, dada su mayor implicación en proyectos e iniciativas de Gestión del Conocimiento. Este hecho es constatado en los estudios previos realizados por la KP MG Consulting (2000) o P ricewaterhouseCoopers Consulting (2001).

185

Tabla 4.3: Ficha té cnica de la investigación Universo de Población

Empresas españolas pertenecientes al sector industrial y al sector servicios con un número de empleados que oscila entre 50 y 2500

Ámbito G eográfico

Nacional

Técnica de Muestreo

Aleatorio. Envío postal de cuestionario a todas las empresas que conforman el universo de población

Unidad Muestral

Directores de Recursos Humanos y Directores Generales

Población

1064

Tamaño de la Muestra

112

Nivel de Conf ianza

95% (z= 1,96)

Error Muestral

8,76 % (para el caso más desfavorable p = q = 0,5)

Periodo temporal

De octubre de 2001 a febrero de 2002

4.3.4. Metodología de análisis La metodología para elaborar y validar un modelo causal comienza con la especificación teórica e identificación del modelo, sigue con la estimación de los parámetros y la evaluación del ajuste del modelo, y finaliza con la interpretación. Como es sabido, la naturaleza de los datos y el objetivo de la investigación condicionan la metodología que se decide emplear en la misma. Pues bien, en este apartado nos limitamos a describir la s fases del análisis empírico de la información obtenida y a presentar las técnicas de análisis empleadas en cada una de ellas.

Fase 1:Análisis preliminar El objetivo de esta primera fase no es otro que la preparación y disposición de los datos para el análisis que se desarrolla a continuación. Bagozzi y Baumgartner (1994) destacan la importancia de asegurarse de que no existen errores en la codificación de las variables y de que se tratan correctamente los valores missing. T ambién se recomienda comprobar la normalidad de las variables mediante el cálculo de los coeficientes de asimetría y curtosis (que deben ser cero y tres, respectivamente, para poder hablar de normalidad). Preparados los datos, calcularemos la matriz de correlaciones, con la que trabajaremos en fases sucesivas. Para estos fines, nos servimos del paquete estadístico SPSS/PC versión 10.0.

186

Fase 2:Análisis de la estructura y fiabilidad de las escalas de medición En esta etapa, el objetivo es averiguar la unidimensionalidad, la fiabilidad y la validez de las e scalas de medición, así como la multidimensionalidad de los constructos. La unidimensionalidad es una condición necesaria para la validez de las escalas (Bagozzi y Baumgartner, 1994) por la que se supone que no hay más que un único constructo detrás del conjunto de ítems que construyen la escala. El análisis de la fiabilidad nos permite averiguar la consistencia de una medida, o lo que es lo mismo, la parte de dicha medida que esta libre de error aleatorio. Este concepto difiere de la validez, que es un concepto más amplio que nos indica el grado en el que el proceso de medida esta libre tanto de errores sistemáticos como de errores aleatorios (Bisquerra, 1989; Kinnear y T aylor, 1995). La literatura distingue diferentes tipos de validez107 , si bien nosotros nos centraremos en el análisis de la validez del constructo, que recoge el razonamiento teórico que subyace en las medidas utilizadas (responde a la pregunta: ¿qué mide realmente la escala?). La validez del constructo comprende la validez convergente, es decir, un grado suficiente de correlación entre las mediciones realizadas con técnicas independientes108 , y la validez discriminante, es decir, la falta de correlación entre constructos diferentes.

Así pues, y en primer lugar, procedemos a validar la unidimensionalidad de los constructos. Para ello se comienza realizando un análisis factorial e xploratorio, concretamente una análisis de ejes principales con rotación varimax, para lo cual volvemos a servirnos del paquete estadístico SPSS/PC versión 10.0. El número de ítems puede reducirse si se seleccionan sólo aquellos con peso factorial alto (por ejemplo, con λ >0,4) y que no pesan en muchos factores. De este modo, obtenemos un conjunto de ítems y unas escalas preliminares representativas de las variables que vamos a emplear, y que seguidamente podrán ser refinadas en un análisis de me dición confirmatorio según el método de máxima verosimilitud (ML) aplicado conforme a la metodología del paquete estadístico LISREL 8 (Jöreskog y Sörbom, 1993a, 1993b). El modelo de medición confirmatorio especifica las relaciones de las medidas observadas con los constructos subyacentes: x i = λij ⋅ ξ j + δ i (Hair et al, 1999; Luque Martínez, 2000). Si este modelo proporciona un mal ajuste, es necesaria la reespecificación hasta obtener unos indicadores de bondad del ajuste que nos garanticen la unidimensionalidad. Como medidas de bondad del ajuste utilizaremos las siguientes:

107

108

Véanse, por ejemplo, Grande y Abascal (1994) o Kinnear y Taylor (1995).

Steenkamp y Trijp (1991) señalan tres condiciones para que exista validez convergente: que el ajuste del

modelo de medida sea aceptable, que los coeficientes factoriales sean significativos estadísticamente y que éstos sobrepasen 0,5.

187



El estadístico chi-cuadrado, cuyo valor indica si el modelo se ajusta a los datos. En concreto, mide la desviación que existe entre la matriz de covarianzas o correlaciones muestral y la ajustada; dicho de otro modo, contrasta la hipótesis nula de que la matriz de correlaciones estimada se desvía de la muestral sólo debido al error muestral. El ajuste será mejor cuanto menor sea el valor de la Chi-cuadrado o cuanto más exceda de 0,05 el valor de su probabilidad. No obstante, hay que tener presente que se trata de un test relativamente sensible al número de parámetros del modelo, puesto que el valor de la Chi-cuadrado disminuye a medida que se añaden parámetros al modelo. Asimismo, se trata de un test sensible al tamaño muestral.



El índice de bondad del ajuste (GFI, Goodness of Fit Index) que mide la variabilidad explicada por el modelo; toma valores entre 0 y 1 y el valor 1 indica un ajuste perfecto.



El índice de bondad ajustado (AGFI, Adjusted Goodness of Fit Index) que ajusta el índice anterior por los grados de libertad (penaliza la incorporación de variables adicionales). Al igual que el anterior, no depende del tamaño muestral y es, por tanto, menos sensible que la Chi-cuadrado a las desviaciones de normalidad. El valor máximo también es 1.



La raíz media residual (RMR, Root Mean Residual) o raíz cuadrada de la media de los residuos al c uadrado, que se aproxima a cero en la medida en que el modelo está ajustado, aunque es difícil valorar en qué medida no está ajustado.



El coeficiente CFI (Comparative Fix Iindex). Oscila entre 0 y 1 (valor ideal) y es independiente del tamaño de la muestra. El valor 1 indica ajuste perfecto.

Otros valores que ayudan a detectar desajustes en el modelo son el valor “t” de cada parámetro estimado (debe ser mayor que 1,96 si se busca una significación al 95%), los valores de los residuos normalizados (deben ser mayores que 1,96 para indicar un buen ajuste de los datos) o la correlación múltiple al cuadrado o R2 (que mide el grado en el que una relación está bien especificada para una determinada variable del modelo y la fiabilidad de cada variable en los modelos con variables latentes).

En segundo lugar, la validez convergente y discriminante de las escalas se e stablece a partir del submodelo de medición estimado anteriormente en el análisis de medición (factorial) confirmatorio. La mejor medida de validez convergente de una medida x i respecto a una variable latente ξ j es la magnitud de la relación estructural directa entre las dos (λij), esto es, la magnitud del coeficiente de validez no estandarizado o coeficiente de validez estandarizado. Steenkamp y Trijp (1991) indican que una condición débil de validez convergente es que el coeficiente de regresión lambda (λij) sea estadísticamente significativo

188

y una condición fuerte es que dicho coeficiente sea sustancial (la correlación entre el ítem y la variable criterio superior a 0,5). El grado de discriminación entre los constructos viene determinado por la correlación entre ellos, φij. Todos los indicadores anteriores nos pueden indicar la necesidad de reespecificar el modelo hasta lograr el ajuste del modelo propuesto. Dos herramientas útiles para localizar la falta de especificación del modelo de medida (necesidad de introducir o suprimir relaciones) son los denominados índices de modificación y el análisis de la matriz de residuos estandarizados109 . En función de estos indicadores se podrán establecer en el modelo las reformulaciones oportunas para lograr un buen ajuste, si bien se insiste en que nunca se deben hacer modificaciones sin que tengan una explicación suficientemente basada en la teoría (Luque Martínez, 2000).

Por otra parte, es preciso señalar que cuando un modelo congenérico de un único factor tiene menos de cuatro medidas se presenta un problema de no identificación o de modelos perfectamente identificados (grados de libertad ≤ 0). En este caso habrá que recurrir a modelos tau-equivalentes o formas paralelas110 , si bien otra solución es trabajar con modelos congenéricos de dos o más factores cuando cada uno presenta al menos dos medidas (Bagozzi, 1994).

En tercer lugar, una vez comprobada la significación de los coeficientes, lo siguiente es comprobar la fiabilidad de ca da una de las medidas así como la fiabilida d compuesta del constructo latente. De forma general, en los modelos con variables latentes la fiabilidad de

109

Los índices de modificación se obtienen para cada relación no estimada (parámetro fijo), entre las diferentes

variables que intervienen en el modelo, y muestran la reducción aproximada que se produciría en el estadístico Chi-cuadrado si tal relación fuera efectivamente estimada (si el parámetro en cuestión fuera estimado libremente). La modificación cambiará toda la estructura del modelo debido a la posible variación de los parámetros libres. Un índice de modificación igual o superior a 3,84 sugiere que se obtiene una reducción estadísticamente significativa en la Chi-cuadrado cuando se estima la relación sugerida por el índice. En cuanto al análisis de los residuos de la matriz de correlaciones o de varianzas-covarianzas predicha, que muestra la diferencia entre la matriz de observaciones y la matriz estimada por el modelo propuesto, residuos superiores a 1,96 en valor absoluto indican problemas de especificación (a un nivel de significación del 5%) (Luque Martínez, 2000). 110

Sea: xi = λi ⋅ ξ j + δ i xj = λj ⋅ ξ j + δ j

Si λi = λj = 1 y var(δ i ) = var(δ j ) entonces xi y xj son medidas paralelas Si λi = λj = 1 y var(δ i ) ≠ var(δ j ) entonces xi y xj son tau-equivalentes Si λi ≠ λj y var(δ i ) ≠ var(δ j ) entonces xi y xj son medidas congenéricas

189

las variables de medida puede ser definida como la correlación múltiple al cuadrado entre un constructo latente y sus medidas (Bagozzi y Baumgartner, 1994). Para cada ítem individual, este valor indica la varianza de x i que es explicada por la variable latente ξi y se definiría como:

ρxi, xi

λi2 ⋅ Var(ξi) =

Var(x i) Puesto que la varianza de x i es igual a λi2 ⋅ Var(ξi) + Var(δi) y la varianza de los errores Var(δi) no es negativa, la confiabilidad nunca excede de 1. Una medida de confiabilidad compuesta para un conjunto de medidas sería, por consiguiente: ρxi, x i =

(



q i =1

λ i )2 Var(ξi)

Var (



q i= 1

x i)

donde q indica el número de medidas o indicadores. Habitualmente, los valores del índice que oscilan entre 0,6 y 0,8 ya son considerados adecuados para la fiabilidad compuesta, si bien no existen límites rígidos.

Pero para las escalas, el coeficiente de confiabilidad más empleado es el alfa de Cronbach. El coeficiente alfa no tiene en cuenta los pesos de las variables y, por ello, se dice que subestima la confiabilidad de los modelos congenéricos. En nuestra investigación calcularemos tanto el alfa de Cronbach como el índice de confiabilidad compuesta.

Finalmente, con respecto a la multidimensionalidad de las variables, en nuestro modelo proponemos que la capacidad de aprendizaje en la organización es un concepto multidimensional en el que es posible diferenciar unos stocks y unos flujos de conocimiento. Una forma de representar las variables multidimensionales son los modelos factoriales confirmatorios de segundo orden (Bagozzi, 1994; Camarero, 1997). Un ejemplo de este tipo de modelos aparece en el gráfico 4.1. Bagozzi (1994) menciona algunas ventajas que ofrecen estos modelos frente a los de un solo nivel: 1. Se evita la confusión entre la varianza del error aleatorio y la varianza específica -la varianza propia de una medida que no corresponde ni a la variable latente ni al error aleatorio-. Este problema, que se puede presentar en el análisis de primer orden, se evita porque el análisis de segundo orden proporciona estimadores para la varianza del error, para la varianza específica y para la varianza común –explicada por la variable latente-.

190

2. Las dimensiones de un constructo multidimensional pueden ser representadas explícitamente y los parámetros de cada dimensión se pueden utilizar para examinar las propiedades de las medidas como la confiabilidad (fiabilidad). 3. El análisis puede revelar por separado los efectos de las subdimensiones de un constructo sobre la variable dependiente si se especifican relaciones entre los factores de segundo nivel y la variable dependiente.

Gráfico 4.1: Modelo factorial de dos niveles

ξ1 γ 11 ζ1

η1

ζ3

ζ2

η2

λ11

λ21

λ32

Y1

Y2

Y3

Σ1

γ 31

γ 21

Σ2

η3 λ42

Y4

Σ3

Σ4

λ53 Y5 Σ5

λ63

Y6 Σ6

Fase 3: Estimación del modelo estructural Una vez estimado el modelo de medida, debidamente modificado hasta que todas las variables queden satisfactoriamente medidas, el siguiente paso es la estimación del modelo estructural, considerando simultáneamente los modelos de medida y estructural.

El modelo estructural representa una red de relaciones en forma de un conjunto de ecuaciones lineales que enlazan variables latentes endógenas o dependientes con variables latentes exógenas o independientes (Jöreskog, 1993).

Al igual que en modelo de medida, también hay que prestar atención al modelo estructural estimado, no sólo comprobando que las medidas de ajuste global indiquen unos valores aceptables, sino revisando además la significación de los coeficientes estimados (t > 1,96, para un nivel de confianza del 95%), el coeficiente de correlación múltiple al cuadrado (R2 ) y las correlaciones existentes entre las variables latentes111 .

111

Si estas correlaciones son muy elevadas (más de 0,9) significa que tales variables están explicando

información redundante.

191

La modificación de un modelo estructural debe realizarse con mucha más precaución que en el modelo de medida. La modelización al nivel estructural debería constituir una comparación de una serie de modelos anidados que son teóricamente significativos en vez de ser una modificación indiscriminada de un modelo, motivada por un deseo de alcanzar niveles aceptables de significación. Un modelo M1 está anidado en un modelo M2 si M1 puede ser obtenido de M2 imponiendo la restricción de que ciertos parámetros sean iguales a cero, a otros valores, o al valor de otros parámetros. El resultado de la comparación de varios modelos, basado en las diferencias en el test de la Chi-cuadrado, es un modelo Mi que no es significativamente peor que el modelo estructural saturado (aquel en el que se estiman todos los parámetros posibles, que permite todas las correlaciones posibles entre los constructos latentes y carece de parsimonia), pero es mejor que el modelo más restrictivo (es decir, con mayor parsimonia). El objetivo es encontrar el modelo con la mayor parsimonia que explica los datos tan bien (o casi) como el modelo estructural saturado y mejor que el siguiente modelo más restringido (Bagozzi y Baumgartner, 1994).

T al y como planteamos en las hipótesis, el modelo teórico propuesto considera un efecto moderador de los elementos de gestión del comportamiento y los elementos de gestión técnico-estructurales. Este efecto nos lleva a introducir en el modelo estructural la inte racción de variables latente s.

El análisis de ecuaciones estructurales ofrece ciertas dificultades a la hora de introducir interacciones o variables cuadráticas en los modelos con variables latentes, en parte porque los paquetes de software no son capaces de modelar de forma directa la interacción o las variables cuadráticas (Ping, 1995; Camarero, 1997). No obstante, existen tres formas comunes de estimar los efectos cuadráticos y de interacción cuando se trabaja con variables latentes: •

Análisis de regresión de los términos producto: generalmente recomendado para variables continuas, aunque para las variables medidas con error, como las variables latentes, se ha demostrado que la regresión produce desviaciones y la estimación de los coeficientes es inconsistente. A pesar de que se han propuesto remedios para esta situación, no existen estadísticos para testar la significación de los estimadores y la confiabilidad se reduce por la pérdida de poder estadístico del término producto.



Análisis de subgrupos: puede ser apropiado para ciertos modelos, que pueden ser estructuralmente distintos para distintos subgrupos, pero se reduce el tamaño de la muestra y, consecuentemente, el poder estadístico de los estimadores.

192



Análisis del producto de indicadores: especifica las variables latentes cuadráticas o interacción en un modelo de ecuaciones estructurales utilizando el producto de los indicadores, que es analizado haciendo uso del conjunto completo de casos. Los coeficientes significativos sugieren la forma y magnitud de los efectos no lineales. No es, sin embargo, apropiado cuando la forma de interacción no es el producto de las variables independientes. Además, este análisis se complica como consecuencia de la forma no lineal de los coeficientes y los términos error del producto de los indicadores. A pesar de todo, este será el método que empleemos.

No obstante, este último análisis no está exento de limitaciones. Una de ellas es la complicación que se deriva de la forma no lineal de los pesos (coeficientes λij) y de los términos error de los indicadores producto, pues en estos casos, resulta excesivamente tedioso especificar de forma directa en el software los coeficientes λij y la varianza de los errores de medida Var(εi). Además, la especificación directa produce variables adicionales que pue den producir problemas con la convergencia o, incluso, soluciones no factibles. Finalmente, los indicadores no lineales no se distribuyen de forma normal, por lo que no es correcto el uso de métodos de estimación de máxima verosimilitud (ML) o mínimos cuadrados generalizados (GLS), que asumen la normalidad multivariante de las variables. No obstante este inconveniente, Jaccard y Wan (1994) y Ping (1996) argumentan que, aún cuando los indicadores producto vulneren el supuesto de normalidad, el método de la máxima verosimilitud podría ser admisible siempre y cuando los componentes individuales (indicadores lineales) de dichos indicadores sean fiables y asuman la normalidad.

En nuestro modelo teórico la interacción surge de un efecto moderador de los elementos de gestión del comportamiento sobre los elementos de gestión técnicoestructurales. Por ello, a continuación nos detendremos en algunas consideraciones acerca del significado y características de las variables moderadoras.

Una variable moderadora –también llamada de especificación- ha sido definida como aquella que modifica sistemáticamente la forma y/o la fuerza de la relación entre una variable dependiente (variable criterio) y una variable independiente (predictor). Sharma, Durand y Gur-Arie (1981) ofrecen una tipología de variables moderadoras conforme a dos dimensiones (T abla 4.4): 1) la relación de la variable moderadora con la variable dependiente y 2) la interacción con la variable independiente.

193

Tabla 4.4: Tipología de variables mode radoras

No existe iteracción con la variable independi ente

Relacionada con la vari able dependiente (o incluso con la independiente)

No relacionada con la variable dependiente ni con la independiente

1. Interviniente exógena, variable antecedente o independiente

2. Moderadora (Homologadora)

3. Moderadora

4. Moderadora

(Cuasi-moderadora)

(Pura)

Existe interacción con la variable independiente Fuente: Sharma, Durand y Gur-Arie (1981)

El cuadrante 1 recoge la situación de una variable interviniente exógena, esto es, una variable predictora adicional, por lo que sólo en las situaciones representadas por los cuadrantes 2, 3 y 4 se puede hablar de variables moderadoras.

La variable recogida en el cuadrante 2, la variable homologadora, influye en la fuerza de la relación, pero no interacciona con la variable independiente y no está relacionada significativamente con la variable dependiente. En tal situación, el término de error es función de la variable moderadora. Para trabajar con este tipo de variable se propone el análisis de subgrupos, por lo que dividiendo la muestra total en grupos homogéneos con respecto al error de la varianza se conseguiría aumentar la eficacia y la capacidad de predicción del modelo general. Si los individuos son clasificados en subgrupos sobre la base de alguna variable moderadora (la homologadora, transformada en cualitativa) de modo que el error de la varianza de los individuos de cada grupo sea igual, algunos gr upos tendrán mayor validez predictiva (R2 ) que la muestra tomada en su conjunto, mientras que otros tendrán una validez predictiva menor112 .

La variable mode radora pura (z) del cuadrante 4 es aquella no relacionada ni con la variable dependiente (y) ni con la independiente (x), pero interacciona con la variable independiente para modificar la forma de la relación entre x e y.

y = a + b1x + b2xz

La variable cuasi-mode radora (z) del cuadrante 3 es idéntica a la anterior excepto en el hecho de que la cuasi-moderadora no sólo interacciona con la variable independiente (x) sino que además actúa ella misma como variable independiente. En este caso, que 112

Así pues, la variable homologadora, utilizada para formar los grupos homogéneos, es una variable moderadora

porque conduce a un valor predictivo de los coeficientes de las variables independientes que es diferente entre los distintos grupos.

194

coincide con el de nuestro modelo, la variable modifica la forma de la relación entre la variable dependiente (y) y la independiente (x): y = a + b1x + b2xz + b3 z El problema de este tipo de variable es que en el modelo se produce una ambigüeda d entre la variable moderadora y la variable independiente puesto que ambas (x y z) pueden ser interpretadas como moderadoras: y = (a + b3 z) + (b1 + b2 z) x

(z es la moderadora)

y = (a + b1 x) + (b3 + b2x) z

(x es la moderadora)

o bien

Cuando se presenta este problema, es la teoría la que debe proporcionar el criterio para seleccionar la variable moderadora. Para estos dos últimos casos, el método de análisis propuesto es la regresión moderada. Así, se pierde menos información que en el caso de la variable homologadora porque se trabaja con el total de la muestra y, además, no es necesario transformar la variable z en cualitativa.

Fase 4:Análisis de la varianza El objetivo de esta última etapa es el de analizar la existencia de diferencias significativas entre organizaciones atendiendo al efecto que generan sobre la capacidad de aprendizaje sus modos de gestión del conocimiento y atendiendo al valor del impacto de esa capacidad sobre los resultados organizativos. El análisis de la varianza es una herramienta apropiada para extraer conclusiones sobre si una (o más) variables independientes condiciona o no a otra (u otras) dependiente. En función del número de variables dependientes e independientes, el análisis de la varianza ofrece diferentes posibilidades (T abla 4.5) (Luque Martínez, 2000). Tabla 4.5. Modalidades del análisis de la varianza Variables dependientes (métricas) Variables independientes

Una

Varias

Una (no métrica)

ANOVA con un factor

MANOVA con un factor

Varias (no métricas )

ANOVA con dos o k factores

MANOVA con k factores

Categóricas e intervalos

ANCOVA

MANCOVA

Fuente: Luque Martínez (2000)

195

El ANOVA es un caso concreto del MANOVA. Es una técnica de dependencia lineal que permite medir la significación de la influencia que una o varias variables dependientes no métricas (Xi) tiene sobre otra variable dependiente y métrica (Y). Además, en caso de que la significación exista, ANOVA permite comprobar qué modalidades provocan los cambios o bien, si hay varias variables significativas, si la acción conjunta entre ellas provoca cambios significativos. En nuestro análisis particular, optamos por aplicar un ANOVA con un factor o variable explicativa (que contemple las distintas modalidades propuestas), que es una generalización del test de diferencia de medias cuando se tienen diferentes medias correspondientes a diferentes modalidades. El modelo se expresa como sigue: yik = µ + τk + εik

Es decir, cada observación i de la modalida d k (yik) es el resultado de una media general ( µ), del efecto de un tratamiento τk y el error aleatorio para la observación i sometida al nivel de tratamiento (εik). La hipótesis nula de igualdad de medias poblacionales equivale a la hipótesis de que ninguno de los tratamientos tiene efecto alguno, ya que si µ1 = µ2 es porque el tratamiento no tiene efecto. Luego H0 : µ1 = µ2 =µ3 = ...... µk o bien τk = 0, para k = 1,2,....p. H1 : No todas las medias son iguales o bien τk # 0, para alguno de los k niveles. Del análisis de la varianza resultará o bien que no se rechace la hipótesis nula (igualda d de medias e inexistencia de efecto provocado por el tratamiento) o que se rechace la hipótesis nula, en cuyo caso es necesario realizar un análisis en profundidad que permita determinar qué modalidades ocasionan la desigualdad de medias. Para ello cabe recurrir a la utilización de pruebas tales como la diferencia significativa mínima (LSD), el test de Scheffé, el test de Duncan, el test de T ukey –que nosotros aplicaremos- y otros. En suma, estas pruebas permiten contrastar la hipótesis de igualdad de medias para las diferentes combinaciones de comparaciones. Una vez más, utilizamos la versión 10.0 de SPSS. ♦♦♦♦

196

A modo de cierre, diremos que este capítulo nos ha servido como “ puente necesario” entre el modelo propuesto de gestión del conocimiento y la contrastación empírica del mismo con la realidad organizativa. En primer lugar, se introduce brevemente el plan de trabajo empírico a seguir y, una vez conocido, nos centramos en la búsqueda de información de las organizaciones objeto de análisis. Seleccionamos una población de compañías españolas –intensivas en conocimiento y con no más de 2500 empleados- y nos dirigimos a sus directores generales o a sus directores de recursos humanos a través de una encuesta postal. La muestra final es de 111 empresas.

Por último, hacemos una sucinta descripción de las principales herramientas estadísticas elegidas para desarrollar el trabajo empírico. Justamente, será el capítulo siguiente el que se de dique a la puesta en práctica de todo este diseño del trabajo empírico, es decir, a comentar los resultados obtenidos en las tareas empíricas y sus implicaciones.

197

CAPÍTULO 5 RESULTADOS

198

5.1. INTRO DUCCIÓ N Este capítulo se dedica en exclusiva a la exposición de los resultados obtenidos de la investigación empírica, esto es, al análisis de la información obtenida por medio de una encuesta postal en una muestra de empresas españolas. La estructura del mismo ya fue avanzada en el capítulo anterior: iniciamos el capítulo con un estudio preliminar de los datos, proseguimos con los análisis confirmatorios que garanticen la validez de las escalas de medida y concluimos con la estimación de los modelos estructurales oportunos que habrá de permitirnos, finalmente, contrastar las hipótesis propuestas.

5.2 ANÁLISIS PRELIMINAR En el inicio de una investigación es necesario asegurarse de que no existen errores en la codificación de las variables y que se tratan correctamente los valores ausentes (Bagozzi y Baumgartner, 1994). T ambién es recomendable comprobar la normalidad de las variables mediante histogramas, gráficos stemleaf y Q (los residuos se deben distribuir simétricamente alrededor del valor cero o a o largo de una línea de 45 grados, respectivamente) y el cálculo de los test de asimetría y curtosis (que de ben ser cero y tres, respectivamente, para poder hablar de normalidad). Por ello, y para obtener una primera impresión de las variables de nuestro trabajo efectuamos un análisis univariante de las variables, así como el cálculo de la matriz de correlaciones, cuya información es necesaria para fases posteriores.

Una estadística descriptiva de cada una de las variables nos permitió comprobar el grado de normalidad univariante de las variables mediante el cálculo de los valores de los coeficientes de asimetría y de curtosis, cuyos valores, en general, se encuentran comprendidos en el intervalo que se considera aceptable para hablar de variables distribuidas normalmente. Asimismo, procedimos al cálculo de la matriz de correlaciones, que será de utilidad para la depuración posterior de las escalas de medida. En esta revisión de la base de datos no detectamos ningún dato extraño con capacidad para distorsionar los resultados. Finalmente, el problema derivado de la existencia de valores missing se solucionó eliminando los casos pairwise en la realización de los cálculos.

199

5.3. ANÁLISIS DE LA ES TRUCTURA Y FIABILIDAD DE LAS ESCALAS DE MEDICIÓ N

5.3.1. Análisis factorial exploratorio El objetivo básico de este análisis exploratorio es depurar las escalas iniciales eliminando aquellos ítemes que tienen escaso peso factorial sobre los factores que pretendemos medir. Para ello, se aplicó un análisis factorial mediante el método de extracción de ejes principales y con rotación varimax. El análisis es realizado por grupos de variables, lo que nos proporciona una primera prueba de que los constructos cumplen el requisito de unidimensionalidad –condición necesaria para la validez de la escala-. Además, se optó por eliminar en las fases posteriores de la investigación todas aquellas variables con pesos factoriales inferiores a 0,4. 5.3.1.1. Stocks de conocimiento Del análisis factorial exploratorio para los stocks de conocimiento (V6 a V20) se extrajeron tres factores (F1 a F3, T abla 5.1). El factor F1 recoge todas las variables de medición de los conocimientos de grupo (V11 a V15) junto con las variables V18, V19 y V20, con las que se pretende medir los conocimientos organizativos. Esto es comprensible en tanto que estas tres últimas variables indican aspectos (existencia en la organización de modelos de negocio y de gestión, de bases documentales y de valores culturales significativos, respectivamente) que, realmente, pueden ser apreciados tanto para el conjunto de la organización como en el contexto de algún grupo dentro de ella. No obstante, en el análisis de medida confirmatorio las tres variables serán reconducidas

al factor

conocimiento organizativo (F3), que es el originario en nuestro estudio. Las medidas de los conocimientos individuales (V6 a V10) se aglutinan, conforme a los esperado, en un único factor, F2. En el factor F3 aparecen dos medidas de los conocimientos organizativos, concretamente la existencia en la organización de una estrategia de posicionamiento futuro (V16) y de una estructura organizativa adecuada (V17).

200

Tabla 5.1 Resultados del análisis factorial exploratorio para los stocks de conocimiento F1 Conocimientos de grupo

Factores

F2 Conocimientos individuales

F3 Conocimientos organizativos

Variable

Peso

Variable

Peso

Variable

Peso

V12 V15 V14 V13 V19 V18 V20 V11

0.658 0.609 0.608 0.594 0.592 0.549 0.549 0.504

V8 V7 V9 V10 V6

0.757 0.721 0.671 0.626 0.589

V17 V16

0.885 0.620

% de varianza explicada % acumulado de varianza

39.222

8.424

4.697

39.222

47.645

52.342

5.3.1.2. Flujos de conocimiento Por lo que se refiere a los flujos de conocimiento, del análisis factorial exploratorio se obtiene dos factores relevantes (T abla 5.2). El primero, F4, recoge las variables de explotación del conocimiento (V26 a V30), a excepción de la variable V25 (grado de búsque da de la mejora y el progreso) que, con objeto de mantener la coherencia teórica, será reconducido al segundo factor, F5, al que pertenece según nuestros propósitos de medición y que se corresponde con las variables de e xploración del conocimiento (V21 a V24). Tabla 5.2 Resultados del análisis factorial exploratorio para los flujos de conocimiento F4 Explotación del conocimiento Factores

% de varianza explicada % acumulado de varianza

F5 Exploración del conocimiento

Variable

Peso

Variable

Peso

V27 V25 V29 V28 V26 V30

0.604 0.604 0.585 0.560 0.488 0.438

V22 V21 V23 V24

0.779 0.716 0.609 0.556

39.332

6.030

39.332

45.362

5.3.1.3.Elementos de gestión técnico-estructurales En el tercer análisis factorial se extrajeron cuatro factores (T abla 5.3), correspondientes con cada uno de los elementos propuestos en este grupo. Así, el factor F6 recoge las variables de medición de los procesos de planificación e straté gica (V45 a V50) con excepción de la variable V51 (importancia para la organización de la utilización de

201

indicadores de gestión para la medición, seguimiento y diagnóstico de la actuación y resultados de la organización) que, no obstante, es eliminada del análisis por la escasa significación de su peso en el factor. En el factor F7 se incluyen las medidas de la vigilancia del entorno (V31 a V37) junto con la variable V39 (importancia para la organización de las tecnologías de colaboración), que será reconducida al factor de medición de los sistemas y tecnologías de la información (F8) en el análisis confirmatorio -conforme a su significación teórica-, así como junto a las variables V52 (importancia para la organización de la utilización de sistemas de información contable y control presupuestario) y V44 (importancia general de la inversión en sistemas y tecnologías de información) que, junto a V36 (importancia para la organización de los contactos con proveedores), tienen una significación irrelevante que nos permite eliminarlas de este factor. Las medidas de los sistemas y tecnologías de información (V38, V40, V41, V42 y V43) se aglutinan adecuadamente en un sólo factor, F8. Por último, el factor F9 sirve para medir los sistemas de e valuación y diagnóstico (V53 a V57), si bien las variables V56 (importancia para la organización de la medición y seguimiento de aspectos no financieros de los resultados) y V57 (frecuencia utilización sistemas de medición y seguimiento) son eliminados por no presentar un peso relevante. Con relación a la eliminación de V56, parece corroborarse la escasa difusión de la medición de indicadores del capital intelectual en las organizaciones españolas, tal y como ya comprobara Andreu Bench y Solé Parellada (2001).

Tabla 5.3 Resultados del análisis factorial exploratorio para los elementos de gestión té cnicoestructurales F6 Procesos de planificación estratégica

Factores

% de varianza explicada % acumulado de varianza

F7 Vigilancia del entorno

F8 Sistemas de información

F9 Sistemas de evaluación

Variable

Peso

Variable

Peso

Variable

Peso

Variable

Peso

V46 V47 V49 V48 V50 V45 V51

0.803 0.773 0.767 0.734 0.715 0.632 0.325

V34 V33 V32 V31 V37 V35 V39 V52 V36 V44

0.668 0.643 0.641 0.618 0.595 0.557 0.460 0.331 0.321 0.276

V38 V42 V41 V43 V40

0.669 0.666 0.497 0.425 0.408

V54 V55 V53 V56 V57

0.675 0.621 0.508 0.357 0.304

16.657

13.801

8.452

7.079

16.657

30.459

38.910

45.990

202

5.3.1.4. Elementos de gestión del comportamiento En este caso el análisis factorial exploratorio aporta tres factores que coinciden con los tres elementos propuestos dentro de esta categoría (T abla 5.4). El factor F10, engloba los indicadores de la confianza (V58 a V62), junto a las variables V70 (existencia en la organización de un alto grado de tolerancia hacia los fallos) y V66 (disponibilidad en la organización de medios y recursos suficientes para la realización del trabajo) que, en el análisis confirmatorio posterior, serán reconducidas, respectivamente, a los factores innovación (F12) y creatividad (F11) con objeto de mantener la coherencia teórica. T ambién en el factor F10 aparece la variable V72 (existencia de inversiones y/o recursos suficientes para la innovación), teóricamente destinada a medir la innovación, pero su peso es lo suficientemente bajo como para eliminarla. El factor F11 contiene las variables de medida de la cre atividad (V63, V64, V65, V67), si bien el peso de V67 (promoción de la creación de equipos pluralmente constituidos) es poco significativo y se elimina en las fases posteriores de análisis, aún cuando la formación de equipos multidisciplinares parece ser una de las formas más valoradas de generación de conocimiento por las empresas españolas (Andreu Bench y Solé Parellada, 2001). Asimismo, F12 recoge los indicadores de la innovación (V68, V69 y V71).

Tabla 5.4 Resultados del análisis factorial exploratorio para los elementos de gestión del comportamiento F10 Confianza

Factores

% de varianza explicada % acumulado de varianza

F11 Creatividad

F12 Innovación

Variable

Peso

Variable

Peso

Variable

Peso

V60 V58 V61 V59 V62 V70 V66 V72

0.748 0.732 0.724 0.663 0.565 0.477 0.468 0.395

V64 V65 V63 V67

0.814 0.600 0.507 0.354

V69 V71 V68

0.848 0.653 0.581

23.830

14.730

14.329

23.830

38.559

52.888

5.3.1.5. Impacto de la capacidad de aprendizaje: resultados no económicos y económicos El análisis factorial aplicado a las variables que miden los resultados (T abla 5.5) extrae dos factores: F13, que se define por las medidas de re sultados e conómicos (V78 a V82) y F14, en el que pesan las variables destinadas a medir los re sultados no e conómicos (V73 a V77).

203

Tabla 5.5. Resultados del análisis factorial exploratorio para las variables de impacto F13 Resultados económicos

Factores

% de varianza explicada % acumulado de varianza

F14 Resultados no económicos

Variable

Peso

Variable

Peso

V80 V78 V79 V81 V82

0.900 0.810 0.801 0.617 0.546

V76 V75 V77 V73 V74

0.831 0.702 0.648 0.641 0.533

30.969

26.983

30.969

57.952

5.3.2. Análisis de me dición confirmatorio En este apartado procedemos a la depuración del conjunto de ítems resultante para cada factor o variable latente obtenido en el análisis exploratorio con objeto de garantizar la unidimensionalidad y validez de los constructos (validez convergente y discriminante). Como ya hemos indicado, en ciertos casos se ha creído conveniente eliminar ítems de un factor, cuando su peso es bajo, o bien reconducirlos al factor que inicialmente se les había asignado conforme a la teoría (Bagozzi y Baumgartner, 1994). En las tablas que exponemos a continuación (de la 5.6 a la 5.34) se presentan primero individualmente y, a continuación, por grupos de factores, los modelos congenéricos considerados y los resultados obtenidos: estimadores estandarizados113 , valor del estadístico t (correspondiente al estimador no estandarizado), correlación múltiple al cuadrado (R2 ) y medidas de bondad del ajuste. Para la identificación de los modelos de medida seguimos el criterio propuesto por Anderson y Gerbing (1988) de fijar en 1 la varianza de los factores y no fijar arbitrariamente el coeficiente de un indicador, a fin de poder interpretar todos los coeficientes.

La validez convergente de las escalas e s medida examinando los coeficientes estimados en los modelos de medición –valores del estadístico t superiores a 1,96 informan de la significación estadística de los estimadores (α= 0.05)-. La validez discriminante se comprueba examinando la magnitud y significación de la correlación entre los distintos constructos. Aunque los modelos iniciales no se ajusten perfectamente, el análisis confirmatorio inicial sienta las bases de una reespecificación posterior en el que fijaremos las

113

El coeficiente no estandarizado indica la relación estructural entre una variable de medida xi y una variable

latente ξj , esto es, la validez de xi con respecto a ξ j . El coeficiente estandarizado se interpreta de forma análoga, pero nos sirve para comparar la influencia relativa de cada variable latente en cada variable xi (Camarero, 1997).

204

variables de medida definitivas. En esta reespecificación eliminaremos las variables no significativas, las que presentan una varianza explicada (R2 ) inferior a 0,2, las que pesan en dos factores a la vez o las que tienen errores correlacionados con otros indicadores.

5.3.2.1. Stocks de conocimiento En primer lugar, hemos planteado un análisis factorial confirmatorio para cada uno de los tres niveles de stocks de conocimiento, cuyos resultados se recogen en las tablas 5.6, 5.7 y 5.8. En el caso del factor conocimientos individuales (T abla 5.6), el ajuste del modelo no es aceptable, a juzgar por el valor de la Chi-cuadrado (p< 0.05), por lo que resulta imprescindible reespecificar el modelo, para lo cual eliminamos V9 (seguridad de empleados en sus capacidades para el trabajo) por su error de medida correlacionado con los de otras variables de medida. El modelo de medición estimado para el factor conocimientos de grupo (T abla 5.7) ofrece un buen ajuste, en el que todos los estimadores son significativos (λi), por lo que es no necesaria su reespecificación. Por último, los resultados del modelo estimado para el factor de los conocimientos organizativos (T abla 5.8) no constituyen un ajuste aceptable y optamos por reespecificarlo eliminando V19 (existencia en la organización de fuentes documentales, bases de datos, etc.), dado que su error de medida está correlacionado con los de otras variables.

Tabla 5.6 Resultados del análisis de me dición confirmatorio para el factor conocimientos individuales (F2) Variables de medida

Coeficientes Lambda t λ i

V6 V7 V8 V9 V10

0.617 0.720 0.799 0.751 0.710

6.680 8.145 9.370 8.615 7.984

Varianza de los errores de medida 0.619 0.481 0.362 0.436 0.497

B ondad del ajuste

R2 0.381 0.519 0.683 0.564 0.503

χ2 = 21.691 (P= 0.00) GFI = 0.928 AGFI = 0.784 RMR = 0.0550 CFI = 0.922

Tabla 5.7 Resultados del análisis de me dición confirmatorio para el factor conocimientos de grupo (F1) Variables de medida V11 V12 V13 V14 V15

Coeficientes Lambda

λi

t

0.637 0.792 0.718 0.632 0.699

6.857 9.097 7.991 6.797 7.722

205

Varianza de los errores de medida 0.595 0.372 0.484 0.600 0.511

B ondad del ajuste

R2 0.405 0.628 0.516 0.400 0.489

χ2 = 6.124 (P= 0.294) GFI = 0.978 AGFI = 0.935 RMR = 0.0324 CFI = 0.994

Tabla 5.8 Resultados del análisis de me dición confirmatorio para el factor conocimientos organizativos (F3) Variables de medida

Coeficientes Lambda t λ i

V16 V17 V18 V19 V20

0.676 0.832 0.678 0.571 0.577

7.348 9.552 7.374 5.982 6.050

Varianza de los errores de medida 0.542 0.308 0.540 0.673 0.667

B ondad del ajuste

R2 0.458 0.692 0.460 0.327 0.333

χ2 = 27.065 (P= 0.00) GFI = 0.903 AGFI = 0.710 RMR = 0.0762 CFI = 0.873

A la vista de esta información, y una vez reespecificados y ajustados los modelos de los factores conocimientos individuales y conocimientos organizativos, planteamos un análisis factorial confirmatorio único para el conjunto de los tres factores de los stocks de conocimiento, lo que nos permite obtener modelos congenéricos y comprobar la validez discriminante de los constructos considerados. Los resultados del modelo obtenido figuran en la tabla 5.9 y no son aceptables, por lo que ha sido necesario volver a especificarle mediante la eliminación de la variable V10 (sentido del rigor y responsabilidad de los empleados en el trabajo), por su peso en más de un factor, y de las variables V15 (grado en que los grupos comparten logros y fracasos de su trabajo en común) y V17 (existencia en la organización de una estructura organizativa adecuada), debido a las correlaciones de sus errores de medida con los de otras variables. Finalmente, el modelo reespecificado (T abla 5.10) ajusta adecuadamente, a juzgar por los valores de las medidas de la bondad del ajuste.

Tabla 5.9 Resultados del análisis de me dición confirmatorio para los stocks de conocimiento Variable latente

Conocimientos individuales (F2) Conocimientos de grupo (F1)

Conocimientos organizativos (F3)

Variables de medida V6 V7 V8 V10 V11 V12 V13 V14 V15 V16 V17 V18 V20

Coeficientes Lambda t λ i

0.673 0.750 0.707 0.747 0.657 0.814 0.694 0.589 0.707 0.671 0.812 0.697 0.583

7.380 8.494 7.855 8.451 7.332 9.834 7.869 6.397 8.072 7.359 9.459 7.730 6.185

206

Varianza de los errores de medida 0.547 0.438 0.501 0.442 0.568 0.337 0.519 0.653 0.500 0.550 0.341 0.514 0.660

B ondad del ajuste

R2 0.453 0.562 0.499 0.558 0.432 0.663 0.481 0.347 0.500 0.450 0.659 0.486 0.340

χ2 = 101.214 (P= 0.00) GFI = 0.875 AGFI = 0.816 RMR = 0.0666 CFI = 0.931

Tabla 5.10 Resultados del análisis de me dición confirmatorio ajustado para los stocks de conocimiento Variable latente

Conocimientos individuales (F2) Conocimientos de grupo (F1)

Conocimientos organizativos (F3)

Variables de medida

Coeficientes Lambda t λ

V6 V7 V8 V11 V12 V13 V14 V16 V18 V20

i

0.671 0.822 0.707 0.616 0.826 0.711 0.614 0.532 0.745 0.586

7.124 9.022 7.579 6.664 9.818 8.015 6.648 5.346 7.828 5.991

Varianza de los errores de medida 0.550 0.324 0.500 0.621 0.318 0.494 0.623 0.717 0.444 0.656

B ondad del ajuste

R2 0.450 0.676 0.500 0.379 0.682 0.506 0.377 0.283 0.556 0.344

χ2 = 35.376 (P= 0.312) GFI = 0.940 AGFI = 0.896 RMR = 0.0510 CFI = 0.990

La matriz de correlaciones entre los tres niveles de conocimiento (T abla 5.11) nos indica que los tres factores –sobre todo los conocimientos de grupo y los conocimientos organizativos- están correlacionados, resultado que no nos sorprende y que no debe preocuparnos, porque cada uno de los factores de conocimientos –individuales, de grupo y organizativos- no son sino medidas de un único aspecto: la dimensión estática de la capacidad de aprendizaje, que hemos denominado stock de conocimientos. La alta correlación que existe entre los conocimientos de grupo y los conocimientos organizativos es lógica si tenemos en cuenta que una y otra son variables latentes de medición del conjunto de conocimientos de naturaleza colectiva, combinada y compartida de un sistema de aprendizaje, cuyos límites no son siempre fácilmente identificables en la práctica.

Tabla 5.11 Matriz de correlaciones entre las variables de stocks de conocimiento Conocimientos individuales

Conocimientos de grupo

Conocimientos individuales

1

Conocimientos de grupo

0.597 (6.897)

1

Conocimientos organizativos

0.513 (4.785)

0.873 (12.725)

Conocimientos organizativos

1

5.3.2.2.Flujos de conocimiento Los resultados del análisis confirmatorio para cada uno de los dos factores de medición de los flujos de conocimiento se reproducen en las tablas 5.12 y 5.13. En ellas observamos que, si bien el ajuste del modelo de medición del factor flujos de explotación (T abla 5.13) es aceptable, esto no ocurre en el modelo del factor flujos de exploración (T abla 5.12) (p< 0.05). En este caso, las correlaciones existentes entre el error de medida de la

207

variable V22 (grado de aportación al grupo de las impresiones y opiniones individuales de sus integrantes) y los de otras variables nos aconsejan la supresión de dicha variable. Tabla 5.12 Resultados del análisis de me dición confirmatorio para el factor flujos de exploración (F5) Variables de medida V21 V22 V23 V24 V25

Coeficientes Lambda

λi

t

0.740 0.696 0.737 0.767 0.669

8.275 7.626 8.226 8.680 7.240

Varianza de los errores de medida 0.452 0.515 0.456 0.412 0.552

B ondad del ajuste

R2 0.548 0.485 0.544 0.588 0.448

χ2 = 35.128 (P= 0.00) GFI = 0.888 AGFI = 0.664 RMR = 0.0685 CFI = 0.883

Tabla 5.13 Resultados del análisis de me dición confirmatorio para el factor flujos de explotación (F4) Variables de medida

Coeficientes Lambda t λ i

V26 V27 V28 V29 V30

0.540 0.699 0.603 0.596 0.467

5.091 6.743 5.748 5.681 4.339

Varianza de los errores de medida 0.708 0.511 0.637 0.644 0.782

B ondad del ajuste

R2 0.292 0.489 0.363 0.356 0.218

χ2 = 6.585 (P= 0.253) GFI = 0.976 AGFI = 0.927 RMR = 0.0430 CFI = 0.981

Igual que hemos hecho con los stocks de conocimiento y teniendo en cuenta las consideraciones anteriores, planteamos un modelo conjunto para los dos factores de flujos, cuyos resultados aparecen en la tabla 5.14. Pese a que el ajuste es bueno, en general, se entiende conveniente eliminar la variable V23 (grado de existencia de oportunidades de participación de los empleados en las decisiones de la organización) debido a las correlaciones de su error de medida con los de las demás variables. De este modo, llegamos al modelo reespecificado que aparece en la tabla 5.15 y en el que la calidad del ajuste es notablemente superior. Tabla 5.14 Resultados del análisis de me dición confirmatorio para los flujos de conocimiento Variable latente

Flujos de exploración (F5)

Flujos de explotación (F4)

Variables de medida V21 V23 V24 V25 V26 V27 V28 V29 V30

Coeficientes Lambda t λ i

0.666 0.696 0.820 0.743 0.595 0.653 0.551 0.610 0.501

7.237 7.663 9.585 8.369 6.025 6.733 5.495 6.208 4.931

208

Varianza de los errores de medida 0.557 0.516 0.327 0.447 0.646 0.574 0.697 0.627 0.749

B ondad del ajuste

R2 0.443 0.484 0.673 0.553 0.354 0.426 0.303 0.373 0.251

χ2 = 38.734 (P= 0.05) GFI = 0.922 AGFI = 0.865 RMR = 0.0568 CFI = 0.956

Tabla 5.15 Resultados del análisis de me dición confirmatorio ajustado para los flujos de conocimiento Variable latente

Flujos de exploración (F5) Flujos de explotación (F4)

Variables de medida V21 V24 V25 V26 V27 V28 V29 V30

Coeficientes Lambda t λ i

0.662 0.753 0.798 0.607 0.641 0.549 0.584 0.530

7.060 8.321 8.976 6.199 6.613 5.504 5.917 5.278

Varianza de los errores de medida 0.562 0.434 0.363 0.631 0.590 0.698 0.659 0.719

B ondad del ajuste

R2 0.438 0.566 0.637 0.369 0.410 0.302 0.341 0.281

χ2 = 21.391 (P= 0.316) GFI = 0.952 AGFI = 0.909 RMR = 0.0472 CFI = 0.990

La tabla 5.16 informa del valor de la correlación entre las dos dimensiones que, como ya ocurriera con las variables latentes de stocks, es muy elevada. No obstante, tampoco en este caso nos preocupa, dado que ambas variables latentes son medidas de un mismo concepto: los flujos de conocimiento. Por otra parte, no debemos olvidar que la exploración y la explotación del conocimiento no son procesos sustitutivos, sino complementarios y reconciliados en un balance difícil de especificar, pero necesario para provocar el ciclo de vida del conocimiento.

Tabla 5.16 Matriz de correlaciones entre las variables de flujos de conocimiento Flujos de exploración Flujos de exploración

1

Flujos de explotación

0.867 (13.589)

Flujos de explotación

1

T al y como hemos establecido en el planteamiento teórico del modelo, los stocks y los flujos de conocimiento son las dos dimensiones que definen la capacidad de aprendizaje. Las variables de medida de cada una de estas dos dimensiones, esto es, el conocimiento individual, el conocimiento de grupo, el conocimiento organizativo, los flujos de exploración y los flujos de explotación, se recogen en sendas escalas. Por ello, antes de plantear el modelo factorial que confirme empíricamente el carácter bidimensional de la capacidad de aprendizaje, debemos reducir dichas escalas a una única medida, que obtenemos a partir del factor correspondiente a cada escala extraído de la aplicación de un análisis factorial de componentes principales. En la tabla 5.17 se ofrecen los resultados de tales análisis.

209

Tabla 5.17 Factores extraídos para los stocks y flujos de conocimiento STOCKS DE CONOCIMIENTO Variables

Ítems

Pesos

Conocimiento individual (F2) CONIND

V7 V8 V6

0.880 0.805 0.797

Conocimiento de grupo (F1) CONGR

V12 V13 V14 V11

0.843 0.801 0.755 0.718

V18 V16 V20

0.804 0.751 0.750

Conocimiento organizativo (F3) CONOR

FLUJOS DE CONOCIMIENTO

Varianza explicada %

Variables Flujos de exploración (F5) EXPLOR

68.602

60.932

Flujos de explotación (F4) EXPLOT

Ítemes

Pesos

V24 V25 V21

0.856 0.848 0.796

V27 V28 V29 V26 V30

0.760 0.703 0.697 0.656 0.607

Varianza explicada 69.501

47.132

59.114

El modelo factorial confirmatorio de dos niveles por el que se corrobora la presencia de dos dimensiones en la capacidad de aprendizaje es planteado en el gráfico 5.1, haciéndose constar igualmente las medidas de ajuste del modelo 114 . Como podemos comprobar, en función de sus coeficientes, tanto los stocks como los flujos de conocimiento son altamente significativos como dimensiones de la capacidad de aprendizaje. Por otra parte, es llamativo el que los conocimientos individuales tengan una significación inferior a la de los conocimientos de grupo y los conocimientos organizativos como indicadores de los stocks de conocimiento, si bien la explicación a esta circunstancia podría residir en el hecho de que la efectividad de los conocimientos individuales está supeditada a la presencia de los individuos en la organización y el abandono de la misma por cualquiera de ellos supondría la perdida de sus conocimientos. Sin embargo, esto no ocurre con los conocimientos de grupo y los conocimientos organizativos, que se mantienen en el sistema al margen de la incorporación o no de alguno de sus integrantes. Por otra parte, aún cuando los conocimientos de un individuo sean considerables, de nada sirven si este no sabe ponerlos a disposición del grupo y de la organización. Por ello, su actitud al respecto, más que sus conocimientos personales, es indispensable y deberá ser tenido en cuenta en los procesos de selección. La significación de los flujos de exploración y explotación es bastante homogénea, aunque ligeramente superior en el caso de los primeros, lo que bien puede deberse al alto valor que para el aprendizaje tiene la creación de conocimiento que implican estos flujos. En cualquier caso, vuelve a ser notoria la naturaleza complementaria de uno y otro tipo de flujo pues, de lo contrario, se impediría el aprovechamiento de las sinergias entre ambos. 114

P ara conseguir el ajuste del modelo hemos tenido que establecer una correlación entre los errores de medida

de las variables CONIND y CONGR, lo cual es admisible si tenemos en cuenta el significado teórico y la relación entre ambos conceptos (todo grupo está formado por individuos que no pueden desprenderse de su conocimiento individual, aún cuando el trabajo se desarrolle en el seno de ese colectivo).

210

De esta manera, queda comprobada la existencia de dos dimensiones en la capacidad de aprendizaje: los stocks y los flujos de conocimiento. Ambas dimensiones están altamente correlacionadas, como cabe esperar cuando existe una única variable subyacente. Igualmente, esta correlación bien puede ser un reflejo de la interrelación

y mutua

dependencia que existe entre los stocks y los flujos de conocimiento, y de la necesidad de alineamiento entre una y otra dimensión.

Gráfico 5.1 Modelo confirmatorio de las dimensiones de la capacidad de aprendizaje 0.096

0.461

Stocks de conocimiento

0.712

CONIND

0.787 0.171

CONGR

0.493

CONOR

0.262

EXP LOR

0.211

EXP LOT

0.441

0.951

CAPACIDAD DE APRENDIZAJE

0.859 0.997

χ2= 2.752 (P = 0.431) GFI = 0.990 AGFI = 0.952 RMR = 0.0169 CFI = 1.000

Flujos de conocimiento

0.888 0.748

0.006

5.3.2.3. Elementos de gestión técnico-estructurales Los resultados del análisis factorial confirmatorio de cada uno de los elementos técnico-estructurales aparecen en las tablas 5.18, 5.19 y 5.20. En el caso del factor correspondiente a los procesos de planificación estratégica (T abla 5.18), todos los estimadores lambda (λi) resultan ser significativos, sin embargo el ajuste no es aceptable (p< 0.05), por lo que se hace necesaria su reespecificación. Para ello, eliminamos las variables V48 (comunicación de políticas y objetivos a los empleados de la organización) y V49 (promoción y estímulo en la organización del compromiso con la estrategia) por sus errores de medida correlacionados con los de otras variables. El factor vigilancia del entorno (T abla 5.19) presenta un ajuste aceptable en el que todos los estimadores son significativos. Los factores de los sistemas de información y los sistemas de evaluación aparecen de forma conjunta en un único modelo congenérico115 (T abla 5.20) que es reespecificado eliminando las variables V39 (importancia para la organización de otras tecnologías de colaboración) y 115

La razón por la que se establece el modelo congenérico entre estas dos variables obedece simplemente a que

una y otra aparecen como factores consecutivos en el análisis factorial exploratorio

211

V41 (importancia para la organización de los sistemas de gestión documental), al encontrar correlaciones entre sus errores de medida y por las sugerencias de los índices de modificación.

Tabla 5.18 Resultados del análisis de me dición confirmatorio para el factor procesos de planificación estraté gica (F6) Variables de medida

Coeficientes Lambda t λ i

V45 V46 V47 V48 V49 V50

0.748 0.854 0.864 0.745 0.785 0.773

8.795 10.710 10.916 8.739 9.414 9.211

Varianza de los errores de medida 0.440 0.271 0.253 0.445 0.384 0.402

B ondad del ajuste

R2

χ2 = 39.465 (P= 0.00) GFI = 0.884 AGFI = 0.728 RMR = 0.0496 CFI = 0.926

0.560 0.729 0.747 0.555 0.616 0.598

Tabla 5.19 Resultados del análisis de me dición confirmatorio para el factor vigilancia del entorno (F7) Variables de medida V31 V32 V33 V34 V35 V37

Varianza de los errores de medida 0.414 0.453 0.577 0.437 0.650 0.530

Coeficientes Lambda

λi

t

0.765 0.740 0.650 0.750 0.591 0.686

8.736 8.338 7.033 8.497 6.247 7.530

B ondad del ajuste

R

2

χ2 = 12.650 (P= 0.179) GFI = 0.962 AGFI = 0.912 RMR = 0.0373 CFI = 0.984

0.586 0.547 0.423 0.563 0.350 0.470

Tabla 5.20 Resultados del análisis de me dición confirmatorio para los factores sistemas de información (F8) y sistemas de e valuación (F9) Variables latentes

Sistemas de información (F8)

Sistemas de evaluación (F9)

Variables de medida V38 V39 V40 V41 V42 V43 V53 V54 V55

Coeficientes Lambda

λi

t

0.665 0.489 0.522 0.625 0.715 0.448 0.746 0.758 0.681

6.814 4.753 5.121 6.332 7.436 4.315 7.711 7.848 6.984

Varianza de los errores de medida 0.558 0.761 0.727 0.610 0.489 0.799 0.444 0.425 0.536

R2 0.442 0.239 0.273 0.390 0.511 0.201 0.556 0.575 0.464

B ondad del ajuste χ2 = 61.068 (P= 0.00) GFI = 0.900 AGFI = 0.827 RMR = 0.0821 CFI = 0.857

Con estas premisas y como en los casos anteriores planteamos, a continuación, un modelo de medida único para todos los factores (Tabla 5.21) para analizar la validez convergente y discriminante de los mismos. Este modelo estimado no ajusta bien, por lo que volvemos a especificarle mediante la eliminación de las variables V34 (importancia para la organización de la elaboración de posibles escenarios de futuro), V47 (promoción de la coherencia estratégica en la organización), V50 (percepción global de la organización como

212

un todo congruente) y V55 (importancia para la organización de los sistemas de medición de la satisfacción de los clientes) debido a correlaciones de los errores de medida con los de las demás variables. T ambién se eliminan las variables V35 (importancia para la organización de los contactos con instituciones externas y otras fuentes especializadas) y V37 (disponibilidad en la organización de personas, equipos o servicios especializados en vigilancia del entorno), tanto por ese motivo como porque, conforme a las indicaciones de los índices de modificación, pesaban en más de un factor. Así, obtenemos un modelo reespecificado y que ajusta correctamente, tal y como puede observarse en los datos de la tabla 5.22.

Tabla 5.21 Resultados del análisis de me dición confirmatorio para los elementos de gestión técnico-estructurales Variable latente

Procesos de planificación estratégica (F6)

Vigilancia del entorno (F7)

Sistemas de información (F8) Sistemas de evaluación (F9)

Variables de medida V45 V46 V47 V50 V31 V32 V33 V34 V35 V37 V38 V40 V42 V43 V53 V54 V55

Coeficientes Lambda t λ i

0.760 0.860 0.905 0.723 0.768 0.739 0.632 0.739 0.590 0.711 0.680 0.477 0.702 0.495 0.806 0.730 0.634

9.147 10.990 11.939 8.528 9.069 8.595 6.990 8.598 6.418 8.147 6.610 4.508 6.829 4.702 9.151 8.087 6.770

Varianza de los errores de medida 0.422 0.260 0.180 0.477 0.410 0.454 0.601 0.454 0.652 0.495 0.537 0.773 0.507 0.755 0.351 0.467 0.598

B ondad del ajuste

R2 0.578 0.740 0.820 0.523 0.590 0.546 0.399 0.546 0.348 0.505 0.463 0.227 0.493 0.245 0.649 0.533 0.402

χ2 = 182.120 (P= 0.00) GFI = 0.849 AGFI = 0.796 RMR = 0.0767 CFI

=

0.915

Tabla 5.22 Resultados del análisis de me dición confirmatorio ajustado para los elementos de gestión té cnico-estructurales Variable latente

Procesos planif . estrat. (F6) Vigilancia del entorno (F7) Sistemas de información (F8) Sistemas de evaluación (F9)

Variables de medida V45 V46 V31 V32 V33 V38 V40 V42 V43 V53 V54

Coeficientes Lambda t λ i

0.845 0.827 0.725 0.785 0.620 0.692 0.467 0.705 0.486 0.868 0.683

9.583 9.340 7.812 8.595 6.496 6.689 4.410 6.819 4.599 8.876 7.048

213

Varianza de los errores de medida 0.285 0.316 0.475 0.383 0.616 0.522 0.782 0.503 0.764 0.246 0.534

B ondad del ajuste

R2 0.715 0.684 0.525 0.617 0.384 0.478 0.218 0.497 0.236 0.754 0.466

χ2 = 34.888 (P= 0.614) GFI = 0.948 AGFI = 0.909 RMR = 0.0553 CFI = 1.000

La matriz de correlaciones entre los elementos de gestión técnico-estructurales de la gestión del conocimiento (T abla 5.23) nos permite comprobar que, aún cuando algunos valores son considerables, la validez discriminante de las escalas e s aceptable. No obstante, los niveles de correlación detectados entre las variables latentes encuentran, a nuestro entender, su razón de ser en la relación de conciliación que, en la práctica, existe entre los diferentes elementos técnico-estructurales. Así, la vigilancia del entorno es un antecedente efectivo de los procesos de planificación estratégica. Por su parte, los sistemas de evaluación y seguimiento constituyen un instrumento de reconocimiento e intervención definitivo sobre los errores cometidos en la actuación organizativa y, por tanto, es una herramienta que conduce a la mejora y reactivación de los demás elementos técnico-estructurales. De igual forma, los sistemas y tecnologías de la información constituyen una ayuda irremplazable tanto como fuente de contacto o búsqueda de información externa, como en su eficacia para transmitir la visión global de una organización o para ser una herramienta de apoyo a la decisión. No obstante, es ostensible que los sistemas y tecnologías de la información son los que resultan estar menos correlacionados con el resto de elementos, lo que bien puede atribuirse a su desintegración de los procesos de gestión estratégica (vigilancia y diagnóstico, desarrollo de una respuesta y supervisión), al contrario de los que ocurre con los demás elementos técnico-estructurales. Tabla 5.23 Matriz de correlaciones entre los elementos de gestión té cnico-estructurales Procesos de planificación estratégica

Vigilancia del entorno

Sistemas de información

Procesos planif. estratégica

1

Vigilancia del entorno

0.643 (7.725)

1

Sistemas de información

0.414 (3.792)

0.443 (3.970)

1

Sistemas de evaluación

0.655 (7.828)

0.616 (6.711)

0.374 (3.248)

Sistemas de evaluación

1

5.3.2.4. Elementos de gestión del comportamiento Por lo que se refiere al análisis confirmatorio de cada uno de los elementos de gestión del comportamiento (T ablas 5.24, 5.25 y 5.26), podemos comprobar que el modelo de medida del factor confianza (T abla 5.24) no ofrece un ajuste aceptable (p< 0.05), por lo que volvemos a especificarlo eliminando la variable V61 (transmisión a empleados de un sentido de preocupación por su desarrollo y bienestar profesional y humano), tal y como

214

aconsejan los índices de modificación y las correlaciones con su error de medida. En el caso del factor de la creatividad (T abla 5.25) el ajuste es aceptable; sin embargo no ocurre así con el factor de la innovación (T abla 5.26) en cuyo modelo de medida la variable V70 (existencia en la organización de un alto grado de tolerancia hacia los fallos) resulta no ser significativa (bajos lambda y R2 ), lo que hace necesario su eliminación y la reespecificación del modelo. En este reajuste, se hizo necesario plantear un modelo congenérico entre los factores de la creatividad y de la innovación –razonable, si consideramos que la creatividad es el precedente de la innovación- para cuyo ajuste estimamos conveniente eliminar la variable V63 (valoración y fomento en la organización de la aportación de nuevas ideas en el trabajo), de acuerdo con las sugerencias de los índices de modificación. Tabla 5.24 Resultados del análisis de me dición confirmatorio para el factor confianza (F10) Variables de medida V58 V59 V60 V61 V62

Coeficientes Lambda

λi

t

0.809 0.855 0.799 0.774 0.731

9.741 10.608 9.560 9.142 8.430

Varianza de los errores de medida 0.346 0.268 0.362 0.400 0.465

B ondad del ajuste

R2 0.654 0.732 0.638 0.600 0.535

χ2 = 11.513 (P= 0.04) GFI = 0.957 AGFI = 0.870 RMR = 0.0316 CFI = 0.978

Tabla 5.25 Resultados del análisis de me dición confirmatorio para el factor creatividad (F11) λi

t

V63

0.651

6.733

Varianza de los errores de medida 0.576

V64

0.761

8.043

0.420

0.580

V65

0.791

8.392

0.375

0.625

V66

0.500

4.935

0.750

0.250

Variables de medida

Coeficientes Lambda

B ondad del ajuste

R

2

0.424

χ2 = 0.598 (P= 0.746) GFI = 0.997 AGFI = 0.986 RMR = 0.0135 CFI = 1.000

Tabla 5.26 Resultados del análisis de me dición confirmatorio para el factor innovación (F12) λi

t

V68

0.657

6.825

Varianza de los errores de medida 0.568

V69

0.799

8.454

0.361

0.639

V70

0.375

3.606

0.859

0.141

V71

0.777

8.192

0.397

0.603

Variables de medida

Coeficientes Lambda

B ondad del ajuste

R2 0.432

χ2 = 7.646 (P= 0.02) GFI = 0.968 AGFI = 0.838 RMR = 0.0455 CFI = 0.948

Como ya ocurriera en los casos anteriores, el modelo de medida agrupado para los tres elementos de gestión (Tabla 5.27) no ajusta convenientemente y nos vemos obligados a reespecificarlo eliminando las variables V66 (disponibilidad en la organización de medios y

215

recursos suficientes para realización del trabajo) y V71 (existencia en la organización de apertura y respuesta activa al cambio) por sus errores de medida correlacionados con los de otras variables. El modelo así obtenido (T abla 5.28) ofrece un ajuste aceptable, tal y como se advierte en los valores que toman los índices de bondad del ajuste. La matriz de correlaciones entre los tres elementos de gestión (Tabla 5.29) muestra que, si bien la correlación entre la confianza y la creatividad es elevada, podemos aceptar la validez discriminante de las escalas. En cualquier caso, esta correlación es comprensible si consideramos que tanto la confianza como la creatividad son aspectos muy vinculados a la actitud general de las personas, mientras que la innovación está más vinculada a la actitud general que adopta la organización con respecto a la introducción del cambio. Igualmente, la gestión de la confianza es esencial para estimular la motivación personal y que los individuos sientan que pueden crear y expresar sus ideas, aunque difieran de las de los demás. De hecho, en un contexto en el que reina la confianza las nuevas ideas surgen con mayor facilidad. Por su parte, la creatividad es precursora de la innovación, por lo que, en definitiva, la confianza también es favorable para la promoción de la innovación y el cambio.

Tabla 5.27 Resultados del análisis de me dición confirmatorio para los elementos de gestión del comportamiento Variable latente

Conf ianza (F10)

Creatividad (F11) Innovación (F12)

Variables de medida V58 V59 V60 V62 V64 V65 V66 V68 V69 V71

Coeficientes Lambda T λ i

0.800 0.911 0.732 0.732 0.742 0.752 0.573 0.653 0.777 0.797

9.626 11.775 8.482 8.478 7.999 8.139 5.830 6.867 8.488 8.757

Varianza de los errores de medida 0.630 0.170 0.464 0.465 0.540 0.434 0.672 0.573 0.396 0.364

B ondad del ajuste

R2 0.640 0.830 0.536 0.535 0.550 0.566 0.328 0.427 0.604 0.636

χ2 = 53.901 (P= 0.00) GFI = 0.909 AGFI = 0.843 RMR = 0.0566 CFI = 0.955

Tabla 5.28 Resultados del análisis de me dición confirmatorio ajustado para los elementos de gestión del comportamiento Variable latente

Conf ianza (F10)

Creatividad (F11) Innovación (F12)

Variables de medida V58 V59 V60 V62 V64 V65 V68 V69

Coeficientes Lambda t λ i

0.803 0.905 0.733 0.737 0.785 0.775 0.746 0.745

9.643 11.584 8.479 8.535 8.272 8.162 6.689 6.686

216

Varianza de los errores de medida 0.355 0.181 0.462 0.457 0.384 0.400 0.444 0.444

B ondad del ajuste

R2 0.645 0.819 0.538 0.543 0.616 0.600 0.556 0.556

χ2 = 15.417 (P= 0.565) GFI = 0.965 AGFI = 0.926 RMR = 0.0313 CFI = 1.000

Tabla 5.29 Matriz de correlaciones entre los elementos de gestión del comportamiento Confianza

Creatividad

Confianza

1

Creatividad

0.738 (10.673)

1

Innovación

0.567 (6.116)

0.492 (4.414)

Innovación

1

5.3.2.5. Impacto de la capacidad de aprendizaje: resultados no económicos y económicos Finalmente, los modelos de medida para cada uno de los factores de resultados aparecen en las tablas 5.30 y 5.31. El modelo del factor resultados no económicos no es aceptable, por lo que es reespecificado eliminando la variable V74 (impacto sobre el incremento de clientes), que es la variable menos significativa y con un error de medida correlacionado con los de otras variables. En el caso de los resultados económicos el modelo de medida también tuvo que ser reespecificado mediante la eliminación de la variable V82 (impacto sobre la mejora en los costes de producción), al encontrar correlaciones con su error de medida y por las sugerencias de los índices de modificación.

Tabla 5.30 Resultados del análisis de me dición confirmatorio para el factor resultados no e conómicos (F14) Variables de medida

Coeficientes Lambda t λ i

V73 V74 V75 V76 V77

0.695 0.633 0.712 0.790 0.709

7.566 6.712 7.800 8.970 7.762

Varianza de los errores de medida 0.517 0.600 0.494 0.376 0.497

B ondad del ajuste

R2 0.483 0.400 0.506 0.624 0.503

χ2 = 11.346 (P= 0.04) GFI = 0.963 AGFI = 0.888 RMR = 0.0394 CFI = 0.965

Tabla 5.31 Resultados del análisis de me dición confirmatorio para el factor resultados e conómicos (F13) Variables de medida V78 V79 V80 V81 V82

Coeficientes Lambda

λi

t

0.856 0.819 0.900 0.672 0.590

10.685 9.983 11.552 7.571 6.423

217

Varianza de los errores de medida 0.267 0.330 0.190 0.548 0.652

B ondad del ajuste

R2 0.733 0.670 0.810 0.452 0.348

χ2 = 33.608 (P= 0.00) GFI = 0.893 AGFI = 0.678 RMR = 0.0779 CFI = 0.907

El modelo de medida planteado para los dos factores (T abla 5.32) de valor tampoco es aceptable, y volvemos a especificarlo eliminando las variables V76 (impacto sobre la calidad de productos y servicios) y V81 (impacto sobre la productividad en el trabajo) por sus errores de medida correlacionados con los de otras variables y por pesar en el otro factor, tal y como indican los índices de modificación, en el caso de la variable V81. El modelo así ajustado (T abla 5.33) es aceptado. La correlación entre ambos factores aparece en la tabla 5.34, y no resulta particularmente elevada, lo que confirma la validez discriminante entre una y otra variable. Esto parece ser un síntoma evidente de que los resultados financieros no lo miden todo, y no reflejan todas las transformaciones que están sufriendo las organizaciones.

Tabla 5.32 Resultados del análisis de me dición confirmatorio las variables de impacto Variable latente

Resultados no económicos (F14) Resultados económicos (F13)

Variables de medida

Coeficientes Lambda t λ i

V73 V75 V76 V77 V78 V79 V80 V81

0.677 0.718 0.803 0.705 0.863 0.814 0.907 0.652

7.251 7.814 9.017 7.633 10.792 9.891 11.663 7.284

Varianza de los errores de medida 0.541 0.484 0.356 0.502 0.256 0.337 0.178 0.574

B ondad del ajuste

R2 0.459 0.516 0.644 0.498 0.744 0.663 0.822 0.426

χ2 = 60.489 (P= 0.00) GFI = 0.882 AGFI = 0.776 RMR = 0.0914 CFI = 0.904

Tabla 5.33 Resultados del análisis de me dición confirmatorio ajustado las variables de impacto Variable latente

Resultados no económicos (F14) Resultados económicos (F13)

Variables de medida

Coeficientes Lambda t λ

V73 V75 V77 V78 V79 V80

i

0.595 0.665 0.801 0.853 0803 0.929

5.808 6.520 7.833 10.536 9.669 11.997

Varianza de los errores de medida 0.646 0.558 0.359 0.273 0.355 0.137

B ondad del ajuste

R2 0.354 0.442 0.641 0.727 0.645 0.863

Tabla 5.34 Matriz de correlaciones entre las variables de impacto Resultados no económicos Resultados no económicos

1

Resultados económicos

0.486 (5.105)

218

Resultados económicos

1

χ2 = 7.553 (P= 0.478) GFI = 0.978 AGFI = 0.941 RMR = 0.0211 CFI = 1.000

5.3.3. Análisis de la fiabilidad de los factores obtenidos Si bien en rigor el análisis de la confiabilidad de be preceder al análisis de la validez, el situar este epígrafe a posteriori del análisis de validez tiene su razón de ser en que el análisis factorial confirmatorio en sí mismo constituye un procedimiento de estimación de la fiabilidad o consistencia interna de los modelos de medición (Camarero, 1997). Además, el análisis confirmatorio de medida ejecutado nos ha obligado a hacer una criba de variables y sólo las seleccionadas han sido sometidas al análisis de la confiabilidad. Así pues, a continuación nos limitamos a calcular otros dos métodos de evaluación de la fiabilidad (T abla 5.35): el coeficiente alfa de Cronbach (α) y el coeficiente de confiabilidad compuesta116 (ρ c). A la luz de los resultados, podemos comprobar que los valores del alfa de Cronbach y de la confiabilidad compuesta son aceptables en todos los casos, puesto que lo habitual es considerar un valor mínimo de 0,70 para poder decir que una escala multi-ítem es fiable y goza de consistencia interna. Únicamente los factores conocimientos organizativos y sistemas de información presentan valores algo inferiores (especialmente del alfa de Cronbach) pero, en cualquier caso, se trata de valores que consideramos conceptualmente aceptables.

Tabla 5.35 Estimación de la fiabilidad de los factores obtenidos Factor

Nombre de variable

Ítemes

F2 F1 F3 F5 F4 F6 F7 F8 F9 F10 F11 F12 F14 F13

Conocimientos individuales (CONIND) Conocimientos de grupo (CONGR) Conocimientos organizativos (CONORG) Flujos de exploración (EXP LOR) Flujos de explotación (EXPLOT) P rocesos planificación estratégica (PP EST) Vigilancia del entorno (VIGENT) Sistemas de información (SISINF) Sistemas de evaluación (SISEV) Confianza (CONF) Creatividad (CREA) Innovación (INNO) Resultados no económicos (RDONOEC) Resultados económicos (RDOEC)

V6-V7-V8 V11-V12-V13-V14 V16-V18-V20 V21-V24-V25 V26-V27-V28-V29-V30 V45-V46 V31-V32-V33 V38-V40-V42-V43 V53-V54 V58-V59-V60-V62 V64-V65 V68-V69 V73-V75-V77 V78-V79-V80

116

α de Cronbach 0.757 0.782 0.652 0.775 0.714 0.819 0.750 0.632 0.740 0.873 0.751 0.714 0.722 0.895

Conf iabilidad compuesta (ρ c ) 0.778 0.788 0.714 0.782 0.720 0.823 0.754 0.682 0.754 0.874 0.756 0.778 0.730 0.897

P or otra parte, el cálculo de este indicador requiere tener en cuenta los pesos de las variables, información que

hemos obtenido a partir del análisis confirmatorio.

219

5.4. ESTIMACIÓ N DEL MO DELO

Una vez que hemos obtenido para cada variable latente un modelo de medida satisfactorio en las fases anteriores, procedemos a la estimación del modelo estructural, para lo cual plantearemos un conjunto de ecuaciones estructurales que seguiremos tratando con la ayuda del programa estadístico LISREL 8.

Para lograr este fin, realizaremos un análisis estructural considerando los modelos de medida previamente estimados, resultado del proceso de depuración de las escalas. Así, hemos tomado los valores de los coeficientes lambda (λij) y de la varianza de los errores de medida obtenidos en los diferentes análisis confirmatorios realizados previamente. No obstante, la estimación del modelo se ha realizado en tres partes: en la primera parte hemos introducido la relación entre los elementos de gestión del conocimiento técnico-estructurales y la capacidad de aprendizaje de la organización -stocks y flujos de conocimiento-, en la segunda introducimos la relación entre los elementos de gestión del conocimiento del comportamiento y la capacidad de aprendizaje y, por último, la relación entre la interacción de ambos grupos de elementos y la capacidad de aprendizaje. Esta separación obedece, en el primer y segundo caso, a nuestro deseo de contrastar la influencia específica de cada grupo de elementos, evitando cualquier interferencia entre los dos grupos de variables explicativas, cuya interacción será contrastada en tercer lugar, también por separado, en atención a las exigencias metodológicas.

5.4.1. Contraste de la hipótesis 1 Planteamos, en este caso, un modelo estructural con dos ecuaciones (Gráfico 5.2) en el que hemos permitido que los errores de las dos variables dependientes (ST OCK y FLUJO) se correlacionen entre sí, puesto que son las dos dimensiones de la capacidad de aprendizaje.

220

Gráfico 5.2 Modelo estructural para los elementos de gestión técnico-estructurale s (I) V31

V32

V33

V38

V40

VIGENT ξ1

V42

V43

SISINF ξ2 γ21

γ12

V45

V46

PPEST ξ3 γ22

γ13

γ23

V53

γ14

γ11

ζSTOCK

CONIND

V54

SISEV ξ4

γ24

ψ1,2

STOCK η1 CONGR

CONOR

FLUJO η2 EXPLOR

ζFLUJO

EXPLOT

La estimación del modelo se muestra en la tabla 5.36, en la que se reproducen los valores de los coeficientes estimados con los correspondientes valores del estadístico “t” (entre paréntesis), de tal forma que aquellos parámetros cuyo t-valor sea superior a 1,96 son significativos de acuerdo con un test de dos colas al nivel de confianza del 95% (α=0.05, salvo que expresamente se indique otro valor). Salvo la estimación de los parámetros que vinculan la variable SI SINF con ST OCK y FLUJO, con un valor bajo y no significativo, el resto de los parámetros estimados resultan ser significativos.

Tabla 5.36 Estimación del modelo estructural I Modelo estimado

Bondad del ajuste 2

STOCK = 0.268 · VIGENT – 0.114 · SISINF + 0.472 · PPEST + 0.309 · SISEV (1.962) (-1.088) (3.471) (2.347)

R = 0.762

FLUJO = 0.268 · VIGENT – 0.00701 · SISINF + 0.453 · PPEST + 0.228 · SISEV (1.971) (-0.0673) (3.348) (1.736*)

R2 = 0.691

Var (ζSTOCK ) = 0.238 Var (ζFLUJO) = 0.309 (*) Significativo al 92% de confianza.

ψ1,2 = 0.227 (3.571)

χ2 (119) = 99.023 (P= 0.908) GFI = 0.906 AGFI = 0.892 RMR = 0.0632 CFI = 1.000

La observación de estos resultados nos permite comprobar que la bondad del ajuste es buena en las dos ecuaciones del modelo, si bien el valor de la R2 es algo superior en el caso de los stocks, lo que constituye un síntoma de la mayor significación de este grupo de variables sobre la existencia de stocks de conocimiento en la organización. Así las cosas, podemos proceder ya a comentar los resultados alcanzados en términos de aceptación o rechazo de la hipótesis propuesta.

221

HIPÓTESIS 1A: La vigilancia del entorno condiciona de forma positiva la capacidad de aprendizaje de la organización, influyendo tanto en la existencia de stocks de conocimiento como en su evolución por medio de flujos de conocimiento.

La hipótesis H1A queda corroborada por la estimación de los parámetros γ 11 y γ21 , ambos positivos y significativos. En este sentido, es interesante hacer notar que tanto γ 11 como γ 21 toman valores idénticos y que, si bien no son coeficientes elevados, perfectamente confirman la aceptación de la vigilancia del entorno como elemento de gestión determinante de la capacidad de aprendizaje de la organización. Así, cuando una organización adopta una actitud activa en el análisis y diagnóstico de su entorno de actividad, bien realizando un seguimiento de sus competidores, bien por medio del contacto directo con sus clientes, bien por otras fuentes para la captación de información sobre las tendencias, acontecimientos y relaciones de su entorno, es capaz de detectar las fuerzas externas de cambio que le permiten planificar sus cursos de acción para el futuro. En otras palabras, la vigilancia del entorno debería ser un foco de atención fundamental en aquellas organizaciones comprometidas con la obtención de información relevante con objeto de trasformarla en conocimiento. De este modo, la organización desarrolla una capacidad de adaptación y anticipación que es inducida por la renovación, transformación y utilización de su estructura de conocimientos y por la obtención de conocimientos valiosos para asegurar o mejorar su posición de mercado en el futuro.

HIPÓTESIS 1B: La disponibilidad de sistemas y tecnologías de información condiciona de forma positiva la capacidad de aprendizaje de la organización, influyendo tanto en la existencia de stocks de conocimiento como en su evolución por medio de flujos de conocimiento. Por su parte, la hipótesis H1B debe ser rechazada, dado que tanto el valor del estimador γ 12 como el de γ 22 es negativo, bajo y no significativo. Si bien estos resultados no dejan de ser sorprendentes, la explicación a los mismos la podemos encontrar en la ya repetida apreciación de que los sistemas y tecnologías de la información están lejos de ser la panacea de la gestión del conocimiento, y de que es absolutamente necesaria su conciliación con otros elementos de gestión para poder hablar de su intervención sobre la capacidad de aprendizaje de la organización. Esto es lógico si consideramos que estamos ante una variable con capacidad para ser un punto de apoyo de cualquiera de los otros elementos de gestión estructurales117 , bien sea directa o indirectamente, y probablemente su influencia que da

117

El verdadero valor de las tecnologías de la información no reside en su posesión, sino en lo que se haga con

ellas para vigilar el entorno, llevar a cabo procesos de evaluación y diagnóstico, etc..

222

reflejada en la de estos otros elementos. Es más, el aislamiento de estos sistemas de otros elementos de gestión bien puede tener un efecto pernicioso sobre el aprendizaje y los conocimientos atesorados en la organización, por lo que se confirma que deben ser diseñados e implantados en adecuación con el contexto y como parte de un esfuerzo global de gestión del conocimiento. De hecho, y al día de hoy, los sistemas de información están prácticamente al alcance de cualquiera –prácticamente ninguna organización española ha dejado de apostar por soluciones basadas en la tecnología-, si bien, a la vista de los resultados, lo que resulta fundamental no es la mera inversión en sistemas y dispositivos de información, sino cómo o para qué se utilizan. Así pues, este elemento, individualmente considerado, no conduce a favorecer la efectividad de los stocks de conocimiento, ni a estimular su explotación y renovación por medio de los flujos de conocimiento.

HIPÓTESIS 1C: Los procesos de planificación estratégica condicionan de forma positiva la capacidad de aprendizaje de la organización, influyendo tanto en la existencia de stocks de conocimiento como en su evolución por medio de flujos de conocimiento .

Por lo que se refiere a las hipótesis H1C, puede ser aceptada, de acuerdo con los estimadores γ 13 y γ23 , ambos positivos y significativos. T anto γ 13 como γ 23 toman valores muy similares, si bien la influencia de este elemento es ligeramente superior sobre la variable stocks de conocimiento. T ambién es preciso destacar que, de todos los elementos de naturaleza técnico-estructural contemplados en nuestro modelo, los procesos de planificación estratégica son el determinante que resulta tener mayor importancia sobre la capacidad de aprendizaje. Por lo tanto, el establecimiento, reconocimiento y gestión eficiente de una visión compartida en la organización es un aspecto central para desarrollar un interés común sobre el stock de conocimientos que es necesario obtener y sobre las formas de acción necesarias para alcanzar esos conocimientos por medio del aprendizaje, delimitando dónde, cómo y cuando deben ocurrir los flujos de conocimiento explotadores y exploradores. Esto es innegable si consideramos que esa visión representa la concepción del negocio y que, por lo tanto, abarca tanto las hipótesis sobre el entorno en el que opera la organización, sobre su misión y sobre las características distintivas para lograr esa misión en el entorno. Así pues, es necesario que la dirección de la organización conduzca los procesos de planificación estratégica, de manera que guíen el desarrollo de un sentido general de propósito y que regularmente se establezcan los procesos de reflexión estratégica dirigidos a plasmar ese propósito en unos objetivos y a implantarlo mediante el diseño de políticas de acción coherentes -que son debidamente transmitidos a sus integrantes como fuente de alineamiento de esfuerzos-. Este resultado confirma la necesaria implicación de la Alta Dirección a la hora

223

de mantener el rumbo del aprendizaje y de fortalecer la estructura de conocimientos necesaria para mejorar el buen hacer y competencia de la compañía.

HIPÓTESIS 1D: Los sistemas de seguimiento y evaluación condicionan de forma positiva la capacidad de aprendizaje de la organización, influyendo tanto en la existencia de stocks de conocimiento como en su evolución por medio de flujos de conocimiento.

Finalmente, la hipótesis H1D también puede aceptarse, de acuerdo con el valor de los estimadores γ14 y γ24 , ambos positivos y significativos (si bien en el caso de γ 24 , es significativo al 92% de confianza, no al 95%). En este caso, vuelve a ser notable que la importancia de los sistemas de evaluación para la capacidad de aprendizaje es ligeramente superior cuando se trata de los stocks que cuando se trata de los flujos de conocimiento, si bien la diferencia no es demasiado importante. Por tanto, cuando se utilizan indicadores de gestión para la medición, seguimiento y diagnóstico de la actuación y resultados organizativos cabe esperar que la capacidad de aprendizaje sea superior. Todo ello encuentra su razón de ser en la forma en que estos sistemas intervienen a la hora de enfocar los esfuerzos organizativos, en la identificación de las prácticas y/o experiencias pasadas que pueden -o no- ser objeto de retención, o en la contrastación de las creencias prestablecidas, facilitando su mejora o corrección en las actuaciones futuras. Las organizaciones que carecen de estos atributos tendrán una menos capacidad para reconocer sus experiencias relevantes, revisar sus expectativas, reflexionar sobre las causas de sus éxitos y fracasos, y orientar adecuadamente sus objetivos. Así, las organizaciones necesitan esforzarse en “ saber lo que se sabe” y en conocer su habilidad para “ aprender a aprender”como aspectos fundamentales para la efectividad de los conocimientos y para la promoción de flujos de exploración y explotación hacia los cauces necesarios para reconocer y reducir las brechas de rendimiento –y por ende, de conocimiento- de las que adolece.

5.4.2. Contraste de la hipótesis 2 Como en el caso anterior, planteamos un modelo estructural con dos ecuaciones (Gráfico 5.3) en el que también hemos permitido que los errores de las dos variables dependientes (ST OCK y FLUJO) se correlacionen entre sí.

224

Gráfico 5.3 Modelo estructural para los elementos de gestión del comportamiento (II) V58

V59

V60

V62

V64

CONF ξ5 γ15

ζSTOCK

CONIND

V65

V68

CREA ξ6 γ25

γ16

V69

INNO ξ7

γ14

γ26

γ17 γ27

ψ1,2

STOCK η1 CONGR

CONOR

FLUJO η2 EXPLOR

ζFLUJO

EXPLOT

La estimación del modelo se muestra en la tabla 5.37, en la que se reproducen los valores de los coeficientes estimados con los correspondientes valores del estadístico “t” (entre paréntesis). Recordamos que aquellos parámetros cuyo t-valor sea superior a 1,96 son significativos a un nivel de confianza del 95% (salvo que expresamente se indique otro valor). En este caso, salvo la estimación del parámetro que vinculan la variable CREA con la variable ST OCK, con un valor no significativo, el resto de los parámetros estimados resultan ser significativos.

Tabla 5.37 Estimación del modelo estructural II Modelo estimado

Bondad del ajuste 2

STOCK = 0.458 · CONF + 0.176 · CREA + 0.281 · INNO (2.857) (1.092) (2.270)

R = 0.633

FLUJO = 0.476 · CONF + 0.228 · CREA + 0.304 · INNO (3.436) (1.642* ) (2.848)

R2 = 0.764

Var (ζSTOCK ) = 0.367 Var (ζFLUJO) = 0.236 (*) Significativo al 92% de confianza

ψ1,2 = 0.253 (3.909)

χ2 (79) = 73.424 (P= 0.656) GFI = 0.914 AGFI = 0.900 RMR = 0.0516 CFI = 1.000

Al observar estos resultados podemos comprobar, nuevamente, que la bondad del ajuste es buena en las dos ecuaciones del modelo, si bien en este caso el valor de la R2 es algo superior en el caso de los flujos, con lo cual, y a diferencia de lo que ocurría con los elementos técnico-estructurales, encontramos un síntoma de la mayor significación de este grupo de variables sobre la generación de flujos de conocimiento en la organización. Así pues, con relación a la aceptación o rechazo de la hipótesis 2 es posible decir lo siguiente:

225

HIPÓTESIS 2A:La confianza condiciona de forma positiva la capacidad de aprendizaje de la organización, influyendo tanto en la existencia de stocks de conocimiento como en su evolución por medio de flujos de conocimiento. La hipótesis H2A debe ser aceptada conforme al valor del estimador γ15 , que es positivo y significativo, y del estimador γ25 , que también es positivo y significativo. Cabe señalar que el valor de γ25 es ligeramente superior al de γ15 , lo que muestra la significación de este elemento es levemente mayor en el caso de los flujos de conocimiento. En cualquier caso, hay que señalar que, de entre todos los elementos de gestión del comportamiento, la confianza es, sin duda, la que parece tener mayor importancia para la capacidad de aprendizaje (el valor de su coeficiente estimado es el más elevado). Este resultado obedece al hecho de que, cuando se e stimula y se manifiestan en el lugar de trabajo un clima de apertura, colaboración, igualitarismo y, en definitiva, de confianza, los individuos estarán es disposición de compartir sus conocimientos, de cooperar con sus compañeros ayudándoles a crecer y actualizarse, de comprometerse con la organización, de revelar sus iniciativas y sus equivocaciones, de integrarse y, en definitiva, de hacer que las cosas ocurran. Todo ello no hace sino confirmar la relación positiva entre la confianza y la estimulación de flujos de conocimiento que conduzcan a la renovación, la reutilización y la combinación del volumen de stocks de conocimientos que atesoran la organización, sus distintos grupos y sus empleados.

HIPÓTESIS 2B:La creatividad condiciona de forma positiva la capacidad de aprendizaje de la organización, influyendo tanto en la existencia de stocks de conocimiento como en su evolución por medio de flujos de conocimiento. En el caso de la hipótesis H2B, podemos observar que el estimador γ16 es positivo, pero no resulta significativo, mientras que el parámetro γ26 es positivo y, además, significativo (aunque lo es al 92% de confianza). Es decir, la hipótesis de verifica parcialmente. Así pues, la creatividad se relaciona con la capacidad de aprendizaje desarrollada en la organización, pero lo hace principalmente a través de su influencia positiva sobre los flujos de conocimiento. Este resultado es lógico si consideramos que la creatividad es una variable que parece más destinada a facilitar el desarrollo y, sobre todo, la renovación del conocimiento. En verdad, la creatividad implica la puesta en marcha y recomposición de los conocimientos del pasado, en cualquier nivel o dimensión organizativa, para hacer frente a situaciones nuevas e insólitas por medio de la generación de ideas originales e inéditas por las que se facilite la renovación de esos conocimientos del pasado. Así, aquellas organizaciones que estimulan un contexto creativo, lo suficientemente rico

226

como para incentivar el que surjan libremente las ideas novedosas aplicables a los problemas y situaciones de la organización, y como para que se produzca la propagación interactiva del conocimiento, estarán estimulando la posibilidad de innovación y, en consecuencia, la exploración y la explotación del conocimiento.

HIPÓTESIS 2C: La innovación condiciona de forma positiva la capacidad de aprendizaje de la organización, influyendo tanto en la existencia de stocks de conocimiento como en su evolución por medio de flujos de conocimiento.

Por último, la hipótesis H2C puede ser aceptada, puesto que los coeficientes que interesan, γ17 y γ27 , son positivos y significativos, lo que es señal clara de la influencia de este elemento sobre la capacidad de aprendizaje. Además, una vez más el valor del coeficiente γ27 es superior al de γ17 . Por tanto, existe una fuerte conexión entre innovación y conocimiento, y especialmente en su evolución dinámica. El conocimiento necesita ser permanentemente recreado y reconstruido, y la gestión de la innovación, concretada en el estímulo de la implantación de las nuevas ideas y de la iniciativa para la acción, no hace sino asegurar el rendimiento de los conocimientos que ya posee la organización en la resolución de los problemas que la propia innovación genera. En otras palabras, la innovación origina la aplicación del conocimiento existente al conocimiento futuro. Aquellas organizaciones que adopten una actitud emprendedora, por la que se fomenta el cambio y la innovación en el contexto organizativo, estarán en condiciones de adaptarse y anticiparse a las exigencias del mercado y, por ende, de conducir los procesos de exploración y explotación del conocimiento para el desarrollo de nuevos o stocks o para desdoblar los stocks existentes del pasado.

5.4.3. Contraste de la hipótesis 3 La hipótesis 3 de nuestro modelo alude al efecto de interacción entre los elementos técnico-estructurales de la gestión del conocimiento y aquellos gestionados para el comportamiento. El efecto directo de dichos elementos ya ha sido corroborado. Ahora bien, los elementos del comportamiento –confianza, creatividad e innovación- van a interactuar con cada uno de los elementos técnico estructurales -vigilancia del entorno, sistemas de información, procesos de planificación estratégica y sistemas de evaluación- para afectar a los stocks y flujos de conocimiento que caracterizan la capacidad de aprendizaje de la organización. En este punto, es necesario indicar que la razón de ser por la que se considera que los elementos de gestión del comportamiento son los moderadores de los elementos de

227

gestión técnico-estructurales, y no al contrario, estriba en el hecho de que son los aspectos subjetivos, relacionados con las emociones, las motivaciones, los sentimientos, los deseos, las intuiciones, etc. los que consideramos pueden reforzar la forma en que el individuo acomete sus tareas, individual o socialmente, aprovechando los elementos, orientaciones, dispositivos de información y demás aspectos técnicos que tiene a su disposición. Es decir, los elementos de gestión vinculados al comportamiento son un complemento necesario de los dispositivos técnico-estructurales que gestiona la organización, en tanto que el ser humano es un elemento central de todo sistema de aprendizaje, encargados de implantar y hacer posible la funcionalidad de los elementos técnico-estructurales.

No obstante, para simplificar el cálculo de estos efectos de interacción hemos preferido extraer de los tres elementos de gestión del comportamiento una única variable (COMP) que los compendie dado que, de lo contrario, el procedimiento de estimación estadístico se complicaría de tal manera que se dificultaría enormemente su comprensión. Para proceder a esta síntesis, realizamos en primer lugar un análisis factorial de segundo orden que nos permita comprobar que podemos extraer una única dimensión a partir de las tres variables consideradas. Los resultados de dicho análisis se muestran en al gráfico 5.4, a continuación. Gráfico 5.4 Modelo factorial de segundo orden para los elementos de gestión del comportamiento χ2 (30) = 16.010 (P= 0.983) GFI = 0.965 AGFI = 0.958 RMR = 0.0312 CFI = 1.000

CO MP 0.923

0.610 0.800

0.148

CONF

CREA

INNO

0.615

0.360 0.803

0.737 0.905 0.733

0.785

0.775

0.756

V58

V59

V60

V62

V64

V65

V68

0.355

0.181

0.462

0.457

0.384

0.400

0.444

0.745

V69

0.444

Como puede comprobarse de la observación del modelo, los tres elementos de gestión: confianza, creatividad e innovación, son notablemente significativos como indicadores del desarrollo del comportamiento humano en la organización. La confianza se manifiesta como el elemento de gestión más significativo para el comportamiento, lo cual es coherente con su poder para mitigar las dificultades de coordinación contenidas en las

228

múltiples relaciones –verticales y horizontales- que están inmersas en el seno de las organizaciones. Sin embargo, el peso de la variable correspondiente a la innovación es ligeramente inferior, lo cual puede tener su razón de ser en el hecho de que la innovación es un factor de gestión que no aparece exclusivamente ligado al comportamiento o a la actitud en el contexto organizativo. Con todo, puesto que el modelo ajusta correctamente, procedemos a la agregación de las escalas de medida de los tres elementos en un único factor mediante la aplicación de un análisis factorial de componentes principales (T abla 5.38). Como puede comprobarse, el valor del alfa de Cronbach es perfectamente aceptable. Tabla 5.38 Factor extraído para los elementos de gestión del comportamiento Variable

Elementos de gestión del compotamiento (COMP)

Ítems

Pesos

V58 V59 V60 V62 V64 V65 V68 V69

0.798 0.878 0.743 0.775 0.702 0.691 0.566 0.554

% de varianza explicada

α de Cronbach

51.965

0.8649

La contrastación de la hipótesis 3 pasa por comparar el modelo que recoge únicamente los efectos individuales de las variables con el modelo que incorpora además los correspondientes efectos interacción. Se trata de comprobar si los efectos de interacción son significativos y aportan alguna explicación adicional a la relación. Así, el modelo con interacciones que pretendemos estimar en este apartado es el siguiente: STOCK = γ 1VIG ⋅ VIGENT + γ 1SISINF ⋅ SISINF + γ 1P PES ⋅ P PEST + γ 1SISEV ⋅ SISEV + γ 1COM P ⋅ COMP + γ 1VIC O ⋅ VIG⋅COMP + γ 1SIFCO ⋅ SINF⋅COMP + γ 1PPECO ⋅ P PE⋅COMP + γ 1SEVCO ⋅ SIEV⋅COMP + ζ1 FLUJO = γ 2VIG ⋅ VIGENT + γ 2SISIN F ⋅ SISINF + γ 2PPES ⋅ P P EST + γ 2SISEV ⋅ SISEV + γ 2COMP ⋅ COMP + γ 2VIC O ⋅ VIG⋅COMP + γ 2SIFCO ⋅ SINF⋅COMP + γ 2PPECO ⋅ P PE⋅COMP + γ 2SEVCO ⋅ SIEV⋅COMP + ζ2

El procedimiento de estimación de este tipo de modelos aparece ilustrado en el apéndice II. Su principal peculiaridad radica en la necesidad de imponer ciertas condiciones a los estimadores, a las varianzas de los errores y a las varianzas de las variables latentes. Si partimos de los valores de los estimadores y de las varianzas de los errores obtenidos en el modelo de medida de las variables cuando no existe interacción, podemos derivar -a partir de las restricciones referidas- los valores de los estimadores y de la varianza de los errores para los indicadores de las variables latentes de interacción.

229

Así pues, una vez obtenida la nueva variable118 , es necesario reajustar el modelo de medida conjunto (Gráfico 5.5) con objeto de obtener el valor de los parámetros que luego nos han de permitir la inferencia de los parámetros de las variables de interacción VI GENT ⋅COMP, SISINF⋅COMP, PPEST ⋅COMP Y SISE V⋅COMP 119 . En concreto, se espera que el efecto de estas variables sea positivo y refuerce los efectos individuales de cada uno de los elementos de gestión. Gráfico 5.5 Modelo de me dida para inte racción

VIGENT

0.725

V31

0.475

0.785

V32

0.383

0.620

V33

0.616

V38

0.522

V40

0.782

V42

0.503

V43

0.764

V45

0.285

V46

0.316

V53

0.246

V54

0.534

COMP

0.150

0.443 0.692 0.643

0.467 0.705

SISINF

0.616

0.486

0.414 0.667

0.845

0.374

PPEST 0.827 0.655 0.868 0.479

SISEV 0.683 0.713

0.640 0.922

COMP

χ2 (67) = 42.694 (P= 0.991) GFI = 0.942 AGFI = 0.933 RMR = 0.0549 CFI = 1.000

118

La escala de la nueva variable ha sido recodificadada en una escala homogénea con la del resto de indicadores

del modelo. 119

P ara proceder al reajuste del modelo de medida, mantenemos el valor que ya habíamos establecido para los

coeficientes lambda y las varianzas de los errores de medida de los indicadores de cada una de las variables técnico-estructurales. Asimismo, el factor COMP está medido por el indicador único que hemos extraído del análisis factorial, circunstancia por la que o bien se asume que el constructo está medido sin error (se fija el peso en 1 y la varianza del error en 0), o bien se elige de forma más o menos arbitraria un nivel de confiabilidad (Bagozzi y Baumgartner, 1994). Siguiendo esta última pauta, nosotros asumimos un cierto error de medida y fijamos su nivel de confiabilidad en 0.85, lo que afectará tanto a las estimaciones de parámetros como a las desviaciones estándar, ya que se supone que la varianza del error es 0.15 veces la varianza de la variable.

230

A partir de estos parámetros, podremos derivar los valores de los estimadores, de la varianza de los errores y de la varianza de las variables latentes para los indicadores de las variables latentes de interacción (T abla 5.39). Con estos valores tomados como constantes podemos estimar los modelos conjuntos.

Tabla 5.39 Restricciones del modelo estructural no lineal Estimadores λX1Z1 = λX1 λZ1 λ31CO = λ31 λCP = 0,725 ⋅ 0,922 = 0,66845 λ32CO = λ32 λCO = 0,785 ⋅ 0,922 = 0,72377 λ33CO = λ33 λCO = 0,620 ⋅ 0,922 = 0,57164 λ38CO = λ38 λCO = 0,691 ⋅ 0,922 = 0,637102 λ40CO = λ40 λCO = 0,466 ⋅ 0,922 = 0,429652 λ42CO = λ42 λCO = 0,705 ⋅ 0,922 = 0,649088 λ43CO = λ43 λCO = 0,485 ⋅ 0,922 = 0,44717 λ45CO = λ45 λCO = 0,845 ⋅ 0,922 = 0,77909 λ46CO = λ46 λCO = 0,827 ⋅ 0,922 = 0,762494 λ53CO = λ53 λCO = 0,868 ⋅ 0,922 = 0,800296 λ54CO = λ54 λCO = 0,683 ⋅ 0,922 = 0,629726 Varianza de los errores Var(δX1⋅Z1) = λ X1 Var( X)Var(δZ1) + λ2z1 Var( Z)Var(δx1) + Var(δx1)Var( δx1) Var(δ31CO) = 0,725 2 ⋅ 1 ⋅ 0,15 + 0,922 2 ⋅ 1 ⋅ 0,475 + 0,15 ⋅ 0,475 = 0,55388 Var(δ32CO) = 0,785 2 ⋅ 1 ⋅ 0,15 + 0,922 2 ⋅ 1 ⋅ 0,383 + 0,15 ⋅ 0,383 = 0,43999 Var(δ33CO) = 0,620 2 ⋅ 1 ⋅ 0,15 + 0,922 2 ⋅ 1 ⋅ 0,616 + 0,15 ⋅ 0,616 = 0,67371 Var(δ38CO) = 0,691 2 ⋅ 1 ⋅ 0,15 + 0,922 2 ⋅ 1 ⋅ 0,522 + 0,15 ⋅ 0,522 = 0,59366 Var(δ40CO) = 0,466 2 ⋅ 1 ⋅ 0,15 + 0,922 2 ⋅ 1 ⋅ 0,782 + 0,15 ⋅ 0,782 = 0,81463 Var(δ42CO) = 0,705 2 ⋅ 1 ⋅ 0,15 + 0,922 2 ⋅ 1 ⋅ 0,503 + 0,15 ⋅ 0,503 = 0,577384 Var(δ43CO) = 0,485 2 ⋅ 1 ⋅ 0,15 + 0,922 2 ⋅ 1 ⋅ 0,764 + 0,15 ⋅ 0,764 = 0,80234 Var(δ45CO) = 0,845 2 ⋅ 1 ⋅ 0,15 + 0,922 2 ⋅ 1 ⋅ 0,285 + 0,15 ⋅ 0,285 = 0,39212 Var(δ46CO) = 0,827 2 ⋅ 1 ⋅ 0,15 + 0,922 2 ⋅ 1 ⋅ 0,316 + 0,15 ⋅ 0,316 = 0,418615 Var(δ53CO) = 0,868 2 ⋅ 1 ⋅ 0,15 + 0,922 2 ⋅ 1 ⋅ 0,246 + 0,15 ⋅ 0,246 = 0,359034 Var(δ54CO) = 0,683 2 ⋅ 1 ⋅ 0,15 + 0,922 2 ⋅ 1 ⋅ 0,534 + 0,15 ⋅ 0,534 = 0,604018 2

Varianza de las variables latentes Var(X⋅Z) = Var(X) ⋅Var( Z) + Cov(X,Z)2 Var (VIG⋅COMP ) = 1 ⋅ 1 + 0,667 2 = 1,444 Var (SINF⋅COMP ) = 1 ⋅ 1 + 0,479 2 = 1,229 Var (P PE⋅COMP ) = 1 ⋅ 1 + 0,713 2 = 1,508 Var (SIEV⋅COMP ) = 1 ⋅ 1 + 0,640 2 = 1,409

Una de las mayores dificultades de la especificación de variables latentes con interacción es conseguir un ajuste del modelo aceptable, dificultad que aumenta en la medida en que se incorporan al modelo indicadores producto120 . Con objeto de evitar este problema, nosotros optamos por plantear varios modelos y así diferenciar el efecto de cada variable. De esta forma, especificamos un modelo de interacción para cada una de las variables exógenas 120

Recordamos que los indicadores producto no cumplen el requisito de normalidad, circunstancia que, en cierto

modo, afecta a los procesos de estimación.

231

técnico-estructurales en combinación con la variable COMP. Pero para la contrastación de la hipótesis 3 no basta con garantizar la existencia de un efecto de interacción significativo; es preciso, además, que dicho efecto actúe como moderador o coadyuvante del efecto individual. Por ello, habrá que comparar los resultados de la estimación de los modelos anteriores con los de la estimación de estos mismos modelos pero sin el efecto interacción. Las ecuaciones correspondientes aparecen en la tabla 5.40. Tabla 5.40 Modelos e structurale s con y sin inte racción Modelo 1a

Modelo 1b

STOCK = γ 1VIG ⋅ VIGENT + γ 1COMP ⋅ COMP + γ 1VICH ⋅ VIG⋅COMP + ζ1 FLUJO = γ 2VIG ⋅ VIGENT + γ 2COMP ⋅ COMP + γ 2VICH ⋅ VIG⋅COMP + ζ2 STOCK = γ´1VIG ⋅ VIGENT + γ´1CO MP ⋅ COMP + ζ´1 FLUJO = γ´2VIG ⋅ VIGENT + γ´2C OMP ⋅ COMP + ζ´2

Modelo 2a

STOCK = γ 3SISINF ⋅ SISINF + γ 3COM P ⋅ COMP + γ 3SIFCH ⋅ SINF⋅COMP + ζ3 FLUJO = γ 4SISINF ⋅ SISINF + γ 4CO MP ⋅ COMP + γ 4SIFCH ⋅ SINF⋅COMP + ζ4

Modelo 2b

Modelo 3a

STOCK = γ´3SISI NF ⋅ SISINF + γ ´3COM P ⋅ COMP + ζ´3 FLUJO = γ´4SISIN F ⋅ SISINF + γ ´4CO MP ⋅ COMP + ζ´4 STOCK = γ 5PPES ⋅ P P EST + γ 5COMP ⋅ COMP + γ 5PPECH ⋅ P PE⋅COMP + ζ5 FLUJO = γ 6PPES ⋅ P PEST + γ 6COMP ⋅ COMP + γ 6PPECH ⋅ P P E⋅COMP + ζ6

Modelo 3b

STOCK = γ´5PPES ⋅ P P EST + γ´5COM P ⋅ COMP + ζ´5 FLUJO = γ´6PPES ⋅ P PEST + γ´6C OMP ⋅ COMP + ζ´6

Modelo 4a

Modelo 4b

STOCK = γ 7SISEV ⋅ SISEV + γ 7COMP ⋅ COMP + γ 7SEVCH ⋅ SIEV⋅COMP + ζ7 FLUJO = γ 8SISEV ⋅ SISEV + γ 8CO MP ⋅ COMP + γ 8SEVCH ⋅ SIEV⋅COMP + ζ8 STOCK = γ´7SISEV ⋅ SISEV + γ ´7COM P ⋅ COMP + ζ´7 FLUJO = γ´8SISEV ⋅ SISEV + γ´8C OMP ⋅ COMP + ζ´8

Los resultados obtenidos de la estimación se presentan en las tablas 5.41, 5.42, 5.43 y 5.44 al hilo de las correspondientes hipótesis. Sobre tales estimaciones121 se asienta la aceptación o refutación de la hipótesis general 3.

121

También en este caso hemos permitido que los errores de las dos variables dependientes (STOCK y FLUJO)

se correlacionen entre sí, puesto que son las dos dimensiones de la capacidad de aprendizaje y así lo hemos hecho en los modelos anteriores.

232

HIPÓTESIS 3A: La interacción dela vigilancia del entorno con la confianza, la creatividad y la innovación refuerza su efecto positivo sobre la capacidad de aprendizaje de la organización, influyendo tanto en la existencia de stocks de conocimiento como en su evolución por medio de flujos de conocimiento. Tabla 5.41 Estimación de los modelos de inte racción VIGENT-CO MP Modelos Modelo 1a

Modelo 1b

Estimaciones del modelo

Bondad del ajuste

STOCK = 0.382 ⋅ VIGENT + 0.647 ⋅ COMP + 0.285 ⋅ VIG⋅COMP (2.293) (5.053) (2.603)

R2 = 0.703

FLUJO = 0.272 ⋅ VIGENT + 0.788 ⋅ COMP + 0.137 ⋅ VIG⋅COMP (1.974) (7.145) (1.515*) STOCK = 0.114 ⋅ VIGENT + 0.700 ⋅ COMP (0.805) (5.103)

R2 = 0.843

FLUJO = 0.143 ⋅ VIGENT + 0.800 ⋅ COMP (1.230) (7.121) (*) Significativo al 90% de confianza (**) Significativo al 92 % de confianza

R2 = 0.606 R2 = 0.817

GFI = 0.813 AGFI = 0.780 CFI = 0.844 NFI = 0.772 GFI = 0.806 AGFI = 0.777 CFI = 0.836 NFI = 0.762

La hipótesis H3A es aceptada, en tanto que los coeficientes estimados para los parámetros de la interacción son positivos y significativos, y el porcentaje de varianza explicada (R2) por el modelo que incorpora la interacción (modelo 1a) es superior a la del modelo sin interacción (modelo 1b). Luego la interacción de la vigilancia del entorno con la confianza, la creatividad y la innovación tiene un efecto positivo sobre la existencia de stocks de conocimientos y sobre el desarrollo de los flujos de conocimiento que refuerza el efecto individual de la primera. Es más, al contrario de lo ocurrido al contrastar la hipótesis1A, la variable vigilancia pierde significación de manera notable en el modelo sin interacción, lo que nos conduce a deducir que el efecto de la vigilancia del entorno sobre la capacidad de aprendizaje es substancialmente significativo si se encuentra reforzado por los elementos de gestión del comportamiento junto al resto de elementos técnico-estructurales asociados a la visión tradicional de la dirección estratégica (en la que la vigilancia y diagnóstico del entorno aparece unido a los procesos de desarrollo de una respuesta – procesos de planificación estratégica- y supervisión –sistemas de evaluación-). En este caso, la importancia del adecuado desarrollo del comportamiento humano es capital para mantener una actitud proactiva, orientada a la búsque da, el descubrimiento y, en definitiva, a la anticipación a las condiciones del entorno. La capacidad de aprendizaje, en este sentido, tiende a la construcción de los mercados, en vez de esperar a que sean éstos los que proporcionen el asesoramiento de la demanda para decidir las formas de actuación.

233

HIPÓTESIS 3B: La interacción de los sistemas y tecnologías de información con la confianza, la creatividad y la innovación refuerza su efecto positivo sobre la capacidad de aprendizaje de la organización, influyendo tanto en la existencia de stocks de conocimiento como en su evolución por medio de flujos de conocimiento.

Tabla 5.42 Estimación de los modelos de inte racción SISINF-CO MP Modelos Modelo 2a

Modelo 2b

Estimaciones del modelo

Bondad del ajuste

STOCK = -0.0230 ⋅ SISINF + 0.863 ⋅ COMP + 0.217 ⋅ SINF⋅COMP (-0.181) (7.754) (2.097)

R2 = 0.654

FLUJO = -0.0127 ⋅ SISINF + 0.952 ⋅ COMP + 0.139 ⋅ SINF⋅COMP (-0.119) (10.174) (1.588* ) STOCK = -0.122 ⋅ SISINF + 0.834 ⋅ COMP (-1.008) (7.442)

R2 = 0.828

FLUJO = -0.0759 ⋅ SISINF + 0.933 ⋅ COMP (-0.746) (9.971) (*) Significativo al 90% de confianza

R2 = 0.607 R2 = 0.808

GFI = 0.814 AGFI = 0.790 CFI = 0.834 NFI = 0.719 GFI = 0.809 AGFI = 0.789 CFI = 0.829 NFI = 0.712

La observación de los modelos 2a y 2b nos lleva a aceptar la hipótesis H3B. En principio, ya habíamos rechazado el efecto positivo de los sistemas de información sobre la capacidad de aprendizaje. Esta conclusión se mantiene, tal y como se deduce de los coeficientes estimados para dicho elemento en los dos modelos –son negativos y no significativos-. Asimismo, la varianza explicada (R2 ) y la bondad del ajuste mejoran discretamente en el modelo con interacción. Parece, pues, que el efecto de los sistemas de información sobre la capacidad de aprendizaje se produce principalmente a través de su asociación con la aparición de la confianza, de la creatividad y de la innovación. Este resultado viene a confirmar que toda estrategia de gestión del conocimiento basada en la introducción de tecnologías y sistemas de información no debe ser la única solución, dado que el conocimiento está estrechamente ligado al comportamiento y al desarrollo de la persona. El impulso de sistemas electrónicos que codifiquen, almacenen, distribuyan o permitan la reutilización del conocimiento siempre debe acompañarse de una cierto grado de implicación y desarrollo del componente humano, de tal forma que se refuercen aspectos como la comunicación personal, la iniciativa o la colaboración “ mano a mano” y que se asegure que esa s tecnologías no son ciegamente aplicadas a situaciones o contextos que lo desaconsejan. Por otra parte, aquellas compañías que depositan en el componente humano el peso de la gestión de sus conocimientos siempre deben adquirir un sistema tecnológico de información modesto y suficiente como para proporcionar un soporte al elemento humano, facilitándole la gestión documental y de contenidos, la capacidad de workflow y de contacto virtual, una fuente de búsque da de datos o una vía de localización de expertos, etc..

234

HIPÓTESIS 3C: La interacción de los procesos de planificación estratégica con la confianza, la creatividad y la innovación refuerza su efecto positivo sobre la capacidad de aprendizaje de la organización, influyendo tanto en la existencia de stocks de conocimiento como en su evolución por medio de flujos de conocimiento. Tabla 5.43 Estimación de los modelos de inte racción PPEST-CO MP Modelos Modelo 3a

Modelo 3b

Estimaciones del modelo

Bondad del ajuste

STOCK = 0.271 ⋅ PPEST + 0.634 ⋅ COMP + 0.099 ⋅ PPE⋅COMP (1.710**) (4.373) (1.078)

R2 = 0.632

FLUJO = 0.296 ⋅ PPEST + 0.715 ⋅ COMP + 0.053 ⋅ PPE⋅COMP (2.322) (6.142) (0.727) STOCK = 0.211 ⋅ PPEST + 0.627 ⋅ COMP (1.434* ) (4.312)

R2 = 0.845

FLUJO = 0.263 ⋅ PPEST + 0.711 ⋅ COMP (2.233) (6.102) (*) Significativo al 90% de confianza (**) Significativo al 92 % de confianza

R2 = 0.620 R2 = 0.840

GFI = 0.869 AGFI = 0.828 CFI = 0.920 NFI = 0.861 GFI = 0.867 AGFI = 0.834 CFI = 0.921 NFI = 0.859

La estimación de los modelos 3a y 3b nos lleva a rechazar la hipótesis H3C, dado que los coeficientes estimados para los parámetros de la interacción son ambos positivos pero no significativos. Por otro lado, comprobamos que el porcentaje de la varianza explicada (R2 ) por el modelo que incorpora la interacción (modelo 3a) es superior al del modelo sin interacción (modelo 3b), aunque en un grado tan leve que tampoco nos permite concluir que la explicación adicional que pudiera aportar la interacción sea importante. Si bien este resultado no deja de interesarnos, la importancia de los procesos de planificación estratégica como herramienta de gestión está dotada de una autosuficiencia y un alcance que la hacen prevalecer al margen del contexto social y de los comportamientos cultivados en el seno de la organización. No podemos olvidar que los procesos de planificación estratégica están dirigidos a establecer una guía para los miembros de la organización, estableciendo una visión de futuro, y diseñando los procesos y operaciones que son necesarios para alcanzar ese futuro. T odo ello es, por sí solo, un motivador del comportamiento muy poderoso, si bien el resultado no deja de ser contradictorio con la necesaria flexibilidad que debe impregnar a este tipo de procesos.

235

HIPÓTESIS 3D: La interacción de los sistemas de seguimiento y evaluación con la confianza, la creatividad y la innovación refuerza su efecto positivo sobre la capacidad de aprendizaje de la organización, influyendo tanto en la existencia de stocks de conocimiento como en su evolución por medio de flujos de conocimiento.

Tabla 5.44 Estimación de los modelos de inte racción SISEV-CO MP Modelos Modelo 4a

Modelo 4b

Estimaciones del modelo

Bondad del ajuste

STOCK = 0.333 ⋅ SISEV + 0.595 ⋅ COMP + 0.082 ⋅ SIEV⋅COMP (2.418) (4.745) (0.927)

R2 = 0.659

FLUJO = 0.181 ⋅ SISEV + 0.775 ⋅ COMP - 0.025 ⋅ SIEV⋅COMP (1.577* ) (7.380) (-0.336) STOCK = 0.290 ⋅ SISEV + 0.593 ⋅ COMP (2.275) (4.720)

R2 = 0.830

FLUJO = 0.194 ⋅ SISEV + 0.776 ⋅ COMP (1.816) (7.392) (*) Significativo al 90% de confianza

R2 = 0.650 R2 = 0.831

GFI = 0.879 AGFI = 0.842 CFI = 0.925 NFI = 0.856 GFI = 0.875 AGFI = 0.844 CFI = 0.927 NFI = 0.854

Finalmente, la hipótesis H3D también debe ser rechazada, tanto porque los coeficientes estimados para los parámetros de la interacción no son significativos como porque el porcentaje de varianza explicada (R2 ) por el modelo con interacción (modelo 4a) es muy levemente superior al del modelo sin interacción (modelo 4b), de forma que no podemos extraer conclusiones que apoyen ninguna explicación adicional importante aportada por la interacción. Este resultado no es sorprendente, si tenemos en cuenta que los procesos de medición, evaluación y diagnóstico, en la mayoría de las organizaciones, están fundamentados en la aplicación de medidas objetivas y estandarizadas, que son analizadas al margen de un contexto caracterizado por la curiosidad, la creatividad, la experimentación o la colaboración y en el que las emociones, sentimientos, intuiciones o sensaciones de los individuos son apenas relevantes. En cualquier caso los sistemas de evaluación deben ser lo suficientemente cuidados como para no ser considerados meros instrumentos de control, sino generadores del discernimiento acerca de lo que es necesario continuar aprendiendo.

Antes de terminar, es interesante comentar que, en la estimación de los cuatro modelos de interacción, el valor del coeficiente de la variable COMP es siempre considerablemente elevado y significativo y que, una vez más, el valor del coeficiente de correlación múltiple al cuadrado (R2 ) es superior en el caso de los flujos que en el de los stocks de conocimiento. Todo ello no hace sino constatar la importancia de este tipo de elementos de gestión para la capacidad de aprendizaje y, especialmente, para la evolución dinámica del conocimiento (procesos de aprendizaje).

236

5.4.4. Análisis de la matriz de modalidade s de gestión del conocimiento Para finalizar nuestro análisis del alcance de la gestión del conocimiento sobre la capacidad de aprendizaje de la organización, vamos a estudiar el efecto de los elementos de gestión técnico-estructurales y de los elementos de gestión del comportamiento sobre los stocks y los flujos de conocimiento atendiendo a las variantes que admite su gestión. Así, y de acuerdo con el planteamiento teórico expuesto en el capítulo 3, identificamos las cuatro modalidades de ge stión del conocimiento que genera la combinación de ambos tipos de elementos y, seguidamente, analizaremos en cada una de ellas el valor de los stocks y de los flujos de conocimiento.

Con objeto de crear las diferentes situaciones, realizamos una segmentación de la muestra en función de dos criterios: uno que recoja el conjunto de elementos técnicoestructurales y otro que recoja el conjunto de elementos del comportamiento. Cada uno de estos criterios, nos permitirá valorar en qué medida recurre la organización a uno y otro tipo de elementos en la gestión de conocimiento. En este empeño, ya contamos con una variable que reúne la confianza, la creatividad y la innovación, que hemos denominado COMP y que será el primer criterio de segmentación. En cuanto a los elementos técnico-estructurales (vigilancia del entorno, sistemas de información, procesos de planificación estratégica y sistemas de evaluación y seguimiento), optamos por crear, igualmente, una única variable (T abla 5.45), TECEST , que originamos a partir de la unión de los ítems que la conforman mediante un análisis factorial de componentes principales y que utilizamos como segundo criterio de segmentación122 . Como puede comprobarse en los resultados obtenidos, y en afinidad con los resultados anteriores, los menores pesos son corresponden a los ítems que se refieren a los sistemas y tecnologías de la información (V38 a V43). La fiabilidad (α de Cronbach) de la nueva variable es perfectamente aceptable. Tabla 5.45 Factor extraído para los elementos de gestión té cnico-e structurale s Variable

Elementos de gestión técnico-estructurales TECEST

122

Ítems

Pesos

V31 V32 V33 V38 V40 V42 V43 V45 V46 V53 V54

0.681 0.704 0.606 0.480 0.516 0.483 0.362 0.726 0.712 0.713 0.595

% de varianza explicada

α de Cronbach

37.122

0.8184

Las variables, COMP y TECESTR, son posteriormente recodificadas a una misma escala.

237

Para definir las diferentes modalidades de gestión del conocimiento, distinguimos entre situaciones de baja o alta gestión de elementos del comportamiento, y situaciones de baja o alta gestión de elementos técnico-estructurales, eligiendo como punto de corte para ambos criterios el valor de la mediana. Así, del cruce de uno y otro criterio resultan las cuatro situaciones que se caracterizan en la tabla 5.46. Somos conscientes de que el estudio individualizado de estas situaciones conlleva una importante reducción del tamaño de la muestra y que ello actúa en detrimento del rigor estadístico del análisis. Tabla 5.46 Modalidade s de gestión del conocimiento Orientación al comportamiento BAJA ALTA Orientación técnicoestructural

BAJA ALTA

Situación 1 G estión pasiva Situación 3 G estión técnicoestructurada

Situación 2 G estión orientada al comportamiento Situación 4 G estión activa

En cada una de estas situaciones o modalidades de la ge stión del conocimiento, analizamos cada uno de los factores determinantes de la capacidad de aprendizaje (CONIND, CONGR, CONOR, EXPLOR y EXPLOT), después de haberlos recodificado a una nueva escala de valores que oscila entre 0 y 10. Además, incluimos en el análisis la variable de control tamaño organizativo con objeto de comprobar las posibles incidencias. La media, la desviación típica, y los valores máximo y mínimo de todas las variables contempladas, y para cada situación, aparecen en la tabla 5.47. En dicha tabla, también se incluyen los resultados de un test ANOVA, que nos permite comprobar la significación estadística (P< 0.05) de las diferencias que se registran entre los valores medios obtenidos en cada una de las variables de stocks y flujos en las cuatro situaciones planteadas. Estos resultados se completan con un test de T ukey, que nos permite identificar las diferencias significativas resultantes de las comparaciones dos a dos entre los cuatro conjuntos de organizaciones.

238

Tabla 5.47 Valor de la gestión del conocimiento Variable

Media CONIND Desviación Mínimo Máximo Media CONGR Desviación Mínimo Máximo Media CONOR Desviación Mínimo Máximo Media EXPLOR Desviación Mínimo Máximo Media EXPLOT Desviación Mínimo Máximo Media Desviación TAMAÑ Mínimo O Máximo

Situación 1 (N= 38)

Situación 2 (N = 16)

Situación 3 (N = 16)

Situación 4 (N = 37)

5.7553 1.3865 3.04 8.21 3.9918 1.8007 0.00 6.66 4.9611 1.8443 0.00 7.95 3.9993 2.2639 0.01 7.90 5.1050 1.8759 0.00 8.48 586.2632 69 2500

6.9900 1.306 3.93 10.00 5.9845 1.7490 3.15 9.27 6.9666 1.6595 4.07 10.00 6.6306 2.1390 2.20 10.00 6.4211 1.5754 4.38 9.98 260 50 1800

6.0858 2.1980 0.01 9.11 4.9292 1.4547 2.61 8.42 6.3399 1.6854 2.89 9.04 5.3805 1.9031 1.23 8.86 6.0462 1.3851 4.21 8.42 858.1875 15 2500

7.6240 1.2968 5.72 10.00 6.5420 1.5380 3.31 9.98 7.7932 1.5405 4.93 10.00 7.5316 1.4390 5.53 10.00 7.5909 1.4201 3.46 9.80 566.7297 50 2500

ANOVA

TEST TUKEY Diferencias entre grupos*

F

Signif

9.776

.000

1-2 1-4 3-4

16.002

.000

18.080

.000

1-2 1-4 3-4 1-2 1-3 1-4 3-4

21.990

.000

1-2 1-4 3-4

14.833

.000

1-2 1-4 3-4

-

-

-

(*) Diferencias significativas al 0.05

Comparando entre sí los resultados obtenidos para los cuadrantes 1 y 4, podemos comprobar que los valores medios obtenidos para las variables que definen la capacidad de aprendizaje, ya sean stocks o flujos, son significativamente menores en la situación 1 que en la situación 4, tal y como corresponde con las relaciones propuestas en nuestras hipótesis de análisis. Este resultado concuerda con los valores mínimo y máximo, menores en la situación 1 que en la 4, y también aparece claramente reflejado en los gráficos 5.6 y 5.7, en los que se refleja la trayectoria del valor medio obtenido en cada situación para las variables de stocks y de flujos de conocimiento, respectivamente. Podemos confirmar, entonces, que las hipótesis propuestas son aceptables. Además, esta confirmación se consolida si tenemos en cuenta que, en la situación 4, los valores medios obtenidos en las tres variables de stocks están muy alineados entre sí –si bien en el caso de los conocimientos de grupo (CONGR) es un poco menor-, y que ocurre exactamente igual con los valores medios obtenidos para las dos variables de flujos. Esta correspondencia no ocurre en el resto de los casos, y es síntoma del equilibrio en el potencial de aprendizaje al que conduce la gestión integral de ambos tipos de elementos: técnico-estructurales y de comportamiento.

Aunque son más difíciles de interpretar, si observamos los resultados que corresponden a las situaciones 2 y 3 comprobamos que los valores medios obtenidos tanto

239

para las variables de stock como para las variables de flujo, son superiores a los obtenidos en la situación 1, pero inferiores a los de la situación 4. Esta apreciación es coherente si consideramos que, en estas dos situaciones, nos encontramos con organizaciones con iniciativas de gestión de conocimiento efectivas, si bien dicha gestión está sesgada por la mayor intensidad, en cada caso, de la faceta de comportamiento (situación 2) y de la faceta técnico-estructural (situación 3). En ambas situaciones, los resultados son homogéneos, aunque es destacable que en la situación 2 los valores medios de cada una de las variables consideradas están siempre por encima de los valores medios obtenidos en la situación 3, especialmente en el caso de los flujos de exploración (EXPLOR). Además, los valores máximos y mínimos obtenidos en la situación 2 son ligeramente mejores que los obtenidos en la situación 3. Este resultado nos permite presumir que aquella s organizaciones que enfocan la gestión del conocimiento hacia los elementos de gestión del comportamiento alcanzan un mayor potencial para la exploración de nuevos conocimientos que aquellas otras organizaciones que se centran en la gestión de los elementos técnico-estructurales, que parecen más propensas a explotar los conocimientos disponibles (en la situación 3 el valor medio obtenido en los flujos de explotación es superior al obtenido en los de exploración, al contrario de lo que ocurre en la situación 2). Asimismo, y a la luz de estos resultados, podemos prever que, a la larga, cuidar la gestión de los elementos de comportamiento para, seguidamente, atender la gestión de los elementos técnico-estructurales, constituye el mejor camino para acercarse a la gestión de conocimiento activa que refleja la situación 4. Gráfico 5.6 Re presentación lineal del valor me dio de los stocks de conocimiento en las distintas situaciones de gestión del conocimiento

valor medio

8 7

CONIND

6

CONGR

5

CONORG

4 3 1

2

3

4

situaciones

Resulta interesante señalar que, tal y como puede observarse en el gráfico 5.6, en cualquiera de las situaciones planteadas, la media de los conocimientos de grupo está siempre por debajo de la media de los conocimientos individuales y organizativos. De igual forma, y como refleja el gráfico 5.7, en las organizaciones posicionadas en la situación 4 el valor medio de los flujos de exploración y explotación se encuentra prácticamente a la par,

240

cosa que no ocurre en las situaciones 1 y 3 –que aparece más acentuada la explotación- o en la situación 2 –ligeramente superior en la exploración de conocimiento-. Gráfico 5.7 Re presentación lineal del valor me dio de los flujos de conocimiento en las distintas situaciones de gestión del conocimiento

valor medio

8 7 6

EXPLOR

5

EXPLOT

4 3 1

2

3

4

situaciones

Finalmente, y para profundizar a un mayor nivel de detalle en el análisis de nuestras modalidades de gestión del conocimiento, atendemos al tamaño de la organización como variable de control. A este respecto, tal y como refleja el gráfico 5.8, podemos observar que el tamaño medio de las organizaciones clasificadas en las situaciones 1 y 4 es muy semejante, por lo que no podemos decir que las diferencias de tamaño tengan una incidencia relevante en estas situaciones. Sin embargo, hacemos notar que el tamaño medio de las organizaciones agrupadas en la situación 2 es notablemente inferior al de las organizaciones que pertenecen a la situación 3, más proclives a concentrarse en los aspectos técnicoestructurales. Esta circunstancia bien permite inferir que las organizaciones de menor tamaño, no sólo tienden a centrar la gestión del conocimiento en los aspectos del comportamiento y en la creación de un contexto social idóneo para la efectividad y evolución del conocimiento, sino que además consiguen un progreso en su capacidad de aprendizaje mayor que aquellas organizaciones de mayor tamaño, que tienden a centrarse en la gestión de elementos técnico-estructurales.

241

valor medio

Gráfico 5.8 Re presentación lineal del valor me dio del tamaño organizativo en las distintas situaciones de ge stión del conocimiento 900 800 700 600 500 400 300 200

TAMAÑO

1

2

3

4

situaciones

5.4.5. Contraste de la hipótesis 4 La hipótesis cuarta que planteamos atañe al impacto de la capacidad de aprendizaje sobre la organización de tal forma que, en la medida en que existan unos stocks y unos flujos de conocimiento adecuadamente promovidos por la gestión del conocimiento, se generarán unos resultados de naturaleza no económica y económica. Esta hipótesis se puede contrastar estudiando los niveles obtenidos en los resultados económicos y no económicos en diferentes contextos de la capacidad de aprendizaje, esto es, ante diferentes valores de los stocks y flujos de conocimiento.

El proceso de contraste estadístico, similar al realizado en el epígrafe inmediatamente anterior, comienza con la segmentación de la muestra en función de los mayores o menores niveles de stocks y flujos de conocimientos123 . Para llevar a cabo este proceso, primeramente optamos por la creación de dos nuevas variables continuas, ST OCKS y FLUJOS, que obtenemos de la agrupación de los componentes (indicadores) que conforman cada una de estas dimensiones aplicando, en cada caso, un análisis factorial de componentes principales124 (T abla 5.48). La fiabilidad obtenida en ambos factores (α de Cronbach) es perfectamente aceptable, por lo que cada una de ellas nos permite medir, respectivamente, el conjunto de stocks y/o flujos de conocimiento que reúnen las 123

La segmentación de la muestra vuelve a suponer una reducción del tamaño de la muestra en cada situación, si

bien esta parte de la investigación constituye un análisis exploratorio que responde a nuestro afán de realizar aportaciones en lo que se refiere al impacto en los resultados provocado por la capacidad de aprendizaje. 124

Los valores obtenidos para cada variable, STOCKS y FLUJOS, son igualmente recodificados a una misma

escala.

242

organizaciones, bien se trate de stocks de conocimiento individuales, de gr upo u organizativos, en el primer caso, o de flujos de exploración y explotación, en el segundo.

Tabla 5.48 Factores extraídos para las variables de la capacidad de aprendizaje Variables STOCKS FLUJOS

Ítems

Pesos

CONIND CONGR CONORG EXP LOR EXP LOT

0.746 0.877 0.821 0.912 0.912

% de varianza explicada

α de Cronbach

66.666

0.7476

83.183

0.7978

Así, y utilizando como criterio de segmentación los dos factores obtenidos, creamos cuatro situaciones distintas (y extremas) de las organizaciones en función de su capacidad de aprendizaje, resultantes del cruce entre posiciones de bajo y alto nivel de stocks de conocimientos y posiciones de bajo o alto nivel de flujos de conocimiento, y de tal forma que podamos analizar el valor de los resultados obtenidos en cada una de ellas. Como punto de corte, volvemos a utilizar la mediana del cruce entre ambos criterios, de lo que resultan cuatro situaciones que se reflejan en la tabla 5.49. Tabla 5.49 Conte xtos organiz ativos de la capacidad de aprendiz aje Nivel de stocks de conocimiento BAJO ALTO Situación 1

Situación 2

BAJO Capacidad minimizada

Nivel de flujos de conoicmiento

Situación 3

Capacidad estática Situación 4

ALTO Capacidad dinámica

Capacidad integrada

La situación 1 es la que ocupan aquellas organizaciones que carecen tanto de una buena cartera de stocks de conocimientos como de los flujos de conocimiento necesarios para su evolución y en las que, por lo tanto, la capacidad de aprendizaje está minimizada o es incipiente. Esta situación es propia de organizaciones que apenas admiten transformaciones, probablemente maduras o sencillamente estancadas, por lo que su situación es crítica o de receso. En la situación 2 se encuentran organizaciones que se caracterizan por poseer una buena cartera de stocks de conocimiento, si bien el desarrollo de flujos de conocimiento es escaso y, probablemente, no irá más allá de lo estrictamente necesario. Conforme a ello, en esta situación se encontrarán aquellas organizaciones que presentan una capacidad de aprendizaje estática, y que gravita sobre el mantenimiento de una estructura de

243

conocimientos muy sólida que les permite atender las necesidades de sus clientes125 . Esta situación es posible en el caso de organizaciones grandes y maduras, con una fuerte tradición o con algún tipo de ventaja competitiva bien establecida, que c uentan con una cartera de conocimientos más o menos amplia y estable y en las que se han estandarizado las relaciones de interdependencia entre las distintas actividades de la organización. Las organizaciones que sustentan su capacidad de aprendizaje en el desarrollo de numerosos flujos de conocimiento ocupan la situación 3. Estas organizaciones apenas llegan a poseer una cartera de stocks de conocimientos estable, por lo que podríamos decir que mantienen una capacidad de aprendizaje dinámica. Es una situación propia de organizaciones que necesitan adaptar de forma continua sus actividades de generación de valor, centrando sus esfuerzos en la explotación de unas competencias transitorias y en sustituirlas rápidamente por otras mediante la explotación. Finalmente, en la situación 4 las organizaciones se caracterizan por la adecuada concentración tanto de un elevado volumen de stocks como de un elevado volumen de flujos de conocimiento, situación que podemos denominar capacidad de aprendizaje integral. Esta situación caracteriza un estado en el que la interrelación entre los stocks y los flujos de conocimiento equilibra el potencial para desarrollar, mantener, aplicar y mejorar atributos, habilidades y actividades de tal forma que sean una fuente de ventajas competitivas sostenibles, es decir, una fuente de valor para la organización.

Una vez definidos los posibles contextos organizativos del potencial de aprendizaje, pasamos a ver su efecto en los resultados de la organización. En coherencia con nuestras hipótesis, los resultados serán peores en la situación 1, en la que existen bajos niveles de stocks y de flujos de conocimiento, que los obtenidos en la situación 4, con altos niveles de stocks y de flujos de conocimiento. Las situaciones 2 y 3, una vez más, son difíciles de interpretar, en tanto que son situaciones que se caracterizan por la falta de alineamiento entre los stocks y los flujos de conocimiento. Para comprobar esta relación entre la capacidad de aprendizaje y los resultados de la organización volvemos a realizar un análisis univariante para cada una de las variables que indican el valor de los resultados no económicos y económicos (RDONOEC y RDOEC) en cada una de las situaciones creadas, y que son obtenidas mediante un análisis factorial de componentes principales (Tabla 5.50). Las dos nuevas variables, cuya fiabilidad (α de Cronbach) es adecuada, son recodificadas a una nueva escala de valores entre 0 y 10. Igualmente, también incluimos en esta parte del estudio la evaluación del tamaño organizativo en cada uno de los contextos de análisis.

125

No obstante, su situación es insegura porque esos conocimientos apenas se movilizan para ser expandidos

entre los distintos niveles de la organización -fundamentalmente hacia los niveles colectivos de aprendizaje-, lo que bien podría significar una fuerte dependencia de la organización para con sus miembros individuales.

244

Tabla 5.50 Factores extraídos para las variables de resultados Variables

Resultados no económicos (RNOEC) Resultados económicos (REC)

Ítems V73 V75 V77

Pesos 0.770 0.801 0.840

V78 V79 V80

0.910 0.888 0.931

% de varianza explicada

α de Cronbach

64.703

0.7222

82.772

0.8958

Una vez más, la media, la desviación típica, y los valores mínimo y máximo de las dos variables de resultados contempladas, en cada una de las situaciones, aparecen recopilados en la tabla 5.51. En dicha tabla, también se incluyen los resultados de un test ANOVA, a fin de comprobar la significación estadística (P< 0.05) de las diferencias que se registran entre los valores medios de las dos variables de resultados en las cuatro situaciones planteadas. Estos resultados vuelven a completarse con la aplicación de un test de T ukey, que nos permita detectar las diferencias significativas resultantes de comparar dos a dos los cuatro subconjuntos de organizaciones. Es la información que precisamos para comentar la validez de la hipótesis 4. Tabla 5.51 Valor del impacto de la capacidad de aprendizaje Variable

RDONO EC

RDOEC

TAMAÑ O

Situación 1 (N= 39) Media Desviación Mínimo Máximo Media Desviación Mínimo Máximo Media Desviación Mínimo Máximo

4.3718 1.7032 0 7.86 6.5847 2.0829 0 10 630.1579 9 2500

Situación 2 (N = 15) 6.6322 1.0646 5.49 8.98 7.7777 1.5003 5 10 727.6 25 2500

Situación 3 (N = 14) 5.8680 2.3980 0 8.98 6.1947 1.8739 2.5 10 329.5714 15 1819

Situación 4 (N = 40) 7.1890 1.5199 3.24 9.98 7.8097 1.6924 3.36 10 539.2628 10 2500

TEST TUKEY

ANOVA F

Signif

Diferencias entre grupos*

20.227

.000

1-2 1-3 1-4

4.827

.003

-

-

1-4 3-4

-

(*) Diferencias significativas al 0.05

Hipótesis 4A: La capacidad de aprendizaje de la organización ejerce un impacto positivo sobre los resultados económico-financieros de la misma. Hipótesis 4B: La capacidad de aprendizaje de la organización ejerce un impacto positivo sobre otros indicadores de valor no económico-financieros de la misma. Estas hipótesis pueden contrastarse esencialmente a partir de las situaciones 1 y 4. Si comparamos entre sí los resultados de estos dos cuadrantes de la tabla 5.51, observamos que los valores medios obtenidos tanto para los resultados no económicos como para los

245

económicos, son significativamente menores en la situación 1 que en la situación 4, resultado que concuerda con los valores mínimos y máximos obtenidos en estas dos variables, que son menores en la situación 1 que en la situación 4. Estos resultados también se reflejan en el gráfico 5.9, que representa los valores medios de cada una de las variables de resultados consideradas, en cada una de las cuatro situaciones distinguidas. Podemos considerar, entonces, que la hipótesis 4 es aceptable. No obstante, y como curiosidad, es preciso señalar que el incremento sobre el valor de los resultados que se produce al pasar de la situación 1 a la situación 4 es especialmente significativo en el caso de los resultados no económicos, lo que confirma que la capacidad de aprendizaje en el seno de la organización es generadora de un “ aprendizaje de clientes” que antecede a la obtención de mejoras en los resultados financieros. Por lo que se refiere a las situaciones 2 y 3, resulta más difícil extraer conclusiones. Si comparamos entre sí los resultados de ambas situaciones, resultan mejores los valores medios obtenidos en la situación 2 que en la situación 3, aunque no parece que existan diferencias importantes entre los valores máximos y mínimos. Además, los valores medios obtenidos para los resultados no económicos y económicos son superiores a los obtenidos en la situación 1 e inferiores a los obtenidos en la situación 4 en ambos casos, excepto en el caso de los resultados económicos obtenidos en la situación 3 (menores incluso que en la situación 1). Este resultado nos sorprende, pero es explicable si consideramos que la falta de alineación entre los stocks y flujos de conocimiento afecta negativamente a la capacidad de aprendizaje y, por ende, a su impacto sobre los resultados. No obstante, es interesante observar que, de spués de la situación 4, la situación que conduce a mejores resultados económicos y no económicos es la situación 2, en la que se encuentran las organizaciones con una importante cartera de stocks de conocimientos. Concretamente, destacamos el notable incremento que se produce en los resultados – especialmente los económicos- al pasar de la situación 1 a la 2 (igualando prácticamente al valor medio que alcanzan en la situación 4) y de la situación 3 a la 4, es decir, cuando se evoluciona de una situación con un bajo volumen de stocks de conocimiento a otra con un alto volumen en los mismos. Esto no ocurre cuando se evoluciona de situaciones con un bajo desarrollo de flujos de conocimiento a un alto desarrollo. Estas observaciones nos permiten inferir que el impacto de la capacidad de aprendizaje sobre los resultados de la organización se verifica, pero se manifiesta en el largo plazo, y esencialmente cuando ésta ha sido capaz de reunir un stock de conocimientos relevante suficiente. Además, el hecho de que las organizaciones con mejores resultados no económico-financieros sean también las que obtienen mejores resultados económico-financieros, demuestra que esos resultados

246

económico-financieros vendrán precedidos por unos buenos resultados no económicofinancieros.

valor medio

Gráfico 5.9 Re presentación lineal del valor me dio de los resultados en las distintas situaciones organizativas de la capacidad de aprendizaje 9 8 7

RDONOEC

6 5 4 3

RDOEC

1

2

3

4

situaciones

Por último, y completando nuestro análisis apreciando la trascendencia del tamaño organizativo (Gráfico 5.10), no parece que existan diferencias significativas en el tamaño medio de las organizaciones de las situaciones 1 y 4. Pero es destacable que el tamaño medio de las organizaciones que pertenecen a la situación 2 es superior al de las organizaciones que pertenecen a la situación 3, de lo que se pue de de ducir que en las organizaciones de menor tamaño el valor de los flujos de conocimiento es el principal determinante de la capacidad de aprendizaje, mientras que las organizaciones de mayor tamaño tienen más potencial para reunir una cartera considerable de stocks de conocimiento.

Gráfico 5.10 Re presentación lineal del valor me dio del tamaño organizativo en las distintas situaciones organizativas de la capacidad de aprendizaje

valor medio

850 750 650 550

TAMAÑO

450 350 250 1

2

3

situaciones

247

4

CAPÍTULO 6 RESUMEN Y CONCLUSIONES

248

6.1. RESUMEN En estas páginas finales pretendemos ofrecer una breve panorámica de los distintos capítulos desarrollados, así como destacar las principales implicaciones y reflexiones emanadas de esta investigación.

El trabajo expuesto se inicia, en el capítulo 1, con una aproximación al reconocimiento de las organizaciones como sistemas de aprendizaje. El argumento desarrollado es que, con objeto de sobrevivir en un entorno cada vez más complejo, toda organización necesita desarrollar una capacidad de aprendizaje que permita reducir la brecha entre los conocimientos existentes en la organización y los que son necesarios para responder eficientemente a las exigencias percibidas del entorno. El desarrollo de la capacidad dependerá de la interpretación que la organización haga de la realidad y de su potencial de respuesta por medio del aprendizaje. Concretamente, la organización debe conducirse como un sistema de aprendizaje integrado por los aspectos estáticos y dinámicos del conocimiento, esto es, por unos stocks de conocimiento y unos flujos de conocimiento. Los stocks de conocimiento representan las estructuras de conocimiento establecidas y mantenidas en los depósitos humanos y no humanos de conocimiento que contiene la organización. Estas estructuras evolucionan por medio de numerosos flujos de conocimiento, que representan a los procesos de aprendizaje, y que elaboran, sostienen o contradicen los actuales stocks de conocimiento, facilitando su aprensión dentro de la organización y controlando su reproducción por cualquier empresa competidora. Como consecuencia, la capacidad de aprendizaje es el resultado de un ciclo continuo en el que los stocks y los flujos de conocimiento se relacionan y se refuerzan mutuamente, capacitando al sistema para crear, sostener y generalizar conocimientos con impacto.

La organización es un sistema de aprendizaje abierto y dinámico en el que las percepciones del entorno constituyen la razón inductora del funcionamiento de su sistema de aprendizaje al desencadenar los procesos de aprendizaje instigadores de la evolución y transformación del conocimiento. Por ello, el stock de conocimiento que sostiene la capacidad de aprendizaje de la organización es función de la conjunción entre los dominios de conocimiento interno y externo, siendo ambos esenciales para reducir la falta de ajuste entre la organización y su entorno. Con relación al dominio externo, diremos que la capacidad de aprendizaje debe estar orientada al aprovechamiento de las oportunidades que ofrece el mercado. Con relación al dominio interno, la capacidad de aprendizaje persigue el

249

que exista una correspondencia entre las exigencias de conocimiento y su disponibilidad dentro de la organización, tanto en tipo como en cantidad. Asimismo, la dinámica que mantiene la organización con su entorno produce una secuencia de flujos de conocimiento que implica la coordinación, dentro del sistema, de la generación, la absorción, la difusión y la utilización del conocimiento, todo lo cual es necesario para establecer, adaptar y renovar los stocks de conocimiento que forman parte del sistema.

Ahora bien, este proceso de intercambio dinámico entre los stocks y los flujos de conocimiento, desarrollado como respuesta a los estímulos del entorno, puede ocurrir a través de tres niveles en la organización: individual, grupal y organizativo. Realmente, la organización es un sistema de aprendizaje multinivel en el que, si bien el conocimiento tiene su origen en sus individuos, su condición de miembros de la organización motiva que no deban ser contemplados aisladamente, sino como integrantes de una red de relaciones más o menos estructuradas, en la que los conocimientos son compartidos por medio de la interacción hasta llegar a trascender a la propia organización. Así, la importancia de que cada miembro de la organización integre sus conocimientos con los demás corrobora la existencia de un aprendizaje colectivo, tanto en el nivel de los grupos de trabajo como en la totalidad de la organización. De esta forma, queda reconocido que también los grupos de trabajo y las organizaciones -y no únicamente los individuos que pertenecen a ellos- tienen capacidad para poseer un stock sistematizado de conocimientos y para movilizarlo por medio de flujos entre los distintos niveles, preservando determinadas prácticas al margen de los cambios de liderazgo o de personal.

T ambién es imprescindible valorar la existencia de dos orientaciones de los flujos de conocimiento que, dentro de la organización, determinan la consecución y mantenimiento de sus capacidades dinámicas. Por un lado, intervienen los flujos de explotación del conocimiento, que se identifican con situaciones de persecución de la eficiencia mediante la distribución y utilización de la actual dotación de stocks de conocimiento presentes en la organización. Por otro lado, los flujos de exploración del conocimiento caracterizan situaciones de búsqueda de nuevas experiencias y actividades con el propósito de alcanzar la flexibilidad por medio de la regeneración y asimilación de nuevos conocimientos. Reconciliar la tensión entre ambas orientaciones con objeto de equilibrar la estabilidad y el cambio -convergencia y reorientación- de los conocimientos es un requisito fundamental para garantizar la evolución dinámica del conocimiento dentro del sistema hasta ser una fuente de valor y, por tanto, "un aspecto primario para la supervivencia del sistema y para su prosperidad" (March, 1991).

250

Así pues, y sobre la base de las consideraciones previas, es posible definir la capacidad de aprendizaje de la organización como “ el potencial dinámico de creación, asimilación, difusión y utilización del conocimiento por medio de numerosos flujos de conocimiento que hacen posible la formación y evolución de los stocks de conocimiento que capacitan a las organizaciones y a sus agentes de conocimiento para actuar intencionadamente en entornos cambiantes”.

Pero siendo el objeto de nuestro estudio la gestión del conocimiento en las organizaciones -convertida ya casi en un tópico de la literatura-, en el capítulo 2, nos hemos detenido a profundizar en su definición, su contenido y en las iniciativas en que se manifiesta. Como punto de partida, es necesario recordar que el valor del conocimiento y las cualidades del aprendizaje sólo pueden ser evaluados sobre la base de su idoneidad para orientar las conductas relevantes para la organización. Así, el funcionamiento óptimo del sistema de aprendizaje está condicionado a la forma en que se gestiona la interacción entre los stocks y los flujos de conocimiento con el fin de garantizar que se conviertan en una fuente de valor, lo que tiene lugar en un determinado contexto y está inmerso en la historia de la organización. Esto es lo que se conoce como "gestión del conocimiento", y se refiere a los mecanismos que guían y facilitan la excelencia de la conformación y mantenimiento del sistema de aprendizaje de cualquier organización. La gestión del conocimiento requiere un esfuerzo materializado en la introducción de criterios para decidir cual es el conocimiento relevante para la organización y para asegurar el gobierno óptimo de aquellos factores que afectan al buen funcionamiento del sistema de aprendizaje, facilitando la conformación, utilización y renovación de los conocimientos.

Apostando por la necesidad de

gestionar el conocimiento, con objeto de que

favorezca el desarrollo de la capacidad de aprendizaje, numerosos autores han reconocido que, si bien dicho funcionamiento está condicionado a los mecanismos o elementos que procesan la información necesaria para coordinar el trabajo en la organización, igualmente habría que preguntarse en qué condiciones pueden los individuos implicados dentro del sistema adaptar su comportamiento e influir substancialmente en su desarrollo. De este modo, es esencial reconocer la trascendencia para el sistema de aprendizaje, tanto de los factores relacionados con el desarrollo del potencial humano, como los factores técnicos y estructurales orientados al desarrollo de la actividad y de los procesos de trabajo, de tal manera que los miembros de la organización puedan desarrollar sus competencias al mismo tiempo que cuentan con una guía para realizar de forma óptima su trabajo en la organización. Estos factores, tangibles o no, permiten atribuir a la organización y a sus integrantes la

251

capacidad de aprender, actuando como facilitadores del funcionamiento eficiente de los sistemas de aprendizaje.

Precisamente, estas dos facetas de la gestión del conocimiento aparecen reflejadas en las diferentes descripciones que ofrece la literatura especializada con relación a los procesos de formación, conformación y desarrollo del conocimiento en la organización. Del análisis de estos trabajos, la principal observación extraíble se refiere al marco teórico desde el que se realiza el análisis de la importancia del conocimiento y de la capacidad de aprendizaje en la organización, dentro del cual existen dos enfoques diferenciados que siguen estando vigentes: el técnico-estructural y el de comportamiento. Efectivamente, la aplicación de la epistemología positivista del conocimiento al desarrollo del aprendizaje en la organización conduce a una visión mecanizada de la gestión del conocimiento, mientras que la epistemología construccionista del conocimiento insiste en la dimensión humana e interactiva del aprendizaje en la organización. Como hemos visto, la evolución de estos modelos hacia modelos integradores, en los que se reconoce la influencia de la literatura estratégica, constituye un reconocimiento claro de la importancia estratégica del aprendizaje y del conocimiento en la organización, a pesar de que las variables de análisis sean semejantes. Este acercamiento entre las corrientes técnico-estructural y del comportamiento continua siendo contemplado en los planteamientos más actuales, que no dudan en aceptar la reconciliación entre ambas tendencias a la hora de establecer un modelo general de análisis de la capacidad de aprendizaje desarrollada en la organización.

Verdaderamente, de la lectura de la revisión efectuada, la crítica que puede hacerse a cada una de las corrientes queda clara. Las aportaciones de la perspectiva técnico-estructural del aprendizaje encuentran su argumento fundamental en la necesidad de reunir y analizar información relevante del entorno y de la propia organización, pero no consideran ciertos elementos que, indiscutiblemente, actúan como determinantes del aprendizaje en la organización, y que aluden a los aspectos subjetivos y no racionales del comportamiento. Nos referimos a elementos como la confianza, la intención, la comunicación informal, la intuición, el emprendimiento, la creatividad o el contexto cultural de la organización. T ampoco se salvan de crítica las aportaciones centradas en el comportamiento humano y las relaciones interpersonales, puesto que a menudo olvidan que las organizaciones operan en entornos cambiantes, caracterizados por su dinamismo y que, junto a la interpretación de las complejidades de ese entorno, es necesaria la búsque da, el análisis objetivo y el manejo de información relevante. En consecuencia, desvían su atención de los mecanismos de coordinación, reconocimiento y evaluación que tienen por objeto optimizar el procesamiento de información y que también son necesarios para adaptarse a las contingencias del entorno.

252

Conforme a ello, la postura ideal y reconciliatoria debe ser apostar por una integración de ambos enfoques, adoptando una posición que abogue tanto por los aspectos técnicos y estructurales, orientados a la necesidad de procesar información relevante para utilizarla convenientemente en el contexto organizativo, como por los aspectos personales, sociales o culturales que se incluyen en el enfoque de

comportamiento, y que se centran en la

necesidad de dar un significado común a la información y de desarrollar las posibilidades del talento humano dentro de la organización. Entonces, el funcionamiento eficiente del sistema de aprendizaje únicamente es posible cuando existen unos valores compartidos y unas iniciativas orientadas al aprendizaje, y éstas sean complementadas por unas estructuras, sistemas y procesos apropiados para hacer operativos esos valores personales y culturales. Así, el reto para cualquier organización es hacer de sus integrantes y de sus procedimientos de trabajo los elementos críticos para optimizar la capacidad de aprendizaje, esto es, la capacidad de obtener del conocimiento una fuente de valor superior en un contexto caracterizado por su dinamismo y su complejidad. Llegados a este punto, estamos ya en disposición de dar entrada al objetivo básico de esta tesis (capítulo 3): ofrecer una explicación detenida de los factores o elementos de gestión que facilitan los procesos de interacción de la organización con el entorno y la interacción entre los distintos niveles de la organización, de manera que tenga lugar la conformación de la dinámica entre los stocks y los flujos de conocimiento que fundamentan la capacidad de aprendizaje en la organización. En coherencia con las apreciaciones derivadas de la revisión realizada, el modelo que formulamos es fruto del intento de aunar las aportaciones que, desde la perspectiva positivista y la perspectiva construccionista del conocimiento, han sido realizadas para explicar la efectividad del aprendizaje como base de la competitividad de las organizaciones. Así, el modelo pretende estar en sintonía con ese grupo de modelos integradores que, desde una perspectiva estratégica, marcan el camino más prometedor para avanzar en la comprensión de la gestión del conocimiento: conjugar los elementos técnico-estructurales y los elementos del comportamiento existentes en la organización con objeto de valorar su efecto sobre la capacidad de aprendizaje. De igual forma, pretendemos acercarnos a la ilustración de los efectos que la capacidad de aprendizaje, moderada por la gestión del conocimiento, tiene sobre los resultados de la organización. Para ello, hemos propuesto a la organización –su sistema de aprendizaje- como unidad de análisis.

En el modelo planteado, la capacidad de aprendizaje constituye la variable dependiente esencial, si bien se reconoce expresamente su naturaleza multidimensional. Concretamente, en la formulación del modelo consideramos -como variables dependientes-

253

las dos dimensiones básicas del conocimiento que, en toda organización, determinan la capacidad de aprendizaje: 1. Los stocks de conocimiento, relativos a las estructuras de conocimiento que consideramos establecidas en diferentes niveles por medio de los stocks individuales, los stocks de grupo y los stocks organizativos. 2. Los flujos de conocimiento, esto es, la evolución de los conocimientos dentro del sistema y que medimos, en este caso, a partir de los niveles de exploración y de explotación del conocimiento reconocibles en la organización.

En lo que se refiere al origen, mantenimiento y mejora de la capacidad de aprendizaje, esto es, a la gestión del conocimiento, agrupamos los elementos determinantes –variables independientes del modelo- en dos categorías: 1. Los elementos de naturaleza técnico-estructural, relativos al deseo de mejorar la actuación de la organización por medio de su capacidad para administrar y analizar la información, y que se refieren al conjunto de instrumentos y procedimientos sistematizados o estructurados para el desarrollo de los procesos de trabajo y a la captación y procesamiento de la información. Se concretan en las siguientes: • La vigilancia del entorno, dirigida a examinar y diagnosticar el entorno organizativo mediante la búsque da de información relevante y necesaria para tomar sentido y reconocer cuáles son los acontecimientos, relaciones y/o situaciones del ámbito de actuación de la organización que la pueden afectar en su desarrollo futuro. • Los sistemas y tecnologías de información, esto es, la infraestructura de tecnologías o herramientas que facilitan el descubrimiento, la retención, la distribución o la transformación de la información y los conocimientos, en un lenguaje útil y con un acceso e intercambio rápidos. • Los procesos de planificación estratégica, que se refieren a la definición de lo que un sistema organizativo particular aspira a hacer en el futuro, en concordancia con las características de su entorno. En otras palabras, son los procesos orientados a concebir y adoptar una visión compartida por la que todos los miembros de la organización alcancen un interés común sobre lo que quieren conseguir y sobre la forma en que pueden lograrlo. • Los sistemas de evaluación y seguimiento, entendidos como las determinaciones que se a doptan en la organización para medir, evaluar y diagnosticar su actuación y sus rendimientos, constituyendo así una fuente de información que permite la detección de los éxitos y logros, los problemas y los errores cometidos en el proceso de adaptación al entorno y, por ende, en el proceso de aprendizaje.

254

2. Los elementos del comportamiento, que atienden al objetivo de establecer las conductas, el ambiente de trabajo y el contexto socio-cultural en el que los individuos se sientan libres para cooperar, expresar sus ideas y temores y, en definitiva, desarrollar su potencial al servicio de la organización, todo lo cual se plasma en las siguientes condiciones: •

La confianza, que es la promoción de las acciones y valores adecuados para

inducir este sentimiento entre los miembros de la organización, puesto que cuando las relaciones están basadas en la confianza, los individuos estarán más predispuestos a comprometerse y a cooperar en la organización. •

La creatividad, esto es, la búsque da y promoción de las condiciones necesarias

para estimular la producción o concepción de ideas y realida des nuevas y originales, potencialmente útiles y relevantes en cualquier dominio de actividad organizativa. •

La innovación, explicada como la implantación y puesta en práctica de las nuevas

ideas para la creación y resolución de problemas, y que están dirigidas a introducir el cambio en la organización. Se trata de promover un conjunto de valores y convicciones de emprendimiento que tengan como resultado la innovación ventajosa.

El modelo se completa con una valoración del impacto que la capacidad de aprendizaje, debidamente gestionada, ejerce sobre los resultados de la organización. Así, consideramos que la capacidad de aprendizaje puede dar lugar a unos resultados de naturaleza económica, pero al mismo tiempo puede conllevar el desarrollo de unos resultados de índole no económica que se manifiestan, por ejemplo, en la satisfacción de los clientes y empleados de la organización o en la reputación que ésta se genera en el mercado.

Una vez definidos los elementos de gestión, resumimos los cuatro grupos de hipótesis que recogemos aquí de forma simplificada: •

Hipótesis 1: Los elementos técnico-estructurales, que se asocian a la necesidad de obtener y procesar información y conocimientos relevantes, influyen de forma positiva en la capacidad de aprendizaje de la organización.



Hipótesis 2: Los elementos del comportamiento, que se asocian a la necesidad de interpretar y dar significado a la información y los conocimientos relevantes, influyen de forma positiva en la capacidad de aprendizaje de la organización.



Hipótesis 3: La interacción de los elementos técnico-estructurales, que se asocian a la necesidad de obtener y procesar la información y conocimientos relevantes, con los elementos del comportamiento, que se asocian a la necesidad de interpretar y dar

255

significado a dicha información y conocimientos, influye de forma positiva en la capacidad de aprendizaje de la organización. •

Hipótesis 4: La capacidad de aprendizaje de la organización ejerce un impacto positivo sobre la organización, tanto en términos económico-financieros como no económicofinancieros. Para llevar a cabo la contrastación empírica de estas hipótesis, y tal y como aclaramos

en el capítulo 4, hemos optado por el análisis de una muestra global de empresas españolas. La recogida de información se ha realizado mediante el envío de una encuesta postal a la población de empresas, seleccionada conforme a dos criterios: sector de actividad y tamaño organizativo. Con la muestra final, conformada por 111 empresas, se ha emprendido, en el capítulo 5, la investigación empírica, garantizando la unidimensionalidad, confiabilidad y validez (convergente y divergente) de las escalas de medición.

Como sabemos, en el modelo empírico, la capacidad de aprendizaje está representada por sus dos dimensiones básicas: los stocks y los flujos de conocimiento. En el análisis confirmatorio de medida hemos podido corroborar la presencia y significación de estas dos dimensiones en la capacidad de aprendizaje. T anto las tres medidas de los stocks como las dos medidas de flujos propuestas se constituyen como medidas efectivas en la contrastación empírica del modelo.

En cuanto a los elementos técnico-estructurales, se han considerado la vigilancia del entorno, los sistemas de la información, los procesos de planificación estratégica y los sistemas de evaluación y diagnóstico. La obtención de cada uno de ellos se lleva a ca bo mediante un análisis factorial de ejes principales y con el posterior análisis confirmatorio de medida. Los elementos de gestión asociados al comportamiento –confianza, creatividad e innovación- también han sido convenientemente extraídos con sendos análisis. Finalmente, la valoración del impacto de la capacidad de aprendizaje queda reflejada en las dos variables previstas: resultados no económicos y resultados económicos.

Para contrastar las dos primeras hipótesis (H1 y H2), que pronostican la influencia particular de los elementos técnico-estructurales y los elementos del comportamiento en la capacidad de aprendizaje de la organización, se han estimado dos modelos de ecuaciones estructurales: uno para el primer grupo de variables técnico-estructurales (H1) y otro para el segundo grupo (H2). Los resultados así obtenidos se pueden resumir en los siguientes puntos:

256

1.

De acuerdo con nuestras suposiciones, la vigilancia del entorno, los procesos de planificación estratégica y los sistemas de evaluación y diagnóstico influyen positivamente en el desarrollo de la capacidad de aprendizaje por medio del estímulo tanto de los stocks como de los flujos de conocimiento en el seno de la organización. Los procesos de planificación estratégica sobresalen como elemento determinante de dicha capacidad de aprendizaje.

2.

No se confirma el efecto que los sistemas de la información puedan ejercer individualmente ni sobre los stocks ni sobre los flujos de conocimiento. Por tanto, no podemos dar por validada la hipótesis de un condicionamiento positivo de este elemento sobre la capacidad de aprendizaje de la organización.

3.

La confianza, la creatividad y la innovación son factores clave en el desarrollo de la capacidad de aprendizaje en la organización, especialmente la primera. No obstante, es preciso matizar que la influencia positiva que ejerce la gestión de la creatividad únicamente se hace notar sobre los flujos de conocimiento, no quedando validado el impacto sobre los stocks de conocimiento.

4.

Por último, es interesante comprobar que, si bien la influencia positiva de los elementos técnico-estructurales y de los elementos del comportamiento sobre la capacidad de aprendizaje queda comprobada, los primeros influyen de forma más significativa en la existencia de stocks de conocimiento, mientras que los se gundos, demuestran ser especialmente significativos para el desarrollo de los flujos de conocimiento.

El tercer grupo de hipótesis (H3) es el que hace referencia al efecto moderador y coadyuvante que ejercen los elementos de gestión del comportamiento. Para su contrastación, hemos optado por crear una única variable representativa de los tres factores de comportamiento, que se confirma como medida aceptable de los mismos. Posteriormente, estimamos los modelos que incorporan los efectos de interacción entre esta nueva variable de comportamiento y cada una de las variables representativas de los elementos técnicoestructurales y los comparamos con los modelos que recogen únicamente los efectos individuales de las variables. Se trata de comprobar si los efectos de interacción son significativos y aportan alguna explicación adicional. Así, de estas comparaciones extraemos los siguientes resultados generales: 1. T al y como proponíamos, las respectivas interacciones de la vigilancia del entorno y los sistemas de la información con los elementos de gestión del comportamiento se muestran significativas en los dos casos, con lo que se confirma su efecto positivo sobre la capacidad de aprendizaje de la organización. No podemos aceptar, sin embargo, las hipótesis relativas al efecto positivo que pueda ejercer la interacción de los elementos de

257

gestión del comportamiento con los procesos de planificación estratégica y con los sistemas de evaluación. 2. A pesar de que, en ciertos casos, queda corroborada la existencia de un efecto coadyuvante derivado de la interacción de los elementos del comportamiento con los elementos técnico-estructurales, hemos de matizar que tal efecto no resulta especialmente significativo, a juzgar por su escasa contribución a la explicación de las variables dependientes. A nuestro entender, es en el caso de la interacción entre los elementos de comportamiento y los sistemas de información en el que hemos encontrado un resultado concluyente en cuanto al efecto coadyuvante que ejercen los primeros, dada la no significación de los sistemas de información cuando son considerados individualmente.

El análisis de estas tres primeras hipótesis se completa con la elaboración de una tipología de modalidades de gestión del conocimiento que nos ha permitido confirmar nuestros resultados y, asimismo, comprobar que esas distintas modalidades en la gestión del conocimiento conducen, comprensiblemente, a la obtención de diferentes efectos sobre el desarrollo de la capacidad de aprendizaje. Para ello, hemos procedido a dividir la muestra en cuatro submuestras en función de la intensidad de la gestión de los elementos de gestión técnico-estructurales y de los elementos del comportamiento. Seguidamente, se ha llevado a cabo un análisis univariante de la capacidad de aprendizaje en cada una de las cuatro submue stras para después contrastar, a partir de un test ANOVA, la existencia de diferencias significativas entre ellas. Asimismo, se introduce como variable de control el tamaño de la organización con objeto de analizar las diferencias entre las cuatro submuestras y contrastar sus posibles incidencias. Este análisis nos permite matizar los siguientes efectos: 1. Una vez más, se confirman los efectos antedichos, conforme a los que aquellas organizaciones cuyas iniciativas de gestión del conocimiento son activas -incluyen a los elementos de naturaleza técnico-estructural y a los elementos relacionados con el comportamiento- obtendrán una capacidad de aprendizaje superior, tanto en términos de stocks como de flujos de conocimiento. De hecho, estas organizaciones lograrán impulsar su capacidad de aprendizaje de tal forma que los stocks y los flujos de conocimiento estén adecuadamente equilibrados, lo que es síntoma del desarrollo idóneo de su interacción dinámica. 2. Nuestros resultados parecen revelar que, con carácter general, aquellas organizaciones con una gestión del conocimiento orientada al comportamiento –iniciativas de gestión centradas en los elementos del comportamiento- alcanzan un mayor alcance en el desarrollo de la capacidad de aprendizaje que aquellas organizaciones que se centran en la gestión de elementos técnico-estructurales.

258

3. Aquellas organizaciones que acentúan la gestión de elementos técnico-estructurales parecen más inclinadas a explotar sus conocimientos actuales. Por el contrario, los elementos de gestión del comportamiento se vislumbran como factores de gestión más adecuados que los técnico-estructurales para favorecer el despliegue de flujos de exploración de conocimiento. 4. Con relación a la variable de control, en las organizaciones de menor tamaño, la gestión del conocimiento tiende a estar fundamentada en la gestión de elementos del comportamiento, mientras que las organizaciones de gran tamaño parecen tener tendencia a inclinarse por la gestión predominante de los elementos técnico-estructurales.

Por último, el cuarto bloque de hipótesis (H4) permite dar un paso más en la secuencia determinantes-dimensiones-consecuencias de la capacidad de aprendizaje. Para ello, hemos efectuado un análisis equivalente al que acabamos de describir. Así, tras dividir la muestra en cuatro submuestras, esta vez en función del nivel de stocks y de flujos de conocimiento, se ha realizado en cada submuestra un análisis univariante de las variables que definen el impacto de la capacidad de aprendizaje que, seguido de un test ANOVA, ha permitido contrastar la existencia de diferencias significativas. Nuevamente, la variable tamaño de la organización es incluida como variable de control. Así, destacamos los siguientes aspectos del análisis: 1. El primer punto a señalar es la confirmación de la hipótesis 4. Efectivamente, en situaciones de posesión de altos niveles de stocks y flujos de conocimiento –capacidad de aprendizaje integral-, la organización obtiene un impacto superior sobre sus resultados económicos y no económicos en comparación con las situaciones de bajos niveles de stocks y de flujos de conocimiento –capacidad de aprendizaje minimizada-. 2. Dado que las organizaciones que consiguen los mejores resultados no económicos obtienen, igualmente, los mejores resultados económicos, parece verificarse la correspondencia existente entre ellos, de tal manera que es previsible que los primeros sean un antecedente de los segundos. Concretamente, son las organizaciones que han logrado reunir una buena cartera de stocks de conocimientos las que logran obtener los mejores resultados. 3. A pesar de haber confirmado nuestra hipótesis, es interesante matizar que el hecho de que sean las organizaciones que ya reúnen un notable volumen de stocks de conocimientos las que obtienen los mejores resultados, y especialmente los económicos, nos induce a pensar que el impacto económico de la capacidad de aprendizaje no es inmediato, sino que requiere la consolidación progresiva de una cartera de activos de conocimiento relevantes hasta hacerse notar. Se trata, por tanto, de un impacto a largo plazo.

259

4. Con relación a la variable de control se observa que, en organizaciones de menor tamaño, la capacidad de aprendizaje parece estar fundamentada, generalmente, en el desarrollo de los flujos de conocimiento –capacidad de aprendizaje dinámica-. Por su parte, las organizaciones de mayor tamaño se muestran más inclinadas a acumular una importante cartera de stocks de conocimiento como fundamento de su capacidad de aprendizaje –capacidad de aprendizaje estática-.

Hecha esta exposición sucinta de los resultados empíricos alcanzados en esta investigación, creemos posible afirmar, con carácter general, que la integración de la perspectiva técnico-estructural y la perspectiva del comportamiento propuesta en nuestro modelo se ha mostrado válida para la explicación del desarrollo de una capacidad de aprendizaje en la organización.

6.2. IMPLICACIO NES PARA LA DIRECCIÓ N Conforme a los resultados obtenidos, en este apartado pretendemos ofrecer algunas guías de acción interesantes, en general, dirigidas a mantener a las organizaciones en un estado de mejora continuada en el desarrollo de su capacidad de aprendizaje y, por ende, de su competitividad. Estas sugerencias, como nuestro propio desarrollo teórico, están sujetas a revisión.

Una de las conclusiones fundamentales que se extrae de nuestra investigación es que, si bien cada organización aprende en función de sus particularidades internas y las de su entorno, el principal reto que se afronta en el desarrollo de la capacidad de aprendizaje es el de potenciar el estado de equilibrio entre los dos aspectos fundamentales del conocimiento: la existencia de una cartera de stocks de conocimiento y el desarrollo de flujos de conocimiento para la renovación, transformación y aplicación de esos stocks. En este sentido, comprobamos que la cartera de stocks de conocimiento debe ser establecida a partir de los conocimientos de los individuos, los grupos y la propia organización con objeto de obtener unas sinergias que no se obtienen del conocimiento aisladamente. Asimismo, el desarrollo de los flujos de conocimiento ha de conducir a la complementación –no sustitución- de la exploración y la explotación del conocimiento. Para afrontar ese desafío, la dirección necesita emprender iniciativas de gestión de conocimiento conciliando dos grandes tipos de elementos facilitadores: aquellos que se refieren a la coordinación de las tecnologías, procedimientos estructurados y sistemas necesarios para el desarrollo eficaz de

260

la actuación organizativa, y aquellos que se refieren a la orientación de los comportamientos de los miembros de la organización al servicio del conocimiento.

Aunque los dos tipos de iniciativas citados no pocas veces han sido considerados separadamente como elementos de gestión del conocimiento, en la práctica todos ellos están interconectados, por lo que es importante que los directivos asimilen su reconciliación, con objeto de que la organización pueda beneficiarse del efecto coadyuvante que los elementos de gestión del comportamiento puedan ejercer sobre aquellos más técnicos y estructurados. Al mismo tiempo, nuestra investigación nos permite observar que la gestión de elementos técnico-estructurales es especialmente eficiente para sostener unos stocks de conocimiento en los diferentes niveles –individuo, grupo y organización-, mientras que la gestión de elementos relativos al comportamiento es especialmente eficiente para movilizar esos conocimientos entre los distintos niveles, promoviendo el desarrollo complementario de flujos de conocimiento exploradores y explotadores. En efecto, los elementos técnicoestructurales están fundamentalmente orientados a superar la ignorancia comprometiendo a la organización en la obtención sistemática y el análisis riguroso de la información. Estos esfuerzos facilitan la conversión de la información en conocimiento. Por el contrario, el énfasis de los elementos del comportamiento está en el papel mediador que la mente humana, individual o socialmente, puede ejercer en la generación, transmisión y aplicación del conocimiento, para lo cual potencian la creación de significados y las experiencias interpersonales, produciendo múltiples interpretaciones en las que basar las acciones del futuro. Así pues, los elementos técnico-estructurales y de comportamiento deben coexistir y ser debidamente gestionados a fin de conducir la interacción dinámica entre los stocks y los flujos de conocimiento dentro de la organización.

A raíz de estas deducciones y de los resultados obtenidos, sugerimos una serie de matizaciones que, a nuestro juicio, la dirección debe tener presente a la hora de abordar iniciativas encaminadas a gestionar el conocimiento y, así, ayudar a desarrollar la capacidad de aprendizaje de su organización:

1. En primer lugar, nuestra investigación evidencia que el compromiso con el aprendizaje requiere la adopción de los sistemas y procedimientos necesarios para obtener y analizar información relevante de sus entornos interno y externo e introducirla en sus procesos de decisión, coordinación y control. Así, los procesos de planificación estratégica, la vigilancia del entorno o los sistemas de seguimiento deben estar dirigidos a establecer las guías necesarias para conducir las actividades de la organización.

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a) Desde este punto de vista, un aspecto crítico de nuestro trabajo es el haber mostrado que la creación y actualización de una visión compartida que coordine la actuación organizativa es irremplazable para dirigir el desarrollo de la capacidad de aprendizaje hacia la obtención de conocimientos coherentes con esa visión. Así pues, los directivos deben moldear una visión por medio de los procesos de planificación estratégica, establecer los cauces para moverse desde el presente hacia esa visión de futuro y comunicarlo a los demás de manera que la propiedad de esa visión sea compartida por toda la organización. Para compartir la visión, los directivos necesitar establecer procesos participativos que den a los distintos miembros de la organización una oportunidad de contribuir en la forma de pensar que moldea el futuro. Precisamente por ello, la dificultad de esta orientación de la planificación estratégica está en que sitúa el núcleo de las decisiones estratégicas no en su formalización escrita, sino en su configuración en los modelos mentales que deben llegar a compartir todos los agentes implicados, de tal forma que sus procesos de aprendizaje estén dirigidos hacia el desarrollo de los conocimientos requeridos por el propósito de la organización. Ahora bien, el esfuerzo merece la pena en tanto que nuestro trabajo ha demostrado que la creación de una visión compartida por medio de los procesos de planificación estratégica es, por sí sola, un elemento promotor del aprendizaje enormemente poderoso: si las personas están motivadas para alcanzar esa meta compartida, superarán muchos obstáculos para conseguirla en tanto que la visión genera una entusiasmo y un compromiso que ayuda a los individuos a tratar, día a día, con los problemas de cambio que la propia visión implica.

b) Asimismo, la significación de los procesos de vigilancia del entorno implica que la formulación y actualización de una visión compartida por medio de procesos de planificación estratégica requiere la detección de los cambios (tendencias, evolución de los competidores, necesidades de los clientes, desarrollo tecnológico, etc.) que tienen lugar en el entorno competitivo y la comprensión de las oportunidades y amenazas que esos acontecimientos brindan a la organización –y que no son sino ocasiones para el aprendizaje-. En este sentido, los directivos no deben hacer de la organización un receptor pasivo de la información de su entorno sino que, activamente, deben ser capaces de crear un modelo de su funcionamiento lo menos equívoco posible, especialmente en situaciones de inestabilidad. En otras palabras, los directivos deben aceptar que el dinamismo del entorno es una oportunidad de mejora y no un obstáculo que hay que evitar. La vigilancia del entorno es, por tanto, un punto de partida para acceder a la información del mercado y evitar que la carencia de datos pueda bloquear el desarrollo del conocimiento en la organización y, por ende, su capacidad de aprendizaje. Así pues, los directivos deben preocuparse por establecer una amplia red de conexiones y alianzas

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con el exterior e implantar los mecanismos necesarios para compartir información e incorporar rápidamente aquellos datos que permitan desarrollar un entendimiento y, en definitiva, conocimientos acerca del entorno y de lo que en él ocurre. Es más, ninguna organización debe dejar de buscar continuamente diferentes fuentes y mecanismos de información externa con objeto de mantener un continuo estado de alerta. Y todo ello teniendo en cuenta que la intensidad con la que se lleve a cabo ente proceso de inspección debe ser acorde con la tasa de cambio y el nivel de complejidad del entorno organizativo.

c) Sobre la base de los resultados obtenidos con respecto a los sistemas de evaluación, también es fácil concluir que dichos sistemas son necesarios para poder ser consciente de lo que se sabe y valorar si la organización está “aprendiendo a aprender” de una forma cada vez más rápida y eficiente. Ahora bien, la dirección debe tener presente que, más importante que cuanto se evalúe, es cómo se haga. Desde este punto de vista, la principal dificultad radica en que los sistemas de evaluación y seguimiento sean utilizados como medio de apoyo para dirigir el aprendizaje, no como medio de dominación o de control. De hecho, los directivos deben dar a conocer a sus empleados lo bien o lo mal que se están haciendo las cosas para que cada uno de ellos pueda valorar en qué medida pue den estar contribuyendo al logro de los objetivos de la organización y para proponer modificaciones en su conducta en caso de que los resultados reales no coincidan con los previstos. Como consecuencia, los sistemas de evaluación deben ser más sutiles, capaces de influir por sí solos en la motivación individual e incluso de animar a los miembros de la organización –especialmente a los directivos- a mantener un comportamiento de autoevaluación que les permita ver, entender y admitir la necesidad de continuar aprendiendo a aprender. Ahora bien, es cierto que no existe una única medida o indicador que centre su atención en todas las áreas críticas de la organización, por lo que deben aplicarse indicadores múltiples en consonancia con las características de la organización. En este sentido, es necesario difundir la todavía débil medición de activos intangibles en las organizaciones españolas en tanto que los sistemas tradicionales no miden la magnitud de las continuas transformaciones a las que están sometidas las organizaciones. Si los directivos se centran únicamente en el análisis de los resultados económicos y financieros, estarán menos atentos a los medios que contribuyen directamente a la obtención de esos mismos resultados. Es decir, los directivos necesitan equilibrar la valoración de indicadores económicos y financieros con otros que no lo son, pero que centran su atención en el logro de esos resultados económicos, como son: la satisfacción de los clientes, la calidad de los procesos internos, las prácticas de mejora, la reputación de la organización, etc.. Mediante de la reunión de datos sobre todos estos indicadores del progreso organizativo, la dirección se estará procurando un medio inteligible para valorar

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el ritmo del aprendizaje de la organización y, en base a ello, cambiar o reafirmar su posición.

2. De nuestra investigación también se desprende que, con objeto de hacer extensivo a las personas el compromiso con el aprendizaje, la confianza, la creatividad y la innovación deben coexistir en la inducción de comportamientos que aumenten la permeabilidad de las fronteras de la información. Confianza y creatividad están más relacionadas con la actitud e idiosincrasia de las personas, mientras que la innovación depende más de la actitud e idiosincrasia organizativas. En cualquier caso, y aún cuando inducir estos elementos no es un proceso ni simple ni rápido, nuestro análisis revela que el esfuerzo merece la pena.

a) A un nivel más concreto, nuestros resultados han sido especialmente concluyentes con respecto al valor de la confianza, y sugieren que los directivos deben hacer de este atributo un ingrediente esencial en la calidad de las relaciones personales que se desarrollan en la organización. En este sentido, es necesario que tomen conciencia de que la confianza es un mecanismo de coordinación crítico que, al aumentar la moral de los miembros de la organización, motiva su compromiso en las relaciones verticales y su colaboración en las relaciones horizontales, alentando con ello el intercambio de conocimiento y, en consecuencia, la capacidad de aprendizaje. Es decir, la confianza incrementa el alcance del conocimiento mitigando las dificultades de coordinación de los procesos de aprendizaje. En consecuencia, los directivos deben comprometerse con el fortalecimiento de los sentimientos de confianza entre sus empleados proporcionando expresiones materiales e inmateriales de su compromiso con la integridad, el respeto, la equida d y cuantas normas y valores induzcan al personal a confiar en sus capacidades, en las capacidades de sus compañeros y a poner esas competencias al servicio de la organización. De este modo, la confianza actuará como un elemento alentador de la productividad, promotor de la delegación de tareas, reductor de los niveles de estrés, catalizador de la creatividad y la iniciativa, productor de modelos de comportamiento compatibles y, en definitiva, como una precondición crítica para mejorar la capacidad de aprendizaje en la organización.

b) De igual forma, nuestra investigación también revela que, con objeto de inducir la evolución dinámica del conocimiento, es necesario fomentar las iniciativas creativas de los individuos o los grupos. Para obtener ventaja de este potencial, la dirección debe, en primer lugar, seleccionar trabajadores con un alto potencial creativo y, en segundo lugar, conducir las fuentes de motivación e influencias del contexto que favorezcan el que las nuevas ideas surjan, interaccionen entre sí y sean factibles de implantación. Para este

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segundo fin, es necesario que los directivos sean capaces de cultivar y transmitir un sentido de orgullo hacia lo que los miembros de la organización son capaces de hacer. Regularmente, deben asignar a la gente a aquellos trabajos que aprovechen sus habilidades y se ajusten a sus posibilidade s. T ampoco deben olvidar ejercer una supervisión condescendiente y conceder a los individuos un cierto grado de autonomía en el ejercicio de su tarea, especialmente otorgándoles la libertad suficiente como para crear nuevas idea y desarrollarlas. Además, deben fomentar el intercambio y la asociación de ideas mediante el apoyo

al trabajo

en

equipo –especialmente

de

equipos

multidisciplinares-, no sólo para combinar los conocimientos de sus integrantes en busca de sinergias internas, sino también para reunir y potenciar sus habilida des creativas. Todo ello, sin olvidar que la creatividad debe estar alineada con los objetivos organizativos, por lo que el verdadero reto para los directivos es el de conducir las aportaciones creativas de sus empleados hacia la concepción de productos, servicios o procesos que sean, no sólo novedosos sino, además, capaces de generar ventajas competitivas para la organización.

c) En unión con el estímulo del potencial creativo de la organización, los directivos de hoy deben estar preparados para innovar y para asumir riesgos con ello. Deben tener presente que innovar requiere esforzarse constantemente más allá de los conocido, conforme a lo cual, necesitan tener la flexibilidad y el coraje suficientes como para aceptar y concebir los cambios –especialmente los más radicales-, para admitir que no todas las grandes apuestas se amortizarán y para compartir públicamente las lecciones aprendidas cuando esto suceda. Este reto se acrecienta con la responsabilidad de los directivos para seleccionar, formar y desarrollar a los miembros de la organización hasta hacer de ellos individuos con capacidad de innovar. No se trata de imponer, sino buscar el convencimiento de los miembros de la organización de que el cambio es necesario a fin de que se produzca aprendizaje. Para ello, los directivos deben proporcionar el empuje motivacional para incitar a los miembros de la organización a trascender a su rutina diaria y a convertirse en diestros experimentadores, especializados en la resolución de problemas y con ganas de mejorar. En este sentido, es imprescindible que los directivos prediquen con el ejemplo demostrando su apertura de mente, siendo tolerantes con los fallos, alentando la conversión de ideas en realidades concretas, invirtiendo recursos en la innovación, reconociendo los logros innovadores, etc.. La principal dificultad a la que se enfrentan los directivos es que la innovación no interfiera en los procesos establecidos en la organización. Pero el único pecado imperdonable es que, tanto si la innovación es un éxito como si es un fracaso, no se sepa aprender con ese éxito o ese fracaso.

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3. Basándonos fundamentalmente en la importancia que han demostrado tener los procesos de planificación estratégica, hemos de señalar que es absolutamente fundamental la implicación de la esfera directiva de las organizaciones en materia de gestión del conocimiento. La dirección debe ser la primera en entender el valor estratégico del conocimiento y la necesidad de aprender si quiere que su organización siga siendo competitiva. Su labor es imprescindible para dotar a la organización y, por ende, a la gestión del conocimiento, de integración y de coherencia, extendiendo su alcance a las distintas áreas funcionales de la organización. Este resultado también ha sido reflejado en el informe elaborado por la Consultora PriceWaterhouseCoopers (2001), alegándose que la no implantación de las iniciativas de gestión del conocimiento como proyecto global las ralentiza. A partir del compromiso de la dirección con la gestión del conocimiento –y así, con el aprendizaje- es imprescindible conseguir el compromiso de toda la organización con esa forma de pensar. Para ello, es imprescindible que la dirección no se implique únicamente con los procedimientos de trabajo, los sistemas de intervención o las tecnologías al servicio del conocimiento, sino también con las personas, con objeto de que é stas puedan desarrollar su potencial de la mejor forma posible utilizando como cauce los procedimientos, sistemas y tecnologías anteriores. En este sentido, es imprescindible que la dirección ofrezca a los miembros de la organización todo el apoyo que pueda dar, pero más allá de la gestión de Recursos Humanos tradicional o de la gestión de competencias.

4. Los resultados de este estudio también nos permiten razonar acerca del papel que juegan los sistemas y tecnologías de la información. T al y como señalan los informes elaborados por Andreu Bench y Solé Parellada (2001) y por la Consultora PricewaterhouseCoopers (2001), gran parte de las organizaciones españolas han adoptado soluciones relativas a las tecnologías y sistemas de la información. Sin embargo, los directivos deben tener presente que, por sí mismos, estos sistemas no constituyen una respuesta a las necesidades de aprendizaje y conocimiento de las organizaciones. Muchas organizaciones no están preparadas para gestionar el conocimiento por centrarse excesivamente en la tecnología y la gestión de la información, sin ser capaces de vincularlos a las personas. La información es volátil y, para ser útil, debe estar ligada a otra información. Sólo así es fuente de conocimiento y base para el aprendizaje. Por ello, el reto para la dirección no consiste en diseñar sistemas que procesen los datos y la información de manera más eficaz, sino en crear un contexto en el que las personas, con la ayuda de esos sistemas, puedan aprovechar la información de manera más eficaz. Es decir, deben evitar que la organización dedique ingentes cantidades de tiempo –o de dinero- a satisfacer las necesidades de los sistemas y tecnologías de la información. Por el contrario, deben reordenar esos sistemas de modo que se adapten a las necesidades de los miembros de la organización, destacando especialmente

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su necesida d de comunicarse y de colaborar unos con otros, su necesidad de búsqueda y acceso a diferentes documentos y contenidos o su necesidad de formación continua.

5. Otro interesante resultado de este estudio es el de observar la existencia de diferentes formas de encauzar la gestión del conocimiento en las organizaciones y, especialmente, el de comprobar que no todas ellas son igualmente eficaces para mejorar la capacidad de aprendizaje. Indudablemente, tal y como hemos venido diciendo hasta ahora, aquellas organizaciones capaces de conjugar la gestión de los elementos técnico-estructurales y de los elementos del comportamiento, disfrutando de las sinergias que se producen entre ellos, estarán en las mejores condiciones para desarrollar su potencial de aprendizaje. Ahora bien, si bien la tendencia de muchas organizaciones ha sido y es la de emprender sus iniciativas de gestión del conocimiento enfocándose principalmente sobre los elementos técnicos y estructurales de la misma, nuestros resultados parecen demostrar que es mejor alternativa la de promover la gestión de las condiciones personales y sociales que conducen el comportamiento de los miembros de la organización hacia el aprendizaje. En este sentido, nuestra propuesta es que los directivos deben tener presente que el mejor camino para emprender la gestión del conocimiento comienza por la implicación de las personas para, seguidamente, invertir esfuerzos en la gestión de los procesos de coordinación del trabajo y demás sistemas de análisis de la información. En cualquier caso, la gestión de los elementos del comportamiento se confirma como un ingrediente fundamental de la gestión del conocimiento por lo que, en ningún caso, deben ser obviados, sino expresamente gestionados.

6. En unión con las consideraciones previas, esta investigación también aprecia que el desarrollo de una capacidad de aprendizaje por las organizaciones es un valor innegable para mejorar la competitividad organizativa. En este sentido, la dirección debe tener presente que la mejora de aspectos del rendimiento no estrictamente financieros –especialmente aquellos aspectos basados en la reacción que otros (clientes, empleados, sociedad) tienen sobre el alcance o la forma de hacer las cosas en la organización- puede constituir un antecedente de mejoras de carácter financiero. Asimismo, y como aprendizaje final, no podemos dejar de advertir que la paciencia y la constancia son virtudes necesarias para llegar a conocer los efectos de la capacidad de aprendizaje, en tanto que dichos efectos no son instantáneos, sino la culminación de la acumulación, sostenimiento y renovación de una cartera de conocimientos valiosos, lo que puede requerir dilatados periodos de tiempo (a corto plazo, la disponibilidad de esos conocimientos puede considerarse fija o cuasi-fija).

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6.3. CO NTRIBUCIO NES Y LIMITACIONES El trabajo presentado en esta tesis ha intentado aunar aspectos que previamente habían sido tratados por separado. Como tal, este es un trabajo de integración que supone un intento de modelización de un tema difícil, aunque de plena actualidad como es la gestión del conocimiento en las organizaciones. Nuestro desarrollo, basado en la medida de lo posible en investigaciones pasadas y evidencia empírica presente, ha tratado de insertar en un todo coherente alguno de los desagregados en torno a la gestión del conocimiento y su relación con el aprendizaje en las organizaciones. Con este fin, este trabajo de investigación propone desarrollar una mejor comprensión de las complejas relaciones que, como la mayor parte de los fenómenos organizativos, encara el desarrollo de la capacidad de aprendizaje de la organización. Así, además de proporcionar unos resultados que pueden orientar la práctica de los responsables de las organizaciones, también se aportan un conjunto de contribuciones relevantes a la corriente de estudio en la que quiere situarse, así como un conjunto de materias de investigación futuras que enumeraremos en la próxima sección. Concretamente, podemos señalar las siguientes contribuciones: • En primer término, cabe resaltar que se corrobora la alta significación de los stocks y los flujos de conocimiento como dimensiones fundamentales de la capacidad de aprendizaje de las organizaciones. En términos de stocks, son especialmente valorados los conocimientos colectivos –stocks de grupo y stocks organizativos-, lo cual es lógico si tenemos en cuenta que la efectividad de los conocimientos individuales está supeditada a la presencia y actitud de sus portadores en el seno de la organización. Esto no ocurre con los conocimientos colectivos que, además, al combinar diferentes tipos de conocimiento, conducen a la obtención de sinergias entre esos conocimientos. En el caso de los flujos de exploración y explotación, la significación es más homogénea, lo que confirma su naturaleza complementaria y no sustitutiva. Así pues, y contradiciendo a la posición escéptica de autores como por ejemplo Miller y Friesen (1980, 1982), Ghemawat y Costa (1993) o Hedlund (1994), comprobamos que, a fin de poder rendir su complementariedad, es posible equilibrar la creación y asimilación de nuevos conocimientos con la difusión y aplicación de los conocimientos pretéritos. Igualmente se confirma la mutua dependencia que existe entre los stocks y los flujos de conocimiento en tanto que ambos son homogéneos en su grado de significación. • Otra aportación del modelo es que incorpora un efecto interacción entre los elementos habitualmente asociados a la gestión del conocimiento en la organización: elementos técnico-estructurales y elementos del comportamiento. Los resultados a este respecto confirman, de forma genérica, que es posible se guir creyendo en la necesidad de

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considerar la interacción planteada en el modelo explicativo de la capacidad de aprendizaje. • Tomando como base la disociación que existe entre los elementos de gestión técnicoestructurales y los relativos al comportamiento, hemos identificado una tipología de formas de gestión del conocimiento que nos permite comprobar que, en la práctica, conviven una variedad de modos de actuación para la gestión del conocimiento. Ahora bien, cada una de estas formas de gestión conducirá a la obtención de unos efectos distintos sobre la capacidad de aprendizaje de las organizaciones, no siendo todas igualmente eficaces. • Otra característica relevante del modelo es que valora el impacto de la capacidad de aprendizaje sobre los resultados de la organización, valorando el impacto tanto en términos financieros como no financieros. Así, hemos podido comprobar la existencia de una asociación positiva entre la capacidad de aprendizaje y los resultados de la organización –financieros o no-. Es decir, nuestros resultados confirman la reiterada afirmación de la literatura, según la cual la capacidad de aprendizaje incrementa, directa o indirectamente, el rendimiento de una organización, influyendo positivamente en sus ventajas competitivas. Este resultado es especialmente válido en aquellas organizaciones que, a lo largo de su trayectoria, han sido capaces de acumular y transformar el conocimiento hasta disponer de una cartera de conocimientos como el mejor de sus activos competitivos. Es decir, la posición competitiva de una organización no depende de sus flujos de conocimiento en un momento dado –cuyo ajuste es instantáneo-, sino del fondo de conocimientos acumulable y disponible en ese momento. • De igual forma, hemos planteado la existencia de una adhesión de los resultados económicos a los no económicos, de tal forma que éstos últimos puedan constituir medidas inductoras de la actuación financiera futura. Verdaderamente, nuestros resultados demuestran que aquella s organizaciones que consiguen los mejores resultados no económico-financieros son también las que consiguen los mejores resultados económico-financieros. Como ya hemos mencionado, esta afirmación es especialmente válida en aquellas organizaciones que atesoran un considerable stock de conocimientos (presumiblemente fruto de su trayectoria a largo plazo) pero, en cualquier caso, hay que tomarla con cautela porque nada asegura que a quello que las organizaciones conocen hoy sea también lo que necesitan conocer en el futuro. • Nuestro trabajo también constituye un intento de colaborar en la necesidad de mejorar la todavía limitada evidencia empírica que existe en la literatura sobre el aprendizaje y la gestión del conocimiento en la organización. Este afán, nos ha conducido a esforzarnos por responder modestamente a esta insuficiencia, procurando realizar aportaciones con un alcance y contenido práctico.

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• En el orden metodológico, del análisis de ecuaciones estructurales destacamos tanto su novedosa aplicación en el área de la organización de empresas, como la incorporación de efectos no lineales entre las variables latentes. • Asimismo, este trabajo procura el refinamiento y la mejora de los instrumentos de medición del aprendizaje y la gestión del conocimiento en las organizaciones. Con ello, se ofrece una ayuda a la dirección de las organizaciones a la hora de valorar y posicionar la gestión del conocimiento de sus organizaciones y tomar decisiones o determinaciones en conformidad.

Ahora bien, una apreciación objetiva de los resultados de esta investigación no debe estar libre de críticas. Así pues, aparte de aquellas que el lector esté dispuesto a sugerir, comentamos algunas limitaciones detectadas a lo largo de la investigación: •

Como primera limitación nos encontramos con el proceso de obtención de información, y aunque reconocemos que es una dificultad importante para estudiar estos temas, es preciso empezar a superarlo poco a poco. La realización de encuestas, en nuestro caso dirigidas a directores generales y directores de recursos humanos, supone que las conclusiones tengan un carácter puramente circunstancial, así como la existencia de posibles sesgos en las contestaciones.



Un segundo elemento de mejora surge siempre en la medición de las variables que, a pesar de que hemos intentado definir nuestros constructos tan precisamente como nos ha sido posible y medirlos por medio de un cuidado proceso de elaboración de ítems, la dificultad que entraña la valoración del tipo de variables que integran nuestro modelo nos ha obligado a utilizar algunos indicadores aproximados, posiblemente discutibles y que es indispensable mejorar.



Hemos tomado datos transversales aún cuando el carácter del estudio hacía deseables datos longitudinales. No recogemos, por tanto, la evolución de la capacidad de aprendizaje, sino su situación en un momento concreto. En el fondo, nos enfrentamos a un problema de “ orden temporal”, orden que es imprescindible para la contrastación de hipótesis del tipo causa-efecto. En nuestra investigación, este requisito es especialmente importante en el caso de la hipótesis 4, dado que hemos visto que el impacto de la capacidad de aprendiza sobre los resultados de la organización no es algo que se manifieste de inmediato, sino a lo largo del tiempo.



En esta tesis, hemos planteado un modelo de gestión del conocimiento que incorpora elementos de gestión o facilitadores genéricos. Pero igualmente habría que preguntarse por los elementos de gestión específicos de cada organización en particular, cuestión que bien puede ser respondida con el estudio de casos particularizados.

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Asimismo, en nuestro trabajo no se ha considerado de forma suficiente el valor que tiene para la gestión del conocimiento cualquier tipo de iniciativa que esté dirigida mejorar en aprendizaje en el nivel interorganizativo, esto es, en las posibilidades de desarrollo de la capacidad de aprendizaje por medio de la formación de alianzas, grupos estratégicos, joint ventures y relaciones entre organizaciones en general.



Consideramos necesario profundizar en el estudio empírico del impacto de la capacidad de aprendizaje sobre los resultados de la organización -económicos o no- justificado, en parte, por las dificultades metodológicas que el análisis de estos efectos implica, por la omisión de medidas adecuadas para evaluar los resultados y, como hemos dicho, por la no disposición de datos longitudinales que nos permitan comprobar la evolución de esos resultados a lo largo del tiempo.

6.4. FUTURAS LÍNEAS DE INVES TIGACIÓ N Las limitaciones anteriores nos dan pie a enunciar algunas de las áreas de investigación futura con las que es posible dar continuidad a la presente investigación: •

A partir de este estudio, es posible ampliar la investigación analizando la influencia de los elementos de gestión del conocimiento examinados y de sus interacciones sobre cada uno de los niveles de aprendizaje –esto es, sobre los conocimientos individuales, de grupo y organizativos-, y sobre cada uno de los dos tipos de flujo de conocimiento – exploradores y explotadores-, valorando los efectos que, por separado, se producen en cada uno de ellos.



El análisis también puede ampliarse por medio de la incorporación de un cuarto nivel en el aprendizaje por el que se valoren las posibilidades que para el desarrollo de la capacidad de aprendizaje representan las modalidades de aprendizaje interorganizativo (acuerdos de cooperación, fusiones, etc.).



T ampoco debemos olvidarnos de la posibilidad de analizar más profundamente la influencia del tamaño organizativo y la que puedan ejercer otras variables de control, tales como la edad o antigüedad de la organización, el sector de actividad al que pertenece, la propiedad del capital, etc..En este sentido, es fundamental considerar con más detalle la importancia de las características del entorno (incertidumbre, ambigüeda d...) como variables de control exógenas relevantes a la hora de decidir incorporar conocimientos e información externos y de emprender iniciativas concretas de gestión del conocimiento.



Aún cuando en esta tesis hemos procurado analizar la correspondencia que existe entre los elementos de gestión del comportamiento y los elementos de gestión técnico-

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estructurales, consideramos valioso el intentar perfilar con más detalle en qué medida o de qué manera las tecnologías y sistemas de información son una condición importante para respaldar la gestión del conocimiento. Concretamente, los resultados obtenidos nos conducen a proyectar la posibilidad de extraer de entre el conjunto de elementos técnicoestructurales a los sistemas y tecnologías de la información para contrastar el efecto de reforzamiento que estos instrumentos de gestión pueden ejercer sobre el resto de elementos de gestión considerados en el modelo, ya sean de naturaleza técnica y estructural o relativos al comportamiento. Esta aspiración nos sugiere el planteamiento de un marco de análisis en el que los sistemas y tecnologías de la información son utilizadas como un elemento de gestión que podríamos denominar de “ segundo orden”, pero absolutamente necesario para reforzar el efecto de otros elementos de gestión de “primer orden” –estructurales y del comportamiento- sobre la capacidad de aprendizaje, tal y

SISTEMAS Y TECNOLOGÍAS DE LA INFORMACIÓN

como muestra gráficamente la figura a continuación.

ELEMENTOS DE GEST IÓN EST RUCT URALES

CAPACIDAD DE APRENDIZAJ E

RESULTADOS

ELEMENTOS DE GEST IÓN DEL COMPORT AMIENT O

En este sentido, la gestión de recursos humanos podría igualmente ser considerada como un elemento de gestión de segundo orden con objeto de determinar su validez en el desarrollo de la capacidad de aprendizaje, así como cuáles son las prácticas que, primordialmente, promueven dicha validez. •

De forma similar, nos planteamos la posibilidad de analizar con más detalle y más rigor el impacto de la capacidad de aprendizaje sobre los resultados de la organización de naturaleza económico-financiera, valorando, en la medida de lo posible, en qué medida dichos resultados son un efecto a largo plazo derivado de la obtención de mejoras en los resultados de naturaleza no económico-financiera. En este sentido, y como hemos dicho, sería especialmente valiosa la utilización de datos longitudinales que, además, nos permitiría examinar en qué medida el impacto de la capacidad de aprendizaje sobre los resultados organizativos produce, a su vez, un efecto feedback estimulador del desarrollo

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de la capacidad de aprendizaje, y que favorece lo que hemos denominado aprender a gestionar el conocimiento. •

Precisamente por ello, consideramos la posibilidad de realizar un análisis del modelo recurriendo a la metodología del estudio de casos, lo que también nos permitiría dar más consistencia a la inferencia causal que hemos propuesto por medio de un mayor acercamiento a la realidad empresarial concreta e incluir el estudio de elementos de gestión de específicos de cada organización particular.



Por último, y asumido que todas las organizaciones desarrollan una cierta capacidad de aprendizaje, no deja de ser interesante la posibilidad de identificar hasta qué punto las organizaciones tienen conciencia de ella, de su eficiencia, de cuáles son los elementos de gestión del conocimiento que están favoreciendo el desarrollo de esa capacidad de aprendizaje y del por qué de sus efectos.

Llegados al punto final del trabajo de investigación, sólo nos cabe esperar que estas páginas puedan resultar útiles, tanto a los investigadores de los fenómenos organizativos como a los responsables de la práctica empresarial en el diseño de sus actuaciones. Esa es la mejor recompensa que podríamos obtener del empeño puesto en ellas.

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APÉNDICES

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APÉNDICE I CUESTIONARIO

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CUESTIONARIO POSTAL Para responder este cuestionario, lea con atención las diferentes cuestiones y marque con un círculo la opción que usted elija. POR FAVOR, CONTESTE A TODAS LAS CUESTIONES. Toda la información será tratada confidencialmente. O. DATOS GENERALES DE LA ORGANIZACIÓN 13. La organización dispone de modelos de negocio y/o gestión que integran las metodologías y procesos operativos necesarios para trabajar eficientemente Nombre de la empresa......................................................................................... No hay modelos negocio o Existen modelos avanzados Actividad principal de la empresa................................................................................... 1 2 3 4 5 adecuados a las actividades gestión instituidos o aprendidos Nº de empleados: fijos..................eventuales.............Año iniciación actividad............ organizativas 14. La organización dispone de fuentes de documentos, archivos y bases de datos comunes convenientemente actualizados Apenas hay fuentes Gran variedad y actualidad de 1 2 3 4 5 fuentes documentales disponibles documentales útiles

I. COMPORTAMIENTO INTERNO DE LA ORGANIZACIÓN P.1. Valore entre las posiciones 1 (respuesta de la izquierda) y 5 (respuesta de la derecha) las siguientes afirmaciones relativas a:

15. La cultura organizativa representa unos valores significativos para la organización No existen valores ni creencias Existe compromiso con unos 1 2 3 4 5 valores sólidos adecuados a la consistentes o reconocidos organización

• Las capacidades individuales 1. Los empleados de la organización poseen la cualificación y conocimientos necesarios para la realización de su trabajo Cualificación y conocimientos Su cualificación y conocimientos 1 2 3 4 5 son, por lo general, excelentes mejorables en muchos casos

P.2. Valore entre las posiciones 1 (respuesta de la izquierda) y 5 (respuesta de la derecha) las siguientes afirmaciones relativas a:

2. Los empleados de la organización realizan con competencia las tareas propias de su trabajo Muy bajo nivel de competencia Muy alto nivel de competencia 1 2 3 4 5 general general 3. Cada empleado es capaz de reconocer los aspectos más relevantes de su trabajo No es lo habitual. Carecen de Atienden óptimamente los aspectos 1 2 3 4 5 críticos del trabajo espíritu crítico



4. Los empleados de la organización demuestran seguridad en sus capacidades para la realización de su trabajo Inseguridad frecuente ante Resolución y confianza general 1 2 3 4 5 ante los diversos aspectos del diversos aspectos del trabajo trabajo 5. Los empleados de la organización manifiestan en su trabajo un alto sentido del rigor y de la responsabilidad Existen serios problemas de La responsabilidad y rigor de los 1 2 3 4 5 empleados son absolutos responsabilidad •

3. Los empleados de la organización tienen oportunidad de participar en decisiones de la misma La participación no es Decidir y aportar es 1 2 3 4 5 responsabilidad de todos homogénea ni global 4. Las soluciones y recomendaciones propuestas por los individuos o los grupos son utilizadas para mejorar las prácticas, procesos, productos, servicios, etc. de la organización No son tenidas en cuenta en Son una parte esencial de las 1 2 3 4 5 mejoras absoluto

Las capacidades de los grupos (departamentos, secciones, áreas, etc.)

6. Los grupos de trabajo de la organización desarrollan y mantienen internamente un conocimiento común de los asuntos que forman parte de su trabajo No mantienen conocimientos Desarrollo de un conocimiento 1 2 3 4 5 concordante y compartido análogos o compartidos

5. La organización avanza siempre hacia delante, buscando un marco para el perfeccionamiento y la mejora que comprenda a todo y a todos La organización ya hace lo Buscar la mejora y el progreso 1 2 3 4 5 forma parte de la organización correcto

7. Los grupos de trabajo de la organización están plenamente capacitados para tomar las decisiones relacionadas con su trabajo Escasas facultades, Muy alto nivel general de 1 2 3 4 5 competencia y capacitación para bloqueadas por actitudes dentro del grupo decidir



8. Los grupos de trabajo de la organización demuestran estar capacitados para resolver con eficacia sus conflictos Absoluta incapacidad para Muy alta suficiencia para resolver resolver conflictos. Numerosas 1 2 3 4 5 conflictos con serenidad discrepancias

La influencia de la organización sobre los individuos y/o los grupos

6. Las políticas, prácticas y procedimientos (rutinas) que se emplean en la organización constituyen una ayuda para orientar el trabajo individual El trabajo es fácil de cumplir sin Las políticas y prácticas 1 2 3 4 5 instituidas son una ayuda especificaciones previas utilizable y valiosa

9. Los grupos saben utilizar las formas de ordenación y coordinación del trabajo adecuadas para sacar partido a las diferentes capacidades de sus integrantes Formas de ordenación Formas de ordenación óptimamente 1 2 3 4 5 ajustadas a sus necesidades inadecuadas o anárquicas

7. La formación y/o la instrucción son utilizadas para mejorar los conocimientos y habilidades de los individuos o de los grupos La formación y/o instrucción es Continuidad y variedad de 1 2 3 4 5 acciones formativas y/o algo esporádico y limitado instructivas

10. Los integrantes de los grupos comparten internamente los logros y los fracasos de su trabajo en común No se comparte ni se discute el Los resultados siempre son 1 2 3 4 5 compartidos. Alto compromiso y alcance de los resultados solidaridad internos •

La influencia de individuos y/o grupos sobre la organización

1. Los integrantes de los grupos de trabajo de la organización comparten entre sí sus experiencias y sus conocimientos individuales Los individuos se limitan a Cooperar y compartir 1 2 3 4 5 experiencias es fundamental para realizar su tarea sin compartir experiencias el grupo 2. Todos los integrantes de los grupos aportan al mismo sus opiniones o sus impresiones individuales en los procesos de deliberación Deliberaciones realizadas sólo Aportación conjunta de razones 1 2 3 4 5 por medio del diálogo y la por especialistas concretos discusión

8. Prácticas como el adiestramiento interdisciplinario o la rotación entre distintos puestos o las asignaciones especiales y a otros departamentos son utilizadas para desarrollar una fuerza de trabajo más flexible y polivalente Cada empleado tiene un puesto Continuamente existen prácticas 1 2 3 4 5 de flexibilización permanente

Las capacidades de la organización

9. Las decisiones de los grupos determinan unas pautas que condicionan o influyen a los individuos que los integran Son fáciles de cumplir y no Son un factor clave para 1 2 3 4 5 armonizar actuaciones afectan significativamente individuales en el grupo

11. La organización dispone de estrategias claras de posicionamiento para el futuro No existen verdaderas Existen estrategias disponibles 1 2 3 4 5 convenientemente enfocadas estrategias de futuro 12. La organización dispone de una estructura organizativa que permite trabajar eficientemente No existe estructuración o Eficaz estructuración y roles 1 2 3 4 5 adaptados a necesidades asignación de roles

10. Las experiencias y aplicaciones del pasado influyen en las decisiones del futuro Sólo son recordadas y Son un punto de referencia 1 2 3 4 5 interesante de orientación del consideradas por la dirección futuro para todos

276

II. CARACTERÍSTICAS DE LA ORGANIZACIÓN P.3. ¿En qué medida se preocupa la organización por la búsqueda de información (vigilancia) del entorno externo, nacional o internacional? Vigilancia del entorno inusual y Vigilancia del entorno activa y 1 2 3 4 5 sistemática localizada P.4. Evalúe en una escala de 1 (Muy poco importante) a 5 (Muy importante) la importancia que tienen para la organización los siguientes mecanismos de vigilancia del entorno externo: 1. El seguimiento de los competidores (benchmarking, etc.).................. 2. Recogida de información del contacto directo con sus clientes (estudios de mercado específicos, sondeos y encuestas, etc.).............. 3. La elaboración de posibles escenarios de futuro.............................. 4. Contactos con instituciones externas (universidades, centros tecnológicos, etc.) y fuentes especializadas (asociaciones profesionales, cámara de comercio, consultoras, publicaciones, etc.) 5. Contactos con proveedores...............................................................

P.12. ¿Con qué grado de frecuencia se utilizan los anteriores sistemas de medición seguimiento y diagnóstico de resultados, globalmente considerados? Menos de una vez al año 1 2 3 4 5 Diariamente P.13. Señale su grado de acuerdo o desacuerdo (1=Muy en desacuerdo; 5=Muy de acuerdo) con las siguientes afirmaciones relativas a:

1 2 3 4 5

• La confianza en la organización 1. En la organización se promueve un clima de apertura y consideración en el que los empleados pueden expresar sus sentimientos y problemas..................................................................... 2. El estilo de dirección utilizado en la organización promueve conductas activas de ayuda y de colaboración entre los empleados... 3. La integridad, la equidad y el sentido de la justicia son valores perceptibles en las resoluciones que se adoptan en la organización... 4. En la organización se procura transmitir a los empleados que se desea favorecer su desarrollo y su bienestar profesional y humano... 5. La dirección confía en el buen hacer de sus empleados..................

1 2 3 4 5 1 2 3 4 5 1 2 3 4 5 1 2 3 4 5

P.5. ¿En qué medida dispone la organización de personas, equipos o servicios intensivos o especializados en la vigilancia del entorno externo? No existen en absoluto 1 2 3 4 5 Existen de forma permanente P.6. Evalúe en una escala de 1 (Muy poco importante) a 5 (Muy importante) la importancia que tiene para la organización la utilización de las siguientes tecnologías de información:

• La creatividad en la organización 6. En la organización se valora y se fomenta la aportación de nuevas ideas en el trabajo............................................................................. 7. Los empleados disfrutan de autonomía para realizar su trabajo...... 8. Los empleados saben que pueden intentar resolver problemas cotidianos por caminos diferentes......................................................... 9. Los empleados disponen de los medios y recursos suficientes para la realización de su trabajo.......................................................... 10. En la organización se promueve la creación de equipos de trabajo pluralmente constituidos..........................................................

1. Tecnologías Intranet (e-mail, redes de servicios internos, etc.).......... 1 2 3 4 5 2. Otras tecnologías de colaboración (groupware, videoconferencias, foros virtuales, workflow, etc.)................................................................ 1 2 3 4 5 3. Herramientas tecnológicas de gestión (ORACLE, MP5, ERP, CRM, etc.) o de soporte a la decisión (data mining, data modelling y otros programas de software de ayuda a la decisión).................................... 1 2 3 4 5 4. Sistemas de gestión documental (bases de datos, repositorios, etc.) 1 2 3 4 5 5. Herramientas tecnológicas de búsqueda (Internet, buscadores, etc.) 1 2 3 4 5 P.7. ¿En qué medida están informatizados los distintos puestos de trabajo de la organización? Numerosas funciones y Toda la organización funciona con 1 2 3 4 5 puestos informatizados puestos carecen de sistemas informáticos P.8. En términos generales ¿Cómo valoraría la importancia que tiene para la organización la inversión en el desarrollo, mantenimiento y adquisición de tecnologías de información? Muy poco importante 1 2 3 4 5 Muy importante P.9. Señale su grado de acuerdo o desacuerdo (1=Muy en desacuerdo; 5=Muy de acuerdo) con las siguientes afirmaciones sobre los procesos de planificación estratégica de la organización:

• La innovación en la organización 11. En la organización existe un compromiso con la innovación....... 12. Los directivos se muestran abiertos a las iniciativas y proyectos arriesgados........................................................................................... 13. En la organización existe un alto grado de tolerancia hacia los fallos..................................................................................................... 14. En la organización existe apertura hacia el cambio y se responde activamente a él................................................................................. 15. En la organización se cuenta con inversiones y/o recursos suficientes para la innovación...............................................................

2 2 2 2

3 3 3 3

4 4 4 4

1 2 3 4 5 1 2 3 4 5 1 2 3 4 5

1 2 3 4 5 1 2 3 4 5 1 2 3 4 5 1 2 3 4 5 1 2 3 4 5

1 2 3 4 5 1 2 3 4 5 1 2 3 4 5 1 2 3 4 5 1 2 3 4 5

P.14. Teniendo en cuenta ÚNICAMENTE el comportamiento de los individuos, los grupos y la organización, valore entre las posiciones 1 (Muy negativa) a 5 (Muy positiva) la tendencia que en los últimos años han experimentado los siguientes resultados: • Resultados no económicos 1. La satisfacción (reducción quejas y reclamaciones, etc.) de los clientes................................................................................................. 2. El incremento de clientes................................................................ 3. La satisfacción de los empleados................................................... 4. El nivel de calidad (menor tasa de error, mejora rapidez de servicio, etc.) de los productos y servicios......................................... 5. La reputación de la organización.................................................. • Resultados económicos 6. La rentabilidad ............................................................................. 7. El crecimiento de la cifra de negocio (ventas).................................. 8. El crecimiento del beneficio.............................................................. 9. La productividad del trabajo.............................. 10. La mejora en los costes de producción.........................................

P.11. Evalúe en una escala de 1 (Muy poco importante) a 5 (Muy importante) la importancia que tiene para la organización la utilización de los siguientes sistemas de medición, seguimiento y diagnóstico de resultados: 1 1 1 1

1 2 3 4 5

III. VALORACIÓN GLOBAL DE LA ORGANIZACIÓN

1. En la organización se define una misión compartida conforme a la que establecer un sentido general de propósito y dirección................... 1 2 3 4 5 2. En la organización se desarrollan procesos regulares de reflexión estratégica dirigidos a plasmar la misión general en unos objetivos concretos y en las políticas necesarias para su consecución................ 1 2 3 4 5 3. En la organización se promueve la coherencia estratégica mediante la integración y coordinación de los diferentes objetivos y planes de actuación................................................................................................. 1 2 3 4 5 4. Los objetivos y políticas son comunicados a los empleados de la organización............................................................................................ 1 2 3 4 5 5. En la organización se promueve y se estimula el compromiso de los empleados con los aspectos de énfasis estratégico............................... 1 2 3 4 5 6. Existe una percepción global de la compañía como un todo vivo que mantiene un comportamiento congruente....................................... 1 2 3 4 5 P.10. ¿En qué medida se preocupa la organización por la utilización de parámetros o indicadores de gestión para la medición, seguimiento y diagnóstico de sus resultados? Poca relevancia. Valor Utilización constante de gran 1 2 3 4 5 variedad de sistemas únicamente reglamentario

1. Sistemas de información contable y de control presupuestario...... 2. Sistemas de evaluación del desempeño de los trabajadores......... 3. Parámetros técnicos y sistemas de evaluación de la calidad......... 4. Sistemas de medición de la satisfacción de los clientes................. 5. Otros aspectos no estrictamente financieros de los resultados ( medioambiente, capital intelectual, seguridad, etc.).........................

1 2 3 4 5

1 2 3 4 5 1 2 3 4 5 1 2 3 4 5 1 2 3 4 5 1 2 3 4 5 1 1 1 1 1

2 2 2 2 2

3 3 3 3 3

MUCHAS GRACIAS POR SU COLABORACIÓN. Por favor, si desea recibir los resultados del estudio indíquenos e-mail o dirección y persona de contacto

5 5 5 5

1 2 3 4 5

277

4 4 4 4 4

5 5 5 5 5

APÉNDICE II ESTI MACIÓN DE LOS EFECTOS NO LI NEALES EN VARIABLES LATENTES

278

Con objeto de ilustrar el procedimiento de estimación de los modelos de interacción de variables latentes (véanse Kenny y Judd, 1984; Bollen, 1995; Jaccard y Wang, 1995; Ping, 1995; Jöreskog y Yan, 1996; Ping, 1996 y Ping, 2001) tomamos como ejemplo el modelo explicativo de ST OCKS DE CONOCIMIENT O a partir de las variables PPEST y COMP y la interacción de ambas, tal y como se representa en el gráfico A. STOCK = γPPEST ⋅ PPEST + γCOMP ⋅ COMP + γPPECO ⋅ PPE⋅COMP + ζ

(1)

Gráfico A CONIND

εConin

λCongr

CONGR

εCongr

λConor

CONORG

εConor

λConin STOCKS

γ PPEST

PPEST

γ COMP

γ PPECO

COMP λ46

1

V45

V46

COMP

δ45

δ46

1

δCOMP

PPE ⋅ COMP

1

V45⋅COMP

δ45⋅COMP

λ46⋅COMP

V46⋅COMP

δ46⋅COMP

En este ejemplo, contamos con tres variables latentes: ST OCK, PPEST y COMP. Se asumen como hipótesis que los errores de medida estén incorrelacionados entre ellos, que la distribución de las variables latentes sea normal multivariante y que todas las variables están centradas con respecto a la media –tanto las variables endógenas como las exógenas- (Kenny y Judd, 1984; Ping, 2001). El modelo de medida que describe la s relaciones entre las variables observadas y las variables latentes es el siguiente: V45 = λ45 ⋅ PPEST + δ45 V46 = λ46 ⋅ PPEST + δ46 COMP = λCOMP ⋅ COMP + δCOMP CONIND = λConind ⋅ STOCK + δConind CONGR = λCongr ⋅ STOCK + δCongr CONOR = λConor ⋅ STOCK + δConor

(2) (3) (4) (5) (6) (7)

La introducción de la variable latente producto PPE ⋅ COMP permite diferenciar los efectos individuales de las variables independientes y el efecto de interacción entre ambas. Kenny y Judd (1984) proponen que los indicadores de la variable latente producto (PPE ⋅ COMP) se forman multiplicando cada indicador de la variable PPEST por cada indicador de la 279

variable COMP. En este caso, contamos con dos indicadores de la primera y un indicador de la segunda, por lo que tendremos dos indicadores de la variable producto: V45⋅COMP = (λ45 ⋅ PPEST + δ45 ) ⋅ (λCOMP ⋅ COMP + δCOMP) = = λ45 ⋅ λCOMP ⋅ PPE⋅COMP + λ45 ⋅ PPEST⋅δCOMP + λCOMP ⋅ COMP⋅δ45 + δ45 ⋅δCOMP

(8)

V46⋅COMP = (λ46 ⋅ PPEST + δ46 ) ⋅ (λCOMP ⋅ COMP + δCOMP) = = λ46 ⋅ λCOMP⋅ PPE⋅COMP + λ46 ⋅ PPEST⋅δCOMP + λCOMP ⋅ COMP⋅δ46 + δ46 ⋅δCOMP

(9)

Así, de acuerdo con las ecuaciones (2), (3), (4), (8) y (9), la varianza del producto de indicadores puede ser expresada en función de las varianzas de las variables latentes y las varianzas de los errores. Var(V45) = λ2 45 ⋅ Var(PPEST) + Var(δ45 ) Var(V46) = λ2 46 ⋅ Var(PPEST) + Var(δ46 ) Var(COMP) = λ2 COMP ⋅ Var(COMP) + Var(δCOMP) Var(V45⋅COMP) = λ245 ⋅ λ2COMP ⋅ Var(PPE⋅COMP) + λ245 ⋅ Var(PPEST⋅δCOMP) + λ2COMP ⋅ Var(COMP⋅δ45 ) + Var(δ45 ⋅δCOMP) Var(V46⋅COMP) =

λ246 ⋅ λ2COMP ⋅ Var(PPE⋅COMP) + λ246 ⋅ Var(PPEST⋅δCOMP) λ2COMP ⋅ Var(COMP⋅δ46 ) + Var(δ46 ⋅δCOMP)

(10) (11) (12) (13)

+ (14)

Bajo las hipótesis antes admitidas de normalidad multivariante e incorrelación de los errores de medida, en las ecuaciones (13) y (14) se cumple que: Var(PPE⋅COMP) = Var(PPEST) ⋅ Var(COMP) + Cov (PPEST, COMP)2 Var(PPEST⋅δCOMP) = Var(PPEST) ⋅ Var(δCOMP)

(15) (16)

Var(COMP⋅δ45 ) = Var(COMP) ⋅ Var(δ45 ) Var(COMP⋅δ46 ) = Var (COMP) ⋅ Var(δ46 ) Var(δ45 ⋅δCOMP) = Var(δ45 ) ⋅Var(δCOMP) Var(δ46 ⋅δCOMP) = Var(δ46 ) ⋅Var(δCOMP)

(17) (18) (19) (20)

A partir de estas ecuaciones es posible inferir las siguientes las siguientes restricciones no lineales: 1) Restricciones referidas a los estimadores de las relaciones entre las variables latentes producto y sus indicadores: λ45COMP = λ45 ⋅ λCOMP

(21)

λ46COMP = λ46 ⋅ λCOMP

(22)

2) Restricciones a la hora de estimar la varianza de los errores para los términos producto

( δ45 ⋅δCOMP y δ46 ⋅δCOMP)126 : 126

Recordamos que Var(xi ) = λ2ii φ ii + Var (δi ). P or tanto, en la ecuación (13):

Var(V45⋅COMP) = λ2 45COMPVar(PPE⋅COMP) + Var(δ45⋅COMP)

280

Var(δV45⋅COMP)= λ245 ⋅ Var(PPEST)⋅Var(δCOMP) + λ2 COMP ⋅ Var(COMP)⋅Var(δ45 ) + Var(δ45 )⋅Var(δCOMP) (23) Var(δV46⋅COMP)= λ246 ⋅ Var(PPEST)⋅Var(δCOMP) + λ2 COMP ⋅ Var(COMP)⋅Var(δ46 ) + Var(δ46 )⋅Var(δCOMP) (24)

3) Finalmente, la restricción referida a la relación entre la varianza de las variables latentes (ecuación 15): Var(PPE⋅COMP) = Var(PPEST) ⋅ Var(COMP) + Cov (PPEST, COMP)2

(25)

Estas restricciones deben ser programadas en LISREL 8 con el fin de estimar γ PPECO en la ecuación 1 (Jaccard y Wan, 1995). Tales restricciones se introducen creando variables adicionales para los términos de las ecuaciones, si bien es un proceso que resulta enormemente tedioso (Jöreskog y Yang, 1996). Además, la introducción de muchos indicadores producto no hace sino incrementar la no normalidad de los datos, acentuando los problemas de estimación que esto implica.

Como resultado, Ping (1996) ofrece una técnica alternativa para la estimación de modelos de interacción (o variables latentes cuadráticas) que no requiere la introducción de todas estas restricciones. Este autor plantea una técnica de estimación que se sustenta en la estimación en dos pasos ejercitada por Anderson y Gerbing (1988). De este modo, si X y Z son dos variables latentes unidimensionales –es decir, sus indica dores tienen un único constructo subyacente- , los estimadores de los parámetros que aparecen en las ecuaciones 8 y 9 estarían disponibles en el modelo de medida que contiene a X y Z (PPEST y COMP, en nuestro ejemplo) pero que excluye X ⋅ Z.

Verdaderamente, los parámetros de medida de una variable latente unidimensional no están afectados, por definición, por la presencia o ausencia de otras variables latentes en el modelo estructural. Por consiguiente, es perfectamente posible añadir o eliminar variables latentes de un modelo de medida o de un modelo estructural que contiene una variable latente unidimensional sin que esto afecte a los parámetros de medida estimados para esta última. Puesto que podemos calcular los coeficientes y las varianzas de los errores para los indicadores producto utilizando los parámetros del modelo de medida que excluye X ⋅ Z, y en tanto que estos parámetros de medida apenas cambiarán entre la estimación del modelo de medida y la estimación del modelo estructural (Anderson y Gerbing, 1988), los coeficientes y la varianza de los errores pueden ser utilizados como valores constantes (fijos) en el modelo estructural que contiene la interacción.

281

Siguiendo esta técnica de estimación en nuestro ejemplo, las estimaciones 13 y 14 se simplificarían como sigue: Var(V45⋅COMP) = a2 ⋅ Var(PPEST⋅COMP) + Var(b)

(26)

Donde a y Var(b) son constantes que se definen como sigue: a = λ45 ⋅ λComp

(27)

Var(b) = λ245 ⋅ Var(PPEST)⋅Var(δCOMP) + λ2COMP ⋅ Var(COMP)⋅Var(δ45 ) + Var(δ45 )⋅Var(δCOMP)

(28)

Igualmente, Var(V46 ⋅COMP) =c2 ⋅ Var(PPEST⋅COMP) +Var(d)

(29)

Luego si las variables latentes PPEST y COMP son unidimensionales, los valores de “ a” y “ c” y los valores de la varianza de los errores para las medidas producto V45⋅COMP y V46⋅COMP, “ Var(b) y “ Var(d)”, pueden ser calculados utilizando las estimaciones del modelo de medida para los parámetros.

Finalmente, es preciso recordar que la estimación de los parámetros bajo el criterio de máxima verosimilitud asume la normalidad multivariable entre las variables y que la presencia de términos producto viola esta asunción. No obstante, muchos estudios sugieren que el análisis de máxima verosimilitud puede ser robusto aún en estos casos (Jaccard y Wan, 1995; Ping, 2001), si bien indican que, en estos casos, el índice de ajuste global del modelo no debería ser el estadístico Chi-cuadrado, sino otros índices alternativos como el GFI, AGFI, CFI, RM S y el NFI.

282

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