JOSÉ EL SOÑADOR. Génesis 37:1-38:30

P. Gustavo Prato 21/08/2016 JOSÉ EL SOÑADOR Génesis 37:1-38:30 V.C:9 “Soñó aun otro sueño, y lo contó a sus hermanos, diciendo: He aquí que he soñado

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P. Gustavo Prato 21/08/2016

JOSÉ EL SOÑADOR Génesis 37:1-38:30 V.C:9 “Soñó aun otro sueño, y lo contó a sus hermanos, diciendo: He aquí que he soñado otro sueño, y he aquí que el sol y la luna y once estrellas se inclinaban a mí.” Buenos días. Hoy vamos a aprender de José el soñador. Él fue cuarta generación desde Abraham. A José lo podemos considerar como el fruto de Génesis. José sufrió en carne propia la maldad presente en un mundo bajo la maldición del pecado. Pero él creyó en el Dios soberano que gobierna sobre la vida de todos los hombres y las naciones. José creyó que Dios tenía un propósito para su vida y guardó Sus promesas el corazón. Dios lo entrenó y lo bendijo usándolo como instrumento de salvación para su pueblo. La vida de José, su justicia, su santidad, su perseverancia, reflejan el carácter de Jesús. También vamos a aprender de su hermano Judá, cuya vida contrasta con la de José. Mientras José era justo, sincero, santo y fiel, Judá era malvado, mentiroso, lujurioso e infiel. Pero veremos como Dios trabajó en el corazón de Judá y fue cambiado. De hecho, en esta última sección de Génesis, veremos como Dios moldeó el carácter de los hijos de Jacob para convertirlos en padres de la fe. De hecho, José fue instrumento de Dios para trabajar en el corazón de sus hermanos. Que el Señor bendiga nuestros corazones durante los últimos estudios de Génesis. I.

Los hijos de Jacob (1-4)

Leamos los v.2-4 “Esta es la historia de la familia de Jacob: José, siendo de edad de diecisiete años, apacentaba las ovejas con sus hermanos; y el joven estaba con los hijos de Bilha y con los hijos de Zilpa, mujeres de su padre; e informaba José a su padre la mala fama de ellos. Y amaba Israel a José más que a todos sus hijos, porque lo había tenido en su vejez; y le hizo una túnica de diversos colores. Y viendo sus hermanos que su padre lo amaba más que a todos sus hermanos, le aborrecían, y no podían hablarle pacíficamente.” En este punto Jacob era un hombre de negocios próspero. Él tuvo 2 esposas, 2 concubinas, 12 hijos y una hija. José fue el onceavo hijo de Jacob, el primero de su amada Raquel. José vivió en un hogar lleno de conflictos y celos. El v. 3 nos dice que José apacentaba las ovejas de su padre con sus hermanos y que informaba a su padre de la mala fama de ellos. Lo primero que podemos pensar es en el carácter de los hermanos mayores de José. Ellos eran muchachos con mal comportamiento. Rubén el primogénito se acostó con una de las concubinas de su padre. Simeón y Leví eran muy violentos, ellos mataron a muchos hombres. Aquí vemos que sus los hijos de Bilha y Zilpa también hacían cosas malas cuando pastoreaban a las ovejas. Los hermanos de José incluso pensaron en matar a José. Y finalmente lo vendieron cruelmente como esclavo. Todos ellos ocultaron a su padre la verdad y no les importó verlo sufrir. ¿Por 1

qué ellos eran tan malvados? Fundamentalmente esto se debía al pecado de cada uno de ellos. Pero ciertamente su crianza también les afectó. Los hermanos mayores de José vivieron vidas agitadas en su niñez. Nacieron en el transcurso de los últimos 13 años que vivió Jacob con Labán. Fueron todos seguiditos. Imaginemos esa cantidad de niños viviendo juntos en el monte. Siendo niños tuvieron que presenciar las rivalidades y conflictos entre las mujeres de Jacob. Una vez Rubén presenció cuando su tía alquiló a su papá a su mamá por unas mandrágoras. Durante esos años Jacob trabajaba muy duro para salir adelante, quizás no pasando mucho tiempo de calidad con ellos. También los niños vivieron el trauma de salir huyendo de casa de su abuelo siendo perseguidos y requisados en medio de un ambiente familiar conflictivo. Luego vieron a su papá muy angustiado antes del encuentro con Esaú. Parece que Jacob no tenía una relación cercana con sus primeros 10 hijos y para cerrar con broche de oro, él tenía preferencia por José (cometió la misma falta que su papá Isaac, quien tuvo preferencia por Esaú). Sin duda que todo este ambiente dejó su huella en el carácter de ellos. Ya desde el principio, el hecho de tener 4 mujeres fue una semilla que creció y trajo malos frutos de sufrimiento e incluso tragedia a su familia. Dios fue misericordioso y en su gracia y sabiduría cumplió su propósito en Jacob y en sus hijos, pero fue necesario el entrenamiento. Nosotros queremos ser padres y madres conforme al corazón de Dios y hacer nuestro mayor esfuerzo por dar la mejor base espiritual posible a nuestros hijos. No somos perfectos, necesitamos orar por la misericordia de Dios para nosotros y para nuestros hijos. Gracias a Dios estamos trabajando para seguir fortaleciendo las familias en nuestro ministerio. Estamos elaborando nuevos proyectos para el ministerio infantil con mucho ánimo para dar a nuestros niños un ambiente en donde ellos puedan acercarse a Jesús. También el año que viene vamos a seguir trabajando para fortalecer a las familias y formar las bases espirituales en los hermanos que algún día formarán su propia familia. Que el Señor nos ayude a que en nuestra iglesia se levanten muchas familias sanas en Cristo y niños con sólidas bases espirituales bíblicas. Muchos de nuestros problemas de carácter vienen de la crianza que recibimos. Pidamos a Dios que nos ayude a reconocer estas cosas e ir ante la cruz de Jesús, pidiendo su sanación y restauración. Amén. José era diferente a sus hermanos. Muchos se preguntan: ¿Cómo pudo nacer un hombre como José en medio de esa familia? Esta fue la gracia de Dios. También es cierto que José nació casi de último y la mayor parte de sus primeros años los vivió con un Jacob diferente: con Israel, un hombre más humilde ante Dios. Además fue el hijo preferido, recibiendo mucha atención y cuidados. El recibió mucho amor de su padre y creció como un niño obediente Veamos el v13 “Y dijo Israel a José: Tus hermanos apacientan las ovejas en Siquem: ven, y te enviaré a ellos. Y él respondió: Heme aquí.” Cuando su papá lo llamaba, José no respondía: ¿Quéeeeee? Sino: Heme Aquí! 2

José también informaba de la mala fama de sus hermanos. Esto no era un chisme. El chisme es un comentario verdadero o falso que no tiene intenciones edificantes, sino viene para burlarse o para destruir. Pero el corazón de José no era así. Estos reportes de José venían de su corazón justo de no defraudar a su padre y de no dejar que sus hermanos siguieran en el camino de la maldad. Nuestra iglesia no debe ser una comunidad en donde los hermanos oculten sus pecados unos a otros. Una comunidad así irá a la destrucción. Si Dios te manifiesta el pecado oculto de un hermano, es posible que Dios quiera usarte para evitar que ese hermano siga en pecado. Entonces debes orar para conversar con ese hermano y confrontarlo por su pecado. Y luego, si es necesario, compartir el asunto con un hermano más maduro en la fe que pueda manejar el asunto con sabiduría. Pero no debemos permanecer callados, porque eso sería ser cómplice y luego, cuando el hermano caiga en serios problemas, también tendremos responsabilidad. Levítico 17:9 dice “No alimentes odios secretos contra tu hermano, sino reprende con franqueza a tu prójimo para que no sufras las consecuencias de su pecado.” (N.V.I.) Aquí reprender es una acción basada en el amor de Cristo en donde conversamos con ese hermano para que recapacite. Así pues, José era un joven con corazón justo. Él no era malicioso. Por su justicia y pureza él no podía imaginar que sus hermanos lo aborrecían tanto hasta pensar en matarlo. Jacob manifestó su preferencia por José dándole una túnica de colores. La (NVI) dice que tenía mangas largas. Mientras sus hermanos quizás tenían que llevar la ropa usada que dejaba el mayor, José era tratado como un príncipe. Esto hizo que sus hermanos le aborrecieran y no podían hablarle pacíficamente. II - José el Soñador (5-11). El joven José tuvo un sueño que contó a sus hermanos. Allí ataban manojos en el campo, manteniéndose el de José erguido mientras que los de sus hermanos alrededor se le inclinaban. Tiempo después soñó otro sueño en el cual el sol, la luna y once estrellas le hacían reverencias. Estos no eran sueños ordinarios. Eran la revelación de Dios para él. En aquel tiempo no había Biblia. Así que estos sueños vinieron a ser como la Biblia de José. Cuando meditaba en ellos la luz de Dios brillaba en su corazón. Eran muy profundos y nadie podía entenderlos completamente. Sus hermanos le reclamaban, ¿Vas a reinar sobre nosotros? y le aborrecieron más por causa de esos sueños. Jacob su padre también le regañó pero él meditaba en esto. José vino a entender el significado de esos sueños muchos años después (Gén 42:9). Pero José los guardó en su corazón. Además de los sueños de José, también los sueños de otros hombres en tiempo bíblicos pasaron a formar parte de las páginas del Antiguo y Nuevo Testamento por ser revelación de Dios. Ya en este tiempo la Biblia está completada. La Biblia es la Palabra de Dios escrita. Allí encontramos el mensaje de Dios para nosotros. Cuando nosotros recibimos personalmente una 3

palabra o un versículo de la Biblia en nuestro corazón, entonces podemos comenzar a soñar, es decir, a imaginar nuestro futuro tomados de la mano de Jesús y cumpliendo su voluntad. Podemos comenzar a soñar con un proyecto de vida para el Señor. Por ejemplo si recibimos Mt 28:19 “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones”. Podemos soñar en levantarnos como hacedores de discípulos, no sólo en Venezuela sino en todas las naciones. Si recibimos la Palabra de Génesis 12:2 “Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición.”, podemos soñar en ser bendición para muchas personas de la tierra siendo instrumentos para esparcir el evangelio. Muchos jóvenes tienen sueños en este mundo. Algunos sueñan cosas malas, como en tener muchas mujeres, una en cada estado del país o sueñan con el día de su venganza. Otros sueñan cosas comunes, como casarse, tener una casa, un carro, una familia bonita o sueñan con ser ascendidos en el trabajo. Estos últimos sueños no están mal y Dios también puede ayudarnos si es su voluntad. Pero estos son sueños muy cortos. Vamos a tener sueños en Cristo, sueños de ser hombres y mujeres grandes en la historia de Dios. Al comienzo del ministerio en los años 60 en Corea del Sur se reunieron un pastor local y una misionera y tuvieron el sueño de ayudar con la palabra de Dios a los jóvenes universitarios. Él tenía un versículo que lo animaba mucho. Efesios 2:10 “Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.” Juntos comenzaron a trabajar con ese sueño. Dios los usó para fundar un ministerio en donde las vidas de decenas de miles de jóvenes de muchas naciones han sido tocadas por el amor de Dios. Y todo comenzó con un sueño. Cuando nuestro ministerio en Caracas estaba comenzando soñábamos en crecer, en levantar capítulos en otros estados, en tener varias convivencias. Dios nos ha ayudado a cumplir varios sueños que teníamos en él. ¿Qué vamos a soñar ahora? ¿Nada más? Is 54:2 dice “Ensancha el sitio de tu tienda, y las cortinas de tus habitaciones sean extendidas; no seas escasa; alarga tus cuerdas, y refuerza tus estacas.” Ya que hemos crecido algo, ¡Vamos a soñar con seguir creciendo para la gloria de Dios! ¡Vamos a soñar que algún día haya estudios bíblicos en cada universidad de Caracas cada día de la semana! ¡Soñemos en participar en la obra de evangelización de las universidades en toda Venezuela! ¡Soñemos en que nuestras vidas sean de verdadera influencia espiritual para esta nación! ¡Soñemos que de nuestras universidades salen muchos misioneros, pastores para el mundo entero! (Ya hemos enviado 5 misioneros de la UCV y 1 misionero del IPC). ¡Vamos a soñar con levantar un poderoso ministerio para los niños y jóvenes! ¡Vamos a soñar que se levanten muchos profesionales que sean luz en cada área de la sociedad! ¡Vamos a soñar en dar muchos frutos hasta que Cristo venga! ¿Tienes sueños? O ¿Se te acabaron los sueños y sólo piensas en conseguir comida para sobrevivir? ¿Cuál es tu sueño en Cristo? ¿Cómo te ves en 10 años? ¿Cómo te ves en 20 años? ¿Cómo te vez en 30 y en 40 años? ¿Qué quieres ver cuando al final de tus días mires atrás y observes el legado que ha dejado tu vida? Vamos a pedirle al Señor que nos dé una Palabra y soñemos con un futuro para la gloria de Dios 4

III – José es vendido por sus hermanos (12-36). Un día la vida de príncipe del jovencito de 17 años estaba a punto de cambiar abruptamente. Su papá lo envió para ver cómo estaban sus hermanos quienes estaban pastoreando su rebaño en Siquem. Cuando José llegó al lugar en donde se supone que ellos estarían, no los encontró. Pero José no se rindió, ni regresó a su casa. Él preguntó a alguien que estaba por allí y logró averiguar que se habían ido a un lugar llamado Dotán. Él siguió buscando a sus hermanos y los encontró en Dotán. Aquí podemos ver más del carácter de José. Él era un joven responsable que se esforzaba al máximo por cumplir con sus tareas. Él no abandonaba ante algún obstáculo, sino que buscaba como resolver y traer algún buen resultado. A un joven así se le puede encargar algo con tranquilidad. Cuando sus hermanos lo vieron venir llevando su hermosa túnica de colores se despertó el gran odio y molestia que tenían hacía él. Ellos dijeron: “He aquí viene el Soñador” y decidieron matarlo. El hermano mayor, Rubén, no estaba de acuerdo. Pero él era muy débil para ejercer el liderazgo entre sus hermanos, de manera que planeó rescatarlo secretamente. Cuando llegó José le quitaron su túnica y, siguiendo la sugerencia de Rubén, lo echaron en una cisterna vacía. Rubén intentó regresar luego, sacarlo y entregarlo a su padre, pero pasó algo terrible que le impidió completar su plan. Judá, el 4to hijo, se levantó como el líder del grupo. Viendo una caravana de mercaderes ismaelitas que iban hacia Egipto tuvo una idea: No matarlo, pues no iban a ganar nada con eso y además era la sangre de su hermano, mejor era venderlo a los ismaelitas y así ganar algo. Entonces sacaron a José de la cisterna y lo vendieron por veinte piezas de plata a los ismaelitas, quienes lo llevaron a Egipto. ¡Qué duro tuvo que haber sido ese momento para José! Su alma estaba en gran angustia y rogaba a sus hermanos (Gen 42:21): “- No hermanos, por favor no hagan eso, déjenme volver con papá, por favor”. Era una injusticia y una crueldad. Sus hermanos lo vendieron como esclavo. Los hermanos tomaron la túnica de José, la empaparon con sangre de un cabrito y se la mostraron a su padre. Jacob la reconoció y pensó que alguna mala bestia lo había devorado y rasgó sus vestidos. El dolor de Jacob era muy grande y aunque su familia quería consolarlo, él dijo que guardaría el luto de su hijo José hasta su muerte. En el hogar de Jacob hubo un ambiente sombrío. Los hermanos de José llevaron esto muy lejos y además ocultaron la verdad a su padre a pesar del gran dolor que le vieron padecer. Fue un fuerte entrenamiento para Jacob. III - La infidelidad de Judá Antes de continuar con la historia de José en Egipto, se cuenta un episodio importante de la vida de Judá. Judá no aguantó ver la cara de su padre por su sentido de culpa ante toda esa situación. Él se fue a vivir con un varón de Adulam llamado Hira. Allí se casó con una hija de un hombre 5

cananeo y tuvo tres hijos. Judá crió a sus hijos entre los cananeos. Su hijo mayor Er se casó con una mujer llamada Tamar. Pero la Biblia nos dice que Er era malo ante los ojos de Jehová y Jehová le quitó la vida. De acuerdo a la costumbre que se practicaba en ese tiempo, el hermano menor de Er, Onán debía tomar a Tamar y levantar descendencia a su hermano. Pero Onán también fue malo ante los ojos de Dios y Jehová le quitó la vida. Judá le dijo a Tamar que se fuera a casa de su padre y esperara a que creciera Sela, su tercer hijo, pero esto era una promesa que él no iba a cumplir pues él pensaba que Sela también podría morir al lado de Tamar. Luego la mujer de Judá también murió. Judá se apartó de su familia, pero al vivir entre los cananeos su vida fue muy triste y dominada por la sombra de muerte. Sus hijos no tuvieron buena base espiritual. Judá achacó la culpa de sus muertes a Tamar, no reconociendo que sus hijos eran malos. Los padres pueden tener la debilidad de no reconocer los problemas de sus hijos, diciendo que la culpa es de otros niños, o sus maestros, etc. A veces también los pastores pueden tener esa actitud hacia sus ovejas. Judá no ayudó a sus hijos a ser humildes y aceptar sus fallas y finalmente perdieron sus vidas como consecuencia de sus maldades. Elí es otro caso parecido. Proverbios 13:24 dice “El que detiene el castigo, a su hijo aborrece; Mas el que lo ama, desde temprano lo corrige.” Y Proverbios 29:17 “Corrige a tu hijo, y te dará descanso, Y dará alegría a tu alma.” Oro que podamos corregir a nuestros hijos con amor y sabiduría. Tamar se dio cuenta que Judá no cumpliría su promesa. Ella no quería morir como una viuda triste y sin fruto en casa de su padre. Ella quería ser fiel a su esposo y levantarle descendencia de su sangre. En este sentido ella era una mujer fiel. Ella tomó el asunto en sus manos y se hizo pasar por prostituta y Judá, quien no era un hombre muy santo, se acostó con ella. Tamar concibió. Luego de una situación bien dramática se reveló lo que había sucedido y Judá reconoció: “Más justa es ella que yo”. Tamar dio a luz a mellizos, uno de los cuales vino a formar parte de la genealogía de Jesucristo. La obra redentora de Dios no es la obra de los méritos de los hombres, sino de la gracia de Dios. La Biblia no es la historia de los hombres perfectos, sino la historia de Dios quien cumplió su plan de salvación a pesar de los errores de los hombres. Hoy aprendimos de José y de Judá. Ellos tenían caracteres contrastantes. El Señor fue trabajando en el corazón de ambos para levantarlos como fuente de bendición. José fue un soñador. El guardó esos sueños a pesar de atravesar momentos muy difíciles. Oro que también guardemos la Palabra de Dios y tengamos sueños en Dios. Amén.

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