LA PRENSA, UN PAPEL INESTABLE EN LA HISTORIA DE LA DEMOCRACIA ARGENTINA Bárbara Graciela Campos Pérez364 Cristian García de Álamo365 Grupo de trabajo: Políticas e Economia de Informação e Comunicação Resumen Desde este trabajo se analizará el papel de la prensa gráfica en la historia de la democracia Argentina. Partiendo de 1810 (primer gobierno patrio y primer periódico partidario nacional) y hasta llegar a 1982 (fin de la última dictadura militar), indagaremos la relación que los distintos gobiernos y el periodismo impreso han mantenido en este periodo. El objetivo que presentamos es doble: expositivo (pasado) y propositivo (futuro). Por un lado, volver la vista atrás y, con la perspectiva que la historia nos brinda, reconocer el papel que la prensa ha desempeñado como mediador entre la sociedad y la política a lo largo de estos 170 años. En segundo lugar, mirando hacia adelante, propondremos las características que el periodismo deberá cultivar para fortalecer la democracia y la inclusión ciudadana, en el marco de las nuevas tecnologías del naciente siglo XXI. Primeramente definiremos los conceptos implicados en este estudio: prensa, democracia y ciudadanía. A continuación, se expondremos un cuadro de doble entrada presentando los periodos políticos y, paralelamente, los periódicos que fueron surgiendo en la historia de la prensa argentina. Tomamos como fuentes de información el libro de divulgación histórica Argentinos de Jorge Lanata y, del otro lado, la obra de Carlos Ulanovsky, Paren las Rotativas, que forma parte de la colección “La historia de los medios de comunicación en la Argentina”. En el primer caso, que pertenece a uno de los hombres descollantes del periodismo argentino, proliferan hechos sociales y políticos, enriquecidos por el análisis agudo que caracteriza al autor. La segunda obra narra la historia de la prensa argentina, detallando las características de los periódicos que fueron apareciendo a lo largo de la construcción del país; por lo cual es una pieza de consulta permanente para estudiantes, profesores e interesados en los medios de comunicación.
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Bárbara Campos Pérez- Estudiante de 4año de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Santiago de Chile.
[email protected] 365 Cristian García de Álamo- Estudiante de 5 año de la Escuela de Comunicación Social de la Universidad Nacional de Córdoba.
[email protected]
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Luego, se realizará un análisis comparativo de la relación que hubo entre los eventos más relevantes de la política nacional y de su actividad periodística impresa: ¿Los diarios reflejaron los vaivenes políticos? ¿Fue periodismo o panfletismo? ¿La democracia necesita del periodismo para vivir, o el periodismo de la democracia? ¿Cómo es la relación que deberán entablar? Por este camino, concluiremos en la explicación de nuestra tesis: la democracia necesita del periodismo para mejorar su funcionamiento y el periodismo necesita democracia para ser ejercido plenamente. Por último, se delineará el camino propuesto para la prensa del siglo XXI en la sociedad democrática. Palabras Claves: Prensa, Democracia, Política, Ciudadanía, Historia, Argentina. 1.
INTRODUCCIÓN El 20 de mayo de 1810, llegó al Río de la Plata una gaceta que había escapado a la
censura del Virrey de España. La noticia era una dinamita encendida: la Junta de Sevilla había sido disuelta bajo el yugo de Napoleón. Los primeros en recibirla fueron Manuel Belgrano, su primo Castelli y Cornelio Saavedra, quienes solicitaron la reunión de un Cabildo Abierto. Éste se celebró el 25 de Mayo, constituyendo el primer gobierno patrio; rompió la dependencia política con España y en 1816 gritó la independencia del pueblo Argentino. La relación entre gobernantes, prensa y ciudadanía es una de las características centrales del Estado Moderno, que había surgido en la Europa del siglo XV. Con el paso de los años, los roles fueron perfilándose con mayor precisión: la soberanía reside en el pueblo; los gobernantes representan la voluntad popular escogidos a través de votaciones; y la prensa sería la mediadora en esta relación, asumiéndose como “guardiana de la democracia”. Sabemos que este esquema dio resultado en países europeos, entre los cuales sobresale el ejemplo de Inglaterra: con el sistema parlamentario más antiguo del globo y un papel activo de su prensa, que cuenta con sala propia en el Congreso para garantizar el acceso a la información pública. De aquí que el periodismo sea llamado el “Cuarto Poder”. Pero ¿será que este triangulo logró adaptarse felizmente en la Argentina? ¿El modelo del Estado Moderno atravesó sin dificultades el Océano Atlántico? Indagaremos a lo largo de este
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trabajo cómo se relacionaron gobernantes, ciudadanía y prensa a lo largo de la construcción del Estado Moderno en Argentina. Nuestro primer propósito es resaltar el papel que la prensa jugó en la consolidación de la democracia argentina y, después reflexionar sobre el pasado, proponer las características que deberá desarrollar el periodismo dentro de las democracias del siglo XXI.
2.
DEFINICIONES BÁSICAS: POLÍTICA, DEMOCRACIA, CIUDADANÍA Y PRENSA. “Tenemos la necesidad de reconocer a la Libertad de Expresión y de Prensa, como una
libertad institucional estratégica, pilar de la existencia del orden democrático en la sociedad contemporánea, como también su carácter esencial para la plena vigencia del Estado de Derecho y para el respeto de las libertades ciudadanas y su fortalecimiento, ya que las mismas, sin la plena vigencia de la Libertad de Expresión, constituyen una fórmula vacía de contenido”366, señalaba, en Miami, el 27 de enero del 2003, La Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) en conjunto con la Asociación Internacional de Radiodifusión (AIR) ante la Sociedad de la Información. Esta determinante resolución de la SIP nos invita a cuestionarnos algunas ideas de acuerdo a lo que atañe nuestro trabajo y relacionar los conceptos claves que están implicados, y que conviene esclarecer previamente. Nos referimos a Política, Democracia, Ciudadanía y Prensa Escrita. Siguiendo a la pensadora alemana Hannah Arendt, una de las referentes más significativos de la Teoría Política, consideraremos, para los fines de esta investigación, que la política necesita el espacio público de la opinión para desenvolverse, pues “allí donde los hombres conviven, hay y ha habido siempre política”367. Para Aristóteles, política (pronunciación figurada: politikós, «ciudadano», «civil», «relativo al ordenamiento de la ciudad») es la actividad humana tendiente a gobernar o dirigir la
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http://archivo.abc.com.py/sipiapa/articulos.php?pid=155466 ¿Qué es la política?, Hanna Arendt
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acción del estado en beneficio de la sociedad. Este proceso, que está orientado ideológicamente, apunta a tomar las decisiones que consigan los objetivos de un grupo. Define al ser humano como un animal político por excelencia y como política a la comunicación dotada de un poder. Pero, especifica que a quienes desempeñan actividades profesionales a cargo del Estado o se presentan a elecciones se los denomina políticos. El griego desarrolla estos conceptos en La Política, libro en el que también aparece su teoría clásica de las formas de gobierno, donde plantea una primera aproximación al concepto de Democracia (del griego ‘demos’ pueblo y ‘cracia’ gobierno). A partir de esto, la pensaremos como aquella forma de organización de grupos de personas, cuya característica predominante es que la titularidad del poder reside en la totalidad de sus miembros, haciendo que la toma de decisiones responda a la voluntad colectiva de las partes del grupo. Desde la modernidad, entendemos la Democracia como “una forma de gobierno, de organización del Estado, en la cual las decisiones colectivas son adoptadas por el pueblo mediante mecanismos de participación, directa o indirecta, que le confieren legitimidad a los representantes”.1 Por otro lado, “el concepto de ciudadanía se refiere a un conjunto de derechos y responsabilidades de los individuos reconocidos socialmente y regulados por un orden político institucional. De ahí que el concepto de ciudadanía se expresa en el marco de las relaciones de la sociedad civil con el Estado. Relación que está condicionada históricamente y en permanente proceso de construcción”368, como bien afirma la socióloga y académica de la Universidad Bolivariana de Chile, Paulina Vidal Pollarolo. Es así entonces, como desde los conceptos de política, democracia, y ciudadanía llegamos a la esencia de la deontológica periodística, la que nos recuerda que la función de los periodistas y los medios de comunicación no sólo responde al acto de informar, sino que también debe aportar los elementos necesarios para la toma de decisiones y una estructuración de juicios independientes de sus ciudadanos. 368
http://www.revistapolis.cl/4/vid.htm
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Cabe destacar además, que para este trabajo y por motivos prácticos, consideramos sólo ediciones de la denominada prensa escrita o gráfica, entendiéndose esta como una publicación escrita impresa editada con periodicidad, que puede ser diaria, semanal (semanario o revista), mensual (caso de muchas revistas especializadas) o anual (anuario). Ahora, establecido el alcance de los principales conceptos que guiarán nuestra investigación, es tiempo de comenzar a conjugarlos y ver su interrelación y desenvolvimiento a lo largo de los primeros 172 años (1810 a 1982) de la historia independiente de la República Argentina.
DOS HISTORIAS QUE CONSTRUYERON UN PAÍS: PRENSA Y POLÍTICA EN ARGENTINA ¿Cuál fue el primer diario argentino?, se pregunta el periodista Jorge Lanata en Argentinos. La respuesta deja dislocada a una tradición: la historia nacionalista se ha empeñado en hacer aparecer como el primer diario a la Gaceta de Buenos Ayres, publicada por Mariano Moreno el miércoles 7 de junio de 1810. Fecha en la que, hasta nuestros días, se conmemora, en Argentina, el Día del Periodista. Sin embargo, explica Lanata, existieron tres publicaciones anteriores. En su libro Paren las Rotativas, donde narra la historia de la prensa argentina, Carlos Ulanovsy da cuenta de estas ediciones. El 1 de abril de 1801 aparecía el primer periódico de Buenos Aires: El Telégrafo Mercantil del Río de la Plata, editado por el abogado español Francisco Antonio Cabello y Mesa. Un año después, Juan Hipólito Vieytes lanza el Seminario de Agricultura y, a hacia 1810, la pluma de Manuel Belgrano publicaba el Correo de Comercio. Para Ernesto Palacio, en Historia de la Argentina, estos primeros periódicos eran “tímidos ensayos de prensa, en que las ‘nociones útiles’ y la transcripción de los partes oficiales, prevalecen sobre todo conato de opinión. No hay el menor atisbo de pensamiento revolucionario (...). Por lo demás, el más constante, el más impecable oficialismo”.
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Pero la omisión de los tres diarios no es inocente. Permiten que La Gaceta aparezca como el primer periódico en pisar el territorio argentino luego de haber atravesado el umbral de la organización política. Ya que, el 25 de mayo de 1810 se había realizado la Primera Junta Patria, que rompió los lazos políticos con España y, seis años después, daría el grito de independencia. Entonces, ¿Mariano Moreno fue el paladín de la libertad de prensa?, vuelve a preguntarse Lanata citando a Scena. La respuesta también es negativa. En la Junta de estos días se perfilan cuatro partidos bien diferenciados: los filofranceses, que pretenden adherir a la dinastía bonapartista; los partidarios de Linieres, inclinados a mantener al Virrey en el poder hasta que se solucionaran los problemas en Europa; los carlotistas quieren establecer una monarquía constitucional llamando a Carlota Joaquina, esposa del Rey de Portugal; y los juntistas, que impulsaron la independencia lisa y llana de España y el establecimiento de un gobierno republicano. Mariano Moreno, secretario de la Primera Junta y partidario de los juntistas, piensa La Gaceta
como órgano oficial de difusión y defensa de los ideales revolucionarios e
independentistas de Mayo. Por lo que es justo considerarlo más como un divulgador de los ideales nacionalista que como el primer periodista argentino. Asimismo, los medios gráficos en los próximos años son destinados a difundir las ideas jurídicas y legales alrededor de la nueva organización de la Nación. Los diarios eran dirigidos por personas vinculadas al mundo político, quienes transformaban a los medios en “verdaderos vehículos de ideas, instrumentos de militancia y hasta puestos de combate. Los pioneros del periodismo, como señala Sarmiento, veían en la actividad una oportunidad para ‘educar al soberano’”369. Este proceso no es ajeno a lo que estaba sucediendo con el desarrollo de la prensa a nivel internacional, pues la primera etapa del periodismo moderno (ideológico), que dura hasta el final de la primera guerra mundial, se caracteriza por ser “doctrinal y moralizador, con ánimo proselitista al servicio de ideas políticas y religiosas; una prensa opinante que responde a una
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Ulanovsky Carlos, Paren las rotativas (1920-1969), Buenos Aires: Emecé Editores, 2005, p18
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etapa histórica de partidismos y luchas ideológicas”370. En definitiva, se trata de un prensa poco informativa, eminentemente opinante y que consolida los denominados comment (comentario o artículo en sus más diversas variantes). Con la Revolución de Mayo se consagra a la libertad de prensa como una necesidad. Se establece en abril de 1811 la libertad de “escribir, imprimir y publicar sus ideas sin necesidad de licencia o autorización alguna”, escribe Galvan Moreno en El periodismo Argentino. Mariana Verón también repasa los primeros años de la prensa nacional en su tesina sobre “El periodismo de investigación: el caso de ‘Los hospitales en la miseria’ de Roberto Art”. Verón resalta que el primer periódico que se llamó opositor era extrañamente pagado por el mismo gobierno (El Censor, de 1815). Y agrega: “En realidad, el primer diario verdaderamente de oposición, La Prensa Argentina, Semanario político y económico, fue fiel al estilo del periodismo de la época, caracterizado por un escaso aporte de material informativo y sin ningún rasgo aún de notas investigativas”. En 1821, con el mando de la capital argentina en manos de Martín Rodríguez, se inicia un período de estabilidad. Se crea la Sociedad Literaria de Buenos Aires, integrada por hombres (que más tarde formaran la generación del ’37) deseosos de publicar un periódico “que diese a las naciones extranjeras un reconocimiento del estado del país y sus adelantos, y que fomentase la ilustración, organizase la opinión”, recuerda Galvan Moreno en el libro citado. A partir de allí, 104 periódicos, contando boletines y folletos, nacen y mueren en estos años, respondiendo a instancias políticas e intereses comerciales. Algunos de ellos fueron El Constitucional, (1820), El Centinela (1823-24), El Argos de Buenos Aires (1821-25), La Abeja Argentina (1822-23), Crónica Política y Literaria (1827), El Correo Político Mercantil de las provincias unidas (1827-28), El Amigo del País (1833). El acontecimiento más destacado de estos tiempos fue la reunión del Congreso Nacional Constituyente, órgano que en 1826 crea la Presidencia de la Nación, delegando el mando sobre Bernardino Rivadavia.
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Martínez Albertos, Curso general de redacción periodística, Madrid, Paraninfo, 1991, p265
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Los conflictos entre Unitarios (Buenos Aires) y Federales (las provincias del interior) son entonces la fuente de la cual se nutre el periodismo. Nacen en este período El Tribuno, desde donde los Federales atacan a Rivadavia y su contrapartida, El Mensajero, destinado a polemizar con el anterior. Según Verón la prensa cobró tal importancia para la vida política de la época, que hoy sería imposible comprender a ésta sin leer cuidadosamente las páginas de aquella. Escribe la tesista: “Si la acción de los caudillos en los campos de batalla, sean ellos unitarios o federales, creó un estado de lucha a muerte, la pluma de los periódicos contribuyó a que el espíritu público de los argentinos se dividiera en dos bandos...”. En 1827, llega al poder el federal Juan Manuel de Rosas y la libertad de prensa queda limitada, ya que la persecución se ve claramente en el periodismo, deducido a través de un dato revelador: cuando cae Rosas en 1852, aparecen en Buenos Aires 30 periódicos nuevos. El periodismo no logró evolucionar en este contexto. “La restricción mata el alma de la prensa con la misma inconsciencia que manda asesinar sus adversarios por la mazorca o degollarlos a mansalva” afirma Galván Moreno. Con las facultades extraordinarias que le confirió el Congreso, Rosas aplicó una de sus primeras medidas: la declaración de “libelos infamatorios” a todos los periódicos aparecidos desde diciembre de 1828, adversos a él mismo o a sus partidarios. El resultado fue devastador para la prensa de estos años: de los 13 diarios que circulan en 1833, tres sobreviven para el año siguiente; y de 1836 y 1850 el número cae a uno y dos. Entre los periódicos que surgen durante la época de Rosas figuran muchos que son simplemente guías (Catálogo Comercial y Guía de la Ciudad de Buenos Aires), sin ninguna característica periodística. El más importante de los diarios de la época de gobierno de Rosas fue La Gazeta Mercantil, que se publicaba desde 1823. La prensa opositora se refugió entonces en Chile, Uruguay, Bolivia y Paraguay. De esta manera, Domingo Faustino Sarmiento, desde Chile, luchó contra el poder de Rosas desde distintos periódicos. Sus denuncias se manifestaron con el ímpetu romántico característico del periodismo de la época: “El análisis despiadado, la sátira, la elocuencia, la respuesta directa”. 1306
Caído Rosas se autoriza la reapertura de las imprentas clausuradas y la cantidad de periódicos aumentan de 1, en 1852 a 30, en 1853. Desaparecida La Gaceta Mercantil, que había apoyado el régimen rosista durante todo su gobierno, y vueltos al país los exiliados, el nuevo periodismo porteño se puso en la tarea de propiciar una total reconstrucción. Con la promulgación de la Constitución Nacional en 1853 se establece el derecho “de publicar sus ideas por la prensa sin censura previa” y en 1862 llega al poder el primer Presidente constitucional, Bartolomé Mitre, quien tendrá un importante papel en la historia de la prensa local. La principal característica de la década del ’50 y principios del ’60 son las guerras civiles que se desataron por la autonomía de Buenos Aires y su puerto: las batallas de Caseros (52), Cepeda (59) y Pavón (61) y la subsiguiente obra de cohesión nacional. La prensa por supuesto fue fiel reflejo de las tensiones. Domingo Faustino Sarmiento, probablemente, es el más destacado entre los hombres que, al mismo tiempo, les tocó protagonizar y escribir la historia argentina. Considerado el Padre de la educación, consigue la Presidencia en 1868. Durante el gobierno de Sarmiento la prensa adquiere figuración preponderante. “Él no sólo era un periodista activo sino que reverenciaba a la comunicación escrita por diversos motivos: sabía que el periodismo registraba la historia, posibilitaba una forma del ejercicio del poder, era idóneo para mostrar las necesidades de los ciudadanos y eficaz para vigilar y controlar a los poderes”, caracteriza Ulanovsky. “Los ataques que recibía el gobierno ante actitudes eminentemente personales, violentamente los repele el propio presidente desde los órganos de opinión”, recuerda Verón. Dice el mismo Sarmiento: “Quien busque explicaciones acerca de nuestra forma de ser en la instalación, desarrollo y afianzamiento de nuestras instituciones (políticas, religiosas, culturales, militares, económicas) podrá recurrir a la historia del periodismo que, como si fuera poco, funciona como registro del cambio de ideas, vidas y costumbres”.
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En 1885, Carlos Pellegrini y Roque Sáenz Peña, dos futuros presidentes, asumieron la dirección del diario Sudamérica. El caso de periodistas que llegaban a la cima del poder y de funcionarios que tras dejar sus cargos regresaban a las redacciones fue frecuente en esa época. Ulanovsky cita a Juan Valmaggia, hombre clave de La Nación, durante un seminario realizado en 1977: “Había en esa época hombres públicos organizadores del país, que creían en la prensa, en su poder, sin cánones y sin tanques…Vemos una constante intercomunicación entre la prensa y el manejo de las cosas del Estado”. Lejos estábamos aún del periodismo moderno, aunque ya hay indicios de su llegada: el diario La República, por ejemplo, es el primero voceado por los llamados «canillitas» y baja su precio a menos de la mitad de lo que cobraban los demás. Y en 1869 nace La Prensa, fundada por José C. Paz, que se presenta como un diario apolítico, como un órgano de opinión pública. Un año más tarde aparece La Nación, fundado el 4 de enero de 1870 por Bartolomé Mitre. De todas maneras, la prensa de esta época todavía no pudo eludir el ambiente pasional de donde había nacido porque cada publicación era portavoz de un partido, de una opinión. En la sociedad argentina se estaban produciendo cambios profundos alrededor de 1880, por lo que podríamos hablar de un periodo de modernización. “Orden y Progreso”, el lema de la presidencia del general Roca, se convierte en el programa nacional. De la mano de los ideales positivistas, se comienza a formar un sistema de creencias empíricas, programas de educación, infraestructura ferroviaria, incentivos para la inmigración, capitales extranjeros y demás, que configura la fisonomía nacional de la época. El periodismo comienza a reflejar estos cambios paulatinamente y surge una nueva visión que no implica el aniquilamiento de la anterior. Intenta ser un periodismo objetivo, algo que en las etapas anteriores ni se pensaba. Ejemplo de este cambio es el nacimiento del diario La Nación, ya no como un puesto de combate sino como «una tribuna de doctrina». Según las palabras de Rómulo Fernández, a partir del 80, con la organización institucional, “la prensa tendría desde entonces una misión esencialmente fiscalizadora”. Completa Mariana Verón: “El diario no recurre ya sólo a la opinión
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para defender su postura, sino que lo que se publica es respaldado con bibliografía científica especializada”. Años más tarde, el 1 de marzo de 1905 aparece el primer número de La Razón, presentándose como “un diario esencialmente apolítico”. En La Razón, Historia Viva, se describe: “Quiebra así la tendencia general de la época en la que predominan los diarios de partido, haciendo del periodismo, más que un fin, un instrumento con que se procura encauzar las corrientes de la opinión pública, polarizándola en torno a banderías o caudillos”. Los cambios en la prensa comienzan a manifestarse, ya no son sólo opiniones ahora se trata también de generar denuncias con base en una investigación periodística. Este en un avance no que ocurre sólo en Argentina pues, a partir de 1870, y coexistiendo un buen tiempo en paralelo con el periodismo ideológico, se comienza a perfilar la llamada prensa informativa, la cual se impone entre 1920 y 1950. Es la etapa del periodismo que Georges Weil denomina “Edad de Oro de la Prensa”, y que se define por nutrirse de hechos y no de comentarios. Un ejemplo de esto es la serie de notas que llevan a cabo distintos medios, entre ellos, iniciada por El Río de La Plata y seguida por La Nación, La Tribuna y El Nacional, dirigida contra la compañía de gas y las autoridades de la ciudad de Buenos Aires. El objetivo planteado era poner los hechos a la luz de la opinión pública, pero aclara que “corresponde al gobierno realizar las averiguaciones á que se prestan los hechos que pasamos a denunciar”. El tema además estuvo muy relacionado con el aumento de impuestos propuesto por el gobierno y al que La Prensa se opuso. En aquel entonces, el matutino, por una cuestión de conveniencia, afirmaba que si se dejaran de lado los amiguismos y se investigara el caso de las tierras, el fisco recuperaría el dinero sin necesidad de quitarle más al contribuyente. A fines del siglo XIX, aparecen los movimientos socialistas en Argentina. En consecuencia, nacen diarios que comienzan a reflejar sus ideas, como el legendario periódico La Vanguardia (1894) y La Montaña (1896) que editaron José Ingenieros y Leopoldo Lugones, un titulo famoso en la línea de la utopía y la revolución.
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La Razón, de Emilio B. Morales, crea e innova la idea del diario de noticias de interés general, alejado de tendencias partidistas; libre de caudillos o partidos que lo sostengan y apadrinen. Aquí late el espíritu de principios de siglo, el estimulante sentimiento de que todo está por hacerse, la exaltación del progreso que no omitía la lección espiritual, los nuevos caminos de un país en crecimiento que a los ojos del resto del mundo se veía como excepcional. Por esto, no es casualidad que 1911 sea el primer año en que un periodista llega a un puesto de conducción de un diario. Se trata de José A. Cortejarena, que desde 1907 integraba la redacción de La Razón y así consolida un periodismo más profesional. Esta prensa que comienza a ser dirigida por periodistas, y ya no por personeros políticos, toma mayor fuerza debido a los cambios y espìritu que implica estar en los primeros años del siglo. Así, por ejemplo, una fuerte alfabetización colaboró con el desarrollo de la prensa escrita. “Como directa y concreta influencia de la Ley de Educación Común – la nº 1420 de 1884 – entre 1870 y 1915 el analfabetismo en el país descendió más del 40 por ciento. Por esto, por la ser la Argentina el tercer país del mundo que gozó de una ley de alfabetización y por el ascenso de la clase media como fuerte compradora de material impreso, creció en el país la adquisición de diarios y revistas. En 1926 la Argentina consume el 66 por ciento del papel de diario que circula por toda América Latina”, informa Ulanovsky en su libro. Media década es atravesada por un drama que implica profundamente al periodismo: La Segunda Guerra Mundial. Mientras duró la guerra, entre 1939 y 1945, se agudizaron las dificultades para conseguir papel y casi todos los diarios se vieron obligados a disminuir la cantidad de páginas y a reducir sus tiradas. Cuando cae Mussolini en Italia, el presidente argentino de facto Pedro Pablo Ramírez entrega precisas instrucciones sobre el tratamiento de la información. Finalmente, el 31 de diciembre de 1943 reglamenta por decreto la actividad periodística. Las empresas periodísticas tomaron esto como hostigamiento, lucharon contras las medidas y lograron que a los tres meses el reglamento se derogara.
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El 26 de abril de ese mismo año, por primera vez desde su aparición en 1869, el diario La Prensa no llegó a las calles: se lo impidió un decreto del Poder Ejecutivo que lo sancionaba por el elevado tono que tenían sus críticas al poder. Así, ya para el año 1945 la escena informativa estaba claramente dominada por la postguerra, y es en este contexto que un 28 de agosto del mismo año el periodista Roberto Jorge Noble, ex ministro del Interior del gobierno conservador de Manuel Fresco en la provincia de Buenos Aires de los años 30, publica El Clarín. “Clarín no tiene vinculaciones ni compromisos con ninguna de las agrupaciones políticas tradicionales. Desde que es y será un diario informativo e independiente, no podría tenerlas. El único y exclusivo compromiso que contrae es con la nación y consiste en reflejar exacta y objetivamente los hechos de la vida colectiva, analizarlos, juzgarlos a la luz de la verdad y de las conveniencias nacionales”, afirma su primer editorial. El Clarín es uno de los puntos principales al momento de hablar de la historia de la prensa en Argentina, pues se transformó rápidamente en un éxito y entre 1945 y 1950 las acciones e influencia del diario subieron tanto como sus ventas y su popularidad. Según Carlos Ulanovsky, la fórmula del éxito de El Clarín estuvo determinada por sumar fama de independiente durante el primer gobierno de Perón, llegar a los puntos ventas antes que los otros matutinos, y apelar básicamente a temas locales. A nivel general, y a raíz de la paz de 1945 (tras finalizar la segunda guerra mundial), el periodismo comienza a adquirir un nuevo carácter: la profundidad; iniciándose la etapa del periodismo de explicación. Frente a la prensa popular, que se caracteriza por el sensacionalismo, surge la necesidad de una prensa de calidad. Este nuevo formato obliga a usar de manera equilibrada el comentario y relato de los hechos, situando los hechos en contexto y recurriendo a la investigación y explicación de los acontecimientos. “Este tipo de periodismo responde a la necesidad de los lectores que ya no se conforman con la simple noticia ni con el simple consejo doctrinal”371.
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Romero Lourdes, La realidad construida en el periodismo: Reflexiones teóricas, México DF, 2006, p166
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Esta idea de profundidad en los contenidos periodísticos llega en agosto de 1946 a Argentina, con el lanzamiento de Qué Sucedió en Siete Días. Hacía ya 23 años que salía el semanario norteamericano Time, publicación que la inspiró para forjar su idea matriz: poner en orden para los lectores lo que ocurría, aclarar esos hechos, interpretarlos y ubicarlos siempre en un contexto. Hasta que fue clausurada, durante el primer gobierno peronista, llegó a vender 100 mil ejemplares por semana. El gobierno de Juan Domingo Perón también es uno de los hitos infaltables al momento de hablar de periodismo en Argentina. Este político y militar que gobernó durante tres periodos aseguraba que “la prensa no debe ponerse en contra del gobierno sugiriendo cambios o transformaciones fundamentales en las más altas esferas del poder, porque de ese modo también ataca indirectamente a la libertad de expresión auspiciada por el partido. Los que se oponen al partido, se oponen asimismo a todas las libertades que la organización garantiza respetar. Y quienes se atreven a atacarlas, lo hacen desde una órbita distinta a esas libertades (…) La prensa al servicio de intereses mezquinos es socialmente injusta, vulnera la independencia económica y coarta la soberanía política”. Perón sostenía que el mundo de aquel entonces estaba dominado por dos grandes cadenas periodísticas: una, dirigida desde Nueva York por la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), de tendencia pro yanqui, y otra, pro soviética, parte de la maquinaria oficial rusa de propaganda. Desde una tercera posición, Perón opuso barreras concluyentes a las prensa opositora y generó un vasto aparato de propaganda propia. De este modo, entre 1943 y 1946 fueron prohibidas más de 110 publicaciones de todo el país por no aceptar las informaciones oficiales como las únicas que podían utilizarse. En este mismo periodo, y aunque la Constitución garantizaba la publicación de ideas sin censura previa, el Código Penal incluía treinta figuras limitadoras relacionadas con la prensa y su desarrollo: desde las clásicas calumnias e injurias hasta el desacato, la apología del delito, la subversión, la obscenidad, la revelación de secretos relativos a la seguridad, a la defensa o a las relaciones exteriores.
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Pero la arremetida más importante contra la prensa en Argentina, se desenvolvió entre 1947 y 1951 con la creación de ALEA. El gobierno dispuso la compra o expropiación de números medios de la Capital y del interior del país y los agrupó en una empresa denominada ALEA. También conocida como “la cadena” editaba más de cien diarios y revistas y todas las piezas de propaganda del partido peronista. Finalmente, con la ley 14.021 del 12 de abril de 1951 el Congreso – de mayoría peronista – aprobó la expropiación del diario La Prensa. Al mismo tiempo, acordó que pasara a ser manejado por la Confederación General del Trabajo, también dominada por el peronismo. La decisión intentaba poner fin a una siempre tensa y en ocasiones cruenta relación entre el tradicional diario (el más creíble, el más prestigioso, el de mayor venta) y el gobierno. La medida tuvo un veloz y explicable efecto ejemplarizador; si algo tan extremo le había ocurrido al principal diario del país. En los primeros tiempos, Clarín y La Nación comenzaron a manejarse con extrema cautela informativa, en especial cuando tenían necesidad de referirse a la obra del gobierno justicialista. La Nación fue uno de los pocos grandes diarios de la época que no fue expropiado ni incorporado a la cadena ALEA. Mientras que el público y los avisos que dejó La Prensa, fueron recibidos por El Clarín. Cuando, finalmente, el golpe de Estado del 16 de setiembre de 1955 acabó con la era peronista, Perón y su gobierno manejaban desde la cadena ALEA 13 editoriales con 17 diarios y 10 revistas, 4 agencias informativas, más de 40 radios y el único canal de televisión. Ahí empezaría otra historia periodística: la de Perón en el exilio y la de la influencia que ejerció a distancia durante 18 años. También se iniciaría otra historia política, la de la llamada Revolución Libertadora, que repitió muchos de los procedimientos de censura y persecución que había instalado el peronismo, sólo cambiando el signo de los opositores. En 1957, el mundo, que atravesaba el tenso período posterior a la Guerra Fría, y la Argentina, que dejaba atrás la época de Perón, estaban en cambio. La gente sentía la necesidad de saber lo que ocurría a su alrededor y de entender la dimensión de las transformaciones que afectaban sus vidas. El periodismo interpretó esas necesidades, y protagonizó una etapa en la que 1313
bien puede situarse el kilómetro cero del moderno periodismo en la Argentina. Éste se caracterizó principalmente por incluir una renovación generacional, donde la preparación universitaria del periodista comienza a plantearse como un valor. Asimismo, la idea de profundidad
y explicación de las informaciones que llega
tímidamente en 1946 a Argentina con Qué Sucedió en Siete Días toma fuerza en los años 60. En esta década se iniciaba un período de fuerte renovación en el periodismo argentino, que se inspiraría en el estilo del semanario norteamericano Time, en especial en el caso de las revistas. En octubre de 1960 nacieron dos semanarios que aplicaban el concepto Time (informar en profundidad y con mayor variedad de fuentes) y que tuvieron una importancia central en el proceso de renovación del periodismo argentino: Che (medio con propuestas político cultural) y Usted (un volcán de ideas y de cambios), ambos ligados al socialismo. Los periodistas de estos medios fueron los primeros en darse cuenta de que no se podía dejar de lado a Perón a la hora de intentar entender la realidad nacional. Usted tuvo que cerrar en el 61 por problemas económicos y Che fue clausurado en noviembre de ese año. Ninguno llegó a superar los 20.000 ejemplares de venta, pero tuvieron repercusión y alcanzaron influencia en los ambientes políticos. La competencia entre las publicaciones fue una marca del año 1965. Los reporteros viajaban de un lugar a otro en busca de las mejores historias y noticias. Es notoria, mirando hacía atrás desde nuestros días, la campaña de encubrimiento de la dictadura llevada adelante por la revista Para Ti, un seminario destinado al público femenino. En una de sus propagandas institucionales se lee: “Defienda su Argentina: muestre la verdad al mundo, enviando a su familia (en el extranjero) postales de la revista Para Ti”. Las mismas eran imágenes de gente feliz y saludable. Pero la característica más brillante de la prensa en estos años tiene nombre propio: Rodolfo Walsh. El joven escritor de izquierda es quien perfecciona el periodismo de investigación e incursiona en el reportaje de no ficción, anticipándose a lo que más tarde realizará Truman Capote en Sangre Fría. Walsh escribió Operación Masacre en 1957, la novela testimonio donde denuncia los asesinatos de civiles perpetuados por la dictadura militar que derroco a Perón en estos años. Los 1314
diarios más importantes no registraron la tragedia en sus páginas y, más tarde, se negaron a publicar las denuncias del escritor. Finalmente, será el periódico Revolución Nacional y la revista Mayoría, ambos de orientación comunista, quienes dieron lugar para publicar la novela de no ficción en nueve partes. Rodolfo Walsh fue asesinado por los militares el 24 de marzo de 1977, cuando se cumplía un año de lo que fue la última dictadura militar argentina y la más sangrienta de Latinoamerica. El cuerpo yaciente del periodista había concluido con su misión: regresaba de entregar la Carta Abierta a las Juntas, donde denuncia las atrocidades cometida por los militares a un año de asumir el poder. Hasta el día de hoy, tanto Walsh como sus obras son modelos de periodismo de investigación y comprometido. En la vereda del frente, ejemplos de periodismo de los que pocos sienten orgullo son: Principios, Primera Plana y La Opinión. Los tres medios pertenecieron a Jacobo Timerman. Por un lado, minaron la presidencia democrática de Illia (‘64), informando con parcialidad, hasta festejar su caída causada por un golpe militar en el ’66. Por el otro, apoyaron abiertamente a los militares desde el ’55 hasta el llamado Proceso de Reorganización Nacional (1976-1982). Lanata denuncia por complicidad con los gobiernos militares a Clarín, La Nación y La Opinión. Veamos algunos titulares de la época citado por este periodista: Clarín, el 24 de marzo de 1976 presenta el golpe de estado militar con la discreta calificación: “Nuevo Gobierno” La Nación en su tapa del 15 de noviembre elogia el discurso del comandante de las Fuerzas Armadas: “Expresivo discurso del General Videla” La Opinión el 23 de diciembre de 1976, titular de tapa: “Algo huele mejor en Argentina”. Título que exime de todo comentario. El mundial de futbol de 1978 y la sospechada victoria Argentina sirvieron a la causa militar para desviar la opinión pública de la guerra civil que vivió el país en estos años. Las cámaras fotográficas llegadas de todas partes del mundo se llevaban una copia del lema embanderado por la dictadura: “Los Argentinos somos derechos y humanos”.
1315
Uno de los pocos en denunciar las sistemáticas violaciones a los derechos humanos de la época fue Perez Ezquivel, hazaña que le valió el Premio Nobel de la Paz años más tarde. El resto de las voces se fueron apagando paulatinamente en los grises años de plomo: algunos por miedo, muchos desaparecieron, otros se exiliaron y, la mayoría, guardó silencio por miedo a lo que podía pasarle a él o a su familia. La Democracia se restablece el 10 de diciembre de 1983 con el presidente Raul Alfonsín. El saldo: 30. 000 desaparecidos y un golpe que fracturó a la sociedad, a la economía y la credibilidad en las instituciones y la prensa; heridas que el pueblo no ha dejado de llorar.
3. A.
CONCLUSIONES ALGUNAS REFLEXIONES Recorrer la historia política de la Argentina independiente y relacionarla con la actividad
periodística que desarrollaba en cada periodo nos permite vislumbrar la fuerte relación en que entre estas dos partes siempre existió. De hecho, quienes se interesaron en un inicio en hacer emerger una prensa gráfica en este país, fueron personas ligadas al mundo político, quienes vieron en los medios de comunicación una fuerte herramienta para transportar sus ideas e ideologías. Luego, y conforme el periodismo evolucionaba, a nivel internacional, respondiendo al contexto sociopolítico, a las nuevas exigencias del público, e ideando nuevos formatos, Argentina seguía estos pasos. De esta manera, es posible identificar en ella el desarrollo de las tres etapas de la prensa: ideológica, informativa, interpretativa o de explicación. Por otro lado, la existencia de gobiernos como el Juan Domingo Perón y las medidas por éste adoptadas son transcendentales para comprender el surgimiento y cierre de diversos medios de comunicación. Así, y observando el análisis realizado, podemos dar cuenta de que en los que periodos políticos marcados por la democracia existía pluralidad medial, y cada vez nacían más publicaciones. Sin embargo, cuando estamos frente a gobiernos que temen del “poder de los medios”, y optan por coartar la libertad de expresión, el concepto de democracia también se ve trastocado. 1316
En este sentido, concluimos que para que una Nación goce de un gobierno democrático, este necesariamente debe permitir y convivir con el desarrollo del periodismo. Y por su parte, la prensa precisa de la democracia para ser ejercida plenamente. Por estos motivos, y pensando en el plano social, no podemos olvidar que la información es un derecho de todos los ciudadanos y no un derecho propio de los periodistas. Y a su vez, la prensa no es un poder, sino un límite social a la autoridad y al abuso de poder
B.
PROPOSICIONES PARA UNA PRENSA DEMOCRÁTICA EN EL SIGLO XXI
La libertad de expresión y de prensa es un derecho no sólo de los individuos sino
de la sociedad en su conjunto. La ausencia de esta libertad tiene, por lo tanto, una doble consecuencia: viola un derecho individual y conduce al mismo tiempo a una sociedad y un pueblo sin libertad. Desde esta perspectiva, la violación de la libertad de expresión y de prensa constituye una violación a la democracia
La función de los periodistas no apunta sólo a informar a los ciudadanos, sino que
también aportarles criterios necesarios para: –
La toma de decisiones
–
Estructuración de juicios independientes
En el plano societal, la función de la prensa es: -
Controlar a los sectores de poder
-
Transparentar los procesos políticos, económicos y sociales
-
Profundizar la democracia La independencia y transparencia de un diario son la base de la credibilidad y de
ello deben dar cuenta editores y periodistas
La investigación acuciosa y el profesionalismo son la mejor defensa ante los
intentos de manipulación
Para influir de verdad en la sociedad, los datos siempre son más valiosos que las
opiniones 1317
Rectificar puede ser doloroso, pero es también un acto de justicia para con los
lectores y protagonistas de los hechos
APÉNDICE. Además reproducimos los consejos brindados por Constancio Vigil, el fundador de editorial Atlántida, que murió en septiembre de 1954. Él dejó para siempre un catálogo de importantes normas periodísticas que se vuelven particularmente curiosas leídas hoy: •
La lectura más útil para un director de una publicación es su propia publicación.
Releerla, examinarla en detalle, en conjunto, siempre le será provechoso. •
Es preciso presentar algo nuevo y atrayente cada cierto tiempo y conocer cuándo
llega la oportunidad de decirlo. •
Todo es bueno y todo sirve. El caso es dar con la oportunidad y con la forma de
aprovecharlo. •
No existe más el lector de pantuflas y gorra, repantigado en su sillón. Hay que
imaginárselo nervioso, apresurado. El lector de tranvía es el lector del periódico de nuestro tiempo. •
Cuanto más extenso es un escrito, menos lectores tendrá.
•
No hay detalle del periódico que no tenga importancia.
•
Evite todo lo que no es esencial. No afirme lo que no sabe. No escriba lo que
entiende. •
Para juzgar un material hay que preguntarse ¿divierte, enseña, agrada, emociona?
Si no responde satisfactoriamente a alguno de estos interrogantes, el material debe ser rechazado.
CUADRO RESUMEN Finalmente, y buscando ilustrar mejor la relación prensa y política en la Argentina es que se elaboró el siguiente cuadro resumen: 1318
MEDIOS DE PRESIDENTE CARACTERÍSTICAS COMUNICACIÓN / PERIODO GOBIERNO DE TURNO / FUNDACIÓN
CARACTERÍSTICA PRENSA
El 1 de agosto de 1776, el El Telégrafo rey Carlos III de España Mercantil, Rural, creó el Virreinato del Río Político, Económico de la Plata separándolo de e Historiográfico del los territorios que Río de la Plata / 1 de dependían del Virreinato abril 1801 del Perú, (creado en 1542).
Editado por el abogado español Francisco Antonio Cabello se transforma en el primer periódico de Buenos Aires.
Virrey del Río de la Plata, Gabriel Miguel de Avilés y del Fierro (1799 1801)
Presidente de la Primera Junta, La Junta que gobernaba en Cornelio el nombre de España, creó La Gazeta de Buenos Saavedra (25 de La Gazeta de Buenos Aires Ayres / 7 de junio de mayo - 18 de y fundó la Biblioteca 1810 diciembre de Pública. 1810)
Domingo Faustino Sarmiento / 1868 -1874
Durante su gobierno hubo un auge de la prensa, fundándose varios periódicos. Él no sólo era un periodista activo sino que sabía que el periodismo era idóneo para mostrar las necesidades de los ciudadanos y eficaz para vigilar y controlar a los poderes. Fundó alrededor de 800 escuelas y varias facultades. A finales de 1873 estalló una crisis económica.
Difunde las ideas jurídicas y legales alrededor de la nueva organización de la Nación.
La Capital / 15 de noviembre de 1867
Primer diario noticioso y de interés general.
La Prensa / 18 de octubre de 1869
Destaca por su formato:una hoja inmensa de 50 por 60 centímetros, impresa por ambas caras
La Nación / 4 enero de 1870
Es sacado por el ex presidente, general y abogado Bartolomé Mitre, con el fin de defender los principios de la nacionalidad y las garantías institucionales.
1319
Julio Argentino Roca / 1880 1886
Los gobiernos de 1874 a 1916, son parte del denominado período liberal, llamado así el Luis Sáenz Peña cárcater de las políticas que / 1892 - 1895 se aplicaban. Sin embargo, se trata de una democracia José Evaristo débil, donde en todas las Uriburu / 1895 elecciones había fraude 1898 electoral.
Manuel Quintana / 1904 - 1906
En los primeros años del siglo una fuerte alfabetización colaboró con el desarrollo de la prensa escrita. Por la ser la Argentina el tercer país del mundo que gozó de una ley José Figueroa de alfabetización y por el Alcorta / 1906 - ascenso de la clase media 1910 como fuerte compradora de material impreso, creció en el país la adquisición de diarios y revistas. Roque Sáenz Peña / 1910 1914
Sudamérica / 1885 La Vanguardia / 1894
La Montaña / 1896
La Razón / 1 marzo de 1905
El Cronista Comercial / 1 noviembre de 1908
Crítica / 15 de septiembre de 1913
Dirigido por dos futuros presidentes de Argetina Carlos Pellegrini y Roque Sáenz Peña. Legendario periódico socialista Editado por José Ingenieros y Leopoldo Lugones es un título famoso en la línea de la utopía y la revolución. Emilio B. Morales innova con la idea del diario de noticias de interés general, alejado de tendencias partidistas. En 1911 José A. Cortejarena se transforma en el primer periodista en alcanzar la conducción de un diario. Él integraba, desde 1907, la redacción de La Razón y así consolida un periodismo más profesional. Concebido como “diario de negocios para informar y orientar acerca de la industria, la banca, y el comercio”. Es el único medio que llega a tener cinco ediciones diarias. Su intención era ser popular desde el lenguaje, evitar la solemnidad y hacer un diario para todos.
1320
Marcelo Torcuato de Alvear / 1922 1928
Desde 1916 hasta el golpe de Estado militar de 1930, identificamos tres gobiernos radicales Durante el período se sucederían algunas huelgas y manifestaciones obreras, como la Semana Trágica, en 1919 o durante los primeros años del gobierno de Marcelo Torcuato de Alvear.
Media década es atravesada por un drama que implica profundamente al periodismo: La Segunda Guerra Mundial. Mientras Edelmiro Julián duró la guerra, entre 1939 y Farrell / 1944 1945, se agudizaron las 1946 dificultades para conseguir papel y casi todos los diarios se vieron obligados a disminuir la cantidad de páginas y a reducir sus tiradas.
El Mundo / 14 de mayo de 1928
Diario ilustrado de la mañana, que sería en rigor el primer tabloide porteño. El tabloide era un tamaño menor que el habitual y daba más comodidad a los lectores
El Clarín / 28 de agosto de 1945
“Clarín no tiene vinculaciones ni compromisos con ninguna de las agrupaciones políticas tradicionales. Desde que es y será un diario informativo e independiente, no podría tenerlas. El único y exclusivo compromiso que contrae es con la nación y consiste en reflejar exacta y objetivamente los hechos de la vida colectiva, analizarlos, juzgarlos a la luz de la verdad y de las conveniencias nacionales”, afirma su primer editorial.
1321
Juan Domingo Perón / 1946 1955
Entre 1943 y 1946 fueron prohibidas más de 110 Inspirada en la publicaciones de todo el denominada "fórmula país por no aceptar las Time" (informar en informaciones oficiales profundidad y con mayor Qué Sucedió en Siete como las únicas que podían variedad de fuentes) llegó Días / Agosto de utilizarse. a vender 100 mil 1946 Perón opuso barreras ejemplares por semana, concluyentes a la prensa hasta que fue clausurada opositora y generó un vasto durante el primer aparato de propaganda gobierno peronista. propia.
Ya con Perón en la presidencia, la llamada Comisión Bicameral del Congreso, se transformó con el correr de los meses en un organismo de Surgen los Arturo Frondizi censura. Aunque la semanarios "Che" y / 1958 - 1962 Constitución garantizaba la "Usted" / octubre de publicación de ideas sin 1960 censura previa, el Código Penal incluía treinta figuras limitadoras relacionadas con la prensa y su desarrollo.
Ambos ligados al socialismo, y caracterizados por responder al concepto Time. Ninguno llegó a superar los 20.000 ejemplares de venta, pero tuvieron repercusión y alcanzaron influencia en los ambientes políticos.
1322