LIBRERIA GENERAL DE VICTORIANO Preciados, 48. MADRID

ÜÍiiiiÉ LIBRERIA GENERAL DE VICTORIANO SUÀREZ Preciados, 48.—MADRID OBRAS DE DOÑA MARlA DEL PILAR SINUÉS A b u e l a (La).—Narración. Segunda edici

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20 de noviembre de 1958 CONCILIACION MEDIDAS FRANCESAS PARA FAVORECER LA EXPORTACION DE TRIGO Y DE HARINA Informe adoptado el 21 de noviembre de 1958

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ÜÍiiiiÉ

LIBRERIA GENERAL DE VICTORIANO SUÀREZ Preciados, 48.—MADRID

OBRAS DE DOÑA MARlA DEL PILAR SINUÉS A b u e l a (La).—Narración. Segunda edición. Un torno en 8.° mayor, 4 pesetas. A la l u z d e u n a l á m p a r a . — Colección de cuentos morales (obra de texto), 4 peseta. Contiene: El vestido d e baile. — Las dos amigas. —El carpintero.—Los premios. —La presumida. — Los dos r o sales. A l m a e n f e r m a [El).—Novela original. 3. a edición. Dos tomos, 7 pesetas. Contiene: Días d e sol.—Tempestades.—Aurora d e consuelo. A m i g a i n t i m a (La). —Novela original. Nueva tirada. Un tomo, I peseta. A m o r y llanto.—Colección de leyendas históricas originales. Tercera edición, 4 pesetas. Comprende: La corona de sangre.—La diadema de perlas. —Luz de luna.—La Princesa de los Caspios.—La hermana de Velazquez. A n g e l d e l h o g a r (El). —Estudio. Séptima edición. Dos tomos, 7 pesetas. Entre otras muchísimas cosas de sumo interés para la mujer, contiene: Primera edad de la mujer.—De la m u j e r e n su juventud y ancianidad.—Una madre joven.— Nacimiento. — Desgracia. — De lo necesario que es estudiar la índole de las niñas para dirigirlas con acierto.

— La adolescencia. — Los amores d e Rosa.—Diario de Magdalena.— La Caridad y el socialismo.—El avaro.— Astuciagenerosa.—Consejos. — Mistriss Simpson y s u hija.—Carácter de Alicia.— La dama d e gran t o n o . — Pensamientos maternales.— La m u j e r sin corazóu.—Uu casamiento sin amor.—Una casita pobre. — Remordimiento.—Dos bienaventurados.—El perdón.— L'is d'is amigas, felicidad doméstica. — La felicidad. A n g e l e s d e l a T i e r r a (Los). 4 pesetas. Contiene: A la sombra d e u n tilo.—Sofía. Combates d e l a vida. — 4 pesetas. Contiene: Una hija del siglo.— Mecerse en las nubes. Cómo a m a n la a m u j e r e s . — 3,50 pesetas. Contiene: La virgen d e laslilas. — El Angel dé los t r i s t e s . D a m a e l e g a n t e (La).—Manual práctico y completísimo del buen tono y del buen o r d e n d o m é s t i c o . Quinta edición, corregida cuidadosamente por la a u tora, 3 pesetas. D a m a s galantes.—Historias de amor, 3 pesetas. Contiene: Inés Sorel.—F. d e Foix.— Ana d e Pissolen.— D. de Poiticrs.—María Touchet.—Gabriela de Estrees. D o s m a d r e s para u n a h i j a .

PRECIADOS, 48—MADRID

—Faiiny Kendal. (Antes se tituló El lazo roto.)—(Arreglo del francés.) 2,50 pesetas. D r a m a s de familia.—Dos tomos, 7,50 pesetas. Contiene: Primera serie. Una vida sin mancha. El último amor.—Amor d e madre, 4 pesetas. Segunda serie. Celeste. — El almohadón d e rosas, 3,50 pesetas. F a u s t a S o r e l . — N o v e l a original, precedida de un prólogo de J. M. de Losada. Dos tomos en 8.°, 8 pesetas. Esta novela, q u e es una de las mejores de su autora, no la propagó por contener pasaj e s análogos á los ocurridos á ella. Hija, esposa y madre.— Cartas dedicadas á la mujer acerca de sus deberes para con la familia y la sociedad. Cuarta edición, con un apéndice titulado Hermana, q u e antes se titulaba El camino de la dicha. Dos tomos, 8 ptas. I s a b e l . — E s t u d i o del natural, q u e encierra mucho interés, 3,50 pesetas. (Antes se tituló A rio revuelto.) L e y d e D i o s ((.a).— Colección de leyendas basadas en los preceptos del Decálogo. Séptima edición, corregida por la autora é ilustrada con diez láminas nuevas, hechas expresamente para esta edición, 1,50 pesetas (obra declarada de texto). L o c u r a s h u m a n a s . —Velad a s d e familia (arreglo del francés), 4 pesetas. L u z y s o m b r a . — Leyendas originales. Dos tomos, 8 pesetas.

Coatiene: Santa Adelaida, E m peratriz, d e Alemania.—Julia Leonor de Lespinasse.—Ana María d é NesJe.— María d e Rabutin Chantal, Marquesa de Sevigné. M o r i r sola.—Con el retrato de la autora. 6 pesetas. Contiene: Infamia hereditaria. — El suplicio de un hombre h o n r a d o . — El vengador d e su p a d r e . — L a sombra de Barrientes. Mujer en nuestros d í a s (La). —Obra dedicada á las madres y á las hijas de f a milia, 2 pesetas. M u j e r e s i l u s t r e s . — Narraciones histórico-biográficas. Tres tomos, 6 pesetas. Contienen: Tomo I. María Estuardo. — Santa Teresa d e Jesús, 2 pesetas. Tomo II. Catalina Gabrielli.— Agripina, Princesa romana. — Blanca Capelo. Reina d e Chipre y gran Duquesa d e Toscana, 2 pesetas. Tomo III. Maria Josefa Tascher de la Pagiere. — Juana de Arco. — Luisa Maximiliana de Stolherg, Princesa Est u a r d o y Condesa de Albauy, 2 pesetas. N a r r a c i o n e s del hogar.— Dos tomos, 7 pesetas. Contiene: Primera serie. El lazo de flores.—La rama de sándalo, 4 pesetas. Seguuda serie. La copa del Pbispo. — El amor de los amores. — Cruz de paja y cruz de plomo.—Martirio sin gloria.—El cáncer del siglo, 3 pesetas. (Antes Cuentos de color de cielo.) N o v e l a s c o r t a s . — 3 pesetas. Contiene: El tesoro de la casa. —Filipina.—La corona n u p -

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cial.—Modestia y vanidad. —La maestra d e escuela. P á g i n a s del corazón. —4 pesetas. Contiene: Mariana. — No hay deuda q u e no se pague.—La sortija. P l á c i d a y un drama de f a milia.—Novela original, 3. Premio ycastigo vLasalas d e Icaro. — Novelas originales eu un solo volumen. En 8.°, 4 pesetas. Contiene la i . s La casa blanca y la casa verde. —La dama del gran mundo.—El martirio.—Couclusión.—Víctor y Lucia.—La 2. a Las Alas de lcaro. R o s a y F l o r d e o r o . — Novelas originales. Nueva edición; las dos eu un solo tomo. 2 pesetas. S e n d a d e la g l o r i a (La).— Novela original. Segunda edición aumentada, 4 pesetas. S o l d e i n v i e r n o (El).—Novela original. Seguuda edición corregida cuidadosamente por la autora, 4 p t a s . Contiene: Mundeta.—El alma herida. — Adolescencia.—La dicha d e la tierra.—Gaspar. —Celia. T r e s g e n i o s femeninos.— Leyendas originales. 4 p t a s . Contiene: Cristina, Reina de Suecia. —Doña Isabel de Farnesio, Princesa de Parma y Reina de España.—Condesa de (¡enlis. U n a herencia trágica.—Narración, 4 pesetas.

U n libro para l a s damas.— Estudios acerca d e la e d u cación de la m u j e r . Cuarta edición, 3 pesetas. U n libro p a r a l a s j ó v e n e s . — Estudio social, 4 pesetas. Contiene: Correspondencia d e dos hermanas. — Diario d e una joven pobre.—Pedro y Camila U n l i b r o para l a s m a d r e s . —Segunda edición, 3.50 pts. Coutiene: La dicha delatierra— Elena.—La vida real. U n n i d o de p a l o m a s . —3 pesetas. Entre otras cosas contiene: Una comida de hombres solos.— La ramilletera.—La ó p i r a . —Páginas del corazón. - Lazos rotos.—El duelo.—Caridad.—Un nido de palomas — La velada.—1.a autora á s u s lectores.—La niña sin padre. —Felicidad.—Las bodas. Verdades dulces y amarg a s — P á g i n a s para la m u jer. Segunda edición, 3,50 pesetas. V i d a i n t i m a (La).—Correspondencia de las familias del gran mundo.—En la culpa va el castigo. Tercera edición, 4 pesetas. V i d a r e a l (La).—Alegrías y tristezas de una familia (estudio social), antes Cartas á un solieron, 4 pesetas. Agotadas, q u e se i m p r i m i r á n : A l b u m de m i s r e c u e r d o s . —Dos venganzas.—Flor e s del a l m a . — P a l m a s y flores, y otras.

PRECIADOS, 48—MADRID

OBRAS DE D. ANTONIO DE VALBUENA F e d e e r r a t a s del. Diccionario de la Academia Tercera edicióo. Cuatro tomos en 8.°, 12 pesetas. (Se v e n d e n s e p a r a d o s . )

Des-trozos literarios.—Un tomo en 8.°, 3 pesetas. A g u a t u r b i a . — N o v e l a . Segunda edición en 8.°, 3 ptas. L a Condesa d e Palenzuel a , novela—¡A b u e n tiempo!, í d e m . - I n c o n s e c u e n c i a . id.—La p r u e b a d e i n dicios, i d . - M e t a m o r f o s i s , ídem.—Estas cinco novelas en un tomo en 8.°, con el título de N o v e l a s m e n o r e s , 3 pesetas. R e b o j o s — Z u r r ó n de cuentos humorísticos. Segunda edición. Un tomo en 8.°, 3 ptas. P a r á b o l a s . — U n tomo en 8.°, con retrato del autor, 3 ps.' C a p u l l o s d e n o v e l a . — Segunda edición Un tomo en 8.°, encuadernado en tela, 4 pesetas.

MARIA DEL PILAR SINUES

Agridulces.-Políticos y literarios. Dos tomos en 8 . ° r encuadernados en tela, 8 ps. (Se venden s e p a r a d o s . )

D. J o s é Z o r r i l l a . — Estudiocrítico-biográfico, \ peseta. P e d r o Blot.—Traducción d e Paul Feval, i pesetas Cuentos d e afeitar.—Edición ilustrada, i pesetas. Sobre el origen del rio E s l a —Con un mapa, 2 pesetas. Ripios u l t r a m a r i n o s . — Montón 1.°, 2.°, 3.° y 4.° Segunda edición,con el retratodel autor. Cuatro tomos en. 8.°, 12 pesetas. (Se venden separados.) R i p i o s g e o g r á f i c o s . - Un tomo en 8.°, .¡ pesetas. Ripios a r i s t o c r á t i c o s . — Séptima edicióo. Un tomo e n con e l r e t r a t o d e l a u t o r . 3 . Ripios académicos.-Tercera edición eu 8 3 pesetas. R i p i o s v u l g a r e s . — Tercer» edición en 8.°, 3 pesetas.

LA

AMIGA ÍNTIMA NOVELA

NUEVA

ORIGINAL

IMPRESIÓN

OBRAS DE D. JOSÉ MARÍA DE PEREDA (á c u a t r o p e s e t a s

I. Los Hombres d e pró (tercera edicióo). con el retrato del autor.—II. El buey suelto... (tercera edición)*.—III. Don Gonzalo González de la Gonzalera (cuarta edición). —IV. De tal palo, tal astilla (tercera edición).—V. Escenas montañesas (tercera edición).—VI. Tipos y paisajes (segunda edición).—VII. Esbozos y rasguños (segunda edición). —VIII. Bocetos al temple.—Tipos t r a s h u m a n -

tomo.)

tes (segunda edición). — IXSotileza (cuarta edición).— X. El Sabor d e la tierruc» (tercera edición). — XI. La. Puchera (segunda edición). —XII. La Montálvez (segunda edición). — XIII. PedroSánchez (segunda edición). —XIV. Nubes de estío (segunda ediciÓD).—XV. Peñas arriba (cuarta e d i c i ó n ) . — XVI. Al primer vuelo (segunda edición).—XVII. P a c h í » González.

Los precios marcados son para Madrid j á la rústica.

100500 MADRID LIBRERÍA GENERAL D E VICTORIANO

SUÁREZ

48—Preciados-48 1908

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BIBLIOTECA U N I V E R S A "ALFONSO REVES"

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MARIA

DEL

PILAR

SINUÉS

—¿Qué es eso?—me p r e g u n t ó . — ¿ E s t á s triste? ¿Qué te sucede? Conocí que debía disimular, y que mi decoro exigía que no diese á conocer mis sospechas; pero n o pude contener el exceso de mi ira y de m i dolor, y exclamé, volviendo á prorrumpir en llanto: — j A h , caballerol ¿y usted m e lo pregunta? — ¿ Q u é significa ese lenguaje?—dijo L u c i a n o admirado. —Significa que sé las infamias de usted, y q u e voy á arrojar de mi casa á su indigna cómplice. — M a r g a r i t a , ¿te has vuelto loca?—preguntó mi esposo.—Mira lo que haces, y cuida de no caer en un e n g a ñ o ridículo. Salió, dichas estas palabras, y yo m e vi p r e cisada á e m p e z a r á vestirme para un baile, al que debía asistir aquella noche. Detúvose Margarita fatigada, y yo contemplé con profunda lástima á aquella criatura nacida con todos los elementos necesarios para ser dichosa, y á quien la fatalidad, ocasionada por su i m p r e m e ditación, había sumergido en la desgracia.

VIII Después de algunos instantes de silencio y de recogimiento, la señora de Hinestrosa prosiguió su relato con voz alterada por los a m a r g o s recuerdos que despertaba en su a l m a esta parte de s u historia. —¡Qué de terribles acontecimientos en un a ñ o , querida B a r o n e s a ! — d i j o . — C u a n d o mi m e n t e los repasa, creo que m e aflige un sueño horrible, y m e parece m e n t i r a que de tal modo se haya cambiado mi existencia, y, sin e m b a r g o , n a d a es m á s cierto: y o he caído desde la c u m b r e de la dicha al abis mo de la m á s p r o f u n d a desgracia, y todo á causa de este carácter frivolo é irreflexivo que h a encubierto siempre todas las b u e n a s cualidades con q u e Dios me h a b í a dotado. ¡Ahí ¿por q u é a c u s a m o s al cielo de los dolores q u e sufrimos? Casi siempre son buscados por n o s otros m i s m o s , y es s e g u r o que si estudiásemos nuestros defectos p a r a corregirlos, nos evitaríamos m u c h a s l á g r i m a s . N o podré expresar á usted la impaciencia febril con que esperé que llegase la hora de ir al S a b í a que había de hallar en él á la

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MARÍA

D E L PILAR

SINUÉS LA AMIGA

quería herirla delante de todos de u n a m a n e r a mortal; pero antes quería cerciorarme de que existía inteligencia entre ella y mi esposo, y s o r p r e n der a l g u n a de sus miradas, descubriendo á todos la traición de que era víctima. — ¡ Q u é i m p r u d e n t e decisiónl—exclamé yo, casi asustada de lo que iba á oir. — D e ella data mi verdadera desgracia—repuso mi pobre a m i g a ; — h a s t a allí todo tenia r e m e d i o : el escándalo es lo que hizo imposible para siempre mi dicha. L l e g ó , por fin, la h o r a del baile. P a r a c o n s e guir mejor mis fines, y temiendo que si mi marido sospechaba algo de la venganza que estaba m e d i t a n d o m e quisiera dejar en casa, aparenté t r a n quilidad y alegría, y salimos hablando poco, pero m o s t r á n d o m e muy afable. C u a n d o entramos en el salón de la Marquesa D . . . , estaba la fiesta en toda su animación. E l salón parecía alumbrado por los brillantes rayos del sol: tal era la profusión de bujías que le i l u m i n a b a ; las d a m a s , cubiertas de joyas y de pedrerías, le g u a r n e c í a n como u n a bella y a n i m a d a guirnalda, y en el centro bailaban m u c h a s parejas,, meciéndose al compás de u n a música lánguida y v o l u p t u o s a ; la orquesta tocaba un vals de S t r a u s s . A la derecha, y cerca de la puerta, percibí á la Condesa. Su atavío era deslumbrador: se componía de un t r a j e de encaje blanco, con t r a n s p a r e n t e de raso blanco también, y sujeto el primero con

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broches de perlas, en cuyo centro brillaba un diam a n t e de gran t a m a ñ o , como una gota de cristalino rocío. L a blancura m a t e del t r a j e era casi igual á la n a c a r a d a blancura de la tez de la Condesa, p u r a y transparente como las hojas de u n a camelia. S u s cabellos caían en rizos, negros c o m o el ¿ b a ñ o , por sus hombros y espalda, guarneciendo s u s mejillas y acariciando su pecho desnudo. R e p a r é en su primera mirada, que fué á fijarse, c o m o un dardo de fuego, en mi marido. Yo no puedo expresar lo que sentí al ver a q u e lla m i r a d a : mi corazón se heló, y poco después le sentí abrasarse como u n a h o g u e r a ; perdí la vista, y creyendo que iba á d e s m a y a r m e , miré en torno mío para buscar algún apoyo; una sola persona hallé á m i lado: era el Vizconde de San A n drés, que me m i r a b a fijamente, y que c o m p r e n dió, sin duda, la tempestad que rugía en mi a l m a , porque se inclinó hacia mi oído y me dijo: — V é n g u e s e usted. Yo la a m o . Me volví á mirarle, y una sonrisa a m a r g a se dibujó en mis labios, según él m i s m o m e ha dicho después. — V e n g a usted—le d i j e ; — m e sentaré a q u í . . . S i é n t e s e usted á mi l a d o . Abandoné el brazo de m i marido y m e s e n t é , i m i t á n d o m e el Vizconde; pero en vez de h a b l a r m e de su a m o r , y comprendiendo quizá lo q u e yo s u f r í a , aquel noble joven, á quien el m u n d o h a

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DEL PILAR

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dado la patente de seductor, m e m i r ó con u n a compasión llena del m á s profundo respeto. — N o es mi cariño para u s t e d — m e dijo con v o z llena de emoción,—el deseo vil de seducirla. Si la viera dichosa, atentaría quizá á su dicha; pero la veo m u y infeliz; creo que a m a á su marido, y que la v e n g a n z a que hace un instante proponía á u s ted, lejos de consolarla, agravaría sus males. N o quiero ser, pues, por a h o r a m á s que su a m i g o ; debe usted temerlo todo de esa m u j e r . . . Pudiera decirle quién es; pero sólo le ruego que se g u a r d e de t e n e r l a por enemiga. Mi marido, que m e había dejado sentada en el hueco de una ventana donde yo hablaba con el Vizconde, había ido al lado de Blanca, l l a m a d o por la m i r a d a de ésta; se había sentado á su lado,, y le hablaba con tanto fuego y á la vez con tal descuido y abandono, que llamaba la atención general. V i á algunas personas pasar por delante de ellos y mirar á la Condesa con aire burlón, y luego m i r a r m e á mí del m i s m o modo; oí palabras e x t r a ñ a s , y sentí de nuevo desvanecerse mi cabeza. — ¡Es natural, cada uno por su lado!—dijo una d a m a no m u y lejos de m í . — E l con la Condesa, ella con el Vizconde: ninguno tiene de qué quejarse. E s t a s palabras fueron pronunciadas con a i r e desdeñoso; pues a u n q u e se diga que en el g r a n m u n d o i m p e r a el escándalo, es indudable que los

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que esto a f i r m a n lo h a n frecuentado poco. E n el g r a n mundo h a y personas que cuidan de su d e coro, y las buenas f o r m a s son apreciadas, y se respeta casi siempre lo que es respetable. L l e n a de rubor y de indignación al oir estas palabras, m e levanté y dije al Vizconde: — D e m e usted el brazo y a c o m p á ñ e m e h a s t a donde se halla m i marido. — ¡Margarita! ¿qué va usted á h a c e r ? — m e preg u n t ó el Vizconde en voz b a j a . — ¡ P r u d e n c i a , por Dios! Yo no le respondí: t o m é su brazo y le llevé, m á s bien que me dejé conducir por él, h a s t a donde se hallaba L u c i a n o . É s t e , al verme delante de él, levantó la c a b e z a . — C a b a l l e r o — l e dije,—vengo á noticiarle que me retiro á casa. L u c i a n o perdió el color. H e visto pocos h o m bres t a n cuidadosos como él de las buenas formas, y la a m e n a z a de u n a escena ridicula le hizo palidecer. Yo t a m b i é n debía estar terriblemente d e m u d a d a , porque la Condesa me miró con a s o m b r o . Sin e m b a r g o , como m u j e r de m u n d o y m u y dueña de sí m i s m a , se levantó y procuró c o n t e n e r la tempestad; t o m ó mis m a n o s y exclamó: —¿Pues qué, querida Margarita, se siente usted mala? ¿Por qué desea retirarse? Yo desprendí mis m a n o s con cólera y desprecio, y respondí:

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MARÍA

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SINUÉS

— S e ñ o r a , es en verdad inconcebible que se atreva usted á dirigirme la p a l a b r a . — | D i o s míol—exclamó B l a n c a . — ¿ Q u é estoy oyendo? ¿Pues no soy su a m i g a de usted? — D e s d e hoy sólo es usted á mis ojos una m u j e r despreciable—respondí;—una mujer para la cual mi casa estará siempre cerrada. Volví la espalda, dichas estas palabras, y quise a l e j a r m e ; pero jayl la g e n t e se había ido reuniendo alrededor nuestro, y hallé fijas en mí t a n tas m i r a d a s curiosas y burlonas, que me sentí desfallecer. U n a m u j e r que se enojaba porque su marido estaba galante con o t r a , era u n a cosa tan extraña, que no podía dejar de excitar la hilaridad de todos los necios. P u d e , por fin, a t r a v e s a r por aquel círculo, q u e m e sofocaba como si h u b i e r a sido de f u e g o ; y debo decirlo en honor del Vizconde: éste, á pesar de la posición ridicula en que yo me había colocado, n o m e abandonó, y respondió con altivas m i r a d a s á las m i r a d a s de mofa de los que halláb a m o s al paso. ¿Pero de qué me servía ya aquel valor suyo, aquella prueba de leal a m i s t a d que me daba? ¡ Ay! sólo de e m p e o r a r más la triste situación en que y o m e había colocado con m i i n g e n u a indignación, •con mi leal c a n d o r . Si y o hubiera disimulado mi cólera y mi dolor, si hubiera hallado consuelo en las g a l a n t e r í a s del Vizconde, n o me hubiera culpado tanto; pero lo

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.que había hecho era ridículo, y el ridículo es la llaga más incurable y que m e n o s lástima inspira. Mi reputación, al verme salir apoyada en el brazo del Vizconde, del seductor oficial de las mujeres, quedaba destruida; mi marido y yo c u biertos de ridículo: sólo la Condesa quedaba triunfante. E l rubor, el dolor de sus tristes memorias, cort a r o n de nuevo el acento de Margarita, que permaneció largo rato silenciosa y dejando correr g r u e s a s lágrimas por sus mejillas.

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