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Luis Miguel Piñera Entrialgo Francisco Javier Granda Álvarez
HISTORIAS DE EL LLANO
Historias de El Llano Presentación. Paz Fernández Felgueroso i.
De la Puerta de la Villa a la fábrica de Orueta
Luis Miguel Piñera Entrialgo
El origen de El Llano........................................................................................................................................................... 5 El Llano, barrio industrial. ................................................................................................................................................ 19 El Llano en octubre de 1934............................................................................................................................................. 33 Cultura, deporte y movimiento asociativo. ................................................................................................................ 37 ii.
Una nueva cara para un barrio histórico.............................................................................................. 47
Francisco Javier Granda Álvarez
Bibliografía............................................................................................................................................................................. 61
Con la apertura de cada gran centro munici-
El Llano —los Llanos “de Arriba, del Medio
pal, o coincidiendo con la terminación de nuevos
y de Abajo”— es uno de los barrios con mayor
rrio, el Ayuntamiento ha promovido distintas pu-
Tuvo en los últimos años una rápida transforma-
equipamientos de especial importancia para el bablicaciones sobre la zona en cuestión y su pasado.
Un repaso de su evolución donde se entremezclan informaciones acerca de los orígenes, el desarro-
llo de sus espacios, la nomenclatura del callejero, la vida social, los personajes, las fábricas, anécdotas conocidas u olvidadas..., en suma, una miscelánea amena de referencias históricas.
Pretende esta evocación avivar los recuerdos
de los vecinos «de toda la vida» y mostrar, en especial a los más recientes, cómo fue en otros
tiempos el lugar donde residen, el significado de ciertos nombres y por qué su zona ha llegado a
solera industrial y proletaria de nuestra ciudad. ción, acelerada sobre todo con el plan especial de
reforma interior, que lo hace hoy casi irreconocible respecto a la apariencia modestísima y, en
muchos aspectos, lamentable que ofrecía apenas dos o tres décadas atrás. El Llano es, a la vista,
otro lugar, ahora rejuvenecido, próspero, comercial, residencial, con envidiables parques y ser-
vicios públicos. Pero conserva también su fuerte
personalidad popular. El perfil que siempre tuvo de barrio obrero, futbolero, afable, abierto; de vecindad cercana y solidaria.
De todo eso hablan estas Historias de El
tener la actual idiosincrasia y fama.
Llano, escritas por Luis Miguel Piñera y Fran-
aún no contaba con esa modesta crónica era el de
complementan la exposición con la que abre sus
El único de los grandes barrios de Gijón que
El Llano. Un conjunto de espacios, hoy configurados como distrito, extensos, muy poblados y
con un pasado centenario que, en su eje principal, nacieron a partir de la comunicación ideada por Jovellanos para el tráfico de carbón.
cisco Javier Granda Álvarez. Unas páginas que puertas el nuevo Centro Municipal Integrado de
El Llano, en la calle del Río de Oro, flamante edificio que en adelante articulará buena parte de la vida social, cultural y administrativa de este distrito.
Paz Fernández Felgueroso Alcaldesa de Gijón
HISTORIAS DE EL LLANO
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Imagen de las restauradas casas quemadas, en El Llano del Medio
De Edificio superviviente del viejo caserío de El Llano, en la esquina de la avenida de Schulz con la calle de la Electra Riada en El Llano en 1944
la
P uerta
de la
a la fábrica de
V illa
O rueta
El origen de El Llano
Cuando quiero conocer lo que pasa en el mundo, doy una vuelta por mi barrio Ciudadela en El Llano en el año 1975. Estaba situada en la calle de Santa María, detrás de parroquia de La Milagrosa (a. m. g., colección Patac)
Dicho popular
Tramo inicial de la carretera Carbonera y de la del Obispo [arriba]
Plano publicado con motivo de la Exposición Regional de 1899, con la fábrica de jabón en El Llano de Arriba
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DE LA PUERTA DE LA VILLA A LA FÁBRICA DE ORUETA. El origen de El Llano
Volver al barrio siempre es una huida, casi como enfrentarse a dos espejos uno que ve de cerca, otro de lejos, en la torpe memoria repetida.
Desde Huergo se toma la ladera de enfrente, que está al otro lado del lugar de Fano, y se la va faldeando por debajo de la casa de Rato, en Caldones, hasta que ya cerca de Contrueces cae en El Llano, y viene la línea a pasar por Ceares, siguiendo su calzada a entrar por la
La infancia, la que fue, sigue perdida
nueva puerta de San Bernardo.
no eran así los patios, son reflejos, esos niños que juegan ya son viejos y van con más cautela por la vida. El barrio tiene encanto y lluvia mansa rieles para un tranvía que descansa y no irrumpe en la noche ni madruga. Si uno busca trocitos de pasado, tal vez se halle a sí mismo ensimismado. Volver al barrio siempre es una fuga.
Mario Benedetti: «El barrio» (Casco urbano)
La pintora gijonesa Carolina del Castillo en El Llano (1909)
Jovellanos: Diarios (lunes, 25 de octubre de 1790)
La segunda referencia más antigua que se conoce sobre El Llano procede de Julio Somoza, quien fue cronista oficial de Gijón y que en 1883 publicó su Catálogo de manuscritos e impresos notables del Instituto Jovellanos de Gijón seguido de un índice de otros documentos inéditos de su ilustre fundador. En esta obra aparece citado un documento que Somoza considera copia «de un papel antiguo que existe en el archivo del señor don Alonso de Llanos sacada del mismo original en 18 de julio de 1792». En su Historia General de Asturias, Somoza reproduce ese manuscrito, donde se describen los alrededores de Gijón y puede leerse la frase siguiente: «Así mismo se da noticia có-
mo los campos del pueblo y lugar de Llano, por donde se va a Roces y Contrueces, antiguamente eran una ería de heredades y tierras labrantías de particulares». También se habla en el documento de Monte-Vil, así escrito, y apunta Julio Somoza que este monte de Pumarín acababa en El Llano de Arriba. En el Diccionario geográfico-estadísticohistórico de España y sus posesiones en ultramar, la célebre obra de Pascual Madoz, publicada en 1847, se lee esta escueta referencia en la entrada Llano: «Lugar en la provincia de Oviedo, Ayuntamiento de Gijón y feligresía de San Andrés de Ceares».
La carretera Carbonera La carretera Carbonera fue el origen de El Llano tal y como hoy lo conocemos, y fue una idea de Gaspar Melchor de Jovellanos, el ilustrado a quien Gijón tanto debe. Jovellanos entendió muy pronto que había dos cosas fundamentales para el futuro de la ciudad: el carbón y el puerto. En el retrato que Francisco de Goya pintó
en 1784, vemos a Jovellanos en el paisaje de dunas y esteros que constituía en aquel enton-
ces el arenal gijonés. El cuadro lleva el título de Retrato de Jovellanos con el arenal de San
Lorenzo al fondo y se conserva en el Museo de Bellas Artes de Asturias. Goya, como es
sabido, nunca estuvo en Gijón, y esta puede considerarse su primera marina, pues al fondo
aparecen dos buques: una alusión al tráfico que se esperaba con la apertura de la carre-
tera Carbonera y la construcción del nuevo La Puerta de la Villa estaba situada en el mismo lugar donde se levantó la estatua de Jovellanos. Fue Jovellanos quien promovió ese arco o puerta, inaugurada en 1782 y derribada en 1886
muelle.
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En una carta escrita el 15 de junio de 1791, Jovellanos le comenta a Antonio Valdés una propuesta de camino carbonero que comenzase en La Felguera y siguiese por Tuilla, Carbayín, Valdesoto, Pola de Siero, Quintana y Caldones para terminar en Gijón. Le habla de «mis trabajos carboneros que, si llegan a buena sazón, podrían hacer feliz a esta pobre provincia» y de «la proposición de un camino carbonero para abaratar la conducción de carbones desde las minas y la capital y a tres puertos de extracción». Ocho años más tarde, en esta ocasión en una carta dirigida a Martín Fernández de Navarrete y fechada en Gijón el día 12 de abril de 1799, Jovellanos dice sobre la carretera carbonera:
duelen mucho, y sin embargo mi situación no me permi-
resolución del camino para los carbones, propuesto por
te hablar de ellas. Salud a la amable costilla y a los ami-
mí en el 91 y siempre frustrado, porque toda la atención
gos, y tenga usted por suyo de corazón a Jovellanos.
se iba por el Nalón abajo. A creerme entonces se habrían
(Obras completas de Jovellanos, Centro de Estu-
ahorrado 8 millones; el carbón habría bajado en una
dios del Siglo
cuarta parte de su precio, y el Rey no lo pagaría, como
1985 y 1986; cartas números 328, 329 y 1.208).
lo paga de tres años acá a 10 reales quintal, cuando su precio corriente aquí es de 28 cuartos. Estas cosas me
Una parte de El Llano de Abajo según el plano de Miguel García de la Cruz. Sombreada, la zona habitada en 1915. En el plano puede verse que la avenida de Schulz todavía se llamaba carretera Carbonera, y se distingue el cauce del arroyo que atravesaba el barrio
Sé que han buscado a usted para que promueva la
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e Ilustre Ayuntamiento de Gijón,
La carretera Carbonera, que fue tan fundamental para la industria local, tardó muchos
DE LA PUERTA DE LA VILLA A LA FÁBRICA DE ORUETA. El origen de El Llano
años en ser trazada, demasiados. El Gobierno de Madrid primero se había decantado por transportar el mineral con chalanas a través del río Nalón hasta San Esteban de Pravia, ya que «una chalana podía llevar lo que muchos carros de gües circulando en caravana por una carretera». Lo que Jovellanos había proyectado, la carretera Carbonera, se impuso al fin, entre otras
cosas porque las chalanas llegaban a la desembocadura del Nalón sin más o menos problemas, pero otra cosa era recorrer el camino de vuelta, para lo que empleaban varios días, con lo que eso suponía de encarecimiento. Jovellanos murió en el año 1811 y esa carretera Carbonera por él diseñada no fue realidad hasta casi la mitad de aquel siglo xix. El camino Carbonero —que así se llamaba en un principio— que comenzaba en puente Turriellos, en Sama, y entraba en Gijón por el alto de la Madera, fue trazado gracias al empeño del prócer y empresario sevillano Alejandro María Aguado y Rodríguez de Estenoz, marqués de las Marismas del Guadalquivir, quien patrocinó el trazado de esa larga vía que dentro del casco urbano actual es la avenida de Schulz. El mismo marqués vino en persona a la inauguración de la carretera Carbonera el día 12 de abril de 1842. Se dio la circunstancia de que el sevillano enfermó durante su estancia en Gijón y aquí murió. Pronto esa carretera sirvió como una de la más importantes entradas a la ciudad y como
eje de El Llano. Diez años más tarde que la carretera Carbonera se inauguró el ferrocarril de Langreo y, de esa manera, en 1852 quedó completa esa conexión entre las cuencas mineras y Gijón. Podría decirse, pues, que El Llano, como el barrio que hoy conocemos, cumple en el 2007 los ciento sesenta y cinco años, aunque el nombre de esta zona sea, evidentemente, más antiguo. A ambos lados de la carretera se fueron construyendo casas de planta baja para alojamiento de nuevos vecinos de El Llano y también múltiples industrias de todo tipo. Además, por la carretera Carbonera no solo pasaba carbón. Se abrieron tabernas y mesones para los viajeros y, naturalmente, muchas fábricas a ambos lados de la vía. Eso motivó, ya desde las últimas décadas del siglo xix, que El Llano se convirtiese en un barrio eminentemente industrial. La carretera Carbonera, trazada para facilitar la llegada del carbón de las cuencas hasta el mar, es, en realidad, la prehistoria de la autovía Minera que desde hace pocos años une
El marqués de las Marismas Alejandro Aguado, marqués de las Marismas
del Guadalquivir (Sevilla, 1785-Gijón, 1842) fue el promotor de la carretera Carbonera. Para agradecer-
le sus desvelos por Gijón, en 1882, el Ayuntamiento bautizó con su apellido una vía del barrio de La Arena, desde entonces llamada calle de Aguado.
Pedro Hurlé Manso, en un artículo publicado en
el diario El Comercio el 16 de septiembre de 1952 y titulado Gijón y el banquero Aguado, dice al respecto:
«El Ayuntamiento acordó dar su nombre a una
calle de La Arena y colocar una lápida en la columna situada al principio de la carretera Carbonera. En
ella, y en letras de bronce, se leía la siguiente inscripción: Camino Carbonero,
por empresa del ex-
celentísimo señor marqués de las arbitrios de la provincia. año
Marismas
y con
1842. Creemos que,
desaparecida ya esa lápida, bien pudiera la Corpora-
ción Municipal sustituir el modesto rótulo en la calle
que lleva su nombre por otro más rico y expresivo. A saber: “Calle del banquero Aguado”, o bien “calle de don Alejandro Aguado, marqués de las Marismas”.»
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Gijón con Mieres. De aquella carretera que iba desde donde comenzaba el concejo en el alto de la Madera hasta la Puerta de la Villa, hoy solo conserva ese nombre en la parte que no se llama avenida de Schulz. El camino Carbonero en el Archivo Municipal de Gijón 11 de enero de 1841. La diputación se interesa por el estado de la construcción del camino Carbonero de Langreo a Gijón. 18 de enero de 1841. Acuerdo de elevar a la Diputación el proyecto e informe sobre el camino Carbonero. 22 de septiembre de 1841. Orden del jefe político para que se prohíba el tránsito de carros por la carretera Carbonera. 12 de octubre de 1842. Recepción de la obra del camino Carbonero. 12 de abril de 1843. Estado de la obra. 11 de febrero de 1843. Se solicita que se plante arbolado en la parte más cercana a la población del camino Carbonero. 29 de enero de 1846. Acordada la recepción oficial al duque de Riansares por razón de su viaje para la adquisición de fincas para la empresa del camino Carbonero.
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11 de febrero de 1863. Se pide al gobernador que no permita el corte de los árboles del camino Carbonero puestos en 1843 por la empresa constructora.
El sábado, 7 de junio de 1790, Jovellanos cita en su diario El Fumero con estas palabras:
16 de agosto de 1879. Se pide la inclusión de la carretera Carbonera en el Plan General de Caminos Provinciales.
el molino, salida al camino de La Guía; pasado su puente
Por la tarde a pasear a orillas del Piles; entrada por
sobreviene el agua; pasa; nos vuelve a sorprender el agua
29 de agosto de 1885. Se acuerda instalar un farol de petróleo en la carretera Carbonera, en la esquina con la carretera a Oviedo, y otros de petróleo o gas en diversos puntos.
El Fumeru El Fumeru, que es el nombre elegido por la asociación de vecinos del barrio, debe su nombre a una finca que, se supone, estaba llena de umeros (alisos) o fumerus. El Fumeru podría situarse en los alrededores de la zona donde estuvo el Cine Goya, al final del paseo de Begoña, en la parte exterior de la fortificación. Por el sur, la finca, propiedad de las familias Jove y Hevia y Cienfuegos Jovellanos y con 40 hectáreas de superficie, terminaba en la actual calle de Francisco de Paula, y de ahí el extraño trazado de esa calle, y respecto a los límites este y oeste, estos eran la carretera Carbonera y la
en El Fumero. Por la noche lectura en Gibbon y en Tácito. Gran copia de agua hasta el punto de recogerme.
El Fumeru según el plano de Miguel García de la Cruz. La zona sombreada que se distingue es la que estaba habitada en 1915
que, conduciendo a Ceares, está dedicada a los hermanos Felgueroso. La parcelación de la finca, es decir, el año en que se empezó a edificar y aparecieron las primeras calles, tuvo lugar a partir de 1887. Las primeras casas en esta fueron las promovidas por Alberto García (durante años se llamaron las casas de Alberto García), y estaban en la manzana que hoy forman la avenida de los Hermanos Felgueroso, la calle del 17 de Agosto y la carretera de la Costa de cara a Begoña. Alguna de ellas, de tres pisos, todavía existe, recientemente rehabilitada.
Y como Pradín del Fumero vemos citada esa parte de la ciudad a comienzos del siglo pasado, cuando allí, en ese lugar tan alejado del centro de la población, se instalaban espectáculos como el Circo Feijoo. Pachín de Melás, en el diario La Prensa del 10 de enero de 1932, menciona también esta finca: Hace más de treinta y cinco años, recién llegado de
América, don Alberto García cariñosamente conocido
Aspecto actual de las casas de Alberto García en la calle del 17 de Agosto
por el aumentativo de don Albertón, inicia el progreso
Alberto García, y los que a continuación levantó en la
de lo que hoy se llaman «barrios nuevos de Ceares».
carretera de Ceares, surgió la amplia y hermosa calle
No había más que la finca «El Fumeru», propiedad de
del 17 de Agosto.
don Vicente Jove. Lo demás prados y tierras libradas. Construye don Alberto su bonito chalé al principio del prado de Celsa, último baluarte del baile dominguero de las criadas de servir. […] Con este edificio de don
En un documento municipal de 1873, aparece una reclamación de Vicenta Jove, propietaria en aquel momento de la finca El Fumeru, quien consideraba que una parte de terreno si-
tuada en a la izquierda de la carretera de Ceares también pertenecía a la finca. En ese año, El Fumeru ocupaba la parte final de Begoña; lo que hoy son las calles de Palencia, García, Saavedra y alrededores. En el plano que incluye el expediente puede observarse la situación exacta del fielato y el trazado del antiguo camino de Ceares —que no corresponde exactamente con la avenida de los Hermanos Felgueroso—, así como la capilla de Begoña, junto a la muralla y la fábrica de vidrios; el antiguo nombre del paseo de Begoña (Alfonso XII) y los de la parte final de San Bernardo (prolongación de Los Morales) y de Cabrales, calle de Villaviciosa. El documento (expediente n.º 13 del año 1873), conservado en el Archivo Municipal de Gijón, dice: Sr. Alcalde Presidente del Ilustre Ayuntamiento de
Gijón D. Juan de Jove y Hevia, vecino de Gijón, según cédula personal que exhibe número 2.549, a nombre de su Sra. Madre Doña Vicenta Hevia, ante Usted respetuosamente expone:
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Que por herencia de sus mayores es dueña de una
tamiento, ha sido colocado recientemente el fielato, o casilla de los guardias de puertas, en la mencionada su
nada «El Fumeru» que linda por el Oriente con bienes
faza de terreno abertal, cerrando el resto con una empa-
de los herederos de D. Rufo García Rendueles, por el
lizada agentes del municipio, que sin duda ignoraban
Norte con la carretera de Villaviciosa, por el Sur con
fuere este terreno de propiedad particular. Por más que,
bienes de los herederos de D. Gaspar Cienfuegos Jove-
aunque no lo fuere, tampoco habría derecho a establecer
llanos y por Poniente con la carretera de Ceares. Que
medianeras a título gratuito.
finca hay un controzo de terreno que por inercia de los llevadores está en abertal, pero cuya propiedad pertene-
Guillermo Schulz (Hessen-Kassel, 1805Aranjuez, 1877), ingeniero de minas alemán, es más conocido por la avenida que lleva su nombre desde 1931 (antes carretera Carbonera) que por sus muchas obras. Asturias le debe, entre otras cosas, la serie de informes y reseñas sobre las minas de carbón de la región en los años 1844 y 1845, la Descripción geológica de la provincia de Oviedo (1858) y dos importantes mapas trazados en 1857: el Mapa Geológico de la Provincia de Oviedo y el Mapa Topográfico de la Provincia de Oviedo.
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finca sita en las inmediaciones de esta Villa y denomi-
entre esta última carretera de Ceares y la mencionada
ce, indudablemente, a la exponente y es parte íntegra de «El Fumeru» que siempre ha confinado (como demues-
En 1927, el Ayuntamiento se planteó prolongar la calle de Cifuentes (hoy avenida de Manuel Llaneza) hasta unirla con la carretera de Oviedo: Ayer quedó extendida y firmada la escritura por
tra la escritura de compra-venta que se acompaña) con
parte del Ayuntamiento de la finca llamada «Llosa del
camino que sale de esta Villa para el lugar de Ceares o,
Llano» destinada a la prolongación de la calle Cifuen-
como dice la escritura de arriendo de 1804 que también
tes. El precio de compra ascendió a 150.000 pesetas. En
es adjunta «Camino o Calzada antigua que sigue a la
representación del Ayuntamiento firmó la citada escri-
Cruz de Ceares». Este camino o calzada es la antigua
tura el alcalde señor Vereterra. La propietaria era doña
pradera cuyas huellas subsisten aún más al Poniente de
Palmira Díaz Solar, que también suscribió el referido
la actual carretera construida, en parte, sobre terreno de la
documento público.
finca y por eso su cabida que según el arriendo de 1804 era de nueve a diez días de bueyes se merma hasta ocho según la escritura de arrendamiento de 1856, después de construida la actual carretera de Ceares. Que por disposición de la Alcaldía, o por acuerdo del Ilustre Ayun-
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(El Comercio, 3 de diciembre de 1930.)
Respecto a la carretera Carbonera, las parcelaciones más conocidas en su derredor proceden de fincas como la que tenía la familia Jove y Hevia, propietaria, asimismo, de El
Fumeru, pero también de otras más pequeñas, como el caso de la llamada El Pontón y de otra, conocida como Prado del Llano, cuyos dueños eran los hermanos Cienfuegos Jovellanos. Ambas fincas se situarían, en el Gijón actual, alrededor de la calle de San José y cercanas a la avenida de Schulz. Justo frente a ellas, al otro lado de la avenida, estaba la finca La Veguiña, propiedad de los hermanos Suárez Solar, y El Pontico, también de los Jove y Hevia. Otra finca de la zona era El Retén, terreno donde se asientan las casas de la manzana que se encuentra en la unión de la avenida de la Constitución y la avenida de Schulz —allí donde comienzan ambas vías, en la verdadera Puerta de la Villa—. Propiedad de Juan Fernández, formaba parte en la antigüedad de otra mayor, llamada Granja Grande o Prado del Humedal. En esta zona —lo que se conocía como El Llano de Abajo—, había otros propietarios de terrenos más pequeños, como las hermanos Díaz Pedregal, Calisto de Rato o Antonio Munilla, con fincas como El Junqueru y Tras el
Fumeru, y allí se levantaron la primeras casas en los años finales del siglo xix. Manuel Ángel Sendín García las define como «edificaciones atomizadas y formando un callejero discontinuo y en algún caso tortuoso». Este mismo autor habla de otras pequeñas parcelaciones que hoy son calles de El Llano, como la de Inocencia Vallín, que posteriormente fue la calle de Inocencia, y la de José Ramón Ruisánchez, que luego fue el patio o tránsito de Luis Rubiera, en la actual calle dedicada al profesor Miguel Ángel González Muñiz. Cerca de allí estaba Villa Monloisir, conocida como la quinta o finca del Francés, en lo que hoy es la calle de Santa Rufina y sus alrededores y que, hasta que se derribó en las obras del peri de El Llano, mantenía un arco de entrada con la fecha de 1895. Los Llanos Lo que ahora se conoce como El Llano se denominaba, en el siglo pasado, Los Llanos. El nombre se debe a que la zona es muy llana, algo fácilmente comprobable: si nos situamos en la Puerta de la Villa —en el lugar de unión
Al fondo, parte de la fortificación decimonónica, con una puerta monumental levantada en el lugar donde hoy se encuentra el Museo Piñole
entre la carretera que va a Oviedo y la que va a Villaviciosa—, donde comienza la avenida de Schulz, se puede observar el final del barrio. El Llano de Abajo, el más cercano al centro de Gijón, llegaba desde la Puerta de la Villa hasta el cruce con la calle de San José; El Llano del Medio correspondía a la zona que rodea la parroquia de La Milagrosa, y El Llano de Arriba, a la parte final de la avenida de Schulz, ya cerca de Contrueces. En el pasado, cada zona de El Llano tenía su propia personalidad y ni siquiera estaban unidos. En cualquier plano de esa parte de la ciudad anterior a la década de 1960 se comprueba que esos tres Llanos esta-
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ban separados por espacios sin edificaciones; de ahí que hasta esos años no fuera raro escuchar expresiones como «vivo en El Llano del Medio» o «nací en El Llano de Arriba». En el primer padrón de vecinos donde aparece El Llano (el del año 1900), se ve que el Ayuntamiento dividía la zona en dos partes: El Llano Nuevo y El Llano Viejo. Diez años más tarde, aparecieron los términos El Llano Bajo, El Llano Medio y El Llano Alto, con, respectivamente, 400, 700 y 600 habitantes. En el padrón de vecinos de 1920 ya eran un total de 3.200 los ciudadanos que residían en Los Llanos, que entonces se conocían como El Llano de Abajo, El Llano del Medio y El Llano de Arriba, denominación que se generalizó a partir de este momento. El Ayuntamiento de la ciudad aprobó, en sesión del día 10 de marzo del 2006, la denominación en asturiano de más de 700 topónimos dentro de los barrios y parroquias de Gijón. En El Llano, que ya supera los 40.000 residentes, se aprobaron los topónimos El Llano de Baxo, El Llano del Medio y El Llano de Riba.
Plano de El Llano de Abajo en 1945. Se observa parte de la finca Los Evaristos, donde se construyeron los institutos, y una parcela para un convento de los padres carmelitas que no llegó a levantarse
El nacimiento de un barrio El Llano nació como producto del desarrollo urbano de Gijón, y no se puede hablar de él sin dar al menos algunos datos sobre el resto de la ciudad. Aunque durante muchos años estuvo abandonado, al considerarse «fuera de la zona urbanizable», su aislamiento no era total, pues el tranvía ya atravesaba los tres Llanos desde 1905. En El Llano del Medio y en el de Arriba, hasta hace medio siglo era habitual que el
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Ayuntamiento —precisamente por esa condición de «fuera de la zona urbanizable»— no asfaltara las calles ni instalase alcantarillado ni conducciones de agua, y eran los propios vecinos, en una especie de sextaferia o trabajo comunitario, los que hacían esas labores para la comunidad. El Ayuntamiento ponía los materiales, y los vecinos, la mano de obra, algo que no solo sucedió en este barrio. Esa dejadez municipal, debida a que algunos terrenos eran de propiedad particular, fue el motivo de que el crecimiento de El Llano se hiciera de una manera desordenada y sin la planificación urbanística mínima. El Ayuntamiento tampoco ponía nombres a las calles, y también eran los propios vecinos quienes lo hacían. Para comprender el nacimiento de este barrio, es necesario apuntar, brevemente, algún dato sobre la expansión urbanística de Gijón. El Llano es uno de los barrios de Gijón con menos curvas de nivel, y de ser, hasta hace bien pocos años, la periferia, ha pasado a convertirse, actualmente, en el centro geográfico de esta ciudad, con todo lo que ello supone.
La zona verde de la plaza de Europa, en las inmediaciones de la antigua Puerta de la Villa
Gijón estuvo rodeada, entre los años 1839 y 1868, por una muralla en forma de estrella que había sido levantada con motivo de las guerras carlistas. Esta muralla, que comenzaba donde está La Escalerona, cerca de la actual calle de La Muralla, fue importante para la posterior
trama urbana, y su derribo, al dejar de ser Gijón plaza fuerte, no solo supuso la expansión de la ciudad, sino que también influyó de modo considerable en su demografía y su desarrollo industrial. Comenzaba esa cerca en la zona que se llamaba, no casualmente, La Garita (en la zona de la ciudadela de Celestino Solar), discurría por lo que hoy es la plazuela de San Miguel, Begoña y parte de la avenida de la Costa, atravesando luego la calle de Alfredo Truan y la de Palacio Valdés para acabar en el mar, a la altura de la calle de Pedro Duro. Aquel Gijón tenía, intramuros, dos importantes factorías. Una, la más antigua, era la fábrica de Tabacos en Cimadevilla, fundada en 1822 en el palacio de los Valdés, e instalada desde 1842 hasta su reciente clausura (en el año 2002) en el antiguo convento de las Madres Agustinas en Cimadevilla. Otro hito importante en la primera industrialización de la ciudad fue la fábrica de vidrios La Industria, una iniciativa de Felipe Canga Argüelles, Anselmo Cifuentes y Mariano Suárez Pola, asesorados por el técnico suizo Luis Truan Lugeon.
La Industria había tenido su origen, en 1829, en el barrio de El Natahoyo, pero en 1844 se asentó entre el paseo de Begoña y la avenida de la Costa, justo al borde de la fortificación. La población de Gijón creció de manera espectacular. Mientras que en el año 1850 había solo 9.000 gijoneses, a comienzos del siglo xx la cifra ya alcanzaba los 42.000, y en 1930 llegó a 78.000. En barrios obreros muy emblemáticos de la ciudad, como La Calzada o El Llano, también se dio este crecimiento demográfico: en La Calzada, donde habitaban 900 ciudadanos en 1900, ya vivían 3.300 en 1930; en el mismo período, El Llano pasó de tener 288 habitantes a 8.000. Los barrios obreros se llenaron de casas para alojar a la gran masa de trabajadores que buscaban su futuro en Gijón. Y lo buscaban teniendo que olvidar su pasado campesino y acostumbrándose, rápidamente, a trabajos fabriles rutinarios, mecánicos y con horarios marcados al ritmo de las sirenas de las factorías, que, en realidad, regulaban la vida de los barrios y de toda la ciudad.
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Planos en el Archivo Municipal de Gijón
En el Plano de la Villa y puerto de Gijón, obra de Sandalio Junquera Huergo y Alonso García Rendueles (1836), se ve un Gijón amurallado y sin caserío en El Llano
En el Plano del ensanche de la villa de Gijón, elaborado por Javier Sanz en el año 1900, aparece reflejada la carretera Carbonera y figura la leyenda Barrio del Llano en lo que correspondería a El Llano del Medio. También está señalizada en él la fuente de El Llano, que estaba situada en el mismo lugar que el lavadero, en la calle de Eleuterio Quintanilla casi esquina a la avenida de Schulz, aunque ninguno de estos lugares tenía esos nombres en el año 1900, y la que hoy está dedicada al pedagogo Eleuterio Quintanilla ni siquiera existía como tal calle. También figura en este plano la denominada charca de El Llano, una enorme zona pantanosa en lo que hoy son las calles de Espronceda, Larra, Colón y alrededores, y que hace más de un siglo no eran más que una enorme charca que estaba junto al arroyo que la alimentaba y que dio nombre a una calle. En el plano de Sanz llama la atención la práctica inexistencia de edificaciones en El Llano, por lo que aún no se distinguían los tres Llanos.
DE LA PUERTA DE LA VILLA A LA FÁBRICA DE ORUETA. El origen de El Llano
Plano de Lino Villar Sangenís, publicado en 1911
En el plano de Ricardo Casielles, del año 1911, ya aparecen calles de El Llano de Arriba, como Dolores y Pilar. También están señaladas las fábricas de Orueta y La Electra, e incluso figuran la fuente Fuen Palacios, famosa por sus aguas medicinales, cercana al actual Centro Municipal de Contrueces, y la fuente denominada fuente del Pinto, en la zona del camino del Pintu, ya cerca del cementerio. En el año 1928, en el famoso plano de Ricardo Murrieta, ya se ve El Llano bien poblado y, por ejemplo, gracias a él se conoce la situación exacta de la fábrica de yesos (calle de San José esquina a la avenida de Schulz); la del campo de fútbol del Real Athletic, justo al lado de La Electra y rozando el camino del Lavadero, y La Campona, el campo de juego del Club Fortuna Gijonés en 1928 y que se encontraba al lado de la actual calle de Jesús, separándolo del Colegio de la Inmaculada, además de la avenida de los Hermanos Felgueroso, la llamada quinta Camblor. Esta quinta era una posesión sin edificar en lo que hoy es la calle dedicada al profesor Miguel Ángel González Muñiz y alre-
dedores, y formaba parte de un terreno mayor llamado La Comuña. También en este plano figura la villa Monloisir, otra posesión particular cerca de un asentamiento para gente modesta llamado —con referencia a ese nombre— el Patio del Francés; la finca y este patio —tipo ciudadela— estaban situados, aproximadamente, en la actual calle de Santa Rufina.
Plano de Marcelino García (1967)
El Llano de Abajo y El Llano del Medio en un plano de 1919 editado por el Instituto Geográfico y Estadístico
Amador Guerricagoitia Llera realizó un plano en 1963 donde aparecen las leyendas con los tres Llanos (de Abajo, del Medio y de Arriba), con mucho terreno sin edificar entre ellos. En este plano pueden observarse el campo de fútbol de los hermanos Fresno, posteriormente conocido, tanto el campo como la zona, con el nombre de Los Fresnos, y, entre las calles de Marcelino González y Eulalia Álvarez, La Cábila, un enorme asentamiento de chabolas que llegaba hasta Los Pericones, llamado antiguamente monte Pericón.
i De
la
P uerta
de la
a la fábrica de
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O rueta
El Llano, barrio industrial
La fábrica de chocolates La Primitiva Indiana, durante su derribo (a. m. g., colección Patac) Plaza de Compostela, en la confluencia de la avenida de Schulz con la calle de Pérez de Ayala, en El Llano del Medio Parroquia de San Vicente de Paúl, en El Llano de Arriba
Antela Bertrand, esposa de Juan del Castillo, en El Llano
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Electra del Llano, óleo sobre lienzo de Antonio Suárez, año 1951
en la zona de El Llano de Abajo debido a las crecidas del arroyo Cutis eran noticia local importante cada vez que llovía abundantemente, e incluso moderadamente.
Efectivos de la Cruz Roja de Gijón durante unas inundaciones en El Llano (1905)
El parque de Electra, construido sobre el solar de la antigua fábrica de electricidad
Campo de fútbol de La Electra, hacia 1925 (a. m. g., C. Suárez)
El Llano tenía sus ventajas para instalar fábricas. Además de que sus terrenos fueran tan llanos como los de El Natahoyo, la carretera Carbonera lo comunicaba relativamente bien con el centro y con el puerto. El carbón llegaba de las cuencas mineras por la Puerta de la Villa, y una vez en la plaza del Seis de Agosto, los carros iban por vías entonces secundarias, como la actual calle de la Libertad.
Tras El Natahoyo y La Calzada, El Llano fue, seguramente, el siguiente barrio industrial en importancia. Un barrio con industrias, en el pasado, conllevaba insalubridad, humos, casas muy modestas para gente obrera y, por ejemplo, inundaciones frecuentes, pues o no existía alcantarillado o, cuando lo había, era muy imperfecto y estaba deteriorado. Las inundaciones que tenían lugar hasta hace pocos años
La luz para Gijón, desde El Llano Una de las muchas fábricas que hubo en El Llano fue La Electra Industrial, de la que solo queda en el recuerdo el nombre de una calle y de una plaza, ambas situadas donde estaba la central eléctrica. A pesar de que hace aproximadamente un siglo muchas casas de la zona no contaban con electricidad, era precisamente en El Llano donde se generaba gran parte de la electricidad destinada a la ciudad. Sí la había, sin embargo, en las casas existentes a la orilla de la carretera Carbonera, por donde pasaba el tranvía. La Electra tenía como empresa competidora en Gijón a la Compañía Popular de Gas y Electricidad, fundada en 1901 como producto de la fusión de otras ya existentes: la Sociedad Electricista y la Compañía de Gas de Menéndez Valdés.
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Tranvía en El Llano. Año 1957
Tranvías de sangre y eléctricos Florencio Valdés Menéndez fue el principal impulsor del primer tranvía tirado con mulas, que comenzó a funcionar a partir del 30 de marzo de 1890, aunque la idea ya databa de trece años antes. Esa primitiva línea, que iba desde la calle Corrida hasta La Guía, se amplió hasta
Somió, y fue pensada para los allí residentes y para el ocio y la diversión en aquella parroquia, de modo que tanto Somió como La Guía pronto se llenaron de bailes y merenderos. Con el paso de los años, se electrificó el servicio y se construyeron líneas hasta El Musel y El Llano de Arriba.
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El tranvía comenzó a atravesar El Llano, siguiendo la carretera Carbonera, en 1905, con coches tirados por mulos (de ahí el nombre de tranvías de sangre). A partir de 1909 ya fue electrificado, de modo que parte de la electricidad generada en El Llano se quedaba en el barrio, aunque solo fuera para el tranvía y las casas más cercanas a las vías. Aquella calle principal de El Llano, que hoy es casi peatonal, era en esa época, además de peatonal, para los carros y para el tranvía. Desde 1905 hasta 1963 el tranvía eléctrico circuló por la avenida de Schulz, aunque las vías no se levantaron totalmente hasta 1967. A medida que fueron creándose nuevas líneas el tranvía empezó a servir para transportar a los trabajadores de los distintos barrios hasta las fábricas, algo que no fue así desde un principio. En el caso concreto de El Llano, la línea comenzaba en la plaza del Carmen, donde enlazaba con la que iba a La Calzada y El Musel, y tenía una longitud de más de dos mil metros con tres apeaderos. De los tranvías gijoneses queda la muestra
Restos del tendido de la línea de tranvías de El Llano
reconstruida de un vagón en el Museo del Ferrocarril de Asturias y poco más. En El Llano puede encontrarse aún, adosada a una pared de la avenida de Schulz, casi haciendo esquina a la calle de Santa Rosalía, un trozo del tendido eléctrico a una altura de cuatro o cinco metros del suelo y que se conserva sobre la acera.
La fábrica de Orueta Otra importante fábrica de El Llano, junto con La Electra, era la de Orueta, que estaba situada en la parte más alta del barrio, donde hoy está la plaza dedicada al ingeniero Orueta. Fundada en 1895 por Domingo de Orueta y Duarte, esta fábrica de forjas, palas metálicas y envases para mercurios llegó, con el paso de los años, a producir vagones para trenes. El número de empleados y la importancia creciente de esta factoría fueron la causa de que la línea de tranvía de El Llano terminara precisamente frente a ella. Manuel de Orueta, hijo de Domingo, fue quien continuó la labor de su padre. En el diario cnt del 18 de junio de 1937, en los momentos cruciales de la guerra civil en Gijón, puede leerse una amplia información sobre la fábrica de Orueta, que «después de tantos y tantos años de inactividad, surge a la vida». Varias fotografías muestran que lo fundamental de su producción en aquel tiempo eran las palas, los picos y los azadones. Los trabajos en carpintería para los mangos de esas
Domingo de Orueta y Duarte
herramientas se complementaban con la construcción metálica y labores de fragua. Decía también el diario cnt:
Por lo que se refiere al taller de Forja, tiene una
máquina de forjar de golpe rápido con seis yunques portamatrices y un martillo pilón de 200 kilos. El de Calderería con dos máquinas tijeras y ponzonadoras. El de Gran Forja, con una prensa forjadora y demás elementos complementarios, y el de Ajuste con un cepillo horizontal, un torno y varios elementos más. En el departamento de Construcción Ferroviaria, cuenta con una
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Otras fábricas Además de La Electra y la fábrica de Orueta, pueden citarse, entre las muchas fábricas que existieron en El Llano, la de mosaicos La Positiva, la de jabón de Pondal y Compañía, la de productos de belleza Visnú, o La Primitiva Indiana —una muy popular fábrica de choco-
lates—. También eran abundantes en el barrio los talleres. Antonio Criner tenía una fábrica de jabón y velas que, según puede leerse en la Guía ilustrada del viajero en Gijón, editada en 1891, estaba instalada «en el término de Roces, sitio denominado El Llano, y su fundación data del año 1846». La fábrica de camas de Truan y Trelles, fundada en 1895, ofrecía entre sus productos «camas baratas para obreros», algo hasta entonces inusual. La empresa se llamó luego Forjas del Llano, y a partir de 1903, Unión Cantábrica. En el libro Gijón y la Exposición de 1899 se
Fábrica de mosaicos La Positiva
Fábrica de bombones La Suiza, en El Llano de Arriba
máquina fija de vapor auxiliar, una prensa hidráulica de
Domingo de Orueta y Duarte
450 toneladas, una máquina de forjar de golpe rápido con cinco yunques portamatrices. Enseguida se irá a
Domingo de Orueta y Duarte (Málaga, 1862-Madrid, 1926) era un importante geólogo considerado como el descubridor de varias minas de platino en la zona de la serranía de Málaga. Además de sus conocimientos en geología, era licenciado en química e ingeniero de minas. En la plaza del Ingeniero Orueta hay un monolito que recuerda la labor pionera de Domingo y Manuel de Orueta, y en el parque de Isabel la Católica, una escultura de Emiliano Barral recuerda a Manuel de Orueta, que murió ahogado en Oles (Villaviciosa) al intentar salvar la vida de dos de sus empleados, Lorenzo Martínez y Luis Martínez, en julio de 1926. Esta escultura, inaugurada en 1927, no siempre estuvo en la zona noroeste del parque de Isabel la Católica, adonde se trasladó en 1955, sino que su emplazamiento orginal fue el Muro de San Lorenzo, a la altura del lugar en el que estaba el Ateneo Obrero de Gijón.
la fabricación de arandelas, que actualmente escasean anormalmente en Asturias, elaborándose de momento desde tres octavos hasta la pulgada.
Sobre los terrenos que ocupó la factoría de Orueta se construyó un parque en el año 1986
La panadería La Magdalena estaba en lo que hoy es la avenida de Manuel Llaneza, y cerca de ella se encontraba la panadería La Constancia
dice de esta factoría que ocupaba una extensión de 4.000 metros cuadrados, su taller de fundición medía 30 metros de largo por 18 de ancho, contaba con un motor de 25 caballos y, además de camas, fabricaba somieres, palanganeros y «toda clase de hierro y metal fundido». El mismo libro proporciona información sobre La Activa, una fábrica de palas inglesas propiedad en ese tiempo de Bernardo Rodríguez Estrada, quien la había heredado de su padre, y que estaba junto a La Primitiva Indiana.
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Una infanta en El Llano
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Plano del Coto del Llano, con la parcelación de Marcelino González
El Natahoyo, y asistió a una corrida nocturna en El Bibio y a una sesión de cine en el pabellón de Sanchís. El día 28 de julio de 1909 hizo una visita al manantial de Fuen Palacios y a la fábrica de Orueta. El diario El Publicador narra esta visita a la fábrica: A las seis y media salía la infanta del cine Sanchís
yendo a coger el coche para el ex barrio del Llano. En la puerta de la fábrica de Orueta la recibieron don Domingo Orueta y familia, los duques de Santa Lucía, el jefe de talleres don Pancracio García y dos empleados de las oficinas. Las señoritas de Orueta la obsequiaron con un precioso ramo de flores. Recorrió todos los talleres
Anuncios de lejías fabricadas en El Llano
La infanta Isabel de Borbón, conocida como la Chata, visitó Gijón en varias ocasiones. En julio de 1909 recorrió parte de El Llano [derecha]
La infanta Isabel de Borbón y Borbón, conocida como la Chata, hija de Isabel II y de Francisco de Asís de Borbón, fue desde su nacimiento, en 1851, hasta el nacimiento de su hermano Alfonso, princesa de Asturias. Durante el mes de julio de 1909, pasó varios días en Gijón. Visitó la finca Bauer, en Somió, algunos balnearios y la fábrica de loza en
de la fábrica viendo funcionar todas las máquinas y observando las diferentes manipulaciones de los trabajos. Pasó luego al jardín donde admiró la colección de animales propiedad del señor Orueta, visitando el gabinete bacteriológico del que hizo elogios encomiados. Fue obsequiada la infanta con un espléndido té saliendo de la fábrica del señor Orueta altamente complacida. Luego la infanta se dirigió en coche al Muelle donde paseó un momento retirándose después al hotel.
Marcelino González García leyendo El Noroeste, el diario que ayudó a fundar
Parcelaciones en El Llano En el Llano de Arriba, debido a la cercanía de la fábrica de Orueta, de la de jabón y bujías de Pondal y Compañía, de la de mosaicos La Positiva o de la de Trelles y Truan de camas metálicas, se levantó para alojar a sus trabajadores una serie de casas de las que alguna pervive todavía, en el margen final izquierdo de la avenida de Schulz. Todas estas viviendas levantadas alrededor de la vía principal de los Llanos se conectaban con la parcelación de Ceares, por un lado, y, por el otro, con Pumarín.
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Marcelino González y sus calles Marcelino González García fue un gijonés de
adopción (era natural de Soto del Barco, 1846, y
murió en Gijón en 1927) conocido, sobre todo, por
haber sido presidente del consejo de administración
del diario El Noroeste y por haber sido miembro de la logia masónica Jovellanos.
Tuvo seis hijos con su primera esposa, Rosalía
de la Buelga Puig: María Josefa, Pedro Pablo, Ana María, Rosalía, Evangelina y Serafina; y otros dos
con su segunda esposa, Eulalia Álvarez Prieto: Marcelino y Julio.
Compró unos terrenos en El Llano del Medio
con el fin de urbanizarlos y dar residencia a las clases trabajadoras menos favorecidas, y, de este modo, los
nombres de parte de su familia pasaron al callejero del barrio.
Las calles de Serafina y Evangelina, con el paso
de los años, cambiaron de nombre; la calle de Evan-
gelina es hoy parte de la calle del Río de Oro, y la calle de Serafina está incorporada a la avenida de El
Llano. La calle de Rosalía se llama, sorprendentemente, de Santa Rosalía desde 1967.
Eulalia Álvarez, la segunda mujer de Marcelino
Foto familiar de Marcelino González García. De pie, de izquierda a derecha, Ana María, Rosalía y María Josefa. Sentados, Pedro Pablo (abrazando a Julio) doña Eulalia, Zoila (en el suelo), Marcelina, don Marcelino, Marcelino y Finita
González, también pasó al callejero del barrio, así
como Leoncio Suárez, que estaba casado con una hermana de Marcelino, de nombre Marcelina.
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En El Llano del Medio es obligado citar la parcelación de Marcelino González, muy bien diseñada, con calles paralelas y perpendiculares, y que dio origen a las vías que llevan los nombres de su esposa, hijos e hijas. También en El Llano del Medio existían fincas como La Pación Grande, y alguna otra más, propiedad de María Teresa Armada de Ulloa.
nida de la Constitución y enlazaba con la que hoy es la calle de Mieres para terminar en otra fábrica, la de vidrios La Industria. El doctor Ambrosio Rodríguez terminaba su desolador panorama sobre El Llano en el
Hace días visitamos el barrio de Gijón llamado del
Llano, donde vimos varios miserables cuartuchos y en-
El Llano, con sus pestilencias, aglomeraciones, ra-
tas y miseria, está llamado a dar días de luto y espanto a la población. La estrechez de esas habitaciones, y ese hacinamiento, conducen, indirectamente si se quiere, a perder todo el amor al hogar doméstico y al santuario de la familia, a vivir en la calle o en el chigre la mayor par-
Lavadero de El Llano, frente a las casas de los maestros
Las condiciones sanitarias Durante los primeros días de 1903, el diario El Comercio publicó íntegramente dos conferencias que Domingo de Orueta dedicó a la sanidad en el barrio y a su defensa. Las tituló Acerca de los microbios y las enfermedades infecciosas. No fue Orueta el único que dedicó páginas a denunciar la mala sanidad —la nula sanidad, según leemos— que hace un siglo imperaba en el barrio. El 4 y 5 de abril de ese mismo año, y en el mismo diario, el médico de la Junta Local de Sanidad, Ambrosio Rodríguez, escribía:
año 1903, en realidad solo sobre El Llano de Abajo, con estas palabras:
te del día y de la noche, fomentando las tendencias turbulentas y las aspiraciones locas a cambiar de fortuna.
tre ellos cinco aposentos mezquinos donde moran cinco numerosas familias con dos habitaciones bajas cada una, cuyas viviendas estrechas e infectas denotan miseria e inspiran repugnancia al que en ellas entra. También vimos las casas llamadas del Castellano, en el mismo barrio, lindando con la calle llamada, acaso por burla, de la Salud. Algunas de estas casas o tugurios no tienen excusado siendo preciso echarlo todo a la calle.
La calle de la Salud que se menciona en este texto es hoy la calle de Mieres, una vía que entonces era bastante más larga que ahora. En planos de hace cien años se puede ver un camino que partía de la fábrica de Laviada, seguía por la calle de Adaro, atravesaba la actual ave-
En el verano de 1915, se inauguró la sede de la Asociación Cultura e Higiene de El Llano. Como en otras asociaciones de este tipo, en ella se aleccionaba a los vecinos sobre temas de higiene, además de tratar otros como la ecología o el excursionismo. Las sedes de Cultura e Higiene, que en Gijón llegaron a ser una docena, solían tener biblioteca y fomentar el deporte y la música, esta última mediante la creación de orfeones. Con motivo del primer aniversario de su fundación, la asociación celebró lo que denominaban una romería cultural. Entre las actuaciones de ese año pueden citarse la formación
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La Cábila Hubo tiempos en los que Gijón estaba rodeada de núcleos de chabolas construidas con latas y cartón, y El Llano no fue una excepción: la Cábila era uno de estos poblados. Pachín de Melás, en un artículo publicado en el diario La Prensa el 17 de diciembre de
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1933, nos informa de que el nombre de Cábila, como imitación de los laberínticos barrios de Marruecos, se lo había puesto «el cabo de la Guardia Civil del puesto de El Llano». El artículo, titulado Agua y frío en La Cábila, muestra el aspecto desolador de aquel lugar y termina con estas palabras:
de una biblioteca, la denuncia de las viviendas insalubres, la organización de fiestas y tómbolas benéficas o facilitar el arreglo de los caminos de El Llano. En febrero de 1916 se tiene noticia de una velada artística con representaciones teatrales a cargo de obreros de la zona, a la vez socios de Cultura e Higiene de El Llano. En aquella ocasión se presentó una bandera que desde entonces presidía el local y «se expusieron los trabajos realizados para conseguir, junto con todo el vecindario, el mejoramiento urbano y sanitario del Llano».
misterio tan grande…!
sabe si entre tanta pobreza hice el primer saludo a un
Casa del popular Telones, en La Cábila, fotografiada por C. Suárez
Imágenes del desaparecido poblado de La Santina, en Los Pericones
Una visión me atenaza. La de un niño como de tres
aquellas casuchas de madera pobres de La Cábila se divertía con un perro pelambroso, medio desnudo al aire libre, refocilándose entre la humedad del terreno. Le saludo quitándome respetuosamente el sombrero. ¡Quién
Festival musical para ayudar al barrio chabolista de La Cábila (1966)
futuro Musolini o a un Stalin! ¡El mundo, la vida, es un
La visión de estas «ciudades de chabolas» está felizmente olvidada, ya que en Gijón el chabolismo quedó erradicado gracias a la labor pionera de la asociación Gijón, una Ciudad para Todos, y, ya a partir de los años ochenta del siglo xx, de la Fundación Municipal de Servicios Sociales del Ayuntamiento de Gijón. Como fecha simbólica para la desaparición del chabolismo en la ciudad, puede elegirse el día 30 de octubre de 1979, momento en el que la primera corporación democrática aprobó el Plan de Erradicación del Chabolismo.
años, rechoncho, sonrosado, que a la puerta de una de La calle de Santa Eladia en 1970
DE LA PUERTA DE LA VILLA A LA FÁBRICA DE ORUETA. El Llano, barrio industrial
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i Un manantial de agua milagrosa En 1905 se editó en Gijón un folleto que lleva-
ba el siguiente título: Memoria histórico-científica sobre las aguas del Llano. Manantial propiedad de D. José Palacios y Rodríguez y escrito para promover el expediente de pública utilidad por el Doctor D. Celestino Piñera Peón, médico especialista en
enfermedades de corazón y pulmonares. Este ma-
nantial al que se hace referencia fue llamado luego
El doctor Piñera Peón incluyó en su publicación
múltiples análisis del agua y aportaba testimonios de personas que daban fe de la bondad del agua para do-
raba que sus aguas eran milagrosas.
José Palacios Rodríguez, su propietario, descu-
brió en 1882 que el agua bicarbonatada de su pozo tenía unas cualidades que en seguida fueron aplicadas para curar varias afecciones. El agua de la fuen-
te de la Higuera o de la Fuente Milagrosa (que de ambas maneras era llamada) se comercializó durante
a la fábrica de
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El Llano en octubre de 1934
En el diario gijonés El Principado, del jueves 8
na el mes anterior y en el que, entre otras cosas, se
muy popular desde bastantes años, pues se conside-
de la
índole que las supongamos».
sielles en 1911 aparece esta fuente en la carretera Río Nervión, junto a un arroyo, pero el manantial era
P uerta
e incluso «para neurastenias y neurosis de cualquier
de agosto de 1912, se hace mención a un artículo que
del Obispo a la altura de la calle que hoy llamamos
la
lencias del estómago, del corazón, de la respiración
Aguas de Fuen-Palacios.
En el plano de Gijón realizado por Ricardo Ca-
Plano de Gijón de Ricardo Casielles (1910). Señalado en color, el manatial llamado Aguas de Fuen-Palacios
muchos años en Gijón como Aguas Fuen-Palacios.
De
había publicado La Ilustración Española y Americahablaba del carácter milagroso de la fuente y de que
las aguas de Fuen-Palacios habían sido declaradas de utilidad pública por una real orden del 31 de marzo
de 1909. En la Exposición Universal de Bruselas de 1910, esas aguas obtuvieron la medalla de plata, y en la Exposición Nacional de Valencia, en el mismo año, la medalla de oro.
Hasta hace bien pocos años, el campo de fútbol
El Manantial señalaba el lugar aproximado donde se situaba esa fuente, y de ahí el nombre que se le dio.
Barricada en El Llano en octubre de 1934. El nombre que aparece en la placa de la calle (avenida de Schultz) muestra el habitual error en el apellido de Guillermo Schulz
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Lavilla y Arpaia
Unos días después de la revuelta, el diario El Noroeste publicaba:
o aldeanas que venían al mercado». Sigue su relato el médico:
establecido en El Llano se turnaban en las trincheras
Llano era uno de los focos principales, si no el prin-
varios hombres convenientemente armados, y también
cipal, del levantamiento en Gijón. Cuando estábamos
se habían instalado fábricas de explosivos que tenían
desbordados se nos presentó un pastor protestante y nos
al frente de las mismas técnicos en la materia venidos
hizo el ofrecimiento de su capilla, construcción de una
de la cuenca minera. La fábrica de fluidos «La Elec-
planta, bastante amplia y aceptamos muy agradecidos
tra» estuvo en poder de los revoltosos durante todo el
el ofrecimiento.
Para la defensa del pequeño estado comunista
Ignacio Lavilla (Gijón, 1895-México, 1980) y Bruno Arpaia (Nápoles, 1957) reflejaron, en un libro testimonio (Los hombres de octubre), y en una documentada novela (Tiempo perdido), los sucesos de El Llano en el año 1934. Escribe el italiano:
Cuando volvimos a El Llano se respiraba aire de fiesta, como si la gente estuviese de
tiempo que duró el sitio de El Llano, y en ella seguían
juerga. Hombres, mujeres y niños habían bajado a la calle e iban dando vueltas entre las
trabajando los operarios. La capilla evangélica, sita en
barricadas. Era domingo, domingo por la mañana, y nadie quería perderse el paseíto de
aquella barriada, fue convertida en Hospital de Sangre
costumbre. Igualito, igualito que una fiesta mayor: el trajín de gente, los corrillos… Fami-
de los revolucionarios al frente del cual parece ser que
lias enteras, incluidos los niños, si veían a alguien con un fusil, le pedían noticias y acababan diciéndonos que por fin venceríamos, que por primera vez luchábamos todos juntos.
Por su parte, leemos en la obra de Lavilla:
En este ataque al Llano, los únicos que no intervienen son los marinos de guerra, que están sustituyendo en la población a la guardia urbana. Los demás avanzan todos contra los defensores de las barricadas. Hasta por el aire tenemos enemigos. Cuatro aviones nos ametrallan y descienden sobre nuestras cabezas para no perder tiro. Tanto bajan que un revolucionario logra meter una bala en el depósito de gasolina de uno de los aparatos, y el piloto tiene que ganar la playa apresuradamente.
Los sucesos de comienzos de octubre de 1934, esa experiencia efímera y trágica de comunismo libertario, tuvieron en El Llano uno de sus campos de batalla, y el barrio se llenó de barricadas que, según relata la prensa de la época, se levantaban al grito de «¡Viva la revolución social!». Las principales barricadas estaban en la avenida de Schulz esquina a la que entonces era la calle de Manuel Azaña —hoy avenida de Manuel Llaneza—, una auténtica fortaleza de piedras, sacos y hierro.
estaban varios médicos simpatizantes con el movimiento y donde prestaban asistencia las enfermeras llegadas de la cuenca minera.
El médico Carlos Martínez, en su magnífico libro Al final del sendero, relata que el 4 de octubre de 1934 fue llamado al barrio de El Llano y comenzó a atender heridos alcanzados por la Guardia Civil y por los Guardias de Asalto, «no precisamente revolucionarios —en su mayoría, por no decir todos, miembros de la cnt— sino personas como lecheros, aldeanos
Las fuerzas de asalto se habían percatado que El
La ideología mayoritaria del barrio era entonces, y siguió siendo, izquierdista. En diciembre del 2005 se dio a conocer una encuesta del equipo Euskobarómetro, dirigido por el profesor Francisco J. Llera, en la cual la mayoría de los gijoneses se decantaban políticamente hacia la izquierda. El Llano, según la encuesta, era el barrio de Gijón cuyos ciudadanos más se manifestaban hacia esa opción política.
Imágenes de la revuelta en El Llano en 1934
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Imagen de la bolera El Fumeru de El Llano Vecinos de El Llano reparando su propia calle, en este caso, la de Ana María (1967)
De
la
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de la
a la fábrica de
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Cultura, deporte y movimiento asociativo
La escuela infantil La Serena, inaugurada en el 2003 Colegio de El Llano
Rincón infantil anejo a la piscina Luis Alvargonzález
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DE LA PUERTA DE LA VILLA A LA FÁBRICA DE ORUETA. Cultura, deporte y movimiento asociativo 39
Interior de una escuela-comedor en El Llano (1940)
Las
escuelas de
siglo xx
Escolares en El Llano. Año 1928
La popular Escuelona, hoy reformada y ampliada, es el colegio público Ramón Menéndez Pidal
El Llano
a comienzos del
Ángel Mato, en su obra La escuela del ayer (1900-1970), habla de las dificultades del Ateneo Obrero de El Llano para mantener su escuela y de cómo, a partir del año 1924, este decidió organizar unas fiestas de prao para recaudar fondos. El Ateneo Casino-Obrero contó con tres sucursales, una de ellas en El Llano. Varios vecinos de «ese populoso barrio» demandaban en 1909 escuelas para sus niños en un escrito, dirigido al Ayuntamiento, que se reproduce a continuación.
Al Ilustre Ayuntamiento de Gijón.
tación de todo el barrio a ese Ilustre Ayuntamiento en
Los que suscriben: vecinos, propietarios y fabrican-
súplica para que cree una escuela en dicho barrio para
tes del barrio de El Llano de Arriba de este término mu-
mandar allí a dichos alumnos, para recibir una instruc-
nicipal, con el mayor respeto y consideración, Exponen:
ción primaria obligatoria. Así lo esperan de la conocida
Que habiendo publicado Usted un Bando en el que
rectitud de ese Ayuntamiento, cuyo celo por la enseñan-
exige a los padres de familia que lleven a sus hijos a
za es notorio, los infrascritos solicitantes en nombre
la Escuela es de rigor proceder a su inmediato cumpli-
propio y en representación de todo el vecindario de este
miento para bien de los niños y de la cultura general.
barrio. Gijón a quince de septiembre de 1909. N. Herre-
Que necesitados de cumplir con esa disposición y
ra, Juan Herrera, Feliciano Rodríguez, Nicanor Gonzá-
avecindados en este barrio se encuentran ciento sesenta
lez, Miguel Palacios Suárez, Casimiro Cadrecha García
niños de ambos sexos, aproximadamente. Antes esos
y Evaristo Morán.
niños recibían instrucción primaria en la escuela creada por el Ateneo Casino-Obrero para sucursal de este barrio pero hace próximamente 15 días se suprimió de dicho centro la enseñanza y la escuela, quedando desde entonces huérfanos de la instrucción. En el deseo, por parte de los niños o alumnos, de que estos recibieran instrucción integral, habían pensado en mandarlos a las escuelas públicas de este mismo barrio y de la inmediata parroquia de Ceares pero es el caso de que estos dos centros docentes ya cuentan con unos cuarenta o cincuenta alumnos más de los que la ley asigna. En estas circunstancias y ante lo apremiante del mandato, recurrimos en nombre nuestro y en represen-
Estado actual de las casas de los maestros, proyectadas por Fernández Omaña en 1946
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DE LA PUERTA DE LA VILLA A LA FÁBRICA DE ORUETA. Cultura, deporte y movimiento asociativo
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Las casas de los maestros Un voluminoso expediente municipal (64/1950) contiene numerosos datos sobre las casas de los maestros, que hoy, ya no dedicadas a servir de «alojamiento decente y capaz para el maestro y su familia», pueden verse rehabilitadas en la calle de Eleuterio Quintanilla, junto al parque de La Serena. En principio estas casas no iban a ser destinadas a maestros, y de ahí el nombre primitivo de Viviendas protegidas José Antonio Girón, aunque al terminarse sí fueron ocupadas durante cuarenta años por maestros y sus familias. El arquitecto fue José Avelino Díaz y Fernández-Omaña —autor, entre otras muchas
Las casas de los maestros, en construcción, en el año 1953
obras, de La Escalerona—, y la finca donde se asentaron estas viviendas, que estaba junto al lavadero de El Llano, se llamaba La Llosa del Río. El Ayuntamiento pagó 63.000 pesetas a la propietaria de la finca, Ana Hepburn Hiyching, por el terreno. El fútbol en el barrio Seguramente aún habrá muchos gijoneses que recordarán equipos de fútbol como el Hispania o el Athletic Club del Llano, o los campos de fútbol de Los Fresnos, Las Palmeras o el Instituto. Los Fresnos fue, sin duda, un campo de fútbol emblemático en el barrio. Construido a mitad de los años cuarenta del siglo xx y desaparecido en el año 1978, fue primero el campo del Oriamendi (en realidad, Real Deportivo Oriamendi Gijón), y luego pasó a ser propiedad del Sporting y sede de las competiciones de los filiales del Sporting o de duelos clásicos en Gijón, como los del Pelayo y Calzada. Los Fresnos, que ocupaba la zona del final de la calle Argandona (en lo que entonces era la calle de
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los Hermanos Fresno), tenía un aforo de 3.000 espectadores. Los demás campos que hubo en El Llano eran mucho más pequeños. El campo de Las Palmeras estaba junto a la fábrica de chocolates La Primitiva Indiana, y en él comenzó jugando el equipo Hispania, que después pasó a otro campo, el del Instituto, situado al final de la calle de San Nicolás. Otros campos de fútbol fueron el de La Santina, que se encontraba donde hoy comienza la carretera del Obispo en El Llano de Arriba, y que utilizaba el Forgi, un equipo que estaba patrocinado por Forjas Industriales forgi; Arturo Fernández, defensa del Athletic Club del Llano y padre del popular actor, fotografiado por Constantino Suárez
Chabolas junto al campo de fútbol de los hermanos Fresno
el de Vista Alegre, junto a un popular baile del Gijón de la década de 1940, el Rancho Grande, en lo que sería la actual calle de San José en su cruce con la avenida de Schulz; o La Campona, que hoy se situaría en la zona de las calles de Morán Lavandera, Antonio Cachero y alrededores, y que vio jugar al Club Gijón y, después, al Fortuna.
El Club Hispania de Gijón se fundó en 1919, y en 1921 viajó a Madrid a disputar dos encuentros: contra el Racing de Madrid y contra el Atlético Madrileño. Perdió los dos partidos, pero dejó una buena imagen en la capital. El Hispania desapareció en 1925, el mismo año en que lo hizo otro equipo del barrio, el Athletic Club del Llano, y surgió entonces un nuevo equipo, el Hispania del Llano, fundado en 1928. Comenzó a jugar en Las Palmeras y luego en el campo del Instituto. El Hispania tuvo como filial al Atlantic, presidido por Arturo Vigón, el Presi. En 1942 se fusionó con el Oriamendi, y despareció en la década de 1960. También fueron equipos del barrio el Betis del Llano, el Celta del Llano, el Estrella, el Deportivo del Llano y el Llano Sporting Club, nombre primitivo del Athletic del Llano, entre muchos otros. Una fecha importante en el pasado futbolístico de El Llano fue el 14 de noviembre de 1926, cuando el Athletic Club del Llano inauguró su campo de La Electra. En los años veinte y treinta del siglo xx el
El Pelayo de Jove en el campo de Los Fresnos (1962). En el centro, agachado, el popular cantante Danny Daniel
fútbol se jugaba en Gijón entre equipos de barrio, como el Hispania y el Athletic, pero también entre equipos de calles, y cada barrio tenía un buen número de equipos con nombres de calles. El movimiento asociativo La eclosión de fábricas y de viviendas obreras, al igual que sucedió en tantos otros lugares, fue pareja con un gran movimiento asociativo. El edificio que hasta noviembre del 2006 podía verse donde termina la avenida de Schulz y comienza la carretera Carbonera fue proyectado por el arquitecto Mariano Marín de la Viña para ser sede del Ateneo Obrero de El
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Durante los años veinte y treinta del siglo pasado, el Ateneo Obrero de El Llano mantenía las actividades propias de los modelos de cultura popular (charlas, excursiones, bibliotecas…) acompañadas por clases nocturnas para adultos tras salir de la dura jornada laboral.
Entre los muchos personajes populares nacidos en El Llano puede citarse al actor Arturo Fernández, nacido en El Llano de Abajo e hijo predilecto de Gijón desde octubre de 1994; al político Santiago Carrillo, natural de El Llano del Medio y a quien lo recuerda una calle junto a la piscina municipal Luis Alvargonzález, y a Paco Ignacio Taibo padre y Paco Ignacio Taibo hijo: el primero, periodista nacido en 1924, también con una calle en la ciudad, en Viesques, y premiado a final del 2005 con la gran cruz de la orden del Mérito Civil como destacado miembro del exilio español en México; el segundo, quien pasó su infancia en El Llano, es escritor y director de la Semana Negra.
Proyecto de local social para el Ateneo Obrero del Llano, del año 1930. Se inauguró, años más tarde, como sede del Hogar del Productor de El Llano
Llano. Eso fue en la década de 1930, pero la guerra civil impidió que se terminase, y cuando se hizo, ya en los años cuarenta, su destino fue bien distinto al original, ya que se convirtió en el Hogar del Productor de El Llano. El Hogar del Productor de El Llano sirvió para desarrollar en él actividades muy diversas, en algunos casos bien alejadas del espíritu adormecedor con el que las autoridades de la época habían creado los denominados hogares del productor. En el de El Llano, pero también en Pumarín, Ceares y otros barrios, se formaron en Gijón los primeros núcleos del potente movimiento vecinal con que cuenta la ciudad.
Ya en tiempos relativamente cercanos, la Sociedad Cultural Pumarín, que, pese a su nombre, se encontraba en El Llano, en la calle de Ana María, fue un centro cultural legendario en cuanto a la cultura desarrollada entre los años 1967 y 1980, los últimos años del franquismo y los primeros de la transición a la democracia. El Ateneo Obrero de El Llano tenía su sede muy cerca de esa casa que nunca estrenó: en la esquina de la avenida de Schulz con la carretera del Obispo. Ese local era propiedad de uno de los socios del Ateneo, Luis del Campo, quien lo cedió en alquiler por solo 25 pesetas mensuales.
Agrupaciones feministas En El Llano, como en todo Gijón, durante la República y la guerra civil las mujeres se agruparon en organizaciones comunistas, socialistas, anarquistas y en otras al margen de esas asociaciones que, desde 1931, luchaban por reformas políticas y sociales y, durante la guerra, tomando parte activa en los frentes u organizando la retaguardia. La Agrupación Femenina en Defensa de sus Derechos de El Llano, que así se llamaba durante la República, tuvo dirigentes en el barrio como Veneranda Falcón, y las luego llamadas Agrupaciones Femeninas Antifascistas de El Llano contaron con 80 mujeres, entre ellas Valentina Montes, Ramona González y María Fernández. Hacían manifiestos como este:
Tengamos presente el glorioso octubre rojo en que tanto sufrimos las mujeres de sentimientos humanitarios. Tengamos presente la epopeya de octubre en que
El diario Avance publicaba el 18 de febrero de 1937: Hoy jueves en el local de Silos, frente a La Bolís-
teníamos a nuestros padres, hermanos y compañeros en
tica, Llano del Medio, a las ocho en punto de la noche
inmundos calabozos, sufriendo mil martirios y vejacio-
tendrá lugar una interesante charla a cargo de la con-
nes y unámonos ahora como entonces en un fuerte abra-
secuente luchadora antifascista y maestra nacional,
zo al grito de ¡Abajo el fascismo asesino!
Amparo Álvarez, quien tratará el tema de palpitante ac-
Manifestación en la plaza Mayor contra la guerra y el fascismo (1936). Una de las pancartas dice: «La Agrupación Femenina del Llano pide un hospitalillo médico y medicinas gratis»
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Luciano Castañón Luciano Castañón (Gijón, 1926-1987) fue miembro del Real Instituto de Estudios Asturianos y autor de innumerables libros y artículos sobre Gijón y Asturias. Una calle —junto a la iglesia de los Capuchinos, en el barrio de La Arena, donde nació— lo recuerda y lleva su nombre desde 1990. El artículo que aquí se reproduce sobre el Ateneo Obrero se conserva en la biblioteca familiar y ha sido cedido para esta publicación por su hijo Chema Castañón. Fue publicado en el boletín editado por la Asociación de Vecinos Fumeru con motivo de las fiestas populares de El Llano, en San Juan, en 1982.
tualidad «Rol que juega la mujer en los transcendentales momentos que vivimos». La Agrupación Femenina del Llano invita a todas las mujeres antifascistas de la barriada a que asistan a este importante acto garantizando que no quedarán defraudadas escuchando a nuestra gran luchadora antifascista. Por la Agrupación Femenina en Defensa de sus Derechos, la presidenta, Veneranda Falcón.
Consejo de Distrito de El Llano En noviembre del 2005 se constituyó el Consejo de Distrito de El Llano, el único territorio del municipio gijonés donde coincide el espacio del distrito con un solo barrio. Esta coincidencia se debe a que El Llano tiene una población que supera ya los cuarenta mil habitantes y también a que en él tienen su sede nada menos que noventa asociaciones de todo tipo. El Consejo de Distrito de El Llano está formado por concejales, por representantes de las asociaciones vecinales, culturales y sociales y por tres vecinos incorporados al consejo por decisión de la Alcaldía. Estos consejos territoriales se aprobaron por el Ayuntamiento en septiembre del 2002. Descritos dentro del título vi del Estatuto del Vecino, que forma parte del Reglamento de Organización, Funcionamiento y Régimen Jurídico del Ayuntamiento de Gijón, tienen como misión «Fomentar la consulta, información y participación ciudadana, analizando las necesidades y recogiendo las propuestas de sus territorios».
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Primer Consejo de Distrito de El Llano, celebrado en el salón de Plenos de la Casa Consistorial el 24 de noviembre de 2005
El Ateneo Obrero En El Llano hubo un Ateneo Obrero Por Luciano Castañón Entre las varias sociedades culturales que hubo en El Llano —zona que a mediados del siglo pasado figuraba como barrio de la feligresía de Ceares— cabe destacar la sucursal, con entidad autónoma, del Ateneo Casino Obrero, del que espigamos algunas efemérides.
La junta directiva del Ateneo Obrero del Llano, nombrada en enero de 1906, estaba constituida por: presidente, Evaristo Morán; vicepresidente, Manuel Cuesta; secretario, Segundo Gilino; vicesecretario, Manuel Barrio; tesorero, Genaro Álvarez; contador, Luis Panadero y los vocales José Medina, Bernardo Vega y Mariano Cuadra. En el Ateneo del Llano se pronunciaban conferencias, figurando entre los oradores Eugenio Fernández Hidalgo, que trató sobre «La dignidad del obrero»; Wenceslao Sánchez, que versó sobre «Unidades mecánicas y eléctricas usuales» y Fabriciano González que sería posteriormente Cronista de Gijón. El Ateneo del Llano mostró siempre un gran interés por la enseñanza primaria. En el año 1921, el entonces presidente de la sociedad, Rodríguez Blanco, solicitó al Ayuntamiento una subvención para premiar a los niños de la escuela que sostenía el Ateneo. En 1925, siendo José Fernández presidente de este Ateneo —el segundo como sucursal de los barrios de Gijón, el primero fue el de La Calzada— hubo un acto en el mes de agosto para entrega de premios y exposición de
Diario Avance, 19 de enero de 1937 Ateneo Obrero de El Llano de Arriba «Conforme estaba anunciado, dio comienzo el ciclo de conferencias culturales organizado por la junta de maestros del grupo escolar Joaquín Costa y la directiva del Ateneo. La primera de estas conferencias estuvo a cargo del maestro nacional y secretario del grupo escolar, camarada Francisco Pérez Vidal que desarrolló el tema “La Escuela y la familia”. Sus primeras palabras fueron un sentido y emocionado recuerdo para los niños que caen en batalla bajo la metralla de la canalla fascista.» trabajos realizados por los alumnos de las escuelas. Tres años después, el Ateneo del Llano, organiza en el Teatro Jovellanos funciones al objeto de obtener dinero para la adquisición de menaje para las escuelas que el Ateneo patrocina. Recordemos que en El Llano existían asimismo otras sociedades culturales. Una, de primeros del siglo (año 1903) era la llamada Sociedad Popular, que tuvo como presidente honorario a Bal-
domero Rato y Hevia y, como presidente efectivo a Francisco Suárez Acebal. En 1904 se prepara un acto para la inauguración de esta sociedad, formándose una comisión en la que figuraban personalidades de la cultura gijonesa: José Ruiz Gómez, Santiago Innerárity, Benito Delbrouck, Enrique Miranda, Benito Conde, Enrique Rodríguez, Miguel Adellac y Alfredo García. También tuvo importancia en El Llano la sociedad titulada Cultura e Higiene, la cual contaba con filiales en diversos barrios gijoneses. Un acto muy importante organizado por el Ateneo Obrero de El Llano fue la fiesta literaria celebrada en el Teatro Jovellanos, en el mes de febrero de 1923, con la participación de los autores regionales más representativos, tanto en bable como en castellano; las participaciones literarias se recogieron luego en un libro. Durante algunos años, el interés por los actos de este Ateneo, merecía la edición de una Memoria publicándose, entre otros, los años 1922 y 1923 suscritos por el secretario José Llana y en las que pormenorizaron las actividades de ese centro cultural.
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ii U na
nueva cara
para un barrio histórico
Vista aérea de El Llano en la década de 1930. Archivo lvc (La Virgen del Camino, León) La calle del Siglo xx en la década de 1960
Imagen nocturna de la renovada avenida del Llano
Con la ejecución del peri, El Llano transformó totalmente su fisonomía, tal y como reflejan las imágenes
II.
UNA NUEVA CARA PARA UN BARRIO HISTÓRICO 49
Tramo final de la avenida del Llano
Caótica estructura viaria en la parte oriental de El Llano
La instalación del gran centro comercial ayudó a reactivar la vida del barrio
La actual fisonomía del barrio de El Llano poco tiene que ver con la que presentaba apenas hace unas décadas, con multitud de calles mal avenidas y sin urbanizar; un caserío de escasa entidad y, en parte, de autoconstrucción; instalaciones industriales marginales; solares baldíos; total ausencia de equipamientos públicos, etcétera. En definitiva, un populoso barrio, cargado de historia, cuya regeneración fue pospuesta en el tiempo hasta convertirlo en un espacio marginal e infradotado a las puertas del centro urbano.
La llegada de los primeros ayuntamientos democráticos posibilitó un cambio sustancial en la manera de enfocar los problemas urbanos, tratando de buscar soluciones que posibilitasen una mejora significativa en la calidad de vida de los ciudadanos. El instrumento que abrió las puertas a la transformación morfológica y social de El Llano y que favoreció su plena integración en el marco urbano fue el plan general de ordenación urbana (pgou) de 1986, más conocido como Plan Rañada. Debido al alto grado de deterioro que presentaba este espacio y a la complejidad inherente a la operación regeneradora, que afectaba a más de trescientos cincuenta propietarios, el barrio fue objeto de un plan especial de reforma interior (peri), ejecutado entre 1990 y 1992 por la Sociedad Mixta de Gestión y Promoción del Suelo, S. A. (sogepsa). El peri de El Llano fue la mayor operación de remodelación urbana llevada a cabo en Gijón hasta la fecha; acometida sobre una superficie de 70.000 metros cuadrados, el desarrollo del proyecto fue más allá de lo previsto inicial-
mente en el planeamiento, llevando la avenida del Llano —pensada a modo de un parque lineal— hasta el encuentro con las calles de Manuel Llaneza y del 17 de Agosto, por el norte, y con la ronda sur, por el mediodía. El trazado de la avenida del Llano, orlada con un profuso y hermoso arbolado, aparte de propiciar la reordenación urbanística de los terrenos inmediatos, permitió configurar una de las principales arterias viarias de entrada y salida de la ciudad. El éxito de la actuación estuvo ligado, en buena medida, a la creación de un moderno centro comercial, inaugurado a finales de 1992, que actuó como dinamizador del sector, y a la liberalización de suelo para
Construcción de la gran superficie comercial de El Llano
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UNA NUEVA CARA PARA UN BARRIO HISTÓRICO
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Patio de recreo de la escuela infantil La Serena
viviendas con una revisión al alza de la volumetría, necesaria para la viabilidad económica del proyecto. La gran superficie comercial, que se levantó en las inmediaciones de una plaza de nueva creación, la de Los Fresnos, dispone de un gran aparcamiento subterráneo, amplio espacio comercial y establecimientos dedicados al ocio. La recuperación y puesta al día del barrio de El Llano se completó con la dotación de equipamientos públicos de los que carecía o en los que era deficitario, como el centro de salud, En 1995 comenzó a prestar servicio el centro de salud
las zonas verdes para el esparcimiento vecinal o las instalaciones deportivas. Por lo que respecta a la red escolar del barrio, cabe señalar que, desde la década de 1930 hasta finales de la de 1970, el único centro docente era el Colegio Ramón Menéndez Pidal, conocido popularmente como La Escuelona, a todas luces insuficiente para atender las necesidades de escolarización de un barrio tan populoso y en expansión. En 1977 se abrió el Colegio Manuel Martínez Blanco y, pocos años después, ante el aumento de la población infantil, el de El Llano. La oferta educativa se ha completado con la escuela infantil Gloria
Escuela infantil Gloria Fuertes
Fuertes y más recientemente, en el año 2003, con la apertura de la de La Serena, esta última destinada a los más pequeños del barrio (0 a 3 años), con seis unidades docentes y 156 plazas. Actualmente, la oferta escolar de este sector de la ciudad está ampliamente cubierta, con un total de 63 unidades escolares entre educación infantil y primaria y las seis citadas de cero a tres años. Aparte del mantenimiento ordinario, en los últimos años el Ayuntamiento ha impulsado la mejora de las instalaciones educativas con iniciativas como la pavimentación, la iluminación y el techado de las pistas polideportivas, entre otras. La creación del centro de salud en septiembre de 1995, emplazado entre las calles del Río de Oro, de Juan Alvargonzález, de Rosario Trabanco y la avenida del Llano, satisfizo una de las históricas reivindicaciones vecinales y constituyó un factor de bienestar y cohesión social al evitar los peregrinajes a distantes centros sanitarios. La presencia del centro de salud (el mayor de Asturias con una población de referencia de 32.000 usuarios) contribuyó nota-
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blemente al cambio de imagen y a la valoración social del barrio. Actualmente, el centro, con atención continuada durante las veinticuatro horas del día, dispone para la atención primaria de 16 médicos de familia, tres pediatras, 14 enfermeras, una matrona, una trabajadora social y el personal administrativo. El engranaje del centro se completa con el equipo de urgencias y de atención continuada. Este moderno centro de salud está en proceso de acreditación de su calidad asistencial por la organización internacional de calidad Joint Comission. Otros equipamientos que han renovado la imagen del barrio y han contribuido decididamente a la mejora en la calidad de vida de sus vecinos han sido las instalaciones deportivas. En 1991 se construyó, con proyecto de los arquitectos Alejandro y Antonio Miranda, la piscina climatizada que lleva el nombre del médico gijonés Luis Alvargonzález. Esta instalación (la segunda piscina pública creada en la ciudad) cuenta con un vaso de competición y otro de enseñaza y con una grada con capacidad para 500 espectadores. El equipamiento lo completa
un gimnasio o sala de musculación. Desde su inauguración, la instalación ofrece cursos de natación, para distintos niveles, y multitud de actividades lúdico deportivas ligadas al agua, como acuabic, buceo, waterpolo, etcétera. A titulo anecdótico, puede señalarse que la piscina del barrio fue sede, en octubre del 2006, de la XXXV Gala Internacional de Natación Naturista, con una amplia participación.
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Las demandas de infraestructuras adecuadas para la práctica deportiva quedaron cubiertas a finales de la década de 1990 con la creación del moderno y acogedor complejo polideportivo El Llano-Contrueces, situado a escasos metros de la piscina municipal y diseñado por el arquitecto Norberto Tellado. En el año 2002, la oferta deportiva básica del complejo (fútbol sala, baloncesto, voleibol, balonmano, artes marciales, gimnasia, etcétera) se amplió a los deportes de raqueta, y en la ac-
muebles levantados en las inmediaciones del que fuera el campo de fútbol de Los Fresnos, con entrada por la calle del Río de Oro. Este equipamiento se planteó como un espacio de comunicación y cultura para todos los ciudadanos del barrio; así, ofrecía la posibilidad de participar en distintas actividades culturales y formativas que no solo se realizaban a través de la Fundación Municipal de Cultura, Educación y Universidad Popular, sino que estaban abiertas a las propuestas de los vecinos a través de sus asociaciones.
El tenis también tiene cabida en El Llano
Las instalaciones deportivas han dado un nuevo aire al barrio
tualidad dispone de un frontón descubierto, dos pistas descubiertas de hierba artificial para pádel y cuatro pistas descubiertas para tenis, que hacen las delicias de los aficionados. La última dotación recreativa municipal para la zona de El Llano fue la creación de una bolera leonesa cubierta, que gestiona la asociación bolística El
Olivo y está dando mucho juego a los numerosos aficionados. En el verano de 1994, la política municipal de acercar servicios a los barrios llegó con la apertura del Centro Municipal de El Llano. A falta de un edificio específico, el centro se instaló en los bajos de uno de los nuevos in-
Desde 1994, la vida social y cultural del barrio ha girado alrededor del centro municipal
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La biblioteca del antiguo Centro Municipal de El Llano
Desde su creación, el Centro Municipal de El Llano se convirtió en el el núcleo de la actividad social y cultural del barrio, y en él se dio cobijo a multitud de asociaciones, foros, talleres y numerosas iniciativas ciudadanas, constituyéndose, de este modo, en un entrañable punto de encuentro para las gentes del barrio. Sus aulas han sido escenario de actividades de muy diversa índole: conferencias; charlas; debates; cursos y talleres de la Universidad Popular; en-
cuentros filosóficos; reuniones informativas y divulgativas; actividades lúdicas para los más pequeños, como cuentacuentos o teatro infantil; exposiciones; conciertos; corales; jornadas multiculturales con las que integrar y dar voz a los nuevos vecinos procedentes de otras culturas y países (o las dedicadas a la cultura asturiana, entre otras muchas); espectáculos… Pero, sin lugar a dudas, el servicio más importante del centro fue y es la biblioteca, que además de los servicios de consulta y préstamo organiza actividades para la promoción y difusión de la lectura. Un dato que puede dar una idea sobre el éxito de esta biblioteca es el número de sus usuarios en el año 2006: más de ciento veinte mil. Otra de las razones por las que este equipamiento municipal influyó de modo decisivo en el barrio se debe al servicio prestado por su centro de servicios sociales. El objetivo de este centro es facilitar la entrada en la red pública de prestaciones sociales a los vecinos que se encuentren en una situación de necesidad. Para ello, informa, valora y orienta sobre los distin-
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tos recursos sociales y problemas personales o colectivos, además de ocuparse, entre otras tareas, de la gestión de ayudas. La pujanza demográfica del barrio, que ya supera los cuarenta y dos mil vecinos, y su vitalidad cultural y social animaron al Ayuntamiento a proyectar un nuevo centro municipal integrado, emplazado entre las calles de Pedro Pablo, del Río de Oro y la avenida del Llano. Las obras comenzaron en noviembre del 2005. La autoría de este nuevo equipamiento municipal, presupuestado en cinco millones y medio de euros, corresponde a los arquitectos municipales María López de Castro y Bernardo Calabozo, que han seguido las pautas marcadas por la red intermunicipal Kaleidos.Red. El resultado es un atractivo y vanguardista edificio, de volumetría limpia y diáfana y construido con materiales nobles, en el que la disposición de los patios y las zonas libres aseguran la ventilación y la iluminación natural en todos los espacios. A partir de un gran recibidor central, al que se accede desde la calle del Río de Oro y la
avenida del Llano, se organizan los distintos usos y funciones del centro: un salón de actos con capacidad para unas ciento sesenta personas; un área de atención al ciudadano; servicios sociales y culturales, y una gran ludoteca, para satisfacer las necesidades recreativas de los usuarios más jóvenes, y que incorporan, como novedad, baños para niños de distintas edades y servicios adaptados. La primera altura se reserva para dos completas bibliotecas, una para adultos y otra orientada al público infantil, y a este equipamiento hay que sumar una mediateca y una sala de estudio con capacidad para 130 personas. La planta superior está ocupada por aulas destinadas a los cursos que oferta la Universidad Popular, entre ellas una acondicionada específicamente para impartir clases de cocina, y a otras actividades de participación ciudadana. La planta bajo rasante acoge una amplia superficie deportiva de 400 metros cuadrados, dotada de vestuarios y con ventilación y luz natural. En resumen, un moderno equipamiento municipal, proyectado con criterios de arquitectura soste-
Exterior del nuevo Centro Municipal Integrado de El Llano, proyectado por los arquitectos municipales María López de Castro y Bernardo Calabozo
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nible, perfectamente integrado en el entorno construido en el que se inserta y con el que se mejoran notablemente las prestaciones del antiguo centro municipal. Si las transformaciones en el paisaje edificado de El Llano fueron muy notables y positivas —y no solo para los vecinos del barrio, sino para el conjunto de la ciudad—, de no menor entidad han sido las operadas en sus zonas verdes, y, en general, en los equipamientos públicos. Hasta el año 1973, en el que se creó el
parque de La Serena, los únicos espacios destinados al recreo infantil eran los prados y terrenos baldíos que bordeaban la actual avenida del Llano, que, si bien resultaban muy provechosos para las correrías de los muchachos de mayor edad, no dejaban de ser predios rústicos no aptos para los juegos de los más pequeños. Por ello, no es de extrañar que la construcción del parque fuese celebrada con júbilo entre las madres de la zona. Su sencillo diseño corrió a cargo del arquitecto municipal Álvarez Sala, y
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de la parte ornamental se encargó el jardinero mayor, José Marco. Con un predominio de las zonas asfaltadas sobre las superficies verdes y el arbolado, desde la perspectiva del usuario infantil y juvenil lo más significativo fue la instalación de una pista de fútbol sala, emplazada en el encuentro de las calles del Sahara y de Eleuterio Quintanilla, y de varios columpios para los niños de menor edad. En 1998, se sometió al parque a un intenso lavado de cara para adecuarlo a las nuevas necesidades, según el proyecto de los técnicos municipales Juan Carlos Martínez y Javier Uría. Para un mejor aprove-
Imágenes del renovado parque de La Serena
chamiento de las condiciones de soleamiento de la parcela, se dispuso el cambio de orientación de la pista polideportiva, reorganizándose, al mismo tiempo, las zonas de estancia, paseo y recreo infantil, que fueron ampliadas y dotadas de modernos y seguros elementos de juego. La parte ornamental del diseño se cuidó con esmero, y de ella destaca la realización de una pérgola de madera con una hermosa rosaleda, así como la introducción de nuevas especies vegetales de carácter ornamental que visten al parque de un ropaje más cálido y atractivo: arces rojos, robles, tulipíferos de Virginia… Otro aspecto destacable de la reforma fue el mantenimiento del arbolado preexistente, de más valor y mejor conservado. El parque de Los Pericones, el gran pulmón verde de El Llano, se creó en 1986, bajo las directrices del entonces arquitecto municipal Manuel Suárez Lledó. La materialización de un parque público de estas dimensiones fue una de las primeras medidas urbanísticas para contrarrestar la marginación y falta de vertebración de esta parte de la población. Las pri-
Área recreativa del parque de Los Pericones, con el monolito en recuerdo de José Manuel Palacio, primer alcalde tras la recuperación de la democracia
meras intervenciones en este gran espacio de solaz se centraron en la habilitación de unos accesos adecuados, tanto desde El Llano como desde Ceares, y en el acondicionamiento de una red de paseos que permitiesen el mayor aprovechamiento de las características topográficas de la parcela. En esta época también se
adecuó la zona culminante del parque como un merendero al aire libre, se delimitaron dos zonas para juegos infantiles y se instaló el mobiliario propio de este tipo de espacios de recreo. En lo tocante a la cubierta vegetal, durante los primeros años de vida del parque, se optó por mantener el vetusto arbolado autóctono exis-
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Parque de Orueta, en El Llano de Arriba
tente que presentaba un buen estado, y sanear el que se encontraba enfermo. Para reemplazar los pies eliminados se realizaron nuevos plantíos, principalmente de robles, tilos y laureles. En 1997 el parque de Los Pericones amplió sus límites con la incorporación de una extensa parcela situada en su zona norte, en las inmediaciones del cementerio, ocupada por un
viejo castañedo en la parte baja y por pradería en la parte culminante. Debido al mal estado fitosanitario de la castañeda, se taló en su mayoría para repoblarla con tilos y robles, y en los bordes externos se plantaron laureles y espinos. El camino que serpea entre los árboles se pavimentó y se instalaron bancos, en las partes menos empinadas, para el descanso de los
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paseantes, de modo que se crearon tranquilas zonas de reposo desde las que se tienen unas vistas magníficas del entorno. El proyecto de ampliación también permitió mejorar los equipamientos generales del parque, como la red de saneamiento, la iluminación, la puesta al día de las zonas de recreo infantil y juvenil o la transformación de la vieja casería que domina el parque en un establecimiento hostelero para atender las necesidades de los usuarios. En los últimos años, las intervenciones en esta gran mancha verde se han centrado en la mejora de los accesos principales, la renovación de la red de saneamiento y en el aumento de las plantaciones, incorporando nuevas especies arbóreas de gran vistosidad. Los esfuerzos municipales por potenciar los notables encantos del parque y su uso y disfrute por los gijoneses se han concretado en la instalación de obras escultóricas de vanguardia que reclaman la atención del paseante. Así, en el año 2002, se instalaron Érase una vez un árbol (Carmen Cantón), Viomvo (Fernando Sinaga) y Confluencias (Eugenio López), si bien las dos primeras
Escultura Confluencias, en el parque de Los Pericones
tuvieron que ser trasladadas al Jardín Botánico Atlántico de Gijón, al ser objeto de reiterados actos de vandalismo. El día 28 de septiembre del 2006, se descubrió, en un bello paraje del parque, un monolito en recuerdo del fallecido José Manuel Palacio, alcalde de la ciudad entre 1979 y 1987 e impulsor, durante su mandato, de este parque. Hoy día, Los Pericones es uno de los espacios verdes más populares y hermosos de la ciudad, y un referente para la integración en la ciudad de nuevas zonas naturales situadas en la periferia.
La trama verde que oxigena y aligera la presión del espacio construido de El Llano se ha incrementado en los últimos años con la creación del llamado parque Lineal, trazado a lo largo del último tramo de la avenida del Llano. Se trata de una zona verde singular, donde la estética va de la mano de la funcionalidad requerida para un espacio de intenso tránsito. El referente ornamental del parque Lineal es el bosque autóctono, por lo que el arbolado de mayor presencia está compuesto por robles, fresnos, arces y tilos, acompañados por un cortejo de arbustos típicos de las landas (brezos,
piornos, etcétera). Para recrear las características del montañoso solar astur, se juega con la topografía de la parcela rompiendo su linealidad, lo cual ha permitido definir espacios de reposo ajenos al intenso tráfico rodado de la zona. En el diseño del parque también se ha mimado especialmente la fluidez en la relación entre las zonas de juegos, las peatonales y las de estancia, de forma que todas ellas en conjunto responden a una concepción global del espacio. Para dar mayor calidez y vistosidad al conjunto, las masas arbóreas dominantes propias de la región se intercalan con especies
Zona de recreo entre la avenida de Schulz y la calle de Valencia
Recoleto rincón infantil en la calle del Doctor Luis Heredia Román
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ornamentales de llamativo color otoñal, como arces rojos o robles americanos, mientras que en los espacios perimetrales se han plantado cerezos de jardín y manzanos de flor. Otras zonas verdes para el recreo de los vecinos del barrio son el parque de Electra y la plaza de Compostela. En el primero, levantado a mediados de la década de 1990 sobre el solar
que ocupara La Electra, destaca el magnífico aspecto y porte de su arbolado. Por su parte, la recién remodelada plaza de Compostela es hoy un recoleto jardín donde el arbolado y la jardinería se han cuidado con sumo esmero para potenciar su uso como zona de estancia. Espinos, latoneros, encinas y magnolias son algunas de las especies que podemos encontrar en él.
El impresionante cambio que ha experimentado el barrio en los últimos años, con su amplia dotación de equipamientos y servicios públicos, con sus hermosas y cuidadas zonas verdes, ha favorecido la renovación morfológica de algunos espacios marginales que habían quedado fosilizados entre las renovadas avenidas del Llano y de Schulz, esta última transformada en un eje comercial con prioridad peatonal a finales de los años noventa del siglo pasado. Tal es el caso de las manzanas limitadas entre las calles de Ana María y de Pablo de Olavide, donde la desaparición de las casas terreras y los viejos talleres existentes han permitido trazar una nueva calle, la del Doctor Luis Heredia, una pequeña zona ajardinada y viviendas de nueva planta. La reciente urbanización de la calle de Pin de Pría también ha contribuido mucho a mejorar el aspecto de este rincón de El Llano.
Zona de juegos del parque Lineal de El Llano
H istorias
de
E l L lano
Bibliografía
Los numerosos equipamientos públicos han contribuido a mejorar la calidad de vida de los vecinos de El Llano
i.
De la Puerta
de la
a la fábrica de
Villa
Orueta
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Edita: Ayuntamiento de Gijón Texto: Luis Miguel Piñera Entrialgo (primera parte) y Francisco Javier Granda Álvarez (segunda parte) Corrección: María-Fernanda Poblet Material gráfico antiguo y de archivo, cedido por cortesía de: familia Del Campo-Laviada, Manuel del Castillo Rodríguez, Instituto Geológico y Minero de España, Fundación Alvargonzález, Departamento de Geografía de la Universidad de Oviedo, Ediciones Trea, colegio público Manuel Martínez Blanco, colegio público Ramón Menéndez Pidal, Juan Carlos Tuero, Marcos León, Muséu del Pueblu d’Asturies, Unidad de Integración Corporativa y Archivo Municipal del Ayuntamiento de Gijón Material fotográfico nuevo: Benedicto Santos García Diseño: Juan Jareño (Cyan Gestión Editorial, s. a. l.) Fotomecánica (digitalización y supervisión de originales fotográficos): Asturlet, s. l. Imprenta: Eujoa Artes Gráficas D. L.: AS-2234/07 ISBN: 978-84-89466-76-0
Luis Miguel Piñera agradece su colaboración a Héctor Blanco González y José María Castañón Loché