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MASARYKOVA UNIVERZITA FILOZOFICKÁ FAKULTA ÚSTAV ROMÁNSKÝCH JAZYKŮ A LITERATUR
La identidad mexicana en las obras de los autores contemporáneos
Vypracovala: Vendula Čočková Vedoucí: Mgr. Athena Alchazidu, Ph.D. Studijní obor: Španělský jazyk a literatura Akademický rok: 2013/2014 Prohlašuji, že tuto práci jsem vypracovala samostatně za využití uvedené literatury a že tištěná verze odpovídá elektronické verzi v ISu. Zároveň bych ráda poděkovala za pomoc, trpělivost, ochotu a cenné rady své vedoucí Mgr. Atheně Alchazidu, Ph.D. V Brně, ............................................................. Vendula Čočková
Índice
Introducción……………………………………………………………………………….....4 1.
La problemática de la identidad……………………………………………………….7
2.
Los temas fundamentales de la novela Gringo viejo………………………………….8
3.
2.1.
La identidad de los personajes del Gringo viejo …………………….…………….8
2.2.
El papel de la religión en la formación de la identidad en Gringo viejo…….……122
2.3.
Los hijos de la Malinche……………………………………………..……………..16
2.4.
La Revolución como uno de los momentos claves en la historia mexicana……...20
La identidad en Cóbraselo caro………………………………………………………..23 3.1.
Pedro Páramo: El mundo rulfiano en Cóbraselo caro…………………………….24
3.1.1.
Pedro Páramo y el caciquismo…………………………………………………24
3.1.2.
Dialéctica de la muerte en Pedro Páramo…………………………………......26
3.1.3.
La herencia del mundo azteca: la dialéctica de la vida y de la muerte……….30
3.2. El problema de la migración y sus impactos en la identidad de los personajes en Cóbraselo caro ................................. ………………………………………………………34 Conclusión …………………………………………………………………………………...38 Bibliografía ……..………………………………………………………………….............. 41
Introducción En el presente trabajo vamos a estudiar tres novelas de los autores mexicanos, con el fin de ofrecer al lector una imagen compleja de los elementos que tienen la influencia en la formación de la identidad mexicana. De la cantidad de los autores y obras que trataron el tema de la mexicanidad hemos seleccionado tres, que nos ofrecen una particular visión de esta problemática: Gringo viejo de Carlos Fuentes, Pedro Páramo de Juan Rulfo y Cóbraselo caro de Élmer Mendoza. Primero, intentaremos delimitar lo que se entiende por el término identidad mexicana, partiendo de las ideas de los antropólogos destacados como, por ejemplo, Václav Soukup o Robert F. Murphy. Otras fuentes muy importantes en las que nos vamos a apoyar son los ensayos que se preocupan por el mexicano, su psicología y las raíces de la eterna búsqueda identitaria: La jaula de la melancolía de Roger Bartra, El laberinto de la soledad de Octavio Paz y El perfil del hombre y la cultura en México de Samuel Ramos. A continuación, presentaremos algunos ejemplos de las referencias del concepto de la identidad en la novela Gringo viejo. Los elementos importantes que aparecen en esta obra de Fuentes son la conquista del Nuevo Mundo y el sincretismo religioso y cultural, que representan el resultado de la compenetración de los elementos heterogéneos. En lo que se refiere a la conquista, es un momento histórico clave, porque arrancó el proceso de la compenetración de las culturas y trajo consigo también las cuestiones acerca de la identidad. El eje de la novela constituye la Revolución mexicana, como el punto de partida de la formación de la identidad nacional. El primer capítulo lo dedicaremos justamente a la obra de Fuentes. Los personajes de Fuentes, en el libro escogido, son un producto del hibridismo socio-cultural, por lo que están condenados a la busca identitaria. Debido a la presencia de dos ciudadanos estadounidenses, somos testigos del choque de dos culturas con diversas religiones y diferentes actitudes hacia la vida, lo que nos ofrece una posibilidad de comprender mejor el fenómeno del etnocentrismo y sus impactos en la sociedad mexicana. En el segundo subcapítulo, de manera resumida, vamos a estudiar la percepción del mundo de los habitantes de México y nos vamos a ocupar de la religión sincrética en la obra de Fuentes. 4
A continuación mencionaremos a la Malinche, una figura que juega un papel primordial a la hora de hablar de la psicología de los herederos de la cultura azteca, y observaremos el complejo de ser un hijo de una madre violada en uno de los personajes principales, Tomás Arroyo. En la última parte del primer capítulo, expondremos algunos hechos básicos acerca de la Revolución y explicaremos qué significa este hito histórico en el contexto de la búsqueda identitaria de los personajes principales de Gringo viejo. En la segunda parte del presente trabajo proponemos estudiar la cuestión de la migración, el intercambio cultural y la globalización y sus impactos en la identidad cultural. Para nuestro objetivo elegimos una novela del escritor mexicano Élmer Mendoza, Cóbraselo caro. Para introducirnos en el tema, nos vamos a apoyar en una de las obras más destacadas de la literatura hispanoamericana, Pedro Páramo de Juan Rulfo, ésta desempeña el papel principal en nuestra novela estudiada, Cóbraselo caro. Asimismo, aclarará los problemas sociales de la posrevolución y sus efectos que influyeron el carácter mexicano. La percepción sagrado-profana de la muerte es un rasgo que se desprende a lo largo y ancho del mundo de los mexicanos y moldea de forma significativa su carácter. La visión actual de este fenómeno surge del antiguo pensamiento azteca, por lo tanto, en otro subcapítulo vamos a estudiar, de manera resumida, la cosmovisión, mitología y religión ancestrales. Las cuestiones de la muerte y de la religión son también los temas fundamentales de Pedro Páramo, por lo que vamos a utilizar la novela como el libro de apoyo para exponer los ejemplos de la compenetración de las creencias precolombinas con el cristianismo. Asimismo, hablaremos del caciquismo como del medio del poder, que tuvo mucha influencia en la moral cristiana en México. Al final, vamos a concentrar nuestra atención en investigar el vínculo entre la migración y la búsqueda de la identidad reflejadas en Cóbraselo caro. Por medio de esta novela vamos a penetrar en los problemas identitarios que afrontan los habitantes de las zonas fronterizas en dos épocas diferentes: primero, el autor capturó la esencia de la época actual y segundo, aparecen los mediados del siglo pasado. El objetivo primordial del presente trabajo no es analizar profundamente las tres novelas escogidas desde el punto de vista formal o de contenido, sino que apoyarse en ellas y de esta manera acercarse a la cultura extraordinariamente heterogénea y entender el 5
pensamiento del mexicano, ya que se trata de una problemática bastante complicada debido a la multitud de los factores que tuvieron la infuencia en la formación de su identidad. De esta manera, pretendemos comprobar que en la identidad de los mexicanos se manifiestan los elementos de variadas culturas y que los fracasos que sufrió el país en la historia, dejaron huellas en la psicología de los habitantes.
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1. La problemática de la identidad Para entender mejor el concepto de la identidad de los mexicanos es necesario, primero, aclarar qué significa el concepto de cultura en general. Entre los antropólogos prevalece la idea de que la palabra proviene del latín del verbo colere que fue primordialmente relacionada con la agricultura y el cultivo de alimentos. En el año 45 a. J. C. el filósofo romano Marco Tulio Cicerón llamó la filosofía la cultura del espíritu y así fundó las bases de la nueva percepción de la cultura como la característica de la erudición humana. [Soukup, 2004: 13] Otro antropólogo Robert F. Murphy [2001: 32,33] expone, que cultura es un resumen de todos los conocimientos, creencias e instrucciones para sobrevivir, acumulados durante los años por una sociedad y que desempeña el papel del sistema moral, dirigente y normativo. Luego, concluye que la cultura, en general, es un sistema integral de los significados, valores y normas de la sociedad a los que obedecen los miembros de la sociedad correspondiente y a los que pasan a las generaciones siguientes por medio del proceso de la socialización. La identidad mexicana es una simbiosis cultural, de colores de piel y pensamientos, es una cultura extraordinariamente rica y variada. Por una parte, tanta diversidad puede causar los prejuicios raciales y desigualdad social y económica, por otra, debido a este sincretismo religioso, racial y de costumbres se originó una cultura extraordinariamente rica, de múltiples componentes. Por esta inmensa riqueza de elementos culturales es muy difícil unir tanta gente bajo una identidad, por lo que es necesario tener en cuenta todas las identidades y culturas que la forman. Por el término cultura mexicana, entendemos un mosaico de culturas. Se trata de una mezcla de elementos culturales antiguos y modernos, de la compenetración, de un proceso de asimilaciones e influencias culturales del exterior del país con las originales y reinterpretación de la cultura precolombina. No obstante, este abanico variado tiene los lados sombríos y uno de ellos es la falta de identidad de los mexicanos. Según dice Octavio Paz, los mexicanos son un pueblo que se agita en la eterna búsqueda de su identidad, una nación que se ocupa desesperadamente por lo qué son, de donde vienen y hacia donde van [1992: 1, 2 ]. Esta confusión se atribuye al hecho de que por sus venas corren dos herencias muy fuertes, la indígena y la española. Como expone Paz en su obra El laberinto de soledad: “Demasiados fantasmas lo habitan: la conquista, la colonia, la 7
Independencia, las guerras contra Francia y Estados Unidos ‟nuestro buen vecino‟, demasiados abandonos por parte de los dioses.” [Paz, 1992: 70] De ahí que, durante muchos años de su dominio, los españoles impusieron sus propias creencias y expresiones culturales en este nuevo territorio y así empezó la compenetración de las dos culturas, que culminó con el nacimiento de la cultura mexicana. Luego, en 1821, con la Independencia de las tierras de Quetzal, surge un gran problema identitario. Octavio Paz compara el pueblo mexicano con un adolescente vacilante entre la infancia y la juventud que afronta una gran riqueza del mundo y resuelve un eterno dilema: ¿Quién soy? [Paz, 1981, 1992: 1] De este hecho se ocupa también Roger Bartra, que expone la problemática de la doble herencia mediante una historia del axolote, un anfibio: “Mi cráneo [...] es el cráneo del indio; pero su contenido de sustancia gris es europeo. Soy la contradicción en los términos...” [Bartra, 2005: 30] Es interesante destacar, opina Bartra, que la nación mexicana se originó por construcción e invención en las filas de los intelectuales. [Bartra, 2005: 49] De acuerdo con sus palabras, el escritor que ejerció una influencia determinante en la institucionalización de la conciencia nacional fue Martín Luis Guzmán, que buscaba las causas originales de la tragedia mexicana. [Bartra, 2005: 53] Igualmente, afirma que la creación de lo mexicano fue un proceso mediante el cual la sociedad posrevolucionaria produjo los sujetos de su propia cultura nacional, como estereotipos psicológicos y sociales o sus héroes, con el objetivo de constituir un nuevo estado independiente que funcione. [Bartra, 2005: 14, 15]
2. Los temas fundamentales de la novela Gringo viejo
2.1.
La identidad de los personajes del Gringo viejo
Los personajes que aparecen en la novela Gringo viejo se agitan, tal como los descendientes de los antiguos aztecas, en busca de su carácter verdadero. Pretenden encontrar un sentido a sus vidas, su verdadero yo liberado de todos los convenios sociales. Ambrose Bierce conocido como gringo viejo, Harriet Winslow y el mexicano Tomás Arroyo. Cada uno de estos personajes ansia por liberarse de la sociedad y sus reglas que retuercen su percepción de todo lo que les rodea: “Se sintió [gringo viejo] liberado al cruzar la frontera en Juárez, 8
como si de verdad hubiera entrado a otro mundo.” [Fuentes, 2008: 60] Los códigos y valores inculcados por la cultura de su país no les permiten abrirse por entero al mundo y a visiones de otras culturas. El personaje, que más combate contra las diferencias entre las culturas, es Harriet, que percibe como su misión y tarea cambiar el carácter bárbaro de los mexicanos. En comparación, gringo viejo es un hombre entrado en años, que tiene mucha más experiencia vital e intenta proteger a Harriet de la gran desilusión: “¿Los va a civilizar? [...] No los conoce usted. No los conoce para nada”. [Fuentes, 2008: 90] La última frontera que los personajes ansian traspasar es la del yo mismo. Como manifiesta coronel Frutos García: “Hay una frontera que sólo nos atrevemos a cruzar de noche [...] la frontera de nuestras diferencias con los demás, de nuestros combates con nosotros mismos.” [Fuentes, 1985: 54] Soukup indica, que las barreras entre estados, gente y también dentro de un individuo es uno de los factores eminentes que tienen influencia en la formación de la identidad tanto de los seres individuales como de las naciones enteras, como revela la historia. Las diferencias que contribuyen a la variada percepción y comprensión del mundo, surgen de condiciones variables, acontecimientos históricos y de la herencia cultural, que abarca los mitos y los símbolos nacionales. [Soukup, 2004: 9-11] Ahora llegamos a la problemática de la identidad reflejada en Gringo viejo. Harriet es una puritana solterona de educación clásica calvinista, que viene a México para enseñar a los hijos de los Miranda, una familia noble. Como aclara ella misma: “Quisiera llegar a la muerte desprovista de humillación, resentimiento, culpa o sospecha; dueña de mí misma, mis propias opiniones, pero nunca santurrona o farisea”. [Fuentes, 2008: 93] Caye en la rutina de los días cotidianos, no encuentra el sentido de la vida, siente frustración de todo lo que experimentó durante los treinta años de su vida: Llegó un día en el que admitió que su rostro estaba contando una historia que a ella no le agradaba [...] Sólo tenía treinta y un años, pero su rostro en el espejo[...]parecía no más viejo sino más vacío, menos legible que diez, o incluso dos años antes: como la página de un libro que palidece cuando sus palabras lo abandonan”. [Fuentes, 2008: 96,97]
La ahogan las preguntas acerca de la desaparición de su padre en la campaña militar en Cuba, de la herencia que nunca le atribuyeron, su novio infiel, etc. Sin embargo, el hecho de 9
que su padre había desaparecido, la inspira un sentido de la vida. Siente responsabilidad, lo que le permite realizarse por completo. No obstante, con el paso de tiempo, esta responsabilidad no consigue satisfacerla y cuando encuentra un anuncio que ofrece el puesto de la maestra de inglés en una familia mexicana, Harriet determina su nueva meta: ir a México y pasar sus conocimientos a la gente local. Así pues, se arroja a los brazos de la Revolución, que la cambia de una vez para siempre, nunca vuelve a ser la misma Harriet con las ideas amarradas por la educación clásica norteamericana [Milller, 1995: 99], que se caracteriza por un fuerte orgullo patriótico y los valores pragmáticos. [Bartra, 2005: 49] En el momento en que la señorita Winslow llega a México, los revolucionarios ya dominan la casa de los Miranda. Desde entonces somos testigos del choque de dos culturas, de dos realidades muy distintas: la gringo occidental y las creencias y percepciones de los mexicanos estrechamente relacionadas con lo precolombino. Al cruzar la frontera entre los Estados Unidos y México, Harriet se enfrenta a las condiciones de vida completamente diferentes de lo que tiene vivido. Percibe las diferencias en el pensamiento, ideología, realiza que entró en un mundo ajeno. En este momento notamos una fuerte sensación de superioridad por parte de Harriet que durante uno de los primeros encuentros le dice a gringo viejo: “Mírelos, lo que esta gente necesita es educación, no rifles. Una buena lavada seguida de unas cuantas lecciones sobre cómo hacemos las cosas en los Estados Unidos, y se acabó este desorden”. [Fuentes, 2008: 91]
La joven maestra opina, que lo que no está de acuerdo con los convenios de su país, no es adecuado, por lo que intenta civilizar a esta nación bárbara. Establece un horario de instrucción primaria para los niños, donde les enseña a leer, a escribir, a contar e igualmente les explica e inculca los principios y valores básicos que considera imprescindibles para todas las personas civilizadas. Intenta empujar los revolucionarios para crear un cuerpo administrativo, elegir funcionarios e introducir la democracia a sus filas. De esta manera, Harriet se vuelve representante del fenómeno atropológico que se llama etnocentrismo y Václav Soukup lo describe como: “Eterna tendencia humana conocer, evaluar e interpretar el mundo desde las perspectivas culturales de la propia sociedad.” [Soukup, 2004: 9]1 Además afirma que: 1
Traducción propia.
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Con los intentos de conceptualizar el mundo social en los términos ‟nosotros‟ y ‟ellos‟ nos encontramos en todas las sociedades. Es cierto que, no es una casualidad que la mayoría de los pueblos originales denominaron su tribú con la palabra ´gente´, mientras que a las etnias vecinas nombraban con nombres peyorativos [...] ‟enemigos‟, ‟monos‟. [Soukup, 2004: 9]2
En su apasionamiento, Harriet no se da cuenta de que para los mexicanos, los valores estadounidenses son incomprensibles y aun están contra los principios de la nación mexicana. Además, nadie desea conseguir la libertad y hacer las decisiones propias. [Fuentes, 2008: 141, 142] El general indio Tomás Arroyo le enseña a Harriet que lo que ella y todo el mundo europeo perciben como beneficioso o incluso humanitario, es una humillación para un mexicano, narrando una historia de un criado benemérito: Los patrones habían querido pasarle [a su viejo amigo Graciano, sirviente de casa de los Miranda] ropa usada, ropa de ciudad, para distinguirlo y demostrarle su estima. Me aconsejó que nunca fuera a aceptar eso [...] La caridad [...] es la enemiga de la dignidad – no es el orgullo el pecado, el orgullo es pura dignidad. [Fuentes, 2008: 181]
Harriet Winslow viene a México para enseñar y reeducar y al final ella misma recibe una lección. Una noche, cuando los revolucionarios celebran la fiesta de la patrona, Harriet halla una cuerda de perlas y la coloca en el corredor, para enseñar a los revolucionarios, que hay que respetar la propiedad privada y que no pueden apropiarse de todo lo que ven. Cuando va otra vez al corredor, ve que las perlas ya no están y se vuelve furiosa: “La rapiña [...] eso es lo único que quieren.” [Fuentes, 2008: 153] Pero las cosas no son como parecen a primera vista : “Arroyo [...] señaló hacia el altar [...] donde la Virgen tampoco sangraba o fornicaba, la pura madre de Dios de pie en toda su gloria de esmalte drapeada en vendajes de oro y azul y coronada de perlas...esas perlas que ella misma [Harriet] salvó ayer [...] y ofreció como una tentación y un monumento al ahorro y a la honradez en un cofre abierto.” [Fuentes, 2008: 155]
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Traducción propia.
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Cuando Arroyo la lleva a la iglesia, se siente avergonzada, porque se da cuenta de que fue muy injusta con los mexicanos, cuando les acusó del robo. En este momento se da cuenta, que será muy difícil entender el modo de pensar del pueblo mexicano. 2.2.
El papel de la religión en la formación de la identidad en Gringo viejo
La religión es un elemento que tiene mucha influencia a la hora de la formación de la identidad de los mexicanos. Se trata de una simbiosis asombrosa y multicolor que es típica para los hijos de la Malinche. Se caracteriza por un rico sincretismo, que tiene raíces en las doctrinas cristianas impuestas en el continente por los conquistadores españoles mezcladas con las creencias y la cosmovisión de las culturas ancestrales. “La cosmovisión es la idea que los distintos pueblos tienen del lugar que ocupan en el universo los dioses y los hombres, los astros y la Tierra, y de la manera en que relacionan entre sí”. [Matos Moctezuma: en línea] Por medio de éstas explican el origen del mundo, de la humanidad y de todo lo que les rodea, con lo que nos hallamos en nivel de los mitos. Al tema de la mitología y cosmogonía de los antiguos aztecas dedicaremos unos apartados en el siguiente capítulo. El mito forma parte de todas las culturas arcaicas, se trata de un modo de presentar la cultura a los niños por medio de narrar las historias sobre los héroes y los dioses. Según Carl Gustav Jung, el mito es una expresión espontánea, inconsciente de las posturas colectivas basadas en la aparición que proviene de la inconciencia. [Murphy, 2001: 30-33] Si tenemos en cuenta la etimología, la palabra mito viene del término griego mitheuien, que significa contar. Budil afirma, que los mitos explican las cuestiones básicas en cuanto al origen del mundo, los dioses, los fenómenos naturales, etc. [1995: 150] Para introducirnos mejor en el pensamiento religioso de los mexicanos, es imprescindible, comprender visiones ancestrales prehispánicas acerca de la creación del universo y la posición del hombre en él. Por eso, en el siguiente apartado intentaremos explicar los elementos básicos de su cosmología. La pareja Tonacatecuhtli y
Tonacacihuatl (también llamados Ometecuhtli y
Omecihuatl) forman la dualidad que es característica para la religión azteca. Estos dos engendran cuatro hijos. Cada uno de ellos representa uno de los cuatro puntos cardinales y tiene un color típico: el señor del fuego Xipe Totec es rojo, el señor de la tierra Tezcatlipoca 12
es negro, el señor del agua Huitzilopochtli es azul y el señor del viento Quetzalcoátl es blanco. Según la mitología de los aztecas estos cuatro dioses luchan por el dominio en el mundo utilizando sus fuerzas de la tierra, del fuego, del viento y del agua y de esta manera mantienen el equilibrio del universo. Pero si este equilibrio fuera alterado, el sol desaparecería y con él la raza humana. Por lo tanto, la mayor preocupación de los aztecas era lograr el mantenimiento de la estabilidad del mundo y e medio que utilizaron para este objetivo fueron los sacrificios humanos. Los ofrecimientos a Huitzilopochtli debían servir como la sustitución de la sangre, que perdió en la batalla diaria del sol. [Jorge-Báez, 1987: 319] Estas prácticas precolombinas están documentadas por la iconografía de los antiguos aztecas o también en las obras de misioneros españoles en el Nuevo Mundo, como por ejemplo en la Historia de los Indios de la Nueva España de Fray Toribio de Benavente: Tenían una piedra larga[…]En esta piedra tendían a los desventurados de espaldas para los sacrificar, y el pecho muy tenso, porque los tenían atados los pies y las manos […] con mucha fuerza abrían al desventurado y de presto sacábanle el corazón […] tomaban el corazón y levantábanle hacia el sol, y a las veces untaban los labios de los ídolos con la sangre […] [Benavente, 1985: en línea]
La penetración de las religiones heterogéneas se proyecta sobre todo en la simbología (representación del Jesucristo, de la Virgen María, etc.) y asimismo produce diversas formas de celebración, entre las que perviven algunas de las tradiciones prehispánicas. Este fenómeno se le suele llamar religión popular. La religiosidad popular, en el caso de México, representa la siempre inacabada inculturación del Evangelio en una cultura mestiza de las mayorías empobrecidas, aunque no exclusiva de ellas[...]Esta inculturación se manifiesta en una variada tipología de prácticas devocionales en las que - por medio de símbolos - se vivencian valores religiosos y específicamente cristianos que se vinculan con distintos universos culturales como un medio de autoevangelización. Sólo si reconocemos la cultura como un todo relacionado entre sí podremos comprender mejor la religiosidad popular. [en línea]
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De acuerdo con el manual publicado por la Arquidiócesis de México [en línea], la religiosidad popular es un medio de fuerte identidad católica dentro de un contexto cultural determinado tanto por su sentido eminentemente comunitario, como por su sentido de patrimonio espiritual y moral. Pero hay que tener en cuenta los antagonismos, que aparecen a la hora de comparar las visiones precolombinas mencionadas más arriba con la dogmática cristiana. Carlos Monsiváis, uno de los autores hispanoamericanos más destacados, menciona, por ejemplo, que los mexicanos todavía no saben qué es el amor hacia la madre Virgen, que las tradiciones se inauguran sin saber demasiado bien a quién pertenecen. [Monsiváis, 2006: 13-51] Afirma que los indígenas no inventan su religión, sino el método para profesarla y sobre todo para entenderla y sentirla. Aprendían a santiaguarse en los templos, a manejar el lenguaje de los símbolos, absorbían la ética del cristianismo, pero carecían de algo familiar para ellos, algo con lo que pudieran identificarse. [Monsiváis, 2006: 13-51] Francisco de la Maza sostiene que el guadalupanismo y el arte barroco son las únicas creaciones auténticas del pasado mexicano, diferenciales de España y del mundo. La virgen María se convierte en la verdadera patrona de los habitantes de las tierras de Quetzal, pero la caracterizan ciertos rasgos que la diferencian de la madre española por una parte y la acercan a los pueblos del Nuevo Mundo por otra. [cf: Monsiváis, 2006: 13-51] De acuerdo con las palabras de Carlos Monsiváis, la Virgen Guadalupe encarna también la historia de la patria. Hidalgo, Morelos, Iturbide, Zapata, Villa: para todos estos líderes de la nación la Morenita de Tepeyac fue un símbolo, que patrocinó la lucha por la Independencia, y por lo tanto, esta figura representa la unidad del pueblo mexicano. De esta manera la Guadalupana no es sólo una imagen religiosa, sino que forma parte de la vida cotidiana. Un Cristo se aisla en su cruz y en su templo, pero las imágenes de la Virgen pertenecen al paisaje de todos los días, a los cafés, a los mercados, a los prostíbulos y las oficinas del gobierno, las casas y las posadas, las plazas de los pueblos. [Monsiváis, 2006: 3135] Un rasgo muy característico de las devociones precolombinas es el que sus divinidades poseían también los aspectos humanos, por lo que no fueron tan lejanos e intocables para sus seguidores como los cristianos. Los dioses nacían, morían, plantaban y cosechaban maíz, eran negociantes y guerreros. A la hora de hablar de la religión en Gringo viejo, descubrimos las diferencias en la percepción de lo sagrado por medio del personaje de Harriet Winslow: ”El Cristo muerto 14
estaba en su jaula de vidrio. El Rey de Reyes desnudo, cubierto apenas por su capa de terciopelo rojo. Continuaba sangrando después de muerto.” [Fuentes, 2008: 154] En su actitud se nota una fuerte influencia de su educación y opiniones, que le implantó su cultura y vemos, que la señorita Winslow desprecia todo lo que no conviene a sus normas y no es capaz de comprender la manera profana de que los mexicanos celebran los seres sagrados e intocables para ella: El gringo viejo vio una complicidad fría y no declarada en los ojos de miss Harriet cuando los dos se reunieron en las religiones sin altar del norte, donde Jesús el redentor vivía liberado para siempre de la carne, de la escultura, de la pintura, un espíritu impalpable [...] un Dios de verdad que nunca podía sangrar, comer, fornicar, o evacuar, no como el Cristo mexicano. [Fuentes, 2008: 155]
Cuando Harriet experimenta las celebraciones de un día de festejo, primero cree, que los federales volvieron al pueblo al oírse unas explosiones enormes. Se convierte en testigo de las expresiones culturales muy distintas de las que conoce. La fiesta de una santa, que en su país se suele celebrar en tranquilidad por una romería o sólo rezando en un templo, aquí parece la Nochevieja: algunos danzantes con cascabeles amarrados en sus tobillos bailan evocando nuestros antepasados de la prehistoria: (Arroyo) los condujo fuera de la casa...entre los hombres y mujeres arrodillados en el polvo frente a la capilla, agolpados frente a la capilla llena ya de gente [...] (Harriet) temió ahora estar de veras en una tierra fatalmente extraña, donde la única voluntad cierta era una terca determinación de no ser nunca sino el mismo viejo, miserable y caótico país... [Fuentes, 2008: 154]
Para ella estas fiestas tan artificiales representan solamente el desperdicio innecesario de dinero aun más cuando cobra conciencia de la pobreza en la que viven los mexicanos. Oh, el desperdicio, el horror de la prodigalidad, el gasto idólatra de los frutos del Señor en esta masa barroca de hoja dorada en cada rincón del altar[...]en medio de un desierto de polvo y puercos y espinas y pies descalzos y ropas rasgadas y sacrificios quemados. [Fuentes, 2008: 154]
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No obstante, a pesar de que todo lo que conoció en México no coincide con los conceptos que aprendió en su país natal, Harriet Winslow es el personaje más dinámico de la novela y poco a poco llega a conocer que las cosas no tienen que ser como aparecen. Al llegar a México opone a Arroyo que: .”.. la vida es una cosa y la muerte es otra: son cosas opuestas, enemigas y no debemos confundirlas”. [Fuentes, 2008: 129] Después del tiempo que pasa en el país tan exótico para ella, admite que es: “Una tierra donde los frutos escasos tenían que nacer del vientre muerto.” [Fuentes, 2008: 64] Como señala Beth Miller [1995: en línea], es admirable la fuerza decisiva y la valentía con la que se enfrenta la Winslow al conflicto interno y a toda la problemática, de los que al final sale vencedora y sugiere la liberación a través del conocimiento. 2.3.
Los hijos de la Malinche
La Malinche: la esclava, la intérprete, la traidora, la chingada, la madre violada. La actitud de los mexicanos hacia la figura histórica de una mujer india, que hizo de traductora al conquistador español Hernán Cortés, variaba mucho en la historia. La nueva identidad nacional, cuya formación culminó con la Revolución, negaba la herencia española y glorificaba la herencia indígena, por lo que la Malinche se encontró en una situación controvertida: por un lado fue la madre del primer mexicano, por otro contrajo alianza con los conquistadores. Como explica Cristina González-Hernández en su libro Doña Marina (La Malinche) y la formación de la identidad mexicana, la imagen de la figura de la Malinche en la visión del mexicano es bastante ambigua, por un lado es la madre del pueblo mexicano que dio a luz al primer mestizo, por otro representa la maldición. [González – Hernández, 2002: 41] Con el paso de tiempo, la visión de la Malinche ha evolucionado de ser una figura histórica hasta convertirse en un mito nacional en el que figura como la traidora y representa todos, que rompieron con sus valores nacionales y tradiciones. Octavio Paz presenta a la Malinche como un símbolo de la violación, pasividad y entrega que facilita su conquista e igualmente la conquista de México precolombino, así pierde de una vez para siempre su identidad y se convierte en nada. Además añade: El símbolo de la entrega es la Malinche, la amante de Cortés […] ella se da voluntariamente al conquistador, pero éste, apenas deja de serle útil, la
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olvida. Doña Marina se ha convertido en una figura que representa a las indias, fascinadas, violadas o seducidas por los españoles. Y del mismo modo que el niño no perdona a su madre que lo abandone para ir en busca de su padre, el pueblo mexicano no perdona su traición a la Malinche. [Paz, 1992: 224]
Como se puede deducir del contexto, el verbo chingar significa ofender, herir, causar daño, violar, inferir la lesión en la honra, incluso fornicar o hacer coito. El diccionario de Real Academia Española explica la palabra: “Chingar. [...] 1. tr. Importunar, molestar. 2. Practicar el coito.” [en línea]. En el diccionario de mexicanismos explican chingar como: “TR. pop/coloq/vulg. Molestar intensa y premeditamente a alguien [...] 2. Estropear [...] 3. INTR. pop/coloq/vulg. Conseguir o alcanzar lo que se intenta o desea...” [Academia Mexicana de la Lengua, 2010: 122] El destino de la madre violada se proyecta en dos personajes de la novela Gringo viejo que son la madre de Tomás Arroyo y la de la señorita Winslow. La primera no actúa directamente en la historia, sino que aparecen varias alusiones a su entrega y consecuente humillación. Narra su hijo, el general Arroyo: “Yo soy el hijo de la parranda, el hijo del azar y la desgracia, señorita. Nadie defendió a mi madre. Era una muchachita. No estaba casada ni tenía quien la defendiera”. [Fuentes, 2008: 111] El mexicano no quiere ser ni indio ni español y tampoco quiere descender de ellos. No obstante, Paz apunta, que el mexicano no puede repudiar a la Malinche, porque así rompiera con sus ligas y renegara su origen. [1992: 224] El personaje, que mejor representa el desdoblamiento de la personalidad y la búsqueda de las raíces, es el mismo Tomás Arroyo. Como hemos visto anteriormente, el general fue un hijo ilegítimo del señor Miranda, el terrateniente poderosos, y su sirvienta originaria de la línea india. De niño, vivía con su madre en la hacienda de los Miranda y desde lejos observaba cómo vivían los dueños poderosos, sabiendo que él es el legítimo heredero de la casa. Por lo tanto, decidió recuperar sus derechos para derrotar el sentido de inferioridad en él y en los demás campesinos. Les facilitó verse en los espejos, en los que los ricos se veían todos los días, para que comprobaran por ellos mismos que también existían, que no fueron nada. [Fuentes, 2008: 173] El método del mexicano de cómo liberarse de los vínculos de la sensación de inferioridad, es el machismo. Según expone Ramos [2001: 54, 55], el mexicano es un individuo de naturaleza agresivo, explosivo y grosero en lenguaje, lo que le sirve para recobrar la fe en sí mismo, incluso le compara con una fiera que utiliza la agresión para 17
asustar a los demás y protegerse del mundo hostil. También habla de una obsesión por utilizar los términos que indican los órganos fálicos como símbolo de la fuerza masculina. Tomás Arroyo perfectamente personifica este macho que se protege del entorno enemigo: El nombre propio salió disparado por delante, pero su flecha personal era el título militar y a partir de ese momento el gringo sabía que todos los lugares comunes del machismo mexicano le iban a ser arrojados sobre la blanca cabeza[...]para disfrazarse ante él, no mostrarle a él sus caras verdaderas. [Fuentes, 2008: 75]
El mayor conflicto de la identidad de Arroyo consiste en la dicotomía amor–odio. A pesar del odio infinito hacia la hacienda, el general va admitiendo, que la casa igual que los Miranda, forman parte de su yo. Después del acto amoroso se abre completamente a Harriet y admite que la hacienda le hechizó lo que le impidió ser su propio dueño. En otro capítulo del libro el narrador reflexiona: El único destello de esperanza o felicidad o recompensa sensual, o lo que buscaba detrás de sus ideales de justicia y detrás de las tácticas expeditas que justificaban, pero también degradaban a la justicia, estaba en el simple movimiento hacia adelante de su tropa, el anhelo colectivo de moverse con decisión de la hacienda arruinada [...] Claro que Arroyo soñó todo esto, o lo supo porque sus hombres lo soñaron [...] Pero también deseaba, oscuramente, ensoñado, prolongar la estancia en la hacienda donde nació y fue criado... [Fuentes, 2008: 139]
Por más que Arroyo quiera negar lo español en él mismo, nunca lo conseguiría. Con todo eso, el motivo, que prevalece en su conducta y actuación, es la venganza a todos los latifundistas, que tantos años impidieron a su pueblo penetrar en las zonas más oscuras de su personalidad, llevar su alma al descubierto y les obligó a vivir una vida ajena bajo una máscara y en un miedo permanente de que expresarán su verdadero yo y estarán castigados: “Aquí te mataban si te oían hacer ruidos en la cama. Los hombres y las mujeres que gemían al acostarse juntos eran azotados. Era una falta de respeto a los Miranda. Ellos eran gente decente.” [Fuentes, 2008: 112] El general Arroyo igualmente ansió por derrotar y matar a su padre legítimo, representado en su imaginación por gringo, para vengar la humillación de él y de su madre y 18
de esta manera recobrar la autoconciencia y superar el complejo de inferioridad. La derrota se cumple cuando logra tener una relación amorosa con Harriet. En la escena cuando bailan juntos en la sala de espejos, al general se le aparece el fantasma del pequeño Tomás Arroyo, que viene a bailar con su madre [Fuentes, 2008: 157, 158]. Con la entrega de Harriet a Arroyo se repite la violación de la Malinche, pero esta vez Arroyo es el que vence en el duelo con su padre encarnado en el Gringo viejo y de esta manera se cumple el complejo edípico que de una vez para siempre libera el alma del mexicano del disimulo. El encuentro con el gringo facilita al mestizo humillado el instrumento de realización de su venganza y por ésta la afirmación de su origen. El acto de la venganza está confirmado con el hecho del asesinato del gringo viejo. Como aclara Beth Miller, la presencia de dos gringos en plena batalla revolucionaria nos lleva a ver la complicada historia de este levantamiento y nos ofrece una perspectiva bicultural [en línea]. La relación amorosa entre Tomás Arroyo y Harriet Winslow refleja el enfrentamiento entre culturas muy heterogéneas, aun se puede decir enemigas, si tenemos en cuenta las relaciones mutuas y la historia muy entrelazada de los EEUU y México. Según dice el gringo viejo a señorita Winslow: “Ricos o pobres, los mexicanos siempre se desquitan de nosotros. Nos odian. Somos los gringos. Sus enemigos eternos.” [Fuentes, 1985: 90] Por otra parte, el encuentro de estos dos personajes facilita a ambos realizar la revancha imaginaria a los causantes de sus frustraciones, que les impiden botarse del fondo y dar nueva dirección a sus vidas. Harriet quiere derrotar la enemiga en el duelo por el amor de su padre, la amante de Cuba, por la que su padre abandonó la familia. Cumple con el complejo de Electra teniendo la relación amorosa con Arroyo y sus reflexiones observamos en el siguiente abstracto de la novela: Harriet hizo lo que nunca había hecho en su vida, se clavó como un ave frágil pero hambrienta entre los muslos de Arroyo, tomó entre sus labios esa cosa nerviosa, ascendente […] se tragó lo que antes sólo había estado dentro de ella pero ahora como si gracias a este acto ella estuviese dentro de él […] ella lo poseía a él […] ahora ella podría arrancar la cosa a mordiscones si lo quisiera. [Fuentes, 2008: 186]
Como se ve, por medio de esta relación también derrota los estereotipos y límites, que le inculcó su propia cultura, que no le permitieron entregarse por completo a cualquier hombre. Así, la señorita Winslow cruza la frontera simbólica de su propio personaje, por lo que logra 19
escaparse de la soledad insoportable. Según dice María Fernanda Lander en el prólogo del Gringo Viejo, Tomás Arroyo logra romper el falso escudo de decencia cuando seduce a Harriet contándole relatos sobre el derecho y la libertad. Esa decencia servía como la protección al enfrentar la libertad que encontró en México. [cf. Fuentes, 1985, 2008: 19] En otras palabras, el descubrimiento de la sexualidad le permite dejar su fe en la ética de una ideología progresista y cambiarla por la de una tolerancia necesaria que la lleva a comprender lo que diferencia a los gringos de los mexicanos. [cf. Fuentes, 1985, 2008: 19] Gringo viejo es el segundo personaje que para señorita Winslow representa la figura paterna, no obstante, de una manera diferente. Harriet supera el complejo de Electra con Arroyo, el gringo, por otra parte, sustituye su verdadero padre y compensa a Harriet el amor y cuidado que le faltaba hasta ahora. La verdad es, que el gringo siente el interés sexual por Harriet, pero al final se resigna y admite ser el sustituto físico y emocional del padre desaparecido de la señorita: Pensé mucho en tí anoche. Estuviste muy vivida en mis pensamientos. Me sentí tan cerca de tí... - ¿Como un padre? – esta vez lo interrumpió ella...él supo que tiempo con esta muchacha había llegado y se había ido, aunque ella todavía tuviera tiempo de anidarse en brazos de él y quererlo como mujer o como hija, no importaba, ya era demasiado tarde: vio la cara de Arroyo, el cuerpo de Arroyo, la mano de Arroyo y se dio por vencido. Su hijo y su hija. [Fuentes, 1985, 2008: 155, 156]
Para Arroyo el gringo representaba un gran peligro, ya que ”..vino a México a morirse...” [Fuentes, 1985, 2008: 53], por lo que no temía a nada. Este hecho produjo una gran envidia hacia él por parte de Arroyo: “El gringo viejo vino buscando la muerte, nada más. En cambio, lo que estaba encontrando era la gloria y los frutos amargos de la gloria, que se llaman la envidia.” [Fuentes, 1985, 2008: 140] 2.4.
La Revolución como uno de los momentos claves en la historia mexicana
Para el carácter del mexicano la Revolución representa un hito histórico de importancia excepcional. En este subcapítulo intentaremos ilustrar, qué significa la Revolución en el contexto de la búsqueda identitaria de los personajes principales en Gringo viejo. Ahora bien, antes de que empecemos a comentar
el proceso del impacto de la 20
Revolución en la formación de la identidad nacional mexicana, es imprescindible, en primer lugar, acercarse un poco a los acontecimientos históricos que condujeron a la situación que se produjo en 1910 y que culminó con la Revolución mexicana. A la lucha por la liberación del poderío de los españoles el siglo XVIII precedieron largos años de la tensión entre los peninsulares, que ejercían los cargos más altos, y los criollos que se hallaron en las capas más bajas y no tuvieron casi ningún privilegio. [Kašpar, 1999: 101-105] Por lo tanto, en el contexto de la Ilustración francesa con su humanismo y principios éticos que dieron origen a los conceptos de libertad, igualdad y derechos humanos, nacieron las ideas independentistas. La situación del otro grupo, de los indios o mejor indígenas, fue parecida a la de los criollos, incluso peor, lo que perdura hasta hoy día. [Eichlová, 2010: 27-45] El objetivo principal de la oposición encabezada por Francisco I. Madero, no fue desencadenar la Revolución. A comienzos del siglo XX. pretendieron apartar a Porfirio Díaz del poder y seguramente no contaron con los sucesos que siguieron. Los grupos de campesinos cada vez más llamaron por la justicia social, sin embargo el único punto del Plan de San Luís Potosí presentado al gobierno de Díaz por Francisco Madero, que afectó la sociedad, fue la declaración de la restitución de las tierras a los legítimos propietarios, en este caso en la mayoría a los indígenas. En 1910 Porfirio Díaz resultó ganador en las elecciones y mandó encarcelar a su opositor Madero, lo que dio impulso a rebeldías en las filas de los maderistas. La Revolución maderista iba extendiéndose por el país y las fuerzas revolucionarias lograban las posiciones importantes, cuando occurió algo inesperado. En 1911 tuvo lugar una sesión del gobierno porfirista y Madero en la ciudad Juárez, donde Díaz renunció a su cargo de presidente, a condición de que los revolucionarios rendirían las armas. Así, Madero asumió la presidencia y desde entonces no apareció ni una mención de la devolución de las tierras, que formaba parte del acuerdo de la ciudad Juárez. La razón del desinterés de Madero por la cuestión agraria fue, que procedió de las capas burguesas, con lo que pretendía hacer una Revolución con el fin de cambiar los asuntos políticos y de poder, no los problemas sociales. [Meza, 2008: 41-88] Según Carlos García Mora, es necesario advertir, que las luchas revolucionarias no tienen nada que ver con el movimiento indigenista. Como hemos señalado antes, se trató de un asunto de poder y económico y las actitudes de los indígenas hacia la cuestión agraria variaron mucho. Por ejemplo, mientras que en Morelos los revolucionarios fueron 21
considerados héroes que lucharon por los derechos de los indígenas, en Michoacán los habitantes originarios no se identificaron con las ideas revolucionarias, ya que fueron los propietarios de la tierra. [cf. Hingarová, 2010: 117-119] Según los historiadores, el sistema político de México tiene sus raíces justo en el año 1821 cuando fue proclamada la Independencia. A pesar de que cambiaron las élites gobernantes, las tradiciones, costumbres y valores persistieron, constantemente valió el lema procedente de la época del dominio español “Obedezco, pero no cumplo” [Hingarová, 2010: 70]. Igualmente se notan las consecuencias del sinnúmero de los combates: crece la importancia del ejército. Además, aparece un problema nuevo como consecuencia de tantos años en pasividad sin necesidad de hacer decisiones cruciales: como señala Samuel Ramos en la obra El perfil del hombre y la cultura en México [1934, 1951: 38-40], después de ganar la Independencia, surge la necesidad de organizar el país, de implantar un sistema político y pese a que tiene la posibilidad de mejorar su vida, el pueblo mexicano de repente no es capaz de manejar tanta libertad. Ya que se trata de un país extraordinariamente extenso y heterogéneo, es igualmente muy difícil unificarlo bajo un gobierno con un plan que abarque las visiones de todos: los campesinos, los obreros, las clases medias, los intelectuales y la élite. Los mexicanos, todavía bajo la influencia de la embriaguez del triunfo, están repletos de planes fantásticos y muchas veces utópicos, que en realidad no resuelven los verdaderos problemas de la nación y los intentos de constituir un país ideal acaban con uno de los fracasos más dolorosos de la historia. [Ramos, 2005: 40] Sin embargo, en el año 1910 se presenta una resolución de todas estas contradicciones, un medio de como formar la nación mexicana unificada: la Revolución. La importancia de este hecho histórico la resalta también Fuentes en el Gringo viejo: Arroyo habla de la Revolución como de una gran familia, llama a Pancho Villa su padre y subraya la importancia de su fin común que es derrotar a los caciques, la sacristía y la aristocracia que les gobernaron tanto tiempo. Luego hace referencia de la nueva conexión entre todos los mexicanos: Nunca conocimos a nadie fuera de esta comarca, no sabíamos que existía un mundo fuera de nuestros maizales, ahora conocemos a gente venida de todas partes, cantamos juntos las canciones, soñamos juntos los sueños y discutimos si éramos más felices solos en nuestros pueblos o ahora volando
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por aquí revueltos con tantos sueños y tantas canciones diferentes. [Fuentes, 2008: 145-146]
La coherencia del pueblo mexicano provocada por el objetivo colectivo expresa también una exclamación que responde a la pregunta del gringo de quién es Villa: ”Todos somos Villa!” [Fuentes, 2008: 150] Conforme a la obra Jaula de la Melancolía de Roger Bartra [1986: 215] la Revolución fue un estallido de mitos, el más importante de los cuales es precisamente el de la propia Revolución. El mito de la Revolución está repleto de símbolos que a pesar de que aparentemente entrechocan, al final conforman la uniformidad de la cultura nacional.
3. La identidad en Cóbraselo caro En el capítulo previo hablamos de los elementos, que componen la identidad mexicana y de los factores que influyeron su formación, que aparecen en Gringo viejo. Mencionamos los hitos históricos de primera importancia, como por ejemplo Revolución, Independencia o conquista. Y justamente a la conquista del Nuevo Mundo, a las expresiones culturales originales y a su compenetración con la cultura y las costumbres implantados por los españoles, dedicamos el presente capítulo. Primero, por medio de la novela Pedro Páramo, examinaremos la situación social en el campo en México después de la Revolución fracasada, veremos sus consecuencias, hablaremos de los criollos y del latifundismo feudal. Con apoyo de la misma novela nos centraremos en el problema clave de las dos novelas de Juan Rulfo y de Élmer Mendoza: la búsqueda de las raíces culturales, la busca de la identidad. Explicaremos el pensamiento mitológico de los antiguos aztecas y analizaremos el fenómeno extraordinario del mundo precolombino: el binomio de la vida y de la muerte. Todo esto nos ayudará entender el mundo rulfiano de la novela Pedro Páramo, cuya herencia se desprende a lo largo y ancho de Cóbraselo caro. Para terminar, dedicaremos unas líneas al fenómeno que influye de manera especial la identidad del individuo y aparece en Cóbraselo caro, es decir la migración.
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3.1.
Pedro Páramo: El mundo rulfiano en Cóbraselo caro
3.1.1. Pedro Páramo y el caciquismo Pedro Páramo es una novela del escritor mexicano Juan Rulfo publicada por primera vez en 1955 y es considerada como una de las cumbres de la literatura hispanoamericana. La novela cuestiona las estructuras patriarcales y feudales del poder y nos ofrece la visión de un México detenido en un cierto punto de la historia. En otras palabras: “…es una novela que reproduce ruinas de un orden social y moral, la supervivencia del órden previo dentro de un nuevo orden social…” [cf. Campbell, 2003: 150] La religión mantiene estas estructuras sociales medievales a través de la manipulación, lo que se debe a la herencia de la época colonial. A pesar de los intentos de la reforma agraria de los gobiernos progresistas o de la misma Revolución mexicana, no se logró ningún cambio en los sistemas del poder anticuados. [González Stephan, 1990: 103] El poder y el dinero con su gran fuerza corruptora son las bases del poder de Páramo y determinan los demás sucesos y relaciones descritos en la obra: el casamiento con Dolores Preciado, el asesinato de Toribio Aldrete y el robo de sus tierras, el soborno de los revolucionarios. El cacique tiene todo en su mano, falsifica documentos, desprecia la vida ajena, todo nace de él, todos viven y mueren de él, subvierte el orden social y moral porque su poder le permite cometer los peores crímenes sin ser castigado y dinero le absuelve de las consecuencias morales de sus actos. Pedro Páramo es una figura representativa del latifundismo latinoamericano, el protótipo del cacique omnipotente que existía en México antes de la Revolución. [Arango, 1980: en línea] El latifundismo es el sistema de distribución de las tierras en unas cuantas manos lo que conduce al nacimiento de las grandes haciendas y muchas veces también a la apropiación ilegal de las tierras a sus propietarios legítimos. [Meza, 2008: 28] Pedro Páramo es un novela en la que el ambiente geográfico y el marco histórico y cultural desempeñan un papel muy significativo. A primera vista, la novela demuestra los rasgos de la corriente regionalista. El regionalismo se caracteriza ante todo por la narrativa de una cierta región que se refiere a las diversas culturas constituyentes la nación mexicana, pone enfásis en la vida en el campo y en las características específicas de las culturas locales distinguiéndolas de la ciudad 24
y las grandes metrópolis. Existe también otra corriente de este tipo, que tiene sus raíces en las novelas social, histórica, indigenista o de la Revolución. [Schmidt-Welle, 2011: en línea]. No obstante, el autor mismo rechaza ser el representante de la dicha corriente y señala que la necesidad de colocar los personajes en el contexto histórico, geográfico, social y cultural surge del hecho de que estas circunstancias forman un telón del fondo en el que se desarolla la narración y de las que se crea la ficción. Rulfo no describe los hechos reales que ocurrieron, sus descripciones solamente pretenden aproximar los problemas y las actitudes de los hombres para que lector comprenda mejor los motivos del comportamiento de los individuos. Según las palabras del autor, la miseria de la tierra junto al marco histórico trazan la situación de la zona de Jalisco. [cf. Boixo, 1990: 14-18] Explica Rulfo la realidad social después de la conquista española : Yo soy de una zona donde la conquista española fue demasiado ruda. Los conquistadores ahí no dejaron ser viviente. Entraron a saco, destruyeron la población indígena, y se establecieron. Toda la región fue colonizada nuevamente por agricultores españoles. Pero el hecho de haber exterminado a la población indígena les trajo una característica muy especial, esa actitud criolla que hasta cierto punto es reaccionaria, conservadora de sus intereses creados. Son intereses que ellos consideraban inalienables. Era lo que ellos cobraban por haber participado en la conquista y en la población de la región. Entonces los hijos de los pobladores, sus descendientes, siempre se consideraron dueños absolutos. Se oponían a cualquier fuerza que pareciera amenazar su propiedad, de resentimiento acumulado desde siglos atrás, que es un poco el aire que respira el personaje Pedro Páramo desde su niñez. [ Rulfo, 1990: 17]
Como podemos ver, los colonizadores consideraron las tierras, que obtuvieron durante la colonización, como recompensa por el esfuerzo, que invirtieron a la hora de fundar las colonias en el Nuevo Mundo.
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3.1.2. Dialéctica de la muerte en Pedro Páramo Debido a las injusticias que ocurren delante del Dios sin ser castigadas, el pueblo modifica todas las reglas morales y religiosas. La palabra de Dios se amolda al capricho personal o a los límites de la vida diaria. Los habitantes de Comala, desprovistos de la esperanza de la salvación, se dejan llevar por las creencias sincretistas que mezclan la doctrina católica, el cielo, el infierno, los santos y los dioses, con lo profano. Susana San Juan no considera la religión institucional como recurso para salvar el hombre:“¿Qué no saldrá del purgatorio si no le rezan esas misas? ¿Quiénes son ellos para hacer la justicia?” [Rulfo, 1990:165] Pierde las ilusiones en cuanto a la justicia del Dios y aun niega la existencia del Dios: “… señor, ¡tú no existes!” [Rulfo, 1990:165] La última esperanza de la gente de Comala es la muerte, porque sólo los muertos pueden tener libertad en una sociedad feudalista donde el terrateniente mantiene bajo la presión, el temor y la violencia a una comunidad; ésta tiene que obedecer sin reflexión a la voluntad del cacique. [Arango L., 1980: 63 ] Ya que los habitantes de Comala, en temor del cacique omnipotente, cumplen todos sus ordenes crueles, están condenados a la vida sin posibilidad de ser absueltos de sus pecados. …Comala es un estado de ánimo, el de la desesperanza heredada (el pecado recibido de los padres y los abuelos, una deuda eterna que crece con el quehacer cotidiano que obliga a los pobladores de Comala vivir en angustia) […] la vida que carece de sentido porque no hay libertad y por eso no se vive, la muerte que no se ejecuta (la condena a seguir vivo ecuchando los murmullos, la imposibilidad de no ser más que un murmullo, la imposibilidad del silencio […] la salvación deseada que jamás se alcanza… [Elorza Vásquez: 3]
Juan Preciado, el hijo de Dolores Preciado y Pedro Páramo, vuelve a Comala en busca de su infancia perdida cumpliendo la promesa que hizo a su madre antes de que murió. Ésta le dice: “No vayas a pedirle nada. Exígele lo nuestro. Lo que estuvo obligado a darme y nunca me dio… El olvido en que nos tuvo, mi hijo, cóbraselo caro.” [Rulfo, 1990: 64] Juan personifica al hijo ilegítimo mexicano, nacido de la violación, del abuso de su padre desconocido. [Arango L, 1980: 63] Nos dedicamos más profundamente al tema del 26
mestizaje en uno de los subcapítulos de este trabajo llamado Los hijos de la Malinche. Juan Preciado busca el padre, pretende encontrar sus raíces, pero al final encuentra sólo la confusión, una mezcla de voces, memorias y lamentos. Comala es una ciudad de ánimas en pena, que están condenadas al infierno. Vagan por las calles buscando purgatorio, vuelven al mundo terrestre para expiar sus faltas y pedir a los vivos que recen por ellos. En esa ciudad no existen las cosas, sino el sonido. La única manera de dar la salvación a estas ánimas, son las oraciones y el hecho de narrar para que Dios revea y minimice sus purgatorios. Una vez perdonados encuentren la paz, que les permita dejar de vagar por el mundo de los vivos. “Al revés de la realidad mexicana en la cual los muertos están en mejores condiciones que los vivos, los muertos de Comala se llevan para el otro mundo todas las angustias y soledades sentidas mientras estaban vivos” [Carvalho da Silva, 2001: en línea]. El espectro de Damiana Cisneros, servidora en el rancho Media Luna, lleva a Juan Preciado por las calles de Comala y le expone: Este pueblo está lleno de ecos. Tal parece que estuvieran encerrados en el hueco de las paredes o debajo de las piedras. Cuando caminas, sientes que te van pisando los pasos. Oyes crujidos. Risas. Unas risas ya muy viejas, como cansadas de reír. [Rulfo, 1990: 107, 108]
Arango L. explica, que las voces hablan de sus vidas míseras, de la muerte y por encima de todo nos hablan del poder del Pedro Páramo. Hablan indirectamente de las tierras verdes, fértiles que se convierten, por el abuso del cacique, en el desierto inhabitable. [Arango, 1980: 64] El arriero que dirige Juan Preciado a Comala compara este pueblo con el infierno: Una bandada de cuervos pasó cruzando el cielo vacío, haciendo „cuar, cuar, cuar‟. Después de trastumbar los cerros, bajamos cada vez más. Habíamos dejado el aire caliente allá arriba y nos íbamos huiendo en el puro calor sin aire. […] – Hace calor aquí – dije. – Sí, y esto es nada – me contestó el otro Cálmese. Ya lo sentirá más fuerte cuando lleguemos a Comala. Aquello está sobre las brasas de la tierra, en la mera boca del infierno. Con decirle que muchos de los que allí se mueren, al llegar al infierno regresan por su cobija. [Rulfo, 1990: 67,68]
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En Comala los límites entre los mundos se borran y los muertos comparten el espacio con los vivos para absorberlos hasta que ya no queda lugar para ellos. Los fantasmas .”..llenan el ambiente, respiran el aire hasta que Juan Preciado muere sofocado, y la culpabilidad acumulada de estas sombras es tan grande que los rezos de los vivos no bastan…” [Franco, 143] A pesar de que los enigmas parecen seguir viviendo, en realidad sólo imitan la vida ya que ésta consiste sobre todo en vivir experiencias nuevas. La muerte significa el final, el espacio cerrado, que no puede continuar. La esencia primordial de la que depende el muerto son las ofrendas, rituales, oraciones y recuerdos de los vivos porque lo que tiene peor la muerte es el olvido. [Carvalho da Silva: 2001: en línea] No obstante, el verdadero infierno de Comala reside en el hecho de que allí ya no hay seres vivos que recen por los muertos. El único quien queda es el padre Rentería que se marcha del pueblo antes de su destrucción completa, pero éste está entre los pecadores más aplicados. El padre está muy bien informado sobre todas las crueldades, asesinatos, explotaciones y engaños cometidos por Pedro Páramo, pero debido a su indiferencia y falta de coraje no es capaz de enfrentarse al cacique poderoso y más bien ignora las injusticias que ocurren en su alrededor. Para el padre Rentería el cielo y el infierno cristianos son fórmulas vacías, sus acciones están basadas en la estratificación social y en el poder, que no guardan relación con la moral. El cacique Páramo es omnipotente y aun puede comprar la salvación. Cuando su hijo Miguel muere de accidente, el cacique pide al padre: – Yo sé que usted lo odiaba, padre. Y con razón. El asesinato de su hermano, que según rumores fue cometido por mi hijo; el caso de su sobrina Ana, violada por él según el juicio de usted; las ofensas y flata de respeto que le tuvo en ocasiones […] Pero olvídese ahora, padre. Considérelo y perdónelo como quizá Dios le haya perdonado. Puso sobre reclinatorio un puño de monedas de oro y se levantó: - Reciba eso como limosna para si iglesia. […] El padre Rentería recogió las monedas una por una y se acercó al altar. – Son tuyas. – dijo – Él puede comprar la salvación. Tú sabes si éste es el precio. […] Por mí, condénalo, Señor. [Rulfo, 1990: 91]
Con todos los crímenes que hizo, aunque no se somete a los códigos, Miguel Páramo alcanza la absolución gracias al dinero de su padre. Como consecuencia de la alteración de la moral, los pobladores de Comala pierden la fe en alguna justicia de Dios y nadie en Comala tiene 28
esperanza de la salvación post mortem. Según las palabras de Rulfo, la fe fue trastocada de tal grado que fue destruida. [cf. Sommers: 1973: 6, 7] Independientemente de cuáles y cuántos fuesen los pecados cometidos, Dios perdona a todos indistintamente con lo que los habitantes de Comala desconfían de Dios y de su poder: Ellos creyeron alguna vez en algo, los personajes de Pedro Páramo, y aunque siguen siendo creyentes, en realidad su fe está deshabitada. […] Esto me hace pensar en aquellas personas que piensan que la justicia más justa es la mejor de todas las justicias, cuando es la más grande de las injusticias. Así, en estos casos la fe fanática produce precisamente la antifé, la negación de la fe. [Sommers, 1973: 6, 7]
La religión en la obra de Rulfo se transorma en una mezcla de superstición y fanatismo, de ritos cuyos significados no están de acuerdo con la enseñanza cristiana. [Arango L., 1980: en línea] El padre Rentería reconoce su fracaso en rol de líder espiritual: Todo esto sucede por mi culpa […] el temor de ofender a quienes me sostienen. Porque ésta es la verdad: ellos me dan mantenimiento. De los pobres no consigo nada; las oraciones no llegan al estómago. [Rulfo, 1990: 95]
El fallo moral del padre espiritual tiene como consecuecia su impotencia de dar absolución a los pecadores, lo que causa que todas las almas están condenadas al purgatorio eterno. El padre Rentería nunca más puede ayudar a su comunidad porque él es uno de los destinados a deambular en el purgatorio. Cuando pretende lograr la absolución, el señor cura le rechaza: Ese hombre de quien no quieres mencionar su nombre ha despedazado tu Iglesia y tú de lo has consentido. ¿Qué se puede esperar de tí, padre?¿Qué has hecho de la fuerza de Dios? Quiero convencerme de que eres bueno […] El pecado no es bueno. Y para acabar con él, hay que ser duro y despiadado. […] Tienes que ir. No puedes seguir consagrando a los demás si tú mismo estás en pecado.” [Rulfo, 1990: 140]
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3.1.3. La herencia del mundo azteca: la dialéctica de la vida y de la muerte La omnipresencia de la muerte en la cultura mexicana la señala Alfonso Reyes: “Ya se sabe que en México esto atrae la imaginación popular, inspirando danzas y canciones, escenas de marionetas y ceremonias religiosas, así como un cierto número de obras literarias o artísticas íntimamente ligadas al folklore.” [cf. Acosta Villareal, 2012: 122] Como señalamos más arriba, el tema fundamental de la novela Pedro Páramo en el que se basa nuestro libro estudiado, Cóbraselo caro, es justamente la muerte. El binomio muerte y vida constituye uno de los ejes centrales de la cultura mexicana. [cf. Báez Jorge, 1987: 220] La dualidad es un rasgo característico, que se desprende a lo largo y ancho de la sociedades precolombinas. Este principio es, como advierte Matos Moctezuma, ”una llave que permite comprender y abrir muchas puertas que dan paso a una inagotable forma del pensamiento que estuvo presente durante miles de años.” [cf. Báez Jorge, 1987: 220] Por lo tanto, el objetivo primordial de este capítulo es introducir al lector en la percepción del ciclo vital de los antiguos aztecas, para que comprenda mejor la visión de estos fenómenos en la sociedad mexicana contemporánea. Es obvio, que el carácter de la muerte mexicana no es igual al del mundo occidental. Pero, ¿cómo es posible? Lo que sí es diferente es la imaginación simbólica. Robert F. Murphy expone, que según las palabras del antropólogo Leslie White, la cultura es el sistema de los símbolos. [cf. Murphy, 2001: 30-32] En adelante explica, que el símbolo es un signo dotado de un significado común o abstracto y el signo es un motivo visual o auditivo que significa algo concreto. Los símbolos no son nada absoluto que tenga un significado universal, se trata de los signos artificiales, inventados por la gente y sobre todo cambiables. [Murphy, 2001: 3032] A continuación, lo que consideramos muy importante acentuar, es la necesidad de los mitos para las sociedades a lo largo de la existencia del hombre. Al hablar del tema de la mitología es muy conveniente mencionar la postura del historiador clave del presente trabajo, Eduardo Matos Moctezuma: Desde que el hombre es hombre […] se ha preocupado por dar respuesta a toda una serie de interrogantes que el límite de sus conocimientos le impide responder de manera efectiva. Pero la necesidad de encontrar un algo que explique los fenómenos que lo rodean, lo lleva a recurrir a su imaginación
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creando y poblando el mundo real e irreal de dioses y demonios, de seres mitológicos y elementos mágicos que viene, por decirlo así, a ayudarlo en la anhelada búsqueda. [Matos Moctezuma, 1996: 15]
El mito es el relato, que narra la creación del mundo, siempre tiene lugar en el tiempo primordial, cuando no existía nada y nadie excepto a los seres sobrenaturales y dioses los que dieron origen al Cosmos, flora, fauna y gente. [Eliade, 1967: 71] Según explica Matos Moctezuma, el mito surge como respuesta a los fenómenos los que la humanidad no fue capaz de explicar, son basados en los mecanismos mágicos y en la actuación de diferentes seres sobrenaturales, quienes permitieron destapar varios misterios, que preocupaban al hombre. [1996: 51] Eduardo Matos Moctezuma ha hecho unas aportaciones de mucha importancia en lo que se refiere al estrecho vínculo entre los dos fenómenos dualistas. Asigna el origen de esta dualidad a los procesos de la naturaleza que influían de una manera significativa la agricultura ya que en México hay dos temporadas principales: la temporada de lluvias y la de sequía. Los pueblos agrícolas observaron como en una estación las plantas murieron para que después todo nazca y reverdezca otra vez. Carlos Pellicet definió la muerte como “…misteriosa garantía de todo lo que nace…” [c.f. Báez-Jorge: 1987: 220] Los dioses tuvieron un papel decisivo en cuanto a los variados aspectos de la vida y muerte, por lo que las prácticas agrícolas dirigieron a la elaboración del calendario que estableció diferentes festividades para alabar correspondientes dioses relacionados con el agua, fertilidad o agricultura y de esta manera asegurar cosecha abundante. Matos Moctezuma también dedica un amplio apartado de su obra La muerte a filo de obsidiana a la relación de los elementos que constituyen la dualidad vida–muerte. Nos revela que los testimonios del dicho fenómeno provienen ya del período preclásico mesoamericano alrededor del 1800 a.C. y como ejemplo menciona una máscara de barro de Tlatilco mitad rostro y mitad cráneo descarnado. [León-Portilla, 1996: 9-11] Según Matos Moctezuma, Mictlán es un lugar que relaciona los dos fenómenos: es un lugar de los muertos, pero al mismo tiempo desde allí proviene el primer hombre. [Matos Moctezuma, 1996: 51] Para su afirmación tiene dos principales plataformas: primero, menciona el mito de la creación del hombre por el dios Quetzalcoatl y segundo, nos explica el principio básico de la cosmovisión de los mexicas en cuanto a la vida después de la muerte.
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El señorío del dios Mictlantecuhtli es el inframundo compuesto de los nueve niveles. El noveno infierno se le describe como una lugar ancho, oscurísimo, que no tiene luz ni ventanas. Matos Moctezuma añade más adelante: …creían los nahoas que cuando el sol se hundía en el occiedente, iba a alumbrar a los muertos […] Así el dios astro Tonatiuh, se convierte en Tzontémoc al caer la tarde y por la noche en Mictlantecuhtli.” [Matos Moctezuma, 1996: 63-78] Después del fallecimiento, el muerto experimenta un largo viaje en el que está sometido a una variedad de pruebas: debe pasar por un estrecho entre montañas, seguir un camino guardado por serpientes y bestias, atravesar estepas, luchar contra un viento glacial y al final debe pasar por los nueve ríos con ayuda de su perro. En el momento en que llega al noveno infierno, se disuelve en nada y deja de existir. [Soustelle, 1959: 142] A continuación, Matos Moctezuma nos menciona una hipótesis bastante interesante acerca del tema de la dualidad vida-muerte ocupándose por la Casa del Sol y Mictlán. Basándose en su trabajo arqueológico pretende vincular los nueve pasos al inframundo con el ciclo menstrual. Nuestro arqueólogo compara el recorrido que el fallecido debe experimentar después de su muerte con el regreso al vientre materno, representado por madre tierra de la que surgió la vida. Más adelante dice, que los mexicas fueron bien conscientes de que la detención de la menstruación fue la señal de que la mujer está embarazada y también que ésta se detenía nueve veces (nueve meses de la gravidez). En estos nueve meses el feto tenía que luchar por sobrevivir para que después salga una fuente de agua del interior y nazca el niño. Apoya su afirmación sobre el regreso de las almas al vientre materno (tierra) atravesando los nueve peldaños de la muerte (nueve meses de camino hacia la vida) mencionando las prácticas fúnebres de colocar el cadáver con las piernas encogidas en la posición del feto, regando su cuerpo con agua. Asimismo ve analogías entre el interior de la matriz que es un lugar oscuro y la descripción del Mictlán. [Báez-Jorge, 1987: en línea] En la parte dedicada a Pedro Páramo hablamos del destino de los pecadores cristianos después de la muerte. Lo que consideramos muy importante señalar, es el hecho de que en comparación con esta religión traída por los colonizadore españoles, el destino postmortal del hombre nahua no está condicionado por el comportamiento del hombre y tampoco dependía de cuál capa social provenía el muerto. Lo único que desempeñaba el papel al decidir dónde reposará el fallecido fue la manera de la que murió, lo que con seguridad tuvo mucha influencia en la manera de percibir la muerte. Según explica Soustelle:
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El hombre no encuentra para sí un lugar en el universo; ha nacido para el mundo, para desempeñar allí fielmente su papel de ejecutor y de sacrificado. Su vida le llega del cielo, de la pareja primordial, y sólo le es dada para que él, a su vez, después de las generaciones que lo han precedido, pueda pagar las deudas de sangre. [Soustelle, 1959: 138]
Los guerreros que murieron en combate, tal como las mujeres muertas al dar a luz son recibidos con homenaje en un lugar llamado La casa del sol y tienen la honra de acompañar al sol en su peregrinación eterna. Y esto sí que es la razón por la que deberían alegrarse de la muerte. Asimismo, es necesario tener en cuenta, que el Mictlán de los mexicanos no equivale al infierno cristiano, como lo describieron los cronistas españoles, porque no se trata de un sitio de sufrimiento y pena, sino que sirve para depositar los huesos de las personas muertas. [Matos Moctezuma, 1996: 63-78 ] A la hora de hablar de la religión cristiana, es bastante interesante observar cómo las nuevas creencias influyeron los conceptos precolombinos. Las ideas recién llegadas van penetrando a las percepciones originales modificando y aplicando los conceptos conocidos. El mito relata el viaje que emprende Quétzalcoatl al señorío llamado Mictlán donde reinan el Señor del inframundo Mictlantecuhtli y su señora Mictlancíhuatl para conseguir los huesos de los muertos y utilizarlos después como la base del ser humano nuevo. Narra el mito: Se consultaron los dioses y dijeron: “¿Quién habitará, pues que se estancó el cielo y se paró el Señor de la tierra?¿quién habitará, oh dioses? […] Luego fue Quetzalcóhuatl al infierno (Mictlán, entre los muertos) se llegó a Mictlanteuctli y a Mictlancíhuatl y dijo: “He venido por los huesos preciosos que tú guardas.” Y dijo aquél: “¿Qué harás tú Quetzalcóhuatl?” Otra vez dijo éste: “Tratan los dioses de hacer con ellos quien habite sobre la tierra.” […] subió pronto, luego que cogió los huesos preciosos; estaban juntos de un lado los huesos de varón y también junto de otro lado los huesos de mujer. […] los molió la llamada Quilachtli; ésta es Cihuacóhuatl, que a continuación los echó en un lebrillo precioso. Sobre él se sangró Quetzalcóhuatl su miembro; y en seguida hicieron penitencia todos los dioses que se han mencionado: Apanteuctli, Huictlolinqui, Tepanquizqui, Tlallamánac, Tzontémoc, y el sexto de ellos Quetzalcóhuatl . Luego dijeron: “Han nacido los vasallos de los dioses. [Matos Moctezuma, 1996: 51]
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El mito tiene la intención de subrayar ciertos componentes que, en adelante, nos ayudarán a profundizar en las visiones que se refieren a la creación del mundo, las prácticas y los rituales estrechamente relacionados con ella y sobre todo a comprender el significado de la muerte cuyas huellas permanecen en el pensamiento simbólico del pueblo mexicano lo que afecta su percepción del ciclo vital en la actualidad. Lo que consideramos especialmente importante de acentuar en este caso, es el vínculo entre el ciclo universal y los sacrificios humanos, porque nos hará más comprensible la relación del pueblo mexicano con la muerte que es, en comparación con las visiones occidentales, muy distinta. La esencia del mito mencionado consiste en la indispensabilidad del sacrificio de los dioses para que surja la vida. Quétzalcoatl emprende el viaje peligroso al señorío de dios Mictlanteuctli y luego junto a los demás dioses facilitan su sangre, el elemento de vida y el símbolo de la fertilidad, para crear quien habite la tierra. Como consecuencia, en pago de la inmolación de los dioses, los hombres vuelven a repetir el sacrificio para mantener el nacimiento del sol y de la vida y asimismo alimentar el panteón hambriento de los dioses. [Matos Moctezuma, 1996: 50-53] 3.2.
El problema de la migración y sus impactos en la identidad de los personajes en Cóbraselo caro En este apartado pretendemos hacer una reflexión en cuanto a la migración y los
problemas, que surgen alrededor de ella: en primer lugar mencionaremos la identidad cultural y sus conflictos y a continuación intentaremos aplicar esta problemática en la novela negra de Élmer Mendoza, que nos ofrece observación de la cuestión palpitante en el contexto más actual. En
cuanto a esta problemática, Roger Bartra sentenció: “La nación es el más hollado y a la vez más impenetrable de los territorios de la sociedad moderna.” [Bartra, 2005: 13]
El desplazamiento geográfico no tiene como consecuencia sólo la pérdida de la lengua materna, sino que genera también el cambio del ámbito cultural, lo que tiene como consecuencia choques y distancias culturales. La nación está íntimamente ligada con el territorio y sus fronteras representan el umbral impenetrable e inviolable. Entonces, se puede afirmar, que el territorio y las fronteras de una nación constituyen una barrera imaginaria entre “nosotros” y “ellos.” Con el alejamiento físico el individuo pierde el contacto con su entorno cultural por lo que va perdiendo los modelos del comportamiento, costumbres y hábitos y 34
poco a poco va asimilando las formas culturales de su nueva patria. Sin embargo, la desterritorialización física no implica automáticamente la pérdida de la identidad original, los símbolos culturales perviven en la memoria y recuerdos. En su obra Élmer Mendoza mezcla dos planos temporales en la misma región fronteriza: primero, capturó la esencia de la época actual y segundo, aparecen los mediados del siglo pasado. Como el punto de partida le sirvió a Mendoza la novela más importante del siglo XX, Pedro Páramo, como indica el mismo título: “No vayas a pedirle nada. Exígele lo nuestro. Lo que estuvo obligado a darme y nunca me dio… El olvido que nos tuvo, mi hijo, cóbraselo caro.” [Rulfo, 1990: 64] es una de las frases iniciales de Pedro Páramo que dio nombre a nuestra obra escogida. En la novela hallamos un sinnúmero de las alusiones en Páramo y notamos el ambiente rulfiano lleno de fantasmas, espectros, muerte, infierno: “El suelo era negro e irregular, de lava volcánica, y las yerbas crecían dispersas. El cielo hería.” [Mendoza, 2005: 17] De contraste con la época posrevolucionaria hay varias alusiones en la cultura contemporánea. Aparecen las referencias de los programas de televisión como por ejemplo Oprah, el talkshow más visto en la historia de la televisión: “Estuvo bien porque seguía Oprah y no quería perdérmelo.” [Mendoza, 2005: 25] Igualmente, encontramos menciones de cadenas de restaurantes extranjeras en los EE.UU, lo que hace alusión al mundo globalizado que se caracteriza por la unión de los mercados, sociedades y culturas de los distintos países: “Se habían citado en un restaurante japonés de la calle Washington donde el personal era mexicano […] el mesero que los atendía soltó el plato de sashimi…” [Mendoza, 2005: 28] La necesidad del psicólogo y todos tipos de médicos, dietas y medicamientos son también rasgos típicos de la vida de hoy día. La esposa de Nicolás Pureco es partidaria del estilo de vida saludable e insiste en que su marido necesita cuidar la dieta. Varias veces le obliga a ir al médico o consultar sus apariciones con el psicólogo. [Mendoza, 2005: 14]) El personaje principal, Nicolás Pureco, es un hombre del origen mexicano, que vive en Chicago desde hace mucho tiempo. Es el dueño de una red de los restaurantes, es un empresario exitosos y vive una vida típicamente occidental. Pureco es un hombre entrado en años, que se está dando cuenta de que está perdiendo sus memorias y que no sabe casi nada de sus raíces. Un día se le aparecen los fantasmas de sus padres que le incitan que busque lo mexicano en sí:
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Con graciosa torpeza sus padres se instalaron a los pies, no les puso mayor atención porque creyó que era alguna sombra que al fin se había decidido a irrumpir en su habitación. Llegó tu hora, Nahual, expresó su madre con voz clara, bromeando, Si no te molesta te queremos en el panteón de tu pueblo, ¿Qué pueblo?, Con tus abuelos, tíos y primos… [Mendoza, 2005: 12]
Después de esta imaginación emprende varios viaje por México con su esposa Lily buscando los vestigios del famoso personaje literario, Pedro Páramo, sin distinguir entre la realidad e alucinación: ¿Sus padres eran de acá?, No, señor, nacieron en Zacapu, Michoacán, él se fue a trabajar a Estados Unidos y pocos meses después vino por ella, murieron hace 18 años […] Usted no está bien de la cabeza, Pureco sonrió, ¿Por qué?, Lo que sobran son piedras, ¿qué no ve?, ¿Recuerda haber visto algunas diferentes, de color humano, algo así? [Mendoza, 2005: 21]
Con la ilusión de encontrar su pasado perdido Nicolás Pureco se obsesiona por la búsqueda de los restos mortales de Pedro Páramo transformados en piedra, inspirado por la frase que cierra la novela favorita de sus padres: “Dio un golpe seco contra la tierra y se fue desmoronando como si fuera un montón de piedras.” [Rulfo, 1990: 195] En un pasaje del libro, Pureco subraya la fuerte herencia cultural de los padres, que todos llevamos dentro: “Qué fuerte es la herencia de nuestros padres ¿verdad? Qué forma tan luminosa de recordar, de resistirse a perder su cultura, su lenguaje.” [Mendoza, 2005: 35] Pureco pregunta varias veces: “Si la velocidad de la luz es de 300 mil kilómetros por segundo, ¿cuál es la de la oscuridad?” [Mendoza, 2005: 11] Mendoza explica, que la dicha velocidad de la oscuridad tiene la relación con las diferencias entre las dos culturas que forman el carácter del personaje principal. Por un lado está el ambiente cultural en el que vive la mayoría de su vida, por otro, reconoce sus raíces mexicanos cuales en este caso representan la oscuridad, la parte desconocida de su yo. Justamente en la busca de estas raíces mexicanas emprende varios viajes a las regiones de Jalisco, Michoacán, Colima o Nayarit. Lo único que le queda de sus padres es un ejemplar de Pedro Páramo que ellos leían con misteriosa devoción: Pensé mucho en lo que me contó mi tía Carmelita sobre mis padres: Pa‟ mí que se estaban volviendo locos, dijo, sus últimos años comentaban ese libro
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como si fuera su propia vida, un libro que ni siquiera tenía pastas y como tú bien sabes ninguno de los dos fue a la escuela ¿de dónde sacaban que sabían leer? [Mendoza, 2005: 38]
Cabe destacar, que la cultura de masa del mundo globalizado en la novela no la representan sólo los símbolos y características universales mencionados en el primer párrafo de este subcapítulo, sino que también la encarna la esposa de Nicolás, Lily. En las cartas dirigidas a un amigo suyo se nota fuerte sentimiento etnocéntrico y el desprecio hacia las culturas distintas, tal como en el caso de señorita Harriet en Gringo viejo: [doctora Isabel Campuzano] cuenta que sus padres son de Sinaloa, pero Armando dice que no, que no tiene un pelo de allá; los vieras discutiendo; ese juego de identidades regionales es atroz entre los mexicanos, y ellos parecen disfrutarlo tanto, son capaces de matarse por un asunto baladí como si fulano cerro se halla a la izquierda o a la derecha de la carretera. [Mendoza, 2005: 42]
Lily considera México un país inferior en el que sólo se bebe alcohol toman drogas y hay violencia y sexo, se nota su repugnancia hacia este lugar. [Mendoza, 2005: 24] Igualmente no es capaz de entender los conflictos entre la gente relacionados con su identidad, origen, etc.
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Conclusión Al principio de este trabajo, nos propusimos la meta de explorar las raíces de la complicada cuestión de la identidad de los mexicanos. Ya que se trata de un fenómeno bastante amplio, hemos determinado tres novelas, cada una de una época diferente, cuyos autores se preocupan por los temas relacionados con este fenómeno: Gringo viejo de Carlos Fuentes, Pedro Páramo de Juan Rulfo y Cóbraselo caro de Élmer Mendoza. Primero, delimitamos el término de la mexicanidad. Llegamos a saber, que lo que hace la cultura mexicana tan distinta de la cultura occidental es la mezcla de las influencias europeas con las precolombinas. Para escribir en términos más concretos, por cultura entendemos una suma de las creencias religiosas, las visiones del mundo y los conocimientos acumulados que pasan de una generación a otra. En lo que se refiere a la historia, destacamos la importancia de los acontecimientos históricos, como, por ejemplo, la conquista, la colonia, la Independencia y la Revolución. A continuación, nos centramos en las características propias de la cultura mexicana en la obra Gringo viejo y las comparamos con las creencias y costumbres estadounidenses por medio de los personajes gringos, que aparecen en la novela. Mencionamos el concepto del etnocentrismo, que se caracteriza por la tendencia de evaluar el mundo desde las perspectivas culturales de la propia sociedad, y somos testigos del choque de dos percepciones del mundo muy diferentes. También, dedicamos un subcapítulo a la explicación de las creencias y cosmogonía precolombinas, que junto a las visiones cristianas, asimiladas durante la colonia, originan un sincretismo religioso especialmente rico. En adelante, estudiamos la problemática del mestizaje como uno de los rasgos identitarios de los mexicanos. Hablamos de la traición de la Malinche, la madre del primer mestizo, y de la doble herencia, que corre en las venas de sus hijos. Descubrimos, que el mexicano está condenado a la eterna búsqueda de su identidad, puesto que ni puede negar sus raíces precolombinas representadas por la Chingada, ni puede repudiar la herencia española. Por medio del ensayo, El perfil del hombre y la cultura en México de Samuel Ramos, descubrimos las consecuencias de tantos fracasos del mestizo en la historia: los sentimientos de la inferioridad y el machismo como el método de superarlos. Hablando de los momentos claves de la historia, el acontecimiento que se desprende a lo largo y ancho del Gringo viejo, es la Revolución. Por esta razón, dedicamos el último subcapítulo de la primera parte del presente trabajo para exponer los datos históricos más 38
importantes de esta época agitada. Para ilustrar los motivos y los impactos de la Revolución en la gente, utilizamos la novela, que nos ofrece una imagen de la vida en el campo de batalla, las ideas, la fe y los sueños de los revolucionarios. Llegamos a saber, que la Revolución no fue un levantamiento meramente indigenista, sino que el papel central desempeñaron ante todo los asuntos políticos. En la primera parte del tercer capítulo, hemos concentrado nuestra atención en la situación de la sociedad mexicana después de la Revolución. Hemos averiguado que el levantamiento fracasó, puesto que se mantuvieron las estructuras sociales previas y la cuestión agraria no ha sido solucionada. Nuestras afirmaciones hemos confirmado a base de los ejemplos escogidos de la novela Pedro Páramo. A continuación, en los subcapítulos 3.1.2. y 3.1.3, presentamos el mundo de los fantasmas en eterno purgatorio de Juan Rulfo y lo enlazamos con la explicación de la dialéctica de la vida y de la muerte de los antiguos aztecas. Los datos expuestos nos sirven para demostrar la diferencia entre las visiones de los pueblos precolombinos y las doctrinas que trajeron los conquistadores españoles. De esta manera, pretendemos explicar la actitud de los mexicanos de hoy día hacia la muerte, ya que este hecho asimismo forma parte de su identidad. Llegamos a saber, que su percepción de la muerte es bastante diferente, es decir, más profana en comparación con la cristiana. Por eso, hemos decidido encontrar las raíces de la diferente visión en las creencias precolombinas. A base de las investigaciones de Eduardo Matos Moctezuma, hemos revelado que el Mictlan azteca, que suele ser llamado el infierno, no tiene mucho que ver con el infierno cristiano. Mictlan es por una parte el lugar donde se marchan los muertos, por otra parte, desde allí proviene el primer hombre. Para el azteca, el señorío de Mictlantecuhtli no equivale al lugar del sufrimiento. Además, el destino postmortal del individuo no está condicionado por el comportamiento del hombre, sino que depende de la manera de la muerte. En la obra, Pedro Páramo, notamos la relación sagrado-profana en cuanto a las cuestiones religiosas, lo que nos sirve de prueba de la compenetración de los variados elementos culturales. En la última parte del presente trabajo nos dedicamos a la relación entre la identidad y migración. Llegamos a saber, que su vínculo con el desplazamiento geográfico es muy íntimo. El individuo no pierde sólo la lengua materna, sino que está expuesto a varios choques culturales. Debido a la pérdida de los modelos culturales se produce la asimilación y después la pérdida gradual de las formas culturales originales.
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Como ejemplo por excelencia nos sirve el personaje principal de la novela Cóbraselo caro, Nicolás Pureco. Él pasó la mayoría de su vida en los EEUU, pero tiene las raíces mexicanas. Con el paso de tiempo va asimilando los modelos culturales estadounidenses hasta convertirse en un gringo. Al final, hemos expuesto las diferencias entre la cultura globalizada de los EEUU y la cultura mexicana, que nos ofrece el autor de la novela, con lo que confirmamos nuestras hipótesis. Apoyándonos en los ensayos y las novelas escogidos, hemos estudiado los factores que tuvieron la infuencia en la formación de la identidad de los mexicanos, para comprobar que en su identidad se manifiestan los elementos de diversas culturas y que los fracasos, que sufrió el país en la historia, marcaron significativamente la psicología de los habitantes. Hemos concluído que las raíces del desgarramiento del alma mexicana, llegan a la época de la conquista española, puesto que este acontecimiento significó primer gran fracaso de los habitantes de México, seguida por Independencia y Revolución, y a la vez arrancó el proceso de la compenetración de los mundos distintos: el europeo y el precolombino. Hemos visto que los conceptos del mundo indígena forman una parte indeleble de la cultura mexicana y junto con los modelos culturales traídos de Europa constituyen una extraordinaria mezcla de las costumbres y creencias. Por otro lado, tenemos que afirmar, que la doble herencia, que corre en las venas de los mestizos mexicanos, supone el mayor problema de la identidad. Para terminar, también cabe destacar el impacto del ambiente cultural en la identidad de los individuos. Hemos revelado que el desplazamiento geográfico tiene como consecuencia, excepto los choques culturales, también la pérdida de los modelos y de las costumbres de la cultura original, lo que produce la enajenación del subjeto y la asimilación de las influencias ajenas.
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