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Bosquejo #3
MI EXPERIENCIA CON DIOS (Haciendo su voluntad) “Jesús le dijo: Mi comida es que haga la voluntad del que me envió y que acabe su obra”. Juan 4:34 Como podemos ver en esta porción de la Palabra, evidentemente, para Jesús, el hacer la voluntad de Dios siempre fue más importante que el alimento. Hacer la voluntad de Dios debe ser también para nosotros lo más importante, entendiendo que a través de esto podemos descubrir y hacer lo que Dios quiere que hagamos, además de establecer con Él, por medio de esto, una relación más profunda que nos permita conocerle más íntimamente. La triste realidad es que muchos cristianos no llegamos a conocer cual es la voluntad de Dios agradable y perfecta, porque estamos egoístamente tan concentrados en encontrar respuesta para lo que entendemos es la voluntad de Dios para nuestras vidas, que no alcanzamos a conocer íntimamente cual es su voluntad. En este estudio pretendemos investigar como podemos hallar la voluntad de Dios agradable y perfecta, para de esta manera adecuar nuestras vidas a Él y a sus propósitos y poder saber que es lo que Dios desea de nosotros en el lugar donde nos ha puesto, pues es una realidad que lo que necesitamos saber es, qué Dios está haciendo, para que de esta manera podamos saber lo que necesitamos hacer para Él. Hermanos, Dios nos llama a una relación en la cual Él sea nuestro Señor, y espera que nosotros estemos dispuestos a ser y hacer lo que Él tenga designado para que seamos y hagamos. De esta manera lograremos mantener una comunión más íntima con Dios. Veamos tres aspectos importantes en el conocimiento de su voluntad.
Bosquejo para ser predicado en Iglesia de Convertidos a Cristo Basado en el libro Mi experiencia con Dios de Enrique T. Blackaby y Claudio V. King
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I. PERMITE QUE DIOS SEA TU GUÍA II. PERMITE QUE DIOS SEA TU CAMINO III. PERMITE QUE DIOS TE GUIE CADA DÍA Veamos esta primera sugerencia.
I. PERMITE QUE DIOS SEA TU GUÍA A.
B.
DIOS DEMANDA QUE LE SIGAMOS 1.
Por la Palabra vemos que cuando se describe a los creyentes y se les demanda hacer la voluntad de Dios, se utilizan versos como: (Jn. 10:27) “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen”. (Mt. 16:24) “Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame”. (Mr. 10:21) “Entonces Jesús, mirándole, le amó, y le dijo: Una cosa te falta; anda, vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme, tomando tu cruz”.
2.
Muchos otros pasajes nos muestran también esta demanda de Dios para nosotros, “sígueme”, lo cual nos indica que si estamos dispuestos a responder con un “si” a Dios como Señor, Él podrá guiarnos a ser y a hacer lo que nosotros nunca hemos soñado.
3.
Es penoso ver a muchos llamados creyentes que están tan encerrados en su propio trabajo y en sus propias tareas que pierden la oportunidad de ser partícipes de todo aquello que Dios quiere hacer a través de sus vidas. Estos están siguiéndose a sí mismos y no a Dios.
DIOS DEMANDA QUE SIGAMOS SU INSTRUCCIÓN
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C.
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1.
Seguir la instrucción de Dios demanda fe. A veces oímos decir a algún creyente, ¡Yo no puedo hacer esto que Dios me ordenó! ¡Yo no tengo tal don para hacer lo que se me está pidiendo! Evidentemente que este creyente no ha comprendido como actúa Dios.
2.
Dios nunca dará instrucción para que hagamos una tarea particular, sin que al mismo tiempo nos capacite para llevarla a cabo. Es precisamente esta la definición de don espiritual: La capacidad o poder espiritual que Dios nos da o nos asigna, para que podamos llevar a cabo las tareas que nos ha asignado.
3.
Cuando estudiamos sobre los dones, hacemos énfasis en no confundir el don espiritual con sus talentos naturales, de forma tal que usted no se halle en el peligro de estar centrando su atención en sus talentos, habilidades naturales o intereses personales, al intentar determinar cual es la voluntad de Dios.
DIOS DESEA QUE NOS CENTREMOS EN SU VOLUNTAD 1.
Algunos creyentes pueden decir: “Me encantaría hacer tal cosa” y por este deseo piensan y aseguran que esta es la voluntad de Dios. Déjeme decirle que esta respuesta está centrada en ellos mismos y no en Dios. Nosotros necesitamos centrar todo lo que hagamos en Dios.
2.
Si deseamos la guía de Dios, entonces concentrémonos en buscar lo que Dios desea hacer por medio nuestro y no lo deseamos hacer por medio de Dios. Cuando optamos por la primera opción, nuestra respuesta deberá ser: “Señor, haré cualquier cosa que tu reino requiera de mí, donde tú quieras que vaya yo iré, no importando las circunstancias, estoy dispuesto a seguirte, si tú quieres suplir una necesidad a través de mi vida, yo soy tu siervo; y haré todo aquello que sea necesario hacer”.
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Estemos dispuestos a seguir al Señor, oyendo sus instrucciones y estando dispuestos a concentrarnos en su perfecta y santa voluntad. Que no nos hallemos trabajando para nuestros propios propósitos por el hecho de que tenemos talentos o que tenemos dinero. Esto no es hacer la voluntad de Dios, esto es hacer lo que nos da la gana. Imitemos a Jesús cuando dijo: “No puedo yo hacer nada por mí mismo; según oigo, así juzgo; y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió, la del Padre” (Jn. 5:30), o como dijo en Juan 6:38: “Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió”.
II. PERMITE QUE DIOS SEA TU CAMINO A.
JESÚS ES NUESTRO CAMINO 1.
A menudo, muchos cristianos se preguntan de esta manera sobre como conocer y hacer la voluntad de Dios, “Señor, ¿Qué quieres que haga? ¿Cuándo quieres que lo haga? ¿Cómo lo hago? ¿Dónde lo hago? ¿Cuál será el resultado que tendré?” Esto nos muestra nuestra falta de fe y confianza en Dios. Sabemos que Él es nuestro camino, pero para transitar por él, necesitamos tener de antemano una carta de ruta, con todos los detalles, como si esto fuese un Rally para llegar al cielo.
2.
Esto no es vivir por fe, esto es vivir por vista. Recordemos las palabras del apóstol Pablo en 2 Corintios 5:6-9 cuando dijo de su andar en esta tierra: “Así que vivimos confiados siempre, y sabiendo que entre tanto que estamos en el cuerpo, estamos ausentes del Señor (porque por fe andamos, no por vista); pero confiamos, y más quisiéramos estar ausentes del cuerpo, y presentes al Señor. Por tanto procuramos también, o ausentes o presentes, serle agradables”.
3.
Si sabemos que Jesús es nuestro camino, entonces entendamos que las cartas de rutas, los detalles de lo que pasará mañana, la orientación de por donde andar, son
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innecesarios, pues “Jesús es el camino”. Él te dice, todo esto es innecesario, no te hace falta para seguirme, lo que necesitas es seguirme un día a la vez. Necesitamos llegar a decir a Dios, dime simplemente lo que debo hacer ahora, un paso a la ves, y lo haré.
B.
JESÚS ES EL QUE VERDADERAMENTE SABE EL CAMINO 1.
Recordemos que Dios es el único que conoce el camino por el cual nosotros vamos a cumplir su voluntad en nuestras vidas. Recordemos que Jesús mismo dijo: “Yo soy el camino, la verdad, y la vida” (Jn. 14:6). Diciendo esto, Jesús espera que nosotros cada día transitemos con Él.
2.
Él no dijo:
“Yo te mostraré el camino”. “Yo te daré un mapa de ruta” “Yo te diré hacia dónde debes dirigirte cada día”.
Solamente dijo: “Yo soy el camino”, su intención, al decir esto, fue el que le siguiéramos, obedeciendo su Palabra día por día, recordando que Él conoce el camino, porque Él es el camino por donde nosotros tenemos que transitar. 3.
C.
Por tanto, si nosotros hacemos lo que Jesús nos dice cada día a la vez, entonces tendremos la seguridad de estar exactamente siempre en el centro de la voluntad de Dios, que es donde Dios quiere que estemos. Ahora bien, debemos preguntarnos aquí: ¿Es posible que podamos confiar en Dios para que nos guíe de esta manera?
JESÚS SI CONOCE LA VOLUNTAD DE DIOS 1.
Nuestro Señor Jesucristo es el único que conoce la voluntad de Dios, porque Él es Dios. Jesús no podría confundirnos, ni guiarnos por un camino equivocado. Asimismo, si Él es el camino y conoce la voluntad de Dios porque es Dios, entonces Él espera que nosotros confiemos en su dirección.
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2.
Dios está interesado en que nosotros estemos dispuestos a declararle que vamos a seguir a Jesús un día a la vez, y así estar en el centro de su voluntad para nuestra vida, que en darnos todo su plan de una vez por todas.
3.
Cuando lleguemos al punto de confiar en Él para que plenamente nos guíe, un paso a la vez, entonces encontraremos la libertad que Él promete. De otra manera estaremos afligidos, turbados, angustiados, temerosos y desesperados, al punto tal de desear volvernos del camino. Recordemos sus palabras en Mateo 6:25-34 cuando nos habla del afán y la ansiedad diciendo: “Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas? ¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo? Y por el vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan; pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió así como uno de ellos. Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe? No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal”.
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III. PERMITE QUE DIOS TE GUIE A TRAVÉS DE SU PALABRA A.
B.
DIOS GUIÓ A SUS SIERVOS DÍA TRAS DÍA 1.
Abraham fue un ejemplo de como Dios guió a sus siervos a conocer y a hacer su voluntad día tras día. Primeramente vino su llamamiento por su nombre Abram, más tarde cambió su nombre por el de Abraham, y le dio allí algunos detalles de lo que sería su voluntad para su vida.
2.
Dios no le dijo a Abraham el primer día todo lo que había de pasar, Abraham tendría que seguir a Dios por fe y no por vista. Es bueno recordar el pasaje donde se le declara a Abraham el deseo de Dios para su primer día. “Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra. Y se fue Abram, como Jehová le dijo; y Lot fue con él. Y era Abram de edad de setenta y cinco años cuando salió de Harán. Tomó, pues, Abram a Sarai su mujer, y a Lot hijo de su hermano, y todos sus bienes que habían ganado y las personas que habían adquirido en Harán, y salieron para ir a tierra de Canaán; y a tierra de Canaán llegaron” (Gn. 12:1-5).
3.
Te imaginas que Dios le hubiese dicho a Abraham todo lo que iba a padecer en el lugar donde le había de enviar, se imagina lo que hubiese sentido Abraham durante sus largos días de camino desde la tierra de sus padres hasta llegar a Canaán. Pienso que de seguro Abraham se hubiese devuelto o no hubiese emprendido el viaje.
DIOS POCAS VECES DIO DETALLES MINUSCIOSOS A SUS SIERVOS
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C.
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1.
Como podemos ver en esta enseñanza que desprendemos del trato de Dios con Abraham, Dios tampoco le dio detalles específicos en cuanto a lo que él iba a hacer en esta tierra a donde era enviado. Solamente le dijo: “Vete de tu tierra a la tierra que yo te mostraré”. Dios le prometió a Abraham que Él haría el resto.
2.
Dios no necesitaba que Abraham revisara los planes de Dios, ni que diera su opinión si por el camino que Dios lo llevaría sería el correcto, tampoco necesitaba Dios que Abraham le dijese si lo que Él tenía para su vida futura era bueno o malo, porque Dios sabía que Él solo daba cosas buenas a sus hijos porque Él es Dios. “Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación. El, de su voluntad, nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que seamos primicias de sus criaturas” (Stg. 1:17,18).
3.
Aquí debemos preguntarnos, ¿Estamos nosotros dispuestos a seguir a Dios con tan pocos detalles? ¿Estamos dispuestos a seguir a Dios día por día? ¿Estamos dispuestos a seguir a Dios por fe y no por vista, aún cuando Dios no nos diga a donde quiere llevarnos? Que podamos decir como el salmista en (Sal. 40:8): “El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado, Y tu ley está en medio de mi corazón”.
DIOS QUIERE QUE TU AMES EL HACER SU VOLUNTAD MÁS QUE TU PROPIA COMIDA 1.
“Jesús le dijo: Mi comida es que haga la voluntad del que me envió y que acabe su obra” (Jn. 4:34). Cuando un creyente entiende, que Dios tiene más interés que cualquier otra cosa, en establecer una relación de amor con él, de tal forma que ese creyente experimente una relación más profunda con su Dios, entonces ese creyente amará conocer y hacer la voluntad de Dios más que su propia comida.
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2.
Al apóstol Pedro, a Andrés, a Santiago y a Juan (Mt. 4:18-22; a Mateo (Mt. 9: 9) y al Apóstol Pablo (Hch. 9:1-20) Dios mostró un sólo deseo para ellos, “Síganme y les mostraré”. Es por esto que nosotros tenemos que estar dispuestos a oír cada día la voz de Dios para seguir su camino por fe, anhelando el hacer su voluntad expresa cada día, la cual nos llega a través de su Palabra.
3.
Cuando obedecemos, entonces Dios estará satisfecho con nuestra obediencia y nos dará todas las cosas por añadidura, veremos su mano poderosa actuando en nosotros al hacer su obra y no la obra nuestra. No estemos tan concentrados en saber lo que Dios tiene para mí vida, sino concentrémonos en saber lo que yo tengo que hacer para Dios y sabremos lo que Dios querrá de nosotros cada día.
CONCLUSIÓN Y APLICACIÓN: Amados hermanos, Dios es absolutamente confiable. Sepamos que podemos confiar en Él para guiarnos y para proveernos. Recordemos: “Dios es el que produce en vosotros tanto el querer como el hacer, para cumplir su buena voluntad” (Fil. 2:13). Digámosle a Dios hoy: Señor, estoy dispuesto a seguirte cada día a la vez, sin pensar en el día de mañana. Señor, te seguiré aunque no me anticipes todos los detalles dentro del camino que tú elegiste para mí. Señor, te prometo que desde hoy voy a permitirte ser mi camino, e iré donde tú me muestres. Señor, desde hoy estaré más concentrado en lo que tu reino requiera de mí, que en lo que yo deseo para mí, yo soy tu siervo, si quieres suplir una necesidad a través de mí en tu reino, úsame para tu gloria. En Cristo. AMÉN