paranoico el primer nota de tapa: juanse

nota de tapa: juanse Contra la piratería paranoico el primer Veinte años de carrera, y como si nada. Hoy, después del éxito de Girando, su último di

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nota de tapa: juanse Contra la piratería

paranoico el primer

Veinte años de carrera, y como si nada. Hoy, después del éxito de Girando, su último disco, los Ratones Paranoicos tiran la primera piedra: a partir de este mes, el disco se venderá a un precio económico para combatir la piratería. Lo explica Juanse, líder paranoico y uno de los sobrevivientes más carismáticos del rock argentino tradicional. Un ejemplo a seguir. Entrevista Alejandro Lingenti Foto Alejandro Guyot

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ue una gran temporada para Ratones Paranoicos, qué duda cabe. Cumplieron felices veinte años de trayectoria, llenaron cuatro veces el estadio Obras y siguieron vendiendo el álbum que lanzaron en 2004, Girando, que ya lleva vendidas unas 20 mil copias oficiales y unas cuantas más piratas, según asegura Juanse a cuatro vientos. Ahora vienen una gira por el interior, la edición de un DVD y un álbum en vivo que registrará parte de la actual energía paranoica, la misma que mantiene viva la comunión de un grupo de fans cada vez más fiel, numeroso y diverso. Si los Ratones fueron catalogados alguna vez como una mala copia en carbónico de los Rolling Stones, hoy la situación es radicalmente distinta: son muchos los músicos de distintas generaciones que los respetan (ver los testimonios que acompañan a esta entrevista), la crítica se los toma mucho más en serio, y hasta Luis Alberto Spinetta ha tocado en vivo en más de una oportunidad Sucia estrella, uno de los temas emblemáticos de la banda. Pero más allá de todos esos datos, destinados a una trabajosa legitimación que tampoco resulta tan imperiosa, están las canciones, el argumento más poderoso que Juanse y los suyos tienen para defenderse. Ceremonia en el hall, Enlace, Ya morí, Rock del gato, Juana de Arco o Sucio gas ya son, a esta altura, clásicos inoxidables del rock nacional, ese tipo de temas que todo el mundo corea sin rubores cada vez que se presenta la oportunidad y que han quedado plasmados en nuestra memoria mucho más allá del efecto pavloviano provocado por el bombardeo a repetición de las FM adictas a los rankings. Salvo para aquellos que razonan con animosidad o el apresuramiento que casi siempre acompaña a la vagancia intelectual, está claro que el grupo ya se ha sacudido el lastre de la imitación esquemática o, lo que siempre fue más riesgoso todavía, la parodia. Si hay una banda stone en la Argentina, es Ratones Paranoicos. Por espíritu, actitud y permanencia, y por encima de las irregularidades propias de una carrera tan larga. Aunque siempre parezcan los mismos, los Ratones, se sabe, siguen cambiando de forma para seguir atacando.

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ENTREVISTA> ¿Cómo surgió la idea de sacar una edición más barata de Girando? Juanse: Como el disco anduvo muy bien, decidimos lanzar en marzo una segunda edición con otra tapa. En realidad, es un arte similar, pero con rojo como color dominante, en lugar del amarillo original. La nueva edición tendrá tres clips para ver en formato DVD. Paralelamente, sacamos una edición más barata con la idea de combatir la piratería. Va a costar 9,90 y será más humilde que la primera, pero le dará a la gente la posibilidad de tener un disco con un audio óptimo, en vez de una copia mal hecha. ¿ T e p a re ce q ue e s un a a p ue st a v i ab le p a ra b a ja r e l p re cio d e lo s discos? Claro, por eso lo hacemos. No nos morimos por las cifras multimillo“Sacamos una narias de venta; lo nuestro consisedición más barata te, más que nada, en tratar de manpara combatir la tener la vigencia después de veinte piratería. Creo que años de carrera. Por cada disco oficon esto les cial que se vende, hay cinco piratas que circulan en el mercado. estamos tirando un

mensaje a todos, ¿no?”

¿Si no hubieran vendido 20 mil copias oficiales, creés que la compañía les habría permitido lanzar

la edición más barata? Hay muchas cosas que se desconocen de este negocio. Las compañías hacen inversiones importantes y quieren recuperarlas, eso es clave. Ahora bien, nosotros no somos una banda que requiera demasiado gasto en la producción, y tenemos un público que no cuenta con un gran poder adquisitivo. Entonces, podemos hacer un esfuerzo entre todos para que la gente entre en contacto con el disco verdadero, ¿no? Si bien estamos sacrificando ganancias, por otro lado le estamos dando a la gente lo que le corresponde. Si los discos son cada vez menos accesibles, la gente va a perder el >>>

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interés por la música. La gente está pagando hasta ocho pesos por una copia casera hecha por alguien que no tiene la menor idea de nada. Eso se tiene que acabar.

permite llevarlo en cualquier lado, que es más cómodo que el de la caja tradicional, incluso, y que viene con un nylon que protege al disco. Tiene que salir con fritas…

¿Los discos tradicionales no pueden ser más baratos? Bueno, creo que con esto les estamos tirando un mensaje a todos, ¿no? Yo tengo catálogo en BMG, en Sony, en DBN, en Soy Rock, en Tocka Discos… Me parece que una vez que una banda alcanza un objetivo de ventas, está bueno intentar lo que estamos haciendo nosotros. Tenés un disco que suena perfecto, con un formato que te

Hay una diferencia notable entre Girando y el sonido de los primeros discos. Los primeros son como discos punk; de hecho, ustedes tenían un público medio punk… Yo era punk. Los Ratones éramos punks desde lo musical y nuestra imagen también lo pudo haber sido en una época. Siempre tuve una gran admiración por Johnny Rotten, por su posición frente al negocio, sobre todo. Fue él quien disolvió la historia de los “Creérsela es una Sex Pistols porque ya se había monstruosidad, cumplido la misión. Dijeron todo porque estás en un único disco… Pensá que cayendo en la estamos hablando de los 70, cuantrampa de pensar do ya se había dicho casi todo y, que sos el ‘ser sin embargo, esta explosión visceesperado’ por ral de la simpleza de la música todos. Y el Mesías recolectó esas doce canciones ya vino, y no fui yo.” increíbles... Fueron geniales… Nuestros primeros discos estaban muy metidos dentro de esa atmósfera, teníamos la misma edad que ellos cuando empezaron, unos diecinueve, veinte años… ¿Y ya querían grabar un disco como Never Mind The Bollocks? Coincidíamos con Sex Pistols en estos aspectos, pero en lo musical nos apegamos mucho a los Stones. Ellos son la imagen viva de lo que persigo. En un tema del último disco decís “ya no puedo dejar mi banda de rock’n’roll”. ¿Vivir inmerso en ese mundo afecta tu intimidad, te trae algún tipo de desorden en tu vida familiar? Hace bastante que vivo así… Lo más difícil es separar las cosas, integrarlas, y refugiarse en alguna de las dos cuando la circunstancia lo pide. Después, hay que saber manejar todo de la forma más simple y no complicarse diciendo “tengo que hacer esto, no tengo que hacer lo otro”. Es importante tener la ansiedad guardada dentro de una caja fuerte… Hay que aceptar la función que te dio el destino. Spinetta ya dijo que el destino vos no lo escribís. Y es una gran verdad. ¿Spinetta te avisó que iba a hacer una versión de Sucia estrella? ¿Te pareció una legitimación? ¿Qué te pasó cuando te enteraste de que la tocó en vivo? Luis Alberto Spinetta es el artista más importante que yo escuché en mi vida. Su música vendría a ser como una especie de planeta extraño… Muchas veces estamos esperando encontrar cosas que nos interesan porque son desconocidas, y sin embargo, acá tenemos algo que nos acerca ese aspecto de lo desconocido y lo baja en una forma tan simple, tan humana y tan compleja a la vez… Con su poesía, Spinetta logra transmitir en segundos lo que a otro le costaría una vida. Admiro su fortaleza artística… Lo demostró en el último Pepsi Rock, y está filmado: un público preparado para ver a los Ratones, para ver a Vicentico, para ver a un montón de otros artistas, enmudeció con Spinetta. Y él no fue demagogo en su planteo. Fue y tocó lo que correspondía, en vez de elegir los temas que él sabe que podrían generar euforia.

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“Yo era punk. Los Ratones éramos punks. Siempre tuve una gran admiración por Johnny Rotten.”

¿Tenés contacto con él? Tengo el enorme privilegio de ser una de las personas a las que Luis llama por teléfono para pasarle el disco que acaba de terminar. Tengo el disco nuevo en casa y no se puede creer… Cuando escuchen eso se van a querer morir, es impresionante. Jamás pensé que iba a superar a Los ojos o Para los árboles… Lo escucho desde los diez años y me gusta todo lo que hace. En su momento, me fanaticé con Invisible porque me tocó vivir esa etapa suya cuando yo tenía una edad determinada. Vi todos los shows de Invisible en Capital Federal, del primero al último.

¿En qué pensás que te influenció? Cuando escribo letras, él es mi gran referente. Hago una traducción elemental de su poesía, digamos, así como intento interpretar lo que podrían decir o sentir los Stones o los Pistols si fueran argentinos. De todos modos, los Ratones no buscamos deliberadamente una evolución; en ese aspecto somos bastante primitivos… Somos herméticos, y hemos pagado un precio por eso. Mucha gente puede escuchar Girando y decir que pusimos piloto automático. Pero no, Girando fue así desde que lo hice en el living de mi casa y no lo volvería a cambiar. Somos poco permeables a lo que nos puedan decir los demás. ¿Te cansa la vida de músico de rock? Agota un poco, sí. Pero yo termino esta nota y me voy a un estudio, no pienso en otra cosa. Me parece, eso sí, que es importante

saber compartir con la familia algunos momentos, no defraudar sus expectativas.

¿Y eso te exige hacer cosas que no tenés ganas de hacer? No. Es verdad que tengo un tren de compromisos y exigencias que no me permiten decidir con demasiada libertad lo que quiero todo el tiempo. Pero ya aprendí a vivir con eso, hago lo que me gusta y entiendo que eso tiene un precio. ¿Qué cosas te incentivan para seguir? El móvil central es dirigirme a los pibes, a los más chicos. Que haya un montón de pendejos en los shows es un milagro… Y que la gente siga respetando lo que nosotros propusimos hace veinte años es una zanahoria lo suficientemente atractiva como para continuar.

¿Escuchás a las bandas que forman parte del árbol genealógico de los Ratones, como Viejas Locas o Jóvenes Pordioseros? Jóvenes Pordioseros me gusta mucho, creo que Toti es el futuro del rock argentino… Y Viejas Locas es una banda que prácticamente debutó con nosotros. Después crecieron mucho y trataron de colocarse en otra posición. Es lógico, porque no sirve estar congratulándote permanentemente con los que te permitieron exponerte. Me gusta mucho su primer disco, y fue un orgullo que en el interior me pidieran varias veces que tocara Me gustas mucho. Eso no es casual. Es un halago. >>>

El sambenito de la piratería es un problema mundial. ¿Pero de qué hablamos cuando hablamos de piratería en la Argentina?

Lo que mata es la copia Ratones Paranoicos abre el fuego y pone a la venta su disco a menos de diez pesos. Bien. Es algo. Sirve. Cuatro pesitos más que en la estación de tren por un disco original. Es cierto que el grupo de Juanse lo hace después de haber vendido 20 mil copias de Girando, pero lo hace. Y si llega a salir bien, le deberemos para siempre el hecho de haber sido el primer grupo con convocatoria y con poder de persuasión en tomar una medida a la altura del conflicto de la piratería. ¿Pero de qué hablamos cuando hablamos de piratería en la Argentina? Antes que nada, hay que situarse en el mapa. Porque mientras en Europa y los Estados Unidos se anuncia el ocaso del disco como divisa musical para ser reemplazado por la descarga de archivos hasta por telefonitos, al sur del Sur el problema es otro mucho más básico. Lo que mata es la copia, el CD grabado, la tapa fotocopiada, el puestito en la calle. ¿Mp3? ¿Internet? ¿Banda ancha? ¿I-pods? ¿Wi-fi? ¿Blogs? ¿Peer-to-peer? Sí, pero ¿para cuántos? La brecha es económica, está claro. ¿Cuántos de los chicos que escuchan a gigantes como Bersuit, Jóvenes Pordioseros, Attaque 77 o La Renga tiene la posibilidad de bajar sus discos de Internet? No debe llegar ni al diez por ciento. Pero los que los compran copiados debe superar el setenta por ciento –se calcula que por cada disco oficial se venden cinco piratas del mismo título. Sin embargo, la brecha también es cultural. En un punto, el rock argentino se está mordiendo la cola. Por un lado, sus divas tienen el doble de edad del público al

que se dirigen. Ergo, su formación musical, ya sea por su calidad, su cantidad o su forma de consumo, es diferente. También lo es su forma de vida, su poder adquisitivo, su relación con los discos que producen y que consumen, su idea del copyright, su esquema de vida. Y también lo son sus necesidades. “Tenemos un público que no cuenta con un gran poder adquisitivo”, dice Juanse, no sin tino. “Entonces, podemos hacer un esfuerzo entre todos para que la gente entre en contacto con el disco verdadero, ¿no?” Nunca existió una distancia tan grande en esta relación social entre artista y público como ahora. Los más pobres escuchan con devoción a los que lograron vivir de lo que hacen contándoles sus problemas de cuando eran tan pobres como ellos. Y pretenden cobrarles veinticinco pesos por cabeza por cada disco, una entrada a un show o lo que sea. Juanse se da cuenta, y decide hacer algo, lo mínimo, al respecto. ¿Y si el verdadero problema de la industria –y de los músicos que comulgan con su causa– no reside tanto en el hecho de combatir a la piratería sino en la actitud casi empecinada de seguir insistiendo con los mismos artistas de siempre, los que crecieron con los viejos códigos y no pueden –ni quieren– apartarse de ellos? En Europa, fueron los nuevitos, los que nacieron en la periferia de la industria, los que vendieron más discos para Navidad: Arcade Fire, Franz Ferdinand, Antony And The Johnsons, Clap Your Hands Say Yeah!… Ejemplos sobran. En la Argentina, en cambio, sería imposible pensar que una compañía

inviertiera algo de sus millones en un grupo con un promedio de edad de veinte años –y que no se trate, claro, de algún muñequito salido de un reality show. Después vemos cómo se ofrece “el producto”, si bajando el precio de los discos, si regalándolos en los shows. O si se abandona el concepto de copyright –que sólo les interesa a quienes vivieron toda la vida de eso: las bandas nuevas piensan distinto– para así empezar a valorar otras cosas. Lo que sí es seguro es que tanto la industria como los músicos se beneficiarían al menos en algo, “resignarían ganancias”, como dice Juanse, pero no les darían más de comer a los vivos que copian discos a lo pavote para venderlos en la vereda. Se sabe que las compañías pretenden recuperar, con las ventas de discos, las cantidades industriales de dinero que invierten en publicidad, desde pautas tradicionales hasta pagar porque suenen sus artistas en las radios. Tal vez sea el momento de confiar más en el boca a boca, que es mucho más poderoso y legítimo que una campaña –algo que, de hecho, ya sucedió con los Redondos y La Renga, dos grupos que convocaron legiones enteras sin utilizar los canales habituales de difusión. Un dato bizarro que ilustra como nada los manotazos de ahogado a los que lleva la desesperación: la nueva estrategia fiscal de CAPIF consiste en cobrarles a las disquerías por la música que pasan en sus locales, una medida que piensan hacer extensiva… ¡a los taxis y remises! Nicolás Miguelez

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¿Qué relación tenés hoy con Pity? No tengo relación. ¿Te parece un buen compositor? Me parece que es un artista que tiene una personalidad muy clara y una humildad muy grande, a diferencia de muchos otros colegas. Cuando un músico renuncia a toda esa especie de ego absurdo, funciona. A mí me pasó, porque siempre hay un momento en que el público, la prensa y la producción que tenés atrás te hacen creer que sos Gardel. Es complicado… Yo me creí Gardel durante veinte minutos. ¿Fueron sólo veinte minutos? Sí, traducidos a lo que es toda nuestra carrera, fueron veinte minutos. Pero de eso se aprende también. Nadie es Gardel.

Palabras recogidas por Santiago Delucchi

CLUB DE FANS >>>

¿Cómo hiciste el clic para zafar? Estábamos en una fiesta con Diego Maradona y nos pusimos a charlar con Andrés Ciro, de Los Piojos. En un momento me dijo que tenía que destruir ese personaje que me habían construido los demás. Fueron dos segundos… No sé si él se acuerda de eso, pero para mí fue muy importante porque me di cuenta de que creérsela es una monstruosidad, porque estás cayendo en la trampa de pensar que sos el “ser esperado” por todos. Y el Mesías ya vino, y no fui yo.

Yo los vi JULIAN DELLA PAOLERA (Victoria Mil) “Me gustan los Ratones. Me parece que Juanse, además de ser muy carismático, es muy buen compositor. Entiendo toda esa parte de que son como una copia de los Stones, pero para mí tienen algo que está al margen de eso… Una personalidad especial. Si bien sus primeros discos son geniales, creo que siempre hacen algo inspirado. Ahora, por ejemplo, me cae simpático el tema que hizo Sarcófago en Girando, su último disco. Una vez, cuando era pendejo, los fui a ver a Lomas de Zamora y recuerdo que Juanse dijo: “Estoy calcinado”; en ese momento me reí, pero tardé un par de años en entenderlo. Mi álbum preferido es Los chicos quieren rock, aunque su primer disco también lo disfruto mucho. Canciones como El reflejo y El hada violada me parecen muy buenas. Incluso me gusta Para siempre, el tema que hicieron con Andrés Calamaro y que luego transformaron para dedicárselo a Maradona.”

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¿Qué relación tenés con Maradona, más allá de lo que se ve en los medios? Somos amigos desde hace mucho, compartimos todo lo que fue el proceso previo al Mundial de los Estados Unidos. Lo conocí en el 88, en una cena en New York City, y siempre hubo mucha identificación. Él sabe que soy un incondicional… Y yo quiero muchísimo a Claudia, porque es una persona de un nivel humano increíble. Con Diego compartimos circunstancias gloriosas y otras más difíciles… Ahora está en el camino correcto, que es refugiarse en su entorno afectivo, íntimo. ¿Hay algo en particular que te disguste del rock argentino? La única crítica que haría está relacionada con los prejuicios que hay entre muchas bandas que tienen diferentes estilos. Todas trabajan para un objetivo, que es vivir de lo que les gusta y mostrar lo que hacen, sin camisetas. De todas formas, ustedes no son una banda con muchos detractores. No sé… Yo no tengo absolutamente nada en contra de nadie, eso te lo aseguro. Al contrario, celebro que acá haya grupos que convocan lo mismo, o incluso más, que un artista internacional que viene una vez cada seis años. Siempre se habló de su relación con los Stones. ¿En algún momen-

Lejos de la patria stone, los referentes del circuito indie tuvieron su fascinación por la banda de Juanse. Tres opiniones que reivindican la impronta de Ratones Paranoicos.

to se te hizo pesado el tema de la comparación? Eso pasó porque acá no había ninguna otra banda con esa estética, pero la realidad es que cualquier banda que quiera hacer rock’n’roll tiene que estar influenciada por los Stones. De lo contrario, sería como si ellos dijeran que no estuvieron influenciados por Chuck Berry, Jerry Lee Lewis o Elmore James. Es absurdo... Toda esa historia la inventó el periodismo, cuando decían que éramos los Danger Four de los Stones y bla, bla, bla… Pero se olvidaron de que George Martin jamás habría puesto un dedo en un disco de los Danger Four, y lo digo con el mayor de los respetos por ellos. Nosotros, en cambio, hemos trabajado con Andrew Oldham… ¿Te gustan Los Beatles? Sí. Sobre todo ahora que son dos… (risas). ¿Qué música escuchás habitualmente? Elmore James, Pappo, los Ratones… ¿Escuchás mucho tus discos? Sí. Es raro, porque parecería que la mayoría de los artistas no lo hace, o por lo menos no lo dice… Qué sé yo, que se maten… Al tipo que no le gusta lo que hace es porque tiene un problema grave en la cabeza. Acepto que haya niveles, de todos modos. Spinetta, por ejemplo, una vez que ya terminó de grabar un nuevo disco, se aleja un poco porque lo satura. Pero es un caso excepcional. Spinetta siempre es un caso excepcional. A mí no me pasa. Fuera del rock, ¿qué música te gusta? Me gusta mucho Bill Evans. También escucho a John McLaughlin, a Piazzolla, a Mozart, a Gardel, a Pugliese…

GORI (Fantasmagoria) “La historia es así: cuando tenía once años yo quería ir a ver a Los Violadores, pero mi vieja no me dejaba ni a palos. Entonces me decía ‘mejor salí con tu hermano’. Pero mi hermano Gustavo no quería ir a ver Los Violadores, él prefería a los Ratones. Así fue cómo empecé a descubrirlos. Al tiempo les cacé la onda y me empezaron a gustar mucho. Ahora tengo sus cuatro primeros discos en vinilo. Me encantan. A veces, en las pruebas de sonido o antes de los shows para entrar en calor, tocamos Caballos de noche o El hada violada. Y antes, en la época de Fun People, con Gato y Chuli solíamos poner sus discos en la previa de los shows. Lo hacíamos porque nos gustaba y porque sabíamos que eso molestaba al público… Incluso llegamos a tener una banda que se llamaba Pesado Burdel, donde además estaban Holy y Chano, por entonces miembros de Vermearder. Nos juntábamos cada tanto y hacíamos temas de los Ratones.”

MANZA (Valle de Muñecas) “De chico fui muy fan de los Ratones. Era una época en la que predominaba un pop bastante limpio, pero a mí me atraían los grupos más rockeros, como Los Violadores, Don Cornelio y La Zona, Todos Tus Muertos, Sumo y Ratones Paranoicos. Si bien siempre me gustaron los Stones, lo de ellos me pegaba por otro lado. Su imagen era increíble: los cuatro de negro, con el pelo muy corto… Juanse tenía un look tipo Lou Reed 73. Para mí era un grupo punk. Ahora mi disco favorito es Los chicos quieren rock, pero cada tanto lo cambio por Furtivos. En vivo, me gustaba cuando tocaban temas como Ahora no es lo mismo o Primavera nacional. Mi mejor recuerdo es un recital de fin de año en Cemento, en la madrugada del 1 de enero de 1991. Tocaron a las cinco de la mañana, y cerraron con una versión de Enlace de quince minutos en la que parecían los Stooges, con Juanse en pelotas trepado al techo y moviéndose como Iggy. Fue el mejor show que vi de un grupo de acá.”

Y vos te llamás Juan Sebastián… Bueno, Bach me encanta, sí. Me gustan también Ligeti y Bartók. La verdad es que escucho música todo el tiempo. También disfruto mucho de los demos que me acercan… ¿Qué opinión tenés hoy de lo que pasó en Cromañón? Chabán tiene una gran responsabilidad, pero le cayeron demasiado. Me parece un problema serio que el periodismo y la gente se ponga a juzgar de antemano. Ojalá que la justicia funcione como tiene que funcionar para que se sepa quiénes son los responsables de la tragedia… No estoy de acuerdo con hacer responsables a los pibes de Callejeros, por ejemplo. Pero de cualquier manera, ya lo verá la justicia. Pero ¿por qué creés que pasó algo así? Debe haber alguna explica ción, por mínima que sea. Acá desaparecieron 30 mil personas. ¿Cómo puede ser que hayan desaparecido 30 mil personas? Estamos a treinta años de eso y no sabemos qué pasó… En el caso de Cromañón, prefiero pensar en inocentes y no en culpables. Si se demuestra lo contrario, OK. Si no, vamos a terminar diciendo que también son culpables los chicos que murieron por el simple hecho de ir a ver a Callejeros. Con respecto a la banda, están filmados los pedidos al público para que la cortaran con las bengalas, incluso los pedidos de Chabán. Ahí no hay ningún truco.

“Acá desaparecieron 30 mil personas. ¿Cómo puede ser que hayan desaparecido 30 mil personas? En el caso de Cromañón, prefiero pensar en inocentes y no en culpables.”

¿Cómo es un día tuyo hoy? Me acuesto tarde por lo general, porque me quedo hasta altas horas tocando. Escucho a Elmore James, a Jimi Hendrix…, y después dejo un espacio para mí, para componer. Me levanto a la hora en que se levantan pocos, te diría.

¿Cuánto hay de realidad y cuánto de fantasía en la idea de la vida de excesos que vive un músico de rock? Tiene algo de mito, y ese tipo de mito se termina pagando caro porque podés entrar en tu propia parodia. Lo importante es tratar de luchar contra eso. Yo no he renunciado a algunos excesos, pero ahora estoy en otro momento, honestamente. ¿Te daría bronca que te dijeran careta, conservador o que estás viejo? Hay una vieja frase que usamos los Ratones: “La merca trae suerte” (risas). Era un justificativo, obviamente. Ése es el peligro de la falopa: te pone eufórico, pero llega un momento en el que te calmás y te parece que te estás perdiendo el tren. Entonces volvés… Es muy raro todo… Hoy creo que la droga es algo que hay que destruir definitivamente. Hay que matar a la droga, no me queda la menor duda. ¿Todo tipo de drogas, incluso las blandas? No hay drogas blandas y drogas duras. Son todas iguales, tarde o temprano te meten en un rollo que no va. No voy a decirte la cantidad enorme de décadas de consumo que tengo, pero creo que podríamos llenar un estadio con lo que con“Con la cantidad de sumí. No sé… Cada uno tiene su esquema. En mi consumo que tengo situación actual, me parece mejor drogarme con mis podríamos llenar un hijos: verlos crecer, que me traten de despertar al estadio. Pero en mi mediodía… ¿Ni siquiera tomás alcohol? Bueno, tampoco hay que privarse de lo que uno cree que, de alguna manera, reclama una situación especial… Tampoco me gusta hacerle pasar un mal rato a nadie. Pero hay que saber parar la pelota. A veces es muy lindo estar todo el tiempo festejando, pero también hay otras cosas.

situación actual me parece mejor drogarme con mis hijos: verlos crecer, que me traten de despertar al mediodía.”

¿Las drogas ayudan en el proceso creativo? Nunca relacioné las dos cosas, trato de no combinarlas. Lo que uno puede hacer, lo hace con o sin drogas. Si hubiésemos logrado que algunos de nuestros amigos no hubiesen tenido la problemática del consumo de drogas, tal vez contaríamos con una cantidad de artistas que aún estarían vivos. Igual creo que vivir hasta los ochenta no tiene sentido. ¿Para qué? ¿Qué significado tiene a lo largo de todo el trayecto? Es tan relativo… En definitiva, no estoy en contra de las drogas. Pienso que hay que experimentarlas para ver de qué se trata. Pero son etapas. Estoy a favor del cuidado, no de la represión. Al fin y al cabo, como decíamos con el Carpo, todos morirán, nadie se salvará, y la muerte será horrible.

II

Girando (Tocka discos)

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nota de tapa: clap your hands say yeah! El otro camino

De blog en blog, sin ruido ni publicidad, Clap Your Hands Say Yeah! se convirtió en el símbolo de una nueva forma de vender y difundir la música. ¿Una entidad virtual? No, un grupo de carne, hueso, sangre y fuerza, liderado por un cantante impresionante. Su debut homónimo posiblemente llegue a la Argentina. Por Pierre Siankowski

INDUSTRIA EN JAQUE >>>

boca a boca

Clap Your Hands Say Yeah!: “Aplaudí y decí que sí”. Ésa fue la opción que eligieron quienes durante una noche de noviembre del año pasado se congregaron en la University Of London Union. La idea era ver en vivo al rumor de 2005 que, al parecer, sería la gran alegría de 2006. Clap Your Hands Say Yeah!… El nombre en sí mismo ya provoca una sonrisa. El grupo tiene su base en Brooklyn –con Alec Ounsworth al frente, un cantante muy bajito, tan discreto como carismático–, y está dando vueltas por Internet desde hace meses. Es más: si bien fuera de los Estados Unidos su debut formal verá la calle recién este mes, el cuchicheo sobre su música circuló con más fuerza que cualquier campaña de prensa tradicional. De boca en boca, de blog en blog, de mp3 en mp3… El grupo más prometedor del año pasado fue una promesa virtual antes que una realidad a puro láser. Las malas lenguas lo rebautizaron Click Your Mouse Say Yeah!, tal vez como una forma de burlarse de la nueva estrategia que consiste en conseguir publicidad a través de los blogs; la misma que fue tan importante para artistas “consagrados” como Arcade Fire, Wolf Parade o Artic Monkeys, y que parece ser la esencia de toda success story independiente. Minutos antes del concierto, todos los adolescentes a los que consultamos no hicieron más que confirmar que descubrieron a Clap Your Hands Say Yeah! a través de Internet. Algunos en el audiblog de un amigo. Otros en el webzine pitchforkmedia.com. La mayoría a través del intercambio peer-to-peer de mp3. El único que confesó no haber dado con el grupo a través de Internet fue un joven pelirrojo y freak. “¿Cómo los conocí? ¡Ja, ja, ja! ¡Formo parte del grupo, tarado!”, respondió Lee Sargent, pianista y guitarrista de Clap Your Hands Say Yeah!, a quien volvimos a ver más tarde al lado de sus colegas sobre un escenario bañado de luces rojas y un decorado con cincuenta globos rellenos de plumas. Una vez iniciado el concierto, lo primero que impresiona es la emoción que transmite Ounsworth. Si Clap Your Hands Say Yeah! es un juego colectivo, él es su punto neurálgico. Su historia es similar a la de casi todo songwriter talentoso: según cuenta, pasó más de veinte años en su habitación de Filadelfia construyendo su universo propio, perfeccionándolo con ese sentido de artesanía y de renuncia que está en las antípodas de la difusión mediática con la que se beneficia hoy su grupo. “Hace mucho que escribo canciones solo en mi casa. Tengo cientos de estilos diferentes: country, folk, blues. Hasta hace poco pasaba horas en mi habitación escribiendo, alternando el piano con la guitarra. Son momentos mágicos, cuando me siento a tocar no me siento solo ni tengo ninguna inhibición. Eso sí, un buen día tuve que dar el gran paso y blanquear el hecho de que pasaba días enteros sin dormir abocado a la música. Entonces tuve que dejar de trabajar

“Al principio, tocar mis canciones fue bastante duro para mí. Estaba exponiendo mi universo. Tenía la sensación de estar dando un espectáculo delante de mis compañeros.”

para dedicarme a algo de lo que no podía escapar.” Ounsworth, está claro, tiende al ostracismo. Sin embargo, al revés de lo que se podría esperar, decidió abrir su universo a otros. De este modo, cuando el grupo lo requirió se mudó de Filadelfia a Brooklyn para reencontrarse con su amigo Lee (el del incidente en el baño) y ofrecerle a la banda los temas que había compuesto lejos del mundo. “Al principio, tocar mis canciones con el grupo fue bastante duro para mí. Estaba exponiendo mi universo… Tenía la sensación de estar dando un espectáculo delante de mis compañeros. Pero bueno, aprendí a vivir con esa sensación. Hoy sigo escribiendo las canciones del grupo, pero aprendí a aceptar que los demás den su opinión y aporten sus ideas.” Es fácil imaginar este universo tan particular, atormentado por el pesimismo enfermizo de los autores predilectos de Ounsworth –Raymond Carver y William Faulkner–, poblado de seres mutilados, de beats que van de una euforia escan“El nombre de la dalosa a un pesimismo crónico. Clap Your Hands Say banda es una Yeah!, el nombre del grupo, insta al aplauso. “El nomorden que bre es una orden que acompaña la decadencia del munacompaña la do, aunque no tan irónica, porque creemos que nuestra decadencia del música es buena.” mundo, aunque Los puntos en común con Arcade Fire, la otra sensación no tan irónica, del año que se fue, es la euforia que desata su música. porque creemos Sobre el escenario, The Skin Of My Yellow Country Teeth que nuestra da ganas de bailar sin parar. Mientras muchos grupos nuevos se afincan en el pasado, Clap Your Hands Say música es Yeah! toca música para el aquí y ahora. Y juega sin límibuena”. tes con el legado de Velvet Underground, Joy Division y Talking Heads. Ounsworth se contorsiona, gira sobre sí mismo, lleva su voz al límite. Para los bises saca la armónica y aborda una versión de Helpess, de Neil Young, otro solitario de los buenos. En pocos segundos, el joven de baja estatura de Filadelfia lleva la queja de un misántropo a su propio universo. Que la industria comience a preocuparse: Clap Your Hands Say Yeah! es el mejor ejemplo de un modus operandi que no necesita de la publicidad ni de grandes inversiones. Con un poco de buena música y dos o tres shows es más que suficiente.

II

Clap Your Hands Say Yeah! (V2)

¿La canción del año? Las listas con lo mejor del año siempre inclinan la balanza hacia los últimos meses. Es más, en diciembre es casi imposible sentir la misma efervescencia por un disco que se escuchó –¿cuánto?, ¿cincuenta, sesenta veces…?– entre febrero y junio. Entonces, es lógico que ahora parezcan gastados: se gastaron. Un artista en su punto de incandescencia es prolífico. Es cierto que ése es otro tema, aunque siempre haya un par de esas sensibilidades

musicales detrás de algunos de los más inspirados, que es la palabra que designa la cuestión. Algunos serán clásicos, otros se consumen girando cómo espirales de pólvora, como remeras que no se puede parar de usar. Después vendrá la pala y la escoba para juntar el polvo en el que se convirtieron algunas bandas, discos y canciones. Limpiar y poner las cosas en su lugar, decir “tal fue el más innovador”, “tal el más gravitacional”, “tal el más

ninguneado”: el revisionismo es la cuchara que revuelve el caldo de cultivo de novedades por venir. Pero es imposible, y tampoco tiene gracia, tener esa perspectiva cuando se vive atorado del presente, siempre tan tóxico como embriagador. Todo esto para arrimar a Upon This Tidal Wave Of Young Blood, de Claps Your Hands Say Yeah!, junto a las grandes canciones del año pasado. Matías Capelli

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nota de tapa

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Crítica y consumo

Europa y la piratería

Uso y abuso

La bulimia del download reduce los modos de acercarse a la música al uso y abuso del mp3, el mash up y el ringtone. ¿Está la crítica a la altura de esta nueva forma de consumo? No parece.

Ave fénix

Por Géraldine Sarratia

Por Pablo Schanton “Braille para sordos pobres.” Hace diez años bauticé así al periodismo “indie” nacional dedicado a escribir y escribir, en plan de autorreflexión narcisista, sobre discos que los lectores no podían comprar ni conocer porque eran difíciles de conseguir. Por aquellos años, el fetichismo por el “disco difícil” (y la acumulación de discografía en general) orientaba al periodista de rock argentino hacia su verdadera vocación: la de disquero. “El almacenamiento se Pasó una década, y los modos de consumo musiconvierte entonces en cal han cambiado notablemente, al punto de un sustituto, y no en que el disco ya no es central como formato de algo previo al uso Se cambio y uso. Habría que recordar tres hitos que compran más discos de desembocan en este nuevo paisaje: la popularización del CD-R, la reducción del track a mp3 y el los que se pueden intercambio de música por Internet, la aparición escuchar. Se almacena del walkman mp3 (ipod, etc.). Cada uno tiene su lo que se querría consecuencia: la “clonación” (piratería, bah…) encontrar tiempo para escuchar. Tiempo de uso para uso personal o comercial, la desmaterialización del disco, el canje virtual reemplazando y tiempo de cambio se lentamente la compra-venta de música, y el desdestruyen plazamiento del álbum como objeto cultural mutuamente.” (Jacques (objetivo al que aspira el pop desde hace cuarenAttali, , 1977) ta años y más allá del Top 40). Agregaría algo más a tanta desmaterialización, a tanta reducción, a tanta virtualidad (por si fuera poco): el ringtone de celular. Pero de eso hablaremos después. A lo largo de mi vida me tocó experimentar música en cuatro formatos diferentes: vinilo, casete, compact y ahora mp3. Recién hoy, mp3 mediante, logré escuchar álbumes que antes parecían utopías inalcanzables –excepciones aristocráticas en el mercado del coleccionismo, impensadas aun en el limitado reedicionismo made in Japan. Por ejemplo: alguien de algún lugar convirtió su apergaminada versión en 33 rpm de Anonym (80), de Tolerance, a mp3 y me la envió vía Internet. Di recién este año con ese capítulo esencial de la música electrónica que no figura en ninguna lista con “Los mejores discos de”, y que ubica a Tolerance, junto con otros ejemplos de la época como Monoton, Rental-Leer, Dome y Free Agents, entre otros, como los precursores low fi del clicks & cuts. Mi comprensión de la historia de la electrónica popular cambió notablemente gracias a esta aparición. Ahora bien, ¿cómo se abusa en realidad de esta nueva disponibilidad de material? Bajando discos a lo loco. Una bulimia del download que hace casi treinta años Jacques Attali explicó así: “El almacenamiento se convierte entonces en un sustituto, y no en algo previo al uso”. Me pregunto, entonces: ¿cuál podría ser la función del periodista o crítico en medio de esa “hiperdisponibilidad” e “hiperatesoramiento”? Proveer mapas de búsqueda y estimular modos de experiencia (de uso), porque ahora es el lector quien se llena de discos sin orientación alguna, al contrario de hace una

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INDUSTRIA EN JAQUE >>>

Ruidos

década. Bueno, sí, alguna orientación hay, pero pasa por un didactismo estilo “The school of rock” o un Guinness del consumo (“Los 100 mejores discos de…”) que ratifican un canon cuyo recorte es totalmente ideológico y repite el estribillo de los consagrados de siempre (Dylan, Beatles, Velvet, etc.). Blogs aparte, pareciera que aún el periodismo y la crítica no se pusieron a la altura del ritmo de consumo del lector medio (de clase media). Unas veces por cuestiones de marketing de la empresa editorial, y otras, en medios menos masivos, por simple pereza a la hora de investigar (hay muchísimo más que Antony and the Johnsons, por favor…). Recuerdo que cuando aparecieron los softwares de música a comienzos de esta década, fueron pocos (pienso en Autechre) los que se atrevieron a explorar sus potenciales como máquina compositiva: el electroclash fue una reacción a ese nuevo catálogo de posibilidades. Podríamos haber dado con un esperanto musical, pero volvimos a refugiarnos en el latín. Pues bien, hoy la Hiperdisponibilidad encontró una contrafigura a su medida que neutraliza el vértigo de un museo con metástasis de músicas: la Hiperreconocibilidad. El ringtone, nueva fuente de ingresos para autores, se ocupa de reducirlo todo a un tarareo. Por su parte, el mash up –mix inesperado de dos o más músicas– no es sino el síntoma de la desorientación y la búsqueda desesperada de algún sentido, alguna analogía, en medio de un aprovisionamiento desmedido y caótico de fragmentos provenientes de una historia del pop no del todo explorada. Justamente, del mash up y del ringtone se extrae la nueva fórmula del pop comercial: el pastiche melódico. ¿Qué sería del Hung Up de Madonna sin el riff de Gimme gimme gimme (ABBA)? Lo mismo sucede con Talk de Coldplay (melodía de Computer love, Kraftwerk) o Part Of The Queue, de Oasis (igual a Golden Brown, de Stranglers). El ciclo se cierra: una novedad tecnológica desvía los modos de consumo y luego los de producción. Pero si algo positivo había llegado con el sampler en los 90 era una nueva percepción del pop (y su historia) que inauguraba una forma de componer inspirada en el collage: se enfocaba perversamente en el ritmo y en el timbre al momento de buscar materiales y citas, no sólo en la melodía central y adherente de un hit del pasado como sucede ahora, que se la retoca sin retoques. Esta década le erigió un monumento terminal a la estética sampler con el álbum Since I Left You (The Avalanches) e insinuó este presente con las mezclas de 2 Many Djs. Por la industria no nos preocupemos, que ella ya se ocupa sola. Por ahora nos queda, como críticos, proponer nuevos caminos musicales que rectifiquen un canon estancado y nos permitan ver la historia de una manera inédita, menos escolar, ahora que podemos acceder –periodistas y audiencia– a más material. Además, nuestra función sería alimentar experiencias de uso, al menos para contrarrestar un almacenamiento bulímico que finalmente acaba en una triste anorexia.

II

En Europa, 2005 fue un año de reajustes. Persecuciones y batallas legales aparte, la industria discográfica renace de sus cenizas para recuperar su esplendor después de un 2004 convulso.

Ventas de discos que aumentaron un dieciocho por ciento, asociaciones razonables (la fusión de Sony y BMG), decenas de sellos indie absorbidos por multinacionales a través de acuerdos tan inéditos como beneficiosos para ambas partes. Si 2004 había dejado de rodillas al mercado discográfico, en 2005 la industria pareció empezar a comprender las reglas del juego. O por lo menos un poquito más que antes. “Aunque se haya perdido el cuarenta por ciento del mercado en tres años, hoy todo el mundo vuelve a tener esperanzas y a crear”, explica el dueño del sello V2 (The White Stri-

6 sitios de Internet que cambiaron la manera de consumir música. PITCHFORKMEDIA pitchforkmedia.com Su información al día y sus reseñas implacables lo convirtieron en uno de los mejores sitios musicales independientes del mundo. Innovador e inteligente. ALL MUSIC GUIDE allmusic.com La Biblia de la información rockera de la Net, que terminó con el reinado de los enciclopedistas, es decir: los críticos sin ideas que sólo manejaban datos. Biografías superdetalladas, audios, fotos, mapas, influencias de cada grupo y continuadores. Fundamental. MY SPACE myspace.com Todo se origina en el boca a boca: muchos grupos, famosos o desconocidos, acercan sus temas a estos pequeños espacios personales. Y cada grupo o solista viejo o muy nuevo tiene sus biografías, fotos, videos, descargas y una lista con los internautas fans. El caldo de cultivo de muchas bandas nuevas. Necesario. RADIO.BLOG.CLUB radioblogclub.com La gran base de datos con canciones para escuchar rápido y fácil. ¿Cómo se usa? Hay que bajar el programa y cada uno se arma su listita con los temas que quiere escuchar. Revolucionario. HEAD HERITAGE headheritage.com El sitio de Julian Cope, siempre lleno de descubrimientos, novedades y mucho humor. La reseña sobre su “disco del mes” posiblemente sea lo más interesante de Internet. Un site de autor. LIVE365/ SING365 live365.com/ sing365.com Dos impresionantes bancos de datos: el primero por su abundancia de radios online. El segundo, por su stock ilimitado de letras de canciones.

pes, Bloc Party, Mercury Rev, Ray Davies, Carla Bruni...), quien recientemente creó la Cooperativa de la Música, una reagrupación de sellitos (Wichita, Bella Unión, etc.) que ahora trabajan codo a codo para así optimizar el financiamiento del artista, su promo y su marketing a nivel europeo. “2005 fue el año en el que todo lo que estaba latente se concretó”, continúa. Con la llegada de Apple Store (apple.com/itunes) en septiembre de 2004, la música online se desarrolló considerablemente en 2005. De acuerdo con los objetivos de la ley firmada por los productores y los proveedores de acceso a Internet para luchar contra la descarga ilegal, se crearon páginas de descarga legal (la más visitada: fnac.com...). La telefonía móvil también siguió avanzando. Es cierto que a nivel mundial hoy el rédito resulta sólo un seis por ciento del negocio, pero gracias a su crecimiento y a su potencial desarrollo se calcula que en 2009 llegará a un veinticinco por ciento. Por su parte, la guerra en Internet por los derechos de autor sigue brava. A pesar de no estar regulada, aparece beneficiada por una legislación demasiado dura y algo imprecisa: el castigo que podría aplicarse en caso de no respetar las normas de copyright es de hasta tres años de prisión y de 300 mil euros de multa… En los dominios del mainstream, la salida del último disco de Madonna, Confessions On A Dancefloor, es el ejemplo más importante del año que se fue. Nunca lenta cuando se trata de hacer publicidad y dinero, Madonna le vendió el simple Hung Up en exclusividad a la empresa telefónica Orange, quien lo puso a disposición en su sistema de timbres o descarga una semana antes de su salida a la calle, en perjuicio, claro, de las disquerías y otras páginas de descarga. La reacción no tardó en llegar: tanto para los Virgen Stores como para su versión online, esta actitud fue intolerable. Ofendida, la cadena cargó el tema en su site para ponerlo en venta “ilegalmente” y ganarse la antipatía de Orange. Entonces, Telecom demandó a Virgin por 12 millones de euros. La industria contra la industria. Proceso en curso. “Se habla demasiado sobre los perjuicios de la descarga ilegal, pero nadie menciona la influencia positiva de los blogs que impulsan a los grupos” (Artic Monkeys, Clap Your Hands Say Yeah!, Devendra Banhart…), explica, entusiasta, el dueño del sello Beggars. “Hay que entender que cambió todo. Si antes intentábamos imponerle algo al público, ahora es el público el que impone sus elecciones. Pasamos de la sociedad de la información a una sociedad de la comunicación.” 2005, entonces, vio emerger nuevos modos de consumo. Y descubrió un poco más el nuevo rostro de una industria mutante. ¿2006 traerá más cambios? Por lo pronto, los desarrollos nacientes del pod casting, las radios online y la 3G (la telefonía móvil de la tercera generación: más de doce millones de descargas en seis meses en Inglaterra) se anuncian explosivos desde el vamos. Veremos.

II

los inrockuptibles. 49

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