PRODUCCION DE CEREALES PARA EL NOA

PRODUCCION DE CEREALES PARA EL NOA Guillermo O. MARTIN (h) (*) INTRODUCCION La presente Serie Didáctica tiene por objeto presentar una recopilación b

11 downloads 221 Views 709KB Size

Recommend Stories


noa >modern kitchen collection
noa >modern kitchen collection noa yellow pine tartufo - yellow pine granata >04 truffle yellow pine - garnet yellow pine yellow pine truffe - yel

Tema 3 HISTORIA CEREALES BIOQUIMICA DE LOS CEREALES
Tema 3 CEREALES HISTORIA L a Selección y Cultivo crearon la AGRICULTURA. Según Virgilio, esta no empezó hasta que fueron escasas las bellotas. Plut

MERCADO DE CEREALES PERSPECTIVAS
MERCADO DE CEREALES PERSPECTIVAS Lic. Enrique Erize Octubre de 2012 www.novitas.com.ar www.novitas.com.ar MERCADO INTERNACIONAL DE GRANOS EL PROC

EVALUACION DE SUSTRATOS PARA LA PRODUCCION DE
EVALUACION DE SUSTRATOS PARA LA PRODUCCION DE Epipremnum aureum y Spathiphyllum wallisii CULTIVADAS EN MACETA Substrate Evaluation for Container Produ

Story Transcript

PRODUCCION DE CEREALES PARA EL NOA Guillermo O. MARTIN (h) (*)

INTRODUCCION La presente Serie Didáctica tiene por objeto presentar una recopilación bibliográfica amplia sobre los aspectos productivos de los cereales cultivados en el NOA: Zea mays (Maíz), Triticum aestivum (Trigo) y Sorghum caffrorum (Sorgo Granífero). Esta información está seleccionada para complementar en todas las fases productivas de cada cultivo, la información que sobre cada uno de ellos se brinda durante el cursado de la Asignatura Forrajicultura y Cerealicultura de la FAZ – UNT. El cultivo de cereales de grano en el NOA tiene significativa importancia por la superficie que ocupa, los buenos rindes logrados a través de cultivares e híbridos de cada vez mayor potencial productivo y la creciente aplicación de tecnología por parte de los productores (siembra directa, fertilización, riego, control de malezas y plagas, utilización de materiales transgénicos, etc). Otro aspecto fundamental de la producción de estas especies es el referente a la contribución que pueden hacer a la sustentabilidad del ecosistema agrario, no sólo por la diversificación de posibilidades que complementen al cultivo de Soja en las regiones o zonas de aptitud granífera, sino por el aporte de rastrojo (fundamentalmente de Maíz y Sorgo), que por su alto volumen por hectárea y su relación C:N, es una fuente de material humificable de alto valor para la fertilidad potencial de los suelos. En el NOA, la zona agroeconómica homogénea dedicada a la producción de granos es la denominada “Umbral al Chaco con Cultivos de Secano Extensivos”. Abarca una superficie de 3.100.000 hectáreas ocupando distintas fracciones de las Provincias de Tucumán, Santiago del Estero, Catamarca, Salta y Jujuy (Bravo et al., 1998). En Tucumán, los Departamentos que están incluídos en esta zona son Burruyacu, Cruz Alta, Leales, Graneros y Río Chico; en la Provincia de Sgo. del Estero corresponde a los Departamentos Pellegrini, Jiménez, Río Hondo, Choya y Guasayán. El clima regional en estas áreas de cultivo se caracteriza por un régimen estival de lluvias, que oscila entre 500 y 800 mm anuales con incremento de

--------------------------------(*) Ing. Zootecnista, Profesor Asociado de la Cátedra de Forrajicultura y Cerealicultura de la Fac. de Agronomía y Zootecnia de la U.N.T., Tucumán, Argentina.

precipitaciones hacia el Oeste por razones orográficas. Las temperaturas en verano son elevadas. En Tucumán, en particular, la principal zona productora granífera está situada en la Subregión Agroecológica de la Llanura Chaco Pampeana Semiárida no Salina, con precipitaciones de 500 a 700 mm anuales, una evapotranspiración potencial anual de 900 a 1000 mm, una temperatura media de 25,5 ºC para el mes de Enero y 12,5 ºC para el mes de Julio y con suelos relativamente uniformes con medio a bajo contenido de Materia Orgánica (M.O.) y textura franco-limosa (Zuccardi y Fadda, 1985). La habilitación de tierras destinadas a la agricultura en las provincias del NOA, ha constituido el núcleo de la estrategia para el desarrollo del sector productivo durante las tres últimas décadas. En este proceso, la expansión de la frontera agrícola se ha producido en sentido Norte-Sur y su desplazamiento se ha concentrado sobre el área del “Umbral al Chaco” (Failde, 1999). Todo este proceso de expansión de la frontera agrícola, se produjo como efecto de estímulos de mercado externos a la región, la ocurrencia de un ciclo húmedo, la existencia de un flujo constante e importante de inversiones con origen en el Sur del país y el extranjero, la existencia de tierras de bajo costo y las subvenciones para los trabajos de desmonte, entre otros factores (Failde, 1999). Este proceso de expansión fue realizado muchas veces (y aún hoy), ignorando la capacidad de uso del suelo y con el descuido de la protección de lugares críticos (cañadas, bañados, barrancos, cuencas hídricas, etc). En Tucumán la dinámica de desmonte fue intensa, pasando de una superficie cultivable de 200.000 hectáreas antes de los ’80 a más de 450.000 hectáreas en la actualidad. Ya casi no quedan montes naturales para incorporar a la agricultura. La aplicación de tecnologías “pampeanas” sin un proceso de adaptación a las condiciones locales y el uso excesivo del monocultivo, sin ningún tipo de rotación o alternancia, han llevado a abandonar extensas áreas por la existencia de graves procesos de erosión y pérdida de fertilidad de los suelos. No se debe olvidar que como consecuencia de la agresividad climática del medio subtropical-tropical, en otros continentes a la latitud del NOA, existen desiertos; tal situación nos debe prevenir sobre la vulnerabilidad de nuestra región, que es sumamente susceptible a la degradación ambiental (Failde, 1999). Afortunadamente durante los últimos quince años y de la mano del proceso de reconversión varietal (realizado a partir de 1985) de las especies graníferas cultivadas en la región, se han incorporado paulatinamente una serie de innovaciones tecnológicas (lideradas por la Siembra Directa), que han detenido en gran parte la tendencia degradatoria de los suelos (Pérez et al., 1989). En esto, el Maíz y el Sorgo son especies llamadas a contribuír favorablemente a la sustentabilidad mediante rotaciones, por su comprobado aporte a la mejora en la estructuración y nivel de M.O. de los suelos y un más eficiente control de las malezas dentro de un sistema integrado Gramíneas – Leguminosas (Casanova y Hernández, 1988).

CULTIVO DEL MAIZ El Maíz en Argentina y en el NOA, es un cultivo de enorme importancia tanto en lo económico como en lo social. Es el cultivo americano que convierte con mayor eficiencia la Energía solar en alimento y puede ser cultivado en una amplia gama de ambientes alrededor del mundo. Es uno de los tres principales cultivos del planeta, junto con el Trigo y el Arroz. Pertenece a la Familia de las Gramíneas, Tribu de las Maideas, Género Zea, Especie mays. Presenta ciclo estivo-otoñal y duración anual. El origen del Maíz se considera a partir de sus antecesores: el Teosinte (Zea mexicana) y el Tripsacum (Tripsacum sp.). Algunos investigadores también incluyen a la maidea Euchlaena entre los antecesores. Se cree que el intercruzamiento entre Teosinte, Tripsacum y una maidea silvestre extinguida, es el origen del Maíz moderno. Se considera que los primeros antecesores del maíz han sido macolladores, con espigas de pequeño tamaño y reducido número de granos. El maíz actual surge a través de un largo proceso de domesticación desde hace 8.000 años, por las tribus nativas de Méjico y Guatemala, en ambientes de clima templado, a más de 1.500 msnm y con veranos lluviosos e inviernos secos (Harshberger, 1893 y 1899; Collins, 1912 y 1918; Mangelsdorf y Reeves, 1939 y 1959; Weatherwax, 1955; Goodman, 1988 y Galinat, 1995). Sus características botánicas más destacadas son: - Sistema radicular fibroso, de buen desarrollo. - Tallo caña macizo, con nudos y entrenudos (sin macollos). - Hojas envainadoras con amplia y larga lámina ensanchada en su porción basal y bordes suavemente ondulados. - Planta diclina, con inflorescencia masculina y femenina en el mismo pié. - Inflorescencia masculina como panoja terminal, formada por un eje central y ramificaciones. Es la productora de polen. - Inflorescencia femenina en espiga cilíndrica, ubicada axilarmente a la altura media de la planta (entre 1 y 1,30 m), con los granos dispuestos en hileras.

Regiones Productoras Argentinas La región núcleo o principal es el Norte de la Provincia de Bs. As., con centro en la localidad de Pergamino. Cada una de las regiones productoras tiene un centro de comercialización o puerto de exportación particular. Las regiones prioritarias de producción son: Centro y Norte de la Prov. de Bs. As, Centro y Sur de la Prov. de Córdoba, Sur de la Prov. de Santa Fe y

Centro de la Prov. de Entre Ríos. En general, los granos provenientes de esta región se exportan por los puertos de Bs. As. y Rosario. Regiones secundarias de producción son las Prov. de La Pampa, San Luis, Norte de Santa Fe, Misiones, Chaco, Formosa, Sgo. del Estero, Tucumán y Salta. En estas regiones y en función de la cercanía a los puertos en cada caso, los sitios de concentración de granos son, además de Bs. As. y Rosario, los puertos de Paraná (para los granos provenientes del Litoral), de Santa Fe (para los provenientes de la misma provincia, Chaco o Formosa) y de Bahía Blanca y Mar del Plata (para los granos del sur de Bs. As., La Pampa y San Luis). La producción del NOA tiene salida generalmente por los puertos de Rosario y Santa Fe. La región NOA considerada tradicionalmente una zona marginal para la producción de maíz, ha adquirido en las últimas 2 décadas mayor importancia, por la aparición e introducción de variedades e híbridos de buena adaptación a condiciones subtropicales. En la Provincia de Tucumán, las zonas productivas más importantes se sitúan en los Dptos de Burruyacu (58 %), Leales (11 %), Cruz Alta (10 %), Graneros (6 %) y La Cocha (7 %) (Soria et al., 2002).

Usos de la Producción De la producción nacional, básicamente en base a maíz duro colorado o flint y maíz dentado, gran parte es destinado a exportación como grano entero. En el país, se destina a la elaboración de alimentos balanceados y para destilerías (Casanova, 1986). Se utiliza bajo molienda húmeda, para la obtención de almidón y glucosa para la industria de las golosinas. Otros productos derivados de su industrialización son: aceites, margarinas, jabones, cosméticos, mayonesas, etc. Tiene una importante intervención en las comidas regionales (básicamente los maíces dulces). Finalmente es importante su contribución a la alimentación animal en forma de ensilaje de planta entera, destinándose anualmente alrededor de 600.000 hectáreas con esta finalidad (Liendo y Martín, 2004). En el ámbito de la producción agropecuaria, el Maíz es el principal aportante de rastrojo al suelo (entre los cereales y oleaginosas), contribuyendo eficientemente a mantener la estructura y fertilidad de estos (sustentabilidad). Es fundamental su uso en rotaciones.

Aspectos Morfo-Fisiológicos Destacables La semilla, para germinar, requiere hidratarse en un porcentaje de entre 30 y 35 % de su peso (Ginzo, 1980). El sistema radicular del Maíz incrementa su peso total y crece en longitud hasta los 80 días del cultivo; luego permanece estable 2 semanas y durante el período reproductivo, decrece gradualmente. La máxima densidad de raíces se encuentra en los primeros 30 cm de profundidad (Mengel y Barber, 1974). Las etapas fenológicas del cultivo, según la Escala de Ritchie y Hanway (1982), son (Tabla 1):

TABLA 1: Etapas fenológicas del cultivo de Maíz (Adaptado de Ritchie y Hanway, 1982) Etapas Vegetativas VE (Emergencia) V1 (Primera hoja) V2 (Segunda hoja) Vn (Enésima hoja) VT (Panojamiento)

Etapas Reproductivas R1 (Emergencia de estigmas) R2 (Cuaje o ampolla) R3 (Grano lechoso) R4 (Grano pastoso) R5 (Grano duro o dentado) R6 (Madurez fisiológica) VT corresponde a la floración masculina; R1 corresponde a la floración femenina.

Cuando la planta está entre V4 y V6, el meristema apical de crecimiento foliar finaliza la diferenciación de hojas y comienza la diferenciación de espiguillas estaminadas correspondientes a la panoja (V6 a V8). Entre V7 y V9 comienza la diferenciación de los primordios florales de la yema axilar que dará origen a la espiga. La dinámica de crecimiento del cultivo en el NOA (Liendo y Martín, 2004), muestra que: - A los 14 días de VE (entre V5 y V6), comienza el alargamiento de entrenudos con una altura de planta de 0,35 cm. - A los 21 días el cultivo está entre V7 y V8 con 0,56 cm de altura. - A los 40 días está entre V9 y V10, con 1,10 a 1,20 m de altura. - A los 52 días está en V12 a V13 con más de 1,80 m. El Panojamiento (VT), consiste en la emergencia de la inflorescencia masculina a través del cogollo formado por las hojas superiores y se completa al expandirse la última hoja. Luego de la emergencia total de la panoja ocurre la Antesis, que se define como la aparición de las anteras de las flores en las espiguillas de la panoja y el comienzo de la liberación de polen. La Floración femenina o R1, consiste en la emergencia de los estigmas fuera de la envoltura de las chalas de la espiga (Andrade et al., 1996).

El período de emisión de polen y aparición de estigmas se prolonga por varios días. En los materiales modernos, la diferencia de tiempo entre el polen y los estigmas no debe ser mayor a 3 a 4 días (Hall et al., 1981). Si no existen restricciones ambientales, la aparición de los estigmas ocurre entre 1 y 2 días después de la Antesis (protandria); si este proceso se invierte se denomina protoginia (Fischer y Palmer, 1984). Desde la emergencia de la panoja, brotan en los nudos basales del tallo, verticilos radicales que penetran en el suelo ramificándose y cumpliendo funciones de sostén y de absorción: las raíces nodales. El Llenado de Grano reconoce 3 fases diferentes, según su tasa de acumulación de Materia Seca (M.S.) (Andrade et al., 1996): 1ª Fase o Cuaje: la tasa de acumulación de M.S. en grano es baja; 2ª Fase (de llenado efectivo del grano o crecimiento lineal): aquí la tasa de acumulación de M.S. es máxima; suele representar más de la mitad del período total de llenado (el que no debería ser inferior a 50 días) y se caracteriza por el activo crecimiento del grano; 3º Fase (de crecimiento no lineal): tiene una duración de 1 a 2 semanas con una tasa de acumulación de M.S. declinante progresivamente hasta hacerse nula; al final de esta fase el grano alcanza la Madurez Fisiológica. Madurez Fisiológica significa que el grano ha llegado al peso máximo; esta etapa se caracteriza por una activa deshidratación y el síntoma visible es la observación de la “capa negra” (conducto de llenado esclerosado), en el punto de inserción del grano en el marlo. La temperatura ambiental ejerce influencia sobre el cultivo en varios aspectos. Uno de ellos es determinando la velocidad de desarrollo de un evento fenológico, en función de la capacidad de acumulación por parte de la planta, de un determinado nivel de grados-día. Esto se mide a través del Tiempo Térmico (TT) (Derieux y Bonhomme, 1986; Ritchie y NeSmith, 1991): TT = ∑n (Tas – Tb) Tas: es la temperatura media diaria del aire o del suelo, según la ubicación del meristema en la etapa considerada. Tb: es la temperatura base por debajo de la cual ya no se desarrolla el evento considerado. n: es el número de días contemplados en la sumatoria de las temperaturas resultantes de la resta entre Tas y Tb, para cada uno de los días considerados. Para la región templada del país, la Tb es de 8 ºC y para el NOA es de 10 ºC. Para el período comprendido entre R1 y R6 (llenado de grano), se ha

determinado un valor promedio de TT en Tucumán de aproximadamente de 630 grados-día (Liendo y Martín, 2004). La Tasa de Crecimiento del Cultivo (TCC) o tasa de producción de M.S., es la acumulación de peso seco por unidad de tiempo y de superficie (gramos/m2/día) y se expresa así: TCC = RFA inc. . ei . ec La manifestación más clara del proceso de crecimiento está dada por el aumento de peso de la planta y por la asignación de una diferente proporción de M.S. a los distintos órganos que la conforman. Algunos parámetros medidos a este respecto, se detallan en las Tablas siguientes:

TABLA 2: Acumulación máxima de M.S. por órgano de la planta y Nº de días desde VE en que se alcanza cada estado (Adaptado de Liendo y Martín, 2004)

Raíz Lámina Tallo + Vaina Chala Marlo Grano

Acumulación M.S. (grs/m2) (grs/planta) 152,0 30,4 274,0 54,8 630,0 126,0 201,0 40,2 200,0 40,0 774,0 154,8

% de la M.S. total 6,8 12,3 28,2 9,0 9,0 34,7

Nº de días Desde VE 65 58 65 65 81 102

TABLA 3: Dinámica de la secuencia de aparición de hojas en Maíz (Adaptado de Liendo y Martín, 2004) Nº de días desde VE 14 21 32 48 52

Nº de hojas de la planta 5a6 7a9 9 a 11 12 a 13 14 a 15

Nº de días por hoja --3,2 5,5 5,9 3,5

Altura de planta (cm) 32 a 37 53 a 61 120 a 132 218 a 2,29 220 a 230

Tº media --27,1 26,2 24,5 24,3

En lo que respecta a la tasa de crecimiento del cultivo, para los maíces templados de la región maicera central se han determinado valores promedio de 30 ± 1,20 gr/m2/día, entre los 40 y 80 días de VE. Para los maíces cultivados en nuestras condiciones (NOA), este valor oscila alrededor de los 25 gr/m2/día, para el mismo período (Liendo y Martín, 2004). Si bien las mayores tasas de crecimiento son favorecidas por altas temperaturas diurnas, en el NOA la existencia de noches calurosas reduce la eficiencia de conversión de fotosintatos en M.S. para los distintos órganos de la

planta. El umbral mínimo de tasa de crecimiento por planta/día para asegurar una buena producción granífera, es de 4 gr/día/planta. Esto explica la razón por la cual en el NOA, los rendimientos están condicionados por un “techo” que los mantiene entre los 5.000 y 7.000 kgs. en promedio. La fotosíntesis del maíz está en función de las temperaturas diurnas, mientras el desarrollo está en función de las temperaturas diurnas y nocturnas. El maíz requiere climas con buena amplitud térmica, con temperaturas diurnas no superiores a 30 ºC y temperaturas nocturnas no mayores a 12 ºC, días sin nubosidad y alta iluminación. En el NOA estas condiciones térmicas no se cumplen, lo que aumenta el estrés de la planta, sus gastos en respiración (se reduce la fotosíntesis neta) y como consecuencia de ello, sus menores tasas de crecimiento.

Relación Fuente – Destino y Rendimiento En maíz, los fotosintatos para el llenado de grano provienen de la capacidad fotosintética del cultivo más la capacidad de removilización de los carbohidratos de reserva. La manera o tasa en que se relacionan ambos fenómenos fisiológicos, es la Relación Fuente – Destino y de ella deriva directamente el rendimiento. Esta relación está condicionada por el genotipo, el ambiente (temperatura, humedad, radiación) y el manejo del cultivo (Andrade et al., 1996). El Rendimiento queda determinado por la forma en que el cultivo asigna o particiona la biomasa acumulada durante su crecimiento, entre el órgano de cosecha (espiga) y el resto de la planta. Esta relación se expresa mediante el Indice de Cosecha (IC): Rendimiento en grano (gr/m2) IC = ---------------------------------------------Biomasa aérea total (gr/m2) En Tucumán, para un maíz con un rinde granífero de 750 gr/m2 y 1.619 gr/m2 de biomasa aérea total (incluye grano), el IC fue de 0,46 (Liendo y Martín, 2004). Los IC varían entre 0,48 y 0,35. El Rendimiento Potencial del cultivo está en función de los siguientes parámetros: Rend. Potencial = RFA inc. . ei . ec . ep

ei es la eficiencia de intercepción de la radiación incidente por parte del cultivo (a través del canopeo);

ec es la eficiencia de conversión de la radiación interceptada en M.S. o biomasa; ep es la eficiencia de partición de la M.S. hacia el órgano cosechable (grano). El Rendimiento del cultivo puede medirse o estimarse a través de los llamados “Componentes del Rendimiento”. La Relación Fuente – Destino es el proceso fisiológico que, condicionado por todos los factores ambientales y propios de la planta, definirá finalmente el rinde del cultivo. Una manera de expresar el rendimiento granífero es multiplicar el número de granos producidos por su peso unitario. Para estimar el número de granos producidos, se apela a la medición de los Componentes Numéricos del Rendimiento: i) número de plantas/m2 (densidad): su medición se realiza desde la siembra hasta mediados de la etapa de diferenciación de panoja y espiga; ii) número de espigas/planta (prolificidad): se mide desde mediados de la etapa de alargamiento de entrenudos hasta mediados de floración femenina (R1); iii) número de hileras de granos/espiga: se cuantifica durante la etapa de diferenciación de la espiga o posteriormente, junto con la medición siguiente; iv) número de granos/hilera: se realiza desde el comienzo de floración femenina (R1) hasta fines de la etapa del período de cuaje (R2), es decir en postfloración; v) número de granos/espiga: se obtiene de la multiplicación de los 2 parámetros anteriores; vi) número de granos/planta: se obtiene de la multiplicación del parámetro v (nº de granos/espiga) por el parámetro ii (nº de espigas/planta); su medición puede hacerse durante la fase de cuaje o R2; vii) número de granos/m2: se obtiene de la multiplicación del parámetro vi (nº de granos/planta) por el parámetro i (nº de plantas/m2); viii) peso del grano: se realiza al final del período de llenado de grano (preferentemente en madurez fisiológica); en el caso del maíz, se considera un peso promedio de grano de 0,33 gramos (el peso de los 1.000 granos para maíces tropicales oscila entre 300 y 380 gramos). ix) rendimiento estimado (por ha): se obtiene de la multiplicación del parámetro vii (nº de granos/m2) por el parámetro viii (peso del grano) y por 10.000 (m2 para llevar a ha).

TABLA 4: Características Ecofisiológicas del Maíz (Adaptado de Andrade et al, 2000) Cobertura en el período vegetativo Cobertura en el período de llenado de grano Eficiencia de conversión (ec) Tasa de crecimiento (TC) en el período vegetativo Tasa de crecimiento en el período reproductivo Plasticidad vegetativa Compensación de rinde por baja densidad Biomasa aérea total Indice de cosecha (IC) Período más crítico para el rendimiento Plasticidad en el número de granos por planta Plasticidad en el peso de los granos Umbral de TC por planta para producir granos Profundidad potencial del sistema radical

Media Alta Alta Alta Alta Baja Baja Alta Alto Floración Baja Baja Alto Media

Requerimientos Hídricos del Maíz El maíz, igual que el sorgo, posee el mecanismo de que bajo situaciones de deficiencia hídrica, su sistema radicular aumenta la velocidad de exploración en profundidad; esto le permite posponer temporalmente su marchitez. Otro mecanismo de regulación de la pérdida de agua por transpiración, es el acartuchamiento de sus hojas, el que no llega a ser tan pronunciado como en el sorgo. Los cultivos pueden regular su pérdida de agua mediante el cierre de sus estomas foliares, manteniéndolos abiertos durante la mañana y cerrándolos a partir del mediodía cuando la demanda atmosférica es más alta; también pueden adelantar el cierre estomático cuando el estrés hídrico se incrementa. El maíz (conjuntamente con el sorgo), es el que presenta mayor regulación de su pérdida de agua por estomas, de todos los cultivos graníferos estivales (soja, girasol, etc.) (Uhart et al., 1996). El agua del perfil del suelo es mucho más accesible en los primeros 20 a 30 cm cuando no hay deficiencia hídrica. A medida que el suelo se va secando (comienza el secado por la superficie), el cultivo se ve obligado a extraer agua de capas cada vez más profundas; esto le exige cada vez mayor presión osmótica, la que llegado a un punto en que ya no le es posible sacar agua del suelo, la planta se encuentra en “punto de marchitez”, aunque aún quede agua residual en el perfil. En general, los requerimientos hídricos mínimos del maíz durante su ciclo son de 500 mm, con niveles óptimos de alrededor de 800 mm. El maíz presenta un consumo promedio de 5 mm/ha/día, con una eficiencia de uso del agua de alrededor de 45 kg de M.S./ha/mm de agua consumida, lo que

significa que para producir 1 kg de M.S., la planta requiere entre 200 y 300 litros de agua (Andrade y Gardiol, 1994; Della Maggiora et al., 2000; Liendo y Martín, 2004). Las necesidades de agua varían con el estado fenológico (Bartolini, 1990): i) de VE a V6 la planta se instala en el terreno y desarrolla su aparato radicular; la cantidad de biomasa que debe mantener es todavía pequeña y las necesidades de agua y minerales son bajas; ii) de V6 a V10 la consistencia de la parte aérea es mayor y se elongan los nudos y entrenudos; las necesidades de agua se incrementan progresivamente; iii) de V10 a R1 (floración), el ápice vegetativo experimenta importantes transformaciones para formar la panoja y 8 a 10 días después, la espiga; en esta etapa el crecimiento de las partes aéreas y subterráneas del maíz son muy rápidas. Este es el período con mayores requerimientos de agua, no debiendo sufrir déficit hídrico el cultivo desde 20 días antes de floración y hasta 20 a 30 días después de finalizada la misma, y iv) de R2 a R5 (etapas de llenado de grano), las necesidades hídricas van siendo progresivamente decrecientes. Entre R2 y R3 el cariopse incorpora alta proporción de agua junto con las sustancias de reserva; a partir de R4 el grano comienza un proceso de desecación hasta hacer nula la necesidad de agua en R6 (madurez fisiológica). Si hay sequía en etapas vegetativas, la planta reduce el crecimiento foliar, la RFA interceptada y presenta menor altura, IAF y peso de biomasa, que una planta bajo régimen hídrico normal (Liendo y Martín, 2004; Martín, 2004). Si la sequía es en etapas reproductivas (alrededor de la floración), hay reducción en la eficiencia de conversión de la RFA en biomasa, menor número de espigas/planta, menor número de granos/espiga y mayor número de granos abortados (Liendo y Martín, 2004; Martín, 2004). Si la sequía ocurre en etapas tempranas del llenado de grano, se acelera la senescencia foliar y se reduce el peso del grano. Como el proceso de llenado del grano se hace mediante la traslocación de los carbohidratos de reserva acumulados en el tallo, hacia la espiga, puede darse que al escasear masa foliar fotosintéticamente activa, el vaciado de los tallos aumente el porcentaje de vuelco de plantas (Liendo y Martín, 2004). Un cultivar o híbrido resistente a sequía debe tener: A) estabilidad de rendimiento ante diferentes condiciones climáticas; B) corto intervalo de tiempo entre polen y estigmas femeninos; C) panoja chica y poco ramificada; D) alta prolificidad; E) tamaño reducido de planta y F) menor umbral de tasa de crecimiento mínima para producir grano (Buren et al., 1974; Mock y Pearce, 1975; Johnson et al., 1986; Andrade et al., 1996; Uhart et al., 1996).

Técnica del Cultivo de Maíz Se aconseja la implantación bajo Siembra Directa (SD). Para ello es fundamental realizar barbecho químico previo, para el control de malezas. En general, el cultivo precedente es Trigo, el que debe hacerse con buena tecnología para dejar en el campo adecuada cantidad de rastrojo; ello mejora la fertilidad del suelo y la eficiencia en el uso del agua de lluvia. El tiempo entre la cosecha de Trigo y la siembra de Maíz es reducido, no siendo suficiente para la descomposición del rastrojo y una adecuada disponibilidad de nitratos, por lo que es conveniente fertilizar el cultivo. En relación al rastrojo, es importante destacar que el maíz es el principal cultivo granífero aportante de rastrojo, pues tiene una relación grano producido : rastrojo dejado, de 1 : 1,2 (un maíz de 6.000 kg de grano deja 7.200 kg de rastrojo). Como el rastrojo de maíz tiene una relación C : N amplia, el material tiene lenta descomposición y buena contribución a la fertilidad potencial. El maíz tiene una relación C : N en tallo de 60 : 1 y en hoja de 23 : 1 (Gil, 1995). El híbrido a sembrar debe tener: A) híbrido subtropical tolerante a altas temperaturas, sequía y enfermedades foliares (roya y tizón de la plántula); B) alta adaptabilidad; C) estabilidad de rendimiento y rusticidad y D) precocidad a cosecha (relacionado a fecha de floración y velocidad de llenado y secado de grano).

Fecha de Siembra: fechas tempranas de alta densidad producen altos rindes. Para iniciar la siembra se necesita una Tº mínima de suelo de 12 ºC. En la región NOA, la fecha media de siembra es alrededor del 15 de Diciembre (y desde 1 mes antes y hasta 1 mes después). Con fechas tardías (después del 20 de Enero), la disponibilidad de energía solar disminuye, con el peligro que heladas tempranas puedan afectar al grano antes de la madurez fisiológica (Pérez y Arévalo, 1991).

Densidad de Siembra: para la zona oscila entre 50.000 y 70.000 plantas/ha, a una profundidad de siembra de 3 a 5 cm. El rendimiento del maíz es poco estable ante variaciones en la densidad de plantas, en relación a otros cultivos. Una importante reducción en la densidad apropiada para la zona, puede reducir el rinde en hasta un 50 %, mientras que densidades altas (casi el doble de lo normal), reduce el rinde en un 20 % aproximadamente, debido a que se incrementa significativamente el número de individuos estériles y el aborto de granos (Martín y Nicosia, 1998). Las características de la planta de maíz, teniendo casi nulo macollaje, poca plasticidad foliar y baja prolificidad, le impiden compensar el rendimiento ante variaciones de la densidad normal. Para Tucumán, una densidad normal es de 6 plantas/m2 a razón de 3,5 a 4 plantas/m lineal a 0,52 o 0,70 m entre surcos. Se siembran entre 20 y 30 kg de semilla/ha, a una velocidad de siembra de 5 a 7 km/hora; mayor velocidad incrementa la desuniformidad de siembra.

Una manera práctica de calcular la densidad de plantas/ha, es contando el número de plantas que hay en 2 surcos de 14,30 m de longitud (para siembras a 0,70 m), dividiendo en 2 y multiplicando por 1.000; para siembras a 0,52 m se cuenta las plantas en una longitud de 19,25 m.

Fertilización: la decisión de fertilizar debe basarse en (Tellería, 1998): A) historia del lote y cultivo antecesor; B) rendimiento esperado; C) disponibilidad de nitratos a la siembra y entre V4 y V6; D) % de M.O. y de N del suelo; E) ppm de P; F) disponibilidad hídrica al momento de fertilizar; F) precio del grano y del fertilizante. Experiencias en el NOA demuestran que (Casanova, 1986): i) con % de M.O. del suelo menor a 2,2, producción de nitratos menor de 20 ppm y % de N foliar menor de 1,9, hay respuesta significativa hasta dosis de 90 a 100 kg N/ha; ii) con % de M.O. del suelo entre 2,2 y 3,5, producción de nitratos entre 20 y 30 ppm y % de N foliar entre 2,0 y 2,5, hay respuesta significativa hasta dosis de 30 kg N/ha. Un Maíz de 7 Tn de rinde requiere absorber entre 22 y 25 kg de N por Tn de grano producido, 4 kg de P, 19 de K y 4 de S. En cuanto a la estrategia de captación del N, el Maíz toma hasta el 80 % del total requerido entre los estadios VE y R1; a partir de allí la absorción por raíces es mínima, porque la planta removiliza el N acumulado en sus estructuras vegetativas( tallo y hojas) (Darwich, 1998). En cuanto al P, se debe fertilizar en suelos con menos de 12 ppm. Se debe fertilizar en 2 dosis: a la siembra (40 %) y en V6 (60 %). A la siembra con Fosfato monoamónico (12 % N y 52 % P2O5); Fosfato diamónico (18 % N y 46 % P2O5) o Superfosfato triple de Ca (46 % de P2O5). Las dosis más frecuentes son entre 80 y 100 kg de monoamónico o sus equivalencias para los restantes. Se ubican 3 a 5 cm al costado y por debajo de la línea de siembra. En V6 se aplica Urea (46 % N elemento). Otras alternativas son los fertilizantes líquidos (UAN, urea + nitrato de amonio, 30 % N), a chorrillos, lo que reduce su volatilización.

Control de Malezas: el “período crítico de competencia” de las malezas al Maíz, va desde los 10 a los 30 días de VE (debe mantenerse libre de malezas para lograr altos rindes) (Nieto et al., 1968). Las malezas compiten por luz, agua, nutrientes y espacio vital. Las principales malezas del cultivo son:

GRAMINEAS: Cynodon dactylon (grama Bermuda); Sorghum halepense

(pasto ruso); Digitaria insularis (camalote); Digitaria sanguinalis (pasto blanco o chato); Setaria geniculata (plumerillo, pasto barabal); Cenchrus echinatus o myosuroides (cadillo); Leptochloa filiformis (pasto moro) y Cyperus rotundus (cebollín). DICOTILEDONEAS: Amaranthus quitensis (yuyo colorado, ataco); Ipomoea

purpurea (bejuco, campanilla); Datura ferox (chamico); Chenopodium album (yuyo blanco, quinoa); Wedelia glauca (sunchillo); Rumex crispus (lengua de vaca); Atriplex sp. (cachiyuyo) y Xanthium spinosum (cepa caballo). En el NOA los herbicidas más usados son Glifosato y Atrazina. El Glifosato suele usarse para el barbecho químico o en el rastrojo del cultivo antecesor previo a la siembra, con malezas en activo crecimiento y sin estrés hídrico. Dosis: 3 lts de p.a./ha. Es un herbicida no selectivo, sistémico, que controla anuales, bianuales y perennes, tanto gramíneas como latifoliadas. La Atrazina es un preemergente aplicado antes, durante o después de la siembra y con una cobertura superior a los 90 días. Tiene acción sistémica y residual, con dosis que varían entre 2 y 3,2 lts de p.a./ha en suelos livianos y entre 2,4 y 4 lts de p.a./ha en suelos medianos a pesados. En general, estas dosis se diluyen en caudales de agua que van entre los 100 y 180 lts/ha.

Control de Plagas: la Tabla siguiente muestra las plagas más comunes que atacan al cultivo en sus diferentes etapas de crecimiento y desarrollo.

TABLA 5: Plagas más comunes del Maíz (Adaptado de Willink et al., 1990; Aragón, 1998; Vincini y Alvarez Castillo, 2000) Estadio

Siembra a Plántula

Vegetativo

Reproductivo

Plaga (N. científico) Conoderus sp. Delia platura Agrotis ipsilon Agrotis malefida Diloboderus abderus Diabrotica speciosa Diatraea saccharalis Elasmopalpus lignosellus Spodoptera frugiperda Diatraea saccharalis Heliothis zea Mocis latipes Nezara viridula Astylus atromaculatus

Los productos de control recomendados son:

Plaga (N. común) Gusano alambre Mosca de la semilla Gusano grasiento Gusano áspero Gusano blanco Vaq. de San Antonio Barrenador del tallo Barrenador menor Gusano cogollero Barrenador del tallo Isoca de la espiga Oruga cuarteadora Chinche verde Siete de oros

Gusanos grasientos y ásperos: Clorpirifos 48 % (1.300 a 1.600 cc); Cypermetrina 25 % (75 a 100 cc); Cypermetrina 5 % + Clorpirifos 50 % (350 a 450 cc); Endosulfán 35 % (1.700 cc). Gusanos blancos: Carbofuran 35 % (2,8 lts/q. semilla); Lindane 25 % (200 a 400 gr./q.); Teflutrina 19,5 % (100 gr/q.); Thiodicarb 35 % (1 a 2 lts/q.). Barrenador del tallo: se aconseja la siembra de materiales Bt. Otros productos son Deltametrina (12,5 gr/ha) y Carbofuran 10 % (6 a 12 kg/ha). Gusano cogollero: se aconseja la siembra de materiales Bt. Se puede hacer tratamiento de semilla con Thiodicarb (residualidad de 15 días) o durante el cultivo pulverizar con Clorpirifos, Lambdaciatrina o Diflubenzurón. Isoca de la espiga: se recomienda aplicación antes que la larva ingrese a la espiga; hacer una aplicación con 5 % de estigmas presentes y otra a los 7 días, con Piretroides.

Control de Enfermedades: el Maíz puede contraer enfermedades en todos sus órganos, las que se pueden clasificar en parasitarias o infecciosas y no parasitarias. Las primeras se deben a hongos, bacterias, virus o micoplasmas. Las segundas derivan de condiciones de crecimiento desfavorables. Las enfermedades más frecuentes son: Podredumbre de la semilla y Tizón de la plántula, causada por hongos de los géneros Phytium, Fusarium, Diplodia y Helminthosporium. Es más frecuente su aparición en suelos mal drenados y bajas temperaturas. Se controla con la siembra de materiales resistentes. Tizón foliar norteño: causado por Helminthosporium turcicum. Se ve favorecido por temperaturas moderadas y fuertes rocíos durante el crecimiento del cultivo. Se controla con la siembra de materiales resistentes o la aplicación de fungicidas al observar las primeras lesiones foliares. Carbón común: causado por Ustilago maydis. Se ve favorecida por condiciones de sequía y temperaturas entre 26 y 34 ºC. No sembrar materiales susceptibles y evitar el daño mecánico de las plantas durante el cultivo. Roya común: causada por Puccinia sorghi. Se producen pústulas bajo la epidermis foliar, las que originan lesiones circulares amarronadas. La favorecen las temperaturas templadas a bajas y la elevada humedad ambiental. Se deben sembrar materiales resistentes y aplicar fungicidas al momento de observar las primeras pústulas. Podredumbre del Tallo: es una de las enfermedades más destructivas. Se debe a un complejo de hongos y bacterias que atacan en la cercanía de la maduración. El principal causante es Diplodia maydis. Se aconseja la siembra de híbridos resistentes, no superar la densidad recomendada, fertilizar

adecuadamente, no compactar el suelo y si es posible, regar controladamente durante la etapa de llenado de grano. Fusariosis (o podredumbre seca de la base del tallo y el grano): es una de las de mayor relevancia en el NOA en los últimos años. Es causada por patógenos del género Fusarium (verticillioides y graminearum). Las causas pueden ser estrés hídrico, exceso o escasez de nutrientes o lesiones ocasionadas por orugas. Se debe hacer manejo preventivo sembrando semilla sana o pretratada con fungicidas. También se puede hacer tratamiento en la etapa de mayor susceptibilidad (antesis) con sistémicos del grupo de los Triazoles, Imidazoles o Bencimidazoles. Mal de Río Cuarto: si bien es una enfermedad poco frecuente en el NOA (muy importante en la región central maicera del país), en los últimos 5 años se han encontrado algunos casos en maíces del Dpto. Trancas (Tucumán). El agente transmisor es el insecto (chicharrita) Delphacodes kuschelli que transmite el virus Fijivirus subgrupo II. En el NOA el vector es el delfácido Peregrinus maydis. Estos insectos pueden controlarse parcialmente con el uso de Piretroides a la siembra o en preemergencia. Se puede reducir la incidencia de esta enfermedad con siembras tempranas, SD, materiales tolerantes y utilización de insecticidas en la semilla.

El Cultivo del Maíz Dulce Corresponde al tipo Zea mays var. saccharata (maíz dulce o azucarado, maíz para choclos). Este tipo de maíz se diferencia a la madurez de otros, porque tiene superficie rugosa (el resto es de superficie lisa). Esta alternativa de cultivo del maíz, es frecuente en los cinturones suburbanos de las grandes ciudades, por la necesidad de fácil acceso de la producción a los mercados. Hasta hace algunos años los maíces blancos dulces de grano arrugado al estado maduro, eran los materiales cultivados; hoy el mercado exige también choclos amarillos cremosos y dulces con pericarpio delgado (Vallejo y Limongelli, 1998). Un factor importante en la siembra de los maíces dulces es el aislamiento; la presencia de polen extraño transforma el endosperma azucarado en amiláceo o harinoso, con la consiguiente pérdida de calidad para el consumo humano. La distancia mínima de separación con otro lote de maíz es de 75 m. (Liendo y Martín, 2004). El maíz dulce requiere una Tº de germinación de 15 ºC; es un cultivo sensible a heladas por lo cual su fecha de siembra debe ser posterior al período de peligro de ocurrencia de estas (Parera, 2003). En Tucumán se siembra desde principios de Setiembre y en zonas protegidas de heladas (pedemonte), se puede adelantar a mediados de Agosto. La Tº máxima de desarrollo del cultivo es de 32 a 35 ºC y la mínima de 10 ºC. Su ritmo de

crecimiento aumenta a medida que se incrementa la Tº hasta los 32 ºC, pasados estos, comienza a decrecer (Vallejo y Limongelli, 1998). La zona de cultivo en Tucumán abarca desde Tafí Viejo hasta La Cocha, incluyendo el pedemenote y la llanura central hasta las cercanías de la ruta 38. La fecha de siembra puede extenderse hasta Enero, sembrándose desde mediados de Noviembre en secano. Todos los cultivos anteriores a esa fecha, se hacen bajo riego. Es conveniente la siembra escalonada (cada 20 días), para contar siempre con producto fresco (R.R. Fernández, comunicación personal). El cultivo prefiere suelos franco a franco-arcillosos con buena retención de agua; al momento de siembra y durante toda la primera mitad del cultivo, la disponibilidad hídrica en la zona es muy baja, por lo que es conveniente el cultivo bajo riego. La densidad de plantas/ha se debe ajustar a las condiciones locales. Como regla general, a medida que se incrementa la densidad se puede aumentar la producción, pero se deteriora la calidad comercial (espigas de menor tamaño). Cultivos que superan las 80.000 plantas/ha bajo riego, muestran deterioro en la calidad comercial. Una densidad de siembra muy usada en la zona es de 0,70 m entre surcos y entre 0,30 a 0,40 m entre plantas (entre 40.000 y 45.000 plantas). Es aconsejable realizar aporques para mejorar el anclaje de la planta y controlar malezas. Si se hace siembra temprana (desde Agosto), el primer aporque se realiza a los 25 a 30 días de la siembra. La fertilización con Urea se suele hacer con plantas de 40 a 50 cm de altura, a razón de 50 a 60 kg de N/ha. Se debe evitar el ataque de Spodoptera frugiperda (gusano cogollero) y Heliothis zea (isoca de la espiga). Los híbridos de chala cerrada tienen un mejor comportamiento al respecto, evitando también la entrada de agua al choclo en épocas de lluvia y su pudrición. La falta de agua durante la floración y el período inicial del desarrollo del grano, reducen severamente la producción. El maíz dulce es un material de rápido crecimiento. El ciclo de vida dura entre 85 y 95 días hasta cosecha, pero hay cultivares precoces de entre 65 y 70 días. Esto exige adecuada nutrición nitrogenada y fosforada (Ricci et al., 1985; Gamboa et al., 1990). El período de cosecha es relativamente corto y el momento óptimo se determina por el contenido de humedad del grano, que en los maíces Super Dulce oscila entre 75 y 80 % y en los Azucarados (o Azúcar Aumentado), entre 69 y 73 %. Aquí los granos están en estado de grano lechoso avanzado. Al momento de cosecha las “barbas” del choclo deben estar amarronadas y deshidratadas.

La cosecha puede ser manual o mecanizada. Si es manual y el producto va directamente a las bolsas, es conveniente cosechar la tarde antes de su envío al mercado. En lotes grandes la cosecha se hace a través de máquinas espigadoras. El choclo es un producto perecedero; a 30 ºC la mitad del azúcar del grano se pierde en 24 horas, por lo que se lo debe conservar en lugares frescos. La comercialización se hace por ciento (100 choclos) y un rendimiento adecuado para la zona está entre 25.000 y 35.000 choclos/ha.

El Maíz como Forraje y Silaje Si bien la utilización del maíz en forma directa (pastoreo directo) no es frecuente por razones de costo y por ser una especie que una vez consumida en verde ya no rebrota, esa posibilidad existe para casos o situaciones de emergencia que así lo requieran. Las diferentes alternativas de uso del maíz como forraje, son: i) Planta Verde para Pastoreo Directo: se utiliza para consumo animal bajo sistema de pastoreo rotativo intensivo, cuando las plantas superan los 60 a 70 cm de altura; es un forraje de altísima calidad con un buen volumen de forrajimasa verde por hectárea (aproximadamente entre 25.000 y 30.000 kgs/ha, dependiendo del estado del cultivo y la densidad de plantas) y de alta aceptabilidad por el ganado. Se aconseja usarlo con animales de altos requerimientos nutricionales (tambo o inverne). Tiene el inconveniente de no rebrotar y por lo tanto después de un pastoreo, termina la vida útil del cultivo; ii) Para Pastoreo Mecánico: es el caso en que se decide utilizar el forraje para consumo en verde de los animales, pero en vez de hacer pastoreo directo sobre el potrero, se procede al corte mecánico de las plantas, las que se suministran en comederos o corrales. Tiene la ventaja respecto del sistema anterior, en que no se desperdicia forraje por pisoteo o deyecciones; iii) Para Silaje: es la forma más usual de aprovechar el maíz para forraje. En Argentina se destinan alrededor de 600.000 a 650.000 hectáreas anuales para este fin. El proceso consiste en desarrollar el cultivo con las mismas exigencias que para el caso de la producción de grano, pero cosecharlo con una máquina picadora (corta pica o integral), que corte el material en fragmentos de entre 10 y 15 mm de diámetro, para facilitar su compactado. A continuación se detallan los aspectos más importantes de esta alternativa de uso del maíz. La utilización del maíz en la obtención de silaje (producto de la fermentación láctica en condiciones anaeróbicas, que permite la conservación del forraje), es uno de los destinos más frecuentes de este cultivo, en el área de la producción ganadera en Argentina. La enorme evolución que esta técnica de conservación ha tenido en el país en esta última década, se refleja no solamente en el incremento de la superficie destinada a silaje, sino en el impacto productivo que

este recurso tiene en las producciones de carne y leche, debido a la aparición de maíces específicos para silaje con una alta relación grano/planta, un mantenimiento del estado verde a la madurez del grano, una mayor digestibilidad de la fibra de los tallos y un alto rendimiento de Materia Seca (M.S.) por hectárea (INTA PROPEFO, 1999). El silaje de maíz ha dejado de ser una reserva forrajera alternativa u ocasional, formada en base a los excedentes pastoriles del campo, para constituír un eslabón imprescindible en la cadena forrajera de cualquier establecimiento productor de leche o carne, racionalmente manejado. Si bien casi el 70 % del silaje producido se emplea en tambos, está en constante aumento su utilización para sistemas de feed lot (engorde a corral) y de recría. El éxito del proceso de ensilado, depende del rápido pasaje del material a conservar, de un medio aerobio a un medio anaerobio, lo que se consigue a través del empleo de una infraestructura de contención, hermética. El metabolismo aerobio de la planta y de algunos microorganismos, consume el Oxígeno presente entre los fragmentos del forraje ensilado, favoreciendo la proliferación de bacterias anaerobias que puedan convertir los Hidratos de Carbono solubles en ácidos orgánicos. Tanto el proceso aerobio como el anaerobio son destructivos, pero los productos derivados del metabolismo anaeróbico, constituyen excelentes fuentes de energía para los rumiantes (Phillips, 1992). En la actualidad (según información del INTA PROPEFO), la confección de reservas con maíz se hace bajo dos formas: silaje de planta entera (para ello se destinan en el país aproximadamente 450.000 has) y silaje de grano húmedo (esta forma comprende alrededor de 150.000 has). En el NOA, es perfectamente conocido el tradicional “bache forrajero” que se produce entre los meses de Junio y Octubre, consecuencia de la incidencia de las heladas sobre las pasturas (producen deshidratación y reducción severa de la calidad y disponibilidad de los pastos) y la dificultad, en la mayoría de las zonas de aptitud ganadera, de contar con forrajes invernales de alta perfomance y bajo costo. Es en estas situaciones, donde el silaje de maíz juega un rol decisivo para las posibilidades de una producción ganadera con adecuado nivel de eficiencia (Martín, 2005 a y b). El silaje de maíz presenta importantes ventajas para la alimentación animal, las que pueden resumirse en los siguientes puntos: i) altos rendimientos/ha de un alimento de elevada calidad y digestibilidad; ii) rapidez de cosecha y variadas formas o tecnologías para la confección del silo, lo que facilita su adopción por un diverso espectro de productores; iii) bajo costo por kg. de M.S. Digestible; iv) mínimo porcentaje de pérdidas, siempre que se trabaje de manera correcta, y

v) alimento de gran aceptabilidad y alto valor nutricional, para los animales de producción. El proceso de ensilaje permite recuperar una mayor proporción de la Energía acumulada por las plantas, que la henificación (el otro sistema de conservación mundialmente utilizado). Con el heno sólo se obtiene una disponibilidad (digestibilidad) del 73 al 75 % de la Energía producida por los vegetales, mientras que a través del ensilado, se puede recuperar entre el 80 y el 84 % de la misma (Waldo, 1977). La utilización del maíz para silaje comienza con la realización de un adecuado cultivo, el que debe cumplir con todas las condiciones que se exigen para un buen cultivo de maíz para grano. Valen en este caso, todas las recomendaciones técnicas que se indican para la producción de un maíz con alto rendimiento granífero. La importancia de lo antes expuesto, radica en que el maíz para silaje debe contener una alta concentración de Energía por unidad de volumen, lo que se consigue cuando la planta a picar, tiene una buena proporción de grano (lo aconsejable es entre 30 y 45 % de grano sobre la base de M.S.) y el cultivar empleado posee tallos más finos y permite que el grano llegue al estadio de grano pastoso duro (o sea en ¼ de línea de leche), cuando la planta está aún casi totalmente verde. Esto se denomina “stay green” y asegura un silaje con bajo contenido de fibra indigestible y alta concentración energética (Schmid et al., 1975). En general, en los materiales para grano, estas cualidades no son tan manifiestas, debido a que el mejoramiento se inclina por obtener una mejor relación de grano respecto del resto de la planta y eso resulta en cañas más gruesas (para resistir el vuelco) y una mayor tasa de deshidratación de tallo y hojas al momento en que el grano está en condiciones óptimas de ser picado, lo que determina un material demasiado seco que disminuye su digestibilidad y tiene problemas para ser adecuadamente compactado; estos materiales suelen picarse anticipadamente, resignando parte de la cantidad de Energía acumulada en los granos (Bragachini et al., 1998). Entre los parámetros que pueden orientarnos sobre la calidad de un silaje, uno de los más utilizados es la DivMS (Digestibilidad “in vitro” de la M.S.), debido a su fácil determinación y a la demostración de que es un indicador altamente relacionado con la capacidad de consumo y la eficiencia de utilización del alimento (De Boever et al., 1997). Para el caso del silaje de maíz, la DivMS tiene ciertas particularidades que la tornan diferente a la de otros forrajes (Van Soest, 1994). En los forrajes en general, la DivMS se reduce a medida que avanza la madurez de la planta debido a la disminución del contenido celular y a la pérdida de digestibilidad de la pared celular por el incremento en el contenido de Lignina; en el caso del silaje de maíz este efecto se ve compensado (en términos de calidad del material), por un aumento en la proporción de grano en la planta y un consecuente incremento en el contenido de Almidón, que es de alta digestibilidad (Bal et al., 1997).

La DivMS del silaje de maíz es función de la proporción y digestibilidad de sus dos componentes principales: la fracción vegetativa (tallo, vainas y láminas) y la espiga (grano, marlo y chala), los cuales van variando su calidad con la madurez de la planta (Harrison et al., 1996). La estimación de esta calidad, se hace para el silaje, determinando su contenido de FDN (Fibra Detergente Neutro) y Almidón. En muchas situaciones, sin embargo, la DivMS puede permanecer relativamente constante ante el avance de la madurez de la planta, debido al efecto de compensación existente entre el incremento en el contenido de Almidón (en el grano) y el decrecimiento del contenido y digestibilidad de la FDN (básicamente en la fracción vegetativa) (Van Soest, 1994). La determinación de la calidad del silaje producido, implica conocer los valores de los parámetros indicativos de la misma, que se muestran en la Tabla 6, donde se promedian los resultados de los análisis realizados a 454 muestras de silaje de maíz, de distintas procedencias dentro de la Prov. de Bs. As., Argentina. TABLA 6: Valores promedio de los parámetros nutricionales de silaje de Maíz en la Prov. de Bs. A.s., Argentina (Adaptado de Schroeder et al., 2000) Parámetro nutricional Valor porcentual % M.S. 31,7 ± 5,9 PH 3,9 ± 0,3 Valores en función del % de MS DivMS 61,1 ± 5,1 Proteína Bruta 6,8 ± 1,2 Almidón 17,4 ± 6,4 FDN (Pared Celular) 50,2 ± 6,3 FDA (Celulosa + Lignina) 28,3 ± 3,8 CNES 10,3 ± 4,7 FDN: Fibra en Detergente Neutro; FDA: Fibra en Detergente Ácido; CNES: Carbohidratos no Estructurales Solubles.

Los resultados que se observan en la Tabla precedente, son menores a los citados para similares estudios de calidad de silaje en Francia y EE.UU., pero son altamente coincidentes con los valores encontrados para silaje de maíz producido en otras regiones argentinas (Di Nucci de Bedendo et al., 1998). En función de los resultados obtenidos en el país, se puede estimar que es poco probable obtener bajo nuestras condiciones de producción, silajes de maíz con DivMS superior al 65 %. Esto se debe fundamentalmente, al escaso contenido de Almidón que presentan la mayoría de las muestras evaluadas; el contenido de Almidón es un buen estimador de la cantidad de grano que tiene un silaje de maíz. Andrieu et al. (1993), determinan que existe una relación

significativa (con un r = 0,935), entre el contenido de grano y el de Almidón para silaje de maíz, expresada por la siguiente ecuación: Granos (en gr/kg. MS) = 26,5 + 1,7159 X - 0,00098 X2, donde X: contenido de Almidón (en gr/kg. M.S.). Mediante este cálculo, se comprueba que la mayoría de los silajes de maíz producidos en Argentina, presentan un contenido de grano inferior al 30 % del total de la masa ensilada, lo que contrasta con datos de algunos países de América del Norte y Europa, donde es frecuente encontrar niveles de grano cercanos al 40 %. Si tomamos como ejemplo testigo, el caso de un silaje con una calidad como la cuantificada en la Tabla 6, donde la proporción de Almidón es de 174 gr/kg. de M.S. (17,4 %), aplicando este valor a la ecuación, obtenemos que el silaje de referencia contiene 295,39 gramos de grano/kg. de M.S. (29,54 %). Esta limitación en la calidad de los silajes argentinos, se transfiere a los sistemas productivos que utilizan dentro de su cadena de alimentación, esta reserva. La conclusión es que este tipo de silaje (desde el punto de vista de la calidad), sólo tendrá efecto positivo en el incremento productivo de los animales, si constituye raciones que permitan el aumento de la capacidad de carga o se utilizen para suplementar pasturas de media a baja calidad o en épocas de escasez forrajera; por el contrario, frente a una buena disponibilidad de pasturas de alta calidad, este tipo de silaje no permitirá la obtención de incrementos productivos significativos (Schroeder et al., 2000). La técnica para la obtención de un silaje de maíz de alta calidad, exige el cumplimiento de una serie de pasos que se enuncian a continuación: i) realizar el cultivo, teniendo en cuenta todas las recomendaciones técnicas aconsejadas para la obtención de un buen cultivo de maíz con fines cerealeros (producción de granos); ii) momento óptimo de cosecha (picado), el que debe coincidir con el estadío fenológico en el cual este cultivo presenta el máximo contenido de energía digestible para ser ensilado; en maíz, esta etapa comprende la fase de llenado de grano denominada grano pastoso a pastoso duro (¼ de “línea de leche”). Allí el grano tiene alrededor del 35 % de humedad y la planta oscila entre 64 y 67 % de humedad (se aconseja no superar el 70 % de humedad al momento del corte, pues con mayor contenido de agua se pueden producir fermentaciones indeseables por acción de microorganismos del género Clostridium). Algunos investigadores aconsejan el picado a partir de ¾ grano pastoso - ¼ grano lechoso (Bragachini et al., 1998); otros indican que a partir de ¼ grano pastoso - ¾ grano lechoso, ya se puede proceder al troceado; bajo estas condiciones el porcentaje de humedad es superior al 75 % y si bien puede darse un mayor escurrimiento de jugos celulares, estos autores aconsejan este momento por la mayor capacidad de compactación que tiene el material (Bertoia et al., 1999);

iii) tamaño y uniformidad del picado o troceado, que para maíz debe ser de 10 a 15 mm., lo que permite una buena compactación, desparramando capas finas de material y facilitando la eliminación del aire. Esta fragmentación también mejora la tasa de pasaje a nivel ruminal, lo que favorece el consumo; iv) llenado rápido del silo con compactación adecuada, para lo cual una vez iniciado el llenado, es conveniente trabajar sin interrupciones durante las 24 horas, hasta su cerramiento; esto reduce el tiempo de respiración del material y el consumo de nutrientes por parte de los microorganismos aeróbicos, y v) correcto cerramiento (hermeticidad) del silo, que debe hacerse de forma tal de impedir, hasta el momento de apertura para su utilización, cualquier entrada de aire o agua que desnaturalize el forraje ensilado o provoque fermentaciones indeseables. Una vez llenado el silo, se desencadenan una serie de procesos biológicos y químicos que producen la progresiva fermentación del forraje compactado, hasta llegar al producto final deseado (silaje láctico). Esta serie de procesos puede dividirse en fases, las que presentan las siguientes características (Martín, 2005 b): Fase I: es la fase aeróbica de la fermentación y comienza con el picado del material hasta finalizar con la total explulsión del O2, poco tiempo después de la compactación. Los Hidratos de Carbono de la planta recién picada, son utilizados por los microorganismos aeróbicos presentes en el forraje (hongos, levaduras, bacterias), como fuente nutricional y energética para su metabolismo; previamente, dentro de las células vegetales se desarrollan complejos procesos de degradación de los compuestos químicos, que transforman los Hidratos de Carbono en glucosa y fructosa; estos azúcares son tomados por los microorganismos que se encuentran en la superficie del vegetal. Esta serie de sucesos origina la formación de compuestos residuales como CO2 y H2O y la liberación de calor, lo que tiende a elevar la temperatura del silaje, lo que es un efecto poco deseado y debe ser de la menor magnitud y tiempo posible; esto también se fundamenta en el hecho que el proceso de respiración de las bacterias aeróbicas se mantiene mientras hay O2 entre los fragmentos de silaje y los compuestos energéticos altamente digestibles del maíz que son consumidos por estos microorganismos, ya no estarán disponibles para las bacterias lácticas y para los animales a los que está destinado esta reserva. El incremento de temperatura también produce la desnaturalización de parte de los compuestos proteicos de la planta; la proteína vegetal puede degradarse a N no proteico, péptidos, aminoácidos y amonio, originados por las proteasas de las células vegetales. En este proceso es importante la reducción del pH del medio, pues una acidificación progresiva produce una menor tasa de proteólisis (degradación de proteínas). A medida que el medio aeróbico se reduce, comienza a incrementarse la población de microorganismos anaeróbicos de tipo acético, que contribuyen a esta baja de pH; esto se debe a que al acentuarse las condiciones de anaerobiosis, decae la respiración de células vegetales y microorganismos aeróbicos, los que finalmente mueren permitiendo que la generación de calor disminuya y con ello

la temperatura de la masa ensilada. Para la obtención de silajes de alta calidad, la Fase I no debe durar más de 2 a 3 horas; Fase II: comienza desde el momento en que finaliza la etapa aeróbica. Los jugos celulares liberados por las células muertas, favorecen el crecimiento poblacional de microorganismos anaeróbicos que comienzan la acidificación del medio; el primer grupo de bacterias son productoras de ácido acético y CO2 a partir de los azúcares de la planta. Consecuencia de ello, se acelera la tasa reproductiva de las bacterias productoras de ácido acético, lo que reduce el pH e inhibe la acción de otros tipos de microorganismos (muere la flora aeróbica). Las bacterias acéticas fermentan carbohidratos solubles hasta el momento en que el pH es cercano a 5; a partir de allí, este grado de acidez se vuelve contraproducente para este tipo de microorganismos, los que decrecen progresivamente su nivel poblacional. La duración de la Fase II oscila entre 24 y 72 horas; Fase III: es una fase de transición en la cual comienza el aumento poblacional de las bacterias lácticas. El nivel de fermentación depende de la cantidad y tipo de bacterias lácticas que se reproducen, según las características y humedad del forraje ensilado (forrajes más húmedos fermentan más rápidamente). Durante esta fase, diferentes especies de bacterias lácticas actúan, convirtiéndose en dominantes en distintos momentos del proceso. Si la cantidad de Hidratos de Carbono fermentecibles en el material es baja, la cantidad de ácido láctico producido es porcentualmente menor y el proceso de reducción del pH se retrasa, con la consecuente pérdida de calidad de la reserva; si por baja cantidad de azúcares solubles no se alcanza el nivel de pH requerido (pH 4), la fermentación se detiene y el forraje no se estabiliza. En condiciones normales, la Fase III dura alrededor de 1 semana; Fase IV: es la fase de estabilización del forraje conservado, lo que se hace en función del pH final obtenido una vez terminado el proceso de fermentación del maíz (3,8 a 4,0). Es la fase más larga (puede durar casi 3 semanas), ya que continúa mientras el rango de pH no sea lo suficientemente bajo como para inhibir la reproducción y el consumo de cualquier tipo de microorganismo. A medida que esta fase avanza, va decreciendo la actividad microbiológica hasta llegar al punto de estabilización o conservación. La fermentación láctica no sólo favorece el logro de este objetivo, sino que también permite la obtención de un silaje de mejor calidad, pues mientras que la fermentación acética consume el 38 % del total de los azúcares que degrada y la butírica lo hace en un 24 %, la fermentación láctica solo insume un gasto de 3,5 a 4,0 % de la energía acumulada en el forraje, para producir el silaje terminado, quedando el resto disponible para el consumo animal. En general, la concentración de ácido láctico al final del proceso es de 1,5 a 2,5 % del peso del forraje ensilado, a los 30 días; en aquellos casos en que el material sea muy tierno (con menos del 22 % de M.S.) y altamente rico en azúcares, el porcentaje de ácido láctico puede superar el 4,0 %, y Fase V: se produce sólo si por alguna circunstancia, se rompe la hermeticidad del silo e ingresa agua o aire a su interior. Al modificarse la

anaerobiosis, se produce la proliferación de hongos y levaduras que atacan al forraje originando consumo de energía, pérdida de M.S. y calentamiento de la masa de silaje, con la consecuente desnaturalización de las sustancias proteicas. Esta fase también se da desde el momento de extracción del silaje para ser suministrado a los animales; en este caso, la oxidación reduce el azúcar residual y los ácidos orgánicos de la fermentación a CO2, H2O y calor. Es muy importante racionalizar la estrategia de suministro del silaje, pues las experiencias realizadas demuestran que durante esta fase, por efecto de la descomposición aeróbica secundaria que se produce, se puede perder hasta el 40 % de la M.S. obtenida. El silaje de maíz así obtenido (con 70 % humedad, de planta entera, picado fino y bien compactado), puede pesar alrededor de 750 a 800 kgs./m3. Si el proceso de ensilado se ejecuta con todas las previsiones recomendadas y la concentración de azúcares de la planta es importante (en algunos híbridos de maíz este valor es superior al 20 % de la M.S.), la calidad del silaje es adecuada y las características generales que presenta, son las que se indican en la Tabla 7 (Bragachini et al., 1998).

TABLA 7: Características de un silaje de Maíz correctamente fermentado (Adaptado de Bragachini et al., 1998) PARÁMETROS pH del silaje Productos finales de la fermentación

VALORES 3,8 a 4,0

Acido Láctico Acido Acético Acido Butírico Acido Propiónico Etanol Fracción nitrogenada

4a6% < 2,0 % < 0,1 % < 0,5 % < 0,5 %

N-amonio Poblaciones microbianas

< 5 % del total de N

Levaduras < 100.000 UFC/gr. Hongos < 100.000 UFC/gr. Organismos aeróbicos < 100.000 UFC/gr. UFC/gr.: Unidades Formadoras de Colonias/gramo de silaje.

Volviendo al tema de las diferentes alternativas de uso del maíz, queda analizar las opciones iv (como grano) y v (como rastrojo): iv) Uso como Grano: es frecuente su utilización en forma de ración suplementaria en animales de tambo o de inverne. El alto valor energético del grano de maíz, posibilita que pocos kilogramos de este alimento reemplacen la

contribución energética de muchos kilos de pasto, permitiendo una mejor capacidad de conversión del grano a carne o leche. El uso de esta alternativa esta siempre sujeto al valor económico del grano; en momentos de buen precio del grano, su uso como alimento concentrado complementario o suplementario, se ve restringido. Otras alternativas son el Ensilaje de Grano Húmedo y el Earlaje (silaje de grano y marlo), ensilando grano con más de 25 % de humedad (Martín, 1998). Hoy se concibe al grano de maíz como un importante potenciador de la actividad ganadera de producción de carne, pues es el complemento ideal a los pastos. Al respecto, Argentina es dentro del grupo de países líderes en producción cárnica, el que menos grano de maíz utiliza dentro de su estrategia de alimentación animal; durante el año 2003 Argentina destinó un 16 % del maíz para consumo animal, mientras que Brasil usó un 76 %, EE.UU. un 62 % y Australia un 61 %; durante el 2004 esos porcentajes fueron de 21, 76, 57 y 67 %, respectivamente. Las cifras revelan claramente la baja incidencia que tiene en Argentina el uso de granos para transformar en carne, aunque la tendencia año a año es creciente (Canosa, 2004). El grano debe ser el elemento de seguridad dentro del proceso de engorde, debido a la variabilidad constante que sufren las pasturas en función de su dependencia de factores ambientales y de manejo. La vieja relación presupuetaria utilizada hasta hace algunos años de “10 kgs de grano para producir 1 kg de carne”, debe reemplazarse por un criterio estratégico donde el grano debe usarse en momentos determinados de la vida productiva del animal. Una de estas estrategias tiene que ver con el tipo de animal a engordar; en este sentido, recientes experiencias demuestran que los corrales de encierre de animales de recría permiten engordar casi el doble de terneros con la misma cantidad de grano que utilizan los encierres de terminación, debido a que el índice de conversión de grano a carne del ternero es el doble que el del novillo (Canosa, 2004), y v) Uso como Rastrojo: es una alternativa muy importante para la época de déficit forrajero en el campo (fines de Mayo en adelante). En general, luego de la trilla o cosecha queda un material remanente importante en lo que hace a tallos y hojas bajeras, más el grano o mazorcas que pueden haber caído como producto de una deficiente regulación de la cosechadora. Para poder tener una idea de la magnitud de rastrojo que deja el cultivo, una forma práctica y rápida de calcularlo es teniendo en cuenta la relación entre Grano Cosechado : Rastrojo que tiene el Maíz. Esa relación es 1 : 1,2, por lo tanto un maíz que haya rendido 6.000 kgs de grano/ha, tendrá (6.000 x 1,2) 7.200 kgs de rastrojo/ha. Otra forma de calcularlo es a través de la siguiente ecuación, mediante la cual se obtiene la DIMS (Disponibilidad Inicial de Materia Seca de rastrojo): DIMS/ha (kgs) = Nº plantas/ha x Altura promedio/planta x 0,08173 x 0,92

El Nº de plantas/ha se determina al momento de cosecha, contabilizando el número de plantas que hay sobre un surco de 14,30 m (para siembra a 0,70 m entre surcos) o 19,25 (para siembra a 0,52 m entre surcos), y multiplicando el valor obtenido por 1.000. Si observamos que el lote es muy desparejo en densidad, debemos repetir esta operación entre 10 y 15 veces en distintos lugares y promediar los valores. La Altura promedio de planta se mide en 50 a 100 individuos, desde el suelo hasta la base de la panoja (inflorescencia apical masculina). El valor 0,08173 representa el peso seco en kg. de un metro lineal de planta de maíz, sin considerar el grano. Este valor es para los maíces tropicales. En el caso de los maíces templados, el valor es 0,06574 (Toranzos de Pérez, 1998). El valor 0,92 es un factor de corrección encontrado por la confrontación de la Disponibilidad real de M.S. de rastrojo una vez efectuada la cosecha vs. las estimaciones logradas a través de muestreos precosecha. Otro aspecto que debe considerarse es la composición del rastrojo. En los maíces tropicales, el valor medio es: Caña (37 %), Chala (15 %), Marlo (15 %) y Hoja-Vaina (33 %). La preferencia (define la secuencia de consumo) de estos materiales por parte de los animales es: Chala, Hoja-Vaina, Caña, Marlo. La Tabla 8 presenta la calidad nutricional de estos materiales (Toranzos de Pérez, 1998):

TABLA 8: Calidad nutricional de los componentes del rastrojo de Maíz (Adaptado de Toranzos de Pérez, 1998) Material Chala Hoja – Vaina Caña

% Digest. % FDA % Pr.(20/6) % Pr.(20/7) % Pr.(20/8) 64 46 4,6 4,1 3,8 53 48 6,7 4,8 4,6 47 51 4,1 2,6 2,0

El grano es un componente fundamental del rastrojo, por el gran aporte energético que brinda, pero el grano que debe contemplarse como posible de ser consumido por los animales, es el que queda en mazorcas completas o adherido a trozos de mazorcas o marlos, ya que son estos materiales de donde el animal puede levantarlos; los granos sueltos son difícilmente consumibles. La forma racional de aprovechar los rastrojos mediante pastoreo (sistema diferido), es a través de la utilización en franjas con alambrado eléctrico; esto hace que los animales consuman conjuntamente todos los componentes del rastrojo y se minimice el desperdicio por pisoteo. Dentro de lo posible, calcular que el rastrojo sea consumido dentro de los primeros 20 a 30 días posteriores a la trilla, pues el deterioro del material se acrecienta con el paso del tiempo. Si no tenemos en cuenta dejar un cierto porcentaje de rastrojo para cobertura del suelo, el momento de retirar los animales del potrero está dado

cuando se observa que estos comienzan a consumir activamente las cañas. Como regla de manejo, es sumamente importante que mientras los animales estén en potreros de rastrojo, tengan buena disponibilidad de agua.

Cosecha y Comercialización del Maíz Granífero La cosecha del grano se realiza a partir del momento en que este alcanza la Madurez Fisiológica. Es el momento de grano duro, donde el llenado y el crecimiento se detienen y el grano alcanza su máximo peso y rendimiento. A partir de ese momento pueden ocurrir pérdidas de rinde por caída de espigas o granos hasta la cosecha. La cosecha anticipada puede minimizar estos problemas, pero aumenta el costo de acondicionamiento posterior (secado, fundamentalmente). La Madurez Fisiológica se alcanza con un 35 % de humedad del grano, lo que sucede aproximadamente entre los 40 y 50 días posteriores a la floración. Cuando la humedad llega al 25 %, ya es posible iniciar la cosecha sin dañar el grano. Con porcentajes superiores a 25 se producen pérdidas por aplastamiento de espigas; con porcentajes por debajo de 14 las pérdidas son ocasionadas por el desgrane de los rolos espigadores y las plantas volcadas o debilitadas. A partir del 20 % de humedad, la baja de la humedad del grano se hace muy lenta y dependiente de las condiciones ambientales (Bragachini y Bongiovanni, 1995).

Costo de Cosecha: para calcularlo se debe estimar un consumo de combustible de 62 lts de gasoil por hora para la trilladora y 10 lts de gasoil por hora para el tractor que tira el carro tolva recolector. Como mínimo se debe contar con 2 equipos de tracto - carro tolva. A ello se debe sumar un cambio de aceite cada 400 hectáreas (Marinelli, 2003). La capacidad promedio de cosecha de una máquina es de 4,5 a 6,0 has/hora. Los gastos de mantenimiento en repuesto para el equipo es creciente con cada año de vida de la máquina y se calcula como un porcentaje del valor de la cosechadora; a los 5 años es aproximadamente el 15 % del precio de la misma. Se debe sumar el gasto en personal (cercano al 10 % del servicio de cosecha) y el costo de los seguros contra terceros para los operarios y el contra todo riesgo para las máquinas (Bragachini et al., 2001; Marinelli, 2003).

Pérdidas de Cosecha: la velocidad de cosecha no debe superar los 4 a 5 km/hora. Una velocidad excesiva, sumada a una mala sincronización con la velocidad de las cadenas recolectoras y falta de regulación de las placas espigadoras, ocasionará importantes pérdidas por plataforma (Bragachini et al., 2001).

Con grano cosechado con más de 21 % de humedad, es aconsejable su secado dentro de las 24 horas; de no hacerlo, si la temperatura ambiente es elevada, comienzan los procesos de calentamiento y descomposición y la pérdida de calidad es irreversible, aunque se realice un secado posterior. Durante la operación de cosecha se producen pérdidas de rendimiento por diferentes causas; ellas son (Bragachini et al., 2003; Vernet, 2003): i) Pérdidas en Precosecha: pueden deberse a espigas desprendidas de la planta y caídas al suelo o espigas adheridas a plantas volcadas que no pueden ser tomadas por el cabezal recolector. Sólo se considera que el 50 % de las plantas volcadas en el sentido de avance de la cosechadora (las caídas opuestas al avance), son recolectables; ii) Pérdidas durante la Cosecha (por plataforma): se dan cuando la plataforma no alcanza a levantar las plantas quebradas. Para minimizar esto, cuando más tarde se coseche, más bajo deben ir los puntones. En el cabezal pueden perderse espigas cuando los rolos están muy separados y dejan pasar a las de menor tamaño; iii) Pérdida durante la Cosecha (por mecanismos internos): son las producidas por mala regulación de la separación entre cilindro y cóncavo, falta de forrado del cilindro o baja velocidad de trillado, y iv) Pérdidas por Cola de la Máquina: se incrementan en lotes enmalezados, porque se producen atascamientos en los órganos de trilla y limpieza. Se pueden observar en el suelo granos sueltos o granos adheridos al marlo. La Tabla 9 muestra los tipos de pérdidas y sus magnitudes promedio para un maíz de 7.000 kgs. de rendimiento.

TABLA 9: Pérdidas de Grano/ha, durante la Cosecha (Adaptado de Bragachini et al.,2001) Tipo de Pérdida 1. Precosecha 2. Cosechadora 2.a. Cabezal 2.b. Cola TOTAL

Kgs/ha 65 320 233 87 385

% 16,88 83,12 72,82 27,18 100

La Tabla 10 presenta la Composición química y el Valor nutricional promedio de un grano de Maíz (Gallardo, 2002).

TABLA 10: Composición química y Valor nutricional del grano de Maíz (Adaptado de Gallardo, 2002) Parámetro M.S. (Materia Seca) Humedad Proteína Bruta FDN (FDA) (Lignina) Grasas o Lípidos Cenizas o Minerales (Ca) (P) (Mg) (K) Carbohidratos no Estructurales Energía Neta para Lactancia (en Mcal./kg M.S.)

Valor promedio (en %) 89,00 11,00 10,00 11,00 5,00 1,00 4,30 1,60 0,03 0,30 0,14 0,38 73,00 2,00

Otros temas importantes con los que se complementa todo lo concerniente a la comercialización de granos, son los correspondientes a la Clasificación de los Tipos de Maíces, la determinación del Peso Hectolítrico y las Tablas de Comercialización, que pueden consultarse en la Guía de Trabajos Prácticos de la Cátedra de Forrajicultura y Cerealicultura de la FAZ – UNT.

CULTIVO DEL TRIGO El Trigo es el cereal más cultivado del mundo. Tiene una enorme importancia desde el punto de vista de la alimentación humana, siendo la principal fuente de energía a través de la panificación. Pertenece a la familia de las Gramíneas o Poáceas y comercialmente se cultivan dos tipos de Trigo: Triticum aestivum (Trigo pan; Trigo duro) Triticum turgidum var. durum (Trigo candeal o fideo; Trigo blando) Presenta Ciclo Inverno-primaveral (en Tucumán desde mediados de Mayo a fines de Octubre), con duración anual.

Definición de Cereal Es toda aquella planta que produce grano que pueda ser transformado en harina y panificable. El grano de Trigo (y de los cereales), es un fruto con una sola semilla llamada cariopse, en el cual el tegumento o testa del fruto se encuentra adherido a la semilla. El pericarpio, las envolturas del grano y las células de la aleurona, forman lo que industrialmente se conoce como afrecho o salvado. El endosperma (que ocupa entre el 80 y el 85 % del peso seco del grano en madurez, es el tejido de almacenaje de almidón y proteína. El embrión representa alrededor del 2 % del peso seco. El endosperma puede ser de textura dura o blanda. Esto se refiere a propiedades de la molienda, según la resistencia del grano a su transformación en harina. Los endospermas duros se separan más fácilmente del pericarpio, produciendo mayores rendimientos en harina y con menor contaminación por cenizas. En ellos el almidón y las proteínas se encuentran fuertemente ligados; en los blandos lo están débilmente. El almidón del endosperma de los cereales está compuesto en un 70 a 80 % por amilopectina y el resto por amilosa. La cantidad y calidad de las proteínas son fundamentales para la obtención de una masa capaz de leudar. Según su solubilidad, las proteínas del trigo se clasifican en albúminas y globulinas (tienen funciones metabólicas y estructurales) y gliadinas y gluteninas (son de reserva llamadas prolaminas). Estas últimas forman el gluten (son el 70 a 80 % de las proteínas del trigo) y son las responsables de las características físicas de la masa y de la calidad panadera de los granos. Las albúminas y globulinas no están asociadas al

endosperma, sino que se ubican en el embrión y en la periferia del grano (Satorre et al., 2003). Cuando la harina de trigo se mezcla con agua, las proteínas de reserva se cohesionan formando una masa llamada gluten. Este posee plasticidad, elasticidad y fuerza, propiedades que permiten la elaboración del pan.

Principales Usos del Grano de Trigo El Trigo tiene dos destinos principales: Exportación y Consumo Interno. El de Consumo Interno va a la Industria Extractiva o a la producción de Alimentos Balanceados. El grano destinado a Industria sigue 3 caminos, según sus partes componentes: Gérmen: se obtienen copos y aceite. Pericarpio: salvado (alimentación animal). Endosperma: harina, almidón, sémola y gluten.

Factores que Regulan el Desarrollo del Cultivo Son variados. Entre los más generales se encuentran el nivel de Fertilidad del suelo, la Disponibilidad hídrica y la Radiación incidente. Si bien estos son decisivos en la determinación del rendimiento, no lo son como modificadores de la duración de las etapas o ciclos ontogénicos del cultivo. Los principales factores del ambiente que modifican de manera importante el desarrollo de los cultivos de trigo, maíz y sorgo, son la Temperatura, el Fotoperíodo y la Vernalización (Miralles et al., 2003). Los cereales responden a estos factores, alterando la duración de algunas etapas particulares del ciclo del cultivo. La Temperatura se expresa a través del Tiempo Térmico (TT) y sus unidades se miden en Grados-día (Slafer y Rawson, 1994). Cada cultivo requiere para cumplir sus diferentes etapas ontogénicas, acumular cierta cantidad de Grados–día de Temperatura. Ej.: si un cultivar o híbrido de Trigo necesita un TT de 1.000 ºC para llegar a espigazón (con una temperatura base de 0 ºC), le llevará 50 días lograrlo si está creciendo a temperaturas constantes de 20 ºC. La fórmula para determinar el TT es: TT (en Grados-día)= ∑ (Tm – Tb)

Tm: Temperatura media diaria; Tb: Temperatura base para la ocurrencia de un evento ontogénico determinado. La Vernalización, se define como la acumulación de horas de frío dentro de un rango de temperaturas vernalizantes (entre 5 y 10 ºC), necesarias para poder progresar normalmente en el desarrollo de la planta. Esto se da sólo en el Trigo (entre los cereales). La respuesta a la vernalización se puede representar bajo un modelo cuantitativo, en el cual a partir de una determinada duración del tratamiento vernalizante, se logra la mínima duración de una cierta etapa de crecimiento, debido a que el cultivo se encuentra en la máxima tasa de desarrollo. Una duración menor del tratamiento de vernalización, incrementará la duración de la etapa de desarrollo. No todos los cultivares o híbridos requieren vernalización y en los que la requieren, no todas las etapas de crecimiento o desarrollo son sensibles a la misma. El Fotoperíodo es un efecto de respuestas complejas que varían con la especie y con el estado fenológico. El estímulo fotoperiódico (duración del día), es percibido por las hojas y transmitido al ápice de crecimiento, por lo que se cree que las plantas pueden percibir dicho estímulo desde el momento de la emergencia (Evans, 1987). Algunos cultivos presentan una etapa de crecimiento juvenil insensible al Fotoperíodo (maíz, soja), que impone un límite mínimo a la duración de la etapa vegetativa y asegura la formación de un número mínimo de hojas en el ápice de crecimiento. El Trigo es aparentemente sensible desde la emergencia y el número mínimo de hojas coincide con el número de primordios iniciados a ese momento. La respuesta fotoperiódica se clasifica en relación a como afecta la tasa de desarrollo del cultivo y por lo tanto, la duración de las etapas fenológicas con relación al cambio en el Fotoperíodo. Es posible clasificar a las plantas en Cuantitativas de Días Largos cuando reducen el tiempo entre dos eventos ontogénicos ante aumentos en el Fotoperído, y en Cuantitativas de Días Cortos cuando se incrementa la duración de una determinada etapa del desarrollo ante aumentos en el Fotoperíodo. El Trigo es una especie Cuantitativa de Días Largos, es decir que a medida que se incrementa la duración del día, la duración de sus etapas fenológicas tiende a acortarse (Miralles, 2004). En este cultivo se ha demostrado una influencia notoria del Fotoperíodo desde la emergencia hasta la floración, no siendo así durante el período de llenado de grano (Miralles y Slafer, 1999).

Componentes Numéricos del Rendimiento Los componentes principales son el Nº de granos/ha o m2 (NG) y el Peso promedio de un grano (PG) . Rdto = NG x PG A su vez, el NG depende del Nº de plantas ha o m2 (Densidad), el Nº de espigas/planta o por m2 y el Nº de granos/espiga. Calderini et al. (1994), expresan que para las condiciones de producción en el NE de la Prov. de Bs. As., los valores promedios de Rendimiento (en kgs/ha) oscilan entre 1.500 y 3.000, el Nº de granos/m2 entre 7.000 y 16.000 y el Peso promedio del grano de Trigo, entre 0,02 y 0,03 grs.

Desarrollo Fenológico del Cultivo Se mide por diferentes escalas; en Trigo la más utilizada es la de Zadoks et al. (1964) y describe los estados morfológicos externos del cultivo, tanto en crecimiento como en desarrollo. Los estadios principales son: 0 = Germinación 1 = Crecimiento de plántula (*) 2 = Macollaje (**) 3 = Elongación del tallo o Encañazón 4 = Estado de bota (formación inicial de inflorescencia) 5 = Emergencia de inflorescencia 6 = Antesis 7 = Desarrollo de grano lechoso 8 = Desarrollo de grano pastoso 9 = Madurez fisiológica 10 = Estado de cosecha (*) = indica entre 11 y 19 hojas expandidas en el macollo principal. (**) = indica entre 18 y 30 macollos visibles por planta. Otra manera de secuenciar las etapas del cultivo sería (Slafer y Rawson, 1994; Miralles y Slafer, 1999): Siembra – Emergencia – Iniciación foliar (fase vegetativa) Iniciación de espiguillas – Floración – Espigazón – Antesis (fase reproductiva)

Inicio de llenado de grano o Cuaje – Grano lechoso – Grano pastoso – Madurez fisiológica – Cosecha (fase de llenado de grano) Satorre et al. (2003), describen que en el período Siembra – Emergencia además de la diferenciación de nuevos primordios foliares, se produce el crecimiento de los 2 órganos encargados de la emergencia de la plántula: épicotile y coleóptile. Crecen hasta que el segundo alcanza la superficie del suelo y percibe la luz. Desde la aparición de la 1ª hoja a través del coleóptile, las restantes aparecen a intervalos (filocrono) regulares de aproximadamente 100 ºC (TT, para una Tº base de 0 ºC). La longitud de la vaina aumenta con el número de hoja correspondiente, llevando cada hoja a una posición progresivamente superior. El período de aparición de hojas (todo el ciclo pre-antesis, que va desde emergencia hasta hoja bandera), está caracterizado por 3 etapas diferentes: 1ª Etapa o Pre-macollaje: dura entre la emergencia y la aparición de la 4ª hoja desplegada; cada hoja emerge de un “falso tallo” formado por las vainas de las hojas ya aparecidas. 2ª Etapa o Macollaje: se caracteriza por la aparición de macollos o vástagos desde el interior de las vainas de las hojas, existiendo un alto grado de sincronía entre la aparición de las hojas y de los macollos. La producción de macollos se prolonga por un tiempo largo, dependiendo de la disponibilidad de recursos y la densidad del cultivo. Con la aparición de la 4ª hoja aparece el primer macollo y con la parición de la 5ª hoja, el segundo macollo y así sucesivamente. Si la disponibilidad de recursos fuera ilimitada, el número de macollos crecería indefinidamente. Sin embargo el Macollaje dura entre 30 y 40 días y su final coincide con el inicio de la Encañazón (elongación de tallos), porque este proceso consume recursos que ahora se vuelven limitantes para la formación de nuevos macollos. Durante esta etapa, muchos macollos (los últimos formados), mueren por no poder completar su desarrollo, produciendo una caída continua en el número total de macollos del cultivo en función del tiempo. 3ª Etapa o Encañazón: se caracteriza por la elongación de los entrenudos de los tallos, dando origen al “tallo verdadero” de la planta. Esta etapa finaliza cuando los tallos completan su alargamiento, con el inicio de la Floración. El último entrenudo en elongarse en cada tallo es el “pedúnculo”, encargado de producir la emergencia de la espiga. El proceso de Encañazón modifica el porte de la planta, tornándola erecta. El despliegue de la lámina de la hoja bandera coincide con el estado de vaina engrosada (donde la espiga está encerrada en la vaina de la hoja bandera) y con la formación de los granos de polen. En este estadio, la planta es muy sensible a estrés hídrico, heladas y altas temperaturas. En este momento también se incrementan las necesidades de N y P.

La última parte de la Encañazón transcurre desde la aparición de la hoja bandera a la Floración, durante la cual se da la emergencia de la espiga (Espigazón). El final del período de Encañazón coincide con la definición del número de espigas del cultivo. A los pocos días de la emergencia de la espiga se produce la autofecundación (cleistógama) y luego aparecen las anteras (la Floración se identifica con la Antesis o emergencia de los estambres fuera de las espiguillas después de la fecundación) y comienza la formación de las cubiertas del grano. El período Espigazón – Antesis es crítico para la ocurrencia de una helada y es generalmente en función de ello que se definen las fechas de siembra del cultivo. La definición del número de granos se produce a lo largo de las distintas etapas del cultivo, pero fundamentalmente en la etapa reproductiva. No todas estas etapas tienen igual importancia relativa en el logro del número de granos/m2, ya que existe un período crítico para la definición de dicho componente. El lapso que media entre los 20 días pre-floración y los 10 días post-floración, es decisivo para la generación del número de granos por unidad de área. Las condiciones ambientales que se presenten durante este período van a incidir de manera significativa en el número final de granos establecidos. Durante dicho período se define el número de macollos que finalmente llegarán a producir espiga, definiendo el número de espigas por unidad de área y el número de primordios florales que sobrevivirán dentro de cada una de las espiguillas, obteniéndose como resultado final, el número de flores fértiles a la floración, las que finalmente, luego del cuaje, serán establecidas como granos. La relación positiva entre el peso de las espigas en floración y el número de flores fértiles en dicho momento, demuestra que la cantidad de recursos alojados en la espiga es fundamental para lograr un alto número de granos. De esta manera, ante iguales valores de partición a espigas, una mayor cantidad de biomasa acumulada a floración, determinará un mayor peso de las espigas y por lo tanto un mayor número de granos (Fischer, 1985; Miralles, 2004). Al mismo tiempo, condiciones poco favorables en los 10 días posteriores a la floración, reducirán la capacidad de establecimiento de las flores fértiles a granos (cuaje), disminuyendo el número finalmente alcanzado. Un aspecto sumamente importante en relación a la supervivencia floral es la dotación de N disponible para el cultivo, y particularmente el contenido de N acumulado en las espigas al momento de la floración. Se ha demostrado que una menor concentración de N en espiga, produce una mayor mortandad de primordios florales, reduciendo el número de flores fértiles alcanzado por la espiga en floración, y por lo tanto, un menor número de granos por espiga (Abbate et al., 1995). Entre la Antesis y la Madurez del cultivo, se produce la etapa de Llenado de Grano. También suele decirse que esta etapa ocurre entre la Floración completa y la Madurez fisiológica del cultivo. Durante esta fase se acelera progresivamente la senescencia foliar.

La duración del período Llenado de Grano depende del genotipo de la planta y una buena disponibilidad hídrica. En Madurez fisiológica los granos alcanzan su mayor tamaño y el cultivo ya no tiene más hojas verdes. Hay poca evidencia de que la duración del período Llenado de Grano (medido en TT), varíe entre macollos y fechas de siembra. Este período es más o menos constante para un amplio rango de condiciones, exceptuando estrés hídrico. Aquí hay una importante absorción de N y P por parte del cultivo. La fase de Llenado Efectivo del Grano tiene diferentes estados: i ) El estado grano lechoso es cuando al presionar el grano se observa un líquido blanquecino pero las envolturas están formadas y el tamaño potencial del mismo, determinado; ii) El estado de grano pastoso es cuando este comienza a perder su tonalidad verdosa, se amarillea y adquiere consistencia pastosa o granulosa en su endosperma; iii) El estado de grano duro es cuando presionado el grano fuertemente con una uña, no se rompe pero se marca, y iv) El estado de grano maduro es cuando presenta color amarillento o tostado y no se aplasta bajo la presión. En resumen, la etapa Llenado de Grano tiene dos grandes fases: Cuaje, donde se define el número de granos y se produce una activa división celular en el endosperma, caracterizada por un gran tenor acuoso en el grano, y fase de Llenado Efectivo, caracterizada por una disminución progresiva de la humedad del grano e incremento de la Materia Seca en el endosperma.

Técnica del Cultivo de Trigo La evolución del cultivo ha sido muy importante en los últimos 5 años. En el NOA se están cultivando anualmente casi 700.000 has, correspondiéndole a Sgo. del Estero casi el 50 %. El resto lo hacen Salta y Tucumán, principalmente. En Tucumán se han sembrado en los últimos años un promedio de casi 150.000 has, llegando a casi 200.000 en 2005 y 210.000 en 2006. En nuestra provincia, en años de buenas precipitaciones estivo-otoñales, se han alcanzado rindes de hasta 3.000 kgs. grano/ha con fertilización (recordar que la media provincial está entre 1.200 y 1.350 kgs/ha). La importancia de la siembra en Tucumán, radica en que a pesar de su bajo rendimiento, la calidad de estos trigos es buena debido a que al tener suelos con buen contenido de nitratos, el nivel proteico del material se incrementa, pues se concentra el N disponible en menos granos/ha.

Esto mejora el precio por calidad de estos trigos, compensando en parte los bajos rindes. Estos trigos de alta proteína suelen comprarse para mezclar con los de baja proteína de otras zonas y mejorar la calidad harinera de estos últimos. Otra razón importante para la siembra es el buen papel que este cultivo cumple dentro de un programa de rotaciones para mantener la productividad del suelo. Una virtud del rastrojo de trigo que se tira por la cola de la cosechadora es que el material está uniformemente fragmentado y tiene una buena distribución (pareja) sobre el terreno. Según el rendimiento granífero obtenido, la cantidad de rastrojo puede superar los 2.000 kgs/ha, que sumado al rastrojo del cultivo posterior otorga un balance positivo para la ganancia de Carbono del suelo. El rastrojo de Trigo, debido a su elevada relación C:N, permite obtener una cobertura duradera en función del alto contenido de lignina y otros carbohidratos estructurales. Al tener facilidad de ser distribuído homogéneamente, permite coberturas elevadas y una fertilidad pareja del suelo. Al mismo tiempo, su sistema radicular permite la estructuración en profundidad del perfil edáfico por la red de poros que genera, sobre todo en los 30 cm superficiales (AAPRESID, 2004). Esto plantea la necesidad de incorporar este cultivo al esquema productivo local, porque además de mantener el campo limpio y diversificar las posibilidades comerciales del establecimiento (no olvidar que en muchos casos la renta obtenida con el Trigo subsidia los costos de producción del cultivo estival), nos hace un aporte significativo a la sustentabilidad del sistema.

Areas de Cultivo: En la Provincia de Tucumán se reconocen básicamente 2 zonas trigueras: i) Area pedemontana con condiciones subhúmedas a húmedas, menor riesgo de heladas y apta para cultivares o híbridos de ciclo largo a intermedio. Esta zona tiene como límite Oeste la cadena del Aconquija y como límite Este la isohieta de 700 mm, siguiendo una línea que une de Norte a Sur las localidades de Taruca Pampa, Sinqueal, Los Pérez, Los Ralos, Agua Dulce, Agua Azul, Los Gómez, Atahona, La Cocha y Graneros. ii) Area de la Llanura Chaco Pampeana Subhúmeda Semiárida, desde la isohieta de los 700 mm hasta los límites con la Provincia de Sgo. del Estero (exceptuando la Llanura Deprimida Salina). Aquí es mayor el riesgo de heladas, menor la disponibilidad hídrica y se siembran cultivares o híbridos de ciclo intermedio a corto. La decisión de hacer Trigo en Tucumán, está sumamente relacionada con la disponibilidad de agua en el perfil del suelo, pues el cultivo no tendrá otra fuente hídrica importante a lo largo del ciclo, salvo algunas lluvias fuera de estación (en gral. de baja intensidad). Se utiliza el agua residual de los cultivos de verano y el acumulado de lluvias otoñales.

La capacidad máxima de retención de agua en el perfil del suelo para la zona central de la Llanura Chaco Pampeana, es de 350 mm. Esta es la disponibilidad hídrica ideal para decidir la siembra, pero con un valor de 250 mm, tenemos seguridad de cosecha. El límite mínimo considerado es de 200 mm. La implantación del cultivo se aconseja hacer bajo sistema de Siembra Directa, y las fechas de siembra se determinan en función de la zona, sus condiciones ambientales y su probabilidad de heladas. El Trigo requiere para germinar, temperaturas de suelo superiores a 5 ºC. Con temperaturas de 10 ºC a 5 cm de profundidad y buena humedad, la plántula emerge entre los 7 y 10 días de la siembra.

Fechas de Siembra: son diferentes según la zona de cultivo y definen el tipo de cultivar o híbrido a sembrar. A continuación se detallan para cada caso, los materiales y fechas de siembra aconsejados en la Provincia (INTA, 2005). Area o Zona 1: Area Húmeda Subhúmeda (Cañera). De Ciclo Largo: desde el 28 de Abril al 20 de Mayo. Buck Mataco, Buck Yatasto, Prointa Molinero, Prointa Gaucho. De Ciclo Intermedio – Largo: 10 de Mayo al 30 de Mayo. Prointa Elite, ACA 601, ACA 801, Tuc Granivo, Klein Chajá, Buck Biguá, Buck Pronto, Onix, Inia Churrinche, Premiun 13. Area o Zona 2: Area Subhúmeda Semiárida (Este de Tucumán y Oeste de Sgo. del Estero). De Ciclo Largo: desde el 28 de Abril al 10 de Mayo. Escorpio, Klein Capricornio, Inia Tijereta, Buck Arriero, ACA 302, Buck Sureño, Klein Gavilán, Klein Escudo, Biointa 3002. De Ciclo Intermedio – Largo: 10 de Mayo a 25 de Mayo. Buck Yatasto, Buck Mataco, Klein Proteo, Prointa Gaucho, Prointa Molinero, Buck Biguá, Biointa 2000. De Ciclo Intermedio – Corto: 20 de Mayo a 30 de Mayo. Tuc Granivo, Onix, Prointa Elite, ACA 601, ACA 801, Inia Churrinche, Buck Brasil. De Ciclo Corto: 25 de Mayo a 10 de Junio. Klein Flecha, Prointa Don Humberto, Buck Pronto, Klein Chajá. En Tucumán, se aconseja la siembra en la primera quincena de Mayo; con siembras posteriores al 20 de Mayo, el rendimiento declina. Las siembras de Junio son de muy bajo rinde.

La probabilidad de heladas más perjudiciales para el trigo son las de Agosto (con 50 % de prob.) y las de la primera quincena de Setiembre (con 10 % de prob.). A ellas se debe escapar en floración, mediante la fecha de siembra. Si se siembra muy tempranamente (fines de Abril a 1º semana de Mayo), se deben usar cultivares de Ciclo Largo para escapar a las heladas (sobre todo en floración) y materiales que sean resistentes a roya porque en esta época hay todavía mucha humedad ambiente (Graneros y Sánchez, 2004). En la Zona 1 el cultivo puede hacerse en secano, con probabilidad de buen rinde en años de lluvias normales. En la Zona 2, el cultivo bajo secano tiene probabilidad aleatoria y si no hay precipitaciones durante el ciclo del cultivo o el perfil del suelo no tenía buena disponibilidad hídrica al momento de siembra, los rindes serán bajos. En este caso es recomendable realizarlo bajo riego (Graneros y Sánchez, 2004). El ciclo del trigo puede hacer llegar el momento de cosecha entre la 2ª quincena de Octubre y la 1ª de Noviembre. En general, las variedades de Ciclo Largo tienen un período Germinación a Cosecha de alrededor de 155 a 170 días y las de Ciclo Corto de entre 125 a 150 días. En todos los casos, asegurarse de sembrar semilla sana y de buena calidad, resistentes a roya y con alto potencial de rendimiento. De esta manera se evitan pulverizaciones y se reducen los costos de producción (Graneros y Sánchez, 2004). La temperatura mínima del aire para el crecimiento vegetativo es de 4 ºC; con temperaturas del aire de entre 20 y 25 ºC el crecimiento vegetativo es óptimo. Las necesidades de agua están en función de su baja eficiencia de conversión (requiere entre 500 y 600 litros de agua por kg. de Materia Seca). Un trigo de 3.000 kg. de grano/ha, necesita como mínimo 450 mm de agua disponible. La Tabla 11 presenta algunas características de la duración del ciclo del cultivo de Trigo en Tucumán.

TABLA 11: Duración del ciclo del cultivo de Trigo en Tucumán (Adaptado de Graneros y Sánchez, 2004) Cultivar Klein Chamaco Tuc Granivo Trigomax 200

Altura pl. 0.87 0,88 0,90

Días a Floración 87 94 110

Días a Cosecha 140 145 153

Densidad de Siembra: el Trigo se considera un cultivo denso. Se busca instalar en el terreno una cantidad de plantas que permitan una rápida

cobertura del mismo, para maximizar la eficiencia de captación de la energía solar. Esto incrementará la tasa de crecimiento y producirá una cantidad mayor de destinos potenciales (granos). Con densidades de siembra por debajo de 150 plantas/m2, se provoca subutilización de los recursos (agua, nutrientes y luz solar), lo que se traduce en bajos rindes. Un Trigo con un peso de 1.000 semillas de 36 gramos, requiere una densidad de siembra de 80 kgs. de semilla/ha; si se hace bajo fertilización y riego, es conveniente sembrar un 20 % más de semilla. La profundidad de siembra está entre 3 y 5 cm. La distancia entre hileras varía entre 16 y 52 cm (en general entre 18 y 26 cm). En fechas tempranas, es recomendable poner densidades que oscilan entre 170 y 200 plantas/m2 y a medida que sembramos cultivares más tardíos (Intermedios a Cortos), se va incrementando la densidad hasta llegar a valores de entre 250 y 350 plantas/m2; estos valores son las densidades impuestas a la implantación o siembra del cultivo. Al momento de cosecha, en la densidad final de plantas que resultan, se tiende a buscar una producción de entre 400 y 600 espigas/m2. (Pérez y Arévalo; Vernet, 2003; Clarín Rural, 2004).

Fertilización: es fundamental primero realizar un Análisis de Suelo, para saber cuanto N y P disponemos para el cultivo. El total de nutrientes absorbido por un cultivo, está en estrecha relación con la oferta de los mismos. En el Trigo, la absorción y distribución del N se va haciendo de manera progresiva en los distintos órganos, a medida que estos se diferencian (aparecen). La secuencia de utilización del N por la planta de Trigo es la siguiente: i) Estado de Germinación a Inicio de Macollaje: 10 % del total a utilizar durante el ciclo; ii) Estado de Macollaje: el crecimiento vegetativo consume casi el 45 % del N a utilizar durante el ciclo; iii) Estado de Principio de Encañazón: la tasa de acumulación de N en la planta se hace exponencial debido a las altas tasas de crecimiento del cultivo. Hacia fines de la Encañazón, se encuentra absorbido casi el 80 % del N total utilizado. Hasta este momento, existe acumulación del nutriente en los distintos órganos formados en la planta, pero muy poca traslocación de un órgano a otro; iv) Posteriormente a la Floración, comienza la traslocación del N acumulado en prefloración, hacia los granos, siendo las hojas las primeras en traslocar. El N absorbido hasta Floración es el responsable de la biomasa generada y de gran parte del rendimiento, y v) El grano, hasta su Madurez fisiológica, utiliza casi el 70 % del N utilizado por la planta durante su ciclo.

En general, se ha calculado que nuestros Trigos requieren alrededor de 3 a 3,5 kgs de N/quintal de grano (1 qq = 100 kgs), o sea que para un rendimiento de 2.500 kgs hacen falta entre 75 y 87 kgs de N. Se han encontrado respuestas a la fertilización con dosis de hasta 120 kgs de N/ha (Bergh, 1997; Hernández et al., 2000 y 2003). En general bajo Siembra Directa, la disponibilidad de N del suelo a la siembra es baja (por menor temperatura del suelo y menor mineralización). Esto obliga a una dosis de fertilización dividida a la Siembra y en inicio de Macollaje. Si se tiene humedad al momento de Macollaje, la utilización del N aplicado es máxima. En cuanto al P, suelos con más de 15 ppm en el horizonte superficial, no requieren fertilización adicional. De tener que fertilizar, se recomienda hacerlo a la siembra con dosis de 50 a 60 kg. de P por hectárea. Se recomienda la fertilización fosforada con fosfato diamónico o con superfosfato triple. La Tabla 12 indica los métodos de aplicación de fertilizantes más usados en la zona para cereales, en cada una de las etapas del cultivo. La Tabla 13 presenta los fertilizantes nitrogenados y fosfatados más utilizados (Liendo y Martín, 2004).

TABLA 12: Métodos de aplicación de fertilizantes en cereales, según la etapa del cultivo (Adaptado de Liendo y Martín, 2004) Estado del Cultivo Presiembra

Siembra o Preemergencia

Postemergencia

Métodos de Aplicación y Ubicación Al voleo en superficie (sin incorporar) Al voleo, incorporado Inyección subsuperficial Pulverizado o chorreado superficial En la línea, con la semilla En bandas, al costado de la semilla Inyecc. Subsuperficial, alejada de la semilla Pulverizado o chorreado superficial Al voleo en superficie (sin incorporar) En entresurco, en bandas superficiales En entresurco, inyección subsuperficial Chorreado superficial Al voleo, en superficie Foliar, pulverizada sobre las hojas del cultivo

En la actualidad, la ventaja de aplicación de fertilizantes líquidos es muy alta por la velocidad y calidad de la aplicación. En 1 hora (con bomba), se puede traspasar 28 Tn de líquido desde el camión distribuidor al tanque que va al lote. De allí se traspasa a la máquina aplicadora, también muy rápido.

La aplicación se hace con pulverizadoras que depositan el fertilizante contra el suelo; en la actualidad se usan productos con bajo nivel de pérdidas por volatilización de amoníaco, aún a altas temperaturas. El más usado es el UAN (32 % N) al que se le suele agregar S (2 a 5 %). El producto puede también agregarse chorreado en presiembra o en postsiembra, quedando algo de S para el cultivo de soja posterior (Noviembre - Diciembre). Las dosis de aplicación varían entre 120 y 135 lts./ha.

TABLA 13: Fertilizantes nitrogenados y fosfatados utilizados en la fertilización de cereales (Adaptado de Liendo y Martín, 2004) Fuente de N y P Amoníaco anhidro Nitrato de amonio Sulfato de amonio Fosfato diamónico Fosfato monoamónico Nitrato de Calcio Cianamida cálcica Nitrato de Potasio Nitrato de Sodio Urea Urea – Amonio Nitrato (UAN)

Fórmula Química NH3 NH4NO3 (NH4)2SO4 (NH4)2H2PO4 NH4H2PO4 Ca(NO3)2 CaCN2 KNO3 NaNO3 CO(NH2)2 CO(NH2)2 + NH4NO3

%N 82 33,5 21 18 a 21 11 15 20 a 22 13 16 46 32

Necesidades de Agua del Cultivo: ya mencionamos que la siembra de Trigo en el NOA depende de la disponibilidad hídrica del suelo después de los cultivos de verano (maíz, soja o sorgo). En general la siembra comienza alrededor de la primera semana de Mayo para cosecharse entre fines de Setiembre y mediados de Octubre (en algunos casos puede extenderse hasta principios de Noviembre). Para calcular la necesidad de agua en el suelo se utiliza la relación que expresa que en nuestra región el Trigo requiere 1 mm de agua/ha para producir 9 kg. de grano (en la región pampeana el rendimiento es de 12 kg. de grano por cada mm de agua/ha), (recordar que 1 mm de agua/ha son 10.000 litros). En función de esta relación, para un rendimiento esperado de 2.500 kg de grano/ha, necesitamos un perfil de suelo que haya retenido 280 mm de agua. La mayoría de los suelos con aptitud triguera en la Provincia de Tucumán, son de textura franco limosa. Las necesidades de agua varían en función del clima y del suelo. Con altas temperaturas (superiores a 30 ºC), baja humedad atmosférica, iluminación deficiente, vientos desecantes y mala nutrición del suelo, la eficiencia en el uso del agua disminuye progresivamente, pasando de valores de 400 a 500 litros por kg. de Materia Seca a valores cercanos a 1.000 litros (Abbate et al., 2001; Dardanelli et al., 1998; Della Maggiora et al., 2000).

En el Trigo, el 65 % del agua consumida se absorbe desde Macollaje hasta 5 semanas posteriores a la Floración. En los estadíos vegetativos tempranos, la necesidad de agua es baja y sólo se requiere buena humedad para el proceso de germinación de la semilla y la formación de las primeras hojas. Durante la etapa de Llenado de Grano, las necesidades de agua van progresivamente siendo menores hasta llegar a ser nulas poco tiempo antes de la cosecha.

Control de Plagas: las plagas que más atacan al cultivo son los pulgones: entre ellos el pulgón verde del trigo (Schyzaphis graminum), el pulgón del cuello de los cereales (Rhopalosiphum padi), el pulgón amarillo del trigo (Metopolophium dirhodum) y el pulgón verde de la espiga (Macrosiphum avenae) (Costilla et al., 1995). Los pulgones son insectos áfidos pequeños de cuerpo blando, con reproducción sexual o partenogénica (esta última es la más importante en el NOA). Tienen una alta tasa de reproducción. Los primeros individuos que llegan al cultivo son alados y sus crías se reproducen en forma partenogénica, formando colonias. Esto está favorecido por temperaturas moderadas (alrededor de 20 ºC) y escasas precipitaciones. Pulgón Verde del Trigo: es la primera plaga en aparecer. Tiene color verde y 1,5 a 2,0 mm de largo. Ataca a la planta entre Germinación y Encañazón. Se instala en el envés de la hoja y succiona la savia, debilitando la planta e inyectando una sustancia tóxica que mata (necrosa) el tejido foliar. Ataca primero las hojas basales, amarillándolas. En general los ataques comienzan por manchones y luego se extienden a todo el cultivo. Se notan los ataques desde unos 15 días después de la Emergencia y hasta el momento de formación de la espiga. Pulgón del Cuello: es de color verde oscuro con manchas rojizas (de 1,6 a 2,5 mm de largo). Suele causar menos daño que el anterior. Se ubica en el tallo a nivel del cuello de la planta; allí succiona y debilita los tejidos retrasando el crecimiento y amarillando la planta. Pulgón Amarillo: tiene cuerpo amarillo con una línea longitudinal oscura en el dorso (de 1,9 a 2,5 mm de largo). Si bien en el NOA no es muy frecuente, es una plaga importante de todas las buenas zonas trigueras del país. Aparece en la etapa previa a la Encañazón ubicándose en la hoja bandera y transmite el virus de “enanismo de la cebada”. Pulgón de la Espiga: es muy importante porque ocasiona grandes daños económicos. Es de color verde parduzco a oliva con 3 manchas alargadas oscuras en el dorso del tórax y tiene antenas oscuras. Ataca todas las gramíneas cerealeras cultivadas y su preferencia es instalarse en la espiga. En

corto tiempo forma numerosas colonias y pueden cubrir toda la espiga. Tanto las ninfas como los adultos extraen los jugos de la base de las espiguillas, necrosando el tejido y haciéndolas quebradizas al momento de la trilla (pérdida de grano). Cuando el ataque es temprano, los granos no llegan a desarrollarse. Para detectar este pulgón, se debe abrir una espiga y observar en la base de las espiguillas. El control de estos áfidos puede hacerse favoreciendo la reproducción de sus predatores naturales (control biológico), como adultos de Cycloneda sanguínea, Eriophis connexa o Hippodemia convergens; larvas de Chrysopa lanata y Syrphidae sp. o avispitas parásitas como Aphidius smithi o Aphidius ervi. Las lluvias torrenciales y las altas temperaturas reducen el ataque y desarrollo de los pulgones. De realizar control químico, se aconseja hacerlo cuando el nivel de infestación es cercano al 20 % de las plantas o en tratamientos de preemergencia o presiembra. Se pueden utilizar productos Sistémicos o de Contacto. En los Sistémicos, su aplicación debe asegurar la entrada del producto al torrente circulatorio de la planta. Se suelen aplicar con temperaturas ambientes superiores a 15 ºC y con humedad en el suelo. Entre los productos más usados están el Demetonmetil (250 c.c./ha), Metamidofós (300 c.c./ha) y Minocrotofós (300 c.c./ha). Los de Contacto actúan sólo cuando son pulverizados sobre los pulgones, por lo que es fundamental su buena distribución sobre el cultivo. Los más comunes son los Piretroides: Deltametrina (100 c.c./ha) o Pirimicarb (150 c.c./ha). Así como los Sistémicos se recomiendan para su aplicación en las etapas vegetativas o de crecimiento de la planta, los de Contacto se usan para las etapas reproductivas (control del pulgón de la espiga). Otros productos que también han dado buenos resultados en la región son los curasemillas aplicados a esta antes de la siembra; estos productos protegen a la planta hasta los 60 días de vida (el más usado es Yunta a razón de 200 c.c. por cada 100 kgs. de semilla). Bajo Siembra Directa aparecen otras plagas del Trigo como los Gusanos Blancos (Diloboderus abderus) y el Grillo Subterráneo (Anurogryllus muticus) (Gamundi et al., 2003). Gusanos blancos (“bicho torito” o “bicho candado”): son varias especies muy dañinaos por su voracidad y abundancia. El adulto puede llegar a medir 6 cm y cava galerías de 1 a 2 cm de diámetro y hasta 30 de profundidad. Grillo subterráneo: es un insecto de hábito nocturno, de color marrón oscuro y 2,5 cm de largo. Durante el otoño hace galerías donde almacena

alimento para el invierno. Ataca al Trigo en su Emergencia, cortando plántulas a ras del suelo. El control de estas plagas exige muestreo de suelo antes de la siembra, sobre todo en lotes con varios años de Siembra Directa. Se contabilizan los montículos de tierra después de una lluvia en 1 m2; con más de 4 montículos por m se debe confirmar la presencia de la plaga. Se cava unos 25 x 50 y por 30 cm de profundidad en vatios sitios y se cuentan los gusanos blancos y los grillos. Con más de 4 larvas de gusanos blancos por m2 se justifica el control (en grillos no está bien determinado el umbral de control). El control de estas plagas se hace con insecticidas aplicados a la semilla como Tiodicarb, Imidacloprid (Gaucho, 100 c.c./cada 100 kg. semilla) o Teflutrina B (250 c.c./100 kg. semilla). El tratamiento suele hacerse en combinación con fungicidas para prevenir enfermedades como el “carbón volador” o el “carbón hediondo”. El control de los gusanos blancos en tratamientos de aplicación de cobertura total, se hace con Clorpirifós (Lorsban o Force, 4 lts/ha). Si se observan daños por grillos entre Emergencia y pleno Macollaje, se hace una aplicación por aspersión en cobertura total de Fipronil.

Control de Malezas: las más importantes durante el cultivo son las gramíneas invernales de ciclo anual como Bromus unioloides o Bromus catharticus (Cebadilla) y Avena fatua o Avena barbata (Avena). En Siembra Directa, por la no remoción y una buena humedad del suelo, son factores que han favorecido en los últimos años la invasión de estas especies en el Trigo. El Bromus no tiene fácil control por los herbicidas actuales, razón por lo que es importante conocer su biología. El Control de Malezas tiene como objetivo principal la reducción del número de plantas/m2 o el detenimiento de su crecimiento poblacional, Se debe para ello conocer el “banco de semillas” de malezas en el lote, pues son especies difíciles de diferenciar del Trigo en estado de plántula. Si encontramos un banco de semillas en el lote a sembrar Trigo, debemos aplicar un tratamiento con herbicidas post-emergentes. Si detectamos a la maleza en manchones del lote (por ej., en las últimas etapas del cultivo de soja), la incidencia de su daño económico para el posterior Trigo, será menor que si observamos una distribución homogénea. Se considera que un nivel de 12 plantas de Avena fatua/m2, reducen los rindes de Trigo en un 8 % y si se fertiliza, en un 20 %. Con Bromus estas pérdidas son mayores si la emergencia ocurre hasta 14 días posteriores a la siembra del Trigo. En algunos casos en Tucumán (ej: en

La Invernada), se han detectado mayores niveles de invasión por Bromus (es tolerante), cuando se aplicó un herbicida graminicida para el control de Avena. Entre las estrategias de control de estas malezas, se aconseja: i) hacer control con barbechos químicos en la presiembra del Trigo (tiempo entre la cosecha de la Soja o el Maíz y la siembra del Trigo); se prefieren 2 barbechos químicos; ii) sembrar mayor densidad de semillas/ha, a corta distancia entre hileras o líneas, para que la rápida cobertura del Trigo evite la germinación de las malezas; iii) sembrar la semilla a escasa profundidad, para que emerja rápido; iv) fertilizar durante la siembra en la línea, lo que acelera el crecimiento inicial del Trigo; la fertilización al voleo favorece a la maleza; v) sembrar semillas sanas, resistentes a roya (enfermedad foliar fúngica) y emplear terápicos. Sembrar semilla limpia (sin semillas de malezas); vi) limpiar los equipos de siembra antes de hacer la labor; vii) sembrar sobre un campo o lote con una buena distribución de rastrojo, para que el herbicida aplicado durante el barbecho químico penetre fácil hasta el suelo, y viii) controlar las malezas de bordes de caminos y alambrados, pues son los reservorios de semillas y las fuentes de invasión. Otras malezas que afectan al Trigo son: GRAMINEAS: Sorghum halepense (sorgo de alepo o pasto ruso), que por su

crecimiento primaveral complica la cosecha, y Cynodon dactylon (grama Bermuda), y LATIFOLIADAS: Brassica campestris (nabo), Chenopodium album (quinoa),

Rumex crispus (lengua de vaca) y Melilotus albus (trébol de olor blanco). El control de estas malezas puede hacerse con 2-4 D (sal amina al 40 %) con dosis desde los 600 hasta los 1.200 c.c. /ha. Como este herbicida puede ser fitotóxico en etapas tempranas, se lo puede aplicar entre Macollaje y Encañazón (entre 35 y 55 días de la siembra). Se usan pulverizadoras terrestres con 100 a 150 lts./ha. Otro herbicida muy usado es el Topik, que controla muy bien Avena fatua y Lolium (raygrass) y retarda el crecimiento de Bromus, permitiendo ganar terreno al Trigo. Se aplica en post-emergancia. Los herbicidas utilizados en el cultivo, se resumen en la siguiente Tabla:

TABLA 14: Herbicidas y dosis para el cultivo de Trigo Producto químico 2-4 D MCPA Dicamba (lìquido) Dicamba (granulado) Iodosulfuron + Metsulfuron Fluroxipir Bromoxinil Fenoxaprop + ant. Clodinafop + ant.

Dosis 400-800 c.c/ha 1,5-2,5 lt/ha 100-200 c.c./ha 70-140 gr/ha 60 gr + 4 gr/ha

Control Latif. Latif. Latif. Latif. Latif.

N. Comercial Varios Varios Banvel Caiman Hussar

0,35-0,60 lt/ha 1-1,5 lt/ha 1 lt/ha 150-500 cm3/ha

Latif. Latif. Gram. Gram.

Starane Weedex Puma Topik

Control de Enfermedades: entre las enfermedades del Trigo en nuestra zona, la “Roya”, el “Carbón volador” y la “Fusariosis” están entre las más frecuentes. El control se hace fundamentalmente, con la siembra de materiales resistentes genéticamente. Roya: es producida por organismos cuyas esporas se diseminan por el viento. La que más afecta al Trigo es la “roya de la hoja” (Puccinia recondita) y la “roya negra o del tallo” (Puccinia graminis), que reducen significativamente el peso y número de los granos. Carbón: es una enfermedad producida por un hongo. Los agentes causales son el “carbón volador” (Ustilago tritici) y el “carbón cubierto” (Tilleria tritici). Los síntomas son la observación de espiguillas cubiertas por una masa carbonosa oscura que se tapiza de una membrana delgada, la que cuando se rompe, disemina las esporas. Suele coincidir con la Floración, infestando los granos. Esta enfermedad produce baja en el rendimiento granífero. Fusariosis: está provocada por el hongo Fusarium graminearum, cuyos síntomas se manifiestan después de la Floración con manchas húmedas de color pardo oscuro sobre las espiguillas. Si la infestación continúa, estas se cubren de una masa de tonalidad rosada, tomando finalmente color blanco y originando altas pérdidas en el peso y número de los granos.

Cosecha y Almacenamiento El problema mayor es la coincidencia de lluvias primaverales con la última etapa de Llenado de Grano. Si esto sucede durante la madurez del grano, la elevada humedad ambiental y la alta temperatura producen el brotado del grano y su pérdida de calidad nutricional y comercial. Este peligro es mayor cuando más tardías sean las fechas de siembra. En Tucumán se cosechan entre 200.000 y 230.000 Tn de grano de Trigo por año. La siembra de este cereal es usada por muchos productores para

financiar la campaña de los cultivos de verano, en razón del difícil acceso al crédito. El cuidado del grano comienza en la cosecha. La buena regulación de la máquina trilladora es fundamental para tener escaso porcentaje de granos partidos. El rango adecuado de humedad que debe tener el grano en la planta para ser cosechado oscila entre 18 y 20 %, con un máximo de 35 % (Martínez Peek, 2001). Conocer el momento de Madurez Fisiológica del grano de Trigo, no es tan sencillo como en el caso del Maíz, donde observamos la “capa negra”; en Trigo no tenemos esta referencia. Se ha determinado que cuando el grano llega al 37 % de humedad (se mide a campo con humedímetro), se ha alcanzado el estado de Madurez Fisiológica, lo que significa que a partir de ese momento, ya no se aumenta la cantidad de Materia Seca en el grano (van Esso, 2000). Este conocimiento permite adelantar la cosecha si corremos alguno de los siguientes riesgos: germinación de las semillas en la planta, peligro de vuelco de los tallos, riesgo de granizo, desgrane natural, ataque de pájaros o precio oportunista. Otras formas de estimar el momento de cosecha son: i) la observación del pasaje de la planta desde el estado verde al estado amarillento; ii) el grano en madurez Fisiológica ya no puede cortarse transversalmente con la uña, y iii) tomar varias espigas y frotarlas entre las manos; si los granos se desprenden fácilmente es el momento de trilla. Al momento de la cosecha es importante tener en cuenta que en el Trigo las pérdidas son cuantiosas si no se toman los recaudos necesarios en lo que a regulación de la trilladora y tenor de humedad del material se refiere. Se calcula que las pérdidas promedio de granos en Trigo bajo cosecha es de 135 kgs/ha a nivel país, lo que llevado al caso de Tucumán (casi 200.000 hectáreas sembradas), representa casi 27.000 Toneladas perdidas (Caram, 2005). El grano de Trigo llega a Madurez Fisiológica con una humedad de entre 37 y 35 %; a partir de allí sólo pierde agua. A medida que el grano se deshidrata, las pérdidas de precosecha por desgrane natural, infestación de malezas y otras adversidades aumentan. Si bien puede cosecharse con una humedad mayor al 18 %, el costo y el proceso de secado posteriores pueden perjudicar la calidad del gluten. Esto hace que una humedad de alrededor del 18 % sea la óptima para la trilla, pues es el punto donde mejor funcionan las cosechadoras (menos desgrane por acción del cabezal, menor triturado de la paja durante la trilla, mejor trabajo del sacapajas y las zarandas) (Caram, 2005).

Si la cosecha se demora demasiado, se incrementa la posibilidad de precipitaciones que van a afectar la calidad del grano y producir reducción de su peso hectolítrico o brotado en planta; se ha determinado que en lotes cosechados con 15 días de diferencia y una precipitación de 170 mm, el peso hectolítrico se reduce de 80 a 65 kgs/hl. Una vez cosechado, el manejo del grano post-cosecha es fundamental. Los 3 factores que se deben considerar para una buena conservación del grano son: temperatura, humedad y duración del período de almacenaje. De la buena o mala combinación de estos factores, depende la aparición e incidencia de hongos e insectos (gorgojos, etc), en la semilla almacenada (van Esso, 2001). El porcentaje adecuado de humedad para conservar el grano durante 1 año en el silo es de 13 a 14 %, con una temperatura estable de 19 a 20 ºC. Si se requiere secar grano antes de la conservación, ese proceso debe hacerse a no más de 55 ºC y con un ritmo que no baje más de 3 % de humedad por hora de secado (van Esso, 2001). El control de insectos y hongos dentro del silo puede hacerse con la aplicación de Pirimifos Metil (12 ml/Tn), Deltametrina (14 ml/Tn) o pastillas de Fosfuro de Aluminio (3 pastillas/Tn). Se debe monitorear continuamente la temperatura y humedad del silo, para realizar las correcciones o tratamientos que fueran pertinentes durante todo el período de almacenamiento. El grano de trigo está definido por su calidad. Se entiende por “trigo de calidad” todo aquel trigo que puede satisfacer la demanda para un uso industrial determinado. Esto quiere decir que no hay trigos de buena o mala calidad, sino trigos aptos para uso industrial y otros aptos para otros usos. La clave de la buena comercialización de este producto está en producir un trigo que sirva para satisfacer una necesidad concreta; no hacerlo significa seguir vendiendo “trigo commodity” (producto no diferenciado), lo que puede sacarnos del mercado en el futuro (Ventura, 2004). Desde hace unos años, el INASE está catalogando la calidad panadera de los trigos argentinos para darle a su comercialización valor agregado. Se han establecido tres categorías, en base al comportamiento de las variedades en las redes de ensayo regionales a lo largo y ancho del país (Ventura, 2004): i) Trigo Duro Argentino 1 Superior (TDA 1): son los que corresponden a las variedades del grupo 1, que presentan tres bandas de proteína: 10,5 a 11,5 %; 11,6 a 12,5 % y más de 12,5 %. ii) Trigo Duro Argentino 2 Especial (TDA 2): variedades del grupo 2 con las siguientes bandas de proteínas: 10 a 11 %; 11 a 12 % y más de 12 %. iii) Trigo Duro Argentino 3 Standart (TDA 3): variedades del grupo 3 con las siguientes bandas de proteínas: 10 a 11 % y con más de 11 %. El factor proteína es fundamental porque es un estimador directo del resto de los parámetros que determinan la clase de trigo y sus características

panaderas. Conociendo la variedad o el grupo al que pertenece, la zona de origen y la proteína, se tiene clasificado el trigo para ofrecerlo al mercado. Algunos de los parámetros de calidad a contemplar son los siguientes (Tabla 15) (Ventura, 2004).

TABLA 15: Parámetros de calidad panadera en Trigo (Adaptado de Ventura, 2004)

Peso Hectolítrico Proteína (13,5 % hum.) Glúten húmedo Volumen de pan Aptitud industrial

TDA1 76 a + de 79 + de 10,5 % + de 27 % + de 800 c.c. Pan dulce Pan de molde Hamburguesa Correctores

TDA 2 + de 73 + de 10 % + de 25 % + de 700 c.c. Panificación general Galletitas de fermentación

TDA 3

+ de 22 % + de 600 c.c. Galletitas dulces Pastas Cookies

La Composición química del grano de Trigo está caracterizada por Gooding y Davies (1997), bajo los siguientes parámetros: H de C: 70 a 80 %; Aceite: 1,5 a 2 % y Proteína: 8 a 17 %. La Tabla 16 indica la Composición química y el Valor nutricional del grano y el afrechillo de Trigo (Gallardo, 2002).

TABLA 16: Composición química y Valor nutricional promedio del grano y el afrechillo de Trigo (Adaptado de Gallardo, 2002) Parámetro M.S. (Materia Seca) Humedad Proteína Bruta FDN (FDA) (Lignina) Grasas o Lípidos Cenizas o Minerales (Ca) (P) (Mg) (K) Carbohidratos no Estructurales Energía Neta para Lactancia (Mcal/kg M.S.)

Grano de Trigo (%) 85,00 15,00 14,00 13,50 8,00 2,00 1,80 2,10 0,05 0,43 0,11 0,46 79,00

Afrechillo de Trigo (%) 89,20 10,80 16,80 42,80 14,00 2,46 4,10 5,00 0,13 0,99 0,40 1,13 34,50

2,04

1,56

Campaña Triguera 2005 en Tucumán (algunas consideraciones) Se han sembrado alrededor de 200.000 hectáreas. La utilización de variedades de soja de Ciclo Corto, como estrategia para escapar al ataque de roya, desocupa antes los lotes y posibilita la siembra temprana del cereal. En Argentina, la siembra alcanzó las 5.800.000 hectáreas en este año. La mayoría de las variedades sembradas son de Ciclo Intermedio y Corto, destacándose Tuc Granivo, Klein Chajá, Prointa Gaucho, Elite, Buck Yatasto y Klein Proteo. Se observa un incremento progresivo en la siembra de Baguette Premiun 13. Hasta el momento, Tuc Granivo es la variedad de rendimiento más estable. Prevalecen las variedades de los Grupos I y II, que han desplazado a las del Grupo III (susceptibles a roya), sembradas en años anteriores. Las nuevas variedades tienen alta resistencia a roya, logrando ausencia de inóculos al inicio del cultivo. La zona preferida de siembra es el pedemonte, pero el cultivo se está extendiendo hacia el Este, en razón de ser un cultivo barato y que deja un buen rastrojo para la soja posterior. En años de buena humedad se siembra tempranamente (alrededor de fines de Abril) y para mediados de Junio la mayoría de los lotes ya está en estado de pleno Macollaje. Durante el 2005 (año bueno), hubo una acumulación de 400 mm desde mediados de Marzo a mediados de Junio. Esto permite excelente implantación y arraigue. En Tucumán, el primer objetivo de la siembra de Trigo es lograr una cobertura adecuada para la Siembra Directa de soja y esto se consigue con variedades de excelente capacidad de macollamiento. En cuanto a la técnica del cultivo, lo más destacado es la fertilización en lotes de buenos pronósticos; en lotes o zonas de bajo riende, los productores no fertilizan por el alto costo de los productos y la escasa rentabilidad.neta. En lotes donde no se aplica insecticida en la semilla, se observan a principios de Junio algunos pulgones. No se ven ataques importantes de los “gusanos del suelo”. El control de malezas se hace con productos hormonales . Para el control de soja guacha y otras malezas en nacimiento, se aplica Metilsulfurón; esto contribuye a erradicar la “roya de la soja”. La probabilidad de algunas heladas hacia fines de Junio, ayuda en el control de malezas. Del total de la producción argentina de este cereal, el consumo interno es de 5 a 5,5 millones de Toneladas/año; el resto de la producción (entre 6 y 8 millones de Tn), se exporta. Un gran problema para la producción es el alto nivel de retenciones que tiene la producción agropecuaria argentina (alrededor del 35 a 40 % de la rentabilidad), lo que hace poco atractivo económicamente al cultivo de Trigo.

Las Tablas 16 al 19 presentan los rendimientos promedio obtenidos para distintos cultivares sembrados en la Provincia (año 2004) (INASE, 2005): Los valores citados corresponden a parcelas bajo experimentación; en el caso de lotes comerciales, estos valores pueden verse reducidos entre un 10 y un 25 %.

TABLA 16: Cultivares de Ciclo Largo e Intermedio (Zona Famaillá) Cultivar Rto (kgs/ha) Peso Hectolítrico Klein Capricornio 4.650 76,35 Klein Escudo 4.440 78,15 Klein Proteo 4.480 82,60 ACA 304 4.320 75,20 ACA 601 4.240 80,35 Inia Tijereta 4.233 78,15 Buck Mataco 4.250 79,25 Buck Yatasto 4.240 79,90 BioInta 3000 3.740 76,55 ProInta Molinero 4.500 81,25 Rango peso promedio de 1.000 semillas = 30 a 40 grs.

TABLA 17: Cultivares Ciclo Intermedio a Corto (Zona Famaillá) Cultivar Rto (kgs/ha) Peso Hectolítrico Onix 4.430 79,70 Klein Flecha 2.864 81,50 Klein Proteo 4.080 82,60 ACA 801 4.930 80,60 ACA 601 4.990 78,80 Buck Pronto 3.780 80,35 Buck Mataco 4.230 79,25 Buck Yatasto 3.570 79,90 ProInta Gaucho 4.000 81,95 ProInta Don Humberto 2.920 81,05 Rango peso promedio de 1.000 semillas = 32 a 37 grs.

TABLA 18: Cult. Ciclo Largo a Intermedio (Monte Redondo, Cruz Alta) Cultivar Rto (kgs/ha) Fecha Floración Altura Planta Klein Capricornio 2.340 9 Sep 0,75 Klein Jabalí 2.450 6 Sep 0,70 Klein Escudo 2.080 8 Sep 0,75 ACA 302 2.600 2 Sep 0,70 Inia Tijereta 2.250 4 Sep 0,80 Buck Mataco 2.310 3 Sep 0,70 Buck Yatasto 2.750 24 Ago 0,80 ProInta Molinero 2.232 30 Ago 0,70 BioInta 3002 2.070 7 Sep 0,85 Fecha Siembra = 7 Mayo 2004; Fecha Cosecha = 22 Octubre 2004

TABLA 19: Cult. Ciclo Intermedio a Corto (Monte Redondo, Cruz Alta) Cultivar Rto (kgs/ha) Fecha Floración Altura Planta Onix 2.200 1 Sep 0,80 Klein Flecha 2.700 2 Sep 0,85 Klein Proteo 1.820 11 Sep 0,70 ACA 801 1730 2 Sep 0,85 ACA 601 2.000 12 Sep 0,70 Buck Pronto 2.280 29 Ago 0,80 Tuc Granivo 2.580 1 Sep 0,95 Baguette Premiun 13 2.410 2 Sep 0,85 ProInta Gaucho 1.450 3 Sep 0,75 ProInta Don Humberto 2.100 28 Ago 0,75 Fecha Siembra = 26 Mayo 2004; Fecha Cosecha = 22 Octub. 2004

La mayoría de las fechas de Floración están en Septiembre, cuando la frecuencia de heladas disminuye mucho. Si a los cultivares de Ciclo Corto se los siembra en la misma fecha que los de Ciclo Largo (7 de Mayo), habría gran posibilidad de Floración en Agosto, con alta probabilidad de heladas. Completar la información sobre el cultivo de Trigo con el reconocimiento de los Cereales Invernales en Crecimiento, en Inflorescencia y en Grano, la determinación del Peso Hectolítrico, las Tablas de Comercialización y el proceso de Industrialización, en la Guía de Trabajos Prácticos de la Cátedra de Forrajicultura y Cerealicultura de la FAZ.

CULTIVO DEL SORGO GRANIFERO

Generalidades y Origen El Sorgo Granífero (Sorghum caffrorum) es una planta perteneciente a la Familia Gramíneas o Poáceas, de ciclo estivo-otoñal y duración anual. Se caracteriza por su gran resistencia a crecer en condiciones extremas, de climas cálidos y secos, donde plantas como el Maíz tienen dificultades de supervivencia. Si bien el origen hoy aceptado del Sorgo es el continente africano, existen algunas evidencias que sitúan esta planta en el Imperio Asirio 700 años a.C. y en la India en el siglo I d.C.; sin embargo son los Sorgos de tipo africano los que se distribuyen por el mundo y de los que descienden los materiales modernos (Bennett y Tucker, 1986). Se cree que es originario de Africa Oriental (Etiopía o Sudán) y que su aparición se remonta a 7.000 - 8.000 años atrás. Los nativos se encargaron de diseminarlo por el continente y en el siglo X ya se lo conocía en Botswana, en el XIV en Zambia y en el XVI en el Sur de Africa (Martin, 1975). El Sorgo como cultivo domesticado llega a Europa hacia el año 60 d.C., pero no logra popularizarse en ese continente; las crónicas de los colonizadores relatan que es con el Sorgo con lo que confunde Cristóbal Colón al Maíz cuando lo ve por primera vez en una isla del archipiélago de Cuba, en su primer viaje a América. Si bien no se conoce exactamente cuando ingresan al continente americano los primeros Sorgos (se cree que llegan con los barcos de esclavos provenientes de Africa), existen registros del Departamento de Agricultura de los EE.UU. entregando semillas en el año 1857 (Bennett y Tucker, 1986). Los primeros Sorgos Graníferos cultivados eran poco productivos (plantas muy altas, susceptibles al vuelco, de maduración tardía y difíciles de cosechar); el gran salto en el mejoramiento de los materiales llega de la mano de las investigaciones de Quinby y Stevens en Texas, en 1950, con la obtención de los primeros híbridos; actualmente en los EE.UU. se conocen materiales híbridos de alta producción, que han alcanzado los 12.000 kgs de grano/ha, con la aplicación de un paquete tecnológico adecuado (altas densidades de siembra, fertilización, control de plagas y enfermedades, riego eventual, etc.). El Sorgo en general y el Sorgo Granífero en particular, está ganando espacio en áreas con producción ganadera merced a su característica de planta con doble propósito (producción de grano para la industria o la alimentación animal y buena producción de materia verde para forraje o ensilado, lo que le ha permitido rentabilizar grandes áreas marginales para otros cultivos o actividades (Arias, 1995).

Composición Química del Grano Tanto el grano de Sorgo como el de Maíz, son de gran importancia como recursos forrajeros en Argentina. Si bien el grano de Maíz posee un contenido energético mayor que el de Sorgo (Owens et al., 1997), este último presenta algunas ventajas agronómicas en cuanto a su rusticidad y plasticidad que lo hace adaptable a diferentes zonas, siendo casi la única alternativa granífera en varias regiones del país. El grano de Sorgo (al igual que los de otros cereales), está constituído por 3 componentes: una capa protectora que los recubre que es el Pericarpio, el Germen o Embrión y el tejido de almacenamiento llamado Endosperma. El endosperma representa entre el 80 y el 85 % del peso total del grano, constituyendo el germen entre el 7 y el 12 % y el pericarpio el 8% (Hubbard et al., 1950). El endosperma está conformado por áreas bien diferenciadas: una córnea o vítrea y otra harinosa, las que están rodeadas por una zona periférica o sub-aleurona denominada endosperma periférico; la proporción en que se encuentran cada una de ellas, varía según el híbrido que se considere. El endosperma, tanto vítreo como harinoso, está compuesto por gránulos de almidón, la matriz proteica y los cuerpos proteicos; la proporción de cada uno de ellos como su tamaño, depende del lugar donde se ubiquen (porción vítea o harinosa). La naturaleza y la composición química de la matriz proteica del grano, tiene un profundo efecto sobre las características físicas del endosperma y la exposición de los gránulos de almidón a la digestión animal (Rowe et al., 1999; Montiel y Elizalde, 2004). La composición química del grano de Sorgo es importante por el alto contenido energético que tiene, representado por almidones. De los tipos de almidón, este grano es rico en amilosa y amilopectina; la proporción de ambas sustancias en los gránulos, determina la tasa y la duración o extensión del proceso de digestión del grano (Rowe et al., 1999). La amilosa es un polímero de unidades de glucosa soldadas por enlaces α 1-4 en forma lineal; se disuelve poco en agua y se la puede precipitar con butanol. La amilopectina es más soluble en agua; esta además de los enlaces α 1-4 tiene un 5 % de enlaces α 1-6, los que le dan una estructura ramificada (Foster, 1965). La proporción de amilosa y amilopectina varía entre granos y está determinada genéticamente; estas diferencias pueden afectar tanto la digestibilidad como las propiedades de procesamiento del grano. Se ha detrminado que la digestibilidad del almidón es inversamente proporcional al contenido de amilosa, por lo que granos de Sorgo o Maíz con mayor contenido de amilosa, serían menos digestibles (Montiel y Elizalde, 2004). Deatherage et al. (1955), comprueban que en variedades de Sorgo Granífero, el contenido de amilosa en el almidón del grano oscila entre un 23 y un 28 %; el resto del almidón es amilopectina. En las variedades cerosas (waxy) de Sorgo, todo el almidón es amilopectina. Holthaus et al. (1996), estudiando el efecto de los cultivares de Sorgo sobre la digestilbilidad del almidón y de la Materia Seca en 3 tipos de endosperma (normal, heterowaxy y waxy), concluyen que tanto la digestión del almidón como de la M.S. se ven influenciadas por el tipo de grano, siendo el tipo de endosperma el que

determina la tasa de fermentación en el rumen. Los valores estimados de digestión del almidón en el rumen son de 48 % para la textura córnea y 80 % para la harinosa y de 68 % para el endosperma tipo normal y 75 % para el tipo waxy, otorgándole a este último un mayor poder alimenticio. Los genotipos waxy también poseen una mayor solubilidad de la matriz proteica que rodea los gránulos de almidón y una distribución más uniforme de los cuerpos proteicos en el endosperma, lo que favorece el ataque bacteriano a nivel ruminal (Montiel y Elizalde, 2004). . En general el Sorgo Granífero tiene más proteína y menos aceite que el Maíz, lo que se traduce en un ligeramente inferior contenido de Energía Metabolizable. La diferencia mayor entre ambos granos es la ausencia de pigmentos carotenoides en el de Sorgo. Esta carencia (que es importante para el caso de alimentos balanceados para pollos o ponedoras), puede ser compensada con pigmentantes naturales (harina de flor de tagetes) o artificiales (cantaxantina) (Chessa, 2005). Todos los Sorgos poseen en sus granos sustancias tánicas hidrolizables (ácido gálico y ácido elágico), las que no representan un factor negativo al considerar su valor biológico. Sólo los Sorgos con testa pigmentada poseen taninos condensados (catequinas, flavonoides y leucoantocianinas); estos compuestos afectan negativamente el valor nutritivo del Sorgo pues fijan las proteínas del grano reduciendo su disponibilidad e inhiben la acción de la amilasa disminuyendo la digestibilidad del grano y causando una reducción del 10 al 30 % en su eficiencia alimenticia, en relación a los Sorgos que no los poseen. Sólo los Sorgos que adquieren una coloración marrón-café en el período de maduración a cosecha, tienen taninos condensados; los rojos y los blancos, no (Chessa, 2005). En Argentina existen actualmente variedades de Sorgo blanco con pericarpio translúcido, sin pigmentos antociánicos, que pueden ser molidos directamente produciendo harina blanca para consumo humano. El grano de Sorgo Granífero sin tanino, tiene un valor nutricional equivalente a un 97 % del valor nutritivo del grano de Maíz.

Adaptación al Ambiente Semiárido El Sorgo Granífero posee una gran capacidad de adaptación a crecer y producir en climas con regímenes de baja precipitación. En ese aspecto supera al Maíz, debido a una serie de adaptaciones morfológicas y fisiológicas que le otorgan esa ventaja. Entre las más importantes están: i) a igual volumen de masa vegetal aérea, el Sorgo posee mayor volumen radicular que el Maíz; ii) el sistema radicular del Sorgo presenta una abundante cabellera de raíces, que profundizan de manera importante y al mismo tiempo se diseminan adecuadamente en superficie;

iii) el sistema radicular del Sorgo tiene una alta capacidad de extracción de agua del perfil del suelo (mayor presión osmótica que el Maíz), lo que le permite resistir hasta un punto de marchitez más pronunciado que este; algunos investigadores consideran que la capacidad de extracción es casi el doble que en Maíz (Bennett y Tucker, 1986); iv) los tallos del Sorgo presentan una capa cerosa que impide la transpiración y conserva agua en el cultivo; v) en las hojas, el Sorgo presenta alrededor de las nervaduras, estomas más pequeños y en mayor densidad que el Maíz, lo que le permite regular mejor la pérdida de agua por transpiración; vi) el Sorgo posee la habilidad de entrar en dormancia durante los períodos de sequía y reanudar el crecimiento luego de superados estos (Bennett y Tucker, 1986); vii) el Sorgo puede enrollar (acartuchar) las hojas durante los períodos en que sufre estrés hídrico, como una forma de regular su pérdida de agua, exponiéndo una menor superficie foliar a la transpiración; viii) el Sorgo tiene una mejor eficiencia de conversión de kilos de agua en kilos de Materia Seca que el Maíz (aproximadamente 15 a 20 % superior) (Bennett y Tucker, 1986); ix) el Sorgo está capacitado para resistir temperaturas de hasta 40 ºC, pero el viento seco asociado con tiempo caluroso durante la polinización puede reducir los rendimientos, y x) el Sorgo tolera un amplio márgen de pH y textura del suelo, pero no es resistente a salinidad; en cuanto a las precipitaciones, crece adecuadamente con regímenes de 380 a 700 mm.

Importancia de su Cultivo El cultivo de los Sorgos en general y del Sorgo Granífero en particular, tuvo cierta importancia a nivel regional y nacional hasta la década del 80 (con 2,5 millones de has cultivadas en Argentina), período a partir del cual por su bajo precio de comercialización fue paulatinamente reemplazado por otros cereales y oleaginosas, llegando en la actualidad a ser casi despreciable su superficie cultivada. El auge de la Siembra Directa como herramienta fundamental para la conservación de los suelos y la sustentabilidad de la empresa agrícola, no representa una posibilidad cierta de lograr los objetivos antes citados si no es acompañada por un efectivo sistema de rotaciones que asegure la disponibilidad de rastrojo suficiente para la recuperación de la estructura y los

nutrientes del suelo. En general, en el área agrícola del NOA no se rota más del 10 a 12 % de la superficie, lo que al decir de algunos técnicos locales, asegura en algunos años la desertificación de gran parte de las zonas semiáridas dedicadas al monocultivo de grano (Graneros, 2004; comunicación personal). Consecuencia de lo antes expuesto, surge la necesidad (sumada a la persistente recomendación de los organismos de asesoramiento agrícola), de estructurar un eficiente esquema de rotaciones sobre el cultivo de la Soja, para incorporar material de rastrojo al suelo que permita, entre otras cosas, recuperar el Carbono perdido en el proceso de producción. Se habla entonces del Maíz como el vegetal adecuado para tal fin, en función de su alta capacidad de aporte de rastrojo (aproximadamente entre 1,0 y 1,2 partes de rastrojo por 1,0 parte de producción de grano). Si bien el Maíz es un excelente material de rotación para nuestros suelos, nos encontramos que en muchos casos, por limitaciones edáficas y fundamentalmente climáticas (sobre todo por escasas precipitaciones), en el Este de la provincia su cultivo está muy condicionado. Surge entonces el interés por recuperar un viejo cultivo local que tiene el potencial de aprovechar las áreas marginales del cultivo de Maíz, produciendo una interesante cantidad de grano de alta calidad y asegurando una buena cuota de rastrojo al suelo: el Sorgo Granífero. Recuperar la tradición por este cultivo, es volver en el tiempo pero con la mirada en el futuro, incorporando este cereal en nuestra cadena de rotación y mejorando la sustentabilidad de nuestra empresa agropecuaria. Se incluye aquí la parte pecuaria, porque se considera que el grano de Sorgo debe ser una base importante en la alimentación de bovinos y porcinos a lo largo de un esquema productivo que tienda a cubrir en nuestra región, el gran déficit de carne que actualmente tiene. El cultivo del Sorgo Granífero es relativamente sencillo y de menor costo que el Maíz. El Sorgo posee algunas cualidades que le otorgan ventaja respecto del Maíz, en lo referente a su resistencia a sequía, aspecto fundamental en nuestra zona productora de grano. Además de poseer mayor cerosidad en tallos y sensibilidad estomática en hojas, para responder rápidamente con una menor tasa de transpiración, el sorgo tiene mayor cabellera radicular que el Maíz en relación a su masa aérea y sus raíces penetran más profundamente (hasta 2,5 mts), haciendo más eficiente su sistema de búsqueda de agua. Una ventaja ecofisiológica significativa en relación al Maíz, es que el Sorgo expresa la capacidad de detener parcialmente su ritmo de crecimiento en distintas etapas fenológicas del cultivo, cuando aparece alguna limitante ambiental, para retomar el ritmo normal una vez superada ésta; el Maíz una vez iniciado el crecimiento, conserva su ritmo hasta el final, no teniendo tan eficiente capacidad de recuperar el crecimiento perdido en ciertas etapas. No debemos olvidar también que el Maíz no rebrota, condición que en un esquema agrícola pecuario, es una ventaja más a favor del Sorgo (Graneros, 2003).

Todos estos aspectos sintetizan la importancia que tiene hoy dentro de la estrategia productiva agropecuaria de cualquier establecimiento del NOA, el cultivo del Sorgo Granífero dentro de su esquema de diversificación y rotación. Este cultivo puede producir con una precipitación mínima de 250 mm. Tiene gran adaptación a climas cálidos y templado cálidos, un sistema radicular profundo que ayuda a recuperar la estructura del suelo y un gran volumen de Materia Seca, lo que le da un valor estratégico en la rotación en sistemas de Siembra Directa (Chessa, 2005). La gran importancia del Sorgo radica en ser el cultivo que más eficientemente y con menores exigencias hídricas y edáficas, produce una mayor cantidad de rastrojo de muy buena calidad para los sistemas de rotación. Es, entre todos los cereales, el que requiere menor cantidad de agua por kilogramo de Materia Seca producida. En términos generales, las condiciones antes descriptas le permiten al Sorgo Granífero adaptarse a zonas de precipitaciones que varían entre los 350 y hasta los 1200 mm de precipitación media anual, de hasta 400 a 500 msnm, suelos franco arenosos a franco arcillosos y temperaturas de 25 a 35 ºC (Arias, 1995). En Argentina, en los últimos 10 años y a pesar de cierta reducción de su área cultivada, el cultivo del Sorgo Granífero ha tenido una evolución constante en lo que respecta a los rendimientos, que pasaron de una producción granífera promedio a nivel nacional de 3.950 a 5.260 kgs./ha. Actualmente el cultivo está en una nueva etapa de crecimiento de su superficie y el incremento que la misma tenga de ahora en más en el NOA, estará sin duda asociado al que experimenten las producciones de carne vacuna, cerdos, aves y sorgos sin tanino para ventas pactadas (Graneros, 2003).

Técnica del Cultivo de Sorgo Granífero En cuanto a la técnica del cultivo, un aspecto fundamental es la siembra lo más temprana posible, posibilitando el uso de híbridos de ciclo largo con alto potencial de producción; existe una correlación positiva entre maduración tardía (ciclo más largo) y alto rendimiento; en otras palabras, los híbridos de ciclos más largos rinden más. Los requerimientos hídricos del Sorgo están alrededor de los 400 mm, pero gran parte de ellos son fundamentales en la etapa de Encañazón – Floración.

Siembra: este cultivo tiene la capacidad de germinar con 12 ºC de temperatura en el suelo, aspecto que debería posibilitar en nuestra zona sembrarlo antes que el Maíz o la Soja, para aprovechar su potencial de crecimiento a lo largo del período caliente del verano y la escasa disponibilidad

de agua de los lotes o zonas que suelen elegirse para su cultivo. La semilla debe ubicarse dentro de los 2 primeros cm del suelo, teniendo en cuenta que es una planta rústica con una gran capacidad de emergencia aún en suelos planchados. La densidad de siembra debe ajustarse a las condiciones de cada zona, pero en términos generales se consideran 6 a 7 plantas por metro lineal a 0,35 cm entre surcos o 9 a 10 plantas por metro lineal a 0,52 cm (entre 160.000 y 180.000 plantas/ha). En general, se siembran entre 8 y 14 kgs de semilla/ha. Sembrados en ambiente favorable, cada día de incremento en la duración del período de floración, incrementa el rinde en alrededor de 110 kgs/ha. Cuando las condiciones no son favorables en todo el período de crecimiento, los Sorgos de ciclo corto (maduración temprana), pueden verse favorecidos. Bajo condiciones de sequía, los híbridos precoces se adaptan mejor (Chessa, 2005). En el proceso de implantación del cultivo deben evitarse siembras demasiado profundas (lo normal es entre 2 y 4 cm de prof.), teniendo especial cuidado en conseguir una buena distribución en la línea pata tener un cultivo uniforme donde la competencia por humedad, nutrientes y luz, sea pareja para todas las plantas. Las densidades recomendadas varían entre 85.000 y 200.000 plantas/ha, correspondiendo la primera a zonas de baja disponibilidad hídrica con materiales de ciclo largo y a 0,70 m entre surcos. Las densidades más altas se emplean en casos de áreas de mayor potencial productivo, materiales de ciclo intermedio a corto bajo Siembra Directa y un menor distanciamiento entre líneas (Giorda, 1997). En el NOA, si se dispone de humedad en el suelo, el cultivo puede sembrarse a partir de la 2º quincena de Octubre; para entonces, la temperatura del suelo no es limitante. En las fechas de siembra temprana se reducen las posibilidades de ataque de Diatraea saccharalis, Spodoptera frugiperda y Contarinia sorghicola. Un aspecto a tener muy en cuenta es la calidad de la semilla, debiéndose emplear siempre semilla fiscalizada y con probado Poder y Energía Germinativa; esto debido a que las semillas de bajo Vigor Germinativo son susceptibles de ser dañadas por los curasemillas. Lo mismo sucede cuando se emplea como herbicida Metaloclor (Dual Gold), donde el antídoto que se usa para neutralizar el posible efecto fitotóxico del herbicida tiene efecto negativo sobre semillas de baja Energía. Una semilla de buena calidad no debe tener menos del 85 % de Poder Germinativo y ser de alta Energía Germinativa (Graneros, 2003). En lotes con buena humedad, el Sorgo germina con 10,5 ºC de temperatura de suelo a profundidad de siembra a media mañana (se aconseja sembrar cuando la Tº se estabiliza en 12 ºC a profundidad de siembra a las 7 A.M.) Esto hace que se pueda planificar su siembra en tiempos similares a la del Maíz. Un aspecto importante a considerar es que esto permite sembrar el Sorgo antes de comenzar la siembra de Soja; en general el Sorgo se siembra tarde porque se prioriza la siembra de Soja, lo que hace que su floración se retrase hacia fines de Enero – mediados de Febrero (épocas en que suele haber una sequía estacional en muchas zonas). Sembrando el Sorgo antes que la Soja, se lo cosecha también antes sin tener el problema de la disponibilidad de maquinaria para ambos cultivos, asegurándose un riende adecuado y alto para el Sorgo (Chessa, 2005).

Goirda (1997), indica que para realizar una siembra de Sorgo en términos de alta eficiencia, la temperatura del suelo a 5 cm de profundidad no debería ser menor a 18 ºC. Generalmente estas condiciones óptimas se dan a partir de la segunda quincena de Septiembre en las provincias del NOA, Chaco y Corrientes; en la región central (Córdoba, centro y sur de Santa Fe, norte de Bs. As. y norte de San Luis), esto se da a partir de la segunda quincena de Octubre y en la región sur (La Pampa, centro y sur de Bs. As y sur de San Luis), a partir de la primera quincena de Noviembre. En cultivos bajo Siembra Directa, la cobertura de rastrojo reduce en parte la temperatura del suelo, lo que tiende a retrasar la fecha de siembra para cada caso. Un factor sumamente importante al momento de decidir la fecha de siembra en cada lugar, es conocer el ciclo del cultivo en cuanto a sus días a floración, para evitar que el período ubicado entre prefloración y floración coincida con un déficit hídrico o temperaturas extremas (tanto muy altas como heladas).

Requerimientos Hídricos: el Sorgo consume la mayor cantidad de agua durante el período de Encañazon y Floración; un estrés hídrico en esos momentos, afecta seriamente el rendimiento. Esto obliga a planificar la siembra de manera que la encañazón y la floración coincidan con la ocurrencia de lluvias. El Sorgo puede sembrarse desde mediados de Setiembre en la mayoría de las zonas agrícolas de Argentina, lo que le asegura buena provisión de agua hacia fin de año (época adecuada para la ocurrencia de encañazón y floración) (Chessa, 2005). El Sorgo Granífero tiene como principales ventajas las de tolerar mejor que la mayoría de los cereales tanto la sequía como el exceso de humedad en el suelo y la de crecer bien bajo una amplia gama de condiciones edáficas, además de ser muy eficiente en el uso de la luz. No obstante, requiere un mínimo de 250 mm de agua durante todo el ciclo del cultivo para producir grano, de 350 mm para lograr un adecuado rinde y de 450 a 600 mm si se pretenden conseguir altas producciones (Giorda, 1997).

Desarrollo del Cultivo: un parámetro fundamental para el rendimiento del cultivo es el “número de panojas/ha”. Se debe buscar uniformidad en el cultivo y en el momento de maduración de las panojas, por lo que no es aconsejable permitir un elevado macollaje de la planta; en los cultivos modernos se busca que el número de panojas a cosecha se corresponda con el número de plantas. Si bien la densidad de plantas/ha es muy dependiente de las condiciones de cultivo en cada situación, se puede generalizar que en siembras a 0,70 m entre surcos, tener 10 plantas por metro lineal (alrededor de 140.000 plantas/ha), es una densidad adecuada para muchas zonas productoras. Una distancia también recomendable entre surcos es de 0,52 m. Se han realizado experiencias de siembras a 0,35 m entre surcos (con un 25 a 50 % más de plantas), que han rendido más que a 0,70 m en iguales condiciones climáticas y de cultivo (Chessa, 2005).

En relación a las distancias de siembra entre surcos, no se encontraron diferencias significativas entre las de 0,70 y 0,35 m. El distanciamiento entre surcos puede hacerse con sembradoras de grano fino obturando las bocas de siembra de acuerdo a la distancia entre surcos requerida, aunque conviene señalar que las sembradoras monograno son mucho más precisas en la distribución. Las variaciones entre las distancias de siembra no implican cambios en la población total por hectárea. Cuanto menor sea la distancia entre surcos, será mejor la distribución posterior del rastrojo en el suelo y mejor el trabajo en planteos de Siembra Directa. Los surcos a 0,52 m son preferibles a los de 0,70 m para ayudar en el control de malezas y en este aspecto, las siembras a 0,35 m con variedades de ciclo corto, son aún mejores; esta es también una distancia adecuada en el caso de siembras tardías (Graneros, 2003). Un factor importante para un cultivo exitoso es realizar un eficiente control de malezas, usando Atrazina como preemergente (2 a 2,5 lts/ha) o una mezcla de Atrazina y Glifosato. En cuanto a la fertilización, se deben tomar los mismos recaudos que para el Maíz, pues tiene similares requerimientos que éste en relación al rendimiento esperado; es importante realizar un análisis de suelo previo. Algo importante a tener en cuenta es que el Sorgo es un cultivo económico en el sentido que devuelve al suelo (con el rastrojo), casi el 50 % de los nutrientes que requiere para su desarrollo. Volviendo al tema del control de malezas, Graneros (2003) detalla la secuencia y posibilidades de herbicidas que pueden emplearse en el cultivo: i) Herbicidas de acción residual pre-emergente: estos se aplican al suelo antes de la emergencia de las plántulas; i a) Metolacloro (Dual Gold), a razón de 0,8 l/ha. En este caso la semilla debe ser tratada con antídoto para evitar la acción fototóxica del herbicida. Controla malezas Gramíneas y algunas Latifoliadas; i b) Mezcla Metolacloro (700 c.c./ha) + Atrazina 50 % (1,5 l/ha). También se debe usar antídoto. Controla malezas Gramíneas y Latifoliadas. La Atrazina 50 % puede también emplearse en presiembra aplicando 2,5 l/ha + 3,0 l/ha de Glifosato 1,6. Si usamos la Atrazina en pre-emergencia, la dosis es de 2,0 l/ha después de la siembra y antes de la emergencia de plántulas. Si la usamos en post-emergencia, debe hacerse cuando las malezas tienen entre 2 y 3 hojas, con una dosis de 3,5 l/ha para controlar Gramíneas y Latifoliadas. ii) Herbicidas de post-emergencia: se aplican con el cultivo y las malezas nacidas. Son los comunmente llamados hormonales, como el 2,4 D sal amina; este es un herbicida sistémico, es decir translocable (se absorbe por hojas y se distribuye a toda la planta). Controla las malezas de hoja ancha. Suele presentarse bajo dos formas: 2,4 D sal amina (700 c.c./ha al 50%) o Dicamba (Banvel 100 c.c. + 500 c.c. de 2,4 D sal amina al 50 %). Ambas formulaciones deben aplicarse con humectantes. Las aplicaciones con herbicidas hormonales

deben hacerse desde el momento en que la planta de Sorgo tiene 5 hojas (alrededor de 10 cm) y hasta que la caña comienza a engrosar, antes de la aparición de la hoja bandera; de no hacerlo dentro de estos límites biológicos, la planta puede sufrir severos daños por fitotoxicidad tales como vuelco, fasciación de las raíces y la caña (achatamiento) y/o esterilización parcial o total de las panojas. Una forma práctica de conocer el momento de aplicación es cortando con un cuchillo filoso a lo largo del tallo de la planta y no aplicar si se observan signos de una muy próxima floración. Recientes experiencias realizadas en Tucumán (UEDAP, 2005), muestran que para Sorgos sembrados en la primera semana de Enero, con cultivo antecesor Soja/Trigo, tratamiento presiembra en base a 2 l/ha de Roundup Full II, curado de semilla con Semevin y tratamiento pre-emergencia de 2 l/ha de Atrazina y 1,5 l/ha de Guardián (densidad de 150.000 plantas/ha a 70 cm entre surcos), con la aplicación (fertilización) de 100 kgs/ha de P2O5 en presiembra y 100 kgs/ha de Urea en V4, los materiales de ciclo corto dieron rendimiento a los 130 días con buen despeje de panoja y los de ciclo medio lo dieron a los 145 días, con rindes superiores a los 5.500 kgs/ha. En general, el cultivo llega a término entre 120 y 150 días de la siembra, aconsejándose su cosecha temprana para impedir una alta caída de granos en el proceso. Dentro de la panoja, la floración dura entre 6 y 7 días; en la etapa de maduración, los granos maduran de arriba hacia abajo y desde afuera hacia adentro, razón por la cual debe iniciarse la cosecha cuando se observe casi la mitad superior de la panoja con grano maduro. Una vez iniciada la trilla, deben cosecharse rápidamente todos los lotes para evitar mayor caída de grano. Durante la última década, los rendimientos argentinos de híbridos de Sorgo Granífero fueron permanentemente en ascenso con una tasa de crecimiento de aproximadamente 93 kgs/ha cosechada/año, pudiendo obtenerse con buenas prácticas de manejo unas 10 Tn de grano/ha (lo que no constituye el promedio nacional). Esto a determinado que la superficie nacional sembrada con este cereal, se incremente año a año, sobre todo en las áreas marginales para el Maíz y la Soja (Giorda, 1997). En referencia a la fertilización del cultivo, los mayores requerimientos de Nitrógeno del Sorgo comienzan a partir de los 25 a 35 días de la emergencia de plántulas, cuando se diferencia el ápice reproductivo. Si la necesidad de fertilización es baja, es decir de hasta 50 o 60 kgs de N/ha, se puede realizar una sola aplicación del fertilizante en el estadio de V5 a V6 o cuando el cultivo alcanza una altura de 30 a 40 cm a los 25 días de la emergencia. Cuando se requieren altas cantidades de Nitrógeno (puede ser en el caso de cultivos bajo riego, con alto rendimiento esperado), es recomendable fraccionar la dosis en dos aplicaciones: la primera en la siembra, empleando entre el 30 y el 50 % de la dosis total y la segunda al estadio de V5 a V6. En cuanto al Fósforo, es conveniente aplicar dosis de mantenimiento de 20 a 30 kgs/ha como Pentóxido de Fósforo, cuando la disponibilidad de P del suelo oscila entre 10 y 20 partes por millón. Con valores menores a 10 ppm, las dosis a aplicar deben ser de entre 40 y 80 kgs/ha. Las aplicaciones a la siembra se hacen al costado y algunos cm por debajo de la semilla (Giorda, 1997).

Un aspecto que crea temor entre los productores para decidir la siembra de Sorgo, es su susceptibilidad al ataque de pájaros. Una manera de evitar en gran medida este problema es sembrar en lotes alejados de aguadas o represas y de montes cerrados. Algunas experiencias de siembra en el medio de lotes de Soja o Maíz, han reducido el ataque. Los otros factores a tener en cuenta son siembra y cosecha temprana, pues si cosechamos antes de principios de Abril, la incidencia de pájaros es menor. Las experiencias realizadas recientemente por los Ings. Graneros y Sánchez de INTA Famaillá, son una prueba fehaciente del alto potencial de rinde de los materiales híbridos modernos, los que alcanzan Alturas de Planta entre 1,35 y 1,80 m; Materia Verde (en kgs/ha) entre 20 y 32 Tn; Materia Seca (en kgs/ha) entre 8 y 15 Tn y un rendimiento granífero (al 15 % de humedad) de entre 4 y 7,5 Tn (Graneros, 2003). Actualmente se emplean materiales de excelente calidad de grano, sin tanino (granos rojos o blancos), de buena aceptación por el mercado. La posibilidad de lograr estas producciones en áreas marginales para el Maíz, obteniendo buena cantidad de rastrojo para su rotación con Soja, son incentivos que deberían tenerse en cuenta. Una Soja precedida de rastrojo de Sorgo produce hasta un 10 % más. Otro aspecto fundamental a tener en cuenta en el cultivo es el momento y manejo del mismo en la cosecha. El Sorgo Granífero debe cosecharse con 15,5 a 16,0 % de humedad, teniendo en cuenta que el posterior manipuleo del grano hace descender la misma a niveles cercanos al 14 %. La eficiencia de cosecha puede estar afectada por una serie de factores, que producen pérdidas de grano durante el proceso. Los factores más determinantes son un mal control de malezas durante el cultivo, la desuniformidad en la altura de las panojas por maduración desigual o por presencia de plantas atípicas (vigilantes) y plantas volcadas por viento, pulgones o barrenadores de tallo. Cuando la cosecha puede dificultarse por una excesiva humedad del material (sea por malezas o por rebrotes de macollos de Sorgo), es conveniente aplicar Gramoxone (2,5 l/ha) + humectante: si la aplicación es terrestre, el volumen de agua no debe ser menor a 120 l/ha con boquillas que aseguren buen impacto; si la aplicación es aérea se emplearán entre 15 y 20 l/ha. El humectante debe ser usado siguiendo estrictamente las indicaciones del fabricante, aplicando el producto a pleno sol cuando el grano tiene alrededor de 25 % de humedad y con no más del 10 % de panojas con humedad de grano superior al 30 %. La trilla debe dejar un rastrojo abundante y uniforme, objetivos para los cuales un cultivo en surcos estrechos (0,35 a 0,52 m), es el que más contribuye (Graneros, 2004). Como vemos, son variadas las razones para volver a incorporar el cultivo de Sorgo en nuestras presupuestaciones agrícolas, razones que podemos resumir de la siguiente manera:

i) el Sorgo contribuye a la sustentabilidad del sistema de producción, originando hasta 15 Tn de Materia Seca/ha con una relación C/N amplia, lo que hace lenta la degradación de su rastrojo protegiendo bien al suelo; esto también mejora el balance hídrico del suelo por una mayor infiltración y una menor evaporación. Giorda (1997) indica que debe tenerse en cuenta que el Sorgo extrae Nitrógeno del suelo y lo inmoviliza temporariamente cuando comienza a descomponerse su rastrojo, proceso que no constituye ningún inconveniente si en la rotación lo suceden Leguminosas como la Soja o el Maní; si en cambio lo suceden Gramíneas como el Trigo o el Maíz, deben ser adecuadamente fertlizadas. ii) es un cultivo que presenta mayor estabilidad de rendimiento que el Maíz, ante fluctuaciones hídricas y térmicas durante su crecimiento y desarrollo; iii) es el cultivo que tiene la mejor relación entre área sembrada vs. área cosechada (seguridad de cosecha), entre los cereales de producción local; iv) resiste altas temperaturas y déficit hídrico en mayor medida que el Maíz, al que sustituye eficientemente en áreas marginales; v) su grano tiene excelente capacidad de conversión en carne bovina y porcina, por lo que puede ser el cereal a producir en las áreas ganaderas, dejando el grano de Maíz para industrialización o exportación, y vi) tiene un costo de producción/ha significativamente inferior al Maíz, y labores culturales (siembra, fertilización, control de malezas y plagas, cosecha, etc.), relativamente sencillas. Es de esperar que en las próximas campañas, el Sorgo Granífero ocupe un lugar dentro de las decisiones empresariales agrícolas, teniendo en cuenta que la rentabilidad de la ganadería está siendo actualmente competitiva con la de algunas producciones de cereales y oleaginosas por la brusca caída de sus precios. Este anhelo se está comenzando a cumplir, si vemos que en la campaña 2005 se ha sembrado un 25 % más de superficie que en la campaña anterior, alcanzando las 660.000 hectáreas en Argentina, de las cuales el 66 % se ubican en las Provincias de Chaco y Sgo. del Estero y en el sector Norte de la región agrícola pampeana, ocupando áreas que estaban antes destinadas a Soja y Girasol, los que por razones climáticas no pudieron implantarse (Comercio Rural, 2005).

Plagas del Cultivo Las plagas más frecuentes del Sorgo Granífero son el Pulgón del Maíz, el Pulgón Verde de los Cereales, el Siete de Oro y la Mosquita del Sorgo. Pulgón del Maíz: es un áfido (Rhopalosiphum maidis) que visita permanentemente al Sorgo. Como todos los áfidos, inyecta su saliva para

poder absorber la savia de los tejidos que pica. Este insecto aparace tempranamente en el cultivo y se lo puede ubicar en el “cogollo” de la planta. Como su saliva no es tóxica para el Sorgo, su acción no afecta significativamente el rendimiento y por lo tanto no se justifica su control. Pulgón Verde de los Cereales: es el Schizaphis graminum. Suele aparecer en grandes cantidades durante el panojamiento en el envés de las hojas inferiores y progresando hacia las de arriba. Posee una saliva que mata los tejidos en los cuales es inyectada; esto posibilita la entrada de hongos y en conjunto reducen los rendimientos y provocan el vuelco de la planta. En la actualidad existen híbridos resistentes al pulgón verde. En los susceptibles, debe iniciarse el tratamiento de control al detectar la muerte de la primera hoja basal de la planta, con insecticidas. En los sistemas bajo Siembra Directa, se ha observado que el pulgón verde es atraído para su descenso o aterrizaje sobre el cultivo, por la superficie opaca del suelo descubierto. Si el nivel de cobertura dejado es adecuado o alto, el reflejo de los rayos solares sobre ella impide el aterrizaje de estos insectos, aspecto que también se ve favorecido por una alta densidad de plantas y surcos más estrechos (Chessa, 2005). El pulgón verde puede controlarse con un plaguicida del grupo Cloronicotinílico (Confidor o Gaucho), a razón de 500 a 750 c.c./ha. Siete de Oro: es un coleóptero (Astylus atromaculatus), también llamado “astilo moteado”. Este insecto en estado adulto (aparece en Diciembre-Enero), se alimenta básicamente del polen de las flores de este cereal (también del Maíz, el Girasol y la Soja). En el caso del Sorgo Granífero también se lo detecta sobre los granos al estado lechoso-pastoso, produciendo en un porcentaje mínimo su ahuecamiento. En virtud de la poca magnitud de sus daños, no es necesario su control ni en floración ni en llenado de grano (Chessa, 2005). Mosquita del sorgo (Contarinia sorghicola o Stenodiplosis sorghicola): es la plaga clave del cultivo y si bien aparecen varias plagas a lo largo del ciclo del mismo, la que produce daño más significativo es la Mosquita de la panoja o Mosquita del Sorgo (similar a un mosquito de color naranja). Esta plaga se encuentra distribuída en todas las regiones sorgueras del mundo. Tiene su origen en Africa, pero se ha propagado en forma conjunta con el cultivo. El daño que causa se debe a las larvas que se alimentan del ovario del grano, impidiendo su normal desarrollo; el resultado son granos pequeños y deformes que se vuelven estériles e inútiles y las panojas infestadas aparecen con carbón o marchitas. Las mosquitas adultas se aparean poco después de la emergencia de la panoja, luego del alba. Las hembras son pequeñas, anaranjadas, con menos de 2 mm y cada una deposita entre 50 y 150 huevos, los que dañan igual cantidad de granos, razón por la cual el umbral de control debe darse cuando se detecta una (1) mosquita por panoja. En general la mosquita adulta hembra no suele vivir más de un día y los machos sólo pocas horas. La mayor actividad de postura se hace entre las 8 y 10 de la mañana o casi una hora antes de la puesta del sol. Los huevos eclosionan en 2 días y las larvas en desarrollo (anaranjadas), se pueden detectar por el fluído rojo pálido que se exuda de la

gluma infestada y triturada. El desarrollo de las larvas se hace en 9 a 11 días y el de las pupas en 3. En períodos de actividad extrema, el ciclo vital completo no supera los 16 días. En una temporada se pueden dar entre 9 y 12 generaciones. El control de la mosquita mediante prácticas de manejo, requiere de un amplio conocimiento de las condiciones ecológicas y ambientales específicas de cada región; como su población aumenta lentamente al principio de la temporada cálida y lo hace usando como hospedantes (para producir las primeras generaciones), a los Sorgos silvestres en floración (ej.: Sorghum halepense, pasto ruso), se aconseja sembrar tempranamente los Sorgos cultivados para que su momento de floración se adelante o no coincida con el de los Sorgos silvestres y por lo tanto la población de mosquitas no sea grande. Otra precaución es sembrar bien separados los materiales de ciclo corto de los de ciclo largo, porque de lo contrario los primeros servirán de fuente de contagio de los segundos (Passlow, 1965; Young, 1975). En virtud de lo antes expuesto, se puede comprobar que el período crítico de infestación se produce entre fines de Febrero y principios de Abril. En el caso de siembras tardías entonces, el control químico es la única solución, pudiendo hacerse dos aplicaciones (comprobando antes la presencia de 1 mosquita por panoja): la primera a los 5 a 6 días del comienzo de la floración del lote y la segunda 4 días después (INTA, 1982). La metodología para contabilizar el nivel de infestación debe hacerse al comienzo de la floración, cuando el 20 % de las panojas del lote comienza a producir polen; la medición debe realizarse entre las 9 y 11 de la mañana. Todos aquellos Sorgos que florezcan desde mediados de Febrero en adelante, tendrán alta probabilidad de ataques de mosquita, mientras que los sembrados tempranamente (Octubre y Noviembre) casi no se verán afectados. En aquellos casos en que sea necesario el control químico, el insecticida debe aplicarse a la mañana temprano, que es el momento de nacimiento del insecto. Se controla con la aplicación de un fosforado sistémico, un carbámico (muy tóxico) o un piretroide (es lo que se usa generalmente, como Karate o Decis, a razón de 35 a 170 c.c./ha). Otros productos son: Cipermetrina 25 % (100 c.c.); Clorpirifos 48 % (350 c.c.); Deltametrina 5% (100 c.c.); Endosulfán 35 % (700 c.c.) y Clorpirifos 48 % + Cipermetrina 25 % (170 + 50 c.c.). Ataque por Pájaros: una plaga muy importante de los sorgales y que muchas veces es causal de que se decida la no siembra de este cultivo, son los pájaros. A nivel mundial existen numerosas evidencias de su incidencia sobre el cultivo, llegando a considerarse de mayor magnitud que el daño causado por Contarinia sorghicola o Diatraea saccharalis (Asborno y Chidichimo, 1982). En Argentina, donde los cereales se producen en base a sistemas de cultivo extensivos, una de las posibilidades más factibles de reducir este problema es el uso de variedades resistentes. La resistencia está asociada a varios factores: contenido de tanino; tipo de panoja (por posición, grado de compactación, flexibilidad del raquis central y las ramificaciones o

panoja decumbente); caracteres de la espiguilla (desarrollo y apertura de glumas, presencia de aristas); tamaño y color del grano; altura de planta, etc. Un estudio realizado al respecto, sobre 33 variedades de Sorgo Granífero de distinta coloración de grano, grado de compactación de panoja y altura de planta, Asborno y Chidichimo (1982) concluyen que el contenido de taninos es el principal factor que le otorga resistencia al material al daño por pájaros. Se establece que un porcentaje alto de tanino no sólo logra este efecto, sino que también produce resistencia al enmohecimiento y reducción de la germinación del grano en precosecha (Harris y Burns, 1970 y 1973). Otro aspecto que influye bastante sobre el control del ataque por pájaros es el color de grano; Asborno y Chidichimo (1982) indican que tonalidades más oscuras son menos consumidas, llegando en las más coloreadas a ser casi nulo el ataque. Sin embargo esto puede ser desvirtuado en aquellas variedades de granos blanquecinos que contienen genes para alto contenido de tanino (presencia de testa), sin que la coloración se manifieste y que son poco atacados. Puede decirse entonces que el color del grano (si bien está asociado a resistencia al daño), no es un factor determinante de resistencia; esta depende primordialmente de la presencia o ausencia de testa en el grano, que es donde se ubica el tanino. La posición decumbente o colgante de la panoja, ayuda a la resistencia sin ser determinante. En principio, los materiales con panojas abiertas de ramificaciones largas y flexibles, también brindan resistencia al ataque de pájaros (Doggett, 1967). Giorda (1997), recomienda la siembra de materiales con tanino en las áreas de gran ataque de aves, indicando que el tanino le da un sabor astringente al grano en los estados lechoso y pastoso, además de conferirle mayor resistencia al brotado de la panoja (sprouting) y al ataque de hongos en el exterior del grano (wheathering), pero advierte de las fuertes reducciones que esto tiene en la eficiencia alimenticia de animales. Chessa (2005), menciona que actualmente y por observación personal en la gran zona agrícola argentina, los materiales modernos sembrados tempranamente no alcanzan el umbral de daño económico por el ataque de pájaros, por lo que no habría limitaciones al cultivo de Sorgos sin tanino. Se debe tener en cuenta que el tanino del Sorgo reduce la digestibilidad y la eficiencia de utilización de los nutrientes entre un 3 y un 15 %, tanto por la formación de complejos con proteínas, la afectación de la degradabilidad del almidón y la inhibición del crecimiento bacteriano.

Toxicidad del Sorgo Granífero El Sorgo Granífero (al igual que las otras especies de sorgos), presenta un problema de toxicidad para los animales cuando es consumido en forma directa en verde. Esta toxicidad es consecuencia del metabolismo muy activo

de las proteínas que estas plantas tienen durante su ciclo juvenil. Son dos las posibilidades de toxicidad que pueden presentarse: i) toxicidad por ácido cianhídrico, y ii) intoxicación por nitratos. La toxicidad por ácido cianhídrico (CHN) se da con la presencia de durrina (glucósido cianogenético), compuesto derivado de fases intermedias en el metabolismo proteico. El propio animal, al masticar el forraje, produce una maceración de los tejidos vegetales y produce la combinación de la durrina con enzimas específicas (emulsinas o beta glucosidasas) que se encuentran en otras células del tejido vegetal. Mediante un proceso de hidrólisis esa combinación produce glucosa, parahidroxialdehído y CHN (ácido cianhídrico). El contenido de durrina varía con diversos factores como la especie, la variedad, el estado fenológico, la parte de la planta, la fertilidad del suelo, la avidez de consumo de los animales y los factores climáticos. En relación a la especie, el Sorgo Granífero presenta mayor toxicidad que los Sorgos azucarados y los forrajeros. Los estados fenológicos juveniles o los rebrotes son más tóxicos que los tejidos maduros. En relación a la parte de la planta, las hojas tienen más concentración de tóxico que los tallos. Suelos con alta fertilidad nitrogenada favorecen la toxicidad del Sorgo; contrariamente altos tenores de K, Ca o P inhiben la formación de cianógeno y ácido cianhídrico. Los factores climáticos inciden en las posibilidades de intoxicación de los animales: después de una sequía, los macollos tiernos son muy tóxicos; con altas temperaturas diurnas (más de 35 ºC), se incrementa la síntesis de durrina pues el contenido de esta varía a lo largo del día, siendo máximo entre las 10 y 16 horas; las heladas favorecen la transformación de glucósido en CHN, por producir la rotura de las paredes celulares del tejido vegetal (Martín y Chagra, 1994). La intoxicación por nitratos se produce cuando la planta no puede metabolizar totalmente la cantidad absorbida de Nitrógeno, el que se acumula bajo la foma de estos compuestos. Los mismos, al ser reducidos a nitritos en el rumen de bovinos o caprinos o en el ciego de equinos, originan intoxicación en sangre impidiendo el normal transporte de Oxígeno. La acumulación de nitratos se ve favorecida en suelos ricos en Nitrógeno, con humedecimientos y desecaciones discontínuas. En general los nitratos se acumulan en la base de tallos y hojas, más rápidamente cuando las plantas pierden turgencia (o humedad) durante el día o en días nublados. El Sorgo Granífero acumula más nitratos que los Sorgos forrajeros. Si se desean minimizar los problemas de toxicidad en Sorgo, el manejo del pastoreo con ganado debe hacerse siguiendo algunas recomendaciones (Martín y Chagra, 1994): i) dividir el potrero en pequeños lotes con alambrado eléctrico;

ii) utilizar alta carga instantánea pastoreando a fondo, para evitar la selección de las partes tiernas; iii) pastorear sólo sorgales con más de 60 cm de altura; iv) suministrar raciones suplementarias ricas en Energía (Hidratos de Carbono), en caso de sorgales riesgosos, y v) en lo posible, no pastorear con hembras preñadas. La toxicidad de los Sorgos se puede conocer mediante un análisis de laboratorio denominado “Reacción de Guignard”.

El Sorgo Granífero en la Alimentación Animal El Sorgo Granífero permite varias formas de utilización para la alimentación animal. Además de poder ser directamente pastoreado a campo (en general bajo un sistema de pastoreo rotativo intensivo con alambrado eléctrico y altas cargas de poca duración por lote), puede ser consumido como: i) Grano Seco, ii) Silaje de Grano Húmedo, iii) Silaje de Planta Completa, iv) Earlaje (silaje de panoja) y v) Burlanda (residuos de destilería). i) Grano Seco: es un alimento altamente energético por su endosperma rico en almidón (el grano tiene alrededor del 60 % de almidón). La consistencia del endosperma se clasifica en duro y blando, es decir córneo o harinoso. El harinoso tiene mayor degradabilidad ruminal y el córneo mayor degradabilidad post-ruminal. El color del endosperma puede ser amarillento o blanquecino dado por el contenido de caroteno que es de importancia práctica en la alimentación de aves y cerdos. Al mismo tiempo, los granos de Sorgo con elevado contenido de taninos condensados, reducen su digestibilidad pues estos compuestos fijan las proteínas del grano e inhiben la acción degradativa de la amilasa, causando una reducción del 10 al 30 % en la eficiencia alimenticia. Para utilizar grano de Sorgo como alimento de rumiantes, es necesario su molido previo lo que le mejora hasta un 15 % su eficiencia de asimilación (Cisint, 2005). En relación al procesamiento del grano, el molido es fundamental en el caso del Sorgo, debido a que su ruptura por masticación es escasa (5 a 22 % del grano entero); de no hacer esto, se ha observado en novillos de 250 kgs de peso vivo excretar enteros casi el 50 % de los granos consumidos y en vacas adultas, casi el 30 % de los granos. El principal efecto del procesado del grano es alterar el sitio de digestión del almidón, cambiándolo del intestino al rumen. Esto significa que el grano entero no es casi degradado a nivel ruminal debido a que es muy difícil la fijación bacteriana sobre el pericarpio intacto; esto hace que no pueda aprovecharse el almidón del endosperma, que recién será atacado cuando el grano sea parcialmente digerido a nivel intestinal. El grano quebrado, en cambio, aumenta su susceptibilidad a ser atacado por los microorganismos ruminales, porque tambíen se aumenta la superficie expuesta

a medida que se reduce el tamaño de fragmento. Esto hace que el proceso de digestión de este tipo de material a nivel ruminal sea importante y se complete posteriormente con digestión y asimilación a nivel intestinal, aprovechando entre ambos procesos (rumen e intestino), una mayor porción del almidón disponible; en ello consiste la función del procesamiento o molido o quebrado, como factores condicionantes del cambio de una digestión básicamente intestinal (con grano entero) a una ruminal (con grano quebrado). La composición química y el contenido energético promedio del grano seco de Sorgo Granífero es de 88 a 89 % de Materia Seca; 8,5 a 12,5 % de Proteína Bruta y 3,0 a 3,2 Mcal de EM/kgr. Los principales factores inherentes al grano de Sorgo Granífero, que afectan su valor nutritivo son el tipo de almidón, el grado de dureza, el valor biológico de su proteína y la presencia de tanino. Para conocer la incidencia de cada uno de ellos en la alimentación animal, es importante realizar una breve síntesis de la estructura morfológica del grano. El grano está compuesto por el Germen (ocupa alrededor del 10 % del mismo), el Endosperma (ocupa el 82 %) y el Tegumento Exterior (ocupa el 8 %). El Tegumento Exterior está compuesto por 3 capas: el pericarpio, la testa y la aleurona (dispuestos de afuera hacia adentro, respectivamente). En los sorgos con alto tenor de tanino, la testa se presenta prominente y coloreada (marrón rojiza), constituyendo un rasgo diferencial con los sorgos sin tanino (testa incolora). El Endosperma se diferencia por zonas o regiones: la zona más externa es el endosperma perférico, que es generalmente una capa fina; la zona media es el endosperma córneo, abundante y la zona más interna (en contacto con el germen) es el endosperma harinoso. El endosperma periférico es muy denso, duro y resistente; la densa matriz proteica que lo caracteriza es un freno a la penetración del agua y las enzimas digestivas, impidiendo una correcta degradación y asimilación de los endospermas medio e interno. Por ello es aconsejable romper o quebrar el grano antes de darlo a los animales. En el endosperma córneo los gránulos de almidón son pequeños y la matriz proteica es casi contínua (de allí su dureza); en el endosperma harinoso los gránulos de almidón son más voluminosos y la matriz proteica es discontínua. La digestibilidad del almidón depende de su composición, de la interacción proteína-almidón, de la presencia de tanino y de la forma físisca en que se suministra el grano. Existe una relación inversa entre Digestibilidad y contenido de Amilosa; los sorgos con endosperma ceroso tienen una mayor digestibilidad del almidón que los de endosperma normal y los sorgos con endosperma córneo tienen menor digestibilidad que los de endosperma harinoso. En cuanto a las proteínas presentes en el grano de sorgo, están representadas en más de un 50 % por prolaminas y glutelinas, ambas de bajo valor biológico. Las prolaminas se encuentran en el interior del endosperma y las glutelinas constituyen la matriz proteica que lo caracteriza. Esto determina que la digestibilidad de las proteínas del Sorgo sea algo inferior a las del Maíz o Trigo y este hecho afecta también a la digestibilidad del amidón. La presencia de tanino también produce este efecto, al ligar o coagular las proteínas

dietéticas y con ello reducir su digestibilidad. La cantidad de proteínas ligadas por tanino puede llegar a ser de hasta 10 a 12 veces su peso. En dietas con alta proporción de grano de Sorgo (70 a 80 %), se ha detectado no solo reducción en la digestibilidad de la MS y la proteína, sino un cambio en los sitios de digestión. La sugerencia para superar todos los aspectos negativos citados precedentemente, es la obtención y uso de variedades con endosperma predominantemente harinoso, con bajo o sin tanino y suministrado molido grueso o quebrado. A ello debe sumarse la forma de entrega, acostumbrando a los animales paulatinamente a este alimento, aumentando de a poco el porcentaje de este grano en la ración hasta llegar a los niveles deseados (este proceso puede llevar de 15 a 20 días); formar lotes parejos de animales, por edad o peso; entregar solo el suministro del día, mantener la rutina de entrega y emplear sal para regular el consumo. ii) Silaje de Grano Húmedo: tiene la ventaja de permitir trillar antes el lote, reducir las pérdidas en cosecha y eliminar el gasto de secado; tiene el inconveniente que se imposibilita su posterior comercialización y se requiere una infraestructura especial para su conservación. Este material se obtiene cosechando el lote cuando el grano tiene alrededor de 30 % de humedad. iii) Silaje de Planta Completa: es también un alimento de alta calidad nutricional, la que es muy dependiente del estado fenológico de cosecha y de la proporción de grano en ese momento, en relación a la parte verde. Un material con alto contenido de fibra, tendrá baja digestibilidad. La técnica de producción de silaje de Sorgo Granífero, es exactamente igual a la descripta para silaje de Maíz. iv) Earlaje o Silaje de Panoja se logra cosechando el grano húmedo junto con el escobajo, lo que permite además de una buena calidad nutricional, superar el volumen de material cosechado en relación al Silaje de Grano Húmedo (Cisint, 2005). v) Burlanda: es un subproducto de la industrialización del grano de Sorgo Granífero, durante el proceso de la obtención de alcohol; se la obtiene por destilación del alcohol etílico que se forma a partir de la fementación del grano, previa sacarificación del almidón. Este material tiene un 55 % de digestibilidad, 40 a 45 % de Proteína y buena riqueza vitamínica. Es un alimento aromático y de apreciable palatabilidad, con un tenor de fibra de 14 a 16 %. En una de las regiones ganaderas más importantes de la Argentina, la Cuenca del Salado (Prov. de Bs. As.), el buen comportamiento que ha tenido el Sorgo Granífero en zonas marginales, su precio relativo comparado con el Maíz y las excelentes respuestas productivas esperadas, posicionan a este recurso como una alternativa de suplementación para la ganadería. Una experiencia realizada en la zona para la producción de silaje y granos húmedos de Sorgo Granífero, por Abdelhadi y Santini (2004), define el paquete tecnológico mínimo para su siembra y cultivo (Tabla 20).

TABLA 20: Paquete Tecnológico para el Cultivo de Sorgo Granífero en la Cuenca del Salado (Bs.As.) (Adaptado de Abdelhadi y Santini, 2004) Fecha 23/10 20-25/11 26/11 1/12 15/12 9/1 1/2

Labor cultural Pulverización con 6 lts Roundup Full sobre pastura degradada Labranza con rastra (superficial y profunda) + vibrocultivador para emparejar Siembra de híbridos después de una lluvia de 50 mm, a razón de 20 semillas/m a 70 cm entre surcos Emergencia de plántulas Pulverización en V3 con 3 lts/ha de Atrazina + 0,1 lts/ha de Cipermetrina Pulverización con 1 lt/hade Clorpirifos (para control de isoca) Comienzo de Floración en cult. de Ciclo Corto, luego de 80 mm caídos después de una sequía de 60 días

Los resultados de la experiencia precedente muestran una gran productividad en los híbridos de Ciclo Intermedio (+ de 20.000 kgs MS/ha) y una buena relación Grano:Planta. Los materiales de Ciclo Corto (+ de 16.000 kgs MS/ha) y fecha temprana de picado para silaje (Marzo), son también interesantes en la zona porque a partir de ese momento del año, las condiciones climáticas se vuelven adversas para el cultivo. Algunos parámetros productivos se detallan en la Tabla 21.

TABLA 21: Comportamiento de Híbridos Comerciales de Sorgo Granífero con Destino a Silaje (Adaptado de Abdelhadi y Santini, 2004) Parámetro Nº plantas/ha Kgs MV/planta % MS Kgs MV/ha Kgs MS/ha Alt. Planta (m) % panoja (grano, en MS) Fecha picado

Ciclo Corto Ciclo Intermedio Ciclo Largo DK39T DA38 DA49 DK61T X-020 DK68T 207.660 205.000 224.000 241.000 170.000 217.000 0,234 0,232 0,275 0,276 0,408 0,243 39,4 34,4 36,1 34,2 38,9 35,0 48.590 47.560 61.600 66.600 69.200 52.730 19.140 16.360 22.240 22.780 26.930 18.450 1,17 1,14 1,45 1,59 1,61 1,51 47,3 49,3 51,8 64,2 49,4 51,9 27/3

23/3

30/3

30/3

9/4

9/4

Partiendo de la base de que la fermentación que se produce en un silaje de planta entera o en grano húmedo, degrada los taninos, y dada la gran cantidad de grano que participa en cada uan de estas alternativas de conservación y uso, se recomienda utilizar variedades con alto contenido tánico (Abdelhadi y

Santini, 2004). La Tabla 22 presenta las diferencias productivas obtenidas entre Sorgos con y sin tanino.

TABLA 22: Comportamiento de Híbridos Comerciales con destino a Grano Húmedo (Adaptado de Abadelhadi y Santini, 2004)

Con Tanino DA38 DK39T DK61T Sin Tanino DK56 DK52 X-021

Nº Plantas a cosecha

Humedad a cosecha (%)

Rinde ajustado por Hº (kgs/ha)

195.000 219.000 217.000

18,2 18,0 18,8

6.580 7.667 8.795

168.000 153.000 247.000

19,4 21,1 18,1

2.584 2.961 2.496

La Tabla 22 muestra que los híbridos sin tanino producen alrededor de un 70 % menos de grano que los con tanino, en la región pampeana sur de la Argentina. Si el destino del grano es el silaje, se aconseja el procesamiento del grano con quebradoras (grain crakers). Si el objetivo es la conservación como grano húmedo, un adelantamiento de la cosecha (si no es posible el quebrado), es recomendable para lograr granos con mayor contenido de humedad y mejor digestibilidad (Abdelhadi y Santini, 2004). Arias et al. (1980), evaluando sistemas de producción pecuaria en Venezuela, reportan que el Sorgo Granífero utilizado como rastrojo de cosecha permite tasas de crecimiento en novillos, del orden de los 40 kgs en 90 días de pastoreo (440 grs diarios), a una carga promedio de 1 Unidad Animal/ha. En nuestras condiciones de escasez de forraje (en el NOA), en el período invernoprimaveral, esta alternativa de uso es muy importante.

CONSIDERACIONES FINALES Argentina es una nación destinada a tener un futuro agrícola ganadero promisorio, si logra organizar su estrategia de producción y comercialización de “commodities”, de acuerdo a las exigencias internacionales modernas. El avance de la tecnología de los cultivos transgénicos, es una herramienta que en el futuro cercano, más allá de las discusiones que hoy se plantean acerca de la incidencia o no de los mismos en la salud humana y/o animal, está destinada a revolucionar el mundo de la agricultura, tal como algunas décadas atrás, lo hiciera la llamada “Revolución Verde”.

Una de las tecnologías que se están ajustando en la actualidad, es la obtención de maíces resistentes a herbicidas, para eficientizar el control de malezas en este cultivo. Los maíces en estudio serán resistentes a Glifosato, Glufosinato e Imidazolinonas. En el primero de los casos se trataría de maíces RR (resistentes a Roundup); en el segundo caso nos referimos a los maíces LL (Liberty Link), que son resistentes al Glufosinato de amonio a través de la incorporación de un gen que le permite al cultivo, a través de un control enzimático, metabolizar el amonio liberado por acción del herbicida (el Glufosinato es un herbicida moderadamente tóxico, de contacto y parcialmente sistémico, que actúa inhibiendo la acción de la glutamino sintetasa y provocando la acumulación de amoníaco en la célula, matándola por los efectos fitotóxicos); en el tercer caso, los maíces resistentes a Imidazolinonas (IMI Corn), no fueron desarrollados por ingeniería genética sino obtenidos por cultivo de tejido y selección de líneas resistentes (Pengue, 2000). En maíz, una tecnología ya instalada es la obtención de cultivares con toxinas Bt para el control de plagas; al respecto, Gould (1996) establece que la razón principal del desarrollo de cultivares con toxinas Bt es que las mismas son proteínas, producto directo de la transcripción del ADN; esto requiere sólo la inserción de un gen codificador y una secuencia promotora en el ADN para que se active dicho gen. Utilizar como estrategia de combate de plagas la producción de toxinas no proteínicas o toxinas provenientes de animales, es aún un camino tecnológico que presenta complejidades importantes. Otras estrategias potenciales que están en evaluación para el control de insectos, son el empleo de genes que produzcan anticuerpos específicos que bloqueen funciones esenciales de las proteínas de los insectos plaga, tecnología usada experimentalmente en el control de nematodes (Hilter y Boulder, 1999). En la campaña 2002/2003, la superficie sembrada con maíz Bt en nuestro país fue de aproximadamente el 40 % de la ocupada por el cultivo. Como tecnología asociada a este material, la Asociación de Semilleros Argentinos recomienda la adopción de áreas “refugio” no menores al 10 % de la superficie del lote, sembradas con maíces no-Bt de ciclo similar, para facilitar el manejo y mantener el nivel de eficiencia. En el caso de lotes de más de 1500 m de ancho, el refugio debe ubicarse en el centro del mismo; las recomendaciones para evitar la aparición de individuos resistentes al maíz Bt, establecen que las áreas refugio deben estar preferentemente a no más de 400 m del mismo o ser sembradas en franjas dentro del mismo lote. De acuerdo a informes de la Asociación de Semilleros Argentinos, en el país la adopción de áreas refugio por parte de los productores que utilizan maíz Bt, alcanza al 70 % (Aragón, 2003). En el NOA es una metodología poco empleada. El maíz es, entre los granos de uso forrajero, el de mayor importancia mundial; supera casi cuatro veces en millones de Tn. la produción de cebada y en diez veces la de sorgo; con una participación inferior al 10 % del total mundial (en millones de Tn.) de granos de uso forrajero, aparecen la avena y el centeno. En el transcurso de las dos últimas décadas, la producción total de granos forrajeros creció en base a la mayor oferta de maíz, mientras que las de

cebada y sorgo han venido experimentando tendencias decrecientes. Si se analizan las razones de la mayor participación mundial del maíz en el mercado de los granos de uso forrajero, la conclusión que surge como más determinante es que esto se debe particularmente al incremento de los niveles de producción/ha del cultivo, más que al de la superficie sembrada (Ingaramo, 2001). En relación a este último aspecto (superficie sembrada), Argentina ha tenido en los últimos años un comportamiento negativo en lo que se refiere al cultivo de maíz, tendencia que deberíamos revertir en corto plazo si queremos preservar los beneficios derivados de la utilización de sistemas de labranza conservacionista y la agricultura sustentable. Las estadísticas revelan que en el año 1997 la superficie sembrada fue de 4.200.000 hectáreas, reduciéndose en el año 2002 a 3.300.000 hectáreas (Bolsa de Cereales, 2002) y durante la campaña 2003 a 3.100.000 hectáreas (Ghida Daza, 2003). Ghida Daza (2003), establece que el importante crecimiento de la producción agrícola nacional de la última década, obedece tanto a una reducción en la participación de los sistemas de producción ganadera como a la variación de las proporciones cultivadas de los diferentes rubros graníferos tradicionales argentinos; esto último puede verse claramente en la Tabla 23.

TABLA 23: Evolución del Sector Granífero Argentino, en las Ultimas Décadas (Superficie sembrada, en millones de has) (Adaptado de Ghida Daza, 2003) Area 1980-1981 1990-1991 2002-2003 Variación Sembrada MAIZ 4,00 2,16 3,10 43,00 % TRIGO 6,19 6,17 6,30 2,10 % SORGO 2,40 0,75 0,59 - 21,30 % GRANIFERO GIRASOL 1,39 2,37 2,32 - 2,10 % SOJA 1,92 4,96 12,71 156,20 % Nota: la variación es entre las columnas 1990/91 y 2002/03.

Sin embargo, dentro de un crecimiento generalizado de la producción granífera argentina (pasando de 40 millones de Tn en la década del 90 a las actuales 71 millones de Tn), el cultivo de maíz ha tenido fluctuaciones a lo largo de los períodos citados y en los últimos años se nota un significativo decrecimiento de su superficie sembrada, el que es aún más evidente en nuestra región NOA. Si bien esta realidad parece una paradoja cuando se la contrasta con los índices de productividad del cultivo en los últimos 15 años, en relación a sus competidores directos soja y trigo, son razones de índole financiera las que inciden en esta cuestión. La Tabla 24 muestra la evolución de la productividad de los cultivos mencionados (Peretti, 2003).

TABLA 24: Evolución de la Productividad de Maíz, Trigo y Soja, a Nivel Nacional en los Ultimos 15 Años (en kgs./ha) (Adaptado de Peretti, 2003).

MAIZ TRIGO SOJA

Prom. 1985/88 3.570 1.750 2.110

Prom. 2001/03 5.970 2.280 2.670

% de diferencia 67,3 30,0 26,5

Si analizamos estos mismos parámetros solamente para la Zona Núcleo Maicera, el rendimiento del maíz en los últimos 15 años se ha duplicado (+ 98,1 %), mientras que los de trigo y soja han crecido solamente el 17 y 16 %, respectivamente (Peretti, 2003). Sin embargo, como ya lo puntualizaramos anteriormente, la superficie sembrada con maíz ha sido decreciente año a año; esto nos lleva a pensar que de mantenerse esta tendencia, el aporte del rastrojo de maíz como elemento equilibrador y sustentador de todo planteo agrícola contínuo, en función de su contribución a la conservación y fertilidad del suelo, se irá perdiendo. Argentina va camino del monocultivo de soja y numerosos estudios prueban que esa estrategia de producción llevará indefectiblemente a la reducción de la estabilidad y calidad del suelo. Peretti (2003), puntualiza algunas de las causas que explican esta realidad, analizando una serie de variables económicas del cultivo de maíz, en relación a los de soja y trigo: i) las causas de la disminución de la superficie sembrada con maíz, obedecen fundamentalmente a razones financieras por el alto costo relativo del cultivo y la gran proporción de tierras trabajadas con tenencias de corto plazo y altos valores de alquiler/ha; ii) luego de la devaluación de nuestra moneda, el maíz fue el cultivo que más aumentó sus costos de producción debido a la mayor proporción de insumos dolarizados que requiere (semilla híbrida, agroquímicos y fertilizantes); iii) en los últimos 10 años, el costo operativo del maíz hasta cosecha (medido en moneda constante), se incrementó el 147 %, mientras que en el mismo período, el de trigo sólo lo hizo en 46 %; con relación a la soja, el costo operativo de este cultivo tuvo una reducción de entre 5 y 11 %; todo ello se debe, además del aumento del dólar, a un drástico cambio en el paquete tecnológico de estos cultivos; iv) las diferencias de costo operativo más las restricciones de capital de trabajo y la falta de crédito, lleva a los productores a disminuír la superficie de maíz en su campo propio y a no hacer maíz en campos arrendados; en este último caso, en la región maicera se ha determinado que cuando el alquiler se paga por adelantado (modalidad impuesta últimamente), el capital de trabajo necesario para hacer una hectárea de maíz es 31,4 % más alto que para una

hectárea de soja, mientras que en el caso del pago de arriendo a cosecha, alcanza valores de hasta el 114%, y v) analizado desde estos puntos de vista, no es de extrañar la situación actual del cultivo de maíz, pero dejando de lado el corto plazo, no debemos olvidar que este análisis no contempla los efectos económicos que a mediano y largo plazo tendrá la no inclusión de maíz en los sistemas de rotación; esto determina que este cultivo que aparece hoy como no competitivo, bajo un análisis integral y de mayor plazo, lo sea. Analizando también esta problemática, pero con énfasis en la región NOA, Romano (2002) sugiere que las actuales limitaciones que presenta el maíz en esta zona, para ocupar un mayor porcentaje en la rotación con soja, se derivan de dos aspectos fundamentales que deberían ser solucionados: i) la mejora del rendimiento promedio, con la incorporación de nuevos genotipos tropicales de alto rinde, de manera de pasar de un valor promedio de 5.500 kgs/ha a otros de 6.800 kgs/ha en áreas semiáridas y 7.200 kgs/ha en áreas subhúmedas-húmedas, y ii) la fijación de un flete máximo diferencial de 10 dólares/Tn., para disminuír el efecto costo de la distancia del NOA a los puertos. Romano (2002), considera que el cumplimiento de estas pautas produciría una mejora significativa de la superficie sembrada con maíz y del margen de rentabilidad del cultivo. Avery (1997) y Solbrig (1999), sugieren también la necesidad que tiene Argentina en general, de incrementar marcadamente la producción granífera en nuestras regiones agrícolas durante los próximos 50 años, argumentando que para ello contamos en la llanura pampeana particularmente, con una de las cuatro áreas del mundo más aptas y seguras para la producción de alimentos. Mirando al futuro, debemos ser optimistas respecto al aumento de la potencialidad del rendimiento de maíz que se preveé para las próximas décadas; esto se basa en que en los planteos de alta producción, la energía cosechada en los granos a lo largo de un ciclo anual, representa sólo el 1 % de la RFA incidente durante ese tiempo. Esta cifra, que obviamente es baja, puede ser incrementada mejorando la eficiencia de intercepción de la energía solar incidente por parte del cultivo, mejorando la eficiencia de conversión de la RFA interceptada en biomasa y mejorando la partición de la biomasa producida hacia los órganos de interés comercial (Andrade, 2002). En general, hasta hoy, el aumento en los potenciales genéticos de rendimiento, se han debido en gran medida a incrementos en el IC (Indice de Cosecha) (Russell, 1986); estos incrementos han estado relacionados con el aumento en el número y actividad de los granos, basado en que para alcanzar un alto número de granos por unidad de superficie, se deben obtener genotipos con mayor duración de las etapas críticas de fijación de estos destinos (Cantarero et al., 1999), altas tasas de crecimiento y de partición de biomasa

hacia las estructuras reproductivas en esas etapas (Andrade et al., 1999) y mayor cantidad de granos fijados por unidad de biomasa asignada a las estructuras reproductivas durante las mismas etapas (Cárcova et al., 2000). Todo ello debe completarse con un llenado de grano en que la fuente fotosintética no sea limitante (o sea, con prolongada duración y elevada tasa fotosintética) (Andrade, 2002). Hoy estamos a las puertas de otra innovación tecnológica que promete grandes repercusiones sobre la agricultura del futuro: la biotecnología (Herdt, 1995). La biotecnología puede contribuír en tres grandes áreas (Andrade, 2002): i) disminuír la dependencia de agroquímicos peligrosos para el ambiente, a través del uso de variedades transgénicas (cultivares RR, cultivares Bt, etc.); ii) la mejora y diversificación de la calidad alimenticia de los productos agrícolas, y iii) el aumento del potencial de rendimiento y su estabilidad. Las dos primeras contribuciones citadas, por involucrar unos pocos genes y relaciones causa - efecto más o menos lineales, ya son una realidad. La tercera, que involucra mecanismos genéticos y fisiológicos más complejos, es aún un anhelo; para concretarla, es necesario el trabajo interdisciplinario de biotecnólogos, ecofisiólogos y fitomejoradores en la tarea de incorporar caracteres deseables a nuestros cultivos (Andrade, 2002). Un ejemplo reciente de estas interacciones lo constituye en maíz, el estudio de los caracteres humedad de los granos en la cosecha, quebrado del tallo, tipo de endosperma y rendimiento, basados en marcadores moleculares (Sarlangue, 2002). A nivel mundial, son variadas las biotecnologías que están siendo evaluadas para mejorar la productividad del maíz, el que según datos recientes, presenta un área planetaria cultivada con material transgénico, equivalente al 7 % (alrededor de 10 millones de hectáreas) de la superficie total sembrada; esta superficie corresponde mayoritariamente a los EE.UU. con 9 millones/has y Argentina con 250.000 has. Debido a sus implicancias económicas, no resulta extraño que las grandes compañías productoras de semilla hayan elegido caracteres genéticos que tiendan a incrementar la productividad, para introducirlos en los primeros cultivos transgénicos; como continuación de esta tendencia, en un futuro próximo podremos asistir a la presentación de nuevos materiales de maíz (cultivares o híbridos) que expresen resistencia a patógenos, a problemas ambientales o experimenten cambios en la composición química de sus compuestos (Mentaberry y Ghío, 2002), tales como: i) resistencia a nemátodos, a partir de la línea de maíz Mp 307 de la cual se ha aislado el gen y las secuencias reguladoras de la peroxidasa p7x, que confiere esta resistencia;

ii) resistencia a estrés ambiental de tipo oxidativo, donde la introducción o sobreexpresión del gen de una superóxido dismutasa de maíz (MnSod), promete protección contra este problema; durante situaciones de estrés, la planta produce una serie de compuestos altamente reactivos derivados del O (particularmente radicales superóxido) y la enzima citada ayuda a reducir los daños ocasionados por dichos compuestos, transformándolos en sustancias menos reactivas; iii) incremento de la productividad, mejorando la eficiencia del uso del N por parte de la planta, donde la estrategia consiste en lograr en el cultivo la expresión de un gen de la enzima glutamato deshidrogenasa (gdhA), proveniente de una bacteria que aumenta la tasa de asimilación de amoníaco; en ensayos preliminares se ha comprobado que a pesar de visualizarse plantas con altura, número de hojas, IAF y floración similares a las plantas testigo, el rendimiento expresado como M.S. fue de entre 10 y 30 % superior a estas; iv) variación de la composición aminoacídica del grano de maíz, que es relativamente alta en metionina y cisteína pero baja en lisina; la forma de incrementar este último aminoácido consiste en desregular la ruta de su biosíntesis (la que tiene pasos en común con las de la metionina y la treonina), de tal forma de dirigir el flujo metabólico en esa dirección. Esto puede lograrse introduciendo en la planta enzimas provenientes de bacterias que no responden normalmente a la retroalimentación negativa por acumulación de producto. En particular, se han introducido genes correspondientes a las enzimas aspartato quinasa y sintetasa del ácido dihidropicolínico, aisladas de Escherichia coli y Corynebacterium glutamicum; estas permiten que a pesar que la lisina se acumule como producto en el grano, se vuelva incapaz de inhibir su propia ruta metabólica de síntesis, lo que determinará incrementos considerables en la formación de este aminoácido, y v) de modo similar se plantea para el futuro del maíz, la transformación de su almidón en diferentes tipos para aplicaciones industriales específicas o alterar el perfil de producción de ácidos grasos de su aceite, para aumentar el valor nutricional del mismo. Para terminar, queremos dejar planteadas una serie de tendencias que dominarán el agro del futuro cercano, en virtud de entender que lo que se viene no es resultado de situaciones prístinas o casuales, sino del devenir del avance tecnológico, ecológico, económico y social. Palermo (2001), define que las diez tendencias más destacables que van a dominar el panorama agrícola de los próximos años a nivel mundial, son: i) Biotecnología: se estima que el mercado de semillas modificadas genéticamente, alcanzará en el 2010 los 20.000 millones de dólares en el mundo; todo parece indicar que los consumidores irán paulatinamente aceptando los desarrollos biotecnológicos, dando la razón a científicos de la talla de Einstein cuando seis décadas atrás expresaba que en el futuro, “sólo tendrán lugar los imperios del conocimiento; los pueblos que entiendan como generar conocimiento y como protegerlo, como buscar a los jóvenes que tengan la capacidad de hacerlo y evitar su emigración, serán los exitosos”;

ii) Siembra Directa: todo indica que continuarán los aumentos en la productividad y en la sustentabilidad que avalan este concepto agronómico; la SD es un sistema productivo integral y no sólo una técnica más y entendiendo esto podremos aprovechar al máximo sus beneficios; iii) Maquinaria Agrícola: según los estudios de INTA Manfredi, las máquinas del futuro serán tractores livianos y con memoria, que trabajarán sin operador; pulverizadoras automáticas con dosificación variable; fertilizadoras con aplicación localizada; sembradoras con tren de siembra inteligente y cosechadoras con automatización de altura, monitor de rinde con GPS, autoguías con láser y muy eficiente distribución de rastrojo por cola de máquina; iv) Incremento de Fertilización: el consumo actual en Argentina está muy por debajo en cantidad de nutrientes/ha que el de países de primera línea; se cree que en los próximos años, esta técnica puede incrementarse en 20 a 30 % del consumo actual, en virtud de la probada respuesta productiva a la fertilización y la garantía que la SD devuelve con creces cada peso invertido en nutrientes; v) Planeamiento con Base Ecológica: se refiere a la necesidad cada vez más creciente de implementar Redes Nacionales de Evaluación de Cultivares, para cada cultivo, pudiendo así conocer perfectamente el comportamiento y perfomance productiva de estos en cada zona del país; esto se sustenta en la idea futura de poder establecer estrategias productivas distintas y precisas en cada condición ambiental; vi) Servicio al Cliente: nuestros competidores globales están afinzando tecnologías como la del Customer Service Relationship Management de la Universidad de Purdue (EE.UU.), que consiste en una estrategia avanzada de relación con los consumidores; estos requieren cada vez más tener una información detallada del producto a comprar. Argentina ha sido tradicionalmente un país acostumbrado a recibir a los compradores y por ello no estamos acostumbrados al tratamiento del cliente para convencerlo de las bondades de nuestros productos; debemos pasar del esquema meramente productivista (buscar producir más kgs./ha) a un esquema integral que tenga también en cuenta la transformación y/o presentación del producto, en función de la necesidad del destinatario final de la mercancía, que en muchos casos está en lugares muy alejados al de producción y posee una idiosincracia muy diferente a la nuestra. En el ámbito interno, es importante comenzar a pensar en la educación del consumidor, para que sepa valorar que el mayor costo de un producto (ej.: un cultivo orgánico), tiene su justificación en razón de poder acceder a una serie de ventajas ecológicas y sanitarias que no siempre se tienen en cuenta; vii) Alianzas en la Cadena Alimentaria: el primer síntoma de esta tendencia es la relación comercial que se está registrando entre productores y empresas proveedoras de insumos; en el futuro, estas relaciones se irán incrementando aprovechando las ventajas competitivas de cada uno (recursos financieros y tecnología, por parte de las empresas y medio productivo y conocimiento de los

trabajos de campo, por parte del productor). A medida que mayor tecnología llegue al campo, mayor intercambio de información e integración entre los eslabones que componen la cadena productiva serán necesarios, posponiendo la ambición individual y potenciando el interés general; viii) Conceptos Holísticos: se basan en la comprensión acabada que “el todo es mucho más que la suma de las partes”. En el futuro, deberá avanzarse cada vez más en la tecnología agronómica de los insumos, pero siempre enmarcada en la tecnología de los procesos; en otras palabras, es inútil elegir la mejor semilla, si antes no se pensó en los demás componentes de la cadena productivo-comercial. Toda innovación o mejora es buena cuando se implementa en el contexto adecuado. El agricultor del futuro dejará de ser un conocedor de su área (la producción), para convertirse en un experto del conjunto de los factores que hacen a la actividad; ix) Análisis de la Gestión Económica: es una tendencia que ya se registra ampliamente en otras partes del mundo; la planificación y ejecución de presupuestos de gastos e ingresos es fundamental. Una forma de avanzar en esta cuestión, es la definición de probables escenarios futuros; la pregunta clave es ¿ que pasaría si... ?, si aumenta (o baja) el precio de los granos un 5 % o si utilizo maíz Bt en vez del control químico de insectos, etc. En Argentina se están desarrollando consultoras dedicadas especialmente a evaluar y recomendar acciones ante diferentes eventualidades futuras, y x) Redes de Conectividad: en el siglo XX, todos los progresos e innovaciones crecieron alrededor de nuevos productos y mejores máquinas; fue un tiempo individualista donde primaba la competencia agresiva. Viene el tiempo en que las redes de todo tipo representarán el arquetipo de la sociedad del nuevo milenio; se basarán en una conveniencia interesada, pero también solidaria; un ejemplo de ello es la reciente red de información liderada a través de Internet por INTA Pergamino, relacionada con alerta sobre la incidencia de Diatraea saccharalis (barrenador del tallo de maíz), generando información actualizada y práctica para los productores, orientándolos acerca de medidas de prevención y control de esta plaga. Si esta es la agricultura del futuro, hoy más que nunca debemos prepararnos para entender y atender, a las demandas tecnológicas y de conocimiento que ella nos exigirá. Sin duda que en esta tarea, la Naturaleza ha plasmado en el maíz una perfecta serie de mecanismos anatómicos y fisiológicos para almacenar energía de manera eficiente. A partir de una semilla de aproximadamente 0,3 grs., se origina una planta que en sus 2,50 m de altura promedio, produce entre 600 y 1000 granos (Salerno, 2001). La evolución de esta especie a través de la selección y el mejoramiento genético, se ha materializado en una serie de características que aportan a lo antes mencionado. El maíz moderno puede definirse como una planta que posee (Salerno, 2000): i) una raíz con mayor volumen de cabellera para un mejor aprovechamiento del fertilizante como arrancador y un anclaje orientado fundamentalmente en

sentido vertical (con capacidad para llegar en buenos suelos a 1 m de profundidad), para maximizar la extracción de agua y nutrientes y evitar el vuelco de raíz; ii) la parte aérea se ha rediseñado en tallo y hojas más finas; en el primero, la presencia de lignina en su constitución ha mejorado su resistencia al vuelco; en las hojas, la adopción de un ángulo de inclinación más cerrado permite la ubicación de mayor número de plantas por hectárea y una mejor captación de la energía lumínica; iii) la flor masculina o panoja presenta una dimensión mayor a la necesaria, originando elevada cantidad de polen para asegurar la fecundación; esto obliga a la planta a destinar la mayor cantidad de energía posible para el crecimiento y desarrollo de la espiga y el grano; iv) la sincronización entre la emisión del polen y la capacidad de su recepción por la inflorescencia femenina, se ha ajustado permitiendo lograr el total de la fecundación en pocos días, y v) en los híbridos modernos, se ha conseguido expresar la mejor relación de conversión espiga - planta, incrementando el IC (Indice de Cosecha). Cabe preguntarnos finalmente, ante la reducción de este cultivo en los últimos tiempos, ¿ tiene futuro el maíz en la Argentina ?. Tal vez encontremos la respuesta a este interrogante en las reflexiones que al respecto hace Adreani (2002), cuando realiza una proyección a 10 años futuros del comercio de este grano. Este analista de mercados pronostica que para el 2011, el comercio mundial del maíz llegará a los 111 millones/Tn. (contra los 76 millones de la campaña 2001-2002); para este período se considera que EE.UU. aumentará su exportación en 14 millones/Tn. y Argentina lo hará en 8 millones/Tn., llegando en el 2011 a exportar en total, 20 millones/Tn. Lo interesante de este análisis es saber que aún con semejante incremento en el saldo exportable de Argentina, no se alcanza a abastecer el crecimiento proyectado de la demanda mundial. ¿Que países serán entonces los que puedan cubrir este déficit ?. Adreani (2002), menciona que los restantes grandes productores (China, Sudáfrica, Brasil y Hungría), no podrán cumplir con este objetivo, debido a que China y Sudáfrica serán netos importadores por su crecimiento poblacional, Brasil no presenta las condiciones agroecológicas necesarias y Hungría no podrá extender al nivel requerido, su área sembrada. Con esto se demuestra que si hay un producto al cual Argentina tiene que consolidar y reposicionar en el mercado mundial, es el maíz. No se debe descuidar el segundo lugar exportador que tenemos detrás de EE.UU.. Como dato ilustrativo, para que Argentina pueda asegurar un saldo exportable de 20 millones/Tn., debe partir de una producción nacional total de 26 millones/Tn. y esto se puede lograr con una superficie sembrada de 4,5 millones de hectáreas. Si consideramos que en la actualidad se están sembrando alrededor de 3 millones de hectáreas, se puede deducir que con sólo incrementar entre 150.000 y 200.000 hectáreas anuales, en 10 años se puede cumplir con creces

la pauta antes mecionada; sólo es necesaria la política adecuada (Adreani, 2002). A través de los temas tratados en esta Serie Didáctica, hemos intentado llevar una visión integral de los distintos aspectos fisiológicos y de cultivo de los cereales, que condicionan la obtención de altos rendimientos y adecuada calidad de producto (tanto para la producción granífera como para la alimentación animal). Confiamos en que el conocimiento y la profundización de estos temas, será el camino que nos permita mantener y acrecentar nuestra posición como uno de los países cerealeros de mayor significancia mundial.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS AAPRESID (2004). “Las razones para incluir al trigo en la rotación”. Revista Campos del NOA 2 (6): 13; Tucumán, Argentina. ABBATE, P.E., F.H. ANDRADE y J.P. CULOT (1995). “The effects of radiation and nitrogen on number of grains in wheat”. J. Agric. Sci. 124: 351-360. ABBATE, P.E., J.L. DARDANELLI, M.G. CANTARERO, M. MATURANO, R.M. MELCHIORI y E.E. SUERO (2001). “Efecto del ambiente climático sobre la eficiencia de uso de agua en Trigo”. Rev. Arg. de Agrometeorología 1: 1-4; Bs. As., Argentina. ABDELHADI, L.O. y F.J. SANTINI (2004). “Sogo Granífero: una alternativa oportuna para los sistemas de producción ganadera”. Sitio Internet: www.intabalcarce.org/ travinve/sis/prod/sorgogranífero.htm; CONICET- INTA Balcarce, Bs. As., Argentina: 4 p. ADREANI, P. (2002). “Perspectivas del mercado mundial de commodities agrícolas: una visión hacia el 2011”. In: Guía Dekalb del Cultivo de Maíz; editada por Servicios y Marketing Agropecuario S.R.L.; Bs. As., Argentina: 282-286. ANDRADE, F.H. (2002). “Bases funcionales de la producción del cultivo de maíz”. In: Guía Dekalb del Cultivo de Maíz; editada por Servicios y Marketing Agropecuario S.R.L.; Bs. As., Argentina: 14-20. ANDRADE, F.H., A.G. CIRILO, S.A. UHART y M.E. OTEGUI (1996). “Ecofisiología del cultivo de maíz”. Editorial La Barrosa. Dekalb Press y CERBAS-EEA INTA Balcarce (eds.); Balcarce, Argentina: 292 p. ANDRADE, F.H. y J. GARDIOL (1994). “Sequía y producción de los cultivos de maíz, girasol y soja”. EEA INTA Balcarce, Bs. As., Argentina; Boletín Técnico 132. ANDRADE, F.H., C. VEGA, S. UHART, A. CIRILO, M. CANTARERO y O. VALENTINUZ (1999). “Kernel number determination in maize”. Crop Science 39: 453459. ANDRADE, F.H., L. AGUIRREZABAL y R.H. RIZZALI (2000). “Crecimiento y rendimiento comparados”, (Cap. 3: 61-96); In: F.H. Andrade y V.O. Sadras (eds.);

Bases para el manejo del maíz, el girasol y la soja. EEA INTA Balcarce – Fac. de Ciencias Agrarias de la UNMdP, Bs. As., Argentina: 443 p. ANDRIEU, J., C. DEMERQUILLY, P. DARDENNE, Y. BARRIERE, M. LILA, P. MAUPETIT, F. RIVIERE y N. FEMENIAS (1993). “Composition and nutritive value of whole maize plants fed fresh to sheep: I. Factors of variation”. Ann. Zootech. 42: 221249. ARAGON, J.R. (1998). “Manejo integrado de plagas relacionadas a la Siembra Directa”: 163-175. In: Siembra Directa; J.L. Panigatti, H. Marelli, D. Buschiazzo y R. Gil (eds.); Ediciones INTA, Bs. As., Argentina. ARAGÓN, J.R. (2003). “Plantas resistentes y su integración en el manejo de plagas. Avances en el uso de maíz Bt. Adopción de área refugio”. In: Maíz Actualización 2003; Ediciones INTA, EEA Marcos Juárez, Información para Extensión Nº 80: 28-30; Argentina. ARIAS, I.A. (1995). “Consideraciones acerca del cultivo del Sorgo Granífero en Venezuela”. Revista FONAIAP Divulga, Año XII, Nº 49: 2-7; Venezuela. ARIAS, I.A., G. LOPEZ y P. AURRECOCHEA (1980). “Ganancia de peso en bovinos en pastoreo contínuo de restos de cosecha y soca de Sorgo en el Oriente de Guárico”. Agron. Tropical XXX: 269-279; Maracay, Venezuela. ASBORNO, M.D. y H.O. CHIDICHIMO (1982). “Sorgo Granífero: evaluación de la resistencia al daño por pájaros”. Revista Información Agropecuaria 32: 6-14; Bs. As., Argentina. AVERY, D. (1997). “Saving the planet with higher Argentine farm yields”. Actas del 5º Congreso Nacional de la Asociación Argentina de Siembra Directa; Mar del Plata, Argentina: 41-54. BAL, M.A., J.G. COORS y R.D. SHAVER (1997). “Impact of maturity of corn for use as silage in diets of dairy cows on intake, digestion and milk production”. J. Dairy Sci. 80: 2497-2503. BARTOLINI, R. (1990). “El Maíz”. Ediciones Mundi-Prensa; Madrid, España: 277 p. BENNETT, W.F. y B. TUCKER (1986). “Producción Moderna de Sorgo Granífero”. Editorial Hemisferio Sur; Bs. As., Argentina: 128 p. BERGH, R. (1997). “Fertilización del cultivo de Trigo en Siembra Directa”. Suplemento Trigo; AAPRESID 43: 41-43; Bs. As., Argentina. BERTOIA, L., M. FRUGONE, O. AMESTOY y M. SARTORI (1999). “Silaje de Maíz”. Publicación Especial de Criadero y Semillero Morgan S.A.; Argentina: 48 p. BOLSA DE CEREALES (2002). “Cultivo de maíz”. Número Estadístico 2001-2002; Bs. As., Argentina. BRAGACHINI, M. y R. BONGIOVANNI (1995). “Maíz: el secreto está en la cosecha”. Revista Producción Agroindustrial del NOA 7 (67): 24-25; Tucumán, Argentina.

BRAGACHINI, M., P. CATTANI, E. NOGUERA, E. RAMIREZ y S. RUIZ (1998). “Silaje de Maíz y Sorgo Granífero”. INTA PROPEFO, Cuaderno de Actualización Técnica Nº 2; S.A.G.P.A. e INTA Manfredi; Córdoba, Argentina: 121 p. BRAGACHINI, M., A, MENDEZ y A. von MARTINI (2001). “Se larga la cosecha de maíz”. EEA INTA Manfredi, Hoja Informativa Electrónica de INTA Proyecto Nacional de Agricultura de Precisión, Año I. BRAGACHINI, M., A, MENDEZ y A. von MARTINI (2003). “Metodología para la determinación de las pérdidas de maíz en cosecha”. EEA Concepción del Uruguay, Hoja Informativa Electrónica de INTA Proyecto Nacional de Agricultura de Precisión, Año III, Nº 87. BRAVO, G., S. ALDERETE SALAS, G. SEMPRONI, L. VICINI, M. FERNANDEZ, H. LIPSHITZ, A. BIANCHI, J. VOLANTE y A. PICCOLO. (1998). “Riesgo y seguro agropecuario en Argentina. Zonas agroeconómicas y sistemas de producción predominantes: Región NOA”. Informe de S. de A.G.P. y A., INTA EEA Salta, INTA EEA Sgo. del Estero, INTA EEA Famaillá e INTA EEA Catamarca. BUREN, L.L., J.J. MOCK y I.C. ANDERSON (1974). “Morphological and physiological traits in maize associated with tolerance to high plant density”. Crop Science 14: 426429. CALDERINI, D.F., G.A. MADONNI, D.J. MIRALLES, R.A. RUIZ, y E.H. SATORRE (1994). “Alta productividad de trigo en secano: modelos para la zona Norte de Bs. As. y Sur de Santa Fe de AACREA”. In: E. Satorre (ed.); Revista CREA 187. CANOSA, F. (2004). “El maíz en la producción vacuna”. Mundo Maíz 2004; Revista Campos del NOA, Año 2, Nº 7; Tucumán, Argentina: p. 14. CANTARERO, M.G., A.G. CIRILO y F.H. ANDRADE (1999). “Night temperature at silking affects kernel set in maize”. Crop Science 39: 703-710. CARAM, E.J. (2005). “El trigo debe cosecharse con 18 % de humedad”. Panorama Rural, Suplemento La Gaceta: 4º Sección, página 3; Tucumán, Argentina. CARCOVA, J., M. URIBELARREA, L. BORRÁS, M. OTEGUI y M. WESTGATE (2000). “Synchronous pollination within and between ears improves kernel set in maize”. Crop Science 40: 1056-1061. CASANOVA, M.R. (1986). “Respuesta del maíz a la fertilización”. Avance Agroindustrial EEAOC 7 (26): 23; Tucumán, Argentina. CASANOVA, M.R. y C. HERNANDEZ (1988). “Diagnóstico de la fertilización nitrogenada”. Avance Agroindustrial EEAOC 9 (35): 14-15; Tucumán, Argentina. CHESSA, A. (2005). “La importancia de volver a sembrar Sorgo Granífero”. Revista Norte Rural, Año 1, Nº 1: 35-38; Tucumán, Argentina. CISINT, J.C. (2005). “El Sorgo Granífero en la alimentación de rumiantes”. Revista Campos del NOA, Año 2, Nº 9: p. 24. CLARIN RURAL (2004). “El Gran Libro de la Siembra Directa”, Cap. 12: El manejo del Trigo (p. 154); 1º Ed., Clarín y FAUBA (eds.); Bs. As., Argentina: 274 p.

COLLINS, G.N. (1912). “The origin of maize”. J. Wash. Acad. 242: 112-119. COLLINS, G.N. (1918). “Maize: its origin and relationships”. J. Wash. Acad. 8: 42-43. COMERCIO RURAL (2005). “Area con Sorgo: crecimiento”. Revista Comercio Rural, Año 1, Nº 9: p. 10; Bs. As, Argentina. COSTILLA, M.A., H. SALAS y V.M. OSORES (1995). “Pulgones de importancia económica en el cultivo del Trigo”. Avance Agroindustrial EEAOC: 33-36; Tucumán, Argentina. DARDANELLI, J.L., P.E. ABBATE, M.G. CANTARERO y E.E. SUERO (1998). “Eficiencia del uso del agua de Trigo (cv. ProINTA Oasis), en diferentes ambientes de la Región Pampeana”. IV Congreso Nacional de Trigo y II Simposio Nacional de Cereales de Siembra Otoño-Invernal; Mar del Plata, Argentina: 2-9. DARWICH, N. (1998). “La fertilización del maíz”. Cuadernillo de Maíz. AgroMercado XXIII; Bs. As, Argentina: 27-31. DE BOEVER, J.L., B.G. COTTYN, D.L. DE BRABANDER, J.M. VANACKER y C.H. BOUCQUE (1997). “Prediction of feeding value of maize silages by chemical parameters “in vitro” digestibility and NIRS”. Animal Feed Science Tech. 66: 211-222. DELLA MAGGIORA, A.I., J.M. GARDIOL y A.I. IRIGOYEN (2000). “Requerimientos hídricos”, (Cap. 6: 155-171). In: F.H. Andrade y V.O. Sadras (eds.); Bases para el manejo del maíz, el girasol y la soja. EEA INTA Balcarce – Fac. de Ciencias Agrarias de la UNMdP, Bs. As., Argentina: 443 p. DERIEUX, M. y R. BONHOMME (1986). “Different appoaches to maturity ratings in maize in the world. Information Bulletin of the FAO Research Network on Maize; 3: 1521. DEATHERAGE, W.L., M.M. Mac MASTERS y C.E. RIST (1955). “A partial survey of amylose content in starch from domestic and foreign varieties of corn, wheat and sorghum and from some other starch.bearing plants”. Am. Assoc. Cereal Chem. Trans. 8: 31-42. DI NUCCI DE BEDENDO, E., M.G. DIAZ, N. KAHN, W. MANCUSO, N. BABBONI y P. VELAZQUEZ (1998). “Evaluación de cultivares de maíz para silaje; campañas 94/95, 95/96 y 96/97”. Actualización Técnica en Producción Lechera. Serie Extensión Nº 15, EEA Paraná, Entre Ríos, Argentina: 39-46. DOGGETT, H. (1967). “Bird resistance in Sorghum and the Quelea problem”. Field Crops Abstract, Vol. 10: 153-156. EVANS, L.T. (1987). “Short day induction of inflorescence initiation in some winter wheat varieties”. Aust. J. Plant Physiol. 14: 277-286. FAILDE, V.N. (1999). “Evaluación de la sustentabilidad de los sistemas productivos agrícolas del Noroeste Argentino. Propuesta para un desarrollo sustentable de la región”. Univ. Nac. de Lanús. INTA EEA Salta. Foro Latinoamericano de Ciencias Ambientales (FLACAM) – Cátedra UNESCO para el Desarrollo Sustentable: 61 p. FISCHER, R.A. (1985). “Number of kernels in wheat crops and the influence of solar radiation and temperature”. J. Agric. Sci. 105: 447-461.

FISCHER, K.S. y F.E. PALMER (1984). “Tropical maize”. In: P.R. Goldsworthy y N.M. Fisher (eds.). The physiology of tropical field crops. Wiley; p. 213-248. FOSTER, J.F. (1965). “Physical properties of amylose and amylopectin in solution”. In: Starch Chemistry and Technology: I. Fundamental aspects; R.L. Whistler y E.P. Paschall (eds.); Academic Press, N.Y., USA. GALINAT, W.C. (1995). “The origin of maize: grain of humanity”. Economy Botany 49: (1): 3-12. GALLARDO, M. (2002). “Composición química y valor nutricional de afrechillo de Trigo, grano de Trigo entero y grano de Maíz entero”. Revista Producir XXI, Nº 128; Bs. As, Argentina. GAMBOA, D., F.R. PEREZ y C.G. AREVALO (1990). “Maíz Dulce: evaluación de cultivares introducidos por la EEAOC”. Revista Avance Agroindustrial EEAOC 11 (42): 23-24; Tucumán, Argentina. GAMBOA, D., C.G. AREVALO y F.R. PEREZ (1990). “Resultados de ensayos comparativos de Sorgo Granífero en la Provincia de Tucumán”. Rev. Ind. y Agrícola de Tucumán, EEAOC, 67 (2): 99-116. GAMUNDI, J.C., A.M. MOLINARI y R.A. MASSARO (2003). “Insectos perjudiciales del Trigo en Siembra Directa”. Revista Marca Líquida, Año XIII, Nº 117: 21-24; Córdoba, Argentina. GHIDA DAZA, C. (2003). “¿ Ganancia o Sostenibilidad ?. Un análisis económico de estrategias agrícolas”. Ediciones INTA, EEA Marcos Juárez; Información para Extensión Nº 83: 12 p. GIL, R.C. (1995). “Rastrojos que protegen los suelos”. Revista Super Campo, Año I; Bs. As., Argentina: 136-140. GINZO, H.D. (1980). “Fisiología de la germinación”. In: Fisiología Vegetal; Sívori, E., E. Montaldi y O. Caso; Edit. Hemisferio Sur, Argentina; Cap. XIX: 613-628. GIORDA, L.M. (1997). “Sorgo: condiciones para un óptimo rendimiento”. Revista Super Campo, Año III, Nº 36: 72-74; Bs. As., Argentina. GOODING, M.J. y P. DAVIES (1977). “Wheat Production and Utilization. Systems, Quality and the Environment”. CAB International, Wallingford, England: 355 p. GOODMAN, M.M. (1988). “The history and evolution of maize”. CRC critical review in plant sciences; Vol. 7, issue 3: 197-220. GOULD, F. (1996). “Integración de plantas plaguicidas creadas por la ingeniería molecular, a la agricultura meso americana”. Zamorano, Honduras. Academic Press ISBM 1-885995-40-7: 7-39. GRANEROS, I.E. (2003). “Sorgos Graníferos: parte I”. Revista Agroindustrial del NOA 15 (143): 44-45; Tucumán, Argentina. GRANEROS, I.E. (2004). “Sorgos Graníferos: parte II”. Revista Agroindustrial del NOA 15 (144); Tucumán, Argentina.

GRANEROS, I. y H.A. SANCHEZ (2004). “Siembra de Trigo en Tucumán: algunas recomendaciones”. Revista Producción Agroindustrial del NOA 16 (147): 58-60. HALL, A.J., J.H. LEMCOFF y N. TRAPANI (1981). “Water stress before and during flowering in maize and its effects on yield, its components and their determinants”. Maydica 26: 19-38. HARRIS, H.B. y R.E. BURNS (1970). “Influence of tannin content on preharvest seed germination in Sorghum”. Agronomy Journal 62 (6). HARRIS, H.B. y R.E. BURNS (1973). “Relationship between tannin content of Sorghum grain and preharvest seed molding”. Agronomy Journal 65 (6). HARSHBERGER, J.W. (1893). “Maize, a botanical and economic study”. Contr. Bot. Lab. Univ. Pa. 1: 75-202. HARSHBERGER, J.W. (1899). “Cruzamiento fecundo del teosinte y el maíz”. Bol. de la Soc. Agr. Mex. 23: 263-267. HERDT, R.W. (1995). “The potential role of biotechnology in solving food production and environmental problems in developing countries”. In: A. Jou y R. Freed (eds.); Agriculture and Environment: bridging food production and environmental protection in developing countries, Chapter 3. ASA Special Publication Nº 60; Madison, Wisconsin, USA. HERNANDEZ, C., D. GAMBOA, A. DURAN y S. ZOSSI (2000). “Resultados de experiencias con fertilizantes en Trigo”. Avance Agroindustrial EEAOC 21 (2): 41-44; Tucumán, Argentina. HERNANDEZ, C., M. MORANDINI, R. FIGUEROA, H. ROJAS QUINTEROS, M.C. FUNES y F. FIGUEROA (2002). “Fertilización en Trigo: campaña 2002”. Avance Agroindustrial EEAOC (Suplemento Trigo): 8-12; Tucumán, Argentina. HILTER, U.A. y D. BOULDER (1999). “Genetic engineering of crop plants for insect resistance. A critical review”. Crop Protection 18 (3): 177-191. HOLTHAUS, D.L., K.J. SMITH y C.R. RICHARSON (1996). “Effect of grain sorghum cultivar on starch availability, dry matter digestibility and starch solubility when steam flaked”. J. Anim. Science (Supl. 1): 269. HUBBARD, J.E., H.H. HALL y F.R. EARLE (1950). “Composition of the component parts of the sorghum kernel”. Cereal Chem. 27: 415-420. INGARAMO, J. (2001). “Producción y comercio mundial de granos forrajeros. Evolución y tendencias”. Revista Bolsa de Cereales, Año CXXIX, Nº 3025: 9-18; Bs. As., Argentina. INASE (2005). “Red Nacional de Ensayos Territoriales de Cultivares de Trigo”. Revista Campos del NOA, Año 2, Nº 9: 15-16; Tucumán, Argentina. INTA (1982). “Sorgo Granífero”. Publicación INTA – SEAG; Bs. As, Argentina: 25 p. INTA (2005). “Cronograma de Siembra para Trigo”. Ediciones INTA, Proyecto Granos; Centro Regional Tucumán – Sgo. del Estero, EEA INTA Famaillá: 6 p.

INTA PROPEFO (1999). “La evolución del forraje conservado”. Producir XXI, Año 8, Nº 93: 25-28; Bs. As, Argentina. JOHNSON, E.C., K.S. FISCHER, G.O. EDMEADES y F.E. PALMER (1986). “Recurrent selection for reduced plant height in lowland tropical maize”. Crop Science 26: 253-260. LIENDO, M.E. y G.O. MARTIN (h). (2004). “Maíz: fisiología y cultivo”. Ediciones del Rectorado, U.N.T.; Tucumán, Argentina: 366 p. MANGELSDORF, P.C. y R.G. REEVES (1939). “The origin of indian corn and its relatives”. Texas Agr. Exp. Stat. Bull.: 574 p. MANGELSDORF, P.C. y R.G. REEVES (1959). “The origin of corn”. Botanical Museum Leaflets, Harvard University, Vol. 18: Nº 7, 8, 9 y 10. MARINELLI, S. (2003). “Contratistas de cosecha aquí y en los EE.UU.”. Revista Forrajes y Granos 8 (85): 32-34; Bs. As., Argentina. MARTIN, G.O.(h) (1998). “Ensilando Agroindustrial del NOA 10 (100): 32-33.

granos

húmedos”.

Revista

Producción

MARTIN, G.O.(h) (2004). “ El maíz y el agua”. Revista Producción Agroindustrial del NOA 17 (151): 38-40. MARTIN, G.O.(h) (2005 a). “Reflexiones sobre el silaje de maíz”. Revista Producción Agroindustrial del NOA 17 (152): 29-30. MARTIN, G.O.(h) (2005 b). “Haciendo silaje de maíz”. Revista Producción Agroindustrial del NOA 17 (153): 47-49. MARTIN, G.O.(h) (2005 c). “Sorgo granífero: volver al futuro”. Revista Producción Agroindustrial del NOA 17 (154): 43-46. MARTIN, G.O.(h) y E. CHAGRA (1994). “¿ Conoce Ud. la toxicidad de su sorgo ?. Revista Producción Agroindustrial del NOA 6 (60): 24-25. MARTIN, G.O.(h) y M.G. NICOSIA (1998). “Producción de maíz: algunos aspectos relevantes (1º, 2º y 3º parte). Revistas Producción Agroindustrial del NOA 10 (101), 10 (102) y 11 (103). MARTIN, J.H. (1975): “Historia y clasificación de los sorgos (Sorghum bicolor (Linn.) Moench.). In: Producción y Usos del Sorgo. J.S. Wall y W.M. Ross (eds.); Ed. Hemisferio Sur; Bs. As., Argentina: 399 p. MARTINEZ PEEK, R. (2001). “Trigo: como manejar la cosecha y los rastrojos”. Revista Super Campo, Año VIII, Nº 86: 8-11; Bs. As., Argentina. MENGEL, D.B. y S.A. BARBER (1974). “Development and distribution of the corn root system under field conditions”. Agronomy Journal 83: 305-310. MENTABERRY, A. y S. GHIO (2002). “Avances biotecnológicos en maíz”. In: Guía Dekalb del Cultivo de Maíz; editada por Servicios y Marketing Agropecuario S.R.L.; Bs. As., Argentina: 36-41.

MIRALLES, D. (2004). “Trigo: fisiología de la generación del rendimiento”. Revista Campos del NOA 2 (6): 7-9. MIRALLES, D. y G.A. SLAFER (1999). “Wheat Development”. In: E. Satorre y G.A. Slafer (eds.), Wheat Ecology and Physiology of Yield Determination: 13-43; Food Product Prees; New York. MIRALLES, D., L.B. WINDAUER y N. GOMEZ (2003). “Factores que regulan el desarrollo de los cultivos”, Cap. 5: 60-71; In: Producción de Granos; Satorre et al., 2003; Edición FAUBA. MOCK, J.J. y R.B. PEARCE (1975). “An ideotype of maize”. Euphytica 24: 613-623. MONTIEL, M.D. y J.C. ELIZALDE (2004). “Factores que afectan la utilización ruminal del grano de sorgo en vacunos”. Rev. Arg. Prod. Anim. 24 (1-2): 1-20. NIETO, J.H., M.A. BRONDO y J.T. GONZALEZ (1968). “Critical periods of the crop growth cycle for competition from weeds”. PANS (C) 14: 159-166. OWENS, F.N., D.S. SECRIST, W.J. HILL y D.R. GILL (1997). “The effect of grain source and grain proccesing on perfomance of feedlot cattle: a review”. J. Anim. Science 75: 868-879. PALERMO, A. (2001). “Las diez tendencias que seguirá el agro”. Revista Bolsa de Cereales, Año CXXIX, Nº 3028: 16-19; Bs. As., Argentina. PARERA, C. (2003). “El cultivo del maíz dulce”. EEA INTA San Juan; Página Internet E-campo.com PASSLOW, T. (1965). “Bionomics of shorghum midge (Contarinia sorghicola) in Queensland, with particular reference to diapause”. Queensland Journal Agric. Animal Sci. 22: 150-167. PENGUE, W.A. (2000). “Cultivos transgénicos ¿ hacia donde vamos ?”. Editorial UNESCO: 190 p. PERETTI, M.A. (2003). “Maíz 2003 - 2004. Aspectos económicos del cultivo”. In: Maíz Actualización 2003; Ediciones INTA, EEA Marcos Juárez, Información para Extensión Nº 80: 31-34; Argentina. PEREZ, F.R. y C.G. AREVALO (1986). “El cultivo de Trigo en Tucumán: fechas de siembra, variedades y labores culturales”. Avance Agroindustrial EEAOC 6 (24): 15-17; Tucumán, Argentina. PEREZ, F.R. y C.G. AREVALO (1991). “El cultivo del maíz en Tucumán: fechas de siembra, cultivares y densidades poblacionales”. Revsita Avance Agroindustrial EEAOC 12 (46): 19-21; Tucumán, Argentina. PEREZ, F.R., D. GAMBOA, C.G. AREVALO y J. MANZUR (1989). “Comportamiento de nuevos cultivares de maíz en Tucumán”. Revista Industrial y Agrícola de Tucumán 66 (1): 97-112; Tucumán, Argentina.

PHILLIPS, W.A. (1992). “Ensilaje de maíz para la producción de carne vacuna”. Iº Congreso Mundial sobre Producción, Utilización y Conservación de Forrajes; Bs. As, Argentina: 211-229. RICCI, J.R., N. ZAMUDIO, E. ROJAS y O. VIZGARRA (1985). “Tuc Blanco Dulce: una nueva variedad de maíz para choclo”. Rev. Ind. y Agrícola de Tucumán 62 (1): 13-22; Tucumán, Argentina. RITCHIE, S.W. y J.J. HANWAY (1982). “How a corn plant develops”. Iowa State University of Science and Technology. Cooperative Extension Service Ames, Iowa. Special Report Nº 48. RITCHIE, J.T. y D.S. Ne SMITH (1991). “Temperature and crop development”. In: J. Hanks y J.T. Ritchie (eds.). Modeling plant and soil systems. ASA-CSSA-SSSA. Madison, Wisconsin, USA. Agronomy Monograph 31: 5-29. ROMANO, A. (2002). “El maíz en los planteos productivos del NOA”. In: Guía Dekalb del Cultivo de Maíz; editada por Servicios y Marketing Agropecuario S.R.L.; Bs. As., Argentina: 270-278. ROWE, J.B., M. CHOCT y D.W. PETHICK (1999). “Processing cereal grains for animal feeding”. Aust. J. Agric. Res. 50: 721-736. RUSSELL, W.A. (1986). “Contribution of breeding to maize improvement in the United States, 1920s -1980s”. Iowa State Journal Research 61: 5-34. SALERNO, J.C. (2000). “Maíz: adelantos que van al grano”. Revista Super Campo, Año VI, Nº 70; Bs. As., Argentina. SALERNO, J.C. (2001). “Maíz: cultivo de rotación”. Revista Super Campo, Año VII, Nº 83: 94-97; Bs. As., Argentina. SARLANGUE, T. (2002). “Análisis de ligamiento genético en maíz para los caracteres humedad de los granos a cosecha, quebrado de tallo, tipo de endosperma y rendimiento”. Tesis Fac de Agron. de la UNMP y Monsanto Argentina; Bs. As., Argentina. SATORRE, E., R. BENECH ARNOLD, G. SLAFER, E.B. de la FUENTE, D. MIRALLES, M.E OTEGUI y R. SAVIN (2003). “Producción de Granos: bases funcionales para su manejo”. Edición FAUBA, UBA; Bs. As., Argentina: 783 p. SCHMID, A., R. GOODRICH, M. JORDAN, G. MARTEN y J. MEISKE (1975): “Relationship among agronomic characteristics of corn and sorghum cultivars and silage quality”. Trans of the ASAE: 25 p. SCHROEDER, G.F., J.C. ELIZALDE y J.P. FAY (2000). “Caracterización del valor nutritivo de los silajes de maíz producidos en la Provincia de Bs. As.”. Rev. Arg. Prod. Anim. 20 (3-4): 161-177. SLAFER, G.A. y H.M. RAWSON (1994). “Sensitivity of wheat basic development to major environmental factors: a re-examination of some assumptions made by physiologists and modelers”. Aust. J. Plant Physiol. 21: 393-426.

SOLBRIG, O.T. (1999). “Observaciones sobre tecnología y desarrollo agrícola”. Actas del 7º Congreso Nacional de la Asociación Argentina de Siembra Directa; Mar del Plata, Argentina: 41-51. SORIA, F., C. FANDOS y J. SCANDALIARIS (2002). “Determinación por imágenes satelitales de la superficie cultivada en la campaña 2001/2002 con soja y maíz, en Tucumán y áreas de influencia”. Avance Agroindustrial EEAOC, Vol. 23 (3): 24-27; Tucumán, Argentina. TELLERIA, J.G. (1998). “Siembra de maíz en directa (CREA Región Centro)”. Cuadernillo de Maíz. AgroMercado XXIII; Bs. As, Argentina: 10-13. TORANZOS de PEREZ, R. (1998). “Utilización de los rastrojos de Maíz”. Boletín Pecuario, Año 1, Nº 2; Tucumán, Argentina. UEDAP (2005). “Unidades demostrativas de alta producción”. Establecimiento “Rosario SH”; La Cruz, Tucumán, Argentina. UHART, S.A., F.H. ANDRADE y M.I. FRUGONE (1996). “Producción potencial de maíz. Impacto de la sequía sobre el crecimiento y el rendimiento”. Material Didáctico Nº 12; EEA INTA Balcarce y Morgan Semillas; Bs. As., Argentina: 32 p. VALLEJO, H. y J.C. LIMONGELLI (1998). “Maíz dulce (Zea mays var. saccharata)”: p. 187-193. In: Manual de Horticultura; M. Vigliola (ed.), Ed. Hemisferio Sur; Bs. As, Argentina. VAN ESSO, M. (2000). “Trigo: momento óptimo de cosecha”. Revista Super Campo, Año VII, Nº 75: 6-8; Bs. As, Argentina. VAN ESSO, M. (2001). “Trigo: el cuidado del grano almacenado”. Revista Super Campo, Año VIII, Nº 86: 12-13; Bs. As, Argentina. VAN SOEST, P.J. (1994). “Nutritional Ecology of the Ruminant”. Comstock Publishing Associates. Cornell University Press. VENTURA, J. (2004). ”Oportunidades comerciales para el Trigo de calidad”. Revista Campos del NOA, Año 2, Nº 7; Tucumán, Argentina: 15-16. VERNET, E. (2003). “Cálculo de las pérdidas en la cosecha de maíz”. Manual de Consulta Agropecuario; Editorial Gráfica Guadalupe; Bs. As., Argentina: 304 p. VERNET, E. (2003). “Cálculo de la densidad de siembra para los cereales finos”. (Cap. Agricultura: p. 24-25). Manual de Consulta Agropecuario, Editorial Gráfica Guadalupe; Bs. As., Argentina: 304 p. VINCINI, A.M. y H.A. ALVAREZ CASTILLO (2000). “Plagas de los cultivos de girasol, maíz y soja (Cap. 11: 309-351)”. In: Bases para el manejo del maíz, el girasol y la soja; F.H. Andrade y V.O. Sadras (eds.); INTA Balcarce; Bs. As., Argentina: 443 p. WALDO, D.R. (1977). “Potential of chemical preservation and improvement of forages”. J. Dairy Sci. 60: 306-316. WALL, J.S. y W.M. ROSS (1975). “Producción y Usos del Sorgo”. Editorial Hemisferio Sur; Bs. As., Argentina: 399 p.

WEATHERWAX, P. (1955). “Early history of corn and theories to its origin”. (G.F. Sprague, Corn and Corn Improvement). Academic Press, New York, USA. WILLINK, E., M. COSTILLA y V.M. OSORES (1990). “Principales plagas del maíz: daños, pérdidas y recomendaciones para la siembra”. Avance Agroindustrial EEAOC 11 (42): 17-19; Tucumán, Argentina. YOUNG, W.R. (1975). “Insectos que atacan al Sorgo”. In: Producción y Usos del Sorgo. J.S. Wall y W.M. Ross (eds.); Ed. Hemisferio Sur; Bs. As., Argentina: 399 p. ZADOKS, J., T.T. CHANG y C.F. KONZAK (1974): “A decimal code for the growth stage of cereals”. Weed Res. 14: 415-421. ZUCCARDI, R. y G. FADDA (1985). “Bosquejo Agrológico de la Provincia de Tucumán”. Miscelánea Nº 86 de la FAZ-UNT, Tucumán, Argentina: 63 p.

ANEXO Estadísticas Productivas de Maíz (Año 2004)

TOTAL Bs. As. Córdoba Santa Fe La Pampa Sgo. Estero Salta Tucumán

Area Sembrada (en has) 3.100.000 762.000 923.000 370.000 432.000 96.000 38.000 28.000

Area Cosechada (en has) 2.325.000 610.000 810.000 280.000 83.000 90.000 36.000 18.000

Rendimiento (en kgs/ha)

Producción (en Tn)

6.500 7.000 7.600 6.800 4.550 4.200 4.425 4.800

15.000.000 4.270.000 6.100.000 1.900.000 380.000 350.000 140.000 80.000

Exportación Argentina de MAÍZ (en Tn)

Arabia Saudita Argelia Brasil Colombia Chile Egipto

Como Grano DE MAÍZ 988.000 España 325.000 Japón 110.000 Jordania 355.000 Perú 970.000 Túnez 1.260.000 Siria

1.000.000 436.000 300.000 800.000 354.000 334.000

Area Cosechada Mundial de MAÍZ (en millones de hectáreas) AFRICA 26.770.000 A. del N. y CENTRAL 39.800.00 AMERICA DEL SUR 18.186.000 TOTAL MUNDIAL

ASIA 42.520.000 EUROPA 13.775.000 OCEANIA 81.000 141.150.000

Rendimiento Mundial de MAÍZ (en kgs/ha) Egipto 7.710 Sudáfrica 2.900 Canadá 7.800 EE.UU. 8.900 Argentina 6.500 Brasil 3.660 PROMEDIO MUNDIAL

China Alemania Austria España Grecia Italia

4.800 7.200 8.100 9.100 8.800 8.700 4.500

Estadísticas Productivas de Trigo (Año 2004)

TOTAL Bs. As. Córdoba Santa Fe La Pampa Sgo. Estero Salta Tucumán

Area Sembrada (en has) 6.300.000 3.290.000 1.000.000 836.000 370.000 165.000 110.000 155.000

Area Cosechada (en has) 6.050.000 3.140.000 964.000 795.000 367.000 165.000 105.000 150.000

Rendimiento (en kgs/ha)

Producción (en Tn)

2.033 2.177 1.804 2.081 2.020 1.700 1.000 1.450

12.300.000 6.835.000 1.740.000 1.650.000 740.000 280.000 105.000 217.000

Exportación Argentina de TRIGO (en Tn) Como Grano de TRIGO Brasil 5.310.000 Perú 115.000 Uruguay 173.000 Chile 96.000 Líbano 30.000 Mozambique 33.300 Sudáfrica 23.000

Como Harina de TRIGO Brasil 183.000 Bolivia 146.000 Chile 12.500 Uruguay 3.400

Area Cosechada Mundial de TRIGO (en millones de hectáreas) AFRICA 8.230.000 A. del N. y CENTRAL 33.000.000 AMERICA DEL SUR 9.000.000 TOTAL MUNDIAL

ASIA 94.650.000 EUROPA 51.220.000 OCEANIA 12.500.000 210.000.000

Rendimiento Mundial de TRIGO (en kgs/ha) Holanda 9.100 Bélgica 8.300 Inglaterra 7.800 Dinamarca 7.800 Alemania 6.500 Francia 6.200 PROMEDIO MUNDIAL

Egipto México Chile China Brasil Argentina

6.150 4.788 4.360 3.900 2.170 2.100 2.680

Estadísticas Productivas de Sorgo Granífero (Año 2004)

TOTAL Bs. As. Córdoba Santa Fe La Pampa Sgo. Estero Tucumán

Area Sembrada (en has) 591.000 25.000 143.000 180.000 18.000 71.000 700

Area Cosechada (en has) 534.000 22.000 129.000 157.000 13.000 69.000 500

Rendimiento (en kgs/ha)

Producción (en Tn)

5.030 4.420 6.350 5.150 3.250 3.520 1.800

2.685.000 98.000 820.000 810.000 42.000 244.000 900

Exportación Argentina de SORGO (en Tn)

Chile Colombia España Japón

Como Grano DE SORGO 50.621 México 37.000 Noruega 42.000 Holanda 330.000

50.000 27.000 30.000

Area Cosechada Mundial de SORGO (en millones de hectáreas) AFRICA 24.330.000 A. del N. y CENTRAL 5.400.000 AMERICA DEL SUR 1.680.000 TOTAL MUNDIAL

ASIA 11.844.000 EUROPA 156.000 OCEANIA 504.000 43.900.000

Rendimiento Mundial de SORGO (en kgs/ha) Sudáfrica 3.000 Uganda 1.500 EE.UU. 3.300 México 3.450 Argentina 5.030 PROMEDIO MUNDIAL

Brasil China Francia Australia

2.400 3.480 4.000 2.100 1.350

Get in touch

Social

© Copyright 2013 - 2024 MYDOKUMENT.COM - All rights reserved.