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Recomendaciones para el empleo del biofertilizante BactoCROP‐TH en cultivo de lechuga (Lactuca sativa) a campo abierto La lechuga, Lactuca sativa, no tiene gran valor alimenticio, pero es una de las hortalizas de mayor consumo y popularidad. En general provee una pequeña cantidad de fibra, algunos carbohidratos, un poco de proteína y una mínima cantidad de grasa. Es una planta anual y autógama. Su raíz nunca penetra más de 25 centímetros en el suelo, es pivotante, corta y con ramificaciones. Su tallo es cilíndrico y ramificado. Las hojas están colocadas en roseta, desplegadas al principio, y algunos casos, como el de la lechuga romana, se mantienen así durante todo su desarrollo, pero en otras variedades forman un cogollo. El borde de los limbos de las hojas puede ser liso, ondulado o aserrado. La lechuga es exigente en cuanto al balance nutricional que se le debe suministrar. Esto es consecuencia de su gran precocidad, por lo que el ritmo de crecimiento y de extracción de sustancias nutritivas es mayor que el de otras especies; diariamente la lechuga extrae dos veces más sustancias nutritivas que la col y aproximadamente tres veces más que el tomate, por lo que es importante cultivarla en suelos ricos en materia orgánica. En Guanajuato la superficie sembrada con lechuga en el período de 1989 a 2010, ha variado de 1,000 a 5,000 hectáreas, con una producción de 15.4 a 18.6 ton/ha. Esta planta es actualmente uno de los cultivos hortícolas más importantes que se consumen en crudo a nivel mundial, por lo que ante la creciente preocupación de los consumidores por adquirir productos sanos e inocuos, la lechuga representa un buen potencial para ser manejado con un paquete tecnológico basado en microorganismos benéficos a fin de aumentar no solamente su productividad, sino también el valor agregado de sus cosechas mediante la obtención de productos de alta calidad y con un menor nivel de pesticidas.
CARACTERÍSTICAS DESCRIPTIVAS Nombre científico: Lactuca sativa L. Nombres comunes: Lechuga. Familia: Compositae. Origen: Medio Oriente (Purseglove, 1987). Distribución: 60° LN a 55° LS (Benacchio, 1982). Adaptación: Regiones templadas y subtropicales como cultivo de invierno (Aragón, 1995). Ciclo de madurez: 40 a 60 días después del trasplante (Benacchio, 1982). Tipo fotosintético: C3. REQUERIMIENTOS CLIMÁTICOS Y EDÁFICOS Altitud: 800 a 2500 m (Benacchio, 1982). Fotoperíodo: Se considera una planta de día neutro a corto (FAO, 1994). Radiación (Luz): Requiere condiciones intermedias de insolación (Yuste, 1997). Temperatura: El principal factor ambiental en el cultivo de la lechuga es la temperatura. Para el desarrollo de cabezas firmes y sólidas se necesitan temperaturas nocturnas uniformemente frescas, de 7.2 a 10°C, combinadas con temperaturas en días soleados, uniformemente frescas, de 12.8 a 26.7°C (Aragón, 1995). Precipitación (agua): Requiere de 1000 a 1200 mm y se cultiva generalmente bajo riego, procurando siempre mantener la humedad del suelo por arriba del 50% de la capacidad de campo. Humedad relativa: Prefiere una atmósfera moderadamente húmeda y fría (Benacchio, 1982). Profundidad de suelo: Requiere suelos medianamente profundos (FAO, 1994), con una profundidad efectiva entre 45 y 65 cm. Textura: Desarrolla adecuadamente en suelos de textura media (FAO, 1994). Drenaje: Requiere suelos con buen drenaje (Yuste, 1997). pH: Su rango de pH está entre 5.8 y 6.8, con un óptimo de 6.0 (FAO, 1994). Salinidad/Sodicidad: Es una planta susceptible a la salinidad (Yuste, 1997).
MANEJO AGRONÓMICO Y SANITARIO 1. Semillero. La multiplicación de la lechuga suele hacerse con planta en cepellón obtenida en semillero. Se recomienda el uso de bandejas de poliestireno de 294 cavidades, sembrando en cada cavidad una semilla a 5 mm de profundidad. Una vez transcurridos 30‐40 días después de la siembra, la lechuga será plantada cuando tenga 5‐6 hojas verdaderas y una altura de 8 cm, desde el cuello del tallo hasta las puntas de las hojas. 2. Preparación del terreno. En primer lugar se procederá a la nivelación del terreno, especialmente en el caso de zonas encharcadizas, seguido del surcado y por último la acaballonadora, formará varios bancos, para marcar la ubicación de las plantas así como realizar pequeños surcos donde alojar la tubería porta goteros. La desinfección química del suelo no es recomendable, ya que se trata de un cultivo de ciclo corto y muy sensible a productos químicos, pero si se recomienda utilizar la solarización en verano. Se recomienda el acolchado durante los meses invernales empleando láminas de polietileno negro o transparente. 3. Plantación. La plantación se realiza en caballones o en banquetas a una altura de 25 cm. para que las plantas no estén en contacto con la humedad, además de evitar los ataques producidos por hongos. La plantación debe hacerse de forma que la parte superior del cepellón quede a nivel del suelo, para evitar podredumbres al nivel del cuello y la desecación de las raíces. La densidad de plantación depende de la variedad y va de 60,000 hasta 130,000. 4. Riego. Los mejores sistemas de irrigación que actualmente se están utilizando para el cultivo de la lechuga son el riego por goteo (cuando se cultiva en invernadero) y las cintas de exudación (cuando el cultivo se realiza al aire libre), como es el caso del sudeste de España. Existen otras maneras de regar la lechuga como el riego por gravedad y el riego por aspersión, pero cada vez están más en desuso, aunque el riego por surcos permite incrementar el nitrógeno en un 20%. Los riegos se darán de manera frecuente y con poca cantidad de agua, procurando que el suelo quede aparentemente seco en la parte superficial, para evitar podredumbres del cuello y de las plantas que quedan en contacto con el suelo. 5. Blanqueo. Las técnicas de blanqueo empleadas en lechugas de hoja alargada (tipo Romana), consisten en atar el conjunto de hojas con una goma. Actualmente la mayoría de las variedades cultivadas acogollan por sí solas. En el caso de lechugas para hojas sueltas, el blanqueo se realiza con campanas de poliestireno invertidas. Para evitar el espigado en cultivos de invierno‐primavera se suelen emplear mantas térmicas, con el fin de que la planta se desarrolle más rápidamente, no se endurezca y no acumule demasiadas horas frío que originen su floración. El blanqueo se realiza entre 5 y 7 días antes de la recolección. 6. Abonado. El 60‐65% de todos los nutrientes son absorbidos en el periodo de formación del cogollo y el abonado debe de suspender al menos una semana antes de la recolección. La lechuga es una planta exigente en abonado potásico,
debiendo cuidar los aportes de este elemento, especialmente en épocas de bajas temperaturas; al consumir más potasio va a absorber más magnesio, por lo que habrá que tenerlo en cuenta a la hora de equilibrar esta posible carencia. Sin embargo, hay que evitar los excesos de abonado, especialmente el nitrogenado, con objeto de prevenir posibles fitotoxicidades por exceso de sales y conseguir una buena calidad de hoja y una adecuada formación de los cogollos. También se trata de un cultivo bastante exigente en molibdeno durante las primeras fases de desarrollo, por lo que resulta conveniente la aplicación de este elemento vía foliar, tanto de forma preventiva como para la corrección de posibles carencias. 7. Recolección. La madurez está basada en la compactación de la cabeza. Una cabeza compacta requiere de una fuerza manual moderada para ser comprimida y es considerada apta para ser cosechada. Una cabeza muy suelta está inmadura y una muy firme o extremadamente dura es considerada sobremadura. Las cabezas inmaduras y maduras tienen mucho mejor sabor que las sobremaduras y también tienen menos problemas en postcosecha. 8. Plagas y enfermedades.
Trips (Frankliniella occidentalis). Se trata de una de las plagas que causa mayor daño al cultivo de la lechuga, pues es transmisora del virus del bronceado del tomate (TSWV). La importancia de estos daños directos (ocasionados por las picaduras y las hendiduras de puestas) depende del nivel poblacional del insecto (aumentando desde mediados de primavera hasta bien entrado el otoño). Normalmente el principal daño que ocasiona al cultivo no es el directo sino el indirecto transmitiendo el virus TSWV. La presencia de este virus en las plantas empieza por provocar grandes necrosis foliares, y rápidamente éstas acaban muriendo.
Minadores (Liriomyza trifolii y Liriomyza huidobrensis) Forman galerías en las hojas y si el ataque de la plaga es muy fuerte la planta queda debilitada.
Mosca blanca (Trialeurodes vaporariorum). Produce una melaza que deteriora las hojas, dando lugar a un debilitamiento general de la planta.
Pulgones (Myzus persicae, Macrosiphum solani y Narsonovia ribisnigri). Se trata de una plaga sistemática en el cultivo de la lechuga, siendo su incidencia variable según las condiciones climáticas. El ataque de los pulgones suele ocurrir cuando el cultivo está próximo a la recolección. Aunque si la planta es joven, y el ataque es considerable, puede arrasar el cultivo, además de provocar la entrada de algunas virosis que hacen inviable el cultivo. Los pulgones colonizan las plantas desde las hojas exteriores y avanzando hasta el interior, excepto la especie Narsonovia ribisnigri, cuya difusión es centrífuga, es decir, su colonización comienza en las hojas interiores, multiplicándose progresivamente y trasladándose después a las partes exteriores.
Antracnosis (Marssonina panattoniana). Los daños se inician con lesiones de tamaño de punta de alfiler y aumentan de tamaño hasta formar manchas
angulosas‐circulares, de color rojo oscuro, que llegan a tener un diámetro de hasta 4 cm. Para su control se recomienda la desinfección del suelo y de la semilla.
Botritis (Botrytis cinerea). Los síntomas comienzan en las hojas más viejas con unas manchas de aspecto húmedo que se tornan amarillas, y a continuación se cubren de moho gris que genera enorme cantidad de esporas. Si la humedad relativa aumenta las plantas quedan cubiertas por un micelio blanco; pero si el ambiente está seco se produce una putrefacción de color pardo o negro. Esta enfermedad se puede controlar a partir de medidas preventivas basadas en la disminución de la profundidad y densidad de plantación, además de reducir los excesos de humedad.
Mildiu velloso (Bremia lactucae). En el haz de las hojas aparecen unas manchas de un centímetro de diámetro, y en el envés aparece un micelio velloso; las manchas llegan a unirse unas con otras y se tornan de color pardo. Los ataques más importantes de esta plaga se suelen dar en otoño y primavera, que es cuando suelen presentarse periodos de humedad prolongada; además las conidias del hongo son transportadas por el viento dando lugar a nuevas infecciones.
Esclerotinia (Sclerotinia sclerotiorum). Se trata de una enfermedad principalmente de suelo, por tanto las tierras nuevas están exentas de este parásito o con infecciones muy leves. La infección se empieza a desarrollar sobre los tejidos cercanos al suelo, pues la zona del cuello de la planta es donde se inician y permanecen los ataques. Sobre la planta produce un marchitamiento lento en las hojas, iniciándose en las más viejas, y continúa hasta que toda la planta queda afectada. En el tallo aparece un micelio algodonoso que se extiende hacia arriba en el tallo principal.
Septoriosis (Septoria lactucae). Esta enfermedad produce manchas en las hojas inferiores.
Virus del Mosaico de la Lechuga (LMV). Es una de las principales virosis que afectan al cultivo de la lechuga, debido a los importantes daños causados. Se transmite por semilla y pulgones. Los síntomas producidos pueden empezar incluso en semillero, presentando moteados y mosaicos verdosos que se van acentuando al crecer las plantas, dando lugar a una clorosis generalizada.
Virus del Bronceado del Tomate (TSWV). Las infecciones causadas por este virus están caracterizadas por manchas foliares, inicialmente cloróticas, y posteriormente, necróticas e irregulares, a veces tan extensas que afectan a casi toda la planta que, en general, queda enana y se marchita en poco tiempo. En los campos de lechuga la incidencia de la virosis no supera el 20‐ 50%. Se transmite por el trips Frankliniella occidentalis, el cual se nutre de las hojas mediante un mecanismo de inyección de saliva en los tejidos vegetales seguida de vaciado por succión del contenido celular pre‐digerido. Las
relaciones del TSWV con el vector son de tipo persistente propagativo, pues la concentración del virus en el cuerpo del vector aumenta con la edad del insecto y la fecundidad disminuye en los insectos virulíferos. 9. Fisiopatías
Tip burn. se manifiesta como una quemadura de las puntas de las hojas más jóvenes y se origina fundamentalmente por la falta de calcio, en los órganos en los que aparece y además por un excesivo calor, salinidad, exceso de nitrógeno y defecto de potasio, desequilibrio de riegos y escasa humedad relativa. Las hojas con las puntas quemadas dan una apariencia desagradable y el margen de la hoja dañada es más débil y susceptible a pudriciones.
Espigado o subida de la flor. Diversos factores influyen en el desarrollo del espigado que incluyen características genéticas, endurecimiento de la planta en primeros periodos de cultivo, fotoperiodos largos, elevadas temperaturas, sequía en el suelo y exceso de nitrógeno. Esta fisiopatía afecta negativamente al acogollado de la lechuga.
Antocianinas en las hojas. En época de bajas temperaturas durante el ciclo del cultivo algunas variedades son muy sensibles al enrojecimiento de sus hojas, sobre todo la lechuga tipo ‘Trocadero’.
Escarchas en primavera. Pueden dar lugar a diversas alteraciones como descamaciones epidérmicas y desecaciones. Como medida preventiva se colocan campanas de poliestireno sobre las plantas.
Punteado pardo. Es una fisiopatía común debido a la exposición a bajas concentraciones de etileno que produce depresiones oscuras especialmente en la nervadura media de las hojas.
Mancha parda (Brown stain). Los síntomas de esta fisiopatía son grandes manchas deprimidas de color amarillo rojizo, principalmente en la nervadura media de las hojas. Estas pueden oscurecerse o agrandarse con el tiempo. La mancha parda en algunos casos se observa como un veteado pardo rojizo. La mancha parda es causada por la exposición a atmósferas de CO2 por arriba de 3%, especialmente en bajas temperaturas.
Costilla rosada (Pink rib). Es una fisiopatía en la cual la nervadura de la hoja adquiere una coloración rojiza. La sobremadurez de los cogollos y el almacenaje a altas temperaturas incrementan este desorden. Las exposiciones a etileno no incrementan esta fisiopatía y atmósferas con bajo oxígeno no lo controlan.
IMPORTANCIA ECONÓMICA La lechuga (Lactuca sativa L.) es uno de los cultivos hortícolas más importantes a nivel mundial. La producción mundial de lechuga en el 2002 fue de 18.75 millones de toneladas
y China fue el principal productor del mundo con 8 millones de toneladas. Estados Unidos de Norteamérica ocupó el segundo lugar con 4.35 millones de toneladas y México obtuvo el octavo lugar con 234, 452 toneladas. A nivel nacional los estados con mayor superficie sembrada en 2010, fueron Guanajuato, Puebla y Baja California, con 2,394, 1,342 y 1,234 hectáreas, respectivamente. En Guanajuato se reportó una producción de 36, 410 toneladas mientras que en Puebla se produjeron 28,424 toneladas y en Baja California se cosecharon 20,848 toneladas. Biofertilizantes También conocidos como bioinoculantes, inoculantes microbianos o inoculantes del suelo, son productos agrobiotecnológicos que contienen microorganismos vivos o latentes (bacterias u hongos, solos o combinados) y que son formulados bajo condiciones controladas de laboratorio para utilizarlos en los cultivos agrícolas para estimular su crecimiento y productividad mediante la optimización de su estatus nutricional y el control de patógenos. Biofertilizante compuesto por un consorcio de bacterias benéficas de los géneros Bacillus y Azospirillum que contribuye al aumento de la productividad de los cultivos a través de distintos mecanismos como la producción de hormonas que favorecen el desarrollo vegetal, la solubilización de nutrimentos inactivados del suelo, incremento del volumen de raíz y la protección contra enfermedades radiculares, foliares y del fruto causadas por hongos y microorganismos fitopatógenos tales como Xanthomonas, Clavibacter, Erwinia, Fusarium, Pythium, Rhizoctonia y Phytophthora, entre otros. Beneficios del uso de BactoCROP
Incrementa significativamente el desarrollo de las raíces
Aumenta el establecimiento de las plántulas y disminuye la pérdida de plantas
Acelera el desarrollo de plántulas, plantas adultas y frutos
Mejora la floración
Acorta los tiempos de cosecha
Alarga los tiempos de producción de las hortalizas
Promueve un crecimiento más uniforme de los cultivos
Incrementa la disponibilidad de nutrientes inactivados del suelo
Incrementa el rendimiento de los cultivos en hasta 25 a 30 % en el caso de hortalizas
Mejora la calidad de los frutos
Reduce el uso de pesticidas químicos
Ayuda a prevenir y controlar enfermedades bacterianas
BactoCROP® puede emplearse en cualquier etapa del cultivo en el tratamiento de semillas, tubérculos, rizomas, plántulas en charola, semilleros y almácigos, y puede ser aplicado mediante los sistemas de riego, mochilas de aspersión o en la base de las plantas en ‘drench’ y el follaje durante las etapas fenológicas críticas del cultivo, preferentemente desde su establecimiento. Con esto se fomenta la masa radicular y se mejora el aspecto, floración y la disponibilidad de los nutrientes del suelo, aumentando el rendimiento de los cultivos de un 25 a 30% y acelerando el desarrollo de plantas y frutos.
Programa de manejo biológico de lechuga con BactoCROP‐TH Producto
Aplicaciones anuales Al suelo
Foliar
3.0 Kg
1.5 kg
Primera aplicación durante el crecimiento de las plántulas en los almácigos 1. La siembra de la lechuga generalmente se realiza en semilleros, por lo que se recomienda que la primera aplicación se realice desde los almácigos ya que de esta manera se promueve el mayor enraizamiento de las plántulas y estas obtendrán una protección más temprana contra diversas enfermedades. 2. Pese de 10 a 15 g del producto por cada 500 g de turba (peat moss) o del sustrato utilizado para el crecimiento de las plántulas en invernadero (aprox. media bolsa de BactoCROP por cada bulto de 36 Kg de turba o sustrato para invernadero y colóquelo en una bandeja grande 3. Mezcle los ingredientes en un lugar fresco y a la sombra. El mezclado deberá ser hecho en seco y usando una pala o las manos procurando que el sustrato de invernadero y el biofertilizante sean combinados de manera uniforme. 4. Llene las charolas de invernadero con la mezcla obtenida, siembre las semillas y riegue. 5. Si no se desea mezclar en seco BactoCROP con el sustrato de invernadero, alternativamente se pueden mezclar 500 g del producto con 40 litros de agua y utilizar esta solución para asperjar con mochila de 65 a 75 charolas. Primera aplicación durante el trasplante de las plántulas a campo 1. En caso de no poder realizar la aplicación durante el crecimiento de las plántulas en los almácigos puede realizar la primera aplicación al trasplante de las plántulas al campo o invernadero
2. Mezcle 500 g del producto con 40 litros de agua y utilice esta solución para sumergir o asperjar con mochila de 65 a 75 charolas (aprox. 20,000 plántulas) 3. Transfiera las plántulas inoculadas a los surcos. 4. NO MEZCLE EL PRODUCTO EN UNA CANTIDAD DE AGUA MENOR A LA INDICADA. Aplicaciones posteriores 1. La segunda aplicación debe realizarse 20 días después de haber realizado la primera. 2. Calibre los equipos de aspersión o sistemas riego para dosificar el producto en el total del área a tratar. 3. Vierta el producto (1.5 Kg) en los tanques de irrigación, o si va a regar con mochila disuelva BactoCROP en un tambo conteniendo de 300 a 500 litros de agua o solución nutritiva y emplee esta mezcla para regar 1 ha del cultivo o 50,000 plantas. NO DISUELVA EL CONTENIDO TOTAL DE ESTA BOLSA EN UNA CANTIDAD DE AGUA MENOR A 100 LITROS. SI VA A DOSIFICAR EL PRODUCTO, MANTENGA SIEMPRE UNA PROPORCIÓN DE 100 g DE PRODUCTO POR CADA 30 A 40 LITROS DE AGUA. PARA EVITAR LA FORMACIÓN DE GRUMOS, AGREGUE POCO A POCO EL PRODUCTO, MEZCLANDO VIGOROSAMENTE CON UNA VARA O LAS BOMBAS DE LOS TANQUES DE ASPERSIÓN . 4. Los resultados son mejores si aplica 2/3 partes del producto (1 Kg) en “drench” o en el sistema de riego y asperja 1/3 parte del producto (0.5 Kg) en el follaje utilizando una mochila. 5. Una vez mezclado con agua, el producto debe ser utilizado dentro de las siguientes 24 hrs. 6. La tercera aplicación se realiza 20 días después de haber realizado la segunda aplicación siguiendo la misma metodología.
Análisis de rentabilidad para el cultivo de lechuga en Guanajuato comparando los rendimientos esperados utilizando el programa de manejo convencional de los productores y el paquete biotecnológico BactoCROP‐TH
Manejo tradicional sin biofertilizantes
Paquete tecnológico con BactoCROP‐TH ($1,300°°) 3 aplicaciones.
Valor de Rendimiento Rendimiento producción neto (ton/ha) (ton/ha) ($/ha)
Valor de producción bruto ($/ha)
Costo Paquete Tecnológico BactoCROP
Año
Precio medio rural ($/ton)
2010
$2,470.61
16.72
$41,308.60
20.9
$51,635.75
$3,900.00
$47,735.75
$6,427.15
2011
$2,471.24
16.6
$41,022.58
21.082
$52,098.68
$3,900.00
$48,198.68
$7,176.10
2012
$2,543.92
15.78
$40,143.06
19.8828
$50,580.25
$3,900.00
$46,680.25
$6,537.19
2013
$2,097.26
16.33
$34,248.26
20.2492
$42,467.84
$3,900.00
$38,567.84
$4,319.58
2014
$2,738.05
18.28
$50,051.55
22.85
$62,564.44
$3,900.00
$58,664.44
$8,612.89
Promedio
$2,464.22
16.742
$41,255.90
20.76008
$51,157.32
$3,900.00
$47,969.39
$6,713.49
Nota: Los resultados no incluyen los ahorros relacionados con la disminución de la aplicación de pesticidas químicos para el control de enfermedades, ni tampoco las ganancias obtenidas por el aumento en la calidad de las cosechas. Estos análisis tampoco incluyen los costos de producción ya que éstos varían de acuerdo al grado de tecnificación del cultivo.
CONCLUSIONES
Del cuadro anterior se puede concluir que es posible aumentar las ganancias netas
obtenidas por hectárea de lechuga en al menos $6,713.49°° mediante el paquete tecnológico de BactoCROP‐TH.
Valor de Aumento neto del producción neto valor de la ($/ha) producción
Bibliografía Aragón P. de L., L.H. 1995. Factibilidades agrícolas y forestales en la República Mexicana. Ed. Trillas. México. 177 p. Benacchio, S.S. 1982. Algunas exigencias agroecológicas en 58 especies de cultivo con potencial de producción en el Trópico Americano. FONAIAP‐Centro Nal. de Inv. Agropecuarias. Ministerio de Agricultura y Cría. Maracay, Venezuela. 202 p. FAO. 1994. ECOCROP 1. The adaptability level of the FAO crop environmental requirements database. Versión 1.0. AGLS. United Nations Food and Agriculture Organization (FAO). Rome, Italy Purseglove, J.W. 1987. Tropical crops: Dycotiledons. Longman Scientific and Technical. Singapore. 719 p. Ruiz, C.J.A., Medina, G.G., González, A.I.J., Flores, L.H.E., Ramírez, O.G., Ortiz, T.C., Byerly, M.K.F. y Martínez, P.R.A. 2013. Requerimientos agroecológicos de cultivos. Segunda Edición. Libro Técnico Núm. 3. INIFAP. Instituto Nacional de Investigaciones Forestales Agrícolas y Pecuarias‐CIRPAC‐Campo Experimental Centro Altos de Jalisco. Tepatitlán de Morelos, Jalisco, México. 564 p. Sistema de Información Agroalimentaria de Consulta (SIACON). 2014. SIAP, SAGARPA, México 2014. Yuste P., M.P. 1997. Horticultura. In: Biblioteca de la agricultura. Idea Books. Barcelona, España. pp. 531‐768.