Sermón en el día 2 de noviembre de 2014 Título: A TIEMPO Y A DESTIEMPO Biblia: San Mateo 22:1-46 Predicador: Pastor Dong Han David Lee Iglesia

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Sermón en el día 2 de noviembre de 2014 Título: A TIEMPO Y A DESTIEMPO Biblia: San Mateo 22:1-46 Predicador: Pastor Dong Han David Lee Iglesia Esperanza Presbiteriana Reformada Tte. 1ro. Leónidas Escobar 3913 c/ Av. Japón Asunción, Paraguay www.evangelio123.org [email protected] (595) 0972-815-179 / (595) 0981-815-179 ************** Respondiendo Jesús, les volvió a hablar en parábolas, diciendo: El reino de los cielos es semejante a un rey que hizo fiesta de bodas a su hijo; y envió a sus siervos a llamar a los convidados a las bodas; mas éstos no quisieron venir. Volvió a enviar otros siervos, diciendo: Decid a los convidados: He aquí, he preparado mi comida; mis toros y animales engordados han sido muertos, y todo está dispuesto; venid a las bodas. Más ellos, sin hacer caso, se fueron, uno a su labranza, y otro a sus negocios; y otros, tomando a los siervos, los afrentaron y los mataron. Al oírlo el rey, se enojó; y enviando sus ejércitos, destruyó a aquellos homicidas, y quemó su ciudad. Entonces dijo a sus siervos: Las bodas a la verdad están preparadas; más los que fueron convidados no eran dignos.

Id, pues, a las salidas de los caminos, y llamad a las bodas a cuantos halléis. Y saliendo los siervos por los caminos, juntaron a todos los que hallaron, juntamente malos y buenos; y las bodas fueron llenas de convidados. Y entró el rey para ver a los convidados, y vio allí a un hombre que no estaba vestido de boda. Y le dijo: Amigo, ¿cómo entraste aquí, sin estar vestido de boda? Más él enmudeció. Entonces el rey dijo a los que servían: Atadle de pies y manos, y echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes. Porque muchos son llamados, y pocos escogidos. Entonces se fueron los fariseos y consultaron cómo sorprenderle en alguna palabra. Y le enviaron los discípulos de ellos con los herodianos, diciendo: Maestro, sabemos que eres amante de la verdad, y que enseñas con verdad el camino de Dios, y que no te cuidas de nadie, porque no miras la apariencia de los hombres. Dinos, pues, qué te parece: ¿Es lícito dar tributo a César, o no? Pero Jesús, conociendo la malicia de ellos, les dijo: ¿Por qué me tentáis, hipócritas? Mostradme la moneda del tributo. Y ellos le presentaron un denario. Entonces les dijo: ¿De quién es esta imagen, y la inscripción? Le dijeron: De César. Y les dijo: Dad, pues, a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios. Oyendo esto, se maravillaron, y dejándole, se fueron.

Aquel día vinieron a él los saduceos, que dicen que no hay resurrección, y le preguntaron, diciendo: Maestro, Moisés dijo: Si alguno muriere sin hijos, su hermano se casará con su mujer, y levantará descendencia a su hermano. Hubo, pues, entre nosotros siete hermanos; el primero se casó, y murió; y no teniendo descendencia, dejó su mujer a su hermano. De la misma manera también el segundo, y el tercero, hasta el séptimo. Y después de todos murió también la mujer. En la resurrección, pues, ¿de cuál de los siete será ella mujer, ya que todos la tuvieron? Entonces respondiendo Jesús, les dijo: Erráis, ignorando las Escrituras y el poder de Dios. Porque en la resurrección ni se casarán ni se darán en casamiento, sino serán como los ángeles de Dios en el cielo. Pero respecto a la resurrección de los muertos, ¿no habéis leído lo que os fue dicho por Dios, cuando dijo: Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob? Dios no es Dios de muertos, sino de vivos. Oyendo esto la gente, se admiraba de su doctrina. Entonces los fariseos, oyendo que había hecho callar a los saduceos, se juntaron a una. Y uno de ellos, intérprete de la ley, preguntó por tentarle, diciendo: Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley? Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es

semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas. Y estando juntos los fariseos, Jesús les preguntó, diciendo: ¿qué pensáis del Cristo? ¿De quién es hijo? Le dijeron: De David. Él les dijo: ¿Pues cómo David en el Espíritu le llama Señor, diciendo: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies? Pues si David le llama Señor, ¿cómo es su hijo? Y nadie le podía responder palabra; ni osó alguno desde aquel día preguntarle más. INTRODUCCIÓN Esto va a suceder dentro de pocos años. Una de las chicas aquí se va a casar. Tiene novio, están felices, y están preparándose para casar. Seguro que desearán que todos sus invitados estén presentes, ¿no es cierto? ¿Y qué tienen que hacer para que eso sea posible? Pues tienen que avisar con tiempo. En algunos casos, dos o tres meses antes. Para que nadie se tome compromisos, que nadie falte, porque cree que va a ser uno de sus días más felices y la quiere pasar bien. Y muchos sueñan con ese día. Sí, ¡avisar a tiempo! Justamente por eso, se les avisa con tiempo, para que los convidados también se preparen, que tengan tiempo y la molestia de comprarse un lindo

regalo; que compartan ese momento para sentirse más amada, y así como es feliz. Si uno se prepara “a tiempo” para su matrimonio; ¿por qué les parece que muchos no acudieron a las bodas del hijo del rey? Seguro como ustedes planificarían su boda, todos fueron llamados “a tiempo”, pero a nadie les interesó la boda del hijo, sino eran un llamado más como cualquier otro y estaban tan atareados; y “a destiempo” supieron que el rey se había enfurecido, y cuando fueron destruidos… ya fue tarde. Sí, algunos dirán: es el problema del rey; porque si enviara una invitación como haría cualquiera de las señoritas o señoritos aquí con tiempo, seguro que nunca estaríamos a destiempo. El problema es ¿cuándo se realiza la boda? Siempre se invita y no se sabe una fecha específica…, siempre llama cuando estoy más atareado…, siempre coincide con mis actividades que sí son importantísimas… ¡Ah si Dios hablara claro, si pusiera un día específico, la hora, el lugar… siempre estaríamos dispuestos!

Además, hace cuánto tiempo que vengo escuchando esto de las bodas de Jesús, y nunca vienen. Nunca sucede. UNA CUESTIÓN NO MENOS IMPORTANTE Si bien, existen muchas personas e iglesias que están muy pendientes para el día de la boda del hijo, y muchos piensan que eso es estar a tiempo. Por eso, siempre están pendientes de los tiempos de los Apocalipsis, tratan siempre de leer las señales del mundo para saber “cuando viene Jesús”. Pero lo extraño es que los nuevos invitados sí vinieron a las fiestas, y todos (salvo uno) vinieron vestidos para la boda. Significa que sí estuvieron “a tiempo”. También entre los postreros, el rey quien entró para ver a los convidado y encontró a uno que no estaba vestido para las bodas. ¿Por qué esto quiere suceder? ¿Por qué los convidados no pueden estar “siempre a tiempo”? ¿Qué creen ustedes de sí mismos? ¿Están vestidos para las bodas? ¿Están seguros que están vistiéndose a tiempo para las bodas? ¿Están seguros que acudirán a tiempo y estarán vestidos para la boda?

¿Por qué les parece que de aquellos primeros que fueron convidados para la boda ninguno fue? ¿Por qué les parece que entre los nuevos que fueron llamados, apareció uno que no estaba vestido para la boda y fue echado? ¿No les parece que algo tienen en común entre aquellos que no acudieron y aquellos que sí lo hicieron y se vistieron? CUESTIÓN DEL TRIBUTO A CÉSAR Y A DIOS Creo que no muchos tienen respuestas a estas cuestiones de cómo sí estar siempre “a tiempo” para las bodas del hijo. Por eso, Dios ha escrito la biblia de tal modo a que los que tienen oídos para oír, oigan; y los que tienen ojos para ver, vean. Si bien, parece casual y un evento totalmente separado, la respuesta para cómo estar “a tiempo”, está en los dos cuestionamientos que realizan los hombres que vinieron a Jesús. El primero y más grande motivo por el cual los creyentes de hoy se quedan atrasados y caen al “destiempo” de Dios, son justamente los “CUESTIONAMIENTOS” respecto a la autoridad de Jesucristo. Si bien es cierto que todos los hombres, que somos carnales y terrenales, amantes del mundo como éramos, o son, y serán en muchos casos… tienen que

solucionar el problema de “la autoridad y soberanía de Jehová Dios del cielo y de la tierra”. Y esto está dentro del cuestionamiento que hacen los fariseos, y es la primera y la más grande causa por qué los creyentes de hoy están a destiempo para las bodas del Hijo, y tampoco se hallan vestidos que veremos en el segundo ejemplo. Están a destiempo respecto a las obras y a los tiempos de Dios, porque siempre tienen estos cuestionamientos respecto al “CÉSAR”. Si bien, César, en ese tiempo se refería directamente hacia el emperador del Imperio Romanos que dominaba la tierra de los judíos en aquella época; hoy también se tiene un “CESAR” en cada punto, en cada asunto, en cada situación, en cada relación; y en donde se realiza este planteamiento: “¿Es lícito dar tributo a César, o no?” Y Jesús da una respuesta mucho más intrigante: “Dad, pues, a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios”. ¿Quién podría imaginarse de que ésta respuesta es la clave para que todos los creyentes estemos a tiempo para las bodas del Hijo? Y aquellos quienes no saben diferenciar entre César y Dios, aquel quien no sabe dar las prioridades requeridas en los

diferentes momentos y en su preciso momento, no podrá dar el tributo necesario a Dios. Entonces, la pregunta que tal vez les abra el entendimiento es: ¿QUIÉN ES ESTE CÉSAR? Si en este momento era para cuestionar la autoridad de Jesús, y encontrar alguna falla en las respuestas de Jesús; hoy los creyentes no están sabiendo responder correctamente ante estos planteamientos. Les explicaré: Supongamos que tú tienes un compromiso del estudio bíblico un sábado a las 19 hs en la iglesia. Mas cuando tú recibes una invitación a un cumpleaños del amigo de tu hijo para el mismo día sábado a las 19 hs… ¿qué escoges? ¿Ven? Es una cuestión de elegir entre César, que es tu hijo, o el amigo de tu hijo, es la amistad… o es elegir a Dios. Si bien en ese momento es simplemente un amigo de tu hijo, o incluso es el cumpleaños de tu hijo; pero desde el momento en que tú dejas a Dios, y eliges al amigo de tu hijo y su cumpleaños, se convierte en “César”; un “rey del mundo y del momento”. Que en un momento aparezca un “César” que sea más importante, más relevante, que ocupe el lugar de Dios, o que Dios quede relegado para un “tiempo posterior”, hace que tú estés “a tiempo o a destiempo”, que estés vestido o no vestido para las bodas.

Y este César, puede ser tu mujer, pueden ser tus padres, pueden ser tus hijos, pueden ser los acontecimientos, tu deporte favorito, puede ser tu tiempo de descanso, puede ser tu carne. Siempre uno tiende a pensar: “este César es único, no me lo puedo perder”, en cambio Dios siempre está ahí… El problema del tributo a César o Dios, siempre comienza con una vez, se sigue con dos veces; es una ocasión, es siempre una urgencia, es un pedido o clamor de una persona que es difícil de negarle esa petición… Y un siempre quiere o tiende a pensar que Dios “entenderá”, Dios porque es amor y siempre misericordia… “comprenderá” tu situación, e igualmente siempre “te bendecirá”. Lo que dice Jesús es: ¿Tienes que dar tributo a César? ¡Pues dálo! ¿Tienes un tributo que tienes que dar al Padre Celestial? ¡Házlo! Ahora, cuando se chocan o coinciden los tributos y tienes que decidir entre: ¿César o Dios? ¡Es entonces cuando se medirá si estás a tiempo o a destiempo! ¡Si amas más a Dios o a César! ¿A quién das tributo?

CUESTIÓN DEL YO SOY EL DIOS DE ABRAHAM La otra cuestión para estar a tiempo, e igualmente “vestido” para la boda tiene que ver con la “regeneración” del creyente. Hoy mucha gente piensa que se está en la vida nueva en Cristo porque tiene fe en el Señor. Y con la sola mención de la fe en Jesús, se siente capaz, se siente haber alcanzado todas las alturas y no le falta nada. Mas en realidad no está haciendo muchas cosas y en las pocas que hace… no alcanza en la justicia de Dios que es por fe. Porque esta justicia solamente se logra cuando uno vive dentro del Pacto de Abraham, y se esfuerza para que sus hijos estén y ellos revaliden su pacto con Jehová Dios como en Isaac y luego en Jacob. Por eso, cuando Jesús dice: “Porque en la resurrección ni se casarán ni se darán en casamiento, sino serán como los ángeles de Dios en el cielo. Pero respecto a la resurrección de los muertos, ¿no habéis leído lo que os fue dicho por Dios, cuando dijo: Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob? Dios no es Dios de muertos, sino de vivos.” Pero igualmente hoy, muchos evangélicos creen poder evitar vivir en el Pacto de Abraham, de Isaac y de Jacob porque ya tienen la fe en Jesucristo. ¿Mas no está diciendo Jesús que el pacto de Abraham

no está muerto? ¿No dice la biblia que Abraham es el padre de los creyentes? Entonces, ¿por qué se quiere “anular” toda la justificación que debe realizar el creyente siendo “discípulo” (para morir respecto al Egipto en donde vivía en el mundo para salir y encaminarse en su pacto como lo hizo Abraham) y así justificarse en la muerte como Cristo Jesús? ¿Acaso no están los evangélicos de hoy negando la resurrección como los saduceos al negar o declarar como innecesario porque hoy tienen la fe en Jesús? Mas Dios solamente ha dispuesto un camino para que el hombre pueda vestirse para las bodas del Hijo, cuando el hombre se muere respecto al mundo, y da tributo a Dios vistiéndose de Cristo Jesús, en el pacto de Abraham, de Isaac y de Jacob. Esto también es una causa de estar a destiempo; porque no está obrando en Cristo y está perdiendo un precioso tiempo, y simplemente se confía que con su fe ya está vestido. Seguramente que muchos se verán sorprendidos por la cantidad de personas quienes no están vestidos para la boda.

DE ESTOS DOS DEPENTE LA LEY Y LOS PROFETAS Hoy se quieren formar alianzas entre diferentes grupos de creyentes, porque algunos coinciden en ciertas doctrinas y se enfrentan unos a otros en discusiones interminables. Así como Jesús respondió e hizo callar a los saduceos, muchos fariseos se “identificaron” con el Señor porque los hizo callar a sus contrarios o que difieren en la doctrina. Que se sientan más “cercanos” doctrinalmente, o que alguna persona se haya opuesto contra un grupo teniendo una misma posición a la que tengo, no significa que uno esté bien y conforme a la justicia de Dios en todo. Hoy muchos se quieren “consolar” porque están más cercanos a Dios porque tienen “más puntos coincidentes” en la doctrina que otros; mas no se esfuerzan en estar en “toda” la Escritura. Por eso, al intérprete de la ley quien se quería alabarse a sí mismo como mostrándose sabio y entendido en las Escrituras, Jesús le dijo: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas.”

Esto significa, que en todos los casos, tienes que dar unas respuestas claras de a quién y cuándo, cómo y para qué tributas correctamente a César las cosas del César, y a Dios las cosas de Dios. Y cuando éstas coinciden y tienes que tomar una decisión, por supuesto que deberás tomar tu cruz y seguir a Cristo Jesús. Y esto, no debe suceder una vez, ni dos veces; sino debe ser una vida de decisiones, de buenas decisiones, de tributos ofrecidos correctamente. Aprender a dar tu tributo a Dios a tiempo, con la intensidad y fuerza requerida, con la convicción porque amas a Dios. Y esto, no en algunos aspectos, sino en toda la ley. Inclusive hoy existen algunas denominaciones y corrientes de fe o de pensamientos en las iglesias evangélicas donde antes de tributar a Dios toda su persona, enseñan para que tribute fielmente a su iglesia, a los hombres y dejan de lado las Escrituras, la ley y los profetas. Muchos como los fariseos, como los saduceos; pero hoy se llaman presbiterianos, se llaman con el nombre que sea, anteponen la lealtad a la denominación antes que a las Escrituras; y no hacen caso que Jesús dice: “de estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas”. Todas estas cosas hacen que los hombres estén a tiempo y a destiempo, encierran sus mentes, dejan de pensar, se dejan guiar por sus grupos, y confían

ciegamente en esas guías y enseñanzas de hombres que anteceden a las Escrituras. ¿No están exigiendo un tributo al César que es su denominación? ¿No es un tributo a su corriente evangelística? Y este César es tan fuere que inclusive deja al propio Jesús que dicen “predicar” a los hombres y naciones del mundo. CONCLUSIÓN Si uno no está siempre despierto y cuidando de su vida, a quien da su tributo cada instante de su vida; verá que existen muchos Césares, existen muchos quienes se quieren erigir o establecer Césares en tu vida. Incluso, cada urgencia, cada accidente puede surgir como un César; por eso, verán que dentro del Padre Nuestro, en la oración que Jesús nos enseña justamente está la porción: “Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén.” En la biblia, respecto a todo esto, solamente nos enseña una solución: “Velad en oración”. Sin este esfuerzo continuo y silencioso de tributo a Dios el Padre, es imposible que uno esté a tiempo, sepa los tiempos de Dios a tiempo, pueda estar en las obras de Dios a tiempo y dar el correspondiente tributo al Padre Celestial.

Hay veces que son tan sutiles las diferencias, porque no se nota que uno esté dando tributo a algún César en particular; pero al no dar el tributo a Dios, o que una acción al final no termina en un enaltecimiento y firmeza o convicción de tu tributo a Cristo Jesús, no es beneficioso ni útil. Por eso, solamente con un ejercicio continuo y sostenido, se puede saber las buenas decisiones; y tu fidelidad en tus tributos siempre son aceptadas por Dios ni nadie puede quitar tu recompensa. También para que sean tributos a Dios, tienen que tomarse las correctas decisiones en el tiempo correcto, a tiempo. Que Dios les bendiga.

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