Siglo XX. Bloque V. LA DICTADURA FRANQUISTA Y LA ESPAÑA ACTUAL

1 Siglo XX. Bloque V. LA DICTADURA FRANQUISTA Y LA ESPAÑA ACTUAL. TEMA Nº 5. LA CREACIÓN DEL ESTADO FRANQUISTA: IDEOLÓGICOS Y APOYOS SOCIALES (1939-19

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LA DICTADURA FRANQUISTA
170 ISSN on-line: 1982-9949 Doi: 10.17058/rea.v23i2.6464 LA DICTADURA FRANQUISTA Manel Risques Corbella1 Resumen El franquismo fue una larga dicta

LA POLÍTICA EXTERIOR DE LA DICTADURA FRANQUISTA. RELACIONES CON EUROPA
LA POLÍTICA EXTERIOR DE LA DICTADURA FRANQUISTA. RELACIONES CON EUROPA. Es una observación obvia que España, durante largos años del presente siglo, n

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1 Siglo XX. Bloque V. LA DICTADURA FRANQUISTA Y LA ESPAÑA ACTUAL. TEMA Nº 5. LA CREACIÓN DEL ESTADO FRANQUISTA: IDEOLÓGICOS Y APOYOS SOCIALES (1939-1975).

FUNDAMENTOS

ESQUEMA .1) INTRODUCCIÓN. 2) LA CREACIÓN DEL ESTADO FRANQUISTA. 2.1. La implantación de la dictadura. 2.2. Fundamentos ideológicos y sociales del Estado franquista. 2.3. Consolidación legal de la Dictadura. 2.3. La represión franquista. 3) LA EVOLUCIÓN DEL RÉGIMEN 3.1. El primer franquismo: la etapa “azul” (1939-1945) 3.2. El gobierno católico, el aislamiento y la autarquía económica (1946-1957) 3.3. El Plan de Estabilización y el desarrollismo económico de los años sesenta 3.4. La evolución política y el ocaso de la Dictadura (1959-1975) 4) EL FINAL DE LA DICTADURA. 1) INTRODUCCIÓN.Al término de la Guerra Civil, el general Franco instauró una dictadura personalista y autoritaria, caracterizada por la represión de cualquier enemigo del régimen. El “nuevo Estado” era antiliberal, antimarxista, fuertemente católico, presentaba similitudes con los fascismos (emblemas, saludos….), suprimió las libertades democráticas y se inspiró en el tradicionalismo de la “época imperial” de los Reyes Católicos y los Austrias. Respecto a las relaciones con el exterior, tras unos años iniciales de aislamiento internacional y gran carestía, España será aceptada internacionalmente gracias al apoyo de los Estados Unidos y al contexto internacional de “guerra fría”. Ello permitió a partir de los años cincuenta una relativa estabilidad interna y una importante recuperación económica durante la década de 1960. Sin embargo, desde esta década y especialmente desde comienzos de la siguiente, comenzó una creciente oposición a la dictadura en demanda de democracia y libertades, que sólo acabarían lográndose tras la muerte de Franco (1975). 2) LA CREACIÓN DEL ESTADO FRANQUISTA Y EL NACIONALCATOLICISMO.2.1. La implantación de la dictadura.Terminada la Guerra Civil, el nuevo Estado se configuró como una dictadura, bajo la autoridad del gemeral Franco (Ver doc. nº 4 del libro de texto, pág. 312). A pesar de la variedad del mundo conservador que había apoyado su alzamiento militar, Franco ejerció un liderazgo unificador, de modo que militares, falangistas, conservadores y congregaciones religiosas quedaron unidos bajo su autoridad indiscutida. La primera base jurídica de esta dictadura fue el Decreto de 1 de octubre de 1936 por el que Franco fue designado jefe de gobierno del Estado español y “Generalísimo” de los ejércitos. A ello se añadió la Ley de Administración Central del Estado de 1938, que reafirmó la

2 autoridad dictatorial del Caudillo, y la Ley de agosto de 1939, que le otorgaba potestad de promulgar decretos sin debate previo en el Consejo de Ministros. No fue en sentido estricto una dictadura de partido, al estilo de la alemana o la italiana, aunque creó una organización política parecida a éstas, el denominado “Movimiento Nacional” que consistió en la unificación (1937), de todas las fuerzas políticas conservadoras en “Falange Española Tradicionalista y de las JONS”. Tampoco fue estrictamente una dictadura militar, pues a pesar del papel preponderante del Ejército en el gobierno, este siempre estuvo supeditado a Franco con rígida fidelidad. 2.2. Fundamentos ideológicos y sociales del Estado franquista.El Estado franquista presentó características muy diferentes a la República: era antiliberal y antimarxista, y mostraba importantes similitudes con los regímenes fascistas (emblemas, canciones, uniformes, concentración del poder en el líder….). El antiliberalismo procedía de su carácter tradicionalista y católico, pues acusaba al liberalismo de impulsar una política anticatólica, laica, y de atacar a las tradiciones españolas de la época de los Reyes Católicos y de los Austrias. Tomó pues como referente histórico la “gloriosa época imperial”, recogiendo las tradiciones del nacionalismo español. La alta burguesía, las clases más acomodadas y las élites financieras y económicas, así como los sectores más conservadores, que habían sido amenazados durante la República, apoyaron prácticamente sin condiciones al nuevo régimen. Por otro lado, la dictadura franquista recibió el apoyo de la Iglesia católica, y en compensación el Estado se proclamó confesionalmente católico, configurando el denominado “nacional-catolicismo”. La Iglesia recibió a cambio una importante ayuda por parte del Estado y disfrutó de gran influencia en la vida del país, recuperando su hegemonía en el campo de la educación y la cultura. Igualmente, la dictadura contó con el apoyo del Ejército, que se convirtió en la columna vertebral del Estado franquista, especialmente en las primeras décadas, cuando los militares ocuparon diversos ministerios, se hicieron cargo del orden público y juzgaron en tribunales militares a los acusados de rebelión. Con estos elementos, se configuró una precaria ideología, el llamado nacionalcatolicismo, con planteamientos próximos al antiliberalismo y al radicalismo católico conservador, y que permaneció latente durante toda la dictadura. No se trataba de un discurso novedoso, sino que entroncaba con los viejos postulados antiparlamentarios y católicos, y heredero de la idea castellanizante de la historia de España. El nacional-catolicismo estuvo presente a través de los miembros de Acción Católica Nacional de Propaganda (ACNP), que se encargó de educar a las élites sociales, y tuvo como representantes destacados a Ibáñez Martín, ministro de Educación, y a Martín Artajo, de Exteriores. 2.3. Consolidación legal de la Dictadura.El poder personalista de Franco se afianzó mediante la promulgación de una serie de leyes entre 1938 y 1947, que articularon institucionalmente el régimen franquista y configuraron las llamadas “leyes fundamentales”: • Fuero del Trabajo (1938): por el que las relaciones laborales quedaron bajo la potestad del Estado y se negaba la lucha de clases. • Ley Constitutiva de las Cortes (1942): por ella las Cortes adquieren un mero carácter consultivo, sus miembros son denominados procuradores, y son nombrados por Franco o por los cauces establecidos por el régimen.

3 • Fuero de los Españoles (1945): conjunto de deberes y derechos de los ciudadanos pero bajo control de la Dictadura, a fin de suavizar la imagen del régimen, ya que los aliados habían vencido a las potencias fascistas y al régimen franquista le convenía distanciarse de ellas. • Ley de Referéndum Nacional (1945): por la que Franco podía someter a referéndum los proyectos de leyes aprobados por las Cortes. • Ley de Sucesión a la Jefatura del Estado (1947): España quedaba definida como un Reino, pero Franco quedaba como Jefe de Estado vitalicio y con capacidad para elegir a su sucesor. 2.4. La represión franquista.Terminada la Guerra Civil, entre 1939 y 1945 se produjo una fuerte represión contra los republicanos vencidos, por lo que cualquier sospechoso de animadversión al régimen podía ser detenido, ejecutado o sufrir penas de cárcel. Para llevar a cabo estas acciones, se promulgaron a partir de 1939 diversas leyes que dieron cobertura legal a la represión: la Ley de Responsabilidades Políticas (1939), por la que se perseguía a quienes habían colaborado con la República, o la Ley de Represión de la Masonería y el Comunismo (1940), fueron claros ejemplos y significaron que entre 1939 y 1945 se dictaran más de 20.000 penas de muerte y largas condenas de prisión. Miles de españoles se vieron obligados a exiliarse a otros países, como México o Francia. En Francia, al estallar la Segunda Guerra Mundial y ser ocupada por los alemanes, muchos exiliados fueron devueltos a España o enviados a campos de concentración nazis. Especialmente doloroso para la cultura española fue la salida para el exilio de intelectuales, científicos y profesionales, que huyendo de la guerra marcharon a otros países donde desarrollaron su labor.

3) EVOLUCIÓN DEL RÉGIMEN.La dictadura del general Franco se prolongó durante cuatro décadas, a lo largo de las cuales experimentó algunos cambios, si bien mantuvo siempre el carácter antiliberal y una concepción personalista del poder. 3.1. El primer franquismo: la etapa “azul” (1939-1945).La primera etapa se caracterizó por la adopción de un modelo fascista al estilo de Alemania o Italia, con predominio en el gobierno de los falangistas (de ahí el calificativo de “azul”), seguidos de militares, católicos, carlistas y miembros de la antigua CEDA. En estos años, el régimen utilizó un conjunto de ademanes y símbolos fascistas de modo teatral, si bien el partido único nunca llegó a dominar el Estado, caracterizado por el poder unipersonal del Caudillo. Fueron también los años en que la dictadura se consolidó institucionalmente, con diversas medidas y leyes ya indicadas: creación de las Cortes (1942), en las que los procuradores eran elegidos por los que se consideraban “órganos naturales” de la sociedad (familia, municipio, sindicato); Fuero de los Españoles (1945) que establecía diversas libertades para suavizar la imagen del régimen; o la Ley de Referéndum (1945) que trataba de dar una imagen de apertura con el recurso al sufragio universal y directo. Por otro lado, y dada la situación dramática en la que el país se encontraba al finalizar la Guerra Civil, para abordar la reconstrucción del mismo se creó la Dirección General de Regiones Devastadas (1940), así como el Auxilio Social para asistir a los sectores más necesitados.

4 En el exterior, el régimen se caracterizó por la neutralidad en la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). A pesar del acercamiento a la Alemania de Hitler, defendido por el ministro de exteriores Serrano Suñer, Franco nunca se decidió a intervenir plenamente en el conflicto, apoyando sin embargo a Alemania mediante el envío de la denominada “División Azul” a Rusia y dando facilidades en nuestro país a los servicios secretos germanos (Ver doc. nº 8 del libro de texto, pág. 313). 3.2. El gobierno católico, el aislamiento y la autarquía económica (1946-1957).Al ser derrotadas las potencias fascistas en la guerra mundial, la dictadura franquista fue relegando los elementos de carácter fascista, propios de Falange, y se incluyó en el gobierno a ministros católicos. Así mismo, en 1947, por la Ley de Sucesión se declaró a España como una monarquía, aunque Franco se reservó la Jefatura del Estado con carácter vitalicio y se opuso a don Juan de Borbón, heredero de Alfonso XIII, quien en el Manifiesto de Lausana (1945) había propuesto la monarquía como solución institucional para España. Igualmente, en 1958 se promulgó la Ley de Principios del Movimiento Nacional, que definía los fundamentos ideológicos del Estado franquista. Estos años se caracterizaron por cierto equilibrio entre el catolicismo político y los elementos falangistas, aunque discrepaban entre ellos, por lo que Franco dará entrada en el gobierno a los denominados ministros “tecnócratas”, muchos de ellos miembros del Opus Dei, agrupación católica de gran influencia en la sociedad y en los círculos del poder. En el exterior, al vencer los aliados en la Segunda Guerra Mundial, el régimen de Franco quedó inicialmente aislado, pues las potencias democráticas vencedoras exigieron cambios políticos. España quedó así marginada de los organismos internacionales, casi todos los embajadores se marcharon de Madrid, y el régimen solo pudo contar con la ayuda de Portugal, bajo la dictadura de Salazar, y de la Argentina de Perón. A este aislamiento político cabe añadir el aislamiento económico ya que España quedó al margen de la ayuda norteamericana concedida a Europa a través del Plan Marshall. No obstante, con la aparición de la guerra fría entre EE.UU. y la URSS, el anticomunismo de la dictadura franquista atrajo el apoyo estadounidense, y en 1953 se firmó con EE.UU. un acuerdo por el que se establecían en nuestro país diversas bases militares norteamericanas. Ello significó el fin del aislamiento internacional, a lo que contribuyó igualmente la firma con el Papado del Concordato el mismo año, lo cual hizo posible que en 1955 España pusiera fin al aislamiento con su entrada en las Naciones Unidas. En el ámbito de la economía, entre 1939 y 1952 se impuso una política de autarquía económica, motivada por el aislamiento internacional y por el deseo de controlar el Estado la economía. Sus resultados fueron negativos y como consecuencia se produjo un descenso de la producción agrícola y una grave escasez de artículos de primera necesidad. En la agricultura, a través del Servicio Nacional del Trigo (SNT) se requisaba el grano y se controlaba su producción y comercialización, lo que dio lugar al uso de cartillas de racionamiento y al florecimiento del mercado negro o estraperlo. En la industria, se crearon numerosas empresas públicas a través del Instituto Nacional de Industria (INI), que aunque no fueron un modelo de rentabilidad, ayudaron al despegue industrial de algunas regiones. En el campo de las finanzas se fortaleció el sistema bancario pero cerrando la participación de la banca extranjera, por lo que los bancos hubieron de financiar la política autárquica, dando origen a una fuerte inflación. Y en cuanto al comercio, se estableció un sistema de licencias de importación y exportación, lo que favoreció un entramado de favores e influencias y corrupción. Como consecuencia, hasta que en 1952 se inició la liberalización del mercado y se firmaron los acuerdos con los EEUU, la población española sufrió años de penuria y desabastecimiento de productos, especialmente agudo para las clases humildes.

5 En estos años se fue desarrollando una primera oposición al régimen franquista, tanto en el exterior, como en el interior: • Desde el exilio los partidos de izquierda y republicanos se organizaron frente a la Dictadura y constituyeron el Gobierno Republicano en el exilio, presidido por Martínez Barrio. Su objetivo era logar que, tras la derrota de Alemania e Italia, los aliados derrocasen el gobierno de Franco, cosa que no ocurrió, por lo que las instituciones republicanas en el exilio se quedaron cada vez más aisladas de la realidad española a medida que se consolidaba el régimen franquista. También se mantuvo en el exilio don Juan de Borbón, quien aglutinó a los grupos monárquicos desde su residencia en Estoril (Portugal), pero al que Franco no permitió ocupar el trono español, eligiendo el dictador como sucesor al príncipe Juan Carlos, al que hará traer a España a partir de 1948 para controlar su formación. • En el interior de España, el partido comunista alentó la formación de grupos de guerrilleros integrados por excombatientes republicanos (“maquis”), que intentaron una “invasión” a través de los Pirineos que fue reprimida por la dictadura, por lo que algunos grupos continuaron combatiendo en zonas montañosas hasta ser progresivamente eliminados. Por otro lado, terminada la Segunda Guerra Mundial, el partido comunista decidió infiltrarse en las instituciones franquistas, sobre todo en el mundo sindical, para promover la agitación y el levantamiento de las masas, lo que con el tiempo daría lugar al sindicato Comisiones Obreras. Con estas acciones se consiguió crear una mayor conflictividad laboral, al tiempo que aparecieron nuevas organizaciones como las Hermandades Obreras de Acción Católica (HOAC), en las que se implicaron sectores de la Iglesia opuestos al franquismo. 3.3. El Plan de Estabilización y el desarrollismo económico de los años sesenta.La ayuda norteamericana tras los acuerdos de 1953 significó un cambio en la línea económica del gobierno de Franco pues fue necesario pasar de la autarquía a una economía liberal, aun en contra de los principios de Falange, que se aferraban al sistema autárquico. El cambio en la política económica será dirigido por los llamados ministros “tecnócratas”, como Navarro Rubio o López Rodó, muchos de ellos miembros del Opus Dei. El apoyo de EEUU posibilitó un gran crecimiento económico, pero este provocó diversos desajustes, como el aumento de la inflación y el desequilibrio de la balanza de pagos. Por ello, en 1959 se puso en marcha el denominado Plan de Estabilización Económica, que consistió en: • Una política de saneamiento económico y de crecimiento industrial, para lo cual se frenó el crecimiento económico dejando caer a las empresas poco rentables, a las que se negó ayuda, y se relanzó la economía con las empresas más rentables y saneadas, que impulsarán el crecimiento económico. •

Controlar la inflación y el déficit comercial, y frenar los gastos y la demanda.



Fomentar las exportaciones e importaciones, así como las inversiones extranjeras.

El plan se mantuvo hasta 1962, tuvo un notable éxito pero a costa de sacrificios de la población pues provocó un crecimiento masivo del paro, que fue absorbido por la demanda de trabajadores que existía en Europa, dando origen a una importante salida de emigrantes hacia el exterior. La herramienta principal para fomentar el desarrollo económico consistió, a partir de 1964, en los planes de desarrollo impulsados por el ministro López Rodó. Los Planes tenían un carácter indicativo, y significaron la organización de la actividad económica por el Estado, que se convirtió así en el planificador de la economía, asumiendo la creación de empleo, impulsando obras públicas, concediendo créditos a las empresas y decidiendo qué sectores había que potenciar. Se sucedieron

6 desde entonces tres planes cuatrienales (1964-67; 1968-71; y 1972-75, aunque este último se vio interrumpido por la crisis del petróleo de 1973). Sus principales logros fueron los siguientes: • Creación de los polos de desarrollo, áreas industriales en torno a las principales ciudades, en los que se impulsó la industria pesada y la de bienes de equipo. (Ver doc. nº 20 del libro de texto, pág. 337). Como consecuencia, en estos polos se produjo un notable crecimiento urbano, resultado de la demanda de viviendas y del crecimiento del sector de la construcción. • Política de subvenciones, con créditos baratos y primas a la producción y a la exportación, que no obstante generó diversos casos de corrupción, como los de MATESA (1969, cobro de subvenciones a exportaciones falsas) y SOFICO (1974, captación de fondos sobre ventas de apartamentos no construidos). • Aumento del consumo interno, pues aunque los salarios no aumentaron demasiado, se generalizó el pluriempleo y aumentó el bienestar material de las familias. • Crecimiento de las exportaciones, gracias al Acuerdo Preferencial suscrito con la Comunidad Económica Europea. • Desarrollo de la industria, lo que permitió que España pasara de ser un país exportador de productos agrícolas y de materias primas, a exportar también manufacturas industriales (maquinaria, herramientas, barcos….). El crecimiento económico se vio facilitado por diversos factores como la bonanza económica europea, el auge del turismo, que convirtió a España en uno de los principales destinos y aportó abundantes divisas, la emigración española a países europeos, que también proporcionó gran cantidad de divisas, así como las inversiones de capital extranjero. En cuanto a las consecuencias del desarrollismo podemos destacar las siguientes: • Aumento demográfico, pues la población pasó de 30´3 millones de habitantes en 1960 a 33´9 millones en 1971, a causa de la elevada natalidad y al descenso de la mortalidad. (Ver doc. nº 5 del libro de texto, pág. 328). • Aumento de la población urbana, pues se acentuó la emigración del campo a la ciudad, con la consiguiente despoblación de las áreas rurales. A excepción de Madrid, el interior de la Península sufrió el despoblamiento en favor de las zonas costeras, principalmente Cataluña, País Vasco y Levante. • La sociedad española se modernizó, pues aumentó la renta per cápita, mejoró el nivel de vida y se incrementó el consumo (vivienda, automóvil, electrodomésticos…), al tiempo que la juventud accedía masivamente a la educación y participaba en la rebeldía y modas de la juventud europea. Igualmente, la mujer participó más activamente en el mundo cultural, en la Universidad, etc…y se fue incorporando poco a poco al mercado laboral. • Se generaron contrastes económicos entre unas regiones y otras, entre una España industrial y desarrollada (Madrid, País Vasco, Cataluña…), y otra agrícola y atrasada (áreas rurales del interior peninsular, de Extremadura, Andalucía…). • Se produjeron ciertas dificultades de las zonas receptoras de población, pues la llegada de inmigrantes y la falta de infraestructuras originó un crecimiento descontrolado en la periferia de las grandes ciudades, produciéndose fenómenos de marginación y chabolismo.

7 3.4. La evolución política y el ocaso de la Dictadura (1959-1975).El gobierno de Franco trató de dar en los años sesenta una imagen internacional menos dictatorial, por lo que inició un lento aperturismo. Ejemplo de ello fue la llamada Ley de Prensa de 1966, del ministro Fraga Iribarne, que sustituía la censura previa por la autocensura, lo cual no impidió que se siguiese suspendiendo publicaciones y cerrando periódicos, como el diario Madrid. Pero al mismo tiempo, para afianzar la dictadura y darle legitimidad se crearon diversos organismos y se promulgaron leyes: - Se constituyó el Tribunal de Orden Público (1963), encargado de reprimir cualquier oposición al régimen. - Ley de Principios del Movimiento Nacional (1958), que definía España como una monarquía tradicional, católica y social, y consideraba a Franco el depositario absoluto del poder. - Ley Orgánica del Estado (1967), que contemplaba la separación de la Presidencia del Gobierno y de la Jefatura del Estado, para dar una imagen más aperturista, si bien Franco mantuvo unidas ambas hasta 1973 en que fue designado jefe del Gobierno el almirante Carrero Blanco. En cualquier caso, la dictadura mantuvo férreamente unidas las distintas familias políticas que apoyaban al régimen, como muestra del poder personalista de Franco: el Ejército, con una importante presencia en el gobierno, la Falange, si bien con una influencia cada vez menor en los centros del poder; el tradicionalismo, representado por el carlismo, que mantuvo su presencia en algún ministerio; la Iglesia, que a través de “Acción Católica” estaba representada en diversos departamento ministeriales; y el Opus Dei, institución católica que aumentó su presencia en varios ministerios. Así mismo, en el verano de 1969 aseguró la sucesión en la Jefatura del Estado, al designar oficialmente como sucesor, en virtud de la Ley de Sucesión de 1947, al príncipe Juan Carlos de Borbón a título de Rey con la aprobación de las Cortes. Paralelamente, el gobierno español acabó cediendo las últimas colonias que mantenía en África. Así, al conceder Francia la independencia a su protectorado marroquí, en 1956 se aceptó la independencia de Marruecos poniendo fin al protectorado español, y años más tarde, en 1969, cedió al reino marroquí el territorio de Sidi Ifni, a lo que se sumó, tras un referéndum, la concesión de la independencia a Guinea Ecuatorial (1968). Por otro lado, en este tramo final del franquismo se fue incrementando la oposición a la dictadura desde diversos ámbitos: •

Desde el punto de vista político: en el interior del país destacó la labor clandestina del Partido Comunista en los ambientes obrero, estudiantil y vecinal así como la aparición de grupos de izquierda radical (Liga Comunista Revolucionaria, Partido del Trabajo). Igualmente, en el exterior, el gobierno republicano seguía manteniendo sus instituciones en el exilio, y los partidos políticos ilegalizados participaron en Munich, con asistencia de algunas personalidades liberales del interior, en el IV Congreso del Movimiento Europeo en 1962, donde se proclamó una declaración de condena de la dictadura de Franco, que calificó dicho acto como el “contubernio de Munich”.



Desde el punto de vista social, el sindicato Comisiones Obreras de inspiración comunista logró implantarse en los ambientes obreros e industriales de Madrid, el País Vasco y Cataluña, a pesar de ser ilegalizado en 1967. Así mismo, la universidad fue otro foco de protestas, con huelgas y movilizaciones callejeras, al igual que el movimiento vecinal, que a través de asociaciones demandaba mejoras en los barrios y en los servicios. En esta creciente oposición participó también la Iglesia Católica, pues tras el Concilio Vaticano II (1965), ciertos sectores de la Iglesia iniciaron un distanciamiento del régimen, como el cardenal de Madrid Enrique Tarancón, que en una declaración pidió perdón por el papel de la Iglesia durante la Guerra

8 Civil, y como el obispo de Bilbao, Antonio Añoveros, acusado de separatista por el régimen y arrestado en su domicilio con la consiguiente tensión con el Vaticano. A todo ello se sumó la oposición violenta, representada principalmente por el grupo vasco Euskadi ta Askatasuna (ETA), fundado en 1959, que emprendió desde 1968 acciones armadas. Ante ello, el gobierno franquista declaró el estado de excepción en el País Vasco y la celebración del proceso de Burgos contra militantes detenidos, lo que incrementó el apoyo social a la banda terrorista. 4) EL FINAL DE LA DICTADURA .Con objeto de dar continuidad al régimen, en 1973 fue nombrado presidente del gobierno el almirante Carrero Blanco, hombre duro del régimen, que fue asesinado en diciembre del mismo año en un atentado de ETA. Fue sustituido por Carlos Arias Navarro, que trató de combinar el continuismo de la dictadura con una muy tímida apertura autorizando las llamadas “asociaciones políticas” para aparentar cierto pluralismo político, aunque sin democratizar realmente el país. Aunque poco a poco el régimen de Franco se iba debilitando al compás de la decadencia física de su fundador, la dictadura aun dio muestras de firmeza a través de las actuaciones del Tribunal de Orden Público, y del Proceso 1001 contra miembros de Comisiones Obreras. Sin embargo, el régimen tenía que enfrentarse cada vez a más problemas, y a un incremento de la oposición. Desde la legalidad, elementos liberales, monárquicos y demócrata-cristianos, como Ruiz Giménez, lanzaban críticas contra el régimen por su falta de libertades. Igualmente, la Iglesia católica, dirigida por el cardenal Tarancón, consolidó su alejamiento del régimen abogando a favor de las libertades y dando cobertura en muchas parroquias a huelguistas y manifestantes. Desde el exterior, la oposición no era menor, pues Europa exigía la restauración de las libertades. Además, en Suresnes (Francia), el PSOE celebró un congreso (1974) en el cual abandonó su carácter marxista, y a los socialistas exiliados se impusieron los grupos del interior, resultando elegido secretario general Felipe González, quien encabezará la renovación del partido. Poco después en París se constituyó la Junta Democrática, liderada por el Partido Comunista, que dirigido por Santiago Carrillo evolucionó hacia el moderado “eurocomunismo”, y al año siguiente se formó la llamada Plataforma Democrática, integrada por el PSOE, PNV y otros partidos. (Ver doc. nº 14 del libro de texto, pág. 333). Ambas organizaciones opositoras acabarían uniéndose poco más tarde en la llamada Platajunta (1976) para aunar esfuerzos con objeto de acabar definitivamente con la dictadura. En el interior, un grupo de oficiales del Ejército fundo la Unión Militar Democrática (UMD), mientras que en la extrema izquierda surgieron grupos terroristas como el FRAP y el GRAPO, que se sumaron a la oposición violenta junto con ETA. Durante el último año de la vida de Franco se sucedieron diversos hechos que por un lado trataban de afianzar la dictadura pero por otro reflejaban su debilidad. En 1975 se promulgó la Ley Antiterrorista para combatir la creciente ola terrorista y el mismo año fueron fusilados cinco miembros de ETA, lo que originó una gran oleada de protestas a nivel internacional, así como en los ambientes universitarios y obreros. Además, estando Franco ya gravemente enfermo y la dictadura debilitada, este mismo año Marruecos organizó la llamada “Marcha Verde” sobre el Sahara español exigiendo su cesión, por lo que para evitar un aumento de la tensión, el gobierno español aceptó retirarse del territorio y cederlo a Marruecos y Mauritania (Ver doc. nº 17 del libro de texto, pág. 335). Poco después, tras una larga agonía, Franco moría el 20 de Noviembre de 1975, y dos días más tarde era coronado rey de España Juan Carlos I de Borbón. A partir de entonces, aunque inicialmente el monarca mantuvo en la Jefatura del Gobierno a Arias Navarro, se inició un complejo proceso de transición para restablecer las libertades democráticas y poner fin al régimen franquista.

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