Solidaridad organizacional y comunicación, relaciones estratégicas

Solidaridad organizacional y comunicación, relaciones estratégicas Organizational solidarity and communication, strategic relationships Por Jorge Lui

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Solidaridad organizacional y comunicación, relaciones estratégicas Organizational solidarity and communication, strategic relationships

Por Jorge Luis Peñaloza Ortega* [email protected]

Resumen Ante un mundo que sigue convulsionado y en donde las leyes del mercado y el consumismo parecieran imponerse, resurge ahora una corriente que para muchos había quedado atrás: la solidaridad, el fin y el motivo primario del valor de la organización social. En este ensayo haremos un repaso sobre las distintas ópticas como se concibe la solidaridad, y cómo puede llegar a constituirse en un instrumento fundamental para la supervivencia de cualquier organización. También nos detendremos a analizar el papel que cumplen los medios masivos de comunicación en este proceso.

Abstract In a world that is troubled and where market forces and consumerism seem to prevail, a trend that resurfaces now for many had stayed behind: solidarity, purpose and the primary motive of the value of social organization. In this paper we will do a review on the various optical as solidarity is conceived, and how you can get to become a key tool for the survival of any organization. We also stop to analyze the role of mass media in this process.

Palabras clave: Solidaridad organizacional, Globalización, Mundialización, Comunicación, Medios masivos. Key words: Organizational Solidarity, Globalization, Communication, Mass Media, Worl widespread.

*Comunicador Social-Periodista, con especialización en Comunicación para el Desarrollo en la Universidad Autónoma del Caribe. Aspirante a Maestrante en Ciencias de la Comunicación de la Universidad del Zulia, Maracaibo, Venezuela. Es docente catedrático en las universidades Autónoma del Caribe, Libre y Sergio Arboleda de Santa Marta.

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JORGE LUIS PEÑALOZA ORTEGA

I. INTRODUCCIÓN ¿Se acuerdan de Omaira, la niña símbolo de la tragedia de Armero; de las torres gemelas de Nueva York derribadas por el terrorismo, de las duras y largas caminatas del profesor Moncayo clamando por la liberación de su hijo secuestrado por la indolente guerrilla de las Farc, y Juanes y Shakira llamando la atención de los poderosos del mundo para aliviar la situación de millones de pobres, y ahora más recientemente el terremoto en Haití? Episodios de nuestra vida que nos llenan de tristeza y dolor, pero en medio de todo de un gran sentimiento de solidaridad. Todas estas corrientes de solidaridad vividas y pendientes, como la de tantas historias individuales de niños y de mayores necesitados, no hubieran sido posibles y no lo serán sin el recurso de fundaciones y organizaciones, y el apoyo de los medios de comunicación. En esta propuesta académica en la que hemos seleccionado el tema de la solidaridad organizacional y la comunicación, vamos a hacer un recorrido conceptual sobre lo que ya los autores le dedican especial atención, en tiempos en que el altruismo y el egoísmo son aspectos habituales de debate. Comencemos por advertir cómo escasas realidades tienen una convergencia tan armónica como las significadas por las palabras ‘solidaridad y comunicación’. Son vocablos con buena “química” entre sí. La comunicación, para que sea tal, no es posible sin la referencia a los otros, desde el nivel de las relaciones interpersonales al de la vida social en el más amplio sentido. La solidaridad tampoco podría llevarse a cabo sin la comunicación que nos hace conocer y nos aproxima al sufrimiento de los demás, hasta sentirlo como propio y familiar. García-Pimentel Ruiz (2007). Pero es necesario conocer un poco más de este valor. Acaso somos solidarios por naturaleza, llevamos ese sentimiento impregnado en nosotros. Si es así, por qué ese desapego por el otro, por qué el egoísmo y la apatía cuando nos invitan a ayudar a ese prójimo desvalido. La palabra solidaridad proviene del sustantivo latín soliditas, que expresa la realidad homogénea de algo

físicamente entero, unido, compacto, cuyas partes integrantes son de igual naturaleza. La solidaridad es una palabra de unión. Es la señal inequívoca de que todos los hombres, de cualquier condición, se dan cuenta de que no están solos, y de que no pueden vivir solos, porque el hombre, como es, social por naturaleza, no puede prescindir de sus iguales; no puede alejarse de las personas e intentar desarrollar sus capacidades de manera independiente, expresa GarcíaPimentel Ruiz. II. SOLIDARIDAD EN EL MUNDO GLOBAL En los actuales momentos –y esa creo es la razón de haberlo seleccionado– el tema de la solidaridad ha resurgido, gracias en gran parte a las fuerzas mediáticas de la llamada globalización y a la mundialización de nuestras culturas, que contrario a lo supuesto, se reafirman, se potencian y se reconocen. Pero, para entender mejor este proceso debemos ver la solidaridad enmarcada desde la dimensión humana, porque por más distintos y diversos que nos presentemos, somos en esencia humanos. Las naciones no son solamente territorios de valles, ríos y montañas o calles y hermosos edificios. Somos seres humanos agrupados, si se quiere en naciones, pero cuando hablamos que somos solidarios entre las naciones, estamos hablando es de los individuos que las conforman. Así, podemos entender la solidaridad desde afuera, más allá de nuestras fronteras, cuando se presentan o se tienen por iguales. De otra manera, no importan las diferencias económicas, de raza y credo, o por su influencia cultural, ser solidario solo es comprensible cuando se respetan y enrutan sus propósitos a un solo objetivo. Por supuesto, estamos hablando de medios masivos y de una sociedad globalizada, dispuesta y deseada. Pero no siempre podemos esperar resultados sobre lo que deseamos. Para todas las naciones no está claro ni es evidente el papel que juegan y ejercen en el mundo, ni tienen tampoco claro que para ser solidarios es un hecho que el bien de cada sociedad es el bien de todas las sociedades, así como el bien de una persona en sociedad es el bien de todos sus habitantes.

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Podemos decir, con respecto a la realidad internacional, que la obligación de solidaridad es tan imperativa entre naciones como lo es entre individuos, dado que el campo de influencia de solidaridad entre pueblos es mucho mayor, y las diferencias, sobre todo económicas, impiden la búsqueda libre del bien común en las naciones llamadas del tercer mundo, que están en vías de desarrollo. «En el ámbito de las relaciones entre los pueblos, la solidaridad exige (…) que disminuyan las terribles diferencias entre los países en el tenor de vida». De esta manera la solidaridad, fundamentada en la igualdad radical de las naciones, ha de inclinarse en una lucha constante por lograr también la igualdad en condiciones sociales y económicas, para hacer desaparecer la subordinación material de unos países ante otros: que la igualdad entre naciones no sea solo substancial, sino también material, plantea Jesús Martín Barbero (1999). Por otra parte, la historia del tema de la solidaridad universal ha estado llena de momentos victoriosos y gloriosos, así como de lamentables recuerdos. Como señalábamos al principio de este escrito, la tragedia de Armero en noviembre de 1985 es un buen ejemplo de solidaridad. El mundo, ante el llamado de los medios informativos, se movilizó para prestar su ayuda a nuestro país. Una demostración descomunal de lo que es el amor que se le puede profesar a nuestro prójimo por muy lejos que se encuentre. Igual situación se registró en el terremoto de México también en 1985, o el de Managua, Nicaragua, en 1972, cuando pereció el famoso beisbolista de las Grandes Ligas Roberto Clemente, cuando viajaba en un avión desde San Juan, Puerto Rico, liderando un programa de ayuda a los miles de damnificados por esa tragedia. Sin embargo, no todos han sido capítulos gloriosos o muestras de una fraternidad universal. Es muy triste recordar aquel episodio cuando el papa Juan Pablo II pidió a algunos países del llamado primer mundo, condonar las deudas a los países en vías de desarrollo, en especial los del continente africano. Pero ni siquiera el llamado del Sumo Pontífice, apoyado por una vasta campaña mediática, pudo inclinar a los todopoderosos gobiernos de entonces. No perdonaron a esas naciones pobres y desoyeron el clamor de solidaridad.

III. SOLIDARIDAD ORGANIZACIONAL Ahora, continuaremos con este desarrollo conceptual y nos referiremos a lo planteado inicialmente: Para ello veremos cómo se concibe la solidaridad desde distintas formas y se constituye como instrumento fundamental para la supervivencia de cualquier organización, y desde cualquier perspectiva de sus relaciones internas y externas. De acuerdo con Sumoza Matos (2008), actualmente se desarrolla el planteamiento de un sistema económico, llamado Darwinismo o Darvinismo Económico, que no es más que una derivación del Darwinismo Social y por ende, una adaptación del planteamiento hecho por Charles Darwin (1859) en su obra El origen de las especies, a la vida económico-social de cualquier parte del planeta. Así, de esta manera nos plantea la teoría del más fuerte y más capaz que termina imponiéndose en el medio. De tal forma, se presenta una interpretación “casi unánime” de esta teoría, que acepta que solo los esfuerzos individuales y egoístas pueden hacer sobrevivir al individuo. Es decir, que se motivan los esfuerzos individuales más que los emprendimientos colectivos, por el componente altruista o de beneficio compartido. Para Sumoza Matos (2008) no es raro entonces, ver a muchos empresarios lidiando con escenarios ficticios en procura de alcanzar una supuesta ganancia elevada, en lugar de establecer acciones de corte colectivo y que impliquen la distribución de los beneficios entre un grupo de entes (personas, organizaciones, etc.). El autor e investigador cuestiona que la creciente incorporación de los criterios de calidad total a los diferentes sistemas, ha generado una estandarización de procesos que en alguna medida afecta la “personalidad de las empresas”, pues en muchos casos no respetan los cimientos culturales y ecológicos del entorno organizacional. Esto ha evidenciado la adaptación de teorías administrativas foráneas, produciendo una homogenización empresarial que promueve la globalización, como si la finalidad fuera la clonación de entes considerados avanzados o aptos.

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En concepto de Salas Rosso (2001), citado por Sumoza Matos, existen tres tipos de solidaridad, una impuesta, una natural y una mixta, conformada esta última por las dos anteriores. La natural, que generalmente es producto de motivaciones religiosas, humanismo laico o incluso egoísmos, y que se caracteriza por ser voluntaria. La impuesta, es aquella en la cual no se da al individuo ninguna discrecionalidad en el actuar. Generalmente producida por la coerción de la ley, un individuo determinado debe proporcionar ayuda a otro. Y la considerada mixta, que se presenta solo en el caso que se genere el acto solidario voluntario, independientemente de que sea impuesto en ley y/o cuando se ejecuta por disposición legal, pero se transforma en voluntario por conciencia de causa. En referencia a los ejemplos que inicialmente presentamos como aquellos hechos que generaron un gran movimiento solidario, advertimos que al interior de las organizaciones se podría dar otro caso de estas formas altruistas, de acuerdo con el momento en el tiempo, y pudiera considerarse como solidaridad puntual. Es decir, cuando se lleve a cabo en un solo momento en el tiempo, o continuada cuando es prolongada en un lapso de mediano o largo plazo. La solidaridad continuada, implica actividades sucesivas y continuas, generadas por un evento-causa, o por causas subsecuentes al evento inicial. IV. SOLIDARIDAD Y MEDIOS MASIVOS Ahora bien, cómo podríamos comprender mejor el tema de la solidaridad a través de procesos comunicacionales que no hacen más que responder a intereses de personas y grupos económicos. Acaso no son los mismos medios masivos de comunicación quienes se encargan de dirigir y orientar campañas intensas, por aquello del respeto ciudadano y la responsabilidad social que les cabe por su naturaleza. Pero hay más. Jesús Martín Barbero, por ejemplo, analiza precisamente el papel de los medios hoy día frente a la llamada globalización al señalar que “… (la globali-

zación) pesa tanto o más sobre el plano de los imaginarios cotidianos de la gente que sobre el de los procesos macrosociales. Hay sin embargo algunas dimensiones de la globalización que sí empezamos a comprender y son justamente aquellas que atañen a la transformación en los modelos y los modos de la comunicación”. De tal manera, que categorías como el espacio empiezan a ser reevaluadas teniendo en cuenta que “al transformar el sentido del lugar en el mundo, las tecnologías de la información y la comunicación –satélites, informática, televisión– están haciendo que un mundo tan intercomunicado se torne sin embargo cada día más opaco” Martín Barbero (1999). Así es, más confuso, dominado por las leyes del mercado sin el más mínimo deseo de cooperación y afanes solidarios, sino el de competitividad. Por eso hoy se habla con frecuencia de creatividad e innovación y los grandes conferencistas insisten y pregonan por un mundo cada vez más competitivo, diríamos que configurado para competir y cada vez menos para ser solidario. Acaso hay una cultura de la solidaridad, más bien podemos pensar que existen acciones coyunturales, lamentablemente a veces soportadas por razones de marketing, y no por los valores que entrañan el amor al prójimo. Martín Barbero hace un análisis referente a Latinoamérica y el papel que ejercen los medios de comunicación. Han entrado –dice– a hacer parte decisiva de los nuevos modos de percibirnos como latinoamericanos. Lo que significa que en ellos no solo se reproduce la ideología, también se hace y rehace la cultura de las mayorías, no solo se comercializan unos formatos sino que se recrean las narrativas en las que se entrelazan el imaginario mercantil con la memoria colectiva, finaliza diciendo. Sin embargo, no podemos dejar de ser optimistas y pensar que ejemplos como el de la Madre Teresa de Calcuta, sean solo símbolos convertidos en afiches que sirven para adornar las paredes de centros comunitarios. Y en medio de todo, organizaciones como la Federación Internacional de Periodistas (FIP) insisten que la lucha global por la seguridad, el trabajo en buenas condiciones y la calidad del periodismo, solo pueden darse si los

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periodistas actúan juntos en defensa de sus derechos. En su declaración con motivo del Día Mundial por la Libertad de Prensa, la FIP llama a renovar la solidaridad mundial entre periodistas para luchar contra las amenazas que sufren los medios de comunicación. “El futuro del periodismo depende de que podamos renovar y construir esa solidaridad”, ha declarado Jim Boumelha (2008) “Nuestro trabajo está en el corazón de la lucha por la democracia y los derechos humanos”, expresa. Ahora hay que seguir trabajando, tolerándonos y entender que la solidaridad es más que un sentimiento de aprecio y de amor fraternal. Es mucho más. La verdadera solidaridad, es “aquella que está llamada a impulsar los verdaderos vientos de cambio que favorezcan el desarrollo de los individuos, de las organizaciones y las naciones”. CONCLUSIÓN Hemos pretendido en este documento, realizar un recorrido conceptual sobre el tema de la solidaridad organizacional y la comunicación, desde su más primaria definición, que nos ha llevado a conocer cómo se advierte y se enfatiza hoy en día en un escenario que nos interesa de modo particular: la solidaridad organizacional. En ese orden de ideas, reseñamos, por ejemplo, cómo se concibe la solidaridad desde distintas formas y se constituye como instrumento fundamental para la supervivencia de cualquier organización, y desde cualquier perspectiva de sus relaciones internas y externas. Presentamos los conceptos y la clasificación a la que han acudido los investigadores citados sobre este tema,

por lo que actualmente podemos conocer la existencia de tres tipos de solidaridad, tales como una impuesta, una natural y una mixta. Pero no olvidamos otros aspectos que plantean lo que podríamos denominar resistencias a estas formas de altruismo al interior de las organizaciones, tales como la homogenización y la estandarización de la que definen como la ‘personalidad de la empresa’. Por supuesto, nos referimos finalmente al papel que cumplen los medios masivos de comunicación, como amplificadores de las tareas que se proponen a partir de las campañas y programas de solidaridad de instituciones públicas y privadas, y de personajes como Bill Gates, alabado y cuestionado al mismo tiempo. BIBLIOGRAFÍA Martín Barbero, J. (1999). Comunicación y solidaridad en tiempos de globalización. Ponencia en el 1er. Encuentro Continental de Comunicadores Católicos convocado por el Decos-Celam y Ocic-al, Uclap y Unda-al, Medellín, Colombia. Pimentel Ruiz, F., de acuerdo con documento enviado a www.monografias.com Sans i Moyà, Maria del C. (2000). Revista de servicios sociales y política social. ISSN 1130-7633, No. 52. (Ejemplar dedicado a: Cultura de la Solidaridad II), pp. 89-94. Sumoza Matos, R. (2007). Viabilidad de la solidaridad organizacional como herramienta de supervivencia en la realidad actual. Revista Visión Gerencial. SABER-ULA. Mérida-Venezuela: Universidad de Los Andes. Ver Comunicación y solidaridad en http://www.proyectosalonhogar.com/Diversos_Temas/solidaridad.h

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