Tiempo de Chávez. Yo vendría a buscarte

Tiempo de Chávez Yo vendría a buscarte El entorno afectivo y espiritual en que Chávez fue moldeando su personalidad en Sabaneta, y la sensibilidad de

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Yo vendría a buscarte El entorno afectivo y espiritual en que Chávez fue moldeando su personalidad en Sabaneta, y la sensibilidad de que siempre hizo gala, parecen gravitar en las sentidas líneas que le escribió a su abuela, una vez que ella falleciera, el 2 de enero de 1982. El texto aparece en Cuentos del Arañero dentro del título “Yo vendría a buscarte”. “(…) Quizás un día mi vieja querida, dirija mis pasos hasta tu recinto, con los brazos en alto y como alborozo, colocar en tu tumba una gran corona de verdes laureles: sería mi victoria y sería tu victoria y la de tu pueblo;

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Exposición en la casa de Rosa Inés recrea el ambiente en que creció

Chávez y el “arañero” siguen vivos en cada rincón de Sabaneta de Barinas En la Venezuela rural de mediados del siglo pasado, en un hogar humilde de un pueblo barinés que apenas figuraba en el mapa, nació el líder que partiría la historia en dos e iniciaría un ciclo de cambios profundos a favor de las grandes mayorías marginadas

T/ Manuel Abrizo

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Yo vendría a buscarte Viene de la primera...

y entonces por la madrevieja volverán las aguas del río Boconó, como en otros tiempos tus campos regó; y por sus riberas se oirá el canto alegre de tu cristofué y el suave trinar de tus azulejos y la clara risa de tu loro viejo; y entonces en tu casa vieja tus blancas palomas el vuelo alzarán y bajo el matapalo ladrará “Guardián”, y crecerá el almendro junto al naranjal, también el ciruelo junto al topochal, y los mandarinos junto a tu piñal, y enrojecerá el semeruco junto a tu rosal, y crecerá la paja bajo tu maizal, y entonces la sonrisa alegre de tu rostro ausente llenará de luces este llano caliente; y un gran cabalgar saldrá de repente y vendrán los federales, con Zamora al frente, y las guerrillas de Maisanta con toda su gente, y el catire Páez, con sus mil valientes; o quizás nunca, mi vieja, llegue tanta dicha por este lugar, y entonces, solamente entonces, al fin de mi vida yo vendría a buscarte, mamá Rosa mía, llegaría a tu tumba y la regaría con sudor y sangre, y hallaría consuelo en tu amor de madre, y te contaría de mi desengaño entre los mortales, y entonces tú abrirías tus brazos y me abrazarías cual tiempos de infante, y me arrullarías con tu tierno canto y me llevarías por otros lugares…”.

omo la mayoría de los venezolanos de origen humilde, nacidos en la provincia entre las décadas del 40, 50 y 60 del siglo del pasado, Hugo Rafael Chávez Frías creció en un pueblo de calles de tierra, alumbrado entre seis y diez de la noche por una planta eléctrica, con un cine en cuya cartelera predominaban las películas mexicanas, con una escuelita y una maestra buenamoza, los juegos infantiles (la “ere”, ladrón librado, palito mantequillero), los juguetes (el trompo, las metras, la perinola). En el hogar, la imagen de alguna virgen colgada de la pared, en el zaguán una mata de sábila y una cruz de palma para alejar a los malos espíritus. Entre los negocios, que si la bodega de la esquina, que la barbería del musiú, que si la tienda del árabe. Y la abuela, devota de la Virgen de la Coromoto, diciendo, “Muchacho, no te encarames en esos árboles”. En las noches, los cuentos de espantos y aparecidos y el recuerdo de los antepasados salían de unos labios conversadores. Chávez, un niño inquieto, acostumbraba, junto a su hermano Adán, subirse a las matas y árboles del patio, ante el susto de la abuela Rosa Inés. En Cuentos del Arañero, libros de los cubanos Orlando Oramas León y Jorge Legañoa Alonso, que recoge memorables anécdotas contadas por el comandante, se incluyen relatos de aquellos años infantiles. “Había un matapalo en el patio donde me crié, era un patio hermoso y uno se subía en todos esos árboles (…). Uno caía, se “espatillaba” contra los topochales y mi abuelita, pobrecita, que en paz descanse, salía con las manos en la cabeza: “¡Muchacho, te vas a matar, bájate de ahí, mira que el Diablo anda suelto!”. En las noches, cuando se iba la luz de la planta eléctrica de Sabaneta, apagada por Mauricio Herrera, que pasaba en una bicicleta, la abuela los sentaba en el pretil de la casa de palma. A la luz de las velas, llegaba la hora de los cuentos. “..Y ella hablaba de un cabo Zamora y de un Chávez, abuelo de ella, que se fue con el cabo Zamora y no regresó más nunca”, recordaba Chávez. Todavía en la “Casa de la Mamá Rosa”, hogar de infancia del Comandante, transformada en un museo, se escuchan los cuentos de la Sabaneta de entonces, narra-

dos por contemporáneos de Hugo Chávez. En la conversación suele colarse alguno que otro dicho como expresión de que el pueblo sigue conservando su estampa de lugar provinciano. “Yo no he visto un burro flojo en un barrial atascado”, señala un hombre en el patio de la casa, para referirse a la reciedumbre de estos nobles animales de carga que durante siglos han contribuido a aliviar las penurias y el duro trabajo del campesino venezolano. La “Casa de la Mamá Rosa”, ubicada en Sabaneta, a una cuadra y media de la plaza Bolívar, acoge hoy una exposición sobre el pueblo y el entorno histórico venezolano de aquellos años iniciales del comandante, hasta 1966, año en que con sus padres y hermanos parte hacia la ciudad de Barinas. La exposición se distribuye en estaciones, recreadas con fotografías, objetos, mobiliario. Un cuerpo de guías se encarga de ubicar el contexto y la época reflejada en las diferentes estaciones. Una de las guías aclara que los objetos desplegados a los largo de la exposición (el guante y la pelota de beisbol, los juguetes, los libros, los suplementos o historietas, la mesita de noche ) no pertenecieron al comandante, sino que se usaban en aquellos tiempos. El cuarto de la abuela Pedro Hurtado, animador cultural de la Misión Cultura Corazón Adentro, y uno de los guías de la Ruta de Chávez, integrada por los sitios emblemáticos de Sabaneta que frecuentaba en su niñez el futuro líder bolivariano, explica que Hugo, su hermano Adán y la abuela Rosa Inés se mudan en 1962 para esta casa que había sido construida por el tío Marcos en 1960. Huguito, así lo llamaban en Sabaneta, había nacido en un rancho de palma y bahareque que estaba al frente; era un rancho con un patio lleno de árboles, pájaros y palomas. Allí se construyó un moderno centro de educación inicial que lleva por nombre Mamá Rosa y que fue inaugurado por Nicolás Maduro. La casa museo fue restaurada y pintada con el color original. De los padres de Chávez se afirma que “en 1935 nace en Sabaneta la nieta de Maisanta, Helena Frías, hija de Rafael Infante y de Benita Frías. Ese año muere Gómez (…). En 1952 Hugo de los Reyes Chávez contrae matrimonio con Helena Frías y ambos dedican su vida a la docencia en varias escuelas del municipio Alberto Arvelo Torrealba”.

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el más famoso arpista de la época, e instrurumentos musicales. En la pared de fondo se destaca la imagen gen de la Virgen de Coromoto, adorada porr la abuela. Abajo en el rincón, sobre una meta sita, están la lámpara de kerosén, la cajita de chimó, la bacinilla y el infaltable radieecito a transistor en el que la abuela escuuchaba seguramente las novelas radialess y las canciones rancheras.

Tanto las guías como Hurtado, durante el recorrido por la casa y la exposición, se refieren a los diferentes espacios como si estuviesen recorriendo su propio recinto familiar. En el jardín de entrada que antecede al porche están sembradas trinitarias, cayenas, el jazmín, palmita y palmas reales propias del llano. “Cuando llega la primavera huele muy sabroso dentro de la casa. Luego seguimos con el zaguán donde está una cruz hecha con palma bendita y el ramito de sábila contra las malas influencias que puedan traer extraños y visitantes”, comenta Hurtado. En el pasillo o sala comedor se muestra el contexto histórico venezolano desde los tiempos precolombianos hasta mediados del siglo pasado. Allí está colgado en la pared el conocido retrato de Pedro Pérez Delgado, “Maisanta”, bisabuelo de Chávez, parado al lado del caballo y acompañado por uno de sus compañeros de lucha. Pedro Pérez Delgado murió el 7 de noviembre de 1924 en el Castillo Libertador de Puerto Cabello. La referencia a este guerrillero alzado en los llanos de Apure contra el régimen de Juan Vicente Gómez, y quien durante un tiempo fue alcalde de Sabaneta, está acompañada de una alusión del propio Chávez. “Dicen los que estaban que salió con un dolor. No aguantaba, se quitó el escapulario, lo lanzó a la pared y dijo: ¡Maisanta,

pudo más Gómez! Y cayó muerto. Había luchado su vida entera a favor de la equidad social, de la soberanía venezolana sobre sus recursos naturales y por el derecho a la tierra y al trabajo”. En ese mismo espacio se hace referencia a Ezequiel Zamora, al Mocho Hernández y al general Cipriano Castro. Una curiosa fotografía en blanco y negro muestra la guardia de honor del general Cipriano Castro, conformada por gente del pueblo. El primer cuarto de la casa es el de la Mamá Rosa, la abuela de raza y sangre yarura, que dejó una profunda huella y un imborrable recuerdo en Hugo Chávez. En Cuentos del Arañero, bajo el título de “Yo vendría a buscarte”, aparecen unas conmovedoras líneas escritas por Chávez a su abuela, luego de que esta falleciera el 2 de enero de 1982. En el cuarto de Mamá Rosa, en carteles compuestos con imágenes y textos explicativos, se aprecia la fotografía más conocida de la abuela, una de sus cédulas de identidad, el retrato de Hugo a los dos años al lado de Adán y una típica casita de palma parecida a la primera casa. En la pared contigua, que recoge el contexto cultural popular, aparece la imagen de la carátula del disco o LP de la Leyenda de Florentino, del poeta Alberto Arvelo Torrealba, grabada por el Carrao de Palmarito y José Romero Bello a mediados de los años 60 del siglo pasado. Allí está una imagen del Indio Figueredo,

El arañero La imagen silueteada del “Látigo Chávez”, ”, pitcher magallanero e ídolo beisbolístico del joven Hugo, aparece destacada en el cuarto que compartían Hugo Chávez y Adán. Al fondo sobresale el colorido traje de los Diablos de San Hipólito, grupo del que Chávez fue miembro. Los Diablos de San Hipólito representan una tradición de 210 años asentada en el pueblo de San Hipólito, ito, cercano a Sabaneta. Los diablos se cubren n el rostro con caretas pintadas, el varón de color olor oscuro y la hembra de colores claros. Arriba de una mesita están las lecturas de los muchachos de entonces y que e Chávez mencionaba en sus confesiones: es: suplementos e historietas, un ejemplar de la enciclopedia Quillet, en la que se acercó có a la pintura, el libro Cantaclaro, novela de e Rómulo Gallegos , que leería extasiado. En el último cuarto estaba la cocina de la abuela. Allí están una cocina a kerosén y los típicos corotos, con los platos y pocillos de peltre, el molino de mano para moler el maíz, un botellón de los que Chávez usaba para meter las arañas, dulce de lechosa hechos por la abuela, ela, que vendía en el pueblo. El propio Chávez le explicó a Ignacio Ramonet, en el libro Mi primera vida, cómo o se preparaba el dulce: “Ella (Mamá Rosa) preparaba unos dulces de lechosa (…). Yo buscaba las lechosas, las tumbaba del árbol, las pelábamos, les retirábamos las semillas, les quitábamos la concha (…) picaba la lechosa, la cortábamos en rodaja, en tiritas y sobre una batea (bandeja) de madera las poníamos a secar. Al día siguiente muy temprano mi abuela preparaba una olla con agua y azúcar, echábamos todo ahí hasta que se iba amelcochando (mezclando) aquello. Entonces ella las sacaba con un tenedor y sobre una mesa de madera iba poniendo montoncitos y montoncitos de aquella tirita que iban quedando como arañitas, pues”. El armazón de hierro de una bicicleta, colocado en el amplio patio, muestra el popular transporte, único vehículo al cual podían acceder los pobres. Don Hugo poseía uno de estos autos movido a tracción de sangre. En un escrito crito pegado a la armadura Chávez rememora memora la imagen del padre llegando ndo a la casa en su bici. “…El recuerdo más lejano que tengo de mi padre, un hombre muy joven… deLlegaba en una bicicleta y además venía… ¡venía rápido! o! Y cuando iba llegando a la casa sa sacaba una pierna por encima ma ( de la bicicleta) y se venía en una a sola… Y yo lo veía, ¡pero bueno, ¡pensaba yo… ponía la bicicleta… Mi padre ha sido un hombre muy enérgico toda da la vida, yo lo admiraba y lo admiro muchísimo, uchísimo, mi padre es afrodescendiente, negro…”.

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Hermano, Comandante, Pueblo T/ Adán Chávez F/ Archivo-Cortesía

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tres años de la siembra de nuestro Comandante Eterno tenemos un remolino de emociones en el alma, “tristeza a veces, alegría a veces”, como decía el cantor del pueblo Alí Primera. Hemos visto al pueblo venezolano, en todo el territorio nacional, rindiendo hoy homenaje a quien es y será por siempre el líder ideológico, político y espiritual de la Revolución Bolivariana. Hemos visto a los pueblos del mundo, en todos los continentes, realizar manifestaciones de solidaridad y compromiso con el pensamiento universal de Hugo Chávez, para construir otro mundo posible, una alternativa al capitalismo salvaje y a la opresión imperialista. Cargamos a flor de labio sentimientos, alegrías, nostalgias, recuerdos imborrables, que sin lugar a dudas se conjugan y nos dan fortaleza para seguir con su legado: consolidar la Patria Socialista. Y me permito compartir con ustedes una visión histórica desde mi afecto fraternal. ¿Cómo surgió este líder universal que interpretó de manera excepcional el sentir de su pueblo? Miremos en este instante cada uno de los rostros de ese pueblo que hoy está en la calle resistiendo la agresión de la burguesía y del imperialismo con su esperanza de Patria invicta; en cada gesto, en cada sonrisa, en cada decisión de vencer las dificultades, del tamaño que sean, vemos a Hugo Chávez: al Chávez Arañero, al Chávez Tribilín, al Chávez Maisanta, al Chávez Soldado, al Chávez del 4 de Febrero, al Chávez Presidente del pueblo… al Chávez hijo de Bolívar, que llegó para quedarse para siempre en la historia Nuestroamericana. Porque del pueblo humilde salió y ahí continúa nuestro Comandante Eterno… Podríamos comenzar a andar el camino por ese Chávez Arañero, el que vivió junto a nuestra Mamá Rosa. De la Mamá Rosa y la ca-

sita de Sabaneta, donde crecimos juntos, Hugo cultivó para siempre en su alma el amor al trabajo y la solidaridad con los más humildes; el cuido y la protección de la naturaleza, el respeto a los mayores, la importancia del consejo oportuno. En el patio mágico de la abuela resonó la risa de nuestra vieja querida, hasta que un 2 de enero de 1982 la sembramos en medio de retoños y de amaneceres. En esos años de infancia, abonados también por las enseñanzas de nuestros padres, crecimos sintiendo los rigores de la pobreza; ellos sembraron para siempre el amor profundo en el corazón del Gigante Eterno. Allí se forjó su carácter amoroso y recio. Tribilín Más adelante apareció el Chávez Tribilín, el de la pasión por la pelota (fanático del Magallanes), buen estudiante, de notas sobresalientes, amante de la pintura; voluntarioso, cariñoso, precoz devorador de libros, cantante y animador de actos. Allí comenzó a tomar fama de buen orador. Para ese entonces tuvimos que salir de Sabaneta y mudarnos a la capital del Estado para seguir estudiando. En el transcurso de esos años comienza la amistad con los Ruíz Guevara. Es el viejo Ruíz Guevara quien adentra a Hugo en el conocimiento de otro Maisanta, muy diferente a las historias que habíamos escuchado. Ahí se despierta su interés por conocer la verdad sobre nuestro bisabuelo, Pedro Pérez Delgado. Desde ese momento Chávez se propuso seguir buscando más revelaciones sobre el bisabuelo, para lo cual no escatimó esfuerzos, que lo llevaron a Apure, Aragua, diferentes rincones de Barinas y hasta a Colombia. Esa idea se convirtió en un empeño vital por redimir y rescatar al verdadero Pedro Pérez Delgado. Luego viene su decisión de entrar a la Academia Militar, pensando que desde allí

podría hacer realidad su sueño de ingresar en un equipo de beisbol profesional. Salió de Barinas rumbo a Caracas, aunque la abuela Rosa le decía que debía dedicarse a otra profesión porque era muy “disposicionero”, y en la casa tampoco todos estaban de acuerdo. En la Academia Militar En la Academia descubrió la grandeza de Bolívar y bebe con avidez de la sapiencia de su maestro Jacinto Pérez Arcay. Fue por esos años, en 1973 más exactamente, donde por primera vez me aparecí a visitar a Hugo en la Academia después de participar en Caracas en una reunión del partido de izquierda donde militaba, el Movimiento de Izquierda Revolucionario (MIR) y le comenté sobre los documentos que estábamos discutiendo en esos días. También, por los acontecimientos del momento, Chávez se había acercado a las ideas de Allende, de Omar Torrijos, de Juan Velasco Alvarado. El período de la Academia fue simiente para quien ya se estaba convirtiendo en el líder histórico de nuestro proceso revolucionario. Maisanta Al concluir esa etapa comienza la historia relacionada con La Marqueseña, su primera misión militar, tierra donde vivió el legendario Maisanta y donde también acamparon las tropas de Zamora. Podríamos decir que esa fase de su existencia es la del Chávez Maisanta, marcada por la lectura, en 1975, de la novela del barinés José León Tapia, Maisanta, el último hombre a caballo. Allí encuentra la historia del escapulario con la imagen de la Virgen del Socorro y el Corrido de Caballería “Maisanta”, que tantas veces le oímos declamar con pasión. Es en 1978 cuando surge el Chávez Conspirador, Subversivo. Recuerdo haber conversado mucho con él sobre la importancia de que se mantuviera en el ejército y garantizara allí la presencia de jóvenes oficiales progresistas, a la vez que se adentró en las ideas de lucha y compromiso que enarbolaba el Partido de la Revolución Venezolana

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(PRV-Ruptura), organización a la que yo pasé a militar después de que se dividió el MIR. Una de las tesis que defendíamos era la de la necesaria alianza cívico-militar. El Chávez nuestro sigue forjándose e irrumpe cada vez más en los caminos de los ideales de nuestro Libertador. En los días de la navidad de 1981 Hugo me regala la novela País portátil, del escritor y poeta venezolano Adriano González León. Ahí, en ese pequeño libro, quedó grabado para siempre nuestro compromiso del morral cargado de sueños y esperanzas, que los dos deberíamos llevar con mucha fuerza en el difícil sendero a recorrer y donde me escribiera, con su inolvidable letra de molde: “Y si por desgracia uno de los dos cae en el camino para no levantarse más, es obligación del otro acercarse, con rabia, a recoger el cuerpo caído y, junto al morral –sangriento o no– echarlo a la espalda, retomar fuerzas y seguir avanzando por el camino largo”. En diciembre de 1982, con el Juramento del Samán de Güere, selló su compromiso de lealtad y entrega a su pueblo y a la Patria. Surge y va creciendo el MBR-200 y, en agosto de 1985, vive Hugo otra de las experiencias que marcaron su andar indetenible: su misión en Elorza. En ese pueblo, de una pobreza extrema, trascendió su tarea de jefe militar para convertirse en líder social, experimentó la vivencia del vínculo posible y necesario fuerza armada-pueblo y dejó huellas imborrables en la relación con el colectivo indígena allí asentado, que terminó en un sentimiento mutuo de amor desbordado. En medio de persecuciones constantes por su pensamiento y acción, el MBR-200, con Hugo al frente, continúa adelante en la búsqueda del minuto táctico para actuar. El “Por ahora” Llega el día “D”, el del “Por ahora…”, esa frase imponente con la que Hugo Chávez se dio a conocer ante las venezolanas y los venezolanos aquel 4 de febrero de 1992, que marcó el inicio de una nueva etapa en el sendero revolucionario. Esa frase está y estará grabada en la mente y en el corazón de Venezuela eternamente. El 5 de febrero de ese mismo año surgió el Chávez de la cárcel de la Dignidad. En esa etapa de prisión fecunda, principalmente

en Yare, donde las rejas no pudieron encerrar su espíritu libre, Hugo se dedica a estudiar, a trabajar sin descanso, a madurar sus ideas libertarias, a responder cartas que llegan de todas partes y a enviar miles de mensajes. De allí surgen los textos Un brazalete tricolor, el Libro azul, Cómo salir de este laberinto, entre otros. El 26 de marzo de 1994 sale el comandante Chávez en libertad y consiguió a un pueblo que había tomado conciencia desde el 4 de febrero de 1992. Siento que en esos momentos se inició lo que algunos han dado en llamar “el fenómeno Chávez”, ese apoyo popular contundente, emotivo, espontáneo, comprometido, del cual nunca más se desprendería. Recuerdo que en los años 95, 96 y 97 recorrió el país entero, amplió y consolidó el MBR-200 y potenció la relación con las masas populares. Surge así la opción del Chávez, Candidato de la Patria. El 6 de diciembre de 1998 el sentimiento de todo un pueblo, su voluntad democrática y la necesidad imperiosa de cambios profundos, llevaron al triunfo del Candidato de la Patria. Con una victoria aplastante, donde obtuvo el 56,20% de los votos, siete años después del “por ahora” había llegado la hora, la hora de los pueblos. Bolívar había despertado nuevamente, y, el 2 de febrero de 1999, uno de sus hijos más preclaros asumió la Presidencia de la República. Presidente del Pueblo En 1999, comienza otra etapa de Chávez, la del Presidente del Pueblo. De este período mencionaré tres hechos que nos muestran su entereza y consagración al pueblo amado: la valentía con que enfrentó el golpe de Estado del 2002 y la entrega incondicional y el amor de su pueblo que lo devolvió al poder con la consigna “Queremos a Chávez”; la manera heroica con que asumió su enfermedad, ante la que no se rindió jamás; y aquel 8 de diciembre de 2012, cuando, a pesar de saber que enfrentaría situaciones duras e impredecibles, se creció en su inmensidad y preparó el terreno para seguir en victoria… Jamás debemos olvidar: ¡Unidad, Lucha, Batalla y Victoria fue su llamado! El amor de Chávez por su pueblo y del pueblo por Chávez es la razón que nos impulsa, pese a las dificultades, los peligros,

las amenazas reales, a perseverar, a tener constancia para alcanzar objetivos que van más allá de las metas individuales: luchamos por una Patria digna, libre y soberana, donde todas y todos tengamos la mayor suma de felicidad posible, como dijo el Padre Libertador Simón Bolívar. No debemos olvidar que estamos en una coyuntura en la que el imperio norteamericano y sus aliados de la OTAN continúan haciendo grandes esfuerzos por acabar con el legado de Hugo Chávez, no solo en Venezuela sino en toda la Patria Grande. La geopolítica del hemisferio es totalmente diferente ahora gracias al Comandante Eterno, a su valentía, a su coraje, que permitió acelerar en nuestro continente un proceso antiimperialista con el que dejamos de ser para siempre el patio trasero de EEUU. Allí están el ALBA, la Celac, Petrocaribe, Unasur. Latinoamérica y el Caribe deben continuar en marcha hacia su liberación definitiva, sin injerencia extranjera de ningún tipo. Hoy más que nunca, cuando enfrentamos la mayor embestida imperialista que hemos recibido en estos 17 años de Revolución –con la agudización de la guerra económica, el boicot internacional en el mercado petrolero, el bloqueo financiero velado y la renovación del Decreto de Obama que nos señala como una amenaza continental para EEUU– la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, el pueblo y el Gobierno Bolivariano que encabeza el presidente obrero Nicolás Maduro, hijo de Chávez, debemos mantener la unidad para repeler todas las amenazas y agresiones contra la Patria, para continuar siendo libres y soberanos. Nuestro Chávez, el que logró visibilizar a los más humildes, el que se consagró y entregó gustoso su vida para ver crecer la Venezuela bonita para todas y todos, estoy seguro de que sigue a nuestro lado, de que nos convoca a marchar unidos, con energía incalculable, para seguir impulsando con fuerza nuestros objetivos, que hoy más que nunca son trascendentales para el rumbo de esta Patria, de Nuestra América y de los países del mundo. El eterno ComandanteCompañero-Hermano seguirá con nosotros, desde donde esté, para siempre, construyendo socialismo bolivariano.

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e todos los Chávez que hay en Chávez, tal vez el más querido y admirado por nosotros es el que supo hacer de la política un acto sublime, digno y ejemplar de humanidad. Acostumbrados como estábamos entonces los venezolanos a los modelos de la Cuarta República, donde la política era generalmente un factor de degradación y negociado, y a los políticos, unos sinvergüenzas sin palabra ni honestidad alguna al servicio de intereses ajenos al pueblo, la aparición en 1992 del cometa Hugo Chávez en nuestro cielo político causó una verdadera conmoción. Como suele decirse, su presencia marcó un antes y un después. Chávez transformó para siempre el significado y la práctica de la política ante los ojos del pueblo y ante los ojos de otros pueblos del mundo. Todo comenzó aquel 4 de febrero con su presentación de menos de un minuto antes las cámaras de televisión. Alguien dijo, años más tarde, que aquello fue una derrota militar, pero una victoria política. En breves instantes el pueblo entendió que había una manera distinta de actuar públicamente, con base en la verdad, en la responsabilidad y el compromiso. Y que un liderazgo era auténtico, si demostraba capacidad de mando apoyada en esas tres cualidades. Chávez nos convenció en unos segundos de que tal cosa era posible. Y durante los veintiún años que siguieron nos lo fue demostrando a cada paso y en cada circunstancia. En ese sentido, una de sus enseñanzas trascendentales fue la de que había que liberar la política de los profesionales que la tenían secuestrada al servicio de intereses privados, para entregársela al pueblo soberano, que es su verdadero dueño. Aprendimos de él que la política no era una actividad de especialistas, en su mayor parte deshonestos, sino que debía ser una actividad permanente de toda la ciudadanía. Y que en eso consiste la verdadera democracia, en la universalización de la política con igualdad de condiciones. Tal enseñanza se reflejó en la Constitución, y fue uno de sus mayores logros, al consagrarse en ella, como principio fundamental, la participación y el protagonismo de todo el pueblo. Y no únicamente en momentos episódicos de tipo electoral, sino de manera constante, en el día a día de la vida pública. Nos enseñó también que la política sería un ejercicio inútil si se desentendía de la cuestión del poder. Y que por consiguiente, en un proyecto revolucionario como el nuestro la práctica generalizada de la política por parte del pueblo debería significar que era el propio pueblo quien verdaderamente estaba gobernando. De modo que transferirle el poder al pueblo fue una de sus constantes instrucciones a los equipos de Gobierno. A tal punto que todos los ministerios, incluidos los de Cancillería, Defensa y Despacho de la Presidencia, pasaron a denominarse a partir de un momento dado ministerios del Poder Popular. Lo cual no era

Chavez, el político T/ Farruco Sesto una cuestión formal, desde luego, sino todo lo contrario: un asunto consustancial con la concepción del poder y de la política que tenía Chávez. Pero para que el pueblo fuese verdaderamente el protagonista de la política y el dueño del poder debía organizarse para ello. Entre las distintas formas que se fueron implementando destaca una de carácter territorial, que es la Comuna, a la cual Chávez le daba la mayor importancia en el proyecto bolivariano. Comuna o nada, dijo, que era como decir: pueblo gobernando o nada. Hablamos, pues, de sus enseñanzas constantes sobre la manera de concebir lo público. Y esta es otra de las carácterísticas del Chávez político. El hacer siempre de la política un ejercicio pedagógico, a partir de su liderazgo como Jefe del Estado, como Presi-

dente de la República y como Líder de una Revolución. Así, la política, en la relación con su pueblo se transmutaba en comunicación y la comunicación en reflexión y aprendizaje colectivo. El aprendizaje en conciencia y la conciencia en voluntad transformadora. Chávez era, pues, un revolucionario, que hacía de la política el necesario instrumento de cambio de la realidad, para ser trabajado colectivamente. Creía en eso Chávez y se entregaba con pasión. En este escenario y en cualquier escenario. A escala nacional y en el terreno de la geopolítica. Lo cual llevó a cabo desde posiciones de paz, diciendo lo que había que decir y denunciando lo que fuera necesario, sin que le temblara la voz. ¿Quien no se acuerda de aquellas expresiones?: “...andamos de cumbre en cumbre, pero ¡qué contradicción! Nuestros pueblos andan de abismo en abismo. Tratemos de que nuestros pueblos también anden en cumbres”. (17-0499). “Vamos a decirlo: ¡ALCA, ALCA,

Al carajo!, ¡ALCA, ALCA, Al carajo!” (04-11-05). O el famoso “Ayer estuvo el diablo aquí, en este mismo lugar. ¡Huele a azufre todavía esta mesa donde me ha tocado hablar!”, pronunciado en la Organización de las Naciones Unidas, el 20 de septiembre de 2006. Siempre con la política por delante como ejercicio de dignidad, de sinceridad y de coraje. Y en representación de todos los oprimidos. Por eso es que Chávez es tan amado por los pueblos. No podía ser de otra manera. Así que no era un juego para él la política. No era una disciplina vocacional. No era una escalera para ascender al poder ni una llave para que se abrieran determinadas puertas. Era más bien, y por sobre todo, en la gran contienda de las ideas, un lugar de combate por la justicia, por la libertad, por la patria, por los valores humanos, por la gran causa de los pobres del mundo. El mismo Chávez lo dijo el 5 de septiembre de 2012, en plena batalla electoral: “La política es terreno de confrontación”. Y para él lo fue y lo sigue siendo con nosotros, en la medida en que lo sentimos a nuestro lado, como esforzado combatiente, como gran estratega y como nuestro supremo y eterno comandante.

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En San Fernando evocan el emotivo discurso del cierre de campaña de 2012

En Apure, a Chávez lo atropellaron los recuerdos de la sabana Chávez estalló en lágrimas en la avenida Carabobo al recordar sus vivencias en el Cajón del Arauca donde quería irse al final de sus días. En la capital apureña se dice que a Chávez “le lloró el corazón” ese día

T/ Manuel Abrizo

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ara Omar Viana, dirigente campesino y cronista del municipio Bruzual, al comandante Chávez lo atropellaron los recuerdos de la sabana, se le vinieron en galope desbocado las imágenes del Cajón del Arauca, del Capanaparo, de las sabanas de Alcornocal, el río Arauca, por eso se vino en lágrimas y estalló en sentimientos durante aquel emotivo mitin de cierre de campaña aquel 15 de septiembre de 2012, en la avenida Carabobo de San Fernando de Apure. Omar Viana, al igual que Argenis Méndez Echenique, historiador y cronista de San Fernando, piensa que el Comandante aquel día inolvidable quizá presentía que seria su última visita a esta tierra y a este pueblo al que quiso tanto. Viana, quien presenció el discurso por televisión desde su casa en Bruzual, destaca que Chávez dijo que incluso moriría feliz si se lo tragaba la sabana, si le tocara la suerte de Barquero, el personaje galleguiano. Expresó que se haría terrón en el Cajón del Arauca. “Fue como un momento”, añade Viana, “en que demostró un gran amor por esa tierra que lo hizo crecer. Él no dijo que se iría para Elorza directamente, sino que agarraría carretera, pasaría por Biruaca, Achaguas, Apurito, El Samán, Mantecal y en la ‘Y’ de Mantecal, cojería a la izquierda, vía Elorza y llegaría hasta las sabanas del Alcornocal, del Capanaparo, de Riecito, o sea, en el pleno corazón del Arauca. Es hasta allí donde llega la carrera imaginaria de ese momento que le hizo brotar lágrimas. Chávez lloró porque, como dije, fue un tropel de recuerdos que se lo llevó por delante y se quedó pequeñito ante tanto amor por esa sabana galleguiana de Lorenzo Barquero, del bachiller Mujiquita, de Ño Pernalete, de

Pajarote, de Sánchez Olivo, del poeta José Natalio Estrada, del propio Maisanta, su bisabuelo, que fue guerrillero en Apure contra Juan Vicente Gómez”. Considera el cronista de Bruzual que el amor que sintió Chávez por Apure venía desde antes de ser presidente de la República, cuando estuvo en Elorza. Un corazón llorando Durante el discurso ante una multitud delirante, Chávez le pidió al Dios generoso que le concediera el último sueño de liberarse, aunque sea por unos días, unos meses, un año, y una vez libre, después de haber hecho realidad el proyecto de la patria que soñamos, “ojalá volver a recorrer con un arpa, un cuatro, unas maracas, unos compañeros, unas compañeras, estas calles adoradas de San Fernando, estas sabanas de Apure, aquellas sabanas del Guárico, aquellas sabanas de Barinas. Dios si tú eres más generoso que generoso te pido ese voto, o hago ese voto, y si no fuera posible, de todos modos gracias Dios mío, gracias pueblo mío por esta vida, por esta lucha y por esta nueva etapa de la vida que comienza el 7 de octubre con la batalla perfecta”. Argenis Méndez Echenique, autor de Historia de Apure y otros textos en su labor como historiador y director de la Casa de Bolívar, en San Fernando, todavía percibe el eco de las sentidas palabras del Comandante. “Yo lo sentí como una despedida que él estaba haciendo de este pueblo. Fue algo muy emotivo. Uno sentía que prácticamente le estaba llorando el corazón. Apure y Chávez representaban una unidad, un solo ente. “Su ausencia la hemos sentido más que nunca porque, aunque se han continuado su obra, no es igual.

EDICIÓN ESPECIAL

Chávez era el líder indiscutible de la Revolución y lo seguirá siendo, pero es algo que uno siente y padece”. “Como se dice popularmente cuando una persona presiente la muerte, estaba como recogiendo sus pasos, recogiendo su vida. Así lo sentimos muchos. Sentimos que Chávez hablaba llorando, despidiéndose de este pueblo”, asienta. Avenida abarrotada En el discurso de la avenida Carabobo, Chávez les dijo a los asistentes que luego del triunfo electoral regresaría a San Fernando y montarían una fiesta. “Apure te amo infinito”, expresó el Comandante, “Apure mío. Chávez es tuyo Apure y tú eres mío, Apure, como mía es la patria, como tuyo es Chávez, patria venezolana, pueblo venezolano. Camaradas, vamos a seguir batallando, desplegados rumbo al 7 de octubre para seguir abriendo los portones del futuro. Espero volver de nuevo a San Fernando después de la victoria del 7 de octubre para que hagamos una buena fiesta de arpa, cuatro y maracas hasta el amanecer. ¡ Viva la patria! ¡Viva el Apure! ¡Hasta la victoria siempre!”. Elio Luque estaba aquel día cerca de la tarima y confiesa que le dieron ganas de subirse y contrapuntear con el Comandante cuando entonaba canciones llaneras. Estima que había 40, 50 mil personas en la avenida. –¿Que sintió cuando escuchó las palabras de Chávez? –Me conmovió tanto que hasta se me salieron las lágrimas. Todo el mundo estaba conmovido. Fue un discurso histórico. Todavía lo vemos y nos conmueve. Chávez, aunque nació en Barinas, quería mucho al estado Apure, a Elorza, al Cajón del Arauca que es llano, sabanas, esteros, e historias como la de Florentino el que cantó con el Diablo. Charlys Lovera, un comunero de paso por la plaza Bolívar de San Fernando, confesó que el discurso estremeció a los apureños por esa carga de sentimientos que transmitió. –¿Había mucha gente en ese mitin? –Estaba abarrotado. En la caminata previa, de hecho, si se te caía el zapato o la alpargata, tenías que dejarlos porque era riesgoso intentar recogerlos porque te iba a pasar por encima una marea de gente. Estábamos a la expectativa de por dónde iba a llegar el Comandante. Estábamos atentos porque todos queríamos verlo, acompañarlo, estar con él. Fue una invasión de pueblo a la ciudad de San Fernando. Nunca otro líder, que yo sepa, lo había logrado. Fue un momento impresionante que lo recordamos con nostalgia. Lovera asevera que Chávez amaba el llano, sus faenas, y que su pasantía por el Estado Apure marcó su corazón, su vida. Además, Apure es tierra de héroes. María de León, Manuel León y Eneida Rojas coinciden en resaltar aquel discurso como un caso sobresaliente en la historia de la ciudad. “El que no se conmovió con nuestro Presidente no tiene sentimiento”, señala María de León. “Creo que el discurso fue como una despedida, aunque nadie en ese momento lo pensaba”, dice Manuel León. “Sentí una emoción muy grande. Nosotros también lloramos.

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EDICIÓN ESPECIAL

Renace el Correo del Orinoco El 30 de agosto de 2009 el sueño comunicacional del Comandante se hace realidad. Como era de esperarse el Jefe de la Repúblia Bolivariana se hace presente en el número 1, con un editorial que define a grandes rasgos los lineamientos y principios que un diario en período de Revolución debe reflejar:

Tiempo de Chávez

Jueves 5 de Marzo de 2016

Chávez

el gran comunicador Chávez y el periodismo Periodismo y capitalismo “Toda esta operación mediática no es sino parte precisamente, de los intentos o el esfuerzo a veces desesperado del capitalismo por preservarse”. 27 de junio de 2009

Aquí reproducimos íntegro el editorial del presidente Hugo Chávez Este día domingo –30 de agosto, como en aquella fecha magna en la que nació la primera Constitución de la Gran Colombia en 182– nace, en su segunda era, el Correo del Orinoco. El Correo del Orinoco es un cohete libertario, y fue así como lo creó el Libertador Simón Bolívar, aquel año de 1818. Es así como debe seguir siéndolo hoy, este pertrecho de la artillería del pensamiento, que en la guerra por alcanzar nuestra definitiva independencia, está llamado a ocupar el sitial de los disparos gruesos y de ablandamiento del terreno enemigo, caracterizado por su terrorismo mediático. Para lograr nuestro objetivo de informar de manera veraz y oportuna, como corresponde a las comunicadoras y a los comunicadores, que creen en el ser humano y defienden su dignidad como el valor más alto para alcanzar a tener Patria y construir el socialismo, debemos dejarnos guiar por el principio que expresara el Libertador Simón Bolívar en la primera edición del Correo del Orinoco, al decir: “Somos libres, escribimos en un país libre, y no nos proponemos engañar al público”. Un periodismo de la verdad y para la verdad, que siempre es y será revolucionario. Eso es lo que se propone nuestro Correo del Orinoco. Y mucho más en estos momentos cuando nuevamente los intereses imperiales pretenden impedir la libertad y unidad de nuestros pueblos. La tarea del Correo del Orinoco, creado por nuestro Libertador hace 191 años, no ha terminado y hoy tenemos el enorme compromiso de alcanzar nuestra definitiva independencia, de todo dominio, de todo colonialismo, de todo imperio. Es la hora de fortalecer la lucha en el campo de las ideas, es la hora de vencer… Y, con el Correo del Orinoco, ¡Venceremos! Hugo Chávez Frías

A las y los periodistas venezolanos “Ese código de ética que ustedes cargan allí, hay que levantarlo como bandera para que la ética vuelva a invadir todos los espacios del buen periodismo venezolano”. “Yo he dicho algunas veces que de las profesiones que a mí me hubiese gustado seguir, además de la de militar, es la de periodista. Me gustaría ser periodista”. 27 de junio de 2002

T/ Modaira Rubio

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n 27 de junio de 1818, el Libertador Simón Bolívar fundó el primer periódico puesto al servicio de los intereses de un pueblo: el Correo del Orinoco. El padre Libertador, en su genialidad, entendió que la guerra de la independencia, debía pelearse también en el campo de batalla de las ideas: la Artillería del Pensamiento. La causa independentista necesitaba sumar conciencias, necesitaba un pueblo despierto, sabio, que conociera a fondo el verdadero propósito de la lucha por la que estaba dando su vida. Hace más de tres lustros, bajo el liderazgo del comandante Hugo Chávez, el pueblo venezolano inició su segundo proceso de liberación nacional, que en el desarrollo de los acontecimientos reafirmó su carácter socialista, anticapitalista y antiimperialista. Con motivo de rendir merecido homenaje a Chávez, a tres años de su siembra, es justo recordar que él también fue quien refundó el Correo del Orinoco en 2009, con la misión bolivariana y patriótica de hacer un periodismo para la causa revolucionaria, para la defensa de la soberanía; un periodismo para la liberación del pueblo. El ejercicio del periodismo venezolano puede dividirse en dos momentos: un antes y un después del comandante Chávez; eso es innegable. El presidente Chávez revolucionó la manera de relacionarnos con el contenido de los medios, y no solo en Venezuela sino también en el ámbito internacional contribuyó a desmontar el mito que nos enseñan en las escuelas de Comunicación Social: “Los medios son para informar”. Él nos demostró en la práctica, que en el capitalismo los medios también son utilizados para manipular. El comandante Chávez les abrió los ojos a miles y millones de personas en el planeta haciéndoles comprender que la gran prensa

internacional, los emporios y monopolios de la comunicación, están al servicio de los intereses de la oligarquía trasnacional y del imperialismo; y nos instó a emprender la lucha por la democratización de los medios y la comunicación alternativa. Soberanía informativa para derrotar la guerra económica Tal y como lo entendió Bolívar en su momento, el comandante Chávez comprendió que no podíamos avanzar en lo político si no alcanzábamos también la Soberanía Comunicacional. Derrotar la opresión mediática de las empresas de comunicación, fue una tarea emprendida por Chávez, que la Revolución Bolivariana debe seguir profundizando. En su gestión de gobierno, Hugo Chávez logró avances tecnológicos, como el lanzamiento de nuestro primer satélite Simón Bolívar; implementó efectivas políticas de inclusión que se tradujeron en el aumento de concesiones en radio y TV; creó el Sistema Nacional de Medios Públicos y propició la aparición de cientos de medios comunitarios; fomentó la aparición de la figura jurídica del productor nacional independiente, para combatir la tercerización y dignificar a las y los comunicadores; masificó el acceso a internet; puso sobre la mesa la necesidad de fomentar la propiedad social de los medios de comunicación. Su visión trascendía el solo hecho de democratizar los espacios y medios de difusión; nos propuso transformar el relacionamiento de la sociedad con los medios de comunicación y por ello se empeñó en comenzar a construir una plataforma jurídica, institucional y mediática que permitieran al pueblo avanzar en el proceso de liberación nacional y de construcción de la Soberanía Comunicacional. La práctica periodística en Venezuela comenzó a ser evaluada por el pueblo que ha rechazado abiertamente las viejas formas

Sobre la libertad de expresión “En Venezuela hay más libertad de expresión que en EEUU. Que no vengan a hablarnos de libertad de prensa ellos, pudiéramos darles nosotros algunas lecciones de libertad de expresión”. 3 de junio de 2009 de ejercer el oficio de informar a las masas. De allí que la primera baja que ha tenido la prensa burguesa es la pérdida paulatina de su credibilidad. El periodismo del capitalismo, que se ejerce como práctica comercial en donde “la noticia es un producto que se vende”, ha sido desplazado por un pueblo que exige y defiende su derecho a la comunicación y a la información veraz. En este momento en que enfrentamos una guerra económica, con un altísimo componente mediático, es vital retomar la visión de Chávez sobre el rol de los medios y sobre el papel del periodismo en la edificación de una sociedad más justa. No puede existir “equilibrio” informativo, cuando el gran capital dueño de los medios pretende manipular la voluntad de millones de personas; trata de imponerle una agenda a la sociedad entera y manipula y falsifica la realidad para beneficiar los intereses de grupos poderosos. Para derrotar al fascismo económico y financiero, necesitamos también emprender la ofensiva mediática y comunicacional que nos indicó Chávez; debemos combatir la mentira con la verdad. La comunicación debe ser puesta al servicio de los intereses de la clase trabajadora y de las mayorías para frenar la embestida mediática que genera la inestabilidad sobre la que se gesta la inflación inducida. Debemos ir hacia la Soberanía Comunicacional, hacia una práctica periodística que esté acorde con el momento histórico que vive nuestro país; y debemos fundamentar esa construcción sobre el legado de Chávez, el gran comunicador del Siglo XXI.

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