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UN
SALUDO LLENO DE GRACIA 10 Octubre 2010 | por Omar Ramos
Efesios 1:1-‐2 1 Pablo, apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, a los santos y fieles en
Cristo Jesús que están en Éfeso: 2 Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.
I N T R O D U C C I Ó N Creo que siempre será bueno predicar temas expositivos, ya que estos persiguen como meta ser tantos explicativos como aplicativos a la vida cristiana. Esta es una serie de temas sobre la carta a los Efesios, que espero sea de gran bendición para nuestras almas. He complementado estos sermones expositivos, ayudado por diferentes autores y sus obras, entre las que destaco: “Carta a los Efesios” por Mariano Ávila Arteaga; “Vamos a estudiar Efesios” por Sinclair Ferguson; “Comentario Bíblico del Continente Nuevo a Efesios” por Raúl Caballero Yoccou; “Comentario expositivo de Efesios” por Guillermo Hendriksen. Se ha dicho que la carta a los Romanos es la más impresionante de las epístolas o cartas de Pablo y que Efesios, es la más elegante. Esta carta, de principio a fin nos presenta la maravilla de la gracia de Dios, el privilegio de pertenecer a la Iglesia y el patrón de transformación de vida que produce el evangelio. Este panorama nos es presentado por un hombre cuyo nombre era Pablo (paulus en latín significaba “el pequeño”). El cual con justa razón se presenta así mismo en Efesios 3:8 como el “más pequeño de todos los santos”, pero que sin embargo es depositario de una revelación, que como él mismo dice, tiene las características de “las inescrutables riquezas de Cristo”, la motivación es declarada en Efesios 3:1, donde dice que lo hace para beneficio de los “gentiles” o no judíos y como “prisionero de Cristo”. Espero poder responder en este análisis a preguntas relevantes sobre la razón de esta carta, como ¿Qué hizo que Pablo escribiera esta carta a los Efesios?, ¿Dónde se encontraba cuando les escribió como “prisionero”?, ¿Por qué les escribió?, ¿Cuál es el mensaje central de esta carta?, entre otras.
Algo de historia: Éfeso era la ciudad más importante de la provincia romana conocida como Asia, en la zona que hoy día se conoce como Turquía. Pablo visitó esta ciudad alrededor del año 52 d.C., Se dice que era una ciudad grande y con una población aproximada de 300.000 personas. Su anfiteatro tenía una capacidad como para 50.000 personas, como un Estadio de futbol. Era una ciudad que fomentaba el culto y adoración al emperador romano; pero la religión por la cual Éfeso era conocida era el culto a la diosa Diana (conocida también como la diosa griega Artemisa). Esto había hecho que los ciudadanos construyeran el imponente Templo a Diana, era tan hermoso que fue catalogado como una de las siete maravillas del mundo antiguo. El relato en Hechos 19:35 dice: “Entonces el escribano, cuando había apaciguado a la multitud, dijo: Varones efesios, ¿y quién es el hombre que no sabe que la ciudad de los efesios es guardiana del templo de la gran diosa Diana, y de la imagen venida de Júpiter?” Pablo llegó por primera vez a Éfeso en su segundo viaje misionero, el cual se encuentra relatado en Hechos 18:19-‐31. Lo acompañaban en este viaje Priscila y Aquila, a los cuales dejó en Éfeso para continuar con la obra y él prosiguió viaje. Más tarde llega a Éfeso Apolos, un fervoroso predicador, que solo conocía el bautismo de Juan, al cual Priscila y Aquila instruyen para que tenga una comprensión más plena del evangelio (18:35). Más tarde Pablo regresa a Éfeso y se queda allí más de dos años (19:31). Todo el historial del ministerio de Pablo lo encontramos en Hechos 19:31-‐20:6. Pero lo central de su labor nos es relatada en Hechos 20:17-‐38 (leer). Esta carta es una de las cuatro cartas escritas desde la prisión, junto a Filipenses, Colosenses y Filemón, pero no hay seguridad de donde se encontraba encarcelado al escribirla. Se cree que esta epístola es una carta circular, dirigida a la Iglesia de Jesucristo de todos los tiempos, más que una carta dirigida específicamente a la Iglesia en Éfeso. Esta carta tenía como propósito alentar a los hermanos en medio de una cultura pluralista y tolerante de muchas cosas, pero no del evangelio cristiano ni de la iglesia que lo proclamaba. Algo muy parecido a lo que le ocurre al cristianismo bíblico de hoy. El expositor Sinclair Ferguson resume de una manera clara el contenido general de esta carta y nos dice: “Estos creyentes necesitaban saber que estaban seguros: Pablo les enseña que están anclados en los propósitos eternos de Dios. Ellos vivían bajo la amenaza de potestades oscuras y siniestras; necesitaban saber que Cristo había conquistado a todos los enemigos de Él y de ellos. Eran creyentes que estaban rodeados por la influencia del mundo, la carne y el Diablo; necesitaban saber que Dios los había resucitado de esa muerte espiritual. Ellos eran confrontados diariamente por el paganismo gentil; necesitaban saber que Cristo los había llevado a la familia de Dios. Ellos vivían bajo la sombra de un falso templo y un falso ídolo; necesitaban saber que ellos eran el verdadero templo de
Dios. Vivían en una sociedad impía; necesitaban saber cómo el Evangelio transformaría sus vidas. Ellos veían la vida matrimonial, familiar y empresarial corrompida por el interés personal; necesitaban saber cómo la gracia podía transformar todas sus relaciones. Ellos sufrían el ataque de las fortalezas de las tinieblas; necesitaban saber cómo podían permanecer firmes en la batalla.” Todo esto y mucho más desarrolla Pablo en una epístola de solo cuatro páginas. Algo que a nosotros nos tomará el resto de nuestras vidas entenderla y aplicarla. Siendo una escritura inspirada por Dios, podemos acudir a ella con confianza de que nos enseñará, nos reprenderá, nos transformará y nos equipará para toda buena obra como dice 2 Timoteo 3:16-‐17. Dios nos ayude a que el impacto que esta carta ha ejercido en las vidas de tantos creyentes a través de los siglos, también lo efectúe en nuestras vidas hoy. Vamos entonces a esta hermosa aventura con la esperanza de que Dios nos enseñará maravillosas verdades que edificarán nuestras vidas. El inicio de esta carta es muy especial, Pablo adoptó la formula básica de casi todas su epístolas. Solamente la carta a los Gálatas contiene un tono mas duro. Pablo no despreciaba las buenas costumbres de su época y aunque emplea las tradiciones culturales, siempre las inclina hacia el Evangelio y, de esa manera las transforma; toma lo que es natural y pone en ello la gracia de Dios. Así, los saludos formales son sustituidos por una magnífica expresión de amor cristiano dentro del contexto de la obra salvadora de Dios. Cuán diferente a la forma en que en la actualidad muchos escriben cartas o ahora email o mensajes de texto, que han reducido aun más la posibilidad de expresarse con más amabilidad.
Esta introducción puede ser dividida en tres partes naturales:
I.
Las Credenciales del autor.
II.
Los destinatarios de la carta
III.
Los deseos del escritor.
I. Las Credenciales del autor.
¿Quién era Pablo? Lo que el escritor estaba a punto de enseñar requería una marca de autoridad, específicamente una autoridad divina. Tanto en esta carta como en otras, Pablo declara haber recibido una comisión directamente del Señor. Veamos en 1 Corintios 1:1 y 2 Corintios 1:1 y en 2 Timoteo 1:1.
Pablo mismo había advertido que después de su partida se levantarían falsos maestros como lo dice en 2 Corintios 11:13-‐15 ante lo cual era necesario que su apostolado fuese autentificado. Pablo tenía un doble respaldo de su apostolado y este consistía en ser un siervo seguro de su posición como nos dice en 1 Timoteo 1:12 y eficiente en sus funciones de apóstol, predicador y maestro de los gentiles como lo dice en 2 Timoteo 1:11. La Biblia claramente nos indica que Pablo había sido: Llamado para un servicio específico – Hechos 9:15; 22:15 Comisionado con el poder del Señor – Hechos 13:4; 26:18 Enviado para predicar y enseñar – 1 Corintios 1:17; Colosenses 1:28.
Si hay algo que podemos aprender de esto es que: 1. Pablo no se pertenecía a sí mismo y nosotros tampoco. Hemos sido comprados por precio nos dice 1 Corintios 6:20 y 1 Pedro 1:18. Somos santificados o apartados para el servicio al Señor como leemos en Romanos 6:6: “…sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado.” Y comisionados para llevar el nombre de Cristo al mundo como esta escrito en 1 Tesalonicenses 1:6-‐7: 6 Y vosotros vinisteis a ser imitadores de nosotros y del Señor, recibiendo la palabra en medio de gran tribulación, con gozo del Espíritu Santo, 7 de tal manera que habéis sido ejemplo a todos los de Macedonia y de Acaya que han creído.
2. Lo segundo que podemos aprender, es que la misma voluntad divina que regía al apóstol, rige también para nosotros, sin la cual no tendríamos ni poder, ni victoria como dice Filipense 2:13: “porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad.” Todo es posible para aquel en quien Dios obra ( 2 Corintios 12:11).
II. Los destinatarios de la carta.
Así como vimos dos cualidades que Pablo menciona en cuanto al origen de su autoridad, también mencionará dos cualidades de sus hermanos: eran santos y fieles. 1. Santos porque habían sido separados por el Espíritu Santo. 2. Fieles porque habían confiado en Jesucristo de todo corazón. Así como la condición de ser santos nos habla del propósito de Dios para los creyentes de Éfeso y una demanda severa de una vida de santidad, el ser fieles es mencionado como el complemento o resultante lógica de la santidad. (1 Co.1:2; 2 Co.7:1: “Así que, amados, puesto que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios.”)
En la Biblia encontramos muchas maneras de llamar a los creyentes:
Hijos, Cristianos, Hermanos, Siervos, Santos, Discípulos, entre otros.
No importa en realidad como seamos llamados hoy, lo que si debemos considerar es que deben haber ciertas características notorias que nos identifiquen como cristianos, como el sujetarnos a la voluntad de Dios y vivir según los propósitos de nuestro llamado, asidos de la cabeza como dice Efesios 4:16 para alcanzar las metas trazadas por nuestro Señor y Salvador. La clave entonces en este saludo introductorio para esta calificación de ser santos y Fieles se encuentra en la frase “en Cristo”, que marca la posición que todos los creyentes tenemos por haber entrado en el cuerpo de Cristo. Esta expresión es usada más de cien veces en los escritos paulinos. Esto es un indicativo de nuestra unión VITAL con Cristo y también nos habla de la intimidad por la cual los cristianos comparten su vida, seguridad, poder y victoria en Cristo.
Estar en Cristo entonces implica disfrutar de:
1. 2. 3. 4. 5.
Una nueva relación – 2 Corintios 5:17 Una seguridad inviolable – Romanos 8:1 Una cercanía con Dios – Efesios 2:13 Un gozo real – Filipenses 3:3 Un lugar para fructificar – Jn.15:4
III. Los deseos del escritor.
La mención por parte de Pablo de la expresión Gracia, con la que comienza esta carta es muy significativa, en vez de preguntar ¿cómo están ustedes?, Pablo repetía Gracia, algo que les recordaba a los hermanos lo que eran y tenían en Cristo Jesús. Esta expresión será repetida en varias ocasiones en esta carta y ligada a otras verdades fundamentales para la fe cristiana. Vean por ejemplo:
1. 2. 3. 4. 5. 6. 7.
Efesios 1:6 – Aceptados en el amado “para alabanza de la gloria de su gracia”. Efesios 1:7 – Perdonados según “las riquezas de su gracia”. Efesios 2:5, 8 – Salvados por gracia, no por obras. Efesios 2:7 -‐ Trofeos de su bondad por gracia. Efesios 3:7 – Servidores de Dios por el don de la gracia. Efesios 4:29 – Comunicadores de un nuevo mensaje por gracia. Efesios 6:24 – Receptores de gracia para vivir en el amor del Señor.
A esto Pablo agregó el saludo Paz, que proviene del hebreo Shalom. También muy significativo, porque les recordaba la experiencia real que los unía a Dios como lo dice en Romanos 5:1: “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo;…” Era esta paz la que debía gobernar sus corazones si eran creyentes verdaderos como dice en Filipenses 4:7 “Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.” Pablo, no solo expresaba un deseo con decir Paz, sino que estaba compartiendo algo que tenía y que todos los creyentes tenemos.
C O N C L U S I Ó N Dios nos ayude a ser de bendición a otros porque muchos son los que necesitan de la gracia y paz de Dios en estos tiempos. Esta es la única manera de estar firmes en la vida cristiana. Así como nuestros cuerpos necesitan alimento fresco y diario para crecer, nosotros necesitamos de estas provisiones espirituales que solo provienen de nuestro Padre y del Señor Jesucristo. Vivamos como el apóstol, según el llamado divino, viviendo en su voluntad santa y fielmente y trasmitiendo este mensaje de gracia y paz. Amén. Serie: Epístola a los Efesios
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