Igualdad de género, premisa esencial para alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio

Igualdad de género, premisa esencial para alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio María Amelia Trigoso Barentzen1 “El verdadero descubrimien

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Igualdad de género, premisa esencial para alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio María Amelia Trigoso Barentzen1

“El verdadero descubrimiento no es descubrir nuevos paisajes, es tener nuevos ojos” Foucault2

Más allá de las críticas que podamos tener respecto a cómo han sido formulados los Objetivos de Desarrollo del Milenio y los contenidos de éstos, debemos reconocer que parten por principios y valores –contenidos en la Declaración del Milenio- reconocidos a lo largo de las últimas décadas por el propio sistema de las Naciones Unidas y que tienen que ver con la libertad, la tolerancia, la igualdad, entre otros. El problema si bien radica en que estos principios no se traducen muchas de las veces en los ODM y en sus metas e indicadores (por lo que precisamente son objeto de críticas), es por ello que planteo la necesidad de mirar la realidad antes que los Objetivos de Desarrollo del Milenio y sus metas por sí mismos. Uno de esos principios señalados en la Declaración del Milenio, es la promoción de la igualdad de género y el énfasis que se da en la Declaración respecto a que éste no debe ser un objetivo en sí mismo, sino una condición esencial para alcanzar todos los demás Objetivos. Entonces, cabría preguntarse ¿por qué la igualdad de género ha quedado relegada a un solo objetivo? Sin embargo, más allá de la validez o no que tenga responder a esta pregunta, mi intención apunta a reafirmar la importancia que la igualdad de género tiene como premisa esencial para alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio y la necesidad, en este camino, de no perder de vista la esencia de la Declaración ya que un análisis de la realidad, que excluya a sectores de la población y el ejercicio de los derechos humanos fundamentales de las personas, será un análisis incompleto y, por ende, no nos permitirá alcanzar mínimamente muchas de las metas planteadas al 2015. Nuestro análisis social será más minucioso y nuestras intervenciones sociales más apropiadas en la medida que tengamos conciencia de las complejas formas en las que la sociedad encasilla a las personas en diferentes categorías y roles, y de los modos en que éstos pueden ser la base para la cooperación o el conflicto. En ese sentido, la igualdad de género se convierte en un instrumento poderosísimo que nos permitirá orientar nuestras estrategias como países para el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio.

1

Antropóloga, miembro del Centro de la Mujer Peruana Flora Tristán

2

Foucault, Michel. Historia de la sexualidad. 1. La voluntad de saber

De igual manera, en el análisis de la realidad, no debemos perder de vista las diversas Conferencias internacionales y convenciones3 a lo largo de las últimas décadas del siglo XX y principios del XXI y sus declaraciones, instrumentos, y plataformas de acción que han desarrollando aportes importantes en la promoción de la igualdad de género y desarrollo y, fundamentalmente, porque a través de ellas se ha avanzado en relación a los derechos de las mujeres, a pesar de que aún siguen existiendo brechas significativas entre el nivel teórico, las percepciones de las personas y la concreción de este derecho en las políticas públicas. Estas brechas, las más de las veces, se han dado por la falta de voluntad política para poner en marcha los compromisos asumidos por los Estados, pero esto tiene que ver con la falta de reconocimiento de que el desarrollo no es un proceso neutro y que implica un proceso complejo de relaciones sociales y la expansión de las capacidades de todas las personas para alcanzar el bienestar. En este sentido, en el trabajo de cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio no se puede ni debe perder de vista los aportes alcanzados por estas Conferencias e instrumentos internacionales, más allá de que los ODM no tengan carácter obligatorio, “…concretan –una vez más- el compromiso histórico de todas las naciones para alcanzar un conjunto de objetivos comunes, mensurables y cuyo cumplimiento puede ser evaluado a partir de indicadores específicos…”4, y debieran constituir un complemento a los diversos acuerdos internacionales en materia de derechos humanos y el adelanto de las mujeres; el carácter de complementariedad de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, puede asegurar también la obligatoriedad de una serie de compromisos relacionados a temas que están estrechamente ligados a la promoción de la igualdad de género –más allá de que se planteen como objetivos separados- como el acceso universal a la educación primaria, reducción de la mortalidad infantil, mejoramiento de la salud materna, combate del VIH/SIDA, áreas todas que son abarcadas por los ODM y que tienen obligación legal a través de otros instrumentos internacionales. Mirando la realidad con otros ojos. Avanzando más allá de los Objetivos de Desarrollo del Milenio. La pobreza y su combate, objetivo central en la Declaración del Milenio, es un fenómeno que tiene múltiples dimensiones. Hay una serie de variables como la raza, etnia, casta, estado civil, edad y género, unidos a la ubicación geográfica que actúan como mecanismos que inciden en la pobreza. Por ello, se hace necesario mirar los Objetivos de Desarrollo del Milenio a la luz de la realidad de países de América Latina y países de la Comunidad Andina de Naciones como el Perú, pero además desde la realidad de las mujeres y entender que la mortalidad materna, el aumento del VIH/SIDA, la falta de escolaridad, el deterioro del medio 3

Convención para la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW), Convención para Prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer, Estatuto de la Corte penal Internacional, Declaración y Programa de Viena, Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo (Cairo), Declaración y Plataforma de acción, Beijing; Carta Democrática Interamericana. 4 Dador, Jennie. “Recomendaciones políticas para el cumplimiento de las Metas del Milenio”.

2

ambiente son distintas manifestaciones de la pobreza y que no se trata de cumplir las metas por sí mismas ya que desde este punto de vista, la situación de lucha contra la pobreza, y sus múltiples dimensiones, estarían –con los indicadores que se han diseñado para cada meta- cumplidas casi al 100% para el 2015, por lo menos para muchas de las metas y sus respectivos indicadores. Vasta ver algunas cifras5. Objetivos 1. Erradicar la extrema y el hambre

2. Lograr la primaria universal

pobreza

educación

3. Promover la igualdad entre los sexos y la autonomía de la mujer

5. Mejorar la salud materna

6. Combatir el VIH/SIDA, el paludismo y otras enfermedades

Metas Reducir a la mitad, entre 1990 y 2015, el porcentaje de personas cuyos ingresos estén por debajo de la pobreza nacional Velar para que en el año 2015 los niños y niñas puedan terminar un ciclo completo de enseñanza primaria Eliminar las desigualdades entre los géneros en la enseñanza primaria y secundaria, preferiblemente para el año 2005, y entonos los niveles de la enseñanza antes del fin del 2015.

Reducir la razón de mortalidad materna en tres cuartas partes entre 1990 y 2015 Haber detenido y comenzado a reducir, para el año 2015, la propagación del VIH/SIDA

Indicadores - Proporción de la población con ingresos inferiores a 1 dólar por día

- Tasa neta de matrícula en la enseñanza primaria

- Relación entre niñas y niños en la educación primaria, secundaria y superior - Relación entre las tasas de alfabetización de las mujeres y los hombres de edades comprendidas entre los 15 y los 24 años - Proporción de mujeres entre los empleados remunerados en el sector no agrícola - Proporción de puestos ocupados por mujeres en el parlamento nacional - Tasa de mortalidad materna

- Tasa de morbilidad del VIH entre mujeres embarazadas entre 15 y 24 años

En el campo de la pobreza Proporción de la población con ingresos inferiores a 1 dólar por día (ODM1) Las estadísticas revisadas para el tema de pobreza coinciden en señalar que su medición, en relación a un dólar por día, no grafica la realidad en nuestro país. El informe nacional del 2004 sobre el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, usa la medida del Instituto Nacional de Estadística e Informática – INEI, que da cuenta del porcentaje de la población en condiciones de pobreza y pobreza

No me referiré a los Objetivos de Desarrollo del Milenio y a los indicadores planteados de manera ordenada. Tomaré algunas estadísticas, vinculadas a algunos indicadores de varios de los ODM en los que considero es clave mirar qué está pasando con las mujeres en el Perú.

3

extrema tomando como base la posibilidad que tienen las familias de acceder a una canasta básica de alimentos. En base a esta medición, las estadísticas muestran que la pobreza extrema en los últimos años ha disminuido ligeramente más que la pobreza total que alcanza a más de la mitad de la población en el país. Considerando la cifra planteada para el 2015 y el ritmo de descenso de la pobreza total y de la pobreza extrema, para ese año podríamos alcanzar los porcentajes planteados o estar cerca de ellos. Gráfico 1 Pobreza extrema y pobreza total. Perú 2001-2003 60.00%

54.80%

54.70%

54.30%

50.00% 40.00% 30.00%

24.4%

27.30%

23.90%

21.60%

20.00%

11.50%

10.00% 0.00% 2001

2002

2003

pobreza total

2015

pobreza extrema

Fuente: ENAHO 2001, 2002, 2003. Elaboración propia

Sin embargo, y a partir de la mirada de estas cifras por dominio geográfico, encontramos grandes disparidades que muestran que la condición de ruralidad es un factor que agrava las condiciones en las que viven millones de personas en el Perú. Así, encontramos que para el año 2003, el 82.9% de la población en la sierra rural se encontraba en la condición de pobreza total, seguida por la selva rural con un 63.7% de la población en esa misma condición. Para el caso de la pobreza extrema, para ese mismo año, la figura se repite al registrar la sierra rural los más altos porcentajes: 58.6%, seguida de la selva rural con 25.4% en esa condición. Es preciso añadir, que en estos casos, así como en casi todos los dominios geográficos la pobreza total ha aumentado en relación al año 2002. Cuadro 1

Costa Sierra urbana Sierra rural Selva urbana Selva rural

pobreza total 2001 2002 48.70% 48.40%

2003 45.9

pobreza extrema 2001 2002 2003 10.3 12.8 10.9

51.60% 83.40%

48.60% 81.80%

51.4 82.9

18.3 60.8

16.3 57.9

12.7 58.6

62.40% 74.00%

58.10% 71.90%

63.8 63.7

34.9 43.7

30.5 44

30.6 25.4

Fuente: ENAHO 2001, 2002, 2003. Elaboración propia

4

¿Y qué pasa con la incidencia de la pobreza en las mujeres? Las cifras con las que contamos, muestran que la pobreza extrema aumenta: 50.8% para la costa rural, 47.2% para la sierra rural y 48.3% para la selva rural6. A esta situación, hay que añadir la condición de las mujeres jefas de hogar que en el área rural representan el 69.5% en la condición de pobreza y el 46.3% en la condición de pobreza extrema7. En estas condiciones, es preciso que las estrategias de alivio a la pobreza, si bien deben considerar las inequidades en la distribución de los ingresos, no se debe perder de vista las exclusiones derivadas de las desigualdades relacionadas a la ubicación geográfica y, sobre todo, a las de género ya que como las estadísticas en relación a la pobreza total y pobreza extrema y las que veremos a continuación, muestran que lamentablemente la pobreza, no sólo en términos de ingresos económicos, tiene rostro femenino Proporción de mujeres entre los empleados remunerados en el sector no agrícola (ODM3) Cuadro 2

1991 2002 41.29% 42.20% Fuente: ENNIV 1991 ENAHO 2002 – IV Trimestre

Si bien el porcentaje de mujeres remuneradas en el sector no agrícola no ha aumentado significativamente en más de una década, la tendencia es hacia un aumento de la participación de las mujeres en relación a este tipo de empleo; sin embargo, esto no necesariamente implica igualdad en las oportunidades y en las condiciones en las que las mujeres y hombres (en mayor medida las primeras) se insertan en el mercado de trabajo. Nuevamente, la condición de ruralidad y la de género confirman esta afirmación. En el caso de las mujeres rurales en la condición de ocupadas, las cifras permiten ver que el sector agrícola es el que absorbe a la mayoría de las mujeres ocupadas: la categoría en donde se ubican más mujeres es la de trabajadora familiar no remunerada (un poco menos del 60% para el año 2003). Ello tiene que ver evidentemente con las condiciones de pobreza en la que las mujeres se encuentran, a lo que se suma que la mayoría de la PEA femenina en este sector está compuesta por mujeres que no concluyeron sus estudios primarios (32%) o no tienen ningún nivel de instrucción (25.8%)8; pero también está relacionado al hecho de que “…en las áreas rurales, el trabajo invisible de las mujeres es mucho más acentuado que en las ciudades, a pesar de representar una contribución muy 6

CUANTO. Anuario estadístico. Perú en Números 2001. Fuente: ENAHO, 2001- IV Trimestre. 8 ENAHO 2002 – IV Trimestre. 7

5

significativa al ingreso de las familias, especialmente en el caso de las mujeres que trabajan en la agricultura, apareciendo muchas veces como extensión del trabajo doméstico. Lamentablemente, las cifras no revelan la real dimensión de la contribución de las mujeres al ingreso familiar en zonas rurales”9. Gráfico 2 Mujeres ocupadas en el ámbito rural, según categoría de trabajo 70 60 50 40 30 20 10 0 empleador

trabajador empleado independiente

1993

obrero

Trabajador Trabajadora familiar no del hogar remunerado

otros

2003

Fuente: Situación de la Mujer Rural. Perú. FAO, en base a datos del Censo Nacional de Población y Vivienda, 1993 y la ENAHO, 2003

Finalmente, y un tema muy sensible estrechamente ligado con la pobreza como problema de múltiples dimensiones, es la falta de documentación de las mujeres (principalmente las rurales) que les impide ejercer sus derechos ciudadanos. Si bien no hay estadísticas oficiales en el país que den cuenta del número real de mujeres indocumentadas, un estudio de caso en tres regiones del país10: Arequipa (Condesuyos y La Unión), Cajamarca (Cutervo y Chota) y Piura (Ayabaca y Huancabamba) nos acerca a la magnitud de esta problemática: En Arequipa, el 76.33% de mujeres en esas provincias rurales no contaba con Libreta Militar y el 40.24% no tenía Partida de Nacimiento11; en Cajamarca, el 80.17% de las mujeres no contaban con Libreta Militar y el 46.55% no tenía Partida; en Piura los porcentajes aumentan a 80.17% y 46.77% respectivamente. Este es un ciclo que las más de las veces se repite con los hijos e hijas ya que las madres, al no contar con un documento de identidad, no pueden inscribir a sus hijos.

En el campo educativo Tasa neta de matrícula en la enseñanza primaria (ODM2) 9

Fernández, Blanca y Trigoso, María Amelia. Las mujeres rurales en el Perú. Estudio realizado por el Centro de la Mujer Peruana Flora Tristán, en el marco de la Campaña “Por los derechos de las mujeres rurales”. 11 La Partida de Nacimiento, así como la Libreta Militar (documento a través del cual todo ciudadano y ciudadana quedaba registrado como “reserva” en una de las Fuerzas Armadas, ante una eventualidad de un conflicto armado ) hasta antes del año 2004, eran obligatorios para obtener, a los 18 años de edad el Documento Nacional de Identidad – DNI. En el 2004, se aprueba la Ley 28316 que elimina la Libreta Militar como requisito para obtener el DNI. 10

6

Relación entre niños y niñas en la educación primaria, secundaria y superior (ODM 3) El primer indicador del ODM 2, así como los dos otros planteados para esta meta12, también estarían mostrando que estamos por alcanzar la meta del 100% de acceso de niños y niñas a la educación primaria para el año 2015. Gráfico 3 tasa neta de matricula en la educación primaria

90.6%

100.0%

89.5%

1991

2002

Meta al 2015

Fuente: ENNIV 1991, ENAHO 2002. Elaboración propia

No existen diferencias significativas entre niños y niñas en cuanto al acceso a este nivel educativo e incluso la relación porcentual niñas-niños (indicador vinculado al ODM 3) en la primaria es casi pareja Gráfico 4 Relación porcentual niñas-niños en el sistema educativo 99.86%

100.00%

98.54% 97.16%

Prim aria 1991

1997

2002

2015

Fuente: ENNIV 1991; ENAHO 1997, 2002-IV Trimestre. Elaboración propia

12

Porcentaje de los estudiantes que comienzan el primer grado y llegan al quinto grado y Tasa de alfabetización de las personas en edades comprendidas entre los 15 y 24 años

7

Analizando este mismo indicador, para el caso de la secundaria y el nivel de estudios superiores, la meta también está a poco de alcanzarse a pesar de que la distancia es mayor en el caso de la educación secundaria. Gráfico 5 Relación porcentual niñas-niños en el sistema educativo 110.44%

101.90%

100.56%

94.47%

100.00%

90.28%

77.73%

1991

100.00%

1997 Secundaria

2002

2015

Superior

Fuente: ENNIV 1991; ENAHO 1997, 2002-IV Trimestre. Elaboración propia

Esta aparente situación de igualdad deja de ser tal y refleja las diferencias y disparidades de género cuando nos aproximamos a la realidad en zonas rurales: condiciones de pobreza, niveles de desaprobación y retiro, extra edad, así como indicadores de calidad. En esta línea, comprobamos que la realidad es otra: -

-

-

En el caso de la educación secundaria, en los sectores más pobres, la relación niñas-niños para el año 2002, fue de 80.49% y para la educación superior de 79.4%13. Muchas más niñas que niños desertan de la escuela en la primaria: la relación porcentual entre la tasa de deserción de niñas y niños de la educación primaria para el año 2002 fue de 119.5; es decir que por cada 100 hombres que dejaban la escuela desertaban 119.5 mujeres14. Esto tiene que ver con razones culturales que privilegian la educación de los niños frente a la de las niñas bajo la concepción de que muchas veces lo aprendido no será útil para las tareas que ellas realizan. Las brechas en rendimiento son menores en lo que se refiere a género y son muy grandes en cuanto el estudiante pertenece al área rural, expresada en las escuelas incompletas en docentes, y la de la gestión publica. Igual realidad se refleja en cuadros donde directamente se considera la condición de pobreza15.

13

Organización de las Naciones Unidas. Hacia el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio en el Perú. Informe 2004 14 idem 15 Tomado de Iguiñiz, Javier. Educación básica y Objetivos del Milenio. Texto borrador

8

Gráfico 6 Desempeño en comunicación de los alumnos que concluyen primaria, según género, gestión y características, 2001 100%

8 16

80%

7 14

8 18

5 16

60% 40%

1 6 29

6 16

36 77

78

74

93

81

81

39

20% 0% Total

Masculino

Femenino

Debajo del básico

Pública Básico

Privada

Unidocente Polidocente

Suficiente

Fuente: Ministerio de Educación. Evaluación Nacional de rendimiento Estudiantil, 2001. Elaboración propia

Estas diferencias se acentúan en aquellas zonas donde la lengua es distinta al castellano y en donde generalmente las escuelas tienen un solo maestro o maestra, que muchas de las veces no es bilingüe; esto, además de las razones culturales, podrían estar explicando los altos índices de deserción femenina ya que las niñas, más que los niños mantienen su lengua materna. Finalmente, cabría preguntarse si el avance en la cobertura corresponde con una mejora de la calidad de la enseñanza y con interacciones docente-alumno equitativas, que motiven a varones y mujeres de igual manera. En este punto, es necesario realizar un análisis más detallado de los contenidos que se imparten; especialmente en zonas rurales. Relación entre las tasas de alfabetización de las mujeres y de los hombres en edades comprendidas entre los 15 y los 24 años (ODM3) A nivel nacional no se encuentran diferencias significativas en relación a las edades planteadas en este indicador, las diferencias aparecen en las zonas rurales; sin embargo, esta información también nos indica que esta meta, en relación al tema del analfabetismo ha avanzado en los últimos años.

9

Gráfico 7 Relación entre tasas de analfabetism o de m ujeres a hom bres entre 15 a 24 años, 2002 250% 200% 100%

150%

86%

97%

100% 50%

100.00%

95%

99%

Urbano

Rural

Total

0%

15 a 19

20 a 24

Fuente: ENAHO 2002 – IV Trimestre. Elaboración propia

Pero a medida que avanzamos en los rango de edad, encontramos que la relación entre tasas de analfabetismo de mujeres a hombres disminuye y esta disminución lo es más en las zonas rurales. Aquí habría que considerar el hecho que después de los 24 años las mujeres siguen cumpliendo un papel fundamental en lo relacionado al ciclo productivo y reproductivo y el no alcanzar niveles mínimos de educación, restringe también su posibilidad de ejercer una serie de derechos. En el campo de la salud Tasa de mortalidad materna (ODM5) Este indicador ha disminuido considerablemente en los últimos años a nivel nacional; sin embargo, hay serias críticas en relación al sub registro que puede haberse dado ya que otras estadísticas no producidas por el Instituto Nacional de Estadística, revelan que esta tasa sería un poco más del doble (410 muertes por 100,000 nacidos vivos) que la registrada oficialmente y que se muestra en el gráfico a continuación.

10

Gráfico 8 300

265

250

185

200 150 100 50 0

1996

2000

Fuente: ENDES 1996 y 2000. Elaboración propia

Esta situación se agrava a nivel de las zonas rurales en donde se registra una tasa de 448 muertes maternas16. En el Perú muchas mujeres no tienen derecho a acceso universal a servicios de salud, ya sea por barreras geográficas, económicas o culturales. Los servicios de salud y los proveedores se concentran en las áreas urbanas, sin un criterio claro de distribución geográfica. La capacidad resolutiva para emergencias obstétricas es limitada. Para el año 2004, el 73% de los partos en el país son atendidos en establecimientos de salud y la cifra baja a un poco más del 40% en el área rural. Las mayores diferencias se observan por área de residencia, nivel de autonomía de la mujer y nivel educativo. Tasa de morbilidad del VIH entre mujeres embarazadas entre 15 y 24 años (ODM6) En relación a este primer indicador, vinculado al número de mujeres embarazadas que están infectadas con el virus del VIH/SIDA, las cifras reportadas desde 1996 oscilan considerablemente y llegan a un pico bastante elevado en el año 1997 que muestra que de 100 mujeres, 60 –en ese año- contrajeron el virus en comparación a una tasa de 0,21 (21 mujeres sobre 100) para el año 2002.

16

INEI. La mujer en el Perú.

11

Gráfico 9 Tasa de m orbilidad del VIH entre las m ujeres em barazadas de edades com prendidas entre los 15 y 24 años 0.7

0.6

0.6 0.5 0.4

0.3

0.3

0.3

0.2

0.26

0.21

0.2 0.1 0 1996

1997

1998

1999

2000

2002

Número de casos

Fuente: Informe 2004 de Naciones Unidas sobre el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Elaboración propia

Llama la atención las variaciones, esto –según el último informe del cumplimiento de los ODM en el Perú- estaría respondiendo a las distintas metodologías empleadas para su medición, así como la responsabilidad en la medición de tres organismos distintos durante la década de los años 90. Sin embargo estas oscilaciones, las cifras dan cuenta que el tema del aumento del VIH/SIDA entre las mujeres embarazadas se ha convertido en un grave problema de salud pública; en este sentido, las cifras que reporta este indicador muestran que a diferencia de la mayoría de indicadores para el conjunto de los ODM y de las metas planteadas, en este tema lejos de cumplir las metas trazadas al 2015, éstas siguen siendo preocupantes. Unido a ello, es importante revisar la prevalencia del VIH/SIDA también en las mujeres no embarazadas; aquí encontramos que para el año 2003, de una población de 76,633 personas con VIH/SIDA, había 18,000 mujeres infectadas con el virus y que esta cifra va en aumento; el porcentaje de mujeres dentro del total de casos, creció de 4% a 20% entre 1987 y el 2003. Sin embargo, el Ministerio de Salud no tiene una política de acceso gratuita a los antiretrovirales; el tratamiento con AZT es sólo preventivo de la transmisión vertical a pesar de conocerse que la transmisión por vía sexual es la que registra el porcentaje más elevado: 87%. En el campo de la salud, es necesario resaltar la importancia que el ejercicio de la sexualidad de las mujeres tiene en la reducción de la mortalidad materna, en el combate contra el VIH/SIDA, pero también en el propio derecho fundamental que las mujeres tienen de ejercer libremente su sexualidad. La salud de las mujeres debe ser entendida más allá del papel que ellas juegan en su rol materno. En este sentido, el tema del ejercicio de los derechos sexuales y derechos reproductivos debe ser fundamental en el cumplimiento del logro, ya no solo del objetivo específico dedicado a este tema, sino a los principios contenidos en la misma Declaración del Milenio. La salud materna debe pasar por la posibilidad de que

12

las mujeres tengan acceso a servicios de salud y de planificación familiar de calidad, que respeten su forma de entender la salud, pero también sus propios cuerpos; estos son temas especialmente sensibles en zonas rurales donde el enfoque intercultural debe abrirse paso en las estrategias que diseñemos que entiendan que muchas veces las construcciones socioculturales como aquellas que plantean la pasividad de la mujer frente a su sexualidad y que generan la poca capacidad de negociación con sus parejas, así como la falta de autonomía para decidir usar algún método anticonceptivo, atentan contra los derechos de las mujeres. En el campo de la participación política Proporción de puestos ocupados por mujeres en el parlamento nacional (ODM3) Gráfico 10 Porcentaje de puestos ocupados por mujeres en procesos electorales parlamentarios 25.00%

21.70% 18.30%

20.00% 15.00% 10.00%

7.50%

8.80%

11.70%

5.00% 0.00% 1990-1992

1992-1995

2000-2001

1995-2000

2001-2006

Fuente: Oficina Nacional de Procesos Electorales – ONPE

El porcentaje de mujeres en el parlamento en la última década, llegó a triplicar la participación de las mujeres, con un ligero descenso en el último período electoral. A pesar de ello, en este tema de la participación política –al igual que en el caso del VIH/SIDA- y mirando sólo los indicadores planteados, aún queda camino por recorrer en lo que a igualdad de oportunidades se refiere si consideramos que en el parlamento actual, de 120 congresistas elegidos, sólo …son mujeres. Situación similar, en relación al ejercicio del poder político, encontramos en los casos de los puestos ocupados por mujeres en los gobiernos locales municipales y distritales, en donde en la actualidad existen 48 mujeres a nivel nacional en el cargo de alcaldesas distritales17 y 4 mujeres alcaldesas provinciales18.

17 De un total de 1624 alcaldes distritales. Fuente: Naciones Unidas. Informe del cumplimiento de los ODM en el Perú, 2004.

18

De un total de 193 alcaldes provinciales. Fuente: Naciones Unidas. Informe del cumplimiento de los ODM en el Perú. 2004.

13

Pero en este punto, debemos señalar también que entendemos la participación política no sólo como la participación política partidaria que es la vinculada a las cifras recién señaladas. Ella, por supuesto, es de trascendental importancia en lo que se refiere a la toma de decisiones por parte de las mujeres en el quehacer de la política nacional y local, pero la participación política tiene que ver también –por un lado- con el desarrollo de la conciencia política ligado al ejercicio ciudadano de los derechos y obligaciones vinculados a saber elegir a sus representantes, analizar sus propuestas y si éstas se enmarcan dentro de los enfoques de género, derechos humanos e interculturalidad y a hacer seguimiento a éstas y –por otro lado- con la inserción de las mujeres en espacios públicos locales que se han abierto en los últimos años a partir del proceso de descentralización peruano; nos referimos, por ejemplo, a su participación, con propuestas e iniciativas en los Consejos de Coordinación Local (CCL), Consejos de Coordinación Regional (CCR), los Presupuestos Participativos, Mesas de Concertación, Comités de Vigilancia Ciudadana, entre otros espacios. Una condición necesaria para hacer efectiva esta participación, está ligada al tema del ejercicio de los derechos ciudadanos a través de la titularidad de un documento de identidad; condición que en la realidad está más lejana para las mujeres, especialmente rurales, y que está vinculada al tema de la pobreza tal como lo señaláramos en el acápite sobre ese tema.

Algunas consideraciones en torno a lo que la realidad nos muestra para el cumplimiento de los ODM con igualdad de género

El género diferencia la experiencia de pobreza en términos de la clase de demanda y de goce de derechos que movilizan a hombres y a mujeres, las metas que ellos priorizan y las formas de gestión que pueden ejercer al negociar los significados y desafíos de las distribuciones; en ese sentido, nos referimos a la pobreza como fenómeno multidimensional que implica mirar los diferentes contextos, las diferentes situaciones y las diferentes subjetividades, éstas últimas ligadas a una serie de valores y creencias que no necesariamente son explícitas y sobre las cuales creemos es necesario trabajar. Por ello es preciso, para avanzar en el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, más que centrarnos en alcanzar las propias metas, que como lo hemos visto en muchos de los casos, avanzamos a buen ritmo, cuestionarnos si es deseable alcanzar las metas cuando las desigualdades se mantienen. Nuestros esfuerzos deben estar dirigidos a mirar los ODM desde una perspectiva del desarrollo humano; desde ésta los ODM deberían ser vistos como un elemento movilizador, como una provocación frente a la realidad, que nos permita definir nuevos indicadores que precisamente se ajusten a esa realidad; se trata en buena cuenta –como lo planteaba Amartya Sen- de colocar la ética en el centro de la economía, pero también de poner sobre la mesa qué tipo de desarrollo queremos: ¿Aquel que se orienta exclusivamente al crecimiento económico y que busca satisfacer necesidades inmediatas, pero que no genera 14

bienestar? o ¿Aquél que relaciona las necesidades de todas las personas con el desarrollo de sus capacidades; en última instancia, que las personas tengan la capacidad de ser, de expresarse? Desde esta última concepción, consideramos que deben ser vistos los Objetivos de Desarrollo del Milenio que nos permitan entender que la pobreza es también resultado de limitaciones en la obtención de derechos y consecuentemente en su ejercicio y no sólo producto de limitaciones materiales; en este sentido, la aproximación de género a los ODM es fundamental porque da cuenta de “… la magnitud relativa en que la pobreza afecta a las mujeres teniendo en cuenta múltiples dimensiones de la pobreza de las mujeres por razones de género”19, pero principalmente porque nos permite entender que nuestras estrategias para el cumplimiento de los ODM deben orientarse a que las diferencias no sean mayor fuente de vulnerabilidad o de discriminación, principalmente para las mujeres; ello pasa necesariamente por entender la situación de las mujeres no como víctimas sino como sujeto de derechos en el marco del enfoque de derechos humanos.

19

Bravo, Rosa. “Las metas del Milenio y la igualdad de género: el caso de Perú”.

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