MANUAL DE ESPANOL CORRECTO

LEONARDO GÓMEZ TORREGO MANUAL DE ESPANOL CORRECTO 1 Acentuación, Puntuación, Ortografía, Pronunciación, Léxico, Estilo A ARCO/LIBROS, S.

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LEONARDO GÓMEZ TORREGO

MANUAL

DE

ESPANOL CORRECTO

1

Acentuación, Puntuación, Ortografía,

Pronunciación, Léxico, Estilo

A

ARCO/LIBROS, S.L.

1: 1 edic iúll. I ~IK~} '2. ' t>d iciún, J 9lJ l :\:' ediciúl1. I l)l)'2 .¡ ,

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PRÓLOGO El objetivo fundamental de la obra que presentamos es el de informar de la normativa académica en relación con las distintas incorrecciones o desviaciones que se cometen en cada uno de los planos de la lengua. Ello no quiere decir que siempre estemos de acuerdo con la Real Academia Espa­ ñola (RAE), Y así lo hacemos saber en los momentos en que surge la discrepancia. Además, son muchos los casos en los que la postura académica o no está clara o no se hace explí­ cita, por lo que, con todos los riesgos, nos hemos visto abo­ cados a tomar partido por ciertas formas o expresiones y a desechar otras. No nos mueve en la elaboración de esta obra ningún afán purista. Toda lengua evoluciona y sería inútil e, incluso, con­ traproducente tratar de ponerle freno. Creemos, no obstan­ te, útil intentar encauzar los cambios que en ella se van pro­ duciendo con el fin de buscar la mayor unidad posible (siempre dentro de unos límites amplios) al menos en lo que a la lengua culta escrita se refiere. Siempre es importante en toda lengua una referencia normativa para los muchos casos de duda o vacilación que puedan presentarse. Dado el carácter abierto con que h emos concebido esta obra por ir dirigida a sectores muy heterogéneos de la socie­ dad, los vulgarismos O incorrecciones que en ella se tratan son de muy diversa índole: al lado de vulgarismos crasos sólo detectables en capas sociales de poca cultura, aparecen otros relativamente frecuentes , más disculpables e, incluso, discu­ tibles en los que suelen incurrir personas más o menos cul­ tas y de fuerte proyección popular dada su profesión u ofi­ cio (locutores, periodistas, políticos.. . ). No hay que olvidar

.... 8

MAl'\JUAL DE ESPAÑOL CORRECTO

que los desmanes contra la lengua pueden tener su origen tan­ to en la vulgaridad como en la pedantería o afectación. Son pedantes muchas palabras y expresiones hinchadas o altiso­ nantes que nada añaden al idioma y que, por el contrario, lo afean. Es pedante la pronunciación de nuestra v como labio­ dental, es decir, a la francesa , por ejemplo. Son pedantes muchas de las ultracorrecciones que en esta obra se comen­ tan, etc. En relación con el carácter abierto de la obra aJ que antes nos referíamos, pretendemos que ésta pueda ser útil a perso­ nas de ámbitos socioculturales diversos: periodistas, secreta­ rios/ -as, universitarios, estudiantes en general, profesores, extranjeros que quieran perfeccionar su españo~, etc. En el capítulo de la acentuación, explicamos todas las reglas académicas de colocación de tilde, haciendo especial hincapié en los fenómenos del diptongo y del hiato, así como en los pronombres y adverbios interrogativos y exclamativos, por ser los aspectos de la acentuación que mayores dificul­ tades presentan. Para ilustrar el contenido de las reglas, hemos elegido una gran variedad de ejemplos significativos, que obligarán a la reflexión al usuario de este Manual. En esta misma línea de selección se encuentran las palabras y frases que aparecen en los ejercicios correspondientes a cada uno de los apartados del capítulo. Algunas cuestiones teóri­ cas, imprescindibles para entender todo lo concerniente a la colocación de la tilde, salpican las distintas explicaciones de los contenidos del capítulo. Hemos creído necesaria la inclusión en el Manual de un capítulo sobre la puntuación. Entendemos que esta parcela tiene mucho que ver en la corrección de textos escritos, por lo que presentamos las reglas más generales y aportamos un buen número de ejemplos y de ejercicios cuidadosamente seleccionados para mover al usuario, también en este caso, a la reflexión sobre aspectos dudosos o conflictivos. Una bre­

PRÓLOGO

9

ve introducción sobre la necesidad de conocer las reglas de puntuación encabeza este capítulo. En 10 que se refiere al capítulo dedicado a la ortografía propiamente dicha, hemos proporcionado sólo las reglas imprescindibles, pues estamos convencidos de que la mayo­ ría de ellas, con sus numerosas excepciones, son engorrosas y de difícil memorización, por lo que resultan poco útiles. Hemos preferido, por ello, ofrecer listas de palabras de uso general (evitando otras de uso más restringido) que presen­ tan problemas ortográficos. Una parte importante del capí­ tulo se ha dedicado a la ortografía sintáctica (formas como por­ que, por que, porqué, por qué; sino y si no; haber y a ver; halla y haya.. . ). En todos estos casos, se dan pistas de carácter mor­ fosintáctico y fónico que pueden ser útiles para reconocer tales formas. Son muchos los ejercicios que acompañan a las explicaciones de cada uno de los apartados del capítulo, y se ofrecen estrategias que permitan al usuario del l'vfanual reflexionar acerca del uso de ciertas formas ortográficas que encierran dificultad. Así, juntamos palabras homónimas como rebelar/ revelar; basto/ vasto; hecho/ echo..., o parónimas como absolver/ absorber; hierro/ yerro, calló/ cayó... , o bien las agrupamos, cuando es posible, en familias léxicas (adherir, adhesión, adhesivo; inherente, coherente... ; inhibir, exhibir, cohibir, prohibir. .. , etc.). En cada uno de los apartados presentamos también listas de palabras que la RAE permite escribir de dos o más formas dife rentes. Hemos tenido un especial cuidado, tanto en los ejemplos de la parte expositiva como en los ejercicios de la parte prác­ tica, de no escribir nunca con errores ortográficos las pala­ bras o las frases por considerar que ello sería contraprodu­ cente en el aprendizaje de la ortografía dada la importancia que tiene en este campo la imagen gráfica. Dedicamos también un capítulo a la pronunciación (a la ortología u ortofonía) pues se observa en este terreno una

10

11 MAl'\l UAL DE ESPAl'\)OL CORRECTO

grave despreocupación no sólo por parte del ciudadano nor­ mal sino también por parte de los profesionales de la comuni­ cación, de los políticos, de algunos profesores, etc. Se tratan e rrores ortológicos en la pronunciación de ciertas consonantes delante de otras consonantes, de ciertos diptongos o hiatos, de fenómenos debidos a metátesis, apócopes, paragoges, epén­ tesis, prótesis, aféresis , síncopas, asimilaciones, disimila­ ciones, etimologías populares, y otros de diversa índole. Como siempre, se añaden al final del capítulo algunos ejercicios de pronunciación. Asimismo, se presentan listas de alternan­ cias ortológicas admitidas por la RAE (Real Academia Espa­ ¡lola) . Advertimos que siempre que nos ha sido posible hemos evitado la transcripción fonética empleando otras formas más sencillas de reproducir los sonidos. Por otro lado, en este capítulo, por razones obvias, sí aparecen palabras errónea­ mente escritas. En el segundo volumen nos ocupamos de las incorrec­ ciones más frecuentes de carácter morfológico y sintáctico. Pero como para entender en muchos casos tales incorrecciones es previo un conocimiento básico teórico del fenómeno mor­ fosintáctico en cuestión, hemos encabezado cada uno de los apartados con unas explicaciones teóricas imprescindibles. Hemos recogido y comentado los errores más frecuentes que se cometen al usar las distintas categorías y subcategorías gra­ maticales, así como los anacolutos, discordancias y otros fenó­ menos incorrectos de la sintaxis. Hemos considerado oportuno incluir en una obra de corrección del español un capítulo sobre el estilo. En él no se recogen incorrecciones propiamente dichas, sino ciertos vicios que suelen afear el estilo, tales como las rimas en la prosa expositiva, las redundancias, las ambigüedades, los son­ sonetes, las repeticiones insistentes, el empleo de verbos, sus­ tantivos y adjetivos excesivamente polisémicos y, por ello, des­

PRÓLOGO

coloridos semánticamente, los tOpICOS , etc. Un buen núme­ ro de ejercicios con textos muy diversos , unos comentados y otros sin comentar, cierra el capítulo . De mucho nos han servido para este trabajo los exce­ lentes artículos que el profesor Lázaro Carreter ha escrito sobre cuestiones normativas en distintos periódicos y revis­ tas, así como el Diccionario de dudas y dificultades de la Lengua Española de Manuel Seco , difícilmente superable por su gran calidad y rigor. Al final de la obra aparece un índice de palabras que ayu­ dará, sin duda, a consultar las páginas de este Manual. En este índice no aparecen las palabras que se recogen en los dis­ tintos apartados de la ortografía, por venir ya alfabetizadas en sus lugares respectivos.

PRÓLOGO A LA 4.ª EDICIÓN La cuarta edición de este Manual de español correcto pre­ senta novedades importantes. En primer lugar, se han deja­ do para el volumen 11 sólo las cuestiones normativas refe­ ridas a la morfología y a la sintaxis, por lo que dicho volumen puede ser considerado como una gramática nor­ mativa del español actual. Sin embargo, no nos hemos limi­ tado a exponer en él los aspectos de incorrección morfo­ sintáctica, sino que, además, hemos procurado arropar los contenidos normativos con una fuerte carga de reflexión lingüística de carácter explicativo. Es decir, nos hemos aven­ turado en la explicación de las causas que motivan fenó­ menos anómalos gramaticales y hemos planteado zonas de duda o vacilación en el uso de algunos de esos fenóme­ nos. Si a esta reflexión lingüística explicativa y presenta­ dora de problemas fronterizos unimos la parte de gramá­ tica descriptiva que encabeza cada uno de los capítulos, el volumen 11 de esta obra es un intento de gramática no sólo normativa sino también descriptivo-explicativa del español de hoy. Por tanto, no nos limitamos a dar listas de incorrec­ ciones gramaticales, sino que tratamos de explicarlas y jus­ tificarlas desde el propio sistema lingüístico. Así pues, esta actitud explicativa -y reflexiva- de los fenómenos nor­ mativos supone un giro importante en la concepción de este Manual, que puede interesar sobremanera a alumnos y profesores universitarios de las Facultades de Filología y, también, a profesores de COU y Enseñanzas Medias. Por otro lado, este nuevo enfoque hubiera justificado un títu­ lo nuevo para la obra, pero hemos preferido mantener el de ediciones anteriores dado que mucha de la doctrina que en éstas se vertía, se ha seguido utilizando en esta 4.ª edición.

14

MANUAL DE ESPAÑOL CORRECTO

En lo que al volumen 1 se refiere, hemos mantenido los capítulos dedicados a la acentuación, puntuación, ortografía y pronunciación; además, hemos trasladado del volumen 11 a este volumen el capítulo dedicado al estilo, y hemos vuel­ to a añadir un capítulo de léxico, en el que se recogen impropiedades léxicas frecuentes en los medios de comuni­ cación actuales, así como una cuantas acepciones de algunos vocablos consideradas anómalas por la RAE antes de la apa­ rición de su último diccionario de 1992 y que éste ya recoge como "normales". Precisamente, el deseo de presentar actua­ lizada esta 4.ª edición del Manual teniendo como referencia este diccionario académico es lo que nos ha movido a incluir de nuevo en la obra este capítulo de léxico, mucho más bre­ ve que el que apareció en la 1.'i edición. Esta brevedad se debe a que el libro nuestro El buen uso de las pafabras lo hemos dedicado por entero a esta parcela lingüística. Como los aspectos normativos son cambiantes, pues cam­ biante es el uso que de una lengua hacen sus hablantes, hemos tenido en cuenta las novedades que en materia no sólo léxica sino también gramatical y ortológica presenta el nuevo diccionario académico. Por tanto, esta nueva edición no sólo está corregida y aumentada, sino también escrupulo­ samente actualizada y, a tenor del enfoque ya comentado para el volumen 11, renovada. Por otra parte, hacemos notar que el capítulo dedicado a los fenómenos de incorrección ortológica u ortofónica (pronunciación) se ha visto notablemente aumentado en algunos aspectos, sobre todo en el concerniente a las etimo­ logías populares. Asimismo, en la última parte del volumen 11 presentamos muchos textos con errores gramaticales (ana­ colutos, concordancias viciadas, discordancias, etc.) que son debidamente corregidos y comentados. Es ésta, pues, una edición que, en algunos puntos, sem­ brará la polémica, lo que no deja de ser saludable en un

PRÓLOGO A LA 4,' EDICIÓN

15

terreno que pretende aunar lo normativo con lo explicativo o científico. Nuestro deseo es que esta obra sea útil a cuan­ tas personas quieran asomarse a los aspectos de corrección e incorrección en los distintos niveles o planos de nuestra lengua y a cuantos pretenden profundizar en las posibles causas que explican la aparición y extensión de ciertos fenó­ menos anómalos en el uso de nuestro sistema lingüístico. Por último, queremos dejar claro que los aspectos nor­ mativos que en esta obra se tratan, se refieren en gran medi­ da al español de España. Muchos de ellos son también váli­ dos, sin duda, para el español en las distintas zonas de Hispanoamérica, pero en este último se dan otros fenóme­ nos anómalos que no hemos podido tratar porque con ello sobrepasaríamos con mucho la extensión que nos hemos propuesto para esta obra. Sería de desear la aparición de un libro complementario que recogiera y estudiara los aspectos importantes de la norma o normas en el español de América.

-.;­

SÍMBOLOS UTILIZADOS

Todas las fonnas que aparecen en esta obra con aste­ risco (*) son consideradas incorrectas. Los símbolos (?) y (??) indican duda acerca de la corrección de un fenómeno. a)

b) Entre corchetes [] aparecen símbolos fonéticos que reproducen sonidos. Los que aquí se utilizan son los siguien­ tes:

[1)]: sonido fricativo de b (no se interrumpe la salida del aire totalmente). [1)]: como el anterior, pero más ensordecido (más próximo a P). [d]: sonido fricativo de d. [d]: sonido fricativo y relajado de d. [4]: sonido fricativo de d más ensordecido (cercano a t). [ cefalotórax vigésimo + primero ~ vigesimoprimero tío + vivo > tiovivo ~ rioplatense río + platense así + mismo ------~ asimismo.

2.4.2.

Cuando la palabra está compuesta de forma verbal

+ pronombre(s) enclítico(s), se pondrá tilde en la forma ver­ bal si por sí sola la llevaba; en caso contrario, no se pondrá tilde, salvo que el resultado sea una palabra esdrújula. En tal caso, la tilde es obligada. Ejemplos: ~ estáte está + te esté + se ~ estése dispón + te ~ dispónte dé + me ~ déme detén + te ~ deténte sé + me ~ séme ríe + te > ríete acabó + se > acabóse > dénos dé + nos da + me + lo ~ dámelo (esdrújula) > dímelo (esdrújula) di + me + lo devuelve + me + lo -----+ devuélvemelo (esdrújula) ~ dame da + me di + me ~ dime

LA ACENTUACIÓN

40 da + nos ve + te estad + os

) danos

~ vete

~ estaos.

2.4.2.l. Evítese el error algo extendido de colocar la tilde en la vocal del pronombre, haciendo agudas palabras esdrújulas: '" Llamaló (dígase y escríbase llámalo) . * Devuelvemeló (dígase y escríbase devuélvernelo). Estas pronunciaciones incorrectas sólo se pueden justifi­ car en casos de expresividad; por ejemplo, cuando el hablan­ te está molesto. 2.4.2.2. Obsérvese cómo estáte lleva tilde , y estaos no. La razón es que mientras que la primera forma se compone de está + te, la segunda se compone de la forma del imperativo estad + os con pérdida posterior de d. 2.4.3. Las palabras compuestas con gUlon presentan a cada uno de los componentes como independientes, por lo que se rige cada uno de ellos por las reglas generales.

41

REGlAS DE LA ACENTUACIÓN

Ejemplos: ~ fácilmente fácil + mente común + mente ¡ comúnmente verosímil + mente ¡ verosímilmente hipócrita + mente -----+ hipócritamente sutil + mente ~ sutilmente heroica + mente ¡ heroicamente sola + mente ¡ solamente .

2.4.4.1. La palabra solamente se ha formado , como se ve, con el adjetivo sola y no con sólo. De ahí que el adverbio no lleve tilde. 2.4.4.2. Los adverbios en -mente tienen una regla de acentuación para ellos. Es debido a que son las únicas pala­ bras en castellano que presentan dos sílabas tónicas: la del adje­ tivo (primer componente ) y la del sufijo (segundo compo­ nente). Por ello, son endrujulas y llanas al mismo tiempo. Si sólo nos atuviéramos a la "tonicidad" de -men-, estos adver­ bios no llevarían tilde y habría que pronunciarlos con el pri­ mer componente átono, lo que sería contrario a la realidad fónica de tales palabras. EjERQQos:

Ejemplos: teórico - práctico

anglo - egipcio

cántabro - astur

ascético - místico.

2.4.4. Las palabras compuestas con el sustantivo histó­ rico -mente (hoy sufzjo; por eso, sería más exacto hablar de derivadas), llevan tilde si el primer componente (siempre un adjetivo femenino) la lleva por sí solo; en caso contrario, no la llevan.

1. Justificar la colocación o no colocación de tilde en

las siguientes palabras compuestas de verbo + pronombre: - estáte - dispón te dámelo - salíos - ponte - estése - dénos - dijérase - salte - ponlo

ríete marchaos vámonos cuéntalo manténte propónlo exhibíos vuélvete dinos - conteneos

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LA ACENTUACiÓN

estaos - sénos vete guíame líalo

disponeos danos - quédese dímelo - conténte.

REGLAS DE LA ACENTUACIÓN

43

en oraciones o expresiones exclamativas, así como en pro­ posiciones interrogativas o exclamativas indirectas. 2.5.2.

Algunos ejemplos en oraciones interrogativas

directas: 2. Justificar la colocación o no colocación de tilde en las siguientes palabras con el suf~o -mente: estupendamente píamente comúnmente verosÍmilmen te ágilmente cáusticamente

difícilmente erróneamen te arduamente - heroicamente - ingenuamente débilmente:

3. Justificar la colocación o no colocación de tilde en los siguientes compuestos:

iQué comes?

i Quién ha venido?

¿ Quiénes han venido?

¿Cuál de los dos es mayor?

¿Cuáles son sus características?

¿Dónde has estado?

¿ Cuándo llegarás?

¿ Cómo te llamas?

2.5.3. Algunos ejemplos en oraciones o expresiones exclamativas: ¡Qué barbaridad!

hispanoamericano videojuego nonagesimosex to correveidile portalám paras

- físico-químico - anglo-egipcio videocasete - cuadragesimoséptimo - baloncesto

2.5. PRONOMBRES, ADJETIVOS Y ADVERBIOS INTERRROGA­ TIVOS O EXCLAMATIVOS (¿Qué?, ¿Quién-es?, ¿Cuál-es?, ¿Cuánto-a -os -as?, ¿Dónde?, ¿Cuándo?, ¿Cómo?) 2.5.1. Estas formas son tónicas y siempre llevan tilde por­ que hay que diferenciarlas de otras de igual escritura pero que son átonas. La forma qué ya se trató en el apartado de los monosíla­ bos. Lo mismo podíamos haber hecho con quién o cuáL Las formas interrogativas (y exclamativas) que comenta­ mos pueden aparecer en oraciones interrogativas directas y

¡Q}Jé interesante!

¡Qué manera de hablar!

¡Qué cosas hay que oír!

¡Quién lo hubiera sabido!

¡Cómo se puso!

¡Cuándo seré millonario!

¡Dónde habrá ido a parar!

En muchos casos, puede preceder a las formas interro­ gativas una preposición: ¿Por qué lo hiciste?

¿Hacia dónde se dirige?

¿Adónde vas?

¿Desde cuándo estáis aquí?

2.5.4. Hay que tener en cuenta que puede haber ora­ ciones interrogativas o exclamativas introducidas por un que,

44

LA ACENTUACIÓN

un donde, un quien, etc., sin que estas formas sean interro­ gativas o exclamativas. Ejemplos: ¿Que estudiaste por la tarde? (no es lo mismo que "¿qué estudiaste por la tarde?"). ¡Que te cojo! (no es lo mismo que "¿qué te cojo"?) . ¡Que me caigo! ¿Quien estudia aprueba? ¿Donde estuviste ayer había gente? 2.5.5. Algunos ejemplos en proposiciones interrogativas o exclamativas indirectas: Dime qué has hecho .

No sé por qué viniste a verme.

Indica cómo se llama el autor.

No sé de dónde sales.

No sé qué comer.

Pregúntale cuándo piensa estudiar.

¿Sabes cómo se llama tu amigo?

En el último ejemplo la proposición interrogativa indirecta se halla dentro de una oración interrogativa directa. En los demás ejemplos, aunque la proposición es interrogativa indirec­ ta, la oración es o bien imperativa o bien enunciativa. Compárense los siguientes ejemplos: Todos saben qué estudio / Todos saben que estudio. No veo desde dónde escribes / No veo desde donde escribes. No veo por qué está oscura la habitación / No veo porque está oscura la habitación. No entiendo cuándo explica el profesor / No entien­ do cuando explica el profesor. Que pregunte quién ha llegado antes / Que pregunte quien ha llegado antes.

REGLAS DE LA ACENTUACIÓN

45

EJERCICIOS:

1. Justificar las tildes de las palabras qué, quién (es), cuál(es), cuánto, dónde, cómo y cuándo de las oraciones siguien les: Pregúnta~e adónde quiere ir.

Estoy seguro de quién fue el que me atracó.

No conozco quién puede hacerlo mejor.

¿Cuál de los dos toca mejor el piano?

¡Cuánto sufrir, para nada!

Pregúntale cuánto gana.

Dime cuántas personas van a venir a la cena .

¿De dónde vienes?

Ignoro hasta dónde llegaron.

¿Cómo te llamas?

Pregúntale cómo se llama.

Me preocupa cómo salir de esta situación.

No me importa cómo lo hayas hecho.

No sé CÓmo salir de aquí.

¿Por qué no me dices cuándo y cómo piensas

hacerlo?

2. Justificar la ausencia de tilde en las palabras que, quien(es), cual(es), cuanto, donde, como y cuando de las ora­ ciones siguientes: - Desconozco el modo como salir de aquí. ¿Conoces a quien te golpeó? - ¿No conoces un sitio donde poder comer bien? ¿Que me calle! -¡Ni hablar! - ¿Donde ocurrió el atentado había policías? ¿Cuando vais a hacer un examen, os ponéis ner­ viosos? - ¿Aún recuerda aquellos años cuando íbamos al colegio? - ¿Has dicho que cuanto mejor te portas más te riñen? ¿Lo hizo tal cual le mandaron? - ¿Sabías que te buscaba? - ¿Que me buscabas tú a mí? -No lo creo.

46

LA ACENTUACIÓN

LAs PALABRAS SOLO Y SÓLO

2.6.

2.6.1. La forma solo, cuando es adjetivo, no lleva nunca tilde. Cuando es adverbio (equivale a solamente) la colocación de tilde es potestativa. Sólo es obligada en el adverbio en casos de posible ambigüedad. 2.6.2.

Ejemplos de solo como adjetivo:

Me encuentro solo (sola).

Yo iba solo (sola) en el avión.

Tú solo (sola) no puedes hacer eso.

2.6.3. Ejemplos de sólo como adverbio (ponemos tilde aunque, como hemos dicho , no es obligatoria): Sólo tú podrás hacerlo (solamente).

Sólo me lo dijeron a mí (solamente).

Me formularon sólo dos preguntas (solamente).

2.6.4.

Ejemplos de solo / sólo con ambigüedad:

Yo solo estudiaré matemáticas a) Sin ayuda o compañía de nadie (adjetivo) b) Solamente estudiaré ... (sólo: adverbio). Encontraré solo a mi primo a) Sin ayuda de nadie (adjetivo) b) Solamente a mi primo (no a los demás) (sólo: adverbio ). Yo como solo en mi casa a) Sin compañía de nadie (adjetivo) b) Solamente en mi casa, no en otros sitios (sólo: adverbio) . Cuando equivale a solamente, es obligada la tilde en estoS casos de ambigüedad. (Obsérvese que cuan d o solo es adje tivo adm ite las alter­ nancias d e gé n e ro y número (solo . -a, -oc;, -as ) en conso-

REGLAS DE LA ACENTUACIÓN

47

nanda con su referente. Cuando es adverbio, tales alter­ nancias no son posibles).

2.7. Los DEMOSTRATIVOS 2.7.1. Cuando los demostrativos son adjetivos (acompa­ ñan a un sustantivo) nunca llevan tilde . Ejemplos:

Estos niños estudian poco.

Esas mesas están limpias.

Aquel muchacho está triste .

Ese papel no me gusta.

Los chicos esos se han salido con la suya.

El niño este me está molestando.

2.7.2. Cuando son pronombres (sustituyen al sustantivo, no lo acompañan) , la colocación de la tilde es potestativa. Ejemplos de pronombres demostrativos (nosotros colo­ caremos la tilde aunque no sea obligatoria):

Aquéllos nunca abrirán la boca.

Éste se llama Pedro.

Me apetecen ésos y no aquéllos.

2.7.2.1. Las formas neutras esto, eso, aquello siempre son pronombres. Como no pueden confundirse nunca con adje­ tivos, no se les pone la tilde. 2.7.2.2.

Es obligada la tilde en los pronom&res demostmti­

vos en casos de ambigüedad.

Ejemplos:

Nos dijeron estas noticias falsas (estas acompaña a noti­ cias) . Nos dijeron éstas noticias falsas (éstas es el sujeto de la oración) .

48

LA ACENTUACIÓN

Llamaron a aquel marxista (aquel acompaña a marxista). Llamaron a aquél marxista (= a aquél (c. directo) lo llamaron marxista). Encontraron aquellos rosales (aquellos acompaña a rosa­

REGLAS DE U\ ACENTUACIÓN

EJF.RLlC10S :

1. Decir si hay ambigüedad o no en las oraciones siguientes y colocar la tilde cuando se necesite:

les) .

-

Encontraron aquéllos rosales (= aquéllos (sujeto) encontraron rosales). Nos parece un poco forzada esta regla académica . Quizá bastaría con poner una coma después del demostrativo en los casos en que éstos sean pronombres. 2.8.

LAs FORMAS A. UN Y AÚN

- Me gusta eso más que aquello, aunque éste no lo entienda aún. - Aun sabiendo que me voy a aburrir solo, no quie­ ro que estos individuos me acompañen. - Sólo sé que solo no podré conseguir lo que éstos me piden. - Ni aun teniendo amigos como tengo, soy capaz de encontrar esa felicidad que sólo ciertas personas consiguen.

Ejemplos:

2.8.2 La forma aún es bisílaba y tónica (a-ún) y lleva til­ de por dos motivos: porque hay que marcar el hiato y por­ que es aguda terminada en -no Es con frecuencia adverbio de tiempo y equivale a "todavía". También aparece con valor ponderativo. Ejemplos: Aún te estoy esperando.

No ha llegado aún el profesor.

No sé aún si voy a aprobar.

Éste es más listo aún que su hermano.

Te esperaré solo a ti.

Llama a esa sinvergüenza.

Conté solo hasta mil.

Parecen estos gala nes de películas.

2 Justificar la presencia y ausencia de la tilde en los demostrativos y en las palabras solo y aun (aún) de las ora­ ciones siguien tes:

2.8.1. La forma aun es monosilábica y átona; por tanto, no lleva tilde nunca. Equivale a "aunque" unas veces, y a "incluso", "siquiera", otras.

Aun cuando estudie, no aprobaré. aun que No vino nadie: ni mis amigos, ni los profesores, ni aun mis padres. Todos me desprecian : los amigos, los profesores y aun mis padres. No lo hizo, ni aun lo intentó.

49

2.9.

OTRAS CUESTIONES

a) Las letras mayúsculas deben llevar tilde cuando les corresponda, igual que las minúsculas. Es falsa la creencia de que las mayúsculas no se acentúan. Las imprentas deberían preocuparse de tener máquinas que pudieran colocar la til­ de sobre las mayúsculas. b) Las formas fue, fui, vio y dio no llevan nunca tilde por ser monosílabos. Antes sí la llevaban, pero no había razón alguna que la justificara, por lo que RAE en sus últimas nor­ mas Ortográficas (1959) corrige lo que evidentemente era una incoherencia.

50

LA ACENTUACIÓN

c) La conjunClon o sólo lleva tilde cuando aparece e ntre números para que no se la confunda con el cero. Pero hay que d~jar claro que la tilde, en este caso, no marca nin­ gún elemento tónico, pues dicha conjunción es átona. Es evi­ dente, por tanto, que si las canddades aparecen con letras, la co njunción o nunca debe aparecer con tilde. Ejemplos:

2 ó 3

dos o tres.

Sería también conveniente aplicar esta regla a los casos en que o separa letras. Sin embargo, la RAE no dice nada al respecto . Ejemplos: n ó s

a ó e.

De todas formas, existen otros procedimientos para evi­ tar esta tilde superflua, pues siempre cabe o bien la posibi­ lidad de hacer otro tipo de letra diferente para o, o bien la de subrayarla. Y en el caso de los números, no es fácil que una o pueda confundirse con un cero, al menos cuando se escribe a máquina o en letra de imprenta. Conviene recordar que la tilde en castellano es una raya oblicua trazada de derecha a izquierda y no de izquier­ da a derecha C) . Evítese, por tanto, la mala costumbre de hacer tildes del tipo ('). á)

e) Muchas personas tienden a poner tilde sobre la pala­ bra ti, quizá por analogía con los pronombres de su para­ digma mí y sí. Pero ti es un monosílabo tónico que no pue­ de nunca confundirse con otro átono que tenga su misma forma, porque no existe.

f> Hay una cierta tendecia errónea a poner tilde en las palabras examen, sintaxis, margen, tesis, crisis ...

REGJ..A5 DF LA ACENTUACIÓN

g)

51

podría pensarse que las palabras llanas acabadas en

-x no deberían llevar tilde, pues la letra x representa los fone­ mas /k/+/S/, )' podría entenderse que tales palabras acaban en s. Sin embargo, la RAE en estos casos no considera el fenómeno fonético sino sólo el gráfico. Por tanto, deben lle­ var tilde palabras como clímax, tórax, etc. h) Algunas personas tienen la costumbre de poner til­ de a todas las palabras que terminan en -on, sin fijarse en si son agudas o llanas, y así escriben vulgarismos como *dije­ rón, *vinierón, *salierón...

i) Otras palabras que aparecen a veces indebidamente acentuadas son las segundas personas del plural de los pre­ téritos imperfectos de indicativo de la primera conjugación de los verbos ir y ser, y las de los pretéritos imperfectos de subjuntivo de las tres conjugaciones . Esto se debe, posible­ mente, a la analogía con las primeras personas del plural de dichos tiempos verbales . Así, aparecen a veces acentuadas palabras como:

ibais (íbamos)

dijerais (dijéramos)

dijeseis (dij ésemos)

erais (éramos)

averiguabais (averiguábamos)

etc.

Está claro que son palabras llanas acabadas en -s, por lo que no se les debe poner tilde. J) También con frecuencia aparecen con tilde las pala­ bras da, di quizá por analogía con dé. N o llevan tilde por ser monosílabos que no entran en conflicto con otros monosí­ labos átonos.

11) A veces se suele preguntar por qué algunas palabras homónimas como sal (verbo salir) y sal (sustantivo), di (ver­ bo dar) y di (verbo decir), son (verbo ser) y son (sustantivo), fue, fui (verbo ir) y fue, fui (verbo ser), etc., no se distinguen con una tilde. La respuesta es clara: llevan tilde sólo los

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LA ACEl\TUACIÓN

monosílabos tónicos que podrían entrar en conflicto Con otros átonos de la misma forma gráfica. Pero en los ejemplos mencionados, todas las formas son tónicas.

l) Se tiende a decir que palabras como baúl, María, etc., llevan tilde para deshacer el diptongo. No es exacto, pues mal se puéde deshacer lo que no está hecho. Es mejor decir para marcar el hiato. ll) Se dice también con notoria inexactitud que las palabras mí, sí, tú, él llevan tilde porque son pronombres per­ sonales; y que más la lleva porque es adverbio, y dé, porque es verbo, etc. Debe decirse porque son tónicas cuando son pro­ nombres personales, adverbio, verbo... Como ya dejamos entrever, no es científicamente exacto decir que en un diptongo hay una vocal abierta y otra cerrada, o que en un triptongo hay dos vocales cerradas y una abierta. Es más exacto decir que en un diptongo y en un triptongo hay una sola vocal (la abierta), pues las llama­ das vocales cerradas de un diptongo o triptongo son semi­ consonantes o semivocales. Si el diptongo está formado por dos elementos vocálicos cerrados (i, u,), el que aparezca en segundo lugar será la vocal, y el otro la semiconsonante: m)

Ejemplos: viudo (vocal, u; semiconsonante, i)

fuimos (vocal, i; semiconsonante, u).

La tilde sólo puede recaer en las vocales y nunca en semi­ vocales o semiconsonantes. Con las reglas académicas de acentuación no es posi­ ble diferenciar las formas del tipo: n)

clien-te / cli-en-te pun-tuar / pun-tu-ar con-cep-tuar / con-cep-tu-ar pun-tuó / pun-tu-ó je-sui-ta / je-su-i-ta cons-tÍ-tui-do / cons-tÍ-tu-i-do, etc.

REGUS DE LA ACENTUACIÓN

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Se pronuncien con diptongo o con hiato, la acentuación no cambia. ti) Conviene recordar que son palabras tónicas las siguientes categorías: sustantivos, adjetivos, verbos, adverbios (excepto tan y los relativos donde, cuando, como, cuanto), pro­ nombres (adjetivos) interrogativos y exclamativos, los pro­ nombres personales él, ella, ello, ellos, ellas, yo, mí, tú, ti, sí, con­ migo, contigo, consigo, nosotros-as, vosotros-as, usted, ustedes, los pronombres demostrativos, posesivos, indefinidos. Y son át()­ nas los artículos determinados, las conjunciones, los pro­ nombres relativos (excepto el cual, la cual... ), los pronombres personales me, te, se, le, la, lo, los, las, nos, os, las excepciones mencionadas entre las tónicas, y la forma cual equivalente a como ("cual si fueran ...").

o) Las palabras agudas de origen catalán terminadas en diptongos au, eu, ou, iu (Palau, Abreu, Monlou, Feliu) no lle­ van tilde.

p) Las palabras terminadas en y se comportan a los efec­ tos de la acentuación como si y fuera consonante y no vocal o semivocal. De ahí que palabras como jersey, convoy, Valde­ raduey, estoy... no lleven tilde a pesar de ser agudas termina­ das en diptongo. q) La tilde en las palabras huí, huís es una excepción a la regla de considerar siempre a ui como diptongo, ya que como monosílabos no deberían llevar tilde. De la misma manera las formas huía, huías, huían, también son excepcio­ nes a la misma regla, pues como palabras llanas terminadas en vocal, -s y -n respectivamente, no deberían llevar tilde.

r) Las palabras dieciséis, y veintiséis llevan tilde por ser agudas acabadas en -s; pero seis no la lleva por ser un mono­ sílabo. Con frecuencia se acentúan de forma equivocada las palabras heroic()-a, heroicamente, por analogía con héroe. Ésta lleva hiato; aquéllas, diptongo. s)

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LA ACENTUACIÓN

Co-hib-i-r Pro-hib-i-r Ex-hib-i-r Ex-haust-o Ex-haust-iv-o

t) Las palabras fe y ve (de "ir" o de "ver") no llevan nun­ ca tilde porque son monosilábicas. u) Se dete cta, en ocasiones, una clara dificultad a la hora de colocar tilde en las formas verbales terminadas en -ais, -eis y -ois. Pues bien, ténganse en cuenta las siguientes consideraciones: ex) Si constituyen diptongos tónicos (vo lváis, digáis, come­ réis, sabéis, caéis) siempre llevan tilde por tratarse de la últi­ ma sílaba de palabras agudas acabadas en -s. Ahora bien, la tilde ha de ir, como ya sabemos, sobre la vocal (la abierta) y no sobre la semivocal (la i). Si el resultado es un monOSÍ­ labo (dais, vais, sois), éste no se acentúa. ~) Si constituyen diptongos átonos, entonces la sílaba tónica será la penúltima. Eso quiere decir que se trata de palabras llanas acabadas en -s, por lo que nun ca llevarán til­ de, a no ser que aparezca en la penúltima sílaba un hiato: a marais, dijerais, supieseis, averiguabais. (Pero caísteis, reísteis, porque se marca el hiato). y) Si constituyen hiato, el elemento tónico será el cerra­ do (la i), por lo que siempre habrá que marcarlo con la til­ de: reís, oís, sonreís. v) Conviene precisar que no es lo mismo dividir en síla­ bas (unidad fónica) que en monemas (unidad morfológica) una palabra . En ocasiones, se confunden estas divisiones. Veamos algunos ejemplos:

En monemas

En sílabas

Des-a-huci-a-r Nos-otro-s Des-hiz-o Ad-hes-ión Pro-híb-o Des-ech-a-r Éxito-s (o éx-ito-s) Ex-hum-a-r In-hum-a-r

De-sahu-ciar No-so-tros De-shi-zo A-dhe-sión Pro-hí-bo De-se-char Ék-si-tos Ek-shu-mar I-nhu-mar

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REGUS DE LA ACENTUACIÓN

Cohi-bir Prohi-bir Ek-shi-bir Ek-shaus-to Ek-shaus-ti-vo.

De los ejemplos se deduce que la x, cuando va entre voca­ les, representa dos fonemas (k y s), que pertenecen a sílabas diferentes; y que la h es una mera letra y no representa nin­ gún fonema por lo que no cuenta para nada en la división silábica: podría quitarse. La división en monemas es una cuestión morfológica; la división en sílabas es una cuestión foné­

tica. x) Sobre la colocación d e tilde en los nombres proPios extranjeros dice la RAE: "se escribirán, en general, sin poner­ les ningún acento que no tengan en el idioma a que perte­ necen; pero podrán acentuarse a la española cuando lo per­ mitan su pronunciación y grafía originales: Schlegel o Schlégel; Wagner o Wágner (... ). Si se trata de nombres geográficos, ya incorporados a nuestra lengua o adaptados a su fonética, tales nombres no se han de considerar extranjeros y habrán de acentuarse grá­ ficamente de conformidad con las leyes generales: París, Ber­ lín, Turín, Nápoles, Támesis" 2. y) Las palabras latinas usadas en nuestra lengua se acen­ túan siguiendo las reglas generales. V. gr.: quórum, ídem, plá­ cet, réquiem, accésit, etc.

z) Merecen especial atención las palabras esdrújulas con los diptongos tónicos -au-, -eu-. La tilde debe aparecer en a o. e y nunca en u. Este error es frecuente en libros y perió­ diCOS. V. gr.: farmacéutico (no *farmaceútico); cláusula (no *claúsula;) náutico (no *naútico), etc.

t lb:AL ACADEMIA ESPAÑOLA: Diccionario de la lengua española, Madrid, Espa­ sa-Calpe, 1970, 19." ed., pág. 1424.

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LA ACENTUACIÓN

3. PALABRAS ADMITIDAS POR LA RAE CON DOS ACENTUACI O NES 3 -

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Acné yacne Aeróstato y aerostato Afrodisíaco y afrodisiaco Alveolo y alvéolo Ambrosía y ambrosia Amoníaco y amoniaco Atmósfera y atmosfera Aureola y auréola Austriaco y austríaco Balaustre y balaústre Batíscafo y batiscafo (según el Die. Manual e Ilus­ trado . El Die. General sólo registra batiséafo) Beréber y bereber

Bimano y bímano

Can tiga y cán tiga

Cardíaco y cardiaco (y todas las terminadas en -iaco: demoníaco y demoniaco; elegíaco y elegiaco; manía­ co y maniaco; paradisíaco y paradisiaco; policíaco y policiaco. Pero: egipciaco y egipcíaco, austriaco y aus­ tríaco, zodiaco y zodíaco [con preferencia distinta])· Cartomancia y cartomancía Celtíbero y celtibero Cíclope y ciclope

Cóctel y coctel

Conclave y cónclave

Cuadrumano y cuadrúmano

Chófer y chofer

Dinamo y dínamo

Égida y Egida

; La RAE prefiere las formas que aparecen en p¡;mer lugar. . , Así se recogen estas formas en el Dic. General de 1992 de la RAE. Sin embargo, en el Die. Manual e Ilustrado se prefieren las formas cardiaco, demtr niaco, elegiaco, maniaco, paradisiaco, policiaco, a11Wniaco, afrodisiaco. Sorprende el desacuerdo entre ambos diccionarios académicos. De todas formas, en Hispa­ noamé rica son más frecuentes las formas en -íaco.

pAlABRAS ADMITIDAS POR LA RAE CON DOS ACENTUACIONES

_ _ _ _ _ _ _ _ -

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Elixir y elíxir

Etíope y etiope

• " 5 Exegesls y exegesls

5

Exegeta y exégeta Fárrago y farrago (la 2.ª, en desuso)

Frijol y frijol

Fútbol y futbol

Gladíolo y gladiolo

Hemiplejía y h emiplejia

Ibero e íbero Laureola y lauré ola Lítotes y litotes o litote. El Diccionario General de 1992 registra por primera vez las dos primeras for­ mas, que ya aparecían en el Die. Manual e Ilustrado. Medula y médula

Metempsicosis y metempsícosis

Meteoro y metéoro

Misil y mísil

Nigromancia y nigromancía

Olimpiada y olimpíada

Omóplato y omoplato

Oniromancia y oniromancía

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