Trompeta Evangelizadora
Tiempo de silencio
Julio 2014
Contenido
TIEMPO DE SILENCIO
Lo que mueve al corazón
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¡Vacaciones! ¿De Dios también? Estemos en silencio ¿Conoces tú el lugar?
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Recuperación
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Elogio del silencio ¿Cuándo tienes tiempo para el silencio?
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Necesitamos silencio
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Mi alma tiene sed de Dios Programa radial
12 Caminos que conducen a la alegría 24 Colaboradores bendecidos
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Mi sueño - Mensaje Perdemos mucha fuerza y energía, porque la insatisfacción nos perturba . Enseñanzas bíblicas - fácil de comprender
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El efecto de la Sanidad Divina ¿Cómo puede Dios sanar a las personas?
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Huir de si mismo Biografía
22 Hudson Taylor (parte 16)
Editorial ¡Estimado lector! En la agitación de la vida necesitamos momentos de relajación. Tenemos que salir por un momento del impulso cotidiano, necesitamos un cambio para tener calma.
Página juvenil
16 Dios es amor 17 Preguntas para el bautismo Página infantil
19 Verdaderos amigos Página familiar
20 Ánimo en medio de lo cotidiano
18,26 Experiencias con Dios 27 Anuncios Pie de imprenta 28 Silencio (poema)
Encontramos en Hechos de los apóstoles un pequeño acontecimiento en la vida del apóstol Pablo. Lucas informa que ellos después de los días de pascua, realizaron en cinco días su viaje en barco desde Filipo y permanecieron en Troas siete días. Esos eran momentos ocupados de mucho trabajo en la viña del Señor. Leemos como el apóstol Pablo el día de la despedida, mantuvo una extensa prédica hasta la medianoche y habló con los hermanos hasta el amanecer. Todos los otros acompañantes del apóstol abordaron el barco al siguiente día viajando hasta Asós. Pero Pablo no abordó el barco. Aquí está el punto que quiero resaltar: Pablo quería estar solo. Fue caminando este trayecto de 25 Km hasta Asós. ¿Era solamente una caminata? No, ¡Era mucho más! ¡Él quería estar solo! Después de tantos días y horas en compañía de personas: Predicando, consolando, dando consejos…Estar solo con el Señor, orar, pedir, agradecer, elevar la mirada a Cristo, recobrar fuerzas para estar fortalecido en el Señor. Así llegó a Asós, y lo tomaron a bordo nuevamente, navegaron a Mitilene en las cercanías de Éfeso. También el Señor Jesús quiso llevar a sus discípulos a un descanso después de las agitaciones cotidianas: “Venid vosotros aparte a un lugar desierto, y descansad un poco” (Marcos 6,31). En un lugar tranquilo, lejos de los bullicios, debían relajarse y descansar, ¡el silencio y la tranquilidad para el cuerpo y el alma! Y en Isaías 30,15 tenemos el consejo divino: “¡En quietud y en confianza será vuestra fortaleza!” H.D.Nimz
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¡Vacaciones! - ¿De Dios también? La temporada de vacaciones ha comenzado. Para algunos tal vez ya ha finalizado. Pero la mayoría estará planeando, considerando y organizando. ¡Esto será un tiempo maravilloso! - ¡Vacaciones del yo! - ¡Vacaciones de la rutina! - ¡Serán destellos de luz en el ritmo de un largo año! - ¡Vacaciones! ¡Podremos estar libres por un tiempo! Podremos librarnos de las ataduras y responsabilidades de todos los días y dejarlas atrás. Pero tenemos que pensar en una cosa que no podemos dejar atrás aunque tengamos toda la alegría por las vacaciones. Esto es el encuentro cotidiano con Dios y su palabra. Ciertamente hay personas que por mucho tiempo en sus vidas se toman tiempo de “ocio” de Dios y su iglesia. Hace mucho se retiraron y se tomaron “vacaciones” de todo el cristianismo. O tal vez podría suceder que algunos encuentren justamente en su tiempo de ocio una oportunidad para Dios. Y podría
ser que en sus vacaciones suceda algo así como un gran cambio mientras esté descansando, libre y bien consciente busque en la palabra de Dios un nuevo encuentro con él. Oportunidades se dan en cada lugar, aunque hay que tener la disposición de aprovecharlas. ¿Vacaciones de mí? - ¿Vacaciones de la vida cotidiana? - sí, pero por favor no pienses que puedes tomarte vacaciones de Dios y su palabra. Se puede decir más bien que: vacaciones de todas las preocupaciones, de las cargas, de los acontecimientos cotidianos de todo un año, y tiempo libre para Dios. Si, el tiempo de ocio y las vacaciones albergan el anhelo humano de libertad y salvación, no podemos tomarnos vacaciones de la comunión con Dios aunque solo fueran 15 días, menos aún la vida entera. ¿Y por qué no? Nos haríamos más miserables a nosotros mismos. Pero Dios quiere acercarse en la quietud y hacernos ricos en Él.
Estemos en silencio Del trabajo, el ruido y el tráfago, volvemos a tu silencio Señor Jesús. Tú conoces nuestra inquietud, todas las razones por las que nos cuesta estar en silencio delante de ti. Hazlo con nosotros: ¡Concentra nuestros pensamientos en tu palabra! ¡Derrama sobre nosotros tu perdón! ¡Haznos estar
en quietud, ser pequeños! No tenemos nada más que ofrecerte que nuestra completa necesidad. Tú has escogido lo vil y lo débil, ¡No permitas que nos sintamos falsamente fuertes e inteligentes! ¡Amén!
¿Conoces tú el lugar? Conozco un lugar, donde mora la alegría, exuberante y jubilosa alegría; un lugar, donde huye la tristeza, ¡Donde se encuentra el real y verdadero consuelo! Conozco un lugar, donde hay profundo e inescrutable silencio. No el silencio de muerte o abandono en la soledad en este mundo - no, un silencio como el momento de descanso, como el que siente el niño en los brazos de su madre - profunda, ¡profunda paz divina! Conozco un lugar, allí hay vida, ¡entusiasta y vibrante vida! - no el precipitarse persiguiendo a un
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becerro de oro, pero vida, que lucha hacia adelante, fuerza de despliegue que sigue fluyendo desde este punto central de la vida, ¡que actúa y produce! Aquí produce verdadera vida, para originar nuevas fuerzas, fluye en un constante cambio. Aquí obra el poderoso nervio de la vida ¡Que está entre el cielo y la tierra! ¿Dónde se encuentra este lugar, donde mora la felicidad y el amor, el silencio y la abundante vida? A los pies del príncipe de la vida - ¡en Jesús! EP
Recuperación Nuestro tiempo con su emocionante vida, con su febril inquietud que trae consigo, que es necesario recuperarse. Si cada uno tendría su tiempo de descanso y su domingo tranquilo, y si la vida profesional y las muchas actividades auxiliares no afectarían tanto la recuperación natural, las recuperaciones específicas no serían tan necesarias. Pero el individuo no puede cambiar mucho en las situaciones normales de la actualidad. En general estamos puestos en un trabajo y no podemos hacer mucho al respecto. A menudo es más grande de lo que desearíamos para nuestra fuerza. Así necesitamos de vez en cuando una recuperación. La recuperación más importante para un cristiano es, ante todo el descanso en Dios. Finalmente afecta infinitamente nuestro trabajo, si nuestro corazón está quieto delante de Él o no. También en el impulso de los negocios cotidianos nos podemos concentrar en la oración y llevar nuestras inquietudes al Padre Celestial. Esto nos ayuda a sobrepasar a muchas cosas. Nos guarda de la estresante prisa, que nos agota rápidamente. Con una mente tranquila y con un corazón establecido en Dios, podemos hacer nuestro trabajo mucho más fácilmente. También experimentamos que Dios cumple con su palabra bajo el peso del trabajo: “Mi poder se perfecciona en la debilidad”. Naturalmente, tenemos también la responsabilidad de cuidar nuestro cuerpo natural y proveer su recuperación. A menudo nosotros mismos podemos poner atención en su recuperación. Por ejemplo quien trabaja mentalmente, puede recuperarse con el trabajo físico. Al contrario, quien trabaja físicamente, puede recuperarse con leer un libro. Pero el hecho de que todas estas recreaciones, que interrumpen nuestro trabajo por un corto tiempo, generalmente no son suficientes vemos hoy en día en las innumerables personas que realizan viajes de vacaciones. ¡Qué corriente de personas se embarca en viajes de descanso al comenzar la temporada de vacaciones! pero, ¿Vuelven siempre recuperados? Si nosotros como hijos de Dios queremos viajar, debemos asegurarnos que nuestros viajes realmente nos beneficien y seamos una bendición para los demás. Se dice que en los viajes se puede conocer realmente a las personas. En esto hay mucha verdad. Porque durante un viaje las personas se sienten libres. Él piensa, aquí nadie me conoce. ¡Aquí puedo hacer lo que quiero! Pero ahí salen a menudo pocas buenas virtudes a la luz. El hombre natural es egoísta, y el que no ha puesto el Yo bajo el sagrado amor de Dios, trae a menudo frutos desagradables y amargos. En nuestros viajes nos encontramos con distintas personas. Debemos recordar que ellos también están cansados como nosotros. ¡Debemos mostrar algo de la clemencia y bondad de Cristo! En nuestros viajes descanso, nuestro primer anhelo debería ser: ¿Cómo puedo renovar mis fuerzas para volver verdaderamente renovado y fortalecido a mi trabajo? Para un hijo de Dios, el viaje no es un fin en sí mismo, sino un medio para un fin. Toda su vida, toda su fuerza pertenecen a Dios. Su deseo debe ser siempre poner sus fuerzas al servicio de Dios, en lo que le ha confiado. Por lo tanto, debe abstenerse de todo lo que es solamente diversión y no recuperación; de todo lo que destruye, en lugar de reunir y fortalecer. Frecuentemente es poco considerado. Y por eso muchos son decepcionados, porque la “recuperación” no ha tenido el éxito que se esperaba. A.V.
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Elogio del silencio La profunda necesidad del hombre moderno radica en que ya no escucha la voz de Dios entre los gritos del mercado del mundo e ignora el deseo de su propio corazón por la eternidad. La Biblia nos indica repetidamente, que debemos percibir en el silencio el llamado al conocimiento y a la adoración del Dios vivo. Con esto quiere decir, no un silencio vacío, sino el completo y fructífero silencio. Estar libre de ruidos no es todavía silencio. ¡Cuánto ruido hay alrededor nuestro o incluso, en nosotros mismo! “Que nos parezca pequeño lo pequeño y grande lo grande,” ¡esto es el camino al silencio! En el Salmo 46 Dice: “Estad quietos, y conoced que yo soy Dios.” Para reconocer a Dios es probable que la rebelión y la oposición contra Él en nosotros deben callar, que aprendamos a inclinarnos ante Él. También el conocimiento de la maravillosa y plena salvación en Jesucristo se encuentra bajo la ley del silencio y va directo a un crecimiento moderado. “Como las flores delicadas obedientes se despliegan y se mantienen quietas al sol que así nosotros, tranquilos y feliz tomemos tus rayos dejándote en nosotros obrar”, debe ser nuestra
constante oración. Esta quietud ante Dios y en Dios necesita urgente horas o minutos del silencio exterior, en que todas las voces de las personas que nos rodean lleguen a silenciarse. Este es un campo de batalla muy específico: Luchar por momentos de silencio. El diablo es de hecho, un enemigo del silencio y quiere destruir y quitárnoslo. En este ámbito hay mucha dificultad. Es como la falta de espacio. Cuantos hay hoy que simplemente no tienen un lugar tranquilo, donde pueden estar a solas con Dios. También en ocasiones tenemos que batallar con diversas perturbaciones externas del silencio. También hay que vencer dificultades internas. En una canción dice: “[...] Que el alma no se distraiga con las imágenes de este mundo.” Qué difícil es para la gente hoy, concentrarse diez minutos en la oración. ¿No sufrimos todos en que se nos vuelen los pensamientos? ¡Elogia al silencio! ¡Un tema sin fin! Todas las grandes cosas tienen su origen en el silencio. También para nosotros está allí la secreta fuente de la fortaleza espiritual. M. H.
¿Cuándo tienes tiempo para el silencio? El pastor Harms de Hermannsburg le comenta a un invitado la cantidad de trabajo que tiene. Sobre esto le pregunta éste: “¿Pero, cuando tiene tiempo usted para estar en silencio? Un soldado no siempre puede disparar, también debe cargar el arma nuevamente. No podemos siempre dar, también debemos recibir.” Si, tiempo para el silencio es necesario. Yo creo, que el diablo especialmente se complace que muchos cristianos, incluyendo a los que anuncian el evangelio, se toman muy poco tiempo para estar en el necesario silencio. No hay nada más fatal para nuestra vida interior y nuestra eficacia, que la falta de tiempo para estar en silencio con Dios y la profundización en su palabra. ¡Cuántas quejas escuchamos acerca de la lucha infructuosa con el pecado! ¿De dónde proceden estas quejas? Oh, las personas no se toman el tiempo
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para el silencio, que es indispensable para el hombre interior. Las personas hoy en día tienen tiempo posible para todo: Para correr, caminar y hablar; ¡pero no para el silencio! - Oh, ¡más silencio, más silencio! ¡Más constante oración y más poder de Dios! Preocupémonos, que nuestros ingresos espirituales y nuestra entrega espiritual estén en la correcta relación entre sí. ¡Estemos en silencio ante Dios y tomémonos el tiempo de leer su palabra! Hablemos menos con las personas y de las personas, ¡pero más con Dios! Entonces Dios también hablará con nosotros y a través de nosotros. ¡Que poder y que bendición podría fluir del pueblo de Dios, si cada individuo estaría más en silencio ante Dios en oración y en la profundización de su palabra! “En quietud y en confianza será vuestra fortaleza” (Isaías 30,15). M. R.
Necesitamos silencio “Descansad un poco.” (Marcos 6,31) El período de verano es la época del receso y de vacaciones. No solo nuestros hijos cuentan meses y semanas antes, del comienzo de receso, También el hombre moderno, sobrecargado y agobiado por tanta inquietud y prisa, anhela el tiempo de calma. Alegrémonos por cada uno, a quien se le concede esta posibilidad. Si tales vacaciones son aprovechadas correctamente, es otra pregunta. No es tan sencillo quitarse la inquietud cotidiana como quitarse una vestimenta, pues los nervios aún están tensos y el ser humano de hoy, ha perdido en gran parte la capacidad de llegar a la quietud. Debería ser lógico para nosotros que las vacaciones no deben ser sobrecargadas con una gran cantidad de nuevas impresiones, las cuales finalmente fatigan. No son la cantidad de kilómetros que dejamos atrás con el auto, con el bus repleto o con el avión, los que deciden sobre el resultado del tiempo de tranquilidad. También aquí rige la palabra de Jesús: “No sólo de pan vivirá el hombre.” La cómoda cama, la linda vista, la buena mesa para almorzar – toda una honra, todo nos sea bien complacido. Pero cuando nuestro interior no es alimentado, entonces podría ser que tras pocas semanas hayamos llegado al mismo punto, interiormente, donde estabamos al comienzo de las vacaciones. Preguntémonos a nosotros mismos, cuánto tiempo nos tomamos en el transcurso del día, para meditar sobre la Biblia y llegamos a conversar con Dios. Como la mayoría de nosotros estamos laboralmente tan ocupados, debería ser recuperada esta pérdida en los días de vacaciones. También eso debe ser practicado y mayormente no se da de un día a otro. Estos silenciosos minutos deben ser preguntas de Dios a nosotros, y los calmados paseos o la tranquilidad de la tarde deberían darnos la oportunidad de descargar el corazón de todos los escombros y todo el polvo que se juntó, ante el rostro del Dios santo. Entonces las vacaciones cumplieron su propósito, cuando el ser humano encontró nuevas fuerzas para el cuerpo, alma y espíritu. Pero las pocas
semanas de vacaciones no alcanzarán para el resto del año. Ya en la creación dispuso Dios el día de descanso. Realmente no es significativo si éste es el sábado o el domingo o el miércoles. Pero el sábado de tu alma no debes dejártelo hurtar. Nosotros mismos somos culpables si nos volvemos máquinas. No la radiodifusión y la mucha distracción, ni mucho menos la televisión trae al alma al reposo. Aún nuestro himnario no está allí sólo para cantar. También deberíamos usarlo como estímulo para la oración. Aún hay familias, en los que hay un momento de silencio, que cada día después del almuerzo, el padre de familia lee un capítulo en la Biblia. Deberías tomarte estos diez minutos de tiempo. Para el correcto arte de vida corresponde un correcto ritmo de vida. Conocí una habitación, en la que con frecuencia podía leer: “El afilado de la guadaña no detiene el segado.” En los antiguos tiempos habría sido un campesino necio, quien diría, poder ahorrar tiempo y entonces terminar antes con el trabajo. En realidad sólo pierde tiempo cuando olvida afilar la hoz. ¿Debería sernos realmente demasiado elevado este saber? Ahorraríamos nervios, fortaleceríamos el poder de nuestros pensamientos, nuestra mente se activarían mejor, el vínculo con nuestros semejantes resultaría mejor, si buscáramos el silencio ante Dios. Jesús dice a sus discípulos: “¡Descansad un poco!” Los quiere formar, para que consideren, que la hiperactividad aún no es señal alguna de verdadero seguimiento. Lucas informa en su evangelio alrededor de media docena de veces de cómo Jesús se retiraba al silencio para la oración. ¿Lo necesitamos nosotros menos que el eterno Hijo de Dios? Käte Walter ruega de manera imponente: “Silencio es poder, ¡por ello hazme en quietud estar, mi voluntad en tu protección! llevame a la calma en preocupación e inquietud. ¡Hazme en silencio estar y habla tú!” H.B.
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Mi alma tiene sed de Dios “Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti, oh Dios, el alma mía. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo;¿cuándo vendré, y me presentaré delante de Dios?” (Salmos 42,1-2) ¿Podemos imaginarnos, que nos sentásemos en cualquier parte y y escribiésemos palabras como estas? ¿Qué circunstancías habrán motivado tan fuertemente al autor, que expresó el grito de su corazón de tal manera ilustrativa? ¿Qué provocó esa necesidad de Dios? ¿Había llegado este hombre a un callejón sin salida? El tercer versículo del salmo nos da una pequeña imagen: “Fueron mis lágrimas mi pan de día y de noche […]” Evidentemente estaba en medio de grandes dificultades. Oraba con ayuno. Esperaba ansiosamente la intervención de Dios – pero Dios no respondía. El salmista debió haber dicho a sus semejantes que él había puesto su confianza en Dios, porque ellos se burlaban: “¿Dónde está tu Dios?” Con cada golpe como ese, él descargaba su corazón ante el Señor y fortalecía su fe en Dios. Que una persona se extienda hacia Dios con anhelo y deseo en una situación difícil, podemos comprender fácilmente. Quizás ya hemos tenido una experiencia muy similar en nuestra vida. Clamamos en nuestra gran angustia a Dios. Reiteradas veces buscamos su rostro y su presencia, hasta que – para nuestra gran alegría y alivio – Él nos escuchó y rescató. ¡Cómo nos alegramos entonces en nuestro Dios y Salvador! ¿Pero cómo ha sido desde entonces? ¿Creció nuestro anhelo por Dios o decayó a su “estado normal” nuevamente? ¿Aún tenemos sed de Dios? ¿Qué provoca el tener sed de Dios? Cuando leemos estas palabras del salmista, nos preguntamos como honestos cristianos: “¿Tengo yo también así un anhelo ardiente por Dios? ¿Tengo yo
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sed de Dios como este hombre o como yo mismo lo hice un día en el pasado?” Entonces admitimos: “Realmente debería esforzarme más. Algo debería cambiar en mi vida, de modo que tenga nuevamente más sed de Dios.” Sin embrago, el tener hambre y sed no se producen por medio de nuestro esfuerzo. Ellos son antes la reacción a una necesidad, la consecuencia de una causa. Nosotros sentimos hambre porque nuestro cuerpo necesita la energía que toma de los nutrientes de nuestro alimento. Tenemos sed cuando nuestro cuerpo tiene que reemplazar sus líquidos. De manera similar, el tener sed de Dios es el efecto de una comunión íntima con Dios. Es el resultado de una relación de amor con Jesucristo. En salmo 34,8 escribió David: “Gustad, y ved que es bueno Jehová; dichoso el hombre que confía en él.” Evidentemente se alegraba de una maravillosa relación con Dios, y ahora quería entusiasmar a otros a ello. Su corazón estaba tan lleno con su Dios y Salvador, que no tenía otro anhelo que servirle a él toda su vida y permanecer en su casa. No podía otra cosa que amar de todo corazón al Dios que lo había bendecido tanto y que le era tan maravilloso ante sus ojos. Reiteradamente exclama: “Engrandeced a Jehová conmigo, y exaltemos a una su nombre.” David no podía recibir lo suficiente de Dios; anhelaba más y más de él. Sí, su alma tenía sed de Dios. En el salmo 63 escribe: “Dios, Dios mío eres tú; de madrugada te buscaré; mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela, en tierra seca y árida donde no hay aguas.” ¿Notamos, lo que él dice? ¡El deseo de su alma por Dios, era más grande que su deseo de agua
en medio del desierto! El tener sed de Dios viene del reconocimiento de que únicamente Dios puede saciar el anhelo del corazón del ser humano. Pero las personas buscan todo tipo de otras cosas que les distraiga, anime y les satisfaga. Generalmente siguen a la multitud de aquellos que buscan su cumplimiento en el mundo. ¿Pero cómo es con los cristianos? ¿Qué buscan ellos, cuando su alma está cansada, desalentada y agotada? ¿Cuál será, por ejemplo, la meta de nuestro tiempo de vacaciones en este verano? ¿Dejaremos atrás nuestras preocupaciones y responsabilidades, para disfrutar de las alegrías y de los placeres, los cuáles el mundo ofrece a una sociedad pudiente? ¿Dejaremos atrás nuestras responsabilidades en la iglesia, para refrescarnos internamente mediante “un cambio de aire”? ¿O tenemos el deseo de usar este tiempo y dar lugar al tener hambre y sed por la cercanía de Dios? ¿Saciarnos simplemente en su palabra y abrigarnos en su presencia? Un respiro o un cambio de aire pueden ser de bendición. Pero prestemos atención a los motivos de nuestros planes de vacaciones. ¿Nuestra sed de Dios, nos traerá también más cerca a él en las vacaciones? Si reconocimos una vez que todo en el mundo deja a nuestra alma insatisfecha, si experimentamos una vez la verdadera satisfacción, la cual sólo Dios puede dar, entonces nada más nos podrá satisfacer correctamente. Anhelaremos más y más de Dios. Finalmente llegaremos a tal punto, en que ya no soportamos en nuestras vidas sin una constante renovación de su presencia. ¡Verdaderamente tendremos hambre y sed de Dios! ¿Qué impide el tener sed de Dios? Por supuesto que Satanás intentará todo para impedir nuestro anhelo de Dios, y utilizará una cantidad de falsificaciones y maniobras de distracción para hacerlo. El puede animarnos a ocuparnos con muchas buenas obras y proyectos. Nos puede hacer creer que nos perdemos de cosas en la vida que todos los demás pueden disfrutar, y que sin ellas, nuestra vida empobrece. O guiará nuestra atención sobre malentendidos y ofensas, para desanimarnos en nuestro servir a Dios. Entonces vienen luchas, desalientos, problemas, precupaciones financieras, emfermedades y muchas otras cosas, que nos pesan
tanto, que parece que ya no podemos tener comunión con Dios, ¡ni mucho menos tener sed de él! Pero una falta de sed de Dios puede venir también todavía de otra fuente. Cuando todo en nuestra vida va por un tiempo demasiado bien, podemos volvernos fácilmente indiferentes. Dios nos bendice ricamente en lo natural, y no tenemos ningún motivo muy urgente para acercarnos a él. Es una triste realidad que, cuanto más bendice Dios a su pueblo con bienes materiales, ¡menos sed tienen ellos de él! Uno se acostumbra simplemente a la bendición exterior y al final incluso siente un derecho sobre ella. Y así comienza a entibiarse la relación cotidiana con él, a ensancharse, menos intensiva, más cómoda y menos notoria, el fervoroso amor por él. Aún se sirve a Dios y no se tiene en absoluto intención de terminar con ello alguna vez. Uno encaja muy bien en la marea general del cristianismo. ¡Pero algo valioso se perdió inadvertidamente! El alma no ansía ni tiene mas sed del Dios vivo. Uno ya no está más tan ansioso “de ver el rostro de Dios”, de continuar y orar en la presencia directa de Dios. Un alma, que tiene sed de Dios Pero qué diferente es cuando nuestra sed de Dios se vuelve tan grande, que no podemos soportar el no experimentarlo de una manera maravillosa. Tener experiencias que nos llenan con su presencia, impresionados por su gloria. Experiencias con Dios, que nos hacen “adictos” a él, de modo que el deseo y anhelo de nuestra alma, por Dios, no disminuye ni muere, ¡sino que se vuelve más grande y más grandioso año tras año! Una relación así desea Dios contigo. Como un joven y una joven mujer, que se enamoraron y no quieren nada más que estar constantemente juntos y comparten sus ideas y sueños, sí, quieren pasar juntos cada momento de sus vidas, así quisiera tener Dios tu corazón. Él te ama y quiere que tú lo desees por sobre todo lo demás. Pídele que te llene con un anhelo tal, para que tú también puedas decir: “Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo.” ¡ Qué bendición generará esto! Corrientes de agua viva correrán de tu vida, las cuales traerán frutos para la vida eterna. La gloria de Dios descansará visiblemente sobre tu vida. ¡Sentirás que eres la persona más feliz del mundo! Ron Taron
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C . W . NA YL O R – LO Q U E M U E VE A L CO RA Z ÓN
Mi sueño - Mensaje Si bien la mayoría de los sueños son últimamente sin significados, de tiempo en tiempo, puede darnos un importante estímulo por medio de un sueño.
Salomón dice que los sueños llegan a través de una actividad frenética. Nuestros pensamientos en la noche igualan en muchos aspectos a los del día. Pero nuestros sueños a menudo carecen del contexto y la capacidad de ver lo racional y lo consciente. En raras ocasiones los sueños son realizados por Dios. Incluso los profetas, con quien Él se comunicaba de esta manera más que con la gente común, solo de vez en cuando recibían estos sueños - mensajes y sus demás sueños no tenían ningún significado. Algunas personas siempre tratan de encontrar un significado oculto en sus sueños. Si han tenido un sueño extraño, tratan de interpretarlo o dejan interpretárselo. Pues bien, Dios es razonable. Él sabe que podemos entender mucho mejor cuando estamos despiertos, que cuando dormimos. Por lo general Él nos habla mientras estamos despiertos. A veces tenemos sueños significativos, pero no significa que Él Señor los ha enviado. Conocí a personas que por los sueños han actuado muy imprudentemente. Un sueño es un sueño y probablemente de Dios no viene más que uno entre diez mil. De vez en cuando también puede suceder que podemos sacar buenas lecciones de nuestros sueños. Un sueño así tuve yo y la lección que aprendí de él fue buena para mi alma. Soñé, que estaba al lado de un gigante arbusto de rosas. En una de mis manos tenía una de las flores más fragantes. La observé y disfruté de su dulce fragancia. Pero también vi una gran cantidad de flores y quería aún más que solo esta una. Entonces la sujeté en la mano izquierda y extendí mi mano por otras. Dado que las flores estaban muy altas, me sujeté de las ramas exteriores y me estiré al máximo, pero no pude alcanzarlas, estaban demasiado altas. Me volví un paso atrás del arbusto. En ese preciso momento mi vista se dirige hacia la rosa que tenía en mi mano, justo para
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ver como los pétalos caían al suelo. En cuanto me esforcé hacia lo inalcanzable para mí, destruí esta una que ya era mía. Lamentándome, quedé mirando el tallo vacío en mi mano y los pétalos aplastados en el suelo. La escena cambió. En mi sueño, me senté a la mesa con lápiz y papel y escribí estas palabras: “Si sólo tienes una rosa, disfrútala al máximo. No disipes su fragancia en el aire vacío y no dejes que su belleza pase desapercibida, mientras pasas el tiempo buscando en vano lo inalcanzable.” Cuando desperté, escribí estas palabras, las cuales había escrito en mi sueño, y a través de los años me han dado algún sermón. ¡Qué natural es para nosotros, olvidar lo que tenemos, mientras miramos a los demás, que en nuestra opinión, están en mejor situación! Nos fijamos en las bendiciones que otros disfrutan y nos olvidamos de agradecer por las nuestras. Miramos hacia las posesiones de los demás, porque son mayores que las nuestras, y dejamos de valorar las nuestras. Nuestra situación de vida puede ser muy humilde, pero no importa lo modesto, nuestra vida está llena de bendiciones, si tenemos los ojos para reconocerla. En el tiempo de este sueño, yo había perdido mi salud y pasaba largas horas del día solo en mi cama. Mientras mi esposa trabajaba para nuestro sustento. Debido a mis ojos podía leer muy poco. Teníamos dos habitaciones en una casa con otra familia. Alrededor nuestro habían personas con una fortalecida salud. Fácilmente pude ver la diferencia entre mi situación y la de ellos. A veces miraba por la ventana, como las personas pasaban caminando: fuertes, llenos de energía, sin preocupaciones. Oía la risa alegre y el sonido de voces felices, mientras yacía allí – enfermo
Dad gracias en todo • 1. Tesalonicenses 5; 18
y solo. ¡Qué fácil era reconocer sus bendiciones! Y mientras veía sus bendiciones, ¡qué fácil era, olvidar las mías propias! Pero este sueño me vino en la mañana de mi cumpleaños. Mientras estaba acostado allí y pensaba sobre ello, decidí, no permitir que se arruine mi única rosa en el siguiente año, por querer alcanzar algo, que estaba fuera de mi alcance. Decidí disfrutar de mis propias bendiciones. Si otras personas reciben bendiciones, ¿no debería alegrarme junto con ellos por esto? El anhelo, de ser como ellos, no me deja ser como ellos. Y si no tuviera mucho, sin embargo quisiera disfrutar de lo poco. Así comencé a examinar mis bendiciones y cuando las descubrí, las encontré aun mayores de las que suponía. Muchas cosas tenia, que dan consuelo. Tenía alimento, para satisfacer mi hambre. Tenía una casa y vestimenta. Tenía el cuidado de mi amorosa esposa. Tenía buenos amigos, que francamente me mostraban su afecto, listos para cumplir todos los deseos, en cuanto les era posible a ellos. Aun mejor que cualquier otra cosa, tenía la paz de Dios en mi corazón. Comencé a darme cuenta de que mi condición podría ser mucho peor. Cuanto más pensaba, más me daba cuenta el porqué puedo estar agradecido. Cuanto más miraba mis bendiciones, más le apreciaba a Él. Desde entonces, a menudo miraba a los transeúntes escuchando su alegría y me dije: “Yo no quisiera cambiar con ustedes, porque yo soy salvo. Tengo el tesoro del amor de Dios y la presencia del Espíritu Santo. Tengo la alegría de la salvación, tengo un hermoso hogar en el cielo.” Sabía, que la mayoría de los transeúntes no tenían estas cosas y es por esto que era más bendecido que ellos. ¿Qué seria salud y fuerzas si se las aplica en forma incorrecta? ¿Qué sería de bendiciones
temporales, que están relacionadas solo entre sí? ¿Qué sería felicidad y alegría sin Dios? ¿Qué sería de los placeres temporales del pecado, si traen una cosecha de sufrimiento? Oh no, no tenía ningún motivo de envidiarlos, porque mis bendiciones eran mayores que las de ellos y no desaparecen como la niebla ante el sol. Mi hermano, mi hermana, tu puedes ser feliz en tu propio rincón, si has entendido la lección, disfrutar de lo que tienes. Aprende a conformarte con las cosas simples. Aprende, que la verdadera alegría no viene de las cosas externas. Ella fluye de un corazón contento. Si Dios quiere, que te encuentres allí, donde tú estás, ¿No querrá Él hacerte feliz allí? La Biblia dice: “Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento [...] Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto” (1. Timoteo 6,68). Tal vez no tienes muchos bienes terrenales. Quizás no estés provisto con muchos talentos. Tus bendiciones aparentemente parecen pequeñas. Pero acuérdate de mi sueño-mensaje: “Si solo tienes una rosa, disfrútala al máximo”. Si otro tiene las dos manos llenas de flores, quizás disfrute menos que tú con esa una sola. No pierdas tu tiempo en el anhelo infructuoso. No desprecies lo que tienes, solo porque es poco. Practica el hábito de la gratitud y el aprecio. Sé feliz con lo que tienes. Confórmate. Si puedes, mejora tu situación, pero no destruyas lo que tienes, solo para alcanzar más. Si solo tienes un talento, dáselo para el Señor y sé agradecido. No lo menosprecies, porque otros tienen más talentos. Aplica el tuyo y confórmate. La satisfacción no está en las cosas que tenemos, sino en nuestra apreciación y el uso de las mismas. Por lo tanto, regocíjate en tu única rosa. Sumérgete en su dulce aroma, mira su magnífico color, y disfrútala al máximo.
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Mensaje Radial Mensaje de Salvación Friedrich Krebs, Kitchener (CA)
Caminos que conducen a la alegría En cada corazón humano se oculta un anhelo de alegría. Desde el principio, el sabio Creador se preocupó por dar al ser humano pura alegría natural. Por esta razón Dios ha embellecido la visible creación para que nos sirva de alegría. Es una lástima que muchas personas pasan indiferentes al respecto. La alegría es un alto valor en nuestras vidas, y la necesitamos. En realidad, se asemeja a lo que significa el sol. El sol es luz, despierta el crecimiento, la fertilidad y la vida. ¿Quién de nosotros no quisiera estar mejor constantemente bajo el sol que en la sombra? De la misma manera la alegría despierta en nosotros nueva luz, ánimo y estimulación. ¿Quién no estaría mejor siempre alegre que estar en nostalgia y tristeza? Por lo tanto debemos agradecer mucho más al Creador por la belleza versátil que creó para alegría de los seres humanos. Además de las alegrías naturales hay muchas alegrías en placeres de entretenimientos en el mundo. Por supuesto, los intereses son muy diferentes. El hecho es que hay una gran búsqueda en esta área. Muchas personas hacen largos viajes y con altos costos para encontrar esta alegría. ¡Uno se lanza a esta búsqueda como en águila sobre su presa! Se busca de muchas maneras con la esperanza de encontrarla. Pero nunca se puede ser realmente feliz. Lamentablemente, la mayoría de las personas no conocen el camino que conduce a la verdadera alegría. Muy acertado dice el verso de una canción:
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Buscan lo que no encuentran en amor, prestigio y felicidad, vuelven insatisfechos y cargados de pesar. Otro poeta complementa este hecho cuando escribe: Los placeres aquí en la tierra lo vi como espuma perecer; no podrían ser nada para mí, solo tu cruz está para mí allí. Aquí se manifiesta claramente el camino que conduce a la verdadera y duradera felicidad. De esta alegría habla Jesús en Juan 15,9-11: “Permaneced en mi amor. Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; […] Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido.” Se trata de una profunda, significativa y salvadora alegría. ¡Se trata de una verdadera y duradera alegría del corazón! No está en lo terrenal, sino en la riqueza espiritual y celestial. Es la alegría del puro y honesto corazón. Esta alta posesión se puede obtener sólo a través de Jesucristo. Hay cuatro cosas que nos muestran el camino al verdadero gozo: el amor, la obediencia a la palabra de Dios, la justicia y la paz. Quien no cumple con estos requerimientos y no considera al Salvador, este nunca encontrará la bendita alegría del corazón. Por lo tanto,
queremos profundizarnos en estas cuatro condiciones. Jesús les hace recordar primeramente a los discípulos en el amor. Dejó en claro, que la verdadera alegría está íntimamente relacionada con el amor. Es el requisito previo y al mismo tiempo el fundamento mismo de la alegría. Se trata aquí del verdadero amor de corazón y al mismo tiempo la verdadera alegría del corazón. En un matrimonio, en una familia, en cada iglesia o congregación donde hay falta de comprensión y amor, no puede haber una verdadera alegría. De la misma manera es nuestra relación con Dios. Por lo tanto Jesús dice explícitamente: “¡Permaneced en mi amor, así también mi gozo permanecerá en vosotros!” Experimentaremos esto en la relación que tengamos con las personas. Dondequiera que nos relacionemos con el prójimo en amor y en hacer el bien, surge la alegría. La alegría que producimos a otros, por lo general vuelve hacia nosotros. Donde hay una frívola relación, rechazos, lesión o incluso odio, donde no hay el uno para el otro, sino se resiste uno contra el otro, ¡la alegría queda excluida! Luego dice Jesús: “¡Guardad mis mandamientos!” Eso es la obediencia a la Palabra de Dios. ¡Este es también el camino hacia la alegría! Con qué alegría un hijo puede mirar a los ojos a sus padres cuando ha cumplido con la esperada obediencia. La obediencia protege las interrupciones y disturbios internos y revive el amor. Jesús les recuerda a los discípulos su propia obediencia. Dice textualmente: “Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor.” Obediencia es estar complaciente y dispuesto al deber. Si se hace en amor y humildad, surge la alegría. Si Si la obediencia se realiza con repugnancia, soberbia y entorno de resistencia, nadie se podrá alegrar sobre ella. Sólo la obediencia que viene con amor puede traer alegría y bendición. Así lo experimentará cada hijo en casa de sus padres y cada cristiano en el servicio a Dios. Otro camino a la alegría es la justicia. Vivimos en un mundo lleno de injusticia. En todas partes hay desvíos, fraude, avaricia, burlas, mentiras, etc. Injusticia de cualquier tipo causa irritación, interrupciones y disturbios. Injusticia nunca pueden surgir con amor, y nunca dejará surgir una mínima alegría. ¡Es por eso que en el tiempo en que vivimos, hay lamentablemente pobreza en alegría! Sin embargo la justicia causa afecto, respeto, confianza, vínculo y alegría. “Justicia engrandece a una nación”, dice la Biblia. También nos engrandece a nosotros. Es el camino al favor, a la honestidad, a la buena reputación y a las condiciones de paz. El camino a la justicia es un camino rentable, porque hace feliz y guía a la alegría. Vale la pena y es de mucha importancia el camino a la paz. “En los que promueven la paz hay alegría”, leemos en Proverbios 12,20. Que valiosa es la paz bajo la humanidad. Sin embargo cuánto más valioso y gratificante es la paz con Dios. En Romanos 5,1 leemos: “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo.” Así se logra la paz y profunda alegría del corazón. El camino pasa por la cruz. Es el camino de fe, humillación, perdón y reconciliación. Querida alma, ¿has encontrado, elegido y pisado este camino? Sólo en este camino encontramos el gozo en el Señor para este tiempo y para la eternidad. ¡Por lo tanto, haz hoy de este camino, tú camino! 07/2014 Trompeta Evangelizadora
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El efecto de la Sanidad Divina ¿Cómo puede Dios sanar a las personas?
En Jesucristo no tenemos solamente la promesa de la salvación de nuestras almas. También contamos con la garantía de la sanidad divina para el cuerpo. Leemos: “Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores. Y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados” (Isaías 53,4-5). Jesús cumplió esta promesa cuando vivió en esta tierra. Él sanó a personas con fiebre (Mateo 8,14-17), personas con parálisis (Marcos 2,1-12), con lepra (Lucas 5,12-14). Sanó a cojos (Juan 5,5-9) y ciegos (Marcos 10,46-52). Echó fuera demonios (Mateo 8,28-34). Esta es una pequeña selección de lugares donde podemos ver el poder sanador de Dios. Jesús sanó a tanta gente en su tiempo de misión que no todas pueden ser enumeradas. “Y dondequiera que entraba, en aldeas, ciudades o campos, ponían en las calles a los que estaban enfermos, y le rogaban que les dejase tocar siquiera el borde de su manto; y todos los que le tocaban, quedaban sanos” (Marcos 6,56). Pero no sólo Jesús sanó. Él dio ese poder a sus discípulos. “Habiendo reunido a sus doce discípulos, les dio poder y autoridad sobre todos los demonios, y para sanar enfermedades, y los envió a predicar el reino de Dios, y a sanar a los enfermos” (Lucas 9,1-2) Este poder mantuvieron también los discípulos después que Jesús ascendió al cielo. Leemos en los Hechos de los Apóstoles: “Y los que creían en el Señor aumentaban más, gran número así de hombres como de mujeres; tanto que sacaban los enfermos a las calles, y los ponían en camas y lechos, para que al
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pasar Pedro, a lo menos su sombra cayese sobre alguno de ellos. Y aun de las ciudades vecinas muchos venían a Jerusalén, trayendo enfermos y atormentados de espíritus inmundos; y todos eran sanados” (Hechos 5,14-16). El hecho de que este poder no ha concluido con el tiempo de los apóstoles podemos volver a leer en 1. Corintios 12,7-10. Aquí se enumeran los dones del Espíritu y encontramos allí también entre otros el don de la sanación. Y también sabemos de la sanidad divina de los informes de los santos en los tiempos pasados y de testimonios y experiencias en nuestro tiempo. Pero, ¿qué es exactamente la sanidad divina? Para responder a esta pregunta tenemos que dar un paso atrás y ver las enfermedades. Cuando tratamos con las fuentes de la enfermedad nos encontramos que las enfermedades tienen tres causas. Cualquiera sea la causa, podemos afirmar en este momento que el Dios Todopoderoso puede sanar cualquier enfermedad. 1. Causas naturales: Son signos de desgaste en las personas mayores, son lesiones o enfermedades víricas. Estas enfermedades se pueden diagnosticar fácilmente por la medicina moderna. Ellos pueden ser tratados mediante las defensas del organismo o por el uso de agentes naturales o químicos y a veces son curadas. 2. Causas demoníacas: Por favor lea Lucas 13,10-17 y preste especial atención a los versos 11 y 16, los poderes oscuros pueden revestir a las personas con enfermedades. La medicina convencional no puede hacer nada en estos casos. Los médicos están
perplejos en el diagnóstico y el tratamiento por lo general no es eficaz. Mediante el uso de métodos ocultos tales enfermedades pueden ser curadas. Estas fuerzas del mal, incluso tienen la capacidad de curar algunas enfermedades con origen natural. Sin embargo, la sanación del cuerpo por las fuerzas del mal tiene un alto precio: la carga o la posesión del alma. 3. Causa Divina: También Dios nos puede cargar de enfermedades y discapacidades. Por favor, lea Juan 9,1-4. Contra estas enfermedades, ni las personas y ni las fuerzas oscuras pueden lograr algo. Sólo Dios puede curar estas enfermedades. Y también puede sanar cualquier enfermedad con una causa demoníaca o natural.
psicológicamente. En contraste con la mayoría de los métodos de curación de las personas Dios no impone a los síntomas, pero resuelve de manera maravillosa directamente la causa de la enfermedad. Incluso con el ciego de nacimiento, según criterio humano una cura imposible. Como la obra de Dios en el renacimiento, es una intervención sobrenatural de Dios en el alma de las personas, así también la sanidad divina es una intervención sobrenatural de Dios en el cuerpo de un ser humano. También tenemos en la actualidad, como hijos de Dios la promesa para orar por este milagro y experimentarlo. “Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios,... sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán” (Marcos 16,17-18).
La sanidad divina es un proceso sobrenatural. Es un milagro que no puede ser explicado médicamente o
Robert Witt, Gifhorn (DE)
Huir de sí mismo ¿Por qué hay personas que no pueden estar solas? ¿Por qué es insoportable para ellos el silencio? Muchas personas se encuentran huyendo de sí mismos. No pueden soportar estar solos. Un domingo, cuando no acontece nada especial, se encuentran muertos de aburrimiento. Al entrar el alba, sentarse en el banco frente a la casa tampoco pueden. Ellos no saben nada de escuchar las silenciosas voces de la naturaleza cuando se inclina el día. Cuando se levanta la estrella de la noche, los pájaros cantan sus últimas canciones y los vientos susurran por el bosque y marcan los campos. También se encuentran en la noche a menudo innecesariamente ocupados, o persiguen diversas distracciones. No pueden estar solos, estar quietos e incluso mirar las profundas preguntas de la vida con calma en los ojos. Y sin embargo, esa sería la mejor cura para estar libre de las disposiciones nerviosas. Quién nunca está en silencio, empobrece interiormente. Pierde las normas adecuadas para vivir. Él ve lo pequeño grande y lo verdaderamente grande pequeño. A menudo percibe el miedo al futuro. Luego trata de olvidar por medio de entretenimientos excesivos. Así frota las fuerzas, pierde la felicidad de vivir y el coraje de cumplir con alegría sus obligaciones. La huida del silencio y la
introspección hace al alma inquietar y enfermar. Esta huida de la quietud es hoy una terrible enfermedad del tiempo. También las operaciones masivas, que a muchos les gusta complacer en nuestro tiempo, tienen su fundamento en esta huida. El individuo es insostenible en sí mismo, por lo que se refugia en la multitud. Y sin embargo, es importante para la salud del alma, que el hombre tenga el valor de ser él mismo. La causa más profunda de esta huida de sí mismo es la huida delante de Dios. Quien huye ante Dios, no tolera la quietud. La soledad le atemoriza. Tampoco puede soportar pensar honestamente acerca de sí mismo y mirar en su propio interior. Ve por todas partes misterios y oscuridad, que lo llenan de miedo. Para evadir esto, se refugia en la ocupación, en lo ensordecedor, en la vida ruidosa. Pero quien ha encontrado a Dios, quien se ha reconciliado con él, quien tiene su paz en el corazón, ese puede experimentar en el silencio deliciosas horas de bendiciones. Él no tiene necesidad de huir de sí mismo, porque ha encontrado el hogar en Dios. “Estad quietos, y conoced que yo soy Dios” (Salmo 46,10).
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PÁGINA JUVENIL SERIE: LAS PROPIEDADES DE DIOS III
OMNICIENCIA
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SANTIDAD
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AMOR
DIOS ES AMOR “Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios y Dios en él” (1. Juan 4,16). Qué increíble verdad: ¡Dios es Amor! ¡No es sólo algo que él hace, sino que en realidad describe la forma en que lo es! Si comprendemos esta verdad, tendrá un profundo impacto en nuestras vidas. Nuestra fe y nuestra idea de quién es Dios y lo que es, determinan directamente nuestra vida espiritual. Al mismo tiempo no sólo cuenta lo que hacemos, pero sobre todo cómo y por qué lo hacemos – por tanto, los motivos detrás de nuestras acciones. ¡Qué importante es entonces, que la imagen que tenemos de Dios no se base en nuestra imaginación, sino totalmente en la verdad de la Palabra de Dios! Si alguien cree que Dios es un ser distante, que se preocupa poco por cada individuo, el mismo tampoco va a experimentar esta relación personal con Dios. Del mismo modo, si alguien cree que Dios es un juez duro y crítico, que solamente espera que nos equivoquemos - tal persona será impulsada por el temor en lo que hace, en lugar de amor o de gratitud. Sin embargo, si entendemos por medio del espíritu de Dios, que Dios es amor y todo lo que hace, sucede en y por amor, entonces nuestra respuesta será amor recíproco. Queremos acercarnos a él, obedecerle, honrarle y adorarle. Esta preocupación, para entender correctamente el amor de Dios, es exactamente lo que Pablo tenía en mente cuando oró por la iglesia de Éfeso. El describe esta oración en su carta a los Efesios. Pablo rogó al Padre Celestial que a través del poder de su Espíritu Santo obre en sus corazones, así: “para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor, seáis plenamente
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capaces de comprender con todos los santos cuál es la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios” (Efesios 3,17-19) . ¿A qué se refirió Pablo que traería abundancia en sus vidas espirituales? A tomar en fe la grandeza del amor de Dios. Cuando estudiamos la Biblia, vemos desde el principio hasta el fin el grandioso amor de Dios, que una y otra vez es visible por lo que él hace. Lo vemos en las acciones del Padre, así como en todo lo que Jesús, y el Espíritu Santo hacen. Dios no nos ama solo por algo que está fuera de sí mismo. No hay nada de lo que hemos hecho o que podríamos hacer para ganarnos este gran amor. El hecho es, que lo que hemos merecido por nuestra rebelión contra Dios, es exactamente lo contrario. Y sin embargo, Dios nos ama - porque es su naturaleza. Él siempre desea lo mejor para nosotros. Es importante saber, que el amor de Dios es siempre perfecto, en armonía con todas sus otras propiedades: su gracia, su misericordia, su paciencia, su fidelidad. Del mismo modo, también su justicia, su verdad y su perfecta santidad. Su gran amor implica, que él nunca nos decepciona, que encierra compromisos con la verdad, o haría algo por motivos impuros. Debemos ser cuidadosos de que nuestra imagen de Dios no sea distorsionada por una comprensión reducida del amor divino. A veces la gente hace afirmaciones como: “Un Dios amoroso nunca nos permitiría pasar por tanto sufrimiento habiendo tanta maldad”, o “Un Dios amoroso nunca va a castigar eternamente a las personas.” No vemos las cosas como Dios lo ve con su conocimiento y sabiduría ilimitada. Detectamos muy poco su infinita inteligencia - Él es el Dios eterno, es perfectamente justo y santo. Su plan perfecto, al igual que todos sus hechos, sucede en armonía con su amor. Este gran amor que Dios tiene para con nosotros, es evidente en su anhelo de una relación con nosotros y su deseo es que respondamos a su amor. Es precisamente ese anhelo que Dios trajo a la mayor demostración de su amor: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3,16). A causa de nuestro pecado, una relación con un santo Dios era imposible - sin que abriera un camino para nosotros a través del cual seamos limpios y reconciliados con él. Es por eso que - en un amor que no podemos captar mentalmente - el
Padre envió a su Hijo Jesús a este mundo, para ser humano, a vivir una vida perfectamente santa, y morir en la cruz, llevando sobre él el pecado del mundo. Sabemos, que Jesús resucitó victorioso sobre la muerte. Por lo que demostró, que su Padre había aceptado el sacrificio, y que todo lo que necesitamos para ser salvos, se ha proporcionado por la sangre de Jesús. Debido a su inmenso amor, Dios atrae a todos hacia sí a través de su Espíritu Santo y anhela que todo el mundo acepte el don de su perdón y la vida eterna. “Con amor eterno te he amado; por tanto te prolongué mi misericordia” (Jeremías 31,3).
PREGUNTAS PARA EL BAUTISMO “Hola Hno.... ¿cómo está? Cuando tuvimos bautismo el pasado Domingo, anhelaba mucho ser uno de los que estaban siendo bautizados, pero tuve la sensación de que no estaba preparado para ello. ¡También tuve la sensación de que yo todavía no entiendo todo lo que incluye el bautismo! ¿Para qué necesitamos el bautismo? ¡Nuestra alma de todas maneras no es salva de ese modo! Sé que Jesús quiso, Él ha ordenado dejarse bautizar, pero ¿por qué? Uno no necesita estar bautizado para llegar al cielo, ¿o? No nos perdemos si no nos bautizamos; Quiero decir, si se ama a Jesús y lo has aceptado, si has reconocido los pecados, entonces no te vas a perder si te falta solamente el bautismo, ¿verdad? ¡Yo creo, que lo entiendo, pero tampoco lo entiendo! ¡Muchas gracias!” (Extraído de un e-mail, difundido con permiso) Jesús cuelga de la cruz. Uno de los cruzificados con Él se dirige a Jesús: “¡Señor, acuérdate de mí cuando vengas en tu reino!” Jesús le promete, que estará con Él en el paraíso. No bautizado y sin embargo se ha salvado, así lo podríamos decir. Él no tuvo ninguna oportunidad en dejarse bautizar. El elemento de salvación es siempre la fe beatífica en Jesús. Pablo respondió al carcelero a su pregunta sobre la salvación así: “Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa” (Hechos 16,31). Por lo tanto el hombre, incluso cuando se encuentra solo, puede ser salvo por la fe. Él no está pendiente de una segunda persona (que sería el caso del bautismo). ¿Uno se pierde, si no está bautizado? En el caso del del ladrón en la cruz, el hombre no se pierde. No podemos afirmar en forma global, porque el bautismo sigue siendo considerado un mandamiento de Dios y debe ser cumplido por nosotros. Nadie debe tener la idea de actuar así, como ocurrió con el ladrón. Si
¿Cómo respondemos a este tipo de amor? Juan escribe en su carta: “Nosotros le amamos a él, porque Él nos amó primero” (1. Juan 4,19). Sabemos que el mandamiento más grande es: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas” (Marcos 12,30). Oremos para que Dios nos ayude a comprender cuán grande es su amor, para que toda nuestra vida sea un acto de adoración verdadera motivada por el amor de Dios. Ryan Henkelmann, Edmonton (CA)
somos creyentes, el Señor espera que seamos bautizados. A la persona que no le importa o rechaza el bautismo, este comportamiento con el tiempo será una desobediencia en contra de los mandamientos de Dios. ¿Entran personas desobedientes en el cielo? No. En texto claro: Se puede entrar al cielo sin ser bautizados y se puede, sin ser bautizados, ser excluidos del cielo. La respuesta depende de nuestra actitud. ¿Qué razón puede haber para un renacido, en no dejarse bautizar con alegría? Dios ha ordenado el bautismo, a fin de que la transformación interna radical del hombre esté representada por el símbolo del bautismo. La Biblia habla al respecto, que Dios le da al hombre en el renacimiento un nuevo corazón (Ezequiel 36,26-27). Pablo describe la experiencia de esta manera: “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron, he aquí todas son hechas nuevas” (2 Corintios 5,17). Cuando el creyente entra al agua bautismal y se sumerge, esto se conoce como “sepultado”. Se sabe que sólo los muertos son sepultados. En sentido figurativo escribe Pablo en Colosenses 3,3: “Porque habéis muerto, [...]”. Es así. El creyente es muerto a la vieja vida, al mundo y el pecado. En consecuencia, debe ser sepultado, lo que sucede en el bautismo. Sin embargo, la persona que está siendo bautizada no queda bajo el agua, sino que sale del agua, representa la nueva vida, totalmente diferente. Todo el proceso se describe en Romanos 6,1-4. Pablo retoma la idea también en Colosenses 3,1: “Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba [...]”. El bautismo es una manifestación externa de una experiencia realizada en el interior de una persona. Cualquiera que haya vivido esta experiencia, puede expresar el gozo ante todo el mundo. Y sólo una persona así debe ser bautizada. Harry Semenjuk, Edmonton (CA) 07/2014 Trompeta Evangelizadora
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Experiencias con Dios Lörrach (DE) ¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a las palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros” (1. Samuel 15,22) Mi experiencia con el Señor la tuve en marzo de 2014. Estaba enferma y no podía ir a trabajar. Por lo tanto, decidí descansar en mi casa. Tuve la intención de edificarme con predicaciones. Entonces encontré en internet un video sobre aviones, como estas máquinas me apasionan mucho, comencé a mirar. Lamentablemente el video no se trataba solamente de aviones, sino de muchas otras cosas. Cuanto más miraba, más me interesaba de lo que trataba la película. La voz de Dios me instaba que deje de mirar, pero yo no le di oído. Al día siguiente cuando nuevamente me encontraba sola, en mi mente estaba el video que no había culminado de ver. Lo encendí nuevamente y continué mirando. El final de la película mostraba a jóvenes pilotos que encontraron un tesoro. Cuando estaban felices por aquello, vino una persona mayor con un arma y les ordenó que le entregasen el tesoro. El dijo: “por este tesoro he vendido mi alma al diablo!!!”. En ese momento sentí la cercanía del diablo y una voz que dijo, (como si hubiera esperado ese momento): “Vamos, dame tu alma.” Me asusté de tal manera, que no pude continuar acostada. Inmediatamente apagué la película. Comencé a orar. Me vino al pensamiento que pequé y fui desobediente a la voz de Dios. Pedí a Dios que perdone mi culpa. El me perdonó y quitó el miedo de mí. Recuerdo muy bien, hace un año en el encuentro de días bíblicos juveniles, habíamos hablado sobre el mirar películas. Allí se nos aclaró, como puede ser perjudicial para el alma. A nuestro salvador no le agrada, que en vez de darle el tiempo a Él, lo ocupemos en películas. Mis padres lo han dicho así: “Has la prueba una vez, arrodillarte a orar después de mirar una película. No funciona, porque estás influenciado con en el espíritu del mundo y así no puedes estar ante el Santo Dios.” El tiempo que le damos a Dios, un día tendrá valor en el cielo. En la palabra de Dios tenemos un valioso requerimiento que dice: “Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien” (Josué 1,8) Julia Repp
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P Á G IN A IN FA N TI L
Verdaderos amigos Después que David venciera al gigante Goliat (seguramente ya conoces esta historia), habló el rey Saúl con David. En aquel momento el hijo del rey, Jonathan, se enteró que David era un simple pastor en Belén, pero Jonathan no lo tuvo en poco por ello, más bien su corazón estaba lleno de afecto hacia él. ¿Por qué?, porque los dos tenían mucho en común – los dos amaban a Dios y al pueblo de Israel de todo corazón. Habían aprendido a escuchar y confiar en Dios también en las dificultades. Recientemente Jonathan había obtenido una victoria similar de fe. (1. Samuel 14, 1-22) Por lo tanto hicieron un pacto entre ambos, y Jonathan le regaló a David como muestra de afecto sus armas y su capa (1. Samuel 18,1-4). Esa amistad es algo especial. Es más fuerte que cualquier dificultad. Cuando Saúl intentó matar a David para que el reino siga perteneciendo a él y a sus hijos, Jonathan intervino por David bajo el riesgo de su propia vida, ayudándole a huir. Más tarde, cuando David estaba en el desierto, Jonathan buscó a su amigo para animarlo. No siente celos de David, sino que le dice que Dios quiere hacerle rey, y que él, Jonathan, estará en segundo lugar (1. Samuel 23,16-17). Pero también Jonathan podía confiar en David. Él sabía que David no
tramaba nada a sus espaldas, sino que era temeroso de Dios y cumpliría su palabra en cualquier circunstancia. Cuando Jonathan muere en combate contra los filisteos, David se lamenta y llora mucho, luego cuida de Mefiboset el hijo lisiado de Jonathan, a quien trataba como a uno de sus hijos y lo hacía comer cada día en su mesa. La relación entre Jonathan y David es la imagen de una verdadera amistad. Quien tiene un buen amigo, debe saber que Dios lo bendijo ricamente. Pero lo mejor que Dios nos ha dado, es su único hijo Jesucristo quien quiere ser nuestro - también tu amigo. Por lo cual vivió como hombre en esta tierra, murió y resucitó por nosotros. “Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos” (Juan 15,13). Por favor, lee los pasajes bíblicos mencionados, luego reflexiona detenidamente sobre las siguientes preguntas: • ¿Eres un buen amigo? • ¿Puedes decir que tus amigos son buenos? • ¿Qué tipo de influencia ejerce uno hacia el otro? • ¿Qué tanto conoces a Jesús, el mejor amigo? Helene Rotfuss, Neubulach (DE)
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P Á G I N A F AM IL I AR
Ánimo en medio de lo cotidiano “Ella […] ciñe de fuerzas sus lomos […] su lámpara no se apaga de noche” (Proverbios 31,17-18) Hoy en día hay un número sorprendente de cargas físicas y psicológicas. También muchas madres se ven afectadas. Allí está la madre, cuyo niño no puede dormir bien en la noche, y a la mañana se encuentra abatida. Otra, noche y día busca cumplir las necesidades de los familiares deteriorados por alergias. O las dificultades de la madre, cuyo entrañable adolescente, es difícil de criar y conducirlo en la vía buena y pura. O la mujer, que aparte de sus tareas domésticas está en pacial o completamente en su profesión. Ahí está la mujer del cónyuge, que está para satisfacer a un marido exigente. O la amiga, quien debe pasar con bajos recursos financieros. Si bien esta incompleta lista se podría extender, queremos dirigir nuestra vista a lo dice el apóstol Pablo: “Todo lo puedo en Cristo que me fotalece ” (Filipenses. 4,13). Verdaderamente, la oración y el aprobado libro de los libros es el medio eficaz, también en nuestro tiempo moderno, para enfrentar el estrés cotidiano. Nuestro texto lo expresa maravillosamente: “Ella ciñe de fuerzas sus lomos y su lámpara no se apaga de noche.” Ella ciñe de fuerzas sus lomos en la oración y la palabra de Dios es su lumbrera para sus pies. Estas son dos de las muchas cualidades que nos son dadas en proverbios 31 de la mujer virtuosa. Parece que la moderna tecnología nos da hoy ilimitadas posibilidades, pero en esto estamos en gran peligro de ser desviados de la eficacia de las armas espirituales y perder su protección y efecto. La gran masa de información nos ocupa para investigar, ver, escuchar, aprender - hasta que
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nuestro sentido esté completamente agotado. ¿Dónde encontramos todavía el tiempo para estar en íntima comunión con el poder del cielo? ¿Dónde encontramos tiempo para orar por todas las alegrías, preocupaciones y cargas, que se acumularon? ¿Cómo podemos encontrar a nuestro Salvador y mirarlo a los ojos, si se han estibados tantas capas? ¿No le pasa a alguna madre o ama de casa así como dice un himno: “Muchas veces perturbamos nuestra paz, y lejos está la tranquilidad, porque no traemos siempre todo en oración a Él?” Reconocemos, que hay muchas cosas valiosas que se pueden ver, escuchar y aprender. Pero todo esto no reemplaza a la palabra de vida, que satisface el alma con su alimento, que colma de profunda paz. Se cuenta, que una mujer que sufría de nervios, vino a un famoso médico para quejarse de su situación: Que no puede trabajar, no puede comer. Muchas veces parece ser que va a perder la razón, etc. El médico le hizo todavía algunas preguntas y luego le dio un único consejo: “¡Usted debe leer más su Biblia!” La mujer quedó muy asombrada y al mismo tiempo profundamente ofendida. Pero el médico no se dejó impresionar y repitió: “¡Usted debe leer más su Biblia - y dentro de unas semanas vuelva!” La señora tuvo que irse. Pero en el camino a su casa admitió: “¡Sí, es cierto – demasiadas preocupaciones terrenales - muy poca oración - muy poca lectura bíblica!” Llegando a la casa, inmediatamente comenzó a seguir el consejo, y no duró demasiado, sabía de nuevo lo que tenía en la Biblia, la oración, Dios y su Salvador. (Quién es un
lector de la Biblia, no se sorprenderá de esto) Cuatro semanas después la mujer visitó al médico. El sólo necesitaba observarla, para notar un gran cambio en ella. – “Veo, que usted es un paciente obediente” – dijo él. –“¿Debo recetarle algo más?” – “Oh no, yo ya estoy renovada, – pero, ¿Cómo supo usted que justo ahí estaba mi falta?" El médico le indicó la Biblia abierta sobre su escritorio, y dijo despacio y solemnemente: “¡si yo no leería todos los días este libro, pronto terminaría mi fuerza y mi sabiduría! En cuanto a usted, pude ver fácilmente que le faltaba paz interior y fuerza de lo alto, por ello, mi consejo.” – “Pero por poco no lo obedecía”, respondió la mujer. Sonriendo el médico, dijo: “¡Sí, lamentablemente la mayoría no quiere saber nada de esta medicina, pero yo conozco cientos de casos en los que obraría maravillosamente!” Bueno, es verdad, a veces es inevitable que a pesar de tener una bendita comunión con el Señor entramos en tiempos, donde el estrés, nuestras obligaciones y deberes parecen ser que nos quieren aplastar. Qué bien, cuando en la palabra de Dios podamos encontrar la indicación del camino, la cual nos ayuda y nos lleva a entender lo que significa llevar la “vestidura de fuerza y honor” (Proverbios 31,25). Fuerza para soportar todo, creerlo todo, esperar y tolerar todo. Esto es una belleza interior completamente inconsciente que agrada al prójimo. ¿Has pensado alguna vez, que no es la voluntad de Dios poner en nuestros días más de lo que cabe en él? También ayuda, si hacemos una pausa para un descanso de nuestra rutina. Que bendición, si prestamos atención en lo que nos causa el “reír del porvenir” (verso 25), o “ceñir de fuerzas los lomos” (verso 17). Realmente vale la pena llenar la mente con pensamientos agradecidos e interceder por el prójimo. Nos lleva en asombro, si algunas circunstancias u otros personas de repente cambiaron, que se sienta inesperada alegría en vez de pesadillas. Entonces, la alegría puede ser nuestra fortaleza en el Señor. Entre otros podemos “hacer el bien” a nuestro marido (verso 12) o pensar en los demás y “extender las manos al menesteroso” y “tender nuestras manos” (verso 20). El marido sabe valorar que su esposa se lleva el tiempo y busca en hacer algo que le agrada. Estar dispuesto desinteresadamente por el prójimo siempre trae bendición y alegría. No olvidemos que la palabra de Dios no envejece, si bien los métodos de enseñanza y filosofía estás sujetos a cambios constantes. Si la comunión íntima con nuestro Señor Jesús en cada momento tiene la más alta prioridad, las tormentas de la vida van a sacudir, pero al mismo tiempo nos llevarán adelante con mayor fuerza. Susie Schulz, Kichener (CA)
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EL MISIONERO EN CHINA
Hudson Taylor Parte 16
Después de años de preparación, Hudson Taylor se encontraba ahora parado en el umbral para la obra, para la cual Dios lo había designado. Dios lo hizo madurar, abrió puertas y le regaló su maravillosa dirección . A menudo Hudson Taylor y sus colaboradores maternal. Al final de una conmovedora reunión, el sr. interrumpían sus trabajos y buscaban a Dios en Berger se manifestó y dijo: “Lo que experimenté aquí oración, él anhelaba enviar el evangelio a todas las me avergüenza, porque he hecho relativamente poco partes de china. También entablaban conversaciones por la causa de Cristo. Pero mi decisión recién tomada con representantes de las asociaciones misioneras más me llena de profunda alegría. En el futuro y con la grandes, para lograr que aceptaran hacer misión al ayuda de Dios, de la décima parte que he hecho, interior de china. En cada lugar los escuchaban con quiero hacer cien veces más.” amabilidad. Conocían los hechos, pero nadie quería Tres meses más tarde en la playa de Brighton, emprender algo. Dos objeciones eran citadas Hudson Taylor tuvo que vivir la crisis más decisiva reiteradamente: la carencia de dinero, y la falta de de su vida. En ese lapso le habían dado una nueva misioneros. A esto surgía la pregunta de como tarea. Se le había pedido escribir una serie de artículos podrían hacer llegar el evangelio a esas lejanas sobre China, para despertar el interés de la misión. provincias, teniendo a disposición el dinero y los Durante el trabajo de desarrollo de las imágenes que misioneros para ello. debían representar a la lejana China, a la gran Estas objeciones no fueron capaces de aligerar la densidad poblacional de sus provincias y el abandono carga y el pesar del corazón de los misioneros. En su de la misión, la vergüenza y el pecado de esa mandato: “¡Id por todo el mundo y predicad el indiferencia le resultaron muy evidentes. No se había evangelio a todo el mundo!”, el Maestro no dijo nada dado ningún paso para cambiar la situación. ¿En sobre política o finanzas. Su orden fue: “por todo el realidad que es lo que se podía hacer? Estos hechos mundo.” Y su promesa: “yo estaré con vosotros todos alimentaron el fuego que consumía su interior. Él los días” ¿No se debería tomar este mandato en había hecho todo lo que estaba a su alcance, y nadie confianza y absoluta obediencia? se había dejado conmover por este tema. Pero había también otros que pensaban como ellos. Sencillamente él debía dejar el asunto hasta que el Eran los amigos, que se reunían todos los sábados en Señor… ¡Seguramente esta no podría ser la última su casa de la calle Beaumont, después que Meadows y palabra! su señora se habían mudado a China. Pero nadie se El escribió sobre este tiempo crítico: “Yo sabía que interesaba más por los cristianos de Ningpo que el sr. Dios estaba hablando. También sabía que Dios daría y la sra. Berger, quienes participan regularmente en oídos a la oración por los evangelistas y los recursos las reuniones de oración. Al sr. Berger no le pasó necesarios, porque el nombre de Jesús responde por desapercibida la preocupación de Hudson Taylor. Él ellos.” Pero al mismo tiempo una terrible batalla se se unió a la causa y fue un valioso asesor, mientras desataba en su alma. Por un lado, la secreta que María encontró en la sra. Berger una amistad incredulidad que tendría un posible fracaso y por otro
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lado millones de personas que mes tras mes morían sin Dios. “Esto arde en mi alma como fuego. Pasaron dos o tres meses de ardua lucha. Por las noches apenas podía dormir una hora. Temí perder la razón, pero no desistí. No podía desahogarme con nadie, ni siquiera con mi esposa. Obviamente ella sabía que algo me sucedía, pero supe que debía esperar el tiempo que fuera posible, antes de hacerle partícipe de tan agotadora carga: ¡Esas almas! ¿Dónde pasarán la eternidad? ¡Todo lo que obraría el evangelio en aquellos que pudieran creer en él! ¡Si tan solo lo podríamos llevar!” Es significativo que dejó de escribir en su diario durante aquel tiempo. Dos años y un cuarto lo había hecho fielmente y ahora – silencio. ¡Siete semanas pasaron sin ningún registro! ¡Podemos ver cuánto nos dice esa primera y única brecha en las páginas de su diario, antes con un contenido tan rico! Realmente estaba ante del plan de Dios. No se animaba aceptarlo; pero tampoco podía huir de él. Le sucedió como a Jacob en los tiempos antiguos: “Luchó con él un varón, hasta que rayaba el alba.” Exhausto y enfermo fue Hudson Taylor hasta Brighton para ver a sus amigos. Sucedió el 25 de Junio, un agradable domingo de verano que caminó solo por los vatios que la marea había dejado expuestos. A su alrededor había paz, sin embargo en su interior la batalla continuaba. Sabía que tenía que tomar una decisión, no podía soportar más ese conflicto. “Entonces tuve este pensamiento”, escribió más tarde, “si Dios daría un grupo de misioneros para China y ellos yendo murieran todos de hambre, entonces estarían con Dios. Si gracias a eso tan solo un alma pagana se hubiera salvado, ¿entonces el esfuerzo no habría valido la pena?”
Un extraño desvío para la fe: ¡si lo peor realmente sucediera, aun así valdría la pena! Algo del culto había obrado aquí. Los pensamientos hacia Dios tomaron el lugar de la incredulidad. Algo nuevo, como el amanecer que desplaza la noche se abrió ante él. “Si obedecemos a Dios, la responsabilidad recae sobre Él y no sobre nosotros.” Este pensamiento que el Espíritu de Dios le puso en el corazón, hizo que todo sea nuevo. “A ti Señor, a ti te dejo toda esta carga”, dijo él con la sensación de una inexplicable libertad. “¡A tu mandato, como tu siervo sigo adelante y te lo dejo todo a ti!” Desde algún tiempo le inquietaba esta pregunta, si no debía pedir a Dios por dos evangelistas para cada una de las once provincias, y dos más para el Turkestán chino. Con la inmensidad del mar ante sus ojos, cuyas olas se rompían incesantemente a sus pies en la orilla, abrió él su Biblia y escribió: “Ora por veinticuatro obreros dispuestos y capaces. Brighton, 25 de Junio de 1865.” “Lleno de paz profunda me fui de la orilla”, escribió en memoria de la liberación experimentada, “La lucha terminó, todo en mí es alegría y paz. Pareciera que podría volar hasta la casa del sr. Pearse. ¡Y como pude dormir esa noche! Cuando volví a Londres, mi esposa dijo que Brighton había hecho un milagro. ¡En realidad así había sido!” Nueva vida fluía a través de Hudson Taylor después de esta decisión. A primera hora del siguiente día estaba de camino a Londres. Lo registrado en su diario al siguiente día fue: “27 de junio. Fui con el sr. Pearse al Banco London y County, y abrimos una cuenta para la Misión al interior de China. Puse diez libras” Aquí surgió por primera vez el nombre que luego sería ampliamente conocido – Misión al interior de China.
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Colaboradores Bendecidos Dios no ha mandado a Pablo solo en la misión, sino que puso valerosos ayudantes a su lado.
En el segundo viaje de la misión, Pablo vino de Atenas a Corinto. Él vino por primera vez a esta gran ciudad portuaria, pero pronto encontró un lugar de detención. Encontró un judío de nombre Aquila con su esposa Priscila. ¿Quiénes eran estos dos? Aquila era un judío que nació en Ponto, en el norte de Asia Menor. Fue a Roma, capital de Italia, y allí conoció a Priscila y se casó con ella. Algunos intérpretes de la Biblia creen que Priscila nació en Roma y provenía de una familia rica. Probablemente ambos eran estudiados. Después, como a menudo acontece en la vida, llegó un cambio trágico. Tuvieron que dejar su casa, su hogar, amigos y tal vez oportunidades de un buen ingreso. El emperador Claudio había expulsado a todos los judíos de Roma. Sin embargo, para los hijos de Dios la pérdida es a veces ganancia. - ¿Cómo era con José cuando fue vendido por sus hermanos y perdió a su padre y su hogar? A veces no vemos en el momento el propósito de Dios, pero más tarde podemos decir: “¡Él ha hecho todo bien!” Así también fue con el matrimonio Aquila y Priscila. ¡Era claramente la guía de Dios! Pablo encontró un cálido recibimiento. Además, el apóstol y Aquila tenían el mismo oficio: ambos eran fabricantes de tiendas, y Pablo pudo de inmediato trabajar junto. Que bendición trajeron estos siervos de Dios en esa casa. El Salvador había prometido a sus discípulos: “Y al entrar en la casa, saludadla. Y si la casa fuere digna, vuestra paz vendrá sobre ella” (Mateo 10,1213). Con gran certeza podemos decir que Pablo dejó una gran bendición y la paz de Dios al matrimonio por el tan amable hospedaje, en las devociones y oraciones. Como habrán escuchado Aquila y Priscila los mensajes, porque leemos que Pablo “discutía en
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la sinagoga todos los días de reposo, y persuadía a judíos y a griegos […], que Jesús era el Cristo” (Hechos 18,4-5). Estimado lector ¿Te puedes imaginar la casa de Aquila y Priscila? Pablo y sus colaboradores, Silas y Timoteo también llegaron. Cuanto trabajo y esfuerzo extra tuvo esta familia en hospedarlos, sobre todo Priscila. Y no sólo por uno o dos días, no. Leemos: “Él (Pablo) se detuvo allí un año y seis meses, enseñándoles la palabra de Dios” (Hechos 18,11). ¡Qué servicio leal y abnegado ha hecho esta pareja! De Corinto a Éfeso En este segundo viaje misionero, Pablo se despide de los creyentes en Corinto y viaja en barco con los hermanos a Éfeso. Lo sorprendente: Priscila y Aquila dejaron su hogar y su lugar de residencia y se fueron juntos a Éfeso. Mientras el apóstol Pablo, después de un corto periodo, se despidió y se fue a la fiesta a Jerusalén, Aquila y Priscila quedaron en Éfeso. Y aquí les esperaba una tarea especial a ellos. Ambos estaban firmemente fundamentados en las escrituras y doctrina. Después de algún tiempo apareció un judío llamado Apolos y comenzó a predicar allí en la escuela, Dios ha provisto una importante tarea para ellos. Este Apolos era un brillante predicador y un conocedor de las escrituras del antiguo testamento. Pero él sabía solamente del bautismo de Juan el bautista, que este profetizó del Mesías, el Salvador de todos los hombres y anunció su venida. Tenemos solo el verso corto en la palabra de Dios: “pero cuando le oyeron Priscila y Aquila, le tomaron aparte y le expusieron más exactamente el camino de Dios” (Hechos18,26). Encontramos nuevamente el
maravilloso hecho: ¡los corazones y las puertas están abiertas! Invitan a Apolos. Cuantas veces lo hicieron, no leemos. Ciertamente lo han expuesto con cautela y detenidamente la palabra de Dios a este talentoso mensajero de Dios. ¡Nos podemos imaginar claramente como Aquila y Priscila han rogado a Dios, que el Espíritu Santo bendiga sus esfuerzos! Y sabemos que Apolos aceptó esta instrucción adicional, y a partir de ahí el podía predicar aún más decisivamente y con claridad el evangelio, “porque con gran vehemencia refutaba públicamente a los judíos, demostrando por las Escrituras que Jesús era el Cristo” (Hechos 18,28). ¡Cuán valiosos colaboradores eran Aquila y Priscila en el reino de Dios! ¡Ya muchas veces he deseado y orado, de que el Señor tenga en cada lugar y en cada iglesia unos matrimonios así!
(Hechos 15, 25-26). Lamentablemente no tenemos más información de lo que estos bendecidos colaboradores han hecho con respecto a esta declaración, pero la eternidad revelará lo que esta pareja ha hecho.
De vuelta a Éfeso La carta a los Filipenses y la segunda a Timoteo son las últimas noticias del apóstol Pablo. Él ya está varios años en Roma. El malvado emperador Nerón gobierna Italia y es también gran enemigo de los cristianos. Por lo tanto Aquila y Priscila dejan nuevamente su hogar. Con probabilidad Pablo escribe en los años 65/66: “Porque yo ya estoy para ser sacrificado, y el tiempo de mi partida está cercano” (2. Timoteo 4,6). Y a continuación el verso 6: “En mi primera defensa [en el juicio] ninguno estuvo a mi lado, sino que todos me desampararon.” Aquila y Priscila en Roma Pero al final de su vida menciona una vez más en A principios del año 50 debían salir de Roma en la particular este matrimonio: “Saluda a Priscila y época del emperador Claudio, el cual reinó a Roma Aquila, y a la casa de Onesíforo" (2. Timoteo 4,19). entre el 41 al 52. Ahora reinaba en la capital el Por último quiero señalar que en los seis informes emperador Nerón (54-68), y Aquila y Priscila habían sobre Aquila y Priscila, el hombre es mencionado vuelto a Roma. tres veces primero, pero también la mujer es En la carta a los Romanos, Pablo revela su deseo de mencionada al principio. En aquel entonces, la ir a Roma, para anunciar el evangelio y de allí, si Dios posición de la mujer no era tan respetada y valorada. le concede la gracia, viajar a España. Al final de esta Pero Priscila puso todo su empeño en el trabajo del carta leemos: “Saludad a Priscila y a Aquila, mis Salvador, para la obra del Señor y la iglesia de colaboradores en Cristo Jesús, que expusieron su vida nuestro Dios. El apóstol menciona en la palabra del por mí; a los cuales no sólo yo doy gracias, sino último saludo como primero el especial nombre también todas las iglesias de los gentiles. Saludad “Prisca” que significa “venerable”. también a la iglesia de su casa” (Romanos 16, 3-5). Una vez más quiero repetir mi deseo y oración: Aquí tenemos el mismo testimonio de personas que ¡Oh, si tuviéramos en todos los lugares tan han servido al Señor de corazón, como se informó en bendecidos colaboradores! ¡Estoy seguro, que si el la carta del Concilio Apostólico en Jerusalén por Señor nos da gracia a ti y a mí, de ser fiel y digno medio de Bernabé y Pablo: “[…] nuestros amados para entrar en su gloria, entonces vamos a encontrar Bernabé y Pablo, hombres que han expuesto su vida allí a Priscila y Aquila! por el nombre de nuestro Señor Jesucristo” H. D. Nimz
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Experiencias con Dios VERNON (CA) Con un corazón exaltado David, el rey de Israel canta en el Salmo 103,1-2: “Bendice, alma mía a Jehová, y bendiga todo mi ser su santo nombre. Bendice, alma mía a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios.” ¿Quién de nosotros se ha conmovido internamente o se sintió acusado con estas palabras? Juan añade: “Porque de su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia.” (Juan 1,16). Muchas veces simplemente tomamos sin pensar, - sin agradecer al dador de todos los beneficios. Una vez vi a un hombre sin manos y sin pies, que agradecía repetidamente a su creador por los múltiples privilegios y beneficios. A su alrededor había muchas personas, que una y otra vez limpiaban sus lágrimas. ¿Por qué? Ciertamente porque habían recibido muchos más dones de la gracia del Señor, que esta persona con discapacidad - y simplemente se habían olvidado de dar gracias por ello. La mayor deuda de gratitud pesa sobre la humanidad contra nuestro Señor y Salvador. En Juan 1,29 dice: “¡He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo!” Sí, la culpa del pecado del mundo llevó él a la Cruz; y la expió con su amarga muerte. El que no reconoce y acepta el costo, se carga con una deuda de gratitud inexpresable. ¡Por tanto, Bendice alma mía al Señor y no olvides!
A esto se suman los muchos y grandes beneficios, con que el Señor bendice al mundo occidental. Un hermano testificó que durante 10 años nunca pudo satisfacer su apetito. ¿Podemos imaginarnos? ¿¡Pasar hambre durante diez años!? Por lo tanto, si nos sentamos ante una mesa ricamente servida, ¡no nos olvidemos de agradecer! El Señor lo espera. ¡Y si tenemos paz y tranquilidad en nuestro país y estamos protegidos de diversas catástrofes: ¡Bendice alma mía al Señor! Como último beneficio inmerecido, quisiera nombrar nuestra salud. En mi vida he sufrido aproximadamente 25 años de migraña. Oré sin cesar, pidiendo ayuda y sanación. Y cuando llegó al límite mi sufrimiento, el Señor me sanó. Cuando lo recuerdo a menudo, de mi corazón emanan alabanzas y acciones de gracias a Dios. ¡Aún hoy Dios escucha oraciones! Por tanto, sea cual sea nuestra posición, seamos siempre agradecidos a Dios y confiemos en Él, como está escrito: “Y cuando comenzaron a entonar alabanzas […]” - el Señor intervino (2.Crónica 20,22). Agradezcamos más, sin quejarnos, alabar, cuando el ánimo decae; entonces experimentaremos que Dios milagros hace. J. Jacobsh
LUDWIGSBURG (DE) Jesús es el mismo, que en tiempos pasados, cada corazón, que en fe le conmueve, a pesar del dolor que trajo el pecado, sentirá fortaleza y salvación en Él. “¡Oh grandioso Dios, quien soy yo que te acuerdes de mi!” Estas palabras son expresadas desde mi corazón en temor, humildad y gratitud para la gloria de Dios. El Señor me ha hablado en mi juventud y me convertí a Dios. Le hice muchas promesas y fui bautizado según su palabra. Después de un tiempo de alegría,
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me di cuenta de que no avanzaba, porque la tibieza desplazaba mi alegría. El mandato de Jesús: “Velad y orad” no lo tomé en serio. Si, el enemigo del alma buscaba a quien pudiera hacer caer. El momento de la detención y retroceso me sucedió a mí. El gozo de la salvación se había perdido. “El que es nacido de Dios, no practica el pecado” así dice la palabra de Dios. Esto ya no podía decir de mí. El tiempo de tibieza duró 18 años. Pero Dios me dio gracia para un despertar de mi estado. Su palabra me tocó y me puso sobre el camino al cielo.
P I E D E I MP RE NT A Año 120 La TROMPETA EVANGELIZADORA es una escritura cristiana que se presenta clara y decididamente para la plena salvación en Cristo, la unidad de los hijos de Dios, y revelar todas las verdades de la Santa Palabra. Publicado en intereses de la Iglesia de Dios.
“Si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos” (Isaías 1,18). Después de la experiencia del nuevo nacimiento, tuve un profundo deseo hacia la voluntad de Dios. Y esta voluntad de Dios es nuestra santificación. Debemos entregarnos como un sacrificio vivo a Dios. Si, el Espíritu de Dios da testimonio a nuestro espíritu de
que somos hijos de Dios. Y por esta gracia, quiero agradecer a Dios. Por medio de Jesucristo realizó este milagro en mí. Ya no le quiero entristecer, sino ser de bendición a otros para su gloria. Queridos hermanos, oren por mí para que sea obediente a su voluntad y permanezca fiel. Waldemar Raimann
ANUNCIOS
Congresos 2014 Alemania Días bíblicos juveniles en Tunningen: 3 al 8 de Agosto 2014
Canadá Congreso y 60 aniversario en Chilliwack: 2 al 4 de Agosto 2014 Congreso en Edm onton: 11 al 13 de Octubre 2014
Argentina: Buenos Aires : 16 al 21 de Septiembre 20 14 Oberá - Misiones : 24 al 28 de Septiembre 20 14
Editor responsable: Hans-Dietrich Nimz (CA) Colaboradores: Sieghard Schulz (CA), Ron Taron (CA), Dieter Jeske (DE), Hermann Vogt (DE) Los editores se reservan el derecho de resumir o no publicar los artículos recibidos. Preguntas o sugerencias pueden ser enviadas a:
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Silencio Hijo de Dios, ten ánimo para el silencio en el estrépito y presente mundo, porque es la voluntad de Dios, que tengas paz y tranquilidad. El hijo de Dios te quiere dar como un milagro este don, dirige tu alma hacia Él. – en silencio regresa a Dios. Hijo de Dios, ¿estás abandonado? ¿Nadie se preocupa por ti? Puedes tomar la mano de Dios. – ¡En el silencio te protegerá! Max Meier
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