MASARYKOVA UNIVERZITA Filozofická fakulta. Ústav románských jazyků a literatur. Španělský jazyk a literatura. Bc. Slávka Poláčková

MASARYKOVA UNIVERZITA Filozofická fakulta Ústav románských jazyků a literatur Španělský jazyk a literatura Bc. Slávka Poláčková El léxico en las copl

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MASARYKOVA UNIVERZITA Filozofická fakulta Ústav románských jazyků a literatur Španělský jazyk a literatura

Bc. Slávka Poláčková El léxico en las coplas de la Colección de cantes flamencos de Antonio Machado y Álvarez Magisterská diplomová práce

Vedoucí práce: Mgr. Ivo Buzek, Ph.D. 2010

Prohlašuji, že jsem předkládanou práci vypracovala samostatně s použitím uvedených pramenů a literatury. V Brně dne 10. listopadu 2010

Děkuji vedoucímu mé diplomové práce Ivo Buzkovi za cenné rady při jejím zpracování.

ÍNDICE 1. INTRODUCCIÓN .......................................................................................................... 5 2. CAPÍTULO PRIMERO .................................................................................................. 10 2.1 El caló y el argot de los delincuentes ............................................................................10 2.2 El caló en el proceso de degradación ............................................................................13 2.3 La germanía, el caló y su confusión ..............................................................................15 2.4 El argot de los delincuentes .......................................................................................... 19 2.5 El andaluz ..................................................................................................................... 26 3. CAPÍTULO SEGUNDO................................................................................................. 31 3.1 El léxico en las coplas de la Colección de cantes flamencos de Antonio Machado y Álvarez: ANÁLISIS .................................................................... 33 3.2 El léxico en las coplas de la Colección de cantes flamencos de Antonio Machado y Álvarez: CLASIFICACIÓN ........................................................ 84 3.2.1 Los términos caló .......................................................................................................84 3.2.2 Los términos andaluces ..............................................................................................85 3.2.3 Los términos flamencos ............................................................................................ .85 3.2.4 Los términos germanescos .........................................................................................86 3.2.5 Los términos españoles ..............................................................................................86 4. CONCLUSIÓN .................................................................................................... ..........87 5. BIBLIOGRAFÍA ............................................................................................................ 90

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1. INTRODUCCIÓN El léxico del flamenco, formado por una mezcla de palabras andaluzas, gitanas y algunas palabras del lenguaje de germanía o del argot de los delincuentes, es un objeto de investigaciones tan interesante como el flamenco mismo. Sin embargo, gracias a su carácter complejo surgen muchas confusiones a lo largo del estudio de esta parte del léxico español. Antes del siglo XVIII la lengua de los gitanos tenía que enfrentarse con que era hablada por la gente generalmente despreciada por el resto de la sociedad. De aquí proviene el primer problema del caló: durante mucho tiempo no era reconocida como el modo de hablar propio de los gitanos, aún más, no era reconocida como una lengua independiente. Por eso, la sociedad trataba de definirla con diversos términos, y nunca convenientes. Cuando por fin a partir del siglo XIX empieza a mejrorar la situación de los gitanos en España, su lengua empieza a identificarse con el modo de hablar de los delincuentes. Carlos Clavería confirma que «desde el siglo XVIII la confusión entre «germanía», o lenguaje especial de los delincuentes profesionales, y el «caló», o lengua de los gitanos españoles de remoto origen indio, debió ser corriente en España» (Clavería, 1951:18) No es sólo la gente común que comete estas confusiones. Miguel Ropero Núñez enumera toda una serie de errores y definiciones incompletas en cuanto a las palabras de origen caló en el DRAE donde el lenguaje de germanía hasta se identifica con el caló. (Ropero Núñez, 1991:15-19). El autor quiere subrayar con esta precaución la importancia de un estudio detallado y objetivo del léxico del cante flamenco. Para poder mejor conocer todos sus aspectos es inevitable establecer las definiciones de los términos y también la clasificación de los elementos dentro de éstos. Otro punto de partida fuerte de las confusiones lo causan también los términos andaluz, gitano y flamenco. El habla andaluza presenta varias dudas, sobre todo en cuanto a su carácter lingüístico. En general se cree que es principalmente la fonética de la variante andaluza lo que la hace tan diferente. Sin embargo, se suele señalar que las palabras y las expresiones que utilizan los andaluces se caracterizan por una gran riqueza lingüística: La riqueza léxica y sintáctica de los andaluces es extraordinaria, sobre todo en las clases populares. En Andalucía están vivas una serie de palabras y de expresiones que han

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muerto en el resto de España. Es el suyo el arte de burlarse de la gramática para que la frase sea más expresiva.» ( El País, 14 de mayo de 1985; en Ropero Núñez, 1989:17)

Andalucía tiene un papel importante en la mezcla de lo gitano con lo adaluz y en el surgimiento del flamenquismo: No hay duda de que los gitanos sedentarios de Andalucía entraron en estrecho contacto con el pueblo y convivieron íntimamente con él. «Flamenco» se identificó, desde antiguo, con «pícaro», y luego, con «gitano». Y «flamenco» es uno de los nombres que viene caracterizando las manifestaciones artísticas populares de Andalucía. La confusión entre los tres términos «andaluz», «gitano» y «flamenco», persiste, pese a los esfuerzos de algunos en delimitarlos y distinguirlos. (Clavería, 1951:22-23)

La adaptación de la vida de los gitanos a la vida española es la causa de que muchas voces gitanas pasaron al lenguaje popular, menos a la lengua común, y también al lenguaje de la delincuencia. Se señalan dos fenómenos lingüísticos en Andalucía: la aceptación de las palabras caló al dialecto andaluz por el gusto por lo gitano y la contaminación del lenguaje de «hampa» por los gitanismos. Estos fenómenos tienen el origen en el interés por las costumbres españolas, en el gusto por lo popular: por lo flamenco. El flamenquismo abarcó la afición de todas las clases en toda España a conocer y asimilar las costumbres andaluzas considerando el elemento gitano su parte importante. Los aficionados al flamenco llegaron a dominar la lengua de los gitanos, se traducían las coplas populares andaluzas a la lengua de los gitanos. De esta manera lo andaluz fue contaminado por lo gitano y muchas palabras caló entraron fácilmente al dialecto andaluz (Clavería, 1951:1925). El interés por lo folclórico se inica en Andalucía. Uno de los aficionados que provocaron el estudio científico de esta cuestión fue Antonio Machado y Álvarez, Demófilo, el editor de la Colección de cantes flamencos: A pesar de que este libro nació del interés por la tradición folklórica popular, el mismo Demófilo reconoció que el flamenco era un género propio de cantaores. Este concepto influyó decisivamente en el contenido de la Colección de cantes flamencos, que iría más allá del puro ensayo recopilatorio, para ahondar en las raíces de un género que hasta entonces había estado exclusivamente vinculado a los estrechos límites de los ambientes gitanos. (Antonio Gil; en Machado y Álvarez, 1998:9)

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En el libro figuran diferentes cantes flamencos. Encontramos las definiciones de las palabras y expresiones gitanas y populares, junto con las informaciones sobre las tradiciones, cantes, y cantaores. El objetivo de este trabajo es el análisis de los términos caló y de los términos andaluces que figuran en las coplas de la Colección de cantes flamencos. Queremos ofrecer los significados posibles de las palabras sobre todo originariamente no españolas que entraron al lenguaje del cante flamenco a través de los gitanos, o en algunos casos a través de los delincuentes. También tenemos el interés de proponer los significados de las palabras andaluzas que en las coplas flamencas han sufrido modificaciones o han adquirido diferentes acepciones. A la hora de seleccionar los términos para el análisis nos hemos centrado en las palabras cuyo significante no era reconocible de acuerdo con la lengua española o cuyo significado no nos era unívoco o evidente. Omitimos las palabras castellanas escritas con la ortografía peculiar que refleja la fonética andaluza. También, después de la primera selección, tuvimos que omitir otras palabras, las que considerábamos típicas del lenguaje del cante, sin embargo, se trataba de las palabras castellanas con igual significado en la lengua común como en las coplas flamencas. Al contrario, dejamos para el análisis las palabras que existen en el español y se encuentran en las coplas flamencas, pero aquí aparecen con una modificación del significado. En cuanto a la definición de los términos consideramos las traducciones de las expresiones gitanas y andaluces de Machado y Álvarez como punto de partida para nuestra investigación. Verificamos el significado de los términos en los diccionarios gitanos, el de Francisco de Sales Mayo, el de Pabanó y el de J. Tineo Rebolledo, en el Tesoro léxico de las hablas andaluzas y en el DRAE. También tenemos en cuenta las observaciones de Miguel Ropero Núñez e Ivo Buzek las que añadimos a nuestros comentarios. Para la observación de las voces existentes en el lenguaje de la germanía nos sirve el diccionario de Rafael Salillas. El autor del primer diccionario que utilizamos en este trabajo, Francisco de Sales Mayo, conocía profundamente la obra de George Borrow, y tomó de él varios pasajes que utilizó en sus novelas del ambiente gitano. En los años 1867 y 1869 publicó El gitanismo. Historia, costumbres y dialecto de los gitanos. Su «novísima edición» fue publicada en el año 1870 y lleva un «epítome de gramástica gitana» y un «diccionario caló-español», firmado con el seudónimo Francisco Quindalé (Goméz Alfaro, 1998:15-16). Nos servimos de la edición facsímil del año 1979 de esta obra. 7

J. Tineo Rebolledo publicó en el año 1900 A chipi callí, primer diccionario calóespañol bidireccional. Una nueva edición publicada en el año 1909 lleva el título Gitanos y castellanos. Nos servimos de la edición facsímil del año 1988 de este diccionario. Además, el libro contiene un épitome gramatical y relatos folclóricos del costumbrismo gitanoandaluz (Goméz Alfaro, 1998:18). Félix Manzano, o Pabanó (a imitación de Mayo tradujo su apellido al caló), es el autor de un diccionario bidireccional Diccionario español-gitano-germanesco y gitanogermanesco-español. Utilizamos el facsímil del año 2007 de este diccionario, aunque está hecho bajo un criterio universalizador: contiene voces del caló junto con las voces de germanía, mezclas de las dos, términos inventados por la jerga o por los gitanos, voces agitanadas y flamencas. Sin embargo, para señalar varios significados creemos que este diccionario nos es útil (Goméz Alfaro, 1998:18-19). El Tesoro léxico de las hablas andaluzas es el resultado de un trabajo de 15 años, durante los que se trató de documentar y ordenar el léxico utilizado en Andalucía. En el diccionario no se encuentran todas las palabras existentes en esta parte de España y también, como dice su autor, se excluyen las palabras de la lengua general o los vulgarismos. El diccionario se sirve de unas 150 fuentes, y por la multitud de voces y significados documentados lo consideramos provechoso para nuestro trabajo (Alvar Ezquerra, 2000:5-10). Para averiguar si las palabras existen en la lengua común, utilizamos el Diccionario de la Real Academia Española. Sin embargo, la acogida de los gitanismos por el DRAE fue bastante complicada, se dio en oleadas y no de una manera sistemástica (Buzek, 2010). Existen informaciones erróneas o incompletas, algunas palabras tienen una etimología falsa, se confunde su origen caló con el origen p. e. árabe. Los términos caló van identificados como voces del lenguaje de germanía y viceversa. En algunos casos hay palabras designadas caló y germanía a la vez. (Ropero Núñez, 1991:15-19). Por eso, no consideramos el DRAE por una fuente de garantía para establecer el origen de los términos. Miguel Ropero Núñez investigó en sus trabajos la influencia de la cultura y la lengua de los gitanos españoles sobre el lenguaje del flamenco y sobre las hablas andaluzas. En sus estudios El léxico caló en el lenguaje del cante flamenco, El léxico andaluz de las coplas flamencas y otros estudió las palabras y las expresiones características del grupo social gitano-andaluz o flamenco que entraron en el lenguaje del cante o en las hablas andaluzas. En nuestros análisis nos servimos de las investigaciones de este autor. 8

Antes del análisis de las palabras, que forma parte del capítulo segundo de este trabajo, ofrecemos en el capítulo primero la teoría sobre la lengua de los gitanos, el lenguaje de los delincuentes y las hablas andaluzas. Señalamos los problemas principales de cada uno, sus confusiones o incertitudes y trataremos de establecer la definición correcta de cada uno. Nuestra intención es ofrecer con este trabajo un análisis de los términos caló y los términos andaluces encontrados en las coplas de la Colección de cantes flamencos de Antonio Machado y Álvarez. No se trata sólo de las palabras que Demófilo señala gitanas o andaluzas. En las coplas encontramos también otras palabras que adquieren en Andalucía o en el lenguaje del cante diferentes acepciones. Proponiéndo éstas y ofreciendo otros significados posibles de las voces gitanas, andaluces y flamencas encontradas en los diccionarios creemos que este trabajo podría ser útil a otros aficionados del lenguaje del cante flamenco y les facilitará la identificación de las palabras o la traducción de las coplas.

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2. CAPÍTULO PRIMERO Son tres los conjuntos fundamentales que constituyen el léxico del cante flamenco: el andaluz, el caló y la germanía o el argot de los delincuentes. En este capítulo ofreceremos la definición y análisis de estos términos, trataremos de dar la descripción de los elementos que cada uno abarca y también estableceremos los límites entre ellos para evitar posibles confusiones a la hora de señalar el origen exacto de los términos. Hablaremos de la lengua de los gitanos y de la germanía o el lenguaje de los delincuentes como de dos lenguajes que convivían en un tiempo y espacio, se influían mutuamente y durante mucho tiempo incluso se consideraban sinónimos. Daremos una definición precisa de los dos términos y los diferenciaremos de los otros con los que se confundían. Después analizaremos el caló por separado de la germanía o el lenguaje de los delincuentes: hablaremos de la degradación de la lengua de los gitanos y las causas de esta degradación. A continuación trataremos el argot de los delincuentes por separado del caló: explicaremos qué abarca este término. Finalmente explicaremos las realidades que soportan la confusión de la lengua de los gitanos con el lenguaje de los delincuentes y las que la niegan. Por último, caracterizamos el andaluz, su carácter y explicaremos en qué es esta variedad regional tan especial y diferente del resto de las variedades del español.

2.1 El caló y la germanía: las definiciones El problema básico entre el caló y la germanía era y es la identificación incorrecta de estos términos: «[...] el lenguaje de germanía se ha confundido con la lengua de los gitanos y el caló con el argot de los delincuentes» (Ropero Núñez, 1991:30). Esto, en el pasado fue provocado por el paso de los términos de la germanía a la lengua de los gitanos, y más tarde, por el paso de un buen número de gitanismos al lenguaje de los delincuentes. La mala explicación de estos términos conllevaba numerosas confusiones. La situación del caló, como la lengua minoritaria en un ambiente bilingüe, no era fácil. Y, sobre todo, era la lengua de una nación despreciada y oprimida durante algunos siglos. En los siglos XVI, XVII y XVIII encontramos multitud de textos legislativos dirigidos contra los gitanos, su modo de vivir y contra su lengua. Los gitanos no eran reconocidos como nación separada sino que eran considerados como unos vagabundos 10

españoles. Por eso, su lengua tampoco era reconocida y se hacían múltiples especulaciones sobre lo que hablaban: Pero al adentrarnos en el siglo XVI, a medida que algunos autores lleguen a hacer prevalecer la idea de que esta pretendida lengua extranjera no es sino un lenguaje artificial del que se sirven las tropillas de gitanos para enmascarar sus tramas, pues no son extranjeros sino españoles vagabundos y degenerados, el uso de un habla milenaria se convertirá en el punto de mira de la ley, que tenderá a perseguir a sus usuarios legítimos y a todo aquel que les imite o adopte la práctica de su habla hermética. (Torrione, 1993:131132)

Una de las denominaciones que recibe la lengua de los gitanos en esta época es jerigonza. Además de «la lengua de los gitanos» este término adoptaba las definiciones de «la lengua criptológica de los ciegos», «la lengua de la gente de mala vida» o «cualquier oficio de la gente de mala vida». Era frecuente también su confusión con la germanía. José Luis Alonso Hernández admite que este término es polisémico y alude siempre a las actividades y personajes marginales. Dice que jerigonza se refiere en la mayoría de las veces a un lenguaje especial de carácter secreto y defensivo y también, que, en la mayor parte de las veces, está relacionado con los ciegos. Pero, este autor rechaza la existencia de un lenguaje especial de los ciegos y por lo tanto niega la definición de la jerigonza como el lenguaje especial de los ciegos. También, rechaza la definición de que se trataría del lenguaje especial de los gitanos o de un grupo marginado de la sociedad determinado, ya que la jerigonza según él designaba cualquier tipo del lenguaje incomprensible, y no uno concreto. El autor añade que este término también abarca cualquier tipo de comportamiento o actividad marginal. (Alonso Hérnandez, 1990:29-44) Finalmente, establece la definición de la jerigonza: Es cualquier tipo de lenguaje incomprensible o difícil de entender y no uno preciso; más aún, es un tipo de comportamiento basado en el engaño y en el fraude e, incluso, cualquier actividad, instrumento o máquina que, por su complejidad, no puede describirse con facilidad. (Alonso Hérnandez, 1990:29)

Otro término tomado para denominar la lengua de los gitanos en los siglos XVI y XVII era la germanía que se definía como «el modo de hablar que usan los gitanos y rufianes» (Ropero Núñez, 1991:31). Las razones y las circunstancias de esta confusión 11

plantearemos más tarde junto con el análisis de la germanía. Ahora tenemos que separar definitivamente el caló de la germanía y definir estos términos. La denominación caló apareció durante los siglos XIX y XX. Sobre todo a través de la moda del flamenco creció el interés por la lengua de los gitanos. Pero el caló todavía estaba definido como la lengua de los gitanos y al mismo tiempo como el modo de hablar de los delincuentes. Miguel Ropero Núñez ofrece la justificación de Juan de Dios Ramírez Heredia para separar definitivamente el caló del argot de la delincuencia: [...] la lengua que hablamos los gitanos no constituye un vocabulario jergal y ni muchísimo menos una forma de expresión de ladrones y maleantes. Nuestra lengua gitana es una de las lenguas más antiguas del mundo, de raíces purísimas sánscritas, hablada actualmente en el mundo por casi diez millones de personas. (Ramírez Heredia, 1972:9495; en Ropero Núñez, 1991:38)

Para confirmar la existencia del caló como un sistema independiente, una lengua, Miguel Ropero Núñez añade la definición de Julio Casares: El caló tiene un rico vocabulario propio, un sistema de infijos, prefijos y sufijos que le es peculiar y unas leyes gramaticales sui generis, aunque adopte en algunos casos, como el de la conjugación o el de algunos plurales, inflexiones ajenas. (Casares, 1969:273274; en Ropero Núñez, 1991:42)

Finalmente esta definición fue aceptada por la Real Academia Española, la que, en la 19ª edición del DRAE, diferenció en sus definiciones los términos caló y germanía: caló: lenguaje o dialecto de los gitanos (DRAE, 1970), germanía: jerga o manera de hablar de ladrones y rufianes, que usaban ellos solos y compuesta de voces del idioma español con significación distinta de la genuina y verdadera, y de otros muchos vocablos de orígenes muy diversos (DRAE, 1970).

Miremos las definiciones de los dos términos en la 22 ª edición del DRAE: caló: lenguaje de los gitanos españoles (DRAE, 2001), germanía: jerga o manera de hablar de ladrones y rufianes, usada por ellos solos y compuesta de voces del idioma español con significación distinta de la verdadera, y de otros muchos vocablos de orígenes muy diversos.

Vemos que la definición del caló fue completada. Hoy día el caló se identifica como la lengua de los gitanos españoles, y no gitanos de cualquier territorio. Son sólo los gitanos 12

españoles quienes hablaban la lengua denominada caló. La definición de la germanía es más o menos la misma. Las definiciones que acabamos de citar nos aclaran la diferencia principal entre el caló y la germanía. Hemos diferenciado bien una lengua, con su propio sistema lingüístico, el caló, de una jerga que sólo se sirve de los elementos del español, los que modifica para crear un lenguaje diferente hasta incomprensible, la germanía.

2.2 El caló en el proceso de degradación La lengua de los gitanos españoles se encuentra en un proceso intenso de degradación y por lo tanto, en el peligro de extinción. Normalmente, esta realidad se explica como el resultado del proceso típico del bilingüismo, es decir, de la convivencia de dos lenguas, de las cuales una es minoritaria. Sin embargo, la convivencia de una sociedad minoritaria con una sociedad mayoritaria en un contacto estrecho no tiene que ser la razón para que la sociedad minoritaria abandone su lengua y adopte la lengua con mayor prestigio. Fuentes Cañizares opina que en el caso del caló, la situación del bilingüismo sólo aceleró el proceso de la degradación de la lengua de los gitanos. En realidad, fueron las leyes y ordenanzas contra los gitanos y su cultura en general, las que iniciaron este proceso: «El miedo a ser castigados por mostrar esos rasgos culturales diferenciales, y en concreto, la prohibición de usar su lengua, llevó a un progresivo empobrecimiento de los paradigmas verbales y nominales» (Fuentes Cañizares, 2005:23). La lengua de los gitanos era una lengua minoritaria que éstos utilizaban para comunicarse dentro de su grupo. Para la comunicación pública se utilizaba la lengua mayoritaria, que era el castellano u otras lenguas peninsulares. Partiendo de las leyes contra la sociedad gitana, los gitanos en la situación del bilingüismo dejaban poco a poco aparte su lengua materna a favor del castellano. Las estructuras típicas del castellano se asimilaban por parte de los gitanos y el caló estaba perdiendo su norma porque se imponían sobre él los cambios morfológicos, sintácticos y léxicos de la lengua española. En consecuencia, los gitanos terminaron por adoptar el castellano como su lengua materna y el caló lo aprendían en la edad de adolescencia (Fuentes Cañizares, 2005:53-54). Sabemos que el caló original fue diferente del caló posterior:

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Cuando los primeros grupos gitanos penetraron en España a principios del siglo XV, la lengua con la que se comunicaban entre ellos era un dialecto romaní que tendría un gran parecido fonológico, morfológico y sintáctico con algunos dialectos romaníes que sirven, en nuestros días, como medio de comunicación a diferentes grupos gitanos en todo el mundo. (Fuentes Cañizares, 2005:11)

Ya en los tiempos de la creación del vocabulario del The Zincali (1841) el caló fue bastante contaminado por los elementos españoles. La modificación más natural de una lengua minoritaria es la adaptación al sistema fonológico de la lengua con mayor prestigio. Este cambio va acompañado con las modificaciones morfológicas, sintácticas y léxicas. De la fuente más antigua disponible actualmente, que según John M. Hill procede de finales del siglo XVII, se ve que los verbos gitanos terminaban ya en esta época en –ar y los sustantivos en plural en –s, no llebaban por lo tanto ya la flexión romaní. George Borrow, el autor del The Zincali reconoció que « [...] la lengua que hablaban los gitanos españoles constituía la variedad lingüística más evolucionada y corrupta entre todos los dialectos gitanos conocidos, con pérdida casi absoluta de todo resto de la antigua flexión indoeuropea» (Clavería, 1962:110). Sin embargo, los estudios posteriores confirman que en la Península Ibérica encontramos varios calós que se sirven de la estructura sintáctica castellana, portuguesa, catalana o vasca. Adiego dice que sólo tenemos la documentación del caló de los siglos XVIII y XIX procedente de Andalucía y Extremadura, pero, no sabemos nada sobre el caló del siglo XVIII y XIX hablado en otras zonas: estas variantes de la lengua gitana

podían ser conservadoras (Adiego, 2002; en Fuentes Cañizares,

2005:13-14). Además de la pérdida de la flexión romaní, este documento contiene varias palabras jergales que nos confirman la mezcla de la lengua gitana con la jerga popular española. Otro documento que nos sirve como prueba de la influencia de la lengua española sobre la lengua de los gitanos es el relato de viajes Travels from Vienna through lower Hungary; with some remarks on the state of Vienna during the Congress, in the Year 1814 (1818) de Richard Bright. En él «se observa claramente que la lengua de los gitanos españoles era ya en 1818 una lengua mixta que había perdido la estructura sintáctica romaní y la había sustituido por la española» (Bakker, 1995: 142-143; en Fuentes Cañizares, 2005: 16). Acabamos de ver que el caló tal como lo apuntó Borrow ya contenía muchos elementos españoles lo que causaba la lenta extinción de la lengua gitana. Además, el 14

proceso de la degradación del caló estaba acompañado por el afán purista exagerado de parte de los no gitanos que querían conservar las palabras que entre los gitanos ya no se utilizaban o les atribuían significados inventados. El caló recibía elementos gitanos no auténticos. Los aficionados no gitanos trataban de crear una lengua literaria artificial. El significado de las palabras que formaban el vocabulario de esta lengua no correspondía con el auténtico, i.e.gitano español. Se trata de los términos creados en desacuerdo con la evolución natural de la lengua gitana (Fuentes Cañizares, 2005:87-88). El vocabulario del caló empezó a reducirse aún más cuando entró en contacto con el mundo de la delincuencia y con el mundo flamenco durante el siglo XVIII. Las clases sociales bajas y los aficionados al flamenco tomaron los términos caló y éstos pasaron a formar la parte de su dialecto jergal. La reacción natural de los gitanos, típica para mantener la autoafirmación del grupo como función primordial de la utilización de una lengua, fue que «los gitanos dejaron de usar las palabras que pasaron a la lengua común y eran usadas por los no gitanos» (Clavería, 1962:110). Acabamos de ver las causas de la degradación del caló y el proceso de la imposición de la lengua castellana sobre la lengua de los gitanos. Todo hace sospechar que la influencia del español se ha dejado sentir cada vez más sobre el «caló» y que lo que hoy en día hablan los gitanos no es más que la lengua de los españoles de la región en que los gitanos habitan, salpicada de un reducido número de voces gitanas. (Clavería, 1951:14)

Hemos plantedo las causas de la degradación de la lengua de los gitanos y su adaptación natural al castellano. El proceso de la degradación es tan alto que hoy día los gitanos mismos no conocen las palabras típicas del caló o consideran por las palabras caló las voces del argot o de la germanía. Sin embargo, sí que existen estudios y conocimientos sobre el léxico caló y los utilizaremos en este trabajo para las identificaciones de los términos pertenecientes al lenguaje del cante flamenco.

2.3 La germanía, el caló y su confusión En esta parte primero hablaremos de las dos germanías, la antigua y la moderna, su relación, puntos comunes y diferenciadores. Analizaremos el punto común del caló y la 15

germanía que causa las confusiones entre los dos. Finalmente, ofreceremos las teorías que nos den el límite tajante entre la lengua de los gitanos españoles y la germanía. La germanía no se aleja de la lengua general. Aunque están presentes deformaciones de vocablos, metáforas o sufijación, éstas son derivadas del español. En general, la germanía conserva la fidelidad a la lengua común. Según Clavería existe una germanía histórica: El repertorio más completo de términos de esta germanía histórica se encuentra en el Vocabulario que publicó Juan Hidalgo en 1609. Este léxico de la germanía pasó casi íntegramente al primer Diccionario de la Lengua de la Real Academia y a las ediciones siguientes del DRAE. (Casares, 1969:276; en Ropero Núñez, 1991:43)

Se establece el apogeo de ésta entre los siglos XV y XVIII. La verdadera germanía no llegó al siglo XVIII, porque sufrió modificaciones durante el siglo XVII. Aunque no existe documentación que permitiera estudiar su evolución durante el siglo XVIII, podemos estudiar sus términos ya que muchos de ellos penetraron en la lengua común o se conservaron en el lenguaje de los delincuentes. La germanía moderna que se conservó a partir del siglo XVIII se suele denominar con el término argot de la delincuencia actual. Lo analizaremos detalladamente en el capítulo siguiente. Ahora sólo resumimos brevemente sus rasgos comunes y diferenciadores. Las diferencias principales entre las dos germanías son éstas: -

presencia de los gitanismos en la germanía moderna y su ausencia en la germanía antigua,

-

presencia de los términos de la jerga taurina en la germanía moderna,

-

presencia de las palabras del mundo de la droga procedentes del inglés argótico en la germanía moderna. (Ropero Núñez, 1991:44)

Sin embargo, existen puntos comunes entre la germanía histórica y la germanía moderna: primero, y el más destacado, es su intensidad de deformar la lengua común y formar un lenguaje secreto para no ser comprendida por el resto de la sociedad. Segundo, existe una paradoja interesante común entre las dos germanías: «Tiene una extrema pobreza léxica en lo referente a términos abstractos y una gran riqueza de sinónimos para ciertas acepciones, tales como la comida, bebida, instinto sexual, dinero, miedo, policía, etc.» (Clavería, 1966:355; en Ropero Núñez, 1991:44). 16

En cuanto a la lengua de los gitanos, hemos mencionado la opinión que en la Península Ibérica existieron varios tipos del caló. Según Bakker, todas estas variantes tuvieron su origen en Andalucía, ya que encontramos rasgos andaluces en todos ellos (Bakker, 1995:129 EN Fuentes Cañizares, 2005:29). Bakker (1997:1-2; en Fuentes Cañizares, 2005: 33), distingue en el romanó los préstamos según la forma de adaptación en: -

palabras hereditarias o términos temáticos: términos de origen indio, iranio, armenio, caucásico, griego y palabras de origen desconocido,

-

préstamos o términos atemáticos: palabras de origen eslavo, algunas del griego y todas las demás palabras.

El primer grupo lo forman las palabras procedentes de «las lenguas circundantes sobre la lengua gitana» que reflejan el desplazamiento y la detención de los gitanos en diferentes territorios durante la historia. Estos términos se adaptaron posteriormente a la estructura gramatical de la lengua mayoritaria del territorio del asentamiento de los gitanos. Los calós de la Península Ibérica poseen el vocabulario de origen indio. En cuanto a los préstamos, el caló conserva los términos del ruso, rumano o húngaro, etc. Dentro de los préstamos léxicos peninsulares pertenecen los arcaísmos (tomados o del andaluz o de otras hablas locales), los arabismos y otras palabras de diferente procedencia. Una fuente importante de los préstamos en caló la forma la germanía antigua (Fuentes Cañizares, 2005:85-86). La contaminación del caló por parte de la germanía antigua tuvo su causa en que los gitanos, como seres marginados, entraron en contacto con los estratos más bajos de la sociedad: En los siglos XVI y XVII la situación de marginación de ambos grupos propició el contacto entre ellos, y sin formar asosiación con la germanía, los gitanos españoles tomaron de ella muchos términos y los conservaron en su habla con una intención críptica que encaja perfectamente con el uso del caló como lengua secreta. (Fuentes Cañizares, 2005:39)

La prueba la encontramos en el libro de Borrow: entre las palabras caló figuran los términos de la germanía. Es interesante que el proceso no se dio mutuamente. Salillas afirma que el aporte de los elementos gitanos a la germanía antigua en el siglo XVI y XVII 17

es desconocido (Salillas, 2000). Hemos mencionado ya anteriormente que los elementos del caló se encuentran sólo en la germanía moderna donde pasaron a formar una parte del vocabulario jergal de los delincuentes, el de las prostitutas y el de la jerga aflamencada. La presencia de los elementos de la germanía antigua en el caló y la presencia de los elementos gitanos en la germanía moderna forman una buena razón para la confusión entre los dos lenguajes. Así, el caló fácilmente recibe la denominación jerga, argot o slang. Esta identificación está subrayada por su carácter oral característico para las jergas. Es también el carácter secreto y sectario de los dos lenguajes un punto fuerte para su confusión. Gracias a la función del lenguaje secreto del caló, el gitano puede distinguirse del resto de la sociedad, se considera extraño. El hecho de que él comprende la lengua de los otros y también la suya puede provocarle un sentimiento de orgullo lo que aún más soporta el desarrollo de su lenguaje secreto. La germanía antigua es característica por su afán de ocultar la información. Para la germanía moderna son típicas la desfiguración del vocabulario con cierta intensidad metafórica y la proliferación de sinónimos. Es la consecuencia de que la germanía moderna también trata de modificar la lengua común para mantener su carácter secreto. A pesar de compartir estos rasgos característicos comunes, el caló tiene unas características específicas que lo distinguen claramente de la jerga y por lo tanto de la germanía. Primero, a pesar de haber tomado elementos del español y de la germanía antigua, caló conserva algunas características peculiares derivadas de su origen indio que no pueden estar presentes en ningún tipo de jerga ya que estos rasgos confirman su existencia como una lengua independiente: El léxico caló español tiene en común con otras variantes romaníes la conservación de un alto porcentaje de términos pertenecientes al léxico básico de origen indoario, y también, numerosos vocablos pertenecientes al léxico hereditario pre-europeo con préstamos procedentes del persa, del kurdo, del armenio y del griego. (Fuentes Cañizares, 2005: 86)

Segundo, los lenguajes marginales tratan de mantener su carácter específico e individual. Característica es la intención de cerrarlos frente a otros grupos y hacerlos incomprensibles para el resto de la sociedad: es típico su uso como la lengua secreta. Sin embargo, la función secreta del caló difiere de la función secreta de la germanía. Una de las funciones de los lenguajes secretos es la autoafirmación del grupo: este lenguaje sirve como el signo 18

de identificación entre sus miembros. Pero, según la teoría de M. A. K. Halliday, es típico para las jergas que pretenden ironizar, invertir los valores y transgredir las normas de la sociedad dominante. Hemos dicho anteriormente que es la germanía moderna la que trata de deformar la lengua común, y de este modo ataca de una forma los valores de la sociedad mayoritaria. A diferencia, no encontramos esta tendencia en el caso del caló: «Según Mulcahy, el uso del caló es sobre todo un símbolo de identificación étnica, es decir, un símbolo de solidaridad y separación al mismo tiempo» (Fuentes Cañizares, 2005: 27). Para los gitanos su lengua siempre era un signo para mantener su identidad y, sobre todo, un modo de defensa contra la presión exterior, la de la sociedad dominante, que quería atacar sus propios valores (Román Fernández, 1997:184-185). El caló y la germanía, tanto antigua como moderna, evolucionaban separadamente pero no podían evitar las contaminaciones mutuas entre ellos, ya que se encontraban casi sin parar en el camino de su existencia. Acabamos de analizar la germanía viendo los elementos que contiene diferenciando la germanía antigua de la moderna, llamada el argot de los delincuentes. Hemos visto que a pesar de las características comunes entre el caló y la germanía existen realidades que diferencian definitivamente esta jerga de aquella lengua. Caló es una lengua, con su vocabulario y sistema lingüístico independiente frente a la germanía, una jerga que se se rige por las leyes de la lengua española. Otro argumento para evitar las confusiones es que el caló se caracteriza por la presencia de algunos rasgos peculiares derivados de su origen indio que no pueden estar presentes en ningún tipo de jerga. Finalmente, la germanía además de mantener su carácter secreto, trata de deformar la lengua común. La lengua de los gitanos se encierra a la sociedad mayoritaria con el objetivo de mantener la identidad del grupo, utilizando el caló como un arma de defensa, no de ataque. Este rasgo, estrechamente unido a la historia de los gitanos, es el último planteado para distinguir la germanía del caló.

2.4 El argot de los delincuentes A continuación analizaremos con más detalle la germanía moderna denominada el argot de los delincuentes. Primero, ofreceremos las características generales de un argot y luego nos centraremos en concreto en el argot de los delincuentes. Finalmente, después de

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haber analizado detalladamente la germanía moderna volveremos a compararla con la germanía antigua para poder distinguirlas definitivamente. El argot es un lenguaje espacializado que pertenece dentro del sistema de la lengua común. Está creado por un determinado grupo de hablantes que sienten la necesidad de utilizar un vocabulario especial. No difiere por lo tanto de la lengua común, ya que el argot funciona según las leyes de ésta. Para el sistema lingüístico es típica la variación interna: Una lengua no es nunca idéntica en los distintos lugares geográficos en los que se utiliza (diferencias diatópicas), en los distintos grupos socio-culturales de una comunidad (diferencias diastráticas), en los diversos estilos de lengua que se emplean (diferencias diafásicas) ni en épocas distintivas (variación diacrónica). (Otaola Olano, 2004: 30-31)

De este modo, las variables dentro de la lengua pueden depender de la zona geográfica, del estrato social o del discurso. Las diferencias se plantean en el plano fonético, sintáctico y, sobre todo, en el léxico. Sin embargo, los hablantes llegan a comprenderse gracias a la lengua común: a pesar de las variaciones internas poseen un léxico común o estándar. El argot lo podemos relacionar con la variación diastrática y diafásica. En cuanto a la variación socio-cultural, el vocabulario de un hablante varía, primero, según la clase social a la que pertenece: existe el vocabulario culto, medio o estándar, popular o vulgar y argótico. Segundo, la denominación argot la reciben también los lenguajes especiales o de un grupo: se trata por ejemplo de los lenguajes profesionales o deportivos. Es importante distinguir entre los lenguajes marginales y los lenguajes profesionales. La variación según diferentes tipos de discursos supone diferentes maneras de expresarse: según el ambiente en el que se encuentran los hablantes utilizan diferentes construcciones sintácticas, pronuncian de otra manera y eligen otro tipo de vocabulario (Otaola Olano, 2004:34-35). Es difícil separar el lenguaje marginal del lenguaje especializado. La diferencia principal entre el lenguaje marginal y el lenguaje especializado consiste en la esfera a la que afecta su léxico: mientras que los lenguajes marginales disponen de un léxico de la vida cotidiana cercano a todos los hablantes, los lenguajes especializados crean términos especializados que conocen sólo las personas que se dedican a tal materia.

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El argot de la delincuencia pertenece dentro de los lenguajes marginales. Sin embargo, Julia Sanmartín Sáez lo relaciona también con los lenguajes especializados, porque «[...] presenta en su aspecto profesional y como grupo humano una temática especializada (y un léxico) en torno a determinados campos (policía, prisión, actividad delictiva, etc.)» (Sanmartín Sáez, 1998:43). Julia Sanmartín Sáez también distingue el argot (lenguaje marginal) de la jerga (lenguaje profesional). Sin embargo, «hoy en día se habla indistintamente de la jerga o argot estudiantil, de la jerga o argot de los torreros, [...]» (Otaola Olano, 2004: 34). Sin embargo, las funciones de los lenguajes marginales y de los lenguajes especializados no son las mismas: los lenguajes marginales sirven sobre todo como el elemento identificador entre sus hablantes y para la exclusión de los extraños mientras que los lenguajes profesionales crean nuevos términos por la necesidad de designar con mayor precisión los elementos pertenecientes a una materia. Pero Sanmartín Sáez dice que la jerga también puede cumplir la función identificadora típica del argot lo que complica la diferenciación de los lenguajes marginales de los profesionales. También el lenguaje marginal puede presentar rasgos del lenguaje especializado. El argot de los delincuentes es un lenguaje marginal, ya que se sirve de los elementos de la lengua común y modifica su significado expresando de esta manera los valores propios de sus hablantes. También toma las voces de otras lenguas, como el caló. Es porque los hablantes de un grupo marginal las consideran exóticas y especiales y así les pueden servir para la identificación con el grupo. Todas estas palabras se refieren a las realidades del ámbito exclusivo de los delincuentes, y también a las realidades cotidianas conocidas por hablantes de la lengua común. Por lo tanto normalmente tienen sinónimos en la lengua estándar (lumi/prostituta) (Sanmartín Sáez, 1998:59) pero a veces sus connotaciones pueden ser distintas (mono/policía) (Sanmartín Sáez, 1998:60), Por otro lado, el argot de los delincuentes crea neologismos para designar las realidades no cotidianas que no forman parte del léxico común, lo que es típico para un lenguaje especializado. Son las palabras que designan las realidades sólo del entorno delictivo, el de la prostitución o el de la cárcel. Estos términos no tienen sinónimos en la lengua estándar y están creados por variación formal o semántica de la lengua común o de otras, como el caló. Todos estos procedimientos para el surgimiento del léxico del argot de la delincuencia dependen de sus funciones. La función principal es la de la identificación con el grupo y el afán de los hablantes por distinguirse del resto de la sociedad: para eso los 21

delincuentes adquieren las palabras que les resultan exóticas o excepcionales rechazando los sinónimos de estas realidades existentes en la lengua común. Otra función es la integración de los individuos en un grupo marginado relacionada con la creación de los neologismos. Otra función es la llamada expresiva expresada por la connotación diferente del sinónimo de una realidad cotidiana en el ámbito de los delincuentes (pitufo/funcionario) (Sanmartín Sáez, 1998:61). Con esta transformación semántica el delincuente quiere mostrar su peculiar concepción del mundo que se opone al mundo de la sociedad mayoritaria. Tomando en cuenta que es el lenguaje de los delincuentes el modo de expresión de este mundo, se llegó a denominarlo el antilenguaje (M.A.K.Halliday; en Sanmartín Sáez, 1998:63). El léxico del argot es la parte que refleja con la mayor intensidad la relación entre la sociedad y el lenguaje. Para eso se sirve de las estructuras y los principios de la lengua común. Es justo esta parte de la lengua la que posee mayor grado de la creación y la representante de un grupo marginal determinado: «Cuando utilizamos conceptos como lengua especial, antilenguaje o argot sólo nos referimos a determinado léxico, creado por un grupo humano en el seno de una lengua general, con la cual comparte diversos procedimientos de creación» (Sanmartín Saéz, 1998:68). Por lo tanto, el argot se caracteriza sobre todo como léxico. Resumamos ahora las creaciones léxicas dentro del argot de la delincuencia. Primero, aparecen los neologismos. Éstos afectan los campos léxicos concretos, como el de la prisión y el de las actividades delictivas. Los neologismos pueden entrar posteriormente también en la lengua común. Segundo, los delincuentes forman nuevos términos sustituyendo las palabras viejas por las nuevas. Son típicas las creaciones propias con una connotación, es decir, la palabra argótica trata de alejarse de la palabra estándar para poder añadirle una connotación emotiva, unos signos de identidad o una visión del mundo particular. Son típicas las metáforas. Además de esta transformación semántica encontramos la transformación del significante, la sufijación también, y los préstamos. La transformación del significante incluye: -

la metátesis silábica: utilizada por la intención del hablante de ocultar el significado (coba – banco (Sanmartín Sáez, 1998:102) ),

-

las abreviaciones y apócopes: creadas por el afán de economizar la lengua. Pertenecen aquí muchas palabras que se refieren al mundo de la 22

droga y que han pasado al argot común (anfeta de anfetamina (Sanmartín Sáez,1998:102) ), -

los truncamientos: utilizan todo tipo de deformación oral y son muy escasos.

Estos procedimientos afectan las palabras de la lengua común, los préstamos, las palabras antiguas como las nuevas. Sin embargo, ya no suelen utilizarse actualmente para la creación de nuevos términos. En cuanto a la sufijación, el argot utiliza: -

los sufijos propios: atracata-atracador, (Sanmartín Sáez, 1998:93),

picoleto-guardia

civil

-

los sufijos de la lengua común: -ote/drogota-persona que se droga y – bucabón/bucabona-delator, con el significado aumentativo en el castellano y despectivo en el argot; violeta-violador, mundillo-ambiente de la delincuencia, cabrito-persona despreciable, con el significado diminutivo en el castellano que lo pierden en el argot; otros con cambio del sentido en el argot, p.e. –ero/-era, -ear (Sanmartín Sáez, 1998: 9396),

-

los sufijos tomados del caló: diquelar-mirar, sin el cambio de significado; chapiri-sombrero; rumay-caricia; pañí-agua, canguelomiedo (Sanmartín Sáez, 1998:96-97). Todos estos sufijos entraron como préstamos en la jerga en la que no son productivos.

Dentro de los préstamos en el argot de la delincuencia encontramos: -

los anglicismos: distinguimos los préstamos léxicos, sin la modificación fonológica o gramatical, p. e. mail-cigarrillo de droga del inglés mailcorreo electrónico (Sanmartín Sáez, 1998:104), y los calcos o préstamos semánticos con la modificación por parte de la lengua receptora, p. e. viaje-sensación producida por las drogas del inglés to fly (Sanmartín Sáez, 1998:105); los anglicismos se refieren mayoritariamente al mundo de la droga;

-

los galicismos: afectan al mundo de la prostitución y no son abundantes, p. e. gigoló – hombre que se prostituye (Sanmartín Sáez, 1998:106),

-

los italianismos p.e. gamba – pierna (Sanmartín Sáez, 1998:106),

-

préstamos de otros argots y otras jergas: p.e. de la jerga taurina,

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-

préstamos del caló: la mayoría de las voces han sufrido un cambio del significante y del significado, p. e. currar - actividad delictiva en el argot y trabajar en el caló (Sanmartín Sáez, 1998:113),

-

préstamos de la germanía antigua: payo - hombre no gitano en la jerga (adoptado por el caló) y pelayo - pastor en la germanía, muchos presentan el cambio del significado (Sanmartín Sáez, 1998:124).

Acabamos de ver que para la creación léxica del argot de los delincuentes es típico el surgimiento de los neologismos. La sinonimia, tanto como la polisemia y homonimia se utilizan para la modificación del significado y la metátesis, la abreviación y la sufijación para la modificación del significante. También encontramos numerosos préstamos para los que el cambio del significado es un rasgo frecuente. A continuación volveremos a afrontar el argot de la delincuencia, es decir la germanía moderna, con la germanía antigua, que dejó de existir a finales del siglo XVII tal como lo hemos hecho ya en el apartado anterior. Mencionamos allí los rasgos principales comunes y diferenciadores de estas dos germanías. Ahora, después del análisis detallado del argot de los delincuentes, podemos volver a tratar del tema y establecer así claramente sus diferencias. El argot de la delincuencia y la germanía comparten rasgos en común. Primero, para la creación de sus términos la germanía, igual que el argot, también se sirve de la lengua común y de los pocos préstamos a los que aplica los diversos procedimientos para la modificación semántica (la metáfora, la metonimia...) tanto como otros para la modificación de sus significantes (la metátesis, la abreviación...). En cuanto a los sufijos, la germanía se sirve sobre todo de los sufijos existentes en el castellano. Sin embargo, el contenido de las dos germanías es diferente. El argot de la delincuencia, a diferencia de la germanía antigua, está obligado a crear nuevos términos relacionados con nuevos oficios delictivos. Las voces de la germanía antigua se conservan como arcaísmos en la jerga de los delincuentes o en la lengua común y no presentan ninguna muestra de creación propia. Otra diferencia marcante la encontramos en los préstamos en las dos germanías. La germanía antigua no recibió los gitanismos porque durante su existencia era una lengua cerrada de difícil penetración. A partir de finales del siglo XVII los gitanos entran en el contacto con los delincuentes y se producen las contaminaciones mutuas: en el argot de los delincuentes penetran los préstamos del caló. Este proceso es reforzado durante el siglo

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XVIII por la moda del flamenco cuando los gitanismos entran no sólo en el argot de los delincuentes sino también en la lengua común. El argot de los delincuentes está enriquecido también por los términos del argot inglés los que presentan una gran vivacidad también dentro de la lengua española. Son los términos que se refieren mayoritariamente al mundo de la droga aunque afectan también otros campos léxicos, como por ejemplo, el de la música. Segundo, encontramos similitudes entre las funciones del argot y la germanía antigua. Hemos dicho que las funciones del argot son las de la identificación de los hablantes, la integración de los individuos dentro del grupo y la expresión de sus propios valores por el medio de la deformación del significado de los términos de la lengua común. La germanía antigua también modifica el significado y el significante de las palabras de la lengua común. Sin embargo, la motivación para el surgimiento de la germanía antigua consistió en el secreto mientras que en el caso del argot «[...] sólo de forma secundaria y derivada resulta la función de impedir la comprensión, al igual que un uso puntual críptico» (Sanmartín Sáez, 1998:54). Finalmente, hemos dicho que los procedimientos para el cambio semántico, como la metátesis o los truncamientos, ya no suelen utilizarse para la creación de nuevos términos en el argot de los delincuentes. Esto también está relacionado con el carácter secreto de la germanía antigua, la que tendía a estos procedimientos con el fin de ocultar la información. En el argot de los delincuentes la función críptica está precedida por la función identificadora e integrante, por eso éste ya no opta por la metonimia o los truncamientos: es importante la expresividad, por eso el argot tiende más a la variación formal. Acabamos de analizar el argot de la delincuencia. Lo hemos comparado y hemos establecido sus rasgos comunes y diferenciadores con la germanía antigua. A pesar de poseer las mismas características, como la modificación semántica o la modificación del significado a la hora de haber creado nuevos términos, encontramos sus puntos diferenciadores: primero, la germanía antigua no presenta ningún tipo de creación actual y sus voces se conservan como arcaísmos, mientras que en el argot de la delincuencia están surgiendo nuevas palabras; segundo, la germanía antigua carece de los gitanismos y los préstamos ingleses las que figuran en el argot de la delincuencia; finalmente, la función críptica, primordial para la germanía antigua va precedida por la función integrante e identificadora en el caso del argot de la delincuencia.

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2.5 El andaluz El andaluz es la evolución del castellano norteño traído a Andalucía por reconquistadores y repobladores de diferentes áreas a partir del siglo XIII (Jiménez Fernández, 1999:83). El castellano medieval traído a Andalucía tenía un sistema fonológico irregular que empezó a transformarse en áreas de sur de la Península Ibérica: es justamente esta transformación de su sistema lingüístico la que causó el surgimiento del andaluz, como variedad diferenciadora respecto al castellano (Jiménez Fernández, 1999:14). Podemos definir el andaluz desde la doble perspectiva: diacrónica y sincrónica. Desde el punto de vista diacrónico, se trata de un dialecto del castellano. Desde un punto de vista sincrónico, es una modalidad o variedad del español, como lo es el español hablado en Castilla, o en Canarias: Desde un punto de vista sincrónico, el andaluz en el momento actual es una variedad, una modalidad lingüística del español, considerando que este sistema español es un sistema abstracto y colectivo, que pertenece a todos los hispanohablantes y no a unos hablantes o a una región concreta. (Ropero Núñez, 1989:13)

Miguel Ropero Núñez precisa que no existe el andaluz o el habla andaluza, ya que en Andalucía existen varias hablas, no una única. Entonces, bajo estos términos deberíamos entender la pluralidad lingüística de esta parte de España (Ropero Núñez, 1989:29). Se suele distinguir, tomando en cuenta el léxico andaluz, entre Andalucía oriental y Andalucía occidental (esta división está relacionada con la reconquista de estas dos partes de Andalucía que no se dio al mismo tiempo). Sin embargo, Rafael Jiménez Fernández señala que esta división entre dos variedades léxicas es sólo una generalización y afirma que en estas regiones encontramos subconjuntos léxicos que confirman la complejidad léxica del andaluz. No obstante, se designan los términos característicos de la Andalucía oriental y los característicos de la Andalucía occidental. Esto está relacionado con la procedencia de los repobladores que trajeron el castellano norteño y su disposición en Andalucía. De esta manera, el extremo occidental andaluz fue enriquecido por el léxico de los territorios occidentales de la Península Ibérica: domina allí el extremeño, el leonés y el portugués, mientras que la parte oriental de Andalucía recibió las aportaciones de Murcia, Valencia, Aragón y Cataluña (Jiménez Fernández, 1999:80-83). 26

Los autores de El español hablado en Andalucía afirman que es imposible establecer un rasgo que sea exclusivo del andaluz y tampoco es posible encontrar uno común de todos los andaluces. Lo que caracteriza las hablas andaluzas es su «variedad, la diversidad el constante polimorfismo, la inestabilidad y la inseguridad de muchos de sus hablantes» (Narbona, Cano, Morillo, 2003:19). El rasgo más marcado que defiende la personalidad lingüística del andaluz es la fonética. Sin embargo, Ropero Núñez señala que la mayoría de las características fonéticas no son exclusivas del andaluz y que el único rasgo fonético peculiar del andaluz es que tiene dos tipos de ʺeseʺ diferentes de las castellanas (1989:16). Los autores de El español hablado en Andalucía advierten que los rasgos fonéticos característicos del andaluz no se dan en toda Andalucía y no los dominan todos los hablantes; no establecen por lo tanto ni uno de los rasgos más marcados como exclusivos del andaluz (Narbona, Cano, Morillo, 2003:24). Además de la pronunciación, en la búsqueda de lo específico del dialecto andaluz los dialectólogos se centran en el léxico y en la fraseología. Ropero Núñez afirma que en el nivel morfosintáctico y léxico encontramos los elementos caracterizadores de esta variedad, y son justo estos dos últimos conjuntos que subrayan la peculiaridad del andaluz. Sin embargo, la mayoría de los rasgos gramaticales y sintácticos característicos del andaluz, como el empleo de ustedes como plural de segunda persona o construcciones impersonales como hay tiempo que no lo veo, no son exclusivos del andaluz (Narbona, Cano, Morillo, 2003:26). En la morfología existen algunos rasgos que simplifican ciertos paradigmas del español estándar, pero no se puede hablar de un nuevo cuadro estable en ninguno de los casos (Narbona, Cano, Morillo, 2003:235). Jiménez Fernández afirma que tampoco existe un léxico específicamente andaluz: las palabras existentes en Andalucía son utilizadas y conocidas en otras zonas lingüísticas del español común (1999:80). Sin embargo, Narbona, Cano y Morillo dicen que en Andalucía existen términos específicos, incluso exclusivos de ella, y términos característicos que encontramos también en otras zonas (Narbona, Cano, Morillo, 2003:103). Generalmente, como el léxico peculiar suelen ser señaladas las palabras del ámbito de la agricultura, la casa, la alimentación, etc., es decir, los términos que han caído en desuso en otras áreas. También los ya mencionados orientalismos y occidentalismos suelen ser considerados en la búsqueda de lo peculiar. Con el análisis detallado de ciertas áreas podrían establecerse subzonas bien diferenciadas. No obstante, actualmente resulta difícil atribuir un término a una zona concreta, ya que en toda Andalucía se producen 27

influencias mutuas. De la misma manera funcionan los arcaísmos

específicos, los

arabismos y las voces de grupos minoritarios (Narbona, Cano, Morillo, 2003:24-25). Además del factor de la influencia entre las regiones andaluzas dificulta la separación de las subzonas el hecho de que las palabras específicas no son numerosas y se refieren a actividades agrícolas o a hábitos ya en desuso (Narbona, Cano, Morillo, 2003:127). Los rasgos fonéticos y gramaticales diferencian el dialecto andaluz del resto de las variedades españolas. No obstante, es el vocabulario que nos muestra la complejidad de esta variante distinguiendo áreas dentro del territorio. El léxico andaluz fue determinado primero por los aportes históricos que llegaron a Andalucía y, segundo, por los posteriores contactos de los andaluces con sus vecinos (Narbona, Cano, Morillo, 2003:125). Dentro del léxico andaluz figuran: -

arcaísmos léxicos: son los arcaísmos castellanos (certenidad – certeza), mozarabismos: topónimos y voces comunes (gazpacho, guisante), arabismos: muy abundantes (aceituna, albahaca), occidentalismos: vocablos procedentes de León (lamber – lamer), Extremadura y Portugal (fechar – cerrar), orientalismos: palabras procedentes de Murcia (jaraiz – lagar), Aragón (falsa – desván) y Cataluña (boria – niebla húmeda), gitanismos (diñar – dar, currelar – trabajar) (Jiménez Fernández, 1999:81-84), italianismos del mundo de la pesca (anchoa), voces americanas (tuno, tuna, del Caribe- higo chumbo, higuera chumba) (Narbona, Cano, Morillo, 2003:121).

Para las hablas andaluzas es natural la creación de nuevas formas. Además de los procedimientos típicos para la formación de nuevas palabras, como la sufijación, el dialecto andaluz se sirve de diversos procedimientos fuera de la lengua estándar. Entre éstos existe por ejemplo la combinación del sufijo –ada con la peculiar pronunciación meridional, lo que da las formas como pechá (Narbona, Cano, Morillo, 2003:129). Se habla mucho de la «riqueza léxica» de Andalucía. Se suele decir que el vocabulario de esta región es rico por el número de palabras y también se atribuye a sus hablantes una especial capacidad a la hora de crear nuevas palabras y atribuir varios significados, muchas veces graciosos, a las palabras ya existentes: Efectivamente, en las hablas andaluzas podemos documentar una gran riqueza léxica y una extraordinaria creatividad lingüística, que se manifiesta en la habilidad para introducir cambios semánticos en la lengua. (Ropero Núñez, 1989:29)

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Los autores de El español hablado en Andalucía consideran esta característica de las hablas andaluzas exagerada. Primero, afirman que la gracia es un rasgo psicológico y por lo tanto no suele ser estudiado por los lingüistas. Segundo, los autores admiten que el vocabulario andaluz es rico en cuanto a la designación de los objetos concretos, de la agricultura o técnicos, sin embargo, es pobre en cuanto a la denominación de las realidades conceptuales. Además, la riqueza del vocabulario técnico es común para todas las regiones de Andalucía en general. No obstante, no lo es para cada individuo concreto: ninguno de los hablantes del andaluz posee la totalidad de los términos existentes en Andalucía. Dentro del concepto de la riqueza léxica y de la creatividad de los andaluces aparece también el gusto por utilizar una perífrasis en vez de designar una realidad directamente con una palabra. Con esto aumenta el número de palabras que los andaluces utilizan a la hora de expresarse, pero no el número de las voces existentes en su vocabulario (Narbona, Cano, Morillo, 2003:129-131). El dialecto de los andaluces no debe ser considerado como una excepción o intento de separación. Guarda la afinidad con los países latinoamericanos presentando el carácter innovador frente al español peninsular de tendencia más conservadora. Los hablantes de Andalucía se sienten identificados con ella por su modo de hablar pero no presentan ninguna intención de separarse del resto del mundo hispanohablante. Al contrario, su habla es el puente entre el español peninsular y el español de América Latina. Por esta los andaluces están orgullosos de su modo de hablar que juega un papel importante en el conjunto de la lengua española. Acabamos de precisar que el andaluz es la evolución del castellano. Este dialecto tuvo su propia evolución y su forma actual fue determinada por los repobladores que lo trajeron al sur de la Península Ibérica y por los lenguajes con los que entró en contacto. Las hablas andaluzas presentan rasgos fonéticos y morfosintácticos peculiares que las diferencian del resto del mundo de la lengua española. Sin embargo, es difícil encontrar rasgos que serían únicos y específicos de esta parte de España. En cuanto al léxico, encontramos ciertas palabras que pueden considerarse características del andaluz, no obstante, éstas no son comunes a todos los andaluces. Por lo tanto, no pueden considerarse como rasgos unívocos en la formulación de la definición del andaluz. Hemos definido en este capítulo cada uno de los conjuntos léxicos cuyos elementos encontramos de mayor o menor proporción en el lenguaje del cante flamenco: el caló, la 29

lengua de los gitanos; la germanía antigua cuyos arcaísmos se conservan hoy en la germanía moderna denominada el argot de la delincuencia y el conjunto de hablas andaluzas. Con eso hemos cumplido con nuestro objetivo: dar buenas definiciones y explicaciones para separar un término de otro y evitar así las posibles confusiones a la hora de establecer el origen de los vocablos en el capítulo segundo.

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3. CAPÍTULO SEGUNDO En el capítulo anterior hemos analizado cada uno de los conjuntos cuyo léxico encontramos en el lenguaje del cante flamenco. Uno de los problemas existentes a la hora de definir las palabras, mencionado ya en el principio de este trabajo, es la confusión de términos gitano, andaluz y flamenco. Esta cuestión está relacionada con la proporción de las voces gitanas y andaluzas en las coplas. Se sabe que el flamenco es un género mixto, nace de la mezcla del canto popular andaluz y el canto gitano puro: En sus mejores momentos, las bocanadas de etnología en que consiste el arte gitanoandaluz hablan de una tentacular fraternidad entre la memoria colectiva de los gitanos y la memoria colectiva de ese prieto y mezclado núcleo racial que habita las tierras andaluzas. Miedo y dureza, orgullo y flexibilidad, resignación y altanería, son aparentes antonimias comunes en andaluces y gitanos. (Grande, 2007:52-53)

El lenguaje del cante flamenco debería haberse formado de manera que el léxico de las coplas andaluzas se fue contaminando por los préstamos del caló, y el léxico de los cantos gitanos fue tomando elementos de las hablas andaluzas y de la lengua castellana. Tras este proceso complicado de intercambios mutuos ya no es posible señalar un límite tajante entre el léxico caló y el léxico andaluz. Por lo tanto, lingüísticamente, lenguaje flamenco es el sinónimo del lenguaje gitano-andaluz, aunque encontraramos en el lenguaje flamenco más términos del andaluz que del caló, el peso de su importancia no es menor: Si realizamos un recuento del elemento léxico caló en el conjunto del lenguaje del cante flamenco, resulta que en comparación con el andaluz supone, cuantitativamente una mínima parte; cualitativamente, sin embargo, es, sin duda, el más característico. (Ropero Núñez, 1984:25-26)

Como dice Miguel Ropero Núñez, el predominio de uno u otro conjunto no se debe a ninguna norma. Se supone que si el público y el cantaor son mayoritariamente gitanos, los elementos del caló serán más frecuentes en el lenguaje del cante, y al revés. La presencia de diferentes variantes léxicas en la misma copla se debe por parte a estos factores extralingüísticos, como el individualismo de cada cantaor. 31

Antes de empezar el análisis consideramos importante designar a qué nos referimos al hablar de un término característico y un término específico del lenguaje del cante. Una palabra que es mezcla de gitano y andaluz la denominamos término específico del lenguaje del cante. El lexema de esta palabra puede ser caló y presentar aportaciones morfológicas del andaluz o, al revés, el lexema puede ser andaluz y adquirir rasgos morfosinácticos del caló, como por ejemplo, un sufijo gitano. Por otro lado, designamos los términos característicos del cante flamenco los que en el lenguaje del cante adquieren un significado modificado y diferente del existente en la lengua común (Ropero Núñez, 1983:48-49). A continuación ofrecemos el análisis del léxico en las coplas de la Colección de cantes flamencos de Antonio Machado y Álvarez. En cuanto a la selección de los términos, hemos escogido los términos específicos y los términos característicos del lenguaje del cante flamenco. Sin embargo, figuran en nuestro corpus también algunas palabras andaluzas no típicas para el lenguaje del cante y también las voces del español estándar o el español popular. No queríamos omitir estos términos porque consideramos interesante para nuestra investigación analizarlos como términos pertenecientes a la Colección de cantes flamencos. Hemos dejado aparte las variantes fonéticas porque se trata de las palabras propias de la lengua española escritas con la ortografía peculiar que intenta reflejar la fonética andaluza. Además, cada cantaor tiene su fonética personal y utiliza la pronunciación característica del habla de su región. Si fuera el criterio fonético el que hubiéramos tomado en cuenta a la hora de elegir el léxico, deberíamos incluir en este trabajo todas las voces y sus variantes de este cantaor, ya que todas son peculiares. Empezamos siempre proponiendo una o varias coplas donde figura el término seleccionado. Luego, proponemos todos los significados posibles encontrados de los términos en las coplas de la Colección de cantes flamencos, en algunos casos mencionamos también los poco probables o no mencionados en las fuentes citadas. Al final concluimos cada apartado proponiendo el significado más cierto o más probable para cada término analizado en la copla concreta.

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3.1 El léxico en la Colección de cantes flamencos de Antonio Machado y Álvarez: ANÁLISIS ABIYELAR Toma estas dos jarras ya, Díñaselas ar libanó, Que pusiera en los papires Que no abiyelaba yo. (p. 184, copla n° 42)

Gachó, Gachó que no habiya motas Es un baico sin timón. (p. 104, copla n° 3)

En primera copla Machado y Álvarez traduce el verbo abyielar como «tenía» (dinero). Ropero Núñez confirma el significado de «tener» de abiyelar en esta copla. Dice que este verbo es el mismo que habiyar, cuya forma original es abiyar. También este verbo lo encontramos en la Colección de cantes flamencos, escrito en la forma de habiyar. El origen del verbo habiyar es el verbo latino habere. Se trata por lo tanto de una palabra originalmente española que además del lenguaje del cante pasó a la lengua de los gitanos por medio del lenguaje de la germanía donde existía en la forma habillar (Machado y Álvarez, 1998:104). Posteriormente se añadió al verbo el sufijo caló –elar que tiene la función de «[...] dar mayor energía a la acción expresada por el verbo» (Ropero Núñez, 1991:98). Ropero Núñez confirma el significado de «tener» de los dos verbos (1991:95,99) tanto como los diccionarios del caló, que ofrecen otras variantes: habiyar – tener, poseer (Pabanó, 2007: 101), abelar – tener, poseer (Mayo, 1979:1), abelar – tener, poseer alguna cosa (Rebolledo, 1988:7).

Además del significado de «tener», encontramos en los diccionarios los verbos abiyelar y habiyar con el significado de «venir». Otra vez, observamos varias variantes: abiyar – acudir; venir, aparecer, llegar; visitar (Pabanó, 2007:71), abillar – venir, acudir, aparecer, visitar (Mayo, 1979:1), abillelar – venir, llegar (Mayo, 1979:1), abillar – venir, llegar, acudir, aparecer (Rebolledo, 1988:7), abillelar – venir, llegar, acudir, aparecer (Rebolledo, 1988:7).

Tal como afirma Salillas, abillelar, con el significado de «venir», procede del sánscrito. (Salillas, 2000). Este verbo no figura en la Colección de cantes flamencos ni en otras coplas flamencas. Ropero Núñez lo encuentra sólo en las coplas gitanas, lo que afirma que 33

no se trata de un término flamenco. Este término es originalmente gitano y nunca pasó al lenguaje del cante. Sin embargo, pasó al lenguaje de los delincuentes (Ropero Núñez, 1991:95-101). Encontramos abillelar, «venir» en el diccionario del caló jergal de Salillas (Salillas, 2000). En la Colección de cantes flamencos

el verbo abiyelar, habiyar figura solo con el

significado de «tener, poseer». Es un término germanesco adoptado por los gitanos.

ALPARGATA Los jitanitos der Puerto Fueron los más esgrasiaos Que a las minas del asogue Se los yeban sentensiaos. Y al otro día siguiente Les pusieron una gorra, Con arpargatas d´esparto, Que er sentimiento m´ajoga. Y al otro día siguiente Les pusieron un maestro; Que a aquer que no andaba listo E un palo lo echara ar suelo. (p. 175, copla n° 5)

Este término es castellano y procede del árabe, tal como lo afirma el DRAE1: alpargata - calzado de lona con suela de esparto o cáñamo, que se asegura por simple ajuste o con cinta. - de ár. hisp. alparḡát, pl. de párḡa; cf. abarca.

Esta palabra forma también parte del léxico andaluz, en el Tesoro léxico de las hablas andaluzas (Alvar Ezquerra, 2000:67-68) figura con el mismo significado. En la Colección de cantes flamencos consideramos arpargata por un término castellano y andaluz. Es de origen árabe y significa «un tipo de calzado».

ARPISTE A tu mare le ijiste: Ya este pájaro cayó, Que estaba comiendo arpiste. (p. 35, copla n° 36) 1

Citamos por la versión electrónica de la 22 ª edición (el año 2001) del Diccionario del la Real Academia Española disponible en http://www.rae.es/rae.html . A continuación solo DRAE.

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Alpiste. Este término figura en el DRAE y también en el Tesoro léxico de las hablas andaluzas. Es de origen árabe y mozárabe: alpiste – 1. planta anual de la familia de las Gramíneas, que crece hasta 40 ó 50 cm y echa una panoja oval, con espiguillas de tres flores y semillas menudas. Toda la planta sirve para forraje, y las semillas para alimento de pájaros y para otros usos, 2. semilla de esta planta, - del ár. hisp. y mozár. alpíšṭ, y este del lat. pistum, part. pas. de pinsĕre, moler, machacar (DRAE),

alpiste – llantén, hierba plantaginácea de hojas [...] (Alvar Ezquerra, 2000:68).

El término arpiste, que encontramos en la Colección de cantes flamencos con el significado de «una planta comestible», es castellano y andaluz.

AMARRAR Hermana Malena, Mira que te encargo Que con la sinta e tu pelo negro M´amarren las manos. (p. 145, copla 76)

Este verbo forma parte de la lengua común, proviene del neerlandés y pasó al castellano por medio del francés, tal como lo afirma el DRAE. Con prácticamente el mismo significado encontramos este verbo en el Tesoro léxico de las hablas andaluzas: amarrar - atar y asegurar por medio de cuerdas, maromas, cadenas, etc, - del fr. amarrer, y este del neerl. anmarren, atar (DRAE). amarrar – 1. atar, 2. atar los haces de cañas con ramales o tomizas, 3. uncir, 4. poner rodrigones a las plantas de vid (Alvar Ezquerra, 2000:71).

En la Colección de cantes flamencos y en la mayoría de las variedades de las hablas andaluzas la palabra tiene el significado de «atar», como en el español estándar. Sin embargo, la encontramos en algunas zonas con el significado adaptado para trabajos de agricultura. En cuanto a nuestra copla, amarrar no sufre esta modificación.

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AMISTÁ En la pila er bautismo Se fundó nuestra amistá, ¿Quién había de desí en er mundo Que s´había d´acabá? (p. 114, copla n° 30)

Amistá tiene en esta copla el significado de «relaciones amorosas». Como dice Machado y Álvarez, es normal que el pueblo andaluz lo utilice refiriéndose al «amor» o «cariño» (1998:114-115). Lo afirma Ropero Núñez proponiendo la misma copla donde la palabra amistá va sustituida por el queré (1984:67). En el Tesoro léxico de hablas andaluzas encontramos la palabra amiga con la definición de «querida» (Alvar Ezquerra, 2000, 72). Vemos la expansión del significado de las palabras amistad y amiga en el dialecto andaluz.

ARAI No quiero escendé d´arai Caló en mi nasimiento, Sino que quiero yo sé Como mi generamiento. Deblica barea. (p. 195, copla n° 7)

Antonio Machado y Álvarez define arai como voz gitana que significa «moros» (Machado y Álvarez, 1998:195). Miguel Ropero Núñez documenta eray como el término correcto para esta variante. Además, encuentra otras variantes surgidas por las peculiaridades fonético-fonológicas, las que son elay, erray, jari, jeray, gerá, geres, jeres (Ropero Núñez, 1991:154) y confirma que se trata de las variantes de eray. A continuación afirma que el significado de elay o eray es el del «caballero» (Ropero Núñez, 1991: 155), tal como lo encontramos en el diccionario de Mayo y el de Tineo Rebolledo. Además, encontramos en los diccionarios de estos dos autores también la definición para la palabra jeré, cuyo significado se acerca al de elay o eray. Por la aproximación del signifcado y por la forma podemos suponer que jeré es otra variante del término elay: elay, eray – caballero, hidalgo (Mayo, 1979:30), elay – caballero, señor noble (Rebolledo, 1988:45), jeré - hombre, varón, macho (Mayo, 1979:39), jere – hombre (Rebolledo, 1988:57).

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Para la palabra moro Pabanó documenta una traducción diferente: bordajay, corajanó, corajay (Pabanó, 2007:45). También otros diccionarios documentan estas palabras: bordajayi – moro (Rebolledo, 1988:23), corajay – moro (Rebolledo, 1988:32), corajanó y corajay - moro (Mayo, 1979:20).

Creemos que el significado de arai se acerca más al del «hombre, caballero» que al del «moro». Es un término caló.

ARAQUERAR Ar beato Lorenso Le ayuno los biejnes Pa que me ponga a mi compañera Aonde la araquere. (p. 130, copla n ° 8)

Delante de mi mare No me yores más, Porque me anaqueran mu chunguitamente Cuando tú te bas. (p. 139, copla n ° 51)

Machado y Álvarez designa el verbo araquerar/anaquerar como gitano, señalando araquerar como su forma original. El término significa «hablar» (Machado y Álvarez, 1998:130). Miguel Ropero Núñez confirma este significado del vebro en las coplas flamencas (Ropero Núñez, 1991:107). Los diccionarios del caló también lo confirman: araquerar – hablar, señalar, proclamar (Mayo, 1979:5), araquerar – hablar mucho, murmurar (Rebolledo, 1988:12).

Este verbo, además de pasar al lenguaje del cante flamenco, pasó al lenguaje de los delincuentes, pero con el significado de «llamar» (Ropero Núñez, 1991:107). No obstante, en la Colección de cantes flamencos no lo encontramos. Ropero Núñez señala que la existencia de araquerar con este significado es raro en el lenguaje del cante (Ropero Núñez, 1991: 108). En el caló existe: araquelar, araquear – llamar, nombrar (Mayo, 1979:5), araquelar, araqnear, acarar, asnabar, hetar – llamar (Pabanó 2007:41), araquelar – llamar, nombrar (Rebolledo, 1988:12).

En la Colección de cantes flamencos encontramos el verbo araquerar/anaquerar con el significado de «hablar». El término es caló.

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BAES Este pan moreno, Cómo lo traigo en las propias baes Y no puedo comerlo. (p. 141, copla n° 59)

Baes significa «manos», tal como lo apunta Antonio Machado y Álvarez (1998:141). Ropero Núñez confirma el significado. Se trata del término bates o bastes contraído. Es una palabra caló que ha pasado al lenguaje del cante y también al argot de los delincuentes. (Ropero Núñez, 1991:109). Los diccionarios del caló nos confirman el significado y la forma de la palabra. Además, la palabra está documentada también en el Tesoro léxico de las hablas andaluzas: bate, baste – mano (Mayo, 1979:10), ba, báe, baste, bate – mano (Pabanó, 2007:43), bae f. – mano (Rebolledo, 1988:16), baste m. – mano (por contracción ba, bae) (Rebolledo, 1988:19), bae f. – 2. pl. Manos (Alvar Ezquerra, 2000:114), bate – mano (y otros significados) (Alvar Ezquerra, 2000:127).

El término baes significa «manos». Proviene del caló y ha pasado al lenguaje flamenco, al lenguaje de los delincuentes y lo documentamos también en el léxico de las hablas andaluzas.

BAREA Comparito de mi arma, Dígale osté a mi mujé Que baya a peír limosna, Le dé pan a mi choré. Deblica barea. (p. 193, copla n° 1)

Machado y Álvarez propone varias traducciones de la expresión Deblica barea: podría significar «[...] una invocación afectuosa a una divinidad femenina, a una diosa superior» (Machado y Álvarez, 1978:193). En tal caso barea sería la variante femenina del adjetivo baró. Pero, el diccionario de Rebolledo documenta también la forma femenina para el adjetivo masculino baro, bare y ésta es diferente de la forma barea: baró, baré – gran, superior, excelente (Mayo, 1979:10), baro, bare – superior, grande (Rebolledo, 1988:18),

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bari – grande, superior (para el f.) (Rebolledo, 1988:18).

Otra definición señalada por Machado y Álvarez explica que debla barea significa «decir mentira». Sin embargo, los tres diccionarios del caló documentan para «la mentira» otra palabra: calabea (Mayo, 1979:17; Pabanó, 2007:44; Rebolledo, 1988:29). Ropero Núñez confirma la hipótesis de Machado y Álvarez y dice que barea es la forma femenina, adaptada a la morfología castellana, del adjetivo baré con el significado de «excelente» (Ropero Núñez, 1978:113). Añade que la expresión deblica barea en las coplas recogidas por Machado y Álvarez es independiente, no guarda relación con el resto de la copla, lo que dificulta detectar su significado preciso. El término barí lo encontramos también en el DRAE y en el Tesoro léxico de las hablas andaluzas: barí - excelente, - del caló baré, grande, excelente (DRAE), barí – excelente [DRAE: caló, excelente que sobresale en su especie] (Alvar Ezquerra, 2000:122).

Además, baré y sus variantes (barí, baró, baril) pasaron al lenguaje de los delincuentes, tal como lo señala Ropero Núñez (Ropero Núñez, 1991:113). El significado del término barea es incierto. La definición más cierta es la de «excelente», refiriéndonos al género femenino. Esta palabra es originariamente caló y de la lengua de los gitanos pasó a la lengua común, a las hablas andaluzas y también al argot de los delincuentes.

BATA Dile osté a mi bata Que si no echa e menos Aquel hijito e la sus entrañas Cuando está comiendo. (p. 139, copla n° 48)

Cuando te beo bení, Son jachares pa mi bata Y alegría para mí. (p. 41, copla n° 74)

Esta palabra significa «madre» tal como lo confirman los diccionarios del caló. Además, la palabra parece haber pasado al dialecto andaluz donde entró en el registro vulgar, tal como lo documenta el Tesoro léxico de las hablas andaluzas. bata – madre (Mayo, 1979:10), bata, dai – madre (Pabanó, 2007:42),

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bata – madre (Rebolledo, 1988:19), bata – vulg. madre (Alvar Ezquerra, 2000:127).

La palabra es caló y de origen eslavo (Ropero Núñez, 1991:114). Es muy frecuente en el lenguaje flamenco ya que se trata de una palabra gitano-andaluza típica.

BATO Día e Santiago, Ar poneres er só, Cómo mataron a mi bata y bato, ¡Miren que doló! (p. 217, copla n° 16)

Señó serujano, Sengáñeme usté; Si mis chorreles se quean sin bata Sin bato también. (p. 225, copla n° 61)

Bato significa «padre», tal como lo confirman los diccionarios caló. La forma masculina no la encontramos en el Tesoro léxico de las hablas andaluzas, pero sí que la encontramos en el DRAE, donde pertenece al registro vulgar: bato, batú – padre (Mayo, 1979:11), batico, batú, bato, dadá – padre (Pabanó, 2007:48), bato – padre (Rebolledo, 1988:79), bato – vulg. padre (DRAE).

Igual que la forma femenina bata el término es caló, de origen eslavo (Ropero Núñez, 1991:114) y de uso muy frecuente en el lenguaje del cante flamenco.

BELÉN No me bengas con belenes, Que me pones la cabesa Como un molino que muele. (p. 66, copla n° 205)

Tal como apunta Machado y Álvarez, esta palabra es andaluza y es muy empleada por los andaluces en diferentes expresiones. En esta copla significa «líos, enredos» (Machado y Álvarez, 1998:66). A pesar de ser una palabra característica de Andalucía, forma parte del léxico popular: belén – 1. murmuraciones, chisme, 2. lío, amancebamiento (Alvar Ezquerra, 2000:129).

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belén – -

coloq. sitio en que hay mucha confusión, coloq. esta confusión coloq. negocio o lance que puede ocasionar contratiempos o disturbios, en pl. meterse en belenes (DRAE).

Concluimos que belén es un término popular de la lengua española, sin embargo, en el lenguaje del cante figura como una palabra andaluza con el significado de «lío».

BERA Ar hospitá me boy, Por Dios, compañera, Que no me ejes morí tan solito, Quieo morí a tu bera. (p. 214, copla n° 3)

Vera, con el significado de «lado» (Alvar Ezquerra, 2000:802), es una palabra andaluza. Tal como señala Ropero Núñez este término es muy frecuente en las coplas flamencas, aunque no es específico del lenguaje del cante. (1991:81)

CALÓ/CALOR ¿Dónde m´arrimaré yo, Si no hay un pecho en er mundo Que quiera darme caló? (p. 43, copla n° 86)

Cuando yo me muera, ¿Qué será de ti? Cuando te beas esamparaíta Sin calor de mí. (p. 216, copla n° 9)

El término es andaluz: los andaluces lo utilizan en sentido de «abrigo», «amparo», «cariño», «protección» (Machado y Álvarez, 1998:160). En el Tesoro léxico de las hablas andaluzas no encontramos claramente señalado uno de estos significados, sin embargo aparece esta expresión, en la que el significado de calor se acerca al propuesto por Machado y Álvarez: calor – [...] - No dar calor: rechazar al pretendiente (Alvar Ezquerra, 2000:181.

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CALÓ Los jeres po las bentanas Con faroles y belón, Si arcaso er no s´entregara Tirasle que era caló. (p. 180, copla n° 23)

No quiero escendé d´arai Caló en mi nasimiento, Sino que quiero yo sé Como mi generamiento. Deblica Barea. (p. 195, copla n° 7)

Se trata de un término caló que significa «gitano» y también «la lengua de los gitanos» (Ropero Núñez, 1991:116). La palabra pasó a la lengua común. Observamos que el DRAE diferencia los términos caló y calé: caló - (del caló caló, negro), lenguaje de los gitanos españoles, calé - (del caló caló, negro), gitano (individuo de un pueblo originario de la India).

Aunque algunos autores confirman que no se trata de sinónimos, Ropero Núñez señala que calé y caló se usan indistintamente en el lenguaje del cante, con el significado de «gitano» y de «la lengua de los gitanos» (Ropero Núñez, 1991:117-118). Sin embargo, en los diccionarios gitanos las palabras caló y calé tienen significados distintos. En el Tesoro léxico de las hablas andaluzas encontramos sólo el término calé, que designa las dos realidades. caló – adj. gitano; atezado, moreno (Mayo, 1979:17), calo – adj. Gitano (Rebolledo, 1988:29), gitano, ana – S. m. caló, calé, romanó; calorró (Pabanó, 2007:32). calé - cuarto, denario, moneda (Mayo, 1870:17), cale – cuarto (numerario metálico) (Rebolledo, 1909:29). calé – adj. fam Gitano. Lenguaje gitano. (Alvar Ezquerra, 2000:178).

Concluimos que en las coplas de la Colección de cantes flamencos, el término caló significa «gitano». Es de origen caló.

CALORRÍ, CALORRÉ, CALORREA Los calorrí iban elante, Las calorrea iban etrás, Los churumbeles pequeños Bato, endíñeme usté pan. (p. 181, copla n° 27)

Ya los sacan e la cárse A cajitas estemplás, Los calorré iban elante, Las calorrea iban etrás Y toos los jundales A bayoneta calá. (p. 185, copla n° 48)

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Calorrí, calorrea, «gitanos» y «gitanas» como señala Machado y Álvarez (1998:181). Según Mayo el sufijo –orro indica el diminutivo: el significado original del término debería ser por lo tanto «gitanillos», «gitanillas» (Buzek, 2010:57). Sin embargo, en los diccionarios gitanos no encontramos esta indicación: calorró, í – gitano, a (moderno, a, en oposición a zincaló, gitano primitivo) (Mayo, 1979:17), calorri – gitana (Rebolledo, 1988:29), calorro – gitano (Rebolledo, 1988:29), gitano, ana – caló, calé, romanó; primitivo zincaló, moderno calorró (Pabanó, 2007:32).

Aunque los diccionarios de caló distinguen entre los términos caló y calorró, en la Colección de cantes flamencos se utilizan indistintamente. Así es también en los demás textos flamencos, tal como lo afirma Ropero Núñez (1991:120). A diferencia del caló, esta palabra no pasó a la lengua común, en el DRAE no figura. Sin embargo, sí que la encontramos en el Tesoro léxico las hablas andaluzas. En las hablas andaluzas el término parece ser usado en un tono festivo, para el lenguaje del cante Ropero Núñez niega esta característica (1991:120): calorré – fest. gitano (Alvar Ezquerra, 2000:181), calorrí – fest. gitana (Alvar Ezquerra, 2000:181), calorró – fest. calorré, gitano (Alvar Ezquerra, 2000:181).

Los términos calorrí, calorré, calorrea son palabras caló y significan «gitanos», «gitanas».

CAMELAR La gachí que yo camelo Está yena e lunares Jasta la punta der pelo. (p. 57, copla n° 164)

El verbo camelar es caló y significa «querer», «enamorar», «desear» (Machado y Álvarez, 1998:57) tal como lo confirman los diccionarios del caló. El verbo con este significado pasó también al lenguaje popular, figura en el DRAE y en el Tesoro léxico de las hablas andaluzas: camelar – querer, consentir; enamorar (Mayo, 1979:18), camelar – enamorar, querer (Rebolledo, 1988:29), querer – camblar, camelar, jelar (Pabanó, 2007:54), enamorar – camelar, jelenar (Pabanó, 1988:26), camelar – 1. coloq. galantear,

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2. coloq. seducir, engañar adulando, 3. coloq. amar, querer, desear, 4. Méx. ver, mirar, acechar (DRAE). camelar –1. cortejar, 2. conquistar, convencer, 3. enamorarse, 5. desear algo, [...] (Alvar Ezquerra, 2000:183).

El verbo sufrió una modificación del significado en la lengua española. El significado gitano original (número 3) se registra en el DRAE a partir del año 1852 (Buzek, 2010:60). Además, el DRAE deriva camelar de camelo, que significa «engaño», tal como señala Machado y Álvarez (Machado y Álvarez, 1998:57) y también los diccionarios de la lengua gitana. engaño – bulipén, camelo, ... (Pabanó, 2007:26), camelo – engaño, decepción (Rebolledo, 1988: 29).

Sin embargo, Ropero Núñez dice que esta derivación es incorrecta. Deriva camelar del sánscrito kama, kamara – deseo, amor. Por la diferencia del significado, la etimología de la palabra camelo tiene que ser diferente (Ropero Núñez, 1991:123-124). Además, esta palabra se encuentra raramente en los textos flamencos, tal como afirma este autor. Concluimos que camelar es un verbo caló y en la Colección de cantes flamencos tiene el significado de «cortejar», «enamorar» y «querer».

CHABÁ, CHABAL Estoy queriendo a un chabá Y por sus chabalerías Ahora lo boy a ejá. (p. 50, copla n°131)

Mi mare me lo esía: No te fíes e chabales, Que tienen malas partías. (p. 58, copla n° 174)

Machado y Álvarez designa el término chabal como una palabra gitana con el significado de «muchacho» (Machado y Álvarez, 1998:50). En los diccionarios del caló encontramos: chabal,a – jóven, mozo; hijo (Mayo, 1979:21), chabal, chabala – hijo, ja (Pabanó, 2007:88), chabal – mozo, joven, mozuelo (Rebolledo, 1988:34), chabala – moza, mozuela (Rebolledo, 1988:34).

Ropero Núñez atribuye al chabal en estas coplas el significado de «muchacho», «joven» y lo distingue del chabó con el significado de «niño», «hijo» (Ropero Núñez, 1991:134). Nosotros tratamos esta palabra en el apartado independiente. 44

La palabra chabal pasó al lenguaje de la delincuencia, a la lengua común, y es utilizada también por los andaluces: chabal – (caló) joven, mozo (Salillas, 2000), chaval, la - del caló chavale, vocat. pl. de chavó, muchacho, - coloq. niño o joven (DRAE), chaval, la – coloq. niño o joven, chaval, -vala – niño de diez a quince años (Alvar Ezquerra, 2000:231).

Concluimos que el término chabá, chabal es de origen caló. Proviene del gitano čavále, vocativo masculino plural de čavó, «hijo, muchacho» (Buzek, 2010). En las coplas de la Colección de cantes flamencos aparece con el significado de «muchacho» perdiendo la acepción de «hijo» que poseía en la lengua de los gitanos.

CHABALERÍA Estoy queriendo a un chabá Y por sus chabalerías Ahora lo boy a ejá. (p. 50, copla n°131)

Chabalerías, «muchachadas», «cosas de muchachos» tal como señala Machado y Álvarez (1998:50). Obviamente, esta palabra es derivada de la palabra chabal. Sin embargo, chabalería no figura en ninguno de los diccionarios gitanos. La encontramos sólo en el Tesoro léxico de las hablas andaluzas: chavalería – 1. inconstancia, niñada, falta de formalidad, 2. cosa propia del chaval, 3. fam. grupo de chiquillos, patulea (Alvar Ezquerra, 2000:231).

Concluimos que el término chabalería viene del término caló, chabal. Los andaluces tomaron chabal de los gitanos y derivaron chabalería: se trataría por lo tanto de un término específico del lenguaje del cante flamenco que figura en la Colección de cantes flamencos con el significado de «muchachada», «niñada».

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CHABOSITO De tres chabositos que tengo Uno le endiño a mi suegro, Otro le endiño a mi bata; Y el otro guiyará cormigo Pa aonde quiera que yo baya. Deblica barea. (p. 194, copla n° 2)

Machado y Álvarez designa la palabra chabó, chabosito gitana y la traduce como «niño» (Machado y Álvarez, 1998:194). Ropero Núñez diferencia el término chabó del chabal atribuyéndole el significado de «niño», «hijo» (Ropero Núñez, 1991:134). En los diccionarios del caló encontramos: chabó, í – niño, muchacho, a (Mayo, 1979:21), chabó, bí – muchacho, cha; niño, iña (Pabanó, 2007:88).

El término es documentado en el DRAE y también figura en el Tesoro léxico de las hablas andaluzas, pero con un significado diferente o modificado. Único significado documentado en el DRAE que se acerca al propuesto por los diccionarios gitanos es el del «muchacho». La definición del chavó señalada por Alvar Ezquerra es diferente de la del «muchacho». En la Colección de cantes flamencos chabosito es una palabra agitanada, en forma de diminutivo, que tiene el significado de «hijo».

CHALÁ Chiquiya, tu estás chalá Con ese nobio que tienes Con las patas ladeás. (p. 42, copla n° 78)

Ropero Núñez señala que se trata de un término de origen caló con el significado de «ida». Sin embargo, los andaluces lo emplean con el significado de «loca, trastornada, fuera de juicio» (Ropero Núñez, 1991:42). Como afirma Ropero Núñez, el verbo gitano chalar significaba «ir». Posteriormente, por la influencia del participio chalao, que en el lenguaje popular empezó a significar «loco», adquirió el significado de enloquecer (Ropero Núñez, 1991:136). Los diccionarios gitanos y el DRAE lo confirman. Además, el DRAE informa de que proviene del participio de chalar: chalar – ir, andar, caminar, marchar; meter; pasar (Mayo, 1979:22),

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chalar – andar, caminar, marchar; ir; enloquecer; meter; pasar; entrar; avanzar; seguir (Pabanó, 2007:88), chaláo, alá – demente; loco, oca (Pabanó, 2007:88), chalar – ir, caminar, andar; metáf. Enloquecer, perturbar la razón (Rebolledo, 1988:35), chalao – loco, que ha perdido el juicio (Rebolledo, 1988:35), chalar – 1. enloquecer, alelar, 2. enamorar, chalado – (del part. de chalar), - coloq. alelado, falto de seso o juicio (DRAE).

Concluimos que el participio chalá es de origen caló y en las coplas flamencas, tal como en la Colección de cantes flamencos, significa «loca». A veces va sustituido por loca con el mismo significado (p. 72, copla n° 237).

CHARRÁN Cuando por la caye bas, Tienes carita e santo Y partías e charrán. (p. 40, copla n° 70)

Machado y Álvarez designa el término charrán común en Andalucía y lo define como «un pillo de mala especie, de condición baja y artera y avezado a acciones traicioneras y repugnantes» (Machado y Álvarez, 1998:40). Este significado lo confirma Ropero Núñez, quien además dice, que se utiliza sobre todo en Málaga. (1984:107). En el Tesoro léxico de las hablas andaluzas y en el DRAE (que señala su origen probablemente árabe) el charrán va definido como: charrán – 1. informal que falta a su palabra, 2. charlatán, 3. mozo que ayuda a los pescadores, 4. sinvergüenza, pillo (Alvar Ezquerra, 2000:230), charrán - pillo, tunante. Se dijo en un principio de los esportilleros malagueños vendedores de pescado, - quizá del ár. hisp. šarrál, vendedor de jureles (DRAE).

El término charrán es una palabra característica de Andalucía. En la Colección de cantes flamencos charrán significa «persona de condición baja, traicionera y desleal».

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CHARRANÁ, CHARRANERÍA Siéntate y ponte a pensá Las horitas que has gastao En jaserme charranás. (p. 79, copla n° 276)

Ya no te jablo en mi bía, Con eso tú acabarás De jasé charranerías. (p. 97, copla n° 379)

Ropero Núñez define el término charraná como «acción propia del charrán» y considera el término charranería su sinónimo en las coplas flamencas. (1984:108) El término charranada existe en las hablas andaluzas y también el la lengua común, charranería encontramos sólo en el DRAE: charranada – 1. engaño, faena que se le hace a alguien, 2. mala acción, acción perjudicial para otro (Alvar Ezquerra, 2000:230), charranada – acción propia del charrán, charranería – condición de charrán (DRAE).

CHINIS Plasuela der Sarbaor, Esquina a los Arcuseros, Le nicabaron la ropa A unos chinís forasteros. (p. 183, copla n° 37)

Chinis, «alguaciles», es un término flamenco tal como señala Machado y Álvarez (1998:183). Ropero Núñez confirma este significado y señala otra forma de este término, chinel (1987:140). Esta voz la encontramos en los diccionarios de la lengua gitana y también en el diccionario del caló jergal de Salillas, que señala su origen caló: chinel – alguacil (Mayo, 1979:24), chinel – alguacil (Pabanó, 2007: 90), chinel – alguacil (Rebolledo, 1988:37), chinel – (caló) alguacil (Salillas, 2000).

Concluimos que chinís es otra forma del término chinel. Es una palabra caló que significa «alguaciles». Esta palabra pasó también al lenguaje de los delincuentes.

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CHINORRÉ A la boca e la mina S´asomao un chinorré, L´ha dicao tan profunda S´ha encomendao a un Dibé. (p. 177, copla n° 10)

Chinorré es un término caló que significa «niño pequeño» (Machado y Álvarez, 1998:177). Nos lo confirman los diccionarios del caló. La palabra también la utilizan los andaluces y los delincuentes (aunque con un significado modificado). Aunque el término no figura en el DRAE pasó a la lengua común: el español acogió la forma femenina, chinorrí, que designa los dos géneros (Buzek, 2010:89): chinorré, í – pequeño, chico; párvulo, niño (Mayo, 1979:24), chinorre – m. párvulo. (Rebolledo, 1988:38), chinorrí – f. niña. (Rebolledo, 1988:38), chinorré, orrí – chico, ca; niño, ña; párvulo (Pabanó, 2007:90). chinorri – 1. chavalín, niño pequeño, 2. persona inocente o que se comporta como un niño (Alvar Ezquerra, 2000:236), chirroé – (del caló chinorré, pequeño) agujero (Salillas, 2000).

CHIQUIYA Chiquiya, bente conmigo; Que no te fartará naa... Para andar encueros bibos. (p. 42, copla n° 79)

Chiquiya es un término muy frecuente en el lenguaje del cante. Generalmente no se refiere a «chica pequeña», sino a «muchacha amada», «amante», «esposa» o «compañera de la vida». Es un término característico del lenguaje del cante. Se trata de un vocativo cariñoso mediante el que se dirige el cantaor con sus penas y preocupaciones a su referente. Funcionalmente chiquiya tiene el mismo valor como los términos serrana, gitana, flamenca, compañera (Ropero Núñez, 1984:109-110).

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CHORRÉ, CHORRELES Comparito e mi arma, Ígale osté a mi mujé Que baya a peír limosna, Le dé pan a mi chorré. Sí, sí, no, no; La casa e los Monteros Tembró pero no cayó. (p. 178, copla n° 11)

Mataron a mi hermano E mi corasón, Y los chorreles que l´han queaíto Los mantengo yo. (p. 150, copla n° 100)

Machado y Álvarez señala que el término choré, en plural chorreles, es caló, y significa «hijo» o «hijos». En los diccionarios gitanos encontramos el término sólo en el plural. No obstante, en el singular figura en el Tesoro léxico de las hablas andaluzas: chorreles – hijos (Rebolledo, 1988:39), hijo, ja – m. chabal, chavoró; f. chabala, chavorí, dúgida, pl. chavorés, chorreles, churumbeles (Pabanó, 2007:35), chorrel – chico, hijo (Alvar Ezquerra, 2000:243).

Ropero Núñez propone que la palabra chorré podría haberse confundido fácilmente con la palabra chinorré. Tal confusión es « [...] bastante frecuente en estos lenguajes decadentes y de carácter oral, cuyos términos son adoptados y asimilados defectuosamente por los hablantes extraños» (Ropero Núñez, 1991:141). Consideramos, de acuerdo con otros autores, en el lenguaje del cante y en la Colección de cantes flamencos el término chorré como la forma de singular de chorreles y chinorré.

CHUNGO, CHUNGAMENTE Como rebienta un cañón, A fuersa e chungas partías Tengo e rebentá yo. (p. 39, copla n° 63)

Yo no sé por qué motibo Tan chungamente me pagas, Jasiéndolo bien contigo. (p. 100, copla n° 389)

Chungo procede del caló y significa «malo», «abominable» (Machado y Álvarez, 1998:39; Ropero Núñez, 1991:143) El término no figura en los diccionarios de la lengua gitana, sin embargo, encontramos allí sus derivados, de los que podemos derivar su significado. Esta voz está «[...] plenamente lexicalizada en el español europeo actual» (Buzek, 2010:103). El término chungamente, «deslealmente», «malamente», «ruinmente» (Machado y Álvarez, 50

1991:142) no figura en los diccionarios gitanos ni en el DRAE, sin embargo observamos que la formación del adverbio es puramente española. Las palabras también se utilizan en las hablas andaluzas. En los diccionarios encontramos: chungalipen, chungaló – tentación, maldad de pensamiento (Mayo, 1979:26), chunguitas – malos pensamientos (Pabanó, 2007:91), chungalipen – tentación, inclinación hacia el mal (Rebolledo, 1988:40). chungo, -ga – desleal, malo (Alvar Ezquerra, 2000:246), chungamente – deslealmente, malamente (Alvar Ezquerra, 2000:246). chungo, ga - (del caló chungo, feo), 1. adj. coloq. de mal aspecto, en mal estado, de mala calidad, 2. adj. coloq. difícil, complicado, 3. m. y f. despect. R. Dom. querido, 4. f. coloq. burla festiva (DRAE).

Chungo y chungamente son términos caló.

CHURUMBEL Los calorrí iban elante, Las calorrea iban etrás, Los churumbeles pequeños Bato, endíñeme usté pan. (p. 181, copla n° 27)

El DRAE define churumbel como «muchacho», «niño» y señala que la palabra proviene del caló. Sin embargo, este término no lo encontramos en ninguno de los diccionarios gitanos. Es porque es una palabra adaptada y adoptada por los gitanos (Buzek, 2010:107). Ropero Núñez señala la palabra como « [...] un término de uso familiar en Andalucía, aunque también se usa en otras partes» (1984:111) y precisa su significado en el lenguaje flamenco: tiene siempre el significado de «hijo». Concluimos que churumbeles es una palabra andaluza agitanada, un término característico del lenguaje del cante flamenco, que significa «hijos».

COMARE Probesito Antonio Olaya, Más esgrasiaíto que naide: Pa él ba la Magestá,

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Pas u mujé la comare. (p. 183, copla n° 36)

Comare, comadre, forma parte de las hablas andaluzas y también de la lengua común. El Tesoro léxico de las hablas andaluzas y el DRAE documentan estos significados: comare – comadre, zorra (Alvar Ezquerra, 2000:264), comadre – 1. comadrona, 2. madrina, 3. eufem. zorra (Alvar Ezquerra, 2000:265). comadre – [...], 4. f. coloq. alcahueta (mujer que concierta una relación amorosa). 5. f. coloq. vecina y amiga con quien tiene otra mujer más trato y confianza que con las demás (DRAE).

En el DRAE comadre figura principalmente como madrina. Sin embargo, observamos que en el lenguaje popular adquiere el significado de «amiga», «compañera». Por lo tanto concluimos que aunque el término se utiliza sobre todo en las hablas andaluzas, creemos que en la Colección de cantes flamencos es el significado de «amiga confidencial» propuesto por el DRAE el apropiado para el término comare.

COMPAÑERA Campanita e plata, Mira que no quiero E que se sepa, compañera mía, Lo que nos queremos. (p. 135, copla n° 32)

Compañera es un término característico del lenguaje del cante flamenco. Hablamos de este tipo de palabras ya en el apartado del dialecto andaluz, donde hemos dicho que funcionan como soportes rítmicos o melódicos y depende del cantaor si los añade a la copla o no, ya que no tienen relación semántica con el resto de ésta y así no pueden dañar su significado. En el lenguaje del cante adquiere esta voz el significado de «amante», «esposa» o «compañera de la vida». Con este significado se utiliza también en el lenguaje popular. El DRAE define: compañera – [...] 6. persona con la que se convive maritalmente.

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COMPARITO Comparito e mi arma, Ígale osté a mi mujé Que baya a peír limosna, Le dé pan a mi chorré. Sí, sí, no, no; La casa e los Monteros Tembró pero no cayó. (p. 178, copla n° 11)

En el Tesoro léxico de las hablas andaluzas encontramos varios significados para el término compare, compadre. Creemos que para las coplas en la Colección de cantes flamencos es el significado de «amigo», «conocido» el apropiado para la expresión. El DRAE, además del significado de «padrino», señala también el significado de «amigo» o «conocido» para compadre y marca este uso como típicamente andaluz: comparito – diminutivo de compare (Alvar Ezquerra, 2000:266), compare – 1. vulg. compadre, 2. consuegro (Alvar Ezquerra, 2000:266), compadre - 1. consuegro, 2. padrino, 3. padrino de boda, 4. amigo, conocido. (Alvar Ezquerra, 2000:266). compadre - [...] 4. m. and. amigo o conocido, 5. m. Arg. y Ur. compadrito., 6. m. ant. protector, bienhechor (DRAE).

Concluimos que la palabra comparito es andaluza. Es el diminutivo del término compare, compadre que adquiere el significado del «amigo» en la Colección de cantes flamencos.

CURRELAR Y a siento sincuenta hombres Nos yeban a currelá A sacá pieras d´er agua. (p. 185, copla n° 47)

Currelar, es caló y significa «trabajar» (Machado y Álvarez, 1998:49) lo que nos confirman los diccionarios de la lengua gitana. Observamos que en el diccionario de Mayo curelar tiene también el significado de «castigar» o «penar». Puede que curelar se refiera 53

justo a un trabajo penoso, ejercido como un castigo. Las coplas que contienen este verbo en la Colección de cantes flamencos nos podrían confirmar esta teoría. Sin embargo, el término pasó también al lenguaje de los delincuentes, a las hablas andaluzas y al lenguaje popular y aquí no parece llevar una connotación de «pena». Los diccionarios ofrecen estas definiciones: curelar – castigar, penar; trabajar (Mayo, 1979:20), trabajar – curelar, currelar, randiñar, randiñelar (Pabanó, 2007:62), currelar – trabajar (Rebolledo, 1988:34), curelar – (caló) trabajar; hurtar (Salillas, 2000), currelar – trabajar (Alvar Ezquerra, 2000:297), currelar – 1. coloq. trabajar ( ocuparse en cualquier actividad), 2. coloq. trabajar (tener una ocupación remunerada), 3. coloq. trabajar (ejercer determinada profesión u oficio) (DRAE, avance de la 23ª edición).

La voz no se registra en el DRAE en ninguna de las 22 ediciones. Es el avance de la 23ª edición que la ofrece por primera vez. Saliendo de las definiciones encontradas designamos «trabajar», sin una connotación del trabajo penoso, como el significado apropiado para el verbo currelar.

DIBÉ, DEBÉ Carselero, carselero, Traigame osté la comía Por un Dibé, que me muero. (p. 39, copla n° 62)

No temo la muerte Morí es naturá; Lo que temo es la cuenta tan grande Que a un Debé l´he de dá. (p. 220, copla n° 220)

Tal como señala Machado y Álvarez Dibé, Debé es un término gitano que se refiere a «Dios» (1998:39). Otras variantes existentes son debel, undebe, odebel (Ropero Núñez, 1991:199). En los diccionarios del caló encontramos: debel – Dios (Mayo, 1979:27), debel – Dios (Pabanó, 2007:92), debel – odebel – Dios (Rebolledo, 1988:78).

DEBLICA Comparito de mi arma, Dígale osté a mi mujé

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Que baya a peír limosna, Le dé pan a mi choré. Deblica barea. (p. 193, copla n° 1)

Al haber analizado el término barea hemos hablado ya de la expresión gitana Deblica barea. Aunque desde el punto de vista filológico y etimológico no hay problema en cuanto a la traducción de las palabras y de la expresión completa, no sabemos exactamente a qué se referían los cantaores al utilizarlas (Ropero Núñez, 1991:113). Según Machado y Álvarez podría significar Diosecita excelente, lo que confirma también Ropero Núñez, o decir mentira. Hemos señalado el significado de excelente como el más apropiado para barea. Deblica es debla; el término existe también en las hablas andaluzas y en la lengua común, sin embargo la definición propuesta por el DRAE y el Tesoro léxico de las hablas andaluzas, es diferente de la definición en los diccionarios gitanos: debla – diosa (Mayo, 1979:27), debla – diosa (Pabanó, 2007:92), debla – diosa (Rebolledo, 1988:41). debla – cante popular andaluz, en desuso, de carácter melancólico con copla de cuatro versos (DRAE, Alvar Ezquerra, 2000:300).

Ropero Núñez confirma que el significado de «un tipo de cante» también aparece en el lenguaje flamenco (Ropero Núñez, 1991:144). Sin embargo, no lo encontramos en la Colección de cantes flamencos: suponemos que aquí deblica se refiere a «Diosa».

DICAR A la boca e la mina S´asomao un chinorré, L´ha dicao tan profunda S´ha encomendao a un Dibé. (p. 177, copla n° 10)

Dicar es un verbo caló documentado en los diccionarios gitanos que pasó también al lenguaje de los delincuentes. Salillas señala que este término proviene del sánscrito: dicar – ver, percibir, acechar (Mayo, 1979:28), dicar – mirar, acechar, ver, percibir con los ojos (Pabanó, 2007:92), dicar – ver, percibir con la vista (Rebolledo:1988:42). dicar - (Sánscr. drish; indostán dek, hna; caló dicar) ver (Salillas, 2000).

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Dicar es un término caló que en el lenguaje del cante flamenco tiene el significado de «ver», «mirar».

DIÑAR Bendita la mare Que tiene que dá, Cómo diñaba rosita y mosquetas Po la madrugá. (p. 133, copla n° 20)

Diñar, es un verbo gitano que significa «dar» (Machado y Álvarez, 1998:133). El verbo figura también en el DRAE y en el Tesoro léxico de las hablas andaluzas pero con un significado modificado: diñar – dar, entregar (Mayo, 1979:29), diñar – dar, entregar (Pabanó, 2007:93), diñar – dar (Rebolledo, 1988:43). diñar – dar, diñarla – morir, diñársela – engañarle, burlarle (DRAE). diñar – dar de buen grado, diñarla – fallar, estropear (Alvar Ezquerra, 2000:320).

Además este verbo forma parte de la expresión diñarla, diñar el alma a Dios «entregar el alma a Dios» que no figura en la Colección de cantes flamencos. Como explica Ropero Núñez, es un calco lingüístico, un eufemismo, empleado por los gitanos para evitar el verbo tabú, morir (1991:147).

DIQUELAR Ya ba pa tres lunes, Contaíto los yebo, Que no diquelo a mi compañera Y de ducas muero. (p. 165, copla n° 174)

El verbo caló diquelar es una variante del dicar, tiene por lo tanto el mismo significado. Nos lo confirman los diccionarios gitanos. El elemento –el- no forma parte del sufijo –elar, 56

sino que se trata de la desinencia de la tercera persona del presente en el romaní arcáico (Buzek, 2010:121). El verbo está documentado también en el DRAE, pero con un significado modificado. Ropero Núñez cree que el DRAE ha tomado este significado del argot de la delincuencia, al que pasó este verbo, ya que en el caló y en el lenguaje del flamenco no nos encontramos con este significado (Ropero Núñez, 1991:149). Sin embargo, Salillas no documenta esta acepción. En las hablas andaluzas existen los dos significados para este término: diquelar – atender, mirar (Mayo, 1979:29), diquelar – atender, mirar, vigilar (Pabanó: 2000:93), diquelar – mirar, atender (Rebolledo, 1988:43). diquelar – tr. vulg. comprender (DRAE), diquelar – (caló) atender, mirar (Salillas, 2000). diquelar – 1. en la lengua de la germanía, atender, mirar, 2. comprender, percibir (Alvar Ezquerra, 2000: 320).

Concluimos que diquelar es un verbo de origen caló. En el lenguaje del cante flamenco y por lo tanto también en la Colección de cantes flamencos significa «mirar», «ver», «percibir».

DUCAS ¡Jesú qué fatigas tengo! La mare e mis entrañas De ducas se está muriendo. (p. 55, copla n° 159)

Ducas es una voz gitana que significa «penas hondas» (Machado y Álvarez, 1998: 36). Proviene del sánscrito (Max Leopold Wagner; en Buzek, 2010:122). La palabra viene documentada también en el DRAE y en el Tesoro léxico de las hablas andaluzas: duca – afán, fatiga, pena (Pabanó, 2007:94), duca – fatiga, pena (Rebolledo, 1988:44). ducas – tribulaciones, penas, trabajos (DRAE), ducas – penas, tribulaciones (Alvar Ezquerra, 2000:323).

Ducas es un término característico del lenguaje del cante flamenco que significa «penas». Es de origen caló y de uso muy frecuente en Andalucía.

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ENDIÑAR De tres chabositos que tengo Uno le endiño a mi suegro, Otro le endiño a mi bata; Y el otro guiyará cormigo Pa aonde quiera que yo baya. Deblica barea. (p. 194, copla n° 2)

Endiñar surgió mediante prefijación española de diñar (Buzek, 2010: 123). Igual que diñar, en las coplas flamencas significa «dar». El verbo pasó a la lengua común, pero con una modificación del significado. Ropero Núñez confirma que con este valor semántico aparece el verbo en el lenguaje popular y en el argot de la delincuencia. Incluso se llegó a diferenciar entre diñar, «dar naturalmente», y endiñar, «dar con violencia». En el lenguaje del cante flamenco no figura esta diferencia. (Ropero Núñez, 1991:154). No obstante, en las hablas andaluzas sí que encontramos este cambio semántico junto con otras modificaciones: endiñar – dar o asestar un golpe (DRAE), endiñar – 1. en la lengua de la germanía, diñar, dar, entregar, 2. dar, entregar con violencia, 3. dar, endosar, 6. entregar a otra persona algo que no se quiere, 7. echar la culpa a otro de una mala faena. (Alvar Ezquerra, 2000:336).

Resumimos que en la Colección de cantes flamencos el verbo endiñar es el sinónimo del verbo diñar, «dar».

ESCALICHARSE Cuando m´asiento en la cama Y en ti comienso a pensá Las paeres se escalichan De duquitas que me dan. (p. 112, copla n° 20)

El verbo descalicharse aparece en el DRAE con el uso geográfico en Andalucía. Encontramos el término en el Tesoro léxico de las hablas andaluzas: descalicharse – desconcharse y deteriorarse las paredes por desprendimiento de las capas de cal del enlucido (Alvar Ezquerra, 2000:305).

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Concluimos que descalicharse es un término andaluz y significa «caerse a las paredes la capa de cal» (Machado y Álvarez, 1998:112).

FARIO Anda que tienes mar fario; Tú te fuistes con el otro Porque te subió er salario. (p. 32, copla n° 21)

Tal como señala Machado y Álvarez, fario es una voz flamenca que corresponde a mala sombra (1998:32). El término forma parte de la lengua común donde tiene el significado del destino. En el ámbito andaluz adquiere el significado de buena/mala sombra y éste encontramos también en las coplas flamencas en la Colección de cantes flamencos. fario - suerte, fortuna, sino; buen, mal fario (DRAE), fario – 1. augurio, sino, 2. fam. sombra, gracia, 3. mala suerte, 4. buen fario – buena suerte, 5. mal fario – mala suerte (Alvar Ezquerra, 2000:374).

Resumimos que mar fario es un término andaluz que se refiere a «mala sombra».

FATIGAS ¡Qué quieres que tenga yo? Que m´acuesto con fatiga, Me alebanto con doló. (p. 76, copla n° 76)

Fatigas me dieron, Ganas e yorá, Cuando me ijiste: adiós compañera, Me boy a merá. (p. 143, copla n° 66)

La palabra fatiga, que en las coplas flamencas aparece generalmente en plural, existe en la lengua común donde tiene varios significados. Para el lenguaje del cante flamenco el significado más cercano a fatigas documentado en el DRAE sería el de «molestias», «sufrimientos». Sin embargo, en las coplas flamencas el término adquiere varios matices en cuanto a su significado. A continuación ofrecemos los significados que figuran en el Tesoro léxico de las hablas andaluzas y las propuestas por Ropero Núñez: fatiga – 1. arcada, esfuezo para devolver sin poder hacerlo,

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2. asma, 3. inquietud, desasosiego, 4. ansia, vehemencia, sobre todo en el querer, 5. empeño, 6. cualidad que indica la resistencia de algo o alguien, 7. vergüenza, 8. lástima, pena (Alvar Ezquerra, 2000:375). -

hambre, trabajos, necesidades y estrecheces, dolores y sufrimientos físicos, penas, ansia, vehemencia amorosa, celos. (Ropero Núñez, 1984:122)

En la Colección de cantes flamencos podemos atribuir a fatigas todos los significados propuestos por Ropero Núñez salvo los de «hambre», «trabajos», «necesidades» y «estrecheces». No encontramos en ninguna copla el término con esta modificación. Podemos conluir que el término fatigas es una palabra característica de lenguaje flamenco. La frecuencia con la que aparece en la Colección de cantes flamencos es abundante. Sus significados son: «sufrimientos físicos», «penas», «ansia de amar» y «celos».

FLAMENCA, FLAMENCO Flamenca, tendrás presente Lo flamenquiyo que he sío, Chiquiya, para quererte. (p. 53, copla n° 149)

La palabra flamenca flamenca adquiere en las coplas flamencas el significado de «amiga», «compañera», «amante». Tiene el mismo valor funcional como los términos serrana, chiquiya, compañera..., por los que puede ser sustituida. Suele ser el vocativo al que el cantaor dirige sus penas y reproches (Ropero Núñez, 1984:126-127). En la lengua común flamenco se refiere sobre todo al cante y baile flamenco. Es un término andaluz que tiene varios significados en las hablas andaluzas: flamenco,-ca – 1. decidor, alegre, divertido, 2. de estilo agitanado, 3. terne, valentón, 4. bravucón, 5. bailaor, y, sobre todo, bailaora de profesión, [...] (Alvar Ezquerra, 2000:378).

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Ropero Núñez propone cuatro significados de este término: «andaluz-agitanado», «gitanoandaluz»; «farruco, valentón, con aire de chulo»; «alegre», «rumboso», «valiente»; «cuchillo» (1984:128). En cuanto a la primera definición, Machado y Álvarez señala que flamencos llaman los andaluces a los gitanos (1998:53). Ropero Núñez completa que bajo esta denominación comprendemos los gitanos que se van asemejando a lo andaluz y los andaluces acomodados al gusto gitano (1984:128-129). En el sentido peyorativo suelen utilizar flamenco los no andaluces, y sobre todo, los antiflamencos. La tercera definición es la que conviene para nuestra copla. Son los andaluces quienes utilizan la palabra flamenco en el sentido positivo, laudatorio. Esta definición coincide con la primera encontrada en el Tesoro léxico de las hablas andaluzas. Concluimos que el término flamenco presente en la Colección de cantes flamencos significa «alegre», «divertido», «rumboso». Se trata de un término andaluz.

FILA Comparito mío, Dile osté a mi mare Po los sacais que en la fila tiene Que no me esampare. (p. 135, copla n° 30)

Fila, «cara», proviene del lenguaje de la germanía de donde pasó al caló. Existe también en las hablas andaluzas. Su origen confirman los diccionarios de Mayo y el Tesoro léxico de las hablas andaluzas: fila – germ. cara (Mayo, 1979:33), fila – cara, faz, rostro (Pabanó, 1918897), fila – cara, rostro, faz (Rebolledo, 2007:49). fila – 1. en la lengua de germanía, cara, rostro, [...] (Alvar Ezquerra, 2000:376).

GACHÍ, GACHÓ, GACHÉ ¡Blanquita como la niebe! ¡Qué lástima de gachí, Que otro gachó se la yebe! (p. 37, copla n° 48)

Tú gitana y yo gachó, Tú m´has robaíto el arma, Yo te robé er corasón. (p. 84, copla n° 307)

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Tal como señala Machado y Álvarez, gachí, «mujer», gachó, «hombre» y gachés, «los andaluces», son las palabras gitanas (1998:37) que pasaron al lenguaje popular y existen en las hablas andaluzas generalmente con el mismo significado. Las hablas andaluzas y la lengua gitana designan con estos términos todo el individuo no gitano, que puede ser el andaluz y también el castellano. En el registro vulgar de la lengua común los términos adquieren un significado modificado: gaché, gachó – varon, mancebe; gachí f. hembra, muchacha; gachó se aplica al que no es de familia gitana (Mayo, 1979:34), gaché, chí – varón, mancebo; hembra, muchacha (Pabanó, 2007:98), gachó, chí – individuo que no es gitano (Pabanó, 2007:99), gachi – se dice a la mujer que no es gitana (Rebolledo, 1988:50), gache – llaman al hombre que no es gitano (Rebolledo, 1988:50). gachí – vulg. mujer, muchacha, gachó – vulg. hombre, en especial el amante de una mujer, gaché – 1. entre los gitanos, andaluz (natural de Andalucía), 2. And. gachó (DRAE). gaché – 1. gachó, 2. fam. apelativo cariñoso (Alvar Ezquerra, 2000:389). gachó – castellano o andaluz, contrapuesto a gitano (Alvar Ezquerra, 2000:389).

Según Sanmartín Sáez gachó «es una voz procedente de gao «pueblo» basada en el sánscrito grama de donde pasó a la Germanía» (Buzek, 2010:131). Resumimos que gachó, «hombre», gachí, «mujer» y gaché, «contrapuesto a gitano (andaluz o castellano)», son términos característicos del lenguaje del cante flamenco, del origen caló.

GUIYAR(SE) ¡Mal haya mi sueño, Que tanto he dormío! Que s´ha guiyao mi compañerita Y no la he sentío. (p. 150, copla n° 98)

Machado y Álvarez apunta que guiyar es una voz gitana que significa «venir» (Machado y Álvarez, 1998:194). Sin embargo, en los diccionarios del caló encontramos el significado de «ir» el que consideramos más apropiado para las coplas que contienen el verbo guiyar en la Colección de cantes flamencos. También lo encontramos en la forma reflexiva, guiyarse. En esta forma lo documenta también el DRAE: guillar – ir aprisa o de repente, echar a andar (Mayo, 1979:37),

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guiyar – enloquecer; marchar deprisa, de repente; irse (Pabanó, 2007:101), guillar – ir de prisa, echar a andar a la carrera o repentinamente (Rebolledo, 1988:53), guyiar – enloquecer (Rebolledo, 1988:54). gillarse – 1. coloq. irse o huirse, 2. coloq. chiflarse ( perder la energía de las facultades mentales), 3. coloq. Cuba. simular desconocimiento de algo (DRAE).

En cuanto al origen de este verbo, no está confirmado si es de origen gitano. Sin embargo, sí que los gitanos lo utilizan y aparece también frecuentemente en el lenguaje del cante flamenco. Ropero Núñez señala la forma guiyárselas como la más frecuente (1991:164). Ésta no aparece en la Colección de cantes flamencos, pero la encontramos en el Tesoro léxico de las hablas andaluzas y en el DRAE: guillarse – guillárselas, fig. morir (Alvar Ezquerra, 2000:418), guillárselas – coloq. pirárselas (DRAE, 2001).

Concluimos que guiyar(se) es un término específico del lenguaje del cante flamenco. Significa «ir(se)».

HERMANA Hermanita, no más penas, Que sueño con tu queré; Y el hombre que está en prisiones Se sueña con Lusifé. (p. 180, copla n° 20)

Tal como apuntamos en el caso de compañera y flamenca, el significado del término típico del lenguaje del cante, hermana, aparece modificado en el lenguaje del cante, donde no significa una pariente sino «la mujer amada». Esta palabra tiene el mismo valor funcional como compañera o flamenca, puede ser sustituida por éstas. Sirve de apelativo de la persona a la que se dirige el cantaor. Sin embargo, tal como apunta Ropero Núñez, en las coplas encontramos también hermana con el significado no cambiado, igual como el de la lengua común (Ropero Núñez, 1984:135).

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JACHARES Cuando te beo bení, Son jachares pa mi bata Y alegría para mí. (p. 41, copla n° 74)

Como afirma Machado y Álvarez, jachares, «disgustos», es una palabra caló (1998:41). Ropero Núñez señala la forma correcta de jachares – achares (se perdió la j- inicial por la influencia del verbo castellano azarar). Se trata de un término semánticamente muy amplio, que con el tiempo adquirió los significados de «penas», «celos», «tristezas». El autor propone dos significados: «celos»; «tormentos, penas» (Ropero Núñez, 1991:102). Además de los diccionarios del caló, el término figura en el DRAE y en el Tesoro léxico de las hablas andaluzas, donde sufre una modificación del significado: jachare – quemazón, tormento (Mayo, 1979:58), jachare – quemazón, tormento (Pabanó, 2007:102), jachare – quemazón, abrasamiento (Rebolledo, 1988:55), achares – celos, disgusto, pena (DRAE), achares – vergüenza (Alvar Ezquerra, 2000:38).

Creemos que en nuestra copla el significado más apropiado para jachares sería el de «tormentos». Además, una definición de jachare en el diccionario de Rebolledo es de «abrasamiento»: el verbo abrasarse explica el DRAE también como calentarse a causa de una pasión. Tomando en cuenta esta realidad, y también la influencia del verbo azarar, podemos suponer que el término gitano jachares se refiere a unos «tormentos fuertes, apasionados».

JALEO Con er jaleo y el ole, Las muchachas de hoy día Se lo isen a los hombres. (p. 40, copla n° 66)

Jaleo y más jaleo; Biendo que tú no benías Eché una carta ar correo. (p. 54, copla n° 156)

Ropero Núñez propone dos definiciones de jaleo: «exclamaciones que excitan el cante y baile» y «cante y baile flamenco» (Ropero Núñez, 1983:138-139). La palabra forma parte

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del léxico común de la lengua española y existe en las hablas andaluzas donde además de los significados documentados en el DRAE, adquiere otro significado: jaleo –1. acción y efecto de jalear, 2. cierto baile popular andaluz, 3. tonada y coplas de este baile, 4. coloq. diversión bulliciosa, 5. coloq. alboroto, tumulto, pendencia, 6. coloq. confusión, desorden, 7. and. ojeo de la caza (DRAE) jaleo – […], - 4. granillo, grano de uva que no alcanza la madurez (Alvar Ezquerra, 2000:450).

En resumido, en las coplas de la Colección de cantes flamencos jaleo se refiere a un «tipo de cante flamenco» y «tipo de baile flamenco».

JARAS Toma estas dos jaras ya, Diñáselas ar libranó, Que pusiera en los papires Que no abiyelaba yo. (p. 184, copla n° 42)

Jaras, «onzas», como señala Machado y Álvarez. (1998:184). Es una palabra caló que encontramos en los diccionarios: jara – onza (peso) (Mayo, 1979:39), jara – onza (peso) (Pabanó, 2007:102), jara – la onza (Rebolledo, 1988:56).

JERES Los jeres po las bentanas Con faroles y belón, Si arcaso er no s´entregara Tirasle que era caló. (p. 180, copla n° 23)

Ver arai.

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JUNDANALES Ya los sacan e la cárse A cajitas estemplás, Los calorré iban elante, Las calorrea iban etrás Y toos los jundanales A bayoneta calá. (p. 185, copla n° 48)

Jundanal es una palabra caló. La palabra figura sólo en el diccionario de Mayo, en las formas de jundó, jundunar, junduné traducida como «soldado» (Mayo, 1979:41). Ropero Núñez confirma el significado de «soldado» para jundó, jundunaré, jundunar y añade el significado de «guardia, policía» (Ropero Núñez, 1991:171). Concluimos que el término jundunales es una palabra caló que en el lenguaje flamenco, y por lo tanto en la Colección de cantes flamencos significa «soldados».

LEY Mala puñalá te peguen Que t eden los Sacramentos, Porque no le tienes ley Ni a la camisa e tu cuerpo. (p. 116, copla n° 38)

Machado y Álvarez traduce la expresión tener ley como «tener cariño» y precisa que se trata de un cariño debido, como el de hijo a su madre. (1998:116). Ropero Núñez señala los significados de «lealtad», «cariño», «amor» para la expresión tener ley (1984:145). El Tesoro léxico de las hablas andaluzas propone esta definición: ley – tener ley a uno – tenerle afecto, serle muy adictivo (Alvar Ezquerra, 2000:475).

Concluimos que tener ley significa «tener afecto, lealtad, cariño». Es una expresión andaluza.

LIBANÓ Toma estas dos jaras ya, Diñáselas ar libanó,

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Que pusiera en los papires Que no abiyelaba yo. (p. 184, copla n° 42)

Machado y Álvarez afirma que libanó significa «escritor» (1998:184) Es una voz gitana, la encontramos claramente definida en los diccionarios de caló. También figura en el Tesoro léxico de las hablas andaluzas con la nota de uso en el lenguaje de la germanía: Salillas señala que se trata de una palabra caló que pasó al lenguaje de la germanía: libanó – escribano (Mayo, 1979:43), libanó – escribano (Pabanó, 2007:106), libano – escribano (Rebolledo, 1988:61). libanó – en la lengua de germanía, escribano (Alvar Ezquerra, 2000:475). libanó – (caló) escribano; todo el que escribe (Salillas, 2000).

El término libanó es caló y significa «escribano, escritor».

LILILÓ Yo me he güerto lililó En ber que tu personita Ya para mí s´acabó. (p. 94, copla n° 367)

Machado y Álvarez traduce lililó como «alelado, tonto». Relaciona el término con la palabra lila, que los andaluces usan en el sentido de «tonto». (Machado y Álvarez, 1998:367). En el Tesoro léxico de las hablas andaluzas no encontramos la prueba exacta de esta afirmación, sin embargo, encontramos otras definiciones que nos la confirman. Además, el término está influido también, semántica y fonéticamente, por la palabra caló lilí (Ropero Núñez, 1991:172): lila – afeminado, lililó – 1. lelo, tonto; 2. torcecuello, ave piciforme... , liló – loco (Alvar Ezquerra, 2000:476). liló, llí – loco, a, extravagante (Mayo, 1979:43), liló, yí – loco, ca; ido del juicio, extravagante (Pabanó, 2000:106), liló – loco (Rebolledo, 1988:62), lillí – loca (Rebolledo, 1988:62).

Consideramos el término lililó específico del lenguaje del cante y le atribuimos el significado de «tonto, loco» en la copla de la Colección de cantes flamencos. 67

LLAMARSE AL SILENCIO Mucho tengo que isirte Pero me llamo ar silensio; Harto te igo cayando Si tienes conosimiento. (p. 170, copla n° 12)

Como explica Machado y Álvarez, llamarse al silencio significa «callarse» (1998:170). Encontramos en el Tesoro léxico de las hablas andaluzas: llamar – llamarse a – atenerse a (Alvar Ezquerra, 2000:480).

Llamarse al silencio es una expresión andaluza y significa «guardar silencio, callarse».

MARE Tu mare, Te quiere meté a monja... En un combentoe frailes. (p. 104, copla n° 5)

No soy e esta tierra Ni conosco a naide; Er que lo hisiere, mare, bien conmigo, Mi Dios se lo pague. (p. 152, copla n° 109)

En las coplas flamencas el término mare tiene el significado de «madre», y, además, el significado figurado de «la persona amada». Tiene el mismo valor funcional como los términos compañera, hermana o serrana y puede ser sustituido por éstos sin que cambie semánticamente la copla. Con este significado, se trata de un término típico del lenguaje del cante flamenco.

MERAR Er reló e la Audensia Acaba de dá, Cómo le ije a mi compañera Me ban a merá. (p. 141, copla n° 60)

Fatigas me dieron, Ganas de yorá, Cuando me ijiste: adiós compañera, Me boy a merá. (p. 143, copla n° 66)

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El término caló merar lo encontramos en los diccionarios gitanos con el significado de «morir». Sin embargo, en las coplas flamencas le atribuimos también el significado de «matar» (Machado y Álvarez, 1998:141). En caló existe el verbo marar: merar – padecer, perecer, morir (Mayo, 1979:47), merar – expirar, fallecer, morir, perecer; padecer (Pabanó, 2000:109), merar – morir, perecer, fallecer (Rebolledo, 1988:67). marar – matar, destruir Mayo, (1979:46), marar – destruir; matar (Pabanó, 2007: 108), marar – matar; destruir (Rebolledo, 1988:66).

Ropero Núñez afirma que en las coplas flamencas se suele distinguir entre merar, «morir» y marar, «matar» pero también es natural que se usen como sinónimos. La prueba de eso la vemos en la Colección de cantes flamencos (Ropero Núñez, 1991:178).

METAL No siento en er mundo más Que tengas tan mar sonío, Siendo de tan güen metá. (p. 66, copla n° 203)

Machado y Álvarez explica que buen metal, mal metal significa «buena y mala naturaleza interior» (Machado y Álvarez, 1998:66). Ropero Núñez señala que esta expresión se refiere a tener «buena condición moral» (Ropero Núñez, 1984:154). Podemos concluir que ser de buen metal es una expresión popular andaluza que significa «ser moralmente una buena persona».

MOTAS Gachó, Gachó que no habiya motas Es un baico sin timón. (p. 104, copla n° 3)

Como señala Machado y Álvarez, mota es «una moneda de dos cuartos» (Machado y Álvarez, 1998:194). En las hablas andaluzas mota tiene varios significados. Proponemos aquí los relacionados con la moneda: mota – antigua moneda de cobre de dos cuartos,

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- dinero, cuartos [...] (Alvar Ezquerra, 2000:543).

Mota es un término andaluz que en las coplas de la Colección de cantes flamencos designa «dinero».

NICABAR Yo me fui a l´Habana Pa ganá inero; Y en er camino me lo nicabaron, ¡Permisión der sielo! (p. 165, copla n° 175)

Nicabar significa, como señala Machado y Álvarez, «robar» (1998:183). Es un verbo caló. Observamos en los diccionarios que la lengua de los gitanos nicabar no tiene el significado de «robar». Sin embargo, en las hablas andaluzas existen palabras obviamente derivadas de este verbo, que ya poseen esta modificación: nicabar – quitar, separar (Mayo, 1979:50), nicabar – quitar; separar (Pabanó, 2007:112), nicabar – separar; quitar (Rebolledo, 1988:70), nicabo – robo, sustracción, hurto (Alvar Ezquerra, 2000:552), nicabón – ladrón, ratero (Alvar Ezquerra, 2000:552).

Concluimos que nicabar es un verbo de origen caló. Se trata de un término gitano-andaluz que en las hablas andaluzas y el lenguaje del cante flamenco adquiere el significado de «robar».

NENITA Nenita, yébame ar güerto, Y dame unos paseítos, Que me estoy cayendo muerto. (p. 66, copla n° 204)

Nena forma parte de la lengua común. El DRAE propone estas definiciones para el término: nene, na – 1. coloq. niño de corta edad, 2. coloq. como expresión de cariño para personas de más edad, sobre todo en la terminación femenina,

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3. irón. hombre muy temible por sus fechorías.

En esta copla el significado de nenita corresponde a la definición n° 2 propuesta por el DRAE. Opinamos que aquí la palabra nenita funciona de la misma manera como en otras coplas los términos compañera, flamenca o serrana, por los que puede ser sustituida. Sirve de vocativo cariñoso para referirse a la persona a la que se dirige el cantaor. Resumimos que en la Colección de cantes flamencos encontramos nenita en la función de vocativo con el significado de «la mujer amada».

PALANGANERO Tengo yo un palanganero; Cuando le doy con la mano Jabla lo suyo y lo ageno. (p. 82, copla n° 296)

Palanganero es una palabra castellana que designa «un mueble». Sin embargo, en las hablas andaluzas adquiere un significado: palanganero – individuo que pide públicamente para una hermandad o cofradía (Alvar Ezquerra, 2000:571).

El mismo Machado y Álvarez apunta en su Colección de cantes flamencos su sospecha de que la copla alude a los espiritistas (Machado y Álvarez, 1998:82). Creemos, por lo tanto que palanguero es una voz andaluza que en la copla de la Colección de cantes flamencos parece aludir a «persona que piden públicamente dinero».

PAPIRES Toma estas dos jaras ya, Diñáselas al libranó, Que pusiera en los papires Que no abiyelaba yo. (p. 184, copla n° 42)

Machado y Álvarez traduce papires como papeles (1998:184). Además de los diccionarios gitanos, la palabra figura en el Tesoro léxico de las hablas andaluzas donde aparece con la marca de uso en el lenguaje de la germanía: 71

papirí – vale, bono (Mayo, 1979:56), papirí – bono, vale (Pabanó, 2007:116), papiri – vale, bono (Rebolledo, 1988:78). papires – en la lengua de germanía, papeles (Alvar Ezquerra, 2000:583).

Concluimos que papires es un término caló de origen germanesco que significa «papeles, bonos».

PARNÉ Er dinero es un mareo: Aquer que tiene parné Es bonito aunque sea feo. (p. 47, copla n° 116)

Machado y Álvarez señala que parné es una voz gitana y significa «dinero» (1998:47). Los diccionarios del caló nos lo confirman. Esta palabra pasó al lenguaje popular, al lenguaje de los delincuentes y también es muy frecuente en Andalucía (Ropero Núñez, 1991:184). Sin embargo, no figura en el Tesoro léxico de las hablas andaluzas. parné – dinero (Sales Mayo, 1870:56), parné – moneda, dinero (Pabanó, 1915:116), parne – moneda, dinero (Rebolledo, 1909:78). parné - del caló parné, dinero, moneda 1. vulg. dinero (moneda corriente), 2. vulg. hacienda, caudal, bienes de cualquier clase (DRAE). parné – (caló) dinero (Salillas, 2000).

El origen de esta palabra es el sánscrito pāndu «pálido», lo que señaló también la 20ª edición del DRAE. La nota fue suprimida en las ediciones posteriores (Buzek, 2010:184).

PARTÍAS Cuando por la caye bas, Tienes carita e santo Y partías e charrán. (p. 40, copla n° 70)

Vas pagando lo que debes. Por tus chunguitas partías Naide en er mundo te quiere. (p. 92, copla n° 351)

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Partía, «partida», tal como señala Ropero Núñez. Se trata de un término andaluz que designa «acción o comportamiento de alguien» (1984:164) y existe también en el lenguaje popular. En el Tesoro léxico de las hablas andaluzas y en el DRAE encontramos: partida – acción, - jamar partidas – ver lo que hacen o hablan otros, sin chistar y con ánimo de aprovecharse de ello, [...] (Alvar Ezquerra, 2000:587). partido, da – comportamiento o proceder, buena partida, mala partida, ¡qué partida! (DRAE, 2001).

Confirmamos que partías es un término andaluz que se refiere a «la acción o el comportamiento de una persona».

PERRA Esta flamenquiya perra Me tiene comprometío; Que quiere que yo la quiera. (p. 49, copla n° 123)

Machado y Álvarez explica que perra aparece en las coplas en lugar de «mala» (1998:51). El lenguaje popular también contiene esta acepción e interesantes son también las definiciones documentadas en el Tesoro léxico de las hablas andaluzas: perro, rra – muy malo, indigno (DRAE). perro, -rra - 1. flojo, holgazán, 2. vago, 3. cobarde, 4. sonda que se hace de una cuerda con un peso en un extremo, [...] (Alvar Ezquerra, 2000:611).

Los significados de perro, perra empleados por los andaluces guardan cierta relación semántica con el término perra existente en el lenguaje de los delincuentes. Tal como apunta Julia Sanmartín Sáez, un perra es «[...] la persona que se sitúa en el escalón más degradado dentro del universo delictivo, aquella que transmite información sobre los compañeros a la policía o a los funcionarios» (Sanmartín Sáez, 1998:74). Concluimos que perra es un término que pertenece al lenguaje popular. En diferentes ambientes puede adquirir diversos matices en cuanto a su significado. En las coplas de la Colección de cantes flamencos significa «mala».

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PETENERA Quien te puso petenera No te supo poner nombre Que debió de haberte puesto ¡Niña de mi corazón! Que debió de haberte puesto La perdisión de los hombres. (p. 197, copla n° 1)

Petenera es un cante flamenco. Para este cante son características las letras más típicas para el cante, tristes y sentimentales. (Machado y Álvarez, 1998:197-198). Por el lugar de su origen se consideraba Málaga o la Habana. Ropero Núñez señala su origen andaluz, la define como «cante folclórico aflamencado de origen andaluz» (1984:171). El DRAE propone esta definición: petenera – aire popular parecido a la malagueña, con que se cantan coplas de cuatro versos octosílabos.

Resumimos que petenera es un término existente en la lengua común que se refiere a «un cante andaluz aflamencado».

PIERA(S) Cuando yo me muera Tendrás que yorá; Cuando t´acuerdes lo que t´he querío Piera tirarás. (p. 216, copla n° 12)

La palabra piedra tiene una multitud de significados en la lengua común y en las hablas andaluzas. En la Colección de cantes flamencos aparece esta palabra en la expresión tirar piedra(s). Machado y Álvarez apunta que tirar piedras es la acción propia de locos (1998:72) y Ropero Núñez la traduce como «volverse loco» (1984:171). Proponemos esta traducción como la apropiada para esta expresión popular andaluza.

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PIRA Juan Pin-pin y Juan Pampano Se fueron a nicabá; Juan Pin-pin iba e pira, Juan Pampano iba etrás. (p. 180, copla n° 22)

Tal como señala Wagner pira «es una formación postverbal del verbo pirar «andar, caminar», pirarse «huir, escaparse» (Wagner, 1951:174 EN Buzek, 2010:186) El término es caló, existe en las hablas andaluzas y también pasó a la lengua común: pirar – andar, caminar (Mayo, 1979:58), pirar – andar, caminar, marchar (Pabanó, 2007:118), pirar – andar, caminar, marchar, pisar (Rebolledo, 1988:83). pira – salir de pira – huir impensadamente, tomar las de Villadiego, pireo – darse un pireo – irse, marcharse (Alvar Ezquerra, 2000:633), pira – del caló, [...], 2. fuga, huida, ir de pira – 1. en la jerga estudiantil, no entrar en la clase, 2. ir de parranda, juerga o jarana (DRAE).

En esta copla que se encuentra en la Colección de cantes flamencos se trata de la palabra pira, derivada del verbo caló pirar. La palabra forma parte de la expresión ir de pira que en el español adquiere el significado «ir de juerga».

PIRÍ M´asomé por la bentana Y a mi mare bi bení; Jasta el arma se m´alegra Porque me trae la pirí. (p. 182, copla n° 32)

Machado y Álvarez apunta que pirí es una palabra flamenca que significa «comida» (1998:182). Ropero Núñez la relaciona con la palabra gitana, pirría, que tiene el mismo significado como el término andaluz pirí: pirría – olla, puchero; cocido (Mayo, 1979:58), pirriá – cocido, olla, puchero (Pabanó, 2007:118), pirría – olla, puchero, cocido (Rebolledo, 1989:83). pirí – 1. comida, cocido, [...] (Alvar Ezquerra, 2000:633).

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Concluimos que la palabra flamenca, pirí, proviene del término gitano pirría, «olla, cocido», y adquiere en el ambiente andaluz, en las coplas flamencas, y en la Colección de cantes flamencos, el significado de «comida».

PUBLICAR A mí me publican guerra, Porque me bieron jablá Contigo por Puerta e Tierra. (p. 28, copla n° 7)

Publicar, en esta copla quiere decir «declarar», tal como lo apunta Machado y Álvarez (1998:28). Es un verbo que forma parte de la lengua común. Aparece en las coplas de la Colección de cantes flamencos también con el significado típico del castellano. Sin embargo, en las hablas andaluzas adquiere un significado diferente: publicar – deshonrar a una mujer (Alvar Ezquerra, 2000:653).

PUCHAR Tú has jablao mar de mí, A quién tú se lo puchaste Bino y me lo puchó a mí. (p. 86, copla n° 316)

Machado y Álvarez designa puchar de origen caló y en esta copla le atribuye el significado de «contar, referir» (1998:86). No obstante, el significado documentado en los diccionarios gitanos y en el Tesoro léxico de las hablas andaluzas es diferente: puchar – preguntar (Sales Mayo, 1979:61), puchar – dirigir preguntas (Pabanó, 2007:120), puchar – pruchelar – preguntar, interrogar (Rebolledo, 1988:87). puchar – preguntar (Alvar Ezquerra, 2000:654).

El término flamenco puchar es un verbo de origen caló, donde significa «preguntar». Sin embargo, en la copla número 316 de la Colección de cantes flamencos Machado y Álvarez le atribuye el significado de «contar, referir».

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QUEJÍO Esde er cayejón d´Eguía A la cárse aonde yo estaba Oía los quejiítos Que mi Perico me daba. (p. 174, copla n° 3)

Se trata de un término flamenco. Ropero Núñez define quejíos como «los ¡ay! que se insertan al principio, en medio o al final de los cantes» (1984:177). En el cante flamenco el quejío tiene mucha importancia y es muy expresivo. Félix Grande escribe: Con quejío comprendíamos que el sufrimiento gitanoandaluz, vestido de alboreá o de canto de trilla o de toná o de siguiriya o de soleá o de taranta, que más da, era un dolor no sólo metafísico a fuerza de ser profundo sino también rebelde a fuerza de ser concreto, un dolor cuya mayoría de edad se había alcanzado con sangre, golpes, persecuciones y desprecios y cuya infancia sobrevenía desde siglos atrás como un testarudo perfume: «nuestros cantes y nuestros bailes son los mismos que los de nuestros bisabuelos». (Grande, 1995:45)

Definimos quejío como «un grito, un ayeo», típico para el cante flamenco.

RAJAOS Yo me boy a echá a un río Por unos ojos, negriyos rajaos, Que a mí me han perdío. (p. 164, copla n° 169)

Rajado es una voz perteneciente a la lengua común, y su significado principal propuesto por el DRAE es «auténtico». Sin embargo, suponiendo que es derivado del verbo rajar, adquiere otro significado en el lenguaje popular. El Tesoro léxico de las hablas andaluzas propone un significado parecido: rajar - coloq. decir o contar muchas mentiras, especialmente jactándose de valiente y hazañoso, - coloq. hablar mucho, - Am. hablar mal de alguien, desacreditarlo, [...] (DRAE).

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rajado, -da – 2. que habla liberalmente, sin reparo, 3. liberal, desprendido, simpático, [...] (Alvar Ezquerra, 2000:668).

En esta copla atribuimos al término rajaos el significado de «falsos».

REAÑOS Acostaíta y espierta Siempre está jasiendo daño; ¡Mala puñalá te peguen Que te partan los reaños! (p. 168, copla n° 2)

Machado y Álvarez apunta que hombres de muchos reaños son «los hombres valientes» y hombres de malos reaños «los de malas intenciones» (1998:30). El término redaño/reaño forma parte de la lengua común y existe también en las hablas andaluzas. redaños - fuerzas, bríos, valor (DRAE). reaño – 1. bazo, 2. redaños, arrestos, valentía (Alvar Ezquerra, 2000:676).

Ropero Núñez afirma que con la palabra reaños el cantaor se refiere a «las entrañas, al corazón de la persona, a lo más profundo del ser» (1984:180). Según esta afirmación deducimos que en las coplas de la Colección de cantes flamencos la expresión que te parten los reaños quiere decir que te «hagan daño» y al mismo tiempo que «destruyan la maldad dentro de ti». Se trata de una expresión andaluza.

REBONITA ¡Qué rebonita que era! Se paesía a la Binge De Consolasión d ´Utrera. (p. 77 copla n° 268)

Machado y Álvarez explica que los andaluces forman mediante el prefijo re-, rete- los superlativos (1998:77). Encontramos en el Tesoro de las hablas andaluzas: rebonito, -ta – muy bonito (Alvar Ezquerra, 2000:678).

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Rebonita es un término andaluz y significa «muy bonita».

RETRECHERA Por pícara y retrechera Mis ojitos t´han e bé De puerta en puerta piendo Limosna por un Dibé. (p. 120, copla n° 50)

Aunque retrechero es una voz de la lengua común, consideramos interesante señalar sus significados en el lenguaje popular y en las hablas andaluzas: retrechero, ra - 1. coloq. que con artificios disimulados y mañosos trata de eludir la confesión de la verdad o el cumplimiento de lo debido, 2. coloq. que tiene mucho atractivo: mujer retrechera. ojos retrecheros (DRAE). retrechero, -ra – [...] 2. que acecha la ocasión de lanzarse y aprovechar su oportunidad, 3. mezquino, miserable (Alvar Ezquerra, 2000:699).

Machado y Álvarez, además del significado propuesto por el DRAE, atribuye a retrechera en esta copla el significado de zalamera (Machado y Álvarez, 1998:120).

SACAIS En er sementerio nuebo La yebaron, la enterraron, Que mis sacais lo bieron. (p. 48, copla n° 122)

Sacais es una palabra caló que significa «ojos» (Machado y Álvarez, 1998:48), los diccionarios gitanos lo confirman. El término existe también en las hablas andaluzas: sacais – ojos (estilo familiar) (Mayo, 1979:66), sacai – ojo; pl. sacais (Pabanó, 2007:124). sacáis – en la lengua de la germanía, ojos (Alvar Ezquerra, 2000:715).

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SACRAMENTA Serrana, ensiende una lú, Que traigo una sacramenta Que a Dios le yamo e tú. (p. 78, copla n° 273)

Sacramenta significa «borrachera», tal como apunta Machado y Álvarez (1998:78). Lo confirma el Tesoro léxico de las hablas andaluzas (Alvar Ezquerra, 2000:716). Se trata de una voz andaluza.

SALERO ¡Salero, biba lo mío, Salero, biba la mare, Salero, que t´ha prío! (p. 81, copla n° 290)

Machado y Álvarez explica, que salero funciona como vocativo al que se dirige el cantaor con los piropos. (1998:81). Ropero Núñez confirma que en las coplas flamencas se utiliza el término como interjección y añade su uso como el sinónimo de sal, sandunga (1984:185). Además, el DRAE propone el significado de gracia. salero - [...] 4. coloq. gracia, donaire, tener mucho salero, 5. coloq. persona salerosa (DRAE).

Concluimos que en esta copla encontrada en la Colección de cantes flamencos salero sirve de vocativo al que se dirige el cantaor. El término es flamenco.

SEMBRÁ Esa mujé está sembrá De moneas e sico duros, Moneíyas de a reá. (p. 50, copla n° 132)

Como apunta Machado y Álvarez, una mujer que está sembrá, sembrada, «tiene gracia» (1998:50). En el DRAE encontramos esta definición: estar sembrado, -da – estar ingenioso, ocurrente.

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No encontramos esta expresión en el Tesoro léxico de las hablas andaluzas, a pesar de eso, Machado y Álvarez y Ropero Núñez señalan que se trata de una expresión andaluza. Ropero Núñez la define como «tener salero, simpatía, gracia» (1984:188).

SENTÍO Er queré quita er sentío, Lo igo por esperensia Porque a mí ma suseío. (p. 47, copla n° 114)

Machado y Álvarez explica que en las coplas flamecnas sentío significa «razón» (1998:110). En el DRAE encontramos sentido también con este significado, por el contrario, en el Tesoro léxico de las hablas andaluzas no figura claramente señalado este significado: sentido – que incluye o expresa un sentimiento, - entendimiento o razón, en cuanto discierne las cosas, [...] (DRAE). sentido - sensible, - llorón, - oído, - cabeza, cerebro, - prevaricar del sentido – perder el juicio [...] (Alvar Ezquerra, 2000:728).

Concluimos que en las coplas flamencas y también en la Colección de cantes flamencos sentío es sinónimo de «razón, juicio». Se trata de un término característico del lenguaje del cante.

SERRANA Yo no sé lo que le ha dao Esta serrana a mi cuerpo Que jago por esecharla Y más presente la tengo. (p. 125, copla n°70)

¡Qué buen serranyio soy! Que me ises que me baya; Por darte gusto me boy. (p. 78, copla n° 272)

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Serrana, serrano son término pertenecientes a la lengua común, sin embargo, en las coplas flamencas adquieren diferentes significados de los propuestos por el DRAE. Los términos existen también en las hablas andaluzas: serrano,a - 1. que habita en una sierra o ha nacido en ella, 2. perteneciente o relativo a las sierras o serranías, o a sus moradores, 3. natural de Lavalleja, 4. perteneciente o relativo a este departamento del Uruguay, 5. composición poética parecida a la serranilla, 6. canción andaluza, variedad del cante hondo (DRAE). serrana – 1. canción andaluza, variedad del cante hondo, [...] (Alvar Ezquerra, 2000:730). serrano, na – natural de las sierras españolas, excepto las andaluzas, - natural de Serro, - fam. persona graciosa, simpática, de atractivo, [...] (Alvar Ezquerra, 2000:730).

Primer significado que atribuimos a serrana en la Colección de cantes flamencos es el de «la mujer amada». Este término, igual que los términos flamenca, compañera, nenita, etc., sirve de apelativo al que se dirige el cantaor cariñosamente. Este significado coincide con el encontrado en el Tesoro léxico de las hablas andaluzas: con serrana el autor se refiere a «persona graciosa, simpática». Ropero Núñez propone otro significado para serrana, serrano en las coplas flamencas: «gitana, o», «flamenca, o». Este es otro significado de estos términos que se encuentra en las coplas de la Colección de cantes flamencos (Ropero Núñez, 1984:192). En ambos casos se trata de los términos típicos para el lenguaje del cante.

SOLEÁ Ar campito solo Me boy a yorá, Como tengo yena e penas el arma Busco soleá. (p. 132, copla n° 17)

Vente conmigo y serás Capitana e mi barco, Binge e la Soleá. (p. 92, copla n° 354)

Soleá – soleá, soledad, soleares, es un término existente en la lengua común y en las hablas andaluces. Tiene varios significados. soledad - 1. carencia voluntaria o involuntaria de compañía, 2. lugar desierto, o tierra no habitada, 3. pesar y melancolía que se sienten por la ausencia, muerte o pérdida de alguien o de algo, 4. tonada andaluza de carácter melancólico, en compás de tres por ocho, 5. copla que se canta con esta música, 6. danza que se baila con ella (DRAE).

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soleá - forma popular de soledad, tonada, copla y danza andaluzas; el plural es soleares (Alvar Ezquerra, 2000:736).

Ropero Núñez propone tres acepciones de éste término: «soledad, carencia de compañía»; «nombre común o nombre propio que corresponde a una advocación mariana»; «cante flamenco». Precisa, que el plural soleares corresponde al cante soleá y no a la palabra común, soledad. Lo justifica explicando que soleares es un término característico del flamenco y por lo tanto en cada lenguaje diferente puede existir sólo como préstamo del lenguaje flamenco (Ropero Núñez, 1984:201-202). En cuanto a las coplas de la Colección de cantes flamencos, el término soleá se refiere al «nombre que corresponde a una advocación mariana» (copla n° 354) y al «nombre común con el significado de soledad» (copla n° 132).

TERELA Dame la mano hermana, Que no pueo más, Que de fatigas que mi cuerpo terela Se ba al hospital. (p. 139, copla n° 50)

Como señala Machado y Álvarez, terelo significa «tengo». (1998:74) Terelar es un verbo gitano. Los diccionarios proponen estas definiciones: terelar – haber; tener, poseer, existir (Mayo, 1979:72), terelar – haber, tener, poseer; existir (Pabanó, 2007:120), terelar – en la lengua de germanía, tener (Alvar Ezquerra, 2000:763).

Ropero Núñez apunta que es un neologismo caló que surgió por la influencia del lenguaje de germanía y le atribuye el significado de «tener» (1991:197). Atribuimos este significado a terelar en las coplas de la Colección de cantes flamencos.

VALIENTEMENTE/BALIENTEMENTE Valientemente te quiero, Me paesen tus ojitos De bonitos dos luseros. (p. 91, copla n° 344)

Valientemente serrana, Muaste e paresé E la noche a la mañana. (p. 92, copla n° 356)

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Chiquiya, ¡balientemente Dejaste tú mi queré Por er desí de la gente! (p. 42, copla n° 80)

En la copla n° 80 el término es una «[...] verdadera exclamación y puede traducirse por ¡parece mentira!» (Machado y Álvarez, 1998:91). En el Tesoro léxico de las hablas andaluzas encontramos esta definición: valientemente – irón. ¡De qué manera!, ¡cómo! (Alvar Ezquerra, 2000:796).

Sin embargo, en las coplas n° 344 y 356 no se trata de una exclamación. En estas coplas el significado de valientemente coincide con el propuesto por el DRAE: valientemente - 1. con fuerza o eficacia, 2. esforzada y animosamente, 3. con demasía o exceso, 4. con propiedad, primor o singularidad, o con arrojo y brío en el discurso o en el arte (DRAE).

Concluimos que el término valientemente/balientemente aparece con dos acepciones en la Colección de cantes flamencos. Una es española, y su significado coincide con el de la lengua común. La segunda es una exclamación que tiene el significado figurado irónico de «¡de qué manera!». Esta exclamación es un término andaluz.

3.2 El léxico en la Colección de cantes flamencos de Antonio Machado y Álvarez: CLASIFICACIÓN Acabamos de analizar 90 términos pertenecientes a la Colección de cantes flamencos de Antonio Machado y Álvarez. Según las fuentes utilizadas hemos establecido su significado y los hemos clasificado. Concluimos que entre los términos analizados encontramos 29 palabras del caló, 22 términos andaluces, 26 voces flamencas, 10 palabras españolas (de los cuales 6 pertenecen al español estándar y 4 al lenguaje popular) y 3 voces germanescas. A continuación ofrecemos una lista de todos estos términos. 3.2.1 Los términos caló arai - «hombre, caballero», araquerar/anaquerar - «hablar», baes - «manos», barea (forma parte de la expresión Deblica barea) - «excelente», bata - «madre», bato - «padre», caló - «gitano», calorré, calorrí, calorrea - «gitanos», «gitanas»,

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camelar - «cortejar, enamorar, querer», chinis - «alguaciles», chinorré - «niño pequeño», choré, chorreles - «chico», «chicos», chungo, chungamente - «malo», «malamente, deslealmente», currelar - «trabajar», Deblica (forma parte de la expresión Deblica barea) - «Diosa», Dibé - «Dios», dicar - «ver, mirar», diñar - «dar», diquelar - «mirar, ver, percibir», endiñar - «dar», jaras - «onzas», jeres - ver arai, jundanales - «soldados», libanó - «escribano, escritor», merar - «morir»; «matar», parné - «dinero», pira (forma parte de la expresión ir de pira, «ir de juerga») - «fuga, huida», sacais - «ojos», terela - «tiene».

3.2.2 Los términos andaluces amistá - «relaciones amorosas», belén - «lío», bera - «lado», caló/calor - «cariño, protección», charrán - «persona de condición baja, traicionera y desleal», charraná, charranería - «acción propia del charrán», comparito - «amigo», escalicharse - «caerse a las paredes la capa de cal», fario, mal fario – «mala sombra», flamenquillo(flamenco) - «alegre, divertido, rumboso», ley, tener ley - «tener afecto, lealtad, cariño», llamarse al silencio - «guardar silencio, callarse», metal, ser de buen metal - «ser moralmente una buena persona», mota - «dinero», palanguero - «persona que pide públicamente dinero», partías - «acción o comportamiento de una persona», pieras, tirar pieras - «volverse loco», reaños - «las entrañas, el corazón, lo más profundo del ser», rebonita - «muy bonita», sacramenta - «borrachera», sembrá, está sembrá - «tiene gracia, simpatía», ¡valientemente/balientemente - «¡de qué manera!».

3.2.3 Los términos flamencos compañera - «amante, esposa, compañera de la vida», chabá, chabal (del caló) - «muchacho», chabalería (del caló)- «muchachada, niñada», chabosito (del caló)- «hijo», chalá (del caló)- «loca», chiquiya - «amante, esposa, compañera de la vida», churumbel - «hijo», Deblica barea - «diosecita excelente»,

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ducas (del caló)- «penas», fatigas - «sufrimientos físicos»; «penas»; «ansia de amar»; «celos», flamenca - «amiga, compañera, amante», gachó, gachí, gaché (del caló)- «hombre», «mujer», «contrapuesto al gitano; andaluz o castellano», guiyar(se) - «ir(se)», hermana - «la mujer amada», jachares - «tormentos fuertes, apasionados», lililó - «tonto, loco», mare – «la persona amada», nenita - «la mujer amada», nicabar(del caló) – «robar», pirí - «comida», puchar (del caló)- «contar, referir», quejío - «grito, ayeo», salero - vocativo al que se dirige el cantaor, sentío - «razón, juicio», serrano, a - «la mujer amada»; «gitano, a», «flamenco, a», soleá - «nombre que corresponde a una advocación mariana».

3.2.4 Los términos germanescos abiyelar/habiyar - «tener, poseer», fila - «cara», papires - «papeles, bonos».

3.2.5 Los términos españoles arpargata- «tipo de calzado», arpiste - «planta comestible», amarrar - «atar», jaleo - «tipo de cante flamenco»; «tipo de baile flamenco», comare - «amiga confidencial», perra - «mala», petenera - «cante andaluz aflamencado», publicar, publicar guerra - «declarar», rajaos - «falsos», retrechera - «zalamera».

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4. CONCLUSIÓN En este trabajo hemos analizado el léxico de las coplas flamencas de la Colección de cantes flamencos de Antonio Machado y Álvarez. Este léxico está formado, además de las palabras españolas, por los términos caló, andaluces, flamencos o gitano-andaluces y algunas voces del lenguaje de germanía. El análisis de estas palabras está precedido por la teoría sobre cada uno de estos conjuntos. Primero, hemos diferenciado el caló, la lengua de los gitanos, de la germanía, la jerga de los delincuentes, proponiendo sus definiciones exactas. Al hablar del caló, nos referimos a un sistema lingüístico independiente, una lengua, en concreto a la lengua de los gitanos españoles. Al hablar de la germanía (que se divide en antigua y moderna) nos referimos a una jerga, en concreto a la jerga o manera de hablar de los ladrones y rufianes, o delincuentes, que está compuesta por las voces de la lengua española. A continuación hemos presentado el caló en el proceso de su degradación. Después de la adaptación morfológica y sintáctica el caló sufrió la modificación léxica: empezó a recibir las palabras jergales del lenguaje español popular, con la llegada de la moda del flamenco fue contaminado por las voces caló espurias y su mayor degradación provocó la mezcla de su léxico con las voces del argot de la delincuencia. Estos procesos llevaron la lengua de los gitanos españoles al camino de la extinción. Segundo, hemos dividido la germanía en la germanía antigua, que desapareció antes del siglo XVIII, y la germanía moderna, denominada el argot de los delincuentes. Establecimos el principal punto diferenciador de las dos germanías: son los préstamos de la lengua gitana, los del mundo del flamenco, especialmente los términos taurinos, y los préstamos ingleses por los que fue enriquecida la germanía moderna. La germanía antigua carece de este léxico. A continuación, hemos analizado más profundamente el caló. Según Fuentes Cañizares, en la Península Ibérica encontramos varios tipos del caló que se sirven de la estructura sintáctica castellana, portuguesa, catalana o vasca. La documentación más numerosa es la del caló hablado en Andalucía y Extremadura en los siglos XVIII y XIX. Fuentes Cañizares establece el origen de todas las variantes del caló en Andalucía. En cuanto a los préstamos, distinguimos palabras hereditarias o temáticas y los préstamos o las palabras atemáticas. Son precisamente las palabras hereditarias las que nos ayudan a separar definitivamente el caló de la germanía: a pesar de sus rasgos comunes, como el 87

carácter secreto de los dos lenguajes o la presencia de las voces de la germanía antigua en los dos, el caló es específico por poseer las palabras de las lenguas con los que entraron en contacto los gitanos a lo largo de su historia. Se trata sobre todo de las palabras del origen indio, armenio etc. En cuanto a la función del caló, aunque encontramos puntos en común, concluimos que la lengua de los gitanos nunca sirvió de un arma contra la sociedad mayoritaria, no trató de invertir sus valores tal como lo hace la germanía. Tercero, hemos analizado detalladamente la germanía moderna o el argot de los delincuentes y así establecimos definitivamente las diferencias entre la germanía antigua y la moderna. Además de los préstamos gitanos, flamencos e ingleses, el argot de la delincuencia es característico por la creación de los neologismos, mientras que la germanía antigua no presenta ningún grado de la creación y sus voces se conservan en otros lenguajes como arcaísmos. También la función del argot de la delincuencia difiere de la función críptica típica para la germanía antigua. Esta función sí que está presente en el argot de la delincuencia, pero está precedida por la función identificadora de sus miembros. Para terminar la parte teórica de este trabajo, hemos hablado del dialecto andaluz. Se trata del castellano norteño traído al sur de la Península Ibérica transformado e influido por los lenguajes con los que entró en contacto. Para las hablas andaluzas es típica la complejidad, sin embargo, se suele distinguir entre la Andalucía oriental y la Andalucía occidental. Esta división depende de las aportaciones léxicas que fueron traídas al este del territorio (vocablos de Murcia, Aragón, Cataluña) y al oeste (palabras de León, Extremadura y Portugal). En cuanto al origen de otros términos que figuran en las hablas andaluzas, encontramos arcaísmos, mozarabismos, arabismos, gitanismos, italianismos y americanismos. Las hablas andaluzas presentan varios rasgos fonéticos o morfosintácticos que las diferencian del español estándar y de otros dialectos. Sin embargo, los lingüistas señalan sólo el léxico como lo decisivo que nos muestra la peculiaridad del andaluz: existen términos específicos y característicos de Andalucía. Como el léxico peculiar se consideran sobre todo los tecnicismos, las palabras que ya han caído al desuso. Después del análisis de todos los conjuntos que componen el léxico del lenguaje del cante, hemos analizado los términos gitanos, andaluces, flamencos y los existentes en el lenguaje de la delincuencia en las coplas de la Colección de cantes flamenco. Del total de los noventa términos analizados establecimos veintinueve caló, veintidós andaluces, veintiseis flamencos, y tres germanescos. Diez términos son castellanos, pero 88

consideramos interesante señalar el significado o sus matices que adquieren en las coplas o en otros lenguajes.

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